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a ENTREMES DEL JUEZ DE LOS DIVORCIOS Sale el Juez, y otror dot con él, que son Excribano y Procurador. y siéntase en una silla: salen el Vejete y Mariana, su mujer. Man. Aun bien que esté ya el sefor juez de los divorcios sentado en Ia silla de su audiencia. Desta vez tengo de quedar dentro o fuera; desta vegada ten- go de quedar libre de pedido y akabala, como el eavilén. Ver. Por amor de Dios, Mariana, que no almodo- nees? tanto tu negocio; ‘habla paso, por la pasién que Dios pass; mira que tienes atronada a toda Ia vecin- dad con tus gritos; y, pues tienes delante al seflor juez, con menos voces le puedes informar de te justia, Juez. {Qué pendencia trasis, buena gente? 1 Dante vga. dre de pedo y sleabla camo a gli, ssonanieylareaiomo ‘seneda, ye ebuneda yor Joan Valli, tena de wait nda Arn dea eens €2 tpn por I green te." Fd Leber, te re te cat, de iat eet de Pro Line deArala, Valen ‘asate Toe8 pp. 28238 a! et de tay Lit de Gamage all ‘inn "moeaa "que oguia dora. ga ev De eae lease el comn"proet. que dice Ausen como tet ‘inp come Uae Mbt” ln lees ree de ppee pects B dedoart i nls ge la aides ca intone oh ea orci a ede, a MIGUEL DE CERVANTES Mar. Sefior, idivoreio, divorcio, y més divorcio, y otras mil veces divorcio! Juez, {De quién, o por qué, seiora? Mar. {De quién? Deste viejo, que esté presente Juez. iPor qué? Man. Porque no puedo suftir sus impertinencias, ni estar contin alenta a curar todas sus enfermedades, ‘que son sin ndmero; y no me eriaron a mi mis padres para ser hospitalera ni enfermera. Muy buen dote llevé Al poder desta espuerta de huesos, que me tiene con- sumidos los dias de la vida; cuando entré en su po- der, me relumbraba Ia cara como in expeio, y agora Ja tengo con una vara de frisa> encima. Vuesa mer- ced, seflor juez, me desease, si no quiere que me ahor- ‘que; mire, mire los surcos que tengo por este rostro, de Tas Idgrimas que derramo cada dia, por verme casada ‘con esta anotom. ‘urz. No lords, sefora; bajad la voz y enjugad las igrimas, que yoo: haré justcia. ‘MAR. Déjeme vuesa merced lorar, que con esto descanso. En los reinot y en las republicas bien orde- nadas, habia. de ser limitado el tiempo de los matrimo- nis, y de tres en tres aflos se hablan de deshacer, 0 confirmarse de nuevo, como cosas de_artendamiento, ¥ no que hayan de durar toda la vida, con perpetuo dolor de entrambas partes. ‘TuRZ. Si ese arbitrio se pudiera © debiera poner en pritica, y por dineros, ya se hubiera hecho; pero es pesificad mis, sefiora, las ocasiones que os mueven & pedir divorcio, ‘Man. El ivierno de mi marido, y I primavera de ri edad; el quitarme ef suefio, por levantarme a me- dia noche a calentar patios y saquillos de salvado para pponerle en la ijada; el ponerle, ora aquesto, ora aque- 2 Frise aio de I", Ore ssp, mania one tue aria cara ‘pene del ror trade) Va ELIVEZ DE LOS DivoRcIos 63 Ma ligadura, que ligado Je vea yo a un palo por jus- ticia; el cuidado que tengo de ponerle de noche alta cabecera de la cama, jarabes lenitivos, porque no se ahogue del pecho; y el estar obligada a sufrirle el ‘mal olor de Ia bota, que le gilele mal a tres tiros de areabuz, Esc. Debe de ser de alguna muela podrida Vex. No puede ser, porque Hleve el diablo Ia muela ni diente que tengo en toda ella Proc. Pues ley hay, que dice (Gegiin he oldo decir) ‘que por sélo el mal olor de la boca se puede desc{as}ar Ja mujer del marido, y el marido’ de la mujer. ‘Ves. En verdad, sefiores, que el mal aliento que ella dice que tengo, no se engendra de mis podridas mue- las, pues no Iss tengo, ni menos procece de mi esté- ‘mayo, que esté sanisimo, sino desa mal intencién de su pecho. Mal conocen vuesas mercedes a esta sefora; pues a fe que, si la conociesen, que la ayunarian, 0 la santiguarfan.* Veinte y dos aflos ha que Vivo con ella mdrtir, sin haber sido jamds confesor ée sus insolen- cias, de sus voces y de sus fantasias, y ya va para dos alos que'eada dia me va dando vaivenes y empujones hhacia Ia sepultura, a {puras]* voces me tiene medio sordo, y, a puro refir, sin juicio. Si me cura, como lla dice, cirame a regafiadientes; habiendo de ser suave Ia mano y Ia condicién del médico. En resolu ign, seiores, yo soy el que muero en su poder, y ella fe 1a. que vive en el mio, porque es sefior, con mero ‘mixto imperio,” de la hacienda que tengo. * Panola de nee ete cabo ot rage tes’ Te / cabeza Yo pee BSE Rc tele ey tne it Soe “ee aera nao 1 ca a ; ! 64 MIGUEL DE CERVANTES Man. Hacienda yuestra? y_jaué hacienda tenéis vos, que no la haysis ganado con la que Ilevastes en ‘mi dote? Y son mios la mitad de los bienes ganan- ciales, mal que ot pese; y dellos y de la dote, si me ‘muriese agora, no os dejaria valor de un maravedt, porque velis el amor que os tengo. Juez, Decid, sefor: cuando entrastes en poder de ‘voestra. mujer, m0 entrastes gallardo, sano, y bien acondicionado? ‘Vi. Ya he dicho que ha veinte y dos aos que fentré en su poder, como quien entra en el de un ¢6- mitre calabrés remar en galeras de por fuerza, y fentré tan sano, que podla decir y hacer como quien jvega a Tas pintas.* “Man. Cedacico nuevo, tres dias en estaca.? Juez Callad, callad, nora en tal! mujer de bien, y andad con Dios; que yo no hallo causa para desca- Sates; y, pues (comistes las maduras, gustad de las duras;) que no estd obligado ningun marido a tener la Velocidad y corrida del tiempo, que no pase por su puerta y por sus dias: y descontad los malos que ahora ‘05 da, con los buenos que os dio cuando pudo; y no repliquéis mis palabra ‘Vel. Si fuese posible, recibiria gran merced que vyuesa merced me la hiciese de despenarme, alzindome esta carceeria; porque, dejindome asf, habiendo ya lle~ ado a este rompimiento, seré de nuevo entregarme al Yetdugo que me marttie ; y si no, hagamos una cosa fencigrrese ella en un monesterio, y yo en otto; parti ‘mos la hacienda, y desta suerte podremos vivir en paz ¥ en servicio de Dios lo que nos queda de la vida. ‘Max, {Malos alios! ;Bonica soy yo para estar en- cerrada! No sino llegaos a la nifia, que es amiga de 8 Decs y hacer. “Boidar quer” Compara l jnge amurss op jogs een ptan Sebel eal herder % laces ‘muceo true dian em efoce “De io que dt poco Me re “ats rt Saal Sgro ai gine oe ta hae Cojo” Sind 1m, ELJUEZ DE LOS Divorclos 6S redes, de tornos, reas y eseuchas; encerraos vos, que lo podréis llevar y sufrir, que, ni tenis ojos con qué Yer, ni ofdos con qué it, ni pies con qué andar, ni ‘mano con qué:tocar: que yo, que estoy sana, ¥ con todot mis cinco sentidos cabales y vivos, quiero usar dellos a Ia descubierta, y no por brijul, como quinola dudosa. # Esc. Libre es la mujer. Proc. Y prudente el matido; pero no puede més. Juez Pues yo no puedo hacer este divorcio, quia ‘mullam Invenio ceusam. Enira un Soldado bien aderezado, y su muler ‘doa Guiomar, Gio, ;Bendito sea Dios!, que se me ha cumpli- do el deseo que tenia de verme ante la presencia de ‘Yuesa mereed, a quien suplico, cuan encarecidamente ‘puedo, sea servido de descasarme dést. Juez {Qué cosa es déne? {No. tiene otro mom- bre? Bien fuera que dijérades siquiera: “deste hombre™ Guiom. ‘Si Al fuera hombre, no procurara yo des Juez Pues iqué es? Guiom. Un lef, Sow. [Apurte) Por Dios, que he de set lefly en callar y en sufrir. Quizé con no defenderme, ni con- tradecir a esta mujer, el juez se inclimré a condenar- mme;_y, pensando que me castga, me sacaré de cau- tiverio, como si por’ milagro se librase un cautivo de Jas mazmorras de Tetuén. Bucchas Sy lame at be none ie poe fel s tee “ee ol Neato {S” taaa, Juego de saipe y Jasee pcp del. one, conan tu ean custo ettan” den pelo Chatridaaeny” “Re ites acest ‘Ee pers we ee ate? ee ate nt ca MIGUEL DE CERVANTES Paoc. Hablad més comedido, seiora, y relatad vues- to negocio, sin improperios de vuestro' marido, que el efor juez de los divorcios, que esté delante, miraré Fectamente por vuestrajustcia. ‘Guiow. Pues {no quieren vuesas mercedes que lame Jeo a una estatua, que no tiene més acciones que un ‘madero? Man. Esta y yo mos quejamos sin duda de un mis- ‘mo agravio. ‘Gun. Digo, en fin, sefor mio, que a mi me casa- ron con este hombre, ya que quiere vuesa merced que ast lo llame, pero no es este hombre con quien yo me case Juez {Cémo es e107, que no os entiendo. GvIow. Quiero decir, que pensé que me casaba con ‘un hombre moliente y corriente, y a pocos Aas hallé ‘que me habla casado con un leo, como tengo dicho; Porque él no sabe cudl es su mano derecha, ni busca ‘medios ni trazas para granjear un real con que ayude f sustentar su casa y familia, Las mafanas se le pasan fn oir misa y en estarse en la puerta de Guadalajara ‘murmurando, sabiendo nuevas, diciendo y escuchando ‘mentiras; y las tardes, y aun las maflanas también, se vva de casa en casn de juego, y all sirve de nimero Tos mirones, que, segiin he oldo decir, es un género de gente a quien aborrecen en todo estremo los gari- teros. A las dos de la tarde viene a comer, sin que le hayan dado un real de barato, porque ya no se usa cl darlo; vuelvete a ir; vuelve media noche; cena si lo halla; y si no, santiguase, bosteza, y acuéstase ¥en toda Ia noche io sosiega, dando vueltas. Pre- ‘lntole qué tiene. Respéndeme que esté haciendo un soneto en la memoria para un amigo que se le ha pe- ido; y da en ser poeta, como si fuese oficio con ‘quien no estuviese vinculada Ja necesidad del mundo. ‘Soup, Mi sefiora dofia Guiomar, en todo cuanto ha icho, no ‘ha salido de los limites'de la razén; y, si yo mo Ia tuviera en lo que hago, como lla la tiene BLaUEZ DE LOS Divorcios 67 fen Jo que dice, ya habia yo de haber procurado algin favor de palillos™ de aqui o de all, y procurar ver~ me, como se ven otros hombresitos aguditos y bulli- clotos, con una vara en las manos, y sobre una mula de alquiler, pequeta, seca y maliciosa, sin mozo de rmulas que le acompafic, porque las tales molas munca se alquilan sino a falias y cuando estin de nones; sus alforitas a Tas ancas, en la una un cuello y una ea- misa, y en Ia otra su medio queso, y su pan y su ota; sin afiadir a los vestidos que ine de ria, para de las malas mafias de la harona, y, a cabo de pocos las, envia a su casa algiin pernil de tocino, y algunas vyvarat de Henzo erudo; en fin, de aqzellas’ cosas que vyalen baratas en los lugares del distito de su comi- sidn, y con esto sustenta su casa como el pecador me- jor puede; pero yo, que, ni tengo olicio, {ni benefi- io}, no sé qué hacerme, porque no hay sefior que ‘quiera servirte de mi, porque soy casado; asf que, me serd forzoso suplicar a vuesa mereed, selor juez, pues ya por pobres son tan enfadosos los hidalgos, y mi mu- jer lo pide, que nos divida y aparte. Guiow. Y hay més en esto, sefior juez; que, como ‘yo veo que mi marido es tan para poco, y que padece ‘ecesidad, mugrome por remedial, pero mo puedo, porque, en resolucién, soy mujer de tien, y no tengo de hacer vileza. 1 alin, Reni ago, sisiabelllon con goat 6 MIGUEL DE CERVANTES Sou. Por eso solo merecfa ser querida esta mujer; pero, debajo deste pundonor, tiene encubierta In mis ‘mala condicion de la tierra; pide celos sin causa; rita sin por qué; presume sin hacienda; y, como me ve ppobre, no me estima en el baile del rey Petico; ® y 5 Io peor, sefior juez, que quiere que, a trucco de Ia fidelidad que me guarda, le sufra y disimule millares dde-millares de impertinencias y desabrimientos. que tiene, Guo. {Pues no? Z¥ por qué no me habéis vos de guardar'a mi desoro y respeto, sendo tan buena ‘como 0’ SoU. Oid, sefiora dofia Guiomar: aqut delante det- tos sefiores os quiero decit esto: Por qué me hactis cargo de que ois buena, estando vos obligada a serlo, ppor ser de tan bueno: padres nacida, por set erst. rma, y por lo que debéis a vos misma? Bueno es que ‘Quieran las mujeres que las respeten sus maridos por ‘que son castas y honestas; como si en solo esto con- sistese, de todo en todo, su perfeccién; y no echan de ver los desaguaderos por donde desaguan la fine- za de otras mil virtudes que les faltan! {Qué se me ‘da a mi -que sedis easta con vos misma, puesto que se ‘me da mucho, si ot descuiddis de que lo sea vucstra, ctiada, y si anddis siempre rostituerta, enojada, celosa, pensatva, manirrota, dormilona, perezosa, pendenciera, ‘srufidors, con otras insolencias deste jack que bastan 42 consumir las vidas de docientos maridox? Pero, con odo esto, digo, sefior juez, que ninguna cosa destas tiene mi sefiora dotia Guiomar; y confeso que yo soy cl lefo, el inhabit, el dejado y el petezoso; y que, por Jey de buen gobierno, aunque no sea por olra cosa, std yuesa merced obligado a descasarnos; que desde gut digo que no tengo ninguna cosa que alegar con: 1 No me eatin at bale del rey Perk Chel ry Don Ale ta en ahem icin." oe copin de Clana) Varn Ee oh ae a ree9 Tan hc inca tee tra To que mi mujer ha dicho, y que doy el pleito por coneluso, y holgaré de ser condenado, Guiom. ,Qué hay que alegar contra lo que tengo dicho? Que no me dais de comer am, nia vuestra criada, y monta que no son muchas, sino una, y aun fea slotemesina, que no come por un gillo. Esc. Sosiéguense; que vienen nuevos demandantes. Enira uno vestido de médico, y ex cirujano: y Aldonza de Minjaca, su mujer. Cin. Por cuatro causas bien bastantes, vengo a pe- dir a vuesa merced, sefor juez, haga divorcio entre mi y la seflora Aldonza de Minjaca, mi mujer, que esté presente. Jusz Resoluto venis; decid las cuatro causas, Cin. La primera, porque no la puedo ver més que todos Jos diablos; la segunda, por lo que ella. se sabe; la tercera, por Jo que yo me callo; Ix cuarta, porque no me Tieven los demonios, cuando desta vida vaya, st he de durar en su compatifa hasta mi muerte. Proc. Bastantisimamente ha probado su intencin Mins. Sefior juez, vuesa merced me oiga, y advierta ‘que, si mi marido pide por cuatro causis divoreio, yo Je pido por cuatrocientas. La primera, porque, cada vez que le veo, hago cuenta que veo sl mismo Luci- fer; Ia segunda, porgue ful engatada cuando con él me essé; porque él dijo que era médico de pulso,* y remanecié cirujano, y hombre que hace ligaduras’ y ura otras enfermedades, que va a decir desto a mé- ico, la mitad del justo precio; Ia tercera, porque tiene celot del sol que me toca; la cuarta, que, como no Te puedo ver, quertia estar apartada dél dos millones de leguas Média de palo, “De medicine seni tno ‘mekar etadie™ ere nm MIGUEL DE CERVANTES Esc, ;Quién diablos acertard a concertar estos re lojes, estando las ruedas tan desconcertadas? Mim La quinta.. Juez Sefora, seflora, si penstis decir aqut todas las cuatrocientas causas, yo no estoy para. escuchalas, ni hay lugar para ello; vuestro negocio se retibe a prueba, y andad con Dios; que hay otros negocios que despachar. 'GiR. {Qué mis pruebas, sino que yo no quiero mo- rir con ella, ni ella gusta de vivir conmigo? Juez. Si'es0 bastase para deseasarse los easados, in- fintisimos sacudirian de sus hombros cl yugo del ma- Entra uno vestido de Ganapén, con su caperiza ‘cuarteada, Gan. Seftor juez: ganapén soy, no lo niego, pero ctstiano viejo, y hombre de bien a las derechas; ¥, si ‘no fuese que alguna vez me tomo del vino, 0 él me toma a mi, que es lo més cierto, ya hubiera sido prioste cn la cofradia de los hermanos de la carga; pero, de- jando esto aparte, porque hay mucho que decir en ello, ‘quiero que sepa el sefior juez, que, estando una vez muy enfermo de los vaguidos de Baco, prometi de ¢a- sarme con una mujer errada: yolvi en mi, sané y cum- Pit la promesa, y easéme con una mujer que saqué e pecado; pasela a ser placera; ha salido tan sober- bia y de tan mala condicién, que nadie lega a su tabla con quien no rifa, ora sobre el peso falto, ofa sobre ‘que He Tegan a la ruta, y a dos por tres les da con ‘una pesa en la cabeza, o adonde topa, y los deshonra Inasta fa cuarta generacién, sin tener hora de paz con todas sus vecinas ya parleras, y yo-tengo de tener todo el dfa la espada més lista que un sacabuche,” wom sucloch. Sascha “inromino, do z mat Pace gn if mae Coma ote pata defendella; y no ganamos para pagar penas de pesos no maduros, ni de condenaciones de pendencias ‘Querria, si vuesa merced fuese servido, 0 que me apa tase dela, © por Jo menos le mudase la condicién scelerada que tiene, en otra més reportada y mis bl dda; y proméiole a vuesa merced de descargalle de bale todo el carbén que comprare esle verano; que puedo mucho con los hermanos mereaderes dela costa," ‘Cir. Ya conozco yo a la mujer deste buen hombre, y es tan mala como mi Aldonza; que no lo puedo ims encarecer. Juez Mirad, seflores: aunque, algunos de los que aqui esis, habéis dado algunas causis que traen apa- rejada sentencia de divoreio, con todo «so, es menester {que conste por escrito, y que lo digan testgos; y asl, a todos os recibo a prueba. Pero {qué es esto? {Mu sea y_guitarras en mi audiencia? jNovedad grande er esta! Entran dos misicos. MUS. Seflor juez, aquellos dos casados tan desave- nidos, que Yuesn merced concerts, redujo y apacigud 1 otto dia, estin eaperando a vuesa merced con una ‘ram fiesta en su casa; y por nosotros le envian a su plicar see servido de hallarse en ella y honrallos, Juez. Eso haré yo de muy buena gana, y pluguiese a Dios que todos los presentes se apiciguasen como clos Proc. Desa manera, moririamos de hambre los es- cribanos y procuradores desta audiencia; que no, no, 2 Miouer pe ceRvaNTEs al cabo, al cabo, los més se quedan como se estaban, ¥ nosotros habemnos gozado del fruto de sus penden- ‘ias y necedades. ‘Mds. Pues en verdad que desde aqui hemos de ir regocijando la fiesta. Cantan fos misicos. Entre easados de honor, ‘euando hay pleito descubierto, ‘mds vale el peor concierto, ‘que no el divorcio mejor Donde no ciega el engatio simple, en que algunos estén, Jas rifas de por San Juan, son paz para todo el aff.” ‘Retueita all el honor, y el gusto, que estaba muerto, donde vale el peor concierto, ‘més que el divorcio mejor. “Aungue la rabia de celos fs tan fuerte y rigurosa, si los pide una hermosa, no son celos, sino cielos. Tiene esta opinién Amor, ‘que es el sabio més experto: ‘que vale el peor concierto, ‘mds que el divoreio mejor. eraverge tae ben ean i caveat p31. 10 15 u EL RUFIAN VIUDO

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