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13 DE FEBRERO DE 2018
KARLA PAOLA TORRES RUIZ
Universidad Continente Americano
1
13. Febrero. 2018
Ubiquémonos en épocas más antiguas cuando no se conocían cosas como qué era la
gravedad o que el mundo era redondo.
En esta época la vida misma era un misterio. Uno que solo los más valientes, curiosos y
preparados hombres se aventuraban a descifrar. Y es que, me parece que aquí está la
cuestión, eran hombres que pensaban. Que analizaban y se tomaban la delicadeza de
observar el mundo que los rodeaba, de cuestionarse cosas tan “insignificantes” con una
trascendental respuesta oculta. Algunos incluso solo contaban con su intelecto y tiempo
para intentar entender su entorno. Hay quienes incluso contaban con el apoyo de otros
intelectuales para lograron su cometido uniéndose así por una misma causa.
Así que, le pregunto al lector ¿Qué nos diferencia de los hombres de esa época? Mi
respuesta sería que ellos leían, investigaban, se interesaban. Y sobre todo que ellos
tenían que esforzarse para obtener respuestas. Estas no les caían de cielo, debían
trabajar por ellas.
Por lo que creo que el problema que originó esta pregunta planteada como título
principal de este texto, va más allá del qué es mejor (si investigar en libros o en la tan
polémica fuente de Internet)
Es justo entonces hablar de la vida actual que tiene un ritmo más bien acelerado y que
está en una búsqueda constante de la comodidad del ser humano. Por ejemplo, tenemos
Estamos en la búsqueda de ahorrar tiempo. Pero, ¿por qué estamos tan obsesionados
con el tiempo? ¿Es acaso todo parte de una búsqueda de la inmortalidad? ¿De
aprovechar los momentos que tenemos para hacer más cosas y ser más productivos cada
vez? ¿De alargar el tiempo haciendo que rinda más? ¿Para qué quiero ahorrar tiempo en
esa fila de pago de servicios?, ¿para pasar más tiempo con mis seres queridos? O ¿para
hacer otra actividad ahorradora?
Incluso nuestras interacciones se han vuelto ahorrativas. Dígase el caso de los celulares
en donde ahora resumimos emociones con una sola imagen o frase. ¿Dónde quedaron
esas interacciones cara a cara? El contacto humano, no a través de una pantalla.
Pienso que entonces todo este problema de la investigación a través del Internet no es
más que otra forma de ahorrar tiempo. Pero al hacerlo solo nos perjudicamos, ya que el
aprendizaje no será tan fructífero como lo sería si leyéramos un libro sobre el tema.
Y es que tengo varias razones para estar a favor de la investigación por libro en lugar de
Internet.
Para empezar, ¿qué es Internet? Según la Real Academia de Lengua Española, es una
“Red informática mundial, descentralizada, formada por la conexión directa entre
computadoras mediante un protocolo especial de comunicación”. Por lo que se
entiende entonces que al ser una red informática formada por varias computadoras,
cualquiera tiene acceso a ella. Si es así, cualquiera puede aportar sus ideas y aunque esto
es muy bueno en el área de libre expresión, no es tan bueno al tratar de obtener fuentes
certeras. Ya que no podemos estar seguros de la veracidad de la información
En cambio, al leer un libro tenemos la certeza de que este ha sido escrito por personas
que saben de lo que hablan. Que conocen diferentes puntos de vista literarios sobre
dicha investigación. Y no solo eso, sino que al investigar en libros podemos estar
seguros que ha sido revisado por varias personas calificadas en el tema hasta permitir
publicarlo. Podemos estar seguros de que las editoriales no publican cualquier cosa sin
tener una fuente confiable, sin que existan varios fundamentos detrás del contenido del
texto publicado.
Mi segunda razón para decir que la investigación en libros es mejor que el Internet es
que al leer en libro el aprendizaje es más enriquecedor en el sentido de que obtenemos
información sin querer.
¿A qué me refiero con esto? Que al leer un libro, al hojearlo podemos conocer sin
querer información relacionada con nuestra pregunta inicial. En el Internet acostumbras
a escribir la pregunta que te interesa directamente en el buscador y todo se vuelve más
rápido, está más “a la mano”. No tienes que tomarte tu tiempo revisando el índice del
libro para dar con la respuesta o si no lo tiene, pasar hoja por hoja descubriendo el
contenido del mismo.
Mi tercera razón es que en el Internet no existe una conexión real con el autor. Quiero
decir que al encontrar información que buscamos en una fuente cualquiera, es común
que solo nos arrojen la información crudamente.
En cambio en el libro el autor se preocupa por desglosar sus ideas. Por darte a entender
la información, busca que la comprendas porque finalmente escribe para eso, para
compartir información y conocimientos. No es solo resolverte la vida dándote
exactamente lo buscas. Es un pasaje que él está dispuesto a recorrer junto a ti en camino
a la verdad.
Mi cuarta razón tiene que ver con que usualmente dentro de las fuentes de Internet no
existe una variedad de información.
Con esto quiero decir que muchas veces al buscar dentro de la red encuentras la misma
información en diferentes fuentes, lo que te impide profundizar en tema si ese es tu
objetivo. Y es que entonces te das cuenta de la carencia de información que realmente
existe aquí.
En cambio en los libros no tienes este problema, ya que existen muchos libros sobre el
mismo tema. Cada libro siendo diferente por el enfoque que le dan los autores. Además
de que te ofrecen algunos más o menos información, lo que te permite complementar la
investigación entre ellos.
Es fácil darse cuenta de que con los libros se puede comprender mejor el tema al tener
diferentes puntos de vista y explicaciones que optimizarán tu aprendizaje.
Aquí retomo un poco lo que comentaba al principio de este documento. Sobre las
facilidades que ofrece la vida actual.
Me parece que los libros nos enseñan a indagar, que no podemos obtenerlo todo fácil y
rápido. Nos recuerdan que la vida es para vivirla y no a medias. No con prisas o de
forma “ahorrativa”. Bien dicen que las mejores cosas se toman su tiempo. Creo que es
cierto pues es necesario tomarnos el tiempo para alcanzar y procesar el conocimiento.
No me detengo a desarrollar mucho este punto puesto que siento que ya he explicado mi
postura ante tal cuestión. Pero aun así me parecía importante dejarlo estipulado como
una de las razones por las que creo mejor indagar en un libro que en Internet.
Estas serían los motivos más importantes que encuentro ante la importancia de los libros
frente a Internet en una investigación.
Retomo ahora, para ir cerrando tema, la idea de que la falta de interés y un inexistente
hábito de lectura pueden afectar a la pregunta principal.
Pensando mucho en ello, me parece comprensible como muchas personas que no tienen
ese hábito de leer optan por el camino fácil y deciden recurrir a diferentes fuentes de
Internet. Es un factor decisivo para la elección de herramienta de investigación.
En la actualidad pienso que estos dos factores son bastante comunes en los estudiantes.
Las facilidades que se les proporcionan tampoco ayudan mucho que digamos. No
hacemos más que darles más herramientas aún para evitar trabajar e introducirlos ante
este ritmo frenético de vida.
Pero en fin, no por esto quiero darle a entender al lector que satanizo el Internet y sus
fuentes. Me parece una gran herramienta que ha sido mal utilizada. Y lo peor es que no
nos enseñan a manejarla.
Después de todo, existen formas más confiables dentro de Internet para obtener
información si no se tiene la oportunidad de consultar un libro. Ya sean libros
académicos en formato electrónico, que algunos en la comunidad facilitan al público en
general o páginas oficiales de organizaciones respetables que se integran a este mundo
moderno del contacto tecnológico.
Concluyo entonces presentando al lector algunas frases sobre la lectura. Que aunque no
recuerdo donde o cuando me topé con ellas, no por eso carecen de significado.
Exhortándolo también, a juzgar por sí mismo qué fuente es mejor. Cuál se adecua más
a sus necesidades y sobre todo estándares de calidad en cuanto a información requerida.
Recordando además que este artículo es tan solo una perspectiva de acuerdo a mi
experiencia.
-MIGUEL DE UNAMUNDO
– FRANZ KAFKA
“La lectura es la gran proveedora de argumentos, la clave para que los demás te
escuchen”