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El derecho romano como fuente del derecho civil

en Latinoamérica

Importancia del Derecho romano.


El Derecho Romano es el fundamento del cumplimiento de leyes en sociedad para lograr así un desarrollo
económico, social y político. Con esa finalidad, teóricos del Derecho elaboraron un código escrito para dar a
conocer a cada quien sus derechos y deberes.

Este código tipificado, denominado “Código de las XII Tablas”, vino a resolver una problemática que
afrontaba la población romana. Con el objetivo de otorgarle a los ciudadanos igualdad, justicia, propiedad y
un papel en la sociedad, a cambio de la resolución de los conflictos en ese momento.

Unos siglos más adelante, mediante la creación del “Código de Justiniano”, se logró la universalidad del
Derecho Romano, su perdurabilidad en la historia y su utilización por gran parte del mundo. Por ende, el
derecho actual no es otra cosa que el Derecho Romano actualizado, adaptado a la realidad de la sociedad del
presente.

En el Derecho Romano existen dos aportes jurídicos, que establecen un antes y un después en el aparato
legal mundial, que cualquier abogado debe conocer por su inmensa importancia, se trata de:

 La Ley de las XII tablas.


 Corpus iuris Civilis o Código de Justiniano.

Influencia del derecho romano


Una de las mayores influencias del Derecho Romano es en el derecho procesal civil, porque
básicamente fueron los creadores del sistema jurídico actual, otorgándoles a los
ciudadanos romanos la posibilidad de defender sus derechos. Eso se evidenció en la designación de un
pretor por parte del Estado.

El derecho romano se considera un excelente medio de educación jurídica. Los grandes jurisconsultos
romanos, principalmente de la época clásica (entre el 130 a. C. y el 230 d. C.) brillaron por su capacidad
creadora de nuevas instituciones, con su plasmado pragmático sobre el edicto pretorio, buscando
siempre la consecución del ideal de justicia procedente de la filosofía griega del suum cuique tribuere
(dar a cada uno lo suyo). Leibniz los comparaba con los matemáticos que aplicaban sus principios
como fórmulas algebraicas. Asimismo, el derecho romano es indispensable para comprender la
historia y literatura romanas, ya que los ciudadanos romanos estaban iniciados para la práctica del
derecho y tenían una inclinación natural hacia su estudio.
Los latinoamericanos fuimos incorporados al derecho romano en la forma en que lo habían asumido
Castilla y Portugal, igual que a la denominada cultura occidental.

Es éste un hecho histórico, al margen de como cada quien desee tomarlo, según sus inclinaciones
ideológicas y afectivas. En eso nos identificamos y aproximamos los pueblos que habitamos del río
Bravo a la Patagonia, a despecho de la magnitud de la cuota de origen en cada cual o de sus
debilidades extranjerizantes, fuera o dentro del continente. Nuestros ordenamientos, nuestra
doctrina, nuestra práctica del derecho pertenecen a la denominada tradición romanista, es decir,
también por ese concepto estamos enclavados en el continente europeo y así todos hayamos de
observar en carne propia la presencia de tres culturas, sin que importe el coeficiente de cada cual, el
hecho es que América Latina es la ribera occidental de Europa y, más propiamente, del continente
europeo, quiéranlo o no reconocer europeos y americanos, y que en dicho fenómeno no es lo menos
importante su alineación jurídica: somos países de "derecho romano", o con otra expresión hoy más
en boga, la nuestra es una tradición de civil law.

Un sistema jurídico único; reverenciado, admirado hasta la idolatría, a la vez que denostado y
combatido. Un derecho que se dio como la expresión paradigmática del derecho por excelencia y que
sucesivamente ha sido rechazado por nacionalismos y colectivismos, derecho vigente, derecho
formador e informador, "duro para morir", cuyo significado y función para nosotros es necesario
establecer.

Los latinoamericanos... ¿qué somos? Aún andamos en busca de nuestra identidad, como nación
continental.

¿Qué quedó del derecho aborigen? Unas son las huellas espléndidas, sobrecogedoras de varias
civilizaciones precolombinas, que hoy se pueden apreciar in situ o en museo, para admiración y pasmo
de visitantes forasteros y nativos, otra cosa son la cultura, las instituciones, los hábitos, que poco
tienen que ver con aquellos ancestros, o que se mimetizaron con aquellas de los conquistadores que
avasallaron e impusieron sus conceptos, prácticas, vicios, a perpetuidad

Hoy el derecho romano va siendo paulatinamente relegado. En cuántos planes de estudio suplantado
por la sociología jurídica; en muchos otros reducido a un capítulo más en la historia del derecho, sin
que en tal determinación administrativa hayan dejado de influir prejuicios políticos y étnicos, como
tampoco la cortedad de los romanistas, ora en su perspectiva, ora en sus propios conocimientos.

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