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UNA HABITACION PROPIA ® Austral Singular (hese e oar con Edo Pants span Tito gal: 4 rm of one's on Vieni Woot £929; Quen Belly Angeica Gare © Tragic: aura Poa © 1967, 2016 Fr lant, S.A. Bal, Espa Devs sero © 2017, fl lnc Micra, S.A. CV. ‘Avni Presee Masri m1, otc V Sein, Miguel Hg CPE, Cad de Meco Dias de colin: Atl Are Eri! Gry Pants Msc depo atc mera en pean Espa bree de 2016 ISHN ove oes Primer ein mgr en México en Boke: oven de 2017 ‘asin cara reimpresin x EN en Boke over de 2021 No se permite pacino pri ete ibe irra ti ase nema, rans en cualquer orm © por clue Deo, se ote roan mec, por fp or ain Wee ton el parm vy prs on reel ori {a infaci de os deren menionados pode ser comnts de dle ‘cna propiedad tect (Ane 2393 tenes la Ley Pedra Darechos Ue Aur) Art 424y signe dt Cio Pena, Si nosst fooopir 0 escanse agin fragmento de et ober ise a (Cet (Ceno Meena de roc y Fane de os Dees de Alor, Iniseww compres Ines no led Impress Ta, SA eC ‘Aero deer 3, Colo Gata Sa Anton, ala C0570, Chand de Mess. Biografia Virginia Woolf (Londres, 1882 - Lewes, Sussex, 1941) es uno de los mayores exponentes de Ia li- teratura del siglo xx. Hija de! conocido hombre de lexras sir Leslie Stephen, a su formacién inte- lectual contribuyé en gran medida el ambiente familiar. Al morir su padre, Virginia y su hermana Vanessa dejan ol elegante barrio de Kensington y settrasiadanal de Bloomsbury, ms modesto y algo bohenio, que ha dado nombre al brillante grupo formado alrededor de las hermanas Stephen. En 1912, Virginia se cas6 con el economista Leonard, . Woolf, y juntos fundaron Hogarth Press, que desempend un importante papel en la literatura inglesa de entreguerras. Tras sus primeras nove- las, la autora quiso romper con los cénones tradi- cclonales y se situé con EI cuarto de Jacob (1922) fen la corriente del monélogo interior y del fluir de la conciencia. A ésta siguieron obras cada vez mas ambiciosas como La sefiora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928), Las olas (1931) 0 Los aos (1937), con las que se consagré como una de las figuras mas representativas de la novelis- tica inglesa experimental. Aterrada por la idea de la locura, que al parecer unos posibles sintomas le hiceron presenti, el 28 de marzo de 1941, Vir- Ginia Woolf se suicidé ahogandose en el rio Ouse. UNA HABITACION PROPIA* * Este ensayo est basa en do conferencias dads en oct ‘ede 1928 en la Sociedad Literaria ce Newham y la das de Gir- {on Los textos eran demasiado largos para se leks n total sda: posteroemente futon alterados¥ampliados. 7 cAPtruLo 1 Pero, me dirtis, le hemos pedido que nos hable de las mujeres y la novela, ;Qué tiene esto que ver con una habitacidn propia? Intentaré explicarme. Cuando me pedisteis que hablara de las mujeres y la novela, me sen- t€ aorillas de un rio y me puse a pensar qué significa- rian esas palabras. Quizis implicaban sencillamente unas ‘cuantas observaciones sobre Fanny Burney; algunas iis sobre Jane Austen; un tributo a las Bronté y un es- bozo de la rectoria de Haworth bajo la nieve; algunas aguiezas, de ser posible, sobre Miss Mitford; una alu- sidn respetuosa a George Fliot; una referencia a Mrs. Gasiell y esto habria bastado. Pero, pensindolo mejor, ‘estas palabras no me parecieron tan sencillas, El titulo las mujeres y la novela quiza significaba, y quizis era ste el sentido que le dabais, las mujeres y su modo de ser50 las mujeres y las novelas que escriben; o las muje~ res y las fantasias que se han escrito sobre ellas; 0 quizés estes tres sentidos estaban inextricablemente unidos y asies como queriais que yo enfocara el tema, Pero cuan- ° ido me puse a enfocarlo de este modo, que me parecié et ‘mas interesante, pronto me di cuenta de que esto pre- sentaba un grave inconveniente. Nunca podria Hegar a tuna conclusién. Nunca podria cumplir con lo que, tengo entendido, es el deber primordial de un conferen- ciante: entregaros tras un discurso de una hora wna pe- pita de verdad pura para que la guardarais entre las ho: jas de vuestros cuadernos de apuntes y la conservarais para siempre en la repisa de la chimenea, Cuanto podia mn sobre un punto sin demasia- dda importancia: que una mujer debe tener dinero y una lofreceros era una opi hhabitacién propia para poder escribir novelas; y esto, ‘como veis, deja sin resolver el gran problema de la ver= ddadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza dle a novela, He faltado a mi deber de legar a una con- clusion acerca de estas dos cuestiones; las mujeres y la novela siguen siendo, en lo que a mi respecta, proble- ‘mas sin resolver. Mas para compensar un poco esta fal- ta, voya tratar de mostraros cémo he llegado a esta opi- nin sobre la habitacién y el dinero. Voy a exponer en ‘vuestra presencia, tan completa y ibremente como pc da, la sucesion de pensamientos que me levaron a esta idea. Quiz si muestro al desnudo las ideas, los prejui= cios que se esconden tras esta afirmacién, encontraréis {que algunos tienen alguna relacién con las mujeres y ‘otros con la novela. De todos modos, cuando un tema se presta mucho a controversia —y cualquier cuestién, relativa a los sexos es de este tipo— uno no puede espe- tar decir la verdad. Sélo puede explicar cémo lleg6 a profesar tal o cual opinidn. Cuanto puede hacer es dar a su auditorio la oportunidad de sacar sus propias con- elusiones observando ls limitacones, los prejucios, las idiosincrasias del conferenciante. Es probable que en este caso la fantasia contenga mas verdad que el hecho. Os propongo, por tanto, haciendo uso de todas ls i- bertads ylicencias de una novelist, contaros la histo- ria de los dos dias que han precedido a esta conferencias contaros c6mo, abrumada por el peso del tema que ha- biaiscolocado sobre mis hombros, lo he meditado e in- corporado a mi vida cotidiana. Huelga dece que cuan- to voy a descrbircarece de exstencias Oxbridge es una invencién; lo mismo Feraham; «yo» no es mas que un téemino prictico que se refiere a alguien sin exstencia real. Manarin mentiras de mis labios, pero quizis un poco de verdad se halle mezclada entre ella; 0s corres- onde a vosotras buscar esta verdad y decidir si agin trozo merece conservarse. Si no la echis entera ala pa~ pelera, naturalmente,y os olvidis de todo esto Me hallaba yo, pues (Iamadme Mary Beton, Mary Seton, Mary Carmichael 0 cualquier nombre que os guste, no tiene la menor importancia), sentada a orillas, de un rio, hari cosa de una 0 dos semanas, un bello dia, de cctubre, perdida en mis pensamientos, Este collar ‘que me habfais atado, las mujeres la novela, la necesi- ‘dad de llegar a una conclusién sobre una cuesti6n que levanta toda clase de prejuicios y pasiones, me hacia ba- jar le cabera. A derecha e izquierda, unos arbustos de no sé qué, dorados y carmesies ardian con el color, hasta parecian despedir el calor del fuego. En la otra orilla, los sauess sollozaban en una lamentacién perpetua, el ca- belle desparramado sobre los hombros. El rio reflejaba lo que le placia de cielo, puente y arbusto ardiente y cuando el estudiante en su bote de remos hubo cruzado Jos reflcjos,volvgronse a cerar tras , completamente, como si nunca hubiera existido. Uno hubiera podide Permanccer alli sentado horas y horas, perdido en sus pPensamientos. El pensamiento—para darle un nombre ‘mis noble del que merecia— habia hundido sa cana en lio, Oscilaba, minuto tras minuto, de aqui para all, entee los reflejos y las hierbas, subiendo y bajando con 1 agua, hasta —ya conoctis el pequeno tirén—la sbi- ta conglomeracin de una idea en la punta de la cana; y Juego el prudent trar de ella el tenderla cuidadosa- ‘mente en la hierb. Pero, tendido en la hierba, qué pe- ‘quetto, qué insignificant parecia este pensamiento mio; la clase de pez que un buen pescador vuelve a meter en agua para que engorde y alin dia vaga la pena coc- narlo y comerlo. No os molestaré ahora con este pensa- ‘iento, aunque, si observa con cuidado, quis lo des ‘cubrdis vosotras mismas entre todo lo que voy a decir, Pero, por pequento que fuera, no dejaba de tener la misterios propiedad caracteristica de su especie: de- ‘wuelto a la mente, en sepuida se volvié muy emocionan- tee importante; yal brincar y caer, y chispear de un Iado a otro, levantaba tales remolinosy tal tumulto de ideas que era imposible permanecer sentado, Asi fue cémo me encontré andando con extrema rapidez por tun cuadro de hierba. Irguidse en el acto la silueta de un hombre para interceptarme el paso. ¥ al principio no comprendi que las gesticulaciones de un objeto de as- ecto curioso, vestido de chaque y camisa de etiqueta, iban dirigidas a mi, Su cara expresaba horror ¢ indigna- ‘ino, mi vid, i destin, Lavoe roja ora: «Cerca est, cerca ‘sty la rosa Blanca sola leg tarde la espucla de cable ro escicha «Oligo, ogo ya azacena murmurs: Espero Whose boughs are bent with thick-st fruit; ‘My heart is like a rainbow shell That paddles in a halcyon sea; My heart is gladder than all these Because my love is come to me. Bra esto To que las mujeres canturreaban en los al- rmuerzos antes de la guerra? Resultaba tan absurdo ima- ginar a alguien canturteando estas costs, aun por lo bajo, en los almuercos de antes de a guerra que me eché a reir y tuve que explcar mi rsa senalando el gato, que efectivamente tenia un aire un poco absurd, pobre bi cho, sin cola, en medio del césped. jHabia nacido ast 0 habria perdido su cola en un accidente? Elgato sin cola, aungue dicen que hay algunos en la isla de Man, es un animal mis raro de lo que suele ereerse. Es un animal extra, mis pintoreo que hermoso. Es curioso lo que Je cambia a uno una cola. Ya sabéis a clase de cosas aque se dicen hacia el final de un almuerzo, cuando la gente anda en busca de sus abrigos y sombreros. ste, gracias a a hospitalidad del anfitrién, habia

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