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LA ACCIÓN DE LIBERTAD EN LA CONSTITUCIÓN BOLIVIANA.

Naturaleza jurídica, Oralidad y Subsidiariedad de acuerdo a las modulaciones de la


jurisprudencia constitucional

Abog. Alan E. Vargas Lima ∗


Miembro de la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales

Nota introductoria

Con carácter previo al desarrollo del estudio jurisprudencial propuesto, corresponde


precisar que la finalidad con la que nació el Hábeas Corpus en Bolivia, se adscribe dentro
de los fines que persiguió esta garantía desde sus primeras articulaciones jurídicas (el
Interdicto romano homine libero exhibendo, el hábeas corpus inglés de 1679 y el Fuero o
juicio de manifestación instituido en 1428 en el Reino de Aragón) hasta su configuración
moderna: dotar a la persona humana de un medio de defensa breve y sumario, destinado a
conservar o recuperar su libertad, cuando la misma hubiere sido indebida o arbitrariamente
vulnerada, como alternativa a los procedimientos ordinarios caracterizados por la
morosidad en su trámite y resolución (Cfr. Sentencia Constitucional Nº0160/2005-R, 23 de
febrero de 2005). Este entendimiento, ahora está presente en el contenido procesal del
artículo 125 constitucional, cuando en lo pertinente, establece en un procedimiento breve,
sumario y eficaz, para la tutela del derecho a la libertad (de locomoción o ambulatoria).

En este sentido se ha pronunciado la Sentencia Constitucional Plurinacional (SCP)


N°0813/2012, de 20 de agosto de 2012, que remontándose a los antecedentes históricos del
Habeas Corpus, menciona a Daniel Antokoletz, quien manifestaba que “el Hábeas Corpus
como amparo de la libertad de una persona detenida, se hallaba instituido ya en el
Derecho romano, pues Justiniano ya había definido el Habeas Corpus como la exhibición
de un hombre libre, para ampararlo en su libertad”; entendiéndose, que el proceso de
Habeas Corpus fue instituido a fin de garantizar la presencia de la persona que se encuentra
privada de libertad y evitar que la misma sea sometida a desapariciones forzosas o, en su
caso, a torturas por parte de las autoridades, protegiendo de esta manera el derecho a la vida
cuando está en relación con la libertad o derecho de locomoción de una persona.

En ese contexto, la Sentencia Constitucional Nº0011/2010-R de 6 de abril, ha definido la


naturaleza de esta Acción de Defensa, en la siguiente forma: “La acción de libertad, es una
acción jurisdiccional de defensa que tiene por finalidad proteger y/o restablecer el derecho
a la libertad física o humana, y también el derecho a la vida, si es que se halla en peligro a
raíz de la supresión o restricción a la libertad personal, sea disponiendo el cese de la
persecución indebida, el restablecimiento de las formalidades legales y/o la remisión del


Especialista en Derecho Constitucional y Procedimientos Constitucionales (UMSA). Docente de la
Universidad Privada Franz Tamayo (UNIFRANZ), del Centro de Capacitación Municipal (CCaM) y de la
Universidad Salesiana de Bolivia (USB). Autor de distintos Libros sobre Derecho Constitucional, Derecho
Procesal Constitucional y Derechos Humanos. Miembro de la Academia Boliviana de Estudios
Constitucionales (www.abec.org.bo); del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional –
Sección Nacional (Bolivia), y Secretario Académico de la Asociación Boliviana de Derecho Procesal
Constitucional. Abogado de la Dirección de Asesoría Legal del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.
Responsable del Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano (http://alanvargas4784.blogspot.com/).

1
caso al Juez competente, la restitución del derecho a la libertad física, o la protección de la
vida misma, motivo por el cual se constituye en una acción tutelar preventiva, correctiva y
reparadora de trascendental importancia que garantiza como su nombre lo indica, la
libertad, derecho consagrado por los arts. 22 y 23.I de la CPE”.

1. El Hábeas Corpus y su configuración actual como Acción de Libertad en Bolivia1

El art. 18.I de la Constitución boliviana abrogada (de 1967), establecía que: “Toda persona
que creyere estar indebida o ilegalmente perseguida, detenida, procesada o presa podrá
ocurrir, por sí o por cualquiera a su nombre, con poder notarial o sin él, ante la Corte
Superior del Distrito o ante cualquier juez de Partido, a elección suya, en demanda de que
se guarden las formalidades legales…”.

Actualmente, una previsión similar se encuentra contenida en el artículo 125 de la


Constitución Política del Estado vigente (CPE), que sostiene que: “Toda persona que
considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es
indebidamente procesada o privada de libertad personal, podrá interponer Acción de
Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquier a su nombre y sin
ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal competente en materia
penal…”.

Como se puede apreciar, entre ambas normas no existen diferencias substanciales,


manteniendo la Constitución vigente las características esenciales del hábeas corpus: El
informalismo, por la ausencia de requisitos formales en su presentación; la inmediatez, por
la urgencia en la protección de los derechos que resguarda; la sumariedad, por el trámite
caracterizado por su celeridad; la generalidad porque no reconoce ningún tipo de
privilegio, inmunidad o prerrogativa, y la inmediación, porque se requiere que la autoridad
judicial tenga contacto con la persona privada de libertad.

Cabe hacer notar, sin embargo, que la Constitución vigente acentúa algunas de las
características anotadas:

1) El informalismo 2, pues actualmente se amplía la posibilidad de presentación oral


de la Acción de Libertad, que antes estaba reservada sólo a los supuestos en que la
persona fuera menor de edad o incapacitada, analfabeta o notoriamente pobre y;

1 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0044/2010-R, de 20 de abril de 2010.


2 Al respecto, es pertinente señalar que la ausencia de formalidades en la presentación de la acción, no significa que la
parte accionante esté absuelta de acompañar la prueba suficiente y necesaria que acredite la verosimilitud de sus
denuncias, al tener por su cuenta la carga de demostrar la existencia del o los actos lesivos que hubieran restringido sus
derechos o garantías; requiriendo la jurisdicción constitucional de certidumbre para resolver el asunto compulsando los
hechos impugnados en función a los elementos probatorios que los respalden. En ese marco, la Sentencia
Constitucional 0320/2010-R, de 15 de junio, precisó: “…la naturaleza de aplicación del principio de informalismo en esta
acción tutelar, responde a efectivizar la acción de defensa en forma oportuna y eficaz en atención a los derechos
fundamentales protegidos, vida y libertad, prescindiendo de formalidades procesales referidas a necesaria presentación
escrita, por el agraviado o con mandato expreso, con precisión del derecho conculcado, su relación con los hechos y
todos aquellos elementos de derecho que hacen a un medio o recurso de defensa; no obstante ello no implica que puede
prescindirse la presentación de prueba mínima que acredite los hechos denunciados, en razón a que al sustanciar y
resolver la acción tutelar, la jurisdicción constitucional requiere de certidumbre sobre la vulneración del o los derechos

2
2) La inmediación, ya que la CPE, señala que la autoridad judicial, una vez
presentada la acción, debe disponer que el accionante sea conducido a su presencia
o acudir al lugar de la detención, última posibilidad que no estaba contemplada en la
Constitución abrogada y que es fundamental para comprobar las condiciones en que
la persona se encuentra privada de libertad, especialmente cuando existe denuncia
de torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes, o si se ha vulnerado el derecho
a la integridad física o existe amenaza a su vida.

Otra de las modificaciones introducidas en la Constitución, es la relativa a la competencia


del juez o tribunal que conoce la acción, toda vez que actualmente la Acción de Libertad
debe presentarse ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, lo que sin
duda es saludable dada la especialización de los jueces en esta materia de la cual emergen
la mayoría de las acciones de libertad. Sin embargo, las modificaciones más importantes,
están referidas al ámbito de protección de la acción de libertad, que alcanza ahora al
derecho a la vida y a la posibilidad de presentar la acción de libertad también contra
particulares, conforme se desprende del art. 126 de la CPE.

1.1. El Juez o tribunal competente para conocer la acción de libertad 3

Al respecto, la Sentencia Constitucional (SC) Nº0756/2011-R de 20 de mayo, manifestó


que la competencia consiste en la capacidad o aptitud reconocida a un Juez o Tribunal para
ejercer funciones respecto de un asunto o materia, con la finalidad que la conozca y
resuelva. En los procedimientos constitucionales, también la competencia del tribunal de
garantías es de vital importancia, considerando que sus decisiones sólo serán válidas, si
emergen de quién o quienes estén revestidos de la facultad legal para asumir y decidir
acerca de la presunta vulneración de derechos fundamentales y garantías constitucionales.

“Al respecto, conviene precisar que del debido proceso en su faceta adjetiva, se
desprende uno de sus componentes esenciales, el del juez natural, que en síntesis
constituye la legitimación de una decisión proveniente de quien la ejerce por
mandato legal, en el ámbito de la jurisdicción constitucional, de la propia Ley
Fundamental, por ello coincidimos en afirmar que la competencia no puede ser
prorrogable por la voluntad del juzgador, ni la tolerancia de las partes, no puede
delegarse por decisión personal, sólo es admisible excepcionalmente por excusa o
recusación, tampoco puede ser atribuida o apropiada indebidamente por un juez o
tribunal, de hacerlo, sus actos y decisiones son nulos de pleno derecho, no tienen
ningún efecto, ni causan consecuencia jurídica alguna”.

invocados para tutelar y protegerlos, compulsando los hechos denunciados con los elementos probatorios que generen
convicción del acto ilegal u omisión indebida, caso contrario se ve impedida de otorgar la tutela solicitada. En ese sentido
se pronunció la jurisprudencia constitucional señalando: 'Si bien es cierto que el art. 90.II de la LTC, determina que el
hábeas corpus no requiere mayores formalidades para ser interpuesto, no es menos evidente que la parte recurrente
debe acompañar la prueba suficiente y necesaria que acredite la veracidad de las acusaciones que formula, a objeto de
lograr sus pretensiones, puesto que corre por su cuenta la carga de demostrar la existencia del o los actos lesivos que
estima hayan restringido sus derechos…”.
3 Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia Constitucional

Plurinacional Nº0032/2012, de 16 de marzo de 2012.

3
A) Respecto de la competencia para conocer la Acción de Libertad

Al configurarse la acción de libertad como una Acción de Defensa al interior de la CPE, el


art. 125 establece como criterio de competencia, a los órganos jurisdiccionales
especializados en materia penal, al disponer que: “Toda persona que considere que su vida
está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o
privada de libertad personal, podrá interponer acción de libertad y acudir, de manera oral
o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante
cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a
su vida, cese la persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se
restituya su derecho a la libertad”.

Dicho razonamiento constitucional, que otorga competencia para el conocimiento y


sustanciación de las acciones de libertad, de acuerdo a la SC 0756/2011-R de 20 de mayo,
es entendida a efectos de que asuman competencia “los jueces unipersonales, los tribunales
colegiados de orden superior, o sea a las salas penales de las diferentes Cortes Superiores,
asumiendo competencia con la brevedad, sencillez y efectividad necesaria en el resguardo
del derecho a la libertad. No es extensible esa competencia a otros jueces o vocales de
otras salas, salvo las circunstancias que así lo obliguen, como pudiera suscitarse que uno
de sus miembros de la sala penal o todos tengan alguna causal de excusa o fueren
recusados, o, se encontraren imposibilitados por otra circunstancia, podrá convocarse a
otro vocal de sala civil o administrativa o la que fuera, que pasa a conformar la sala penal
competente, o en su defecto todos los miembros otra sala, asumen la competencia de la
sala penal para el caso en concreto, pero únicamente ante una imposibilidad o
impedimento concreto”.

En síntesis, dado que por disposición constitucional la Acción de Libertad solo podrá ser
conocida por un juez o tribunal en materia penal, en el supuesto de darse una situación
anómala procesal en la que un órgano jurisdiccional (juez unipersonal o tribunal) no
competente conociera la presente Acción de Defensa, sin observar la norma fundamental,
sus actos y su decisión, como se tiene dicho, son nulos, en consecuencia, corresponde dejar
sin efecto la decisión asumida por el tribunal incompetente y corregir el procedimiento, sin
ingresar al análisis de fondo de la problemática planteada. Distinto fuere si se tratara de
error en la competencia territorial y no hubiere indefensión en la parte demandada, caso en
el cual, por economía procesal no se anularían obrados, conforme estableció la SC
0347/2010-R.

B) Modulación a la Sentencia Constitucional Nº0756/2011-R de 20 de mayo

En ese contexto, la norma fundamental expresamente otorga competencia a los Jueces en


materia penal, para el conocimiento y sustanciación de la Acción de Libertad, por cuanto
ningún otro Juez o tribunal está habilitado para ejercer dicha competencia, ni siquiera en
suplencia legal, toda vez que si acaso no existiera juez o Sala Penal en el mismo Distrito
Judicial que asuma competencia, la acción de libertad debe ser resuelta necesariamente por
cualquier otro Juez en materia penal, es decir por Jueces y Tribunales de Sentencia en
Capitales de departamento y Jueces de Instrucción o Mixtos en provincias, exceptuando los
4
Jueces de Ejecución Penal debido a las atribuciones y competencias específicas asumidas
por Ley.

Es necesario aclarar que los Tribunales de Sentencia, asumirán excepcionalmente tal


competencia, sólo en caso de impedimento de la o las Salas Penales de la capital del
Distrito Judicial donde se haya presentado la acción de libertad, puesto que con relación a
su composición, dejarán de ser un Tribunal Penal de justicia ordinaria, y pasarán a asumir
la competencia de un Tribunal de Garantías Constitucionales -integrado por jueces
técnicos-, y sólo respecto a la acción de libertad; en el entendido del contenido expreso del
art. 125 de la CPE, “Toda persona que considere que su vida está en peligro, que es
ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de libertad personal,
podrá interponer acción de libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por
cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal
competente en materia penal (…)”.

Cabe señalar, que dicho razonamiento, constituye una modulación a la SC 0756/2011-R de


20 de mayo, pues esta acción tutelar puede ser presentada ante cualquier juez o tribunal en
materia penal, aspecto que no debe interpretarse restrictivamente en su contenido literal
pues de ser así, se desnaturalizaría los principios rectores y fines de esta acción tutelar, que
se caracteriza por la inmediatez en la protección, informalismo, generalidad e inmediación,
que sobre cualquier interpretación, deben ser respetados y cumplidos en busca de hacer
efectiva la protección de los derechos a la vida y a la libertad, resguardados por esta acción.

Asimismo, del análisis a las normas y jurisprudencia citada, más las reformas introducidas
por la Ley 007 de 18 de mayo de 2010, promulgada bajo el actual orden constitucional, en
su art. 54 inc. 10), establece las atribuciones de los Jueces de Instrucción, indicando:
“Conocer y resolver la Acción de Libertad, si no existieran jueces de sentencia en su
asiento jurisdiccional, cuando sea planteada ante ellos”.

En ese entendido, no existe duda alguna que la atribución del Juez de Instrucción en lo
Penal, para conocer y resolver una acción de libertad, sólo se da en provincias y de manera
supletoria, y no así en las capitales de Departamento. De tal manera que cuando se da esta
situación de anomalía procesal en el elemento competencia en el trámite de esta acción
tutelar, al ser ello una situación de trascendental importancia, no es posible ingresar al
análisis de fondo, sino anular obrados a objeto de que se corrija procedimiento.

2. La nueva posibilidad de presentación oral de la Acción de Libertad

Cabe señalar que, sobre la presentación de la Acción de Libertad en forma oral, la


Sentencia Constitucional Nº0128/2011-R, de 21 de febrero de 2011 4, estableció el siguiente
procedimiento:

“Finalmente, y una vez resuelta la problemática de fondo, cabe ahora referirse al


aspecto procesal en la tramitación de la acción de libertad, que en este caso ha sido

4 Esta Sentencia Constitucional, también trata sobre el principio de celeridad que rige en la solicitud de cesación a la

detención preventiva, y los “actos dilatorios” en el trámite de la cesación de la detención preventiva.

5
presentada en forma oral y en el expediente no cursa ningún registro al respecto.
En ese sentido, y para arribar a dicho análisis, se debe partir de que uno de los
fines del Estado Democrático de Derecho, con los matices propios de ser Estado
Social y Plurinacional, está el deber de garantizar a todo hombre o mujer el
ejercicio de sus derechos, lo cual sólo es posible si se le da las garantías para ello,
y precisamente la acción de libertad, es esa garantía de su eficacia, de ahí porque
tiene un trámite rápido y oportuno; para contar también con una decisión de la
autoridad competente, juez o tribunal de garantías, en el menor tiempo posible, a
ello obedece la celeridad de sus plazos como también la no exigencia de
formalismos procesales.

En ese sentido el art. 125 de la CPE, establece que: “Toda persona que considere
que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente
procesada o privada de libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad y
acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna
formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y
solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución indebida, se
restablezcan las formalidades legales y se restituya su derecho a la libertad”.

Es decir, que la Acción de Libertad, también puede ser presentada oralmente;


empero, ello no significa que no se deba tener un registro de dicha actuación oral,
pues si bien prima la oralidad por encima de la escritura, se debe tener en cuenta
la necesidad procesal de registrar el acto ilegal denunciado; es decir, qué y a
quién o a qué autoridades -así no se conozca el nombre- pero se identifique el o los
hechos y las circunstancias del acto acusado de ilegal, por el que se solicita la
tutela a sus derechos.

En síntesis si se registra la denuncia o demanda oral, esta actuación servirá de


instrumento procesal para: 1) El accionante, a objeto de que sea escuchado
debidamente en lo que pretende hacer valer dentro de la acción tutelar; 2) El
accionado o demandado, a objeto de que preste su informe y asuma defensa, dado
que la otorgación de tutela genera responsabilidad civil y penal, inclusive; y, 3)
Para el juez o tribunal de garantías, a objeto de que falle con certeza y objetividad,
pues en base al registro de la denuncia efectuada en la acción de libertad, que bien
puede o no, ser ampliada en audiencia, analizará el fondo de la problemática
constitucional a dilucidar, como también verificará si amerita o no exigir cierta
presentación de prueba a personas o instituciones que tengan la información
pertinente y que le dé mayores luces en un plano de objetividad y celeridad, pero
sobre todo de justicia; pues debe tenerse en cuenta que el art. 115.II de la CPE,
establece que “El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la defensa y a
una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones”;
debido proceso que también es aplicable al ámbito procesal constitucional.

En consecuencia, tratándose de la presentación oral de la acción de libertad, el


procedimiento a seguir es el siguiente:

6
* El secretario o actuario del juzgado o tribunal donde se sorteó la acción de
libertad, deberá sentar en acta la demanda verbal de la acción de libertad,
haciendo una relación del lugar, hechos, fechas, nombres, cargos, derechos
lesionados, petitorio y demás datos que pudiere dar y/o identificar en ese momento.
No obstante, en caso de que el accionante no proporcione los datos necesarios,
debe labrarse el acta con los datos que se tengan, así sean mínimos.
* A cuyo efecto anualmente, se abrirá un “Libro de presentación oral de Acción de
Libertad“, y que en cada acta constará el lugar, fecha y hora, como también el
nombre y la firma del presentante, si lo hace por sí, o por otro con o sin mandato.
* Asimismo, a momento de la citación a la persona, autoridad o funcionario
demandado, se le entregará una copia del acta; o, en su defecto se le hará constar
que la acción tutelar fue presentada en forma oral, cuyo registro cursa en el
respectivo Libro del juzgado o tribunal de garantías.

Se deja expresa constancia, que el presente procedimiento, no tiene por finalidad


entorpecer el trámite o dilatar el mismo, al contrario, responde a la necesidad
procesal de regular aspectos que conlleven a una mejor compresión y solución de
la problemática planteada que debe ser resuelta en el sentido constitucional, dado
que al ser la acción de libertad un medio de defensa de derechos fundamentales, el
juzgador constitucional debe materializar la acción de la justicia pero sin vulnerar
a su vez -en ese cometido- otros derechos también fundamentales. Por lo
precedentemente señalado, el caso se encuentra dentro de las previsiones y
alcances de la acción de libertad, por lo que el Tribunal de garantías al haber
declarado procedente la tutela solicitada, ha efectuado una adecuada compulsa de
los antecedentes procesales y aplicado debidamente los alcances de esta acción
tutelar”.

2.1. La modulación jurisprudencial sobre la interposición verbal de la Acción de


Libertad

Posteriormente, la Sentencia Constitucional Plurinacional (SCP) Nº0023/2012, 16 de marzo


de 2012 5, ha dispuesto complementar la jurisprudencia contenida en la citada SC
Nº0128/2011-R de 21 de febrero, bajo los siguientes términos:

“a) En provincias y en general en lugares en los cuales exista un sólo juzgado o


tribunal competente penal, la interposición verbal de una acción de libertad, deberá
efectuarse directamente ante el mismo debiendo el secretario inmediatamente, en el
marco del principio de informalismo y en la medida de lo posible, efectuar el
registro en un acta de los datos esenciales y en su caso generales de ley de la parte
accionante y de la parte accionada además de los hechos relevantes a la acción de
libertad a efectos de efectuar la correspondiente notificación a la parte demandada
con dicha acta.

5Esta Sentencia Constitucional también trata sobre la excepcional aplicación del principio de subsidiariedad en Acciones
de Libertad, de acuerdo a la línea jurisprudencial conformada por las SSCC 0160/2005-R de 23 de febrero, 0181/2005-R
de 3 de marzo, 0008/2010-R de 6 de abril, y 0080/2010-R de 3 de mayo.

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b) En capitales de departamento o en centros judiciales que cuenten con
mecanismos de sorteo digital o de otro tipo, la interposición verbal de la acción de
libertad deberá efectuarse por ventanilla, oficina o su equivalente, debiéndose de
forma inmediata registrar dicha acción de libertad, los datos o generales de ley de
la parte accionante y de ser posible de la parte accionada, además del nombre de la
persona que presente con o sin representación la acción de libertad a efectos de la
responsabilidad y una vez sorteado o definido el juzgado o tribunal penal
competente la parte accionante o su representante con o sin mandato, deberá
dirigirse a la secretaria del juzgado o tribunal penal competente a efectos del
registro correspondiente para que en el marco del principio de informalismo y en la
medida de lo posible, efectúe el registro en un acta de los datos esenciales y en su
caso generales de ley de la parte accionante y de la parte accionada además de los
hechos relevantes a la acción de libertad a efectos de efectuar la correspondiente
notificación a la parte accionada con dicha acta.

c) La presentación de la acción de libertad verbal o escrita puede efectuarse por el


directamente afectado en sus derechos o por un tercero con o sin representación,
aclarándose que en todo caso cuando una persona privada de libertad manifieste su
voluntad de plantear esta y no cuente con una tercera persona para que la
interponga a su nombre, la autoridad a cargo de su custodia deberá de inmediato
labrar un acta y presentar la misma a la autoridad penal competente para el
conocimiento de la misma.

d) Asimismo, a efectos del presente razonamiento debe dejarse establecido que la


diferencia entre acciones de libertad verbales y escritas es material más que
formal; es decir, se encuentra en la posibilidad de identificar: 1) La relación
circunstanciada del o de los hechos denunciados; 2) La identidad del o de la
accionante; y, 3) La identidad de la parte demandada. En este contexto, a efectos de
la elaboración del acta de presentación, incluso cuando se presente un documento
que contenga la acción de libertad pero la o el funcionario que proceda a su
registro denote la imposibilidad de identificar alguno de esos elementos, seguirá
considerando a la acción de libertad como verbal por lo que dicho funcionario
procederá a efectuar el sorteo para inmediatamente después el secretario del
juzgado o tribunal sorteado levante el acta respectiva que precise o complemente en
la medida de lo posible y en el marco del informalismo dichos elementos, esto con
el fin de notificación y en definitiva preservar el derecho a la defensa de la parte
accionada.

e) Ante la interposición de una acción de libertad verbal conforme el procedimiento


referido más adelante, el secretario del juzgado o tribunal penal competente deberá
levantar un acta en el “Libro de presentación oral de Acción de Libertad“ en la
cual consigne los datos o en su caso generales de ley de la parte actora, en la
medida de lo posible los datos o en su caso generales de ley de la parte accionada y
la relación circunstanciada de los hechos que no sólo busca facilitar la labor del
juez o tribunal sino preservar el derecho a la defensa de la parte accionada
fundamentalmente en casos de notoria complejidad por la cantidad de detenidos, de
temas en debate, etc. En todo caso, de no ser posible dejar constancia de los
8
referidos datos y de los hechos circunstanciados, en el acta levantada en el “Libro
de presentación oral de Acción de Libertad“ deberá dejarse constancia de la
imposibilidad que impide dicho registro.

f) En todo caso la inobservancia a las reglas establecidas en la presente Sentencia


determinará que el Tribunal Constitucional Plurinacional corrija el procedimiento,
salvo que no se hubiere provocado la indefensión a la parte accionada o cuando
este Tribunal, en el marco del informalismo que rige a la acción de libertad,
encuentre que de todas formas procederá la denegación de la tutela,
independientemente de la responsabilidad funcionaria que pueda generar la
inobservancia del entendimiento asumido.

En el presente caso –indica la citada Sentencia– ante la interposición verbal de la


acción de libertad por parte del accionante, se procedió a registrar únicamente la
identidad de la parte actora, la parte demandada y en derechos vulnerados
“detención indebida - libre locomoción - libertad” con lo que se procedió a
notificar a la parte accionada sin efectuarse mayor precisión de los hechos que
dieron lugar a dicho planteamiento, cuando conforme a lo referido anteriormente,
en lo posible y de poder efectuarse, es menester dicha precisión, pese a ello en el
caso concreto la autoridad demanda en audiencia procedió a ejercer defensa sin
afectarse por ello el debido proceso que rige a los procedimientos constitucionales
por lo que atendiendo a las características del caso, no corresponde corregir
procedimiento”.

3. Naturaleza jurídica y alcances de la Acción de Libertad 6

La Acción de Libertad, instituida por el art. 125 de la Constitución Política del Estado
(CPE), como un medio de defensa con un triple carácter: preventivo, correctivo y
reparador, tiene la finalidad de proteger la libertad personal frente a una persecución,
detención, procesamiento o prisión ilegal o indebida, ampliando su ámbito de protección al
derecho a la vida, cuando su riesgo o amenaza se vincula a la libertad precisando: “Toda
persona que considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es
indebidamente procesada o privada de libertad personal, podrá interponer Acción de
Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin
ninguna formalidad procesal ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y
solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución indebida, se restablezcan las
formalidades legales o se restituya su derecho a la libertad”.

Su carácter preventivo responde a frenar una lesión ante una inminente detención indebida
o ilegal, impidiendo que se materialice la privación o restricción de libertad; el carácter
correctivo, tiene por objeto evitar que se agraven las condiciones de una persona detenida,
ya sea en virtud de una medida cautelar o en cumplimiento de una pena impuesta en su
contra; finalmente, el carácter reparador pretende reparar una lesión ya consumada, es
decir, opera ante la verificación de una detención ilegal o indebida, como consecuencia de
la inobservancia de las formalidades legales.

6 Cfr. Sentencia Constitucional Nº1739/2011-R, de 7 de noviembre de 2011.

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En cuanto a los alcances de esta acción, la Sentencia Constitucional Nº0011/2010-R de 6 de
abril estableció que: “…es una acción jurisdiccional de defensa que tiene por finalidad
proteger y/o restablecer el derecho a la libertad física o humana, y también el derecho a la
vida, si es que se halla en peligro a raíz de la supresión o restricción a la libertad personal,
sea disponiendo el cese de la persecución indebida, el restablecimiento de las formalidades
legales y/o la remisión del caso al juez competente, la restitución del derecho a la libertad
física, o la protección de la vida misma, motivo por el cual se constituye en una acción
tutelar preventiva, correctiva y reparadora de trascendental importancia que garantiza
como su nombre lo indica, la libertad, derecho consagrado por los arts. 22 y 23.I de la
CPE”.

De lo relacionado se concluye que la Acción de Libertad es un medio de defensa que debe


utilizarse para impugnar los actos de las autoridades o particulares que se consideren
lesivos a los derechos a la libertad y/o a la vida; este último derecho, siempre y cuando se
encuentre directamente vinculado con el primero de los citados, para pedir la protección de
la vida, el cese de la persecución indebida, el restablecimiento de las formalidades legales o
que se restituya el derecho a la libertad. Se debe precisar que la falta de remisión del caso a
conocimiento de la autoridad competente, cuando de por medio se encuentra pendiente el
ejercicio de la libertad física, provocando una dilación en su consideración y por ende una
eventual afectación al derecho citado, en definitiva, es un aspecto que ingresa dentro del
marco de protección de la presente acción tutelar. Sin embargo, deberá analizarse cada caso
en concreto, porque no se trata de evidenciar el incumplimiento de plazos en sí, sino el
efecto que produce dicha dilación sobre el derecho a la libertad.

3.1. Precisiones recientes sobre la naturaleza jurídica de la Acción de Libertad 7

La Acción de Libertad está configurada en los arts. 125 de la CPE y 46 del Código Procesal
Constitucional (CPCo), como un mecanismo de defensa oportuno y eficaz para la tutela de
los derechos a la vida, a la integridad física, a la libertad personal y de circulación de toda
persona que crea estar indebida o ilegalmente perseguida, detenida, procesada, presa o que
considere que su vida o integridad física está en peligro.

Bajo los principios y valores del Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, el nuevo ámbito de protección de la acción de libertad, que antes bajo la
figura del hábeas corpus, se centraba en el derecho a la libertad física o personal, tiene
nuevas dimensiones y posibilita al juez constitucional a ejercer un control tutelar más
amplio e integral y, de esta manera, resguardar los derechos a la vida e integridad física,
restablecer las formalidades legales, ordenar el cese de la persecución indebida o la
restitución del derecho a la libertad física o personal.

En ese contexto, la Acción de Libertad tiene un triple carácter tutelar, preventivo,


correctivo y reparador, conforme reconoció la jurisprudencia contenida en las SSCCPP
0015/2012 y 0129/2012, entre otras.

7 Cfr. Sentencias Constitucionales Plurinacionales Nº1543/2013, de 10 de septiembre de 2013, y Nº0533/2014, de 10 de

marzo de 2014.

10
a) Preventivo, porque puede formularse ante una inminente lesión a los derechos
que se encuentran dentro del ámbito de su protección, impidiendo que se consume
su lesión, de ahí que entre los supuestos de procedencia de la Acción de Libertad,
previstos tanto por el art. 125 de la CPE, como por el art. 47 del CPCo, se encuentre
el peligro al derecho a la vida y la persecución ilegal; supuestos que la doctrina los
cataloga dentro del hábeas corpus instructivo (tratándose del derecho a la vida),
hábeas corpus preventivo y hábeas corpus restringido, conforme lo ha entendido la
jurisprudencia constitucional en la SC 0044/2010-R de 20 de abril, entre otras.

b) Correctivo, porque puede interponerse para evitar que se agraven las condiciones
de una persona detenida, ya sea en virtud de una medida cautelar o en cumplimiento
de una pena impuesta en su contra; agravamiento que torna indebida la privación de
libertad personal, y que se constituye en otra de las causales de procedencia
previstas en los arts. 125 y 47 del CPCo, que en la doctrina se conoce con el nombre
de hábeas corpus correctivo.

c) Reparador, porque puede plantearse para reparar una lesión ya consumada, en los
supuestos en que se verifique una detención ilegal o indebida, sea directamente o
como consecuencia de un procesamiento indebido, al constatarse que las lesiones al
debido proceso se constituyen en la causa directa para la restricción del derecho a la
libertad física o la libertad de locomoción. Supuestos de procedencia que se
encuentran previstos en los arts. 125 de la CPE y 47 del CPCo, cuando hacen
referencia al indebido procesamiento y a la indebida privación de libertad, y que en
la doctrina reciben el nombre de hábeas corpus reparador y, en su caso, de hábeas
corpus traslativo o de pronto despacho 8.

La Acción de Libertad, por otra parte, está dotada de características esenciales que la
convierten en el mecanismo idóneo para la defensa de los derechos que protege;
características que bajo la luz de principios ético morales de la sociedad plural y los valores
que sustentan al Estado, redimensionan su naturaleza como acción exenta de formalismos
para la consecución de la tutela inmediata de los derechos vulnerados, donde el juez
8 Respecto a la Acción de Libertad de pronto despacho, la jurisprudencia constitucional señaló en la Sentencia
Constitucional Nº0044/2010-R de 20 de abril, que: “…se debe hacer referencia al hábeas corpus traslativo o de pronto
despacho, a través del cual lo que se busca es acelerar los trámites judiciales o administrativos cuando existen
dilaciones indebidas, para resolver la situación jurídica de la persona que se encuentra privada de libertad. Este tipo de
hábeas corpus, implícito en el art. 125 de la CPE (…) establece que, también procede el hábeas corpus cuando se
aleguen '…otras violaciones que tengan relación con la libertad personal en cualquiera de sus formas, y los hechos
fueron conexos con el acto motivante del recurso, por constituir su causa o finalidad…', e implícitamente fue reconocido
por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, cuando tuteló los supuestos de demora en la celebración de la
audiencia de medidas cautelares (SSCC 1109/2004-R, 1921/2004-R),o cuando existieron notificaciones ilegales con las
resoluciones de medidas cautelares que lesionan el derecho a la defensa, concretamente el derecho a recurrir,
impidiendo que el tribunal superior revise la resolución del inferior (SC 826/2004-R), o en los casos en que se ha
demorado la efectividad de la libertad, pese a que el imputado ha cumplido con las medidas sustitutivas impuestas
(SSCC 1477/2004-R, 046/2007-R, entre otras)”. Resulta claro, que el mecanismo procesal idóneo frente a la vulneración
del principio de celeridad cuando esté relacionada a la libertad y devenga en una dilación indebida en el conocimiento y
resolución de una solicitud de señalamiento de audiencia de cesación a la detención preventiva, es la acción de libertad
de pronto despacho la que restituye los derechos ante dilaciones indebidas en su señalamiento. (Cfr. Sentencia
Constitucional Plurinacional Nº1310/2014, de fecha 30 de junio de 2014).

11
constitucional bajo los principios de la potestad de impartir justicia, previstos en el art. 178
de la CPE, entre ellos, el de celeridad, servicio a la sociedad, armonía social y respeto a los
derechos, asume un rol fundamental en la búsqueda de la verdad material 9, para constatar
la lesión a los derechos alegados como vulnerados en la acción de libertad.

Es en ese ámbito que deben ser entendidas las características esenciales de la acción de
libertad, como el informalismo, que se manifiesta en la ausencia de requisitos formales en
su presentación y la posibilidad, inclusive, de su formulación oral; la inmediatez, por la
urgencia en la protección de los derechos que resguarda; la sumariedad, por el trámite
caracterizado por su celeridad; la generalidad porque no reconoce ningún tipo de
privilegio, inmunidad o prerrogativa, y la inmediación, porque se requiere que la autoridad
judicial tenga contacto con la persona privada de libertad; autoridad que, inclusive, puede
acudir inmediatamente a los lugares de detención e instalar allí la audiencia.

4. El nomen juris de esta Acción de Defensa y sus alcances

La Constitución puesta en vigencia en fecha 7 de febrero de 2009, sin cambiar la naturaleza


tutelar del anteriormente denominado “recurso de hábeas corpus”, introduce las siguientes
modificaciones:

a) la denominación de la acción tutelar

Con relación a la denominación de la acción tutelar, la norma prevista por el artículo


125 de la Constitución, la designa como Acción de Libertad. Este cambio de nombre
–según Rivera Santivañez 10– responde a la tendencia adoptada por el Constituyente
de afirmar la descolonización del Estado boliviano; y como parte de esa afirmación
decidió prescindir del uso del latín para emplear el español.

De ahí que, la norma constitucional referida, instituye la Acción de Libertad en los


siguientes términos:

“Toda persona que considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente
perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de libertad personal,
podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o

9 El principio de certeza o de verdad material, ha sido desarrollado por la jurisprudencia constitucional, sólo en cuanto a
su importancia en el ámbito tutelar; así por ejemplo, la Sentencia Constitucional Nº1298/2011-R, de 26 de septiembre de
2011, expresó lo siguiente: “III.2. Sobre el principio de certeza o verdad en la otorgación de la tutela. Sobre este
entendido la SC 0161/2010-R de 17 de mayo, estableció lo siguiente: “En cuanto a la forma de presentación de esta
acción tutelar, el art. 125 de la CPE, establece que: '…puede ser de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su
nombre y sin ninguna formalidad procesal…'; a su vez el art. 90.II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), señala que
esta acción de defensa no requiere la observancia de requisitos formales y en caso que exista algún defecto u omisión
de requisitos de contenido o especificación de derechos, estas omisiones deben ser superadas por el juez o tribunal que
conozca el recurso y que actúa en el caso concreto como juez o tribunal de garantías constitucionales. Empero, siempre
partiendo de un equilibrio, debe tenerse en cuenta que dicha autoridad o tribunal de garantías está supeditada al
principio de certeza o de verdad material, lo cual implica que para conceder o denegar la tutela, debe partir de la revisión
y análisis de los aspectos fácticos, en base a las pruebas objetivas, para luego establecer la norma constitucional, legal o
jurisprudencia aplicable, y en definitiva llegar a una determinación no sólo correcta sino justa”.
10 José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Jurisdicción Constitucional. Procesos Constitucionales en Bolivia. Pág. 319.

12
por cualquier a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o
tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida,
cese la persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya
su derecho a la libertad”.

Sobre éste cambio de denominación, que en todo caso implica una precisión
conceptual, la jurisprudencia constitucional ha realizado algunas consideraciones.
Así por ejemplo, la Sentencia Constitucional Nº1605/2011-R, de 11 de octubre de
2011, señaló lo siguiente:

“La garantía jurisdiccional del hábeas corpus fue consagrada por el art. 18 de la
Constitución Política del Estado abrogada (CPEabrg), actualmente, la
Constitución Política del Estado vigente también la contempla pero con la
denominación de acción de libertad (arts. 125 al 127 de la CPE); sin embargo, no
se trata de un simple cambio de nomenclatura, sino de una precisión conceptual,
pues conforme a la teoría del Derecho Procesal Constitucional, sustituir la
denominación de "recurso", por la de "acción" -además de adecuar la legislación
boliviana a la evolución de la doctrina de la materia- implica reconocer a esta
garantía como "la facultad de demandar la protección de un derecho ante los
órganos jurisdiccionales" o sea "poner en marcha el aparato del Estado para la
protección de un derecho conculcado", en contraposición a la denominación de
"recurso" que implicaba considerarla como la simple impugnación o reclamación
que, concedida por ley, efectúa quien se considera perjudicado o agraviado por la
providencia de un juez o tribunal para que el superior la reforme o revoque y que
por ello supone la existencia previa de un litigio (García Belaunde, Domingo. "El
hábeas corpus en el Perú". Universidad Mayor de San Marcos, 1979, p. 108)”.

b) los derechos tutelados

Respecto a los derechos tutelados por el recurso de hábeas corpus, hoy Acción de
Libertad (términos ambos que pueden ser utilizados indistintamente), cabe señalar
que la nueva Constitución boliviana ha ampliado su ámbito de protección
incluyendo el derecho a la vida, en aquellos casos en los que se encuentre en
peligro, como consecuencia de la ilegal restricción del derecho a la libertad física;
así, por ejemplo, cuando se produzca una desaparición forzosa, un secuestro, una
detención y apresamiento seguido de torturas y malos tratos físicos y psicológicos;
también se activará en aquellos casos en los que por una conducta negligente de los
centros de asistencia médica se ponga en peligro la vida; así, por ejemplo, la
retención de enfermos en clínicas por falta de pago por los servicios prestados.

Al respecto, la citada la Sentencia Constitucional Nº1605/2011-R, también señaló lo


siguiente: “La precisión conceptual que implica el cambio de denominación,
también conlleva que, englobando el ámbito de protección y las características
esenciales del hábeas corpus, la acción de libertad adquiera una nueva dimensión;
en ese sentido, se constituye en una garantía jurisdiccional esencial, pues su ámbito
de protección ahora incorpora al derecho a la vida -bien jurídico primario y fuente
de los demás derechos del ser humano- junto a la clásica protección al derecho a la
13
libertad física o personal, a la garantía del debido proceso en los supuestos en que
exista vinculación directa con el derecho a la libertad física y absoluto estado de
indefensión (SC 1865/2004-R de 1 de diciembre) y el derecho a la libertad de
locomoción, cuando exista vinculación de este derecho con la libertad física o
personal, el derecho a la vida o a la salud (SC 0023/2010-R de 13 de abril)”.

c) el procedimiento que debe seguirse

Finalmente, con relación al procedimiento para la sustanciación de la acción tutelar,


el nuevo texto constitucional ha introducido el informalismo, de manera que podrá
plantearse por escrito o por vía oral (según el procedimiento detallado
anteriormente), prescindiendo de toda formalidad procesal; aunque ha restringido la
competencia de las autoridades judiciales para conocer y sustanciar la acción tutelar,
ya que solamente asigna la competencia a los jueces y tribunales en materia penal.

De otro lado, el nuevo texto constitucional fortalece el carácter sumario de la


acción tutelar, al disponer que la audiencia debe ser señalada inmediatamente a la
presentación de la Acción de Libertad, misma que deberá realizarse dentro de las
veinticuatro horas siguientes a la presentación de la acción, y no podrá suspenderse
por razón alguna, debiendo dictarse sentencia en la misma audiencia; el art. 62.IV
de la Ley Nº 027 del Tribunal Constitucional Plurinacional, prevé que “No podrán
decretarse en su desarrollo recesos o cuartos intermedios hasta dictarse la
correspondiente resolución”; dada la finalidad de la Acción de Libertad, la norma
prevista por el art. 68.4) de la Ley Nº 027, determina que podrá realizarse la
audiencia pública en días sábados, domingos o feriados, en cuyo caso será
competente el Juez de Instrucción Penal Cautelar de turno.

Finalmente, se ha introducido el principio de la inmediación, toda vez que, por


mandato del nuevo texto constitucional, la autoridad judicial competente, una vez
admitida la acción y señalada la audiencia, debe disponer que el accionante sea
conducido a su presencia o acudir al lugar de la detención, para aquellos casos en
los que la Acción de Libertad tenga su origen en la detención o apresamiento ilegal,
para comprobar las condiciones en las que se encuentra privada de libertad la
víctima, especialmente cuando existe denuncia de torturas, tratos crueles,
inhumanos o degradantes, o si se ha vulnerado el derecho a la integridad física o
existe amenaza a su vida.

De lo expresado, se puede concluir que la Constitución vigente, amplía no sólo su ámbito


de protección, sino que acentúa sus características fundamentales de informalismo e
inmediación, con la finalidad de dar una efectiva protección no sólo a quienes se
encuentran privados de libertad, sino también a quienes consideren que su libertad física o
personal y su propia vida esté amenazada 11. Al respecto, el Tribunal Constitucional, en su
SC 0102/2010-R de 10 de mayo, ha señalado lo siguiente: “(...) Cabe hacer hincapié, que

11 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. En: Memorias del VII Encuentro

Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional. Tomo II. Santo Domingo, República Dominicana, Mayo de 2011.
Págs. 167 – 168.

14
el Constituyente ha previsto la exención de toda formalidad en su interposición, así como
la rapidez en su trámite que es sumarísimo y su efecto inmediato, pudiendo ser preventivo,
correctivo o reparador”.

5. Ámbito de protección de la Acción de Libertad respecto al derecho a la libertad de


circulación 12

El derecho a la libertad, genéricamente considerado, hace referencia a la facultad de toda


persona de hacer o dejar de hacer lo que decida, sin intervenciones externas provenientes
del Estado o de otros individuos, dentro de los límites que le impone la Constitución y las
leyes. Definición que ya se encontraba en la Declaración de los Derechos del Hombre y del
ciudadano de 1793, que definía a la libertad, en su mayor acepción, como el “…poder que
tiene el hombre de hacer todo aquello que no cause perjuicio a los derechos de los demás”
(art. 2).

Adviértase que el derecho a la libertad tiene diferentes manifestaciones, como la libertad de


pensamiento, espiritualidad, religión y culto, la libertad de reunión y asociación, de
expresión, la libertad personal o física y la libertad de residencia, permanencia y
circulación, entre otros.

Como se puede apreciar, del derecho a la libertad, emerge no sólo el derecho a la libertad
personal o física, sino también el derecho a la libertad de circulación; constituyéndose
ambos en derechos autónomos, que tienen una regulación internacional y nacional
independiente.

Efectivamente, los arts. 9.I del PIDCP, reconoce el derecho a la libertad y seguridad
personales; el 12 el derecho a la libertad de circulación y de residencia. Del mismo modo,
el 7.I de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, reconoce el derecho a la
libertad y a la seguridad personal, y el 22, el derecho de circulación y de residencia, como
también implícitamente se encuentra reconocido en el 13 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos (DUDH).

De acuerdo a las normas referidas, existe una clara distinción entre el derecho a la
libertad física o personal, y el derecho a la libertad de circulación. El primero es
entendido como la facultad que tienen los individuos de disponer de su propia persona, de
determinarse por su propia voluntad y actuar en virtud a ella, sin que el Estado ni terceras
personas puedan impedirlo a través de privaciones de libertad ilegales o arbitrarias. En ese
sentido, el Comité de Derechos Humanos, ha señalado que el derecho a la libertad personal
“…implica la prohibición de todas las formas de privación arbitraria de la libertad, ya sea
como consecuencia de un delito o de otras razones (…)”. (Observación General N 8- art. 9
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cit. en Comisión Andina de
Juristas, Protección de los Derechos Humanos, Definiciones operativas, Comisión Andina
de Juristas, Lima, Perú, 1997, p. 101).

El derecho a la circulación; en cambio, es concebido como la facultad de las personas de

12 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0023/2010-R, de 13 de abril de 2010.

15
moverse libremente en el espacio, de desplazarse de un lugar a otro, de circular por todo el
territorio nacional e inclusive, de salir e ingresar a él, sin que medie ningún impedimento
ilegal o arbitrario. En ese sentido, la jurisprudencia constitucional, en la SC 1577/2005-R
de 6 de diciembre, señaló que dicho derecho debe entenderse como “…la libertad del
hombre de poder mantenerse, circular, transitar, salir de su radio de acción cuando él así
lo quiera y pretenda…”.

Asimismo, el derecho a la libertad de circulación es como una derivación o extensión del


derecho a la libertad física, toda vez que el moverse libremente en el espacio, solo puede
ser ejercido si existe el derecho a la libertad física o personal, y de ahí precisamente la
conexión entre ambos derechos.

Considerando lo señalado, corresponde determinar si a través del hábeas corpus, ahora


acción de libertad, es posible precautelar el derecho a la libertad de locomoción o si, por el
contrario, ambos derechos se encuentran diferenciados y tienen regulación autónoma, y;
por tanto, medios de protección diferentes.

Así, el art. 21.7, de la CPE consagra el derecho a la libertad de circulación, al señalar que
las bolivianas y los bolivianos tienen derecho “A la libertad de residencia, permanencia y
circulación en todo el territorio boliviano, que incluye la salida e ingreso del país”.

Por su parte, el art. 23 de la CPE consagra el derecho a la libertad y seguridad personal, es


decir, el derecho a la libertad física; previniendo además, las diferentes garantías para la
protección de ese derecho; entre otros, que la libertad personal sólo puede ser restringida en
los límites señalados por la ley, para asegurar el descubrimiento de la verdad histórica en la
actuación de las instancias jurisdiccionales, la prohibición de que las personas sean
detenidas, aprehendidas, o privadas de su libertad fuera de los casos y las formas
establecidas por ley.

En ese sentido, conforme a las normas internacionales de Derechos Humanos, la


Constitución reconoce de manera autónoma a ambos derechos.

Ahora bien, el art. 18 de la CPEabrg, señalaba: “Toda persona que creyere estar indebida o
ilegalmente perseguida detenida, procesada o presa podrá ocurrir…”. Asimismo, el art.
125 de la CPE establece: “Toda persona que considere que su vida está en peligro, que es
ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de libertad personal,
podrá interponer Acción de Libertad (…..)”.

De una comparación de ambas normas se puede evidenciar que la nueva Constitución


Política del Estado, es más amplia en cuanto a su ámbito de protección, pues éste se
extiende al derecho a la vida, y en cuanto al derecho a la libertad, en ambos casos, de
manera expresa en la Constitución Política del Estado vigente, la protección está destinada
al derecho a la libertad física o personal, aclarándose que el Tribunal Constitucional
extendió la protección en el hábeas corpus a la libertad de locomoción, en algunos
supuestos como los contenidos en las SSCC 0823/2001-R, 1034/2001-R, 1336/2001-R y
0316/2002-R.

16
Si bien el art. 125 de la CPE, se podría concluir que el objeto de tutela de la acción de
libertad es el derecho a la libertad física, a la vida, y al debido proceso, cuando existe
vinculación con el derecho a la libertad y excluir de su ámbito de protección al derecho de
locomoción; sin embargo, dada la íntima relación que existe entre esos derechos, es posible
tutelar también al último de los nombrados, en aquellos casos en los que el derecho de
locomoción está vinculado directamente con la libertad física o personal, o con el derecho a
la vida o la salud.

Consecuentemente, sobre la base de los principios de favorabilidad, e interpretación


progresiva, el derecho a la libertad de locomoción, se encontraría bajo la tutela de la acción
de libertad prevista en el art. 125 y ss., de la CPE en los supuestos anotados
precedentemente; por tanto, todas aquellas restricciones a la libertad de circulación-
locomoción con las puntualizaciones supra mencionadas, deben ser protegidas a través de
la acción de libertad.

6. La Acción de Libertad y la clasificación doctrinal del hábeas corpus en Bolivia13

De la interpretación del art. 18 de la Constitución abrogada, y el art. 89 de la Ley del


Tribunal Constitucional (LTC), en la SC 1579/2004-R de 1 de octubre, el Tribunal
Constitucional concluyó que el recurso de hábeas corpus “…puede ser reparador si ataca
una lesión ya consumada, preventivo si procura impedir una lesión a producirse o
correctivo si intenta evitar que se agraven las condiciones en que se mantiene a una
persona detenida”.

En el contexto de la Constitución vigente y de Código Procesal Constitucional –que deroga


la parte de procedimientos constitucionales que preveía la Ley del Tribunal Constitucional–
se puede concluir que los tipos de hábeas corpus precedentemente aludidos, también
pueden ser identificados en la nueva Ley Fundamental, e inclusive ampliados, conforme se
ha expuesto en la citada Sentencia Constitucional Nº0044/2010-R.

De acuerdo a la SC 1579/2004-R de 1 de octubre, en el hábeas corpus reparador es


necesario que se hubiere configurado una situación de privación de libertad física ilegal,
por haber sido dispuesta al margen de los casos previstos por la ley y/o incumpliendo los
requisitos y formalidades de ley. En la nueva configuración constitucional este tipo de
hábeas corpus está previsto en el art. 125 de la CPE, cuando hace referencia a los casos en
que la persona considere que es indebidamente privada de libertad personal.

En el hábeas corpus preventivo, de acuerdo a esa misma Sentencia, la detención aún no


se ha producido pero puede presuponerse que es inminente, en tanto que la amenaza pueda
demostrarse positivamente. Este hábeas corpus también está contemplado en el art. 125 de
la CPE, en los supuestos en que la persona considere encontrarse ilegalmente perseguida.

Ahora bien, la persecución ilegal, ha sido entendida por la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional como “…la acción de una autoridad que busca, persigue, u hostiga a una

13 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0044/2010-R, de 20 de abril de 2010.

17
persona sin que exista motivo legal alguno, ni una orden expresa de captura emitida por
autoridad competente en los casos establecidos por ley, o cuando se emite una orden de
detención, captura o aprehensión al margen de los casos previstos por ley, e incumpliendo
las formalidades y requisitos establecidos por ella” (Así, SSCC 419/2000-R, 261/2001-R y
535/2001-R, entre otras).

Conforme a dicho entendimiento, la persecución ilegal comprendería dos supuestos: a)


Órdenes de detención al margen de los casos previstos por la ley e incumpliendo los
requisitos y formalidades de ley y; b) Hostigamiento sin que exista motivo legal, ni orden
de captura emitida por autoridad competente.

En el primero supuesto, nos encontramos, propiamente, ante al hábeas corpus preventivo,


explicado precedentemente; en tanto que el segundo, hábeas corpus restringido, que de
acuerdo a la doctrina procede cuando el derecho a la libertad física es objeto de molestias,
obstáculos, perturbaciones que sin ningún fundamento legal, configuran una restricción
para su cabal ejercicio. No existe, en concreto una amenaza inminente de privación de
libertad; sin embargo, existe limitación en su ejercicio (Citaciones ilegales policiales,
vigilancia domiciliaria, etc.). Este tipo de hábeas corpus, entonces, también estaría cobijado
dentro de la persecución ilegal prevista en el art. 125 de la CPE.

Por otra parte, la SC 1579/2004-R de 1 de octubre, también hizo referencia al hábeas


corpus denominado correctivo, que es aquel que “…protege al detenido de aquellas
condiciones que agravan en forma ilegítima la detención, violando su condición humana. A
través de este recurso, se garantiza el trato humano al detenido, establecido en las
Convenciones Internacionales de Derechos Humanos”.

Este tipo de hábeas corpus no estaba previsto expresamente en el art. 18 de la Constitución


abrogada, como tampoco está explícito en el art. 125 de la CPE; sin embargo, su base
constitucional está implícita en ese artículo, y la base legal se encontraba en el art. 89 de la
Ley del Tribunal Constitucional, cuando se refería a otras violaciones que tengan relación
con la libertad personal en cualquiera de sus formas, siendo una de ellas el agravamiento
ilegal de la situación del detenido o condenado 14 (SC 1579/2004-R).

Dentro de la tipología desarrollada por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, a la


que se le ha agregado el hábeas corpus restringido, debe considerarse también al hábeas
corpus instructivo y al hábeas corpus traslativo o de pronto despacho, como se pasa a
explicar:

El habeas corpus instructivo, hace referencia a la supuestos, en que el derecho a la


libertad se encuentra vinculado al derecho a la vida, fundamentalmente en los casos de
desaparición forzada de personas, y tiene como objeto identificar el paradero de la víctima,
disponer su libertad e individualizar a los autores del hecho, garantizándose el derecho a la
vida y también el derecho a la integridad física.

14 Al presente, se advierte que dicha cláusula abierta de “otras violaciones que tengan relación con la libertad personal”,

no se encuentra prevista entre las normas del Código Procesal Constitucional.

18
Este hábeas corpus, ahora está previsto en el art. 125 de la CPE, cuando hace referencia a
los casos en los que la persona considere que su vida está en peligro. Esta ampliación es
coherente con la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en la
Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987, al absolver la consulta formulada
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, respecto a la interpretación de los
arts. 25.1 y 7.6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación a la
última frase del art. 27.2 de dicha Convención, que enumera los derechos que no pueden
suspenderse durante los estados de excepción; estableció que, la función del hábeas corpus
es esencial como: “…medio para controlar el respeto a la vida e integridad de la persona,
para impedir su desaparición o la indeterminación de su lugar de detención, así como para
protegerla contra la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.

El criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto a la protección de los


derechos a la vida e integridad física o personal fue reiterado en numerosos fallos. Así, en
el caso Castillo Páez, de 3 de noviembre de 1997, la Corte Interamericana sostuvo que:
“…El hábeas corpus tiene como finalidad no solamente garantizar la libertad y la
integridad personal, sino también prevenir la desaparición o indeterminación del lugar de
detención y, en última instancia, asegurar el derecho a la vida”. En el mismo sentido, el
caso Neira Alegría, fallo de 19 de julio de 1995.

La protección del derecho a la vida e integridad personal, por otra parte, está también
prevista en las legislaciones de otros países, como en Costa Rica donde a través del
hábeas corpus se protegen los derechos a la libertad e integridad personal; en el Perú, donde
se protege la libertad personal y otros derechos conexos, así como la integridad y la
prohibición de desaparición forzada, último supuesto que se vincula con el derecho a la
vida. Algo similar sucede en Argentina, donde el hábeas corpus protege la libertad física, el
agravamiento ilegítimo de las condiciones de detención y la desaparición forzada de
personas, y en Ecuador, donde se protege el derecho a la libertad, a la vida y la integridad
física de las persona privadas de libertad.

De este breve repaso a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos


y de la legislación comparada, se puede observar que la protección al derecho a la vida vía
hábeas corpus, en el caso boliviano, Acción de Libertad, está íntimamente vinculada con el
derecho a la libertad personal.

Cabe resaltar que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, protegió el derecho a la


vida a través del recurso de hábeas corpus, por conexitud con el derecho a la libertad de
locomoción, en las SSCC 470/2004-R, 651/2004-R, entre otras.

Por último, se debe hacer referencia al hábeas corpus traslativo o de pronto despacho, a
través del cual, lo que se busca es acelerar los trámites judiciales o administrativos cuando
existen dilaciones indebidas, para resolver la situación jurídica de la persona que se
encuentra privada de libertad.

Este tipo de hábeas corpus, implícito en el art. 125 de la CPE, emergía directamente del art.
89 de la Ley del Tribunal Constitucional, cuando establecía que, también procede el hábeas
corpus cuando se aleguen: “…otras violaciones que tengan relación con la libertad
19
personal en cualquiera de sus formas, y los hechos fueron conexos con el acto motivante
del recurso, por constituir su causa o finalidad…”, e implícitamente fue reconocido por la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional, cuando tuteló los supuestos de demora en la
celebración de la audiencia de medidas cautelares (SSCC 1109/2004-R, 1921/2004-R), o
cuando existieron notificaciones ilegales con las resoluciones de medidas cautelares que
lesionan el derecho a la defensa, concretamente el derecho a recurrir, impidiendo que el
tribunal superior revise la resolución del inferior (SC 826/2004-R), o en los casos en que se
ha demorado la efectividad de la libertad, pese a que el imputado ha cumplido con las
medidas sustitutivas impuestas (SSCC 1477/2004-R, 046/2007-R, entre otras).

6.1. La acción de libertad traslativa o de pronto despacho en la configuración de la


Constitución 15

La comprensión de este tipo de acción de libertad, está recogido por la Sala Tercera del
Tribunal Constitucional Plurinacional, en la SCP 0017/2012 de 16 de marzo, la que después
de reflexionar sobre el objeto y finalidad de la Acción de Libertad diseñada en el art. 125 de
la CPE, refrendó la jurisprudencia desarrollada por el Tribunal Constitucional anterior
contenida en las SSCC 1579/2004-R y 0465/2010-R, respecto a la acción de libertad
traslativa o de pronto despacho.

La SC 1579/2004-R de 1 de octubre, concluyó que el recurso de hábeas corpus -


actualmente acción de libertad- “…por violaciones a la libertad individual y/o locomoción,
puede ser reparador si ataca una lesión ya consumada, preventivo si procura impedir una
lesión a producirse o correctivo si intenta evitar que se agraven las condiciones en que se
mantiene a una persona detenida”.

En ese entendido, el Tribunal Constitucional anterior en la SC 0465/2010-R de 5 de julio,


en su Fundamento Jurídico III.3 concluyó que:

“…los tipos de hábeas corpus precedentemente aludidos, también pueden ser


identificados en la nueva Ley Fundamental, e inclusive ampliados. Así dentro de la
tipología desarrollada por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional citada
líneas precedentes, se agregó el hábeas corpus restringido, el hábeas corpus
instructivo y al hábeas corpus traslativo o de pronto despacho (SC 0044/2010-R de
20 de abril). Conforme la doctrina constitucional sentada por este Tribunal, por
medio del hábeas corpus traslativo o de pronto despacho, se busca acelerar los
trámites judiciales o administrativos cuando existen dilaciones indebidas, para
resolver la situación jurídica de la persona que se encuentra privada de libertad”.

15 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0112/2012, de 27 de abril de 2012. Esta Sentencia, también desarrolla

con bastante amplitud, las siguientes temáticas: Las consecuencias del nuevo modelo de Estado Constitucional de
Derecho, Plurinacional e intercultural asumido en la Constitución de 2009 en el razonamiento jurídico de los jueces; La
aplicación directa de la Constitución; El razonamiento jurídico de los jueces, debe partir de la Constitución, de sus
normas constitucionales-principios atendiendo las características del nuevo modelo de Estado que los sustentan;
Concepción, validez, jerarquía normativa, obligatoriedad y transversalidad de los principios constitucionales; Las normas
constitucionales-principios, que sustentan que las decisiones judiciales vinculadas al derecho a la libertad personal sean:
1) tramitadas, 2) resueltas y 3) efectivizadas con la mayor celeridad; La reglas procesales penales, en medidas
cautelares, construidas jurisprudencialmente, en observancia de los principios constitucionales.

20
Siguiendo con el entendimiento jurisprudencial desarrollado por la citada SC 0465/2010-R,
en su Fundamento Jurídico III.4 señaló: “Para la concreción del valor libertad, el principio
de celeridad y el respeto a los derechos, se ha previsto una acción de defensa específica
que coadyuve para que los mismos no se vean afectados por actos lesivos y en caso de que
así fuera, se puedan restituir a su estado natural, en especial tratándose de derechos
fundamentales…”.

En ese sentido, en el mismo Fundamento Jurídico citado en el párrafo anterior agregó a la


tipología, el hábeas corpus -ahora acción de libertad- traslativo o de pronto despacho: “…el
cual se constituye en el mecanismo procesal idóneo para operar en caso de existir
vulneración a la celeridad cuando esté relacionada a la libertad y devenga de dilaciones
indebidas, que retardan o evitan resolver la situación jurídica de la persona que se
encuentra privada de libertad”.

7. La finalidad y los alcances de la Acción de Libertad 16

En cuanto a la finalidad de esta acción tutelar, la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional, mediante la SC 0987/2011-R de 22 de junio, estableció lo siguiente: “(…)
cabe señalar que, la acción de libertad ha sido instituida por el art. 125 de la CPE, que
tiene por finalidad la protección de los derechos a la vida y a la libertad cuando la persona
creyera estar ilegalmente perseguida, indebidamente procesada o privada de su libertad, o
considere que su vida está en peligro.”

De la citada jurisprudencia, tenemos entonces que los derechos protegidos por esta acción
tutelar son la libertad y el derecho a la vida. Aparte de ello, la jurisprudencia constitucional
a través de la SC 0011/2010-R de 6 de abril, establece que:

“La acción de libertad, es una acción jurisdiccional de defensa que tiene por finalidad
proteger y/o restablecer el derecho a la libertad física o humana, y también el derecho a la
vida, si es que se halla en peligro a raíz de la supresión o restricción a la libertad personal,
sea disponiendo el cese de la persecución indebida, el restablecimiento de las formalidades
legales y/o la remisión del caso al juez competente, la restitución del derecho a la libertad
física, o la protección de la vida misma, motivo por el cual se constituye en una acción
tutelar preventiva, correctiva y reparadora de trascendental importancia que garantiza
como su nombre lo indica, la libertad, derecho consagrado por los arts. 22 y 23.I de la
CPE”.

En ese entendido, “…la nueva Constitución Política del Estado es más amplia en cuanto a
su ámbito de protección, pues se extiende al derecho a la vida, la libertad física o personal,
el debido proceso, en lo que se refiere al procesamiento indebido y la libertad de
locomoción, ésta última dada la íntima relación que existe con el derecho a la libertad
física…”, SC 0023/2010-R de 13 de abril.”

Existen diversos criterios de como poder activar esta acción tutelar y en qué momentos

16 Cfr. Sentencia Constitucional Nº1567/2011-R, de 17 de octubre de 2011.

21
procesales puede ser interpuesta, ya que la naturaleza del derecho protegido, la libertad, y
ahora el derecho a la vida, hace necesario que se establezcan distintos tipos de situaciones
en las que estos derechos puedan ser objeto de menoscabo o totalmente vulnerados, por lo
que la jurisdicción constitucional, dentro de su tarea interpretativa, tiene la obligación de
materializar lo establecido por la Constitución Política del Estado, es así que la SC
0604/2011-R, citando a la SC 0044/2010-R, estableció lo siguiente: “(…) el ámbito de
protección del hábeas corpus, ahora acción de libertad, alcanza a los supuestos en que:

a. El acto ilegal provoca la restricción del derecho a la libertad física (hábeas


corpus reparador);

b. El acto ilegal amenaza o perturba al derecho a la libertad física personal


(hábeas corpus restringido y preventivo);

c. Se agravan las condiciones de la libertad (hábeas corpus correctivo):

d. Existe amenaza al derecho a la vida, vinculada al derecho a la libertad (hábeas


corpus instructivo), y

e. Existe una dilación indebida para resolver la situación jurídica de una persona
respecto a su derecho a la libertad física o personal (hábeas corpus traslativo o de
pronto despacho).

8. Los ámbitos de protección de la Acción de Libertad

De conformidad a lo previsto por el art. 125 de la Constitución, esta acción tutelar puede
ser presentada por toda persona física en los siguientes casos: a) Cuando considere que su
vida está en peligro; b) Que es ilegalmente perseguida; c) Que es indebidamente procesada;
y, d) Cuando es ilegalmente privada de libertad personal.

8.1. Protección procesal del Derecho a la Vida 17

El art. 125 de la CPE, establece que: “Toda persona que considere que su vida está en
peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de
libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de manera oral o escrita,
por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez
o tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la
persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya su derecho a
la libertad”.

Ahora bien, la SC 0044/2010-R de 20 de abril, rescató la doctrina del hábeas corpus


instructivo -que en la nueva terminología de la Constitución se denomina la acción de
libertad instructiva-, cuyo ámbito de protección abarca también al derecho a la vida y el

17 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº2468/2012, de 22 de noviembre de 2012. Esta Sentencia, también
realiza precisiones importantes sobre el contenido esencial mínimo del derecho a la vida, a protegerse y promoverse por
el Estado y las autoridades públicas.

22
derecho a la integridad personal (física, psicológica y sexual); los aludidos derechos son
objeto de protección de la acción de libertad instructiva fundamentalmente en los casos de
desaparición forzada de personas, pero no excluyente de otros procesos por estar
vinculados a la libertad física o personal, como son detenciones ilegales o indebidas en
cualesquier forma (por ejemplo aprehensiones, arrestos, etc., o persecuciones ilegales o
indebidas provenientes de autoridades policiales, fiscales, judiciales o particulares), libertad
de locomoción (por ejemplo arraigos, detenciones domiciliarias, etc.). Dicho precedente
constitucional, al respecto entendió que:

“…hace referencia a la supuestos, en que el derecho a la libertad se encuentra


vinculado al derecho a la vida, fundamentalmente en los casos de desaparición
forzada de personas, y tiene como objeto identificar el paradero de la víctima,
disponer su libertad e individualizar a los autores del hecho, garantizándose el
derecho a la vida y también el derecho a la integridad física.

Este hábeas corpus, ahora está previsto en el art. 125 de la CPE, cuando hace
referencia a los casos en los que la persona considere que su vida está en peligro.
Esta ampliación es coherente con la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, que en la Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987,
al absolver la consulta formulada por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto a la interpretación de los arts. 25.1 y 7.6 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación a la última frase del art. 27.2 de
dicha Convención, que enumera los derechos que no pueden suspenderse durante
los estados de excepción; estableció que, la función del hábeas corpus es esencial
como: '…medio para controlar el respeto a la vida e integridad de la persona, para
impedir su desaparición o la indeterminación de su lugar de detención, así como
para protegerla contra la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes'.

El criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto a la


protección de los derechos a la vida e integridad física o personal fue reiterado en
numerosos fallos. Así, en el caso Castillo Páez, de 3 de noviembre de 1997, la Corte
Interamericana sostuvo que: '…El hábeas corpus tiene como finalidad no solamente
garantizar la libertad y la integridad personal, sino también prevenir la
desaparición o indeterminación del lugar de detención y, en última instancia,
asegurar el derecho a la vida'. En el mismo sentido, el caso Neira Alegría, fallo de
19 de julio de 1995.

La protección del derecho a la vida e integridad personal, por otra parte, está
también prevista en las legislaciones de otros países, como en Costa Rica donde a
través del hábeas corpus se protegen los derechos a la libertad e integridad
personal; en el Perú, donde se protege la libertad personal y otros derechos
conexos, así como la integridad y la prohibición de desaparición forzada, último
supuesto que se vincula con el derecho a la vida. Algo similar sucede en Argentina,
donde el hábeas corpus protege la libertad física, el agravamiento ilegítimo de las
condiciones de detención y la desaparición forzada de personas, y en Ecuador,

23
donde se protege el derecho a la libertad, a la vida y la integridad física de las
persona privadas de libertad.

De este breve repaso a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos y de la legislación comparada, se puede observar que la protección al
derecho a la vida vía hábeas corpus, en el caso boliviano, acción de libertad, está
íntimamente vinculada con el derecho a la libertad personal. Cabe resaltar que la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional, protegió el derecho a la vida a través
del recurso de hábeas corpus, por conexitud con el derecho a la libertad de
locomoción, en las SSCC 470/2004-R, 651/2004-R, entre otras”.

Sin embargo, de ese repaso de Derecho Comparado y de la jurisprudencia de la Corte


Interamericana, es menester reflexionar si evidentemente el espíritu del Constituyente al
incluir el derecho a la vida y a la integridad física es que este se halle irremediablemente
vinculado con el derecho a la libertad física; al respecto, es bien conocido que en la
tradición jurisprudencial boliviana, la protección del derecho a la vida ha estado dada por la
vía tutelar de la acción de amparo constitucional, la Constitución vigente desde 2009, ha
incluido en la estructura protectiva de la acción de libertad el derecho a la vida, ello en sí
significa una ampliación del rango procesal de la acción de libertad.

Sin embargo, para que opere por la vía de la acción de libertad, la tesis jurisprudencial de la
SC 0044/2010-R, señala que debe haber un vinculación entre el peligro de afectación del
derecho a la vida y el derecho a la libertad, pues para que opere la protección que brinda la
acción de libertad al derecho a la vida debe ser causa de la lesión del derecho a la libertad,
no obstante, esa noción jurisprudencial debe ser modulada, en mérito al siguiente
razonamiento:

La naturaleza del derecho a la vida impone la casi eliminación de cualquier tipo de


formalismo en su protección, pues resultaría un despropósito que quien solicite la
tutela de su derecho a la vida cuya naturaleza siempre es urgente, reciba la respuesta
de que debe acudir ante otro mecanismo procesal como la acción de amparo
constitucional.

Por ello, corresponde establecer la noción protectiva de la acción de libertad en


relación al derecho a la vida, precisando que cualquier situación de vulneración del
derecho a la vida será conocida a instancias de las acciones de amparo constitucional o
de libertad indistintamente, justamente por el inmenso valor que el Constituyente ha
asignado a dos nociones conceptuales elementales para la convivencia en nuestra sociedad
boliviana: 1) La protección de la vida humana, es el valor fundamental sobre el cual se
construye la noción de Estado Social de Derecho, por ello es el primer derecho fundamental
enunciado en el texto constitucional; y, 2) La administración de justicia, está al servicio de
la población y de la sociedad sobre la base de criterios anti formalistas en búsqueda de un
sistema de verdad material.

De ahí, resulta inaceptable que cuando se solicita la protección del derecho a la vida ante la
jurisdicción constitucional, ésta deniegue la tutela con el argumento procesal de la
idoneidad recursiva; además de ello el art. 125 es claro al enumerar las condiciones de
24
activación de la acción de libertad, pues en la primera frase señala: “Toda persona que
considere que su vida está en peligro…”, de una interpretación literal de la norma
constitucional se desprende que el Constituyente lejos de condicionar la activación de la
acción de libertad por vulneración del derecho a la vida, a la vinculación causal de
privación previa del derecho a la libertad, se limitó a enumerarlo como causal
independiente de activación de la acción de libertad en concordancia normativa con los arts.
46 y 47 del Código Procesal Constitucional (CPCo). En esa dimensión argumentativa, es
que se establece que el derecho a la vida, por la tutela inmediata que requiere, puede
ser protegido indistintamente por la acción de amparo constitucional o por la acción
de libertad, pues una interpretación diferente afecta la noción básica de interpretación de
los derechos humanos (así mismo de los derechos fundamentales), cual es la interpretación
favorable al ser humano.

En el mismo sentido ultraprotectivo de la acción de libertad antes glosada, es menester


aclarar la inaplicabilidad -bajo ninguna circunstancia- de la regla de subsidiariedad
excepcional de la acción de libertad cuando se denuncia violación del derecho a la vida
o integridad personal. Sobre el tema, es preciso citar la SC 0008/2010-R de 6 de abril, la
SC 0080/2010-R y especialmente la SC 0589/2011-R de 3 de mayo, que fueron
contundentes en señalar que no se aplica bajo ninguna circunstancia la subsidiariedad
excepcional de la acción de libertad cuando se denuncia violación del derecho a la vida.

En este mismo sentido, la SC 0589/2011-R de 3 de mayo, reforzando dicha comprensión,


dijo: "El art. 18 de la CPEabrg, instituyó el recurso de hábeas corpus, ahora acción de
libertad prevista por el art. 125 de la CPE, como un recurso extraordinario cuya finalidad
esencial era la protección a la libertad, ámbito de tutela que ha sido ampliada en el orden
constitucional vigente a la vida, que como se ha visto, constituye un derecho primario en sí,
inherente al ser humano, y por ende su protección es prioritaria, por constituir un bien
jurídico primario y fuente de los demás derechos. Por ello, a diferencia de la tutela a la
libertad, y su condicionamiento del agotamiento previo de las instancias intra procesales,
para pedir su protección a través de este medio constitucional idóneo, eficaz e inmediato,
respecto a la vida, su tutela puede ser solicitada de manera directa; es decir, que puede
acudir a la jurisdicción constitucional, sin tener que agotar previamente la vía
jurisdiccional".

8.2. La Persecución ilegal

El Tribunal Constitucional, en su SC 419/00-R de 2 de mayo, ha definido la persecución


ilegal como “la acción de un funcionario público o autoridad judicial que busca, persigue
u hostiga a una persona sin que exista motivo legal alguno y una orden expresa de captura
emitida por autoridad competente en los casos establecidos por ley, o cuando se emite una
orden de detención, captura o aprehensión al margen de los casos previstos por ley e
incumpliendo las formalidades y requisitos establecidos por ella”. La persecución ilegal da
lugar a que se active el hábeas corpus preventivo, cuya finalidad es evitar la consumación
del acto restrictivo del derecho a la libertad física. Dicho desde otra perspectiva, a través de
esta acción tutelar se trata de evitar que se consume la aprehensión o detención ilegal o
indebida.

25
Acogiendo la doctrina del Derecho Procesal Constitucional, el Tribunal Constitucional, a
través de su jurisprudencia, ha definido que un acto será considerado como persecución
ilegal con relevancia constitucional cuando concurran dos condiciones. La primera, que el
atentado a la libertad sea decidido y en próxima “vía de ejecución”, pues los simples actos
preparatorios, como la vigilancia policial para conocer el domicilio de una persona y sus
cambios, no darán lugar a la procedencia de este recurso. La segunda, que la amenaza a la
libertad sea cierta, no conjetural o presuntiva, lo que significa que es un requisito para la
procedencia del recurso, la demostración de la positiva existencia de la amenaza o
restricción de la libertad 18.

8.2.1. La persecución ilegal: Su configuración dogmática a la luz del nuevo orden


constitucional 19

Para abordar la presente problemática, prima facie, debe señalarse que al amparo del
régimen constitucional abrogado, este Tribunal, a través de sus líneas jurisprudenciales, ya
definió la persecución ilegal o indebida, así las SSCC 0419/2000-R, 0261/2001-R y
0535/2001-R, entre otras, definieron a este aspecto como: "…la acción de una autoridad
que busca, persigue u hostiga a una persona sin que exista motivo legal alguno ni una
orden expresa de captura emitida por autoridad competente en los casos establecidos por
ley, o cuando se emite una orden de detención, captura o aprehensión al margen de los
casos previstos por ley, e incumpliendo las formalidades y requisitos establecidos por
ella", entendimiento, que fue acogido por las SSCC 0016/2010-R y 0237/2010-R, entre
muchas otras.

Bajo esta perspectiva, la SC 0237/2010-R de 31 de mayo, asumiendo el entendimiento


adoptado por la SC 0036/2007-R de 31 de enero, señaló que la persecución ilegal o
indebida, implica la existencia de los siguientes presupuestos: “…1) la búsqueda u
hostigamiento a una persona con el fin de privarle de su libertad sin motivo legal o por
orden de una autoridad no competente, y 2) la emisión de una orden de detención, captura
o aprehensión al margen de lo previsto por ley”.

Ahora bien, a la luz del nuevo diseño constitucional, es imperante definir la


persecución ilegal en sus dos causes configurativos, que dan lugar a la activación de la
llamada acción de libertad restringida y preventiva.

En efecto, bajo el primer cause configurativo de este presupuesto de activación de la acción


de libertad, se establece que la persecución ilegal o indebida, debe ser entendida como toda
acción ilegal cometida por un funcionario público o un particular, conducta que implica una
manifiesta y evidente persecución, acoso, búsqueda u hostigamiento, sin que exista una
justa causa fundada en derecho, destinada a suprimir, restringir, perturbar o limitar el
derecho a la libertad física, la vida o algún otro derecho estrictamente vinculado a éstos dos
últimos; afectaciones que por su naturaleza, inequívocamente deben ser tuteladas a través
de la acción de libertad, aspecto que a la luz de la tipología de la acción de libertad ya

18 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Pág. 172.
19 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0208/2011-R, de 11 de marzo de 2011.

26
desarrollada por la SC 0044/2010-R de 20 de abril, se enmarca dentro de lo que en doctrina
se conoce como “hábeas corpus” restringido.

Asimismo, debe precisarse que el segundo cause configurativo de la persecución ilegal


tutelable a través de la acción de libertad, está constituido por todo acto que merced a una
orden de detención, captura o aprehensión, que no cumpla con los presupuestos procesales
establecidos para su legal emisión, esté destinada a suprimir, restringir o limitar el derecho
a la libertad física o incluso a la vida, supuestos fácticos que deben ser protegidos a través
de la acción de libertad bajo la figura conocida en doctrina como “Habeas Corpus
preventivo” y desarrollada por la SC 0044/2010-R, entre otras.

Ahora bien, de acuerdo al objeto y causa de la presente acción de libertad, la problemática


concreta debe ser contextualizada dentro de los alcances y efectos del segundo cause
configurativo de la persecución ilegal; es decir, deberá determinarse si en la especie,
existieron actos que merced a una orden de detención, captura o aprehensión, que no
cumpla con los presupuestos procesales establecidos para su legal emisión, destinados a
suprimir, restringir o limitar el derecho a la libertad física del ahora representado de la
accionante.

En este contexto, debe precisarse que este segundo cause, debe ser entendido de manera
sistémica con la línea jurisprudencial establecida en las SSCC 0008/2010-R y 0080/2010-R,
entendimientos que plasman la subsidiaridad excepcional de la acción de libertad.

8.2.2. Acción de Libertad innovativa cuando se presenta persecución indebida20

Al respecto, la Sentencia Constitucional Plurinacional Nº2491/2012 de 3 de diciembre,


señaló que: “La persecución indebida, ha sido definida por el anterior Tribunal
Constitucional en la SC 0419/2000-R de 2 de mayo, como: '…la acción de un funcionario
público o autoridad judicial que busca, persigue u hostiga a una persona sin que exista
motivo legal alguno y una orden expresa de captura emitida por autoridad competente en
los casos establecidos por ley, o cuando se emite una orden de detención, captura o
aprehensión al margen de los casos previstos por Ley e incumpliendo las formalidades y
requisitos establecidos por ella…', en ese contexto de precedencias la SC 0036/2007-R de
31 de enero, precisó los presupuestos en los que se da persecución, señalando que son: «1)
la búsqueda u hostigamiento a una persona con el fin de privarle de su libertad sin motivo
legal o por orden de una autoridad no competente, y 2) la emisión de una orden de
detención, captura o aprehensión al margen de lo previsto por ley».

Ahora bien, existen supuestos en los cuales posteriormente a esta persecución, ya no se está
privando la libertad de la persona que solicita la tutela; sin embargo, ese aspecto no puede
representar per se la imposibilidad del ejercicio de la acción constitucional, pues la acción
de libertad, tiene distintas modalidades entre ellas se encuentra la modalidad innovativa. La
misma tradicionalmente procede a efectos de tutelar una detención cuando ésta ya ha
cesado a efectos de no dejar en impunidad el actuar lesivo de quienes han lesionado el
derecho a la libertad.

20 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0797/2013, de 11 de junio de 2013.

27
Este instituto, en el desarrollo jurisprudencial constitucional en nuestro país, tiene un muy
importante antecedente en lo sostenido por la SC 0327/2004-R de 10 de marzo, que aunque
no menciona de forma expresa este tipo del entonces habeas corpus, lo identifica en su
esencialidad cuando señala que: 'Del análisis de los debates parlamentarios desarrollados
en el proceso de sanción de la ley aludida, se extrae que la ratio legis del precepto aludido
está en la necesidad de que el instituto jurídico en examen brinde protección en aquellos
supuestos en los que '…una autoridad legal arbitrariamente detiene a una persona sin que
haya existido causa que lo justifique y tenemos centenares de casos, finalmente la ponen en
libertad se acabó el tema, no hay protección, no hay tutela de los derechos humanos, les
digo verdaderamente, no avanzar en el texto en la forma como está propuesta supone
volver al viejo judicialismo para eso no cambiamos nada […] yo puedo demandar a una
autoridad que me ha detenido ocho días y después me ha puesto en libertad […] ya estoy
en libertad y quiero plantear el recurso de hábeas corpus para que la autoridad que ha
cometido semejante abuso, que me ha privado de derechos de alimentar a mi familia, de
ver a mis hijos, de cumplir con mi trabajo de manera arbitraria, ilegal e inconstitucional
debe ser sancionada y el recurso de hábeas corpus declarado procedente […] (Cfr.
Redactor, Tomo IV, noviembre de 1997, H. Cámara de Diputados) (…).

Consiguientemente, del contenido de los preceptos aludidos y los debates parlamentarios


glosados, se extrae de manera clara y precisa que la voluntad del legislador es que las
lesiones al derecho a la libertad encuentren protección dentro del ámbito del hábeas
corpus, declarando su procedencia en los casos en que se constate la existencia de una
ilegal privación de libertad, no obstante haber cesado la detención antes de la
interposición del recurso…'.

Nuestro ordenamiento jurídico también sugiere la existencia de esta figura, cuando en el


art. 68.6 de la Ley del Tribunal constitucional Plurinacional y el propio Código Procesal
Constitucional, que en su art. 49.6, determina: «Aun habiendo cesado las causas que
originaron la Acción de Libertad, la audiencia deberá realizarse en el día y hora
señalados, a efectos de establecer las responsabilidades que correspondan».

Recogiendo el espíritu de ésta Sentencia Constitucional; asimismo, la construcción


doctrinal del voto disidente de 22 de julio de 2010, respecto de la SC 0451/2010-R de 28 de
junio -que estableció que la acción de libertad debe ser interpuesta cuando la lesión al
derecho a la libertad existe, caso contrario, se desnaturalizaría su esencia-, entiéndase la
figura de la acción de libertad innovativa o habeas corpus innovativo como el
mecanismo procesal, por el cual el juez constitucional asume un rol fundamental para
la protección del derecho a la libertad personal, y por ello, en la Sentencia que
pronuncie debe realizar una declaración sobre la efectiva existencia de lesión al
derecho a la libertad física o personal, aunque la misma hubiera desaparecido,
advirtiendo a la comunidad y al funcionario o persona particular, que esa conducta es
contraria al orden constitucional, en esta Sentencia también se debe emitir una orden al
funcionario o particular que lesionó el derecho en sentido que, en el futuro, no vuelva a
cometer ese acto, con relación a la misma persona que activó la justicia constitucional o con
otras que se encuentren en similares circunstancias.

28
Acorde a lo expuesto, y de acuerdo a la nueva coyuntura constitucional imperante desde
febrero de 2009, nuestro país atraviesa un proceso de constitucionalización en sus
instituciones jurídicas y políticas. No se encuentra al margen la justicia constitucional, que
acoge parámetros interpretativos y de amparo más garantistas y favorables a la protección
de los derechos y de los derechos humanos.

En ese sentido, la interpretación que debe hacerse respecto del art. 125 constitucional, no
debe recorrer un camino restrictivo, en el sentido de que únicamente la acción de libertad
pueda ser interpuesta cuando la persona se encuentre privada de libertad, pues partiendo de
un criterio amplio y garantista como se tiene anotado, este mecanismo puede operar cuando
efectivamente ha cesado la vulneración al derecho protegido. Este criterio se justifica, al
análisis de lo dispuesto por el art. 256 de la CPE, que de forma expresa reconoce criterios
de interpretación más favorables que los contenidos en nuestra propia Ley Fundamental y
que se encuentran contenidos en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos.

Al respecto, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) menciona: en su


art. 29 que: 'Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el
sentido de:(…) b) limitar el goce y el ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda
estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de
acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados; y el art. 5.2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), establecen criterios favorables y
progresivos de interpretación de tales derechos, en tal sentido corresponde disgregar lo que
se entiende por los principios pro homine 21 y de progresividad, mismos que encuentran su
asidero en el orden interno, en lo establecido por los arts. 12.IV y 256 de la CPE,
entendiéndose de su contenido la adopción de un sentido de interpretación más favorable a
los derechos humanos.

El principio de progresividad concretamente establece la responsabilidad para el Estado


boliviano, de no desconocer los logros y el desarrollo alcanzado en materia de derechos
humanos en cuanto a la ampliación en número, desarrollo de su contenido y el
fortalecimiento de los mecanismos jurisdiccionales para su protección, en el afán de buscar
el progreso constante del Derecho Internacional de Derechos Humanos que se inserta en
nuestro sistema jurídico a través del bloque de constitucionalidad (art. 410.II de la CPE).

De lo señalado, queda en evidencia que el reconocimiento de la Acción de Libertad

21 “Tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, reconocen en sus arts. 5 y 29, respectivamente, el principio pro hómine como criterio de interpretación de las
normas sobre Derechos Humanos. En virtud a este principio, el juzgador debe aplicar aquellas normas que resulten más
favorables para la persona, para su libertad y sus derechos, cuando es el Estado, a través de sus autoridades o
servidores públicos, quienes los lesionan. Este principio también implica que las normas sobre Derechos Humanos
deben ser interpretadas en el sentido que más favorezca a la persona, vinculándose, en consecuencia, con el principio
de interpretación progresiva de los derechos, en virtud del cual entre varios entendimientos posibles, debe optarse por
aquél que limite en menor medida el derecho o garantía que se denuncia como vulnerado, es decir, se debe elegir la
interpretación más extensiva en cuanto al reconocimiento de derechos y una interpretación más restringida cuando se
establezcan límites al ejercicio de los mismos. El principio pro homine, por otra parte, está reconocido en los arts. 13.IV y
256 de la CPE, normas que expresamente prevén que se debe adoptar la interpretación más favorable para los derechos
humanos.”. Sentencia Constitucional Nº0006/2010-R, de 6 de abril de 2010.

29
Innovativa en los casos de detenciones ilegales es el producto de una interpretación
garantista de la naturaleza de la acción de libertad; sin embargo, esto no debe ser en ningún
caso óbice para que este razonamiento pueda ser también aplicado a otras modalidades
protectivas de la acción de libertad, como el caso de la persecución indebida, la cual al
igual que la detención puede haber cesado; empero, la ilegalidad restrictiva del derecho a la
libertad fue consumada, por ello a efectos de determinar la responsabilidad del caso, y de
construir una matriz jurisprudencial preventiva de la vulneración de derechos
fundamentales, corresponderá también en estos casos pronunciarse en el fondo de la
problemática a efectos de determinar la responsabilidad de las autoridades”.

8.3. La Detención ilegal o indebida

Se entiende por detención ilegal toda acción judicial, gubernativa o disciplinaria de


privación de la libertad física de una persona, sin haber cumplido con las condiciones de
validez previstas por la Constitución y las leyes.

En el sistema constitucional boliviano, el art. 23.III de la Constitución ha previsto las


siguientes condiciones de validez para la restricción del derecho a la libertad física:

a) el principio de reserva de Ley, lo que significa que este derecho solo podrá ser
restringido en los casos y según las formas previstas por la Ley;

b) el principio de reserva judicial, lo que supone que la restricción del derecho


deberá ser ordenada por la autoridad competente de manera expresa y motivada en
derecho, debiendo intimarse por escrito expidiendo un mandamiento; y

c) el principio de proporcionalidad, lo que significa que la medida de restricción


debe ser proporcional con el fin perseguido.

En el marco del principio de reserva de Ley, el legislador boliviano ha determinado que en


el ámbito penal la restricción del derecho a la libertad física puede aplicarse en la vía
cautelar o la punitiva, previo cumplimiento de las formas y condiciones previstas por la
legislación penal.

Para la restricción del derecho a la libertad física como medida cautelar de carácter
personal, el Código de Procedimiento Penal ha previsto requisitos y condiciones, a objeto
de evitar que la medida se convierta en una condena anticipada; de manera que la detención
preventiva debe aplicarse restringidamente como una medida excepcional última para
garantizar la concurrencia del imputado a la sustanciación del proceso penal. La norma
prevista por art. 7 del Código de Procedimiento dispone expresamente que “la aplicación
de medidas cautelares (...) será excepcional”; en coherencia con dicha norma el art. 221
del mismo Código dispone que: “la libertad personal y los demás derechos y garantías (...)
sólo podrán ser restringidos cuando sea indispensable para asegurar la averiguación de la
verdad, el desarrollo del proceso y la aplicación de la Ley”.

En el contexto referido, la norma prevista por el art. 233 del Código de Procedimiento
Penal exige la concurrencia de los requisitos para la aplicación de la detención preventiva:
30
1) la existencia de elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es,
con probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible; y 2) la existencia de elementos de
convicción suficientes de que el imputado no se someterá al proceso u obstaculizará la
averiguación de la verdad.

Conforme a la norma procesal referida, en los demás supuestos no comprendidos en los


nombrados requisitos no procede la aplicación de la detención preventiva; ello supone que
la restricción de la libertad física, en el proceso penal, se aplica no en función a la gravedad
del delito sino a la concurrencia de los requisitos previstos por Ley.

En coherencia con lo previsto por las normas procesales citadas, las normas previstas por el
art. 232 del Código de Procedimiento Penal, definen los supuestos jurídicos en los que, a
pesar de concurrir los requisitos previstos por el art. 233 citado, no procede la aplicación de
la detención preventiva; esos supuestos jurídicos son: 1) En los delitos de acción privada; 2)
En aquellos que no tengan prevista pena privativa de libertad; y, 3) En los delitos (de
acción pública) sancionados con pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior a
tres años.

Al respecto, el Tribunal Constitucional, en su SC 1068/2001-R, de 4 de octubre, ha


establecido la siguiente jurisprudencia: “(...) no es por la gravedad del delito que se aplica
la medida cautelar de carácter personal, sino por la concurrencia de los requisitos
establecidos por el art. 233 del Código de Procedimiento Penal”. Posteriormente, en su SC
1187/2001-R de 14 de noviembre, definiendo los alcances de los requisitos previstos por el
art. 233 del Código de Procedimiento Penal, ha señalado que “Los requisitos detallados
son aplicables para todos los casos, sin que exista excepción o salvedad alguna respecto a
la gravedad del delito u otras circunstancias que la Ley no refiere”. Finalmente, en su SC
1101/2002-R, de 13 de septiembre, ha definido que: “(..) no se podrá imponer ni aplicar
dicha medida exponiendo otros motivos que no sean los exigidos por el procedimiento,
aunque el tribunal o juez los considere de gravedad o relevantes, dado que al hacerlo se
vulneraría el principio de legalidad y se estaría abriendo una senda amplía hacía una
posible arbitrariedad”.

Como parte de las condiciones de validez constitucional para la restricción del ejercicio
de la libertad física por vía cautelar, deberán concurrir los siguientes requisitos de orden
procesal:

a) Solicitud expresa y fundamentada; según la norma prevista por el art. 233 del Código
de Procedimiento Penal “Realizada la imputación formal, el juez podrá ordenar la
detención preventiva del imputado, a pedido fundamentado del fiscal o de la víctima
aunque no se hubiera constituido en querellante (..)”, lo que significa que la parte acusadora
deberá solicitar expresamente la aplicación de la medida cautelar de carácter personal,
exponiendo los fundamentos de hecho y de derecho que sustenten la solicitud; deberá
demostrar la concurrencia de los requisitos previstos por ley para justificar la aplicación de
dicha medida. La exigencia de esta condición responde a la naturaleza jurídica del sistema
procesal oral acusatorio, el que se encuentra regido por principios garantistas, entre ellos el
“ne procedat iudex ex oficio”, es decir, el juez no puede proceder de oficio.

31
Al respecto, la jurisprudencia constitucional establecida en la SC 079/02-R de 23 de enero
ha definido que “(...) la privación de libertad como una medida cautelar excepcional, sea
detención preventiva o formal, sólo es admisible a solicitud de parte nunca de oficio, y
siempre que exista un mínimo de información que fundamente una sospecha racional y
fundada de que una persona puede ser autora de un hecho punible (...)”.

b) La concurrencia de los requisitos y condiciones previstas por Ley; conforme a lo


previsto por el art. 233 del Código de Procedimiento Penal, para decretar la detención
preventiva del imputado deben concurrir los siguientes requisitos: 1) la existencia de
elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es, con probabilidad,
autor o partícipe de un hecho punible; y 2) la existencia de elementos de convicción
suficientes de que el imputado no se someterá al proceso u obstaculizará la averiguación de
la verdad. Estos requisitos deben concurrir de manera conexa e inseparable, no alternativa
ni excluyente, lo que significa que para la aplicación de la medida cautelar de la detención
preventiva deben concurrir imprescindiblemente y en forma simultánea los dos requisitos
antes referidos.

Con relación al tema, la jurisprudencia establecida en la SC 405/2003, de 31 de marzo, ha


definido lo siguiente: “(...) no se puede aplicar la detención preventiva si no existe un
mínimo de elementos de convicción que fundamenten la existencia del hecho y la
participación del imputado en el mismo. Esta es la exigencia primaria o previo test sobre
los requisitos de la detención preventiva. Superado el test de evidencias, corresponde el
análisis de los llamados ‘requisitos procesales’, los que se abocan a determinar si la
medida resulta necesaria para asegurar la realización del juicio o para asegurar la
imposición de la pena; por lo cual se tiene que la existencia de elementos de convicción
que determinen la existencia de riesgo de fuga y/u obstaculización de la averiguación de la
verdad; todos estos elementos, necesarios para disponer una detención preventiva, deben
ser asumidos por el Juez o Tribunal que conoce el proceso, quien tiene la obligación
procesal de fundamentar o motivar debidamente su determinación”.

c) Motivación legal de la decisión judicial; según las normas previstas por el art. 236 del
Código de Procedimiento Penal, la restricción del ejercicio del derecho a la libertad física
procederá siempre y cuando se cumplan los siguientes requisitos: 1) la detención preventiva
debe ser dispuesta expresamente por el Juez; 2) la autoridad judicial debe expresar la
fundamentación legal sobre los presupuestos que motivan la detención, con cita de las
normas legales aplicables.

Con relación al tema, la jurisprudencia constitucional establecida en la SC 1141/2003- R de


12 de agosto, ha determinado que “(...) la aplicación de una medida cautelar de carácter
personal en el ámbito procesal penal debe cumplir con las condiciones de validez legal, lo
que significa que, la autoridad judicial competente, para adoptar la decisión de aplicar la
detención preventiva, de una parte, está obligado a verificar y determinar la concurrencia
de los requisitos previstos por el art. 233 CPP, para lo que deberá contrastar la solicitud
fundamentada del Ministerio Público con los elementos de prueba presentados sobre la
concurrencia de los requisitos, en el marco de las normas previstas por los arts. 234 y 235
CPP; de otra parte, deberá fundamentar en derecho la decisión de aplicar la medida
cautelar de carácter personal, pues tomando en cuenta que uno de los principios
32
fundamentales inherentes al Estado Democrático de Derecho es la motivación de las
decisiones de las autoridades públicas, el juez está obligado a expresar los motivos de
hecho y de derecho en que se basa su convicción determinativa de la concurrencia de los
requisitos, así como el valor otorgado a los medios de prueba, esa fundamentación no
puede ser reemplazada por la simple relación de los documentos o la mención de los
requerimientos de las partes; de modo que está obligado a expresar los presupuestos
jurídicos que motivan la medida, con cita de las normas legales aplicables y la descripción
clara y objetiva de los elementos de convicción concurrentes”.

De lo referido, se puede concluir que toda restricción o limitación del ejercicio del derecho
a la libertad física sin cumplir con las condiciones de validez constitucional descritas
precedentemente se constituye en ilegal, lo que significa que la detención preventiva es
calificada de ilegal, dando lugar a que la víctima de esa restricción quede legitimada para
plantear el recurso de hábeas corpus, para lograr se le conceda la tutela a su derecho,
disponiéndose la reparación de la restricción ilegal 22.

8.3.1. Alcances de la acción de libertad cuando se alega detención ilegal o indebida 23

En principio, cabe señalar que el recurso de hábeas corpus, actualmente acción de libertad,
constituye una garantía instrumental de rango constitucional, que garantiza el ejercicio y
respeto del derecho a la libertad personal y de locomoción, inclusive ahora, el derecho a la
vida, cuando ésta se encuentra afectada por la restricción o supresión de la libertad, cuya
finalidad es hacer frente a una situación de arbitrariedad proveniente de autoridades y/o
particulares. Así el art. 125 de la CPE, establece que: “Toda persona que considere que su
vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o
privada de libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de manera
oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante
cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a
su vida, cese la persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se
restituya su derecho a la libertad”. Cabe hacer hincapié, que el Constituyente ha previsto la
exención de toda formalidad en su interposición, así como la rapidez en su trámite que es
sumarísimo y su efecto inmediato, pudiendo ser preventivo, correctivo o reparador.

De conformidad a lo previsto por el art. 125 de la CPE, esta acción tutelar puede ser
presentada por toda persona física en los siguientes casos: a) Cuando considere que su
vida está en peligro; b) Que es ilegalmente perseguida; c) Que es indebidamente
procesada; y, d) o privada de libertad personal.

Partiendo de este razonamiento, el Tribunal Constitucional a través de la SC 0451/2010-R


de 28 de junio, sostuvo que cuando se alega privación de libertad personal, la norma
constitucional (art. 125 de la CPE), señala que toda persona que esté indebida o ilegalmente
privada de su libertad personal, podrá interponer la acción de libertad y solicitar al juez o
tribunal competente se restituya su derecho a la libertad; lo cual significa que en estos
casos, la acción de libertad debe ser interpuesta cuando la lesión al derecho a la libertad

22 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Págs. 173-176.
23 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0895/2010-R, de 10 de agosto de 2010.

33
existe; de no ser así, se desnaturalizaría la esencia de la presente acción de defensa, dado
que el petitorio de que “se restituyan sus derechos”, ya no tendría sentido si se está en
libertad; por ello y reconduciendo la línea jurisprudencial asumida en la SC 1489/2003-R
de 20 de octubre, señaló que:

“…desde el orden constitucional, se debe tener en cuenta los siguientes aspectos


procesales: Primero.- Cuando el acto ilegal o indebido denunciado sea la detención
o privación de libertad física del agraviado o accionante, la acción de libertad debe
ser interpuesta mientras exista la lesión, no cuando ha cesado. Segundo.- En los
casos, en que interpuesta la acción de libertad conforme a esta exigencia, luego de
la notificación a la autoridad, funcionario o persona denunciada o accionada, con
la admisión de la misma, ésta libera al accionante o agraviado, ello no impide la
prosecución del trámite y la otorgación de tutela si es que corresponde, a los
efectos de la reparación de los daños causados por la privación de libertad y en su
caso los efectos que corresponda. Tercero.- En los casos en que durante la
detención no se presentó la acción de libertad, sino después de haber cesado la
misma; verificada que sea tal situación, en audiencia pública y sin ingresar al
análisis de fondo, corresponde la denegación de tutela, salvando los derechos del
agraviado o accionante en la vía jurisdiccional ordinaria.”

Complementación al entendimiento asumido:

Así como no hay derechos absolutos, no hay reglas que no permitan una excepción cuando
en mérito a ello se materializará un derecho fundamental, sin alterar la esencia y naturaleza
de la acción tutelar, en este caso de la acción de libertad; y es que debe tenerse en cuenta
que hay situaciones particulares en las que estando el ciudadano privado de libertad no es
posible activar ningún medio de defensa ordinario, mucho menos extraordinario o de rango
constitucional, pese a la lesión sufrida; por ello es oportuno complementar al entendimiento
asumido en la citada SC 0451/2010-R, con referencia a que cuando se aduzca o se denuncie
detención indebida, la acción de libertad debe ser interpuesta estando en privación o
restricción de la libertad física, no luego de haber cesado: “Salvo que por las situaciones
debidamente justificadas y la particularidad del caso, durante la privación de libertad no
le fue posible interponer la acción de libertad, sino inmediatamente después de haber
cesado la misma, lo cual no hace desparecer el acto ilegal y amerita un pronunciamiento
de fondo a objeto de establecer las responsabilidades que correspondan, sean civiles,
penales, u otras, dependiendo de la gravedad y del sujeto pasivo o causante de la lesión de
derechos”.

8.4. La Prisión ilegal o indebida

A los fines de la procedencia del recurso de hábeas corpus, en el sistema constitucional


boliviano se ha entendido que la prisión ilegal o indebida es la privación de libertad de una
persona que habiendo sido dispuesta por la autoridad judicial competente, como medida
cautelar o sanción punitiva, se prolonga más allá de los límites establecidos por la ley o se
la mantiene después de que haya cumplido con la condena o merecido algún beneficio
otorgado conforme a ley, así como cuando se le niega sin justificativo legal alguno la
solicitud de los beneficios que franquea la ley en la ejecución de la pena.
34
En consecuencia, en el sistema constitucional boliviano se ha entendido que la prisión
ilegal o indebida como causal de procedencia del recurso de hábeas corpus, se presenta en
los siguientes casos:

1º Cuando la decisión judicial supere los límites temporales de la prisión provisional, es


decir, que la prisión provisional exceda los límites previstos por Ley, vulnerando el derecho
a un proceso sin dilaciones indebidas, que constituye un elemento esencial del derecho al
debido proceso, consagrado por los arts. 115.II y 117 de la Constitución del Estado
Plurinacional de Bolivia, y los arts. 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos o Pacto de San José de Costa Rica y 14 del Pacto Internacional de los Derechos
Civiles y Políticos.

Se entiende que la prisión provisional presenta el carácter de simple medida cautelar de


carácter personal, que tiene la finalidad de asegurar la presencia del encausado en las
actuaciones del proceso penal; por lo tanto, no puede prolongarse más allá de los límites
establecidos por la Ley; caso contrario se trataría de una condena anticipada al procesado
antes de juzgarlo en un debido proceso e imponerle una sentencia condenatoria firme, como
resultado de haberse demostrado su culpabilidad, lo que significaría atentar contra la
garantía de la presunción de inocencia que consagra la Constitución. Por ello, el Juez o
Tribunal que conoce y tramita el proceso penal, dentro del cual dispuso la prisión
provisional, tiene el deber de cumplir con el principio de celeridad, imprimiendo el impulso
procesal para que dentro los plazos previstos por Ley concluya el proceso y dicte la
sentencia respectiva, condenando al procesado, si se ha demostrado su culpabilidad, y
absolviéndolo o declarándolo inocente, en caso contrario. Cualquier demora injustificada en
la tramitación y resolución del proceso, basada en la negligencia del Juez o Tribunal, dará
como resultado la prolongación injusta de la prisión provisional convirtiendo esa medida
que inicialmente fue legal, en una decisión ilegal e indebida, salvo que el Juez o Tribunal
disponga la cesación de la medida provisional y ponga en libertad provisional al procesado
entre tanto dicte la sentencia y ésta adquiera su ejecutoria.

Al respecto, la jurisprudencia constitucional establecida en la SC 366/00-R de 20 de abril,


ha calificado de ilegal una detención que inicialmente cumplía con las exigencias
establecidas por la Constitución y las leyes, al haber sido adoptada por una autoridad
judicial competente, pero que perdió su legalidad por la excesiva prolongación de la medida
cautelar, porque “Conforme al sentido del orden constitucional (artículos 9, 10, 11, 16 y 18
de la Constitución Política del Estado), toda detención, sea preventiva o formal, que
sobrepasa los términos o infringe las formalidades establecidas en la Ley se convierte en
detención ilegal; consecuentemente, cuando la autoridad judicial niega la concesión de
libertad provisional bajo Fianza Juratoria, no obstante de corresponderle al procesado
conforme a norma expresa y terminante (art. 11-4 de la Ley Nº 1865), incurre en detención
ilegal (…) la detención preventiva es sólo una excepción y que no puede bajo circunstancia
alguna sobrepasar los límites previstos por las leyes”.

Esa jurisprudencia ha sido reiterada y reafirmada en la SC 413/00-R de 28 de abril, en la


que se ha determinado que: “la privación de libertad se considera ilegal cuando la decisión
judicial vulnera el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, prolongándose la
35
medida preventiva o cautelar más allá de los límites establecidos por ley mediante demora
injustificada en la tramitación y resolución del proceso, basada en la negligencia del Juez
o Tribunal”.

Conforme dispone el art. 239. 2) y 3) del Código de Procedimiento Penal, si la


sustanciación del proceso penal se prolonga más allá del plazo razonable, el Juez o Tribunal
de la causa debe disponer la cesación de la detención preventiva, aplicando las medidas
sustitutivas previstas por el art. 240 del Código de Procedimiento Penal. Si habiendo
concurrido cualquiera de los casos previstos en los numerales 2) y 3) del art. 239 del
Código de Procedimiento Penal, el Juez o Tribunal de la causa, injustificadamente no
dispone la cesación de la detención preventiva, la medida cautelar que inicialmente era
legal se convierte en un apresamiento ilegal, dando lugar a que el afectado pueda solicitar
tutela a su derecho a la libertad física mediante el recurso del hábeas corpus.

Al respecto la jurisprudencia constitucional establecida en la SC 766/2001-R, de 23 de


julio, ha señalado que “la privación de libertad dispuesta por orden judicial no es legal
indefinidamente, dado que tiene sus límites tanto en el tiempo como en el cumplimiento de
otros requisitos que están expresamente previstos en la Ley, de manera que cuando un
procesado solicita la cesación de su detención preventiva habiendo cumplido tales
condiciones y el Juez o Tribunal la niega sin fundamento legal, la privación se convierte en
indebida aún se cuente con la orden judicial expedida en principio”.

2º En los casos en los que, habiéndose dispuesto la cesación de la detención preventiva, la


autoridad judicial, injustificadamente, no viabiliza la libertad del detenido. Este supuesto
puede darse en los siguientes casos:

a) Si la autoridad judicial, demora injustificadamente la celebración de la audiencia de


presentación de las medidas sustitutivas, entre ellas, el ofrecimiento de la fianza económica
o personal, conforme corresponda; prolongando de esa forma la detención preventiva, lo
que hace que la prisión inicialmente legal se convierta en indebida.

b) Si la autoridad judicial, habiendo dispuesto la fianza económica como medida sustitutiva


a la detención preventiva, señala la misma en un monto de imposible cumplimiento. Según
la norma prevista por el art. 241 del Código de Procedimiento Penal, “la fianza tendrá por
exclusiva finalidad asegurar que el imputado cumplirá las obligaciones que se le impongan
y las órdenes del Juez o Tribunal”, lo que supone que la fianza no tiene por objeto el
resarcimiento de los daños civiles emergentes del proceso; por lo tanto, resulta irrazonable
que la autoridad judicial fije una fianza económica en un monto elevado, lo que podría dar
lugar a que la misma sea inalcanzable para el imputado o procesado; por ello la norma
prevista por el art. 241 segundo párrafo del citado Código, dispone que “la fianza
económica se fijará teniendo en cuenta la situación patrimonial del imputado, en ningún
caso se fijará una fianza económica de imposible cumplimiento”.

Entonces, si a pesar de lo previsto por las normas citadas, la autoridad judicial fija una
fianza económica en un monto muy elevado, que debido a la situación patrimonial del
imputado, se hace de imposible incumplimiento, esa decisión será calificada de indebida,
por lo que la prisión preventiva, originalmente legal, se convertirá en indebida, porque al
36
calificar la fianza en un monto de imposible cumplimiento, el Juez, estará inviabilizando el
beneficio otorgado al imputado, por lo mismo estará haciendo que la restricción se
convierta en indebida.

Al respecto, el Tribunal Constitucional, en su SC 408/01-R de 8 de mayo, determinó que el


Juez de la causa al haber fijado una fianza económica en un monto elevado, sin tomar en
cuenta la situación patrimonial del imputado, ha convertido la detención preventiva en
indebida; a ese efecto expresó como argumento lo siguiente: “(…) la fianza económica se
fijará teniendo en cuenta la situación patrimonial del imputado (..) en el presente caso no
se ha aplicado esta norma (art. 241 del CPP) por cuanto se ha fijado al recurrente una
fianza económica de imposible cumplimiento puesto que no se ha considerado su ‘situación
patrimonial’, no obstante haber acreditado que como Regente de un establecimiento fiscal
percibe mensualmente un salario de Bs. 230.- aspectos que no fueron considerados por la
autoridad judicial recurrida”, sobre la base de dicha consideración otorgó la tutela
solicitada, disponiendo se proceda a una nueva calificación de la fianza que permita al
imputado cumplirla y así obtener su libertad.

c) Cuando demore injustificadamente expedir el mandamiento de libertad a favor del


procesado beneficiado con la cesación de la detención preventiva; lo que se produce en
aquellos casos en los que, una vez dispuesta la cesación de la detención preventiva y la
aplicación de medidas sustitutivas, el imputado cumple con ellas, sin embargo el Juez no
expide el mandamiento de libertad.

Con relación al tema, el Tribunal Constitucional ha calificado como una conducta indebida
el que un Juez Cautelar no expida oportunamente el mandamiento de libertad; ya que ello
lesiona el derecho a la libertad física del imputado; así en su SC 1054/2001-R de 28 de
septiembre, refiriéndose al tema ha señalado que “(..) al tratarse de un trámite vinculado a
la libertad, bien jurídico de máximo valor constitucional, el Juez demandado al haber
ordenado se libre el mandamiento de libertad a favor del recurrente cuando éste obló el
monto de la fianza y cumplió con las demás medidas sustitutivas impuestas -circunstancia
reconocida por la misma autoridad recurrida- tenía el deber jurídico de firmar el
mandamiento correspondiente (..) al no haber procedido de esta manera, la autoridad
demandada ha permitido la prolongación indebida de la detención del procesado”.

3° Cuando la prisión condenatoria impuesta como medida punitiva, exceda o se prolongue


más allá del máximo fijado en la sentencia. Este caso se presenta en aquellos casos en los
que el reo ha cumplido la pena impuesta en la sentencia condenatoria y resulta que la
autoridad judicial no expide el mandamiento de excarcelación, manteniéndolo preso
injustamente, dando lugar a que la prisión, inicialmente legal, se convierta en ilegal o
indebida. Debe entenderse que ninguna pena puede prolongarse más allá del límite fijado
por ley y el máximo impuesto por la sentencia condenatoria, lo que significa que la persona
condenada a sufrir la pena no puede quedarse ni un día más en la cárcel después de haber
cumplido con la condena. Ello supone que, el Juez de Ejecución Penal, tiene la obligación
de librar el mandamiento de excarcelación a favor del reo que ha cumplido con la condena
impuesta en sentencia, inmediatamente a que se hubiese cumplido con la condena impuesta,
no estándole permitido prolongar un solo día adicional.

37
4º Cuando al procesado condenado a sufrir pena privativa de libertad se le niega, sin
justificativo legal alguno, la concesión de alguno de los beneficios que instituyen la
Constitución y ley. Se entiende que si la Constitución y el Código Penal instituyen
beneficios en favor de aquellas personas contra quienes ha recaído una sentencia
condenatoria a pena privativa de libertad, beneficios como el indulto, libertad condicional,
suspensión condicional de la pena y perdón judicial; éstos tienen por finalidad la
resocialización y reinserción social de los delincuentes; entonces, los jueces y tribunales
tienen la obligación de tramitar y conceder, de oficio o a instancia de parte según
corresponda, esos beneficios en favor de los reos que cumplen con los requisitos y
condiciones establecidos, salvo las limitaciones o restricciones previstas por la propia
Constitución o la Ley24.

8.5. El Procesamiento ilegal o indebido

En el sistema constitucional boliviano se ha entendido por procesamiento ilegal o indebido


a la sustanciación de un determinado proceso, en el que se lesionan los derechos
fundamentales y garantías constitucionales de las partes que intervienen en el proceso.

El Tribunal Constitucional, en su SC 369/99-R de 26 de noviembre, ha señalado que “se


entiende por procesamiento ilegal o indebido, a la acción en la que un Juez o Tribunal
Judicial, a tiempo de substanciar un proceso penal, lesiona la garantía constitucional del
debido proceso, el mismo que exige que los litigantes tengan el beneficio de un juicio
imparcial ante los tribunales y que sus derechos se acomoden a lo establecido por
disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una
situación similar, es decir, implica el derecho de toda persona a un proceso justo y
equitativo”.

Con relación a al procesamiento ilegal o indebido, cabe aclarar que el recurso de hábeas
corpus, hoy Acción de Libertad sólo se activa en aquellos casos en los que dicho
procesamiento ilegal deriva en la restricción o supresión material del derecho a la libertad
física; pues de contrario, si el derecho tutelado no fue restringido o suprimido, no
corresponde reparar la vulneración del derecho al debido proceso por esta vía tutelar, sino
por la vía de la Acción de Amparo Constitucional.

Al dilucidar este tema, el Tribunal Constitucional, haciendo una adecuada interpretación de


los alcances de la norma prevista por el art. 18.I de la Constitución abrogada, y a la luz de
la naturaleza jurídica del hábeas corpus, determinó que la causal de procesamiento ilegal o
indebido, para la procedencia del hábeas corpus, sólo se activa cuando se vincula
directamente con el derecho a la libertad física, es decir, cuando con el procesamiento ilegal
o indebido se restringe ese derecho; así, en su Sentencia Constitucional Nº1034/00 – R de 7
de noviembre, determinó que:

“el procesamiento ilegal o indebido se constituirá en causal de procedencia del


Recurso de Hábeas Corpus, en los casos en los que como consecuencia del
desconocimiento de la garantía del debido proceso se suprima o restrinja

24 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Págs. 177-182.

38
materialmente la libertad física o derecho de locomoción, pues de no ser así,
siempre será posible corregir las deficiencias procesales que vulneren la garantía
del debido proceso, mediante los procedimientos ordinarios establecidos por Ley y
no mediante el procedimiento extraordinario como es el Hábeas Corpus”.
Posteriormente, mediante su SC 479/2001-R de 18 de mayo, reiteró la
jurisprudencia referida, señalando que “(...) conforme lo ha establecido la
uniforme jurisprudencia de este Tribunal, la protección que brinda el art. 18 de la
Constitución Política en cuanto al debido proceso se refiere, no abarca a todas las
formas en que el mismo puede ser infringido, sino sólo a aquellos supuestos en los
que está directamente vinculado el derecho a la libertad personal o de locomoción,
por operar como causa para su restricción o supresión, quedando por tanto las
demás bajo la tutela que brinda el art. 19 constitucional, que a diferencia del
Hábeas Corpus, exige para su procedencia el agotamiento de otras vías o recursos
idóneos para lograr la reparación inmediata del acto o la omisión ilegal”.

A partir de la interpretación del nuevo texto constitucional, el Tribunal Constitucional, en


su SC 0895/2010-R, de 10 de agosto de 2010, respecto al procesamiento ilegal como causal
de procedencia del recurso de hábeas corpus, hoy Acción de Libertad, ha determinado lo
siguiente:

“La protección que brinda la acción de libertad -antes recurso de hábeas corpus-
en cuanto al debido proceso se refiere, no abarca a todas las formas en que el
mismo puede ser infringido, sino sólo a aquellos supuestos en los que está
directamente vinculado al derecho a la libertad personal o de locomoción; en los
demás casos, las lesiones al debido proceso deben ser reparadas por los mismos
órganos jurisdiccionales que conocen la causa, lo que implica que quien ha sido
objeto de esa lesión, debe pedir la reparación a los jueces y tribunales ordinarios,
asumiendo activamente su rol dentro del proceso, a través de los medios y recursos
que prevé la ley, y sólo agotados éstos, se podrá acudir ante la jurisdicción
constitucional a través del amparo constitucional, como medio idóneo para
precautelar las lesiones a la garantía del debido proceso; a no ser que se constate
que a consecuencia de las violaciones invocadas, se colocó al accionante en
absoluto estado de indefensión, lo que no le permitió impugnar los supuestos actos
ilegales y que recién tuvo conocimiento del proceso al momento de la persecución o
la privación de la libertad.

Un entendimiento contrario, determinaría que los jueces y tribunales de hábeas


corpus, hoy acción de libertad y el propio Tribunal Constitucional, asuman una
atribución que el orden constitucional no les otorga, posibilitando que toda
reclamación por supuestas lesiones al debido proceso, por quien se encuentre
privado de libertad, prospere a través de la acción de libertad, desnaturalizando la
actuación de los jueces y tribunales ordinarios, que son los que tienen competencia,
primariamente, para ejercer el control del proceso, y sólo si la infracción no es
reparada se abre la tutela constitucional, así también lo ha establecido este

39
Tribunal mediante las SSCC 0024/2001-R y 1865/2004-R, entre otras, y
recientemente en la presente gestión a partir de la SC 0008/2010-R” 25.

8.6. El procesamiento indebido. Condiciones y requisitos 26

En principio, realizando un diagnóstico jurisprudencial, debe señalarse que la SC 289/1999


de 29 de octubre, al definir al procesamiento ilegal o indebido, señaló lo siguiente:

"…respecto al procesamiento ilegal o indebido se entiende que se produce, por una


parte, en los casos en que un juez o tribunal judicial, a tiempo de substanciar un
proceso penal, lesiona la garantía constitucional del debido proceso, el mismo que
exige que los litigantes tengan el beneficio de un juicio imparcial ante los tribunales
y que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas
generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar, es
decir, implica el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, lo que
importa a su vez el derecho a la defensa, el emplazamiento personal, el derecho de
ser asistido por un intérprete, el derecho a un juez imparcial; y por otra parte, se
produce también por la infracción de las disposiciones legales procesales, es decir,
los procedimientos y formalidades establecidas por Ley"; entendimientos que
fueron recogidos también por las SSCC 0345/1999-R y 347/2001-R, precisando esta
última decisión constitucional que "se entiende por procesamiento ilegal o indebido
a la acción en que un juez o autoridad administrativa, a tiempo de sustanciar un
proceso penal o interno, lesiona la garantía constitucional del debido proceso, el
mismo que exige que las personas tengan el beneficio de un juicio imparcial y que
sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales
aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar; en otras
palabras, implica el derecho de todo ser humano a un proceso justo y equitativo. El
procesamiento ilegal o indebido se produce también por la infracción de las
disposiciones legales procesales, es decir, los procedimientos y formalidades
establecidas por Ley".

Para entender la dogmática del procesamiento indebido, en primer lugar, es imperante


determinar con claridad la génesis constitucional del debido proceso como garantía
sustantiva; bajo este espectro, debe señalarse que la CADH, en su art. 8 disciplina las
garantías judiciales propias de un procesamiento adjetivo enmarcado a derecho.

En efecto, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, a partir de la SC 1149/2000-R de 6


de diciembre, para que un procesamiento ilegal sea tutelable a través del otrora recurso de
hábeas corpus, señaló lo siguiente: "…el Hábeas Corpus procede con relación a esta
causal (se entiende en cuanto al procesamiento ilegal o indebido) cuando, como
consecuencia del procesamiento ilegal o indebido, se priva materialmente la libertad, pues
en caso de no ser así, las deficiencias procesales que desconocen la garantía del debido
proceso deben ser corregidas mediante los procedimientos ordinarios establecidos por
Ley".

25 Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia. Págs. 183-185.
26 Cfr. Sentencia Constitucional Nº0992/2011-R, de 22 de junio de 2011.

40
Asimismo, la SC 0024/2001-R de 16 de enero, complementó el entendimiento citado supra
y señaló: "Que la protección que brinda el art. 18 de la Constitución Política en cuanto al
debido proceso se refiere, no abarca a todas las formas en que el mismo puede ser
infringido, sino sólo a aquellos supuestos en los que está directamente vinculado al
derecho a la libertad personal o de locomoción, por operar como causa para su restricción
o supresión, quedando por tanto las demás bajo la tutela que brinda el art. 19
constitucional, que a diferencia del Hábeas Corpus, exige para su procedencia el
agotamiento de otras vías o recursos idóneos para lograr la reparación inmediata del acto
o la omisión ilegal", criterio asumido también por la SC 1126/2002-R de 18 de septiembre.

La exigencia del agotamiento de otros mecanismos de defensa, no fue un entendimiento


ajeno o aislado al tratamiento de esta problemática en derecho comparado; así la Corte
Constitucional de Colombia, a través de la sentencia C-557 de 1992, dijo que el Habeas
corpus no puede entrar a suplir los mecanismos procesales ordinarios, máxime si la vía
tradicional que otorga el derecho procesal es un medio eficaz e idóneo. De la misma forma,
este órgano contralor de constitucionalidad, a través de la Sentencia C-251 de 2002, señaló
que el recurso de Habeas corpus ha de ser excepcional y no debe constituir un medio
ordinario de defensa 27.

Ahora bien, haciendo una abstracción de la jurisprudencia comparada y continuando con el


diagnóstico jurisprudencial de las decisiones emanadas del Tribunal Constitucional, se tiene
que los entendimientos precedentemente citados, fueron sistematizados y complementados
por la SC 1865/2004-R de 1º de septiembre, la cual, como núcleo esencial de la
argumentación jurídica vinculante desarrollada, contempla tres aspectos esenciales a saber:
a) la protección a las reglas del debido proceso a través del entonces denominado recurso
de habeas corpus, cuando estas están directamente vinculadas a la libertad; b) el
agotamiento previo de mecanismos de defensa para la protección de las reglas del debido
proceso; y c) la tutela de manera excepcional de las reglas del debido proceso directamente
vinculadas a la libertad, en caso de encontrarse el afectado en absoluto estado de
indefensión, aspecto que impida el agotamiento de las vías idóneas de impugnación. Así,
este entendimiento señaló:
27 Por su parte, la Sentencia T-260/99, estableció la doctrina constitucional sobre el Habeas Corpus en Colombia,

precisando que se trata de un derecho que forma parte del Bloque de Constitucionalidad, al señalar: “Cabe anotar que el
derecho al Habeas Corpus no sólo se encuentra consagrado en el artículo 30 de la Carta. Adicionalmente, corresponde a
un derecho establecido en los tratados internacionales sobre derechos humanos que no pueden ser suspendidos en
estados de excepción. En consecuencia, forma parte del llamado bloque de constitucionalidad”. Asimismo, respecto a la
naturaleza del Habeas Corpus, en reiterada jurisprudencia, la Corte Constitucional ha indicado que el Habeas Corpus es
tanto un derecho fundamental, como un mecanismo de protección de la libertad personal. En cuanto se refiere al Habeas
Corpus entendido como garantía procesal destinado a la defensa de la libertad, la Corte ha señalado: “El habeas corpus,
precisamente, es una acción pública y sumaria enderezada a garantizar la libertad - uno de los más importantes
derechos fundamentales si no el primero y más fundamental de todos - y a resguardar su esfera intangible de los
ataques e intromisiones abusivos. Se trata de la principal garantía de la inviolabilidad de la libertad personal. Su relación
genética y funcional con el ejercicio y disfrute de la libertad, física y moral, no limita su designio a reaccionar simplemente
contra las detenciones o arrestos arbitrarios. La privación de la libertad, de cualquier naturaleza con tal que incida en su
núcleo esencial, proceda ella de un agente público o privado, justifica la invocación de esta especial técnica de
protección de los derechos fundamentales, cuyo resultado, de otra parte, es independiente de las consecuencias penales
o civiles que contra éstos últimos necesariamente han de sobrevenir si se comprueba que su actuación fue ilegítima o
arbitraria”.

41
"Conforme al orden constitucional y la jurisprudencia glosada, el procesamiento
ilegal al que hace referencia la norma fundamental del país en su art. 18 de la
CPEabrog., no es comprensivo de la garantía del debido proceso, pues ésta
encuentra protección en el art. 19 de la CPEabrog., sino de aquel procesamiento
ilegal, es decir sin respaldo alguno en el ordenamiento jurídico, que opera como
causa para la privación de la libertad. Esto con la finalidad de evitar que a través
de un procedimiento arbitrario, se imponga una sanción o condena penal. (…)

De lo dicho se concluye que en los procesos instaurados de acuerdo al


ordenamiento jurídico boliviano, en el sentido del orden constitucional, las lesiones
al debido proceso están llamadas a ser reparadas por los mismos órganos
jurisdiccionales que conocen la causa, lo que implica que quien ha sido objeto de
esa lesión, debe pedir la reparación a los jueces y tribunales ordinarios, asumiendo
activamente su rol dentro del proceso, a través de los medios y recursos que prevé
la ley, y sólo agotados éstos, se podrá acudir ante la jurisdicción constitucional a
través del recurso de amparo constitucional, que, como se ha señalado, es el
recurso idóneo para precautelar las lesiones a la garantía del debido proceso; a no
ser que se constate que a consecuencia de las violaciones al debido proceso
invocadas, se colocó al recurrente en absoluto estado de indefensión, lo que no le
permitió impugnar los supuestos actos ilegales y que recién tuvo conocimiento del
proceso al momento de la persecución o la privación de la libertad".

Similar entendimiento, fue asumido por la SC 619/2005 de 7 de junio, a través de la cual se


señaló lo siguiente: "…a partir de la doctrina constitucional sentada en la SC 1865/2004-
R, de 1 de diciembre, para que la garantía de la libertad personal o de locomoción pueda
ejercerse mediante el recurso de hábeas corpus cuando se denuncia procesamiento ilegal o
indebido deben presentarse, en forma concurrente, los siguientes presupuestos: a) el acto
lesivo, entendido como los actos ilegales, las omisiones indebidas o las amenazas de la
autoridad pública, denunciados, deben estar vinculados con la libertad por operar como
causa directa para su restricción o supresión; b) debe existir absoluto estado de
indefensión, es decir, que el recurrente no tuvo la oportunidad de impugnar los supuestos
actos lesivos dentro del proceso y que recién tuvo conocimiento del mismo al momento de
la persecución o la privación de la libertad". Dichos entendimientos, además, en el orden
del nuevo régimen constitucional vigente, fueron asumidos de manera uniforme por las
SSCC 12/2010-R, 14/2010-R, 15/2010-R y 34/2010-R entre otras.

Ahora bien, considerando que las líneas jurisprudenciales emanadas del Tribunal deben ser
aplicadas e interpretadas de forma integral y sistémica, con la finalidad de uniformar
criterios y desarrollarlos en estricta concordancia y armonía con el nuevo orden
constitucional, es menester señalar además, que para el desarrollo de los presupuestos
aplicables al procesamiento indebido como postulado de activación de la acción de libertad,
deben considerarse las SSCC 008/2010-R y 080/2010-R, lineamientos que al versar sobre
las reglas de subsidiaridad excepcional de la acción libertad, complementan los postulados
para la activación de este mecanismo frente a procesamientos indebidos.

En efecto, la SC 008/2010-R de 6 de abril ha establecido que: "…el recurso de hábeas


42
corpus, ahora acción de libertad, se constituye en el medio idóneo y eficaz para conocer y
restituir cualquier tipo de lesión o vulneración que pueda atentar al derecho a la vida, la
libertad o constituir una persecución o procesamiento indebido que atente o ponga en
peligro el derecho a la libertad, empero para ello, previamente se deben agotar los
mecanismos de protección específicos de defensa que sean idóneos, eficientes y oportunos
para restituir el derecho a la libertad y a la persecución o procesamiento indebido,
operando la acción de libertad solamente en caso de no haberse restituido los derechos
afectados a pesar de haberse agotado estas vías específicas".

Asimismo, la citada línea jurisprudencial, señaló lo siguiente: "…que en caso de existir


norma expresa que prevea mecanismos intra-procesales efectivos y oportunos de defensa
de estos derechos fundamentales, deben ser utilizados previamente antes de activarse la
tutela constitucional..", aspecto que se encuentra enmarcado en los mandatos insertos en los
arts. 8 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; y, 25 de la Convención
Americana de Derechos Humanos.

En conclusión, la línea jurisprudencial precedentemente glosada, debe ser aplicada


sistemáticamente a los entendimientos jurisprudenciales que desarrollan el presupuesto de
activación de la acción de libertad referente al procesamiento indebido, es decir que en
estos supuestos, el o los afectados, antes de activar la jurisdicción constitucional, deben
previamente, denunciar dichos aspectos ante la autoridad ordinaria que ejerza el control
jurisdiccional del proceso.

Sin perjuicio de lo señalado precedentemente, es pertinente aclarar que siguiendo el


entendimiento plasmado en la SC 0008/2010-R de 6 de abril, cuando se pide tutela
vinculada con el derecho a la vida, en mérito a la jerarquía del bien jurídico tutelable, no le
es aplicable la subsidiaridad excepcional de la acción de libertad, supuesto ante el cual, el
órgano contralor de constitucionalidad, deberá ingresar directamente al análisis de fondo de
la problemática.

9. Los fines de la garantía del habeas corpus y los pactos internacionales sobre la
materia 28

No cabe duda que la finalidad con la que nació el hábeas corpus en Bolivia, se adscribe
dentro de los fines que persiguió esta garantía desde sus primeras articulaciones jurídicas
(el Interdicto romano homine libero exhibendo, el hábeas corpus inglés de 1679 y el Fuero
o juicio de manifestación instituido en 1428 en el Reino de Aragón) hasta su configuración
moderna: dotar a la persona humana de un medio de defensa breve y sumario, destinado a
conservar o recuperar su libertad, cuando la misma hubiere sido indebida o arbitrariamente
vulnerada, como alternativa a los procedimientos ordinarios caracterizados por la
morosidad en su trámite y resolución. Este entendimiento está presente en el contenido
procesal del art. 18 de la CPE abrogada (actual art. 125 constitucional), cuando en lo
pertinente, establecía en los parágrafos II, III y IV, un procedimiento breve, sumario y
eficaz, para la tutela del derecho a la libertad (de locomoción o ambulatoria).

28Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia Constitucional
Nº0160/2005-R, 23 de febrero de 2005.

43
9.1. Supuestos de subsidiariedad del hábeas corpus

De lo anterior se extrae, que la existencia de la garantía constitucional en análisis, no


implica que todas las lesiones al derecho a la libertad tengan que ser necesariamente
reparadas de manera exclusiva y excluyente a través del hábeas corpus; pues no se trata de
una garantía que tenga la vocación de reparar, en exclusiva, todas las formas de lesión a la
libertad que pudieran invocarse, sino la de dotar a la persona de un medio de defensa
sencillo, eficaz y oportuno, para restablecer la lesión sufrida.

En consecuencia, en los supuestos en que la norma procesal ordinaria de manera específica


prevea medios de defensa eficaces y oportunos para resguardar el derecho a la libertad
supuestamente lesionado, estos deben ser utilizados, previamente, circunstancia en la que
excepcionalmente, el recurso de habeas corpus operará de manera subsidiaria.

El entendimiento interpretativo aludido guarda compatibilidad con los instrumentos


internacionales de protección de los derechos humanos. En efecto, lo que exigen tales
instrumentos, es que los países partes, provean en sus ordenamientos, un medio de defensa
efectivo; esto es pronto y eficaz, contra actos que lesionen los derechos fundamentales,
entre ellos, el derecho a la libertad. Conforme a esto, el art. 8 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos, proclama que “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo
ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley”.

En lo regional, el art. 7.6 de la Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de


San José de Costa Rica, con más especificidad, proclama que: 'Toda persona privada de
libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste
decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el
arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados partes cuyas leyes prevén que toda
persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un
juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza,
dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí
o por otra persona'.

Como se puede apreciar, lo que persiguen los pactos internacionales sobre derechos
humanos, es garantizar la existencia de un recurso sumario, pronto y eficaz, al que pueda
acudir toda persona, para que ésta sin demora, decida sobre la lesión a la libertad alegada,
recurso que no necesariamente tiene que ser, el hábeas corpus.

Consiguientemente, como el ordenamiento jurídico no puede crear y activar recursos


simultáneos o alternativos con el mismo fin sin provocar disfunciones procesales no
queridas por el orden constitucional, se debe concluir que el proceso constitucional del
hábeas corpus, únicamente se activa cuando los medios de defensa existentes en el
ordenamiento común, no sean los idóneos para reparar, de manera urgente, pronta y eficaz,
el derecho a libertad ilegalmente restringido. No es posible acudir a este recurso, cuando el
ordenamiento jurídico prevé medios de impugnación específicos y aptos para restituir el
derecho a la libertad, en forma inmediata.
44
Conforme a esto, solamente una vez agotado tal medio de defensa y ante la persistencia de
la lesión, se podrá acudir a la jurisdicción constitucional, invocando la tutela que brinda el
hábeas corpus 29.

9.2. Medios de impugnación específicos y aptos contra las resoluciones sobre medidas
cautelares

El Código de procedimiento penal, dentro del sistema de recursos que dispensa a las partes,
prevé el de apelación contra las resoluciones que dispongan, modifiquen o rechacen las
medidas cautelares, que se muestra como un recurso sumario, pronto y efectivo, dado que
conforme lo establece el art. 251 del CPP, una vez interpuesto este recurso, las actuaciones
pertinentes deben ser remitidas ante la Corte Superior de Justicia en el término de
veinticuatro horas, debiendo el tribunal de apelación resolver el recurso, sin más trámite y
en audiencia dentro de los tres días siguientes de recibidas las actuaciones.

No cabe duda que recurso de apelación aludido, dada su configuración procesal, es un


recurso idóneo e inmediato de defensa contra supuestas lesiones y restricciones al derecho a
la libertad de los imputados, en el que el tribunal superior tiene la oportunidad de corregir,
en su caso, los errores del inferior invocados en el recurso. Es idóneo, porque es el recurso
adecuado, apropiado, establecido expresamente en la ley para impugnar las medidas
cautelares que vulneren el derecho a la libertad del imputado, en ocasión de la aplicación de
las medidas cautelares. Es inmediato, porque el recurso es resuelto sin demora, dado que la
ley establece un lapso brevísimo para su resolución (tres días).

De lo expresado, se concluye que el Código de procedimiento penal, ha previsto un recurso


expedito en resguardo del derecho a la libertad del imputado. En consecuencia, ese es el
recurso que debe utilizarse para impugnar los actos del juez que se consideren lesivos al
derecho aludido, y no acudir directamente o de manera simultánea a la justicia
constitucional a través del recurso de hábeas corpus, garantía que podrá ser utilizada sólo
cuando el tribunal superior en grado no haya reparado las lesiones denunciadas.

9.3. Los alcances de la acción de libertad en relación a la actividad procesal defectuosa


(modulación de línea jurisprudencial de la SC 160/2005-R de 23 de febrero)

Posteriormente, la Sentencia Constitucional Nº0008/2010-R de 6 de abril, considerando la


vigencia del nuevo modelo constitucional y la naturaleza de la acción de libertad, recogió,

29 Consecuente con lo anotado, la Sentencia Constitucional Nº0608/2010-R de 19 de julio, refirió que: “...para que se
abra la tutela que brinda esta acción, es preciso que previamente se determine si existen los medios de impugnación
específicos e idóneos para restituir el derecho a la libertad en forma inmediata, pero además de ello, se debe considerar
también que cuando quien recurre de hábeas corpus, acciona en forma paralela un medio de defensa previsto en el
ordenamiento jurídico, aún en el supuesto de que dicho medio o recurso no sea el más idóneo, eficaz o inmediato, es
lógico suponer que tampoco procede esta acción tutelar en aplicación de la excepción de subsidiariedad, ello debido a
que el recurrente, actual accionante, no puede activar dos jurisdicciones en forma simultánea para efectuar sus
reclamos, no siendo admisible dicha situación que de ocurrir inviabiliza la acción tutelar, pues al activar en forma
simultánea la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción constitucional, para que ambas conozcan y resuelvan las
irregularidades denunciadas, se crearía una disfunción procesal contraria al orden jurídico".

45
moduló y complementó el entendimiento sentado en la SC 160/2005-R de 23 de febrero, y
en lo pertinente señaló que:

“I. El recurso de hábeas corpus, ahora acción de libertad, es el medio idóneo y


eficaz para conocer y restituir cualquier tipo de lesión o vulneración que pueda
atentar al derecho a la vida, la libertad o constituir una persecución o
procesamiento indebido que atente o ponga en peligro el derecho a la libertad,
cuando de acuerdo a las circunstancias concretas, a pesar de existir mecanismos de
protección específicos y establecidos por la ley procesal vigente, éstos resulten ser
evidentemente inoportunos o inconducentes, de manera tal que esta acción de
defensa, por la urgencia de la situación, se configura como el medio más eficaz
para restituir los derechos afectados; empero, en caso de existir mecanismos
procesales específicos de defensa que sean idóneos, eficientes y oportunos para
restituir el derecho a la libertad y a la persecución o procesamiento indebido,
deben ser utilizados previamente por el o los afectados; en estos casos por tanto, la
acción de libertad operará solamente en caso de no haberse restituido los derechos
afectados a pesar de haberse agotado estas vías específicas.

II. Asimismo, cuando exista privación efectiva de libertad, por ser esta una causal
grave, se entenderá que la vía procesal existente no es idónea, cuando se pruebe
que una vez activados estos mecanismos procesales, su resolución y efectiva
protección serán dilatadas, por ejemplo, por ser irrazonables los plazos de
resolución; por existir excesiva carga procesal para una rápida decisión o
ejecución de la decisión o por no cumplirse con los plazos para emisión de
resoluciones establecidos por la ley.

III. En el caso de vulneración al derecho a la vida, protegido por la acción de


libertad, procederá esta acción de forma directa y sin necesidad de agotar otra vía.

IV. En mérito a este entendimiento, se aclara que las subreglas que sobre la base de
la sentencia 0160/2005-R se desarrollaron a través de la SC 0181/2005-R y muchas
otras más, deben ser reconducidas a la modulación realizada en la presente
Sentencia”.

Asimismo, en referencia a los mecanismos intra-proceso para restituir derechos afectados


por actividad procesal defectuosa, la citada Sentencia añadió:

“En coherencia con la modulación a la línea jurisprudencial realizada en el punto


anterior y a la luz del caso concreto, debe determinarse que la Ley 1970 de 25 de
marzo de 1999, referente al Código de Procedimiento Penal, en su Art. 54,
establece las atribuciones del juez de instrucción, entre las cuales, en el inciso 1) se
establece que tiene por misión controlar la investigación conforme a las facultades
y deberes previstos en esta norma. Por lo tanto, a partir de esta previsión
normativa se debe establecer que esta autoridad es el guardián del respeto a los
derechos fundamentales del denunciado, del imputado y de la víctima en el recurso
de la etapa preparatoria.

46
El art. 167 de la misma norma adjetiva penal, disciplina el resguardo normativo
frente a la actividad procesal defectuosa, determinando en el art. 168 los supuestos
para la corrección de oficio o a petición de parte de actos que puedan ser
enmendados. Asimismo, los arts. 169 y 170 regulan los supuestos de hecho
catalogados como defectos procesales absolutos y relativos. Precisamente, para
corregir actos procesales defectuosos que puedan afectar derechos fundamentales,
en la segunda parte, capítulo IV del Código de Procedimiento Penal, se norma el
procedimiento para la tramitación de excepciones e incidentes, concretamente, los
arts. 314 y 315 regulan el procedimiento para los incidentes, que en caso de actos
procesales defectuosos, constituyen mecanismos de defensa expresos, efectivos,
idóneos y oportunos para pedir protección de derechos fundamentales afectados en
el proceso, mecanismos que deben ser agotados antes de acudir a la tutela
constitucional.

En mérito a lo expuesto, se puede colegir que la norma procesal penal, prevé de


manera expresa mecanismos eficientes para precautelar derechos fundamentales
durante la etapa preparatoria, siendo el juez de instrucción el encargado de
conocer y resolver los incidentes planteados por las partes cuando éstas consideren
que como consecuencia de una actividad procesal defectuosa se estarían
vulnerando derechos fundamentales. Asimismo, durante la etapa de juicio, también
el tribunal de sentencia tiene el rol de garantizar derechos fundamentales que
podrían ser quebrantados por una actividad procesal defectuosa, por tal razón, el
Art. 314 del Código de Procedimiento Penal establece que las partes tienen la
facultad de plantear el incidente de forma oral en el juicio, mecanismo que es
completamente idóneo para restituir intra-proceso derechos fundamentales”.

Por su parte, la SC 26/2010-R de 13 de abril, estableció que: “…de conformidad a


lo previsto por el art. 54 inc.1) del CPP le compete controlar la investigación; por
ende, es al mencionado Juez a quién le corresponde analizar los argumentos
fácticos y jurídicos, como también valorar la prueba aportada por las partes, a
objeto de determinar conforme a derecho la legalidad o no de las actuaciones
policiales y de la aprehensión fiscal, y precisamente dicha autoridad jurisdiccional
-a momento del análisis de la acción tutelar- ya ha fijado fecha y hora para la
consideración de las supuestas ilegalidades en la aprehensión del imputado hoy
accionante; y toda vez que está bajo control jurisdiccional, será esa la autoridad
que determine su libertad, si es que corresponde; motivo por el cual no es posible
conceder la tutela solicitada, por cuanto la presente acción, no es la vía idónea
para revisar y valorar las actuaciones de dichos funcionarios, mucho menos para
ordenar la libertad del recurrente”, luego añadió: “…de manera paralela interpuso
el presente recurso o acción tutelar con la finalidad de lograr su libertad, antes de
que se lleve a cabo la nueva audiencia de medida cautelar destinada al mismo fin y
pendiente de su desarrollo, inclusive. Aspecto que conlleva a la denegación de la
tutela”.

En el mismo sentido la Sentencia Constitucional Nº0969/2005-R de 18 de agosto, que a su


vez citó a las SSCC 1933/2004-R, 799/2004-R, y 865/2003-R, luego de citar los arts. 54
47
inc. 1), 279, 289 y 298 in fine del CPP, refiriéndose al juez cautelar concluyó que: “…toda
persona relacionada a una investigación, que considere la existencia de una acción u
omisión que vulnera sus derechos y garantías, debe acudir ante esa autoridad”.

10. Subreglas de subsidiariedad excepcional de la Acción de Libertad 30

Bajo la premisa expuesta, los medios de defensa, y en este caso la acción de libertad, no
puede ser desnaturalizada en su esencia y finalidad, debiendo evitarse que se convierta en
un medio alternativo o paralelo que provoque confrontación jurídica con la jurisdicción
ordinaria; por ello, y sin que implique una restricción a sus alcances, ni desconocimiento al
principio de favorabilidad, sino para que no pierda su esencia misma de ser un recurso
heroico, se ha establecido que en los casos, que en materia penal se impugnen actuaciones
no judiciales -antes de la imputación formal- y judiciales -posteriores a la imputación-, a
través de la acción de libertad, hay aspectos que se deben tener en cuenta, en los cuales de
manera excepcional, no es posible ingresar al fondo de la acción de libertad, a objeto de
guardar el equilibrio y complementariedad entre ambas jurisdicciones, en los siguientes
supuestos:

Primer supuesto:

Si antes de existir imputación formal, tanto la Policía como la Fiscalía cometieron


arbitrariedades relacionadas al derecho a la libertad física o de locomoción, y todavía no
existe aviso del inicio de la investigación, corresponde ser denunciadas ante el Juez
Cautelar de turno. En los casos en los que ya se cumplió con dicha formalidad procesal, es
decir, con el aviso del inicio de la investigación, al estar identificada la autoridad
jurisdiccional, es ante ella donde se debe acudir en procura de la reparación y/o protección
a sus derechos. De no ser así, se estaría desconociendo el rol, las atribuciones y la finalidad
que el soberano a través del legislador le ha dado al juez ordinario que se desempeña como
juez constitucional en el control de la investigación.

Segundo supuesto:

Cuando existe imputación y/o acusación formal, y se impugna una resolución judicial de
medida cautelar que; por ende, afecta al derecho a la libertad física o de locomoción, con
carácter previo a interponer la acción de libertad, se debe apelar la misma, para que el
superior en grado tenga la posibilidad de corregir la arbitrariedad denunciada. Puesto que el
orden legal penal ha previsto ese medio impugnativo, precisamente para que a través de un
recurso rápido, idóneo, efectivo y con la mayor celeridad se repare en el mismo órgano
judicial, las arbitrariedades y/o errores que se hubiesen cometido en dicha fase o etapa
procesal. Lo propio si está referido a cuestiones lesivas a derechos fundamentales
relacionados a actividad procesal defectuosa, o relacionado al debido proceso, casos en los
cuales se debe acudir ante la autoridad judicial que conoce la causa en ese momento
procesal, puesto que el debido proceso es impugnable a través de la acción de libertad, sólo

30Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia Constitucional
Nº0080/2010-R, de 3 de mayo de 2010.

48
en los casos de indefensión absoluta y manifiesta, o que dicho acto sea la causa directa de la
privación, o restricción a la libertad física.

Tercer supuesto:

Si impugnada la resolución la misma es confirmada en apelación; empero, en lugar de


activar inmediatamente la acción libertad, decide voluntariamente, realizar una nueva
petición ante la autoridad ordinaria, tendiente a un nuevo análisis y reconsideración de su
situación jurídica, sea mediante una solicitud de modificación, sustitución, cesación de
detención preventiva, etc., y la misma está en trámite, en esos casos, ya no es posible acudir
a la jurisdicción constitucional impugnando la primera o anterior resolución judicial, donde
se emitió el auto de vista, inclusive; por cuanto las partes de un proceso están impelidas de
actuar con lealtad procesal, de no ser así, se provocaría una duplicidad de resoluciones en
ambas jurisdicciones, e incidiría negativamente en el proceso penal de donde emerge la
acción tutelar.

En lo atinente a este tercer supuesto, este entendimiento significa una modulación al


asumido en la Sentencia Constitucional Nº0010/2007-R de 8 de enero, cuando manifestó
que: “una vez pronunciada la resolución de apelación en contra de un auto de medidas
cautelares, el justiciable se encuentra habilitado para acudir a la jurisdicción
constitucional”, dado que ahora, dicho razonamiento se complementa con el hecho de que
el agraviado, debe activar inmediatamente la acción libertad, empero, si en lugar de
hacerlo, decide voluntariamente, realizar una nueva petición ante la autoridad ordinaria,
tendiente a un nuevo análisis y reconsideración de su situación jurídica, como se tiene
explicado precedentemente, en virtud al principio de lealtad procesal y de equilibrio, ya no
puede acudir a la jurisdicción constitucional impugnando la resolución de apelación.

10.1. Circunstancias en que por el daño inminente e irreparable no es posible aplicar


los supuestos anteriores, y corresponde ingresar al análisis de fondo

Dada la naturaleza jurídica, finalidad y los derechos tutelados por esta acción de defensa,
que son a la vida, a la libertad física y de locomoción, en los casos en que se constate que el
accionante está frente a un daño inminente e irreparable, pese a existir las excepciones
antes expuestas, no es posible aplicar las mismas, sino que, corresponde ingresar al análisis
de fondo, sea concediendo o denegando la tutela solicitada, en los siguientes casos:

a) Cuando está en peligro el derecho a la vida a causa de la lesión al derecho a la


libertad por la persecución, procesamiento o detención indebidas.

b) Al haber privación de libertad y evidente negligencia o dilación por parte de las


autoridades que rigen la actividad procesal penal, -por ejemplo si fijan audiencias
de consideración con plazos no razonables, la injustificada suspensión, entre otras
circunstancias-.

c) Si existe amenaza o privación al derecho a la libertad física, provocada por un


procesamiento indebido, y el agraviado -o accionante-, está en absoluto estado de
indefensión, sin posibilidad de defensa idónea en el proceso ordinario, y el hecho
49
denunciado es la causa directa de esa situación de emergencia, amenaza o lesión
relacionada a la libertad física.

En cuanto a la situación descrita en el inc. b) referida a los casos: “Cuando hay detención
efectiva y evidente negligencia o dilación por parte de las autoridades que rigen la
actividad procesal penal, -por ejemplo si fijan audiencias de consideración con plazos no
razonables, la injustificada suspensión, entre otras circunstancias-”. Cabe mencionar que
si bien en estos casos de evidente dilación, se activa inmediatamente esta acción tutelar
para impugnar esa actitud lesiva a la libertad por parte de la autoridad jurisdiccional que
prolonga la privación de libertad; no obstante, y sin que sea exigible por lo explicado
precedentemente y dada la naturaleza no subsidiaria de esta acción; el agraviado debe tener
en cuenta que la norma adjetiva penal le da la facultad de interponer recurso de reposición
para impugnar en este caso, el decreto de fijación o suspensión de audiencia, y que puede
ser activado oralmente en el acto y resuelto de inmediato en la misma audiencia, y si es por
escrito, puede ser interpuesto en veinticuatro horas y resuelto en igual plazo, de tal manera
que en la misma instancia se reencauce el proceso y se restablezcan sus derechos.

Por tanto, ante esta situación dilatoria, puede acudir directamente a la acción de libertad, o
en su defecto antes de interponer esta acción tutelar, puede formular recurso de reposición;
empero, lo que no está permitido es que el agraviado incumpliendo su deber de actuar con
lealtad procesal, habiendo activado el recurso de reposición y estando en trámite el mismo
en la jurisdicción ordinaria, de manera paralela active la acción de libertad en la
jurisdicción constitucional, en ese caso no es posible ingresar al análisis de fondo.
Entendimiento ya fue establecido en la SC 0030/2010-R de 13 de abril.

Estas situaciones corresponden ser analizas en audiencia por el tribunal de garantías.


Teniendo en cuenta que por previsión constitucional, la acción de libertad está exenta de
formalismos en su presentación, por ello, en ningún caso corresponde el rechazo de esta
acción, sino la admisión, es en audiencia donde el Tribunal de garantías, debe analizar si
corresponde o no ingresar al análisis de fondo de la problemática planteada o denunciada, y
luego conforme al trámite o procedimiento sumarísimo, dictar Sentencia concediendo o
denegando la tutela solicitada, con los efectos que corresponde, según sea el caso.

10.2. La indebida privación de libertad (modulación de línea jurisprudencial de la SC


0080/2010-R de 3 de mayo) 31

Definido el alcance y finalidad de la acción de libertad, se advierte que esta garantía


constitucional, en general, no se rige, a diferencia de otras acciones tutelares, por el
principio de subsidiariedad que implica el agotamiento previo de los recursos ordinarios
antes de acudir a la jurisdicción constitucional. Ello se justifica por la naturaleza de los
derechos que resguarda y en sus características particulares como la sumarísimo en el
trámite, la inmediatez en cuanto a la urgencia en la protección de los derechos que
resguarda, el informalismo por la ausencia de requisitos formales en su presentación, así
como la generalidad porque no reconoce ningún tipo de privilegio, inmunidad o
prerrogativa. Hay que tener en cuenta que el ámbito de la aludida acción no se limita a la

31 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0185/2012, de 18 de mayo de 2012.

50
protección de la libertad física sino también al derecho a la vida, al derecho de locomoción
cuando está vinculada a la libertad personal y eventualmente a la vida; así, aunque en lo
particular pueda referirse a la subsidiariedad en el supuesto que el caso esté vinculado a un
indebido procesamiento, de ninguna manera esta particularidad hace de la acción de
libertad una acción de naturaleza subsidiaria.

En cuanto a la indebida privación de libertad, que implica la ejecución de actos u omisiones


ilegales o indebidos al margen de la Constitución Política del Estado y la ley, que lesionen
el derecho a la libertad personal; la protección que se encuentra en la acción de libertad,
que brinda este medio de defensa sin que sea indispensable para dicha activación, el
agotamiento previo de recursos o medios ordinarios; todo, por mandato expreso del art.
23.III la CPE, que señala que nadie podrá ser detenido, aprehendido o privado de su
libertad, salvo en los casos y según las formas establecidas por la ley, y, en todo caso, la
ejecución del mandamiento requerirá que éste emane de autoridad competente y que sea
emitido por escrito.

En este orden, en cuanto a la presunta indebida privación de libertad, deberá tenerse en


cuenta que la misma puede producirse, ya por hechos y circunstancias eventualmente no
vinculadas a la presunta comisión de un delito y otras veces, sí vinculadas a dicha presunta
comisión de un delito. En consecuencia, si no existe inicio de investigación y tampoco
presunta comisión de delito alguno, corresponderá a la justicia constitucional conocer
directamente y resolver la acción de libertad que acuse una presunta indebida privación de
libertad.

Así, tomando en cuenta que el nuevo orden constitucional es esencialmente garantista de


los derechos fundamentales y de manera especial del derecho a la libertad personal, por lo
señalado anteriormente, es necesario y al efecto, se opera un cambio de línea
jurisprudencial y específicamente del entendimiento expresado en la SC 0080/2010-R
de 3 de mayo, referido a que: "Si antes de existir imputación formal, tanto la Policía como
la Fiscalía cometieron arbitrariedades relacionadas al derecho a la libertad física o de
locomoción, y todavía no existe aviso del inicio de la investigación, corresponde ser
denunciadas ante el Juez Cautelar de turno”, en razón a que el Juez cautelar no tiene
competencia al no haber conocido siquiera el inicio de investigación y bien podría tratarse
de una indebida privación de libertad originada en una cuestión ajena a un delito, y porque,
además, constituye un deber de las personas y servidores públicos, y en especial de las
fuerzas del orden público así como de la autoridad fiscal, cumplir con la Constitución
Política del Estado y respetar en consecuencia, el derecho a la libertad física de las
personas, derecho que solo puede limitarse en los casos y formas establecidas por la ley y
en virtud de una orden emanada por escrito de autoridad competente; consecuentemente, no
puede considerarse, de ninguna manera, excepto en los casos en los que se haya dado aviso
de una investigación, o si no se dio aviso, que exista vinculación con la presunta comisión
de un delito que la pretensión de tutela al derecho a la libertad personal sea conocida y
resuelta previamente por un Juez cautelar de turno, asignándole a la acción de libertad un

51
carácter subsidiario que no corresponde a su naturaleza y que, en el caso descrito, carece de
fundamento constitucional y legal 32.

En ese mismo orden, con relación específicamente a la presunta lesión del derecho a la
libertad personal por causa de un indebida privación de libertad; es decir, cuando la
restricción se hubiera presuntamente operado al margen de los casos y formas establecidas
por ley y que, sin embargo, tal hecho se hubiera dado a conocer al juez cautelar del inicio
de la investigación y, en su caso, de la imputación, resulta indispensable recordar que el art.
54.1 del CPP, establece que entre las competencias del Juez de Instrucción en lo Penal, está
el ejercer el control jurisdiccional de la investigación, lo que significa, que es la autoridad
encargada de resguardar que la etapa de investigación se realice conforme a procedimiento
y en estricta observancia de respeto a los derechos fundamentales y garantías
constitucionales de las partes del proceso -imputado, querellante y víctima-.

En ese contexto, corresponde al juez ejercer el control jurisdiccional de la investigación y,


por lo mismo, que ésta se desarrolle de manera correcta e imparcial y no en forma
violatoria de derechos fundamentales o garantías constitucionales; es decir, desde otra
perspectiva, cualquier acto ilegal y/o arbitrario durante la investigación en que incurriere el
Ministerio Público como titular de la acción penal o la Policía Boliviana como
coadyuvante, deberá ser denunciado ante el Juez de Instrucción en lo Penal, que tenga a su
cargo el control jurisdiccional de la investigación.

Queda establecido –según señala la Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0185/2012–


que cuando la Acción de Libertad esté fundada directamente en la vulneración al derecho a
la libertad personal por causa de haberse restringido la misma al margen de los casos y
formas establecidas por ley, y no esté vinculada a un delito o no se hubiera dado aviso de la
investigación, la acción es directa contra las autoridades que violentaron la Constitución
Política del Estado y la ley.

10.3. Aprehensión ilegal debe ser resuelta con carácter prioritario por el
Juez cautelar

10.3.1. Aprehensiones y detenciones preventivas 33

32 “Por su parte, la SC 0003/2012 de 13 de marzo, señaló: “Con la misma lógica, y considerando los nuevos retos de un
Tribunal Constitucional Plurinacional, es importante no activar innecesariamente esta jurisdicción, en la nueva coyuntura
constitucional plurinacional, se ve la necesidad de fortalecer otros aspectos inherentes al nuevo modelo de Estado
plasmado en la Norma Fundamental; por eso mismo, es imperioso que las controversias que podrían conllevar a
suscitar una acción constitucional, previamente sean resueltas y respondidas en las instancias establecidas en
nuestro ordenamiento jurídico, ya sea un vocal, un juez y el propio Ministerio Público, pero claro está, antes de
activar una acción tutelar” (las negrillas son nuestras). En consecuencia, y de acuerdo con la jurisprudencia
constitucional glosada, la acción de libertad no puede constituirse en un medio adicional o supletorio que pueda ser
activado cuando no se hizo uso oportuno de los mecanismos ordinarios de defensa instituidos por el ordenamiento
jurídico, cuando aquellos fueron activados extemporáneamente o cuando se pretende obtener un pronunciamiento más
rápido sin el previo agotamiento de las instancias respectivas en la jurisdicción ordinaria, pues conforme se ha sostenido,
la presente vía, se caracteriza por ser un medio eficaz de defensa de los derechos y garantías de carácter subsidiario,
que únicamente opera cuando no existe otro medio de protección judicial” (Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional
Nº0900/2012, de 22 de agosto de 2012).
33 Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº1907/2012, de 12 de octubre de 2012.

52
Previo al análisis del caso concreto, es preciso realizar algunas consideraciones de orden
constitucional, dado que si bien anteriormente se desarrolló la línea jurisprudencial
establecida por el Tribunal Constitucional respecto al procedimiento establecido para las
denuncias sobre supuestas aprehensiones ilegales; así como se explicó que el juez cautelar
es la autoridad a cargo del control jurisdiccional de la etapa preparatoria y que las
resoluciones que dispongan, modifiquen o rechacen medidas cautelares, pronunciadas por
éste, admiten recurso de apelación incidental, conforme dispone el art. 251 del CPP.

No obstante ello, se debe aclarar lo que ocurre en aquellos casos en los cuales, los afectados
se encuentran privados de libertad como consecuencia de una aprehensión que consideran
ilegal y acuden con su reclamo ante el Juez cautelar; y a la par, el Ministerio Público
presenta imputación formal solicitando la aplicación de alguna medida cautelar.

En estos casos, al Juez de Instrucción le corresponderá conocer y resolver las denuncias de


aprehensión ilegal previo a atender la imputación formal y resolver la medida cautelar; por
tanto, en la audiencia señalada al efecto, deberá en primer término, emitir una resolución
debidamente fundamentada respecto a las denuncias de aprehensión ilegal, determinando si
ésta se enmarcó dentro de los límites de la legalidad o la ilegalidad antes de pronunciarse
sobre la aplicación de alguna medida cautelar, dado que a dicha autoridad no le está
permitido convalidar los actos que vulneraron derechos, al contrario, tiene el deber de
pronunciarse sobre la legalidad de los mismos; y a continuación, una vez resuelta la lesión
alegada con relación a la aprehensión, corresponderá recién someter a su conocimiento, la
consideración de la imputación formal y consecuente aplicación de la medida cautelar, si
corresponde.

Así la Sentencia Constitucional Nº0957/2004-R de 17 de junio, reiterada, entre otras, por


la Sentencia Constitucional Nº0651/2010-R de 19 de julio, afirmó lo siguiente: “al juez
no le está permitido convalidar los actos en los que se vulneraron esos derechos; al
contrario, tiene el deber, impuesto por la norma antes transcrita, de pronunciarse sobre la
legalidad de los mismos; por consiguiente, frente a una presunta aprehensión ilegal, le
corresponde al juez cautelar, conforme lo establece el art. 54 inc. 1) del CPP, controlar la
investigación y, en consecuencia, proteger los derechos y garantías en la etapa
investigativa; por lo que, frente a una petición efectuada por el imputado, en sentido de
que se pronuncie sobre la legalidad de su detención, el juez está impelido, antes de
pronunciar la resolución sobre cualquier medida cautelar, a analizar los siguientes
aspectos:

Legalidad formal de la aprehensión.- Es decir, deberá evaluar si se observaron los


presupuestos constitucionales y legales para la aprehensión, consistentes en: a)
orden escrita emanada de autoridad competente -salvo caso de flagrancia-; b)
adopción de la medida en base a las formalidades legales (aprehensión en caso de
desobediencia a la citación prevista en el art. 224 del CPP o resolución
debidamente fundamentada si se trata de la atribución conferida al fiscal de
acuerdo al art. 226); c) el cumplimiento del término previsto por ley para remitir al
aprehendido ante autoridad judicial (art. 226). Si después del análisis formal
realizado por el juzgador, se concluye que se observaron las normas para la
53
aprehensión del imputado, el juez deberá examinar la legalidad material de la
aprehensión.

Legalidad material de la aprehensión.- Cuando el fiscal aprehendió directamente


al imputado, haciendo uso de la facultad prevista en el art. 226 del CPP, el juez
deberá evaluar los siguientes aspectos: a) la existencia de suficientes indicios para
sostener la autoría del imputado en el momento de la aprehensión; b) si el delito
imputado tiene una pena privativa de libertad cuyo mínimo legal es igual o superior
a dos años y; c) si existieron los elementos de convicción suficientes para sostener
que el imputado podía ocultarse, fugarse o ausentarse del lugar u obstaculizar la
averiguación de la verdad (art. 226 del CPP).

Si del análisis efectuado, el juzgador concluye que tanto el aspecto formal como material
fue observado al momento de la aprehensión, determinará la legalidad de la aprehensión
y, con los elementos de convicción existentes, pronunciará la Resolución mediante la cual
aplicará la medida cautelar pertinente, si es el caso, ajustada a lo previsto por el art. 233
del CPP, definiendo la situación jurídica del imputado.

Si al contrario, del análisis efectuado por el juez cautelar, se concluye que no se


observaron las formalidades o existió infracción a la legalidad material en la aprehensión
ordenada, el juez anulará la actuación realizada con violación a las normas
constitucionales y legales, y pronunciará la resolución de medidas cautelares, en base a
los elementos de convicción existentes, que no hubiesen sido obtenidos en infracción a los
derechos y garantías del imputado, a consecuencia del acto ilegal declarado nulo”.

De ello, se colige que si el juzgador declara la ilegalidad -material o formal- de la


aprehensión no está obligado a disponer llanamente la libertad del imputado, dado que
previo a ello, deberá culminar con el actuado al que se convocó, cumpliendo con su
finalidad; como es la audiencia de medida cautelar, en la que compulsará los elementos de
convicción aportados a efectos de establecer la aplicación o no de la detención preventiva o
en su caso de una sustitutiva, realizando una valoración integral de los presupuestos
establecidos en los arts. 233, 234 y 235 del CPP, dado que la aprehensión ilegal no
constituye óbice ni impedimento para realizar el análisis posterior, y tampoco convierte a la
decisión posterior en ilegal porque no guarda necesariamente una relación directa con la
misma.

En todo caso, si se verifica la ilegalidad de la aprehensión, conllevará la aplicación de


responsabilidades para quien corresponda; empero, una eventual decisión posterior de
ejecución de una medida cautelar, modifica completamente las razones de su privación de
libertad, habida cuenta que el afectado, a partir de ese momento procesal, vería mermado su
derecho a la libertad en virtud a otros motivos.

En ese mismo sentido, la SC 0035/2012-R 19 de abril, determinó que cuando el Tribunal


de la acción de libertad determina que existió una aprehensión ilegal, y el imputado se
encuentra privado de su libertad como resultado de una detención preventiva impuesta por
la autoridad jurisdiccional, no podrá disponer su libertad sólo porque su aprehensión inicial

54
fue ilegal, ya que dicha aprehensión no guarda una relación directa con la detención
preventiva:

“dado que una medida de coerción personal se la aplica en función a una


valoración integral de varios presupuestos determinados en los arts. 233, 234 y 235
del CPP, de ahí que la sola aprehensión ilegal no determina en forma automática
que la detención preventiva también sea ilegal y que por dicha razón se deba
disponer la libertad y dejar sin efecto la medida cautelar. La ilegalidad de una
aprehensión tiene sus propios efectos y determinación de responsabilidad para
reparársela, por su parte, la detención preventiva tiene también su propio
procedimiento y recursos de impugnación, pues responde a otros presupuestos y
elementos distintos a los de la aprehensión”.

10.4. El Debido Proceso y la Acción de Libertad (nueva modulación de línea


jurisprudencial de la SC 0080/2010-R)

La Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0217/2014 de 5 de febrero, moduló su similar


0080/2010-R de 3 de mayo, determinando que, únicamente cuando se trata de materia
penal, la acción de libertad es el medio idóneo, eficaz y eficiente para restablecer el debido
proceso, en todos sus elementos, entendiendo que:

“…de conformidad al art. 410.II de la Ley Fundamental, esta es la norma suprema


del ordenamiento jurídico boliviano y goza de primacía frente a cualquier otra
norma, se establece también del texto constitucional que, los derechos reconocidos
por el Estado Plurinacional de Bolivia a favor de sus habitantes, son
interdependientes, indivisibles y progresivos, no existiendo entre ellos ninguna
jerarquía o superioridad; siendo además, de aplicación preferente los tratados y
convenios internacionales en cuanto a derechos humanos (art. 13 CPE), siendo
tarea específica del Tribunal Constitucional Plurinacional, precautelar el respeto y
vigencia de los derechos y garantías constitucionales.

En este cometido, a través de la amplia jurisprudencia constitucional que ha ido


modificándose con el tiempo atendiendo a las nuevas problemáticas emergentes del
desarrollo social y la evolución del Estado de Derecho, se concluyó estableciendo
que, la tutela del debido proceso mediante la acción de libertad era únicamente
posible cuando las lesiones denunciadas se encuentran directamente vinculadas al
derecho a la libertad o que dicho acto sea la causa directa de la privación, o
restricción a la libertad física, que se hayan agotado los mecanismos intra
procesales; y, que exista indefensión absoluta y manifiesta, exceptuando los casos
en los que se trata de medidas cautelares en los que, no es posible exigir la
concurrencia del absoluto estado de indefensión habida cuenta que, el actor debe
agotar los mecanismos de impugnación intra procesales previo a la activación de la
acción de libertad.

Entonces, el debido proceso, se constituye en el derecho atribuido a las partes


procesales de hacer uso del conjunto de facultades y garantías que el ordenamiento
jurídico les otorga, a efectos de hacer valer sus derechos y garantías
55
constitucionales, dentro de un proceso penal; estas facultades, establecidas en
función de los derechos, valores e intereses que se hallan sometidas al proceso, se
encuentran a su vez supeditas a criterios de razonabilidad y proporcionalidad, de
donde se infiere entonces que, en materia penal, el conjunto de facultades y
garantías que componen el derecho al debido proceso debe ser adecuado y
suficientemente más amplio en mérito a los intereses que se encuentran de por
medio, tales como el derecho a la libertad individual, a la libertad de locomoción, a
la seguridad jurídica, a la presunción de inocencia, a la defensa, a la legalidad de
las actuaciones, a la eficacia del sistema de administración de justicia y la
posibilidad de acceder a una administración de justicia y obtener de ésta una
pronta resolución, y, por ende, la sana convivencia social.

Como consecuencia, el debido proceso en materia penal, constituye ante todo una
limitación al poder punitivo del Estado, siendo que en su esencia comprende el
conjunto de garantías sustanciales y procesales establecidas por el legislador a
efectos de asegurar la legalidad, regularidad y eficacia de la actividad
jurisdiccional en la investigación y juzgamiento de los hechos punibles, siempre
bajo la condicionante de proteger los derechos y garantías constitucionales de las
personas; protección que abarca entre otros elementos, los principios medulares
que integran su núcleo esencial: legalidad, juez natural o legal, favorabilidad,
presunción de inocencia, derecho a la defensa (derecho a la asistencia de un
abogado, a presentar y controvertir pruebas, a oponer la nulidad de las obtenidas
con violación del debido proceso, y a impugnar la sentencia condenatoria), debido
proceso público sin dilaciones injustificadas, y a no ser juzgado dos veces por el
mismo hecho.

De esta manera, se concluye que el debido proceso penal, es una garantía procesal
establecida por la Constitución Política del Estado, que tiene como objetivo
proteger los derechos constitucionales que de él emergen y en ese proceso controlar
la capacidad punitiva del Estado que, en su momento puede afectar la libertad
personal y la presunción de inocencia de aquellos que se encuentran involucrados
en una contienda judicial penal.

En este contexto y estando establecido que toda persona sometida a un proceso


penal, se halla constitucionalmente imbuido del derecho a la defensa, a la
asistencia de un abogado para su asesoramiento en las diferentes etapas del
proceso, a un debido proceso sin dilaciones injustificadas, a la posibilidad de
presentar pruebas y controvertir las que se alleguen en su contra, a impugnar la
sentencia condenatoria y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho, en
resumen del derecho a un debido proceso, se determina que, únicamente cuando se
trata de materia penal, la acción de libertad es el medio idóneo, eficaz y eficiente
para restablecer el debido proceso, en todos sus elementos”.

Conclusión

De acuerdo a lo expuesto, se debe concluir reafirmando que la Acción de Libertad,


indudablemente se constituye en una acción tutelar preventiva, correctiva y reparadora de
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trascendental importancia, considerando que –de acuerdo a su nueva configuración
constitucional– tiene por finalidad proteger y/o restablecer el derecho a la libertad física o
humana, pero también extiende su protección al derecho a la vida, si es que se halla en
peligro a raíz de la supresión o restricción a la libertad personal, en cuyo caso, y a través de
esta Acción de Defensa, se dispondrá el cese de la persecución indebida, el
restablecimiento de las formalidades legales y/o la remisión del caso al Juez competente, la
restitución del derecho a la libertad física, o la protección de la vida misma, principio y
fundamento de todos los demás derechos inherentes al ser humano.

Hasta aquí, he intentado rescatar lo más importante de la jurisprudencia constitucional más


reciente, respecto a la configuración actual del Habeas Corpus como Acción de Libertad en
la Constitución Boliviana aprobada el año 2009, haciendo énfasis en la posibilidad de la
presentación oral de esta acción tutelar por mandato jurisprudencial vinculante, así como su
naturaleza jurídica y alcances, reseñando la clasificación doctrinal del hábeas corpus,
aplicable a ésta acción tutelar, y los distintos ámbitos de protección específicamente
determinados por la norma constitucional, para la procedencia de la Acción de Libertad, de
acuerdo a las diferentes modulaciones realizadas por el Tribunal Constitucional
Plurinacional; esperando sea de utilidad para los lectores, con el compromiso de volver con
mayores razonamientos jurisprudenciales sobre estos y otros temas derivados de la
Constitución.

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