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LA HISTORIA DE LA IGLESIA

Jesucristo dijo que Él edificaría su Iglesia (Mateo 16:18).

Dios tenía un plan para el momento del nacimiento de Jesús, y ese sería el momento más
favorable para que su Iglesia fuera establecida. “Pero cuando vino el cumplimiento del
tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gálatas 4:4).

Antes del ministerio de Jesucristo, leemos que Juan el Bautista estaba listo “para preparar
al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lucas 1:17). De él también se había profetizado que
“irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos” (v. 76). Así, un pueblo
estaría preparado, ¡y en efecto, así fue! De hecho, varios de los discípulos de Juan, los que
primero aceptaron su mensaje, más tarde aceptaron el evangelio predicado por Jesús.

El mundo fue preparado

¿Cómo fue preparado el mundo para que la Iglesia comenzara?

En Daniel 2 y 7, leemos acerca de los cuatro imperios que gobernarían el mundo. Primero
fue Babilonia, el imperio que llevó cautivos a los judíos. En el año 539 a.C., Babilonia fue
derrotada por los Persas, que luego dominaron el mundo por espacio de casi 200 años.
Fue durante el reinado persa que los judíos pudieron regresar a Jerusalén (Esdras 1:1-5).

Sin embargo, hubo varios judíos que permanecieron en la tierra de Babilonia y no


regresaron a Jerusalén. Aquellos judíos o bien permanecieron en Babilonia o emigraron a
otros lugares del mundo. Esto fue el comienzo de lo que se conoce como la Diáspora—la
dispersión.

En el año 333 a.C., Alejandro Magno estableció el imperio griego. Durante esta época de la
historia, los judíos fueron llevados a las ciudades para aprender acerca del imperio griego.
Ellos fueron a parar a ciudades como Alejandría en Egipto. Algunos eruditos estiman que
cerca de 1 millón de judíos vivieron durante la época de Jesús. Los judíos también
emigraron a Siria, Asia Menor, Cartagena, Marruecos, Grecia, Macedonia, Bulgaria,
Armenia, Arabia y España (vea Hechos 2:5, 9-11).

Las sinagogas judías (sinagoga corresponde al griego “asambleas”), aparecieron en varios


de los lugares a los que los judíos habían emigrado. Para un estudiante de la Biblia no
pasa desapercibido el gran número de sinagogas que Jesús y más tarde los apóstoles
visitaron. Las sinagogas fueron lugares óptimos para la predicación del evangelio.
La fundación de la Iglesia

La primera vez que leemos acerca de la Iglesia es en Mateo 16:18. La palabra griega para
iglesia es ekklesia, que significa “los llamados”. La iglesia comenzó en el día de
Pentecostés en el año 31 d.C., y a partir de ese momento creció (Hechos 2:1, 41, 47).

A medida que pasó el tiempo, los discípulos (miembros de la Iglesia) se llamaron


eventualmente cristianos. “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y
enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez
en Antioquía” (Hechos 11:26).

La Iglesia primitiva

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos da más detalles de los primeros años de la


Iglesia de Dios. Había mucho gozo entre los miembros. Había milagros, tal como se
describe en Hechos 3:6-9, que nos narra cómo fue sanado un hombre lisiado. Había gran
unidad y gracia entre ellos (Hechos 4:32-33). La verdad acerca del Mesías era enseñada y
la Iglesia tenía paz.

A los líderes de los judíos no les gustaba lo que estaba pasando. Ellos estaban perdiendo
seguidores, y esta secta era la que estaba creciendo. Entonces comenzaron a apresar a los
apóstoles (Hechos 5:17-18). Cuando los líderes comenzaron a conspirar para matar a los
discípulos, uno de los miembros del concilio, Gamaliel, intervino y dijo: “Varones
israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres…Y ahora os
digo; apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los
hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez
hallados luchando contra Dios” (Hechos 5:35, 38-39).

Los apóstoles fueron liberados y continuaron su predicación: “Y crecía la palabra del


Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también
muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6:7).

La Iglesia primitiva era obediente a la fe. Ellos creían en guardar la ley de Dios,
incluyendo el séptimo día, el sábado (Hechos 18:4-8). Ellos creían en guardar las fiestas
bíblicas (1 Corintios 5:8). Ellos creían en amar a los demás, que guarda la ley (al no matar,
robar, matar o codiciar; vea Romanos 13:8-10).

Jesucristo dijo que “Las puertas del Hades no prevalecerían contra ella [la Iglesia]” (Mateo
16:18). La Iglesia primitiva prosperó. Pronto enfrentó la persecución, pero la Iglesia nunca
murió. Existe todavía y continúa siguiendo el ejemplo dejado por sus miembros
fundadores. 
durante la vida de los Doce Apóstoles y hasta la primera década del siglo II, se
denomina Periodo Apostolico.

La expansión de la iglesia (35 – 50 d.C.)

Cuando la iglesia cristiana comenzó a expandirse fuera de las fronteras de Jerusalén y


durante quince años se dio entre los congregantes la controversia si la iglesia debía ser
o no exclusiva para el pueblo judío. Este debate entre conservadores y progresistas se
resolvió en lo que se llamó el Concilio de Jerusalén en el año 50 después de Cristo.

Posterior a este concilio la iglesia cristiana se había establecido en Asia Menor, Siria e
incursionaba en territorios de Europa.

Al principio de este periodo de quince años, los apóstoles se habían quedado en


Jerusalén, y estos escogieron a siete laicos de los que se quedaron en la ciudad para
administrar los fondos de la iglesia destinados a los pobres.

Uno de los siete laicos fue Esteban. Quien sería el primer mártir de la fe cristiana por su
predicación de que el evangelio debía propagarse a todo el mundo. Esteban fue
apedreado por una muchedumbre enfurecida, en la cual se encontraba un judío fariseo
y líder perseguidor de cristianos, llamado Saulo de Tarso. Quien después sería uno de
los hombres más fieles a la causa del evangelio, luego de ser llamado por el propio
Jesús resucitado, convirtiéndose en el apóstol Pablo.

Otro de los siete nombrado por los apóstoles fue Felipe, quien después tuvo que huir a
causa de la persecución, refugiándose en la región de Samaria. Los samaritanos eran
un pueblo que se había mezclado con otras culturas y por esto eran despreciados por
lo judíos de casta pura. Más, sin embargo, Felipe les predico el evangelio a los
samaritanos. Este compartía la misma opinión de Esteban y estableció la iglesia
cristiana en Samaria con la aprobación de Pedro y de Juan, apóstoles de Cristo. Esta
fue la primera iglesia fundada en territorio de gentiles.

Las primeras iglesias fuera de Jerusalén


Además de la iglesia en Samaria, Felipe continuo predicando y siguió estableciendo
iglesias cristianas con judíos convertidos, en ciudades como: Cesarea de Filipo, Gaza y
Jope. Todas consideradas en la época como ciudades gentiles, pero que también en
ellas habitaban una cantidad importante de pueblo judío. De esta manera es que el
pueblo no judío, es decir los gentiles escuchan y se relacionan con el evangelio de
Jesús.

El apóstol Pedro incursionaba en todas estas iglesias para impartir enseñanzas


cristianas. Durante estos tiempos es cuando tiene la visión del gran lienzo con
diferentes tipos de animales y donde escucha una voz diciendo:
-Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro (Hechos 10:9-19)

La visión la tiene Pedro estando hospedado en casa de Simón el curtidor, labor que era
considerada impura por los judíos (Hechos 10:6). Por tanto Pedro predica en Cesarea
en la casa del oficial romano llamado Cornelio, una ocasión en donde el Espíritu Santo
viene sobre todos los presentes de la misma forma que el día de pentecostés. Con todo
esto Dios le da la revelación a Pedro de que debe predicar el Evangelio también a los
gentiles.

Tras el concilio de Jerusalén en el año 50 se comienza a propagar el evangelio de


Jesús sin distinción de razas, la iglesia universal de Cristo. Los testimonios que se
tienen de este periodo en específico se pueden encontrar en el libro de los Hechos de
los apóstoles, las epístolas de Pablo y la primera epístola de Pedro.

En estos escritos se puede observar que cada vez más se acercaban a la causa de
Cristo fieles creyentes gentiles, así como judíos que adoptaban la fe de Cristo. Lo que
ocasionaba odio entre el pueblo judío, quienes provocaban y perseguían a los
cristianos.

Pablo viajero misionero, instrumento útil de Dios, un apóstol que fundo varias iglesias y
estableció entre ellas enseñanzas sobre teología y doctrina cristiana. Trece de los 28
capítulos del libro de los Hechos, hablan sobre la obra del apóstol Pablo. Además este
apóstol fue influencia y apertura del evangelio de Cristo en ciudades de Europa.

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