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Nota introductoria
∗
Especialista en Derecho Constitucional y Procedimientos Constitucionales (UMSA). Docente de la
Universidad Privada Franz Tamayo (UNIFRANZ), del Centro de Capacitación Municipal (CCaM) y de la
Universidad Salesiana de Bolivia (USB). Autor de distintos Libros sobre Derecho Constitucional, Derecho
Procesal Constitucional y Derechos Humanos. Miembro de la Academia Boliviana de Estudios
Constitucionales (www.abec.org.bo); del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional –
Sección Nacional (Bolivia), y Secretario Académico de la Asociación Boliviana de Derecho Procesal
Constitucional. Abogado de la Dirección de Asesoría Legal del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.
Responsable del Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano (http://alanvargas4784.blogspot.com/).
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caso al Juez competente, la restitución del derecho a la libertad física, o la protección de la
vida misma, motivo por el cual se constituye en una acción tutelar preventiva, correctiva y
reparadora de trascendental importancia que garantiza como su nombre lo indica, la
libertad, derecho consagrado por los arts. 22 y 23.I de la CPE”.
El art. 18.I de la Constitución boliviana abrogada (de 1967), establecía que: “Toda persona
que creyere estar indebida o ilegalmente perseguida, detenida, procesada o presa podrá
ocurrir, por sí o por cualquiera a su nombre, con poder notarial o sin él, ante la Corte
Superior del Distrito o ante cualquier juez de Partido, a elección suya, en demanda de que
se guarden las formalidades legales…”.
Cabe hacer notar, sin embargo, que la Constitución vigente acentúa algunas de las
características anotadas:
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2) La inmediación, ya que la CPE, señala que la autoridad judicial, una vez
presentada la acción, debe disponer que el accionante sea conducido a su presencia
o acudir al lugar de la detención, última posibilidad que no estaba contemplada en la
Constitución abrogada y que es fundamental para comprobar las condiciones en que
la persona se encuentra privada de libertad, especialmente cuando existe denuncia
de torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes, o si se ha vulnerado el derecho
a la integridad física o existe amenaza a su vida.
“Al respecto, conviene precisar que del debido proceso en su faceta adjetiva, se
desprende uno de sus componentes esenciales, el del juez natural, que en síntesis
constituye la legitimación de una decisión proveniente de quien la ejerce por
mandato legal, en el ámbito de la jurisdicción constitucional, de la propia Ley
Fundamental, por ello coincidimos en afirmar que la competencia no puede ser
prorrogable por la voluntad del juzgador, ni la tolerancia de las partes, no puede
delegarse por decisión personal, sólo es admisible excepcionalmente por excusa o
recusación, tampoco puede ser atribuida o apropiada indebidamente por un juez o
tribunal, de hacerlo, sus actos y decisiones son nulos de pleno derecho, no tienen
ningún efecto, ni causan consecuencia jurídica alguna”.
invocados para tutelar y protegerlos, compulsando los hechos denunciados con los elementos probatorios que generen
convicción del acto ilegal u omisión indebida, caso contrario se ve impedida de otorgar la tutela solicitada. En ese sentido
se pronunció la jurisprudencia constitucional señalando: 'Si bien es cierto que el art. 90.II de la LTC, determina que el
hábeas corpus no requiere mayores formalidades para ser interpuesto, no es menos evidente que la parte recurrente
debe acompañar la prueba suficiente y necesaria que acredite la veracidad de las acusaciones que formula, a objeto de
lograr sus pretensiones, puesto que corre por su cuenta la carga de demostrar la existencia del o los actos lesivos que
estima hayan restringido sus derechos…”.
3 Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia Constitucional
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A) Respecto de la competencia para conocer la Acción de Libertad
En síntesis, dado que por disposición constitucional la Acción de Libertad solo podrá ser
conocida por un juez o tribunal en materia penal, en el supuesto de darse una situación
anómala procesal en la que un órgano jurisdiccional (juez unipersonal o tribunal) no
competente conociera la presente Acción de Defensa, sin observar la norma fundamental,
sus actos y su decisión, como se tiene dicho, son nulos, en consecuencia, corresponde dejar
sin efecto la decisión asumida por el tribunal incompetente y corregir el procedimiento, sin
ingresar al análisis de fondo de la problemática planteada. Distinto fuere si se tratara de
error en la competencia territorial y no hubiere indefensión en la parte demandada, caso en
el cual, por economía procesal no se anularían obrados, conforme estableció la SC
0347/2010-R.
Asimismo, del análisis a las normas y jurisprudencia citada, más las reformas introducidas
por la Ley 007 de 18 de mayo de 2010, promulgada bajo el actual orden constitucional, en
su art. 54 inc. 10), establece las atribuciones de los Jueces de Instrucción, indicando:
“Conocer y resolver la Acción de Libertad, si no existieran jueces de sentencia en su
asiento jurisdiccional, cuando sea planteada ante ellos”.
En ese entendido, no existe duda alguna que la atribución del Juez de Instrucción en lo
Penal, para conocer y resolver una acción de libertad, sólo se da en provincias y de manera
supletoria, y no así en las capitales de Departamento. De tal manera que cuando se da esta
situación de anomalía procesal en el elemento competencia en el trámite de esta acción
tutelar, al ser ello una situación de trascendental importancia, no es posible ingresar al
análisis de fondo, sino anular obrados a objeto de que se corrija procedimiento.
4 Esta Sentencia Constitucional, también trata sobre el principio de celeridad que rige en la solicitud de cesación a la
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presentada en forma oral y en el expediente no cursa ningún registro al respecto.
En ese sentido, y para arribar a dicho análisis, se debe partir de que uno de los
fines del Estado Democrático de Derecho, con los matices propios de ser Estado
Social y Plurinacional, está el deber de garantizar a todo hombre o mujer el
ejercicio de sus derechos, lo cual sólo es posible si se le da las garantías para ello,
y precisamente la acción de libertad, es esa garantía de su eficacia, de ahí porque
tiene un trámite rápido y oportuno; para contar también con una decisión de la
autoridad competente, juez o tribunal de garantías, en el menor tiempo posible, a
ello obedece la celeridad de sus plazos como también la no exigencia de
formalismos procesales.
En ese sentido el art. 125 de la CPE, establece que: “Toda persona que considere
que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente
procesada o privada de libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad y
acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna
formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y
solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución indebida, se
restablezcan las formalidades legales y se restituya su derecho a la libertad”.
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* El secretario o actuario del juzgado o tribunal donde se sorteó la acción de
libertad, deberá sentar en acta la demanda verbal de la acción de libertad,
haciendo una relación del lugar, hechos, fechas, nombres, cargos, derechos
lesionados, petitorio y demás datos que pudiere dar y/o identificar en ese momento.
No obstante, en caso de que el accionante no proporcione los datos necesarios,
debe labrarse el acta con los datos que se tengan, así sean mínimos.
* A cuyo efecto anualmente, se abrirá un “Libro de presentación oral de Acción de
Libertad“, y que en cada acta constará el lugar, fecha y hora, como también el
nombre y la firma del presentante, si lo hace por sí, o por otro con o sin mandato.
* Asimismo, a momento de la citación a la persona, autoridad o funcionario
demandado, se le entregará una copia del acta; o, en su defecto se le hará constar
que la acción tutelar fue presentada en forma oral, cuyo registro cursa en el
respectivo Libro del juzgado o tribunal de garantías.
5Esta Sentencia Constitucional también trata sobre la excepcional aplicación del principio de subsidiariedad en Acciones
de Libertad, de acuerdo a la línea jurisprudencial conformada por las SSCC 0160/2005-R de 23 de febrero, 0181/2005-R
de 3 de marzo, 0008/2010-R de 6 de abril, y 0080/2010-R de 3 de mayo.
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b) En capitales de departamento o en centros judiciales que cuenten con
mecanismos de sorteo digital o de otro tipo, la interposición verbal de la acción de
libertad deberá efectuarse por ventanilla, oficina o su equivalente, debiéndose de
forma inmediata registrar dicha acción de libertad, los datos o generales de ley de
la parte accionante y de ser posible de la parte accionada, además del nombre de la
persona que presente con o sin representación la acción de libertad a efectos de la
responsabilidad y una vez sorteado o definido el juzgado o tribunal penal
competente la parte accionante o su representante con o sin mandato, deberá
dirigirse a la secretaria del juzgado o tribunal penal competente a efectos del
registro correspondiente para que en el marco del principio de informalismo y en la
medida de lo posible, efectúe el registro en un acta de los datos esenciales y en su
caso generales de ley de la parte accionante y de la parte accionada además de los
hechos relevantes a la acción de libertad a efectos de efectuar la correspondiente
notificación a la parte accionada con dicha acta.
La Acción de Libertad, instituida por el art. 125 de la Constitución Política del Estado
(CPE), como un medio de defensa con un triple carácter: preventivo, correctivo y
reparador, tiene la finalidad de proteger la libertad personal frente a una persecución,
detención, procesamiento o prisión ilegal o indebida, ampliando su ámbito de protección al
derecho a la vida, cuando su riesgo o amenaza se vincula a la libertad precisando: “Toda
persona que considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es
indebidamente procesada o privada de libertad personal, podrá interponer Acción de
Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin
ninguna formalidad procesal ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y
solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución indebida, se restablezcan las
formalidades legales o se restituya su derecho a la libertad”.
Su carácter preventivo responde a frenar una lesión ante una inminente detención indebida
o ilegal, impidiendo que se materialice la privación o restricción de libertad; el carácter
correctivo, tiene por objeto evitar que se agraven las condiciones de una persona detenida,
ya sea en virtud de una medida cautelar o en cumplimiento de una pena impuesta en su
contra; finalmente, el carácter reparador pretende reparar una lesión ya consumada, es
decir, opera ante la verificación de una detención ilegal o indebida, como consecuencia de
la inobservancia de las formalidades legales.
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En cuanto a los alcances de esta acción, la Sentencia Constitucional Nº0011/2010-R de 6 de
abril estableció que: “…es una acción jurisdiccional de defensa que tiene por finalidad
proteger y/o restablecer el derecho a la libertad física o humana, y también el derecho a la
vida, si es que se halla en peligro a raíz de la supresión o restricción a la libertad personal,
sea disponiendo el cese de la persecución indebida, el restablecimiento de las formalidades
legales y/o la remisión del caso al juez competente, la restitución del derecho a la libertad
física, o la protección de la vida misma, motivo por el cual se constituye en una acción
tutelar preventiva, correctiva y reparadora de trascendental importancia que garantiza
como su nombre lo indica, la libertad, derecho consagrado por los arts. 22 y 23.I de la
CPE”.
La Acción de Libertad está configurada en los arts. 125 de la CPE y 46 del Código Procesal
Constitucional (CPCo), como un mecanismo de defensa oportuno y eficaz para la tutela de
los derechos a la vida, a la integridad física, a la libertad personal y de circulación de toda
persona que crea estar indebida o ilegalmente perseguida, detenida, procesada, presa o que
considere que su vida o integridad física está en peligro.
Bajo los principios y valores del Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, el nuevo ámbito de protección de la acción de libertad, que antes bajo la
figura del hábeas corpus, se centraba en el derecho a la libertad física o personal, tiene
nuevas dimensiones y posibilita al juez constitucional a ejercer un control tutelar más
amplio e integral y, de esta manera, resguardar los derechos a la vida e integridad física,
restablecer las formalidades legales, ordenar el cese de la persecución indebida o la
restitución del derecho a la libertad física o personal.
marzo de 2014.
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a) Preventivo, porque puede formularse ante una inminente lesión a los derechos
que se encuentran dentro del ámbito de su protección, impidiendo que se consume
su lesión, de ahí que entre los supuestos de procedencia de la Acción de Libertad,
previstos tanto por el art. 125 de la CPE, como por el art. 47 del CPCo, se encuentre
el peligro al derecho a la vida y la persecución ilegal; supuestos que la doctrina los
cataloga dentro del hábeas corpus instructivo (tratándose del derecho a la vida),
hábeas corpus preventivo y hábeas corpus restringido, conforme lo ha entendido la
jurisprudencia constitucional en la SC 0044/2010-R de 20 de abril, entre otras.
b) Correctivo, porque puede interponerse para evitar que se agraven las condiciones
de una persona detenida, ya sea en virtud de una medida cautelar o en cumplimiento
de una pena impuesta en su contra; agravamiento que torna indebida la privación de
libertad personal, y que se constituye en otra de las causales de procedencia
previstas en los arts. 125 y 47 del CPCo, que en la doctrina se conoce con el nombre
de hábeas corpus correctivo.
c) Reparador, porque puede plantearse para reparar una lesión ya consumada, en los
supuestos en que se verifique una detención ilegal o indebida, sea directamente o
como consecuencia de un procesamiento indebido, al constatarse que las lesiones al
debido proceso se constituyen en la causa directa para la restricción del derecho a la
libertad física o la libertad de locomoción. Supuestos de procedencia que se
encuentran previstos en los arts. 125 de la CPE y 47 del CPCo, cuando hacen
referencia al indebido procesamiento y a la indebida privación de libertad, y que en
la doctrina reciben el nombre de hábeas corpus reparador y, en su caso, de hábeas
corpus traslativo o de pronto despacho 8.
La Acción de Libertad, por otra parte, está dotada de características esenciales que la
convierten en el mecanismo idóneo para la defensa de los derechos que protege;
características que bajo la luz de principios ético morales de la sociedad plural y los valores
que sustentan al Estado, redimensionan su naturaleza como acción exenta de formalismos
para la consecución de la tutela inmediata de los derechos vulnerados, donde el juez
8 Respecto a la Acción de Libertad de pronto despacho, la jurisprudencia constitucional señaló en la Sentencia
Constitucional Nº0044/2010-R de 20 de abril, que: “…se debe hacer referencia al hábeas corpus traslativo o de pronto
despacho, a través del cual lo que se busca es acelerar los trámites judiciales o administrativos cuando existen
dilaciones indebidas, para resolver la situación jurídica de la persona que se encuentra privada de libertad. Este tipo de
hábeas corpus, implícito en el art. 125 de la CPE (…) establece que, también procede el hábeas corpus cuando se
aleguen '…otras violaciones que tengan relación con la libertad personal en cualquiera de sus formas, y los hechos
fueron conexos con el acto motivante del recurso, por constituir su causa o finalidad…', e implícitamente fue reconocido
por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, cuando tuteló los supuestos de demora en la celebración de la
audiencia de medidas cautelares (SSCC 1109/2004-R, 1921/2004-R),o cuando existieron notificaciones ilegales con las
resoluciones de medidas cautelares que lesionan el derecho a la defensa, concretamente el derecho a recurrir,
impidiendo que el tribunal superior revise la resolución del inferior (SC 826/2004-R), o en los casos en que se ha
demorado la efectividad de la libertad, pese a que el imputado ha cumplido con las medidas sustitutivas impuestas
(SSCC 1477/2004-R, 046/2007-R, entre otras)”. Resulta claro, que el mecanismo procesal idóneo frente a la vulneración
del principio de celeridad cuando esté relacionada a la libertad y devenga en una dilación indebida en el conocimiento y
resolución de una solicitud de señalamiento de audiencia de cesación a la detención preventiva, es la acción de libertad
de pronto despacho la que restituye los derechos ante dilaciones indebidas en su señalamiento. (Cfr. Sentencia
Constitucional Plurinacional Nº1310/2014, de fecha 30 de junio de 2014).
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constitucional bajo los principios de la potestad de impartir justicia, previstos en el art. 178
de la CPE, entre ellos, el de celeridad, servicio a la sociedad, armonía social y respeto a los
derechos, asume un rol fundamental en la búsqueda de la verdad material 9, para constatar
la lesión a los derechos alegados como vulnerados en la acción de libertad.
Es en ese ámbito que deben ser entendidas las características esenciales de la acción de
libertad, como el informalismo, que se manifiesta en la ausencia de requisitos formales en
su presentación y la posibilidad, inclusive, de su formulación oral; la inmediatez, por la
urgencia en la protección de los derechos que resguarda; la sumariedad, por el trámite
caracterizado por su celeridad; la generalidad porque no reconoce ningún tipo de
privilegio, inmunidad o prerrogativa, y la inmediación, porque se requiere que la autoridad
judicial tenga contacto con la persona privada de libertad; autoridad que, inclusive, puede
acudir inmediatamente a los lugares de detención e instalar allí la audiencia.
“Toda persona que considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente
perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de libertad personal,
podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o
9 El principio de certeza o de verdad material, ha sido desarrollado por la jurisprudencia constitucional, sólo en cuanto a
su importancia en el ámbito tutelar; así por ejemplo, la Sentencia Constitucional Nº1298/2011-R, de 26 de septiembre de
2011, expresó lo siguiente: “III.2. Sobre el principio de certeza o verdad en la otorgación de la tutela. Sobre este
entendido la SC 0161/2010-R de 17 de mayo, estableció lo siguiente: “En cuanto a la forma de presentación de esta
acción tutelar, el art. 125 de la CPE, establece que: '…puede ser de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su
nombre y sin ninguna formalidad procesal…'; a su vez el art. 90.II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), señala que
esta acción de defensa no requiere la observancia de requisitos formales y en caso que exista algún defecto u omisión
de requisitos de contenido o especificación de derechos, estas omisiones deben ser superadas por el juez o tribunal que
conozca el recurso y que actúa en el caso concreto como juez o tribunal de garantías constitucionales. Empero, siempre
partiendo de un equilibrio, debe tenerse en cuenta que dicha autoridad o tribunal de garantías está supeditada al
principio de certeza o de verdad material, lo cual implica que para conceder o denegar la tutela, debe partir de la revisión
y análisis de los aspectos fácticos, en base a las pruebas objetivas, para luego establecer la norma constitucional, legal o
jurisprudencia aplicable, y en definitiva llegar a una determinación no sólo correcta sino justa”.
10 José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Jurisdicción Constitucional. Procesos Constitucionales en Bolivia. Pág. 319.
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por cualquier a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o
tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida,
cese la persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya
su derecho a la libertad”.
Sobre éste cambio de denominación, que en todo caso implica una precisión
conceptual, la jurisprudencia constitucional ha realizado algunas consideraciones.
Así por ejemplo, la Sentencia Constitucional Nº1605/2011-R, de 11 de octubre de
2011, señaló lo siguiente:
“La garantía jurisdiccional del hábeas corpus fue consagrada por el art. 18 de la
Constitución Política del Estado abrogada (CPEabrg), actualmente, la
Constitución Política del Estado vigente también la contempla pero con la
denominación de acción de libertad (arts. 125 al 127 de la CPE); sin embargo, no
se trata de un simple cambio de nomenclatura, sino de una precisión conceptual,
pues conforme a la teoría del Derecho Procesal Constitucional, sustituir la
denominación de "recurso", por la de "acción" -además de adecuar la legislación
boliviana a la evolución de la doctrina de la materia- implica reconocer a esta
garantía como "la facultad de demandar la protección de un derecho ante los
órganos jurisdiccionales" o sea "poner en marcha el aparato del Estado para la
protección de un derecho conculcado", en contraposición a la denominación de
"recurso" que implicaba considerarla como la simple impugnación o reclamación
que, concedida por ley, efectúa quien se considera perjudicado o agraviado por la
providencia de un juez o tribunal para que el superior la reforme o revoque y que
por ello supone la existencia previa de un litigio (García Belaunde, Domingo. "El
hábeas corpus en el Perú". Universidad Mayor de San Marcos, 1979, p. 108)”.
Respecto a los derechos tutelados por el recurso de hábeas corpus, hoy Acción de
Libertad (términos ambos que pueden ser utilizados indistintamente), cabe señalar
que la nueva Constitución boliviana ha ampliado su ámbito de protección
incluyendo el derecho a la vida, en aquellos casos en los que se encuentre en
peligro, como consecuencia de la ilegal restricción del derecho a la libertad física;
así, por ejemplo, cuando se produzca una desaparición forzosa, un secuestro, una
detención y apresamiento seguido de torturas y malos tratos físicos y psicológicos;
también se activará en aquellos casos en los que por una conducta negligente de los
centros de asistencia médica se ponga en peligro la vida; así, por ejemplo, la
retención de enfermos en clínicas por falta de pago por los servicios prestados.
11 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. En: Memorias del VII Encuentro
Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional. Tomo II. Santo Domingo, República Dominicana, Mayo de 2011.
Págs. 167 – 168.
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el Constituyente ha previsto la exención de toda formalidad en su interposición, así como
la rapidez en su trámite que es sumarísimo y su efecto inmediato, pudiendo ser preventivo,
correctivo o reparador”.
Como se puede apreciar, del derecho a la libertad, emerge no sólo el derecho a la libertad
personal o física, sino también el derecho a la libertad de circulación; constituyéndose
ambos en derechos autónomos, que tienen una regulación internacional y nacional
independiente.
Efectivamente, los arts. 9.I del PIDCP, reconoce el derecho a la libertad y seguridad
personales; el 12 el derecho a la libertad de circulación y de residencia. Del mismo modo,
el 7.I de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, reconoce el derecho a la
libertad y a la seguridad personal, y el 22, el derecho de circulación y de residencia, como
también implícitamente se encuentra reconocido en el 13 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos (DUDH).
De acuerdo a las normas referidas, existe una clara distinción entre el derecho a la
libertad física o personal, y el derecho a la libertad de circulación. El primero es
entendido como la facultad que tienen los individuos de disponer de su propia persona, de
determinarse por su propia voluntad y actuar en virtud a ella, sin que el Estado ni terceras
personas puedan impedirlo a través de privaciones de libertad ilegales o arbitrarias. En ese
sentido, el Comité de Derechos Humanos, ha señalado que el derecho a la libertad personal
“…implica la prohibición de todas las formas de privación arbitraria de la libertad, ya sea
como consecuencia de un delito o de otras razones (…)”. (Observación General N 8- art. 9
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cit. en Comisión Andina de
Juristas, Protección de los Derechos Humanos, Definiciones operativas, Comisión Andina
de Juristas, Lima, Perú, 1997, p. 101).
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moverse libremente en el espacio, de desplazarse de un lugar a otro, de circular por todo el
territorio nacional e inclusive, de salir e ingresar a él, sin que medie ningún impedimento
ilegal o arbitrario. En ese sentido, la jurisprudencia constitucional, en la SC 1577/2005-R
de 6 de diciembre, señaló que dicho derecho debe entenderse como “…la libertad del
hombre de poder mantenerse, circular, transitar, salir de su radio de acción cuando él así
lo quiera y pretenda…”.
Así, el art. 21.7, de la CPE consagra el derecho a la libertad de circulación, al señalar que
las bolivianas y los bolivianos tienen derecho “A la libertad de residencia, permanencia y
circulación en todo el territorio boliviano, que incluye la salida e ingreso del país”.
Ahora bien, el art. 18 de la CPEabrg, señalaba: “Toda persona que creyere estar indebida o
ilegalmente perseguida detenida, procesada o presa podrá ocurrir…”. Asimismo, el art.
125 de la CPE establece: “Toda persona que considere que su vida está en peligro, que es
ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de libertad personal,
podrá interponer Acción de Libertad (…..)”.
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Si bien el art. 125 de la CPE, se podría concluir que el objeto de tutela de la acción de
libertad es el derecho a la libertad física, a la vida, y al debido proceso, cuando existe
vinculación con el derecho a la libertad y excluir de su ámbito de protección al derecho de
locomoción; sin embargo, dada la íntima relación que existe entre esos derechos, es posible
tutelar también al último de los nombrados, en aquellos casos en los que el derecho de
locomoción está vinculado directamente con la libertad física o personal, o con el derecho a
la vida o la salud.
Ahora bien, la persecución ilegal, ha sido entendida por la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional como “…la acción de una autoridad que busca, persigue, u hostiga a una
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persona sin que exista motivo legal alguno, ni una orden expresa de captura emitida por
autoridad competente en los casos establecidos por ley, o cuando se emite una orden de
detención, captura o aprehensión al margen de los casos previstos por ley, e incumpliendo
las formalidades y requisitos establecidos por ella” (Así, SSCC 419/2000-R, 261/2001-R y
535/2001-R, entre otras).
14 Al presente, se advierte que dicha cláusula abierta de “otras violaciones que tengan relación con la libertad personal”,
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Este hábeas corpus, ahora está previsto en el art. 125 de la CPE, cuando hace referencia a
los casos en los que la persona considere que su vida está en peligro. Esta ampliación es
coherente con la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en la
Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987, al absolver la consulta formulada
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, respecto a la interpretación de los
arts. 25.1 y 7.6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación a la
última frase del art. 27.2 de dicha Convención, que enumera los derechos que no pueden
suspenderse durante los estados de excepción; estableció que, la función del hábeas corpus
es esencial como: “…medio para controlar el respeto a la vida e integridad de la persona,
para impedir su desaparición o la indeterminación de su lugar de detención, así como para
protegerla contra la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.
La protección del derecho a la vida e integridad personal, por otra parte, está también
prevista en las legislaciones de otros países, como en Costa Rica donde a través del
hábeas corpus se protegen los derechos a la libertad e integridad personal; en el Perú, donde
se protege la libertad personal y otros derechos conexos, así como la integridad y la
prohibición de desaparición forzada, último supuesto que se vincula con el derecho a la
vida. Algo similar sucede en Argentina, donde el hábeas corpus protege la libertad física, el
agravamiento ilegítimo de las condiciones de detención y la desaparición forzada de
personas, y en Ecuador, donde se protege el derecho a la libertad, a la vida y la integridad
física de las persona privadas de libertad.
Por último, se debe hacer referencia al hábeas corpus traslativo o de pronto despacho, a
través del cual, lo que se busca es acelerar los trámites judiciales o administrativos cuando
existen dilaciones indebidas, para resolver la situación jurídica de la persona que se
encuentra privada de libertad.
Este tipo de hábeas corpus, implícito en el art. 125 de la CPE, emergía directamente del art.
89 de la Ley del Tribunal Constitucional, cuando establecía que, también procede el hábeas
corpus cuando se aleguen: “…otras violaciones que tengan relación con la libertad
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personal en cualquiera de sus formas, y los hechos fueron conexos con el acto motivante
del recurso, por constituir su causa o finalidad…”, e implícitamente fue reconocido por la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional, cuando tuteló los supuestos de demora en la
celebración de la audiencia de medidas cautelares (SSCC 1109/2004-R, 1921/2004-R), o
cuando existieron notificaciones ilegales con las resoluciones de medidas cautelares que
lesionan el derecho a la defensa, concretamente el derecho a recurrir, impidiendo que el
tribunal superior revise la resolución del inferior (SC 826/2004-R), o en los casos en que se
ha demorado la efectividad de la libertad, pese a que el imputado ha cumplido con las
medidas sustitutivas impuestas (SSCC 1477/2004-R, 046/2007-R, entre otras).
La comprensión de este tipo de acción de libertad, está recogido por la Sala Tercera del
Tribunal Constitucional Plurinacional, en la SCP 0017/2012 de 16 de marzo, la que después
de reflexionar sobre el objeto y finalidad de la Acción de Libertad diseñada en el art. 125 de
la CPE, refrendó la jurisprudencia desarrollada por el Tribunal Constitucional anterior
contenida en las SSCC 1579/2004-R y 0465/2010-R, respecto a la acción de libertad
traslativa o de pronto despacho.
15 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0112/2012, de 27 de abril de 2012. Esta Sentencia, también desarrolla
con bastante amplitud, las siguientes temáticas: Las consecuencias del nuevo modelo de Estado Constitucional de
Derecho, Plurinacional e intercultural asumido en la Constitución de 2009 en el razonamiento jurídico de los jueces; La
aplicación directa de la Constitución; El razonamiento jurídico de los jueces, debe partir de la Constitución, de sus
normas constitucionales-principios atendiendo las características del nuevo modelo de Estado que los sustentan;
Concepción, validez, jerarquía normativa, obligatoriedad y transversalidad de los principios constitucionales; Las normas
constitucionales-principios, que sustentan que las decisiones judiciales vinculadas al derecho a la libertad personal sean:
1) tramitadas, 2) resueltas y 3) efectivizadas con la mayor celeridad; La reglas procesales penales, en medidas
cautelares, construidas jurisprudencialmente, en observancia de los principios constitucionales.
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Siguiendo con el entendimiento jurisprudencial desarrollado por la citada SC 0465/2010-R,
en su Fundamento Jurídico III.4 señaló: “Para la concreción del valor libertad, el principio
de celeridad y el respeto a los derechos, se ha previsto una acción de defensa específica
que coadyuve para que los mismos no se vean afectados por actos lesivos y en caso de que
así fuera, se puedan restituir a su estado natural, en especial tratándose de derechos
fundamentales…”.
De la citada jurisprudencia, tenemos entonces que los derechos protegidos por esta acción
tutelar son la libertad y el derecho a la vida. Aparte de ello, la jurisprudencia constitucional
a través de la SC 0011/2010-R de 6 de abril, establece que:
“La acción de libertad, es una acción jurisdiccional de defensa que tiene por finalidad
proteger y/o restablecer el derecho a la libertad física o humana, y también el derecho a la
vida, si es que se halla en peligro a raíz de la supresión o restricción a la libertad personal,
sea disponiendo el cese de la persecución indebida, el restablecimiento de las formalidades
legales y/o la remisión del caso al juez competente, la restitución del derecho a la libertad
física, o la protección de la vida misma, motivo por el cual se constituye en una acción
tutelar preventiva, correctiva y reparadora de trascendental importancia que garantiza
como su nombre lo indica, la libertad, derecho consagrado por los arts. 22 y 23.I de la
CPE”.
En ese entendido, “…la nueva Constitución Política del Estado es más amplia en cuanto a
su ámbito de protección, pues se extiende al derecho a la vida, la libertad física o personal,
el debido proceso, en lo que se refiere al procesamiento indebido y la libertad de
locomoción, ésta última dada la íntima relación que existe con el derecho a la libertad
física…”, SC 0023/2010-R de 13 de abril.”
Existen diversos criterios de como poder activar esta acción tutelar y en qué momentos
21
procesales puede ser interpuesta, ya que la naturaleza del derecho protegido, la libertad, y
ahora el derecho a la vida, hace necesario que se establezcan distintos tipos de situaciones
en las que estos derechos puedan ser objeto de menoscabo o totalmente vulnerados, por lo
que la jurisdicción constitucional, dentro de su tarea interpretativa, tiene la obligación de
materializar lo establecido por la Constitución Política del Estado, es así que la SC
0604/2011-R, citando a la SC 0044/2010-R, estableció lo siguiente: “(…) el ámbito de
protección del hábeas corpus, ahora acción de libertad, alcanza a los supuestos en que:
e. Existe una dilación indebida para resolver la situación jurídica de una persona
respecto a su derecho a la libertad física o personal (hábeas corpus traslativo o de
pronto despacho).
De conformidad a lo previsto por el art. 125 de la Constitución, esta acción tutelar puede
ser presentada por toda persona física en los siguientes casos: a) Cuando considere que su
vida está en peligro; b) Que es ilegalmente perseguida; c) Que es indebidamente procesada;
y, d) Cuando es ilegalmente privada de libertad personal.
El art. 125 de la CPE, establece que: “Toda persona que considere que su vida está en
peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de
libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de manera oral o escrita,
por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez
o tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la
persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya su derecho a
la libertad”.
17 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº2468/2012, de 22 de noviembre de 2012. Esta Sentencia, también
realiza precisiones importantes sobre el contenido esencial mínimo del derecho a la vida, a protegerse y promoverse por
el Estado y las autoridades públicas.
22
derecho a la integridad personal (física, psicológica y sexual); los aludidos derechos son
objeto de protección de la acción de libertad instructiva fundamentalmente en los casos de
desaparición forzada de personas, pero no excluyente de otros procesos por estar
vinculados a la libertad física o personal, como son detenciones ilegales o indebidas en
cualesquier forma (por ejemplo aprehensiones, arrestos, etc., o persecuciones ilegales o
indebidas provenientes de autoridades policiales, fiscales, judiciales o particulares), libertad
de locomoción (por ejemplo arraigos, detenciones domiciliarias, etc.). Dicho precedente
constitucional, al respecto entendió que:
Este hábeas corpus, ahora está previsto en el art. 125 de la CPE, cuando hace
referencia a los casos en los que la persona considere que su vida está en peligro.
Esta ampliación es coherente con la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, que en la Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987,
al absolver la consulta formulada por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto a la interpretación de los arts. 25.1 y 7.6 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación a la última frase del art. 27.2 de
dicha Convención, que enumera los derechos que no pueden suspenderse durante
los estados de excepción; estableció que, la función del hábeas corpus es esencial
como: '…medio para controlar el respeto a la vida e integridad de la persona, para
impedir su desaparición o la indeterminación de su lugar de detención, así como
para protegerla contra la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes'.
La protección del derecho a la vida e integridad personal, por otra parte, está
también prevista en las legislaciones de otros países, como en Costa Rica donde a
través del hábeas corpus se protegen los derechos a la libertad e integridad
personal; en el Perú, donde se protege la libertad personal y otros derechos
conexos, así como la integridad y la prohibición de desaparición forzada, último
supuesto que se vincula con el derecho a la vida. Algo similar sucede en Argentina,
donde el hábeas corpus protege la libertad física, el agravamiento ilegítimo de las
condiciones de detención y la desaparición forzada de personas, y en Ecuador,
23
donde se protege el derecho a la libertad, a la vida y la integridad física de las
persona privadas de libertad.
Sin embargo, para que opere por la vía de la acción de libertad, la tesis jurisprudencial de la
SC 0044/2010-R, señala que debe haber un vinculación entre el peligro de afectación del
derecho a la vida y el derecho a la libertad, pues para que opere la protección que brinda la
acción de libertad al derecho a la vida debe ser causa de la lesión del derecho a la libertad,
no obstante, esa noción jurisprudencial debe ser modulada, en mérito al siguiente
razonamiento:
De ahí, resulta inaceptable que cuando se solicita la protección del derecho a la vida ante la
jurisdicción constitucional, ésta deniegue la tutela con el argumento procesal de la
idoneidad recursiva; además de ello el art. 125 es claro al enumerar las condiciones de
24
activación de la acción de libertad, pues en la primera frase señala: “Toda persona que
considere que su vida está en peligro…”, de una interpretación literal de la norma
constitucional se desprende que el Constituyente lejos de condicionar la activación de la
acción de libertad por vulneración del derecho a la vida, a la vinculación causal de
privación previa del derecho a la libertad, se limitó a enumerarlo como causal
independiente de activación de la acción de libertad en concordancia normativa con los arts.
46 y 47 del Código Procesal Constitucional (CPCo). En esa dimensión argumentativa, es
que se establece que el derecho a la vida, por la tutela inmediata que requiere, puede
ser protegido indistintamente por la acción de amparo constitucional o por la acción
de libertad, pues una interpretación diferente afecta la noción básica de interpretación de
los derechos humanos (así mismo de los derechos fundamentales), cual es la interpretación
favorable al ser humano.
25
Acogiendo la doctrina del Derecho Procesal Constitucional, el Tribunal Constitucional, a
través de su jurisprudencia, ha definido que un acto será considerado como persecución
ilegal con relevancia constitucional cuando concurran dos condiciones. La primera, que el
atentado a la libertad sea decidido y en próxima “vía de ejecución”, pues los simples actos
preparatorios, como la vigilancia policial para conocer el domicilio de una persona y sus
cambios, no darán lugar a la procedencia de este recurso. La segunda, que la amenaza a la
libertad sea cierta, no conjetural o presuntiva, lo que significa que es un requisito para la
procedencia del recurso, la demostración de la positiva existencia de la amenaza o
restricción de la libertad 18.
Para abordar la presente problemática, prima facie, debe señalarse que al amparo del
régimen constitucional abrogado, este Tribunal, a través de sus líneas jurisprudenciales, ya
definió la persecución ilegal o indebida, así las SSCC 0419/2000-R, 0261/2001-R y
0535/2001-R, entre otras, definieron a este aspecto como: "…la acción de una autoridad
que busca, persigue u hostiga a una persona sin que exista motivo legal alguno ni una
orden expresa de captura emitida por autoridad competente en los casos establecidos por
ley, o cuando se emite una orden de detención, captura o aprehensión al margen de los
casos previstos por ley, e incumpliendo las formalidades y requisitos establecidos por
ella", entendimiento, que fue acogido por las SSCC 0016/2010-R y 0237/2010-R, entre
muchas otras.
18 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Pág. 172.
19 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0208/2011-R, de 11 de marzo de 2011.
26
desarrollada por la SC 0044/2010-R de 20 de abril, se enmarca dentro de lo que en doctrina
se conoce como “hábeas corpus” restringido.
En este contexto, debe precisarse que este segundo cause, debe ser entendido de manera
sistémica con la línea jurisprudencial establecida en las SSCC 0008/2010-R y 0080/2010-R,
entendimientos que plasman la subsidiaridad excepcional de la acción de libertad.
Ahora bien, existen supuestos en los cuales posteriormente a esta persecución, ya no se está
privando la libertad de la persona que solicita la tutela; sin embargo, ese aspecto no puede
representar per se la imposibilidad del ejercicio de la acción constitucional, pues la acción
de libertad, tiene distintas modalidades entre ellas se encuentra la modalidad innovativa. La
misma tradicionalmente procede a efectos de tutelar una detención cuando ésta ya ha
cesado a efectos de no dejar en impunidad el actuar lesivo de quienes han lesionado el
derecho a la libertad.
27
Este instituto, en el desarrollo jurisprudencial constitucional en nuestro país, tiene un muy
importante antecedente en lo sostenido por la SC 0327/2004-R de 10 de marzo, que aunque
no menciona de forma expresa este tipo del entonces habeas corpus, lo identifica en su
esencialidad cuando señala que: 'Del análisis de los debates parlamentarios desarrollados
en el proceso de sanción de la ley aludida, se extrae que la ratio legis del precepto aludido
está en la necesidad de que el instituto jurídico en examen brinde protección en aquellos
supuestos en los que '…una autoridad legal arbitrariamente detiene a una persona sin que
haya existido causa que lo justifique y tenemos centenares de casos, finalmente la ponen en
libertad se acabó el tema, no hay protección, no hay tutela de los derechos humanos, les
digo verdaderamente, no avanzar en el texto en la forma como está propuesta supone
volver al viejo judicialismo para eso no cambiamos nada […] yo puedo demandar a una
autoridad que me ha detenido ocho días y después me ha puesto en libertad […] ya estoy
en libertad y quiero plantear el recurso de hábeas corpus para que la autoridad que ha
cometido semejante abuso, que me ha privado de derechos de alimentar a mi familia, de
ver a mis hijos, de cumplir con mi trabajo de manera arbitraria, ilegal e inconstitucional
debe ser sancionada y el recurso de hábeas corpus declarado procedente […] (Cfr.
Redactor, Tomo IV, noviembre de 1997, H. Cámara de Diputados) (…).
28
Acorde a lo expuesto, y de acuerdo a la nueva coyuntura constitucional imperante desde
febrero de 2009, nuestro país atraviesa un proceso de constitucionalización en sus
instituciones jurídicas y políticas. No se encuentra al margen la justicia constitucional, que
acoge parámetros interpretativos y de amparo más garantistas y favorables a la protección
de los derechos y de los derechos humanos.
En ese sentido, la interpretación que debe hacerse respecto del art. 125 constitucional, no
debe recorrer un camino restrictivo, en el sentido de que únicamente la acción de libertad
pueda ser interpuesta cuando la persona se encuentre privada de libertad, pues partiendo de
un criterio amplio y garantista como se tiene anotado, este mecanismo puede operar cuando
efectivamente ha cesado la vulneración al derecho protegido. Este criterio se justifica, al
análisis de lo dispuesto por el art. 256 de la CPE, que de forma expresa reconoce criterios
de interpretación más favorables que los contenidos en nuestra propia Ley Fundamental y
que se encuentran contenidos en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos.
21 “Tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, reconocen en sus arts. 5 y 29, respectivamente, el principio pro hómine como criterio de interpretación de las
normas sobre Derechos Humanos. En virtud a este principio, el juzgador debe aplicar aquellas normas que resulten más
favorables para la persona, para su libertad y sus derechos, cuando es el Estado, a través de sus autoridades o
servidores públicos, quienes los lesionan. Este principio también implica que las normas sobre Derechos Humanos
deben ser interpretadas en el sentido que más favorezca a la persona, vinculándose, en consecuencia, con el principio
de interpretación progresiva de los derechos, en virtud del cual entre varios entendimientos posibles, debe optarse por
aquél que limite en menor medida el derecho o garantía que se denuncia como vulnerado, es decir, se debe elegir la
interpretación más extensiva en cuanto al reconocimiento de derechos y una interpretación más restringida cuando se
establezcan límites al ejercicio de los mismos. El principio pro homine, por otra parte, está reconocido en los arts. 13.IV y
256 de la CPE, normas que expresamente prevén que se debe adoptar la interpretación más favorable para los derechos
humanos.”. Sentencia Constitucional Nº0006/2010-R, de 6 de abril de 2010.
29
Innovativa en los casos de detenciones ilegales es el producto de una interpretación
garantista de la naturaleza de la acción de libertad; sin embargo, esto no debe ser en ningún
caso óbice para que este razonamiento pueda ser también aplicado a otras modalidades
protectivas de la acción de libertad, como el caso de la persecución indebida, la cual al
igual que la detención puede haber cesado; empero, la ilegalidad restrictiva del derecho a la
libertad fue consumada, por ello a efectos de determinar la responsabilidad del caso, y de
construir una matriz jurisprudencial preventiva de la vulneración de derechos
fundamentales, corresponderá también en estos casos pronunciarse en el fondo de la
problemática a efectos de determinar la responsabilidad de las autoridades”.
a) el principio de reserva de Ley, lo que significa que este derecho solo podrá ser
restringido en los casos y según las formas previstas por la Ley;
Para la restricción del derecho a la libertad física como medida cautelar de carácter
personal, el Código de Procedimiento Penal ha previsto requisitos y condiciones, a objeto
de evitar que la medida se convierta en una condena anticipada; de manera que la detención
preventiva debe aplicarse restringidamente como una medida excepcional última para
garantizar la concurrencia del imputado a la sustanciación del proceso penal. La norma
prevista por art. 7 del Código de Procedimiento dispone expresamente que “la aplicación
de medidas cautelares (...) será excepcional”; en coherencia con dicha norma el art. 221
del mismo Código dispone que: “la libertad personal y los demás derechos y garantías (...)
sólo podrán ser restringidos cuando sea indispensable para asegurar la averiguación de la
verdad, el desarrollo del proceso y la aplicación de la Ley”.
En el contexto referido, la norma prevista por el art. 233 del Código de Procedimiento
Penal exige la concurrencia de los requisitos para la aplicación de la detención preventiva:
30
1) la existencia de elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es,
con probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible; y 2) la existencia de elementos de
convicción suficientes de que el imputado no se someterá al proceso u obstaculizará la
averiguación de la verdad.
En coherencia con lo previsto por las normas procesales citadas, las normas previstas por el
art. 232 del Código de Procedimiento Penal, definen los supuestos jurídicos en los que, a
pesar de concurrir los requisitos previstos por el art. 233 citado, no procede la aplicación de
la detención preventiva; esos supuestos jurídicos son: 1) En los delitos de acción privada; 2)
En aquellos que no tengan prevista pena privativa de libertad; y, 3) En los delitos (de
acción pública) sancionados con pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior a
tres años.
Como parte de las condiciones de validez constitucional para la restricción del ejercicio
de la libertad física por vía cautelar, deberán concurrir los siguientes requisitos de orden
procesal:
a) Solicitud expresa y fundamentada; según la norma prevista por el art. 233 del Código
de Procedimiento Penal “Realizada la imputación formal, el juez podrá ordenar la
detención preventiva del imputado, a pedido fundamentado del fiscal o de la víctima
aunque no se hubiera constituido en querellante (..)”, lo que significa que la parte acusadora
deberá solicitar expresamente la aplicación de la medida cautelar de carácter personal,
exponiendo los fundamentos de hecho y de derecho que sustenten la solicitud; deberá
demostrar la concurrencia de los requisitos previstos por ley para justificar la aplicación de
dicha medida. La exigencia de esta condición responde a la naturaleza jurídica del sistema
procesal oral acusatorio, el que se encuentra regido por principios garantistas, entre ellos el
“ne procedat iudex ex oficio”, es decir, el juez no puede proceder de oficio.
31
Al respecto, la jurisprudencia constitucional establecida en la SC 079/02-R de 23 de enero
ha definido que “(...) la privación de libertad como una medida cautelar excepcional, sea
detención preventiva o formal, sólo es admisible a solicitud de parte nunca de oficio, y
siempre que exista un mínimo de información que fundamente una sospecha racional y
fundada de que una persona puede ser autora de un hecho punible (...)”.
c) Motivación legal de la decisión judicial; según las normas previstas por el art. 236 del
Código de Procedimiento Penal, la restricción del ejercicio del derecho a la libertad física
procederá siempre y cuando se cumplan los siguientes requisitos: 1) la detención preventiva
debe ser dispuesta expresamente por el Juez; 2) la autoridad judicial debe expresar la
fundamentación legal sobre los presupuestos que motivan la detención, con cita de las
normas legales aplicables.
De lo referido, se puede concluir que toda restricción o limitación del ejercicio del derecho
a la libertad física sin cumplir con las condiciones de validez constitucional descritas
precedentemente se constituye en ilegal, lo que significa que la detención preventiva es
calificada de ilegal, dando lugar a que la víctima de esa restricción quede legitimada para
plantear el recurso de hábeas corpus, para lograr se le conceda la tutela a su derecho,
disponiéndose la reparación de la restricción ilegal 22.
En principio, cabe señalar que el recurso de hábeas corpus, actualmente acción de libertad,
constituye una garantía instrumental de rango constitucional, que garantiza el ejercicio y
respeto del derecho a la libertad personal y de locomoción, inclusive ahora, el derecho a la
vida, cuando ésta se encuentra afectada por la restricción o supresión de la libertad, cuya
finalidad es hacer frente a una situación de arbitrariedad proveniente de autoridades y/o
particulares. Así el art. 125 de la CPE, establece que: “Toda persona que considere que su
vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o
privada de libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de manera
oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante
cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a
su vida, cese la persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se
restituya su derecho a la libertad”. Cabe hacer hincapié, que el Constituyente ha previsto la
exención de toda formalidad en su interposición, así como la rapidez en su trámite que es
sumarísimo y su efecto inmediato, pudiendo ser preventivo, correctivo o reparador.
De conformidad a lo previsto por el art. 125 de la CPE, esta acción tutelar puede ser
presentada por toda persona física en los siguientes casos: a) Cuando considere que su
vida está en peligro; b) Que es ilegalmente perseguida; c) Que es indebidamente
procesada; y, d) o privada de libertad personal.
22 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Págs. 173-176.
23 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0895/2010-R, de 10 de agosto de 2010.
33
existe; de no ser así, se desnaturalizaría la esencia de la presente acción de defensa, dado
que el petitorio de que “se restituyan sus derechos”, ya no tendría sentido si se está en
libertad; por ello y reconduciendo la línea jurisprudencial asumida en la SC 1489/2003-R
de 20 de octubre, señaló que:
Así como no hay derechos absolutos, no hay reglas que no permitan una excepción cuando
en mérito a ello se materializará un derecho fundamental, sin alterar la esencia y naturaleza
de la acción tutelar, en este caso de la acción de libertad; y es que debe tenerse en cuenta
que hay situaciones particulares en las que estando el ciudadano privado de libertad no es
posible activar ningún medio de defensa ordinario, mucho menos extraordinario o de rango
constitucional, pese a la lesión sufrida; por ello es oportuno complementar al entendimiento
asumido en la citada SC 0451/2010-R, con referencia a que cuando se aduzca o se denuncie
detención indebida, la acción de libertad debe ser interpuesta estando en privación o
restricción de la libertad física, no luego de haber cesado: “Salvo que por las situaciones
debidamente justificadas y la particularidad del caso, durante la privación de libertad no
le fue posible interponer la acción de libertad, sino inmediatamente después de haber
cesado la misma, lo cual no hace desparecer el acto ilegal y amerita un pronunciamiento
de fondo a objeto de establecer las responsabilidades que correspondan, sean civiles,
penales, u otras, dependiendo de la gravedad y del sujeto pasivo o causante de la lesión de
derechos”.
Entonces, si a pesar de lo previsto por las normas citadas, la autoridad judicial fija una
fianza económica en un monto muy elevado, que debido a la situación patrimonial del
imputado, se hace de imposible incumplimiento, esa decisión será calificada de indebida,
por lo que la prisión preventiva, originalmente legal, se convertirá en indebida, porque al
36
calificar la fianza en un monto de imposible cumplimiento, el Juez, estará inviabilizando el
beneficio otorgado al imputado, por lo mismo estará haciendo que la restricción se
convierta en indebida.
Con relación al tema, el Tribunal Constitucional ha calificado como una conducta indebida
el que un Juez Cautelar no expida oportunamente el mandamiento de libertad; ya que ello
lesiona el derecho a la libertad física del imputado; así en su SC 1054/2001-R de 28 de
septiembre, refiriéndose al tema ha señalado que “(..) al tratarse de un trámite vinculado a
la libertad, bien jurídico de máximo valor constitucional, el Juez demandado al haber
ordenado se libre el mandamiento de libertad a favor del recurrente cuando éste obló el
monto de la fianza y cumplió con las demás medidas sustitutivas impuestas -circunstancia
reconocida por la misma autoridad recurrida- tenía el deber jurídico de firmar el
mandamiento correspondiente (..) al no haber procedido de esta manera, la autoridad
demandada ha permitido la prolongación indebida de la detención del procesado”.
37
4º Cuando al procesado condenado a sufrir pena privativa de libertad se le niega, sin
justificativo legal alguno, la concesión de alguno de los beneficios que instituyen la
Constitución y ley. Se entiende que si la Constitución y el Código Penal instituyen
beneficios en favor de aquellas personas contra quienes ha recaído una sentencia
condenatoria a pena privativa de libertad, beneficios como el indulto, libertad condicional,
suspensión condicional de la pena y perdón judicial; éstos tienen por finalidad la
resocialización y reinserción social de los delincuentes; entonces, los jueces y tribunales
tienen la obligación de tramitar y conceder, de oficio o a instancia de parte según
corresponda, esos beneficios en favor de los reos que cumplen con los requisitos y
condiciones establecidos, salvo las limitaciones o restricciones previstas por la propia
Constitución o la Ley24.
Con relación a al procesamiento ilegal o indebido, cabe aclarar que el recurso de hábeas
corpus, hoy Acción de Libertad sólo se activa en aquellos casos en los que dicho
procesamiento ilegal deriva en la restricción o supresión material del derecho a la libertad
física; pues de contrario, si el derecho tutelado no fue restringido o suprimido, no
corresponde reparar la vulneración del derecho al debido proceso por esta vía tutelar, sino
por la vía de la Acción de Amparo Constitucional.
24 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Págs. 177-182.
38
materialmente la libertad física o derecho de locomoción, pues de no ser así,
siempre será posible corregir las deficiencias procesales que vulneren la garantía
del debido proceso, mediante los procedimientos ordinarios establecidos por Ley y
no mediante el procedimiento extraordinario como es el Hábeas Corpus”.
Posteriormente, mediante su SC 479/2001-R de 18 de mayo, reiteró la
jurisprudencia referida, señalando que “(...) conforme lo ha establecido la
uniforme jurisprudencia de este Tribunal, la protección que brinda el art. 18 de la
Constitución Política en cuanto al debido proceso se refiere, no abarca a todas las
formas en que el mismo puede ser infringido, sino sólo a aquellos supuestos en los
que está directamente vinculado el derecho a la libertad personal o de locomoción,
por operar como causa para su restricción o supresión, quedando por tanto las
demás bajo la tutela que brinda el art. 19 constitucional, que a diferencia del
Hábeas Corpus, exige para su procedencia el agotamiento de otras vías o recursos
idóneos para lograr la reparación inmediata del acto o la omisión ilegal”.
“La protección que brinda la acción de libertad -antes recurso de hábeas corpus-
en cuanto al debido proceso se refiere, no abarca a todas las formas en que el
mismo puede ser infringido, sino sólo a aquellos supuestos en los que está
directamente vinculado al derecho a la libertad personal o de locomoción; en los
demás casos, las lesiones al debido proceso deben ser reparadas por los mismos
órganos jurisdiccionales que conocen la causa, lo que implica que quien ha sido
objeto de esa lesión, debe pedir la reparación a los jueces y tribunales ordinarios,
asumiendo activamente su rol dentro del proceso, a través de los medios y recursos
que prevé la ley, y sólo agotados éstos, se podrá acudir ante la jurisdicción
constitucional a través del amparo constitucional, como medio idóneo para
precautelar las lesiones a la garantía del debido proceso; a no ser que se constate
que a consecuencia de las violaciones invocadas, se colocó al accionante en
absoluto estado de indefensión, lo que no le permitió impugnar los supuestos actos
ilegales y que recién tuvo conocimiento del proceso al momento de la persecución o
la privación de la libertad.
39
Tribunal mediante las SSCC 0024/2001-R y 1865/2004-R, entre otras, y
recientemente en la presente gestión a partir de la SC 0008/2010-R” 25.
25 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Págs. 183-185.
26 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0992/2011-R, de 22 de junio de 2011.
40
Asimismo, la SC 0024/2001-R de 16 de enero, complementó el entendimiento citado supra
y señaló: "Que la protección que brinda el art. 18 de la Constitución Política en cuanto al
debido proceso se refiere, no abarca a todas las formas en que el mismo puede ser
infringido, sino sólo a aquellos supuestos en los que está directamente vinculado al
derecho a la libertad personal o de locomoción, por operar como causa para su restricción
o supresión, quedando por tanto las demás bajo la tutela que brinda el art. 19
constitucional, que a diferencia del Hábeas Corpus, exige para su procedencia el
agotamiento de otras vías o recursos idóneos para lograr la reparación inmediata del acto
o la omisión ilegal", criterio asumido también por la SC 1126/2002-R de 18 de septiembre.
precisando que se trata de un derecho que forma parte del Bloque de Constitucionalidad, al señalar: “Cabe anotar que el
derecho al Habeas Corpus no sólo se encuentra consagrado en el artículo 30 de la Carta. Adicionalmente, corresponde a
un derecho establecido en los tratados internacionales sobre derechos humanos que no pueden ser suspendidos en
estados de excepción. En consecuencia, forma parte del llamado bloque de constitucionalidad”. Asimismo, respecto a la
naturaleza del Habeas Corpus, en reiterada jurisprudencia, la Corte Constitucional ha indicado que el Habeas Corpus es
tanto un derecho fundamental, como un mecanismo de protección de la libertad personal. En cuanto se refiere al Habeas
Corpus entendido como garantía procesal destinado a la defensa de la libertad, la Corte ha señalado: “El habeas corpus,
precisamente, es una acción pública y sumaria enderezada a garantizar la libertad - uno de los más importantes
derechos fundamentales si no el primero y más fundamental de todos - y a resguardar su esfera intangible de los
ataques e intromisiones abusivos. Se trata de la principal garantía de la inviolabilidad de la libertad personal. Su relación
genética y funcional con el ejercicio y disfrute de la libertad, física y moral, no limita su designio a reaccionar simplemente
contra las detenciones o arrestos arbitrarios. La privación de la libertad, de cualquier naturaleza con tal que incida en su
núcleo esencial, proceda ella de un agente público o privado, justifica la invocación de esta especial técnica de
protección de los derechos fundamentales, cuyo resultado, de otra parte, es independiente de las consecuencias penales
o civiles que contra éstos últimos necesariamente han de sobrevenir si se comprueba que su actuación fue ilegítima o
arbitraria”.
41
"Conforme al orden constitucional y la jurisprudencia glosada, el procesamiento
ilegal al que hace referencia la norma fundamental del país en su art. 18 de la
CPEabrog., no es comprensivo de la garantía del debido proceso, pues ésta
encuentra protección en el art. 19 de la CPEabrog., sino de aquel procesamiento
ilegal, es decir sin respaldo alguno en el ordenamiento jurídico, que opera como
causa para la privación de la libertad. Esto con la finalidad de evitar que a través
de un procedimiento arbitrario, se imponga una sanción o condena penal. (…)
Ahora bien, considerando que las líneas jurisprudenciales emanadas del Tribunal deben ser
aplicadas e interpretadas de forma integral y sistémica, con la finalidad de uniformar
criterios y desarrollarlos en estricta concordancia y armonía con el nuevo orden
constitucional, es menester señalar además, que para el desarrollo de los presupuestos
aplicables al procesamiento indebido como postulado de activación de la acción de libertad,
deben considerarse las SSCC 008/2010-R y 080/2010-R, lineamientos que al versar sobre
las reglas de subsidiaridad excepcional de la acción libertad, complementan los postulados
para la activación de este mecanismo frente a procesamientos indebidos.
9. Los fines de la garantía del habeas corpus y los pactos internacionales sobre la
materia 28
No cabe duda que la finalidad con la que nació el hábeas corpus en Bolivia, se adscribe
dentro de los fines que persiguió esta garantía desde sus primeras articulaciones jurídicas
(el Interdicto romano homine libero exhibendo, el hábeas corpus inglés de 1679 y el Fuero
o juicio de manifestación instituido en 1428 en el Reino de Aragón) hasta su configuración
moderna: dotar a la persona humana de un medio de defensa breve y sumario, destinado a
conservar o recuperar su libertad, cuando la misma hubiere sido indebida o arbitrariamente
vulnerada, como alternativa a los procedimientos ordinarios caracterizados por la
morosidad en su trámite y resolución. Este entendimiento está presente en el contenido
procesal del art. 18 de la CPE abrogada (actual art. 125 constitucional), cuando en lo
pertinente, establecía en los parágrafos II, III y IV, un procedimiento breve, sumario y
eficaz, para la tutela del derecho a la libertad (de locomoción o ambulatoria).
28Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia Constitucional
Nº0160/2005-R, 23 de febrero de 2005.
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9.1. Supuestos de subsidiariedad del hábeas corpus
Como se puede apreciar, lo que persiguen los pactos internacionales sobre derechos
humanos, es garantizar la existencia de un recurso sumario, pronto y eficaz, al que pueda
acudir toda persona, para que ésta sin demora, decida sobre la lesión a la libertad alegada,
recurso que no necesariamente tiene que ser, el hábeas corpus.
9.2. Medios de impugnación específicos y aptos contra las resoluciones sobre medidas
cautelares
El Código de procedimiento penal, dentro del sistema de recursos que dispensa a las partes,
prevé el de apelación contra las resoluciones que dispongan, modifiquen o rechacen las
medidas cautelares, que se muestra como un recurso sumario, pronto y efectivo, dado que
conforme lo establece el art. 251 del CPP, una vez interpuesto este recurso, las actuaciones
pertinentes deben ser remitidas ante la Corte Superior de Justicia en el término de
veinticuatro horas, debiendo el tribunal de apelación resolver el recurso, sin más trámite y
en audiencia dentro de los tres días siguientes de recibidas las actuaciones.
29 Consecuente con lo anotado, la Sentencia Constitucional Nº0608/2010-R de 19 de julio, refirió que: “...para que se
abra la tutela que brinda esta acción, es preciso que previamente se determine si existen los medios de impugnación
específicos e idóneos para restituir el derecho a la libertad en forma inmediata, pero además de ello, se debe considerar
también que cuando quien recurre de hábeas corpus, acciona en forma paralela un medio de defensa previsto en el
ordenamiento jurídico, aún en el supuesto de que dicho medio o recurso no sea el más idóneo, eficaz o inmediato, es
lógico suponer que tampoco procede esta acción tutelar en aplicación de la excepción de subsidiariedad, ello debido a
que el recurrente, actual accionante, no puede activar dos jurisdicciones en forma simultánea para efectuar sus
reclamos, no siendo admisible dicha situación que de ocurrir inviabiliza la acción tutelar, pues al activar en forma
simultánea la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción constitucional, para que ambas conozcan y resuelvan las
irregularidades denunciadas, se crearía una disfunción procesal contraria al orden jurídico".
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moduló y complementó el entendimiento sentado en la SC 160/2005-R de 23 de febrero, y
en lo pertinente señaló que:
II. Asimismo, cuando exista privación efectiva de libertad, por ser esta una causal
grave, se entenderá que la vía procesal existente no es idónea, cuando se pruebe
que una vez activados estos mecanismos procesales, su resolución y efectiva
protección serán dilatadas, por ejemplo, por ser irrazonables los plazos de
resolución; por existir excesiva carga procesal para una rápida decisión o
ejecución de la decisión o por no cumplirse con los plazos para emisión de
resoluciones establecidos por la ley.
IV. En mérito a este entendimiento, se aclara que las subreglas que sobre la base de
la sentencia 0160/2005-R se desarrollaron a través de la SC 0181/2005-R y muchas
otras más, deben ser reconducidas a la modulación realizada en la presente
Sentencia”.
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El art. 167 de la misma norma adjetiva penal, disciplina el resguardo normativo
frente a la actividad procesal defectuosa, determinando en el art. 168 los supuestos
para la corrección de oficio o a petición de parte de actos que puedan ser
enmendados. Asimismo, los arts. 169 y 170 regulan los supuestos de hecho
catalogados como defectos procesales absolutos y relativos. Precisamente, para
corregir actos procesales defectuosos que puedan afectar derechos fundamentales,
en la segunda parte, capítulo IV del Código de Procedimiento Penal, se norma el
procedimiento para la tramitación de excepciones e incidentes, concretamente, los
arts. 314 y 315 regulan el procedimiento para los incidentes, que en caso de actos
procesales defectuosos, constituyen mecanismos de defensa expresos, efectivos,
idóneos y oportunos para pedir protección de derechos fundamentales afectados en
el proceso, mecanismos que deben ser agotados antes de acudir a la tutela
constitucional.
Bajo la premisa expuesta, los medios de defensa, y en este caso la acción de libertad, no
puede ser desnaturalizada en su esencia y finalidad, debiendo evitarse que se convierta en
un medio alternativo o paralelo que provoque confrontación jurídica con la jurisdicción
ordinaria; por ello, y sin que implique una restricción a sus alcances, ni desconocimiento al
principio de favorabilidad, sino para que no pierda su esencia misma de ser un recurso
heroico, se ha establecido que en los casos, que en materia penal se impugnen actuaciones
no judiciales -antes de la imputación formal- y judiciales -posteriores a la imputación-, a
través de la acción de libertad, hay aspectos que se deben tener en cuenta, en los cuales de
manera excepcional, no es posible ingresar al fondo de la acción de libertad, a objeto de
guardar el equilibrio y complementariedad entre ambas jurisdicciones, en los siguientes
supuestos:
Primer supuesto:
Segundo supuesto:
Cuando existe imputación y/o acusación formal, y se impugna una resolución judicial de
medida cautelar que; por ende, afecta al derecho a la libertad física o de locomoción, con
carácter previo a interponer la acción de libertad, se debe apelar la misma, para que el
superior en grado tenga la posibilidad de corregir la arbitrariedad denunciada. Puesto que el
orden legal penal ha previsto ese medio impugnativo, precisamente para que a través de un
recurso rápido, idóneo, efectivo y con la mayor celeridad se repare en el mismo órgano
judicial, las arbitrariedades y/o errores que se hubiesen cometido en dicha fase o etapa
procesal. Lo propio si está referido a cuestiones lesivas a derechos fundamentales
relacionados a actividad procesal defectuosa, o relacionado al debido proceso, casos en los
cuales se debe acudir ante la autoridad judicial que conoce la causa en ese momento
procesal, puesto que el debido proceso es impugnable a través de la acción de libertad, sólo
30Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia Constitucional
Nº0080/2010-R, de 3 de mayo de 2010.
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en los casos de indefensión absoluta y manifiesta, o que dicho acto sea la causa directa de la
privación, o restricción a la libertad física.
Tercer supuesto:
Dada la naturaleza jurídica, finalidad y los derechos tutelados por esta acción de defensa,
que son a la vida, a la libertad física y de locomoción, en los casos en que se constate que el
accionante está frente a un daño inminente e irreparable, pese a existir las excepciones
antes expuestas, no es posible aplicar las mismas, sino que, corresponde ingresar al análisis
de fondo, sea concediendo o denegando la tutela solicitada, en los siguientes casos:
En cuanto a la situación descrita en el inc. b) referida a los casos: “Cuando hay detención
efectiva y evidente negligencia o dilación por parte de las autoridades que rigen la
actividad procesal penal, -por ejemplo si fijan audiencias de consideración con plazos no
razonables, la injustificada suspensión, entre otras circunstancias-”. Cabe mencionar que
si bien en estos casos de evidente dilación, se activa inmediatamente esta acción tutelar
para impugnar esa actitud lesiva a la libertad por parte de la autoridad jurisdiccional que
prolonga la privación de libertad; no obstante, y sin que sea exigible por lo explicado
precedentemente y dada la naturaleza no subsidiaria de esta acción; el agraviado debe tener
en cuenta que la norma adjetiva penal le da la facultad de interponer recurso de reposición
para impugnar en este caso, el decreto de fijación o suspensión de audiencia, y que puede
ser activado oralmente en el acto y resuelto de inmediato en la misma audiencia, y si es por
escrito, puede ser interpuesto en veinticuatro horas y resuelto en igual plazo, de tal manera
que en la misma instancia se reencauce el proceso y se restablezcan sus derechos.
Por tanto, ante esta situación dilatoria, puede acudir directamente a la acción de libertad, o
en su defecto antes de interponer esta acción tutelar, puede formular recurso de reposición;
empero, lo que no está permitido es que el agraviado incumpliendo su deber de actuar con
lealtad procesal, habiendo activado el recurso de reposición y estando en trámite el mismo
en la jurisdicción ordinaria, de manera paralela active la acción de libertad en la
jurisdicción constitucional, en ese caso no es posible ingresar al análisis de fondo.
Entendimiento ya fue establecido en la SC 0030/2010-R de 13 de abril.
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protección de la libertad física sino también al derecho a la vida, al derecho de locomoción
cuando está vinculada a la libertad personal y eventualmente a la vida; así, aunque en lo
particular pueda referirse a la subsidiariedad en el supuesto que el caso esté vinculado a un
indebido procesamiento, de ninguna manera esta particularidad hace de la acción de
libertad una acción de naturaleza subsidiaria.
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carácter subsidiario que no corresponde a su naturaleza y que, en el caso descrito, carece de
fundamento constitucional y legal 32.
En ese mismo orden, con relación específicamente a la presunta lesión del derecho a la
libertad personal por causa de un indebida privación de libertad; es decir, cuando la
restricción se hubiera presuntamente operado al margen de los casos y formas establecidas
por ley y que, sin embargo, tal hecho se hubiera dado a conocer al juez cautelar del inicio
de la investigación y, en su caso, de la imputación, resulta indispensable recordar que el art.
54.1 del CPP, establece que entre las competencias del Juez de Instrucción en lo Penal, está
el ejercer el control jurisdiccional de la investigación, lo que significa, que es la autoridad
encargada de resguardar que la etapa de investigación se realice conforme a procedimiento
y en estricta observancia de respeto a los derechos fundamentales y garantías
constitucionales de las partes del proceso -imputado, querellante y víctima-.
10.3. Aprehensión ilegal debe ser resuelta con carácter prioritario por el
Juez cautelar
32 “Por su parte, la SC 0003/2012 de 13 de marzo, señaló: “Con la misma lógica, y considerando los nuevos retos de un
Tribunal Constitucional Plurinacional, es importante no activar innecesariamente esta jurisdicción, en la nueva coyuntura
constitucional plurinacional, se ve la necesidad de fortalecer otros aspectos inherentes al nuevo modelo de Estado
plasmado en la Norma Fundamental; por eso mismo, es imperioso que las controversias que podrían conllevar a
suscitar una acción constitucional, previamente sean resueltas y respondidas en las instancias establecidas en
nuestro ordenamiento jurídico, ya sea un vocal, un juez y el propio Ministerio Público, pero claro está, antes de
activar una acción tutelar” (las negrillas son nuestras). En consecuencia, y de acuerdo con la jurisprudencia
constitucional glosada, la acción de libertad no puede constituirse en un medio adicional o supletorio que pueda ser
activado cuando no se hizo uso oportuno de los mecanismos ordinarios de defensa instituidos por el ordenamiento
jurídico, cuando aquellos fueron activados extemporáneamente o cuando se pretende obtener un pronunciamiento más
rápido sin el previo agotamiento de las instancias respectivas en la jurisdicción ordinaria, pues conforme se ha sostenido,
la presente vía, se caracteriza por ser un medio eficaz de defensa de los derechos y garantías de carácter subsidiario,
que únicamente opera cuando no existe otro medio de protección judicial” (Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional
Nº0900/2012, de 22 de agosto de 2012).
33 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº1907/2012, de 12 de octubre de 2012.
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Previo al análisis del caso concreto, es preciso realizar algunas consideraciones de orden
constitucional, dado que si bien anteriormente se desarrolló la línea jurisprudencial
establecida por el Tribunal Constitucional respecto al procedimiento establecido para las
denuncias sobre supuestas aprehensiones ilegales; así como se explicó que el juez cautelar
es la autoridad a cargo del control jurisdiccional de la etapa preparatoria y que las
resoluciones que dispongan, modifiquen o rechacen medidas cautelares, pronunciadas por
éste, admiten recurso de apelación incidental, conforme dispone el art. 251 del CPP.
No obstante ello, se debe aclarar lo que ocurre en aquellos casos en los cuales, los afectados
se encuentran privados de libertad como consecuencia de una aprehensión que consideran
ilegal y acuden con su reclamo ante el Juez cautelar; y a la par, el Ministerio Público
presenta imputación formal solicitando la aplicación de alguna medida cautelar.
Si del análisis efectuado, el juzgador concluye que tanto el aspecto formal como material
fue observado al momento de la aprehensión, determinará la legalidad de la aprehensión
y, con los elementos de convicción existentes, pronunciará la Resolución mediante la cual
aplicará la medida cautelar pertinente, si es el caso, ajustada a lo previsto por el art. 233
del CPP, definiendo la situación jurídica del imputado.
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fue ilegal, ya que dicha aprehensión no guarda una relación directa con la detención
preventiva:
Como consecuencia, el debido proceso en materia penal, constituye ante todo una
limitación al poder punitivo del Estado, siendo que en su esencia comprende el
conjunto de garantías sustanciales y procesales establecidas por el legislador a
efectos de asegurar la legalidad, regularidad y eficacia de la actividad
jurisdiccional en la investigación y juzgamiento de los hechos punibles, siempre
bajo la condicionante de proteger los derechos y garantías constitucionales de las
personas; protección que abarca entre otros elementos, los principios medulares
que integran su núcleo esencial: legalidad, juez natural o legal, favorabilidad,
presunción de inocencia, derecho a la defensa (derecho a la asistencia de un
abogado, a presentar y controvertir pruebas, a oponer la nulidad de las obtenidas
con violación del debido proceso, y a impugnar la sentencia condenatoria), debido
proceso público sin dilaciones injustificadas, y a no ser juzgado dos veces por el
mismo hecho.
De esta manera, se concluye que el debido proceso penal, es una garantía procesal
establecida por la Constitución Política del Estado, que tiene como objetivo
proteger los derechos constitucionales que de él emergen y en ese proceso controlar
la capacidad punitiva del Estado que, en su momento puede afectar la libertad
personal y la presunción de inocencia de aquellos que se encuentran involucrados
en una contienda judicial penal.
Conclusión
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