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Universidad de Huelva

Departamento de Derecho Público y del Trabajo

Turismo y trabajo : interrelación entre causas y efectos

Memoria para optar al grado de doctor


presentada por:
Alejandro Zalvide Bassadone

Fecha de lectura: 15 de diciembre de 2017

Bajo la dirección del doctor:

Sebastián de Soto Rioja

Huelva, 2017
UNIVERSIDAD DE HUELVA
TESIS DOCTORAL

TURISMO
Y
TRABAJO
INTERRELACIÓN ENTRE
CAUSAS Y EFECTOS

Alejandro Zalvide Bassadone


2017
UNIVERSIDAD DE HUELVA
TESIS DOCTORAL

TURISMO
Y
TRABAJO
INTERRELACIÓN ENTRE
CAUSAS Y EFECTOS

Alejandro Zalvide Bassadone


Director: Sebastián de Soto Rioja
Programa de doctorado: Ciencias Jurídicas
2017
TURISMO Y TRABAJO

ÍNDICE

Introducción general y nota metodológica……………………….. 15

CAPÍTULO 1

LA REALIDAD SOCIAL OBJETO DEL TURISMO

1. Una aproximación al concepto «turismo»: la dificultad de la fijación


del marco conceptual del turismo……………………………..…….. 19
2. El reconocimiento internacional…………………………….………. 22
3. El concepto de turismo según la Organización Mundial del Turismo
(OMT)...…………………………………………………….…………. 31
3.1. Elementos definitorios……………………………………………………….. 32
3.1.1. El desplazamiento internacional……………………………………... 32
3.1.2. La duración del viaje………………………………………………….. 36
3.1.3. La motivación. Especial relevancia de la finalidad laboral………… 38
3.2. La exclusión laboral en los viajes turísticos………………………………… 40
3.3. La inclusión de viajes de negocios o por motivos profesionales …………... 42

4. Dimensión de la industria turística…………………………….……. 45


5. Recapitulación………………………………………………….…….. 47

CAPÍTULO 2

EL MARCO NORMATIVO INTERNACIONAL Y


SUPRANACIONAL DE LAS RELACIONES LABORALES
EN EL SECTOR TURÍSTICO

1. Introducción……………………………………………….………… 49

v
TURISMO Y TRABAJO

2. La OIT y el turismo……………………………………………..……. 50
2.1. Aproximación histórica……………………………………………………… 50
2.2. Especial relevancia del Convenio OIT sobre las condiciones de trabajo en
los hoteles, restaurantes y establecimientos similares (C172 OIT -1991)… 51
2.2.1. Reconocimiento legal…………………………………………………... 51
2.2.2. Dificultades en la delimitación del sector turístico………………….. 51
2.2.3. Condiciones de trabajo………………………………………………... 52
2.2.4. El aspecto salarial: el reconocimiento de la propina………………... 54
2.3. Recapitulación………………………………………………………………... 55

3. El reconocimiento del turismo en la UE y su incidencia laboral..…. 56


3.1. El marco normativo………………………………………………………….. 56
3.2. Directivas y Reglamentos con incidencia turística…………………………. 58
3.3. Actuaciones en materia turística por parte de la UE………………………. 60
3.4. Turismo y empleo…………………………………………………………….. 61
3.5. La incidencia del turismo social……………………………………………... 66
3.6. La nueva política turística en la UE………………………………………… 68
3.7. La jurisprudencia comunitaria en materia turística. Especial consideración
de su repercusión en el ámbito laboral……………………………………… 71
3.8. Recapitulación………………………………………………………………... 76

CAPÍTULO 3

LA ORDENACIÓN JURÍDICA DEL TURISMO EN ESPAÑA


Y EL FACTOR TRABAJO

1. Etapa preconstitucional……………………………………………….79
1.1. Aproximación a la normativa turística preconstitucional…………………. 79
1.2. Especial relevancia del Estatuto Ordenador de Empresas y Actividades
Turísticas Privadas (Decreto 231/1965, de 14 de enero)…………………… 81

2. Marco constitucional………………………………………………… 84

vi
TURISMO Y TRABAJO

2.1. La distribución de competencias en materia turística tras la Constitución. 84


2.2. La ordenación del turismo……………………………………………………. 87
2.3. La singularidad competencial en materia de promoción…………………... 88
2.4. Especial consideración de la Sentencia del Tribunal Constitucional 125/1984,
de 20 de diciembre…………………………………………………………….. 90
2.5. Recapitulación………………………………………………………………… 98

3. El turismo en el ámbito autonómico……………………………….. 99


3.1. Introducción…………………………………………………………………… 99
3.2. Las Leyes de Turismo Autonómicas y sus roles…………………………… 100
3.2.1. Desarrollo competencial…………………………………………….. 100
a) Política y planificación turística……………………………….. 100
b) Ordenación del turismo……………………………………...… 101
c) Disciplina turística……………………………………………… 102
d) Promoción y fomento del turismo……………………………... 104
3.2.2. Contenidos…………………………………………………………… 106
3.2.2.1. La base conceptual………………………………………… 108
3.2.2.2. La empresa turística y la ausencia de unanimidad……. 109

a) Clasificación más básica……………………………… 109


b) Clasificación integradora…………………………….. 110
c) Otras consideraciones clasificatorias………………... 112
3.2.3. El factor trabajo en las Leyes de Turismo autonómicas…………. 114
3.2.3.1. La intervención de los empleadores turísticos…………... 115
3.2.3.2. La formación del personal………………………………… 116
3.2.3.3. Los Guías de Turismo……………………………………... 118
3.2.3.4. La declaración de Municipio Turístico y Zona
Turística Saturada. Su influencia en el empleo………….. 120
a) La declaración de Municipio Turístico……………… 120
b) La declaración de Zona Turística Saturada………… 122

vii
TURISMO Y TRABAJO

3.2.3.5. La calidad en el ámbito turístico y su relación con el


trabajo……………………………………………………… 124
3.3. La irrupción del turismo colaborativo y su afectación laboral…………… 128
3.3.1. Introducción…………………………………………………………... 128
3.3.2. El sistema de alojamiento y la incidencia laboral…………………... 129
3.3.3. El sistema de transporte de pasajeros y la incidencia laboral……... 132
3.3.4. Recapitulación………………………………………………………… 135

4. Legislación laboral con incidencia en el turismo…………………. 137

4.1. Las peticiones en materia laboral desde los Planes de turismo…………... 137
4.2. La jornada especial de trabajo en el sector de la hostelería como incidencia
directa de la legislación laboral………………………………………….….. 147
4.3. Recapitulación……………………………………………………………….. 152

CAPÍTULO 4

MOVIMIENTOS INTERNACIONALES DE PERSONAS


CON BASE LABORAL Y SU AFECTACIÓN TURÍSTICA

1. Introducción………………………………………………….……… 155
2. Los trabajadores fronterizos………………………………..……… 156

2.1. Introducción………………………………….………………………………. 156


2.2. El concepto de trabajador fronterizo en el Reglamento 1408/1971
de la Unión Europea………………………………………………...….……. 157
2.2.1. Delimitación conceptual……………………………………………… 157
2.2.2. Factores determinantes………………………………………………. 158
a) El factor territorial………………………………………………. 158
b) El factor temporal…………………………….………………….. 162
2.3. La simplificación del concepto en los Reglamentos 883/2004 y 589/2016 de la
Unión Europea……………………………………….………………………. 164
2.4. Diferenciación con figuras afines………………………………………........ 165

viii
TURISMO Y TRABAJO

2.4.1. La distinción entre trabajador fronterizo y trabajador


transfronterizo……………………………………………………....... 165
2.4.2. Trabajador fronterizo y trabajador de temporada……………........ 166
2.4.3. Otros supuestos afines……………………………………………....... 167
2.5. Valoraciones desde una perspectiva turística………….....………………... 168

3. La prestación de servicios transnacional…………...……………. 170


3.1. El supuesto de hecho……………………………………....………………… 170
3.2. El factor temporal………………………………………....………………… 172
3.3. Valoraciones desde una perspectiva turística ………….………………… 173

4. Trabajadores temporeros……………………………………...…. 174


4.1. Delimitación conceptual……………………………………………...…….. 174
4.2. La duración de la estancia…………………………………………...……... 177
4.3. Valoraciones desde una perspectiva turística………………………...…… 178

5. El Teletrabajo Transnacional……………………………...……... 180


5.1. Introducción……………………………………………………........………. 180
5.2. El elemento locativo. Desde el trabajo a domicilio al teletrabajo……...…. 181
5.3. El reconocimiento del teletrabajo transnacional………..………………… 183
5.4. El teletrabajo transnacional como posible manifestación turística…..….. 184
5.4.1. El teletrabajo transnacional en establecimientos turísticos……..… 185
5.4.2. El teletrabajo transnacional desarrollado en telecentros………..… 186
5.4.3. El teletrabajo transnacional en residencias propiedad de la
empresa………………………………………………………………..… 187
5.5. Valoraciones desde una perspectiva turística…………………………..….. 189

6. La tripulación de cruceros……………………………………..…... 191


6.1. Introducción……………………………………………………………..…… 191
6.2. El tiempo de trabajo y de descanso……………………………………..….. 193
6.2.1. El tiempo de trabajo…………………………………………..……… 193
6.2.2. El tiempo de descanso………………………………………………… 196

ix
TURISMO Y TRABAJO

6.2.3. Situaciones singulares en cuanto al tiempo de trabajo y de


descanso……………………………………………………………….. 197
6.2.4. El reconocimiento de la fatiga de la gente del mar…………………. 198
6.2.5. El bienestar del trabajador del mar…………………………………. 199
6.2.6. Reglas especiales para los jóvenes marinos…………………………. 200
6.3. El pabellón del buque………………………………………………………...201
6.4. El Registro Especial de Buques de Canarias………………………………. 205
6.5. Valoraciones desde una perspectiva turística………………………………208

7. El voluntariado internacional……………………………………......209
7.1. Concepto……………………………………………………………………… 210
7.2. Requisitos…………………………………………………………………….. 210
a) El carácter solidario……………………………………………………. 210
b) Libertad de decisión……………………………………………………. 212
c) Ausencia de remuneración…………………………………………….. 213
d) Desarrollo a través de una Organización……………………………... 215
7.3. Diferencias con supuestos turísticos relacionados…………………………. 216
7.4. Valoraciones desde una perspectiva turística…………………………….... 217

8. El cooperante internacional………………………………………... 218


8.1. El supuesto de hecho………………………………………………………… 218
8.2. Elementos esenciales………………………………………………………… 219
8.3. Valoraciones desde una perspectiva turística……………………………... 220

9. Becas y prácticas en el extranjero…………………………………...222


9.1. La diversidad existente a nivel internacional……………………………… 222
9.2. El marco nacional como análisis de referencia……………………………. 223
9.3. Valoraciones desde una perspectiva turística……………………………... 226

10. La modalidad Au pair……………………………………………. 226


10.1. El supuesto de hecho…………………………………………………….. 226
10.2. La Directiva UE 2016/801, de 11 de mayo de 2016 como marco de
referencia………………………………………….......…………………… 228

x
TURISMO Y TRABAJO

10.3. Valoraciones desde una perspectiva turística………………….......…… 230

CONCLUSIONES…………………………………………..... 233

BIBLIOGRAFÍA……………………………………...……… 247

xi
TURISMO Y TRABAJO

xii
TURISMO Y TRABAJO

RELACIÓN DE ABREVIATURAS MÁS FRECUENTES

ALEH Acuerdo Laboral de ámbito estatal para el sector de la hostelería


Art. Artículo
BOE Boletín Oficial del Estado
BOJA Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
BOP Boletín Oficial de la Provincia
CC Código Civil
CCAA Comunidades Autónomas
CE Constitución Española
CEE Comunidad Económica Europea
CMVT Consejo Mundial de Viajes y Turismo
CTM Convenio sobre el Trabajo Marítimo
DOCE Diario Oficial de la Comunidad Europea
DOUE Diario Oficial de la Unión Europea
EEE Espacio Económico Europeo
EGATUR Encuesta de gasto turístico
EOEAT Estatuto Ordenador de las Empresas y Actividades Turísticas Privadas
ET Estatuto de los Trabajadores
ETT Empresa de Trabajo Temporal
EURES Red Europea de Servicios de Empleo
FOGASA Fondo de Garantía Salarial
FRONTUR Encuesta de movimientos turísticos en frontera
GAN Grupo de Alto Nivel sobre Turismo y Empleo
IMSERSO Instituto de Mayores y Servicios Sociales
INE Instituto Nacional de Estadística
ITF Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte
LAU Ley de Arrendamientos Urbanos
LO Ley Orgánica
LTA Ley de Turismo de Andalucía
OIT Organización Internacional del Trabajo
OLH Ordenanza Laboral de Hostelería
OMT Organización Mundial del Turismo
PNIT Plan Nacional e Integral de Turismo
PTEH Plan del Turismo Español Horizonte 2020
PYME Pequeña y mediana empresa
RD Real Decreto
RDJE Real Decreto sobre jornadas especiales de trabajo
REBECA Registro Especial de Buques y Empresas Navieras de Canarias
RIET Recomendaciones Internacionales para Estadísticas de Turismo
(S)TC (Sentencia del) Tribunal Constitucional
(S)TJUE (Sentencia del) Tribunal de Justicia de la Unión Europea
(S)TS (Sentencia del) Tribunal Supremo
TFUE Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea
TURESPAÑA Instituto de Turismo de España
UE Unión Europea
TURISMO Y TRABAJO
TURISMO Y TRABAJO

Introducción general y nota metodológica


El turismo es un fenómeno mundial de carácter extraordinariamente complejo y
muy difícil de delimitar por cuanto que en su conformación intervienen agentes de
diversa índole, muchos de ellos propios e internos pero otros a modo de factores
completamente exógenos al mismo, lo que no va a hacer sino acentuar su claro carácter
poliédrico. Es por ello que su estudio ha despertado el interés de la práctica totalidad de
las ramas del saber, evidentemente y sobre todo de las hoy catalogadas como sociales,
aunque también por otras, otorgándole así la naturaleza propia de una materia inter o
multidisciplinar. Ante esta situación, y como no podría ser de otra forma, también el
derecho y la ciencia jurídica se van a hacer eco de este mismo problema en su afán por
establecer el marco general que dé la mejor respuesta a una realidad que en todo caso se
muestra como cambiante y en constante crecimiento.
El reconocimiento de la realidad turística viene siendo atendida así por las
distintas ramas del derecho, aunque eso sí, en función del tratamiento que en cada una de
ellas se le dispensa al conjunto de las fuentes que le son propias. De todas ellas qué duda
cabe que ha sido tradicionalmente el derecho administrativo el que ha adquirido el mayor
protagonismo en este campo, muy fundamentalmente por razón de la consideración
general que entiende que el sector turístico se integra por un conjunto de actividades
económicas complementarias y conexas, necesitadas de una autorización o licencia
específica previa para su efectivo ejercicio, cuando no de promoción y de una ordenación
general por razón de su peso y la incidencia que tiene el conjunto en el interés más
general de la comunidad.
Pero que la mayoría de los estudios de carácter doctrinal sean de orden o corte
administrativo no quita en absoluto que esta realidad social deje de ser objeto de atención
desde otras perspectivas jurídicas, como puede ser la del derecho del trabajo. Y es que a
veces la interconexión entre bloques generales, pese a entenderse como insertas en una
realidad manifiesta, precisan de un análisis singular que ponga de relieve toda su
proyección, tal y como evidenció uno de los ensayos más universales sobre las relaciones
laborales1 y que sin duda ha sido una fuente de inspiración directa en la concepción y
elaboración de esta memoria sobre turismo y trabajo, en cuyo ámbito se genera también
una innegable interrelación entre causas y efectos.
Lo que va a interesar analizar así es el turismo como actividad económica general
y su ineludible interrelación con el trabajo en sus distintos niveles. Se partirá para ello de
una realidad social básica en la que se va a poner de manifiesto de manera inevitable y en
primer lugar la dificultad de su delimitación conceptual, incluso en la mera constatación
de los elementos que lo componen, siendo en cualquier caso el concepto de turismo dado
por la Organización Mundial del Turismo (OMT) el mayoritariamente aceptado por todos
los agentes implicados y sobre el que va a girar el estudio de la materia, y ello con
independencia de su acierto, o no, definitorio. Al menos, en lo relativo al componente
motivacional, que es el que excluye de su calificación los viajes de orden laboral. Una

1
Nos referimos al estudio de KAHN-FREUND, O., Trabajo y derecho, ed. Trad., Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, 1987.

15
TURISMO Y TRABAJO

exclusión bastante sintomática, máxime cuando al mismo tiempo se incluye de manera


expresa los viajes de negocios o por motivos profesionales.
Esta realidad tiene implicaciones que son atendidas desde el marco normativo
internacional y supranacional con distintas aproximaciones que van desde el
reconocimiento de la OIT sobre las condiciones de trabajo en actividades tan
emblemáticas de este sector como los hoteles o restaurantes, hasta otros de influencia más
cercana como la de la UE, donde inicialmente se le da un tratamiento casi tangencial para
progresivamente ir valorando la importancia del turismo con su reconocimiento en el
nuevo Tratado de Funcionamiento, y donde van surgiendo Directivas y Reglamentos de
marcada incidencia turística, a la par que se marca una nueva política turística con
actuaciones propias de esta materia con especial reflejo en el empleo; sin olvidar la
jurisprudencia comunitaria, que también ha tenido una especial intervención sobre
asuntos turísticos, interesando singularmente aquella con especial repercusión en el
ámbito laboral.
Pero sin duda, donde la cuestión turística y el factor trabajo va a alcanzar un
mayor grado de interés es en la ordenación jurídica del turismo en España. En este ámbito
nacional surgen regulaciones históricas que van dando soluciones a la ordenación del
panorama turístico desde distintas perspectivas, sirviendo tanto para la creación de
instituciones como para la normalización de empresas y actividades turísticas; pero es
nuestra actual Carta Magna, la que marca un punto de inflexión sobre el turismo,
estableciendo sobre el reparto de competencias, aquellas que se pueden asumir desde el
ámbito autonómico, entre las que se encuentra la promoción y ordenación del turismo.
Desde entonces el principal protagonismo en esta materia lo acaparan las CCAA y sus
Leyes de Turismo, donde van a quedar reflejadas las cuestiones más representativas del
turismo en cada territorio y donde el factor trabajo se ve directa o indirectamente afectado
en muy diversas consideraciones.
Todo ello sin dejar de entender que desde el bloque de legislación laboral también
se manifiesta la influencia en el ámbito del sector turístico dentro del marco de las
relaciones de trabajo, aunque partiendo de un principio básico según el cual el régimen
jurídico aplicable a las relaciones laborales que se generan con las distintas empresas que
operan en este sector no ofrecen grandes diferencias con respecto a otras que se generen
en otros sectores de actividad, lo cual no es óbice para que puedan existir referencias
específicas con identidad propia en el sector del turismo, que van a tener por ello un
tratamiento diferenciado.
Desde la perspectiva de los desplazamientos internacionales también hay que
considerar aquellos que se llevan a cabo bajo una órbita laboral para conectarlos con el
concepto de turismo dado por la OMT, y poder valorar su inclusión o no en esta
calificación como viaje turístico. Para ello, hay que analizar los distintos elementos que
componen cada uno de estos movimientos de personas en relación a las circunstancias
que rodean a su posible naturaleza laboral y si se ajustan a las Recomendaciones dadas
por dicho organismo a esos efectos. La casuística existente es múltiple y variada, y se
aprecian supuestos tan singulares como los trabajadores fronterizos, la prestación de
servicios transnacional, la tripulación de cruceros, o la modalidad Au pair, por citar ahora
tan solo algunos, en los que como se verá las connotaciones van a ser de muy diversa
índole y que por tanto deben ser matizadas desde una vertiente tanto laboral como
turística.
16
TURISMO Y TRABAJO

******
En cuanto a la metodología utilizada hay que señalar, como punto de partida y
como consecuencia del carácter interdisciplinar señalado -lo que sin duda marca el
desarrollo de cualquier investigación sobre la materia-, que se ha utilizado de la práctica
totalidad de los métodos de aproximación que le son propios a la ciencia jurídica, esto es,
antecedentes normativos, la perspectiva que favorece la legislación comparada,
internacional y supranacional, además del uso de las construcciones más generalistas y
comunes, ya provengan de otras ramas o legislaciones especiales, ya del texto
constitucional, sin dejar de apuntar algunas de las constataciones económicas más
consolidas con base en la propia estadística oficial.
Se hace uso así, como no podía ser de otra manera, del método histórico para
descubrir y ofrecer una visión crítica de la realidad objeto de análisis tanto en un primer
momento para su identificación, como a lo largo de sus diferentes fases para desglosar su
evolución, y siempre y en todo caso para la obtención final de las conclusiones
pertinentes.
El estudio y análisis de diferente documentación internacional ha sido clave para
la comprensión de una materia de tan difícil delimitación como es la turística, en la que
hasta los conceptos básicos y más primarios alcanzan una diversidad interpretativa.
Metodológicamente la idea ha sido detectar, primero, las cuestiones de índole general
para ir, en segundo lugar, descendiendo hasta aquellas otras de carácter específico, pero
que permiten entender tanto las razones de algunas especialidades existentes, como
aquellas otras de propio contenido.
En el ámbito laboral la cuestión se centra en el marco normativo desde el punto de
vista más estricto, es decir, aquellas normas jurídicas que parten de los poderes públicos
competentes, dejando al margen otras vías no menos importantes, pero dignas de otro tipo
de estudio, como es la de la negociación colectiva, que, sin duda, también se hace eco
directo de las condiciones de trabajo que han de regular distintos aspectos del sector. Por
lo que se ha explorado para ello las referencias existentes dentro de la normativa
internacional, ya sea en el panorama más amplio o mundial, a través de la OIT, como en
el más cercano y afín del Derecho Comunitario.
Para continuar con las normas constitucionales, donde existen llamadas genéricas
con referencias indirectas de mayor o menor incidencia tanto en la significación del
turismo como en las relaciones laborales, pero en realidad el asunto de mayor relevancia
constitucional en relación al sector turístico ha sido el reparto de competencias, una
cuestión tratada sobremanera desde la perspectiva jurídica del derecho administrativo, por
lo que se ha centrado la cuestión desde un panorama tan singular, como el turístico-
laboral. Así, se ha determinado el rol que juegan las CCAA, en cuanto a la asunción y
desarrollo de las competencias turísticas y su incidencia laboral.
Asimismo en la legislación turística existen normas que contemplan los requisitos
de funcionamiento y organización de las diferentes empresas del sector, que permite
determinar el margen real para incorporar especialidades normativas con respecto al
trabajo que se ha de desarrollar para llevar a cabo estos servicios turísticos. Por lo que se
ha recurrido al bloque de legislación laboral con una incidencia más directa en el ámbito
del sector turístico dentro del marco de las relaciones laborales.

17
TURISMO Y TRABAJO

El carácter multidisciplinar del turismo ha hecho que también se haya tenido que
recurrir a una doctrina emanada de otras ramas de conocimiento, así como a una
jurisprudencia que asimismo puede ser enmarcada desde diversas disciplinas de orden
jurídico y por consiguiente con una ingente producción en tal sentido, por lo que se ha
recurrido a la misma tan solo cuando ha sido absolutamente necesario, pero siempre con
un carácter más ilustrativo que exhaustivo.
Finalmente, se han analizado distintos supuestos con base en el derecho del
trabajo que más allá de pretender un estudio pormenorizado de materias ya
suficientemente tratadas por la doctrina laboral, se ha querido centrar la cuestión en la
interrelación que presentan cada una de esas modalidades en cuanto a incidencia
bidireccional laboral y turística, pero desde un plano generalista.

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TURISMO Y TRABAJO

CAPÍTULO 1
LA REALIDAD SOCIAL OBJETO DEL TURISMO

1. Una aproximación al concepto «turismo»: la dificultad de la fijación


del marco conceptual del turismo
El turismo es un fenómeno complejo como consecuencia del carácter multiforme
y de la extraordinaria heterogeneidad de sus contenidos. Hay que considerar que la
cuestión turística puede ser interpretada desde disciplinas tan diversas como: la economía,
la sociología, la geografía, la historia, la psicología, el derecho y muchas otras que pueden
manifestar interés por este fenómeno de carácter transversal. Es ésta cualidad una
circunstancia que condiciona su concreción, ya que va a depender en gran medida de las
variables que se analicen, generando una influencia diferente sobre su concepto así como
en las múltiples relaciones que pueden suscitarse sobre su entorno. La delimitación del
turismo no es así única ni universal, no obstante, se perfilan algunas coordenadas que
permiten introducirnos en su conocimiento, y es que cuestiones como: el desplazamiento
de un lugar a otro, la temporalidad del viaje y la motivación, parecen ser denominadores
comunes desde cualquier aproximación que se realice.
Para tratar de acotar qué se entiende por turismo, se debe estimar que es una
materia tremendamente cambiante e influenciada por factores de muy diversa índole,
donde se entremezclan en todo caso cuestiones de caracteres tan dispares como el
transporte, el alojamiento, las personas o las actividades que realizan, que dificultan
sobremanera esta tarea. En esa línea hay qué discernir que se considera como cuestión
turística y qué no, así como el valor especifico que cada circunstancia puede tener dentro
del mismo, porque existen aspectos de gran trascendencia con una especial repercusión y
otros que solo lo tocan de forma tangencial y, por tanto, con escasa relevancia en el
análisis global. A todo ello hay que añadir otras variables que vienen marcadas por la
propia realidad de los acontecimientos, al ser un fenómeno tremendamente cambiante y
asimismo sometido a variables imprevisibles de apariencia ajena pero con una gran
repercusión en el ámbito turístico.
Por tanto, para obtener una mejor visión del turismo, tal cual lo conocemos hoy en
día, hay que resaltar algunas secuencias históricas, que ayudan a conocer cómo se
desarrolló en el pasado antes de alcanzar el significado actual, toda vez que los
desplazamientos humanos han sido constantes a lo largo de la historia, aunque tanto la
forma de realizarlos como su finalidad han ido variando con el transcurso del tiempo.
Hay que situar el nacimiento del turismo en el siglo XVII, a raíz de una costumbre
británica de las familias aristocráticas de enviar a sus hijos por Europa, una vez
finalizados sus estudios universitarios como complemento formativo y como vía de
enriquecimiento personal, en un periplo que podía durar varios meses e incluso varios
años (gran tour)2. Estos viajes se convierten en la génesis del turismo actual, aunque en

2
FERNÁNDEZ FÚSTER L., Historia general del turismo de masas, Alianza Universidad Textos, 1991,
p.71-73. Denomina esta costumbre como los “viajes del caballero” que eran realizados por los
universitarios ingleses al finalizar sus estudios por las principales ciudades del Continente como
19
TURISMO Y TRABAJO

estos primeros instantes su desarrollo fuese muy lento ya que esta actividad estaba al
alcance de tan solo unos pocos privilegiados, debiéndose reunir toda una serie de
condiciones al respecto, tales como: estatus social y económico, edad, nivel de estudios y
otros; práctica además realizada en la época solo por los británicos, con escasa proyección
todavía en el ámbito internacional.
El turismo sigue evolucionando de forma gradual encontrándose en su devenir
histórico con muy diversos acontecimientos, algunos de los cuales generan una mayor
influencia en este ámbito, como la denominada Revolución Industrial, que al margen de
otras consideraciones, supuso un gran avance en el desarrollo de los medios de transporte,
siendo éste un elemento inherente a la realización del desplazamiento, que siempre ha
condicionado y sigue condicionando las características mismas de los viajes,
convirtiéndose, en una cuestión vital para la propia actividad turística. Además los
grandes cambios económicos y sociales ocurridos en esta época, consolidan a la
burguesía como clase social hegemónica, pero surge una nueva clase social trabajadora,
que pronto se convierte en una clase media muy numerosa y que a la larga será el
detonante del calificado como turismo de masas.
Precisamente es en la Inglaterra de esta época, donde queda constancia por
primera vez de los términos: turista y turismo; tal vez haciéndose eco de la costumbre que
se había iniciado en dicho territorio, contemplando en cualquier caso las dos vertientes
que rodean al fenómeno. De un lado, y en primer lugar, aparece la persona, siendo aquella
que realiza el recorrido o tour por placer o cultura; identifica así, al sujeto que lleva a
cabo la actividad, describiendo a esta figura como turista, anticipándose en su descripción
a la misma actuación que lleva a cabo. De otro lado, surge con carácter posterior, el
reconocimiento de la acción ejecutada por el individuo, que se traduce en la teoría y
práctica de la propia actividad realizada por el viajero simplemente por placer,
definiéndola como turismo3. En ambos conceptos, tanto en el de turista como en el de
turismo, aparece como denominador común la motivación recreacional, es decir, el mero
placer como argumento para la realización del viaje. Pero además, en el caso del turista,
se equipara de forma alternativa al placer la cuestión cultural, seguramente para dar
reconocimiento a los viajes que en su época realizaban los hijos de la aristocracia
británica más elitista, considerados como pioneros de la práctica turística y cuya finalidad
primordial consistía en el enriquecimiento cultural del viajero como complemento a la
formación universitaria recibida.
Hay que remontarse a la primera mitad del siglo XX para situar los primeros
estudios realizados sobre turismo en el que economistas europeos empiezan a interesarse

complemento de su formación; es por ello por lo que se suele situar esta costumbre británica en el siglo
XVII como la que marcó el nacimiento del turismo.
3
FERNÁNDEZ FÚSTER L., Introducción a la teoría y técnica del turismo, Alianza Universidad Textos,
1989, p. 21-22. Hace referencia al diccionario ingles The Oxford English Dictionary, situando la palabra
tourist en 1800 con el contenido siguiente: One who makes a tour or tours, sp. One who does this for
recreation; one who travels for pleasure or culture, visiting a number of places for their objects of interest,
scenery or the like. Y a continuación data la palabra tourism en 1811 con la siguiente consideración: The
theory and practice of touring; travelling for pleasure. Interesante cronología de los términos turista y
turismo donde se aprecia que primero fue definida la persona y después el fenómeno. Asimismo es
reseñable la reflexión del autor sobre el carácter de la motivación turística cuando dice que “En sus
principios históricos, y en el concepto simple y vulgar de la palabra, se ha entendido siempre que Turismo
es solamente “viaje por placer”. (…). Y, sin embargo, hay motivos más que suficientes para admitir la tesis
opuesta y aceptar plenamente la multivalente facies del Turismo”.
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TURISMO Y TRABAJO

por este tema, sobre todo para tratar de delimitar un fenómeno que empezaba a tener una
gran repercusión económica, cuestión que no escapó a este colectivo y que fue
determinante en el hecho de que los primeros análisis le correspondiesen a ellos4. Destaca
un grupo de economistas alemanes con muy diversas aportaciones por parte de cada uno,
pero sin duda destaca uno de sus integrantes, Bormann, por ser el primero en introducir
en el concepto de turismo, la motivación, superando definiciones de autores anteriores,
que solo contemplaban el desplazamiento, el aspecto temporal o el lugar de residencia;
completando así los elementos esenciales para la delimitación del turismo. En concreto,
considera como turísticos los viajes que se realicen por placer o por motivos comerciales,
profesionales o análogos. Luego los viajes por placer se erigen en protagonista principal,
pero a la vez se contemplan otras opciones en cuanto al ámbito motivacional, poniéndose
de manifiesto la posibilidad de llevar a cabo traslados más allá de los meramente
placenteros y no por ello dejar de ser considerados como actividades turísticas. Por tanto,
se convierte en un punto de inflexión en el que se supera la realidad más extendida de
asociar tan solo viajes turísticos con actividad ociosa y se incorporan nuevas propuestas
tan antagónicas a la recreacional como pueden ser las de carácter laboral, abriendo a
partir de entonces un nuevo debate sobre qué tipo de viajes deben ser considerados
turísticos y cuáles no. Pero sobre todo conviene destacar el hecho de introducir en la
definición ese nuevo elemento que es el móvil o la razón misma que origina la realización
del viaje.
Con posterioridad, son dos profesores universitarios suizos, Hunziker y Krapf, los
que establecen una nuevo concepto que se convierte en el más utilizado y aceptado de la
época y que consideran el turismo como “el conjunto de las relaciones y fenómenos
producidos por el desplazamiento y permanencia de personas fuera de su lugar de
domicilio, en tanto que dichos desplazamientos y permanencia no estén motivados por
una actividad lucrativa". Se refleja cual debe ser la causa que genera el desplazamiento y
la estancia para ser considerado turismo, aunque sea desde la perspectiva negativa, ya que
en vez de considerar cuales deben ser las razones que lo motivan, se alude a cuales en
cualquier caso deben quedar excluidas. En este sentido se refieren aunque de forma
genérica a todo aquello que suponga una actividad lucrativa, lo que dejaría al margen no
solo aquellas de orden estrictamente laboral, sino también, aquellas otras que se asocian
al posteriormente denominado turismo de negocio, y por tanto recuperando por esta vía y
en sentido contrario la versión original de asociar el turismo tan solo al ámbito
recreacional. La calificación de turismo dada por estos autores helvéticos, abarca un
conjunto de factores, tales como, la actividad, el desplazamiento, la estancia, la persona,
el lugar de residencia y la motivación. Pese a convertirse en un referente para el análisis,
se estiman en su definición una variedad de elementos que van a ir marcando la
delimitación del turismo, a la vez que se amplía notablemente la visión del mismo.

4
VOGELER RUIZ C., y HERNÁNDEZ ARMAND E., El mercado turístico. Estructura operaciones y
procesos de producción, Ramón Areces, 2000, p. 3-5. Se expresa la importancia de conceptualizar el
turismo para poder comprender sus características, a la vez que para diferenciarlo de otras actividades y
disciplinas, aun a sabiendas de la dificultad de realizar tal definición. Son los economistas europeos los
primeros en investigar la materia turística, destacando por un lado, los alemanes de la llamada “Escuela
Berlinesa”, especialmente Bormann en 1930, y por otro, dos profesores suizos de la Universidad de Berna,
Hunziker y Krapf en 1942, que formulan su definición de turismo, siendo estos últimos considerados según
los autores, los padres de la ciencia turística moderna.

21
TURISMO Y TRABAJO

La doctrina mantiene desde estos primeros estudios, unanimidad a la hora de


enlazar la cuestión motivacional al concepto de turismo, convirtiéndose en una constante
hasta nuestros tiempos, lo que no implica necesariamente que exista homogeneidad en su
apreciación ya que es un componente conceptual ciertamente peculiar. En este sentido no
deja de suscitar diversas interpretaciones que no se abandonan ni siquiera en la
actualidad, generando discrepancias en el plano teórico a la hora de considerar qué viajes
se enmarcan en función de esta cuestión en el panorama turístico.

2. El reconocimiento internacional
El turismo va alcanzando una dimensión de tal proporción, que hace muy difícil
saber lo que realmente engloba, y qué va a quedar al margen de tal consideración,
dejando en evidencia su heterogeneidad y versatilidad. Este auge creciente hace que
también fuese objeto de atención por parte de los organismos internacionales, los cuales
tratan de situar este fenómeno, a la vez que instar a todos los Estados con muy diversas
Recomendaciones en todo lo que pudiese afectar a esta realidad imparable.
Es la obtención de información estadística, la que inicialmente marcó el afán
definitorio y clasificatorio del turismo por parte de algunos organismos internacionales,
que pretendían implantar por países, sistemas estadísticos sobre el turismo y generar un
marco comparable. Con esa intención es la Sociedad de Naciones a través de su Comité
de Expertos en Estadísticas quien, en 1937, recomendó una definición de turismo en la
que sería la primera versión internacional, al considerar como tal “la actividad de toda
persona que viaje durante veinticuatro horas o más por cualquier otro país que el de su
residencia habitual” 5.
El factor temporal ya había sido estimado como un elemento intrínseco de la
actividad turística, pero es la primera vez que se marca un periodo mínimo, de al menos
veinticuatro horas, para que adquiera tal naturaleza, sin embargo, nada se dice del periodo
máximo de estancia posible, apreciando en cualquier caso que el retorno es necesario para
la consideración turística, ya que desde los inicios definitorios se alude a expresiones
como: visitar, temporalmente, o fuera del lugar de residencia; que evidencian, sin duda, el
regreso al lugar de origen.

5
AGÜÍ LÓPEZ, J. L., Definiciones: turismo-turista. Estudios Turísticos, 1994, p. 19-20. Se considera la
primera definición turística llevada a cabo por un organismo internacional: la Sociedad de Naciones
(precedente de la Organización de las Naciones Unidas, ONU), la finalidad pretendida era unificar un
concepto que sirviese de referencia para todos los efectos a nivel internacional incluida la realización de un
cómputo estadístico comparable de los distintos países. Por esta cuestión, las referencias van dirigidas a la
consideración de turismo solo en su faceta internacional. Pero no solo se contempla la actividad sino
también, conforme a la definición, quién debe considerarse turista y quién no. En tal sentido reconoce como
“turista a: a) Las personas que efectúen un viaje de placer o por razones de familia, salud, etcétera. b) Las
personas que acudan a una reunión o en calidad de servicio (científicos, administrativos, diplomáticos,
deportistas, etcétera). c) Las personas que viajan por negocios. d) Los visitantes de cruceros marítimos,
incluso cuando la duración de su estancia es inferior a veinticuatro horas. Y no deberían ser considerados
como turistas a: a) Las personas que lleguen provistas o no de contrato de trabajo para ocupar un empleo en
el país o para ejercer una actividad profesional. (…). d) Las personas domiciliadas en un país y que tienen
su trabajo en el país fronterizo. e) Los viajeros en tránsito sin parada en el país, incluso cuando la travesía
del mismo les lleve más de veinticuatro horas”. Se establece así, un marco de referencia, de cara a la
identificación de dichos conceptos en el panorama mundial.
22
TURISMO Y TRABAJO

La mención conceptual del lugar de residencia habitual incorpora además la


referencia del viaje hacia un país distinto al de origen, ampliando por tanto la actividad,
para darle alcance supranacional. Dicha referencia constata la realización de un trayecto
mas allá de las fronteras de cada Estado, manifestando así desde el plano teórico la misma
realidad que en su momento dio origen al concepto de turismo. Desde entonces se
considera el turismo en su vertiente internacional, en lo que parece ser un interés de este
organismo por homogeneizar el concepto a nivel mundial y con ello poder constatar los
datos estadísticos del denominado turismo internacional. De esta forma se obtendría una
información mundial más fiable a partir de los mismos indicadores de referencia, con
independencia del país que los realice.
Al margen de reconocer la propia actividad, se establece con respecto al elemento
personal, a quien se debe y a quien no, considerar como turista. En la calificación
positiva, tal vez lo más sorprendente sea la inclusión en la lista de “los pasajeros en
cruceros”, aun cuando ni siquiera lleguen a las veinticuatro horas marcadas como mínimo
necesario en la regla general. Por tanto, el plazo de estancia en el lugar puede acortarse en
estas ocasiones y seguir siendo considerados turistas, pese al incumplimiento de este
requisito común que opera para el resto de visitantes. La justificación de tal excepción
parece estribar en el hecho de que esta franja temporal suele ser el escenario más habitual
para este tipo de viajes, reuniendo no obstante el resto de condiciones tradicionales, tales
como el desplazamiento a un lugar distinto al habitual o el viaje por puro placer. La
configuración de esta doble escala temporal, tal vez sea el embrión de la clasificación
sobre viajeros que la Organización Mundial del Turismo (OMT) realizará en un momento
histórico posterior, precisamente en función del mismo lapso de tiempo de veinticuatro
horas, para diferenciar dentro de la categoría genérica de visitantes entre turistas
propiamente dichos y excursionistas.
Pero en la definición recomendada de turista destaca sobre todo la ampliación del
espectro motivacional, añadiendo a la clásica del viaje por placer, circunstancias tanto
familiares como de salud, para acudir a una reunión o en calidad de servicio e incluso por
negocios. Luego el recorrido en cuanto a la motivación, evoluciona desde la idea original
de considerar solo como turismo el viaje realizado por puro ocio, hasta introducir incluso,
el desplazamiento que se realice por cuestiones de negocio. La incorporación es bastante
reveladora, toda vez que zarandea los pilares sobre los que se asentó la génesis de la
práctica turística que giraba en torno a la denominada cultura del ocio6, dando cabida a
una actividad de negocio, que se considera precisamente como la negación de ese ocio o
contraria al placer7. Por tanto, la identificación tradicional de turismo igual a ocio, parte

6
MARRERO RODRÍGUEZ J.R., GONZALEZ RAMALLAL M. y SANTANA TURÉGANO M., Manual
de Sociología del Ocio Turístico, Septem ediciones, 2009, p. 59-60, Cuando analizan el ocio en la
antigüedad sitúan en el período de la Grecia clásica el ocio como ideal al alcance de las clases más
favorecidas, dándole “el mayor grado de esplendor y desarrollo que seguramente haya alcanzado jamás”.
Como fenómeno social significativo de la época se señala a los Juegos Olímpicos con una gran capacidad
de convocatoria llegando a congregar una enorme cantidad de personas de todo el territorio, convirtiéndose
así “en una de las primeras manifestaciones de ocio multitudinarias”. Llama también la atención, una
declaración sobre el ocio que los mismos autores atribuyen a Aristóteles que dice “el disponer de ocio
parece ser la base misma del placer, de la felicidad y de la vida dichosa. Ésta no está al alcance de los
ocupados en trabajos, sino de los que disfrutan de tiempo libre”.
7
MAZÓN, T., Sociología del turismo. Ramón Areces, 2001, p. 60. Hablando sobre el ocio romano y como
orientaban esta cultura heredada de los griegos, y como para denominar en latín al ocio usaron la palabra
23
TURISMO Y TRABAJO

desde este instante por una vía compartida, en la que pueden intercalarse actividades no
tan placenteras como las de negocio, y no por ello perder el carácter de turísticas.
La aparición de nuevas motivaciones conforme a la definición dada sobre turismo
por la Sociedad de Naciones se clarifica cuando, en sentido negativo, excluye de la
categoría de turista a aquellos que van a ocupar un empleo o a desarrollar una actividad
profesional en el país receptor, a los trabajadores transfronterizos y a los viajeros en
tránsito.
Por lo que se refiere a la primera de las exclusiones, es decir los que se desplazan
con el propósito de trabajar, se está desligando taxativamente dichas situaciones de
aquellas otras asimilables, en las que sí se consideran expresamente los motivos de
reuniones o negocios como turísticos. Ello pese a que la apariencia inicial pudiese llevar a
confusión, pero se está diferenciando desde esta óptica, por un lado la intención finalista
de obtener un empleo en el lugar de destino; y, por otro, la posibilidad de llevar a cabo
desde el lugar de origen un desplazamiento laboral con fines de reunión o negocio.
Otra de las exclusiones contempladas es la que se genera en zonas fronterizas
donde hay personas que cruzan de un país a otro para trabajar. El hecho de residir en un
territorio y tener necesariamente que cruzar la frontera para el desempeño de una
actividad laboral, para a continuación regresar al domicilio de origen, sin duda va a
ocasionar entradas y salidas internacionales. Una circunstancia que pone de manifiesto
una de las interrelaciones en las que se pueden ver enmarcados los dos elementos
esenciales sobre los que se asienta este estudio: turismo y trabajo; y que sin duda merece
un tratamiento pormenorizado (se hará más adelante).
En último lugar se excluye expresamente a los viajeros en tránsito, es decir
aquellos que van a realizar una escala o travesía para poder alcanzar el destino final. En el
aspecto temporal, no opera el plazo mínimo de referencia de veinticuatro horas en el
destino para ser catalogado como turista, siendo por tanto posible superar dicho periodo
de tiempo en la travesía y no por ello ser considerado como tal. Ya que en estos casos el
viajero no pretende la estancia en el país donde inevitablemente se ha de realizar la
parada o escala técnica, sino que se convierte en un paso inevitable para poder llegar al
destino final.
De las definiciones de turismo y turista realizadas por primera vez por un
organismo internacional podemos destacar una serie de aportaciones que han sido
fundamentales: la primera, el hecho de marcar un límite mínimo de estancia, aunque no
máximo, lo cual permite delimitar en función del cumplimiento de este marco temporal
qué viajes se consideran turísticos y cuáles no. Eso sí, teniendo en cuenta las salvedades
analizadas que eximen de este requisito a los visitantes de cruceros y excluyen pese a su
posible cumplimiento a los viajeros en tránsito. Segunda, considerar solo los viajes a
otros países, por tanto solo el denominado turismo internacional, dejando para otras
estimaciones el que pudiera realizarse dentro de un mismo territorio, es decir el llamado
turismo nacional o doméstico. Tercera, la calificación del elemento personal, en su doble
dimensión positiva y negativa, sirve para encuadrar a su figura central: el turista. A la vez

otium (de la cual deriva la palabra española ocio), y su antónimo se formó con un prefijo negativo
negotium (negocio, para negar la actividad de ocio).
24
TURISMO Y TRABAJO

que permite ampliar y clarificar el panorama de las motivaciones que son objeto de
configuración turística.
Durante el siglo XX, el desarrollo de los medios de transportes se acentúa,
especialmente tras la segunda guerra mundial, seguramente en parte fruto del resultado
empírico que desgraciadamente suelen proporcionar este tipo de acontecimientos. En
cualquier caso, se produce un salto cualitativo y cuantitativo en lo que al transporte se
refiere, y poco a poco también en las infraestructuras necesarias. A la vez, la clase
trabajadora va alcanzando una serie de mejoras laborales a distintos niveles, algunas de
las cuales afectan al tiempo de trabajo, pero sobre todo tiene una especial trascendencia el
reconocimiento de las vacaciones anuales retribuidas, que empieza a proporcionar a la
clase obrera los dos elementos esenciales para la práctica del turismo: tiempo libre y
dinero.
El turismo inicia en su faceta internacional un auge creciente e imparable, la
eclosión se produce en la segunda mitad de ese siglo y es precisamente a partir de
entonces cuando vive también su máximo esplendor el Derecho Internacional Público. Se
crean múltiples y variados organismos mundiales y regionales de carácter supraestatal
que tratan de instaurar un nuevo orden internacional y donde los Estados depositan buena
parte de su confianza para establecer los medios y cauces de protección de sus respectivos
ciudadanos en cuanto que obligación irrenunciable para éstos. Ésa es, por tanto, la
primera función que manifiestan los primeros acuerdos internacionales sobre la materia,
garantizar ciertas condiciones mínimas que permitan a los ciudadanos transitar y ser
respetados en sus derechos básicos con independencia de la nacionalidad que ostenten.
En este contexto se pronunció la Declaración de Derechos Humanos, argumento
de suma valía, que pone de manifiesto el derecho de las personas a circular libremente,
así como, a salir del país y a regresar8. En esta proclamación se reflejan los derechos
básicos de cualquier persona por el mero hecho de serlo, reconociendo por tanto, la
libertad de viajar, como un derecho inalienable del ser humano. Esta Declaración
Universal, que tanto reconocimiento ha tenido a lo largo de la historia mundial más
reciente, también ha servido como fuente del derecho originaria, para su plasmación en
numerosos ordenamientos jurídicos posteriores. Sin ir más lejos, nuestra actual Carta
Magna, en este orden de cosas, alude a la propia Declaración Universal, en su Titulo
Primero, que versa sobre los Derechos y Deberes Fundamentales9.
El turismo continúa con su proyección mundial siguiendo esta estela y con la clara
intención de clarificar los procedimientos que de forma ineludible conlleva el tránsito
internacional. Así puede apreciarse cuando para evitar que se obstaculice el fomento de
los viajes internacionales se lleva a cabo el Convenio sobre Facilidades Aduaneras para el

8
Este reconocimiento aparece ya en la Declaración Universal de Derechos del Hombre, de 8 de diciembre
de 1948, que dice en su art. 13,1, “Toda persona tiene derecho a circular libremente (…) y en su apartado 2,
enuncia que “Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su
país”. Por tanto se evoca como un derecho a la libertad de ir y venir de todos los ciudadanos del mundo.
Aparece de este modo el primer documento de la historia en dar tratamiento de derecho irrenunciable, al
hecho de viajar.
9
Art.10. 2, de la Constitución Española de 1978. que dice lo siguiente: “Las normas relativas a los derechos
fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la
Declaración Universal de Derechos Humanos (…)”.
25
TURISMO Y TRABAJO

Turismo que se firma el 4 de junio de 1954 en Nueva York10 . La contribución más


significativa a nivel conceptual se refiere a la figura del turista, superando la clasificación
anterior dada por el Comité de Estadísticas que lo que hacía era desglosar una doble
ordenación positiva y negativa. En esta denominación se establece un designio único
considerando como tal “a toda persona, sin distinción de raza, sexo o religión, que entre
en territorio de un Estado contratante distinto de aquel en que dicha persona tiene su
residencia habitual y permanezca en él veinticuatro horas cuando menos y no más de seis
meses, en cualquier período de doce meses, con fines de turismo, recreo, deporte, salud,
asuntos familiares, estudio, peregrinaciones religiosas o negocios, sin propósito de
inmigración”. La definición parte de un trato igualitario para todas las personas y por
tanto exenta de discriminación, tal vez, como prolongación de la Declaración precedente
de Derechos Humanos y que a partir de entonces se integra plenamente en el concepto de
turista, ya sin necesidad de mención.
Por lo que al ámbito temporal se refiere, se sigue tomando el mínimo de
veinticuatro horas que se utilizó en la definición para las estadísticas de 1937, pero se
marca por primera vez un límite máximo de seis meses, en un período de referencia de
doce meses. Este límite no hace sino constatar el hecho necesario del regreso al lugar de
residencia habitual, que ha de caracterizar esta actividad para ser considerada como
turística. Por si acaso, solo hace una exclusión en cuanto a la finalidad del viajero, y es
que no se lleve a cabo con el propósito de inmigración. Por lo demás, se contempla toda
una batería de motivaciones, de gran disparidad entre ellas, como son, entre otras, recreo,
salud, estudio, religión o negocios; incluyendo una modalidad de carácter totalizador que
se recoge como “fines de turismo”.
El siguiente documento internacional sobre el turismo, patrocinado por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), se lleva a cabo en Roma, en 1963, se trata
de las Recomendaciones sobre el Turismo Internacional aprobadas en la Conferencia de
las Naciones Unidas. Un documento extenso que trata desde aspectos conceptuales
básicos a deseables estatutos de derechos, pasando por la práctica totalidad de las
cuestiones más importantes del turismo internacional, llegando a calificarlo como una
actividad humana fundamental, como un elemento vital en el Derecho de las Naciones
Unidas11.
En dicho documento, considerado también como código turístico, se recurre de
nuevo a la calificación del elemento personal para interpretar el turismo, aunque el
argumento esgrimido sea otra vez la finalidad estadística internacional. En este escenario
se define de forma novedosa el término “visitante”, designando como tal a la “persona
que visita una país diferente de aquel en el cual tiene de ordinario su residencia, con fines
distintos del de ejercer una ocupación remunerada en el mismo país que visita”, una
definición genérica que abarca el desplazamiento internacional y que excluye como
finalidad, de nuevo, la actividad retribuida en el país visitado. Dicha categoría global

10
FERNÁNDEZ FÚSTER L., Introducción a la teoría y técnica del turismo, Alianza Universidad Textos,
1989, p. 938-940. Recopila el autor una serie de Convenios Internacionales con diferentes repercusiones
turísticas, que encabeza precisamente éste, de Facilidades Aduaneras para el Turismo de 1954, suscrito por
varios gobiernos y ratificado por España en 1958 (BOE 25.11.1958).
11
FERNÁNDEZ FÚSTER L., Historia general del turismo de masas, Alianza Universidad Textos, 1991,
p.692-702. Recoge el texto completo de las bases de Roma, que constituyen según el autor toda una
apología del turismo. Asimismo plasma un extracto de las recomendaciones de la Conferencia, en un
minucioso Informe Final. Consideradas según el autor, durante varios años una especie de código turístico.
26
TURISMO Y TRABAJO

abarca en realidad dos modalidades: el turista propiamente dicho y el excursionista. La


división se basa esencialmente en el hecho de permanecer más de veinticuatro horas, o
menos, en el país visitado.
En el caso del turista, tienen que permanecer un mínimo de veinticuatro horas, por
tanto es la categoría de visitante que más tiempo ha de estar en el destino, eso sí, la
estancia ha de tener carácter temporal, lo que necesariamente implica la intención de
regreso. La finalidad que debe originar el viaje se reparte en dos bloques, el primero,
considerado como placer, que incluye: distracción, vacaciones, salud, instrucción, religión
y deporte; y el segundo bloque, sin categorizar, contempla: negocios, familia, misiones y
reuniones. En cualquier caso, tanto por el tiempo de estancia como por la amplia variedad
motivacional, la figura del turista es la modalidad más numerosa y por tanto sigue siendo
el principal protagonista de la actividad.
Por lo que respecta a los excursionistas, son aquellos visitantes que permanecen
menos de veinticuatro horas en el país visitado, incluyendo los viajeros en cruceros.
Siendo éste un colectivo menos numeroso, aunque con el transcurso del tiempo irá
creciendo considerablemente, fundamentalmente por los grandes avances en los medios
de transporte y las comunicaciones. La visita tan corta que precisa esta categoría implica
la cercanía del enclave a visitar, bien por encontrarse en un país vecino o bien por la
práctica de lo que se denomina turismo itinerante, es decir, aquel que permite tocar varios
destinos limítrofes con estancias breves en cada uno; además de incluir, como ya se
anunciaba, a los viajeros en cruceros, que en dicha época ya existían aunque todavía de
forma muy elitista, sin poder todavía imaginar el volumen que con el transcurso del
tiempo iría adquiriendo esta modalidad de viaje turístico.
A efectos estadísticos se siguen excluyendo los viajeros en tránsito, considerando
como tales a aquellos que durante el trayecto del viaje han de realizar una escala en otro
territorio aunque no entren en el país en el sentido jurídico, es decir, que no superen la
zona de tránsito del aeropuerto o situaciones análogas. Parece lógica la exclusión, al
entender dicha parada como necesaria para poder continuar el viaje y no como objetivo
buscado, pero sobre todo hay que considerar que en estos casos no se ha superado el área
de control internacional que acredita la situación legal del viajero en la nación
correspondiente.
Al margen de estos conceptos esenciales, se reconoce la importancia del turismo
de cara al desarrollo económico, como fuente generadora de empleo, a nivel social,
educativo y cultural. Se valora el papel que desempeñan, las organizaciones
intergubernamentales y no gubernamentales para el cumplimiento de los objetivos
marcados. Asimismo se transmite la importancia de los transportes, el patrimonio, y un
largo etcétera. Todo lo cual evidencia la amplitud del concepto turismo, que se prolonga
de forma ramificada hacia distintas vertientes de muy variada consideración, poniendo de
manifiesto la dificultad y complejidad de su definición.
Como Recomendación singular de la Conferencia de Roma, se exhorta a los
Gobiernos para que, basándose en el reconocimiento de la trascendencia y especialización
que adquieren las agencias de viajes, estimulen su regulación legal y el reconocimiento de
un estatuto profesional. Se pretende tratar legalmente, una realidad que había comenzado
casi un siglo antes cuando el británico Thomas Cook organizó el primer viaje colectivo,

27
TURISMO Y TRABAJO

para convertirse en poco tiempo en un agresivo e innovador agente 12, elaborando


productos de lo más variado e incorporando al mundo del turismo una actividad
organizadora e intermediadora hasta entonces desconocida, al margen de otras muchas
aportaciones, convirtiéndose así en una de las figuras más relevantes de la Historia del
turismo.
El reconocimiento legal de las agencias de viajes había llegado a nuestro país
bastante tiempo antes que las recomendaciones dadas en Roma, puesto que su primera
reglamentación data de 194213, haciéndose eco de una actividad empresarial de
intermediación, que había comenzado varios años antes en nuestro territorio y que hasta
entonces carecía de regulación. Tal vez anticipando la trascendencia y el reconocimiento
que se le iba a dar a las agencias de viajes en el orden internacional, con el desarrollo de
unas funciones asesoras, productoras, pero sobre todo mediadoras, que sirven para hacer
llegar el producto final al viajero y que adquieren un protagonismo que empieza a ser
vital en el panorama turístico internacional.
Hay que situarse en la Conferencia Mundial del Turismo de 1980, con la
denominada Declaración de Manila14, para comprobar la dimensión internacional que ya
para entonces tiene la actividad turística. Se proclama el turismo como actividad esencial,
por sus consecuencias directas en diferentes sectores, por su enorme aportación al
desarrollo socioeconómico, considerando incluso su existencia como un elemento
dinamizador de la paz y el desarrollo equilibrado de todas las regiones del mundo.

12
ALBERT PIÑOLE, I., Gestión y Técnicas de Agencias de Viajes, Editorial Síntesis. Madrid, 1994, p. 19-
21. “Thomas Cook es considerado el padre de las Agencias de Viajes y de la posterior vinculación de las
mismas a las empresas de transportes”. En 1841 se le atribuye la organización del primer viaje colectivo de
la Historia, convirtiéndose en poco tiempo en un agente organizador de productos de lo más variado.
Además realizó otras aportaciones turísticas, destacando la edición de guías de viajes, la fusión con la
compañía belga Wagon-Lits que explotaba los coches-cama de grandes trenes europeos y ser el primero en
emitir “las primeras cartas de crédito o bonos para pagar los servicios solicitados durante el viaje”, también
conocidos como voucher o bonos de viaje, que pasarían a convertirse en una herramienta esencial para el
buen funcionamiento de las agencias de viajes.
13
SANZ DOMÍNGUEZ, C., Régimen jurídico-administrativo de la intermediación turística, Consejería de
Turismo, Comercio y Deporte, 2005, p.318-324. Dentro de la evolución normativa estatal sobre la
intermediación turística se contempla el primer Reglamento de Agencias de Viajes aprobado por Decreto de
19 de febrero de 1942. Considera el autor esta norma como “una disposición breve, pues está constituida
únicamente por nueve artículos, pero, en la que ya se ponen de manifiesto relevantes aspectos del régimen
jurídico-administrativo de la intermediación turística que permanecerán hasta nuestros días”.
Pero no solo se anticipa esta primera reglamentación de agencias de viajes a la Recomendación dada en la
Conferencia de Roma en 1963, sino que también la segunda reglamentación sobre la materia en nuestro país
datada en 1962, es anterior a la misma.
14
Declaración de Manila sobre el turismo mundial, aprobada por la Conferencia Internacional del Turismo
celebrada en Manila (Filipinas) del 27 de septiembre al 10 de octubre de 1980, y que fue convocada por la
OMT. Se hace un recorrido por todos los parabienes del turismo, resaltando el derecho al descanso, con
especial incidencia en el derecho a las vacaciones anuales pagadas de los trabajadores, y la repercusión que
esta circunstancia causó, catapultando el turismo de un ámbito limitado a una minoría, a un ámbito general
totalmente insaturado en la vidas social y económica. Del todo significativo es el párrafo 4, que menciona
“El derecho al uso del tiempo libre y especialmente el derecho de acceso a las vacaciones y a la libertad de
viaje y de turismo, consecuencia natural del derecho al trabajo, están reconocidos, por pertenecer al
desarrollo de la misma personalidad humana en la Declaración Universal de Derechos Humanos así como
acogidos en la legislación de muchos Estados”. Y el párrafo 17, emplazando a los Estados para que
fomenten mejores condiciones de empleo para los trabajadores de la actividad turística.
28
TURISMO Y TRABAJO

Pero esta realidad turística se asienta además sobre la base del reconocimiento
previo del derecho a las vacaciones anuales retribuidas de los trabajadores, lo que se
traduce a su vez en el “reconocimiento de un derecho fundamental del ser humano al
descanso y al ocio”. Este reconocimiento en materia laboral genera no solo un salto
cualitativo en la figura del trabajador, sino que supone un salto cuantitativo en las cifras
de turistas, pasando de ser una actividad limitada a tan solo un sector minoritario de la
sociedad, a instaurarse de pleno en la vida social y económica. Esta realidad de
crecimiento de la actividad turística genera consecuentemente un crecimiento en el
empleo, lo cual es un factor positivo para la economía de cualquier país, pero sobre todo
para aquellos con un menor grado de desarrollo económico que pueden encontrar en el
turismo una vía para poder alcanzar una mejora considerable de su situación.
Se hace eco esta Declaración de la vinculación turismo y condiciones de trabajo,
con llamadas significativas a: la limitación de jornada, la disponibilidad de mayor tiempo
de descanso y ocio, el derecho a vacaciones pagadas y periódicas, el derecho a
distribuirlas durante el periodo anual según las necesidades individuales; o, en relación
con los trabajadores que prestan los servicios turísticos, con menciones al derecho a
mejores condiciones, así como a confirmar y proteger su derecho a la constitución de
sindicatos profesionales y a la negociación colectiva.
Como prolongación de la Declaración de Manila para la aplicación progresiva de
los objetivos marcados, se convoca por la OMT la Reunión Mundial de Turismo de
Acapulco (1982)15. En dicho foro se constata una vez más, que el desarrollo turístico debe
realizarse en un clima de paz y comprensión internacional, a la vez, se plantea que todas
las estrategias marcadas para alcanzar las propuestas de crecimiento turístico
internacional, deben asentarse sobre una serie de conceptos entre los cuales se apunta: la
formación, como ámbito teórico del conocimiento tanto en núcleos receptores como
emisores; la importancia del turismo nacional, sobre todo en aras de una mejor
redistribución de la renta y creación de empleos; así como la libertad de movimiento de
las personas y los viajes.
Pero sobre todo cabe destacar el reconocimiento del derecho al tiempo de
descanso y ocio, el derecho a vacaciones pagadas y periódicas, así como la creación del
marco adecuado tanto social como legislativo, para extender esta circunstancia a todas las
clases sociales. Asentando este planteamiento en cuestiones tales como aceptar el derecho
al descanso como una consecuencia natural del derecho al trabajo, la necesidad de llegar a
todas las capas sociales, incluido el colectivo de trabajadores con rentas más bajas o la
distribución de las vacaciones anuales de forma escalonada respetando las exigencias de
los procesos productivos.
Este llamamiento para armonizar las actuaciones pertinentes se extiende no solo a
los Estados en sus múltiples estructuras, sino también a organizaciones de diversa índole,
entre las que se incluyen las sindicales y patronales.

15
Documento de Acapulco, relativo a la Reunión Mundial de Turismo convocada por la Organización
Mundial del Turismo en Acapulco (México), del 21 al 27 de agosto de 1982. Se estima que dicha Reunión
ha de ser considerada como un paso importante en la aplicación de la Declaración de Manila. Destacando el
apartado 9, letra a), donde se reconocen distintas variables del derecho al descanso, y el apartado 17, donde
se recomienda que para armonizar las acciones propuestas se recurra a “las estructuras nacionales
legislativas, reglamentarias, financieras, sindicales, patronales…”, por tanto a los diversos agentes sociales
con posible implicación en el turismo.
29
TURISMO Y TRABAJO

La redacción de la Carta del Turismo y Código del Turista, aprobados por la


Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo en 198516, nos lleva una vez
más al reconocimiento internacional para toda persona del derecho al descanso y al
tiempo libre, a la limitación de la jornada de trabajo, a las vacaciones periódicas pagadas
y a la libertad de viajar, tal como recoge dicha Carta. Además los Estados son los
destinatarios de las recomendaciones para la adopción de medidas sobre ordenación del
tiempo de trabajo y de descanso, la instauración o en su caso la ampliación del sistema de
vacaciones anuales retribuidas, el fraccionamiento de vacaciones o la especial
consideración hacia el turismo social.
En la mismo sentido se manifiesta la Declaración de la Haya sobre Turismo de
1989, la cual sigue avalando la importancia del turismo en el desarrollo económico y
social, aunque alertando ya de uno de los grandes problemas del turismo mundial, como
es el carácter estacional de la demanda con una clara concentración en determinados
meses del año17. Dicha estacionalidad se atribuye no solo a cuestiones climatológicas sino
también al cierre anual de industrias, forzadas por ciertas normas del sector y al disfrute
de vacaciones pagadas en el periodo coincidente con el de las vacaciones escolares. Ante
esto último se plantea una recomendación muy concreta dirigida a los países emisores,
para que escalonen tanto las vacaciones escolares como la de los propios trabajadores.
En definitiva, por lo que al aspecto laboral se refiere, en todas y cada una de estas
resoluciones se incluyen menciones al papel del turismo en el intercambio económico y
cultural como eficaz instrumento de conocimiento mutuo y, por tanto elemento
dinamizador de la paz y el desarrollo equilibrado de todas las regiones del mundo, pero
siempre sobre la base del reconocimiento previo tanto del derecho al descanso y a las
vacaciones de los ciudadanos-trabajadores de los países emisores, como la obligación de
los Estados receptores de fomentar mejores condiciones de empleo para los trabajadores
de la actividad turística.
Todo ello sin olvidar que la práctica totalidad de estas menciones, tanto por su
ambigua y escasa concreción, como por el propio carácter de mera Recomendación o
Resolución, no crean verdaderos derechos y obligaciones para los Estados, carecen por
así decirlo de la fuerza y vigencia propia de las verdaderas normas jurídicas.

16
Carta del Turismo y Código del Turista, aprobados por la Asamblea General de la Organización Mundial
del Turismo, reunida en Sofía (Republica Popular de Bulgaria), en su sexta reunión ordinaria, del 17 al 26
de septiembre de 1985. Dichos documentos se inspiran tanto en la Declaración Universal de Derechos
Humanos de 1948 como en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966,
el cual invitaba a los estados a garantizar a toda persona “el descanso, el disfrute del tiempo libre, la
limitación razonable de las horas de trabajo y las vacaciones pagadas, así como la remuneración de los días
festivos”, incorpora con respecto a otros documentos internacionales sobre la materia, la necesidad de
retribuir también los días festivos. Especial atención merece el artículo primero apartado uno de la Carta del
Turismo, donde se hace eco del reconocimiento universal a todas las personas de los derechos al descanso y
tiempo libre, a la limitación de jornada, al reconocimiento de las vacaciones pagadas y a la libertad de
viajar; así como el artículo tercero apartado d) que emplaza a los Estados a la ordenación de diversas
cuestiones de índole socio-laboral.
17
Declaración de la Haya sobre Turismo, de la Conferencia Interparlamentaria sobre Turismo, organizada
de forma conjunta por la Unión Interparlamentaria y la Organización Mundial del Turismo, del 10 al 14 de
abril de 1989, en la Haya (Países Bajos), por invitación del Grupo Interparlamentario de los Países Bajos.
Se considera la estacionalidad en la Conclusión número 14 que enlaza a este respecto con el apartado
número 28 de las Recomendaciones.
30
TURISMO Y TRABAJO

3. El concepto de turismo según la Organización Mundial del Turismo


La Organización Mundial del Turismo (OMT) es una organización
intergubernamental en el ámbito del turismo mundial que ha estado presente como parte
significativa en todas aquellas Conferencias Internacionales de Turismo que se han ido
celebrando. Continuando con su labor, es precisamente en uno de estos escenarios donde
se marca un punto de inflexión en cuanto a definiciones turísticas se refiere, en concreto
en la Conferencia sobre Viajes y Estadísticas de Turismo, conocida como la Conferencia
de Ottawa, celebrada en 199118. En este sentido, y con la pretensión de unificar criterios
que sirviesen para las estadísticas sobre turismo, se elaboraron una serie de
Recomendaciones, entre las cuales destaca aquella que definió el turismo como:
“Las actividades de las personas que se desplazan a un lugar distinto al de su
entorno habitual, por menos de un determinado tiempo y por un motivo principal
distinto al de ejercer una actividad que se remunere en el lugar visitado y donde:
a) La noción de “entorno habitual” excluye como turísticos los desplazamientos
dentro del lugar de residencia habitual y los que tienen carácter rutinario.
b) La noción de “duración” por menos de un determinado tiempo implica que se
excluyen las migraciones a largo plazo.
c) La noción de “motivo principal distinto al de ejercer una actividad que se
remunere en el lugar visitado” implica que se excluyan los movimientos
migratorios de carácter laboral.”
Dicha recomendación definitoria aprobada por la OMT, sería posteriormente
adoptada por la Comisión de Estadísticas de las Naciones Unidas en 1993.
La última aportación a la calificación turística se lleva a cabo tras la Conferencia
Mundial Enzo Paci de 199919, en la que se añade al concepto de turismo una precisión
sobre el ámbito motivacional, en el sentido de no computar aquellos desplazamientos
cuya finalidad fuese para ejercer una actividad retribuida en el destino, dejando
conformada la definición de turismo definitivamente y hasta la actualidad como “las
actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al
de sus entorno habitual, por un periodo de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines
de ocio, por negocios y otros motivos no relacionados con el ejercicio de una actividad
remunerada en el lugar visitado”.
18
Conferencia de Ottawa, organizada por las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Turismo y el
Gobierno de Canadá, celebrada en Ottawa (Canadá) del 24 al 28 de junio de 1991, con el objetivo de
unificar criterios para la realización de estadísticas internacionales sobre turismo y donde se acordaron una
serie de Recomendaciones, que fueron definitivamente adoptadas por la Comisión de Estadísticas de las
Naciones Unidas en 1993. Estos criterios y la definición que consideraba al turismo como “Las actividades
que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos a su entorno habitual, por un
período de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, por negocios y otros motivos”, fueron
también adoptados de manera oficial ese mismo año por la Organización de las Naciones Unidas.
Posteriormente, en 1994, dicha Institución junto con la Organización Mundial del Turismo publicarían estas
Recomendaciones sobre Estadísticas de Turismo.
19
Conferencia Mundial Enzo Paci sobre la Evaluación de la Incidencia Económica del Turismo, llevada a
cabo en Niza (Francia) del 15 al 18 de junio de 1999, y cuyas Resoluciones fueron aprobadas por la
Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo, celebrada en Santiago (Chile) del 24 de
septiembre al 1 de octubre de 1999.
31
TURISMO Y TRABAJO

Esta forma de conceptuar el turismo, es la que ha sido mayoritariamente aceptada


por todos los agentes implicados en el sector y la que ha servido para la unificación de
criterios a distintos niveles, además del inicialmente pretendido sobre estadísticas
turísticas internacionales. Cabe también destacar como posteriormente se le atribuye a la
OMT el reconocimiento de organismo especializado de las Naciones Unidas20,
erigiéndose desde entonces en el máximo exponente institucional del turismo
internacional.

3.1. Elementos definitorios


Queda así conformado el concepto de turismo, sirviendo por tanto de base para
poder comprender dicha actividad, lo cual no está exento de algunas reflexiones sobre los
elementos que definen esta cuestión ya que sigue siendo difícil de precisar, toda vez que
el elenco de situaciones a incluir puede ser de muy diversa índole y permitir por tanto, no
pocas interpretaciones al respecto. Partiendo de los factores definitorios, hay que
considerar que esta actividad implica un desplazamiento internacional, una duración
determinada, y una motivación, solo fruto de esta combinación podremos obtener el
resultado turístico, pero es preciso desgranar al mismo tiempo cada cual, para saber en
qué entorno debe considerarse esta cuestión y qué tipo de situaciones relacionadas
deberán ser en su caso excluidas.

3.1.1. El desplazamiento internacional


Con respecto al primero de los elementos, el desplazamiento, hay que considerarlo
como un factor necesario para poder calificar esta actividad como turística. Partiendo de
esta premisa, hay que entender que no todo desplazamiento por el mero hecho de ser
realizado va a atribuírsele tal consideración, sino que han de confluir una serie de
circunstancias como consecuencia del mismo para poder estimar que forma parte de ese
marco turístico.
Una primera cuestión nos lleva a interpretar como turísticos tan solo aquellos
desplazamientos que se realicen a un lugar distinto al entorno habitual. En este sentido,
hay que recordar que la primera aclaración de la Conferencia de Ottawa, descarta los
desplazamientos que se realicen dentro del lugar de residencia habitual y aquellos otros
de carácter rutinario.
Luego es necesario, con carácter previo, establecer el lugar de procedencia del
viajero, delimitando el concepto de residencia habitual. Pero este aspecto no se somete a
un único criterio. Así, desde el punto de vista jurídico, la residencia habitual aparece
mencionada en varias ramas del derecho, fundamentalmente para situar al individuo y
poder aplicarle las leyes oportunas. Desde una perspectiva del Derecho Privado, lo que se
revela, para fijar un lugar como residencia habitual, es la necesaria combinación de dos
elementos: por un lado, la ubicación física de la persona en dicho lugar; y por otro lado, la

20
Resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 23 de diciembre de 2003, donde
se constata dicho reconocimiento según Acuerdo 58/232 entre Naciones Unidas y la Organización Mundial
del Turismo.
32
TURISMO Y TRABAJO

intención de permanecer por un tiempo en ese lugar21. No obstante, en otras disciplinas


jurídicas, como el Derecho Fiscal, se establece más que como una intención de residir,
como una presunción que se ha de aplicar en ciertos casos, se tenga realmente el ánimo, o
no, de fijar dicha residencia.
Cuando de lo que se trata es de un análisis internacional, el área de referencia ha
de ampliarse sirviendo como dato, el país de residencia. Circunstancia marcada tanto por
la delimitación administrativa, que es el territorio nacional correspondiente, como por la
residencia en sí, o la pretensión de residir de forma prolongada en dicho territorio.
Sin embargo, desde la perspectiva turística se va más allá a la hora de tener que
fijar cual ha de ser el punto de partida en los desplazamientos para ser calificados como
viajes turísticos. En este sentido, el ámbito territorial de referencia viene marcado no solo
por el lugar de residencia, sino por lo que se denomina como “entorno habitual”, es decir
un espacio geográfico en el que se desenvuelve de forma cotidiana la persona y que
pretende ser el elemento diferenciador con respecto al lugar de destino, que ha de ser
aquel que precisamente ha de romper esa situación para poder otorgarle el carácter
turístico.
La Comisión Europea estableció una definición a este respecto considerando que
“el entorno habitual de una persona consiste en las proximidades directas de su hogar y su
lugar de trabajo o estudio y en los otros lugares que visita con frecuencia”22. Se basa por
tanto en dos dimensiones: la proximidad y la frecuencia.
La proximidad, trata de abarcar según esta definición, los lugares más cercanos al
de residencia, aunque fuesen rara vez visitados. Es decir, se toma como referencia el lugar
de residencia de cada persona, en lo que debía entenderse como aquel en el que se
localizaba el domicilio, para a partir de aquí ser ampliado hasta lugares cercanos, sin
especificar realmente que grado de cercanía deben tener, o por mejor entender, cual es la
distancia que debe abarcar dicho entorno. Por si acaso, se especifica que también deben
formar parte del entorno habitual esos lugares cercanos aunque fuesen visitados rara vez,
por tanto, siempre que estén territorialmente próximos deben incluirse, y ello con total
independencia de si son poco visitados o ni siquiera conocidos. En definitiva, una regla
carente por si misma de la precisión necesaria, sirviendo en todo caso a modo orientativo
según las circunstancias de cada viajero.
La otra dimensión se refiere a la frecuencia, es decir, que también deben formar
parte del entorno habitual, aquellos lugares visitados con carácter rutinario, debiendo
entenderse como tales los que se llevaban a cabo con cierta frecuencia (como media una
vez a la semana o más a menudo), desde la residencia habitual hasta lugares que
conformaban la actividad cotidiana de la persona, en sus múltiples facetas, ya sean
21
AURIOLES MARTÍN, A., Introducción al Derecho Turístico, Tecnos, 2005, p. 29-30. Analiza los
elementos definitorios de la actividad turística, considerando como tal el desplazamiento y la estancia de las
personas fuera de su entorno habitual, donde relaciona el criterio de la residencia habitual con el domicilio
legal, para fijar a la persona un lugar de localización a los efectos jurídicos oportunos. Concluye no obstante
el autor que domicilio y residencia habitual son conceptos asimilables pero no idénticos, así como “tampoco
debe confundirse la noción de residencia habitual con el entorno habitual de una persona. Éste alude a un
espacio geográfico, aquélla a un punto geográfico concreto y determinado”.
22
Decisión de la Comisión Europea de 9 de diciembre de 1998, sobre los procedimientos de aplicación de
la Directiva 95/57/CE del Consejo sobre la recogida de información estadística en el ámbito del turismo
(DOCE L 9, de 15.1.1999). Definición de entorno habitual.
33
TURISMO Y TRABAJO

laborales, de estudios o de cualquier otra índole. Luego el carácter repetitivo de ese hábito
es la condición que se estipula para excluir como turísticos a ciertos desplazamientos, con
independencia para estas situaciones de la distancia recorrida. Lo cual no solo va a dejar
al margen visitas a lugares cercanos, que suelen ser los más comunes, sino también, a
aquellos otros que se realizan a cierta distancia del lugar de residencia pero son
frecuentes, o incluso en otro país. Por tanto lo más significativo para su consideración de
entorno habitual es la regularidad en la visita, con independencia de otros factores como
la distancia o la delimitación administrativa.
Por tanto, una definición de entorno habitual que aunque poco precisa si podía
servir a modo ilustrativo, para otorgar a cada persona un espacio territorial y solo uno, de
estas características. Aunque no obstante, a nivel europeo vuelve a definirse el concepto
de “entorno habitual” a los mismos efectos de estadísticas de turismo, considerando como
tal “el área geográfica formada por zonas no necesariamente contiguas, en las que una
persona lleva a cabo habitualmente sus actividades que se determinará sobre la base de
los siguientes criterios: el traspaso de fronteras administrativas o la distancia desde el
lugar de residencia habitual, la duración de la visita, su frecuencia y el objetivo de la
misma”23.
Se define otra vez el entorno habitual de forma poco precisa, estableciendo una
serie de criterios para tratar de asignar un espacio geográfico a cada persona, cuestión que
no queda del todo clara, conectando la realización de actividades habituales con algún
criterio específico, como el traspaso de fronteras, y otros, como la distancia, la duración,
la frecuencia y el objetivo, que carecen de concreción; en cualquier caso, del análisis
conjunto de todos estos elementos debería poder asignarle a cada viajero un territorio
delimitador de estas características.
Con la misma perspectiva se define el “entorno habitual” desde las organizaciones
internacionales como: “la zona geográfica (aunque no necesariamente contigua) en la que
una persona realiza sus actividades cotidianas habituales”24. Es decir, se simplifica el
concepto sin más precisiones que las que corresponden al espacio donde se desarrollan las
actividades habituales del sujeto. Siendo por tanto, una característica personal con
conexión específica a un territorio determinado, que sirve de referencia para incluir a
priori en la categoría de visitante turístico, a los viajeros cuyos desplazamientos se
realicen fuera de dicho entorno
Por otro lado, conviene precisar que no debe confundirse el lugar de residencia
habitual con la residencia de vacaciones, que tal como indica su denominación, incluye la
estancia en dicho lugar por motivos ociosos. Suele ser una práctica habitual en zonas de
interés turístico, donde en determinadas épocas del año, acude una gran cantidad de
personas que posee una vivienda allí para pasar las vacaciones, normalmente en periodo

23
Reglamento (UE) Nº 692/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo de 6 de julio de 2011 (DOUE L
192, de 22.7.2011) relativo a las estadísticas europeas sobre el turismo y por el que se deroga la Directiva
95/57/CE del Consejo. Art. 2.1. e), definición de “entorno habitual”.
24
Naciones Unidas y Organización Mundial del Turismo, Recomendaciones internacionales para
estadísticas de turismo 2008, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, División de Estadística,
Serie M, núm. 83/Rev. 1, Madrid/Nueva York, 2010. Párr. 2.21 a 2.25. Donde se marcan los parámetros
para clarificar lo que ha de considerarse “el entorno habitual de una persona”, aclarando conceptos y
situaciones que pueden surgir sobre esta cuestión, a la vez que recomienda a los diferentes países que
determinen algunas consideraciones para tratar de unificar los criterios estadísticos del turismo.
34
TURISMO Y TRABAJO

estival y que debe excluirse por tanto del concepto “entorno habitual”. La permanencia en
la localidad de descanso puede ser más o menos prolongada, pero no debe extenderse
hasta tal punto que pueda confundirse con el lugar de residencia habitual, ya que entonces
dejaría de considerarse como lugar vacacional. Por tanto, esta residencia de temporada
queda al margen del espacio habitual y debe estimarse a la hora de analizar los
desplazamientos turísticos, es más, genera una tipología en sí misma, denominada turismo
de estancia o residencial.
Además, hay al menos que valorar dos factores que están directamente
relacionados con el desplazamiento: el transporte como medio necesario para la
realización del viaje y la distancia mínima que hay que recorrer para que se considere
turístico.
En lo referente al transporte, pese a que no aparece en la definición dada por la
OMT, hay que destacar que sin duda es un medio necesario para la práctica de la
actividad turística, que fruto de su evolución histórica ha condicionado en gran medida el
desarrollo de los movimientos turísticos, siendo precisamente los avances y mejoras que
han ido alcanzando uno de los grandes detonantes de la extraordinaria dimensión que ha
alcanzado hoy en día el fenómeno del turismo. Incluso una de sus modalidades en el
transporte marítimo, la de barcos de crucero, ha sido mencionada en diferentes fases del
reconocimiento internacional, para incluir expresamente a sus pasajeros en la categoría de
turista. Luego es indudable el papel que juega el transporte en el mundo del turismo con
carácter general, pero lo es aún más a la hora de materializar uno de sus elementos
básicos como es el desplazamiento.
En cuanto a la distancia mínima a realizar para obtener la consideración turística,
es un componente que tampoco viene aclarado en la definición, incluso se menciona la
posibilidad de que el entorno habitual este formado por zonas no necesariamente
contiguas, lo cual complica la cuestión ya que la casuística puede ser de lo más variada. A
priori, no deberían incluirse aquellos que se realicen en un espacio demasiado próximo al
domicilio de partida, fundamentalmente para evitar que se desvirtúe la esencia de los
viajes por motivos turísticos y ser confundidos con otros desplazamientos más frecuentes,
que entran a formar parte de la vida cotidiana de las personas. No obstante, estas
situaciones pueden generarse con alguna frecuencia en el llamado turismo interno, es
decir, aquel que se realiza dentro de un determinado país; donde realmente no existe un
factor concluyente en cuanto a la distancia mínima necesaria y se basa más bien en el
hecho de desplazarse a otro municipio siempre que no sea con carácter habitual.
Cuestión distinta sucede en el turismo internacional, siendo este el gran referente,
donde la distancia a recorrer no es decisiva, ya que en estos casos hay un hecho relevante
que condiciona su propia naturaleza, el traspaso de fronteras. En este último caso hay que
aclarar lo que ha de entenderse por traspaso de fronteras, en el sentido de pasar del
territorio administrativo de un determinado país hacia otro, y no debe confundirse con
algo que tradicionalmente viene asociado a los movimientos internacionales de viajeros,
como son los controles fronterizos. Siendo en cualquier caso determinante a efectos
turísticos el traspaso de fronteras y no el paso del puesto fronterizo de control, de hecho,
en la región con mas movimiento de turistas a nivel mundial como es Europa, y
precisamente para facilitar la libre circulación de personas por gran parte de su territorio

35
TURISMO Y TRABAJO

se suprimieron la fronteras interiores en virtud del Acuerdo de Schengen25. Luego pese a


la desaparición de estos controles en el espacio común, dejando tan solo los denominados
controles exteriores, se ha de seguir considerando la existencia de viajes turísticos, al
menos desde el punto de vista del desplazamiento, siempre y cuando se pase
territorialmente hablando de un Estado a otro.
Por último, hay que matizar que el desplazamiento es un elemento necesario para
la actividad turística, la cual lleva inherente el consumo de productos turísticos, lo que no
debe llevar al equívoco de identificar actividad turística con consumo turístico. De hecho,
también es posible llevar a cabo un consumo de productos turísticos por aquellas personas
que habitualmente residen en el lugar de destino, sin que sea necesario realizar ningún
desplazamiento, como pueden ser: la visita a museos de su ciudad, la asistencia a un
congreso en su misma localidad, pernoctar en un alojamiento turístico…etc., que en
ningún caso es suficiente para otorgarle la categoría de turista. En otros casos, será
posible que el consumo inicial del producto turístico sea necesario llevarlo a cabo en
origen, como es el caso de las reservas realizadas en las agencias de viajes, convirtiéndose
desde entonces en turistas potenciales, quedando por tanto a la espera de materializar el
viaje. Se diferencia una vez más, la actividad turística con el consumo de productos
turísticos, que como puede apreciarse en estos casos, es posible y necesario confeccionar
en el lugar de residencia, sin que hasta entonces se produzca el desplazamiento y sin
ostentar todavía la categoría de turista.

3.1.2. La duración del viaje


La duración, es otro de los elementos que conforman la definición de turismo, ya
que solo va a considerarse como turístico, el viaje de ida y vuelta, entendiendo como tal,
aquel que conlleva regresar al punto de origen, bien de forma directa, lo que suele ser más
frecuente, o bien visitando varios destinos antes del regreso, en lo que se conoce como
turismo itinerante.
Este elemento tiene carácter objetivo y puede ser contrastado, aunque realmente su
verificación ha de ser a posteriori, ya que las previsiones inicialmente marcadas pueden
ser alteradas por causas sobrevenidas o ajenas a la voluntad inicial. Eso sí, en cualquier
caso para otorgarle naturaleza turística el viaje ha de llevarse a cabo dentro de un
determinado margen temporal, el cual debe ser realizado según se desprende del concepto
de referencia, dentro de un periodo consecutivo inferior a un año.
El límite temporal de un año, se establece, para evitar que la estancia prolongada
del viajero en un determinado lugar se convierta en su entorno habitual y por tanto pueda
apreciarse la exclusión que se da a este respecto desde el propio concepto. Seguramente
uno de los argumentos justificativos sobre la temporalidad, pretenda diferenciar las

25
Instrumento de Ratificación de 23 de julio de 1993 del protocolo de adhesión del Gobierno de España al
Acuerdo entre los gobiernos de los Estados de la Unión Económica Benelux, de la República Federal de
Alemania y de la República Francesa relativo a la supresión gradual de los controles en las fronteras
comunes, firmado en Schengen el 14 de junio de 1985, tal como quedó enmendado por el Protocolo de
Adhesión del Gobierno de la República Italiana, firmado en París el 27 de noviembre de 1990, cuya
aplicación provisional fue publicada en el BOE nº 181, de 30.7.1991 (BOE nº 62, de 13.3.1997).

36
TURISMO Y TRABAJO

necesidades del viajero con la de los residentes, ya que conforme va avanzando la


estancia la confusión se hace más evidente. Y ello con independencia del tiempo
necesario para adquirir la residencia del lugar, que es una circunstancia que ira variando
en función del territorio en el que se encuentre el visitante, y que puede condicionar desde
la voluntariedad del viajante en adquirirla hasta la esencia del propio viaje.
Conviene no obstante aclarar que según las Recomendaciones dadas como
referencia26, la duración máxima de un año ha de ser a un destino principal para su
consideración como viaje turístico, de lo que se deduce la posibilidad aunque algo más
remota, que el periplo en su conjunto pueda abarcar un periodo superior al año. Esta
situación se daría en aquellos casos menos frecuentes, en los que el viaje se llevase a cabo
de forma itinerante por varios destinos con largas estancias en cada uno a modo de
trotamundos, generando un largo recorrido con vuelta al punto de partida, lo que al final
podría suponer un periodo de tiempo global superior al año sin por ello tener que perder
esta condición de viaje turístico.
El criterio temporal viene marcado por el tiempo máximo de duración sin que en
principio se establezca un plazo mínimo necesario para catalogar la actividad como
turística. No quiere esto decir que el espacio temporal mínimo no tenga ninguna
repercusión, ya que al menos a efectos estadísticos, se hace una diferenciación en función
del tiempo de permanencia en el lugar visitado que afecta a la propia categoría de
visitante. Así, se considera turista, al visitante que pernocta al menos una noche en el
destino y se considera como visitante del día o excursionista, a aquel que no pernocta,
luego en este último caso, sería suficiente con la mera llegada al lugar, siempre que no sea
en tránsito. No obstante, en algunos casos se contempla una duración mínima de la visita
de al menos tres horas27, para otorgar la categoría de excursionista, aunque sea a efectos
discriminatorios, despreciando tal vez, estancias en el destino de cortísima duración por
ser poco indicativas, y siempre proyectando este tipo de situaciones en el panorama
internacional.
La clasificación de visitantes en función del tiempo de permanencia en el lugar de
destino, nos deja una denominación de turista a nivel estadístico que difiere en algo de la
comúnmente usada por la mayoría de la sociedad, ya que en este último caso, turista es
todo aquel que viaja, sin más precisiones ni matices. Sin embargo, según la propia OMT,
a efectos estadísticos y desde el punto de vista temporal, solo se considera turista a aquel
que efectúa una estancia por tiempo consecutivo inferior a un año y si la estancia es
menor de veinticuatro horas se califica como excursionista. Por tanto el criterio temporal
delimita a los viajeros en una categoría genérica denominada visitante, que a su vez se
subdivide en la calificación de turista propiamente dicho y en otra denominada
excursionista o visitante del día.
Estas dos clases de visitantes tienen su reconocimiento en los términos aludidos en
el llamado turismo internacional, sin embargo, la cuestión puede variar cuando el análisis

26
Naciones Unidas y Organización Mundial del Turismo, Recomendaciones internacionales para
estadísticas de turismo 2008. (RIET 2008 -OMT-)
27
Instituto Nacional de Estadística (INE), Estadística de Movimientos Turísticos en Frontera y Encuesta de
Gasto Turístico (FRONTUR-EGATUR), Metodología, noviembre de 2015. Al establecer las características
fundamentales objeto de estudio en el apartado 7.2 sobre que ha de considerarse excursión, dice que ha de
tenerse en cuenta el criterio de la duración de la visita, que ha de ser de al menos tres horas.
37
TURISMO Y TRABAJO

se hace desde el panorama del denominado turismo interno28, ya que en estos casos no
solo varía el lugar de procedencia y destino, que se refiere a un solo país, sino que
también es diferente el tiempo máximo que se ha de permanecer en el lugar de llegada, ya
que para el caso del turista sería un tope de seis meses. Para la otra modalidad de
visitante, la de excursionista, el criterio temporal de referencia tanto en el caso del
turismo internacional como en el del turismo interno sigue siendo el mismo.
Por tanto el elemento temporal, condiciona la propia denominación de la actividad
como turismo, excluyendo los viajes de no retorno, y las migraciones de larga duración,
cuya demanda de elementos y servicios, tiende a identificarse con la población residente y
cuya finalidad se aleja del prototipo de experiencia turística. El marco temporal de un año
debe ser estimado en el lugar donde ha transcurrido la mayor parte del tiempo el viajero,
es decir en el considerado destino principal, que en los viajes monodestino coincidirá con
el tiempo del viaje total, no así, cuando lo que se realiza es un viaje multidestino donde
habrá que computar como referente el de máxima estancia, y por tanto no coincidirá con
la duración global del viaje, pudiendo incluso en determinados casos aunque sean los
menos, superar el periodo de un año desde el inicio del viaje.
A la vez, la duración sirve como método diferenciador de las dos categorías de
visitantes incluidas a efectos estadísticos por la OMT: por un lado el turista, que ha de
alojarse en el lugar de destino sin exceder el período de un año en el destino principal, y
por otro, la figura del excursionista o visitante del día que debe estar menos de
veinticuatro horas y no pernoctar. Con independencia que para este último caso, en
determinados estudios o análisis se tenga en cuenta incluso un tiempo mínimo de tres
horas en la visita para poder darle esa consideración de excursionista.

3.1.3. La motivación. Especial relevancia de la finalidad laboral


El tercer elemento que conforma la definición de turismo es la motivación, un
factor que a diferencia de los dos anteriores tiene carácter subjetivo, y por tanto la
finalidad que incita al turista a realizar un viaje tiene un carácter íntimo y personal que
difiere en cada caso. El ámbito motivacional ha ido variando en el escenario turístico con
el devenir de los tiempos, así, en un primer momento solo se identificaba como turismo,
el que se realizaba simple y llanamente por puro placer, pero esta formulación inicial ha
ido evolucionando hasta la actualidad, donde es posible llevar a cabo viajes turísticos por
múltiples y variadas razones. A raíz de estas cuestiones, se plantean diferentes
modalidades clasificatorias, que tienden a agruparse de forma genérica según criterios de
afinidad, lo que deriva en la existencia a nivel práctico de numerosas posibilidades de
interpretar estas motivaciones.
La OMT, como máximo exponente institucional del turismo internacional,
distingue dos grandes categorías en cuanto a la motivación principal, por un lado,
28
AGÜÍ LÓPEZ, J. L., Definiciones: turismo-turista. Estudios Turísticos, 1994, p. 20-21. Se hace eco el
autor de las Resoluciones de la Conferencia de Ottawa, estableciendo un cuadro con una serie de
definiciones de base, distinguiendo en cada término entre Turismo Internacional (Receptor y Emisor) y
Turismo Interno, así, al margen del lugar de procedencia y llegada, que distingue a ambas modalidades, la
diferencia fundamental estriba en el período máximo de estancia en el destino, que tanto para el concepto
genérico de visitante como el específico de turista, no puede ser superior a seis meses en la referencia del
Turismo Interno, a diferencia del año que se marcaba de límite en la referencia Internacional.
38
TURISMO Y TRABAJO

“motivos personales” y por otro, “negocios y motivos profesionales”29. Se contemplan


dentro del ámbito personal los motivos de vacaciones, ocio y recreo junto a otras
opciones tan variadas como pueden ser: la formación, la religión o la salud; sin embargo,
la otra gran categoría aparece de forma única como negocios y motivos profesionales, lo
cual, da una idea de lo antagónicas que pueden llegar a ser las razones para llevar a cabo
la realización de un viaje. Se supera por tanto, la fase original que incluían tan solo
aquellas actividades que derivaban de motivaciones lúdicas, para fijar otras muchas
opciones más acordes a las tendencias actuales.
Hay que destacar, que a la hora de realizar un viaje pueden existir varias razones,
que con mayor o menor intensidad van a influir en la decisión final, incluso alguna o
varias, pueden surgir una vez iniciado el viaje, según este planteamiento se van a poder
clasificar entre principales, accesorias o secundarias, y sobrevenidas 30. Pero de todos los
motivos posibles, tan solo interesa, al menos a estos efectos, cual ha sido el principal,
entendiendo como tal, aquel sin el cual el viaje no habría tenido lugar, siendo en cualquier
caso esta finalidad la que va a servir para determinar si éste puede considerarse un viaje
turístico, y si el viajero puede considerarse un visitante ya sea como turista o
excursionista31.
Pero desde este punto de vista subjetivo, no siempre es fácil discernir cual es la
verdadera causa del viaje, máxime cuando se da una relación tan singular como la de
trabajo-turismo, ya que los aspectos motivacionales del viajero pueden obedecer a
factores condicionantes, tal y como sucede en aquellos casos en los que se busca realizar
un trabajo en el destino que sirva como medio para poder financiar el viaje. Desde este
planteamiento se pueden clasificar los viajeros entre “non-institutionalised working
tourist” y “migrant tourism workers”. En la primera modalidad, se incluyen entre otros
aquellos viajeros que realizan un trabajo ocasional en aras de prolongar su viaje,
incorporándose a la categoría genérica de “working tourists” (“turistas de trabajo”). La
segunda modalidad, se refiere a aquellos que viajan con el fin de ganarse la vida y
divertirse al mismo tiempo, se incluye en otra gran categoría denominada “travelling
workers” (“trabajadores que viajan”) 32. Por tanto, este carácter subjetivo puede no ser
29
Naciones Unidas y Organización Mundial del Turismo (OMT), Recomendaciones internacionales para
estadísticas de turismo 2008, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, División de Estadística,
Serie M, núm. 83/Rev. 1, Madrid/Nueva York, 2010. Párr. 3.10 a 3.21. Y Naciones Unidas y Organización
Mundial del Turismo (OMT), Cuentas satélite de turismo: Recomendaciones sobre el marco conceptual,
2008, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, División de Estadística, Serie F, núm. 80/Rev. 1,
Luxemburgo/Madrid/Nueva York/París, 2010. Párr. 2.15 a 2.18. Con expresa remisión desde el marco
conceptual de las cuentas satélite a las Recomendaciones internacionales para estadísticas de turismo dadas
al respecto. Así, se desarrollan estas Recomendaciones sobre el motivo principal de un viaje turístico, en
particular se da una clasificación de los viajes turísticos por dicho motivo, distinguiendo entre dos grandes
categorías: “motivos personales” y “negocios y motivos profesionales”. Subdividiendo a su vez los
personales en: “vacaciones, recreo y ocio”, “visitas a familiares y amigos”, “educación y formación”, “salud
y atención medica”, “religión/peregrinaciones”, “compras”, “transito” y “otros motivos”.
30
VOGELER RUIZ C.; HERNÁNDEZ ARMAND E., El mercado turístico. Estructura operaciones y
procesos de producción, Ramón Areces, 2000, p. 219-222. Sobre la motivación turística.
31
Vid. Apartados 3.10. y 3.11., RIET 2008 (OMT).
32
URIELY, N. ‘Travelling workers’ and ‘working tourists’: variations across the interaction between work
and tourism. International Journal of Tourism Research, 2001, vol. 3, nº 1, p. 1-8. Establece el autor
distintas variables que se dan en la interacción entre trabajo y turismo, clasificando estos viajeros en dos
grandes categorías, que denomina “working tourist” (“turistas de trabajo”) y “travelling workers”
(“trabajadores que viajan”),en la primera categoría incluye además, otra modalidad que denomina
“working-holiday tourists” (“turistas de trabajo de vacaciones”) como aquel que se realiza como
39
TURISMO Y TRABAJO

suficiente a la hora de delimitar la verdadera naturaleza del viaje, ya que en algunos casos
va a ser realmente difícil descubrir cuál es la motivación principal del viajero, más allá de
ciertos aspectos indiciarios, por lo que habrá que remitirse a un plano objetivo, donde
poder apreciar otros elementos que de alguna manera ayuden a considerar cual ha de ser
su calificación real.

3.2. La exclusión laboral en los viajes turísticos


La OMT a la vez que marca las posibles motivaciones de los viajeros, también
establece una exclusión bastante significativa, al no considerar como turísticos aquellos
desplazamientos cuya finalidad principal sea la de ejercer una actividad remunerada.
Luego, lo que parece querer excluir de este concepto de turismo son los movimientos
migratorios de orden laboral, pero esta cuestión puede generar no pocas dudas al respecto,
tanto por la interpretación del marco teórico planteado, como por la variedad de supuestos
con esta posible orientación que se dan en los viajes internacionales, cuya verdadera
naturaleza habrá de ser delimitada en cada caso.
La propia institución internacional parece no tener del todo claro que ha de
considerarse realmente para excluir a estos viajeros, de tal forma que en un primer
momento alude a que la finalidad principal del viaje “no sea la de ejercer una actividad
que se remunere en el lugar visitado”, y posteriormente establece “que no sea empleado
por una entidad residente en el país o lugar visitado”33.
Según la versión inicial y considerándola desde un punto de vista restrictivo,
habría que dejar al margen de su calificación turística a todos los viajes con una
motivación laboral o remunerable para el viajero, por ende, un segmento tan numeroso e
importante como el de congresos y negocios, aunque desde una interpretación más amplia
de este ámbito turístico se deberían incorporar también los viajes con fines comerciales o
laborales, siempre que la remuneración no se obtuviese en el lugar visitado34. No obstante
y con independencia de su acierto o no, el criterio parece haber evolucionado desde un
sentido puramente material, en el que lo relevante era la obtención de una contrapartida
económica por el desempeño de una actividad devengada en el destino; hacia otro criterio
más aséptico, en el que la clave parece ser, el desempeño objetivo de una actividad por
cuenta ajena para un empleador o empresario radicado en dicho país extranjero.
Es la relación entre turismo y ser empleado por una entidad residente en el país
visitado, la que no queda lo suficientemente delimitada, siendo la propia institución

experiencia y no es pagado; y por otro lado, el denominado “non-institutionalised working tourists” (ya
comentado). La segunda categoría incluye también dos modalidades: “migrant tourism workers” (ya
mencionado) y “travelling profesional workers”(“trabajadores en viaje profesional”).
33
Organización Mundial del Turismo, “Principales diferencias entre las Recomendaciones sobre
estadísticas del turismo, 1993 (RET, 1993) y las Recomendaciones internacionales para estadísticas de
turismo, 2008 (RIET, 2008)”, Compilación de recomendaciones de la OMT, 1975-2015. OMT 2016, p. 92-
96. Tema 2, la nueva definición de visitante: aclaración sobre la exclusión.
34
AURIOLES MARTÍN, A., Introducción al Derecho Turístico, Tecnos, 2005, p. 30-31. El argumento
fundamental en el que se basa, es que excluir los viajes que no sean por motivos recreacionales o
vacacionales y por tanto todos los que tengan alguna motivación laboral o remunerable “nos conduciría a la
exclusión del ámbito turístico de un segmento de tanta importancia, desde el punto de vista de los ingresos
que genera en los lugares de destino, como el turismo de congresos o de negocios que presupone
desplazamientos y estancias por motivos económicos”.
40
TURISMO Y TRABAJO

internacional la que establece una batería de recomendaciones aclaratorias al respecto 35.


De esta forma, lo primero que se trata de matizar es que el viaje realizado con el propósito
principal de trabajar en una entidad residente en el país visitado a cambio de
remuneración, no debe ser considerado como viaje turístico, aun cuando el viajero salga
de su entorno habitual por tiempo inferior a doce meses, salvo que el trabajo y el pago
recibido sean aspectos secundarios del viaje. Es decir, con independencia del
cumplimiento necesario pero no suficiente de los otros requisitos de desplazamiento y
duración, que sirven para poder alcanzar la calificación de viaje turístico; el tipo de viaje
a excluir ha de ser aquel que se realice para trabajar, siempre que sea esta la finalidad
principal, ya que de otra forma, la mera obtención de algunos ingresos durante la estancia,
no justificaría por sí misma, la exclusión de la categoría de viaje turístico36.
Siguiendo con estas aclaraciones, el hecho determinante para saber si un viajero
trabaja en el país visitado, se basa en la existencia de una relación empleador-trabajador
con una entidad residente, más allá de la existencia de un contrato formal de trabajo. Por
tanto, el supuesto más evidente va a ser la contratación laboral por parte del empleador
extranjero, aunque sin embargo, no es la única a considerar, y han de incluirse otras
situaciones que pueden darse en la realidad. Así, se han de incluir también como
relaciones de trabajo, todas aquellas situaciones en las que se preste un servicio retribuido
por cuenta ajena para una persona física o jurídica radicada en el destino, y ello con
independencia de la existencia o no de documento contractual, o que se ampare en otro
tipo de contrato distinto al que realmente debería corresponder a este supuesto de hecho.
Es decir, al margen de las formalidades legales oportunas, es la situación objetiva la que
ha de marcar el carácter laboral del viaje, siempre que se den los elementos característicos
de esta actividad en cuanto a voluntariedad, ajenidad, subordinación y retribución.
Además, siguiendo el criterio anterior, se recomienda excluir de la categoría de
visitante turístico, tanto a los trabajadores fronterizos, como a los trabajadores
estacionales.
Entendiendo por los primeros, los viajeros que cruzan con regularidad la frontera
internacional para trabajar en un país distinto de su lugar de residencia habitual; baste
decir en este instante, que lo que se pretende es excluir un movimiento repetitivo en las
fronteras como consecuencia del supuesto laboral que lo origina, siendo en cualquier caso
la figura del trabajador fronterizo, una de las que deben ser posteriormente analizadas con
más detenimiento.
En cuanto a los trabajadores estacionales, quedan definidos como los viajeros con
contratos de corta duración que trabajan en un país distinto de su país de residencia, en un
determinado sector de actividad, con un contrato formal de trabajo o sin él, siempre en
relación con un empleador residente en el territorio donde van a desarrollar la actividad.
De igual forma que en el supuesto anterior, este tipo trabajador estacional, también
llamados de temporada o temporero, ha de ser analizado de forma más detallada con
carácter posterior.
En todo caso, para descubrir la verdadera existencia de esta motivación principal
hay que delimitar en cada supuesto con carácter previo, la existencia de un trabajo por
35
Vid. Apartados 2.35.-2.37., RIET 2008 (OMT).
36
Vid. Apartados 3.11., en relación con el 2.35., RIET 2008 (OMT). Donde se cita esta situación mientras
tenga carácter secundario, mencionando además a título de ejemplo, el caso de los jóvenes mochileros.
41
TURISMO Y TRABAJO

cuenta ajena, el cumplimiento de la obligación que le corresponde al empleador de


retribuir dicha actividad, y la ubicación legal que se le atribuye a esta entidad. En función
de todo ello que ha de servir como eje diferenciador, se aplicaran los criterios señalados
por la OMT, para así poder apreciar si dicho viajero ha de quedar excluido o no de la
consideración de visitante turístico.
No obstante, este intento por clarificar la exclusión de los viajes turísticos por su
supuesta finalidad laboral, y con independencia de la estimación en este momento del
acierto o no de sus consideraciones, se hace más complejo, cuando como ya se anticipaba,
se recomienda que sí han de catalogarse como visitantes turísticos a los viajeros que
cruzan las fronteras internacionales por motivos de negocios o profesionales.

3.3. La inclusión de los viajes de negocios o por motivos profesionales


Como reconoce la OMT en la propia definición de turismo, han de incluirse los
viajes y estancias por fines de negocios, cuestión que completa con motivos
profesionales, cuando clasifica las categorías existentes en los viajes turísticos según su
motivación principal. La inclusión de estos viajes en relación con la exclusión laboral
antes planteada, no deja de ser cuando menos sorprendente, tanto por la manifestación
expresa que se realiza en ambos casos, a favor o en contra de su consideración turística;
como por la interrelación que se produce en determinados supuestos de ambas categorías,
que se van a dar en el ámbito de los viajes internacionales.
De hecho, se intenta delimitar que ha de entenderse por este tipo de viajeros,
incluyendo una recomendación al efecto37, en el mismo grupo que establece la relación
entre el turismo y ser empleado por una entidad residente en el país visitado, que
asimismo trata de aclarar la exclusión por motivos laborales. Para ello, recomienda que
los viajeros que cruzan las fronteras internacionales por motivos de negocios o
profesionales, fuera de su entorno habitual, sean considerados como visitantes turísticos,
estableciendo al respecto una clasificación con dos modalidades.
La primera modalidad, considera como tales a los empleados de entidades no
residentes y personas independientes que permanecen en el país visitado durante un corto
espacio de tiempo (menos de un año) para prestar un servicio como la instalación de
equipo, reparaciones, consultoría, etcétera, en el que no está implícita la relación
empleador-trabajador con una entidad residente. Luego, en cuanto al tipo de actividad a
desarrollar se mencionan algunas posibilidades a título orientativo, reconociéndose a su
vez dos formas de ejecutarlas, o bien en el marco de un trabajo por cuenta ajena, o bien en
el de un trabajo autónomo.
En cuanto al trabajo dependiente o por cuenta ajena, ha de serlo para una entidad
para la que viene trabajando habitualmente, o en su caso para la que ha sido contratado
con dicho objetivo, siempre y cuando este empleador esté domiciliado en el territorio de
partida y no en el de destino, aunque en realidad sea la empresa extranjera la beneficiaria
última del servicio. Es decir, supuestos que habitualmente se van a dar en el ámbito
laboral, o bien en el marco de una prestación de servicios transnaciononal, o bien en el
marco de un desplazamiento internacional de corta duración, cumpliéndose en ambos

37
Vid. Apartado 2.38., RIET 2008 (OMT).
42
TURISMO Y TRABAJO

supuestos con la premisa temporal de menos de un año prevista en estas


recomendaciones. En cuanto al trabajo independiente o autónomo, ha de darse igualmente
la prestación de una actividad en el extranjero de estas características sin que quede
margen para poder encubrir una verdadera relación laboral con la empresa beneficiaria
del servicio realizado. Por lo que en ambos casos y sin que aparezca directamente
mencionado, todo parece señalar hacia la existencia en estos desplazamientos de motivos
de índole profesional.
La segunda modalidad, incluye a los viajeros que inician una relación de negocios
con entidades residentes en el país visitado o que buscan oportunidades comerciales,
incluidas la compra y venta. Esta forma de querer definir a los viajeros de negocios, deja
del todo insatisfecha la delimitación de los mismos, sin que realmente se entre a
conceptuar que ha de entenderse como tal.
Por tanto, para tratar de aclarar esta cuestión, conviene remitirse al análisis del
grupo de actividades principales que se realizan durante el viaje, y que se asocian para el
caso que nos ocupa, a la motivación genérica de negocios y profesionales38. En esta nueva
tentativa de delimitar que ha de entenderse por este tipo de viajes, se establecen una serie
de actividades realizadas por los trabajadores en un escenario determinado, o por otros
sujetos que también pueden intervenir en esta calificación, recurriendo a partir de ese
instante por la vía ejemplificativa a una densa y heterogénea lista de actividades a incluir
en esta categoría.
El primer bloque se refiere a las actividades realizadas por los trabajadores
independientes y asalariados, que no supongan ni explicita ni implícitamente una relación
de trabajo con un productor residente en el país visitado; también incluye las actividades
realizadas por inversores, empresarios, etcétera. Luego, se insiste en tratar de desmarcar
la realización de un trabajo ya sea por cuenta ajena o autónomo, para una entidad
residente en el destino, aunque sea bajo otra apariencia. A la vez, se generalizan otras
actividades en función de los sujetos que pueden intervenir en estos viajes, sin concretar
más detalles de esas actividades que lo justifican, dejando otra vez imprecisa su
delimitación real.
El segundo bloque a incluir en esta categoría se realiza de forma ilustrativa, con
una batería de ejemplos de muy diversa índole que pasan entre otros, por asistir a
reuniones, conferencias o congresos, ferias comerciales y exposiciones; dar conferencia o
conciertos, o participar en espectáculos y obras de teatro; participar en misiones de
gobiernos extranjeros en calidad de personal diplomático, militar o de organizaciones
internacionales (salvo cuando la estancia en el lugar visitado sea para el desempeño de
sus funciones); programar viajes turísticos; participar en investigaciones académicas o
científicas; participar en actividades deportivas profesionales; formar parte de la
tripulación en medios de transporte privados, etcétera39. Es decir, una especie de totum
revolutum, donde parecen tener cabida una gran variedad de situaciones, sin que
realmente se sepa cuál es el argumento habilitante para ser incorporado en esta categoría,
más allá de la coincidencia con alguna de las muestras reconocidas.

38
Vid. Apartado 3.17., RIET 2008 (OMT).
39
Vid. Apartado 3.17. 2., RIET 2008 (OMT).
43
TURISMO Y TRABAJO

No parece por tanto, quedar lo suficientemente claro que ha de entenderse por esta
modalidad, de hecho, llama la atención como un supuesto relacionado con los
trabajadores y las empresas, como es el viaje de incentivo, ni tan siquiera es mencionado
en esta categoría. Los viajes de incentivo se pueden definir como una herramienta
utilizada por algunas empresas para mejorar y motivar la eficacia de sus empleados
premiándoles con viajes40. Hay quien entiende que este tipo de viajes ha de formar parte
del turismo de reuniones, y más concretamente como un subsegmento del turismo de
negocios41; otros consideran que es importante distinguir los viajes de placer, y los viajes
de negocios, de los viajes de incentivo42; sin embargo, desde la perspectiva que se está
analizando, y pese al reconocimiento de ser organizados y pagados por los empleadores
como recompensa a sus trabajadores, se recomienda incluir este tipo de viajes dentro de
otra categoría distinta, asociándolo al de vacaciones, recreo y ocio43.
Estas discrepancias ponen de manifiesto una vez más, la complejidad existente a
la hora de reconocer en el mundo de los viajes a esta categoría, que parte de una falta de
entendimiento de lo que realmente hay que considerar como tal. De hecho, sigue
existiendo un cierto desconocimiento sobre el turismo de negocios y motivos
profesionales que afecta a su propia conceptualización44.
Además, se reconoce la dificultad a la hora de identificar por separado a los
visitantes de negocios y motivos profesionales, y a otros viajeros que llegan al destino por
motivos laborales, debiendo recopilarse más información, que puede obtenerse a través de
documentación de entrada y salida, como puede ser el requisito que se exige de un visado
específico en determinados casos45. Se pone de manifiesto desde el propio ente que trata
de articular la interpretación de los conceptos, la difícil labor ya desde el plano teórico
para poder distinguir ambas consideraciones, lo que se acentúa cuando de lo que se trata,
es de delimitar este tipo de supuestos prácticos que se suceden en los movimientos de
personas a nivel internacional.
En definitiva, según la OMT el desplazamiento fuera del entorno habitual así
como la duración del viaje inferior a un año, son requisitos necesarios pero no suficientes
para su catalogación como turístico, ya que también se precisa revelar cuál ha sido la
motivación principal del mismo, para poder alcanzar dicha naturaleza. Aunque, no toda
motivación va a servir para esta calificación, en la que expresamente se excluyen los
viajes cuya finalidad principal sea la de obtener una remuneración en el lugar visitado, y
en la que sin embargo, sí se incluyen los viajes de negocios o motivos profesionales.
El intento por clarificar ambas situaciones, no hace sino generar cierta confusión
tanto sobre los criterios conceptuales planteados, como por la dificultad práctica que va a
surgir en la casuística a la hora de poder discernir en cuál de las dos categorías de viajeros
40
Society of Incentive Travel Executives, Basic Seminar Manual, SITE, New York, 1990.
41
CASTILLO RODRÍGUEZ, C., “La conceptualización de los segmentos turísticos en Andalucía: una
breve aproximación”. Turismo y Desarrollo Local, 2011, nº 10.
42
RICCI, P. R.; HOLLAND, S. M. “Incentive travel: Recreation as a motivational medium”. Tourism
Management, 1992, vol. 13, nº 3, p. 288-296. "It is important to distinguish pleasure trips (vacations,
personal visits, etc) and business trips/conferences, from trips awarded to incentive travel".
43
Vid. 3.15., RIET 2008 (OMT).
44
DEL VALLE TUERO, E. A., “El turismo de negocios y motivos profesionales. Marco de análisis y
reflexión”. En Turismo de negocios y reuniones:" convenciones, congresos e incentivos". Tirant lo Blanch,
2008. p. 25-42.
45
Vid. Apartado 2.68., RIET 2008 (OMT).
44
TURISMO Y TRABAJO

han de ser incluidos, de tal forma que según sea esta, se consideraran o no, visitantes
turísticos. Otra cuestión, será el acierto en cuanto a la oportunidad de esta escisión
clasificatoria de cara a la exclusión de estos movimientos de orden laboral sin que
realmente pueda justificarse desde una perspectiva argumental, la marginación de este
tipo de viajeros con respecto a aquellos otros denominados de negocios o motivos
profesionales.
En cualquier caso, interesa analizar desde un punto de vista jurídico, determinados
supuestos que se dan en los movimientos internacionales de personas en los que se pueda
apreciar naturaleza laboral, para relacionarlos con las Recomendaciones dadas por la
OMT, y en su caso ser excluidos según este criterio de la consideración de visitantes
turísticos.

4. Dimensión de la industria turística


Hoy en día el turismo es un fenómeno que adquiere un especial protagonismo
siendo considerado uno de los motores más importante sobre los que se asienta la
economía mundial, es además un segmento de actividad que abarca una enorme cantidad
y variedad de agentes implicados que hace que llegue a cualquier lugar del planeta con
mayor o menor intensidad. Aunque la denominación de industria turística está más que
aceptada en los diversos foros en los que se trata el ámbito turístico, hay que precisar que,
en sí mismo, el turismo no es exactamente una industria al uso, ya que siguiendo la
acepción más estricta de ésta realidad, no produce ningún bien económico, sino que es
una actividad de prestación servicios. Sin embargo, al tener unas connotaciones
prácticamente iguales a las industriales y, sobre todo dada la importante dimensión que
tiene para el crecimiento y desarrollo de la economía internacional, fundamentalmente
para aquellos países que cuentan con recursos turísticos y muy especialmente para
aquellos que se encuentran en situación más precaria, al turismo se le ha denominado la
“industria sin chimenea”46.
La dimensión del turismo adquiere especial relevancia dado el enorme aporte que
este ofrece al panorama internacional, consecuencia tanto del número de horas dedicadas
a esta actividad por parte de la población, como por el volumen de negocio que se mueve
alrededor del mismo, así como por la enorme creación de empleos que se generan
alrededor de este sector de forma directa o indirecta. Centrándonos en estas dos últimas
cuestiones, podemos apreciar la relevancia que pone de manifiesto el Consejo Mundial de
Viajes y Turismo (CMVT) en su informe de 2017 donde teniendo en cuenta sus efectos
directos, indirectos e inducidos, la contribución total del turismo en 2016 fue de 7,6
billones de dólares USA en el PIB, 292,2 millones de puestos de trabajo, 806,5 millones
de dólares USA en inversión y 1,4 billón de dólares USA en exportaciones. Esta
contribución representa el 10,2% del PIB mundial, 1 de cada 11 puestos de trabajo, el
4,4% de la inversión y el 6,6% de las exportaciones47.

46
Sobre esta denominación Vid. MONTANER MONTEJANO J., Estructura del mercado turístico
Editorial Síntesis 1999, p. 97, concepto de economía del turismo, tratando de acotar distintas definiciones
para finalmente identificar el turismo con la realidad económica y su importancia.
47
Datos obtenidos del informe Travel & Tourism Economic Impact 2017 world realizado por el Consejo
Mundial de Viajes y Turismo (CMVT)
45
TURISMO Y TRABAJO

Las previsiones a largo plazo siguen vislumbrando un panorama optimista y así, la


Organización Mundial del Turismo (OMT) pronostica que el número de llegadas de
turistas internacionales en todo el mundo crecerá un promedio del 3,3% al año durante el
periodo comprendido entre 2010 y 2030, alcanzando según este ritmo de crecimiento los
1.800 millones de estas llegadas en 203048. Por tanto mientras siga el ritmo positivo de
crecimiento de turistas, también lo hará la magnitud de la industria de los viajes.
Todos estos datos reveladores de la trascendencia turística mundial actual y futura,
tienen su lógica repercusión en el entorno que nos rodea, es decir Europa. Y es que
además la Unión Europea (UE) sigue siendo el primer destino como región turística
mundial y así lo refleja la Comisión Europea en una Comunicación al respecto, poniendo
de manifiesto la importancia de la actividad turística como fuente generadora de
crecimiento y empleo tal y como se desprende del estudio dedicado a la industria europea
del turismo49.
España como miembro de la UE se ve beneficiada de las bonanzas aludidas, pero
además el potencial turístico de nuestro país hace que se generen corrientes turísticas con
identidad propia dentro del territorio europeo, que ha hecho que el turismo haya adquirido
un rol decisivo en nuestra cronología más reciente. Dejando al margen otras
consideraciones, lo que se evidencia es que la actividad turística ha ido evolucionando en
los últimos tiempos, convirtiéndose en un pilar o soporte básico de nuestra Balanza de
pagos, a la vez que ha jugado un papel importante como generador de empleos50.
La dimensión que alcanza la industria turística se prolonga aun más cuando se
pone de manifiesto el verdadero relieve del fenómeno turístico, ya que no solo se ve
incentivada la propia actividad, sino que genera una aportación de riqueza a otros sectores
económicos que se ven beneficiados mediante el denominado efecto multiplicador51.
48
Según los datos obtenidos del informe Tourism Towards 2030 editado por la Organización Mundial del
Turismo (OMT)
49
Se pone de manifiesto la importancia económica cada vez mayor de la industria europea del turismo en la
Comunicación Europa, primer destino turístico del mundo: un nuevo marco político para el turismo
europeo Comunicación de la Comisión Europea al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico
y Social Europeo y al Comité de las Regiones. Bruselas 2010 p. 3, donde se puede encontrar toda una
batería de datos al respecto que ratifican esta cuestión en el panorama europeo, no queriendo sobrecargar
con mas cifras al no ser este el objeto principal del estudio y que entendemos sobradamente ilustradas por
extensión en el panorama mundial.
50
Así lo manifiesta PELLEJERO MARTÍNEZ C. Y OTROS, Historia de la economía del turismo en
España, Editorial Civitas 1999, p. 175-182. Destacando el “salto cualitativo de la actividad turística a la
economía española en las últimas décadas desde una economía cerrada e intervencionista a una economía
abierta e integrada en la UE”, que hoy en día sigue presidiendo nuestra realidad económica y social.
51
Existe un reconocimiento generalizado del denominado efecto multiplicador del turismo y sus beneficios
por parte de los estudiosos de la materia, sobre todo a la hora de analizar el impacto económico del turismo,
así por citar alguno como referencia, FIGUEROLA PALOMO, M., Teoría económica del turismo, Alianza
Editorial, 1985, p.169-170. Ya anticipaba que “La riqueza que el turismo genera no se limita a la que
origina en los sectores económicos en contacto directo con la demanda turística (…) Nace pues, el interés
por estudiar y cuantificar este nuevo efecto”. El interés por el estudio ha quedado patente entre los
investigadores de la vertiente económica del turismo, en cuanto a la cuantificación si parece ser una
cuestión más compleja tal como manifiesta BULL, A., La economía del sector turístico, Alianza Editorial
1994, p. 176-177. “Una de las aéreas mas discutidas en relación con la economía de un país es la del
impacto sobre el empleo y los ingresos secundarios, y por tanto, del <flujo continuo> causado a esa
economía aparte de sus efectos directos o primarios. Se han utilizado varias técnicas para evaluar los
impactos secundarios, de las cuales las principales son los multiplicadores del turismo y los análisis input-
output.
46
TURISMO Y TRABAJO

Todo lo cual viene reconocer la importancia de la actividad turística tanto para la


economía propia de este sector como para todos aquellos que de alguna forma mantengan
algún tipo de relación comercial, generando un extraordinario valor añadido tanto en
ingresos como consecuentemente en empleo.

5. Recapitulación
El turismo es un fenómeno de carácter complejo por la cantidad de agentes que
intervienen que hacen muy difícil su delimitación, es además una cuestión tremendamente
cambiante e influenciada por gran cantidad de factores de muy diversa tipología. Una
circunstancia que viene manifestándose desde el inicio de su reconocimiento donde el
marco conceptual ha ofrecido variables sintomáticas de sus divergencias, aunque más allá
del consecuente desplazamiento existe otra cuestión como la motivación del viaje que se
convierte en una constante de cualquier estudio, lo que no significa que exista
homogeneidad a la hora de su consideración ni siquiera en la actualidad.
El reconocimiento internacional empieza a manifestarse desde distintos
organismos internacionales que se hacen eco de este fenómeno de dimensiones cada vez
mayores, pero es la obtención de información estadística la que sirvió de detonante para
tratar de unificar su definición y clasificación. A partir de ese primer momento se suceden
acontecimientos de muy diverso orden que marcan la evolución del turismo y su
tratamiento desde este ámbito, donde organismos como la Sociedad de Naciones o
pronunciamientos como la Declaración de Derechos Humanos marcan el inicio de su
proyección internacional que se sucede con una gran variedad de documentos de
manifestación supranacional. En cuanto al aspecto laboral se refiere, hay que recordar
como en todas las resoluciones que se vienen realizando, se menciona la importancia del
turismo a distintos niveles pero siempre y en todo caso sobre la base del reconocimiento
previo del derecho al descanso y a las vacaciones de los trabajadores, a la vez que se
recomienda a los Estados, que fomenten un empleo de calidad en este sector de actividad.
La OMT se reconoce como organismo especializado de las Naciones Unidas por
lo que se erige en el máximo exponente institucional en materia de turismo a nivel
internacional. Con la intención de unificar criterios para las estadísticas en materia
turística, dicho organismo aprobó una definición de turismo en la que se manifiestan los
elementos esenciales del turismo como son: el desplazamiento necesario, la duración del
viaje y la motivación. Siendo sin duda la exclusión de la motivación laboral la que
presenta un mayor interés, no por ser entendible su marginación sino por la singularidad
de determinados supuestos que se dan en lo movimientos internacionales de personas
donde subyace la laboralidad, y donde asimismo se hace difícil entender como por contra
sí van a incluirse expresamente como modalidad turística, los viajes realizados por
negocios o motivos profesionales, sin que realmente se delimite su consideración más allá
de la vía ilustrativa, lo que dificulta aún más su entendimiento y separación del supuesto
laboral.
Por lo último, hay que señalar la dimensión actual del turismo en cuanto a su
aportación a la economía mundial y por ende al empleo, donde viene considerándose que
aporta uno de cada once empleos en todo el mundo, a los que habría que sumar aquellos

47
TURISMO Y TRABAJO

que puedan derivarse por vía indirecta mediante lo que se conoce como efecto
multiplicador.

48
TURISMO Y TRABAJO

CAPÍTULO 2
EL MARCO NORMATIVO INTERNACIONAL Y
SUPRANACIONAL DE LAS RELACIONES LABORALES
EN EL SECTOR TURÍSTICO

1. Introducción
La realidad social del turismo se manifiesta como un fenómeno complejo de
carácter heterogéneo en el que intervienen gran cantidad de agentes y que
consecuentemente dificultan la conformación del sector turístico. Además, las
circunstancias que rodean este tipo de actividad en la que los desplazamientos
internacionales forman parte del mismo y donde la prestación de servicios va a generarse
en cualquier parte del mundo, han servido para llamar la atención de estamentos
internacionales a distintos niveles y como no podía ser de otra forma también en el
ámbito de las relaciones laborales.
La OIT ha manifestado históricamente su preocupación por el bienestar de los
trabajadores con carácter general, con llamadas especiales a los colectivos más
vulnerables o con preocupaciones genéricas de las condiciones de trabajo, sobre todo en
aspectos como la limitación de jornada o el derecho a vacaciones. En este sentido también
se ha considerado necesario por parte de este organismo internacional, reconocer las
condiciones particulares en las que se desarrolla el trabajo en los hoteles, restaurantes y
establecimientos similares. Ya que la expansión de este sector de actividad ha sido
creciente y dada las condiciones particulares en las que se desarrolla el trabajo era
conveniente darle un tratamiento acorde para tratar de mejorar la situación de estos
trabajadores, tanto en condiciones de trabajo, como en formación y en perspectivas de
carrera.
Tras una fase previa de omisión la materia del turismo alcanza también su
reconocimiento en el panorama de la UE, donde a partir de entonces se establecen
distintas vertientes por las que discurre la cuestión, ya sea mediante Directivas y
Reglamentos, ya sea con actuaciones de distinto orden, ya con un nuevo enfoque político,
o con la intervención de la jurisprudencia. El caso es que el turismo se erige en un factor
determinante en el espacio europeo con un papel fundamental en su economía y por ende
como fuente generadora de empleo, por lo que la atención prestada desde Europa a la
cuestión turística es ciertamente significativa.

49
TURISMO Y TRABAJO

2. La OIT y el turismo
2.1 Aproximación histórica
Aunque ya existían algunas recomendaciones internacionales sobre unificación de
criterios a efectos conceptuales, es realmente la Declaración Universal de Derechos
Humanos, en 194852, la que marcó un hito como referente internacional del turismo, al
reconocer el derecho al uso del tiempo libre y especialmente el derecho a las vacaciones y
a la libertad de viajes, como consecuencia natural del derecho al trabajo. Se convierte
desde entonces y para posteriores encuentros internacionales de orden turístico, en el
titulo legitimador de los diversos documentos que van recogiendo las propuestas sobre la
materia, llámense Resoluciones, Declaraciones, Cartas, Códigos o Recomendaciones.
Documentos que en cualquier caso no generan para los Estados y sus ciudadanos
verdaderos derechos subjetivos y obligaciones, aunque sí pretenden que las propuestas
realizadas se trasladen a cada Nación para que sean plasmadas en verdaderas normas y así
poder formar parte del Ordenamiento Jurídico de cada territorio.
Las actuaciones internacionales llevadas a cabo desde el panorama turístico han
ido reconociendo así cuestiones de este orden, a la vez que han puesto de manifiesto su
relación con el ámbito laboral desde muy distintas vertientes, incluida la exclusión
principal por motivos laborales en la conformación conceptual de la propia actividad
turística. Interesa ahora reconducir la cuestión desde una perspectiva en cierto modo
inversa, es decir, cómo la entidad laboral internacional por excelencia, la OIT, va a
reconocer cuestiones laborales con imbricación turística.
En este último sentido, hay que destacar que la OIT ha ido tratando en su larga
andadura cuestiones relativas a los derechos de los trabajadores que tienen una indudable
repercusión en el sector turístico. En la mayoría de los casos tratando asuntos comunes a
cualquier sector de actividad y cómo no, también con incidencia en el panorama turístico
internacional, como el C98 (1949), sobre derecho de sindicación y negociación colectiva;
el C105 (1957), sobre la abolición del trabajo forzoso; el C111 (1958), sobre la
discriminación en materia de empleo y ocupación; el C138 (1973), sobre la edad mínima
de admisión al empleo; el C182 (1999) sobre las peores formas de trabajo infantil y de la
acción inmediata para su eliminación53; por citar solo algunos de los instrumentos más
representativos y sobre los que se asientan los principios y derechos fundamentales del
trabajo.
Pero además, la OIT ha tratado algunos otros asuntos con reconocimientos de
especial consideración en el ámbito turístico. Así, cabe destacar la R21 (1924), sobre la
utilización del tiempo libre; la R37 (1930), sobre horas de trabajo (hoteles, etc.); la R47
(1936), sobre las vacaciones pagadas, o, más recientemente y con mayor incidencia, la
R179 y el C172 (ambos de 1991), sobre condiciones de trabajo en hoteles, restaurantes, y
establecimientos similares; siendo precisamente este último Convenio, el que merece de
una atención específica desde este plano internacional.

52
Declaración Universal de Derechos del Hombre, de 8 de diciembre de 1948, en cuyo art. 13.1 y 2.,
reconoce la libertad de viajar como un derecho irrenunciable de las personas.
53
Todos ratificados por España según Instrumentos publicados en el BOE, en el orden siguiente: C 98
(1949), en BOE nº 111, de 10.5.1977; C105 (1957) y C 111 (1958), en BOE nº 291, de 4.12.1968; C 138
(1973), en BOE nº 109, de 8.5.1978; y C 182 (1999), en BOE nº 118, de 17.5.2001.
50
TURISMO Y TRABAJO

2.2 Especial relevancia del Convenio OIT sobre las condiciones de trabajo en los
hoteles, restaurantes y establecimientos similares (C172 OIT -1991)
2.2.1. Reconocimiento legal
El Convenio 172 OIT, que ha sido ratificado por España54 y está plenamente
integrado por tanto en nuestro ordenamiento interno tal como se prevé en el art. 96 CE, es
lo que podríamos denominar un documento de mínimos, poco exigente si se le compara
no ya con la legislación nacional española, sino con otras disposiciones de la propia OIT,
que en los últimos tiempos y como consecuencia de su vocación de mayor expansión
viene rebajando considerablemente los estándares de compromiso que conlleva la
ratificación de sus Convenios.
Se trata también, y por la misma razón, de un texto, en la mayor parte de su
contenido, de los denominados non self-executing o no directamente aplicables. Es decir,
pese a su valor como norma jurídica vigente plenamente integrada en nuestro
ordenamiento interno, incluso de su valor genérico para ser utilizado como criterio
interpretativo de los Derechos Fundamentales (art. 10.2 CE), de la redacción de sus
preceptos difícilmente pueden extraerse derechos subjetivos perfectos para sus
destinatarios naturales, los trabajadores por cuenta ajena, pues implícita y explícitamente
se delega, bien en la autonomía colectiva, bien en el poder normativo del Estado, la
fijación de las medidas concretas que sirvan para la consecución de sus objetivos. Unos
objetivos que, por otra parte, aparecen sin concreciones y matizados constantemente por
lo que se haya de considerar en cada tiempo y lugar como “razonable”.

2.2.2. Dificultades en la delimitación del sector turístico


Antes de analizar su contenido, una reflexión adicional al hilo de este documento
sirve para traer a colación qué ha de interpretarse realmente como sector turístico.
Y es que la delimitación de este sector va a poner de manifiesto la dificultad
histórica de agrupar en un sector de actividad económica algo tan complejo como el
turismo. En este sentido, la propia OIT trata de clarificar dicha cuestión cuando en
referencia a la creación de su Comisión de Industria para el sector de la Hotelería, la
Restauración y el Turismo, definía este sector integrando componentes de alojamiento,
restauración, servicio de catering, de intermediación de viajes y otros servicios para el
viajero, así como centros de conferencias y palacios de exposiciones55. Aunque
reconociendo también que otras definiciones más amplias del turismo suelen incluir el

54
OIT, Convenio nº 172, de 25 de junio de 1991, sobre “las condiciones de trabajo en los hoteles,
restaurantes y establecimientos similares”, ratificado por España por Instrumento de 17 de mayo de 1993
(BOE nº 53, de 3.3.1994).
55
OIT, Cambios y desafíos en el sector de la hotelería y el turismo, Ginebra, 2010. En dicha definición se
detallan los componentes en “a) hoteles, pensiones, moteles, campamentos de turismo, centros de
vacaciones; b) restaurantes, bares, cafeterías, «snacks bars», «pubs», salas de fiestas y otros
establecimientos similares; c) establecimientos (…) de comidas y refrescos en el marco de los servicios que
a este efecto se provean en industrias e instituciones (hospitales, cantinas de fábricas y oficinas, escuelas,
aeronaves, barcos, etc.); d) agencias de viajes, guías de turismo y oficinas de información de turismo; e)
centros de conferencias y palacios de exposiciones.
51
TURISMO Y TRABAJO

«sector» de atracciones para visitantes y también segmentos específicos del transporte,


citando por ejemplo y entre otros, los cruceros y autobuses para turistas.
Es decir, la diversidad existente, aun agrupando distintas categorías, evidencia el
carácter heterogéneo que tiene el fenómeno del turismo y que pese a su evolución sigue
manteniendo esa dificultad en su delimitación. En este sentido, se puede apreciar en un
documento reciente de la OIT sobre trabajo decente y turismo, como “el término
«turismo» se utiliza como sinónimo del sector de la hotelería, la restauración y el
turismo”56. Por tanto, se antoja cuando menos una delimitación insuficiente y poco
clarificadora de lo que debe entenderse realmente por dicho sector de actividad, pues
además incluye lo definido en la definición. Quedando por otro lado de manifiesto que los
servicios de alojamiento y restauración van a ser los que en cualquier caso van a quedar
siempre incorporados a dicho sector.
En su intento de delimitación, el C172 OIT (1991), parte de la premisa que los
servicios de hotelería y restauración son los ejes básicos de lo turístico, hasta el punto que
habilita a los Estados, previa consulta con las organizaciones de trabajadores y
empleadores interesadas que puedan ampliar su ámbito objetivo de aplicación a “otros
establecimientos de categorías afines que presten servicios turísticos”, con la única
prevención de que así se haga constar en anexo al efecto en el momento de su
ratificación57. De la misma forma, y con idénticos requisitos formales, se permite la
exclusión de determinadas categorías o clases de establecimientos siempre que se
justifique por la existencia de problemas especiales de cierta importancia58.

2.2.3. Condiciones de trabajo


En cuanto a los mandatos concretos que incorpora dicho Convenio, y conforme se
desprende de su propio título o cabecera, su contenido se centra en cuestiones relativas a
las condiciones de trabajo en sentido estricto. Así, y junto a un par de reglas sobre la no
razonabilidad de toda exclusión de estos trabajadores de ninguna regla mínima laboral
vigente en cada Estado, incluidas las normas de Seguridad Social59, se provee la
obligación genérica de mejorar sus condiciones de trabajo básicamente a través de una
serie de reglas relativas al tiempo de trabajo y al régimen salarial.
En cuanto al tiempo de trabajo, el artículo 4 del C17260, reconoce las siguientes
consideraciones:
- Se considerará, salvo disposición nacional expresa en otro sentido, que la
expresión horas de trabajo se refiere al tiempo durante el cual el trabajador
está a disposición del empleador.
- Los trabajadores deben disfrutar de una jornada normal de trabajo razonable.

56
OIT, Pautas de la OIT sobre trabajo decente y turismo socialmente responsable, Ginebra, 2017, punto 5.
57
Vid. Art. 1.3.a), C172 OIT (1991).
58
Vid. Art. 2, C172 OIT (1991).
59
Vid Art. 3, C172 OIT (1991).
60
Vid. Art. 4, C172 OIT (1991).
52
TURISMO Y TRABAJO

- El régimen de las horas extraordinarias será razonable, de acuerdo con la


legislación y la práctica nacionales.
- Deberá proporcionarse a los trabajadores interesados el estar sometidos a un
período mínimo de descanso diario y semanal, razonable.
- Los trabajadores deberán ser, siempre que resulte posible, informados de los
horarios de trabajo con suficiente antelación para poder organizar en
consecuencia su vida personal y familiar.
Todas estas circunstancias relativas a jornada, horas extraordinarias, descanso
diario y semanal o derecho de información sobre los horarios de trabajo, parecen estar ya
plenamente cubiertos en nuestro ordenamiento de forma suficientemente razonable, por lo
que podría decirse que nada aportan a nuestro ordenamiento jurídico.
En referencia a cuestiones relativas al trabajo en festivos, vacaciones y sus
posibles compensaciones, se regulan en el artículo 5 del C17261, los siguientes extremos:
- El trabajo durante los días festivos deberá recibir una compensación adecuada
en tiempo libre o remuneración.
- Los trabajadores interesados deberán tener derecho a vacaciones anuales
pagadas, con una duración según convenio o según la legislación o práctica
nacional.
- Asimismo, deberá reconocerse el derecho a vacaciones anuales pagadas,
compensable únicamente en salarios o en tiempo de descanso proporcional
cuando el período de servicios continuos no sean suficientes para alcanzar la
totalidad de las vacaciones.
Sobre estas últimas referencias, sin embargo, conviene hacer alguna matización.
Por un lado, y como cuestión más dudosa, la alusión a la compensación adecuada –en
tiempo libre o remuneración- por trabajos en días festivos, no parece que sea todo lo
protectora posible en el régimen previsto en los arts. 34 y ss., de nuestro ET. Es decir, la
desaparición de los recargos por horas extraordinarias, así como la no consideración
efectiva en todo caso de los domingos como días festivos para aquellas empresas como
las turísticas con procesos productivos continuos y/o específicos en esas fechas, parece
que demandan al menos una consideración algo más especial por parte de nuestra
normativa.
Además, el C172 en su artículo 762, hace una llamada general para evitar pagar por
trabajar, en el sentido siguiente:
- Allí donde exista, deberá prohibirse la compraventa de empleos en este tipo de
establecimientos.
Mandato que parece más bien ir dirigido a aquellos países donde pudiera existir
este mecanismo fraudulento de acceso al empleo.

61
Vid. Art. 5, C172 OIT (1991).
62
Vid. Art. 7, C172 OIT (1991).
53
TURISMO Y TRABAJO

2.2.4. El aspecto salarial: el reconocimiento de la propina


El Convenio también establece reglas sobre aspectos retributivos con alguna
singularidad, así el artículo 6 dice literalmente:
- 1. El término propina significa el dinero que el cliente da voluntariamente al
trabajador, además del que debe pagar por los servicios recibidos.
- 2. Independientemente de las propinas, los trabajadores interesados deberán
recibir una remuneración básica que será abonada con regularidad.
Llama la atención como dicho documento se hace eco de una práctica habitual en
el ámbito de la hostelería, como es el tema de la propina, reconociendo su existencia y su
consideración. Se pone de manifiesto su posible percepción por parte del trabajador, pero
entendiendo que ha de ser una obtención independiente a la preceptiva remuneración, que
en todo caso sí ha de percibirse de manera suficiente y regular.
Sobre la naturaleza jurídica de la propina ya se anticipa su sentido en esta
referencia desde el momento en el que el pagador de la misma es el cliente y no el
empresario, aunque la misma se produzca con ocasión del trabajo; donde además, se
realiza de forma voluntaria y no como parte del precio del servicio. En este sentido, ya en
los primeros estudios jurídicos de la propina, se apuntaba la intervención de una tercera
persona ajena a la relación laboral como la clave de la cuestión63. Cuestión que sigue
siendo determinante para su exclusión como parte del salario, ya que son abonadas por
persona distinta del empresario64. Y es que falta una de las notas características del salario
como es la contraprestación a cargo del empresario, manifestación del carácter
sinalagmático del contrato de trabajo, ya que las propinas son entregadas por un tercero
que recibe los servicios prestados del trabajador en determinadas actividades, siendo
frecuente entre otras, en hostelería65. Por tanto, se aprecia una disociación entre el
empresario como receptor de la utilidad patrimonial de la prestación laboral y el cliente,
es decir, un tercero respecto a la relación laboral, que ya sea por uso social ya por mera
liberalidad, abona la propina al trabajador66.
También la jurisprudencia se ha pronunciado en el mismo sentido para excluir las
propinas de la contraprestación de trabajo, al considerar que las mismas provienen de los
clientes que la realizan por mera liberalidad en razón de los servicios prestados al donante
(art. 619 CC)67. De igual forma se argumenta que las propinas exceden de la retribución
garantizada por la empresa y no se consideran salario al no constituir una

63
VOIRIN, P.: Estudio jurídico de la propina, trad. L. Luján, Barcelona, 1931.
64
MONTOYA MELGAR, A., Derecho del trabajo. Tecnos, 2016.
65
MARTÍN VALVERDE, A.; RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ, F.; GARCÍA MURCIA, J.,
Derecho del trabajo. Tecnos, 2016, p 649.
66
FERNÁNDEZ AVILÉS, J. A., Configuración jurídica del salario, Granada, 2000.
67
STS 1 de marzo 1986 (RJ 1986\1177), sobre la liberalidad de los jugadores de casinos a la hora de
regalarlas cuando ganan fruto de un uso social, sin obligación jurídica alguna de su abono, siendo además
una práctica totalmente consolidada.
54
TURISMO Y TRABAJO

contraprestación en atención al trabajo, sino un ingreso que se produce por la liberalidad


de un tercero68.
La propina puede obtenerse de forma individualizada cuando la percibe el
trabajador directamente del cliente, pero pueden existir otras fórmulas que suelen ser
habituales en estas actividades como el hecho de ir acumulando las cantidades a modo de
bote, para posteriormente ser repartida entre toda la plantilla, o entre los integrantes que
correspondan al servicio prestado, bajo unos criterios previamente pactados.
Pero sin duda, la posibilidad más singular y la que genera mayores conflictos, es
aquella que se suele dar en un segmento de actividad asociada a la hostelería, como son
los casinos, bajo lo que se conoce como «tronco de propinas». Un sistema que permite
constituir un tronco con la masa global de las propinas con cargo al cual habrán de
abonarse necesariamente los salarios del personal, así como la cuota patronal a la
Seguridad Social, y el resto se reparte entre los trabajadores bajo determinados
indicadores69. Es decir, el uso habitual de dejar propina en estos establecimientos se
convierte en un ingreso, al menos en parte para la empresa, de tal forma que va a servir
para asumir esos gastos de personal, y tan solo el sobrante se podrá considerar realmente
como propina. En todo caso, la empresa debe pagar los salarios mínimos garantizados, se
alcance o no, la cuantía suficiente con el tronco de propinas. Razón por la que la
jurisprudencia entiende que tales propinas, en cuanto exceden de la retribución
garantizada por la empresa, van a suponer un ingreso no salarial, es decir no constituye
una contraprestación debida por el empresario por el trabajo realizado, ya que procede de
la mera liberalidad de un tercero70.
En conclusión, el reconocimiento de la propina en el C172 OIT (1991) no hace
sino poner de manifiesto los caracteres generales de la misma en cuanto a: liberalidad por
parte del cliente, por mucho que sea un uso habitual en estas actividades, que en todo caso
sigue siendo un tercero ajeno a la relación laboral; y que dicha percepción por parte del
trabajador ha de mantener la independencia en cuanto a la obtención de un salario mínimo
garantizado. Y ello pese a la cobertura legal que se da a la injerencia, o por mejor decir al
uso adulterado que se hace de la propina, en determinado tipo de establecimiento como
los casinos.

2.3. Recapitulación
Puede decirse que, la práctica totalidad de estas normas están suficientemente
implementadas en nuestro ordenamiento nacional, ya que tanto el régimen legal en
materia de tiempo de trabajo como de contratación eventual resuelven en ese sentido los
imperativos de igualdad y razonabilidad en relación al referente de comparación, que en
realidad es lo que viene a tratar de garantizar este Convenio.

68
STS 1, y 10 de julio y 10 de noviembre 1986 (RJ 1986\3916, 4012 y 6306), 19 de febrero, 20 de mayo, 8
de junio y 14 de septiembre de 1987 (RJ 1987\1073, 3755, 4139 y 6196), 9 y 25 de octubre de 1989 (RJ
1989\7132 y 7435), y 23 de mayo de 1991 (RJ 1991\3921).
69
Orden de 9 de enero de 1979 por la que se aprueba el Reglamento de Casinos de Juego, (BOE nº 20 de
23.1.1979), art. 28.
70
Vid. STS 23 de mayo de 1991 (RJ 1991\3921).
55
TURISMO Y TRABAJO

En cualquier caso hay que considerar que se trata de un conjunto de intenciones


más que de verdaderos mandatos. Además, la concreción real de estos objetivos no se
encuentra en el mismo texto del Convenio sino en el de la Recomendación
complementaria que lo acompaña, la R179 OIT (1991)71, cuyo carácter jurídico no
vinculante, como su denominación indica, tampoco puede ocultarse.
En dicha Recomendación se hace explícito que el objetivo de mejora de las
condiciones de trabajo debe alcanzarse mediante un proceso de homologación o
semejanza con las condiciones que se disfrutan en otros sectores económicos. Lo que en
cualquier caso evidencia un desfase de condiciones de trabajo en este ámbito, que se
encuentra a cierta distancia del que corresponde a trabajadores comparables de otros
sectores de actividad. Y sobre todo, se hace una mención expresa a una remuneración más
elevada, mediante recargo u otras técnicas legislativas, en los casos de realización de
horas extraordinarias. Otras recomendaciones como la eliminación cuando sea posible de
los horarios discontinuos, la consideración de las pausas para comida, el descanso mínimo
diario de 10 horas, o semanal de 36 horas, no parecen plantear mayores dificultades a la
hora de localizar su correcta aplicación en nuestro Ordenamiento interno a poco que
atendamos el ET y su desarrollo reglamentario de jornadas especiales (RD 1561/1995).
De cualquier forma ha de estimarse que una cosa es el objetivo o fin del Convenio,
más o menos evidente, y otra bien distinta su incumplimiento formal. Por cuanto que la
ambigüedad en la redacción de sus preceptos y, sobre todo, su constante referencia a lo
razonable y a su concreción conforme a la práctica y legislación nacional (que incluye a
estos efectos lo establecido para la generalidad de los trabajadores por la negociación
colectiva) salvan racionalmente y en todo caso cualquier duda respecto de la adecuación
del régimen jurídico positivo laboral español.

3. El reconocimiento del turismo en la UE y su incidencia laboral


3.1. El marco normativo
En los Tratados Constitutivos de la CE no existía ninguna mención expresa
respecto al turismo, cuestión que posteriormente quedará subsanada cuando el Tratado de
Maastricht, de 7 de febrero de 1992 y vigente desde el 1 de noviembre de 1993, introduce
una referencia al turismo entre sus ámbitos de actuación. En concreto, en este Tratado de
la CE (versión consolidada), aparece entre diferentes medidas previstas para tratar de
alcanzar los fines básicos de la Comunidad, quedando reflejado desde entonces en su
artículo 3.1, como: u) medidas en los ámbitos de la energía, de la protección civil y del
turismo.
En el marco del Derecho Comunitario hay que partir de la premisa reconocida del
carácter transversal y transnacional que se le atribuye al turismo, afectando a una gran
cantidad de actividades de muy diversa índole así como a políticas de diverso orden, que
sin duda afectan a su intervención y regulación. Así del mismo modo, hay que partir
también de la idea que supone que las posibilidades de legislar por parte de la Comunidad
en cualquier materia queda subordinado fundamentalmente a que ello se considere

71
OIT, Recomendación núm. 179, de 25 de junio de 1991, sobre “las condiciones de trabajo en los hoteles,
restaurantes y establecimientos similares”.
56
TURISMO Y TRABAJO

necesario para la consecución de sus objetivos, tal y como reconoce el derecho primario
de la UE, en lo que se conoce como principio de subsidiariedad.
No obstante lo anterior, el reconocimiento hecho para poder adoptar medidas en el
ámbito del turismo avala la legitimación para poder realizar intervenciones normativas
comunitarias en dicho campo. Aunque además haya que tener presente otros ámbitos de
actuación a nivel competencial en la medida en que resulten más directos o
preponderantes, a sabiendas de la dificultad intrínseca de delimitar un ámbito con tantas
materias confluyentes como el turismo. No sin tener presente, que la legitimación
otorgada tiene un carácter complementario con respecto al que corresponde a los distintos
Estados miembros en su competencia normativa interna.
Otro intento de incorporar el turismo en el Tratado de la Unión Europea, en aras a
su fortalecimiento en el marco normativo de la Comunidad, se programó para su
integración en el denominado Tratado de Ámsterdam72, aunque la mayoría de los Estados
miembros todavía no lo consideraban oportuno y definitivamente no se hizo ninguna
mención al turismo.
Un nuevo intento de resaltar el rol del turismo en el marco normativo europeo se
proyectó en el Tratado para establecer una Constitución para Europa73, por cuanto que
resaltaba el papel del turismo entre los ámbitos de las acciones de apoyo o complemento,
y que reconocía expresamente en su art. III-281. Tras ser rechazado su texto por razón del
sometimiento a referéndum en algunos países, fue definitivamente paralizado sine die.
Posteriormente se llevó a cabo un nuevo impulso europeo con el Tratado de
Lisboa74, para la mejora del funcionamiento de la Unión Europea. Para ello se
modificaron dos de sus Tratados Constitutivos, el de la Unión Europea y el de la
Comunidad Europea, pasando este último a denominarse desde entonces como Tratado de
Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE)75. Desde este nuevo Tratado de la Unión se

72
Tratado de Ámsterdam por el que se modifican el Tratado de la Unión Europea, los Tratados
Constitutivos de las Comunidades Europeas y Determinados actos conexos de 2 de octubre de 1997 y que
entro en vigor el 1 de mayo de 1999, (DOCE C 340, de 10.11.1997); Instrumento, ratificado por España de
23 de diciembre de 1998 (BOE nº 109, de 7.5.1999). Que no se hace eco del informe de la Comisión de
Energía, Turismo y Protección Civil (CONF 3838/96, de 12 de abril), que consideraba la necesidad de
fortalecer las medidas sobre turismo en el marco de las disposiciones vigentes del Tratado.
73
Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, firmado en Roma, 29 de octubre de 2004
(DOCE C 310, de 16.12.2004), parte III, Título III, cap. V, sección 4ª. Turismo, art. III-281. “1. La Unión
complementará la acción de los Estados miembros en el sector turístico, en particular promoviendo la
competitividad de las empresas de la Unión en este sector. Con este fin, la Unión tendrá por objetivo: a)
fomentar la creación de un entorno favorable al desarrollo de las empresas de este sector;
b) propiciar la cooperación entre Estados miembros, en particular mediante el intercambio de buenas
prácticas. 2. La ley o ley marco europea establecerá las medidas específicas destinadas a complementar las
acciones llevadas a cabo en los Estados miembros para conseguir los objetivos mencionados en el
presente artículo, con exclusión de toda armonización de las disposiciones legales y reglamentarias de los
Estados miembros”.
74
Tratado de Lisboa por el que se modifican el Tratado de la Unión Europea y el Tratado Constitutivo de la
Comunidad Europea, de 13 de diciembre de 2007 (DOUE C 306, de 17.12. 2007) vigente desde el 1 de
diciembre de 2009.
75
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (DOUE C 83, de 30.3.2010, versión consolidada).
57
TURISMO Y TRABAJO

asume, ahora sí, competencia directa para llevar a cabo acciones con el fin de apoyar,
coordinar o complementar la acción de los Estados miembros en materia de turismo76.
Así pues, y después de varios años, el nuevo TFUE sienta las bases jurídicas de la
Política de Turismo de la Unión, consolidándola definitivamente aunque sin variar su
naturaleza real en relación con la época anterior77. Quiere ello decir que ya se venía
realizando desde Europa una tarea de facto en el mismo sentido, en cuanto que se venían
emprendiendo acciones de carácter transversal con una marcada incidencia en el turismo.
En cualquier caso, con este nuevo reconocimiento jurídico se va a reforzar el cometido de
la UE en relación a las acciones a emprender en materia de política turística.
El único artículo del Turismo en el Título XXII del TFUE78, dice que:
1. La Unión complementará la acción de los Estados miembros en el sector
turístico, en particular promoviendo la competitividad de las empresas de la
Unión en este sector. Con este fin, la Unión tendrá por objetivo:
a) fomentar la creación de un entorno favorable al desarrollo de las empresas
de este sector;
b) propiciar la cooperación entre Estados miembros, en particular mediante el
intercambio de buenas prácticas.
2. La ley o ley marco europea establecerá las medidas específicas destinadas a
complementar las acciones llevadas a cabo en los Estados miembros para
conseguir los objetivos mencionados en el presente artículo, con exclusión de
toda armonización de las disposiciones legales y reglamentarias de los Estados
miembros.
Por tanto, se consolida definitivamente el marco normativo en materia turística.
Según este reconocimiento se le otorga a la UE un carácter esencialmente
complementario. Aunque conviene no obstante recordar las actuaciones más
significativas en este ámbito o con repercusión en el mismo, que se han ido realizando por
parte de la UE.

3.2. Directivas y Reglamentos con incidencia turística


Como consecuencia del reconocimiento del turismo, se emprenden nuevas
acciones de política turística marcando líneas maestras para tratar de reforzar y unificar
criterios en este sector. Aunque la vía que alcanza un mayor protagonismo en el derecho
derivado de la CE por su rango legislativo se puede encontrar en las Directivas y
Reglamentos, el mecanismo utilizado suele ser el de regular una materia aparentemente
distinta pero que colateralmente incide sin embargo y de manera necesaria en la materia
turística, conformando lo que se suele considerar un Derecho Turístico Indirecto. Por otro

76
Vid. TFUE, art. 6.
77
FERNÁNDEZ DE GATTA SÁNCHEZ, D., “El marco estratégico de la política de turismo de la Unión
Europea: evolución y régimen vigente”. Revista General de Derecho Europeo, 2012, nº 28, p.1-47.
78
Vid. TFUE, art. 195. Donde se puede apreciar la coincidencia literaria con respecto al mencionado como
III-281 en el proyecto de Constitución Europea (Vid. cita 21, supra).
58
TURISMO Y TRABAJO

lado, sigue estando presente en todos aquellos programas que favorecen el turismo una
clara incidencia en su mercado de trabajo.
En general, esta fórmula utilizada desde el panorama comunitario se ha centrado,
al igual que en otras instancias supranacionales, aunque aquí con mayor intensidad, en
aspectos metodológicos sobre la medición de la repercusión del turismo, así como en la
debida protección del ciudadano de la Comunidad en cuanto que consumidor de los
servicios y actividades turísticas. En este sentido podrían destacarse entre el acervo
comunitario:
- Directiva 90/314/CEE, del Consejo, de 13 de junio de 1990, sobre viajes
combinados, vacaciones combinadas y circuitos combinados. Derogada por la
Directiva 2015/2302/UE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de
noviembre de 2015, relativa a los viajes combinados y a los servicios de viaje
vinculados79.
- Directiva 94/47/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de octubre
de 1994, sobre utilización de inmuebles en régimen de tiempo compartido.
Derogada por la Directiva 2008/122/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo,
de 14 de enero de 2009, relativa a la protección de los consumidores con respecto
a determinados aspectos de los contratos de aprovechamientos por turno de bienes
de uso turístico, de adquisición de productos vacacionales de larga duración, de
reventa y de intercambio80.
- Reglamento del Consejo CEE/295/91, de 4 de febrero de 1991, por el que se
establecen las normas comunitarias relativas a un sistema de compensación por
denegación de embarque en el transporte aéreo regular. Derogado por el
Reglamento CE/261/2004, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de
febrero de 2004, por el que se establecen normas comunes sobre compensación y
asistencia a los pasajeros aéreos en caso de denegación de embarque y de
cancelación o gran retraso en los vuelos (también conocido como reglamento
overbooking)81.
- Directiva 95/57/CE, del Consejo, de 23 de noviembre de 1995, sobre recogida
de información estadística en el ámbito del turismo82. Derogada por el
Reglamento UE 692/2011, de 6 de julio de 2011, relativo a las estadísticas
europeas sobre el turismo83.
- Directiva 2006/123/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo de 12 de
diciembre de 2006, relativa a los servicios en el mercado interior. (Incluidos los
relacionados con el turismo)84.

79
DOUE L 326, de 11.12. 2015.
80
DOUE L 33, de 3.2.2009.
81
DOUE L 46, de 17.2.2004.
82
DOCE L 291, de 6.12.1995.
83
DOUE L 192, de 22.7.2011.
84
DOUE L 376, de 27.12.2006.
59
TURISMO Y TRABAJO

3.3. Actuaciones en materia turística por parte de la UE


El primer pronunciamiento a nivel turístico lo encontramos en una Comunicación
de la Comisión al Consejo de 1982 “Para una política comunitaria de turismo. Primeras
orientaciones”85. Una política turística europea que surge todavía de forma muy
incipiente, pero que sin duda ya apuntaba la necesidad de instaurar esa dirección común
en el panorama de la Unión.
Vinculado a este pronunciamiento, llamará la atención sin embargo, otra cuestión
de orden laboral, que no es más que un estudio posterior que lleva a cabo la misma
Comisión sobre determinadas condiciones de vida y trabajo86. Estudio que surge como
consecuencia de esa previa Comunicación sobre las orientaciones para una política
comunitaria en turismo y en el que se refiere la posibilidad de buscar un escalonamiento
de las vacaciones para tratar de reducir la alta concentración existente en determinados
períodos. En particular, el que se genera debido al disfrute mayoritario por parte de los
trabajadores de sus vacaciones durante el periodo estival, que sin duda repercute
directamente en la alta estacionalidad del sector turístico.
En la misma línea que el anterior se adoptó por parte del Parlamento Europeo en
1983 una “Resolución sobre la política comunitaria de turismo”87. De igual forma se hace
eco de la promoción de las vacaciones escalonadas y de la importancia del turismo como
generador de empleos. Siendo estos reconocimientos de orden laboral una constante en
las principales actuaciones llevadas a cabo desde entonces por parte de la UE en materia
turística.
El Consejo, con carácter posterior, asume las actuaciones precedentes bajo una
“Resolución del Consejo de 10 de abril de 1984, relativa a una política Comunitaria de
turismo” y “Primeras orientaciones para una política Comunitaria de turismo”88. Que al
margen de otras cuestiones de índole turística, se preocupa de las condiciones de los
trabajadores del sector sobre la base de la libertad de establecimiento de las empresas de
este ámbito en cualquier Estado miembro. Se contemplan determinadas cuestiones como:
la formación profesional y el reconocimiento de estas cualificaciones para facilitar la
movilidad de estos trabajadores; las ayudas del Fondo Social Europeo para tratar de paliar
los efectos de la estacionalidad de los trabajos y el escalonamiento de las vacaciones que
descongestionen la acumulación de servicios de temporada y puedan prolongarse durante
más tiempo.
La materia turística debido a su carácter transversal es objeto desde entonces de
muy distintas actuaciones tanto por la forma de materializarse, llámese Comunicación,
Resolución, Recomendación, Decisión, o cualquier otra, como sobre todo, por la enorme
versatilidad de los asuntos a tratar, siempre en cualquier caso con una relación directa
sobre el ámbito turístico.
Así, se han tratado desde distintas Instituciones Europeas asuntos tan variados
como “el fomento del Turismo Rural”, otros sobre “información y seguridad en los
establecimientos hoteleros”, “la promoción y consolidación del turismo en la

85
DOCE, Suplemento 4/82.
86
DOCE 7/8 -1982, apartado 2.1.65. p. 33. En relación con Suplemento 4/82, puntos 1.4.1 a 1.4.4.
87
DOCE C 10, de 16.1.1984, p. 281 y ss.
88
DOCE C 115, de 30.4.1984, p. 2 y ss.
60
TURISMO Y TRABAJO

Comunidad”, la declaración del “Año Europeo del Turismo”, el informe sobre la


evaluación del “Plan de acciones comunitarias a favor del turismo”, otros de consulta
como “El papel de la Unión en materia de turismo. Libro verde de la Comisión”, y
muchos otros.
Es importante señalar por lo ambicioso del proyecto, aunque en última instancia
no viera la luz, el primer programa plurianual a favor del turismo europeo
“PHILOXENIA” (1997-2000)89, para mejorar la calidad y la competitividad del turismo
europeo orientándolo al crecimiento, y como no, al empleo, con una dotación económica
bastante cuantiosa, que tal vez en parte por eso, y sobre todo por la falta de entendimiento
en cuanto a las acciones a desarrollar, no obtuvo finalmente el acuerdo necesario.
Destacando la oposición de Alemania y Reino Unido, países por otro lado eminentemente
emisores de turismo, lo que sin duda debió tener su peso específico a la hora de no querer
asumir este programa, con orientaciones más bien dirigidas a favorecer territorios
eminentemente receptores de turismo y sus actividades.
Aunque las otras políticas turísticas continúan existiendo, el turismo europeo se
quedó sin un importante marco de referencia90. No obstante, a pesar de la pérdida de ese
referente se llevaron a cabo algunas actuaciones turísticas significativas durante la etapa
posterior y hasta la llegada del ya mencionado Tratado de Lisboa y su verdadero
reconocimiento normativo del turismo en Europa.

3.4. Turismo y empleo


La celebración durante este periodo llamémosle de transición, de una Conferencia
sobre Turismo y Empleo celebrada en Luxemburgo en noviembre de 1997, puso de
manifiesto la trascendencia de la contribución del turismo al empleo, y derivó en la
creación de un Grupo de Alto nivel sobre Turismo y Empleo (GAN). De las conclusiones
y recomendaciones elaboradas por este grupo de expertos se realizó la Comunicación
sobre como “Incrementar el potencial del turismo como generador de empleo” COM
(1999) 205 final91; y posteriormente un Dictamen del Comité Económico y Social sobre
dicha Comunicación el 26 de enero de 200092.
En este Dictamen se reflexiona sobre la relación turismo y empleo partiendo de
todo lo ya aportado por el GAN. A este efecto se realiza un análisis de gran trascendencia
sobre la realidad laboral del sector en aquel momento, que en gran medida sigue estando
vigente, y el posicionamiento a seguir sobre esta cuestión en Europa. Como punto de
partida, se reconoce la dificultad existente para el análisis debido fundamentalmente a la
falta de concreción sobre la configuración del sector, la realidad del trabajo estacional, o
incluso la existencia de trabajo no declarado93.

89
DOCE C 222, de 31.7.1996
90
ARCARONS I SIMÓN, R., “El proceso de convergencia de las políticas turísticas de la Unión Europea”.
En Derecho y Turismo. (Melgosa, F.J. –ed.-), Ediciones Universidad de Salamanca, 2004. p. 47-64.
91
DOCE C 178/03 de 23.6.1999.
92
DOCE C 75 de 15.3.2000.
93
Vid. Apartado 2.2, C 75.
61
TURISMO Y TRABAJO

Como cuestión esencial, se pone de manifiesto la necesidad de orientar las


políticas comunitarias para favorecer la actividad turística como fuente generadora de
empleo. Debido entre otras cuestiones a su importancia económica y su potencialidad; al
impacto del turismo en otros sectores de actividad y viceversa; a los diferentes segmentos
de población que participan en esta actividad y en particular colectivos sensibles como
jóvenes, mujeres y trabajadores no cualificados; a la precariedad existente en el empleo,
así como su baja cualificación y su carácter estacional94.
Una reflexión de los profesionales del sector del turismo pone de manifiesto la
conexión existente entre productividad y creación de empleo, en virtud de la mejora de la
calidad y variedad de servicios esperada por los clientes95. Seguramente interpretando que
la productividad en este sector servicio implica una atención más exquisita en el servicio
al cliente, por encima del que corresponde con carácter general a cualquier trabajador en
el cumplimiento del deber genérico de buena fe. Lo que asimismo implica, que esa
mejora de la calidad esperada por el cliente va a derivar en un efecto repetitivo o en una
valoración positiva a transmitir a otros posibles visitantes, y por consiguiente en una
mayor afluencia de turistas generadora directa de nuevos puestos de trabajo.
Se señala también una carencia relativa a la formación y el retraso que sufre con
respecto a las necesidades del mercado laboral, evidenciando la necesidad de anticiparse a
esta situación tanto en la formación profesional como la continua con la finalidad de
obtener una mayor profesionalización del sector96. Una carencia que sigue estando
presente hoy en día en este sector, donde la productividad parte de la calidad dada por el
personal al turista y donde la falta de profesionalidad repercute negativamente en el
servicio prestado. Todo ello, sin mencionar como parte de esa profesionalidad el tema de
los idiomas, que sigue siendo un déficit existente en un sector en el que suele ser algo más
que frecuente el contacto directo con clientes extranjeros, y donde la comunicación con el
usuario como parte del servicio de calidad suele ser también más que patente.
Como características generales del empleo en el sector del turismo se señalan su
estacionalidad, su inseguridad debido a los cambios frecuentes de empleo, y un nivel
salarial, salvo puestos altamente cualificados, por debajo de la media del resto de
trabajadores de otros sectores97. Es decir, una alta tasa de temporalidad en los contratos
debido a la estacionalidad que posiblemente influyen en los otros dos caracteres. En este
sentido, por un lado, provoca una búsqueda constante de nuevos empleos que cubran los
periodos de inactividad, tratando de afianzar la estabilidad deseada por cualquier
trabajador sin que realmente se sienta arraigado a una empresa determinada que le dé esa
seguridad. Y por otro, esa falta de continuidad y de promoción en el trabajo genera unas
condiciones salariales más bajas de lo habitual, y/o por el hecho tener que asumir nuevos
contratos “low cost” con la intención o necesidad de obtener un empleo a toda costa.
El carácter estacional de los empleos debe intentar corregirse al amparo del
cumplimiento de la normativa nacional en relación al necesario tiempo de descanso de los
trabajadores, y sobre todo, del llamamiento constante en casi todas las propuestas

94
Vid. Apartados 2.3 y 2.4.1, C 75.
95
Vid Apartado 2.4.2, C 75.
96
Vid. Apartado 2.5.2, C 75.
97
Vid. Apartado 2.7.1, C 75.
62
TURISMO Y TRABAJO

turísticas europeas en cuanto a la necesidad de escalonar las vacaciones98, en este caso en


referencia solo a los trabajadores, recordando que también es una pretensión con respecto
a los escolares. Pues bien, esta demanda europea sigue a día de hoy sin encontrar su
materialización deseada en el ámbito laboral. Aunque no obstante, algo se haya avanzado
en cuanto a las posibilidades legales y convencionales respecto al fraccionamiento de las
vacaciones. Sin que realmente se haya conseguido el efecto deseado en términos
generales más allá de ese cambio de hábito por una parte de la clase trabajadora de su
derecho al descanso, bajo la fórmula del fraccionamiento en vez del disfrute tradicional
del mes completo, o del tiempo preceptivo correspondiente.
Asimismo se insta a las empresas a una planificación del personal anticipada y
previsora con una oferta de puestos de trabajo con salarios y condiciones laborales
acordes al mercado laboral, como circunstancias necesarias para provocar efectos
positivos en el empleo denominado sostenible99. Sorprende esta llamada de atención a los
empleadores, no por el mensaje en sí, que tiene toda su lógica, sino por la injerencia en el
poder de dirección y de organización del empresario al tratar de influir en su política de
recursos humanos.
Se vuelve a asociar la calidad en el servicio prestado y la cualificación profesional,
de tal suerte que se reconoce que el ahorro en mano de obra va en contra de la
convergencia de ambas y por tanto de los intereses generales del turismo100. Y es que la
carencia de profesionalidad, ya comentada, parece acentuarse cuando se recurre a mano
de obra más barata que no alcanza los niveles exigidos de cualificación en un sector con
tanta dependencia del trato directo al cliente. Es decir, el ahorro inicial por parte del
empresario se vuelve en su contra por el mal servicio ofrecido o por no alcanzar el nivel
suficiente de reconocimiento por parte de la clientela, que al fin y al cabo son los que van
a sostener el negocio, y por ende los puestos de trabajo.
Lo cual además, provoca una imagen negativa del sector en la clase trabajadora,
fundamentalmente en los jóvenes que pretenden acceder al mercado de trabajo y que
prefieren orientarlo hacia otros sectores con carreras laborales más prometedoras. En este
sentido, se apuntan como claves del éxito de algunas grandes cadenas hoteleras los
siguientes principios: salarios motivadores, buenas perspectivas de carrera y formación
permanente a lo largo de toda la vida profesional101. Parece evidente, que estas máximas
son sinónimo de éxito de cualquier trabajador, pese a que no sean más que una
prolongación de derechos laborales ya reconocidos relativos a la obtención de un salario
digno (en este caso algo más que digno), y en cuanto al derecho de formación y
promoción profesional que ha de corresponder a cualquier empleado.
El diálogo social se erige como una de las vías principales para reconducir la
situación laboral del sector turístico sobre distintos aspectos de especial significado.
Siendo además la remisión al diálogo social una constante desde distintos documentos
jurídicos de ámbito comunitario. Sin embargo, antes de entrar en el contenido de esta
remisión y para un mejor entendimiento de la cuestión, hay que tratar de al menos
aproximar que ha de entenderse por este diálogo social. De esta forma, hay que partir de

98
Vid Apartados 2.7.2 y 2.7.3, C 75.
99
Vid. Apartado 2.7.3.1, C 75.
100
Vid. Apartado 2.7.5, C 75.
101
Vid. Apartado 2.7.5. in fine, C 75.
63
TURISMO Y TRABAJO

la base que los actores implicados en este diálogo han de ser tanto organizaciones
patronales como de trabajadores, y de orden gubernamental; lo que no quita para tener
presente la dificultad manifiesta en la delimitación de un sector como el del turismo que
va incidir directamente en la conformación de estos agentes implicados.
En cuanto a su consideración, se puede decir que “en el marco de las relaciones
laborales, el dialogo social incluye a todas las formas de relación entre los actores,
distintas al conflicto abierto”102; o, interpretar que es la manera más simple de relación
entre los interlocutores sociales, que tiene como objetivo facilitar posturas y opiniones
con la intención de conseguir posturas comunes para las partes, sin necesidad de llegar a
acuerdos103; o tal como también se considera es un “término indefinido y abierto, que dice
mucho y compromete muy poco”104.
Una vez estimado el alcance del diálogo social hay que partir de una primera
remisión en la que se solicita una conciliación de intereses del sector con las perspectivas
de creación de empleo mediante la disminución del tiempo de trabajo105. En lo que se
considera una tendencia general de reducción del tiempo de trabajo, debiendo
reorganizarse, teniendo en cuenta además el carácter discontinuo de la actividad turística
que determinan en la misma unas condiciones de trabajo muy concretas. Por lo que se
hace necesario replantear la situación del sector para su perdurabilidad, mediante el
reparto de ese tiempo de trabajo sobrante con la generación nuevos puestos de trabajo.
Asimismo se remiten con carácter general el conjunto de cuestiones analizadas en
relación a la desestacionalización, flexibilidad y remuneración del tiempo de trabajo106.
Sin embargo, el diálogo social se considera como un factor primordial en su dimensión
europea por el carácter fronterizo de este sector de actividad, en temas como las políticas
de empleo, y la formación y cualificación como elementos de fomento y estabilización
del sector107.
Aun así, se reconoce la dificultad existente en determinados territorios a la hora de
conformar interlocutores sociales adecuados debido a la debilidad en cuanto a la
representatividad del sector, en particular en las pequeñas y medianas empresas y entre
los trabajadores estacionales108. No obstante, la experiencia acreditada en el dialogo en el
sector hotelero y de la restauración demuestra la posibilidad de avanzar sobre empleos
menos cualificados y tiempo de trabajo, en lo que el factor determinante sigue siendo la
anualización109. La formación y la gestión de la movilidad se consideran también como

102
ERMIDA URIARTE, O., “Diálogo social: teoría y práctica”. Boletín Cinterfor, 2006, nº 157, p.11-25.
103
GORELLI HERNÁNDEZ, J., “El diálogo social en la Unión Europea: incidencia en el sistema de
fuentes del Derecho”. Temas Laborales: Revista Andaluza de Trabajo y Bienestar Social, 2000, nº 55, p.
45-72.
104
RODRÍGUEZ-PIÑERO, M., “La institucionalización de la representación de intereses: los Consejos
económicos y sociales”. El diálogo social y su institucionalización en España e Iberoamérica, CES,
Madrid, 1998, p. 80.
105
Vid. Apartado 2.7.4, C 75.
106
Vid. Apartado 2.7.6, C 75.
107
Vid. Apartado 3.5.1, C 75.
108
Vid. Apartado 3.5.4, C 75.
109
Vid. Apartado 3.5.3, C 75.
64
TURISMO Y TRABAJO

parte importante de este dialogo en aras de la búsqueda de nuevos empleos y actividades


complementarias sobre todo para los trabajadores estacionales110.
La realidad del sector sigue estando latente hoy en día en gran parte de estas
cuestiones, donde la estacionalidad de las actividades turísticas sigue marcando en gran
medida el resto de situaciones de orden laboral, llámese temporalidad en el trabajo,
representatividad, cualificación, estabilidad, etc. Siendo esta estacionalidad el factor
determinante sobre el que sigue pesando la responsabilidad del sector, toda vez que el
cumulo de posibles acciones a realizar van a pasar en mayor o menor medida por este
condicionante.
El Dictamen también considera el reconocimiento de las cualificaciones y el
acceso a las profesiones en base a los principios de libertad de establecimiento y de
equivalencia y reconocimiento mutuo como cuestiones a abordar en el dialogo social.
Pese a ponerse de manifiesto los obstáculos de facto y legales en algunas profesiones
como es el caso de los guías, sobre todo en el deber de garantizar los principios de libre
circulación y de libre ejercicio de la actividad111. Y es que esta cuestión en particular ya
había sido objeto del ámbito jurisprudencial comunitario por lo que merece un
tratamiento específico (se realiza más adelante).
El tratamiento del turismo y el empleo también tienen su proyección en la
Comunicación sobre “Un marco de cooperación para el futuro del turismo europeo”, de
13 de noviembre de 2001112. Donde se sigue manifestando la importancia del turismo en
la Unión Europea, y donde se describe a grandes rasgos las peculiaridades del sector
turístico, tratando de enfocar las diferentes estrategias y actuaciones a seguir, con un
tratamiento específico sobre el proceso “Turismo y Empleo”.
En este sentido, cabe señalar la recomendación de uno de los grupos de trabajo113,
en los que se sigue abogando por elevar el nivel de cualificación en la industria del
turismo, a la vez que se ponen de manifiesto los principales impedimentos para su logro,
a saber, falta de mano de obra y gran volatilidad del personal; condiciones de trabajo
singulares, incluido el carácter estacional; falta de cualificación inicial; y carencia de
personal competente en las pequeñas empresas. Para ello se marcaron tres objetivos
prioritarios: atraer al sector trabajadores cualificados, retenerlos y aumentar su
competencia, y apoyar a las microempresas para mejorar su competitividad. En definitiva
la necesidad de disponer de recursos humanos competentes y motivados.
La Resolución del Consejo sobre “el futuro del turismo europeo”, de 21 de mayo
de 2002114, haciéndose eco de documentos anteriores destaca que el sector turístico
europeo está integrado mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas (PYME), y
proclama la necesidad de un mejor acceso a instrumentos que ayuden a mejorar sus
resultados económicos y reforzar su competitividad, lo que a su vez ha de contribuir a la
creación de empleo. Asimismo, incita al intercambio de información sobre la legislación
específica que regula la actividad de las empresas de turismo y los requisitos que
110
Vid. Apartado 3.5.6, C 75.
111
Vid. Apartado 3.5.7, C 75.
112
COM (2001) 665 final, de 13.11.2001. Bruselas.
113
Vid. Grupo de trabajo B- Mejorar la formación con el fin de profesionalizar aún más el sector turístico,
COM (2001) 665 final, cit. p. 23.
114
DOCE C 135, de 6.6.2002.
65
TURISMO Y TRABAJO

establecen los Estados para acceder a las profesiones existentes en el sector turístico, para
facilitar la difusión de mejores prácticas.
En esencia, trata de apostar por el tejido empresarial existente ofreciendo
facilidades y ayudas que lo hagan más competitivo con respecto a grandes empresas, a la
vez que sirva para generar más empleo, y por otro lado mejorar a la hora de legislar para
contribuir a su vez a una mejora de la empleabilidad. Se sigue por tanto la línea maestra
ya instaurada de considerar el turismo como una fuente generadora de empleo, que va a
seguir estando presente en las actuaciones europeas más significativas en materia de
política turística.
Destaca por su impulso de cambio la Comunicación de la Comisión sobre “Una
nueva política turística en la UE: hacia una mayor colaboración en el turismo europeo”,
de 17 de marzo de 2006115. Que plantea como una de sus estrategias el reto del
crecimiento y el empleo, recordando el reconocimiento que la UE viene haciendo desde
1997 sobre el potencial del turismo para alcanzar estos objetivos. Reconoce también el
turismo como sector transversal que abarca una gran diversidad de servicios y
profesiones, a la vez que ligado a muchas otras actividades turísticas. Es decir, sienta unas
bases estratégicas tratando de reorientar una política turística dividida, sobre unos pilares
tan atractivos para todos los Estados miembros como el crecimiento económico y la
creación de empleo.
Para ello, se exalta la magnitud económica del turismo y su importancia
manifiesta sobre la tasa de creación de empleo en el sector, que supera la media europea
en comparación con la economía en su conjunto. Aunque esa aportación sea a costa de
contrataciones a tiempo parcial, con especial incidencia en colectivos sensibles como
mujeres, jóvenes, y personal menos cualificado. Por lo que se señala que han de
establecerse medidas que favorezcan tanto la seguridad en el empleo como una mejora de
las cualificaciones. Por otro lado, hay que considerar que el turismo constituye no solo un
sector de gran importancia económica para Europa sino que además va a suponer una
fuente de ingresos muy importante para muchas comunidades locales y puede contribuir
de forma especial a la cohesión económica y social de regiones periféricas de la UE116.

3.5. La incidencia del turismo social


Es precisamente esa cohesión social uno de los objetivos a los que hace referencia
un Dictamen del Comité Económico y Social sobre “Turismo social en Europa” de
2006117. Esencialmente las propuestas se centran en la necesidad de facilitar el acceso al
turismo a colectivos desfavorecidos económica, territorial o socialmente a través de
programas de turismo social por todos los países de la Unión, con redes de cooperación
que lo favorezcan118.

115
COM (2006) 134 final- no publicada en el Diario Oficial.
116
BENGOCHEA MORANCHO, A. “Hacia una política turística en Europa: directrices y tendencias
recientes”. Revista de Análisis Turístico, 2011, nº 7, p. 5-21.
117
DOUE C 318 de 23.12.2006.
118
VALDÉS PELÁEZ, L.; DEL VALLE TUERO, E. A., “Políticas de la Unión Europea en materia de
turismo”. Estudios Turísticos, 2010, nº 184, p. 71-98.
66
TURISMO Y TRABAJO

No obstante, el documento presenta algunas consideraciones dignas de mención,


partiendo del reconocimiento del derecho al descanso y al turismo como fundamento del
turismo social, con referencia directa al artículo 7 del Código Ético Mundial para el
Turismo de la OMT de 1999 y adoptado como propio por Naciones Unidas en 2001. Se
plantea, sin embargo, la dificultad existente a la hora de identificar el concepto de turismo
social, no sin reconocer sus premisas habituales en cuanto a ir dirigido a colectivos menos
favorecidos y en relación al derecho al descanso, ocio y a tiempo reparador del trabajo
con periodificación diaria, semanal y anual.
Interesante también es la alusión al origen histórico en el que se sitúa el inicio de
la intervención de los poderes públicos en las primeras formas de turismo social tras la
Segunda Guerra Mundial, intervención ligada a los movimientos obreros en algunos
países europeos, entre los que se cita España119. Sin embargo, ni tan siquiera hay
unanimidad en este aspecto donde algunos lo sitúan en un período inmediatamente
anterior, concretamente entre las dos guerras mundiales, con especial protagonismo en
dos territorios europeos, Italia y Alemania120.
En lo que sí parece haber unanimidad es en el papel que desde los orígenes
mantienen los sindicatos como agentes mediadores en este tipo de turismo, incluso como
reconoce el documento, como forma de obtener beneficios para sus trabajadores
afiliados121. Aunque las experiencias en este sentido en los distintos países es variable en
cuanto a su grado de compromiso, pero manteniendo cierta presencia en esta actividad
social de origen sindical.
Por otro lado, también se incluyen los viajes y actividades organizados por las
empresas para sus trabajadores. Entendiendo como tales, aquellos viajes a realizar en el
período vacacional correspondiente, en ningún caso, como parte de los organizados por
las empresas por asuntos laborales, es decir, tan solo se han de enmarcar como turismo
social, en su caso, los realizados por puro ocio y no por negocios o motivos profesionales.
Reconoce el documento incluso la existencia de experiencias del “Cheque Vacaciones”
como fórmula de contribución económica de los empresarios para facilitar las vacaciones
de sus empleados122. Luego, se vuelve a poner de manifiesto la dificultad existente a la
119
Vid. Apartado 2.3, C 318.
120
FERNÁNDEZ FÚSTER, L. Introducción a la teoría y técnica del turismo. Alianza editorial, 1985.
p.695 y 696. Ilustra el autor el Turismo social repasando los inicios de estos movimientos como
consecuencia del logro a las vacaciones retribuidas de la clase obrera, aunque con inexperiencia como
turistas y todavía con falta de dinero, por lo que suscita el interés de diversas instituciones incluida el
Estado para resolver la organización de estas vacaciones. Destaca el autor el carácter pionero en este tipo de
manifestación que alcanzan Italia y Alemania, con organizaciones como la Opera Nazionale Dopolavoro
(O.N.D.) y de la Kraft durch Freude (KdF: «La Fuerza por la Alegría») que desplazaron cantidades ingentes
de trabajadores durante esa época. Continúa el autor resaltando el papel que han venido jugando los
sindicatos laborales en el turismo social, no solo en la faceta de información y gestión sino también en la
creación de alojamientos propios o concertados. En este sentido, me permito citar dos ejemplos cercanos
como fueron el camping sindical y el hotel sindical de Punta Umbría-Huelva; desaparecido el primero y
convertido en Residencia de Tiempo Libre el segundo, manteniendo no obstante su fundamento de turismo
social. En términos parecidos sobre el origen se pronuncia MUÑIZ AGUILAR, D. “La política de turismo
social en España”. Junta de Andalucía, Consejería de Turismo y Deporte, 2001, p.9. Atribuye el autor al
modelo italiano conocido como dopo lavoro (traducido: después del trabajo) el ofrecimiento a los
trabajadores de unas vacaciones aunque en realidad se trataba de estancias en centros de instrucción de
ideología fascista; sistema posteriormente importado por Alemania con la misma finalidad.
121
Vid. Apartado 3.4, C 318.
122
Vid. Apartado 3.3, C 318.
67
TURISMO Y TRABAJO

hora de definir que ha de entenderse realmente como turismo social, con la posible
intervención de las empresas como agentes mediadores e incluso con esa referencia al
cheque vacaciones sin más detalles, en lo que parece ser una mejora reconocida en
convenio colectivo que parece distar mucho del argumento inicial del turismo social.
Lo que en cualquier caso sí parece evidente es la aportación del turismo social al
empleo y al desarrollo económico, generando un incremento de actividad en el sector
sobre todo ante la posibilidad de ser realizado durante la temporada baja. Cuestión que va
a contribuir a una mejora en cuanto a la rentabilidad y beneficios económicos del sector
turístico por el alargamiento de la temporada alta, y en la creación de empleo estable y de
mayor calidad durante todo el año, en definitiva contrarrestando los efectos negativos a
los que habitualmente condiciona la estacionalidad de la actividad turística.
Destaca en el Dictamen, como una de las experiencias prácticas en Europa, la
realizada en España bajo el programa de turismo social del IMSERSO123, y no solo por su
digna mención reconociendo la labor que se viene realizando en nuestro país en este
sentido teniendo como destinatarios al colectivo sénior, sino por el planteamiento en
cuanto a la financiación del programa que se estima va recaudado por los mayores
ingresos por cotizaciones a la Seguridad Social y a través del ahorro en prestaciones por
desempleo. Evaluando además, las cifras de empleos directos que no deben pasar a
situación de desempleo en la temporada baja ya que los hoteles y otros negocios y
establecimientos turísticos permanecen abiertos. Por lo que sí parece indudable la
contribución general del turismo social como un elemento más para desestacionalizar el
sector turístico, sobre todo en aquellos destinos más sensibles a la temporalidad, sin
embargo no deja de sorprender la teoría de la financiación en la que sin duda deben existir
bastantes matices a considerar. Aun así, la preocupación por el turismo social se aprecia
desde distintos ámbitos de actuación que ven esta modalidad como una prolongación más
de las políticas sociales a considerar124.
Con posterioridad se constituyó la Plataforma de Turismo Social Europeo (2012)
con el objetivo de facilitar el turismo transnacional entre los diferentes países de Europa.
Gestionada desde (2014) por la organización sin ánimo de lucro Asbl eCalypso, que
canaliza a las diferentes organizaciones y proveedores interesados en el turismo social
especialmente en temporada baja. En definitiva, el turismo social sigue estando presente
en el panorama turístico de la UE.

3.6. La nueva política turística en la UE


Dentro del marco de la política europea renovada se requiere una repuesta
coherente dentro de la UE centrándose en objetivos claros analizados con los
responsables políticos pero también con los empleadores y los trabajadores. Siendo el
objetivo principal de esta política “mejorar la competitividad de la industria turística
europea y crear más y mejores empleos mediante el crecimiento sostenible del turismo en

123
Vid. Apartado 4.2.2, C 318.
124
DE SOTO RIOJA, S., “La política autonómica en materia de seguridad y salud laboral”. Derechos
Sociales, Políticas Públicas y Financiación Autonómica a Raíz de los Nuevos Estatutos de Autonomía,
Tirant lo Blanch, 2012, p. 211-238.
68
TURISMO Y TRABAJO

Europa y el mundo entero”125. Es decir, estas estrategias políticas se han de basar en la


cooperación de las diversas partes interesadas con la finalidad común de lograr un
crecimiento en el empleo y de mejor calidad. Para ello se han de amparar en determinadas
medidas relacionadas con el turismo como la mejora de la legislación, la coordinación de
las políticas económicas y un uso financiero más adecuado a través de los diferentes
instrumentos disponibles.
Destaca asimismo el fomento de la sostenibilidad del turismo con la propuesta de
una Agenda 21 europea para el turismo. Con la participación de forma equilibrada de
expertos de asociaciones empresariales, representantes de destinos turísticos y
organizaciones sindicales, de distintas administraciones de los Estados miembros y de
organizaciones internacionales como la OMT. Un grupo al que acuden más como
expertos que como representantes, cuyo principal objetivo va a ser estimular acciones
conjuntas de todas las partes de alguna forma implicadas en el turismo europeo para tratar
de alcanzar un turismo sostenible126. Donde una vez más se erige el crecimiento turístico
como elemento facilitador en la creación de empleo ahora sobre objetivos sociales y
medioambientales al amparo de las acciones que permitan un crecimiento más fuerte y
duradero creando más empleo y de mejor calidad. Por tanto, sigue siendo una máxima la
reducción de la estacionalidad de la demanda y la promoción de los destinos turísticos
europeos con la finalidad de atraer más turistas con la intención de crecer y crear más
puestos de trabajo. Al mismo tiempo en lo referente a la mejora de la calidad de los
empleos en el sector del turismo se debe abordar el problema del trabajo de los residentes
ilegales en el marco de la política sobre inmigración en Europa.
Algunas acciones específicas para la sostenibilidad del turismo europeo trataban
de incentivar el apoyo a las PYME con medidas de distinto orden que iban desde el
establecimiento de un proceso de intercambio de buenas prácticas, a otras sobre
evaluación del crecimiento macroeconómico y el empleo. Otras acciones son de carácter
general como la elaboración de estadísticas oficiales, o como la publicación de un manual
sobre los ámbitos de formación en el sector turístico, pero con una incidencia indirecta en
la mejora de la cualificación del personal y su actualización para ser más competitivos.
Además, otra tan llamativa por lo específicas como un estudio de las tendencias
del empleo en los sectores turísticos costero y marítimo; acción que se materializó con
posterioridad con una Comunicación de la Comisión de 20 de febrero de 2014 sobre “Una
estrategia europea para un mayor crecimiento y empleo en el turismo costero y
marítimo”127. Las características geográficas y climáticas de Europa hacen que el turismo
en zonas costeras y el turismo de cruceros se hayan convertido en la mayor actividad
marítima y extienda sus vínculos a otros muchos sectores. Con unas cifras de empleo y un
volumen de negocio que se ha incrementado en los últimos años hasta en un 75% en el
caso de los cruceros, dando empleo en cifras de 2012 a 330.000 personas. Por su parte las
zonas costeras atraen más de un tercio de todas las empresas de turismo de Europa con
clara repercusión para el crecimiento y el empleo, con especial incidencia en uno de los

125
Vid. COM (2006) 134.
126
CELMA ALONSO, P., “Hacia una nueva política turística en la Unión europea”. Revista Andaluza de
Derecho del Turismo, 2010, nº 3, p. 161-180.
127
COM (2014) 86 final.
69
TURISMO Y TRABAJO

colectivos sensibles como es el caso de los jóvenes que ocupan el 45% del total de
trabajadores del sector turístico128.
Por tanto, se pone de manifiesto una y otra vez la trascendencia que tiene el
turismo para Europa y como su potencial crecimiento revierte directamente en el empleo.
Ante lo cual hay que diseñar actuaciones comunes a todos los niveles, con la inestimable
participación entre otros grupos de interés, de organizaciones de empleadores y
trabajadores, que sobre la base de la cooperación, el intercambio de experiencias y buenas
prácticas, y la sostenibilidad puedan evocar unos resultados óptimos no solo económicos
sino también en niveles de empleo en cantidad y también en calidad.
Los cambios operados tras el Tratado de Lisboa en el que se integra el turismo en
el denominado Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE)129, sirven como
base jurídica en el nuevo marco a seguir en la política turística europea. Una vez hecho
este reconocimiento se inicia una nueva andadura con enfoques renovados en las
estrategias sobre el turismo en el panorama de la Unión. Así, la Comisión elaboró el 30 de
junio de 2010 una Comunicación titulada “Europa, primer destino turístico del mundo: un
nuevo marco político para el turismo europeo”130.
Partiendo de las nuevas competencias asignadas en materia turística se define un
nuevo marco de acción para un crecimiento sostenible que beneficie al sector turístico
europeo generando crecimiento y empleo. Las cifras siguen avalando esta actividad con
un crecimiento del empleo en la actividad turística que sigue siendo más importante que
el resto de la economía. Por lo que la importancia del turismo se siente cada vez mayor
para Europa y se entablan una serie de acciones de gran alcance siempre respetando el
principio de subsidiariedad y las competencias de los Estados en la materia.
Así, se fomenta la competitividad en el sector turístico en Europa con un
crecimiento que ha de ser dinámico y sostenible, tratando de promover la diversificación
de la oferta turística, la innovación en esta industria, la consolidación de la base de
conocimientos socioeconómicos en función de la información estadísticas, la mejora de
las competencias profesionales o la prolongación de la temporada turística.
Siendo estas dos últimas de especial interés por su repercusión en la faceta laboral,
ya que se trata por un lado, de mejorar el ámbito competencial de los empleados de este
sector en base al derecho reconocido de formación de todo trabajador, que a su vez van a
incidir en la denominada “Agenda de nuevas cualificaciones y empleos: una contribución
europea al pleno empleo”131, señalada como iniciativa emblemática por parte de Europa.
Y por otro lado, en cuanto a la prolongación de la temporada turística, va a significar una
mejora de los recursos existentes de infraestructura y de personal, con repercusión
inmediata en productividad y mano de obra más estable y motivada, asimismo intención

128
Vid., COM (2014) 86.
129
Vid., TFUE, art. 195. Ya analizado en este capítulo en el marco normativo.
130
COM (2010) 352 final, Bruselas, 30.6.2010.
131
COM (2010) 682 final, Estrasburgo, 23.11.2010.
70
TURISMO Y TRABAJO

reconocida en la llamada “Declaración de Madrid”132 para propiciar el mantenimiento del


empleo turístico en temporada baja.
Otra de las actuaciones generales prevista va dirigida a promover el desarrollo de
un turismo sostenible, responsable y de calidad. Estos principios inspiradores tienen un
carácter versátil que se pueden concretar sobre distintas materias, destacando en el ámbito
laboral, la calidad y la estabilidad de los puestos de trabajo creados. Es decir, ha de
entenderse también como turismo sostenible cualquier estrategia que suponga al menos el
mantenimiento de los empleos ya existentes a la vez que la búsqueda de la calidad del
mismo. Una constante en la política turística europea que mira hacia el carácter indefinido
y no temporal de las contrataciones en el sector, propugnando con carácter habitual en sus
orientaciones la necesidad de anualizar las actividades como medida de estabilidad en el
empleo.
Finalizan las propuestas con la idea de consolidar la imagen y la visibilidad de
Europa como conjunto de destinos sostenibles y de calidad, y con la intención de
maximizar el potencial de estas políticas y los instrumentos financieros para desarrollar el
turismo en la UE. Con alusiones al carácter transversal de la política del turismo para
teniendo en cuenta las nuevas competencias hacer del turismo europeo una actividad
competitiva, moderna, sostenible y responsable.
Además, hay que destacar que existen políticas comunitarias en otras áreas que si
bien directamente no son consideradas como turísticas, sí van a tener un considerable
impacto en la materia turística133, citando a título de ejemplo aquellas iniciativas relativas
a fondos estructurales, a infraestructuras de transporte y medio ambiente, o aquellas otras
que afectan a zonas rurales.

3.7. La jurisprudencia comunitaria en materia turística. Especial consideración de


su repercusión en el ámbito laboral
La jurisprudencia comunitaria en materia de derecho turístico se ha venido
realizando en el marco de dos procesos, el recurso por incumplimiento y el prejudicial.
Destacando en el primero de ellos el que dio lugar a la declaración de incumplimiento de
España en el asunto de los guías turísticos, (sobre el que más adelante nos centraremos).
En cuanto al recurso prejudicial, es el procedimiento que ha acaparado la mayoría de las
sentencias existentes en materia turística134.
Por otro lado, la jurisprudencia comunitaria se ha venido pronunciando en
diferentes asuntos sobre cuestiones relativas al ámbito turístico que vuelven a poner de
manifiesto la dispersión existente de la normativa comunitaria referente al turismo, que
afecta a sectores de una gran diversidad, lo que provoca que la estructura normativo

132
Declaración de Madrid en el marco de la reunión informal de ministros celebrada en Madrid bajo la
presidencia española en abril 2010 bajo el lema “Hacia un modelo turístico socialmente responsable”. Se
puede consultar en: https://www.google.es/?gws_rd=ssl#q=declaracion+de+madrid+modelo+turistico&*
133
GONZÁLEZ ALONSO, A., “Competencias comunitarias, estatales y autonómicas en materia de
turismo”. Estudios Turísticos, 2009, nº 180, p. 65-113.
134
GÓMEZ DE LA CRUZ TALEGÓN, C. “Normativa comunitaria en materia turística y su aplicación por
el Tribunal de Justicia de la Comunidades Europeas”. En Derecho y Turismo: I y II Jornadas de Derecho
Turístico, Málaga 1998-1999. Consejería de Turismo y Deportes, 1999. p. 37-54.
71
TURISMO Y TRABAJO

comunitaria en esta materia este todavía bastante distante de alcanzar unos contornos
claramente definibles y comprensibles para el usuario135.
Tras una breve referencia obligada sobre ciertos asuntos tradicionalmente
representativos de la materia, con la que se pretende simplemente constatar esta
diversidad más que hacer un análisis exhaustivo; se tratará con más detenimiento aquellos
asuntos de orden turístico con especial incidencia en el plano laboral.
Destacan entre las sentencias en materia turística aquellas relativas a la
interpretación de la Directiva 90/314 de viajes combinados, por aquello de ser la pionera
y seguramente la más emblemática de las Directivas comunitarias en regular aspectos
turísticos136. Luego, no deja de ser una parcela significativa del turismo que, asimismo, se
prolonga en otras muchas actuaciones del Tribunal de Luxemburgo sobre aspectos
turísticos bien variados.
Aunque tal vez destaquen aquellas sentencias relativas al conocido como
Reglamento overbooking, tanto por el número de asuntos suscitados, como por la
delimitación de sus conceptos más controvertidos: de retraso, cancelación, denegación de
embarque y circunstancias extraordinarias en una visión proteccionista del consumidor137.
Interesa asimismo referenciar por su carácter representativo, es decir, sin ánimo alguno de
exhaustividad, otro bloque general de Resoluciones del TJUE138. Se puede apreciar por

135
TORRES CAZORLA, M. I. “La normativa comunitaria en materia turística y su aplicación por el
Tribunal de Justicia Comunitario”. Revista Andaluza de Derecho del Turismo, 2010, nº 4, p. 11-46.
136
Cabe por tanto, al menos citar las siguientes Sentencias del Tribunal de Justicia: Sentencia de 8 de
octubre de 1996, asuntos acumulados C-178/94, C-179/94, C-188/94, C-189/94 y C-190/94, en Rec., 1996,
p. I-04845. Caso Dillenkofer y otros c. Alemania. Sobre la no adaptación del Derecho Interno, y
responsabilidad y obligación de reparar del Estado miembro; Sentencia de 14 de mayo de 1998, asunto C-
364/96, Rec. 1998, p. I-02949. Caso Verein für Konsumenteninformation contra Österreichische
Kreditversicherungs AG. Concerniente al alcance de la protección contra el riesgo de insolvencia del
organizador; Sentencia de 11 de febrero de 1999, asunto C-237, Rec. 1999, p. I-00825. Caso AFS
Intercultural Programs Finland ry. Relativa al ámbito de aplicación y organización de intercambios
escolares; Sentencia de 15 de junio de 1999, asunto C-140/97, Rec. 1999, p. I-03499. Caso Walter
Rechberger, Renate Greindl, Hermann Hofmeister y otros contra Republik Österreich. En relación a los
viajes ofrecidos a precio reducido a los suscriptores de un diario. Adaptación del Derecho Interno, y
responsabilidad del Estado miembro; Sentencia de 30 de abril de 2002, asunto C-400/00, Rec. 2002, p. I-
04051. Caso Club-Tour, Viagnes e Turismo, S.A. contra Alberto Carlos Lobo Gonçalves Garrido. Que
concierne al concepto de viaje combinado; Sentencia de 7 de diciembre de 2012, asunto C-134/11,
Recopilación electrónica (Recopilación general). Caso Jürgen Blödel-Pawlik contra HanseMerkur
Reiseversicherung AG. Sobre protección frente al riesgo de insolvencia o de quiebra del organizador del
viaje combinado. Ámbito de aplicación. Insolvencia del organizador debida a un uso fraudulento de los
fondos depositados por el consumidor.
137
CASANOVA IBÁÑEZ, O., “Derecho de la Unión Europea, transporte aéreo y protección de los
consumidores y usuarios. El reglamento del -overbooking-: evolución y perspectivas de modificación”. El
impacto del derecho de la Unión Europea en el turismo. Atelier, 2012. p. 153-188.
138
Tales como: Sentencia de 7 de marzo de 1996, asunto C-192/94, Rec. 1996, p. I-01281. Caso El Corte
Inglés contra Cristina Blázquez Rivero, relativo a la contratación de un viaje con la agencia de viajes de El
Corte Inglés. En materia de crédito al consumo. En relación a la contratación de un viaje; Sentencia de 22
de abril de 1999, asunto C-423/97, Rec. 1999, p. I-02195. Caso Travel Vac S.L. contra Manuel José Antelm
Sanchís. En relación al ámbito de aplicación utilización de inmuebles a tiempo compartido; Sentencia de 3
de septiembre de 2009, asunto C-37/08, Rec.2009, p. I-07533. Caso RCI Europe contra Commissioners for
Her Majesty’s Revenue and Customs. Relativa a prestaciones de servicios consistente en facilitar el
intercambio de facultades de uso de inmueble de destino vacacional por parte de sus titulares; Sentencia de
10 de enero de 2006, asunto C-344/04, Rec. 2006, p. I-00403. Caso The Queen, a instancia de International
Air Transport Association y European Low Fares Airline Asssociation contra Department for Trasnsport.
72
TURISMO Y TRABAJO

tanto, al menos a modo ilustrativo, la variedad de cuestiones turísticas resueltas por la


jurisprudencia comunitaria, en la que como ya se anunciaba las que provocan un mayor
número de asuntos son aquellas relativas al transporte, especialmente el aéreo

Sin embargo, otro supuesto de especial interés que nos proporciona este ámbito
del Derecho Comunitario en materia turística es el que protagonizan los guías-interpretes
y guías-turísticos. Se trata de un supuesto de los que en principio se ha de incluir en el
grupo de normas cuya significación laboral no es previsible, salvo por su impugnación a
través de una contienda judicial. Los asuntos que han sido objeto de conocimiento por el
Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas son en realidad varios y por motivos
diferentes, por lo que resulta adecuada su separación. En todo caso hay que resaltar que es
ésta una jurisprudencia que no interpreta y aplica derecho derivado, sino que se apoya
directamente en principios y derechos fundamentales aplicables a los trabajadores.
El primer grupo de casos lo podemos calificar como de vulneración del derecho de
libre circulación. Todos tienen en común el haber sido tramitados por las vía del art. 169
del Tratado, en cuanto que incumplimientos de diversos Estados y a instancias de la
Comisión. Sus referencias son: SS TJCEE de 26 de febrero de 1991 (asunto C-180/89),
Comisión vs. República Italiana; de la misma fecha (asunto C-198/89), Comisión vs.
Grecia y (asunto C-154/89) Comisión vs. Francia. En estas sentencias se reconoce el
incumplimiento de estos países al subordinar la prestación de servicios de guía
acompañante a la titularidad de una acreditación profesional o título, aun cuando dicha
prestación no se realice en museos y monumentos históricos.
Algo más completa que las anteriores, pues se plantearon algunos temas
complementarios además del citado, es la STJCEE de 22 de marzo de 1994 (asunto C-
375/92) de la Comisión contra el Reino de España, por lo que ha de ser objeto de una
atención específica.
El aspecto central del caso es sin duda la vulneración que supone respecto del
derecho de libre circulación de trabajadores la exigencia establecida por nuestra anterior
legislación de la necesidad de ostentar la nacionalidad española para poder tener acceso a
la profesión de guía turístico y de guía interprete. Aspecto que, transcurrido el período
transitorio o de adaptación tras la adhesión a la Comunidad, no tenía en realidad
justificación. Junto a esta deficiencia, el Tribunal tuvo ocasión de señalar también que no
podía convalidarse la ausencia de una reglamentación por parte del Estado español que

Conocido como caso “IATA y otros”. Sobre la validez del Reglamento (CE) nº 261/2004 (Compensación y
asistencia a los pasajeros en caso de denegación de embarque y de cancelación o gran retraso de un vuelo);
Sentencia de 22 de diciembre de 2008, asunto C-549/07, Rec. 2008, p. I-11061. Caso Friederike Wallentin-
Hermann contra Alitalia-Linee Aeree Italiane. Concerniente a compensación y asistencia a los pasajeros
aéreos en casos de cancelación de un vuelo. Exención de la obligación de indemnizar. Cancelación debida a
circunstancias extraordinarias que no podrían haberse evitado incluso si se hubiesen tomado todas las
medidas razonables; Sentencia de 10 de marzo de 2016, asunto C-94/14, Recopilación electrónica
(Recopilación general). Caso Flight Refund Ltd contra Deutsche Lufthansa AG. En relación a varios
Reglamentos incluido el denominado “overbooking”, por el retraso de un vuelo.

73
TURISMO Y TRABAJO

pudiera permitir la comparación y el examen de la formación adquirida con relación a


esta profesión en otro Estado miembro y la ofrecida en España. Así como la exigencia de
una tarjeta profesional, que presupone la posesión de una formación determinada
acreditada mediante un título, para poder realizar servicios de guías turísticos aun cuando
vengan acompañando al grupo de turistas desde otro Estado miembro.
Tal y como se viene a establecer en la Sentencia no es sólo un problema de
nacionalidad sino también de exigencia desproporcionada de titulación la que exigía
nuestra legislación para poder prestar servicios de guía interprete o guía turístico. Para el
Tribunal tan sólo en el caso de acompañamiento y guía de museos o conjuntos o
monumentos históricos parece justificada la exigencia de una formación profesional o
especializada, pero no en los demás casos, de ahí que hubo de realizarse una profunda
reforma en nuestro ordenamiento a partir de esa fecha.
En definitiva, se pueden apreciar dos cuestiones esenciales, la primera, relativa a
la carencia de un procedimiento de homologación de la formación adquirida por un
ciudadano comunitario que esté en posesión de un título de guía de turismo expedido en
otro Estado miembro. Y la segunda, sobre la prestación de servicio de guía acompañante
de un grupo de un Estado miembro con el que regresa al lugar de origen una vez
finalizado el circuito, no pudiendo en estos casos exigirles una habilitación especial
cuando dicha prestación consiste tan solo en guiar a esos turistas en lugares distintos a los
museos o monumentos históricos139.
Un caso distinto pero de gran trascendencia también para comprender los
imperativos que marca el Derecho Comunitario en relación al mercado de trabajo, en
concreto al que compone el sector turístico, es la dictada en el asunto Ergasias o
Agrupación de agencias de viaje y turismo de Grecia, de 5 de junio de 1997(119/1997).
La impugnación de la ley griega no se va a cifrar ahora en un problema de exigencia de
nacionalidad respecto de los guías turísticos, sino de necesidad de que presten sus
servicios bajo el paraguas de un contrato laboral. En efecto, la normativa griega venía a
establecer que la contratación de guías de turismo por parte de las agencias de viaje y
turismo para desarrollar las tareas que le son propias en los programas organizados por
ellas, debería enmarcarse necesariamente en el ámbito de una relación laboral sometida
por tanto al régimen jurídico laboral, por lo que se refiere a las relaciones con el
empleador. Una norma en principio favorecedora de la contratación de trabajadores y que
podría en principio por ello ser calificada como de fomento o promoción del empleo.
Sin embargo, las asociaciones de agencias de viaje y turismo impugnaron dicha
normativa por cuanto que la intervención legislativa parecía excesiva desde el prisma de
otro derecho fundamental en la CE, cual es la libre prestación de servicios. La exigencia
de contratación laboral ahogaba la posibilidad de que otro tipo de trabajadores
dependientes pero no asalariados (autónomos grosso modo) pudieran realizar esa tarea
por lo que llevaron el asunto ante Luxemburgo. Para el Tribunal, la línea argumentativa
expuesta por los demandantes merecía su tutela y amparo y declaró contraria al Derecho
Comunitario la citada regulación. El mensaje es que tanta trascendencia como la libre
circulación de trabajadores y el fomento del empleo tienen el derecho a la libre prestación

139
MELGOSA ARCOS, F. J. “Régimen jurídico-administrativo de los guías de turismo”, en la obra
colectiva VI Congreso Universidad y Empresa: turismo cultural y urbano, Tirant lo Blanch, 2004, p. 279-
316.
74
TURISMO Y TRABAJO

de servicios, por lo que los Estados Nacionales pueden desarrollar políticas de fomento e
incentivación en el mercado de trabajo pero no hasta el punto de imponer como única
forma de prestación de servicios la de naturaleza subordinada y por cuenta ajena,
característica de la relación laboral.
No deja de sorprender una última sentencia emitida en un asunto que merece
también ser tratado debido a su proyección en el entorno laboral y en el mundo de los
viajes por motivos profesionales. El referente es la Sentencia de 17 de febrero de 2016140,
que versa sobre el aspecto indemnizatorio con ocasión del daño ocasionado por el retraso
en un vuelo de la compañía Air Baltic realizado por dos trabajadores de una entidad
lituana en misión laboral.
Entre los hechos acaecidos cabe destacar que la entidad empleadora (Servicio de
investigación) es la que adquiere a través de una agencia de viajes los billetes para que
sus dos empleados pudieran realizar el desplazamiento por motivos laborales. Que como
consecuencia del retraso de uno de los vuelos llegaron al destino final más de catorce
horas después de lo inicialmente previsto, teniendo los afectados por tanto que prolongar
la duración de su desplazamiento laboral. Que debido a esa prolongación la entidad
empleadora tuvo que satisfacer a sus trabajadores una retribución adicional en concepto
de gastos de viaje y cotizaciones a la seguridad social, tal y como prevé la legislación
lituana. Que teniendo en cuenta el gasto extraordinario que supuso para el empleador,
reclamó a la compañía aérea que le reembolsara la misma cantidad en concepto de
indemnización.
El asunto suscita discrepancia interpretativa de las partes en cuanto a la
responsabilidad de la compañía aérea con respecto a terceros, en este caso el empleador
por el perjuicio que le hubiera podido causar por los gastos adicionales originados por el
retraso de los pasajeros, trabajadores de la entidad. Se recuerda como cuestión preliminar
que el Convenio de Montreal como referente fue aprobado por el Consejo de la Unión
Europea el 5 de abril de 2001141.
Llama la atención sobre la interpretación de esta norma, una cuestión relativa a la
traducción del documento en cuanto al tenor literal de las versiones lingüísticas en las que
se redactó y que son igualmente autenticas. En particular, en la versión francesa en el
artículo 22 apartado 1 del Convenio de Montreal se hace referencia únicamente al daño
“sufrido por el pasajero” mientras que las versiones igualmente validas en lengua inglesa,
española y rusa se alude en el mismo artículo al “daño causado por retraso” sin referencia
exclusiva al sufrido por los pasajeros. Además, no parece que la versión francesa con su
remisión al artículo 19 del mismo Convenio este tratando un concepto de daño distinto al
contemplado en este artículo.
Por otro lado, el concepto de “usuario” utilizado a los efectos del Convenio, no
equivale necesariamente al de “pasajero”. Siendo así, que por el mero hecho de que no se
incluya expresamente a las personas que contratan el servicio del transporte no cabe

140
Asunto C-429/14, Recopilación electrónica (Recopilación general). Caso Air Baltic Corporation AS
contra Lietuvos Republikos specialiuju tyrimu tarnyba.
141
Decisión 2001/539/CE del Consejo, de 5 de abril de 2001, sobre la celebración por la Comunidad
Europea del Convenio para la unificación de ciertas reglas para el transporte aéreo internacional (Convenio
de Montreal) [DOCE L 194, de 18.7.2001].
75
TURISMO Y TRABAJO

inferir que dicho Convenio no sea aplicable a los empleadores que lo contratan para sus
trabajadores y los daños que estos pudieran sufrir con motivo del transporte.
Siendo además acreditado el daño originado por el retraso sufrido, toda vez que la
legislación de origen impone al empresario el pago preceptivo de los gastos de viaje y la
cotización a la Seguridad Social. Se aprecia el incremento del gasto preestablecido ya que
al igual que ocurre en nuestro ordenamiento jurídico se han de satisfacer los gastos de
viaje y las dietas de los trabajadores desplazados temporalmente por motivos laborales, y
en su caso, lo gastos de cotización correspondiente. Es decir, en el supuesto del caso que
nos ocupa se aprecia el sobrecoste de los gastos inicialmente previstos por el
desplazamiento profesional ya que el retraso originado va a suponer un mayor tiempo en
el destino y por consiguiente un incremento de las percepciones a abonar por el
empleador.
En definitiva, la sentencia interpretó que el transportista aéreo que haya celebrado
un contrato de transporte internacional de personas con el empleador de los pasajeros,
está obligado a responder frente a dicho empleador por el daño ocasionado por el retraso
en los vuelos, en virtud de dicho contrato y derivado de los gastos adicionales soportados.
Quiere ello decir, por lo que al ámbito laboral se refiere, que se hace valer la relación de
trabajo existente como vinculo de conexión necesario a la hora de poder entablar posibles
reclamaciones por los retrasos en este tipo de desplazamientos por negocios y motivos
profesionales.

3.8. Recapitulación
El marco normativo del turismo en la UE ha pasado por dificultades históricas en
cuanto a su reconocimiento formal, ya que en un primer momento y pese a los intentos
reiterados por su consideración no hubo entendimiento suficiente como para su
plasmación. Pese a ello, ha sido constante la valoración del turismo y su enorme
aportación al desarrollo y al crecimiento europeo, sin embargo debió esperar hasta el
consabido Tratado de Lisboa de 2007, donde se modifican los Tratados Constitutivos para
que el turismo quedara definitivamente reflejado en el nuevo Tratado de Funcionamiento.
A partir de entonces, tiene el soporte legal suficiente en el nuevo panorama de la UE para
alcanzar los objetivos marcados en esta materia. Es decir, se le otorga un carácter
complementario instaurando medidas de apoyo y coordinación dirigidas tanto a los
Estados miembros como a los diferentes agentes implicados en el sector del turismo
europeo.
Una vez reconocido el turismo en el Derecho primario de la Unión Europea hay
que resaltar el especial protagonismo que éste adquiere en el Derecho derivado. En
concreto, va a ser en las Directivas y en los Reglamentos donde va a adquirir una mayor
relevancia, sin duda motivado por el alto grado normativo de estas vías legislativas. En
este tipo de fuentes se vienen tratando cuestiones turísticas bien diversas como los viajes
combinados, el aprovechamiento por turnos de bienes inmuebles de uso turístico, el
denominado overbooking, las estadísticas de turismo, o la libre prestación de servicios,
donde también se incluyen los turísticos. Fundamentos todos ellos que partiendo de ramas
de distinto orden vienen a conformar lo que se podría considerar como un Derecho
Turístico indirecto.

76
TURISMO Y TRABAJO

Asimismo hay que recordar que pese al inicial rechazo sobre el reconocimiento
del turismo por parte de la UE, las actuaciones en esta materia han sido constantes,
apareciendo ya las primeras orientaciones en 1982 para tratar de instaurar una política
comunitaria sobre el turismo. Con este ánimo también se empiezan a resaltar otras
cuestiones vinculadas al turismo como las condiciones de vida y trabajo en este sector,
sobre todo con la preocupación de la estacionalidad como trasfondo de la cuestión y el
escalonamiento de las vacaciones como medida correctora. Empieza también a
vislumbrarse la importancia del turismo como fuente generadora de empleo, que
encontrará posteriormente un tratamiento singularizado. Asimismo, se pone de manifiesto
la transversalidad del turismo y sus diferentes formas de actuar y contenidos, incluido
algún proyecto fallido como el denominado PHILOXENIA en 1996, de carácter
plurianual para la mejora de la calidad y la competitividad en el turismo que finalmente
fue truncado, dejando un vacio, sobre todo de entendimiento en la materia, que duraría
unos años hasta el posterior y significativo Tratado de Lisboa (2007).
Pese a ello, durante la etapa posterior se manifiesta como de especial interés para
Europa la aportación del turismo al crecimiento y al empleo, por lo que la política
turística se trata de orientar en esa dirección considerando esta actividad como un
valiosísimo vehículo favorecedor. Incluso se llego a crear un Grupo de Alto Nivel sobre
Turismo y Empleo, que realizó una serie de conclusiones y recomendaciones al respecto
con la intención de incrementar el potencial del turismo para fomentar la creación de
empleo, no sin antes constatar situaciones del sector no del todo deseables, como la
estacionalidad, la inseguridad, la ausencia de cualificación profesional o los salarios
bajos. En cualquier caso se insta a paliar todas estas circunstancias con especial remisión
en muchos de los asuntos al dialogo social, toda vez que los agentes implicados son parte
esencial para contribuir al crecimiento y mejora del empleo turístico en la UE.
Conviene también resaltar la incidencia del turismo social en Europa tanto por su
reconocimiento como por su contribución a la mejora del crecimiento de empleo y al
desarrollo económico. En particular entendiendo esta modalidad turística, no del todo
bien definida, pero que en esencia va dirigida a colectivos menos favorecidos para que
puedan hacer viable su derecho al turismo. Esta especial aportación a la actividad turística
permite prolongar la temporada turística a la vez que mejora los rendimientos de las
empresas y el mantenimiento del empleo durante todo el año. Siendo en definitiva al
margen de otros valores sociales, una tipología turística que permite la sostenibilidad de
los destinos, de las actividades y del empleo.
La nueva política turística en la UE llevada a cabo en los últimos tiempos nos
conduce a estrategias de diversa índole en las que sigue recordándose la importancia del
turismo, así como su carácter transversal y su interrelación con otros sectores de
actividad. Las diversas orientaciones van desde el apoyo a las PYME, a la mejora de la
cualificación del personal, por citar algunas de carácter general, o a otras más específicas
centradas en el empleo y el crecimiento del turismo costero y marítimo. Siendo en
cualquier caso esta máxima de crecimiento y empleo una constante en el enfoque
renovado del turismo en la UE, aunque poniendo especial énfasis en el desarrollo de un
turismo sostenible, responsable y de calidad.
En cuanto a la jurisprudencia comunitaria hay que señalar la enriquecedora
aportación en materia turística, con una gran cantidad de asuntos tratados sobre
cuestiones dispares que apuntan una y otra vez a la dificultad de enmarcar este sector de
77
TURISMO Y TRABAJO

actividad. La generalidad de las aportaciones versan sobre cuestiones relativas a


contenidos regulados en Directivas y Reglamentos ya anunciados como Derecho
Turístico indirecto, sobresaliendo los alusivos a los viajes combinados y al tema del
retraso y overbooking en el transporte aéreo, sin que haya que desdeñar el resto de la
casuística. Asimismo destacan especialmente por sus implicaciones tanto turísticas como
laborales las sentencias sobre guías de turismo, incluida la que afecta al Reino de España
como sin lugar a dudas la más significativa y no solo por cuestiones de pertinencia
nacional. Aun así y como causa más reciente, también merece ser destacada la que abre
las puertas a las reclamaciones aéreas en casos de retraso, por parte de los empleadores en
los viajes por motivos de trabajo en un segmento de actividad enmarcado como de
negocios y motivos profesionales que mueve una gran cantidad de desplazamientos
alrededor de los mismos.
Gran parte de la jurisprudencia comunitaria aludida se ha basado en la vulneración
del derecho de libre circulación de los ciudadanos de la UE, cabe al menos señalar al hilo
de este principio, un factor de influencia en el turismo, cual es, el Reglamento (UE) nº
1051/2013 de 22 de octubre de 2013, “por el que se modifica el Reglamento (CE) n o
562/2006 con el fin de establecer normas comunes relativas al restablecimiento temporal
de controles fronterizos en las fronteras interiores en circunstancias excepcionales” 142. Y
es que los acontecimientos recientes en relación a los refugiados y el terrorismo han
hecho activar las alertas sobre la necesidad de modificación del sistema de fronteras
interiores para tratar de garantizar la seguridad y el orden público en los Estados
miembros143. Por lo que habrá que estar expectantes para saber cómo va a afectar en un
futuro inmediato al panorama turístico europeo este tipo de medidas desgraciadamente
con una praxis cada vez más frecuente.
Por último, hay al menos que dejar mencionado un acontecimiento reciente de
enorme trascendencia como es la salida de Gran Bretaña de la UE, conocido como
BREXIT, que sin duda va tener una gran repercusión en un sector de tanta sensibilidad
como es el del turismo.

142
DOUE L 295, de 6.11.2013.
143
ACOSTA PENCO, M. T., “Los nuevos límites a la libre circulación de turistas en la Unión Europea”.
International Journal of Scientific Management and Tourism, 2016, vol. 2, nº 3, p. 27-40.

78
TURISMO Y TRABAJO

CAPÍTULO 3
LA ORDENACIÓN JURÍDICA DEL TURISMO EN ESPAÑA
Y EL FACTOR TRABAJO

1. Etapa preconstitucional
1.1. Aproximación a la normativa turística preconstitucional
Para un mejor entendimiento del tratamiento que dispensa actualmente nuestra CE
al turismo, resulta de interés realizar un análisis previo desde una perspectiva histórica a
fin de conocer el tipo de atención otorgada a esta materia desde nuestro ámbito
normativo. Cabe afirmar en ese sentido que el turismo en España empieza a tener un
cierto reconocimiento legislativo a principios del siglo pasado con la creación de una
Comisión Nacional para fomentar el turismo144. El objetivo principal de la misma era
impulsar y desarrollar el turismo en nuestro país, para lo cual se hacía del todo necesario
la captación de visitantes extranjeros, asignándole a dicho organismo una serie de
funciones entre las que cabe destacar la divulgación en el extranjero de itinerarios de
viajes a los principales atractivos turísticos de nuestro territorio, la realización de
gestiones con las Compañías de ferrocarriles para obtener mayor rapidez, confortabilidad
y tarifas especiales, instar a las administraciones locales para la mejora de los
alojamientos y del resto de servicios necesarios para atraer y retener a estos turistas, y
cualesquiera otras conducentes al propósito general de favorecer la excursión de
extranjeros a España145. Aunque de forma incipiente, pero ya se señalaban algunas
circunstancias que siguen estando presentes hoy en día en el panorama turístico como la
promoción externa, la preocupación por el transporte de viajeros y la mejora de los
alojamientos y servicios.

144
Real Decreto de 6 de octubre de 1905 (Gaceta de Madrid nº 280, de 7.10.1905), art. 1º “Se crea una
Comisión nacional encargada de fomentar en España, por cuantos medios estén a su alcance, las
excursiones artísticas y de recreo del público extranjero”. Llama la atención durante la etapa de esta
Comisión, la celebración en nuestro territorio del primer Congreso Internacional del Turismo y de los
Sindicatos de Iniciativa en 1908, del que se hace eco GONZÁLEZ MORALES, J. C., “La Comisión
Nacional de Turismo y las primeras iniciativas para el fomento del turismo: la industria de los forasteros
(1905-1911)”. Estudios Turísticos, 2005, nº 163-164 p. 25 y 26. Donde el autor destaca entre las
conclusiones y acuerdos de dicho Congreso como “se impulsa la creación de sindicatos españoles –que en
un futuro adoptarían forma análoga de los franceses-, reconociendo la necesidad y la conveniencia de
constituir una federación franco-española de sindicatos de turismo”.
145
Vid. Art. 3º, Real Decreto (supra).
79
TURISMO Y TRABAJO

Con posterioridad y ante el progresivo crecimiento del turismo y la multiplicidad


de servicios que venían siendo precisos para alcanzar la finalidad inicialmente pretendida,
se hizo necesaria la creación de un organismo superior que asumiera las funciones de
desarrollo del turismo y divulgación de sus atractivos, designándose para ello a partir de
entonces una Comisaría Regia146.
Algo más tarde, ante la mayor atención que merecía la organización del turismo,
así como por la proximidad de las grandes Exposiciones nacionales de la época y su
potencial turístico, y con el reconocimiento debido de la labor desempeñada hasta
entonces por la Comisaría Regia, se crea el Patronato Nacional de Turismo 147. Organismo
que trata de asegurar el enlace entre todos los elementos que cooperan para la atracción
turística, tratando de exteriorizar su acción en todas las variadísimas y complejas
manifestaciones que integran la finalidad perseguida148, dando muestras ya desde
entonces de la complejidad de todo lo que rodea al fenómeno turístico. Como se puede
apreciar, las primeras incursiones en el sector turístico van dirigidas al desarrollo y
promoción del turismo, es decir, los ejes fundamentales sobre los que se asienta la
cuestión competencial en la actualidad.
Estas primeras apariciones y las competencias atribuidas al Patronato sirvieron
como punto de partida de la normativa turística española, y así se reconoce además en la
que con bastante posterioridad asume dicho cometido, la Ley de Competencias en
Materia Turística149. Ámbito competencial que adquiere un mayor grado de claridad y
relevancia, y por el que se le atribuye al Estado, a través del Ministerio de Información y
Turismo, la ordenación y coordinación del turismo, y la de orientar y regular la
información, propaganda, relaciones públicas, fomento y atracción del turismo (artículo
segundo). Asimismo, también es destacable su artículo tercero, según el cual dicho
Ministerio adquiere como función propia: la ordenación y vigilancia de las empresas de
hostelería o de cualesquiera otras de carácter turístico, así como de los alojamientos o
instalaciones de igual naturaleza y de las profesiones turísticas. Sin que ello excluya, tal
como prevé el artículo sexto, otras competencias administrativas, laborales, y sindicales
legalmente reconocidas sobre materias específicas que guarden relación con el turismo.
Manifestándose así su posible competencia concurrente con otros órganos de la
Administración sobre determinados asuntos como los laborales o sindicales que pudiesen
tener afectación turística.

146
Real Decreto de 19 de junio de 1911 (Gaceta de Madrid nº 171, de 20.6.1911), art.1º “Se crea en la
Presidencia del Consejo de Ministros una Comisaria Regia encargada de procurar el desarrollo del turismo
y la divulgación de la cultura artística popular”.
147
Real Decreto 745/1928, de 25 de abril (Gaceta de Madrid nº 117, de 26.4.1928), art. 1º “Dependiente de
la Presidencia del Consejo de Ministros se crea el Patronato Nacional de Turismo, refundiéndose en él la
Comisaría Regia de Turismo…”. Llama además la atención la vía establecida para financiar este nuevo
organismo, recurriendo para ello a la creación de un seguro obligatorio de viajeros y ganado vivo. Cuestión
tratada por MORENO GARIDO, A. “El Patronato Nacional de Turismo (1928–1932). Balance económico
de una política turística”. Investigaciones de Historia Económica, 2010, vol. 6, nº 18, p. 103-132, y que
según comenta la autora, no gustó dicha fórmula al propio Patronato por ser impopular, además del retraso
que con este sistema suponía la llegada de los primeros fondos y por no poder encargarse directamente del
cobro de la prima por lo complejo del sistema.
148
Vid. Exposición del Real Decreto (supra).
149
Ley 48/1963, de 8 de julio, sobre competencia en materia turística, (BOE nº 164 de 10.7.1963), artículo
primero: “Corresponde al Ministerio de Información y Turismo la ordenación y vigilancia de toda clase de
actividades turísticas, así como también el directo ejercicio de éstas en defecto o para estimulo y fomento de
la iniciativa privada”.
80
TURISMO Y TRABAJO

1.2. Especial relevancia del Estatuto Ordenador de Empresas y Actividades


Turísticas Privadas (Decreto 231/1965, de 14 de enero)
Siguiendo las atribuciones otorgadas por la Ley de Competencias, el Decreto
231/65 aprueba el Estatuto Ordenador de las Empresas y Actividades Turísticas
Privadas150, (en adelante, EOEAT). Un Estatuto que surge con la intención de tratar de
reconducir una legislación diversificada sobre el fenómeno turístico, desarrollada de
forma desordenada por la necesidad puntual de cada momento más que como
consecuencia de una verdadera planificación, entre otras razones por la falta de identidad
del turismo como concepto, convirtiéndose ya desde su creación en la norma de mayor
relevancia turística desarrollada en nuestro territorio en la llamada etapa
preconstitucional. Para ello parte de un intento de concreción sobre las competencias
atribuidas al Ministerio de Información y Turismo, en base sobre todo a la delimitación
de las empresas consideradas turísticas y de aquellas actividades que asimismo tengan un
carácter eminentemente turístico, sirviendo como norma básica de su organización y
funcionamiento, en lo que además se entiende que ha de ser una norma de mínimos para
posteriores reglamentaciones específicas.
Del mismo interesa, pues, destacar sobre todo la clasificación aportada del
contenido de la actividad, por ser el primer intento clarificador en nuestro país de un
sector de producción, pese a que sigue a día de hoy ofreciendo ciertas dudas y
discrepancias acerca de lo que realmente ha de entenderse como tal. También por ofrecer
el marco jurídico necesario para ordenar específicamente las empresas y actividades que
lo precisen, partiendo del respeto a esta norma común de mínimos con el que se instaura.
Así, el artículo primero, establece lo siguiente:
Dos. Se entiende por «Empresas Turísticas Privadas»:
a) Las de hostelería.
b) Las de alojamientos turísticos de carácter no hotelero.
c) Las agencias de viajes.
d) Las agencias de información turística
e) Los restaurantes.
f) Cualesquiera otras que presten servicios directamente relacionados con el
turismo y reglamentariamente se determinen como tales.
Tres. Se entiende por «Actividades Turísticas Privadas» todas aquellas que de
manera directa o indirecta se relacionen o puedan influir predominantemente sobre el
turismo, siempre que lleven consigo la prestación de servicios a un turista, tales como el
transporte, venta de productos típicos de artesanía nacional, espectáculos festivales,
150
Decreto 231/1965, de 14 de enero, por el que se aprueba el Estatuto Ordenador de las Empresas y
Actividades Turísticas Privadas (BOE nº 44, de 20.2.1965). Disposición expresamente derogada por Real
Decreto 39/2010, de 15 de enero, por el que se derogan diversas normas estatales sobre acceso a actividades
turísticas y su ejercicio (BOE nº 30, de 4.2.2010). Derogación aparentemente tardía a la vista del marco
constitucional en función de lo previsto en su artículo 148.1.18ª y el papel asumido progresivamente por las
Comunidades Autónomas en materia de ordenación del turismo, que fue dejando un carácter meramente
supletorio con poco o ningún margen de actuación.
81
TURISMO Y TRABAJO

deportes y manifestaciones artísticas, culturales y recreativas y especialmente las


profesiones turísticas.
Puede apreciarse, empezando por el final, la dificultad manifiesta de identificar las
actividades turísticas más allá de recurrir a la vía ilustrativa y dispersa, asentadas sobre
ambigüedades como la relación directa o indirecta o la influencia en el turismo. Con la
salvedad de las profesiones turísticas, expresa y especialmente consideradas, se aprecia
una falta de concreción que permite imaginar una enorme variedad de posibles
actuaciones de esta naturaleza. Tarea identificadora por otro lado nada fácil, sobre un
fenómeno de carácter transversal como es el turismo y una realidad tremendamente
cambiante. Cuestión que se ha ido clarificando en su evolución natural posterior, y de la
que en última instancia se han hecho eco las normas turísticas autonómicas (se tratará con
posterioridad).
En cuanto a las empresas consideradas turísticas, y al margen de dejar abierta la
vía reglamentaria para poder incorporar cualquier otra diferente a las inicialmente
previstas, se establecen como tales: las de alojamiento hotelero, extrahotelero, agencias de
viaje, de información turística y restaurantes. Clasificación que da respuesta a los
servicios clásicos ofrecidos a los turistas en cuanto a: alojamiento, intermediación,
información y restauración.
Contenidos que aun así no están exentos de matices por cuanto que la primera
denominación, y la más importante, que trata de describir el tipo de alojamiento turístico
por excelencia, es decir el hotel, lo califica como de “hostelería”. El concepto viene
establecido por el mismo EOEAT en su artículo segundo apartado uno, que dice que: son
empresas de hostelería las dedicadas de modo profesional o habitual, mediante precio, a
proporcionar habitación a las personas con o sin otros servicios de carácter
complementario. Es decir, establecimientos de alojamiento propiamente hotelero, que en
su caso, sin que sea preceptivo, podrán o no ofrecer a los turistas otros servicios
complementarios, como puede ser el relativo a la manutención.
Un concepto de hostelería que tan solo consideraba como tales a las empresas de
alojamiento hotelero, no así otro tipo de alojamientos también reconocidos por la norma
como los apartamentos turísticos, campamentos de turismo (campings), ciudades de
vacaciones, albergues y otros establecimientos similares, destinados igualmente a
proporcionar alojamientos a los turistas. Además, tampoco se incluían en esta
consideración a las empresas de restauración, incorporándolas en una clasificación aparte.
Es por ello que el concepto ofrecido por el EOEAT se aleja del concepto actual de
hostelería, que tiende a considerar en un mismo ámbito servicios de alojamiento turístico,
sin que sea exclusivo del modelo hotelero, y servicios de comidas a los clientes151.

151
Dicha consideración puede apreciarse desde distintas vertientes. Ya sea desde la propia acepción que le
da el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), “Hostelería: Conjunto de servicios que
proporcionan alojamiento y comida a los clientes”; ya sea por la asignación dada en el Código Nacional de
Actividades Económicas (CNAE), que en el grupo «Hostelería» incluye los servicios de alojamiento, y
comidas y bebidas, bajo los siguientes epígrafes: “55 servicios de alojamiento, subdividido en: 551 Hoteles
y alojamientos similares, 552 Alojamientos turísticos y otros alojamientos de corta estancia, 553 Campings
y aparcamientos para caravanas, 559 Otros alojamientos” y “56 servicios de comidas y bebidas, subdividido
en: 561 Restaurantes y puestos de comidas, 562 Provisión de comidas preparadas para eventos y otros
servicios de comidas, 563 Establecimientos de bebidas”. O ya por el ámbito funcional que se considera en
los Convenios Colectivos de Hostelería, véase como muestra el art. 1º del Convenio Colectivo Provincial
82
TURISMO Y TRABAJO

Un concepto actual de hostelería que viene precedido del reconocimiento que ya


se hacía sobre esta actividad en la Ordenanza de Trabajo para la industria de la Hostelería
de 1974, en la que ya se incluían todo tipo de establecimientos de alojamiento y
restauración152, y que da paso como fuente de regulación de la materia a la autonomía
colectiva que es la que viene ocupándose desde entonces del asunto, y en el que adquiere
un especial protagonismo los convenios colectivos de ámbito provincial, entre los que se
incluyen los convenios de Comunidad Autónoma uniprovinciales, reconociéndose
asimismo y en todo caso los dos subsectores que integran su ámbito funcional, el
hospedaje y la restauración, ya sea de forma conjunta, en su mayoría, ya de forma
separada como los casos de La Rioja (restaurantes y hoteles) y Madrid (restaurantes,
hospedaje y hoteles) 153.
Incluso ahondando más en la cuestión, se podría decir que en la práctica cotidiana
se suele confundir el término turismo y hostelería, identificándolos como uno mismo, a
sabiendas que el turismo como actividad abarca mucho más que esta manifestación,
siempre teniendo presente no obstante su difícil encuadramiento, y reconociendo por otro
lado que la hostelería, entendida bajo el término actual, es el segmento que acapara el
principal protagonismo dentro del turismo.
En cualquier caso, interesa destacar ahora el reconocimiento que dentro del ámbito
de aplicación establecido por la norma se refiere a la interrelación con otras materias
como la de orden laboral, en cuanto a delimitación competencial, así su art. 7 dice: sin
perjuicio de las atribuciones administrativas, laborales y sindicales legalmente
reconocidas sobre materias específicas que guarden relación con el turismo, es
competencia del Ministerio de Información y Turismo154.
Se establecen a partir de aquí toda una serie de funciones que pueden resumirse en
las siguientes: regular la constitución y funcionamiento de las Empresas Turísticas,
adoptar medidas de ordenación de las actividades con repercusión en el turismo,
autorizaciones y cierres de estos establecimientos, fijar y modificar las clases y categorías
de las Empresas Turísticas, tareas de inspección, reclamaciones y sanciones, y medidas de
fomento. Competencias que van a significar al fin y al cabo un reconocimiento de
contenidos susceptibles de regulación turística.
La delimitación ofrecida por el EOEAT permite situar a partir de entonces un
sector de actividad que acoge la actuación normativa estatal en el ámbito del turismo
durante el período preconstitucional; bien en asuntos comunes que afectan a cualquier
Empresa o Actividad Turística, bien con normas específicas que van a afectar a
determinadas Empresas Turísticas.

para las industrias de Hostelería de Huelva (BOP nº180, de 22.9.2014), -actualmente vigente-, y que incluye
una relación no exhaustiva de empresas que realicen actividades de alojamiento en hoteles, hostales, etc., y
empresas que presten servicios de productos listos para su consumo como restaurantes, establecimientos de
-catering-, etc.
152
Orden de 28 de febrero de 1974 por la que se aprueba la Ordenanza de Trabajo para la Industria de la
Hostelería (BOE nº 60, de 11.3.1974).
153
RIVERO LAMAS, J., y VV.AA., La negociación colectiva en el sector de la Hostelería, Comisión
Consultiva Nacional de Convenios Colectivos, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, colección
informes y estudios, serie relaciones laborales nº 25, 1999.
154
Vid. Art. 7, EOEAT.
83
TURISMO Y TRABAJO

En cuanto a las normas comunes, destacan aquellas relativas a: Registros


turísticos155, reclamaciones, inspecciones y sanciones156, directores de establecimientos
turísticos157, o sobre el seguro turístico158. Y con respecto a aquellas otras normas de
carácter específico sobre empresas turísticas determinadas, hay que señalar las referentes
a: establecimientos hoteleros159, apartamentos turísticos160, campamentos de turismo161,
ciudades de vacaciones162, agencias de viajes163, y restaurantes y cafeterías164.
El panorama normativo realizado sobre esta materia ofrece así un marco de
referencia significativo y con vocación de futuro, en cuanto a reconocimiento de una
realidad objeto del derecho que se ha ido insertando en el ordenamiento jurídico, de tal
forma que es susceptible de ser identificada. Identificación sobre un tipo de actividad
como el turismo que no significa que este claramente delimitado, sino que al menos se
parte de un marco jurídico que permite asociar la voz “turismo” prevista en la CE a una
base normativa preexistente y no como un ámbito que surge ex novo a raíz de la propia
Carta Magna. Todo ello con independencia del acierto reglamentario o del anacronismo
de alguna de las materias reguladas hasta entonces, en un sector en constante evolución y
que a la vista del nuevo reparto competencial que surge tras la CE y de la diversidad
territorial existente en el panorama autonómico, va a ser objeto, como no podía ser de otra
forma, de nuevas regulaciones.

2. Marco constitucional
2.1. La distribución de competencias en materia turística tras la Constitución
El significado del turismo en nuestro país es una realidad creciente desde hace
varias décadas que, lógicamente, tampoco se va a obviar en nuestra Carta Magna, aunque
sin otorgarle el reconocimiento que tal vez merecía por lo que ha dejado bastantes asuntos
para la reflexión. Dejando al margen la legitimidad genérica que tanto la parte orgánica,
como y sobre todo, la dogmática del texto constitucional otorga, a los derechos
155
Orden de 20 de noviembre de 1964, por la que se regula el funcionamiento del Registro de Empresas y
Actividades Turísticas; y Orden de 27 de septiembre de 1974, por la que se regula el funcionamiento del
Registro Especial de Empresas Turísticas Exportadoras.
156
Real Decreto 2199/1976, de 10 de agosto, sobre reclamaciones de los clientes en los establecimientos de
las Empresas turísticas; Orden de 31 de octubre de 1970, que determina la obligatoriedad del Libro de
inspección de industrias y empresas; y Orden de 5 de abril de 1965, sobre imposición de multas por
infracción de las normas reguladoras de las Empresas y Actividades Turísticas Privadas.
157
Orden Ministerial de 11 de agosto de 1972, que aprueba el Estatuto de Directores y Establecimientos de
Empresas Turísticas y se dictan normas sobre la inscripción en el Registro correspondiente.
158
Decreto 3404/1964, de 22 de octubre, regulador del Seguro Turístico; y Orden de 3 de marzo de 1966,
por la que se dictan normas complementarias al Decreto anterior.
159
Orden de 19 de julio de 1968 por la que se dictan normas sobre clasificación de los establecimientos
hoteleros.
160
Orden de 17 de enero de 1967, por la que se aprueba la ordenación de apartamentos, bungalows y otros
alojamientos similares de carácter turístico.
161
Orden de 28 de julio de 1966, por la que se aprueba la ordenación turística de los campamentos de
turismo.
162
Orden de 28 de octubre de 1968, que aprueba la ordenación de las ciudades de vacaciones.
163
Decreto 1524/1973, de 7 de junio por el que se regula el ejercicio de las actividades propias de las
agencias de viajes.
164
Orden de 17 de marzo de 1965, por la que se aprueba la ordenación turística de restaurantes y Orden de
18 de marzo de 1965 por la que se aprueba la ordenación turística de cafeterías.
84
TURISMO Y TRABAJO

individuales que sirven de instrumento necesario para permitir la actividad real en que
consiste el turismo, así como la propia intervención pública en el diseño y promoción de
una política del ramo, las referencias específicas o literales que pueden encontrarse en el
articulado de la Constitución son realmente muy escasas, por no decir única, cuál es la
que se contiene en el art. 148.1.18.
Si bien, también es cierto, que existen muchas otras llamadas como las relativas a:
la planificación económica, la promoción cultural, el ocio o el deporte, las condiciones de
vida, el medio ambiente, por citar ahora solo algunas que van a tener una cierta
repercusión en el turismo, es decir, llamadas a factores o elementos que indirectamente
van a incidir en mayor o menor medida en la significación del turismo.
En cualquier caso es sin duda el régimen de distribución de competencias el de
mayor relevancia, por lo que al mismo se le dará una atención preponderante.
Los presupuestos de partida, sintéticamente, son los siguientes: las Comunidades
Autónomas tienen competencia exclusiva para legislar sobre las materias enumeradas en
el listado del art. 148 CE, siempre que así lo hayan asumido de manera expresa en sus
respectivos Estatutos de Autonomía, y no se haya hecho uso por parte del Estado de
alguna de las medidas excepcionales de arrogación de competencias prevista en el propio
texto constitucional.
Con base en este presupuesto puede decirse que las Comunidades Autónomas han
asumido las competencias en la materia de conformidad con sus respectivos Estatutos y
conforme a la habilitación que les concede el art. 148.1.18 CE, por el que se establece la
posibilidad de asumir la titularidad legislativa en materia de: Promoción y ordenación del
turismo en su ámbito territorial.
Varias cuestiones se suscitan como consecuencia de este reconocimiento, desde si
existe algún tipo de reserva de ciertas competencias por parte del Estado hasta la difícil
tarea de coordinación de tan numerosas y muy distintas normas autonómicas. Pero
primero interesa aquella en la que se ha de conocer el alcance y significación de esta
competencia, y es que al final todo se reconduce a la dificultad de abarcar conceptos tan
comprometidos desde la perspectiva turística como los de promoción u ordenación.
Partiendo, claro está, de la misma dificultad latente de qué ha de entenderse realmente por
turismo, inclusive hasta dónde se ha de interpretar la extensión o, por mejor decir, la
significación de ámbito territorial o área de influencia. En este sentido, hay quien estima
que “al no existir una segmentación clara del turismo como sector del ordenamiento
jurídico administrativo, al afectar a muchas otras materias y títulos competenciales, (…)
resulta complejo determinar las competencias entre los distintos entes territoriales"165.
Para tratar de dar respuesta a estas consideraciones es necesario recordar que los
listados de materias de los arts. 148 y 149 CE (competencias de las Comunidades
Autónomas y del Estado) están redactados en términos de amplia significación que
provoca en no pocas ocasiones su solapamiento y, por ende, el conflicto. De hecho, no
existe ninguna referencia directa en el art. 149 por la que el Estado se reserve alguna
competencia sobre turismo, habiendo sido además asumida en exclusiva por las
Comunidades en virtud del reconocimiento hecho al efecto en el artículo 148. Quiere ello
165
Vid. GONZÁLEZ ALONSO, A. “Competencias comunitarias, estatales y autonómicas en materia de
turismo”, cit., p. 72.
85
TURISMO Y TRABAJO

decir que no cabe ni tan siquiera la atribución al Estado por la vía indirecta que prevé el
art. 149.3, para cuando los Estatutos de Autonomía no asuman las competencias
inicialmente previstas, en este caso sobre turismo, toda vez que han sido paulatinamente -
como se verá- incorporadas al ámbito autonómico.
Otra cuestión distinta pero a tener en cuenta es que hay gran cantidad de materias
que sí se ha reservado el Estado y que van a tener una influencia directa sobre el turismo.
Y es que cuestiones como la legislación mercantil, el régimen aduanero, el comercio
exterior, extranjería, medio ambiente, relaciones internacionales, regulación de títulos
académicos y profesionales, etc., no se pueden obviar, por razón de su influencia en el
sector. En otros casos la incidencia es si cabe aun más directa, de tal forma que cuestiones
de categoría más específica como el seguro turístico, el contrato de viaje combinado o la
legislación en materia de agencias de viajes que operen fuera del ámbito territorial de la
Comunidad Autónoma donde radique su sede166, también van a ser de competencia estatal
al amparo de distintos títulos del art. 149 CE.
Por otro lado, hay que hacer referencia a la mencionada tarea de coordinación que
se reserva el Estado en exclusiva al amparo del art. 149.1.13 CE, sobre las bases y
coordinación de la planificación general de la actividad económica. Dicha misión de
coordinación le otorga la posibilidad de interferir en cierta medida en las competencias
asumidas por el ámbito autonómico, bajo el argumento de que las actividades turísticas
puedan superar su demarcación territorial o sea necesaria su armonización por ser parte
integrante de la economía nacional.
En cualquier caso, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional167 también ha
venido haciéndose eco de la cuestión competencial sobre el turismo para tratar de aclarar

166
MELGOSA ARCOS, F. J. “La Constitución española y el turismo”, en La Constitución española en su
XXV aniversario, dirigida por Balado y García Regueiro, ED. C.I.E.P.-I.I.C.P. Bosch, 2003, p. 1.161-1.171.
Donde el autor atribuye al Estado una serie de funciones al amparo del art. 149 CE, entre las que se
incluyen las mencionadas con una categoría turística directa.
167
Siendo algunas de las más representativas las siguientes: STC 125/1984, de 20 de diciembre de 1984, en
los conflictos positivos de competencias promovidos por el Consejo Ejecutivo de la Generalidad de
Cataluña, por el Gobierno de Canarias, y por el Gobierno valenciano, en relación con el Real Decreto
2288/1983, de 27 de julio, por el que se establece para los hoteles como elemento promocional la distinción
especial «Recomendado por su calidad» (se tratará en extenso); STC 88/1987, de 2 de febrero de 1987,
conflicto positivo de competencia promovido por el Consejo Ejecutivo de la Generalidad de Cataluña,
frente al Gobierno de la Nación, en relación con la Orden de 28 de febrero de 1984 del Ministerio de
Transportes, Turismo y Comunicaciones, sobre concesión de ayudas y subvenciones en materia de turismo;
STC 75/1989, de 21 de abril de 1989, sobre conflictos positivos de competencia acumulados, promovidos
todos ellos por la Junta de Galicia, contra cuatro Ordenes del Ministerio de Transportes, Turismo y
Comunicaciones, de fecha cada una de 19 de julio de 1984, y otros dos contra Ordenes del mismo
Ministerio de 31 de mayo de 1985, que establecían subvenciones para las actividades privadas de carácter
turístico; STC 122/1989, de 6 de julio de 1989, en el conflicto positivo de competencia interpuesto por el
Gobierno de la Nación frente al Consejo de Gobierno de la Diputación Regional de Cantabria, en relación
con la Orden de 24 de junio de 1984, de la Consejería de Industria, Transportes y Comunicaciones y
Turismo, de Cantabria, sobre convocatoria de exámenes para guías y guías-intérpretes; STC 193/1990 de 29
de noviembre de 1990, en el conflicto positivo de competencia promovido por la Junta de Galicia, contra la
omisión, por el Gobierno de la Nación, del Real Decreto de traspasos o transferencias de las funciones,
servicios y medios materiales y personales en materia de Red de Paradores Nacionales de Turismo sitos en
Galicia y el Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela; STC 175/1995, de 5 de diciembre de
1995, en el conflicto positivo de competencia planteado por el Gobierno Vasco, frente a la Resolución, de 3
de febrero de 1987, de la Secretaría General de Turismo, por la que se anuncia convocatoria de becas para
alumnos extranjeros de enseñanzas turísticas y hosteleras para el curso académico 1987/88 y se dictan
86
TURISMO Y TRABAJO

posibles injerencias en esta materia, por lo que a ella también habrá de estarse. Una labor
no exenta de actividad con una especial trascendencia en este reconocimiento del reparto
de competencias en materia turística, y cuya circunstancia manifiesta asimismo una cierta
incidencia en el orden laboral y social168
No obstante todo lo anterior, la mención competencial principal y a la que se ha de
reconducir este primer análisis, se limita fundamentalmente a dos elementos
determinantes, cuales son los términos ordenación y promoción, que es como literalmente
se redacta el título contenido en el art. 148.1.18 CE.

2.2. La ordenación del turismo


La ordenación, en el sentido de regulación, nos sitúa en un panorama en el que se
abre la vía para tratar cuestiones relativas al turismo, que han de ser objeto de disposición
jurídica. La CE reconoce esta titularidad legislativa en materia de turismo a las CCAA en
su ámbito territorial, siempre que asuman dicha competencia, lo cual como ya se ha
manifestado en reiteradas ocasiones se ha desarrollado con plenitud en todo el panorama
autonómico.
La cuestión nos lleva a otra consideración preliminar, ya que la gran
diferenciación “turismo” y otras voces, las principales, es que se sabe que son por la
existencia de una legislación consolidada en el tiempo de carácter previo que reconoce
dichas instituciones y que se dan por entendidas. Ante lo cual, hay que interpretar que es
cierto que existen muchas llamadas en la CE a materias que vienen siendo fácilmente
reconocibles por su tradición normativa previa al texto constitucional, y que el turismo es
un fenómeno relativamente reciente, pero no es menos cierto que ya existía una
legislación turística preconstitucional que aun no estando tan desarrollada como otras de
mayor arraigo, va a servir de forma más que suficiente como marco jurídico de referencia
en materia de ordenación turística.
Por lo que, la CE debe partir de ese conocimiento previo de una realidad como la
turística cuyas normas más significativas ya hablaban expresamente de ordenación, sobre
todo de los establecimientos turísticos, y que en cualquier caso sirven como antesala
jurídica para el ejercicio de la posterior competencia autonómica. Siendo así que, a partir
de entonces, las Comunidades Autónomas empezaron a dictar abundantes normas sobre
turismo, “de tal forma que la mayor parte de las reglas jurídicas que regulan el sector son
autonómicas”169. No quiere ello decir que la delimitación haya quedado clarificada con

normas por las que ha de regularse este concurso; STC 242/1999, de 21 de diciembre de 1999, en conflictos
positivos de competencia acumulados promovidos todos ellos por el Consejo Ejecutivo de la Generalidad
de Cataluña, frente al Gobierno de la Nación contra, respectivamente: dos Órdenes del Ministerio de
Industria, Comercio y Turismo de 19 de agosto de 1992; tres Órdenes del Ministerio de Comercio y
Turismo de 25 de abril de 1996 y una Resolución de 19 de abril de 1996 del Instituto de Turismo de España
(TURESPAÑA); y dos Resoluciones de 2 de septiembre de 1996, de la Secretaría de Estado de Comercio,
Turismo y Pequeña y Mediana Empresa; todas ellas relativas al Plan Marco de Competitividad del Turismo
Español (Plan FUTURES).; y STC 200/2009, de 28 de septiembre, en el conflicto positivo de competencia
planteado por la Junta de Galicia contra diversos preceptos del Real Decreto 1916/2008, de 21 de
noviembre, por el que se regula la iniciativa de modernización de destinos turísticos maduros.
168
DE SOTO RIOJA, S., “Competencias de las Comunidades Autónomas”. Veinte años de jurisprudencia
laboral y social del Tribunal Constitucional, Tecnos-CARL, 2002, p. 328-358.
169
TAGLIAVÍA LÓPEZ, A., “El turismo en el Estado de las Autonomías”. Saberes, 2003, vol. 1, p. 3.
87
TURISMO Y TRABAJO

estas actuaciones, antes al contrario, hay quien considera que bajo el pretexto
competencial en materia de ordenación del turismo, realmente se han invadido títulos
competenciales atribuidos al Estado y que además genera un problema de identificación
entre los usuarios turísticos, planteando la interrogante de si realmente existe “ordenación
o desordenación del turismo”170.
Bien es verdad que existe una dificultad innata a la hora de identificar el turismo,
si bien, la cuestión se agrava aún más cuando de lo que se trata es de su regulación,
provocado sobre todo por las manifestaciones de distinto orden que esto conlleva y que
puede extenderse hacia otros campos competenciales. La cuestión no obstante se ha ido
equilibrando con el paso del tiempo y la orientación que desde el Tribunal Constitucional
se ha venido ofreciendo cuando ello ha sido preciso. Todo lo cual ha ido generando una
diversidad de aproximaciones en las distintas regulaciones autonómicas, que sin
manifestar un criterio uniforme, sí al menos existe una cierta coincidencia sobre las
cuestiones turísticas más básicas.

2.3. La singularidad competencial en materia de promoción


La otra forma de distribución de competencias en materia de turismo se refiere a la
promoción, que al igual que en el caso de la ordenación va a suscitar algunas cuestiones
de interés. En principio, y en conexión con la ordenación, parece evidente unir esta
función en el sistema competencial autonómico. Sin embargo, la cuestión parece ser algo
más compleja en su delimitación territorial, ya que si las atribuciones correspondientes
suelen ceñirse a cada territorio autonómico, hay que entender que las tareas de promoción
turística suelen llevarse a cabo precisamente fuera de ese entorno territorial y con idea de
ejercer la atracción del consumidor foráneo.
En esta dirección se plantea que las Comunidades pueden realizar distintos tipos
de actuaciones en esta materia desde el instante en el que se entiende que gran parte de la
efectividad de la promoción va a tener sentido en un marco de proyección extraterritorial,
ya que carecería de sentido promocionar el turismo solo en el lugar que éste se genera 171.
Debiendo considerarse además que dicha labor, en cierta medida, se llevó a cabo por la
política de hechos consumados, ya que las autonomías empezaron a asistir a diferentes
eventos de promoción turística, tanto internacionales como nacionales172. Por lo que una
vez asumida la competencia en materia de promoción turística, las CCAA no se limitaron
a su ejercicio interno sino que entendieron como consecuencia lógica de la misma, la
apertura de sus actuaciones hacia otros territorios tanto nacionales como internacionales.
Pero sobre todo es esta proyección internacional la que origina no pocas
reflexiones, y es que partiendo de la atribución que en exclusiva le otorga la CE en
materia de promoción turística a las CCAA no parece tan cierta una libertad de actuación
en este sentido, ya que al amparo de otros títulos competenciales cuando la tarea de

170
BLANQUER CRIADO, D. “¿Ordenación o desordenación del turismo?”. Documentación
Administrativa, 2001, nº 259, p. 297.
171
GALLARDO CASTILLO, M. J. “La distribución constitucional de competencias en materia de turismo
y su tratamiento en la Leyes Autonómicas: su promoción y ordenación”, Documentación Administrativa,
2001, nº 259, p. 71-94.
172
BAYÓN MARINÉ, F. Competencias en materia de turismo. Síntesis, Madrid, 1992.
88
TURISMO Y TRABAJO

promoción va a llevarse a cabo en el extranjero, van a ser las relaciones internacionales


atribuidas en exclusividad al Estado las que van a canalizar estas funciones. Añadiendo
además que el Estado también va a tener una cierta competencia en materia de promoción
turística, al menos cuando se trate de aquellas que tengan cierta envergadura y repercutan
en materia de comercio exterior173.
Cabe entonces señalar que el Estado se reservó la promoción y comercialización
del turismo en el extranjero y las pautas a las que debían someterse las CCAA cuando
llevan a cabo actividades de promoción turística en el exterior174. En este sentido también
se manifestaba el ya derogado Real Decreto 672/1985 por el que se dictan normas sobre
la promoción exterior del turismo cuando decía que, las actividades de promoción y
comercialización en los distintos mercados emisores extranjeros deban realizarse de
forma coordinada175.
Se aprecia en cualquier caso como la actuación turística exterior es una materia
sensible que no deja de manifestarse desde distinto ámbitos, de hecho, el Tribunal
Constitucional también tuvo que pronunciarse sobre esta cuestión, señalando que la
dimensión externa de un asunto no puede servir para realizar una interpretación
expansiva del art. 149.1.3 C.E. que venga a subsumir en la competencia estatal toda
medida dotada de cierta incidencia exterior, por remota que sea, ya que si así fuera se
produciría una verdadera reordenación del propio orden constitucional de distribución
de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas176. Sirva entonces
entender, como no va a tener cabida toda actuación en el ámbito internacional, y
singularmente por ello, en el amparo estatal, aunque tampoco deba servir igualmente
como argumento recurrente para desacreditar el papel del Estado.
Tras la inicial exclusividad otorgada por la CE a la Administración autonómica en
cuestiones de promoción, y sabiendo de su extensión internacional, se hace necesario
resaltar el papel que ha de jugar el Estado como agente privilegiado para garantizar una
coordinación eficaz177. De tal manera que la competencia sobre el turismo atribuida a las
CCAA ha de materializarse, allí donde proceda, de forma coordinada con otras
Administraciones públicas sin por ello perder tal atribución.
En términos parecidos se resalta la necesaria unidad de acción a la hora de
proyectar una imagen el exterior que sirva como soporte para alcanzar la posición

173
FERNÁNDEZ ALVAREZ, J., “Competencias en materia turística de las Comunidades Autónomas
(Reflexiones sobre la Sentencia 125/84, de 20 de diciembre del Tribunal Constitucional)”, Estudios
Turísticos, 1985, nº 85, p. 37-45. Se defiende por un lado la actuación del Estado como garante de las
acciones en política de promoción turística exterior, a la vez que se entiende la ausencia de cualquier
manifestación competencial en materia de ordenación turística, sin por ello dejar de entender, la difícil tarea
en ciertos casos para interpretar el carácter exclusivamente promocional o si por el contrario elaborar y
dictar medidas promocionales supone también ordenar el turismo.
174
RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ, J., “Sobre la distribución de competencias en materia de turismo”,
Revista Aragonesa de Administración Pública, 2008, nº 32, p. 369-406.
175
Estos argumentos sirvieron como fuente de inspiración del Real Decreto 672/1985, de 19 de abril por el
que se dictan normas sobre la promoción exterior del turismo (ya derogado).
176
STC 175/1995, de 5 de diciembre. Fundamento jurídico 3º.
177
CASTEL GAYÁN, S., “Derecho del turismo y propuestas para una renovación de la promoción
turística”, Revista Aragonesa de Administración Pública, 2012, nº 39, p. 357-386.
89
TURISMO Y TRABAJO

privilegiada que ocupa el sector turístico español178. Luego, la promoción turística en el


extranjero precisa de actuaciones conjuntas que han de llevarse a cabo de forma
coordinada, no solo por cuestiones de operatividad manifiesta al amparo de la necesaria
coordinación competencial, sino por cuestiones más tangibles como la rentabilidad de las
acciones proyectadas en cuanto al impacto en los destinos promocionados.
Corresponde al Instituto de Turismo de España (TURESPAÑA), la planificación,
el desarrollo y la ejecución de actuaciones para la promoción del turismo español en los
mercados internacionales (…) y la colaboración con las CCAA, entes locales y el sector
privado en programas de de promoción y comercialización de sus productos en el
exterior179. Se hace patente como el sector turístico se encuentra sometido a constantes
transformaciones y se hacen precisas nuevas estrategias de promoción internacional que
permitan optimizar los resultados ante lo cual se pretende un mejor alineamiento tanto de
agentes privados como públicos.
Así, la competencia en materia de promoción asignada en un primer momento al
ámbito autonómico ha venido marcada por una cuestión determinante, cuál ha sido la
territorialidad de la acción, toda vez que se entiende y se asume que esta parcela de
actuación turística va a tener un especial sentido cuando se ejecuta precisamente fuera del
límite territorial donde se desarrolla la actividad turística. Como consecuencia de ese
marco de actuación y sobre todo en el exterior surge una reordenación o por mejor decir
una necesaria intervención del Estado que al amparo de otros títulos competenciales como
las relaciones internacionales o el comercio exterior asumen la función directriz de
coordinación. Sin embargo, aun respetando esta misión tradicional estatal de
coordinación, parece existir un nuevo modelo de actuación competencial más cercano al
entorno autonómico basado en gran medida en el aspecto de la colaboración sobre
promoción y comercialización.

2.4. Especial consideración de la Sentencia del Tribunal Constitucional 125/1984, de


20 de diciembre
Merece especial atención la STC 125/1984180, por cuanto en la misma se dirime
un conflicto competencial de ámbito turístico entre algunas CCAA y el Estado a cuenta
de la aprobación del RD 2288/1983, de 27 de julio, por el que se establece para los
hoteles como elemento promocional la distinción especial «Recomendado por su
calidad»181. Pero es que además de ser una de las pocas normas turísticas de ámbito
estatal que se promulgan tras la CE, el asunto tiene un interés singular por el contenido de

178
MARIN CARRILLO, M. B.; MARIN CARRILLO, G. M., “La política de promoción turística exterior.
Análisis de la estrategia de producto en los principales mercados emisores”, Boletín ICE Económico:
Información Comercial Española, 2001, nº 2708, p. 29-39. Comentan las autoras que la imagen exterior de
España “sirve de soporte y apoyo de los diferentes productos turísticos contribuyendo a una mejor
penetración en los mercados internacionales”.
179
Real Decreto 425/2013, de 14 de junio, por el que se aprueba el Estatuto del Instituto de Turismo de
España y se modifica parcialmente el Real Decreto 344/2012, de 10 de febrero, por el que se desarrolla la
estructura orgánica básica del Ministerio de Industria, Energía y Turismo (BOE nº 143, de 15.6.2013) art.
2.b).
180
STC 125/1984 de 20 de diciembre de 1984 (BOE 11.1.1985).
181
Real Decreto 2288/1983, de 27 de julio, por el que se establece para los hoteles como elemento
promocional la distinción especial «Recomendado por su calidad» (BOE nº 203, de 25.8.1983).
90
TURISMO Y TRABAJO

sus preceptos, muy especialmente en relación a la valoración de la calidad de los servicios


para su otorgamiento, toda vez que se basa en gran medida en aspectos de clara
trascendencia para el orden laboral.
Sobre la norma en sí, cabe anticipar que se desarrolla en aras a buscar la
promoción de uno de los subsectores, el hotelero, en base a la obtención de una distinción
especial por la calidad de las instalaciones y los servicios que proporcionen. Una vez
obtenida dicha mención se incorporará junto a las correspondientes a su categoría,
instalaciones y servicios, a cuantas publicaciones de promoción sobre la oferta se realicen
tanto en el interior como en el exterior, incluida la publicación anual de la Guía de
Hoteles.
Como antecedentes de la Sentencia hay que destacar los siguientes:
a) Desde la Comunidad Autónoma de Cataluña se planteó ante el Tribunal
Constitucional conflicto de competencia frente al Gobierno de España por estimar que el
Real Decreto 2288/1983, de 27 de julio (en adelante, RD 2288/1983), vulnera la
competencia de la Generalidad de acuerdo con lo dispuesto en la CE, en su Estatuto de
Autonomía y en el Real Decreto de transferencias de 15 de octubre de 1982. Por lo que se
pide que se declare que la totalidad de la competencia controvertida corresponde a la
Generalidad de Cataluña y se anule la citada disposición en lo que se refiere al ámbito
territorial de Cataluña.
b) En el mismo sentido, desde la Comunidad Autónoma de Canarias se planteó
ante el Tribunal Constitucional conflicto positivo de competencia frente al Gobierno de la
nación por entender que el RD 2288/1983 no respeta el orden de competencias
establecido por la CE y el Estatuto de Autonomía de Canarias, por lo que se pide que se
declare que la competencia controvertida corresponde a la Comunidad Autónoma de
Canarias y, en consecuencia, se acuerde la anulación del mencionado RD 2288/1983.
c) También desde la Comunidad Autónoma de Valencia se planteó ante el
Tribunal Constitucional conflicto constitucional positivo de competencia en relación con
el mismo RD 2288/1983, y se pidió que se declarase que la titularidad de la competencia
para dictar las normas de promoción del turismo contenidas en dicho Real Decreto
pertenecían a la Generalidad Valenciana, así como la de la competencia para otorgar a las
Empresas turísticas la calificación de «Recomendado por su calidad», por lo que se
solicitó también la declaración de nulidad de lo arts. 2 y 3 de este Real Decreto y la de los
actos concretos o medidas adoptadas en su virtud, así como la suspensión de los
mencionados artículos. Sobre esta última cuestión hay que decir que, una vez oída la otra
parte acordó el Tribunal denegar la suspensión solicitada y mantener en pleno vigor los
artículos mencionados.
d) Posteriormente se acordó la acumulación de los tres conflictos por estimar el
Pleno del Tribunal como causa suficiente la relación existente entre los respectivos
objetos planteados.
e) Las alegaciones formuladas por las partes, de forma sintética fueron, las
siguientes: Desde la Generalidad de Cataluña se argumenta que el art. 149.1 de la CE, no
reserva al Estado ninguna competencia expresamente referida a la actividad turística, de
donde se desprende que la promoción y ordenación del turismo es una materia entregada
en plenitud a las CCAA. Que se reconoce al Estado la titularidad de otras competencias
91
TURISMO Y TRABAJO

que pueden entrar en relación directa con las de turismo, como ocurre con la planificación
general de la actividad económica o el comercio exterior; pero que tales competencias
solo pueden ser concurrentes de modo mediato, por lo que no pueden sustituir las
potestades de las Comunidades en materia de turismo, ni puede servir para habilitar al
Estado para que discipline específicamente la actividad turística. Se niega que el RD
2288/1983 contenga medidas de promoción o fomento ya que contiene verdaderas
normas de ordenación del sector hotelero en función de su calidad, por medio de un
distintivo que se superpone a las distinciones o calificaciones existentes, vulnerando por
ello la competencia de la Generalidad, ya que el Gobierno lo que ha hecho ha sido
reglamentar y clasificar la actividad hotelera y quizás también fomentar la actividad
hotelera en el interior.
Por su parte, el Gobierno de Canarias, entiende que el RD 2288/1983 vulnera la
competencia exclusiva que posee la Comunidad en materia de promoción y ordenación
del turismo en el archipiélago, ya que aunque considera que el Estado es titular de la
competencia del art. 149.1.13 de la CE, ello no quiere decir que la fuerza expansiva de tal
precepto pueda llegar a vaciar de contenido las competencias de las Comunidades. Y
descarta que el Real Decreto impugnado tenga carácter básico y que pueda encajar en la
competencia estatal de coordinación del artículo de la CE antes citado. También niega
que pueda acogerse al ámbito del art. 149.3 de la CE, como derecho supletorio.
Desde la Generalidad Valenciana, por último, se señala que los arts. 2 y 3 del Real
Decreto impugnado inciden en una materia de turismo sobre la cual es competente la
Generalidad y no el Gobierno de la Nación. Y que la posible limitación de la competencia
en función del art. 149.1.13 de la CE sería para dictar normas básicas y normas de
coordinación, y ni unas ni otras pueden entenderse en las contenidas en el RD 2288/1983.
Entendiendo además que la única competente en materia de clasificación, y en su caso de
reclasificación de los establecimientos de las empresas turísticas, es la Generalidad.
f) Por contra, para la Abogacía del Estado, el RD 2288/1983, no vulnera el orden
competencial constitucionalmente establecido en materia de promoción. Los fundamentos
jurídicos esgrimidos son, en síntesis, los siguientes: a) La potestad de fomento puede
ejercerse por el Estado incluso donde no se haya reservado competencia directa, ya que el
fomento va ligado a la dirección de política económica. b) Que el Gobierno sí tiene
competencia para otorgar el distintivo «Recomendado por su calidad». El Real Decreto en
modo alguno contiene normas de ordenación del sector hotelero. c) La finalidad
pretendida por el RD 2288/1983 es la promoción de establecimientos hoteleros de calidad
para lo que se ha elegido una técnica habitual y frecuentemente utilizada tanto por el
ámbito privado (guías hoteleras muy conocidas o placas de recomendación de lo más
variadas) como público. d) De estimar la pretensión de las Comunidades el resultado real
sería negarle competencia al Estado para editar publicaciones en las que se recomienden
hoteles de calidad y para concederles un distintivo acreditativo, es decir, para negar al
Estado una «posibilidad que, salvo al Estado, a nadie más se discute».
Para la Sentencia, los elementos clave serán los siguientes:
1. El art. 148.1.18 CE atribuye las competencias de ordenación y promoción del
turismo a las Comunidades Autónomas; asimismo, el art. 149 CE no contiene ninguna
reserva competencial a favor del Estado sobre turismo. Toda vez que las Comunidades
recurrentes asumieron dichas competencias en sus distintos Estatutos de Autonomía, se

92
TURISMO Y TRABAJO

considera que no tiene cabida la cláusula de reserva residual que propugna el art. 149.3
CE.
Que la competencia ejercida en el RD 2288/1983, es la de turismo, lo que se
desprende tanto por corresponder el otorgamiento de la mención a un órgano turístico de
la Administración Central, como por la propia declaración que hace la norma de ir
dirigida al sector hotelero, como por la finalidad pretendida de promoción turística
mediante la concesión de una distinción especial a los establecimientos hoteleros para
premiar la calidad de sus servicios.
El art. 149.1.13 de la CE, no debe entrar en juego porque el Real Decreto
impugnado ni contiene medidas o normas básicas ni coordina la planificación económica.
En cuanto al título correspondiente al comercio exterior, se considera que una materia
como el turismo tiene dimensiones que pueden ser clasificables en otro concepto material
y por tanto encajar en otro título competencial, como es el de comercio exterior,
competencia que tiene atribuida en exclusiva el Estado en virtud del art. 149.1.10 CE.
Incluso entendiendo que la promoción exterior del turismo contribuye al estímulo de la
demanda exterior y contribuye a los ingresos de la economía nacional, pues todo ello no
debe llevar a una interpretación expansiva, y por consiguiente para este caso de baja
incidencia no debe aplicarse al considerar que el objeto directo de la norma es el turismo
y que los efectos que su ejecución pudieran producir en el comercio exterior serian
indirectos y de escasa entidad.
2. La distinción especial «Recomendado por su calidad», creada por la norma
debatida, tal y como aparece su contenido, implica una clasificación paralela a la
existente según se desprende de su art. 4, que establece que la calidad de los servicios se
valorará «con independencia de la categoría en la que se hallen clasificados los
establecimientos». Nadie discute además que es competencia comunitaria la clasificación
de los establecimientos hoteleros. Que los criterios de valoración de la calidad según
dispone igualmente el art.4, sobre los baremos relativos a capacidad, número de
empleados y cualificación, a los servicios e instalaciones adicionales y a la calidad de los
elementos materiales, van a ser en substancia los mismos criterios que se utilizan para la
ordenación en categorías de los establecimientos hoteleros por las Comunidades, por lo
que se crearía la apariencia de una doble clasificación hotelera y, por consiguiente, una
invasión de la competencia comunitaria en ese importante sector de la actividad turística.
El Real Decreto impugnado le confiere a la distinción creada en su art. 1 un
carácter no permanente, dependiente de que «subsistan las condiciones en las que se base
su otorgamiento», abriendo por tanto un cauce para que el organismo estatal que otorga
tal distinción pueda ejercer una función inspectora de estos establecimientos hoteleros,
que para nada le corresponde. Por lo que se vulnera también desde esta perspectiva la
competencia exclusiva de las Comunidades litigantes.
Todo lo dicho sobre los preceptos centrales del RD 2288/1983 llevan
necesariamente a declararlo viciado de incompetencia, debiendo extenderse a todo él, ya
que el resto de preceptos no valorados tienen un carácter instrumental necesario sobre los
demás.
Se declara por tanto que pertenece a la Generalidad de Cataluña, al Gobierno de
Canarias y la Generalidad de la Comunidad Autónoma de Valencias, en sus respectivos

93
TURISMO Y TRABAJO

ámbitos territoriales, la competencia ejercida por el Estado en el RD 2288/1983. También


considera que dicho Real Decreto no es aplicable en los respectivos ámbitos territoriales
de las Comunidades Autónomas recurrentes.
Del voto particular182 con el que también cuenta la Sentencia hay que destacar lo
siguiente: El Real Decreto se inserta única y exclusivamente en una labor de promoción
del turismo. Dado que lo que se regula es un elemento promocional como es el
otorgamiento de una distinción para su publicidad y mejora de la calidad, dicho distintivo
no sustituye ni altera las categorías, por ser una mención de calidad con designios de
promoción para mejora del mercado turístico. Y, por tanto, las competencias atribuidas en
el RD 2288/1983, en cuanto promoción del turismo en su dimensión referida a toda
España, no pueden ser vindicadas por las Comunidades Autónomas, por lo que en nada
padece, en su opinión, la competencia autonómica en materia de turismo.
Sobre la Sentencia conviene señalar distintas consideraciones, centrando la
cuestión competencial en los fundamentos jurídicos esgrimidos en la misma, de tal suerte
que estos se centran en dos grandes líneas argumentales Una primera, que valora distintos
títulos competenciales de la CE para atribuir el correcto tratamiento al Real Decreto
impugnado en función de la materia ofrecida, y su posible competencia estatal por alguna
de estas vías. Y una segunda, que se centra en el contenido de la norma para saber si el
asunto entra dentro del ámbito clasificatorio de los establecimientos turísticos, y si
además se invaden otras funciones atribuidas igualmente a las CCAA. Interesa pues ir
desgranando distintos aspectos considerados en cada uno de estos fundamentos.
Poco, o por mejor decir, nada aporta el primer planteamiento realizado en cuanto a
la posibilidad de alcanzar por la vía del art. 149.3 de la CE una materia como la turística,
sobre la que además no existe ninguna reserva estatal expresa, no pudiendo aparecer
como tal, ni tan siquiera como derecho supletorio y, sobre la que de sobra es sabido, ha
sido asumida íntegramente por la totalidad de las CCAA, por lo que el margen de
aplicación residual es simplemente inexistente.
Como no podía ser de otra forma, llega la Sentencia a considerar la materia objeto
de tratamiento en el RD 2288/1983 como turística pero sin definirla, sobre la base de
distintos razonamientos en los que debe entenderse como principal el hecho de ir dirigido
a un subsector tan significativo en el mundo del turismo como es el hotelero. Más
discutible es la pretendida finalidad de promoción turística que también se contempla
entre sus razones, cuestión que tal vez ha sido deliberadamente señalada, desde el instante
en el que aparece en la misma denominación del Real Decreto, sea o no acertada en
relación al verdadero contenido de la norma.
La conclusión anterior en cuanto a la consideración de materia turística, puede no
ser impedimento para su posible concurrencia con otros títulos competenciales, sobre
todo pensando en el difícil acotamiento que siempre ofrece una actividad como la
turística. Por lo que, ahora sí, entra la Sentencia a valorar esa posible concurrencia
empezando por el art. 149.1.13 de la CE, considerando que no debe entrar en juego
porque el Real Decreto impugnado no contiene medidas o normas básicas ni trata de
armonizar la planificación económica. Tal vez quepa considerar al respecto que el
182
AROZAMENA SIERRA, J., Voto particular que formula el Magistrado a la STC 125/1984, de 20 de
diciembre de 1984, en los conflictos positivos de competencia números 860, 862 y 865 de 1983,
acumulados.
94
TURISMO Y TRABAJO

apellido económico lo lleva sin duda la actividad turística, pero entendiendo que no debe
interpretarse de tal forma que quede vacío de contenido toda incursión en la que
intervenga, por remota que sea, cualquier prestación de servicios turísticos.
Con algo de más detenimiento se pronuncia la Sentencia en relación a la posible
concurrencia en materia de comercio exterior, competencia que tiene atribuida en
exclusiva el Estado en virtud del art. 149.1.10 CE, aunque al igual que en el
planteamiento anterior para ser descartada, evitando así una interpretación expansiva de
los contenidos competenciales, lo que por otro lado viene siendo una tónica habitual en el
sentir jurisprudencial. Debe entenderse además que la promoción externa va a estar
situada en la órbita del comercio exterior pero igualmente hay que entender que cualquier
asunto vinculado a dicha misión, por poca intensidad que manifieste, no permite la
arrogación de competencias, como parece ser el caso, ya que el atisbo comercial sin duda
parece lejano.
El segundo de los fundamentos jurídicos se plantea sobre el contenido de la norma
en el que se aprecian dos circunstancias atribuidas a las Comunidades Autónomas en
función de la competencia genérica de ordenación del turismo.
Continuaremos el tratamiento con la segunda de estas circunstancias contempladas
a continuación en la Sentencia, invirtiendo deliberadamente el orden por cuestión de
oportunidad en la materia. Así, se plantea que el art. 1 del Real Decreto le atribuye un
carácter no permanente a la distinción, condicionado al mantenimiento de las mismas
circunstancias que sirvieron de base para su otorgamiento, lo cual no deja de ser
ciertamente comprensible y habitual en este tipo de reconocimientos, si no fuera porque
en tal caso estaría habilitando al organismo estatal que concede tal distinción para una
función como la inspectora que como bien reconoce la Sentencia "en modo alguno le
corresponde". Por lo que efectivamente se generaría una vía de injerencia sobre esta
misión inspectora, que ha de corresponder a las Comunidades Autónomas, al amparo del
reconocimiento de dicha labor como parte de la competencia genérica atribuida de
ordenación del turismo.
La otra de las circunstancias reservada deliberadamente para este instante se
refiere a la cuestión clasificatoria de los establecimientos turísticos, en este caso
hoteleros. Cuestión clasificatoria que nadie duda es competencia de las CCAA, lo que sí
se argumenta a la vista del art. 4, es la previsión de una clasificación paralela a la ya
existente para este tipo de establecimientos. Entendiendo además que los criterios de
valoración utilizados van a ser en substancia los mismos que los que se desprenden de la
ordenación de las categorías de estos establecimientos por parte de las Comunidades. Lo
que derivaría, al menos en apariencia, en una doble clasificación hotelera y por
consiguiente en una invasión de competencias.
Es en este argumento en el que hay que manifestar cierta discrepancia, no tanto
por el fondo, que en cierta medida también, sino sobre todo por la forma. La alocución en
la Sentencia sobre los criterios de valoración que contempla la norma está de alguna
manera sesgada. Toda vez que el artículo en cuestión contempla, asimismo, como
criterios de valoración de la calidad de los servicios las variables de: profesionalidad de
los empleados, la antigüedad en el servicio y su condición de empleados fijos o
eventuales. Todas, por otro lado, de orden netamente laboral.

95
TURISMO Y TRABAJO

Según se desprende de la Sentencia gran parte de los baremos mencionados en el


art. 4, se utilizan grosso modo para ordenar las categorías de dichos alojamientos
turísticos. Sin embargo, es conveniente interpretar que tal vez los criterios de ámbito
laboral son los que menos se utilizan a efectos clasificatorios, siendo estos además los
más numerosos en el artículo mencionado, aun no siendo citados en la Sentencia.
En relación al criterio dado sobre el número de empleados como uno de los
referentes clasificatorios, hay que considerar que podría en algún caso vincularse de
forma indirecta en cuanto a la exigencia de una determinada variedad o cantidad de
servicios ofrecidos que pueda prever la normativa correspondiente para alcanzar una
determinada categoría. A sabiendas que a mayor número de estrellas el ofrecimiento de
servicios previstos se incrementa, y por tanto se impone una mayor afluencia de personal
en los hoteles de más categoría. Lo que por otro lado no parece ser el sentido de la norma
impugnada, ya que aclara el precepto desde el inicio que se valorará «con independencia
de la categoría en que se hallen». Luego, la variable del número de trabajadores no va a
condicionar según dicho artículo la obtención o no de una determinada categoría, al partir
de la base de una plantilla necesaria para cada una de estas en función de las exigencias
en los servicios, y por tanto no condicionadas a un mayor número, salvo el que pueda
ofrecerse en exceso como sinónimo de mejor calidad, y no en realidad como verdadero
criterio clasificatorio.
En cuanto a la cualificación de los empleados como criterio de clasificación
también esgrimido por la Sentencia, no consta como tal para la clasificación tradicional
de los alojamientos hoteleros, más allá de su exigencia necesaria para dar cobertura a
determinados puestos. O por mejor decir, tan solo se exige preceptivamente una
formación especializada para la función de director en determinados tipos de
establecimientos, sin que por ello condicione en ninguna medida la obtención de tal o
cual categoría, sirviendo tan solo su carencia como incumplimiento sancionable, y nunca
como requisito necesario para alcanzar una determinada clasificación.
Sobre el resto de variables laborales no mencionadas en la sentencia pero sí
contempladas en el RD 2288/1983, hay que precisar que la profesionalidad viene
conectada en la norma con la cualificación. La profesionalidad además de interpretarla
como capacitación para el desarrollo de una actividad laboral183, hay que considerarla
desde su acepción más común en cuanto a ejercicio de la actividad con capacidad y
aplicación relevantes, ya que según se recoge en el mismo artículo se trata de valorar la
calidad de los servicios. Luego, de alguna forma ha de conectarse con el deber genérico
de diligencia que corresponde a todo trabajador en lo que debe ser el desempeño correcto
de la prestación laboral. Deber que, en un sector como el turístico, tradicionalmente se
viene exigiendo al personal en el sentido de tratar a la clientela con amabilidad y cortesía,
y que el servicio se preste con la mayor rapidez y eficacia184. Pero que en ningún caso se
exige como requisito o criterio de clasificación, tal como proclama la Sentencia con
respecto al resto de variables citadas.
En relación a las demás variables de orden laboral no citadas en la Sentencia pero
sí en el precepto, es decir, la antigüedad y la condición de empleados fijos o eventuales,

183
Real Decreto 34/2008, de 18 de enero, por el que se regulan los certificados de profesionalidad (BOE nº
27, de 31.1.2008), art. 2.
184
Vid. art. 15.2, EOEAT.
96
TURISMO Y TRABAJO

baste decir que puede obedecer a una cuestión de necesidad, de política de contratación o
recursos humanos, de responsabilidad social de la empresa o cualquier otro motivo
imaginable, pero en ningún caso condiciona la obtención de una determinada categoría.
Por lo que con independencia del posible estimulo que pueda desprenderse de la norma
para que los establecimientos hoteleros dispongan de plantilla estable, en un sector no
habituado a ello, no se aprecia tampoco aquí elemento clasificatorio alguno.
Por consiguiente, los baremos citados por la norma para valorar la calidad de los
servicios y por ende para obtener la distinción especial, no puede decirse, tal como se
señala en la Sentencia, que sean “en substancia los mismos criterios que se utilizan para la
ordenación de las categorías de los establecimientos hoteleros por las Comunidades”. Ya
que pese a alguna posible coincidencia en cuanto a servicios e instalaciones requeridos,
no van ser usados como criterios clasificatorios en la normativa hotelera autonómica, y
menos aun, como ya se ha ido desgranando, los de orden laboral, que como también se
señalaba son además los más numerosos del precepto. Si acaso y como ya se verá, puede
existir alguna coincidencia de planteamiento en algunas leyes autonómicas sobre
determinados criterios asociados a la calidad, pero en cualquier caso no en cuanto a la
ordenación general de categorías de estos alojamientos. Por lo que hay que manifestar el
disentimiento con dicho planteamiento de la Sentencia, lo que por otro lado, no quiere
decir que no se comparta el fondo del asunto en cuanto a significar la existencia de una
clasificación paralela a la ya existente para este tipo de establecimientos, invadiendo en
este sentido una competencia ya asumida en materia de ordenación turística por parte de
las CCAA.
En definitiva, una Sentencia donde se manifiesta la cuestión competencial en
materia turística desde la posible injerencia de otros títulos competenciales de la CE,
sobre los que se impone el carácter no expansivo de los mismos, tal y como viene siendo
habitual en el tratamiento jurisprudencial. Aunque sin aclarar nada nuevo sobre la voz
turismo, mas allá de considerar la invasión competencial de sus vertientes reconocidas
constitucionalmente de promoción y ordenación, en la que bajo una apariencia de
promoción externa se esconde en este supuesto una realidad de ordenación. Tiene
especial interés el tratamiento singular de los criterios reconocidos en la norma, en los
que destacan los de orden laboral, aunque como ya se ha manifestado se disienta de su
planteamiento. Siendo en cualquier caso compartido el fallo definitivo en cuanto a la
declaración de incompetencia ejercida por el Estado en el RD 2288/1983.
Por último, sobre el voto particular emitido por uno de los Magistrados, cuyo
argumento principal gira en torno a la idea de entender que el Real Decreto se inserta
única y exclusivamente en una labor de promoción del turismo en su dimensión nacional,
y por consiguiente de competencia estatal y no autonómica, se ha de decir que como ya se
anticipaba, salvo compartir por otros motivos ya aducidos la no injerencia en criterios de
clasificación, no se puede por menos que disentir a su vez de este planteamiento. Ya que
sin ánimo de reiteración, por lo ya expuesto en extenso con anterioridad, hay que entender
que la verdadera finalidad de promoción queda en este supuesto bastante minimizada,
quedando asimismo supeditada a elementos competenciales de ordenación del turismo y,
por tanto, corroborando la declaración de incompetencia de la norma.

97
TURISMO Y TRABAJO

2.5. Recapitulación
Para un mejor entendimiento del turismo y su ámbito competencial actual, es
necesario primero mirar al pasado, con la intención de saber cuál es el papel que ha
jugado el turismo en nuestra regulación y que ha de entenderse como tal de cara a la
interpretación de las normas que regulan su posterior reparto competencial. La tarea en
cuanto a la delimitación del turismo es compleja entre otras cuestiones por una de sus
características innatas en cuanto a heterogeneidad, sin embargo puede al menos ser
interpretado desde el tratamiento recibido por la regulación existente en la etapa
preconstitucional.
Desde esta perspectiva hay que situar los orígenes de su atención en la creación
de sucesivos organismos a los que se les atribuía el encargo general de ordenación,
información, fomento y atracción del turismo. Como consecuencia del ejercicio de las
competencias atribuidas se decreta el Estatuto Ordenador de las Empresas y Actividades
Turísticas Privadas (EOEAT).
Dicho Decreto se convierte en un punto de inflexión en el ámbito normativo
turístico en nuestro país, toda vez que nace con vocación de reconducir una legislación
turística diversificada hasta entonces ante el fenómeno turístico. Es a partir de este
momento cuando se empieza a tratar de clarificar este sector por la vía definitoria de
cuáles van a ser las empresas turísticas y cuales las actividades turísticas. Un claro avance
aunque no exento de matices, al menos claro está desde la perspectiva actual, pero que
aun así, dio origen a toda una batería de normas tanto de ámbito común sobre cuestiones
turísticas varias y aplicables a todos, como otras de carácter específico aplicables tan solo
a determinados establecimientos turísticos. Dejando en cualquier caso un marco de
referencia establecido sobre la ordenación turística existente antes del reparto
competencial previsto en la CE.
La competencia en materia de turismo viene reconocida a partir de entonces en la
Constitución española en el art. 148.1.18 otorgándoles la potestad legislativa en exclusiva
a las Comunidades Autónomas, siempre que así lo asuman en sus respectivos Estatutos de
autonomía, algo que ha acontecido en la totalidad de los casos, como después se verá.
Aunque una vez realizada esta llamada general, dicha cuestión se expande, de tal forma
que el turismo pese a los precedentes normativos sigue siendo una actividad no muy bien
definida y que presenta en su realidad una diversidad que lo hace difícil de encuadrar. Por
lo que el ámbito competencial no escapa a esta singularidad, desde el instante en el que
los títulos competenciales que se reserva el Estado van a ser de una amplitud tal que no
van a dejar de tener incidencia de más o menos intensidad en el ámbito turístico, incluida
la tarea de coordinación general que se le atribuye en diferentes materias.
Además, la atribución constitucional a las Comunidades Autónomas sobre turismo
parte de dos circunstancias tales como son la promoción y ordenación, que asimismo
deben ser clarificadas. En este sentido, la ordenación como fórmula para regular
cuestiones relativas al turismo en el ámbito territorial correspondiente, sigue derivando en
una dispersión normativa no siempre bien entendida que, a la larga, genera una cierta
confusión en el usuario turístico. En cuanto a la promoción, también hay que mencionar
como seña de identidad de dicha tarea que para su máxima efectividad ha de tener que
realizarse en un espacio territorial distinto al que se genera la actividad turística, y, por
tanto, con la debida coordinación con la administración estatal en la medida que

98
TURISMO Y TRABAJO

corresponda, sobre todo con la proyectada en el exterior por razón de sus competencias en
relaciones internacionales.
En cualquier caso la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha venido
clarificando el ámbito competencial en los diferentes casos que se han ido planteando.
Destacando al efecto la Sentencia 125/1984, de 20 de diciembre, en la que se tratan
distintas consideraciones sobre la competencia que se atribuye el Estado como
consecuencia del RD 2288/1983. Donde además de ir aclarando diferentes asuntos sobre
cuestiones de competencia, y ser definitivamente declarada la invasión competencial de la
norma, analiza una serie de factores de carácter clasificatorio en el subsector hotelero que
abarca circunstancias de orden laboral. Circunstancias que se han ido desgranando para
en última instancia no compartir este argumento esgrimido en la Sentencia, sin que por
ello haya tenido carácter decisorio en la valoración positiva del fallo final.

3. El turismo en el ámbito autonómico


3.1. Introducción
El mapa de distribución competencial diseñado por la CE en materia de turismo
se ha traducido, tras la sucesiva aprobación de los respectivos Estatutos de Autonomía
producida en las últimas décadas, en una fotografía final en la que las Comunidades
Autónomas asumen el principal y casi exclusivo protagonismo en la materia. Y ello
porque en virtud de dicho proceso han asumido las totalidad de las competencias
disponibles, lo que supone desde su ordenación hasta la promoción, siempre en virtud de
una especie de argumento teórico común como es el que esgrime la cercanía territorial a
modo de garantía de un mejor conocimiento de cada territorio, de sus peculiaridades y de
sus potencialidades. A nivel práctico, el turismo se convierte así en una de las primeras
competencias de las Comunidades Autónomas, sobre todo, por los elevados ingresos
económicos que genera y por el gran número de puestos de trabajo, directos e indirectos,
que supone185.
El reconocimiento del turismo como sector económico estratégico en los distintos
territorios es una constante plasmada en las normas de turismo autonómicas desde sus
primeras apariciones. Evidentemente nadie duda de la importancia del turismo y lo que
supone para el crecimiento de la renta y el empleo que con más o menos intensidad se
manifiesta en cada demarcación, aunque partiendo de esta realidad reconocida por todos
se hace necesario analizar como ha ido evolucionando el ámbito competencial en función
de los contenidos asumidos en las diferentes leyes autonómicas, según la interpretación
dada a las voces “ordenación” y “promoción del turismo”.
Hay que entender además que la normativa preconstitucional sirvió como base de
entendimiento de lo que debía considerarse como ordenación y promoción del turismo. A
su comprensión posterior contribuyó la jurisprudencia constitucional, sobre todo en
cuestiones de reparto competencial, pero ha sido el ejercicio regulador por parte de las

185
PÉREZ GUERRA, R., “La intervención administrativa en el sector turístico español: la política
turística”, Revista Aragonesa de Administración Pública, 2014, nº 43-44, p. 396-413.
99
TURISMO Y TRABAJO

Autonomías el que ha puesto de manifiesto la realidad competencial en materia de


turismo.

3.2. Las Leyes de Turismo Autonómicas y sus roles


Las Leyes de Turismo Autonómicas se han ido promulgando desde 1994 hasta la
más reciente de 2016, con la pretensión de ordenar los principales aspectos que
comprenden el turismo en el ámbito de cada Comunidad. Y siempre con independencia
del ejercicio reglamentario que, tanto sobre aspectos comunes de los establecimientos y
actividades turísticas como de ordenación de los subsectores, se han venido realizando en
cada territorio.
Y es que estas Leyes de Turismo han evolucionado desde una primera fase en la
que urgía asumir las competencias en la materia previstas en la CE, y que sirvieron de
base para regular el turismo en cada territorio con sus luces y sombras, hasta una segunda
generación de leyes que van surgiendo en la mayoría de las Comunidades Autónomas y
que continúan renovándose tras más de veinte años de las primeras.
Es así que las nuevas normas se proclaman con la intención de consolidar el marco
jurídico asumido por las Comunidades Autónomas, pero también para hacer partícipe la
influencia que desde Europa se viene ofreciendo en la materia, tanto por el cambio
estratégico operado con el Tratado de Lisboa y la nueva política turística europea, como
por la necesaria adaptación normativa de la Directiva 2006/12/CE, sobre servicios en el
mercado interior.

3.2.1. Desarrollo competencial


La cuestión competencial suele aparecer en los primeros títulos de las Leyes de
Turismo para fijar desde el inicio qué cuestiones de orden turístico van a asumir los
correspondientes órganos autonómicos. Básicamente se pueden agrupar en los siguientes
bloques:

a) Política y planificación turística


Formulación y aplicación de la política turística correspondiente. Lo que se
traduce en actuaciones tendentes al fomento del turismo como sector estratégico, en el
diseño de planes específicos de actuación, la implantación de políticas de calidad
turística, el establecimiento de criterios respetuosos con el medio ambiente, orientaciones
para la mejora de la competitividad turística y un largo etcétera. No falta además el
reconocimiento expreso de principios básicos o rectores que han de inspirar la política
turística en algunas Comunidades Autónomas186, donde la creación de empleos de
calidad, la mejora de la competitividad del sector turístico, la profesionalización, o la
desestacionalización, suelen estar presentes entre las finalidades previstas.

186
Vid. Art. 4, Ley de Turismo de Aragón; Art. 4, Ley de Turismo de Asturias; Art. 4, Ley de Turismo de
Baleares; Art. 3, Ley de Turismo de Extremadura; y Art. 4, Ley de Turismo del País Vasco.
100
TURISMO Y TRABAJO

Asimismo, esta misión debe ir en consonancia con los mecanismos en materia de


planificación que se vienen reconociendo en títulos generales bajo distintas
consideraciones como la de planificación y ordenación de los recursos turísticos187, o
junto a otras competencias como la de promoción188 o promoción y fomento189. Además
de una planificación en el sentido de elaboración de planes de turismo sobre aspectos y
alcance variado, llámense estratégicos, de dinamización, de excelencia, generales o del
tipo o especificidad que corresponda.
Siempre, y en todo caso, debiendo tener presente el respeto a la competencia
estatal en materia de coordinación de la planificación general de la actividad
económica190. Y sin olvidar, desde el otro lado la función de coordinación que le debe
corresponder a la Comunidad Autónoma en relación a la política turística de otras
administraciones que podemos llamar menores, como las Diputaciones Provinciales, los
Ayuntamientos o las Mancomunidades, u otros Entes turísticos más específicos como los
Patronatos de Turismo, por citar uno de los más emblemáticos.

b) Ordenación del turismo


La ordenación del turismo en cada ámbito territorial es consecuencia del mandato
constitucional y ha de interpretarse con carácter general en la potestad reguladora del
sector turístico, o bajo el uso de otras expresiones como la de recursos turísticos o la más
utilizada de oferta turística.
Desde esta perspectiva también han de entenderse aspectos más específicos como
la ordenación territorial de los recursos turísticos191, con la consabida y necesaria
armonización de otras normativas implicadas como la urbanística o medioambiental.
Muestra de ello suele ser la aparición de tratamientos singulares en el plano turístico
como el de “zona turística saturada”192, para cuando se sobrepase la capacidad de acogida
o se genere una demanda incompatible con la legislación medioambiental, y cuya
declaración conlleva limitaciones de nuevas actividades turísticas. O, la declaración de
Municipio Turístico193, cuya finalidad principal es encontrar respaldo interadministrativo

187
Vid. Título III, Ley de Turismo de Andalucía.
188
Vid. Título IV, Ley de Turismo de La Rioja.
189
Ley 1/1999, de 12 de marzo, de Ordenación del Turismo de la Comunidad de Madrid. Su Título III se
intitula: «Planificación, promoción y fomento del turismo».
190
Vid. Art. 149.1.13°, CE.
191
Vid. Título III, Ley de Turismo de Aragón; y Título III, Ley de Turismo de Asturias.
192
Vid. Art. 19, Ley de Turismo de Aragón; Art. 19, Ley de Turismo de Asturias; Art. 77, Ley de Turismo
de Baleares, figura como zona turísticas saturada o madura; Art. 37, Ley 5/1999, de 24 de marzo, de
Ordenación del Turismo de Cantabria; Art. 40.b), Ley de Turismo de Madrid, que la denomina área turística
saturada. También aparece sin una consideración específica, pero sí como contenido necesario de los Planes
de Turismo de la Comunidad respectiva, en las normas siguientes: Ley de Turismo de Cataluña, art. 14.g);
Ley de Turismo de La Rioja, art. 25.2.f); y Ley de Turismo de Navarra, art. 42.5.g). Por último, en la Ley
7/1995, de 6 de abril, de Ordenación del Turismo de Canarias, art. 36, se regula una situación de menor
intensidad, denominada “zona a rehabilitar” en relación a aquellas que no cumplan con los estándares
necesarios de urbanización turística, con la consiguiente suspensión temporal de autorizaciones turísticas
“salvo que la autorización contribuya, por sí misma, a solventar las deficiencias existentes”.
193
Vid. Arts. 19 y 20, Ley de Turismo de Andalucía; Art. 15, Ley de Turismo de Aragón; Art. 70.6, Ley de
Turismo de Baleares, tan solo mencionado a expensa de desarrollo reglamentario; Disposición Adicional
Segunda, Ley de Turismo de Canarias, instando a elaborar un Estatuto que lo regulase; Art. 39, Ley de
Turismo de Cantabria; Art. 17 y ss., Ley de Turismo de Cataluña; Art. 27 y ss., Ley 7/2011, de 27 de
101
TURISMO Y TRABAJO

para ofrecer la calidad necesaria en la prestación de servicios municipales al conjunto de


la población turística asistida, es decir, para cubrir las necesidades que en este sentido se
generan por la afluencia de un mayor número de visitantes al municipio en cuestión.
. Sin embargo, es la ordenación relativa a la oferta turística194 la que va a ser objeto
de una mayor atención con la regulación de las empresas195 y actividades turísticas196.
Títulos que hacen referencia fundamentalmente a su propia naturaleza, a la vez que a otro
tipo de circunstancias relacionadas como la preceptiva declaración responsable de inicio
de actividad que permite su ejercicio inmediato, la necesaria inscripción en el Registro de
turismo como instrumento de conocimiento del sector o la clasificación de los
establecimientos turísticos, entre otras.
La ordenación en cualquier caso deriva de una realidad normativa admitida antes
de la entrada en vigor de la CE, que reflejaba las cuestiones turísticas esenciales objeto de
derecho, por lo que una vez instaurada la Carta Magna y sin más llamadas al turismo que
la consabida del artículo 148.1.18, se asume como válida o al menos como susceptible de
ordenación, la materia turística regulada hasta ese instante. Lo que no obsta para que
partiendo de ese ordenamiento preexistente, sobre todo de la norma turística más
significativa hasta entonces -el EOEAT-, pueda ser ampliada su regulación hacia nuevos
asuntos o materias con especial vinculación al ámbito turístico como los que se vienen
desarrollando en los distintos territorios autonómicos.
Todo ello, qué duda cabe, a sabiendas de la dificultad de enmarcar una materia
que como ya se sabe presenta un carácter multilateral y que no siempre alcanza una
separación fácil de otras materias con las que comparte intereses, por lo que es inevitable
la existencia de ciertos conflictos competenciales. Ante lo cual, tanto la tarea ya
reconocida llevada a cabo desde la jurisprudencia del TC, como el bloque de legislación
autonómica, vienen interpretando cuáles deben ser las materias objeto de ordenación
turística en las CCAA. No sin volver a recordar, como es sabido, que la realidad suele ir
por delante del legislador y que particularmente el fenómeno del turismo es
tremendamente cambiante y dinámico, y sin duda van surgiendo nuevos supuestos sobre
las que habrá que estar expectantes en cuanto a si debe corresponder como respuesta un
tratamiento turístico o no, y en su caso si ha de corresponder al ámbito autonómico.

c) Disciplina turística
La disciplina turística entendida como potestad inspectora y sancionadora, podría
considerarse como una consecuencia más de la competencia de ordenación, puesto que
desde su primera aparición en la ya comentada Ley de Competencias en Materia Turística
de 1963, viene entrelazada con ella, de tal forma que su artículo tercero establecía como
función propia de la administración turística de entonces: la ordenación y vigilancia de
las empresas de hostelería o cualesquiera otras de carácter turístico, así como de los
alojamientos o instalaciones de igual naturaleza y de las profesiones turísticas. En dicha

octubre, del turismo de Galicia; Disposición Adicional Única, Ley de Turismo de Navarra; y Art. 26 y ss.
Ley 3/1998, de 21 de mayo, de Turismo de la Comunidad Valenciana.
194
Vid. Título V, Ley de Turismo de Andalucía; Título II, Ley de Turismo de La Rioja; y Título II, Ley de
Turismo de Madrid. Con esta misma denominación viene reconocida la ordenación en estas Leyes.
195
Vid. Título IV, Ordenación de las empresas turísticas, Ley de Turismo de Galicia.
196
Vid. Título III, Ley de Turismo de Baleares; Título I, Ley de Turismo de Extremadura; Título III, Ley de
Turismo de Navarra; y Título I, Ley de Turismo de la Comunidad Valenciana.
102
TURISMO Y TRABAJO

competencia se entenderá comprendida la de sancionar las infracciones que pudieran


cometerse en relación con las materias reguladas en esta Ley197. Ya entonces se
encomendaban tales prerrogativas al ámbito turístico, por lo que una vez atribuida la
ordenación del turismo a las CCAA y en base al principio de legalidad que debe acoger la
potestad sancionadora, era ciertamente consecuente su incorporación en las Leyes de
Turismo, más allá de lo que supone evidentemente la atribución de la exclusividad de una
competencia legislativa en los términos en que se cristalizó constitucionalmente.
Algunas otras leyes aluden a la disciplina turística bajo otra expresión como es la
del control de la calidad turística198, sin perder por ello la misma esencia en cuanto a la
regulación sobre régimen de inspección, infracciones, sanciones o procedimiento
sancionador. En cualquier caso y pese a sus diferencias, se vienen respetando los
principios generales clásicos que suelen inspirar el régimen de la potestad administrativa
disciplinaria y sancionadora, siendo estos los de legalidad, tipicidad y proporcionalidad.
Lo que no obsta para que desde una perspectiva más operativa la Ley de Turismo de
Murcia anuncie que se ha de reorientar la actividad de inspección hacia labores de
asesoramiento o lucha contra el intrusismo profesional199.
Intrusismo que también es objeto de preocupación en otras Leyes, que ven en la
oferta ilegal o en las actividades turísticas clandestinas una competencia desleal que se
declara como una de sus máximas para ser atajadas desde el régimen disciplinario 200. Una
proclamación que eleva el nivel de preocupación del sector hasta la primera línea del
debate turístico considerando la lucha contra el intrusismo como una realidad y una nueva
necesidad201. Aunque la cuestión es una lacra que viene manifestándose desde hace
tiempo en el sector del turismo, es en buena medida la proliferación acaecida en los
últimos tiempos al amparo de los nuevos hábitos de consumo y los avances tecnológicos,
los que están generando un grave problema que debe ser ordenado minuciosamente dada
la disparidad de intereses creados.
Cabe destacar también, cómo en relación a la consabida declaración responsable
de inicio de actividad, la Ley de Turismo de Extremadura le da carta de naturaleza al
contenido de su declaración responsable, a los efectos de su posible vulneración por
inexactitud, falsedad u omisión de carácter esencial y que en su virtud puede determinar
la imposibilidad de continuar desde el momento que se tenga constancia de tales
hechos202. La Ley de Turismo del País Vasco también señala como una de las claves de la
instauración de esta declaración responsable y su efectividad inmediata, las facultades que
asimismo se le otorgan a la Administración turística correspondiente en cuestiones de
comprobación, control e inspección a los efectos oportunos203.

197
Vid. Art. Tercero y sexto, Ley de Competencia en Materia Turística.
198
Vid. Título V, Ley de Turismo de Baleares; Título VI, Ley de Turismo de Castilla y León; y Título IV,
Ley de Turismo de Madrid.
199
Vid. Preámbulo, Ley de Turismo de la Región de Murcia.
200
Vid. Preámbulo, Ley de Turismo de Asturias; y Exposición de Motivos, Ley de Turismo de Baleares.
201
CASTEL GAYÁN, S., “Intrusismo y clandestinidad en el sector turístico: una aproximación jurídica”,
Revista Andaluza de Derecho del Turismo, nº 5, 2011, p. 11-31. Dedica específicamente el autor un
apartado a la eliminación del intrusismo como principio de la política turística, donde considera la
trascendencia dada a esta cuestión desde las leyes de turismo.
202
Vid. Exposición de Motivos, Ley de Turismo de Extremadura.
203
Vid. Exposición de Motivos, Ley de Turismo del País Vasco.
103
TURISMO Y TRABAJO

d) Promoción y fomento del turismo


En todas las Leyes de Turismo Autonómicas se asume como competencia propia
al igual que la ordenación, la promoción del turismo, acogiéndose a los distintos Estatutos
de Autonomía y a lo previsto en la CE. A partir de ese reconocimiento se refleja la
competencia promocional en las diferentes leyes con consideraciones mayoritariamente
coincidentes al menos en las cuestiones fundamentales. A nivel formal, la promoción
aparece en muchas de ellas identificada junto al fomento del turismo204, lo cual parece
tener bastante sentido aunque tal vez convenga intentar delimitar a qué corresponde
realmente cada uno de estos términos con tendencia a la confusión.
La promoción suele venir definida en estas normas turísticas de forma más o
menos coincidente en sus rasgos fundamentales, en lo que se podría traducir como el
conjunto de actuaciones de la administración turística competente para favorecer la
demanda de servicios turísticos y apoyar la comercialización de los recursos y productos
turísticos, en el mercado nacional o internacional, sin perjuicio de las competencias del
Estado205.
Se puede apreciar como la labor promocional va dirigida a desarrollar actuaciones
en pro de la atracción sobre un determinado destino turístico facilitando su
comercialización, tanto dentro como fuera de dichos territorios. A partir de este
planteamiento la forma de ejecución de dicha misión puede ser de lo más variada,
partiendo de una tarea preparatoria en cuanto a su programación, que se va a concretar en
la elaboración de planes especiales de promoción de carácter anual o plurianual. Esta
planificación suele materializarse en la ejecución de campañas de promoción, la
asistencia y participación en ferias turísticas tanto nacionales como internacionales, la
coordinación y gestión de la información turística institucional, la publicación de material
de interés para sus difusión, el patrocinio de iniciativas turísticas con repercusión
especial, el reconocimiento de distintivos o concesión de premios, la declaración de
interés turístico, y cualquier otra que puedas servir para alcanzar el objetivo de dicha
promoción turística.
Al margen de las posibles actuaciones promocionales, la otra cuestión de especial
interés es su carácter territorial, circunstancia que ya se planteaba desde la perspectiva de
su singularidad competencial en el marco de la CE. Pero además, conviene resaltar ahora,
por cuanto viene siendo habitual el reconocimiento en estas normas, que dichas
actuaciones promocionales puedan ser realizadas no solo dentro de cada territorio
autonómico sino también en el exterior, lo cual, como ya se anunciaba, tiene un mejor
sentido y efectividad. Dicho reconocimiento extraterritorial se plasma que pueda serlo

204
Vid. Título V, Ley de Turismo de Aragón; Título V, Ley de Turismo de Asturias; Título IV, Ley de
Turismo de Baleares; Título IV, Capítulo V, Ley de Turismo de Cantabria; Título I, Capítulo III, Secciones
2ª y 3ª, Ley de Turismo de Extremadura; Título VII, Ley de Turismo de Galicia; Título IV, Capítulo II, Ley
de Turismo de La Rioja; Título III, Ley de Turismo de Madrid; Título I, Ley de Turismo de la Región de
Murcia; Título VI, Ley de Turismo de Navarra; Título VIII, Capítulo I, Ley 8/1999, de 26 de mayo, de
Ordenación del Turismo de la Castilla-La Mancha; y Título V de la Ley 14/2010, de 9 de diciembre, de
turismo de Castilla y León.
205
Vid. Art. 55, Ley de Turismo de Andalucía; Art. 63, Ley de Turismo de Aragón; Art. 62.1, Ley de
Turismo de Castilla y León; Art. 25, Ley de Turismo de Extremadura; Art. 28.1, Ley de Turismo de La
Rioja; Art. 41, Ley de Turismo de Madrid; y Art. 8, Ley de Turismo de la Región de Murcia.
104
TURISMO Y TRABAJO

tanto en el panorama nacional como internacional, todo ello evidentemente sin perjuicio
de las competencias del Estado.
A este respecto llama la atención por su singular proyección exterior, ciertas
medidas recogidas en la Ley de Turismo de Castilla y León, por cuanto abre su dimensión
a la participación conjunta tanto con el Estado como con otras CCAA y con regiones
transfronterizas de Portugal, incluso con otros países de la UE y de Latinoamérica que
compartan estrategias comunes206. Lo cual parece no tener límites en su ámbito de
colaboración promocional de cara al exterior, cuestión que además se acentúa cuando a
continuación proclama la posibilidad de participar en acciones coordinadas con
organismos internacionales, especialmente con la UNESCO207.
Hay quien considera esto como un acierto de la Ley por ofrecer una visión amplia
y global de la colaboración turística exterior208, sin embargo se ha de discrepar de dicha
apreciación no por la afirmación en cuanto a visión amplia y global, ya que efectivamente
son consideraciones ambiciosas y sin parangón en las Leyes de Turismo, sino porque
realmente sean medidas acertadas o efectivas. Ya que la operatividad de ofrecer
cooperación con países de la UE o incluso más lejanos aun como los de Latinoamérica,
rara vez van a poder manifestarse por la dificultad de encontrar intereses y escenarios
comunes en materia de promoción turística. Si acaso, se entiende mejor el que pudiera
ofrecer un territorio de la UE, como Portugal por ser limítrofe y poseer características
turísticas similares, pero que ya ha sido expresamente mencionado al menos en su franja
transfronteriza. Ni que decir tiene que aun se hace más difícil pensar en la posibilidad de
ejecutar acciones coordinadas en materia de promoción turística con organismos
internacionales como el citado de la UNESCO, salvo claro está acciones puntuales sobre
determinados ámbitos del patrimonio, toda vez que quien realmente asume el
protagonismo internacional en materia turística es otro organismo asimismo especializado
de las Naciones Unidas, la OMT. Entendiendo por ello, como muy remotas, las opciones
reales de ejecutar colaboraciones de esta envergadura por lo que tal vez huelga su
reconocimiento específico, en vez de hacer una previsión más genérica que permita
cualquier tipo de actuación conjunta o coordinada.
Una vez tratada la promoción del turismo hay que darle continuidad con el
fomento, ya que como ya se anticipaba es más que frecuente su uso compartido por parte
de la normativa, o incluso acaparando este un mayor protagonismo209.
Así, desde las leyes que lo utilizan, el fomento del turismo tan solo viene
expresamente definido por dos de ellas, y ambas con el mismo tenor literal, entendiendo
en este sentido como tal: la actividad encaminada a la potenciación de la oferta turística
de la Comunidad…a través de medidas concretas tendentes a la mejora de la
competitividad, el empleo y la internacionalización de las empresas y sus
profesionales210. Es decir, parece querer poner el máximo interés en la oferta turística

206
Vid. Art. 64.h), Ley de Turismo de Castilla y León.
207
Vid. Art. 64.i), Ley de Turismo de Castilla y León.
208
Vid. CASTEL GAYÁN, S., “Derecho del turismo y propuestas para una renovación de la promoción
turística”. , cit., p. 368.
209
Vid. Título III, sobre el fomento de la actividad turística, Ley de Turismo de Canarias. Dedicando todo
un título al fomento sin que por otro lado aparezca de forma expresa la regulación de la promoción turística,
aunque se asuma desde el inicio su competencia y sea mencionada durante diferentes fases del articulado.
210
Vid. Art. 69, Ley de Turismo de Aragón; y art. 46, Ley de Turismo de Madrid.
105
TURISMO Y TRABAJO

tratando de impulsarla mediante determinadas actuaciones que pongan de relieve un


mejor posicionamiento del sector del turismo a diferentes niveles de competitividad, de
creación de empleo, de proyección internacional y de cualificación profesional.
Considerando por ello como objetivos finales la diversificación y modernización de la
oferta turística, y la potenciación de la formación y perfeccionamiento de los
profesionales turísticos
En la misma dirección aunque sin una delimitación conceptual se vienen
pronunciando el resto de normas que lo prevén, de tal suerte que se encaminan a una
vertiente más práctica con el reconocimiento directo de determinadas medidas que van a
formar parte de dicha finalidad. Siendo en todo caso dirigidas a la mejora de la oferta con
ciertas previsiones al respecto como pueden ser las más frecuentes de concesión de
ayudas y subvenciones, fomento del asociacionismo, de la formación continua de los
trabajadores, o más recientemente el fomento de la desestacionalización, todo ello en aras
de fortalecer un sector estratégico para la economía de los diferentes territorios
autonómicos.
En definitiva, pese a la aparente confusión terminológica parece que del uso
ofrecido sobre ambas cuestiones en la mayoría de Leyes de Turismo puede extraerse al
menos alguna diferencia notable, siendo así que hay quien apunta como factor
diferenciador lo siguiente: con el término promoción se hace referencia a la demanda
mientras que con el fomento se pone el énfasis en la oferta211. Y efectivamente así parece
desprenderse sobre todo de aquellas normas que se han preocupado en definir ambas
cuestiones, en ese doble nivel que al final opera de manera complementaria, ya que en
ambas se pretende en última instancia la atracción de usuarios turísticos hacia el destino
correspondiente, bien sea incidiendo en la comercialización de la demanda bien a través
de la competitividad de la oferta.

3.2.2. Contenidos
Hay que partir de la base del carácter complejo, horizontal, transversal o como se
quiera calificar de la diversidad que siempre ofrece el turismo en términos generales. Sin
embargo, y pese a ello, la tarea reflejada en las leyes autonómicas sobre esta materia
revela la similitud existente entre todas y cada una de ellas en relación a sus contenidos
materiales, incluso a nivel terminológico, sobre todo, en lo referente al ejercicio de
determinadas facultades genéricas212. Llegando incluso a la identidad literal o con muy
poca variación, en no pocos pasajes del articulado, donde las formas de expresión sobre
determinadas cuestiones son constantes y reiteradas.
Aunque más allá de las cuestiones de forma los que va a interesar, sobre todo, son
las cuestiones de fondo, muy especialmente en relación a los contenidos asumidos por las
distintas Leyes de Ordenación del Turismo, donde la similitud en cualquier caso queda
patente. Para ello tampoco hay que perder de vista una realidad que es tremendamente

211
Vid. GALLARDO CASTILLO, M. J., “La distribución constitucional de competencias en materia de
turismo y su tratamiento en las Leyes Autonómicas: su promoción y ordenación”, cit., p. 76.
212
VILLANUEVA CUEVAS, A., “La necesidad de una nueva perspectiva de regulación en la legislación
autonómica en materia de turismo”. Revista General de Derecho Administrativo, 2011, nº 28, p.1-35.
106
TURISMO Y TRABAJO

dinámica y cambiante, sobre la que es preciso actualizarse y que ofrece nuevos modelos
de actividad, usos y negocios ante los que conviene tener un marco jurídico apropiado.
Algunas normas ya se van haciendo eco de estos cambios, y así podemos
encontrar previsiones en materia de alojamientos turísticos en las que se flexibiliza la
unidad de explotación, permitiendo nuevas fórmulas con usos complementarios o
secundarios. Así, podemos citar algunas de estas previsiones como es el caso de la Ley
2/2011, de Turismo de Extremadura, que contempla un modelo de establecimiento
hotelero basado en unidades de alojamiento privadas, denominándolo Condhoteles213. O,
la Ley 8/2012, de Turismo de Baleares, que contempla entre sus principales novedades la
modalidad de establecimientos de alojamiento turístico coparticipados o compartidos, u
otras formas análogas de explotación con idea de desestacionalizar el mercado, o
regulando la compatibilidad de distintos tipos de establecimientos bajo explotación
conjunta, así como determinados modelos empresariales novedosos como las empresas
turístico-residenciales o las comercializadoras de estancias turísticas de viviendas 214.
Pero sin duda la norma autonómica que manifiesta un especial interés en tratar las
nuevas figuras alojativas y las nuevas formas de prestación de servicios en el sector
turístico, siendo además la más reciente, y seguramente por ello, es la Ley 13/2016, de
Turismo del País Vasco215. Teniendo además en consideración la irrupción en el mercado
turístico de las nuevas tecnologías, sobre todo internet, en la intermediación y la
comercialización de los productos turísticos así como los nuevos hábitos de uso y
consumo de los viajeros. Se incluye por ello en su cobertura jurídica el principio de
unidad de explotación, las viviendas para uso turístico y la más novedosa de todas las
incorporaciones, la de las habitaciones en viviendas particulares para su uso turístico.
Seguramente ante la inquietud de una realidad orientada en una de sus vertientes
más actuales hacia un turismo colaborativo, el cual ha de ser tratado con cierto
detenimiento (se hará más adelante), provocado por sus usos más extendidos y a la vez
más polémicos, de mediación, alojamiento y transporte turístico. Cuestión que no puede
ser obviada por la legislación turística autonómica, que debe entablar el marco jurídico
necesario que dé respuesta tanto a los usuarios como a las empresas y actividades
implicadas y, por extensión, al personal afectado.

213
Ley 2/2011, de 31 de enero, de desarrollo y modernización del Turismo de Extremadura, Disposición
adicional cuarta, que considera condhoteles aquellos establecimientos hoteleros, “cuya característica
principal radica en que cada una de las unidades de alojamiento que lo componen es de titularidad privada,
pudiendo ser explotados en su totalidad por una o varias empresas turísticas”.
214
Ley 8/2012, de 19 de julio, de Turismo de Baleares, arts. 35, 36 y 26. Asimismo conviene mencionar
como novedad la posibilidad que recoge el art. 37, de explotación de los alojamientos turísticos bajo la
modalidad de pensión completa integral, que viene a sustituir al sistema mal calificado de "todo incluido",
que se presta a confusión entre los usuarios turísticos al no incluir en la inmensa mayoría de los casos todos
los servicios e instalaciones que suelen ofrecer los complejos turísticos que operan bajo esta modalidad.
215
Ley 13/2016, de 28 de julio, de Turismo del País Vasco. Que en su exposición de motivos ya viene
manifestando la necesidad de regulación ante los incesantes cambios que se vienen originando el mercado
turístico actual.
107
TURISMO Y TRABAJO

3.2.2.1. La base conceptual


La inmensa mayoría parte de unas disposiciones generales que suelen reconocer el
objeto, el ámbito de aplicación y una serie de definiciones aclaratorias de los elementos
habituales que intervienen en la norma. La regulación del turismo como finalidad
genérica viene recogida desde el principio ya sea con esta fórmula habitual o con más
grado de detalle en cuanto a la ordenación y promoción, o complementadas con otras
actuaciones como la planificación o el fomento. En cualquier caso haciéndose eco de la
competencia en materia de turismo que se les atribuye desde la CE.
En cuanto a las definiciones utilizadas y partiendo de la más básica y a la vez la
más compleja, el turismo, aquellas que se preocupan en incorporarla recurren a la senda
tradicional del concepto marcado por la OMT, las actividades que las personas realizan
durante sus viajes y estancias en lugares distintos a su entorno habitual, por periodos
temporales determinados216. O completándola con la incorporación de la motivación o
finalidad del viaje sin que exista a partir de aquí consenso en cuales han de ser realmente
esos motivos217; salvo obviar todas ellas la exclusión que establecía la OMT por motivos
de trabajo. Destaca además, la Ley 8/2012 de Turismo de Baleares, que ni siquiera
precisa cuales han de ser esos motivos, y recurre a una razón genérica cuando dice en su
art.3. a): …cualquiera que sea su finalidad. De todo lo cual podría desprenderse que,
tanto por la ausencia de tratamiento, como por la falta de exclusión expresa, como sobre
todo por el reconocimiento tácito, los desplazamientos por motivos laborales no van a
quedar excluidos en la consideración de turismo por parte de la normativa autonómica.
La dificultad conceptual con respecto al turismo queda asimismo patente cuando
bien por defecto, bien por exceso, se define el turismo en algunas de estas normas que lo
contemplan. Así, en la definición dada en la Ley 2/2001, de Turismo de La Rioja se
define el turismo en su art. 2.a), como: el desplazamiento y permanencia de las personas
fuera de su domicilio habitual por razones de ocio, negocio, salud, religión y cultura. De
la que puede extraerse alguna conclusión, sin mencionar la ya aludida sobre el ámbito
motivacional, y es que se omite toda mención a las actividades propias que realizan las
personas en esos viajes y estancias, quedando por tanto una mera constatación del
“desplazamiento y permanencia” sin más detalles de lo que realmente ha de conllevar este
hecho. Por otro lado, en cuanto al concepto extensivo, hay que mencionar el contemplado
en el art.3.a) de la Ley de Turismo de Baleares que además de la definición propiamente
establecida de turismo, continua matizando en el mismo apartado que: Incluye la
combinación de actividades, servicios e industrias que completan la experiencia turística,
tales como transporte, alojamiento, establecimientos de restauración, tiendas,
espectáculos, oferta de entretenimiento, ocio recreo y otras instalaciones para
actividades diversas. Es decir, un intento de aclaración del concepto que se convierte en
una especie de totum revolutum, en la que tienen cabida todo tipo de actividades,
servicios o industrias de alguna forma relacionados con el viajero. Lo que por otro lado
vuelve a poner de manifiesto la dificultad que entraña delimitar algo tan complejo como
el turismo.

216
Ley 13/2011, de 23 de diciembre, del Turismo de Andalucía, art. 2.a).
217
Ley 13/2016, de 28 de julio, de Turismo del País Vasco, art. 2.2.a); Ley 2/2001, de 31 de mayo, de
Turismo de La Rioja, art. 2.a); y la Ley 8/2012, de 19 de julio, de Turismo de Baleares, art. 3.a).
108
TURISMO Y TRABAJO

Como prolongación de la definición anterior algunas de las leyes definen al turista


como la persona que utiliza los establecimientos, instalaciones y recursos turísticos o
recibe los bienes y servicios que le ofrecen las empresas turísticas218. El concepto en sí
queda bastante alejado del comúnmente utilizado desde la OMT, acercándose más en su
contenido al utilizado, incluso de forma alternativa219, por otras normas autonómicas en el
sentido de usuario turístico como destinatario final de algún servicio turístico220. En un
sentido mucho más acorde a una realidad ya de por sí confusa en su entendimiento
terminológico.
El resto de definiciones se reparte entre circunstancias habituales en el ámbito
turístico que en líneas generales y con denominaciones más o menos parecidas se refieren
a recursos turísticos, actividad turística, profesiones turísticas, establecimientos turísticos,
empresas turísticas y trabajadores turísticos. Conviene asimismo resaltar la incorporación
definitoria más novedosa y actual que hace la Ley 13/2016, de Turismo del País Vasco,
reconociendo los “canales de oferta turística”221, ya que supone un paso significativo en el
tratamiento de las últimas tendencias en la comercialización o promoción al amparo de
las nuevas tecnologías, en cuanto a reserva de alojamientos o prestación de servicios
turísticos.

3.2.2.2. La empresa turística y la ausencia de unanimidad


La delimitación de las empresas y actividades turísticas genera no pocas
divergencias, poniendo de manifiesto algo que se viene anunciando desde otros foros en
cuanto a la dificultad de delimitar un sector como el turístico.
La dificultad se manifiesta ya desde los conceptos básicos a la hora de entender
qué es empresa y qué es actividad turística, con un uso indistinto en no pocas ocasiones, o
con la injerencia de otros términos como el de servicios turísticos. Luego partiendo de
esta premisa hay que situarse en el tratamiento que se le viene dando a este respecto en
las diferentes Leyes de Turismo. En este planteamiento, y sin ánimo de ser exhaustivo,
pero sí ilustrativo de las divergencias y dificultades manifestadas sobre la delimitación de
la empresa turística y por ende del sector del turismo, hay que interpretar algunas de estas
consideraciones, siempre entendiendo que la mayoría de las diferencias no quedan
suficientemente justificadas por la diversidad territorial existente entre las Comunidades
Autónomas, aunque otras, las menos, evidentemente sí.

a) Clasificación más básica


Una primera valoración parte de la clasificación más básica de empresa turística,
en la que se consideran tan solo dos, las de alojamiento y las de mediación, tal y como se

218
Decreto Legislativo 1/2016, de 26 de julio, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley del Turismo de Aragón, art. 2.f); y Ley 2/2001, de 31 de mayo, de Turismo de La
Rioja, art. 2.d). Ambas con el mismo tenor literal, salvo por el uso singular o plural.
219
Ley 13/2011, de 23 de diciembre de Turismo de Andalucía, art 2.i); y Ley Foral 7/2003, de 14 de
febrero, de Turismo de Navarra, art. 2.c). Que utilizan alternativamente el término de usuario o turista.
220
Ley 12/2013, de 20 de diciembre, de Turismo de la Región de Murcia, art. 2.4; Ley 7/2001, del
Principado de Asturias, de 22 de junio, de Turismo, art. 3, apartado último; o, en las Leyes de Turismo ya
referenciadas de Baleares, art. 3.j); País Vasco, art. 2.k); y Extremadura, art. 2.h).
221
Vid. Art. 2.n), Ley de Turismo del País Vasco.
109
TURISMO Y TRABAJO

prevé en las Leyes de Turismo de Cataluña222 y del País Vasco223. Dichas normas
coinciden en llevar otros elementos claves a la consideración de actividades de interés
turístico en lo que parece ser un criterio objetivo en cuanto a su delimitación, donde ahora
sí, incluyen como posibles a los establecimientos de restauración y otras empresas
destinadas a actividades varias, como las relacionadas con los congresos, convenciones o
incentivos y las instalaciones destinadas a este objeto, y otras de servicios y actividades
culturales o deportivas en la naturaleza. Cataluña cierra estas actividades con los
alojamientos juveniles y los parques acuáticos o temáticos224; y País Vasco, con empresas
de transportes de rutas turísticas, empresas dedicadas a la divulgación del patrimonio
cultural y centros recreativos, y finaliza dejando la puerta abierta a aquellas otras que se
determinen reglamentariamente225.
Luego, se puede entender como las empresas de alojamiento tanto hoteleras como
extrahoteleras deben de conformar uno de los subsectores clásicos del turismo. Asimismo
hay que incluir también en este ámbito el de mediación o intermediación como se le
denomina en otras Leyes de Turismo. Ambos tipos de empresas ofrecen pocas dudas a
este respecto, salvo la de una realidad manifiesta en los tiempos actuales sobre cierto tipo
de alojamiento a turistas en lo que se denomina turismo colaborativo y que precisa de
otras aclaraciones más detalladas (se analizará más adelante).
Llama sin embargo la atención como un tipo de establecimiento como el de los
alojamientos juveniles, tradicionalmente conocidos como albergues juveniles aunque hoy
en día hayan perdido prácticamente el calificativo de juveniles por ser dirigidos también a
otros colectivos sociales y no solo reservado en exclusiva a los jóvenes, pues bien, es
llevado en la Ley de Turismo de Cataluña al ámbito de las actividades de interés turístico,
en vez de a la categoría de alojamiento. Tal vez sea ello debido a que suelen ser de
titularidad y gestión pública, y seguramente por eso pierda el cariz empresarial pero no el
de interés turístico como actividad.
Por lo demás, se manifiesta una vez más la gran variedad de actividades que se
permiten quedar vinculadas al turismo, ya que aparecen actividades tan distintas como los
parques acuáticos o temáticos, y otras como las empresas de transportes que realizan rutas
turísticas. Que por otro lado y aclarando dicha finalidad, se alejan de esta manera de una
posible injerencia de competencias sobre otro sector de actividad como el del transporte,
con reconocimiento propio, aunque eso sí, directamente conectado con los
desplazamientos turísticos.

b) Clasificación integradora
La segunda valoración va a tener como referente principal la Ley de Turismo de
Andalucía, por entender la misma como la de carácter más amplio e integrador. Aunque
para ello no recurra al acervo tradicional de empresas y actividades turísticas y haya
sustituido empresas por servicios, aun a sabiendas que la misma norma define en otro
precepto la empresa turística como aquella que cumpliendo determinados requisitos
presta algún servicio turístico226. Dicha Ley incluye como servicios turísticos: el
222
Ley 13/2002, de 21 de junio, de turismo de Cataluña, art. 34.
223
Vid. Art. 29, Ley de Turismo del País Vasco.
224
Vid. Art. 60, Ley de Turismo de Cataluña.
225
Vid. Art. 72, Ley de Turismo del País Vasco.
226
Vid. Art. 2.f), Ley de Turismo de Andalucía.
110
TURISMO Y TRABAJO

alojamiento, la intermediación, la información turística y los servicios de guías de


turismo, la organización de actividades de turismo activo, la restauración y catering
turísticos, y las actividades de organización de congresos, convenciones u otro tipo de
eventos vinculados a la actividad empresarial. La clasificación queda en cualquier caso
abierta a otros servicios distintos de los ya señalados que puedan reconocerse
reglamentariamente227.
Luego se contemplan no solo las empresas turísticas básicas ya reconocidas en
otras leyes autonómicas de alojamiento e intermediación, sino que a su vez se traen a esta
clasificación otras propuestas habituales en este sector como la restauración o la
información, a la vez que otras más específicas como las empresas de turismo activo o las
de organización de congresos conocidas como OPC (Organizador Profesional de
Congresos). Es decir, además de otras incorporaciones se conforman las cuatro categorías
elementales reconocidas en el ámbito autonómico mayoritario como empresas netamente
turísticas, a saber: de alojamiento, intermediación o mediación, restauración e
información turística.
La misma Ley agrupa en otro artículo las denominadas actividades con incidencia
en el ámbito turístico, considerando como tales: las actividades deportivas, como
estaciones de esquí, campos de golf, etc.; otras vinculadas al ocio, como parques
temáticos, zoológicos, y otros; balnearios, spas u otras relacionadas con el bienestar de las
personas; las actividades de intermediación de servicios no incluidas en la clasificación
anterior; las actividades de prestación de servicios de recepción de los usuarios turísticos;
las actividades relacionadas con el conocimiento del castellano por extranjeros así como
la prestación de servicios que potencien el turismo cultural y el flamenco en Andalucía; y,
por último, el transporte turístico, como autobuses panorámicos, coches de caballos,
alquiler de bicicletas u otros228.
Sobre este último modelo denominado transporte turístico, conviene aclarar que
son actividades dirigidas a cubrir servicios turísticos en el destino correspondiente que va
a materializarse en un medio de transporte bien distinto al que suele utilizarse como
componente necesario en los viajes turísticos. Volviendo a recordar que este otro tipo de
transporte se considera integrado en un sector de actividad con un tratamiento jurídico
diferente, aunque en realidad sea uno de los pilares básicos del turismo junto con el
alojamiento y la intermediación.
Que duda cabe que la agrupación es extensa y variopinta, donde se señalan
actividades que con más o menos intensidad van a revertir en el panorama turístico y
entre la cuales se pueden entresacar algunas, las menos, con identidad propia del territorio
en el que se van a desenvolver. Por lo que siguiendo el criterio objetivo en función de la
actividad desarrollada podrían considerarse igualmente empresas de ámbito turístico, lo
que una vez más no hace sino poner de manifiesto la dificultad de delimitar que tipo de
actuaciones tiene cabida o presentan una determinada vinculación funcional con el sector
turístico.

227
Vid. Art. 28, Ley de Turismo de Andalucía.
228
Vid. Art. 29, Ley de Turismo de Andalucía.
111
TURISMO Y TRABAJO

c) Otras consideraciones clasificatorias


Como tercera vía de valoración hay al menos que significar la existencia de ciertas
consideraciones realizadas en algunas Leyes de Turismo, que van a llamar también
poderosamente la atención. Para su ordenación y mejor seguimiento utilizaremos el
criterio estricto de antigüedad de la norma.
Así, en Cantabria se describen las empresas turísticas como aquellas que
reuniendo los requisitos legales hacen posible la actividad turística229, sin precisar en este
instante cuales han de ser éstas. Con posterioridad se establecen como actividades
reglamentadas y ámbito empresarial específico, siendo a este respecto objeto de especial
regulación, el alojamiento turístico, la restauración, la mediación turística, el ocio y
recreo, y otras actividades turísticas230. Cada una de las categorías anteriores se subdivide
a su vez en distintas modalidades. La de otras actividades turísticas, considera como tales
aquellas que prestan servicios complementarios de naturaleza turística, ante lo cual
incluye entre otras, las empresas de consultoría y asesoría turística.
Luego la clasificación de las empresas y actividades turísticas viene realizada por
una vía indirecta como objeto del Derecho, pero además considerar como tales las
empresas de consultoría y asesoría turística parece ser cuanto menos, arriesgado. Toda
vez que suelen ser servicios externos ofrecidos a los empresarios y que en cualquier caso
no redundan en beneficio de los usuarios turísticos, por tanto alejado de la idea de
prestación de servicios al turista que suele presidir este tipo de actividades. Todo ello sin
querer pensar en otros servicios también externos que pudieran así incorporarse a tal
consideración, como contabilidad, o asesoría fiscal o laboral, que asimismo pueden
también dirigirse a los mismos destinatarios.
La Ley de Turismo de Extremadura considera como empresas turísticas las que
vienen siendo más habituales de alojamiento, restauración e intermediación, añadiéndoles
las de actividades turísticas231. Estas últimas calificadas como alternativas, abarcan
aquellas que oferten la práctica de actividades turísticas tales como deportivas, de turismo
activo, de ocio, salud, y otras varias, dejando en cualquier caso la lista abierta a todas
aquellas que contribuyan a la diversificación y mejora de la oferta turística232.
En lo que respecta a esta clasificación, se puede apreciar cómo se combinan
empresas tradicionalmente asumidas como turísticas, con aquellas otras consideradas
como actividades turísticas, donde tiende a confundirse ambos términos mayoritariamente
separados por las normas autonómicas. En cuanto a las actividades turísticas alternativas,
en lo que parece un calificativo no del todo apropiado, se recoge lo que viene siendo una
oferta turística complementaria y no alternativa, para tratar de dinamizar un sector tan
ávido de propuestas como el turístico.
En la Ley de Turismo de Baleares se consideran todas las opciones como
empresas turísticas. Reconociendo como tales las más frecuentes de alojamiento,
restauración, intermediación e información, a las que se añaden otras con cierta
singularidad como las turístico-residenciales y las comercializadoras de estancias

229
Vid. Art. 3, Ley de Turismo de Cantabria.
230
Vid. Art. 15, Ley de Turismo de Cantabria.
231
Vid. Art. 39, Ley de Turismo de Extremadura.
232
Vid. Art. 82, Ley de Turismo de Extremadura.
112
TURISMO Y TRABAJO

turísticas en viviendas. Se completa la clasificación con aquellas otras que tienen por
objeto actividades varias de entretenimiento, recreativas, deportivas y otras que tengan
una naturaleza complementaria al sector turístico233.
Se aprecia el carácter integrador en la clasificación, donde tienen cabida en la
consideración de empresa turística no solo las más frecuentes sino identificando también
las que se dedican a las actividades complementarias, lo que como ya veíamos no siempre
ocurre en otras Leyes de Turismo. Sin embargo, su carácter más singular viene originado
por dos de las modalidades que aparecen en dicha clasificación.
Siendo la primera, la denominada empresa turístico-residencial, que en esencia
viene a ser aquella que además de cumplir los requisitos de alojamiento de cinco estrellas
o superior, ofrece esos mismos servicios a los titulares de viviendas residenciales que
estén ubicadas en el mismo complejo234. Es decir, pensado para complejos urbanísticos de
alto standing en los que coexisten alojamientos turísticos de lujo con viviendas
residenciales, pero con la particularidad de poder disponer del uso de las instalaciones y
servicios del alojamiento no solo por parte de los clientes alojados sino también de los
residentes del complejo de viviendas, dándole en definitiva un uso compartido entre
turistas y residentes.
La segunda, se refiere a las empresas comercializadoras de estancias turísticas en
viviendas, considerándose como tales las que comercializan el uso de viviendas
configuradas como unifamiliares aisladas o pareadas, inicialmente pensadas para uso
residencial pero que pueden prestar alojamiento turístico alternándose con el uso propio y
residencial235. Quiere ello decir que se está reconociendo una práctica habitual por la que
los propietarios vienen ofreciendo su vivienda principal o residencial a los turistas. En lo
que puede ser una combinación de usos para lo que en principio no estaban pensadas las
viviendas, eso sí, tan solo se permite para este tipo de construcción no para aquellas otras
que se encuentran en edificios plurifamiliares o adosados sometidos al régimen de
propiedad horizontal. En definitiva, buscando resquicios legales para hacer compatible un
uso calificado urbanísticamente como residencial con otro para el que no estaba previsto
como es el turístico.
La Ley de Turismo de la Región de Murcia simplifica bastante la clasificación con
las dos consideraciones asumidas por todas las normas autonómicas como empresas
turísticas, como son las de alojamiento e intermediación, y con una fórmula amplia
referida a otras de servicios y actividades turísticas236. Las dos primeras no ofrecen
ninguna duda al respecto, sin embargo son esas otras empresas no definidas las que
pueden prestarse a cierta confusión, de hecho, en el capítulo dedicado a ellas, denominado
como otras empresas de actividades turísticas, incorporan tan solo las empresas de
turismo activo, guías de turismo y otras empresas turísticas que se podrán determinar y
regular sin más precisiones237.
Se aprecia una falta de concreción que no hace sino generar dudas sobre qué tipo
de empresas pueden considerarse a estos efectos como de actividades turísticas. Tan es
233
Vid. Art. 26, Ley de Turismo de Baleares.
234
Vid. Art. 47, Ley de Turismo de Baleares.
235
Vid. Art. 49, Ley de Turismo de Baleares.
236
Vid. Art. 18, Ley de Turismo de la Región de Murcia.
237
Vid. Art. 37 y ss., Ley de Turismo de la Región de Murcia.
113
TURISMO Y TRABAJO

así, que cuando se define en la norma qué ha de entenderse como actividad turística, se
configuran como tales las ya reconocidas de alojamiento e intermediación, y otras de
carácter tan específico como las de restauración y comercialización e información, y
terminando como siempre con una fórmula genérica, en este caso de otras directamente
relacionadas con el turismo238. Quiere ello decir que primero se reconocen subsectores tan
habituales como la restauración o la información, para posteriormente no ser reconocidos
expresamente como empresas de este sector. Máxime si tiene en cuenta el interés que
muestra dicha ley a la hora de contemplar en otro pasaje de la misma, algo digno de
promoción turística como es la gastronomía regional, y por ende el fomento de las
actividades que realicen uno de los tipos de establecimientos turísticos ya anunciados
como es el de restauración239. En definitiva, un vaivén de interpretaciones sobre que ha de
entenderse realmente como actividad turística que deriva en una consideración de
empresa turística ciertamente exigua.
Como valoración final en relación a todas las vías clasificatorias analizadas, hay
que poner de manifiesto la dificultad existente a la hora de delimitar a la empresa turística
donde de forma constante pero divergente se puede apreciar una confusión continua,
circunstancia que ya puede apreciarse desde los criterios utilizados como referencia con
términos tales como empresas, actividades, servicios, y otros. Pero además, los propios
contenidos hacen variar la cuestión sobre qué ha de entenderse realmente como tal, con
una respuesta de lo más dispar y no precisamente en función de una singularidad
territorial que pudiera justificarla, sino que no hace sino poner en evidencia lo que viene
sucediendo alrededor del turismo, donde su delimitación parece inalcanzable y menos aun
conseguir unanimidad en su configuración.

3.3.2. El factor trabajo en las Leyes de Turismo autonómicas


Las Leyes de turismo vienen regulando esta materia en las diferentes CCAA, sin
obviar aquellas cuestiones que puedan tener alguna mención o incidencia laboral, por lo
que partiendo de la Ley de Turismo de Andalucía (LTA), se van a analizar dichas
cuestiones y las que aparezcan en otras normas autonómicas ya sea a título comparativo o
por ser singularmente destacables.
Como cuestión preliminar, llama la atención como uno de los conceptos básicos
que aparece en la LTA, es el de trabajador o trabajadora del sector turístico, que se define
en el art.2.h), como: aquella persona que presta sus servicios retribuidos por cuenta
ajena dentro del ámbito de organización y dirección de una empresa turística240. Se
recurre a los mismos caracteres utilizados por el ET en su artículo primero, donde se
marcan los rasgos generales de cualquier trabajador en cuanto a trabajo por cuenta ajena,
retribuido y dependiente, con la única particularidad de ir referido específicamente a la
empresa turística.

238
Vid. Art. 2, Ley de Turismo de la Región de Murcia.
239
Vid. Art. 10, Ley de Turismo de la Región de Murcia.
240
Otras Leyes de Turismo que definen al trabajador turístico en términos parecidos, son: la Ley de
Turismo de Asturias, art. 3, y la Ley de Turismo de Baleares, art. 3.i). Aunque el resto de leyes no definan
esta figura, las referencias internas a los trabajadores turísticos o del sector turístico suelen ser continuas,
fundamentalmente en materia de formación.
114
TURISMO Y TRABAJO

Lo que consecuentemente deriva en otro de los términos acuñados en la LTA, la


empresa turística, considerándose en el art. 2.f) como tal: cualquier persona física o
jurídica que, en nombre propio y de manera habitual y con ánimo de lucro, se dedica a la
prestación de algún servicio turístico. Algunas diferencias se aprecian con respecto al
concepto usado por el ET, en relación a la ausencia de las comunidades de bienes,
seguramente por el cariz mercantilista que se supone ha de tener la empresa turística,
cuestión que igualmente se manifiesta con otra de las apreciaciones en cuanto a la
búsqueda del lucro como uno de sus requisitos necesarios, cuestión que no se contempla
en la norma laboral.
El concepto de empresario turístico, aunque viene siendo definido con carácter
general en la mayoría de las leyes turísticas autonómicas, en realidad son estas mismas
normas (como ya se manifestaba anteriormente), las que al basar su concreción en
criterios objetivos en función de las actividades desarrolladas, dificultan la existencia de
un concepto integrador. En el caso particular de Andalucía, la consideración de
empresario viene marcada por el hecho de prestar algún servicio turístico, lo que
inexorablemente nos deriva a la interpretación de dicho concepto. Así, según la LTA, se
considera servicio turístico la actividad que tiene por objeto atender alguna necesidad de
los usuarios turísticos en relación con su situación de desplazamiento de su residencia
habitual que se haya declarado como tal. Una remisión a las necesidades del viajante
ciertamente abierta e imprecisa que como ya se manifestaba ha derivado en una
diversidad de consideraciones de empresas y actividades turísticas, que hacen muy difícil
delimitar qué ha de entenderse por sector turístico.
El factor trabajo aparece en cualquier caso vinculado al ámbito del turismo desde
distintas manifestaciones que, de forma expresa o por vía indirecta, van apareciendo en
las diferentes leyes de turismo autonómicas, constatando así como se interrelacionan
necesariamente ambas cuestiones, con independencia de la intensidad de cada supuesto.

3.2.3.1. La intervención de los empleadores turísticos


La preceptiva inscripción de las empresas turísticas en el Registro de Turismo se
ha de formalizar bajo la base de una declaración responsable de inicio de actividad 241. A
estas empresas se le atribuyen derechos y se le imponen obligaciones. Entre los derechos
asignados figuran, por ejemplo, el de poder ejercer libremente su actividad sin más
limitaciones que las dispuestas por las leyes o el de participar a través de sus
organizaciones más representativas en la adopción de decisiones públicas relacionadas
con el turismo242, estímulo del asociacionismo empresarial y profesional, que es una de
las finalidades objeto de preocupación específica en la LTA243.
Una de las manifestaciones posibles de esta vía de participación se puede apreciar
en la previsión hecha para estar representado en el órgano consultivo y de asesoramiento
en materia de turismo, el Consejo Andaluz de Turismo, donde igualmente van a participar
los sindicatos244. Se prevé también la participación de estos agentes sociales en

241
Vid. Arts. 37 y 38, LTA.
242
Vid. Art. 28, LTA.
243
Vid. Art. 1.2.e), LTA.
244
Vid. Art. 7.2, LTA.
115
TURISMO Y TRABAJO

actividades de promoción245 e, igualmente, prolongando su participación a otros entes


menores en esta materia como son los Patronatos Provinciales de Turismo, siendo en
cualquier caso la intención final la de poder participar en la toma de decisiones de orden
turístico desde una perspectiva empresarial y, consecuentemente, desde la de los
trabajadores implicados. Por lo que tanto las asociaciones empresariales o profesionales y
los sindicatos también considerados a estos efectos como stakeholders del turismo, van a
detentar un doble rol en el que no solo van a verse afectados sino que también pueden
afectar el mismo y por consiguiente han de tenerse en consideración de forma esencial en
la planificación estratégica del sector del turismo en un territorio determinado246.
Entre las obligaciones generales impuestas a las empresas turísticas destaca el
reconocimiento debido a los usuarios de los servicios turísticos, asegurando que reciban
un buen trato por el personal de la empresa247, cuestión reflejada en la mayoría de leyes
de turismo y que como ya se analizaba viene siendo tradicionalmente reconocido en
cuanto al trato a dispensar al turista por parte de los empleados. Lo que de alguna forma
conecta con el consabido deber genérico de buena fe y con el deber de diligencia que
asimismo ha de corresponder a todo trabajador248, elevado de alguna forma en el sector
servicios donde la amabilidad, la cortesía o el respeto suelen ser calificativos habituales a
la hora de su consideración.
Por si acaso existe incumplimiento en esta atención debida a los clientes, los
preceptos que regulan la inspección turística contemplan este tipo de infracción de forma
gradual en leve, grave, o muy grave, asignándole en función de la misma la sanción
correspondiente a la empresa. Sirva también mencionar los deberes mayoritariamente
reconocidos por las Leyes de Turismo en cuanto a las obligaciones que le imponen al
personal empleado ante las inspecciones turísticas. En cualquier caso y como asimismo se
reconoce de forma mayoritaria, la responsabilidad administrativa corresponde al titular de
la explotación por las infracciones cometidas por los trabajadores empleados en el
ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de que el empleador a la vista del incumplimiento
del trabajador pueda ejercitar las prerrogativas inherentes a la relación laboral, en cuanto
al poder disciplinario y la potestad sancionadora249. Teniendo en consideración además
que la inspección turística lo es sin perjuicio de la que pueda corresponder en virtud de su
régimen específico sobre normativa laboral250.

3.2.3.2. La formación del personal


La formación de los trabajadores se convierte en una preocupación constante en
prácticamente todas las Leyes de Turismo autonómicas que con más o menos grado de
detalle entienden esta vertiente como una necesidad para la mejora de la cualificación y
profesionalización del sector. En algunos casos se asocia directamente con la mejora de
las condiciones de trabajo, bien dándole continuidad como principio rector de la política

245
Vid. Art. 56.7, LTA.
246
MORALES CORTIJO, G. I.; y HERNÁNDEZ MOGOLLÓN, J. M. “Los stakeholders del turismo”.
Tourism & Management Studies, 2011, vol.1, p. 894-903.
247
Vid. Art. 24. d), LTA.
248
Vid. Art. 20 ET.
249
Vid. Art. 58, ET.
250
Vid. Art. 77, Ley de Turismo del País Vasco.
116
TURISMO Y TRABAJO

turística en la defensa de las condiciones laborales y la promoción de su formación para


alcanzar una mayor profesionalización y aumento de la cualificación 251; bien entendiendo
el perfeccionamiento de los profesionales del sector como dispositivo orientado a la
permanencia y calidad en el empleo252, o considerando la formación como mecanismo de
mejora de las condiciones de trabajo, pero con llamamiento especial incluido dirigido a
las necesidades formativas en nuevas tecnologías y lingüísticas253.
La herramienta formativa como mecanismo inherente a la promoción del
trabajador no parece ofrecer ninguna duda y así se reconoce igualmente en el ET en su
art. 4.2.b), como un derecho del trabajador, lo que consecuentemente se convierte en un
deber del empleador como asimismo se reconoce de manera expresa en otra de las leyes
de turismo que señala que la empresa turística debe velar por la formación del personal
que tenga contratado254.
Pero al margen de estos reconocimientos aludidos de promoción y formación del
trabajador, vuelve a sorprender la atención manifestada como necesidad formativa del
sector, no tanto en lo tocante a las nuevas tecnologías por ser acorde a la evolución de los
tiempos y a la imperante interconexión internacional del turismo (ya anteriormente
comentada), como por las necesidades formativas en tema de idiomas. Y es que aun
habiéndose ya resaltado la importancia de estos conocimientos en el ámbito turístico, es
sorprendente como una de las leyes de turismo más recientes como es la de Galicia
(2011), sigue haciéndose eco de una cuestión tan necesaria para el personal del sector
como es la mejora del dominio de idiomas, cuestión que de alguna forma se mencionaba
como necesaria en la normativa turística española de hace casi cien años255, lo que sin
duda evidencia la carencia de un nivel optimo del personal en este sentido después de
tantos años de desarrollo turístico.
Que duda cabe que la formación está directamente relacionada con la mejora de
las condiciones laborales de los trabajadores turísticos, pero al mismo tiempo debe ser
diseñada para dar respuesta a un sector marcado por la alta rotación del capital humano,
por la demanda estacional, por la falta de mano de obra cualificada, donde la experiencia
práctica ya no es suficiente para conseguir la calidad necesaria y donde parece existir una
barrera para atraer mano de obra especializada debido en gran medida a las difíciles
condiciones de trabajo (horarios…), a la ausencia visible de perspectiva de carrera, al
empleo a tiempo parcial y por temporadas, y a los salarios medios bajos256.

251
Vid. Art. 4.1.ñ), Ley de Turismo del País Vasco.
252
Vid. Art. 3. g), Ley de Turismo de Castilla y León.
253
Vid. Art. 1.2.j), Ley de Turismo de Galicia.
254
Vid. Art. 36.k), Ley de Turismo de Cataluña.
255
Vid. Art. 2.d), RD 745/1928. Por el que se creaba el Patronato Nacional de Turismo y que ya citaba en
dicho artículo esta necesidad formativa en idiomas extranjeros en el ámbito turístico.
256
FERNÁNDEZ NORIEGA, J. L., “La calidad en el turismo. Mercado de trabajo: formación y capital
humano”. Mediterráneo Económico, 2004, vol. 5, p. 169-194.
117
TURISMO Y TRABAJO

3.2.3.3. Los Guías de Turismo


La figura del guía de turismo o turístico, en sus acepciones más habituales en las
Leyes de Turismo, tiene un papel destacado en este panorama donde tradicionalmente se
ha considerado una profesión estrictamente turística de singular valor que permite
conectar al turista con los recursos patrimoniales existentes, pero además de este
desempeño funcional ha adquirido un notable protagonismo por la inusual litigiosidad
que ha provocado, no solo a nivel de Derecho comunitario (ya analizada anteriormente)
sino de nuestro propio Tribunal Constitucional que también ha debido mediar sobre la
titularidad competencial de las Comunidades Autónomas, al entender que la habilitación
de aquellos no constituye un título profesional en sentido estricto, más bien una mera
licencia que acredita aptitudes y conocimientos directamente relacionados con el interés
público en la ordenación del turismo257.
Siguiendo con la referencia de Andalucía hay que destacar que en la actualidad
componen sus fuentes principales tanto la Ley 13/2011, del Turismo, como el Decreto
8/2015, que sirve como desarrollo de esta materia258. La Ley en su art. 54, considera
actividad propia de los guías de turismo la prestación, de manera habitual y retribuida,
de servicios de información turística a quienes realicen visitas a los bienes integrantes
del Catalogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. A estos efectos el criterio de
habitualidad se presume respecto de quienes ofrezcan la prestación de servicios de esta
naturaleza a través de cualquier medio publicitario, o se preste el servicio en dos o más
ocasiones dentro del mismo año259. Siendo esta una definición que reconoce los
elementos esenciales de la profesión extrapolable al resto de regulaciones autonómicas, al
menos en lo básico.
A la vista de la Directiva 2006/123/CE, la prestación de servicios turísticos puede
ser ejercida libremente por operadores en el territorio de uno o varios Estados miembros
de la UE ya que no se encuentran incluidas entre las excepciones que recoge la propia
Directiva, con la única salvedad del ejercicio de la profesión de guía turístico260, al
remitirse dicho supuesto excepcional a la Directiva 2005/36/CE, relativa al
reconocimiento de cualificaciones profesionales261.
Para poder desempeñar este ejercicio profesional se requiere estar en posesión de
la habilitación correspondiente y estar inscrito en el Registro de Turismo que se realizará
de oficio. Respetando las Directivas mencionadas y teniendo en consideración la
jurisprudencia proveniente del TSJUE, las normas reguladoras de la materia reconocen de
forma menos rígida que las precedentes, que la habilitación pertinente se puede alcanzar
por distintas vías, distinguiendo entre un procedimiento general, otro basado en la
homologación de cualificaciones profesionales de personas nacionales de otros Estados
miembros de la UE y un tercer procedimiento basado en la realización de pruebas de
aptitud. Consecuentemente los guías de turismo establecidos en otro Estado miembro de

257
STC 122/1989, de 6 de julio 1989.
258
Decreto 8/2015, de 20 de enero, regulador de guías de turismo de Andalucía. (BOJA nº20, de
30.1.2015.)
259
Vid. Art. 2.1. Decreto 8/2015.
260
BERMEJO LATRE, J. L.; ESCARTÍN ESCUDÉ, V., “El impacto de la reforma de servicios en el sector
del turismo”. Revista Aragonesa de Administración Pública, 2010, p. 495-509.
261
Directiva 2005/36/CE, de 7 de septiembre, relativa al reconocimiento de cualificaciones profesionales
(DOUE L 255, de 30.9.2005).
118
TURISMO Y TRABAJO

la UE podrán desarrollar su actividad en todas las CCAA de España de conformidad con


lo dispuesto en la normativa sobre reconocimiento de cualificaciones profesionales,
asimismo las CCAA van a permitir el libre ejercicio de la profesión a los guías de turismo
habilitados en el resto del territorio español.
Según se contempla en el Decreto andaluz que regula las agencias de viajes,
cuando éstas organicen un viaje colectivo, deberán poner a disposición de los turistas un
servicio de acompañamiento para su orientación y asistencia. Estas funciones no podrán
realizarlas el conductor del medio de transporte, y a estos efectos se considerará viaje
colectivo el que exceda de diez turistas262. Evidentemente, esas funciones pueden
llevarlas a cabo tanto nacionales como comunitarios que acompañen al grupo y sólo
resulta preceptivo cuando sea una agencia de viajes la que asuma la contratación y
coordinación de los correspondientes servicios turísticos.
A continuación en el mismo artículo se prevé que para el supuesto de visitas
colectivas organizadas a los bienes integrantes del Patrimonio Histórico Andaluz, tal
como lo define la normativa específica (art.2 de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del
Patrimonio Histórico de Andalucía), no bastará con que las agencias de viajes pongan a
disposición de los turistas un acompañante para su orientación o asistencia, sino que
habrán de contratar expresa y adicionalmente los servicios de un Guía de Turismo de
Andalucía, en referencia al ámbito geográfico de su habilitación, entendiendo de
aplicación a estos efectos las distintas vías anteriormente mencionadas para el ejercicio de
la actividad en dicho territorio.
Entre los derechos reconocidos a los guías de turismo se encuentra el de poder
contratar libremente sus servicios con empresas, entidades o particulares tanto en régimen
profesional como laboral263. Una cuestión que no hace sino reflejar el sentido de la
doctrina del TJUE creada en el caso Ergasias (ya analizado), en virtud del cual no se
puede imponer la necesidad de suscribir un contrato de trabajo para realizar ningún
servicio (turístico tampoco), debiendo permitirse que se pueda hacer tanto bajo esta
modalidad o como en nombre propio.
Antes incluso se interpretaba al contrario de tal forma que primaba la naturaleza
del arrendamiento de servicios y por tanto quedando casi sistemáticamente al margen del
Derecho del Trabajo. Sin embargo su laboralidad va a venir marcada por otros
condicionantes, y así se manifestaba el TS en una Sentencia de 10 de abril de 1995264, que
entendía que tal posibilidad iba a venir marcada por imperativo del art. 1.1 del ET por el
hecho de concurrir en estas relaciones jurídicas los requisitos que caracterizan al contrato
de trabajo y no por otros factores visibles como pueden ser el estar dado de alta o emitir
facturas al respecto. Por lo que habrá que estar al caso por caso como así también se
puede vislumbrar en otras sentencias posteriores que trataron dicha laboralidad265.
Entendiendo por tanto, que la relación a existir en el marco de los guías de turismo puede
venir avalada por ambas tipologías, como ya se anunciaba anteriormente, siendo en
262
Decreto 301/2002, de 17 de diciembre, de agencias de viajes y centrales de reservas (BOJA nº 150, de
21.12.2002), art. 24.
263
MELGOSA ARCOS, F. J., Régimen jurídico-administrativo de los guías de turismo, en obra colectiva
“VI Congreso Universidad y Empresa: turismo cultural y urbano”, Ed. Tirant lo Blanch, 2004, p. 279-316.
264
STS RJ/1995/3040, de 10 de abril de 1995.
265
STJ de Baleares 533/1997, de 27 de diciembre de 1997; y STJ de Canarias 1129/1999, de 27 de
diciembre de 1999.
119
TURISMO Y TRABAJO

cualquier caso igualmente válidas las dos siempre que realmente se den los requisitos
oportunos y no por el calificativo que quiera hacerse ver.

3.2.3.4. La declaración de Municipio Turístico y Zona Turística Saturada. Su


influencia en el empleo
a) La declaración de Municipio Turístico
Una de las Declaraciones de referencia en este ámbito corresponde a la de
Municipio Turístico, que como ya se anunciaba se establece con la intención esencial de
garantizar la calidad en los servicios municipales al conjunto de la población turística
asistida. En el caso andaluz se dispone para su regulación del recién salido Decreto
72/2017, de 13 de junio266, que viene a sustituir a la normativa anterior267, y que recoge
las previsiones hechas en esta materia en la Ley 13/2011, de 23 de diciembre, del
Turismo de Andalucía.
Entre las principales novedades que aporta la norma se encuentran la supresión de
un mínimo de habitantes para poder optar a su declaración, manteniendo tan solo el techo
de cien mil habitantes, desvinculándose además para su posible declaración del concepto
anterior de población turística asistida. Otra de las novedades es la actualización de los
requisitos necesarios para su declaración268, y el procedimiento para llevarlo a cabo, con
una mayor implicación de otras áreas con influencia turística de la administración
autonómica, pero sobre todo tratando de buscar la mejora de la calidad del destino.
La población turística asistida es uno de los referentes clave para la declaración,
habiendo experimentado una adaptación de su catalogación a efectos de la norma
reguladora actual, que se basa en considerar como tal a quienes no detentando la categoría
de población de derecho tengan al menos estancia temporal en el municipio por razones
de visita turística o pernoctación en alojamientos turísticos.
Uno de los elementos a tener en cuenta para obtener este referente va a ser el de
“visitas turísticas”, que no deja de sorprender por su forma de acreditación ya que en el
Decreto 72/2017, en su art. 2.a) remite al conteo diario de las visitas turísticas en el
principal recurso turístico del municipio, una circunstancia que sin duda va a ser
perfectamente válida en aquellos lugares cuyo recurso más significativo a nivel turístico
sea un lugar que precise entrada para su visita, pero, que es difícilmente entendible en
aquellos otros casos donde el atractivo turístico más importante pueda ser un recurso
natural que no precise ticket de acceso (piénsese por ejemplo en algo tan frecuente en la
geografía turística como una playa) donde no cabe ni siquiera imaginar tal conteo.
El otro de los condicionantes para alcanzar el reconocimiento de población
turística asistida se ofrece de forma alternativa al anterior por el número de
pernoctaciones en establecimientos de alojamiento turístico269. Se desvincula así del
fenómeno de las segundas residencias que disponían de una fórmula de cálculo algo

266
Decreto 72/2017, de 13 de junio, de Municipio Turístico de Andalucía (BOJA nº 119, de 23.6.2017).
267
Decreto 158/2002, de 28 de mayo, de Municipio Turístico (BOJA nº 66, de 6.6.2002).
268
Vid. Art. 2., Decreto 72/2017.
269
Vid. Art. 2.a), Decreto 72/2017.
120
TURISMO Y TRABAJO

compleja según los parámetros anteriores270, y se centra para ello tan solo en las
pernoctaciones turísticas, entendiendo como tales las que se producen en algunos de los
alojamientos turísticos reglamentados y por consiguiente inscritos como tales en el
Registro de Turismo de Andalucía.
Lo que a su vez deja al margen a una realidad alojativa que viene sucediéndose en
función de las viviendas de uso turístico no declaradas, una objeción con respecto a las
pernoctaciones en establecimientos no reglados que ya se le atribuía a la normativa
anterior pero sin dejar de reconocer la complejidad de tal cuantificación 271. En cuanto a la
desconexión de las segundas residencias o del también llamado turismo de estancia o
residencial como factor diferenciador de la población vecinal no empece para su
consideración como beneficiarios últimos de los servicios municipales previstos si
definitivamente se alcanza la declaración de Municipio Turístico.
El siguiente de los requisitos hace alusión a la existencia de una oferta turística
con la suficiente consistencia y atractivo como para ser capaz de generar un flujo de
visitantes a este territorio. Debiendo disponer el municipio de una infraestructura turística
mínima acorde a su realidad para poder satisfacer las necesidades de la población turística
asistida. Donde se detecta la necesaria correlación de estos mínimos exigibles con la
ineludible generación de empleos tanto directos como indirectos alrededor de este ámbito
turístico.
Otro de los requisitos que debe reunir el municipio para poder solicitar tal
declaración es la existencia de un Plan municipal de calidad turística que contenga un
diagnostico de la actividad turística incluyendo entre otras cosas las estadísticas de
empleo, las actuaciones de mejora de los servicios y prestaciones, y las medidas
necesarias de refuerzo en los períodos de mayor afluencia turística. Todo lo cual vuelve a
manifestar la necesaria contribución de estos planes a la mejora del empleo que va a verse
acentuado en la temporada alta.
En cuanto al último de los requisitos exigibles para poder solicitar la declaración,
se contempla la existencia de al menos diez de los elementos de valoración previstos en la
norma a continuación272. Entre ellos se pueden citar los servicios públicos básicos y el
refuerzo necesario para atender a la vecindad y a la población turística asistida, servicios
específicos con especial relevancia para el turismo, planes de accesibilidad con incidencia
en la actividad turística, inversiones previstas para promoción e infraestructuras turísticas,
lo que denota un incremento significativo de actuaciones en pro del turismo y por ende
con efectos igualmente significativos en la creación de nuevos empleos en la localidad.
Otro de los elementos de valoración señalados se remite a la existencia de
declaración de zona de gran afluencia turística resuelta a efectos de comercio interior y
que se analizará con algo más de detalle en relación a la jornada especial de trabajo en el
sector de la hostelería. Calificación que se basa igualmente en la existencia de un
incremento de población con respecto a la nativa en determinados períodos y zonas,
aunque con criterios cuantificativos mas genéricos, en los que se permite libertad horaria

270
Vid. Disposición adicional única, Decreto 158/2002.
271
BIEDMA FERRER, J. M., “El Municipio Turístico andaluz: algunas consideraciones legales, Revista
Andaluza de Derecho del Turismo, nº 3, 2010, p. 181-194.
272
Vid. Art. 3, Decreto 72/2017.
121
TURISMO Y TRABAJO

y por consiguiente de mayor actividad, posibilitando no solo jornadas especiales de


trabajo sino la generación de nuevos puestos de trabajo.
Interesa también señalar otra circunstancia a tener en cuenta para la obtención de
la declaración como es la existencia de oficinas de turismo en el municipio, sin más
detalles que su accesibilidad, señalización y equipación. Con algo más de precisión se
pronuncia a este respecto la Ley de turismo de Galicia que prevé la necesaria existencia
de una oficina de información para la atención y orientación a los usuarios turísticos que
deberá estar abierta todo el año y contar con personal cualificado para dicho cometido273.
Aunque sí contempla la norma andaluza como otro referente a valorar, la existencia de
oficinas municipales donde se facilite información a la población turística asistida pero
sobre sus derechos como consumidores y usuarios. Lo que en cualquiera de los casos
puede interpretarse como un incremento de servicios a ofrecer a los turistas que va a
revertir en una mayor demanda de empleo.
La declaración de Municipio Turístico en Andalucía habilita para poder celebrar
convenios de colaboración con la Junta de Andalucía, así como otras formas de
colaboración interadministrativa en aras a compensar el incremento en la prestación de
servicios municipales274. Estos convenios deberán contemplar las medidas necesarias para
alcanzar una serie de fines entre los que se ha de tener en consideración la inclusión de
aquellas tendentes a la desestacionalización y la mejora de la calidad del empleo275. La
preocupación por la calidad laboral también se pone de manifiesto aunque desde otra
vertiente en la Ley de Ordenación del Turismo de Cantabria, que prevé para alcanzar la
consideración de municipio turístico la necesidad de acreditar la existencia de un
programa de turismo sostenible donde ha de figurar la existencia de planes de formación
y reciclaje profesional para los trabajadores y gestores del sector turístico276.
Luego todo parece apuntar hacia la mejora de la calidad del destino, ya sea en la
oferta turística, en la necesaria existencia de un Plan municipal de calidad turística, en la
promoción turística o con el debido cumplimiento de determinados requisitos que lo
acerquen a la máxima calidad del servicio y a la excelencia turística. Sin embargo,
también hay que entender que el régimen especial del Municipio Turístico, se sustenta en
la cooperación y coordinación de las competencias necesarias para la adecuada prestación
de sus servicios277. Por lo que cabe interpretar si realmente esta declaración sirve a modo
de reconocimiento cualitativo, o si este razonamiento teóricamente plausible esconde una
situación de necesidad ante la incapacidad de poder afrontar desde el ámbito municipal
las consecuencias inherentes a una afluencia de visitantes más o menos masiva que pueda
derivar incluso en una saturación turística del destino.

b) La Declaración de Zona Turística Saturada


Otra declaración de interés es la de Zona Turística Saturada en su acepción más
generalizada aunque también se utilizan otros términos alusivos referidos a espacios o
áreas o con otros calificativos como sobreexplotadas, de especial densidad, o maduros. El
273
Vid. Art. 28.1.e), Ley de Turismo de Galicia.
274
Vid. Art. 13.1, Decreto 72/2017.
275
Vid. Art. 18.2.e), Decreto 72/2017.
276
Vid. Art. 39.2. b), Ley de Turismo de Cantabria.
277
BERMEJO VERA, J., “Régimen jurídico de los municipios turísticos”. Documentación administrativa,
2001, nº 259-260, p. 213-249.
122
TURISMO Y TRABAJO

supuesto viene reconocido en la mayoría de las leyes de turismo autonómicas con un


tratamiento que puede agruparse entre aquellas que regulan su declaración278 y aquellas
otras en las que aparece básicamente mencionada como parte de un Plan de turismo279.
De forma casi generalizada esta declaración se contempla como una medida de
carácter excepcional en las que se interrelacionan materias turísticas, de ordenación del
territorio y medioambientales, para cuando se ponga de manifiesto la necesidad de limitar
el incremento de su capacidad turística. La intención final parece clara lo que no parece
estar tan claro son los criterios que han de marcar esta consideración remitiéndose a un
desarrollo reglamentario, en la mayoría de las situaciones inexistente que hace plantearse
la cuestión como un vacío conceptual ante la ausencia de parámetros legales que permitan
controlar esa declaración280.
La declaración de Zona Turística Saturada conlleva la limitación de nuevas
actividades turísticas según se determinen, pudiendo afectar tan solo a algunas de estas
actividades, figurando entre las más frecuentes las relativas a los establecimientos de
alojamiento turístico, por ser estos los que van a incrementan el número de plazas
previstas para los visitantes y que al fin y al cabo pueden hacer superar esa capacidad de
acogida. Baste ahora decir que esta situación supone un freno al crecimiento económico
del lugar y por consiguiente un obstáculo para la creación de nuevos empleos.
No conviene confundir los conceptos de Zonas Turísticas Saturadas, en sus
diversas acepciones con otro término parecido como es el de Zona de Gran Afluencia
Turística, que como ya se analizará identifica espacios y períodos de gran actividad a
nivel turístico que entre otras cuestiones habilitan jornadas especiales de trabajo en la
hostelería, pero que sin embargo difiere de la utilidad y finalidad prevista para esos otros
lugares con problemas de masificación turística.
En relación con otra declaración como la de Municipio Turístico hay que entender
que son dos declaraciones en principio totalmente independientes, lo que no obsta para
que puedan reunirse en un mismo destino y llegar a ser un complemento adecuado. Ya
que la finalidad esencial de la Declaración de Municipio Turístico es conseguir recursos
económicos extraordinarios para poder ofrecer unos servicios públicos de calidad, pero
carece de potencialidad para frenar el desarrollo de los destinos turísticos por encima de
su capacidad de acogida lo que a la larga acarrea el deterioro de la experiencia turística
global y el aumento de la presión sobre los servicios públicos existentes281.
En definitiva hay que entender la declaración de Zona Turística Saturada como un
mecanismo de freno a un desarrollo incontrolado y que pueda deteriorar este espacio
turístico, sin que se prevea en su caso el carácter reparador de lo ya acontecido, al menos
no por este procedimiento, lo que no impide que esta contención inicial en su desarrollo
económico y por ende de creación de empleo, pueda servir para preservar el destino en

278
Vid. Art. 19, Ley de Turismo de Aragón; art. 19, Ley de Turismo de Asturias; art. 77, Ley de Turismo
de Baleares; art. 37, Ley de Turismo de Cantabria; art. 56, Ley de Turismo de Castilla y León; art. 40.b),
Ley de Turismo de Madrid; y, art. 39, Ley de Turismo de Navarra.
279
Vid. Art. 14.g), Ley de Turismo de Cataluña y art. 25.2.f), Ley de Turismo de La Rioja.
280
RIVAS GARCÍA, J.; MAGADAN DIAZ, M. Planificación turística autonómica: dimensiones y
perspectivas, Septem ediciones, 2008.
281
ROMÁN MÁRQUEZ, A., El municipio turístico. Régimen jurídico y propuestas para su mejora,
Editorial de la Universidad de Granada, 2009.
123
TURISMO Y TRABAJO

condiciones optimas para la práctica turística y permitir a partir de entonces un


crecimiento sostenible con la generación de nuevos puestos de trabajo y la mejora y
mantenimiento de los ya existentes

3.2.3.5. La calidad en el ámbito turístico y su relación con el trabajo


Partiendo de la idea anterior de Zona Turística Saturada o Madura tal y como se
reconoce en la actual Ley de Turismo de Baleares, conviene iniciar el análisis de esta
relación entre la calidad en el ámbito turístico y el trabajo, precisamente con el modelo
desarrollado en este territorio insular que es uno de los emblemas turísticos de la
geografía española, pero sobre todo por ser innovador en su momento a la hora de
plantear el tránsito de la madurez turística a la calidad y por instaurar una vinculación
entre esta última y el trabajo de forma ciertamente singular.
La cuestión se reconoce en la primera de las leyes reguladoras del turismo en esta
Comunidad, la Ley 2/1999, de 24 de marzo, que en su exposición de motivos anunciaba
un mecanismo innovador para incrementar la calidad de la oferta turística mediante un
riguroso sistema de control, armonizado con el control de la cantidad de la misma,
articulando un procedimiento para fomentar la expansión de la calidad de la oferta, a la
par que perseguir la estabilidad laboral de quienes concurren a ella con su actividad282.
Y es que para el legislador balear la saturación del espacio turístico insular es un
hecho incuestionable que no precisa declaración formal, por lo que procede directamente
a limitar su oferta turística con el objetivo de garantizar la calidad 283. Dicho territorio fue
uno de los primeros en desarrollarse en nuestro país desde un punto de vista turístico en
una etapa de crecimiento desmesurado fruto del denominado boom turístico y bajo el
respaldo de un sector como la construcción que también crecía sin parar, todo lo cual, sin
duda, derivó en una oferta turística desordenada con una dotación enorme de plazas de
alojamiento, siendo por lo demás una demarcación geográfica ciertamente limitada en
cuanto a espacio territorial. Como una muestra más de esta realidad, baste decir que la red
de Paradores de Turismo de España, convertida en sociedad anónima y cuyo único
accionista es el Estado Español, dispone de alojamientos ubicados en todas las CCAA
excepto Baleares, por ser la infraestructura hotelera en esa Comunidad lo suficientemente
amplia284.
Pues bien, el sistema en cuestión se contemplaba desde la necesaria baja definitiva
como requisito para el otorgamiento de una nueva autorización turística previa de
establecimiento de alojamiento turístico, ante lo cual las solicitudes de autorización previa
tendrían un orden de preferencia en base a unos criterios entre los que destaca por su
interés, la mayor proporción de trabajadores fijos285. Este criterio sirve de estimulo para
282
Ley 2/1999, de 24 de marzo, General Turística de las Islas Baleares (BOE nº 106, de 4.5.1999). Que en
su Exposición de Motivos apartado III párrafo 5º, ya anticipa este mecanismo.
283
Vid., ROMÁN MÁRQUEZ, A., El municipio turístico. Régimen jurídico y propuestas para su mejora,
cit., p. 766.
284
Vid., VOGELER RUIZ, C., y HERNÁNDEZ ARMAND, E., El mercado turístico. Estructura
operaciones y procesos de producción, cit., p. 162. Aunque la afirmación citada es del año 2000, período en
realidad coetáneo con la citada ley de referencia; sigue estando de actualidad por cuanto a día de hoy, salvo
un proyecto, sigue sin existir un Parador de Turismo abierto en dicha Comunidad.
285
Vid. Art. 51.3.c), Ley 2/1999, de Turismo de Baleares.
124
TURISMO Y TRABAJO

las empresas interesadas a la hora de recurrir a esta modalidad contractual que trata de
garantizar una plantilla lo más estable posible y que va a repercutir en el empleo del
sector de cara a obtener empleos de mayor calidad, que otorguen una mayor estabilidad
laboral en un segmento de actividad ya de por sí bastante inestable y tan marcado por la
estacionalidad.
La cuestión se concretaba aun más en el artículo siguiente en el que se preveía
como una de las excepciones a la disposición general anterior relativa a las nuevas
autorizaciones de alojamiento, la posibilidad abierta a hoteles de cinco estrellas que
superando la volumetría prevista por plaza en la normativa que los regulaba y estuviesen
abiertos como mínimo once meses al año y dispusiesen de un 70 por 100 de trabajadores
fijos en plantilla, pretendieran ejercer su actividad286. Es decir, este tipo de
establecimientos de máxima categoría estaban exentos de solicitar una autorización previa
vinculada a una baja definitiva, siempre y cuando además del resto de requisitos
estuviesen abiertos casi todo el año y cumpliesen con ese porcentaje mínimo de contratos
laborales de carácter fijo.
Una medida novedosa para tratar de corregir una de las mayores lacras del turismo
como es la estacionalidad, y que acarrea inexorablemente una temporalidad excesiva en
este sector, lo que asimismo provoca la fuga hacia otras actividades de gran parte de estos
trabajadores turísticos. Lo que se pretendía era entablar modelos de establecimientos
hoteleros que beneficien un tipo de empleo de calidad aun a costa de influir en la libertad
decisoria como cualidad inherente del empresario.
Desde un punto de vista laboral la medida favorecía el tan ansiado contrato fijo de
los trabajadores que les permite proyectar su carrera profesional en la empresa si es que
se tiene a bien por el propio trabajador y no por otros condicionantes ajenos a él. Nada se
decía sobre si dentro de este computo debían de incluirse los relativos a una modalidad
contractual extendida en este sector como es la de los trabajadores fijos discontinuos,
cuestión que parecía resolverse en el propio precepto cuando de lo que se trataba era de
abrir un período mínimo de once meses al año que en cualquier caso iba a dejar poco
margen para estas contrataciones, habilitando incluso en estos mínimos la praxis
organizativa de hacer coincidir el periodo de inactividad de la empresa con el disfrute de
las vacaciones de todo el personal, y por consiguiente pudiendo eludir esa tipología
contractual.
La nueva Ley de Turismo de Baleares, la de 2012, se vuelve menos exigente en
cuanto a los criterios laborales manifestados en la norma precedente, toda vez que
desaparecen como elemento necesario para poder acogerse a la exención de solicitud de
autorización condicionada a baja definitiva, y tan solo se manifiesta como criterio de
preferencia entre los solicitantes sometidos a tal requisito previo, en el sentido de
disponer de una mayor proporción de trabajadores fijos287. Igualmente desaparece la
temporalidad anteriormente exigida de apertura mínima de once meses al año, que de una
forma pretendida imponía alargar la actividad del establecimiento en aras a superar la
estacionalidad del sector, lo que consecuentemente significaba una mayor carga de
trabajo y por consiguiente el mantenimiento del empleo.

286
Vid. Art. 52.1.d), Ley 2/1999, de Turismo de Baleares.
287
Vid. Art. 88.4.c), Ley de Turismo de Baleares.
125
TURISMO Y TRABAJO

Siguiendo los objetivos marcados por la OMT y perseguidos por la UE en la


Estrategia de Lisboa, se reconoce en la Ley de Turismo de Castilla y León, el potencial
del turismo para generar empleo de calidad. Asimismo se entiende este empleo estable y
de calidad como una máxima de garantía para ofrecer a los turistas un mejor servicio por
lo que se trata de promover estos criterios de calidad en la gestión de las empresas
turísticas288.
Qué duda cabe que la estabilidad y calidad en el empleo son factores positivos
para el desempeño laboral, sin embargo, no conllevan necesariamente el ofrecimiento de
un buen servicio al usuario turístico donde van a influir además otras competencias del
trabajador, menos aun, sirve el argumento esgrimido en la norma desde la que se fomenta
un empleo estable y de calidad con el objeto de garantizar un mejor servicio, donde
parece ser que lo determinante no es la búsqueda del bienestar laboral del personal, más
que como mecanismo para poder alcanzar el objetivo final de dar un servicio de calidad al
turista, cuestión que como se anunciaba, ni así queda garantizada.
La calidad en el empleo y otras circunstancias laborales también se manifiestan en
la Ley de Turismo del País Vasco, con diferentes llamadas en este sentido. Así, se
proclama el incremento de la calidad turística y la calidad de los servicios que se prestan
en el sector turístico, concretando este impulso entre otras acciones en la promoción de la
calidad del empleo y la cualificación de las personas trabajadoras del sector 289. Una
calidad del empleo que aparece en otro pasaje de la norma como elemento de referencia
en un sistema de clasificación cualitativo de empresas de alojamiento turístico, siendo a
este respecto lo más llamativo la consideración que se le otorga al entender que la calidad
del empleo generado, se refleja en la inexistencia de sanciones por parte de la autoridad
laboral290.
Vincular la calidad del empleo con la ausencia de sanciones impuestas por la
Inspección de Trabajo parece cuanto menos sorprendente, bien es verdad que parece no
existir un concepto integrador sobre que ha de entenderse por esta consideración, que por
otro lado, parece plenamente instaurada tanto en las leyes turísticas que nos ocupan, como
en el sentir social o con una mayor proyección, en el acervo comunitario.
De hecho, la Comisión Europea ya trató de delimitar que debe considerarse
empleo de calidad, no sin antes anunciarlo como un concepto relativo y pluridimensional,
en el que han de tenerse en cuenta para su definición tanto las características objetivas
relacionadas con el empleo, las características del trabajador, la coincidencia entre las
circunstancias del trabajador y los requisitos del trabajo así como la evaluación subjetiva
de estas características por parte del trabajador291. Es decir, se parte de una evaluación
compleja que pueden agruparse en dos dimensiones distintas, las características
intrínsecas del trabajo, atendiendo a cuestiones tales como el salario, la jornada laboral, el
contenido del trabajo, las posibilidades de promoción, y algunas otras; y una segunda
dimensión que examina aquellos otros elementos relativos al empleo y al mercado

288
Vid. Art. 2. I), Ley de Turismo de Castilla y León.
289
Vid. Art. 4.2. f), Ley de Turismo del País Vasco.
290
Vi. Art. 36.3.h), Ley de Turismo del País Vasco.
291
Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social y al
Comité de las Regiones, sobre Políticas sociales y de empleo: Un marco para invertir en la calidad, COM
(2001) 313 final, Bruselas, 20.6.2001.
126
TURISMO Y TRABAJO

laboral, que entre otros, incluye aspectos como los relativos a la estabilidad, el acceso al
empleo, la conciliación, la participación de los trabajadores en la toma de decisiones o la
no discriminación.292.
Luego, existen en realidad una gran variedad de criterios de referencia que
ciertamente hacen compleja su concreción, donde algunos factores son cambiantes
durante la relación laboral e incluso subjetivos, pero que en cualquier caso no existe la
más mínima referencia al régimen disciplinario, ni tan siquiera por omisión, por lo que
difícilmente se puede asociar como sinónimo de calidad del empleo, la inexistencia de
sanciones. En todo caso, podría entenderse en sentido contrario, es decir, que la
constatación de alguna sanción vinculada al efecto, desvirtuaría automáticamente una
hipotética calificación como empleo de calidad. En definitiva, la existencia de alguna
sanción laboral desacredita la calidad del empleo, lo que necesariamente no implica que
la ausencia de las mismas vaya a significar que el empleo sea de calidad.
La preocupación por la calidad en el empleo que manifiesta esta norma se
vislumbra también en otro de los principios rectores de su política turística como es la
defensa de las condiciones laborales de las personas empleadas en el sector. Una
inquietud que no por obvia deja de ser loable a modo de declaración de intenciones, y es
que el debido cumplimiento de las condiciones de trabajo va a venir tutelada por la
normativa laboral, sean empresas turísticas o de cualquier otro sector. En cualquier caso,
este buen criterio o intención manifestado en pro del empleo y los empleados turísticos es
digno de consideración, en una norma además como es la Ley 13/2016, de 28 de julio, de
Turismo del País Vasco, que pasa por ser la más actual de todas las Leyes de Turismo
autonómicas.
Y así, se puede destacar el art. 31.2 que reconoce entre los deberes de las empresas
turísticas la de respetar los derechos laborales de sus empleados y empleadas,
proporcionarles un entorno de trabajo adecuado y garantizarles la formación necesaria
para el desempeño de sus tareas con seguridad y eficiencia.
La llamada realizada en cuanto al respeto debido de los derechos laborales de los
trabajadores turísticos, como no podía ser de otra forma, parece revelar no obstante una
cierta preocupación por un sector de actividad con características específicas que hacen
que sobre todo en temporada alta dada la intensidad de la actividad deban respetarse
escrupulosamente los derechos mínimos de estos trabajadores.
Sorprende aun más con la siguiente mención referente a la obligación de
proporcionarles a los empleados un entorno de trabajo adecuado, una cuestión
ciertamente imprecisa en cuanto a que ha de ser considerado como tal, mas allá de la
dotación necesaria para el desempeño de la actividad laboral como parte del derecho del
trabajador a la ocupación efectiva293, o, en todo caso, entendiendo la también preceptiva
obligación del empresario de cumplir con la normativa de prevención de riesgos laborales
en cuanto a garantizar la salud y seguridad de los trabajadores a su servicio, debiendo

292
GONZÁLEZ BEGEGA, S.; GUILLÉN RODRÍGUEZ, A. M., “La calidad del empleo en la Unión
Europea. Debate político y construcción de indicadores”. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración,
2009, vol. 81, p. 71-88.
293
Vid. Art. 4.2.a), ET. Aun no teniendo un desarrollo normativo posterior, ha de entenderse como una
manifestación innata de este derecho del trabajador la dotación que ha de proporcionar el empresario de los
elementos necesarios para el desempeño correcto de la actividad, incluido el propio puesto de trabajo.
127
TURISMO Y TRABAJO

entre otras cosas adecuar el puesto de trabajo a estas medidas, máxime cuando conecta
inmediatamente a continuación con el deber de garantizarles la formación necesaria para
desempeñar las tareas con seguridad294.
La alusión a la formación como mecanismo de trabajo eficiente a la vez que
complementa a lo anterior puede también interpretarse como una manifestación más del
derecho atribuido al trabajador a la promoción y formación profesional en el trabajo, tanto
en su vertiente de adaptación a las posibles modificaciones operadas en el puesto de
trabajo como sobre el resto de planes y acciones formativas295. Entendiendo el
requerimiento hecho al empresario como una medida correctora ante la constatación
generalizada del sector sobre la falta de cualificación adecuada de los trabajadores
turísticos, cuestión ya tratada anteriormente en el apartado relativo a la formación del
personal.

3.3. La irrupción del turismo colaborativo y su afectación laboral


3.3.1. Introducción
En los últimos tiempos la economía colaborativa irrumpe con fuerza en el
mercado generando un nuevo escenario en el que esta filosofía comercial altera el modelo
tradicional, o tal vez sea una vuelta al pasado (trueque) en una nueva era digital. Fuera lo
que fuere, el caso es que al margen de las nuevas oportunidades que surgen alrededor de
este fenómeno para emprendedores y usuarios, la adaptación al marco jurídico actual no
parece tan fácil, y cómo no, se han suscitado distintas interpretaciones desde todo tipo de
ámbitos.
Como punto de partida sirva el concepto ofrecido desde Europa que considera
como economía colaborativa aquellos modelos de negocio en los que se facilitan
actividades mediante plataformas colaborativas que crean un mercado abierto para el
uso temporal de mercancías o servicios ofrecidos a menudo por particulares296. Se señala
que intervienen tres categorías de agentes, los prestadores de servicios ya sean
particulares o a título profesional, los usuarios, y los intermediarios que conectan a los
prestadores con los usuarios.
En este nuevo escenario de economía colaborativa se genera también una
oportunidad para la creación de empleo aunque sean otras formas de trabajo diferentes a
las tradicionales, en las que se busca incrementar la confianza y fiabilidad del trabajo
ofertado al demandante mediante distintos mecanismos entre los que cabe destacar: las
valoraciones de los clientes, una etapa de evaluación previa para poder ofertar el trabajo,
la intermediación de la web en la retribución al trabajador, y la estandarización en el
diseño del formato en que el trabajo se oferta, dejando autonomía en cuanto a su
contenido297. En este marco de referencia, aun a sabiendas que es difícil encorsetar este

294
Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de Riesgos Laborales (BOE nº 269, de 10.11.1995),
arts. 2 y 19.
295
Vid. Art. 4.2.b), ET.
296
Com(2016) 356 final, Bruselas, 2.6.2016, Una Agenda Europea para la economía colaborativa.
297
MELIÁN GONZÁLEZ, S.; BULCHAND GIDUMAL, J., “Competencias requeridas por el nuevo
trabajo en turismo”, Investigaciones Turísticas, nº 10, 2015, p. 76-89.
128
TURISMO Y TRABAJO

tipo de trabajo por su diversidad de funcionamiento, también se asocian algunas


características negativas, tales como: la corta duración, trabajo poco cualificado,
incertidumbre, competencia elevada, poco poder de negociación de los trabajadores,
largas jornadas de trabajo, o fuerte presión por los consumidores.
La idea original era compartir bienes y experiencias distintas a las ofrecidas en el
mercado tradicional, un planteamiento que ha crecido hasta convertirse en un fenómeno
global al amparo de las nuevas tecnologías sobre todo internet y más recientemente las
aplicaciones para Smartphone. Las modalidades de uso son de lo más variadas y no dejan
de proliferar aunque algunas de las más comunes van a desarrollarse con gran intensidad
en el ámbito del turismo, como son las de alojamiento y las de transporte de pasajeros,
ambas con una mayor repercusión, sin por ello dejar de mencionar otras como las de
guías o experiencias de turismo, o las de restauración. Novedosas formas de actuación
que irrumpen en el panorama turístico y que en muchas ocasiones carecen de un régimen
jurídico claro al que someterse, por lo que la normativa autonómica ha de afrontar nuevos
retos para tratar de ordenar estos sistemas de intervención en el turismo, sin embargo, el
análisis posterior va a centrarse en las dos vertientes ya anunciadas con mayor
repercusión pero desde la incidencia que pueden manifestar en el ámbito laboral.

3.3.2. El sistema de alojamiento y la incidencia laboral


El turismo colaborativo o también denominado “peer to peer” (p2p), viene
precedido en términos de alojamiento de una fórmula que ya se utilizaba en los años
cincuenta, y que hoy en día se sigue utilizando, conocida como “interhome” o
intercambio de viviendas, y que permite una intervención de igual a igual aunque la
evolución hasta los tiempos actuales se ha visto tremendamente favorecida por las nuevas
herramientas telemáticas y la aparición de nuevos canales de intermediación. Esta
modalidad se ha visto completada y superada en volumen por otras vías de alojamiento en
viviendas o habitaciones para uso turístico mediante canales de oferta que sirven de
intermediarios entre los propietarios y los viajeros, invitados o huésped por citar algunos
de los términos más habituales de los muchos que utilizan las compañías que operan en
los portales y que sutil y veladamente tratan en no pocas ocasiones de esquivar un
determinado régimen jurídico.
Las ventajas para el consumidor se traducen fundamentalmente en unos precios
más bajos de los que corresponderían en la oferta de alojamiento reglada, sin embargo las
desventajas que suelen asociarse a este teórico turismo colaborativo son: problemas de
convivencia con los vecinos, problemas de seguridad en el tránsito de personas sin
control, aumento de la economía sumergida, aumento del trabajo ilegal, violación de los
derechos de los consumidores, degradación de la imagen y futuro de los destinos
turísticos298. Apuntándose además desde un punto de vista jurídico el vacío normativo
existente y el hecho de que siendo un fenómeno global, sea tratado de forma sectorial, y
donde las normas autonómicas tienen marcadas diferencias, e incluso las ordenanzas
municipales pueden incidir en algunos aspectos.

298
FERNÁNDEZ PÉREZ, N., “Turismo p2p o colaborativo: un reto para el ordenamiento jurídico”,
International Journal of Scientific Magnagment Tourism, 2016, Vol. 2, nº 2, p. 111-127.
129
TURISMO Y TRABAJO

Efectivamente, muchos de los problemas apuntados se vienen manifestando


fundamentalmente en las grandes capitales turísticas, donde ya se empiezan a saturar
determinados espacios y donde las muestras de los problemas señalados se empiezan a
palpar en el ambiente, y donde los vecinos tradicionales empiezan a convivir con los
vecinos rotatorios, lo que conlleva a plantear restricciones en el PGOU en determinados
ámbitos donde implantar esta viviendas de uso turístico, y donde se empiezan a valorar
cuestiones como el impacto en el mercado laboral, entendiendo que el número de empleos
por cada cien plazas se sitúa en 2,2 para este tipo de alojamiento, muy distante de los 22,2
de media que puede generar un establecimiento hotelero299.
Aunque no solo se puede dar una destrucción de empleo sino que una situación de
intrusismo o manifestación clandestina de esta actividad puede conllevar otras
repercusiones en el ámbito laboral, en cuanto a la reducción de garantías personales del
trabajador ocupado y restricción del derecho de formación y promoción que pueda
permitir una mayor cualificación y por ende nuevas perspectivas laborales, ya que desde
esta perspectiva el intrusismo produciría una desprofesionalización del sector turístico300.
La última modificación realizada a la Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de
Arrendamientos Urbanos (LAU), excluye de su ámbito de aplicación los alquileres de
temporada con fines turísticos que tanto habían proliferado en los últimos años como
alojamiento privado para el turismo y que podían estar dando lugar a situaciones de
intrusismo y competencia desleal, en contra de los intereses de los destinos turísticos,
debiendo por ello ser regulados por normas sectoriales especificas301.
Así se viene haciendo en el panorama autonómico con competencias en materia de
turismo y en el que cabe destacar como muestra representativa el reciente Decreto
andaluz sobre viviendas con fines turísticos302, cuyo objeto es regular las viviendas que
ofertan el servicio de alojamiento turístico, con el fin de establecer unas garantía mínimas
de calidad y seguridad de las personas usuarias turísticas, además de otras relativas a la
seguridad pública a través de un cierto control de viajeros, o de otras razones de
protección del medio ambiente y del entorno urbano.
Una norma que considera este tipo de actividad como un servicio de alojamiento
turístico303, que se ha de prestar de forma habitual y con fines turísticos304, que podrá ser
cedida para su uso como vivienda completa o por habitaciones305, con el debido

299
GUILLÉN NAVARRO, N. A., “La vivienda de uso turístico y su incidencia en el panorama normativo
español”, Revista Aragonesa de Administración Pública, nº 45-46, 2015, p. 101-144.
300
Vid. CASTEL GAYÁN, S., “Intrusismo y clandestinidad en el sector turístico: una aproximación
jurídica”, cit. p. 14-15.
301
Ley 4/2013, de 4 de junio, de medidas de flexibilización y fomento del mercado de alquiler de viviendas
(BOE nº 134, de 5.6.2013). Que modifica la LAU, incorporando en su art. 5 la siguiente exclusión de su
ámbito de aplicación, “la cesión temporal de uso de la totalidad de una vivienda amueblada y equipada en
condiciones de uso inmediato, comercializada o promocionada en canales de oferta turística y realizada con
finalidad lucrativa, cuando éste sometida a un régimen específico, derivado de su normativa sectorial”.
302
Decreto 28/2016, de 2 de febrero, de las viviendas con fines turísticos y de modificación del Decreto
194/2010, de 20 de abril, de establecimientos de apartamentos turísticos (BOJA nº 28, de 11.2.2016).
303
Vid. Art. 1, Decreto 28/2016.
304
Vid. Art. 3, Decreto 28/2016. Destacar que se presume la existencia de habitualidad y finalidad turística
cuando la vivienda sea comercializada o promocionada en canales de oferta turística.
305
Vid. Art. 5, Decreto 28/2016. Como dato significativo en el caso de ofrecer la vivienda por habitaciones
se impone a la persona propietaria que ha de residir en ella.
130
TURISMO Y TRABAJO

cumplimiento de unos requisitos y servicios comunes306 necesarios para garantizar su


calidad, que ha de formalizarse mediante contrato307, que precisa de declaración
responsable de inicio de actividad e inscripción en el Registro de Turismo 308, y que queda
sometido en cualquier caso al servicio de inspección y régimen sancionador309.
Por lo demás, señala la norma la exclusión de esta tipología de aquellas viviendas
que por motivos vacacionales o turísticos, que se cedan sin contraprestación económica,
no porque no sea consecuente, que lo es, sino por el hecho ilustrativo de representar en
realidad una situación más propia de la esencia original de lo que ha de considerarse
turismo colaborativo, es decir, más a modo de intercambio o acogimiento, o en su caso y
todo lo más una compensación por gastos, que no contraprestación. Y no como ocurre en
el supuesto regulado, que en realidad el propietario busca más el valor especulativo de las
estancias cortas al ser mucho más rentable que un arrendamiento normal o mensual, todo
ello sin contar los cuantiosos ingresos que llegan a alcanzar los canales de reserva de
estos alojamientos, y que bajo el paraguas colaborativo se aproximan más al sistema
tradicional de intermediación turística.
En cualquier caso y como es previsible los propietarios de estos alojamientos para
fines turísticos, no van a tener la consideración de trabajadores por mucho que ofrezcan
un servicio de alojamiento y que obtengan una contraprestación a cambio, ya que lo único
que ofertan es un producto o activo de los que son titulares y no la prestación de un
servicio personal, ni tan siquiera por el hecho requerido en la normativa de tener que
facilitar a las personas usuarias un número de teléfono para atender y resolver de forma
inmediata, cualquier consulta o incidencia relativa a la vivienda310. Una atención que
normalmente va a tener carácter esporádico o marginal, y que por sí misma no sería
suficiente para otorgar tal consideración, salvo que se realice de forma profesional para
atender un conjunto de viviendas, que si por otro lado llegan al número de tres, van a ser
excluidos expresamente de esta norma para someterse al Decreto 194/2010, de 20 de
abril, de establecimiento de apartamentos turísticos311, y por tanto dentro del sistema
común de alojamientos turísticos.
Podría no obstante darse una situación ciertamente singular con respecto a la
relación laboral especial del servicio del hogar familiar312, y es que uno de los
requerimientos del Decreto andaluz de viviendas con fines turísticos, es la preceptiva
limpieza de la vivienda a la entrada y salida de nuevos clientes313, y siempre partiendo de
la premisa que tal circunstancia se intente llevar a cabo desde esta modalidad. También
hay que entender que las posibilidades de ofertar la vivienda con fines turísticos pueden
manifestarse de forma completa o por habitaciones.

306
Vid. Art. 6, Decreto 28/2016. Unos requisitos que entran dentro de la normalidad, salvo alguno algo más
exigente sobre refrigeración y calefacción que ante una previsible carencia en un gran número de viviendas
potencialmente utilizables, pudiera hacer florecer una oferta ilegal de este tipo de alojamiento, en cualquier
caso sometido a la inspección y régimen sancionador oportunos.
307
Vid. Art. 7, Decreto 28/2016.
308
Vid. Art. 9, Decreto 28/2016.
309
Vid. Art. 10, Decreto 28/2016.
310
Vid. Art. 6.j), Decreto 28/2016.
311
Vid. Art. 1.2.d), Decreto 28/2016.
312
Real Decreto 1620/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula la relación laboral de carácter
especial del servicio del hogar familiar, (BOE nº 277, de 17.11.2011).
313
Vid. Art. 6.h), Decreto 28/2016.
131
TURISMO Y TRABAJO

De tal forma que si la vivienda es completa puede ser la vivienda habitual o bien
otra distinta; en este último caso no tendría cabida la relación laboral especial del servicio
del hogar familiar, que como su propia denominación indica y el articulado también, está
previsto para la prestación de servicios en el ámbito del hogar familiar 314, y no para un
servicio de limpieza en otras dependencias o fruto de otra actividad ajena a las tareas
domésticas propias del entorno familiar. En cuanto a la vivienda habitual, hay que partir
de la base circunstancial de que es difícilmente entendible el ofrecimiento del alojamiento
familiar completo para fines turísticos, salvo en momentos puntuales y no de una manera
continuada tal, que le hiciera perder a estos efectos el carácter de vivienda habitual, en
cuyo caso serviría el mismo razonamiento anterior. Sin embargo, si la actividad es
puntual y se mantiene el carácter de hogar familiar, podría acreditarse esa relación laboral
especial en dicho ámbito siempre que se probase que esos servicios de limpieza de la
vivienda utilizada por motivos turísticos tuvieran un carácter marginal o esporádico con
respecto al servicio puramente doméstico315.
La otra posibilidad se refiere a la cesión para su uso con fines turísticos de una o
varias habitaciones, debiendo en cualquier caso la persona propietaria residir en ella 316, y
no pudiendo en ningún caso superar un aforo máximo de seis plazas, ni exceder de cuatro
plazas por habitación317. Pues bien, en estos supuestos y presumiendo la vivienda como
habitual, no tendría cabida la relación laboral especial del servicio del hogar familiar ya
que no es entendible el servicio de limpieza de estas unidades de alojamiento turístico
como parte de las tareas domésticas propias de dicha relación, aun llevándose a cabo en el
ámbito del hogar familiar y para el mismo empleador, por lo que debe presumirse en estos
casos la existencia de una única relación laboral pero de carácter común y no especial318.

3.3.3. El sistema del transporte de pasajeros y la incidencia laboral


La fórmula alojativa junto con la del transporte de pasajeros conforman las
modalidades más significativas del turismo colaborativo, aunque hasta ahora la que está
generando un mayor debate laboral es esta última, muy especialmente una de de las
manifestaciones más emblemáticas como es la compañía Uber, que ha llegado incluso a
acuñar un término por su singular forma de funcionamiento como es la “uberización”, con
una vertiente muy particular en el plano de las relaciones laborales.
El transporte de pasajeros en el panorama colaborativo en realidad no es una
fórmula nueva y ya se apreciaban los mismos caracteres en una modalidad mucho más
antigua como el auto-stop que permitía el traslado de personas en vehículos particulares
pero sin ningún coste para el pasajero y que tuvo su principal desarrollo en una Europa
empobrecida tras la II Guerra Mundial y que años más tarde acuso su descenso entre otras
razones por las medidas de los organismos de turismo social que llegaron a ofrecer
transporte a precios muy bajos319. Como puede apreciarse presenta similitudes con
modelos más actuales como BlaBlaCar que también surge en tiempos de crisis como
314
Vid. Art. 1, Real Decreto 1620/2011.
315
Vid. Art. 2.3., Real Decreto 1620/2011.
316
Vid. Art. 5.1.b), Decreto 28/2016.
317
Vid. Art. 5.2., Decreto 28/2016.
318
Vid. Art. 2.3., Real Decreto 1620/2011.
319
Vid. FERNÁNDEZ FÚSTER L., Historia general del turismo de masas, cit. op. p.526-527.
132
TURISMO Y TRABAJO

modalidad económica de desplazamiento de forma compartida, aunque sea ahora con


compensación de gastos y con la intermediación de una plataforma virtual.
Pero como ya se anunciaba, la plataforma Uber es la que sin duda viene
acaparando todo el protagonismo en los últimos tiempos no solo a escala nacional sino
también internacional, con un modelo de gestión que ha alterado la esencia del turismo
colaborativo y que ha generado un intenso debate jurídico por su sistema de actuación y
sobre la laboralidad o no de sus conductores. En síntesis, su sistema de funcionamiento se
basa en actuar como plataforma virtual que mediante una aplicación móvil (app) permite
a cualquier persona acceder a un servicio de transporte conectándola con los conductores
de vehículos registrados en su servicio.
Aunque una vez planteado el sistema conviene ir analizando las circunstancias
fundamentales que rodean esta forma de actuar y que son las que precisan un análisis
desde un punto de vista laboral. Una cuestión que ya se planteaba con carácter general
desde la UE, cuando ofrecía una cierta orientación sobre cómo aplicar la distinción
tradicional entre trabajadores por cuenta ajena y por cuenta propia en el contexto de la
economía colaborativa por ser una circunstancia cada vez más difusa, recomendando un
análisis caso por caso y aconsejando a los agentes de la economía colaborativa consultar
la legislación laboral nacional de cada país320.
En el caso particular de Uber interesa analizar la laboralidad de sus conductores
registrados, denominados sutilmente por la compañía como colaboradores, un nuevo
modelo de actividad que habrá que considerar si tiene cabida en el concepto tradicional de
trabajo subordinado, ante lo cual, hay que considerar con mayor profundidad los
caracteres que rodean esta relación entre esta compañía y los prestadores del servicio o
conductores.
Como primera cuestión hay que considerar que para poder prestar los servicios
como conductor, se precisan una serie de elementos que debe aportar el interesado, como
el carnet de conducir y vehículo propio, con determinados requisitos al efecto de
antigüedad o características del coche aparte de estar operativo para circular legalmente.
Se ha de pasar igualmente una entrevista personal donde se informa al futuro conductor
del modo de funcionamiento y como se debe prestar el servicio. Es decir, lo que parece
ser un proceso de selección en toda regla, aunque sea de un carácter más abierto por el
número ilimitado de plazas a cubrir pero con la exigencia de una determinada experiencia
y habilitación para poder conducir.
Una vez pasado este corte se formaliza un acuerdo de colaboración en el que la
empresa detalla las condiciones del servicio y la distribución de los ingresos, a modo de
contrato de adhesión, cumplido este trámite se le facilita a los futuros conductores un
iPhone con una única aplicación instalada de Uber para poder operar los servicios de
transporte de pasajeros. Luego, se establece una relación entre las partes donde la entidad
pone a disposición de estos conductores una herramienta necesaria para la prestación del
servicio con una serie de funciones vinculadas a la misma.

320
Vid. Comunicación UE, Una Agenda Europea para la economía colaborativa. La cuestión de si existe
una relación de empleo o no debe determinarse en función de cada caso, basándose acumulativamente en
tres criterios esenciales: la existencia de un vínculo de subordinación, la naturaleza del trabajo y la
existencia de una remuneración, cit. op. p. 12-14.
133
TURISMO Y TRABAJO

La aplicación en sí, permite poner en contacto a los conductores con los clientes,
donde se le facilitan sistemas de navegación, con indicaciones de eventos que pueden ser
de interés para la obtención de ingresos de manera más ventajosa por la gran demanda
existente, donde y en todo caso se marca el precio a cobrar por los trayectos. Los pagos se
hacen directamente a través de la plataforma, siendo la compañía la que posteriormente
abona la parte correspondiente al conductor, unas cantidades, por otro lado, que superan
con creces los gastos reales que origina el trayecto, alejándose así del espíritu
colaborativo en el que se pretende enmarcar, sin dejar de mencionar por último que la
empresa no permite la aceptación de propinas. Además, se facilitan unas
recomendaciones por no decir instrucciones a la hora de prestar correctamente el servicio
y como se debe actuar ante los clientes de una manera optima, unos clientes que después
van o poder valorar el comportamiento de los conductores con un sistema de evaluación
que puede desembocar en la expulsión de la plataforma de los conductores que no
alcancen determinados umbrales.
Es decir, un nuevo modelo de empresa que no necesita dirigir y supervisar el
trabajo realizado, ya que a través de esta tecnología confían en las evaluaciones realizadas
por sus clientes del resultado del trabajo para adoptar medidas de cara a futuros
prestadores de servicios en materia de selección y para poder materializar ceses (control
ex ante y control ex post)321. El dispositivo móvil también actúa con otro mecanismo de
control empresarial ya que deja registradas las horas que el conductor ha estado
trabajando y el tiempo de conexión o de disponibilidad del prestador, y en caso de
desconexión prolongada (durante varias semanas), se entiende que abandona la actividad
y se le da de baja como usuario en lo que hay quien entiende como un despido por baja
productividad322. Se considera que a pesar de que el control no se ejerce mediante una
subordinación jerárquica de corte clásico, existe un control indirecto que permite una
gestión tan eficaz, o más, que el basado en ordenes formales dadas por un empresario a
sus trabajadores y en el control directo de su ejecución323.
Por lo que existen distintos mecanismos de control de todo el proceso que avalan
la teoría de que el trabajo que se ejerce, pese a la calificación y exigencia de la empresa
de que ha de corresponder a trabajadores autónomos, es en realidad un trabajo
subordinado y dependiente y en el que puede también apreciarse otro de los caracteres
inherentes a este tipo de trabajo como es la ajenidad en los riesgos. Ya que a pesar de
aportar los medios de producción el trabajador, de recibir una retribución en función del
número de trayectos realizados, que sin duda suponen unos mayores riesgos que los que
corresponden a una relación laboral tradicional, realmente, tanto la fijación como la
interacción directa con el mercado por parte de Uber, van a descartar la asunción del

321
TODOLÍ SIGNES, A., “El Impacto de la" Uber economy" en las relaciones laborales: los efectos de las
plataformas virtuales en el contrato de trabajo”. IUSLabor, 2015, nº 3, p. 1-25.
322
ARAGÜEZ VALENZUELA, L., “Nuevos modelos de economía compartida: Uber economy como
plataforma virtual de prestación de servicios y su impacto en las relaciones laborales”, Relaciones
Laborales y Derecho del Empleo, 2017, vol. 5, nº 1, p.1-23.
323
Conclusiones del Abogado General de la UE, Sr. MACIEJ SZPUNAR, presentadas el 11 de mayo de
2017, Asunto c-434/15, Asociación Profesional Élite Taxi contra Uber System Spain, S.L., Apartado 52.
134
TURISMO Y TRABAJO

riesgo y ventura de la actividad productiva tal y como habría de corresponder a los


verdaderos trabajadores autónomos324.
En este tipo de relación se dan nuevas formas de dependencia o en lo que puede
entenderse como una evolución del sistema tradicional al nuevo formato de dependencia
digital325, que no son fáciles de insertar en la categoría tradicional de contrato de trabajo,
donde en su mayoría aparecen trabajadores independientes que se insertan en una
integración organizativa ajena, aunque conservando rasgos importantes de
independencia326.
Que duda cabe que el sistema Uber ha revolucionado la gestión colaborativa si es
que a la vista del funcionamiento y de los caracteres señalados se puede seguir
considerando como tal, pese a ello, se trata de una forma de gestión de la mano de obra
basada en la exigencia de utilizar prestaciones de carácter discontinuo e intermitentes que
son necesarias en algunas actividades productivas como el sector del turismo327.
Por lo que ante esta realidad cada día más creciente deben afrontarse nuevos retos
en cuanto a entablar un marco jurídico adecuado aplicables a estas formas de trabajo
actuales, bien sea bajo el formato aparente y exigible hasta ahora por Uber como
trabajador autónomo pero con todas las garantías, o ver si corresponde calificar a este tipo
de trabajador como autónomo económicamente dependiente (TRADE), o bajo el régimen
de una relación laboral normal según parece desprenderse de todos los indicios señalados
hasta ahora, o si por otro lado, debería ser excluido del sistema de relaciones laborales si
definitivamente se considera Uber como una empresa de transporte de las que precisan
autorizaciones administrativas y en su caso deba operar la exclusión prevista a estos
efectos por el ET328, o por último, si como parece la solución más adecuada debería
crearse una relación laboral de carácter especial que atienda de forma conveniente las
nuevas fórmulas de prestación de servicios que operan en un mercado desarrollado al
amparo de las nuevas tecnologías.

3.4. Recapitulación
La materia turística es asumida por todas las CCAA con un reconocimiento
mayoritario de la importancia que ejerce en los distintos territorios como sector
estratégico para el crecimiento económico y consecuentemente para la creación de
empleo. En este panorama territorial el papel más destacado lo acaparan desde el
principio las Leyes de Turismo que van surgiendo paulatinamente en cada Autonomía
para regular el turismo, con unos bloques de contenidos ciertamente parecidos en cuanto a

324
GINÉS I FABRELLAS, A.; GÁLVEZ DURAN, S., “Sharing economy vs. uber economy y las
fronteras del Derecho del Trabajo: la (des) protección de los trabajadores en el nuevo entorno digital”,
InDret, 2016, nº 1, p.1-44.
325
SIERRA BENÍTEZ, E. M., “El tránsito de la dependencia industrial a la dependencia digital:¿ qué
Derecho del Trabajo dependiente debemos construir para el siglo XXI?”, Revista Internacional y
Comparada de Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, 2015, vol. 3, nº 4, p. 93-118.
326
RASO DELGUE, J. “La empresa virtual: nuevos retos para el Derecho del Trabajo”, Relaciones
Laborales y Derecho del Empleo, 2017, vol. 5, nº 1, p.1-35.
327
DAGNINO, E., “Uber law: perspectiva jurídico-laboral de la sharing/on-demand economy”. Relaciones
Laborales y Derecho del Empleo, 2015, vol. 3, nº 3, p.1-31.
328
Vid. Art. 1.3.g), ET.
135
TURISMO Y TRABAJO

política y planificación turística, ordenación del turismo, promoción y fomento del


turismo, y disciplina turística.
Destaca la dificultad existente a la hora de identificar la empresa turística, donde
es frecuente el uso de este término junto con el de actividad turística de forma indistinta,
y donde las divergencias clasificatorias no hacen sino poner de manifiesto algo ya
señalado desde distintas vertientes como el problema central o principal, cuál es, el de la
difícil delimitación conceptual del sector del turismo. A partir de estas circunstancias la
falta de unanimidad pasa por algunas clasificaciones más básicas en las que solo se
consideran como manifestación propia las de alojamiento y las de mediación, y se dejan a
la consideración de actividades turísticas una variedad de opciones encabezadas por los
establecimientos de restauración; hasta otras de carácter más amplio e integrador en la
que tienen cabida no solo las empresas tradicionalmente consideradas turísticas, a saber,
alojamiento, intermediación, restauración e información turística, sino también otras
múltiples y variadas que también intervienen con mayor o menor intensidad en el ámbito
turístico. No obstante lo anterior, las consideraciones en torno a las empresas y
actividades turísticas son constantes en las normas que regulan el turismo en el territorio
autonómico, con reconocimientos de lo más variado tanto sobre actividades de naturaleza
complementaria como sobre otras entidades que operan bajo fórmulas más actuales.
El factor trabajo se manifiesta también en las Leyes de Turismo autonómicas bajo
distintos espectros que parten de la propia definición de trabajador del sector turístico y
del de empresa turística, sin conseguir tampoco en este último caso, como ya se planteaba
anteriormente, una delimitación clara entre ambas esferas. En cualquier caso su
intervención en el turismo es fundamental, sea de forma directa o a través de sus
organizaciones más representativas, tanto en el mercado turístico como en los diferentes
órganos de las administraciones que existen alrededor del mismo. La formación del
personal aparece con frecuencia en las normas turísticas por ser una preocupación
constante de este sector de actividad, ya que se señala como un mecanismo necesario para
la mejora y la mayor cualificación de estos trabajadores; y, por ende, de las condiciones
de trabajo y de mejora del empleo, con llamadas significativas a las necesidades
formativas en nuevas tecnologías e idiomas. Un caso particular en este sentido es el que
viene derivado de una de las profesiones turísticas más significativas, los guías de
turismo, figura que al margen de su actividad ha propiciado una inusual litigiosidad, tanto
a nivel comunitario como nacional, pero que encuentra su regulación en el ámbito
autonómico. Marco que ha ido adaptando tanto la jurisprudencia existente como las
Directivas europeas sobre prestación de servicios y reconocimiento de cualificaciones
profesionales.
Destaca asimismo por su influencia en el empleo, entre otras circunstancias, tanto
la declaración de Municipio Turístico como la de Zona Turística Saturada. En cuanto a la
primera, habilita para poder celebrar convenios de colaboración en aras a compensar el
incremento de prestación de servicios municipales por la afluencia de turistas, teniendo
como unos de sus referentes consideraciones tendentes a la creación y mejora del empleo.
La segunda de las declaraciones sirve a modo de freno sobre un desarrollo turístico
incontrolado, aunque la contención inicial que puede manifestar en el empleo puede
traducirse a medio o largo plazo en la generación de nuevos puestos de trabajo y la
mejora y mantenimiento de los ya existentes.

136
TURISMO Y TRABAJO

Las menciones relativas a la calidad se suceden desde su creación en las normas


turísticas autonómicas, con inexorables vinculaciones al empleo hasta alcanzar
reconocimientos singulares con exigencias mínimas de trabajadores fijos de plantilla, o
con consideraciones más recientes que siguen los objetivos marcados por la OMT y la UE
sobre un empleo de calidad.
En cuanto a la irrupción del turismo colaborativo conviene reseñar el crecimiento
desmesurado que en los últimos tiempos están adquiriendo determinados sistemas de
funcionamiento al amparo de las nuevas tecnologías, con diversos tipos de uso que han
ido derivando en algunas modalidades de gestión que poco o nada parecen aportar a un
calificativo como el colaborativo, en buena parte devaluado. Dos son los sistemas de
mayor repercusión actual, sin por ello dejar de reconocer la existencia de otras
modalidades nacientes. En concreto, los relativos al sistema de alojamiento y al sistema
de transporte de pasajeros. Se ha podido comprobar, en el primer caso, cómo la
regulación autonómica tiene también su innegable incidencia en la materia laboral, muy
especialmente en materia de ampliación o reducción del ámbito subjetivo de la relación
laboral especial del servicio del hogar familiar. En cuanto al transporte de pasajeros y por
encima de otros posibles problemas, destaca el que actualmente protagonizan
organizaciones como la empresa Uber, que ha revolucionado la forma de actuar en este
campo, sobre todo, por su incidencia directa en el plano de las relaciones laborales, al
quedar sometido a un incesante debate el tema de la laborización o no de sus conductores.

4. Legislación laboral con incidencia en el turismo


A diferencia de la asignación constitucional prevista en materia turística, la
legislación laboral es competencia exclusiva del Estado329, siendo en principio dos
entradas distintas y con aparente falta de relación entre ambas. Sin embargo, la regulación
laboral va a tener una incidencia directa en el ámbito del turismo, afectando a diversas
cuestiones de este y muy especialmente en materia de jornada de trabajo, todo ello sin
dejar de mencionar, aunque sin entrar a valorar, la incidencia indirecta que van a tener las
normas de orden común en el marco de las relaciones laborales de dicho sector. Pero
además, tal influencia no solo viene reconocida desde las normas laborales, sino que así
se hace ver de forma más o menos significativa desde el propio panorama turístico a
través de los últimos Planes de turismo diseñados en nuestro país.

4.1. Las peticiones en materia laboral desde los Planes de turismo


De los Planes de turismo que se vienen realizando en nuestro territorio, interesa
destacar por ser los más cercanos en el tiempo, el Plan del Turismo Español Horizonte

329
Vid. Art. 149.1.7, CE.
137
TURISMO Y TRABAJO

2020330 (en adelante, PTEH), y muy especialmente el último elaborado, el Plan Nacional
e Integral de Turismo331 (en adelante, PNIT).
El PTEH alude al tema de los recursos humanos en el sistema turístico español
para manifestar la carencia de cualificación del personal y la dificultad a la hora de cubrir
las necesidades de contratación. La falta de formación en el sector turístico viene siendo
una demanda constante desde distintos foros, que se ha ido acentuando conforme ha ido
creciendo este sector, cuestión que además se constata con especial intensidad en la época
en la que se elaboró este Plan, y es que el crecimiento desmesurado de todos los sectores
de actividad, sobre todo el inmobiliario, directamente asociado al turismo supuso en
aquellos momentos previos a la crisis económica una dificultad manifiesta de cara a la
contratación de nuevos profesionales en el sector turístico.
A esta situación coyuntural hay que sumarle otra dimensión clásica en el ámbito
del turismo como es la estacionalidad, que de alguna forma también condiciona la
existencia de un personal cualificado que prefiere orientar su desarrollo profesional hacia
sectores de actividad más constantes y que a su vez ofrezcan más opciones de estabilidad
a los trabajadores. Sea por una u otra razón o por la conjunción de ambas, la cuestión es
que hubo que recurrir a la contratación de personal extranjero, lo que asimismo generó
nuevas necesidades de formación e integración en el entorno laboral y social. Se señaló la
necesidad de impulsar métodos de intermediación laboral activa con objeto de facilitar la
cobertura de necesidades profesionales en el sector, con apoyo en las nuevas tecnologías,
e incluso se instaba a promover la participación del sector en proyectos e iniciativas para
el empleo, y la cooperación al desarrollo, relacionados con los programas y centros de
formación en origen en países de desarrollo332.
Se reconoce la falta de capacitación para los puestos de trabajo y un sistema
formativo no acorde a las verdaderas necesidades de las empresas del sector,
especialmente en el nivel intermedio y en el personal de base, que hacen muy difícil
desarrollar una carrera profesional de cierta categoría en este sector. Lo que asimismo
puso de manifiesto la necesidad de conjugar la estabilidad y las mejores condiciones en
el puesto de trabajo con la flexibilidad y adaptación a través del marco legislativo
laboral y el sistema de contratación333. La demanda de flexibilidad de las condiciones de
trabajo en el ámbito del turismo mediante la adaptación de la legislación laboral, se
anticipa ya como una de las demandas señaladas para la mejora del sector y que tendrá
continuidad en el siguiente de los Planes de turismo, el PNIT.
El PNIT es el último de los planes turísticos elaborados y surge con la intención
de abordar la crisis global acaecida con posterioridad al PTEH, tratando de mejorar la
competitividad del sector turístico y afianzar su posicionamiento mundial, marcando
como una de sus líneas maestras la modificación de la legislación que pueda afectar al

330
Plan del Turismo Español Horizonte 2020, aprobado por unanimidad en el seno del Consejo Español del
Turismo, así como en la Conferencia Sectorial de Turismo, fue finalmente aprobado por Acuerdo del
Consejo de Ministros el 8 de noviembre de 2007.
331
Plan Nacional e Integral de Turismo, aprobado en Consejo de Ministros el 22 de junio de 2012.
Diseñado para el período 2012-2016, con la intención de mejorar la competitividad del sector turístico
como motor de la economía española y renovar el liderazgo mundial en materia turística.
332
Vid. Línea de acción AT4, PTEH, cit. p, 104.
333
Vid. Apartado 2.2.7, PTEH, cit., p. 29.
138
TURISMO Y TRABAJO

turismo, para tratar de introducir un mayor grado de flexibilidad hacia este sector de
actividad.
El PNIT considera como una de las características esenciales de la actividad
turística su transversalidad, rasgo diferencial que no se ha tenido tradicionalmente en
cuenta a la hora de legislar sobre aspectos que, sin ser de naturaleza propiamente
turística, tienen de hecho importantes efectos en el desarrollo y la competitividad del
sector334, proponiendo aparte de otras modificaciones legislativas de distinto orden, la
necesidad de una reforma laboral.
Parte este Plan reconociendo la importancia del sector turístico como generador de
empleo, con más del 11% del empleo directo en España, y responsable asimismo del
empleo indirecto en otros sectores que de alguna forma interactúan con el turístico. E
inmediatamente a continuación declara como absolutamente necesaria la reforma laboral
puesta en marcha en ese momento335. El objetivo de esta propuesta según reza a en el
mismo documento, es incorporar ciertas especificidades del empleo turístico
modernizando las relaciones laborales, apostando por la flexibilidad y reduciendo la
rigidez laboral, mejorando la formación y creando más y mejor empleo, poniendo a
disposición de empresarios y trabajadores mecanismos que eviten acudir necesariamente
al despido.
En este sentido, y atendiendo a las propuestas del sector turístico las medidas que
se proponen son:
- Eliminar la rigidez clasificatoria en categorías profesionales debiendo adaptar
un criterio más flexible y favorecer la movilidad geográfica.
- Dar prioridad al convenio de empresa frente a la negociación colectiva del
sector.
- Atender de manera específica la formación como un derecho del trabajador con
20 horas al año a cargo del empresario así como la obligación en caso de cambio
de puesto de trabajo de formar al empleado en lo necesario para el correcto
desempeño del nuevo trabajo.
- Adecuarse a los nuevos tiempos, apostando por el teletrabajo y la flexibilidad
externa, así como el apoyo a los emprendedores336.
La respuesta dada desde la reforma laboral a las demandas de este sector se
dirigen en realidad y con carácter general a todo tipo de actividad y no específicamente al
ámbito de las relaciones laborales del sector turístico, aun así, qué duda cabe va a existir
una influencia de estas medidas en el panorama turístico de mayor o menor intensidad.
En relación a la primera, hay que entender que la reforma operada en cuanto a
eliminación de categorías, simplificando a grupos lo que sería el encuadramiento
profesional, permite la realización de todas las funciones correspondientes al grupo

334
Vid. Modificación de la legislación que afecta al turismo, PNIT, cit., p. 86.
335
Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral (BOE nº 162, de
7.7.2012).
336
Vid. Modificación de la legislación que afecta al turismo, apartado A. Reforma Laboral, PNIT, cit., p.
87.
139
TURISMO Y TRABAJO

profesional asignado o solamente alguna de ellas337. Lo que en cualquier caso otorga un


reconocimiento aun mayor del ius variandi al empresario, ya que permite una movilidad
funcional ordinaria del trabajador mucho más amplia en respuesta a las necesidades de la
empresa.
En particular en el sector turístico, en cuanto al tema de la clasificación
profesional se refiere, hay que decir que estaba ciertamente atomizado no solo por la
permisividad legal existente hasta entonces sino porque la variedad de servicios a ofrecer
en determinadas empresas turísticas así lo demandaban. De hecho, tomando como
referencia uno de los componentes más significativos de la actividad turística como es el
sector de la hostelería, podemos apreciar como en la tabla de correspondencia de las
antiguas categorías profesionales a las contenidas en los actuales grupos profesionales
recogida en el “V Acuerdo Laboral de ámbito estatal para el sector de la hostelería” 338,(en
adelante, ALEH V), aparecen más de cien categorías provenientes de la extinta
Ordenanza Laboral de Hostelería339, (en adelante, OLH), que vienen reconduciéndose
hasta tres grupos profesionales repartidos en seis áreas funcionales. Lo que nos da una
idea del encasillamiento tradicional que ha existido en este sector, dificultando un sistema
de gestión más flexible tal y como se viene demandando en la actualidad, sobre todo
como consecuencia de los tiempos vividos de crisis económica que han obligado a
entablar estos mecanismos de reacción y optimización de los recursos humanos, en aras a
evitar situaciones más drásticas desde un punto de vista laboral.
El ET sigue manteniendo tras la reforma la debida ausencia de discriminación
directa e indirecta entre mujeres y hombres que debe presidir la clasificación
profesional340, cuestión que aunque parece plenamente aceptada merece sin duda una
reflexión en este ámbito de la hostelería, y es que tradicionalmente se ha venido
reconociendo entre las categorías profesionales de este sector algunas de ellas que llaman
la atención en este aspecto.
Así, tomando como referencia la OLH (aunque ya extinta), podemos apreciar
como todas las categorías profesionales utilizadas se denominaban en masculino salvo las
relativas a las funciones de pisos y limpieza que lo hacían en femenino341, en una clara
asociación de las tareas domesticas con la mujer, donde incluso el uso de la misma
denominación en masculino y femenino significaba la realización de tareas bien distintas,
tal es el caso de las categorías de camarero de pisos y camarera de pisos, haciendo alusión
el primero a servicios de bar o restaurante servidos en las habitaciones, mientras que las
camareras de pisos eran las encargadas del arreglo y limpieza de las habitaciones. Como
parece lógico, la cuestión se fue ordenando para evitar este trato discriminatorio y así
337
Vid. Art. 22.4, ET.
338
Resolución de 6 de mayo de 2015, de la Dirección General de Empleo, por la que se registra y publica el
V Acuerdo Laboral de ámbito estatal para el sector de hostelería (BOE nº 121, de 21.5.2015). El Anexo I
recoge la tabla de correspondencias aprobado en fecha 9 de abril de 1997 de las antiguas categorías
profesionales a las contenidas en los actuales grupos profesionales del presente Acuerdo, tanto procedentes
de la extinta Ordenanza de Trabajo para la Industria de Hostelería como las que pudieran figurar en los
convenios colectivos de ámbito inferior o específico. Que trata de adaptar al modelo actual el sistema de
clasificación profesional derivado de la antigua Ordenanza y de los que pudieran persistir en convenios
colectivos de ámbito inferior o específico.
339
Orden de 28 de febrero de 1974, por la que se aprueba la Ordenanza de Trabajo para la Industria de
Hostelería (BOE nº 60, de 11.3.1974).
340
Vid. Art. 22.3., ET.
341
Vid. Anexo II, OLH.
140
TURISMO Y TRABAJO

aparece ya reflejado en el ALEH V, lo que no quiere decir que haya sido adaptado
plenamente en los distintos convenios colectivos provinciales del sector, donde todavía es
frecuente que aparezcan citadas algunas de esas categorías, aunque ya incorporadas en los
grupos correspondientes y a los meros efecto retributivos, pero que sin duda deben ser
rectificadas.
En el mismo sentido anterior, la movilidad geográfica también se flexibiliza de
cara a la justificación de su adopción, considerando entre otras razones las que estén
relacionadas con la competitividad, productividad u organización técnica o del trabajo; al
mismo tiempo se elimina el control de la autoridad laboral que estaba previsto en
determinados casos342. Lo cual permite recurrir a esta movilidad en base a una amplia
variedad de razonamientos de no demasiado calado, lo que a nivel práctico se traduce en
darle al empresario libertad plena para trasladar a los trabajadores, sin exigir una causa
concreta, o lo que es lo mismo, entendiendo esta medida como formalmente causal y
materialmente libre343. A la vez, desaparece el control por parte de la autoridad laboral
que estaba prevista en ciertos casos de desacuerdo entre las partes y que derivaba en una
posible paralización, lo que vuelve a incidir en las pretensiones de flexibilidad y pronta
ejecutividad de la medida, aun entendiendo que no estaba de más algún tipo de control a
modo de filtro para evitar que estos cambios empresariales se traduzcan en la generalidad
de los casos en destrucción de empleo344.
En el sector del turismo, y más concretamente en las empresas de alojamiento
turístico, es más que frecuente la existencia de cadenas hoteleras con instalaciones
situadas en diferentes enclaves turísticos, esto supone que pueda hacerse necesario en
determinados casos el uso de esta medida para desplazar trabajadores de un centro de
trabajo a otro, especialmente cuando algunos de ellos, y no otros, estén sometidos a una
alta estacionalidad; o, en un caso más singular, sometidos a temporadas contrarias
(piénsese por ejemplo en hoteles de playa y otros de esquí o nieve). Esta medida de
movilidad de determinados trabajadores de un centro de trabajo a otro podría convertirse
en una alternativa a las contrataciones de trabajadores eventuales o fijos discontinuos, tan
habituales en lugares de trabajo de alta estacionalidad345. Y es que las facilidades
ofrecidas para la movilidad geográfica desde un punto de vista legal, permiten estos
cambios de localización sin demasiadas exigencias, pudiendo alcanzar en aquellos casos
en los que dicho planteamiento sea posible, plantillas más estables. Siempre, claro está,
buscando un equilibrio de intereses entre ambas partes de la relación, considerando más
que conveniente contar no solo con las necesidades reales de la empresa sino también con
la sensibilidad de los trabajadores afectados.
En segundo lugar, en relación a la prioridad del convenio de empresa frente a la
negociación colectiva sectorial, hay que considerar como se articulan dos procedimientos
diferentes aunque con un mismo resultado.

342
Vid. Art. 40., ET.
343
SÁEZ LARA, M. C., “Medidas de flexibilidad interna: Movilidad funcional, geográfica y
modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo”. Temas Laborales: Revista Andaluza de Trabajo y
Bienestar Social, 2012, nº 115, p. 221-248.
344
MORALES ORTEGA, J. M., “Movilidad geográfica y modificaciones sustanciales tras la reforma de
2012: ¿una mal entendida flexiseguridad?”. Temas Laborales: Revista Andaluza de Trabajo y Bienestar
Social, 2013, nº 119, p. 55-90.
345
DE SOTO RIOJA, S., “Contratación temporal estructural en la negociación colectiva andaluza”. Temas
Laborales: Revista Andaluza de Trabajo y Bienestar Social, nº 100, 2009, p. 967-1020.
141
TURISMO Y TRABAJO

a) Una de estas manifestaciones se traduce en inaplicar en la empresa las


condiciones de trabajo previstas en un convenio sectorial, a modo de descuelgue, para lo
cual han de darse determinadas causas que lo justifiquen y la existencia de un acuerdo
entre la empresa y los representantes de los trabajadores legitimados para negociar.
Aunque en un primer momento tan solo se contemplaba para la cuestión salarial, es tras la
reforma laboral operada por la Ley 3/2012 cuando se amplían sus contenidos, de tal
forma que se suman a la anterior otras materias como la jornada de trabajo, horario y
distribución del tiempo de trabajo, régimen de trabajo a turnos, sistema de trabajo y
rendimiento, funciones laborales y mejoras voluntarias de la acción protectora de la
Seguridad Social346.
De lo que se trata es de romper la rigidez de contenidos impuesta desde la
negociación colectiva sectorial, pues se entiende que a nivel de empresa la regulación de
esas instancias superiores no permite una adaptación rápida y adecuada a las nuevas
necesidades organizativas, económicas y de producción que se vienen presentando en el
mercado en los últimos tiempos. Se convierte por ello el descuelgue en un instrumento
necesario para la adaptabilidad de la empresa, simplificando además esta institución en
tanto se considera que flexibilizando el descuelgue se consigue flexibilizar o mejorar la
capacidad de adaptación de la empresa347.
b) También se manifiesta el protagonismo atribuido a la empresa en la
concurrencia de convenios colectivos en ese ámbito de aplicación otorgándole prioridad
aplicativa al convenio de empresa respecto del convenio sectorial correspondiente. Muy
fundamentalmente sobre determinadas materias, como: salario, horas extraordinarias,
tiempo de trabajo, clasificación profesional, modalidades de contratación, conciliación de
la vida laboral, familiar y personal y aquellas otras referidas en caso de inaplicación 348. Se
vuelve a poner de relieve la apuesta decidida por el convenio de empresa, lo que permite
un mayor poder del empresario a la hora de poder gestionar flexiblemente la mano de
obra y decidir sobre las condiciones de trabajo según las circunstancias de cada
empresa349.
En relación a estos dos posibles mecanismos jurídicos hay que entender, que la
estructura empresarial en la que se basa el sector turístico suele ser con carácter
preponderante las PYME, lo cual avala la necesidad de adaptar las condiciones de trabajo
en un ámbito en el que vuelven a manifestarse algunos de los caracteres habituales que
rodean este sector, como son: su heterogeneidad, la relevancia del ámbito territorial y
estacionalidad de los servicios. Lo que va a condicionar claramente las necesidades
particulares de cada empresa, que aun perteneciendo a un mismo sector, van a estar
considerablemente marcadas por el tamaño de la misma, por las especifidades de su
actividad, por el ámbito territorial en el que se desenvuelve y por su estacionalidad. Todo
ello, claro está, sin contar con otro tipo de variables externas que rodean al mundo del

346
Vid. Art. 82.3., ET.
347
GORELLI HERNÁNDEZ, J., “El descuelgue de condiciones del convenio colectivo estatuario”.
Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, 2013, vol. 1, nº1, p. 1-31.
348
Vid. Art. 84.2., ET.
349
MELLA MÉNDEZ, L., “La nueva estructura de la negociación colectiva en la reforma laboral de 2012 y
su reflejo en los convenios colectivos existentes y posteriores a su entrada en vigor”. Revista General de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 2013, nº 33, p. 28-49.
142
TURISMO Y TRABAJO

turismo, lo cual ampararía está vía de flexibilización en la gestión de sus recursos


humanos.
Tampoco puede olvidarse que en el sector turístico pese a la existencia mayoritaria
de pequeñas empresas y en un segundo nivel medianas, deben incluirse también grandes
cadenas de establecimientos, sobre todo de alojamiento y restauración, que pueden ser
gestionadas bajo distintas modalidades como marcas, franquicias, joint venture, y otras.
Si jurídicamente puedan ser identificadas como grupo de empresas o pluralidad de
empresas vinculadas por razones organizativas o productivas y nominativamente
identificadas en su ámbito de aplicación, van a tener igualmente prioridad aplicativa sus
convenios colectivos en las materias anteriormente señaladas para las empresas 350. Por lo
que se manifiesta en los mismos términos anteriormente planteados, una mayor
operatividad en los casos de grupos de empresas o asimilados para con las condiciones
laborales de sus trabajadores. Sin por ello olvidar las circunstancias que a estos efectos
pueden devenir de otras situaciones tales como la sucesión de empresas351
La tercera de las demandas planteadas desde el sector turístico viene reflejada en
aspectos formativos, al ser esta una carencia que viene reiterativamente anunciándose en
distintos foros. La reforma laboral abordó este tema materializando algunas de las
vertientes del derecho de promoción y formación profesional en el trabajo. Así, por un
lado, se impone al empresario la obligación de facilitar los conocimientos necesarios al
trabajador por las modificaciones operadas en el puesto de trabajo; y, por otro, se le
reconoce al trabajador el derecho a un permiso retribuido de 20 horas anuales para la
formación vinculada al puesto de trabajo352. Con ello se pretende garantizar el reciclaje
profesional del trabajador para que pueda actualizar sus conocimientos y conservar su
puesto en la empresa, o, en su caso, estar en disposición de encontrar otro353.
En cuanto a la primera de las medidas, y con independencia de su régimen
jurídico, podría considerarse como parte del consabido derecho de promoción y
formación a la par que derecho de ocupación efectiva que se le atribuye a todo trabajador,
así como el correlativo deber del empresario en cuanto a facilitar los medios necesarios
para un correcto desempeño de la actividad, por lo que realmente no parece aportar
mucho en cuanto a la mejora formativa pretendida desde el sector turístico. La segunda de
las propuestas se reduce a un permiso formativo de 20 horas al año y que de alguna forma
esté relacionado con el trabajo desempeñado, lo que sugiere un plus de conocimiento
necesario pero ciertamente light, máxime si se ejecuta la opción legal prevista de ser
acumulables por un período de hasta cinco años354, dando una idea de lo lejana que puede
llegar a ser la medida cuando, sobre todo, lo que se busca son respuestas inmediatas ante
la necesidad de mejora formativa del sector.

350
Vid. Art. 84.2., ET.
351
DE SOTO RIOJA, S., “Sucesión de empresas y de contratas: puntos críticos de la regulación legal y del
tratamiento convencional”. En AAVV, dirigido por Jesús Cruz Villalón, El impacto de la negociación
colectiva sobre la segmentación laboral: causa determinante e instrumento de contención, Tirant lo
Blanch, Valencia, 2015, p. 601-674.
352
Vid. Art. 23. 1.d) y 23.3., ET.
353
DE NIEVES NIETO, N., “Derecho de los trabajadores a la formación”. Revista del Ministerio de
Empleo y Seguridad Social, 2014, nº 108, p. 65-90.
354
Vid. Art. 23.3., ET.
143
TURISMO Y TRABAJO

Por lo que respecta a la efectividad de estos reconocimientos, se antoja cuanto


menos distante de servir para superar las causas fundamentales que suelen apuntarse
sobre la demanda de mejora de la formación de los trabajadores turísticos. Causas que
básicamente vienen marcadas por una alta rotación de personal, fruto de la estacionalidad
que dificulta su capacitación, y un sistema formativo no acorde a las necesidades reales,
debido en gran medida a la falta de homogeneidad de las actividades turísticas. Todo ello
sin querer dejar de señalar una vez más el bajo nivel de idiomas de estos trabajadores que
viene arrastrándose desde hace tiempo como una de las grandes debilidades del sector.
Las últimas demandas del sector se trasladan de forma que buscan en el teletrabajo
y la flexibilidad externa así como en el apoyo a emprendedores, nuevas medidas que
permitan la creación de puestos de trabajo más estables en el mundo del turismo.
Sobre el trabajo a distancia o teletrabajo355 (será tratado con posterioridad), baste
decir ahora que lo que se pretende es activar también la flexibilidad externa y no solo
interna de la relación laboral, lo que en su proyección en el sector turístico puede tener
una gran cabida por el soporte tecnológico en que se basa fundamentalmente esta
modalidad contractual, y que está muy presente en un mundo tan internacional como el
del turismo donde la interconexión de programas, las nueva aplicaciones de telefonía
móvil, los portales o canales de comunicación, etc., encuentran en este sector una acogida
que no para de crecer.
Como ya se anunciaba, este sector viene claramente marcado por la temporalidad
de sus contrataciones, por lo que el nuevo modelo de contrato de trabajo por tiempo
indefinido de apoyo a los emprendedores previsto en la Ley 3/2012356 puede servir como
medida de fomento real, tanto de creación de nuevos empleos como para la
transformación en contratación indefinida. Siendo además esta modalidad contractual
específicamente diseñada para empresas de menos de cincuenta trabajadores que, como
ya se señalaba, suelen ser la mayoría de las existentes en el sector del turismo.
Hasta ahora se han ido desgranando las demandas del sector turístico dirigidas a la
normativa laboral sobre una serie de medidas que a sabiendas del beneficio que podían
aportar en relación a las pretensiones de este sector, en cuestiones tales como la mejora de
la formación y la creación de empleo de calidad, en realidad no eran exclusivas del
panorama turístico sino dirigidas al ámbito de las relaciones laborales en cualquier sector
de actividad.
Sin embargo, y a la vista de la peculiaridad de la estacionalidad en el empleo del
sector turístico, es en el que adquiere una especial relevancia la modalidad de
contratación fija discontinua, de ahí que se solicitara también la instauración de medidas
que prolongasen el periodo de actividad de los trabajadores con este tipo de contratos. La
cuestión encontró su respuesta en la reforma laboral con la incorporación de una
disposición adicional que se recoge como medidas de apoyo a la prolongación de periodo
de actividad de los trabajadores con contratos fijos discontinuos en los sectores de
turismo, comercio vinculado al turismo y hostelería357, es decir, una medida que se suma
a las anteriores pero con la particularidad de ir expresa y específicamente dirigida al
sector turístico.
355
Vid. Art. 13, ET.
356
Vid. Art. 4, Ley 3/2012.
357
Vid. Disposición adicional duodécima, Ley 3/2012.
144
TURISMO Y TRABAJO

Esta medida orientada a las empresas de este segmento de actividad que inicien
y/o mantengan en alta durante los meses de marzo y de noviembre de cada año
(posteriormente ampliado al mes de febrero también) la ocupación de los trabajadores con
contratos fijos discontinuos, va a suponer una bonificación del 50% de las cuotas
empresariales a la Seguridad Social. El objetivo de la medida parece claro en cuanto a
tratar de alargar la permanencia de los empleados, a la vez que prolongar la actividad de
las empresas del sector para tratar de superar la estacionalidad.
Conviene hacer algunas precisiones al respecto, partiendo para ello de la dificultad
existente (una vez más) de delimitar el sector turismo, y es que el propio legislador
recurre para ello a una fórmula amplia en la que integra la voz turismo como factor
principal, al que se asocia el comercio en este ámbito y por otro lado como si fuese algo
ajeno, la hostelería. Por ser este último un asunto ya tratado, simplemente considerar
ahora estas actividades objeto de aplicación, como aquellas que de alguna forma estén
vinculadas al turismo, sometidas a estacionalidad y dispongan de trabajadores fijos
discontinuos.
Otra cuestión es el ámbito temporal de la medida, en una doble lectura, por un
lado en cuanto a los meses anunciados de marzo y noviembre, a los que posteriormente se
sumó febrero, con la clara intención de prolongar la actividad de las empresas turísticas
sometidas a estacionalidad y el mantenimiento del empleo durante el máximo tiempo
posible, especialmente durante los meses considerados en algunos de estos
establecimientos como de menos o ninguna productividad358.
En cuanto a la bonificación del 50% de las cuotas empresariales a la Seguridad
Social, se aplica sobre las contingencias comunes, así como sobre los conceptos de
recaudación conjunta (Desempleo, FOGASA y Formación profesional de dichos
trabajadores). Lo que se trata es de paliar el coste por mantener de alta el trabajador,
reduciendo a la mitad los gastos que por este motivo ha de afrontar el empresario para
tratar de hacerle más atractiva la propuesta, o, en todo caso, menos gravosa, con el
objetivo final anunciado de estirar la temporada al máximo y mantener en activo el mayor
número de trabajadores posibles.
Pero sin duda conviene detenerse en la modalidad contractual que permite
articular tal medida, el contrato fijo discontinuo. Este modelo de contrato está pensado
para la realización de aquellos trabajos fijos discontinuos que no se repitan en fechas
ciertas dentro del volumen normal de actividad de la empresa, diferenciándolo de
aquellos otros que sí se repitan en fechas ciertas, a los cuales se les ha de aplicar la
regulación del contrato a tiempo parcial359. Luego la diferencia que se aprecia en estas
dos versiones del trabajo discontinuo es la certeza o no en cuanto al momento del inicio y
final de cada ciclo, siendo así que, a diferencia de otros sectores de actividad, en el del
turismo van a venir marcados por distintos elementos que lo hacen impredecible o aunque
predecible van a ser variables temporada a temporada.
De hecho, aunque la estacionalidad en el panorama turístico se señala una y otra
vez como una de sus características innatas, sin embargo ni es homogénea ni tiene un

358
La medida inicialmente prevista hasta finales de 2013, viene siendo prorrogada hasta el momento actual
a través de las sucesivas leyes de Presupuestos Generales del Estado.
359
Vid. Art. 16.1, ET.
145
TURISMO Y TRABAJO

carácter periódico claramente definido, ya que existen diversos condicionantes que van a
marcar el inicio o el final de la temporada, siendo considerado el más influyente sin lugar
a duda, el climatológico. Aun siendo este factor el más significativo existen otros que
ciertamente pueden influir en esta cuestión, piénsese a título de ejemplo en la existencia
de determinadas fiestas como la semana santa, con fechas variables aunque sean
determinables, o la proximidad de ciertos puentes y festivos que pueden ir marcando cada
año la apertura o el cierre de ciertos establecimientos turísticos, o por otros
condicionantes como las contrataciones cerradas con tour operadores o la celebración de
eventos de especial atracción, por citar tan solo algunos de los más habituales.
Sin olvidar además otras variables exógenas, es decir aquellas aparentemente
desvinculadas pero que de alguna manera van a marcar la sensibilidad del turismo ante
determinados acontecimientos, como pueden ser entre otras, catástrofes naturales,
guerras, epidemias o actos de terrorismo (desgraciadamente de plena actualidad), que
suelen desviar las corrientes turísticas hacia otros lugares o destinos, o simplemente hacen
retraer los desplazamientos turísticos, lo que a su vez puede hacer variar la temporada
turística generando incertidumbre en las empresas del sector en cuanto al momento exacto
en que se va a producir.
Luego, a los efectos de no repetición del trabajo en fechas ciertas para otorgarle el
carácter fijo discontinuo previsto en el art.16 del ET, parece ser una modalidad
contractual diseñada a la medida del turismo, ya que como se ha destacado existen gran
cantidad de variables que pueden influir sobremanera en los períodos de inicio o
finalización de la temporada. A pesar de ello tampoco la incertidumbre de las fechas va a
ser determinante para imponer este modelo contractual, ya que existe una complejísima
separación del trabajador eventual del fijo discontinuo no periódico, al no establecerse
legalmente, salvo voluntad de las partes, cuando uno se convierte en otro. Por lo que
habrá que estar expectante al exceso imprevisible o extraordinario sobre el que es normal
en la temporada y que en principio puede ser objeto de un contrato eventual. Ahora bien,
si ese exceso se reitera en temporadas consecutivas, convirtiéndose en permanente, habrá
que admitir la necesidad intermitente pero redundante propia del contrato fijo
discontinuo360.
De todas formas, y más allá de disponer de soluciones legales satisfactorias para
adaptar el contrato fijo discontinuo a una realidad cambiante, la propuesta contemplada
supone un intento de prolongar el periodo de actividad de estos trabajadores tratando
asimismo de corregir la estacionalidad del sector. En cualquier caso, este reconocimiento
del Ordenamiento laboral va a tener una incidencia directa en el ámbito turístico, cuestión
que además parece dar ciertas muestras de efectividad al seguir renovándose en la
actualidad.

360
POQUET CATALÀ, R., “Zonas grises del contrato fijo discontinuo”. IusLabor, 2016, nº 3, p. 1-23.
146
TURISMO Y TRABAJO

4.2. La jornada especial de trabajo en el sector de la hostelería como incidencia


directa de la legislación laboral
Otras reglas del Ordenamiento laboral también se hacen eco del irregular
desenvolvimiento del proceso productivo en el sector turístico y su tendencia natural a la
concentración de los servicios en cortos espacios de tiempo. Ahora desde la perspectiva
de la jornada, debiendo entenderse como tal no sólo la cuantificación del tiempo de
trabajo o su consideración como trabajo efectivo (horas, días, semanas), sino también su
distribución, fragmentación, pausas, descansos semanales, festivos, etc.361.
En este contexto, el referente principal viene a ser el RD 1561/95, de 21 de
septiembre, sobre Jornadas Especiales de Trabajo, entendiendo por tales aquellas que
difieren en uno u otro aspecto de la normativa laboral común en materia de jornada, y
previstas para aquellos sectores y trabajos que por sus peculiaridades así lo requieran.
Hay que precisar que estas modificaciones no van dirigidas a la totalidad del sector
turístico aunque sí a una parte bastante señalada, como es la hostelería, representada a
estos efectos por los alojamientos turísticos y la restauración, a los que habría que añadir
el sector del comercio también contemplado en la norma.
Para el sector de la hostelería en concreto, la fijación de sus reglas viene
expresamente permitida por ET, en su desarrollo por el RD 1561/95, en cuanto a la
habilitación al Gobierno, previa consulta a los agentes sociales, para poder establecer
ampliaciones y limitaciones en la ordenación y duración de la jornada de trabajo y de los
descansos, para determinados sectores con peculiaridades especiales362. Pero es que
incluso desde la normativa comunitaria sobre ordenación del tiempo de trabajo también se
habilita este régimen excepcional, y así lo confirma la Directiva 93/104, al incluir al
turismo entre las actividades productivas que permiten a los Estados determinar
condiciones excepcionales en relación a las disposiciones sobre descanso diario, pausas,
descanso semanal, duración del trabajo nocturno y períodos de referencia363.
El régimen jurídico que prevé el ET sobre el descanso semanal, establece que los
trabajadores tendrán derecho a un descanso mínimo semanal, acumulable por períodos de
hasta catorce días, de día y medio ininterrumpido que, como regla general, comprenderá
la tarde del sábado o, en su caso, la mañana del lunes y el día completo del domingo364.
En cuanto al marco excepcional en el cual puede moverse el ámbito del sector
turístico en materia de jornada, hay que reflejar en primer lugar, el art. 6 RD 1561/95, que
permite en las actividades del comercio y la hostelería que mediante convenio colectivo o,
en su defecto, por acuerdo de empresa y los representantes legales de los trabajadores
podrá establecerse (…) la acumulación del medio día de descanso semanal previsto en el
apartado 1 del art. 37 del Estatuto de los Trabajadores por períodos de hasta cuatro
semanas, o su separación respecto del correspondiente a día completo para su disfrute en
otro día de la semana.

361
DE SOTO RIOJA, S., “El Derecho del Trabajo: entre la unidad y la fragmentación”. Temas Laborales:
Revista Andaluza de Trabajo y Bienestar Social, nº 60, 2001, p. 33-76.
362
Vid. Art. 34.7, ET.
363
Directiva 93/104/CE de 23 de noviembre de 1993, relativa a determinados aspectos de la ordenación del
tiempo de trabajo (DOCE L 307, de 13.12.1993), art. 17.2.1 ii), en relación a lo previsto en los arts. 2, 4, 5,
8 y 16.
364
Vid. Art. 37.1, ET.
147
TURISMO Y TRABAJO

Ante la redacción de dicho precepto pueden extraerse las siguientes


consecuencias:
1. La posibilidad de establecer este régimen más flexible se condiciona a la
existencia de convenios colectivos y/o a pactos de empresa. La tónica general es que los
convenios del sector aborden su regulación, pero en el caso de no hacerlo, cabe un pacto
colectivo entre la empresa y los representantes legales de los trabajadores.
La cuestión se hace algo más compleja cuando se trata de pequeñas empresas,
entendiendo como tales las que tienen un máximo de 10 trabajadores (la inmensa mayoría
de establecimientos de restauración), donde no existe la obligación de constituir órganos
de representación legal o unitaria365, y que por tanto pueden carecer de una de las partes
legitimadas, según la literalidad de la norma, para entablar el acuerdo. Aunque negar tal
posibilidad resulta difícilmente entendible, ya que parece lógico caso de ser una
necesidad organizativa y/o voluntad individual que pueda llegarse a una vía de acuerdo
entre las partes. Cuestión que parece venir avalada en el propio RD, ya que en sus
disposiciones generales se admite que el convenio colectivo puede prever que mediante
acuerdo individual empresario-trabajador se acumulen la totalidad o parte de los
descansos compensatorios debidos a la reducción de los descansos o al medio día
semanal, conjuntamente con las vacaciones anuales366.
2. Lo que la norma reglamentaria permite específicamente a estas manifestaciones
de la acumulación del medio día de descanso es sólo excepcional en cuanto al período de
referencia, puesto que, en todos los sectores de actividad se puede separar y acumular este
descanso en períodos de hasta catorce días, mientras que en la hostelería se amplía, al
menos con carácter general, hasta las cuatro semanas.
3. La acumulación prevista es sólo del medio día, es decir, se mantiene en todo
caso la necesidad de respetar al menos un día de descanso por cada semana, o como otra
alternativa, simplemente perder el carácter ininterrumpido y poder disfrutar el día y
medio de descanso semanal de forma separada. En cuanto a la previsión de acumulación
en períodos de hasta cuatro semanas parece en principio no ofrecer margen para poder
superar dicha fecha límite de referencia, no obstante otra opción parece admisible según
el tenor literal del art. 2 RD 1561/95, ya que de mediar acuerdo individual expreso y
siempre que exista previsión en el convenio colectivo en tal sentido, cabe la posibilidad
de acumular estos descanso para su disfrute conjuntamente con las vacaciones anuales.
4. Nada dice el art. 6 RD 1561/95 sobre qué día de la semana ha de ser el que se
disfrute como día de descanso. De lo que puede desprenderse que tanto por la regla
general establecida por el ET, que no impositiva, como por la remisión del propio ET
para la fijación de regímenes de descanso alternativos para actividades concretas, como es
el caso, y dado el silencio expresivo del Decreto de Jornadas Especiales a este respecto,
que no hay porque considerar que dicho descanso deba coincidir en domingo, máxime en
un sector de actividad como la hostelería, donde es más que frecuente el incremento
notable de demanda de servicios durante el popular fin de semana.
La segunda de las normas, la del art. 7 RD 1561/95, se menciona como Reglas
especiales para actividades de temporada en la hostelería, y establece en su apartado
365
Vid. Art. 62.1, ET.
366
Vid. Art. 2, RD 1561/95.
148
TURISMO Y TRABAJO

primero lo siguiente: Mediante convenio colectivo o, en su defecto, por acuerdo entre la


empresa y los representantes legales de los trabajadores podrá acordarse la
acumulación del medio día de descanso a que se refiere el artículo anterior en períodos
más amplios, que en ningún caso podrán exceder de cuatro meses, a fin de adecuarlo a
las necesidades específicas de las actividades estacionales de la hostelería, en particular
en las zonas de alta afluencia turística, o para facilitar que el descanso se disfrute en el
lugar de residencia del trabajador cuando el centro de trabajo se encuentre alejado de
éste.
La base formal en la que se sustentan tales previsiones son las mismas que se
reconocen en el artículo anterior, es decir convenio colectivo o, en su defecto, pacto de
empresa, por lo que a estos efectos van a suscitar las mismas consideraciones antes vistas.
En cuanto a la acumulación de los medios días de descanso correspondientes a las
semanas que se determinen, hasta un máximo ahora ampliado de cuatro meses, no plantea
más cuestiones que las antes aludidas, y sirva tan solo recordar, que en nada debe afectar
al día completo que en todo caso ha de disfrutarse.
La cuestión se hace algo más compleja en cuanto a las causas que han de servir de
argumento justificativo para alcanzar tal acuerdo. Y es que partiendo de las menciones
realizadas ya desde el título de “actividades de temporada” o posteriormente como
“actividades estacionales”, se ha de presuponer que vienen referidas, a los períodos de
alta ocupación y máxima actividad, y consecuentemente donde es más difícil sustituir a
los trabajadores e imperan las necesidades organizativas y de producción de las empresas.
Aun presuponiendo que las referencias anteriores lo son a la temporada alta, ya
que en realidad dicho calificativo no se cita en ningún momento del precepto, la siguiente
remisión particular a las “zonas de alta afluencia turística”, deja de alguna manera
huérfana la delimitación anterior.
Esta nueva mención es una denominación ligada al ámbito turístico pero usada
terminológicamente para los intereses del comercio, ya que va a permitir libertad horaria
a los establecimientos situados en ciertas zonas durante un período determinado.
Tomando como referencia la calificación utilizada en Andalucía de “zonas de gran
afluencia turística”, se van a considera a tales efectos los términos municipales o parte de
los mismos que en determinados períodos del año la población supere con creces a la
residente o tenga una gran afluencia de visitantes por motivos turísticos367.
Esta declaración individual va a tener carácter limitado en cuanto a espacio y en
cuanto período o períodos del año en el que se va a considerar como tal, con el objetivo
pretendido de cumplir con el exceso de atención debido a los turistas a fin de adecuarlo a
las necesidades específicas. Bajo este espectro se vislumbra con mayor claridad la
extensión hecha por el legislador en cuanto a las actividades de hostelería y la opción
acumulativa de parte del descanso semanal, puesto que va a estar directamente conectada
a un territorio y a un periodo de tiempo determinado, por lo que quedaría claramente
acotado en cuanto a momento y lugar en los que se hace necesaria la adaptación
organizativa, lo que justificaría de por sí, este tratamiento excepcional.

367
Decreto Legislativo 1/2012, de 20 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del
Comercio Interior de Andalucía. (BOJA nº 63 de 30.3.2012), art. 20.3.
149
TURISMO Y TRABAJO

Sin embargo, se vuelve a la ambigüedad causal cuando a renglón seguido se abre


otra vía alternativa con la intención de facilitar que se disfrute en el lugar de residencia
del trabajador cuando el centro de trabajo se encuentre alejado de éste. Es decir, permitir
al empleado la acumulación correspondiente para que se desplace a su lugar de
residencia, luego va a poder darse una circunstancia que realmente cabe, y además sería
deseable, en cualquier estación o tipo de temporada (alta, media o baja), y por ello
totalmente ajena a dicho factor delimitador.
Por lo que la pretensión inicial de dirigir estas reglas especiales para actividades
de temporada carece de concreción, ya sea por sus expresiones abiertas como la que hace
alusión a las “actividades estacionales”, en un intento de vinculación hacia la temporada
alta, cuestión harto compleja y variable y no solo en cuanto a la determinación del
momento inicial y final antes visto, sino por lo extenso y diverso del sector y sus
consecuentes diferencias de temporada. El asunto parece mejor encauzado en cuanto al
referente de “zonas de alta afluencia turística”, donde previa disposición declarativa se
limita el ámbito de actuación a determinados espacios y tiempos. Sin embargo, vuelve a
diluirse en el argumento final y causal, de habilitar el desplazamiento del trabajador a su
lugar de residencia habitual por el teórico alejamiento del lugar o centro de trabajo,
cuestión que debe quedar desligada de cualquier temporada, y que además quedaría
imprecisa en cuanto al factor distancia necesario para justificar tal decisión.
Por lo que cabe concluir que ante la falta de precisión de la que adolece la norma,
en la práctica, sea casi imposible denegar a un pacto o convenio colectivo este régimen
excepcional de ampliación del período de referencia si se atiende al hecho de que ésta
siempre representa una norma pactada, por tanto, presumiblemente aceptada y legítima
tanto para los trabajadores como para los empresarios.
El segundo apartado del art. 7, por su parte, establece lo siguiente: En los mismos
supuestos y en iguales términos a los del apartado anterior, se podrá acordar la
reducción a diez horas del descanso entre jornadas previsto en el apartado 3 del artículo
34 del Estatuto de los Trabajadores y su compensación de forma acumulada. Una
posibilidad de jornada especial que no sólo esquiva el descanso mínimo entre jornadas de
12 horas establecido en la norma nacional368, sino también al de 11 horas propuesto por la
normativa comunitaria369.
Al margen de extender los mismos argumentos ya planteados sobre la parte
coincidente del apartado anterior del precepto, llama la atención de la literalidad de la
norma una mención indirecta a que la reducción señalada no sea puntual u ocasional, sino
de carácter permanente y que pueda deberse tanto a la realización de horas extraordinarias
como a la excesiva dilatación de los horarios, tal como parece confirmar la alusión final a
su “compensación de forma acumulada”. Y es que la duración de la jornada diaria y el
descanso entre jornadas son dos circunstancias distintas pero muy unidas, pues cabe que
la reducción de ese descanso se deba a la realización de más trabajo, pero también puede
obedecer a la obligación de prestar servicios de forma muy espaciada.

368
Vid. Art. 34.3, ET.
369
Directiva 2003/88/CE, de 4 de noviembre de 2003, relativa a determinados aspectos de la ordenación del
tiempo de trabajo (DOUE L 299, de 18.11.2003), art. 3. Que dice que: “Los Estados miembros adoptaran
las medidas necesarias para que todos los trabajadores disfruten de un período mínimo de descanso diario
de 11 horas consecutivas en el curso de cada período de 24 horas”. Propuesta suficientemente instaurada en
nuestro país al elevar a 12 el tiempo mínimo de descanso entre jornadas (supra).
150
TURISMO Y TRABAJO

Esta doble realidad suele estar muy extendida en la hostelería y ayuda a entender
una de las quejas más generalizadas sobre este sector, la falta de personal profesional, y
es que la habitualidad del exceso de jornada o realización de horas extraordinarias y el
requerimiento de gran disponibilidad en relación a los horarios, hacen que los
trabajadores busquen otros sectores de actividad menos exigentes.
En el primer caso, la realización de horas extraordinarias, la norma principal de
referencia no sería realmente la reglamentaria sino el art. 35 ET, pese a que
implícitamente se prevea que la jornada establecida para el sector de la hostelería de
“temporada” va a exceder de antemano lo módulos fijados como jornada máxima legal
ordinaria y, por tanto, que la transformación de su exceso en horas extraordinarias ha de
ser debidamente compensado. Sin querer olvidar a este respecto, la significación que tiene
la existencia de ese expreso convenio o pacto colectivo respecto a la sustitución de la
voluntariedad individual y expresa por la obligatoriedad de su realización370.
En el segundo supuesto, de jornada espaciada, que suele ser una práctica bastante
habitual en el sector de la hostelería sobre todo en temporada alta (piénsese por ejemplo
en los hoteles de playa que suelen ofertar la media pensión, y donde los camareros prestan
generalmente sus servicios en el buffet de la mañana y de la noche), y donde es también
frecuente que se compriman los descansos entre jornadas, vuelve a plantearse entonces la
mención sobre compensación de forma acumulada.
En estos casos a diferencia del supuesto motivado por el exceso de trabajo (horas
extraordinarias) que justifica de pleno su compensación por tiempo de descanso, y así
queda reconocido en la norma legal de origen (la Ley del Estatuto de los Trabajadores),
nada se desprende de la misma ni de sus principios ordenadores con respecto al que pueda
o deba compensarse por la mera reducción del descanso, aun sin hacer horas extras. Lo
que no quiere decir que no pueda derivarse una solución más adecuada para contrarrestar
este tipo de reducción por dilatación del trabajo durante ese período máximo y
excepcional de cuatro meses.
En consecuencia, se prevé un régimen de descanso alternativo en el que nada se
dice sobre cuál ha sido el detonante de dicha reducción, aun a sabiendas que la otra causa
posible, la de las horas extras, queda cubierta de pleno tanto por el ET como por la
negociación colectiva. Pues bien, si como se planteaba la reducción entre jornadas viene
motivada, ahora sí, por el trabajo espaciado, puede encontrar respuesta en el art. 2 RD
1561/95, ya que prevé una solución para compensar la reducción experimentada por
descanso alternativo de duración no inferior a la misma, que deberá ser disfrutado dentro
del período de referencia correspondiente de cuatro meses y que ha de formalizarse
mediante acuerdo o pacto. No obstante la solución anterior, también se admite que por
acuerdo expreso entre la empresa y el trabajador afectado, y siempre que exista un
convenio colectivo que así lo autorice, se pueda acumular esos descansos para su disfrute
conjuntamente con las vacaciones anuales.
Las previsiones generales del art. 2.2 RD 1561/95 terminan aportando ciertas
reglas específicas para aquellos trabajadores con contratos de duración temporal
determinada a los que les debe resultar posible el disfrute acumulado o su yuxtaposición
con las vacaciones anuales, deslegitimando en estos casos la posibilidad de compensar la

370
Vid. Art. 35.4, ET.
151
TURISMO Y TRABAJO

falta de descanso con una retribución económica adicional. Previsión esta última que
evidencia la verdadera voluntad del legislador de que los excesos de jornada deben
preferentemente ser compensados en tiempo de descanso y no en dinero371.
En definitiva, puede apreciarse una absoluta falta de rigidez de la legislación
laboral a la hora de fijar los límites de la jornada de trabajo en el sector de la hostelería, a
diferencia de lo que puede acontecer con carácter general para el resto de trabajadores.
Esta flexibilidad alcanzada para este ámbito se transforma en diversidad y extraordinaria
complejidad, ya que se basa en una relajación de los límites y en una delegación
importante de esa función a favor del convenio colectivo, con el consiguiente deber de los
agentes sociales de cara a la negociación pertinente, lo que implícitamente supone la
importancia normadora de los convenios colectivos en esta materia372. La flexibilidad con
la que ya se afrontaba este ámbito de relaciones laborales sigue siendo un referente en el
panorama turístico que entiende de sus especifidades y que pretende conseguir el objetivo
final de adecuar el régimen jurídico a las necesidades del sector.

4.3. Recapitulación
La legislación laboral es competencia exclusiva del Estado según reconoce la CE,
una materia que regula aspectos aparentemente desligados de la cuestión turística al ser
de naturalezas distintas, lo que no empece para poder incidir directa o indirectamente en
el ámbito del turismo. La afectación puede venir derivada de la propia regulación laboral
o puede venir demandada desde el propio sector, instando al legislador para tratar de
adaptar o flexibilizar determinadas normas con la intención de cubrir las especificidades
de estas relaciones laborales de orden turístico.
Siendo esta demanda del sector plasmada en los Planes de turismo que se han
venido programando en el territorio nacional con especial repercusión en los últimos, y en
particular en el PNIT, por haber sido coetáneo en sus inicios con la última gran reforma
laboral abordada en nuestro país. Las pretensiones planteadas, fueron atendidas de alguna
manera desde el ordenamiento laboral con más o menos calado, que sin llegar a ser
expresamente dirigidas al sector alcanzan en él una particular incidencia, incluso con
algunas medidas diseñadas específicamente, como son las de apoyo a la prolongación del
período de actividad de los trabajadores con contratos fijos discontinuos en el ámbito del
turismo.
Desde la regulación laboral y de forma directa también se afronta la realidad
irregular del sector turístico, que obliga a tener en consideración cuestiones tan
determinantes para su mejor efectividad como es el tema de la jornada de trabajo. Y es
que partiendo del planteamiento general de que existen sectores de actividad que por sus
singulares peculiaridades precisan normas diferentes en uno u otro aspecto a las de orden
común, se reconoce concretamente el sector de la hostelería como uno de los que precisa
incluirse en la regulación de estas jornadas especiales de trabajo. En este sentido, se

371
Vid. Art. 35, ET.
372
GÓMEZ MUÑOZ, J. M. y CASTILLO FERNÁNDEZ, M., “Las jornadas especiales de trabajo”, Revista
Andaluza de Relaciones Laborales, nº 7, 1999, p. 277-284.

152
TURISMO Y TRABAJO

incorporan algunas normas específicas en materia de descanso semanal y de descanso


entre jornadas con un tratamiento excepcional para actividades de temporada. Aun sin
llegar a confirmar que ha de entenderse realmente por tal consideración supuestamente
habilitante, pero con la intención de acomodar la organización productiva a las
necesidades de una mayor demanda de servicios por la vía del convenio colectivo o el
acuerdo de las partes. Sin por ello olvidar otras disposiciones generales con extensión a
todos y cada uno de los sectores y trabajos considerados en el RD 1561/1995.
Reconociendo en definitiva las necesidades de adaptar en una parte significativa del
turismo como es la hostelería, las singularidades oportunas para así poder alcanzar una
mayor flexibilidad laboral en un sector sometido con carácter general a una alta
estacionalidad.

153
TURISMO Y TRABAJO

154
TURISMO Y TRABAJO

CAPÍTULO 4
MOVIMIENTOS INTERNACIONALES DE PERSONAS
CON BASE LABORAL Y SU AFECTACIÓN TURÍSTICA

1. Introducción
La OMT, como máximo garante de las cuestiones turísticas en el panorama
internacional, establece tanto el concepto de turismo como toda una serie de
Recomendaciones al efecto que sirven para unificar los criterios interpretativos y de
análisis en esta materia tan poliédrica. Partiendo de esta base, tanto a nivel estadístico
como de cualquier otro orden, los diferentes países han de considerar si se ajustan a esos
criterios cada uno de los supuestos que se pueden generar al respecto, para poder así
validarlos como de naturaleza turística. La casuística existente en los movimientos de
personas a nivel internacional es muy variada con ingredientes singulares en cada
modalidad, algunas de estas situaciones van a venir marcadas por componentes de orden
laboral que precisan una delimitación pormenorizada para así poder detectar su
incorporación al mundo de los viajes turísticos, o si por el contrario han de quedar al
margen de esta categoría según las recomendaciones dadas al efecto.
El denominador común va a venir marcado por el propio concepto de turismo, y
más concretamente por los elementos definitorios que influyen a la hora de su
calificación, a saber: el desplazamiento, la duración y la motivación. Estos elementos van
a condicionar en mayor o menor medida las diferentes situaciones que pueden acontecer,
ya sea desde la perspectiva objetiva, desplazamiento y duración, o en su caso subjetiva
como es el caso de la motivación. El desplazamiento es el elemento necesario, la duración
marca los límites temporales que deben acotar el hecho turístico, y la motivación va a ser
el elemento determinante a la hora de incluir o excluir cierto tipo de viajes, en función
incluso, de si esta es principal o no.
Es en este escenario en el que desde un punto de vista jurídico laboral y a la vista
de estos elementos calificadores del turismo, hay que analizar ciertos supuestos que se
dan en el panorama de los viajes en los que se entrelazan trabajo y turismo. El
denominador común es la existencia de un desplazamiento hacia otro territorio extranjero
y el desarrollo de una actividad con vocación de trabajo. A partir de estas premisas hay
que concretar en qué consiste dicha actividad, el carácter que se le ha de dar desde el
ámbito laboral y si como consecuencia de todo lo anterior y a la vista de los criterios
marcados por el organismo turístico internacional, se le ha de reconocer naturaleza
turística a cada uno de estos viajeros o no.

155
TURISMO Y TRABAJO

2. Los trabajadores fronterizos


2.1. Introducción
Uno de los movimientos de personas entre distintos países por motivos
profesionales que originan una situación ciertamente singular, es la de los trabajadores
fronterizos, ya que al desplazamiento que se produce para esta finalidad, se une la
frecuencia reiterativa de los mismos. Esta situación hace que este tipo de viaje de ida y
vuelta, con el objetivo claramente marcado de trabajar, precise ser matizado tanto desde
la perspectiva laboral como desde la perspectiva turística.
En el espacio común europeo encuentra esta situación un reconocimiento dentro
del marco general de la libertad de movimiento de personas, en concreto en el derecho a
la libre circulación de trabajadores, donde se reconoce expresamente como una
manifestación más de esta movilidad dentro del territorio de la Unión, la de los
trabajadores fronterizos373. De hecho, los mercados de trabajo son menos cerrados y el
número de personas que cruzan las fronteras para trabajar se ha incrementado en las
últimas décadas374
Estos sujetos precisan desplazarse de un país a otro para acudir a prestar su trabajo
ordinario, originando una corriente repetitiva en el cruce de fronteras que se genera más
fácilmente en aquellas zonas territorialmente limítrofes, donde se ve más factible el
desplazamiento de trabajadores de un Estado a otro para desempeñar la actividad laboral,
para una vez concluida, regresar de nuevo al lugar de residencia habitual.
Esta situación conlleva la existencia de una serie de circunstancias que van a
condicionar el desarrollo de la misma, destacando el factor territorial y el factor temporal.
Dentro del factor territorial se integran, dos espacios diferenciados que son el lugar de
residencia y el lugar de trabajo, a lo que hay que sumar el desplazamiento necesario y el
traspaso de fronteras. En cuanto al factor temporal, hay que tener en cuenta como
cuestión principal que es un viaje de ida y vuelta, el cual ha de desarrollarse dentro de una
determinada frecuencia, ya sea diaria o semanal, lo que supone una repetición constante
de trayectos, cruzando la misma frontera y con la misma finalidad.
En cualquier caso conviene delimitar este supuesto en el que se ven afectados dos
territorios con jurisdicciones diferentes, pero sobre todo la figura del trabajador fronterizo
y su evolución conceptual en el panorama de la UE, para saber a su vez, como ha de ser
tratado dicho sujeto desde la perspectiva turística. Para ello hay que analizar como eje
fundamental, la normativa reglamentaria europea que ha ido definiendo este sujeto
trabajador a los efectos oportunos.

373
Reglamento (UE) 492/2011, del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 de abril de 2011 relativo a la
libre circulación de los trabajadores dentro de la Unión (DOUE L 141, de 27.5.2011). Que actualiza la libre
circulación como derecho fundamental para los trabajadores, y donde reconoce como parte expresa de los
mismos, a los trabajadores fronterizos.
374
PÉREZ ORTIZ, L. y RESA NESTARES, C., “El trabajo y las relaciones laborales en zonas fronterizas:
el caso de Melilla”. Trabajo, 2003, nº 12, p. 111-130.

156
TURISMO Y TRABAJO

2.2. El concepto de trabajador fronterizo en el Reglamento 1408/1971 de la Unión


Europea.
2.2.1. Delimitación conceptual
En los movimientos de trabajadores migrantes, existe una falta de coincidencia
entre el lugar de trabajo y el de residencia habitual, pero no solo son puntos geográficos
diferentes, sino que su particularidad estriba en el hecho de estar situados en países
diferentes. Este escenario donde existe una dualidad territorial y por tanto con
ordenamientos jurídicos diferentes a los que someterse, sirvió como detonante para que
desde la UE se atendiera esta situación laboral y su repercusión, con la finalidad de
coordinar esta realidad y su sistema de protección en temas relativos a los regímenes de
seguridad social dentro del espacio común europeo, elaborándose al efecto el Reglamento
(CEE) 1408/71375.
La regulación se establece como garantía hacía los trabajadores y sus familias que
precisan desplazarse dentro del territorio europeo, para lo cual se trata de clarificar el
ámbito de protección social aplicable. Aunque al margen de atribuir los regímenes
pertinentes de seguridad social a estos trabajadores y sus familias; establece la norma, una
cuestión de índole definitoria que sirve para reconocer la figura del trabajador fronterizo.
Así, dicho Reglamento inicia sus disposiciones generales estableciendo qué ha de
entenderse por trabajador fronterizo, considerando como tal en su art. 1. b), a todo
trabajador por cuenta ajena o por cuenta propia que ejerza su actividad profesional en el
territorio de un Estado miembro, y resida en el territorio de otro Estado miembro, al que
regresa en principio cada día o al menos una vez por semana.
Aparece así, el concepto de trabajador fronterizo de forma novedosa, abarcando
inicialmente tanto la actividad de trabajo dependiente o por cuenta ajena, como la
realizada de forma autónoma o por cuenta propia, sirviendo en todo caso para ambos
supuestos. Se manifiesta de esta manera el reconocimiento de esta figura como una
garantía más de la libre circulación de trabajadores en el marco europeo, ordenando
cuestiones de aplicación relativas al ámbito de la seguridad social, en el que van a verse
afectados distintos Estados con el movimiento de este personal trabajador.
Sobre estos desplazamientos que se dan entre distintos territorios y que se generan
por motivos de trabajo, interesa delimitar su elemento subjetivo desde la perspectiva del
trabajador fronterizo, y su diferenciación con otros sujetos afines que también intervienen
en estas corrientes migratorias. Asimismo, existen una serie de factores determinantes que
conviene aclarar para saber cuándo se está ante situaciones de estas características, ya que
de otra forma no va a corresponder con la figura del trabajador fronterizo. De tal suerte,
que el alcance de dicha condición y sobre todo la motivación que subyace en este tipo de
viajes, van a condicionar asimismo la naturaleza de estos movimientos internacionales
desde una óptica turística.

375
Reglamento (CEE) 1408/71 del Consejo de 14 de Junio de 1971, relativo a la aplicación de los
regímenes de seguridad social a los trabajadores por cuenta ajena, a los trabajadores por cuenta propia y a
los miembros de sus familias que se desplazan dentro de la Comunidad (DOCE L 149, de 5.7.1971).
157
TURISMO Y TRABAJO

2.2.2. Factores determinantes


Dos son los factores que condicionan este tipo de flujo de personas, por un lado, el
factor territorial, en cuanto a la existencia de dos espacios geográficos diferentes que
hacen necesario el desplazamiento, y por otro, el factor temporal, para saber la frecuencia
en la que se han de dar estos movimientos y hasta cuando ha de durar la condición de
trabajador fronterizo.

a) El factor territorial
El desplazamiento lleva implícito un lugar desde donde se inicia el trayecto, que
para estos casos según la normativa de referencia ha de corresponder necesariamente a un
Estado miembro de la UE, donde el trabajador ha de tener fijada su residencia, y el lugar
de destino, donde se va a ejecutar la actividad laboral, que ha de corresponder igualmente
a otro Estado perteneciente a la UE. Por tanto el espacio territorial donde se va a dar la
circulación de estos trabajadores, es el europeo, tanto para considerar el punto de partida
y llegada, como para conectar la nacionalidad del sujeto ejecutante de la acción.
La “residencia” del trabajador según este Reglamento ha de considerarse como la
estancia habitual, a diferencia del término “estancia”, que lo considera como la estancia
temporal. Es decir, ha de entenderse desde el punto de vista de su localización, el primer
territorio, como el de residencia habitual, y el segundo, como el de lugar de trabajo. Por
consiguiente se marca tanto el lugar que ha de servir como punto de partida del viaje (y a
la vez de regreso), y el lugar de destino donde va a desenvolverse la actividad del viajero
trabajador.
Se da en el caso del fronterizo un desplazamiento necesario entre el lugar de
residencia y el de trabajo, que a los efectos turísticos, hay que conectarlo con el concepto
de entorno habitual, entendiendo que en principio solo se van a considerar como viajes
turísticos aquellos que se realicen fuera de este espacio geográfico. La delimitación del
entorno habitual para con el sujeto no es tarea fácil, al ser este concepto ciertamente
ambiguo, por depender de varios criterios de referencia que no alcanzan la suficiente
precisión. En cualquier caso sí resulta indudable que el lugar de residencia como origen
del desplazamiento, corresponde al territorio habitual del viajero, luego hasta ese instante
se cumple al menos con la premisa turística de ese tipo de viajes, de tener que realizarse
fuera del entorno habitual.
La cuestión no parece tan evidente cuando de lo que se trata es de considerar
como entorno habitual el territorio del destino, es decir el que corresponde al lugar de
trabajo, máxime si como además sucede en este tipo de caso, hay que cruzar de un Estado
a otro. Sin embargo, es significativo señalar la previsión que se hacía en la definición de
entorno habitual a efectos estadísticos por parte de la Comisión Europea376, cuando
consideraba que “los lugares visitados con frecuencia (como media una vez a la semana o
más a menudo), de manera regular, forman parte del entorno habitual de una persona,
aunque estén situados a una distancia considerable del lugar de residencia (o en otro
país)”. De tal forma que el tenor literal de esta definición parece estar hecho a la medida

376
Decisión de la Comisión Europea de 9 de diciembre de 1998, sobre los procedimientos de aplicación de
la Directiva 95/57/CE del Consejo sobre la recogida de información estadística en el ámbito del turismo.
Cuando aclara dentro de la definición de entorno habitual que ha de entenderse por la frecuencia como una
de las dimensiones del concepto.
158
TURISMO Y TRABAJO

del trabajador fronterizo, ya que al igual que en dicho concepto, el trabajador se desplaza
una vez a la semana o con una frecuencia mayor, que dicho movimiento se realiza de
forma rutinaria, que se encuentra a una distancia determinada del lugar de residencia
habitual, e incluso se da la particularidad, igualmente prevista en la definición, de tener
que dirigirse a otro país. Luego siguiendo este criterio interpretativo habría de considerar
los desplazamientos realizados por el sujeto fronterizo para realizar su trabajo, como parte
del denominado entorno habitual, y por tanto sin que suponga una salida hacía un espacio
diferente, tal y como se prevé que ha de ser en los viajes de orden turístico.
Sin embargo, la última definición dada de “entorno habitual” desde el Parlamento
Europeo377, a efectos estadísticos, no parece ser tan clarificadora. De tal suerte, que se
utiliza como elemento definitorio principal, la habitualidad de las actividades que se
lleven a cabo en este espacio, sobre la base de criterios generales como: el traspaso de
fronteras, la distancia desde la residencia habitual, la duración, la frecuencia y el objetivo.
Dejando por tanto un amplio margen interpretativo en lo que ha de entenderse como
entorno habitual, más allá del rasgo tautológico de habitualidad, que no hace sino volver a
incidir en lo mismo, sin realmente establecer una delimitación a la medida. De hecho los
dos criterios territoriales a utilizar como indicadores de referencia, poco parecen aclarar
para estos casos, o incluso pueden llegar a desviar el verdadero sentido de esta actividad;
ya que en estos supuestos, se va a dar un traspaso de fronteras, lo que inicialmente parece
alejar al sujeto de su entorno, y en cuanto al factor distancia desde la residencia habitual,
ha de entenderse por pura lógica que no debería ser muchas para no alejarse del espacio
habitual, pero que sin embargo para el caso del viajero trabajador puede llegar a ser
considerable, como se pondrá de manifiesto.
El ámbito territorial conecta también con la nacionalidad que ha de poseer el
sujeto fronterizo, toda vez que la previsión justificativa de la libre circulación de
trabajadores, parte de la ostentación de la nacionalidad de un Estado miembro, y por tanto
bajo la naturaleza de ser ciudadano de la Unión Europea378. Previsión de carácter nacional
que en cualquier caso no se prolonga más allá de compartir una cualidad concéntrica con
el criterio de residencia o lugar de trabajo, que igualmente han de corresponder a Estados
miembros de la UE. Por tanto, siempre y cuando se mantenga la condición comunitaria
del trabajador, lo que realmente va a someter la situación desde la perspectiva
reglamentaria va a ser el factor territorial tanto de residencia como de trabajo.
De hecho el criterio de la residencia habitual prevalece por encima incluso de la
nacionalidad para otorgar la condición de trabajador fronterizo, de tal suerte que el
nacional de un Estado miembro donde además trabaja, que conservando el empleo en su
país de procedencia traslade su domicilio a otro Estado miembro, se entiende que ejerce
desde entonces su actividad profesional como trabajador fronterizo pudiendo invocar su
condición de trabajador migrante379. Es decir el ciudadano de un país que vive y trabaja

377
Reglamento (UE) Nº 692/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo de 6 de julio de 2011, relativo a
las estadísticas europeas sobre el turismo y por el que se deroga la Directiva 95/57/CE del Consejo (DOUE
L 192, de 22.7.2011), art. 2.1. e), definición de “entorno habitual”.
378
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (versión consolidada) (DOUE C 326, de 26.10.2012).
En el art. 20 (antiguo art. 17 TCE), establece que “será ciudadano de la Unión toda persona que ostente la
nacionalidad de un Estado miembro”.
379
Sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas de 18 de julio de 2007 (TJCE
2007/199). Caso Hartmann, a propósito de la inclusión para las ventajas sociales del nacional de un Estado
159
TURISMO Y TRABAJO

en su mismo territorio pero que traslada su residencia a otro Estado, pasa a considerarse
como trabajador fronterizo a los efectos oportunos, sin que sirva de impedimento el hecho
de disponer de la nacionalidad del territorio donde además trabaja; en el mismo sentido y
por extensión, ha de ser igualmente considerado como trabajador fronterizo, el sujeto que
ostenta una nacionalidad, reside en otro Estado y trabaja en un tercero.
Por consiguiente, lo determinante va a ser el elemento locativo en el que se
desenvuelve el sujeto, en cuanto a lugar de residencia y trabajo, siempre y cuando se
respete en ambos casos la regla de pertenencia al espacio común europeo; y no tanto, el
de la nacionalidad del trabajador, que en todo caso ha de ser de un país comunitario. No
obstante, hay que matizar que el ostentar una determinada nacionalidad sin ser
determinante en la aplicación de la norma, siempre ha de estar presente como requisito de
fondo en cuanto a su tratamiento como trabajador fronterizo.
En el panorama turístico380 el criterio determinante también viene marcado por el
país de residencia habitual, y no por la nacionalidad, de tal forma que sirve de base para
delimitar la salida de su entorno habitual, pudiendo desplazarse como turista al territorio
del que se posee la ciudadanía.
El desplazamiento de los trabajadores por el espacio europeo es el objeto de
atención general de la norma, pero es la dualidad geográfica, entre el lugar de residencia y
el de trabajo, la que genera un tratamiento específico, aplicando reglas particulares para
determinadas prestaciones a los trabajadores fronterizos y/o los miembros de sus
familias381. Siendo precisamente esta marcha desde un país de partida, donde el trabajador
tiene su domicilio, hacía otro de destino, donde va realizar su prestación de trabajo
habitual, la que ocasiona un cambio de ordenamiento jurídico de un Estado a otro, que
precisa ser regulado bajo un criterio uniforme de carácter supranacional, con el que dar
respuesta a las necesidades especiales de este colectivo de trabajadores y por extensión a
su entorno familiar más cercano.
El factor territorial también condiciona el sometimiento de estos trabajadores a
una normativa diferente según el lugar que se tenga en consideración. Para estas
situaciones el principio general de lex loci laboris juega con normalidad y, por tanto, el
trabajador fronterizo queda incluido en el ámbito de la Seguridad Social del país donde
desarrolla su trabajo382. No obstante, el propio Reglamento establece una excepción a
dicho principio general, para el caso concreto de los trabajadores fronterizos que se
encuentren en situación de desempleo total383. La jurisprudencia europea también se hace
eco de esta cuestión en la STJCE de 13 marzo 1997384, como consecuencia del cambio de

miembro que ejerce su profesión en su Estado miembro y traslada su domicilio a otro Estado miembro y
ejerce su actividad como trabajador fronterizo.
380
Vid. Apartados 2.19 y 2.20 sobre nacionalidad y ciudadanía, RIET 2008 (OMT).
381
Vid. Arts. 20, 21.3, 53, 54.1, 59 y 71, Reglamento (CEE) 1408/71.
382
DESDENTADO BONETE, A. “Trabajadores desplazados y trabajadores fronterizos en la Seguridad
Social europea: del Reglamento 1408/1971 al Reglamento 883/2004”. Revista del Ministerio de Trabajo e
Inmigración, 2006, nº 64, p. 19-40.
383
Decisión 2006/351/CE, de la Comisión administrativa de las comunidades europeas para la seguridad
social de los trabajadores migrantes. En relación al art. 71, apartado 1 letra a) del Reglamento 1408/1971,
en su considerando (1) alude a esta excepción al principio general lex loci laboris, enunciado en el art. 13,
apartado 2, letra a) de dicho Reglamento.
384
Sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas de 13 de marzo de 1997 (TJCE
1997/50), En el caso Huijbrecht, a propósito de un cambio de residencia al Estado miembro competente, en
160
TURISMO Y TRABAJO

residencia de un trabajador fronterizo al Estado miembro competente, reconociendo que


el hecho de encontrarse en situación de desempleo origina una ficción jurídica con el
sometimiento a la legislación del Estado de residencia “como si” dicho Estado fuera el
del último empleo.
Es también significativo desde el punto de vista territorial, que pese a la apariencia
calificativa en la denominación trabajador “fronterizo”, el Reglamento no establece el
carácter limítrofe entre los territorios afectados como requisito necesario para la
existencia de esta figura, centrando la cuestión en el hecho físico de tener que traspasar
una frontera para trabajar. Aunque el tratamiento dado sobre esta cuestión no haya sido el
mismo en el ámbito del turismo en cuanto a la recogida de información estadística385, ya
que para estos casos se aludía a los trabajadores fronterizos, como aquellos que residen
cerca de la frontera de un país y trabajan en otro. Denominación por tanto que estaba
limitada para estos casos a territorios contiguos y a situaciones de cercanía, término este
último además, poco preciso por ser indeterminado en cuanto al factor distancia.
En cualquier caso, seguramente el supuesto del fronterizo estaba previsto en
origen para el movimiento de trabajadores en territorios colindantes, con una distancia
relativamente corta entre el domicilio y el centro de trabajo, porque tal vez en ese
momento no se imaginara otro escenario posible. Sin embargo, hoy en día se permite
interpretar otro tipo de actuaciones, debido en gran medida al avance de las
comunicaciones y los medios de transportes, siendo perfectamente factible el
desplazamiento de un país a otro no fronterizo (máxime si la frecuencia del retorno no es
diaria sino semanal), y no por ello se ha de perder el carácter de trabajador fronterizo.
Quiere ello decir, que lo determinante va a ser el desplazamiento de un Estado a otro para
el desempeño de una actividad profesional, con independencia de si dichos países
comparten o no frontera.
Este planteamiento sin duda altera uno de los criterios básicos de referencia de lo
que ha de interpretarse como entorno habitual en los viajes turísticos, en concreto el
factor distancia. De hecho en el supuesto de territorios no limítrofes y frecuencia semanal,
la distancia desde el lugar de residencia habitual al centro de trabajo, puede ser bastante
considerable como para entender que pueda influir a la hora de formar parte de su entorno
habitual. Lo que a su vez tampoco obsta, para que sirva a modo de impedimento para
alcanzar dicha consideración si tiene a bien el cumplimiento de otros criterios que de
igual forma han de servir de mera referencia, sin que existan unos verdaderos parámetros
que han de darse, y sin que en realidad exista un criterio uniforme para todos los países.

relación con la situación de paro total y el pago de su prestación. En el apartado 24 considera que “Si bien
dicha ficción jurídica suspende las obligaciones del Estado de empleo mientras continúe residiendo en el
territorio de otro Estado miembro, no produce su extinción”.
385
Decisión de la Comisión Europea de 9 de diciembre de 1998, sobre los procedimientos de aplicación de
la Directiva 95/57/CE del Consejo sobre la recogida de información estadística en el ámbito del turismo.
Sobre los criterios fundamentales para distinguir los visitantes turísticos internacionales de los demás
viajeros, que considera que no deben incluirse en su apartado II), a las personas conocidas como
trabajadores fronterizos.
161
TURISMO Y TRABAJO

b) El factor temporal
El factor temporal gira en torno a la frecuencia, estableciéndose una regla general
que contempla el regreso del lugar de trabajo al domicilio cada día o al menos una vez
por semana; siendo esta última y en principio, la posibilidad más distante que reconoce la
norma para otorgarle la calificación de trabajador fronterizo. Esta previsión temporal de
regreso se mantiene constante hasta la actualidad desde el plano normativo-definitorio de
este colectivo de trabajadores, luego, la frecuencia diaria o semanal es la referencia
temporal para este tipo de desplazamientos.
El regreso diario de estos trabajadores una vez finalizada la jornada se da como la
de cualquier empleado normal, con la particularidad de que en estos casos se produce
cruzando una frontera. Esto origina un movimiento fronterizo que se asemeja al que se da
en la figura turística del excursionista, el cual desde el punto de vista temporal, también
permanece menos de veinticuatro horas en el destino. Se da por tanto un criterio de
semejanza entre estos trabajadores que cruzan diariamente a otro país para trabajar, y los
visitantes del día o excursionistas que son aquellos que por su propia denominación
entran y salen del territorio en el mismo día.
Desde la perspectiva del excursionista se incide en su temporalidad corta pero
necesaria, cuando en las Recomendaciones internacionales dadas para estadísticas de
turismo386, utilizando el mismo criterio que en el ámbito europeo de considerar solo como
turísticos los viajes realizados fuera del entorno habitual, se define otro componente
necesario de estos viajes, la “visita turística”. En este sentido se considera como “visita
turística” la estancia en un lugar visitado durante un viaje turístico, aclarando que no es
necesario que la estancia incluya una pernoctación para que se considere como visita
turística, pero sí ha de suponer necesariamente la realización de una parada, , tal y como
sucede en el caso del excursionista. Es más, caso contrario ni tan siquiera va a ser
considerado como tal, es decir, la entrada en una zona geográfica sin realizar una parada
en la misma, no presupone la realización de una visita en el sentido turístico. Por tanto en
el ámbito del turismo, el término “estancia” significa la realización en el lugar visitado de
al menos una parada, no siendo necesario en cualquier caso la pernoctación, situación que
evidencia y caracteriza al denominado visitante de día o excursionista.
Para el caso de los trabajadores fronterizos en relación a sus desplazamientos se ha
de realizar una estancia en el lugar donde se va a ejecutar la prestación de trabajo, que a
los efectos de su definición ha de ser en otro Estado, siempre con carácter temporal en
referencia al regreso necesario al territorio de partida que a estos mismos efectos debe
coincidir con el del domicilio habitual. Lo que viene a significar su coincidencia en
cuanto a la estancia prevista con los viajes turísticos, ya que de igual forma se precisa al
menos una parada en el destino, cuestión que se da plenamente en el caso del fronterizo,
el cual va a acudir a otro territorio donde va a parar al menos durante la jornada de
trabajo, al ser esta la frecuencia mínima prevista desde el punto de vista conceptual para
poder alcanzar la consideración de trabajador fronterizo. Luego al igual que sucede con
respecto a los excursionistas y su estancia prevista para la visita turística, va a cumplirse
en el caso del trabajador fronterizo, donde no solo es perfectamente factible sino incluso
mucho más frecuente la estancia diaria en el territorio donde se va a desarrollar la
actividad laboral. Por tanto se evidencia un paralelismo temporal entre el visitante del día

386
Vid. Apartado 2.33, RIET 2008 (OMT).
162
TURISMO Y TRABAJO

o excursionista y el trabajador fronterizo, todo ello con independencia de otras cuestiones


de fondo que pueden ofrecer una perspectiva bien distinta, fundamentalmente en
cuestiones como la motivación de estos desplazamientos.
En cuanto a la posibilidad de ampliar la frecuencia del regreso a una vez por
semana, parece indicar que en esta ocasión el trabajador por la circunstancia que sea, o no
puede o no le interesa el regreso diario, pero su vuelta se materializa una vez disponga del
preceptivo descanso semanal que corresponde a todo trabajador por cuenta ajena,
permaneciendo en todo caso el ánimo del retorno al domicilio. Para estos casos la
similitud viene de la figura central en los movimientos turísticos, el turista, el cual por
definición ha de viajar por un periodo no superior a doce meses consecutivos.
Por tanto, se cumple con respecto al reconocimiento del entorno habitual del
viajero turístico, el criterio de la frecuencia, que para los fronterizos ha de ser
preceptivamente de carácter diario o en todo caso semanal, circunstancia esta, que
condiciona además otro de los indicadores de referencia, el de la duración. Este criterio de
la duración si puede servir para aclarar la no pertenencia al entorno habitual cuando las
estancias son medias o largas, pero no parece ser tan clarificador para otras posibilidades
viajeras como la del excursionista o viajes de corta duración (entendiendo por ello menos
de una semana), los cuales podrían acoplarse perfectamente a esta modalidad de viajero
trabajador.
La frecuencia contemplada con carácter general para el regreso (diario o semanal),
se ve no obstante ampliada por la propia norma a renglón seguido, cuando establece una
previsión excepcional para el trabajador destacado. Se entiende como tal, aquel trabajador
fronterizo que se encuentra destacado por la empresa de la que depende, o que preste
servicios en el territorio del mismo Estado miembro o de otro Estado miembro,
conservando la condición de fronterizo pese a que esta circunstancia le impida regresar
con la continuidad prevista como regla general. Luego la prestación laboral desempeñada
por el trabajador se ve sometida a una de las vicisitudes previstas en las relaciones
laborales para este tipo de circunstancia, como es la movilidad geográfica, sea de orden
nacional o transnacional, es decir, se produce el desplazamiento del trabajador hacia un
lugar distinto y posiblemente distante del centro de trabajo habitual, impidiéndole el
regreso a su lugar de residencia habitual. Para este tipo de situación de desplazamiento
coyuntural, se amplía la regla temporal hasta cuatro meses, y por tanto, pese a no darse el
retorno diario o semanal, se mantiene la calificación de trabajador fronterizo durante ese
periodo de tiempo.
Otra cuestión temporal que sin duda afecta a la consideración de trabajador
fronterizo, es saber hasta cuándo se mantiene esta cualidad, ya que la situación parece
poder prolongarse más allá del espacio temporal en el que se mantiene el vínculo
contractual. Esta circunstancia se planteó como cuestión prejudicial para saber si un
trabajador fronterizo pierde esta condición por el hecho de hallarse en situación de
desempleo total, a lo que la STJCE de 15 octubre 1991387, responde negativamente y por
tanto no se pierde la condición de trabajador fronterizo en situación de desempleo total.

387
Sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas de 15 de octubre de 1991 (TJCE
1991/277), Caso Faux, Apartados 10 y 12. Aunque es relativo al Reglamento 36/63 CEE, el reconocimiento
sigue vivo, reflejándose en el Reglamento 1408/71, en su art. 71. a) ii), que “el trabajador fronterizo que se
halle en paro total…”, no perdiendo por tanto tal condición en esta situación y a los efectos oportunos.
163
TURISMO Y TRABAJO

Es decir, se da una prolongación temporal de dicha cualidad, en aquellas circunstancias


en las que realmente ya no existe la relación laboral que originaba el movimiento
transfronterizo entre los Estados de residencia y trabajo, pero que sin embargo, ha servido
como causa necesaria para originar la situación posterior de desempleo total, y por tanto
el reconocimiento a los efectos oportunos como trabajador fronterizo.

2.3. La simplificación del concepto en los Reglamentos 883/2004 y 589/2016 de la


Unión Europea
El Derecho Comunitario trata de actualizar el Reglamento existente desde 1971,
como consecuencia de las modificaciones que se habían ido sucediendo fruto de la
evolución natural desde entonces en el ámbito europeo, así como de la jurisprudencia
suscitada al efecto, y de las diferentes legislaciones acaecidas en los panoramas
nacionales. Como consecuencia de todo ello se elabora el Reglamento (CE) 883/2004388,
que trata de coordinar los sistemas aplicables de seguridad social dentro del marco de la
libre circulación de personas.
Sin embargo, con independencia de la aplicación correspondiente en materia de
seguridad social, la cuestión conceptual sobre los trabajadores fronterizos, no solo no se
ve actualizada, sino que se ve simplificada, definiendo como tal a “toda persona que
realice una actividad por cuenta ajena o propia en un Estado miembro y resida en otro
Estado miembro al que regrese normalmente a diario o al menos una vez por semana”. De
tal suerte, que ya no aparece incluida en la misma, ninguna mención sobre el trabajador
fronterizo destacado, obviando la equiparación temporal que durante cuatro meses se
hacía en la norma precedente que seguía considerando a estos trabajadores como
fronterizos, pese a la falta de regreso diario o semanal.
Siguiendo el orden cronológico, todavía se llega a una mayor simplificación del
concepto, cuando el Reglamento 589/2016 de la UE389, sobre la red europea de servicios
de empleo (EURES), el acceso a los servicios de movilidad por parte de los trabajadores e
integración de los mercados de trabajo; considera como “trabajador fronterizo”: “el
trabajador que realice una actividad por cuenta ajena en un Estado miembro y resida en
otro Estado miembro al que el trabajador en principio regrese a diario o al menos una vez
por semana”.
Se llega por tanto al concepto más restrictivo de trabajador fronterizo en el que
solo va a tener cabida el trabajador por cuenta ajena o asalariado, dejando al margen al
trabajador por cuenta propia o autónomo, que hasta entonces se reconocía como
fronterizo en las reglamentaciones precedentes. Bien es verdad, que se realiza a efectos de

388
Reglamento (CE) 883/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 29 de abril, sobre Coordinación
de los Sistemas de Seguridad Social (DOUE L 200, de 7.6.2004). Que define al trabajador fronterizo en su
art. 1, f).
389
Reglamento (UE) 2016/589 Del Parlamento Europeo y del Consejo de 13 de abril de 2016 relativo a una
red europea de servicios de empleo (EURES), al acceso de los trabajadores a los servicios de movilidad y a
la mayor integración de los mercados de trabajo y por el que se modifican los Reglamentos (UE) nº
492/2011 y (UE) nº 1296/2013 (DOUE L 107, de 22.4.2016). Art. 3. 6), cuando define como “trabajador
fronterizo”: el trabajador que realice una actividad por cuenta ajena (…). Dando una definición
prácticamente idéntica a la del Reglamento 883/2004, con la única diferencia de haber quitado en este caso,
la posibilidad de realizar una actividad por cuenta propia.
164
TURISMO Y TRABAJO

esta norma, sin que a priori pueda interferir en la definición dada anteriormente a efectos
de prestaciones sociales; pero no lo es menos, que se hace en el marco de la libre
circulación de trabajadores en lo que ha de ser un verdadero mercado único de trabajo
europeo, y por tanto, con unificación de criterios a las hora de definir el elemento
subjetivo del que ha de partir su posterior aplicación normativa.

2.4. Diferenciación con figuras afines


2.4.1. La distinción entre trabajador fronterizo y trabajador transfronterizo
La denominación utilizada en la normativa europea de “trabajador fronterizo”,
para definir a las personas que atraviesan fronteras para trabajar y regresan
posteriormente a su lugar de origen, no coincide con la mencionada en la legislación
española para describir esta situación. De hecho la ley de extranjería390 lo denomina como
“trabajador transfronterizo”, definiéndolo en su art. 182, como aquel que haya sido
autorizado para desarrollar actividades lucrativas, laborales o profesionales por cuenta
propia o ajena en las zonas fronterizas del territorio español, residiendo en la zona
fronteriza de un Estado limítrofe al que regrese diariamente.
Pero no solo parece una discrepancia literal, sino que efectivamente describen
realidades diferentes, de hecho, ya en el ámbito temporal, la frecuencia prevista para el
regreso del transfronterizo es solo de carácter diario, a diferencia de la previsión para el
fronterizo que abarca también la de carácter semanal. Dicha previsión temporal conecta a
su vez con el ámbito territorial, toda vez que en el caso de los transfronterizos, según la
definición, tanto el lugar de desempeño del trabajo, como el lugar de residencia, han de
estar situados en zonas fronterizas de Estados limítrofes. Cuestión en la que incide el
legislador, cuando prevé como uno de los requisitos necesarios para poder obtener la
autorización para trabajar en nuestro país, en el hecho de residir en la zona fronteriza con
territorio español de que se trate391. No existe a este respecto la misma previsión
territorial en la reglamentación europea para el caso de los trabajadores fronterizos, los
cuales han de residir y trabajar en diferentes Estados miembros, sin más precisiones al
respecto, dejando por tanto abierta la posibilidad que sean en zonas no necesariamente
limítrofes.
Pero sobre todo, lo más significativo es precisamente, el hecho de que el
trabajador transfronterizo necesite de una autorización previa para poder desarrollar la
actividad en nuestro territorio, toda vez que para los ciudadanos de la UE rige el principio
de libre circulación de trabajadores, y por tanto estarían exentos de dicha autorización. Lo
cual nos lleva a concluir que en España la denominación utilizada ha de referirse a una
realidad diferente, en el sentido de que con la expresión “trabajadores transfronterizos” se

390
Real Decreto 557/2011, de 20 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000,
sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, tras su reforma por Ley
Orgánica 2/2009 (BOE nº 103, de 30.4.2011). Dedica el título X, a los trabajadores transfronterizos,
definiéndolo en su art. 182.
391
Vid. Art. 183.2. a) y b). 3º, RD 557/2011.
165
TURISMO Y TRABAJO

hablaría de trabajadores extracomunitarios, mientras que la expresión “trabajadores


fronterizos” aludiría a los trabajadores comunitarios392.

2.4.2. Trabajador fronterizo y trabajador de temporada


Con independencia del tratamiento correspondiente a efectos de seguridad social,
se define por el Reglamento (CEE) 1408/71 en términos parecidos al fronterizo, al
trabajador de temporada, considerando como tal, a aquel trabajador que igualmente se
desplaza de un Estado a otro para efectuar un trabajo, regresando al de residencia una vez
finalice el mismo. Luego sin duda coincide con el trabajador fronterizo en cuanto al
hecho de tener que cruzar la frontera de un país a otro por motivos de trabajo y el regreso
posterior, pero a partir de aquí, existen notables diferencias, en cuanto a que, para los
temporeros, el trabajo a efectuar ha de tener carácter estacional, y en cuanto a que, el
regreso al lugar de residencia habitual no se da con carácter repetitivo, sino de una sola
vez.
La figura del trabajador de temporada también es objeto de atención en la
normativa española, concretamente en la conocida como Ley de extranjería que solicita al
ejecutivo la regulación reglamentaria de la autorización de residencia y trabajo para los
trabajadores extranjeros en actividades de temporada o campaña393. En dicha norma se
perfilan ya, los rasgos más significativos de este supuesto, en el sentido de ir dirigido
expresamente al personal extranjero, el cual ha de precisar de una autorización para poder
trabajar, por tanto dejando al margen al personal comunitario, incluidos los trabajadores
fronterizos, que no necesitan de este permiso.
Por otro lado, la exigencia de una autorización de residencia temporal, indica la
permanencia necesaria por el periodo de tiempo que ha de durar el trabajo, con el límite
máximo de nueve meses394; dejando claro que ha de ser un trabajo temporal de carácter
estacional. Cuestión muy distinta a la prevista para los trabajadores fronterizos, los cuales
pueden prolongar su actividad sin límite, de forma indefinida, siempre y cuando no
permanezcan en lugar de trabajo más allá de una semana de manera continuada, toda vez
que para estos trabajadores se exige el regreso reiterativo al territorio de residencia.
Se manifiesta por todo ello, la diferencia existente entre el trabajador fronterizo y
el temporero, ya que este último necesita permiso de residencia y trabajo, permanece en el
país mientras dura la campaña de trabajo, normalmente vinculada a actividades agrícolas

392
CARRIL VÁZQUEZ, X. M., “Tres apuntes sobre la regulación legal de los desplazamientos fronterizos
en el Derecho del trabajo y de la Seguridad Social de la Unión Europea y su impacto en el Derecho interno
de los Estados miembros”. Anuario da Facultade de Dereito da Universidade de Coruña, 2009, nº 13, p.
57-67.
393
Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su
integración social (BOE nº 10, de 12.1.2000). Conocida como Ley de Extranjería, en su art. 42, sobre
régimen especial de los trabajadores de temporada, insta al Gobierno a reglamentar la autorización de
residencia y trabajo de estos trabajadores extranjeros.
394
Vid. Art. 98, RD 557/2011. Que cumpliendo con el mandato previsto en la ley de extranjería, regula el
tema de la autorización de residencia y trabajo para ejercer actividades laborales por cuenta ajena de
campaña o temporada, fijando en su apartado 3.a), la duración de dicha autorización, y estableciendo un
límite máximo de nueve meses, dentro de un periodo de doce meses consecutivos.
166
TURISMO Y TRABAJO

o estacionales, que no tienen por qué darse en el fronterizo395, regresa al domicilio una
sola vez al finalizar la temporada, tiene carácter cualitativamente temporal, y sobre todo
por el hecho de ser realizado por trabajadores extranjeros no comunitarios.

2.4.3. Otros supuestos afines


Existen otras situaciones en las que también se da el movimiento de personas de
un territorio a otro por razones de trabajo, y en los que al igual que en el caso de los
trabajadores fronterizos, no coincide el Estado de residencia con el Estado de trabajo.
Estos supuestos obedecen a panoramas bien distintos, que podemos agrupar en dos
grandes bloques, por un lado las relaciones que se desarrollan en el marco de prestaciones
transnacionales de servicios, y por otro, aquellas otras destinadas a ejercer un trabajo por
cuenta ajena de duración determinada en otro país.
En cuanto a la prestación transnacional de servicios, supone en esencia, el
desplazamiento de trabajadores que realizan las empresas para trabajar en otro Estado
miembro distinto al que lo hacen normalmente, en lo que se considera como
transnacionalización de las relaciones de trabajo396. Esta situación en el espacio europeo
supone una manifestación más de la libre prestación de servicios que se prolonga para
estos casos en la libre circulación de trabajadores, pero este tipo de prestaciones también
puede afectar a trabajadores extranjeros provenientes de empresas no pertenecientes a la
Unión Europea397.
Este supuesto de hecho coincide con el previsto para el caso del trabajador
fronterizo en la existencia de dos territorios distintos, el de residencia habitual y el de
trabajo; sin embargo a partir de aquí existen notables diferencias. De tal forma, que en el
caso del trabajador desplazado de carácter transnacional, el trabajo habitual era el que se
desempeñaba en el territorio de residencia, siendo el actual de carácter meramente
transitorio, sin que suceda lo mismo en el caso del trabajador fronterizo, que su trabajo
habitual coincide con el actual, que desempeña de forma no necesariamente temporal.
Tampoco se da el regreso continuado propio del trabajador fronterizo, y donde además el
vínculo laboral sigue existiendo con la empresa del territorio de origen, no así en el caso
de los fronterizos. Por último, en cuanto al sujeto en sí, puede ser no solo ciudadano
europeo como se regula para el trabajador fronterizo, sino también extracomunitario, eso
sí, siempre y cuando en este último caso medie la pertinente autorización para su
ejercicio, de residencia y trabajo.
El resto de supuestos afines serían aquellos que se integran en el bloque de los que
van a ejercer un trabajo por cuenta ajena de duración determinada en otro país. En
particular la normativa española contempla a los que se realizan como obras o servicios
para ciertas actividades de: montaje, construcción o de instalación y mantenimiento; otros
395
SIXTO SAN JOSÉ, B. A regulación laboral e de seguridade social do traballo fronteirizo. Universidade
da Coruña, 2013.
396
Directiva 96/71/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 16 de diciembre de 1996 sobre el
desplazamiento de trabajadores efectuado en el marco de una prestación de servicios (DOCE L 18, de
21.1.1997). Traspuesta al ordenamiento jurídico español mediante la Ley 45/1999, de 29 de noviembre,
sobre el desplazamiento de trabajadores en el marco de una prestación de servicios transnacional (BOE nº
286, de 30.11.1999).
397
Vid. Art. 110, RD 557/2011.
167
TURISMO Y TRABAJO

de carácter temporal de alta dirección, deportistas profesionales, artistas y otros posibles


colectivos; y en su caso para formación o prácticas profesionales398.
Para este conjunto de supuestos sirve extender los mismos argumentos
comparativos esgrimidos entre trabajadores fronterizos y de temporada, en el sentido de
que para estos últimos y a diferencia de los primeros, se necesita permiso de residencia y
trabajo, que no regresan al país de residencia habitual de forma reiterativa, que tienen
carácter temporal y que quienes lo realizan son según la normativa trabajadores
extranjeros, en el sentido ya aludido de extracomunitarios.

2.5. Valoraciones desde una perspectiva turística


El derecho fundamental de carácter general a la libre circulación de trabajadores
dentro del territorio de la Unión Europea, se manifiesta también como una parte
representativa de los movimientos de personas de un Estado a otro por motivo de trabajo,
con el reconocimiento de la figura del trabajador fronterizo. Este reconocimiento se ve
plasmado en la reglamentación europea, sobre todo para ordenar cuestiones de
prestaciones sociales referente a estos trabajadores en los distintos territorios que se vean
afectados, ante lo cual se define el elemento subjetivo como parte fundamental sobre la
que ha de girar toda esta normativa.
Sin embargo, la delimitación de este sujeto trabajador ha ido evolucionando en lo
que parece ser una deriva legislativa, de un concepto integrador con inclusión de
cualquier movimiento causado por una actividad profesional, e incluso con la
equiparación de un supuesto inicialmente ajeno, hacía un concepto netamente restrictivo
en cuanto a la única consideración como fronterizo, de los trabajadores por cuenta ajena
sin más opciones ni equiparaciones. En cualquier caso, lo que sí se han mantenido han
sido los mismos criterios territoriales y temporales, tratando de delimitar esta figura y
sirviendo en gran medida como factores diferenciadores de otros supuestos afines, que al
igual que en el caso de los fronterizos, originan movimientos migratorios de trabajadores.
No quiere ello decir, que dichos criterios estén exentos de debate sobre su necesaria
adaptación a los tiempos actuales, en lo que debe ser una nueva fórmula que dé respuesta
a la verdadera realidad en la que se encuentran este tipo de trabajadores “inter- fronteras”.
De todo lo cual se desprende el uso de criterios diferentes según las necesidades
normativas, sin haber conseguido establecer un concepto uniforme que sirviese como
base delimitadora para ordenar las necesidades reales de estos trabajadores en todas las
cuestiones en las que puedan verse afectados desde la perspectiva laboral, u otras que
igualmente tuviesen alguna repercusión, como puede ser la materia fiscal. Por tanto hay
que valorar la especial situación en la que se encuentran estos trabajadores con
sometimiento a ordenamientos jurídicos diferentes según los territorios de origen y
destino, que hacen aun más necesaria una definición uniforme y actualizada del
trabajador fronterizo, que pueda ser aplicable a todos los ámbitos normativos en lo que
viene siendo una demanda histórica399, que conviene resolver para dar garantías de un

398
Vid. Art. 98, RD 557/2011.
399
Resolución de 28 de mayo de 1998, sobre la situación de los trabajadores fronterizos en la Unión
Europea (DOCE C 195, de 22.6.1988). En el apartado 3 en el que se insta a formular una definición
uniforme del trabajador fronterizo que sirva para distintos ámbitos y a la eliminación del criterio territorial.
168
TURISMO Y TRABAJO

verdadero ejercicio del derecho a la libre circulación de trabajadores en el espacio de la


Unión Europea.
Una vez hecha la delimitación del elemento subjetivo de estos movimientos desde
un punto de vista jurídico-normativo de la UE como base reguladora del trabajador
fronterizo; hay que conectar esta figura y los desplazamientos que originan desde una
perspectiva turística. En este sentido, partiendo del supuesto de hecho que se genera en
cuanto a desplazamiento de un sujeto fuera de su país de residencia habitual hacía otro
territorio y su regreso posterior, parece coincidir con la base de los viajes de naturaleza
turística. Sin embargo, los caracteres que rodean a esta figura laboral en relación con los
que han de corresponder con los viajeros turísticos, son en cierta medida diferentes.
En este sentido, la primera circunstancia en la que presentan discrepancia es
precisamente la que sirve de territorio de salida de los desplazamientos, de tal forma que
si para este viajero trabajador ha de ser necesariamente el Estado de residencia, para el
viajero turístico ha de ser lo que se denomina como entorno habitual. Cuestión que en una
inmensa mayoría de los casos va a ser coincidente, pero que en realidad son conceptos
diferentes, ya que el llamado entorno habitual engloba no solo el lugar de residencia, sino
el espacio en el que ordinariamente se desenvuelve el sujeto. Este espacio tiene un
carácter ambiguo, por la falta de precisión en los criterios utilizados como referencia, y
por el hecho de tener una conexión individualizada que va a depender en definitiva de las
peculiaridades de cada sujeto. No obstante, cabe entender objetivamente que la asistencia
regular al lugar de trabajo, aun suponiendo un cambio de demarcación territorial como
sucede en estos casos, e incluso en aquellas posibles situaciones en las que la distancia
pueda ser considerable, o que ni siquiera se desplacen desde un Estados limítrofe; ha de
ser considerado como una práctica inherente a la condición de cada sujeto como derecho-
deber, y por tanto ha de formar parte de su entorno habitual.
En cualquier caso aunque los criterios de identidad puedan tener un cierto
paralelismo en el que se den coincidencias territoriales y temporales, se diluyen en cuanto
al ámbito motivacional de estos viajes, ya que en el caso del fronterizo viene claramente
definida la intención de trabajar que provoca el desplazamiento, distando bastante de las
opciones previstas para el turista. Tan es así, que desde el propio concepto de viaje
turístico se excluye única y expresamente de su consideración, los desplazamientos cuya
finalidad principal sea la de ser empleado por una entidad residente en el país o lugar
visitado, cuestión que se da plenamente en el supuesto del trabajador fronterizo, quien por
tanto ha de ser excluido de dicha calificación turística. Por si acaso, en la clasificación
estadística de turismo de los visitantes internacionales, se excluye con carácter taxativo a
los trabajadores fronterizos, lo que en definitiva viene a corroborar la separación que debe
existir entre este tipo de “viajero trabajador” y el “viajero turista”.
Todo lo cual sirve para contrastar el supuesto de hecho en relación con las
Recomendaciones dadas desde la OMT a efectos de su consideración como viajero
turista, lo que no obsta para poner de manifiesto una realidad en la que dicha separación
teórica no parece tan evidente. Baste pensar en situaciones legalmente admitidas en la
consideración de trabajadores fronterizos en las que los desplazamientos se lleven a cabo
de forma semanal, con posibilidad de alojarse en cualquier establecimiento turístico
durante dicho período, o en aquellos otras también admitidas para estos trabajadores en
las que ni siquiera el territorio es limítrofe, pudiendo utilizarse, máxime en los tiempos
actuales y para la misma frecuencia anterior, un medio de transporte tan señalado en el
169
TURISMO Y TRABAJO

ámbito turístico como es el avión. Por lo que la separación inicial entre turista y
trabajador parece quedar diluida en estas consideraciones, por mucho que se quiera
excluir este tipo de actividad fronteriza de la calificación turística.

3. La prestación de servicios transnacional


Conviene recordar para todo el ámbito internacional donde hay que situar la
posible manifestación como actividad turística, el concepto de ésta dado por la OMT y
que incluye “las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en
lugares distintos al de su entorno habitual, por un periodo de tiempo consecutivo inferior
a un año, con fines de ocio, por negocios y otros motivos no relacionados con el ejercicio
de una actividad remunerada en el lugar visitado”400. Un concepto que se puede
considerar como el más consolidado hasta ahora por la generalidad de los agentes y
operadores y en el que se pueden apreciar sus tres elementos esenciales: desplazamiento
internacional, duración del viaje y motivación. De modo que, con carácter general, será
turismo todo desplazamiento realizado hacia otro territorio fuera del entorno habitual de
la persona, siempre que la duración sea inferior a un año, pero incluso, cuando la
motivación tenga como razón de ser el perfeccionamiento de algún negocio u otra
motivación siempre que sea no remunerada en el destino. Lo que viene a suponer que la
actividad sí pueda devengar esa compensación en el lugar de origen, de ahí que sea de
interés su análisis desde una perspectiva jurídico-laboral en cuanto que la empresa realice
los pagos en el lugar de origen.

3.1. El supuesto de hecho


En el panorama económico actual donde se mueven intereses cada vez más
globales, suele darse por parte de algunas empresas la necesidad de desplazar a sus
empleados a otros territorios para atender dichos intereses en el marco de una prestación
de servicios. Fruto de esta circunstancia se produce un desplazamiento de mano de obra
que necesita atravesar fronteras para ejercer su actividad laboral en un centro de trabajo
distinto al original, lo que genera una situación de tránsito internacional de trabajadores
con ciertas peculiaridades que deben ser atendidas. Desde esta realidad, y como respuesta
europea al dinamismo generado en el marco de la libre circulación de trabajadores, que ya
no solo se refiere al posible acceso a un empleo en otro territorio dentro de la UE, sino
que ha de abarcar también estos desplazamiento de trabajadores que realizan las empresas
para trabajar en otro Estado miembro distinto al que lo hacen normalmente, ha regulado
lo que se considera como transnacionalización de las relaciones de trabajo401.
Esta norma tiene una especial significación al plantear cuestiones de interés en
relación al sector turístico, ya que se originan desplazamientos efectuados en el marco de
una prestación de servicios. Es una norma que nace además como consecuencia directa de

400
Vid. Conferencia de Ottawa, donde se establece el concepto de turismo, quedando definitivamente
conformado en la Conferencia Mundial Enzo Paci.
401
Vid. Directiva 96/71/CE y su transposición al ordenamiento jurídico español mediante la Ley 45/1999.
Que regulan esta realidad para solventar el Derecho aplicable a estas relaciones de trabajo estableciendo las
condiciones mínimas de trabajo que deben ser garantizadas a estos trabajadores.
170
TURISMO Y TRABAJO

una jurisprudencia comunitaria que surge con el objetivo de salvar el difícil binomio
competencia desleal/dumping social. La norma trata de garantizar el principio de
territorialidad del Derecho del Trabajo, de respeto de sus condiciones mínimas y la
capacidad de una empresa de licitar concursos y contratos para desarrollar su tarea en otro
Estado miembro con trabajadores propios u originarios a los que desplaza.
Evidentemente no es éste un supuesto cuantitativamente importante pero sí desde
un punto de vista cualitativo tanto en relación a los trabajos que pueden desarrollarse en
el terreno del sector turístico, como por lo interesante de delimitar su naturaleza como
turistas o no, para este tipo de trabajos de ámbito transnacional. Se trata en cualquier caso
de una norma técnicamente muy compleja, repleta de reenvíos y reservas pero que en
definitiva debe ser tenida en cuenta en tanto que determina el régimen laboral aplicable a
este colectivo de trabajadores que puede ser desplazado temporalmente para efectuar
tareas y servicios propios del sector turístico y que, sin embargo, y para determinados
aspectos, puede quedar fuera de la norma general o común que rige las relaciones del
resto de trabajadores.
El ámbito de aplicación de la norma contempla distintos supuestos, en los que el
denominador común consiste en la existencia de un trabajador desplazado a otro país, que
ha de mantener el vínculo laboral con la empresa de origen mientras se desarrolle la
prestación (incluida la posibilidad vía empresa de trabajo temporal), y que dicho
desplazamiento ha de tener carácter temporal.
El desplazamiento transnacional implica el desempeño de la actividad en ese otro
territorio, ya sea en las instalaciones de la empresa destinataria del servicio, en un centro
de trabajo de la propia empresa o que pertenezca al grupo, o en su caso en la empresa
usuaria si se realiza a través de una empresa de trabajo temporal (ETT)402. Se señala esta
última posibilidad como reconocimiento de la relevancia que adquieren las ETT a nivel
internacional garantizando la libre circulación de trabajadores también a través de esta
vía, ya que la globalización del mercado económico exige una adaptación de las normas
laborales a la necesidades de una mano de obra que no entiende de barreras nacionales403.
Se contempla además en la norma, una exclusión bastante significativa, ya que se
deja al margen a “las empresas de la marina mercante respecto de su personal navegante”,
por tanto y por lo que a efectos turísticos se refiere, hay que descartar de este escenario a
los cruceros y a su tripulación, pese a la creciente importancia que ha adquirido este
segmento dentro de la industria turística, por tanto se impone un tratamiento diferenciado
para este personal laboral de carácter singular.
Lo que en cualquier caso es necesario, es que se mantenga la relación laboral de
procedencia, ya que de otra forma, nos acercaríamos a la otra vertiente que entraña la
libre circulación de trabajadores dentro de la UE, es decir, el de aquellas personas que se
desplazan a otros Estados miembros en busca de trabajo, y por tanto, una situación bien
distinta del supuesto que nos ocupa, de trabajadores desplazados dentro del entorno de la
prestación transnacional. De igual forma también habría que dejar al margen de este
planteamiento, una situación de apariencia similar, referente a aquellos trabajadores que
402
Vid. Arts. 1 y 2, Ley 45/1999. Que regulan el objeto y ámbito de aplicación, y las definiciones oportunas
a los efectos de esta ley.
403
SELMA PENALVA, A. “La prestación internacional de servicios a través de ETT”. Revista de Derecho
Migratorio y Extranjería, 2016, nº 41, p. 387-413.
171
TURISMO Y TRABAJO

desde el inicio fueron contratados para prestar un trabajo en el extranjero por una empresa
del país de destino (contratación en origen), y por tanto carentes de un vinculo laboral
previo con una empresa en el país de partida, que es el que habilita para considerar esta
situación en el marco de una prestación de servicios transnacional.
Por otro lado, el mantenimiento de dicho vínculo contractual con la empresa
original, va a significar la presencia de uno de los elementos necesarios para su
consideración a efectos turísticos, ya que en los supuestos planteados no se va a trabajar
para una entidad cuyo domicilio social se encuentra en el lugar de destino sino en el de
origen, siendo esta, una de las cuestiones concluyentes en dicha valoración.
Hay que reseñar otra cuestión trascendente para el mantenimiento de una situación
legal en nuestro país, de aquellos trabajadores que vienen a realizar una prestación de
servicios en un centro de trabajo en territorio español. En particular de aquellos que
mantienen una relación laboral con una empresa establecida en un Estado no
perteneciente a la UE ni al Espacio Económico Europeo (EEE). Y es que para ello se va
a exigir el correspondiente permiso de residencia y trabajo que habilite pare el correcto
desempeño de la ocupación en el ámbito territorial y por el tiempo señalado al efecto404.

3.2. El factor temporal


El otro factor determinante para su calificación turística se refiere al elemento
temporal, el cual es requisito necesario para su condición intrínseca de desplazamiento y
no de traslado, ya que este tendría tintes definitivos, en cuanto a que implicaría un cambio
de residencia por su propia naturaleza (que no siempre imprescindible), distinto del
desplazamiento que tiene carácter temporal y no permanente, lo que ha de suponer de
forma inexorable el regreso del trabajador a su centro de trabajo original una vez
realizados los servicios oportunos.
En cuanto al marco temporal en sí, hay que señalar que la Ley 45/1999 no
establece entre sus elementos definitorios, el límite de la temporalidad, definición que
hubiera servido siquiera de manera orientativa, más allá del establecimiento de un modulo
temporal de referencia, del que luego no se extrae consecuencia alguna405. Sin embargo,
sí contempla en los mismos términos que la Directiva comunitaria a la hora de establecer
la aplicación de las condiciones de trabajo, donde sí se calcula la duración del
desplazamiento en un periodo de referencia de un año a contar desde su comienzo406.
Aunque la apariencia pude ser más como una vía de cálculo que como un límite impuesto
al desplazamiento, hay a su vez que conectarlo con el art. 40 (ET) para entender que
desde este marco temporal va a considerarse como traslado el desplazamiento que se
realice durante más de doce meses dentro de un periodo de tres años407. Por lo tanto

404
Vid. Arts. 110 y ss. Ley de extranjería.
405
GARCÍA NINET, J. I.; VICENTE PALACIO, M. A., “La Ley 45/1999, de 29 de noviembre, relativa al
desplazamiento (temporal y no permanente) de trabajadores en el marco de una prestación de servicios
transnacional”. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2000, nº 27, p. 13-42.
406
Vid art. 3.6. tanto en la Ley 45/1999, como en la Directiva 96/71/CE.
407
RIVAS VALLEJO, M. P.; MARTÍN ALBÁ, S. “Los desplazamientos temporales de trabajadores
españoles al extranjero: Efectos laborales y tributarios”. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración,
2000, nº 27, p. 43-64.
172
TURISMO Y TRABAJO

debiendo entenderse la limitación en todo caso indirecta de un año para la consideración


de desplazamiento y no traslado.
Siendo además computado desde el inicio del desplazamiento o caso de existir
otro trabajador desplazado al que se sustituye habría que computar también el periodo
consumido por este otro, lo que en cualquier caso nos conduciría a un periodo máximo de
estancia de un año, bien sea calculado de forma individual, bien lo sea de forma conjunta.
Interesa pues el máximo y no el mínimo que contempla el legislador para inaplicar
la norma en trabajos de escasa importancia, entiéndanse como tales, aquellos que se
realicen en un periodo corto de tiempo y no por la menor calidad de los mismos. En
concreto se alude a los desplazamientos que no superen los ocho días408. Lo cual desde la
perspectiva turística no es trascendente a la hora de ser catalogado como viajero turístico
en el ámbito general del concepto, siendo tan solo a efectos de división en las categorías
existentes de excursionista o turista, donde podría alcanzar un cierto sentido, si
definitivamente se le otorga a estos desplazamientos tal consideración.
Es por tanto, ese arco temporal de un año como máximo en el que ha de
desempeñarse este tipo de movilidad geográfica laboral, el que nos sirve como referente
para delimitar la óptica turística o no de dichos viajeros. Así desde esta perspectiva hay
que considerar que el periodo señalado como tope para estas prestaciones de servicios
transnacionales coincide con el límite señalado por las Recomendaciones de la OMT
dadas al efecto y que viene a significar que al menos en lo que respecta al marco
temporal, siempre va a quedar salvaguardado para esta tipología de desplazamientos.

3.3. Valoraciones desde una perspectiva turística


Por tanto, en los casos en los que se realice desde el punto de vista laboral una
prestación de servicios transnacional van a cumplirse todos los requisitos previstos en las
Recomendaciones dadas por la OMT409, para ser considerados como turistas. En primer
lugar, porque la prestación va a ser realizada durante un periodo consecutivo inferior a un
año de ejecución por parte del individuo, menos incluso, si se sustituye en la misión a otro
trabajador al tener que computarse de forma conjunta y no poder superara el tope máximo
previsto entre ambos trabajadores. En segundo lugar, porque ha de existir una relación
laboral previa entre el trabajador y la empresa que lo envía al extranjero, lo cual implica
que aunque la prestación se realice en el destino, se sigue manteniendo de forma
preceptiva el vínculo contractual con la empresa domiciliada en el país de origen. Quiere
ello decir, que a todo los efectos la actividad se ha de realizar por cuenta de esta entidad
empleadora, incluido como no puede ser de otra forma, la retribución correspondiente que
ha de girar a cargo de la empresa de origen, y por tanto que este trabajador desplazado no
va a realizar una actividad retribuida por una entidad en el país de destino. Por último, en
tercer lugar, porque estos viajeros llevan a cabo sus desplazamientos fuera de su entorno
habitual, es decir fuera de su lugar de residencia y del Estado donde venían prestando su
trabajo en origen, ya que el que viene a desempeñar ahora bajo esta modalidad va a tener
carácter temporal y no habitual por lo que no ha de formar parte de su entorno salvo
cambio de residencia.
408
Vid. Art. 3.3 Ley 45/1999.
409
Vid. RIET 2008 (OMT).
173
TURISMO Y TRABAJO

Por lo que se manifiesta la incongruencia que supone no considerar turista al


viajero cuya finalidad principal sea ser empleado por una entidad residente en el país o
lugar visitado, y sin embargo tenga cabida como tal el supuesto analizado al no darse
realmente esta situación y mantener el vínculo contractual con el empleador del país de
origen y por ende la retribución, cuando en realidad la motivación subyacente en los dos
supuestos va a ser de orden laboral, y con independencia además, de la identidad que
pueda manifestarse en ambos caso sobre el uso o consumo turístico.

4. Trabajadores temporeros
Un supuesto en el que se dan movimientos de personas entre diferentes territorios
por cuestiones laborales es el que se origina como consecuencia de los llamados trabajos
de temporada. Estos viajes lo realizan aquellos sujetos que acuden a otro país con la
intención de realizar un trabajo de forma temporal, para una vez finalizado abandonar
dicho territorio. La causa que motiva esta actividad se debe a la acumulación de tarea que
se produce en trabajos que están sometidos a una fuerte estacionalidad, este incremento
de actividad necesaria durante un espacio de tiempo relativamente corto hace que se
precise una mayor mano de obra durante una época concreta, que no es posible cubrir por
el personal de ámbito nacional, lo cual, hace que se precisen trabajadores extranjeros para
ocupar esos puestos de trabajo. A estos trabajadores se les denomina comúnmente de
temporada o temporeros.
El crecimiento en los últimos tiempos de estas migraciones internacionales ha
originado la necesidad de regular este tipo de supuestos, y ofrecer una cobertura legal a
estos trabajadores, tratando de garantizar unas condiciones mínimas durante su estancia
en ese territorio extranjero. La finalidad de estos desplazamientos ab initio es la de
trabajar o, al menos, ésa ha de ser la intención desde el panorama legal, ya que de otra
forma se encontrarían en situación irregular. Estos desplazamientos parecen chocar con
otros movimientos viajeros de carácter turístico que se denominan de negocios o
profesionales, pero que, sin embargo, conviene contrastar para analizar sus posibles
similitudes. Para ello hay que partir de un análisis de estos trabajadores temporeros en
cuanto a su delimitación conceptual y en cuanto al factor temporal como los rasgos más
relevantes de esta figura.

4.1. Delimitación conceptual


Esta situación se reconoce en el panorama de la UE como consecuencia del
derecho fundamental a la libre circulación de trabajadores, incorporando como una
manifestación más de dicho ejercicio, la que realizan los trabajadores de temporada 410. En
la normativa europea se define el trabajador de temporada como consecuencia de la
aplicación de los regímenes de seguridad social para los trabajadores que se desplazaban
dentro de la Comunidad, considerando como tal a todo trabajador por cuenta ajena que se
desplazan al territorio de un Estado miembro distinto al que reside, con el fin de efectuar

410
Vid. Reglamento (UE) 492/2011. La movilidad de mano de obra dentro de la Unión se reconoce de
forma indistinta a los trabajadores permanentes, de temporada, fronterizos o con ocasión de una prestación
de servicios.
174
TURISMO Y TRABAJO

un trabajo de carácter estacional durante un tiempo máximo de ocho meses; entendiendo


como trabajo de carácter estacional, un trabajo que depende del ritmo de las estaciones y
que se repite cada año411.
Se aprecia la esencia de lo que debe entenderse como trabajador de temporada,
pero tomando exclusivamente como marco de referencia a los ciudadanos europeos, por
cuanto se enmarca tan solo el desplazamiento de estos trabajadores dentro de los Estados
miembros, desde el territorio de residencia habitual hacía otro donde se ha de desempeñar
la actividad temporal, para una vez finalizada regresar al territorio de partida, con la idea
final de avalar el derecho a la libre circulación de estos trabajadores. En lo referente al
trabajo estacional en sí, la normativa aun sin llegar a precisar grandes detalles, sí al menos
acota una cierta temporalidad, vislumbra la dependencia de factores estacionales y entabla
su carácter cíclico; todo lo cual va a marcar las pautas generales de lo que ha de
entenderse como tal, con independencia de su posterior variación en cuanto a los límites
temporales y la concreción en cuanto a las actividades que van a estar sujetas al ritmo
estacional.
La normativa europea más reciente se preocupa también de los trabajadores
temporeros en cuanto a su condición de extracomunitarios que van a desarrollar una
actividad laboral de temporada en territorio de un Estado miembro, de esta forma la
Directiva 2014/36UE412 se convierte en el marco de referencia para este colectivo de
trabajadores. A efectos de esta Directiva, el art. 3. b) define al “trabajador temporero”
como nacional de un tercer país que conserve su residencia principal en un tercer país,
pero permanezca temporalmente de manera legal en el territorio de un Estado miembro
para realizar una actividad sujeta al ritmo estacional, al amparo de uno o más contratos
de trabajo de duración determinada celebrados directamente entre ese nacional de un
tercer país y el empresario establecido en dicho Estado miembro.
Va a existir por tanto un desplazamiento de carácter temporal hacía un país
europeo por parte de ciudadanos que no pertenecen a la Unión, para el desempeño de un
trabajo estacional. Asimismo, se contempla la residencia que ha de existir en cada
territorio, por un lado, debiendo mantenerse la principal del país de origen, y por otro, la
que ha de tener en el Estado de destino, entendiendo que ésta ha de ser legal, descartando
por tanto desde este ámbito la inmigración irregular y su posible acceso al empleo. Para
encontrarse en situación legal en nuestro país a estos efectos se precisa una autorización
con doble vinculación, de residencia temporal y trabajo por cuenta ajena de duración
determinada, la cual va a permitir desarrollar entre otras actividades la de temporada o
campaña413. Aunque interese ahora tratar el movimiento migratorio legal, hay que
entender que la falta de esta autorización de trabajo o la inadecuación del trabajo
realmente desempeñado a los términos en que la autorización se hubiera expedido,
origina una “irregularidad laboral” de estos trabajadores extranjeros, que, sin embargo, va

411
Vid. Art. 1. c), Reglamento (CEE) 1408/71.
412
Directiva 2014/36/UE, de 26 de febrero. Sobre las condiciones de entrada y estancia de nacionales de
terceros países para fines de empleo como trabajadores temporeros (DOUE L 94, de 28.3.2014). Establece
las cuestiones relevantes para el buen desarrollo de la migración legal de carácter temporal en territorio
europeo.
413
Real Decreto 557/2011, de 20 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000,
sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, tras su reforma por Ley
Orgánica 2/2009 (BOE nº 103, de 30.4.2011). Destina el capítulo VI a la residencia temporal y trabajo por
cuenta ajena de duración determinada.
175
TURISMO Y TRABAJO

a tener sus consecuencias jurídicas desde una perspectiva del Derecho del Trabajo,
siempre en relación con el Derecho de Inmigración414.
La actividad para la que se precisa esta mano de obra es la de temporada o
campaña, que va a depender de las condiciones de cada territorio, estableciendo la
normativa europea sobre temporeros que ha de ser cada Estado miembro quien deberá
elaborar una lista con los sectores de empleo que han de incluir estas actividades
sometidas al ritmo estacional. En este sentido, menciona a modo ilustrativo como sectores
más frecuentes, la agricultura (especialmente durante el período de plantación o cosecha)
y el turismo (especialmente durante el período vacacional)415. En nuestro país se dan
también estos dos sectores de referencia sometidos a estacionalidad, sin embargo, se
asocia el trabajo de los temporeros como aquél que se desarrolla durante una determinada
campaña agrícola, vinculándose por tanto esta práctica laboral tan solo al sector de la
agricultura.
El reconocimiento de este sector estacional también se puede apreciar en una
Orden que se establece para regular la obtención de subvenciones que sirvan para ordenar
los flujos migratorios de trabajadores para campañas agrícolas de temporada416. En la
misma, se contempla la figura de los trabajadores migrantes temporeros, considerando
como tales, tanto los ciudadanos de la Unión Europea, como los de terceros países que
vayan a realizar una actividad laboral en trabajos de temporada o campaña agrícola y
que se desplacen dentro del territorio nacional a mas de 100 kilómetros de su residencia
habitual o desde el lugar de su último empleo417.
Por lo que a la distancia contemplada se refiere, parece querer distinguir estos
flujos de aquellos otros movimientos que pudieran generarse en el marco de los trabajos
transfronterizos, que se producen entre territorios limítrofes y que generan un regreso
diario al Estado de residencia, para los cuales se ofrece un tratamiento diferenciado. Se
toma además como punto de referencia para establecer el cálculo de la distancia, o bien su
país de residencia habitual, o bien el lugar de su empleo anterior, conectando en este caso
con una previsión que aparece en la Directiva europea, en cuanto a la "migración
circular", que prevé la posibilidad de facilitar la admisión de aquellos trabajadores que
hayan sido admitidos como temporeros con carácter previo en otro Estado miembro, y
que hayan cumplido con todos los parámetros legales, en aras de buscar una mano de obra
más estable y formada418. De esto último se deduce que el trabajo de estos temporeros una
vez realizado en los términos previstos, ha de significar necesariamente el abandono del
territorio, pero sin embargo no tiene por qué ser siempre un viaje de ida y vuelta, sino que

414
GÓMEZ ABELLEIRA, F. J., “Las autorizaciones de trabajo por cuenta ajena de los extranjeros no
comunitarios: los efectos de su carencia”. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2006, nº 63, p.
101-138.
415
Vid. Considerando (13), Directiva 36/2014/UE.
416
Orden 1708/2012, de 20 de julio. Establece las bases reguladoras para la concesión de subvenciones
públicas para la ordenación de los flujos migratorios laborales de trabajadores migrantes para campañas
agrícolas de temporada y su inserción laboral (BOE nº 183, de 1.8.2012). Desde entonces se van
convocando año a año a través de Resoluciones, siendo la última la que corresponde a 4102/2016/LEG de
13 de abril.
417
Vid. Art. 1. Orden 1708/2012. Se establecen también las formalidades oportunas para su situación legal
en nuestro país, ya sea por la vía de la autorización pertinente, ya sea por al de la contratación en origen.
Además, se exime del factor distancia cuando se trate de desplazamientos de residentes en Ceuta o Melilla,
o desplazamientos interinsulares, o se desplacen de una campaña a otra de forma concatenada.
418
Vid, Considerando (34), Directiva 36/2014/UE.
176
TURISMO Y TRABAJO

se permite un recorrido circular realizando trabajos de campaña en campaña, siempre y


cuando se respeten los límites temporales correspondientes.

4.2. La duración de la estancia


Las actividades demandantes de estos trabajadores van a venir marcadas, como ya
se ha dicho, por una fuerte estacionalidad, no pudiendo superar un tope determinado,
siendo precisamente ese el “leitmotiv” de la cuestión, puesto que la existencia de esos
períodos de concentración son los que generan la necesidad de mano de obra temporal y
no permanente, ya que de otra forma se desvirtuaría no solo el formato conceptual, sino la
causa que lo origina. Por tanto, se ha de establecer un período máximo de estancia de
estos trabajadores temporeros durante los cuales pueden ser contratados, dejando su
concreción a los Estados miembros, en un arco temporal nunca inferior a cinco meses ni
superior a nueve meses dentro de cualquier periodo de doce meses419. Es cierto también
que existe posibilidad de prórroga, pero siempre dentro del período máximo referenciado,
y a condición de que se cumplan todos los requisitos antes exigidos y se prorroguen los
contratos con el mismo empresario, o en su caso para trabajar con un empresario
diferente420.
Nuestro ordenamiento jurídico interno como no podría ser de otro modo respeta
los plazos señalados desde la normativa europea, ya que según establece nuestro
Reglamento de Extranjería, para las actividades de campaña o temporada se precisa una
autorización de residencia temporal y trabajo por cuenta ajena de duración determinada,
que ha de coincidir con la duración del contrato o contratos de trabajo, con el límite
máximo de nueve meses dentro de un periodo de doce meses consecutivos421.
No obstante ello, algún autor considera que esto genera una discordancia con
respecto a nuestra normativa laboral, que contempla para cuando los trabajos se reiteran
en los mismos tiempos de cada anualidad el contrato indefinido a tiempo parcial,
posibilidad que no es contemplada en dicho Reglamento422. La discordancia existe en
cuanto a la falta de regulación de dicho contrato, al igual que tampoco se contempla otra
posibilidad establecida por nuestra normativa laboral para trabajos cíclicos, pero que no
se repitan en fechas ciertas, es decir, el contrato fijo discontinuo423. Siendo incluso esta
última opción de mejor adaptación al supuesto de hecho, entendiendo que las tareas a
realizar en estas actividades estacionales van a verse condicionados por factores externos,
en muchos casos climáticos, que en la mayoría de los casos hacen imprecisa la fijación de
las campañas en las mismas fechas, lo que descartaría en su caso la primera opción de
contratos indefinidos a tiempo parcial. En cualquier caso, hay que interpretar que estos
trabajadores extranjeros en nuestro país van a tener unos condicionantes añadidos
relacionados con el Derecho de Inmigración.

419
Vid. Art.14. Directiva36/2014/UE.
420
Vid. Art.15. Directiva 36/2014/UE.
421
Vid. Art. 98. RD 557/2011 en relación con la LO 4/2000.
422
CHARRO BAENA, P., “El trabajo de los extranjeros en España: una lectura desde el ordenamiento
laboral”, Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2006, nº 63, p. 67-100.
423
Vid Art. 16.1, ET
177
TURISMO Y TRABAJO

Desde la Directiva europea se pretende ordenar estos movimientos de trabajadores


distinguiendo a su vez una doble estacionalidad, en función de contrataciones inferiores o
superiores a 90 días, diferenciando en cada caso los criterios y requisitos de admisión424.
Para las estancias más cortas se prevé con carácter general un contrato de trabajo valido, o
una oferta firme de trabajo temporero, un seguro medico y alojamiento adecuado; para los
contratos superiores a 90 días, se endurecen los requisitos, debiendo acreditarse medios
propios de subsistencia, comprobación de no presentar perfil de inmigrante ilegal y que
tiene intención de abandonar el territorio a mas tardar en la fecha de caducidad del
permiso de trabajo425.

4.3. Valoraciones desde una perspectiva turística


Los trabajadores temporeros realizan un desplazamiento con la finalidad de
desarrollar una actividad laboral de temporada en un territorio distinto al de su residencia
principal, por tanto, se produce un viaje cuyo motivo principal es el de trabajar, para una
vez finalizado abandonar ese espacio, con independencia de que algunos puedan querer
aprovechar la estancia en ese otro país con la intención de quedarse.
Las Recomendaciones internacionales dadas en el ámbito turístico426 excluyen
como turístico estos viajes cuyo propósito principal es trabajar en una entidad residente
en el país visitado a cambio de una remuneración, aun cuando se den el resto de requisitos
previstos. De hecho, en estos supuestos se van a cumplir los otros dos condicionantes
previstos al efecto. Tanto, por un lado, el hecho de que el viajero salga de su entorno
habitual, circunstancia que se da en estos casos desde el momento en que los temporeros
van a desplazarse, al menos como primer punto de partida, desde el país donde tienen su
residencia principal, ya que se apuntaba la posibilidad de una migración circular tocando
distintos territorios, lo que en cualquier caso no impide la salida de dicho entorno; como,
por otro, que la duración sea inferior a doce meses, cuestión que también se va a dar
desde el plano legal, toda vez que tanto las previsiones marcadas desde Europa como las
reguladas en nuestro país limitan la estancia máxima a nueve meses en cualquier periodo
de doce meses consecutivos, cumpliéndose así en todo caso lo previsto a efectos
turísticos.
Además, la exclusión de las relaciones de trabajo desde el panorama turístico va
más allá, al quedar esta situación también al margen, siempre que realmente se dé una
prestación de servicios a cambio de una remuneración salarial, aunque no exista un
contrato formal. Por tanto, y con independencia de las consecuencias jurídicas tanto
laborales como de extranjería que pudiera tener, tampoco va a considerarse desde esa otra
perspectiva como viaje turístico la inmigración irregular.
Siguiendo los criterios anteriores, se recomienda expresamente excluir de la
categoría de visitante turístico a los “trabajadores estacionales”, describiéndolos como
viajeros con contratos de corta duración que trabajan en un país distinto de su país de
residencia en determinados sectores de actividad (incluido entre otros, la agricultura), lo

424
Vid Arts. 5 y 6, Directiva 36/2014/UE
425
BALAGUER CALLEJÓN, M.L., “Crónica de la legislación europea”, Revista de Derecho
Constitucional Europeo, 2014, nº 21, p. 369-381.
426
Vid. Apartados 2.35 a 2.38, RIET 2008 (OMT).
178
TURISMO Y TRABAJO

cual, parece dejar claro desde este ámbito, la exclusión de los trabajadores temporeros o
estacionales de la consideración de visitantes turísticos.
No obstante todo lo anterior, no deja de sorprender cómo estas mismas
Recomendaciones sí otorgan la consideración de visitantes turísticos a aquellos viajeros
que cruzan las fronteras internacionales por motivos de negocios o profesionales. La
delimitación de esta categoría entraña mayores dificultades, de tal suerte que se
reconocen como tales aquellas actividades realizadas por trabajadores empleados por
entidades no residentes, o aquellas otras en las que los viajeros inician una relación de
negocios con entidades residentes, o buscan oportunidades comerciales.
Es más, la dificultad a la hora de identificar por separado a los visitantes de
negocios y por motivos profesionales, y a otros viajeros que llegan al destino por motivos
laborales, a los que según se establece no han de considerarse como visitantes turísticos
es tal, que normalmente se exige recopilar más información, que puede obtenerse a través
de las tarjetas de entrada/salida427. En particular, con respecto a los trabajadores de
temporada que tienen intención de entrar en nuestro país, se les exige el visado de
residencia y trabajo correspondiente428; por tanto, este documento se convierte en
acreditación formal de la motivación laboral que desde este supuesto no ofrece ninguna
duda.
Sin embargo, es la delimitación del visitante por motivos de negocios o
profesionales la que hace replantearse el fondo de la cuestión, de tal suerte que, después
del planteamiento teórico inicial, se ofrece por la vía ejemplificativa un cumulo de
posibilidades a incluir, que no hacen sino dejar realmente imprecisa esta categoría. En
esta lista abierta de ejemplos teóricamente ilustrativos se introducen algunos supuestos
como: dar conferencias o conciertos, participar en espectáculos y obras de teatro, o
participar en actividades deportivas profesionales; donde en la mayoría de los casos se
van a realizar actividades para entidades radicadas en el país visitado, y por las que van a
obtener una retribución a cambio.
Quiere ello decir que poca o ninguna diferencia existe con respecto a la situación
de los trabajadores temporeros que nos ocupa, ya que igualmente realizan la actividad
para una entidad domiciliada en el país de destino y por la que perciben en contrapartida
una remuneración. Eso sí, tanto la cuantía a obtener por el trabajo prestado como la clase
de actividad a realizar suelen ser bien distintas, lo que a su vez nos lleva a considerar si la
verdadera clave no va a estar realmente en la diferenciación clasista entre trabajadores
“blue collar” y “white collar”. En cualquier caso, lo que sí parece desprenderse es la
existencia de "una marginación" en este sentido hacía los trabajadores estacionales o
temporeros, los cuales ya desde el inicio y expresamente dejan de ser considerados según
la OMT, como visitantes turísticos429.

427
Vid. Apartado 2.68, RIET 2008 (OMT).
428
Vid. Art. 70, Reglamento de extranjería.
429
Vid. Apartado 2.37. b), RIET 2008 (OMT).
179
TURISMO Y TRABAJO

5. El Teletrabajo Transnacional
5.1. Introducción
Una modalidad de trabajo por cuenta ajena en el que su rasgo más significativo es
el lugar donde materialmente se va a desarrollar la prestación de servicios es, sin duda
alguna, el denominado “trabajo a distancia” o trabajo remoto. Tipo o forma de actividad
laboral que desde su misma calificación ya anuncia la posibilidad de ser ejecutada desde
un lugar diferente al del centro de trabajo tradicional. Vertiente que viene experimentando
un considerable desarrollo en los últimos tiempos como consecuencia del avance de las
nuevas tecnologías y de las redes de comunicación y a la que también se le conoce como
“teletrabajo”430.
Una forma de organización desde luego sui generis respecto de las formas más
tradicionales en el campo del trabajo por cuenta ajena y dependiente, destacando en ella
tanto la separación física empresa-trabajador como el lugar elegido para su desarrollo y el
modo de su ejecución. Como consecuencia de lo anterior, y ante la falta de una regulación
más exhaustiva sobre la materia, surgen no pocas cuestiones de interés431.
De entre ellas, la que interesa destacar ahora es la relativa al posicionamiento o
calificación que merece la modalidad conocida en el panorama internacional como
teletrabajo transnacional. Una modalidad en la que se hace aún más evidente la
extraordinaria evolución que está teniendo el elemento locativo, verdadero factor
determinante de esta relación de trabajo, como consecuencia de la evolución de las TIC,
en tanto que ya no se tratará de poner de manifiesto solo la traslación del puesto de

430
Así lo hace de hecho el Acuerdo Marco Europeo alcanzado el 16 de julio de 2002 por las organizaciones
sindicales y empresariales más representativas en el ámbito comunitario -Confederación Europea de
Sindicatos (CES), Unión de Confederaciones de la Industria y de Empresarios de Europa (UNICE) / Unión
Europea del Artesanado y de la Pequeña y Mediana Empresa (UNICE/UEAPME) y el Centro Europeo de la
Empresa Pública (CEEP)-, a instancias de sendas decisiones auspiciadas por el propio Consejo y la
Comisión de la UE.
431
Algunas de estas cuestiones están relacionadas evidentemente con los problemas que suscitan ciertos
mecanismos de vigilancia y control que puede utilizar el empresario, como el uso de programas
informáticos a efectos de verificación del trabajo realizado por parte del trabajador, en tanto que puede
suponer una restricción de su derecho fundamental a la intimidad. Pero también existen otras no menos
interesantes, como las referidas a la representación colectiva, en tanto que puede alterar las bases de los
criterios de medición de la representatividad sindical, los derechos de negociación y conflicto colectivo y
hasta el derecho de reunión. En la misma línea, destacan los problemas singulares en materia de prevención
de riesgos y salud laboral, tales como la dificultad de supervisión de las condiciones en que se prestan
realmente los servicios, por no mencionar las muchas peculiaridades que también conlleva en el ámbito de
la Seguridad Social, sobre todo, en temas tan llamativos como puede ser el accidente in itinere. Para un
tratamiento en extenso sobre todas estas cuestiones puede verse: DE LAS HERAS GARCÍA, A., El
teletrabajo en España: un análisis crítico de normas y prácticas, Centro de Estudios Financieros, 2016.;
GARCÍA ROMERO, B., El teletrabajo, Civitas, Thomson Reuter, 2012.; SIERRA BENÍTEZ, E. M., El
contenido de la relación laboral en el teletrabajo, Consejo Económico y Social, Andalucía, 2011.;
IZQUIERDO CARBONERO, F. J., El teletrabajo, Cuadernos prácticos, Difusión Jurídica y Temas de
Actualidad, 2006.; THIBAULT ARANDA, J., El teletrabajo. Análisis jurídico laboral, Madrid, Consejo
Económico y Social, 2001.; SELLAS I BENVIGUT, R., El régimen jurídico del teletrabajador en España,
Aranzadi, 2001.; PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL, F. y THIBAULT ARANDA, J., El teletrabajo en
España. Perspectiva jurídico-laboral, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2001; BELZUNEGUI
ERASO, A., Diversificación de las condiciones de trabajo y cambios organizativos en las empresas: un
estudio sobre el teletrabajo. 2001. Tesis Doctoral, Universidad Rovira y Virgili, disponible en
www.tdx.cat/bitstream/10803/5108/1/abe1de4.pdf.
180
TURISMO Y TRABAJO

trabajo al domicilio del trabajador, como era el principal efecto de este fenómeno, sino a
un territorio soberano distinto de aquel en el que se encuentra la propia empresa y que es
el que determina, por tanto, el entero régimen jurídico aplicable a la misma. Siguiendo
con esta delimitación, hay que interpretar las circunstancias que rodean al teletrabajo
transnacional en los distintos escenarios posibles sobre la base de estos elementos para su
calificación como posible manifestación turística.

5.2. El elemento locativo. Desde el trabajo a domicilio al teletrabajo


El antecedente histórico de esta modalidad laboral aparece con la expresión
“trabajo a domicilio”, que poco o nada hubiera hecho pensar en una posibilidad turística
aunque de facto el margen para ello ya existiera. En efecto, en el panorama internacional
se reconoce esta modalidad laboral cuando el trabajador realiza el trabajo en su domicilio
o en otros locales que éste escoja, siempre que sean distintos de los locales de trabajo del
empleador432. Se aprecia aquí cómo la denominación dada a esta forma de trabajo podía
inducir a error, toda vez que desde la perspectiva jurídica no solo se ceñía solo al que
pudiera llevarse a cabo en su propio domicilio, sino que había de considerarse también a
aquel que se desarrollaba en otro lugar diferente, siempre que esta última localización
fuese designada por el propio interesado. Por tanto, esta modalidad contractual superaba
la tónica habitual del desempeño de la actividad laboral en el centro de trabajo
tradicional, situando dicha labor, o bien en el domicilio del interesado, o en cualquier otra
ubicación distinta a la anterior. Nótese como pese a la localización en este último caso en
un lugar distinto al de la residencia personal o familiar, no se perdía por ello la condición
de “trabajo a domicilio”, sin perjuicio ahora de que se tratase de una realidad en la que el
domicilio acaparaba la inmensa mayoría de supuestos.
Nuestra actual normativa interna contempla esta fórmula organizativa con una
calificación mucho más acertada que la anterior, al referirse a ella como “trabajo a
distancia”, que es la que se caracteriza porque se desarrolla de manera preponderante, en
el domicilio del trabajador o en el lugar libremente elegido por éste433.
Del nuevo concepto llama la atención no solo el cambio de denominación, que
también, sino la posibilidad que se abre con respecto al tiempo de dedicación de la
actividad, de tal forma que ésta se ha de desarrollar de manera preponderante y no tanto
exclusiva y continua. Aun siendo un concepto no del todo determinado, sí al menos
parece querer posibilitar un trabajo no solo íntegro en la distancia, sino también de forma
combinada con alguna actividad presencial434. En cualquier caso, lo que sí parece querer
diferenciarse de este concepto son otro tipo de tareas vinculadas al trabajo de carácter no
presencial y esporádico y que pueden ser realizadas por el empleado en cualquier lugar y
momento, como es por ejemplo la revisión del correo electrónico, las consultas a través
432
C 177 (1996) OIT, Convenio sobre el trabajo a domicilio, art.1.a): "la expresión trabajo a domicilio
significa el trabajo que una persona designada como trabajador a domicilio, realiza: en su domicilio o en
otros locales que escoja, distintos de los locales de trabajo del empleador" (…).
433
Vid. art. 13, ET. Que contempla el ahora llamado Trabajo a distancia modificando la anterior redacción
e incluso sustituyendo la denominación hasta entonces utilizada de Contrato de trabajo a domicilio.
434
SIERRA BENÍTEZ, E. M., “La nueva regulación del trabajo a distancia”. Revista Internacional y
Comparada de Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, 2013, vol. 1, nº 1, p. 1-35. Según la autora, “la
intención del legislador es mantener al margen del art. 13 ET todo tipo de actividad esporádica o espontanea
realizada fuera de los locales de trabajo”.
181
TURISMO Y TRABAJO

de internet o la recepción de llamadas, tareas que no tienen aún la dimensión jurídica de


trabajo a distancia aunque no dejen de presentar también sus primeras manifestaciones
jurídicas435.
La calificación de teletrabajo es relativamente reciente y proviene
fundamentalmente del acervo de la Unión Europea, en el que se define como “una forma
de organización y/o de realización del trabajo utilizando las tecnologías de la
información, en el marco de un contrato o de una relación laboral, en la que un trabajo,
que también habría podido realizarse en los locales del empresario, se ejecuta
habitualmente fuera de esos locales”436. Luego, se trata de un trabajo en el que las TIC
son fundamentales, no solo como soporte de la actividad del trabajador (algo que ocurre
en la mayoría de los trabajos), sino que son éstas las que hacen posible el desplazamiento
del trabajador fuera de la empresa437. Por tanto, surgen nuevas herramientas telemáticas
que adaptadas al uso laboral permiten externalizar el trabajo.
La intención de implementar específicamente este reconocimiento europeo del
teletrabajo se contemplará en la Exposición de Motivos de la reforma del mercado laboral
de 2012438, en la que se dirá de modo explícito que la reforma del artículo 13 ET sirve
para dar acogida “al trabajo a distancia basado en el uso intensivo de las nuevas
tecnologías”, abriendo por tanto la puerta a esta singular manera de prestación de la
actividad, denominada teletrabajo, que posibilita su realización dondequiera que sea, sin
entender de barreras geográficas tradicionales.
De forma general, puede decirse así que se superan las actividades
tradicionalmente reservadas al trabajo a domicilio, de un carácter netamente artesanal o
manual, para pasar de forma casi generalizada a este tipo de actividad laboral que se
realiza en la distancia, y que tiene como característica particular el hecho de ejecutarse
bajo el soporte de las nuevas tecnologías. Es más, el teletrabajo basado en la conexión
entre el empleador y el trabajador mediante las TIC parece querer alejarse de la
modalidad convencional de trabajo a domicilio, con un enfoque restrictivo del lugar de
trabajo, para dar paso a modalidades más modernas de organización y realización de
trabajo a distancia439. De hecho, la modalidad tradicional realizada desde la casa del
empleado, es una de las formas de lo que algunos denominan como “e-trabajo”, algo
menos empleada, mientras que es mucho más frecuente utilizar las nuevas tecnologías
para respaldar el trabajo desde lugares remotos440.

435
Nos referimos sobre todo a experiencias legislativas tan novedosas como la del derecho a la desconexión
digital o del trabajo, recientemente regulado en Francia (Loi 2016-1088, de 8 de agosto de 2016, conocida
como Loi Travail o Loi El Khomri).
436
Vid. Acuerdo Marco Europeo sobre teletrabajo.
437
RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M. y LÁZARO SÁNCHEZ, J. L., “Los derechos on-line en el
ordenamiento laboral español: estado de la cuestión”. Derecho y conocimiento, 2002, vol. 2, p. 151-173.
438
Vid. Exposición de Motivos, Ley 3/2012. Que ya recurre a la denominación “teletrabajo” como una
particular forma de organización del trabajo, además con la nueva denominación de “trabajo a distancia”
nos hace aun mas explicita la posibilidad de ser llevada a cabo desde cualquier lugar, tal y como dice
“basado en el uso intensivo de las nuevas tecnologías” .
439
USHAKOVA, T., “El Derecho de la OIT para el trabajo a distancia: ¿una regulación superada o todavía
aplicable?”. Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, 2016, vol. 3, nº 4. Cita la autora como ejemplos,
el trabajo móvil, o los servicios de atención al público deslocalizados.
440
ALFARO DE PRADO SAGRERA, A., “Flexibilidad laboral y nuevas tecnologías: e-trabajo”. Trabajo:
Revista Andaluza de Relaciones Laborales, 2004, nº 14, p. 131-152.
182
TURISMO Y TRABAJO

La diversidad que permite la modalidad de trabajo a distancia hace que tengan


cabida además del domicilio del trabajador como lugar pionero de esta modalidad, otras
opciones alternativas que pueden adaptarse hoy en día a la actividad laboral en cualquier
lugar. De hecho, esta localización podrá fijarse en un espacio de ámbito particular,
aunque no coincida con el domicilio habitual, pero también pueden desempeñarse en
centros especializados diseñados a la medida, con la utilización de recursos compartidos y
todos los soportes tecnológicos precisos, denominados centros de teletrabajo o
telecentros, e incluso sin una localización determinada denominado teletrabajo nómada o
itinerante441.
Desde una perspectiva turística, la opción tradicional de ejecutar la actividad
laboral en el domicilio del trabajador va a quedar al margen de su posible incursión en
este ámbito, toda vez que tal y como establece la definición de turismo dada por la OMT,
solo han de incluirse los viajes de carácter temporal que precisen un cambio de
residencia. Por tanto, esta posibilidad no va a poder materializarse cuando se fija el propio
domicilio como lugar de trabajo, ya que impide desde ese instante el desplazamiento
necesario hacia un lugar distinto al entorno habitual para su consideración como visita
turística442. Sin embargo, un caso diferente desde el análisis turístico sería si se
estableciera como lugar de realización del trabajo la segunda residencia del trabajador y
no la vivienda habitual (como se verá en el apartado 4.1).

5.3. El reconocimiento del teletrabajo transnacional


La organización del trabajo a través de esta fórmula de teletrabajo permite una
flexibilidad laboral que se traduce no solo en una adaptación del tiempo de actividad, sino
también del espacio donde se ha de desarrollar el mismo. El lugar de la prestación se
convierte así en el eje esencial que posibilita analizar situaciones más allá de fronteras
geográficas, posicionando a estos teletrabajadores en cualquier lugar del panorama
internacional.
De hecho, esta modalidad se contempla otorgándole incluso un calificativo a la
medida como “Teletrabajo offshore o transnacional” para definir “el trabajo prestado en
un Estado diferente a aquel donde está instalada la empresa matriz”443. En este sentido, ya
se apuntaba a la dimensión transnacional de las TIC y al hecho de que el comercio
electrónico a través de internet iba a traspasar las fronteras geográficas, como
circunstancias detonantes del teletrabajo transnacional444.

441
THIBAULT ARANDA, J. y JURADO SEGOVIA, A., “Algunas consideraciones en torno al Acuerdo
Marco Europeo sobre Teletrabajo”, Temas Laborales, 2003, nº 72, p. 35-68. Según los autores, además del
teletrabajo a domicilio o en centros de teletrabajo o telecentros, se establece esta modalidad de teletrabajo
nómada o itinerante, en el que el puesto de trabajo no se encuentra en ningún lugar determinado, al estar
sometido a esos cambios locacionales permanentes.
442
Vid. Apartado 2.25., RIET 2008 (OMT).
443
SACO BARRIOS, R. G., “El teletrabajo”. Derecho PUCP: Revista de la Facultad de Derecho, 2007, nº
60, p. 325-350. Señalando además el autor determinado países que se han convertido en los principales
destinatarios de esta modalidad.
444
Libro Verde, "Cooperación para una nueva organización del trabajo", COM (97) 128 final, Bruselas
16.4.1997.
183
TURISMO Y TRABAJO

Sin embargo, y a pesar de reconocerse expresamente las implicaciones sociales del


teletrabajo transfronterizo como una realidad manifiesta que suscitaba cierta inseguridad
jurídica, al final, se quedó fuera de su registro en el Acuerdo marco europeo sobre
teletrabajo445. A pesar de su no inclusión, considerando la dificultad que ello entraña,
debido fundamentalmente a los intereses particulares de los territorios implicados, se
sigue demandando no ya solo una normativa específica de teletrabajo en el panorama
nacional (más allá de un simple precepto en el que ni tan siquiera se menciona
expresamente el teletrabajo), sino, una normativa internacional que regule esta forma de
prestar el trabajo debido a las facilidades que ofrece a la transnacionalidad446.
Así pues, se reconoce la realidad del teletrabajo en general, como consecuencia
directa del uso de las herramientas telemáticas, a la vez que se abre la posibilidad de fijar
la localización para el desempeño laboral en cualquier enclave del panorama
internacional, aun sin la existencia de un soporte jurídico ad hoc, de carácter necesario
que ordene la situación sociolaboral de estos teletrabajadores transnacionales.
También desde el panorama fiscal se reacciona ante esta creciente situación del
teletrabajo internacional, donde se hace posible “trabajar físicamente en un Estado y que
el fruto de ese trabajo se destine a una empresa, pagadora del servicio, que resida o se
encuentre establecida en otra jurisdicción”447. Reconociendo este fenómeno, que permite
localizar a ambas partes de la relación laboral en jurisdicciones fiscales distintas, sin
necesidad de desplazarse el empleado al centro de trabajo que se encuentra situado en
otro Estado.
Por tanto, se va a dar una situación de teletrabajo transnacional, siempre que exista
una relación laboral de trabajo a distancia, en la que el empleador o empresario, y el
trabajador, se encuentren en territorios diferentes. De tal suerte, que las posibilidades que
se ofrecen con respecto a la localización de la prestación laboral por parte de la figura del
trabajador, son, o bien es él quien se encuentra en el país donde tiene su residencia
habitual, o bien desarrolla la prestación en el extranjero con una estancia más o menos
prolongada, e incluso, la posibilidad de ser realizada de forma itinerante.

5.4. El teletrabajo transnacional como posible manifestación turística


Una de las ventajas que ofrece el teletrabajo es sin duda la posibilidad de ser
realizado desde cualquier lugar del mundo, incluso aquellos con especial atractivo
turístico. De hecho, algunos de estos lugares se han dotado de los equipamientos
necesarios tanto para teletrabajar como para el ocio, aunando la idea de trabajo y turismo
bajo la denominación de oficina vacacional (Resort Office), constituyendo una clase de
teletrabajo innovadora mediante el uso de instalaciones turísticas más allá del turismo

445
SANTOS FERNÁNDEZ, M. D., “El acuerdo marco europeo sobre teletrabajo: negociación colectiva y
teletrabajo. Dos realidades de dimensión comunitaria”. Trabajo: Revista Andaluza de Relaciones
Laborales, 2004, nº 14, p. 45-74.
446
Vid., DE LAS HERAS GARCÍA, A., El teletrabajo en España: un análisis crítico de normas y
prácticas, cit. op. p. 41.
447
MARTOS GARCÍA, J. J., “Criterios de sujeción de las Rentas del Teletrabajo Internacional. Residencia
Fiscal y Doble Imposición Internacional”, Revista Andaluza de Relaciones Laborales, nº 11, 2002, p. 169-
188.
184
TURISMO Y TRABAJO

vacacional448. El teletrabajo como modalidad peculiar de organización del trabajo tiene


como característica intrínseca una mayor flexibilidad laboral, lo que permite entre otras
cosas conciliar mejor la vida laboral y personal del trabajador. Además, como
consecuencia de su localización en un espacio turístico, es posible acoplar dos elementos
tradicionalmente antagónicos: trabajo y turismo.
En estos destinos la forma de proyectar el teletrabajo se puede alcanzar de
distintas maneras, asentándose fundamentalmente sobre tres escenarios posibles: uno,
dotando a los establecimientos turísticos y residenciales de infraestructura telemática;
dos, dotando a la zona turística de centros de teletrabajo con los mismos medios que
pudieran tener en su empresa matriz; tres, zonas residenciales propiedad de las empresas
para enviar a sus empleados a trabajar449. Son precisamente estos escenarios los que se
van a analizar para poder catalogar los desplazamientos que originan y el encuadramiento
como turistas o no, a la vez que trabajadores a distancia o teletrabajadores.

5.4.1. El teletrabajo transnacional en establecimientos turísticos


El primero de estos escenarios, se refiere a la realización del trabajo a distancia en
un país distinto al de su residencia habitual, fijando como centro de trabajo un
establecimiento turístico determinado, llámese hotel, apartamento turístico, vivienda
turística, etc. Dicho espacio habrá de estar habilitado para poder desarrollar el trabajo a
distancia correspondiente, es decir, deberá estar dotado de todos los elementos necesarios,
incluidos los de carácter tecnológico.
La empresa no deberá disponer de un espacio contratado para la realización de la
actividad laboral en esas instalaciones turísticas con las que poder imponer dicha
localización al teletrabajador. Ya que entonces desvirtuaría la figura inicial de trabajo a
distancia para convertirse en una relación laboral normal, como consecuencia de ser
desarrollado en una parte añadida de la empresa, considerando a estos efectos dicho lugar
de trabajo como una unidad productiva autónoma, por muy alejada que esté de su sede
principal.
Ante este primer supuesto, habría que considerar que si bien la finalidad principal
del viaje es trabajar, sin embargo, no se hace para una entidad con domicilio social en el
lugar visitado, tal y como se prevé a este respecto para su exclusión en las
Recomendaciones dadas por la OMT450. Luego, según los criterios de esta institución,
448
PADILLA MELÉNDEZ, A., “El Teletrabajo como sistema de aspectos en el contexto de las
organizaciones actuales: concepto, perspectivas de futuro y aplicación al turismo”. En Teletrabajo: una
visión multidisciplinar: actas del I Congreso de Turismo y Teletrabajo. Universidad de Huelva, 1998. p.
11-26. Analiza el autor la combinación teletrabajo y turismo bajo el concepto oficinas vacacionales,
reseñando además, distintos destinos mundiales donde ya se han desarrollado estas experiencias como
Kunamoto (Kyushu, Japón), Creta (Grecia) o Estocolmo (Suecia) entre otros.
449
MARTÍNEZ LÓPEZ, F. J.; LUNA HUERTAS, P.; SALMERÓN SILVERA, J. L.; ROCA PULIDO, J.
C., “Costa inteligente: nueva empresa, turismo y teletrabajo”. En Teletrabajo: una visión multidisciplinar:
actas del I Congreso de Turismo y Teletrabajo. Universidad de Huelva, 1998. p. 245-251. Este
planteamiento surge como consecuencia del proyecto “Costa Inteligente” en Islantilla (Huelva-España),
núcleo turístico neogénico con especiales características tanto desde el punto de vista territorial como
turístico. Aunque el proyecto finalmente no se ejecutó, sí se sentaron las bases para poder desarrollar una
propuesta de estas características.
450
Vid. Apartado 2.35, RIET 2008 (OMT).
185
TURISMO Y TRABAJO

hasta este instante parece no incumplirse una de las principales vías de descalificación
como viaje turístico, aquélla que va asociada a la motivación laboral, ya que la entidad
para la que se trabaja se encuentra en el país que sirve de punto de partida del
desplazamiento y no en el de destino. Quiere ello decir que no sería per se un
impedimento para atribuirle esta catalogación turística.
De igual forma, siguiendo los criterios de referencia anteriores, habrá de
respetarse además un límite ineludible de índole temporal, aquel que se refiere a la
imposibilidad de prolongar la estancia en el destino por tiempo superior a un año. Por lo
que, los supuestos que se vean reflejados en esta opción, han de cumplir necesariamente
con este marco temporal para poder ostentar, en su caso, la categoría turística.
Asimismo, habría que considerar al respecto el hecho de que el lugar fijado para
llevar a cabo el trabajo en este espacio sea o no parte del entorno habitual, ya que éste
sirve también como elemento de referencia para excluir de su tratamiento a aquellos
viajes que no salgan del entorno habitual de la persona. Según esto, y una vez ya
descartada la opción de su ejecución en el domicilio habitual (por idénticas razones), hay
que valorar si la localización corresponde a un establecimiento turístico, o en su caso
residencial. Si la opción es la de un establecimiento de índole turística, su consideración
como tal parece más que evidente, no así, cuando se desarrolle en una segunda residencia
o en una residencia de vacaciones, donde cabe la duda de si forma parte o no del entorno
habitual. Sin embargo, existen Recomendaciones aclaratorias para este tipo de viviendas
secundarias donde van a quedar explícitamente excluidas como parte del entorno habitual
de las personas, y por tanto también se superaría este otro condicionante para su
valoración final como hipotético viaje turístico451.

5.4.2. El teletrabajo transnacional desarrollado en telecentros


El segundo de los escenarios se refiere a aquellos supuestos en los que los
trabajadores a distancia acuden a un destino para desarrollar su actividad laboral en
centros de teletrabajo diseñados para tal fin. Las modalidades de este lugar, así como los
calificativos asignados son múltiples y variados, aunque puede servir la que identifica a
estos telecentros como “espacios de oficinas equipados con medios informáticos y de
telecomunicaciones, usados por uno o varios empleadores, que permiten la realización de
actividades laborales a distancia a través de las redes”452. En estos recintos se van a dar
las circunstancias necesarias para desarrollar este tipo de trabajo a distancia, ya que
permite el desarrollo del trabajo en un espacio alternativo al centro de trabajo matriz con
independencia de que ha de ser un centro equipado con medios tecnológicos avanzados y
estar dispuesto para ser usado por teletrabajadores pertenecientes a diversas empresas.
La funcionalidad de estos centros en el trabajo a distancia es indiscutible, el
reclamo de poder ubicarse en un enclave con atractivos turísticos puede ser determinante
para que los teletrabajadores fijen este lugar para materializar sus obligaciones laborales a
escala internacional. De hecho, hay quien denomina a este tipo de establecimientos como

451
Vid. Apartados 2.26-2.28, RIET 2008 (OMT).
452
PADILLA MELÉNDEZ, A., “Modelos de organización y viabilidad económica de los telecentros. Su
aplicabilidad a los telecentros rurales españoles”. En Nuevas Tecnologías de la Infocomunicación, Turismo
y Teletrabajo. 2000. p. 35-48.
186
TURISMO Y TRABAJO

oficina vacacional, entendiendo que constituyen la integración del ocio y el trabajo,


mediante el uso de las instalaciones turísticas para algo más que el turismo vacacional453.
Sin embargo, hay que precisar que estos telecentros vacacionales han de
pertenecer a otro empresario distinto al empleador, para evitar ser considerado, al igual
que en el supuesto anterior, como centro de trabajo propio, así como que tampoco ha de
disponer de un puesto de trabajo para enviar en misión a su trabajador, ya que entonces
desde una perspectiva laboral quebraría la figura del trabajo a distancia.
Luego, al igual que ocurría en el primero de los escenarios, nos encontramos con
una empresa empleadora que pertenece a un país determinado y cuyos trabajadores a
distancia se desplazan a otro distinto para teletrabajar. Por tanto, la solución ha de ser
idéntica, en el sentido en el que aquí también van a cumplirse las recomendaciones
turísticas dadas al efecto, para esa hipotética consideración de visitante turístico, siempre
y cuando además se realice de igual forma por un tiempo inferior a un año.

5.4.3. El teletrabajo transnacional en residencias propiedad de la empresa


El tercer escenario previsto contempla la modalidad de teletrabajo en zonas
residenciales cuya titularidad corresponde a la empresa, donde se envían a sus empleados
para realizar el trabajo. Antes de tratar de esclarecer su naturaleza jurídico-laboral
conviene delimitar esta situación con respecto a otros dos supuestos afines, en los que
también intervienen la empresa y los trabajadores, con respecto a la realización de cierto
tipo de viajes que se desprenden de esta conexión.
La primera situación afín sería el denominado viaje de incentivo, ya que en este
caso también existe una empresa que envía a sus trabajadores a un determinado lugar
como consecuencia directa del trabajo. Al menos desde el planteamiento más tradicional
de este tipo de viaje, ya que hoy en día también se extiende hacia otros colectivos como
los clientes, o hacia los propios trabajadores pero bajo el diseño de reuniones de trabajo,
presentaciones, eventos corporativos, etc., en una combinación de trabajo y ocio que se
acerca más a un tipo de viaje por motivos profesionales aunque sea con la utilización de
fórmulas más atractivas. En cualquier caso el viaje de incentivo que a estos efectos
interesa es aquel que tiene su causa en la misma prestación laboral, no ya en el
rendimiento normal o pactado como suele ser preceptivo para este tipo de relaciones, sino
en el hecho de haber alcanzado determinados objetivos por encima del habitual. Es decir,
como un estimulo o premio por los buenos resultados obtenidos por el trabajador o grupo
de trabajadores, aunque a su vez puedan subyacer otros intereses empresariales, como el
hecho de fidelizar a los trabajadores más destacados de la empresa, o simplemente como
imagen de marca. A partir de este planteamiento habrá que ver en cada caso como queda
reconocido en el convenio colectivo correspondiente, si es que lo hace, para averiguar

453
JIMÉNEZ QUINTERO, J. A.; PADILLA MELÉNDEZ, A.; DEL ÁGUILA OBRA, A. R., “Aspectos
económicos y organizativos de los telecentros o centros de teletrabajo. Análisis del caso español a través de
un estudio empírico”. RAE: Revista Asturiana de Economía, 2001, nº 20, p. 117-146. Aunque lo plantean
como una utilización por cortos períodos de tiempo, cuestión que por otro lado podría encajar en el ámbito
del teletrabajo de carácter itinerante, ya que de otra forma pasaría a formar parte de otro tipo de situaciones
en el marco de la movilidad geográfica e incluso en la llamada prestación de servicios transnacional.

187
TURISMO Y TRABAJO

cuestiones laborales como si dicho viaje ha de corresponder a vacaciones, si es sustituible


por compensación económica, si es obligatorio o no, etc.
En todo caso la gran diferencia con respecto al supuesto planteado, estriba no
tanto en la causa (que también), sino en su efecto, de tal modo que el viaje de incentivo
tiene reconocido como tal su carácter turístico454. Otra cuestión distinta, será encuadrar la
tipología de estos viajes en una categoría de ocio, o en su caso, de negocios y motivos
profesionales; separándolos en cualquier caso de los viajes por motivos de trabajo o
teletrabajo como el que nos ocupa.
La segunda situación afín, corresponde a aquellos supuestos en los que al igual
que en el escenario planteado, la empresa tiene una residencia de su propiedad a la que
pueden acudir sus empleados. En estos casos, la asistencia a estos recintos propiedad de la
empresa viene precedida de una decisión del trabajador que es quien, de manera
voluntaria, decide si le interesa o no acogerse a esta modalidad de alojamiento vacacional.
Luego, no suelen estar diseñadas para el desempeño de una actividad laboral,
como ocurre en el supuesto de teletrabajo planteado, sino más bien al contrario, va a
poder ser utilizado para el disfrute de las vacaciones de los empleados; y, en su caso, de
las de su entorno familiar. Eso sí, en condiciones más ventajosas que las existentes en el
mercado, normalmente como consecuencia de políticas de Acción Social. De hecho, es
frecuente que se use el término residencia de descanso para su identificación, lo que no
quiere decir que al igual que en los viajes de incentivo no puedan existir en estos casos
otros intereses para la empresa, como el fortalecimiento de la relación personal de los
trabajadores que a su vez favorezcan las de ámbito laboral, o criterios de Responsabilidad
Social Corporativa en pro de sus empleados.
Quiere ello decir que pese al paralelismo inicial, en ninguno de los dos casos
analizados los empleados de la empresa viajan para teletrabajar, sino por motivos de
orden vacacional, ya sea como recompensa por el rendimiento laboral alcanzado o para
aprovechar las instalaciones recreativas titularidad de la empresa, aunque estén situadas
en esos enclaves.
En cualquier caso, esta hipotética modalidad de teletrabajo desarrollada en zonas
residenciales propiedad de la empresa, cuya finalidad principal es la de ser destinada para
el uso laboral de sus trabajadores, con independencia de su combinación turística, se aleja
mucho del concepto jurídico de trabajo a distancia. Dos son las cualidades que desvirtúan
dicha naturaleza. La primera, el hecho de ser designado este lugar de trabajo por la
empresa y no por el trabajador, el cual no interviene en dicha determinación. La segunda
razón se refiere al hecho de corresponder la titularidad de las instalaciones a la propia
empresa, lo cual denota que más allá de otras consideraciones que pudieran justificar
dicho alejamiento del centro de trabajo principal por cuestiones de descentralización,
dicho recinto habría de considerarse como un lugar de actividad productiva y por tanto
como una sucursal de la matriz, en los términos de ser catalogado a efectos jurídicos
como parte de la empresa y no como un lugar alternativo de trabajo a distancia.
Por tanto, la conjunción de ambos factores hace excluir desde un punto de vista
jurídico laboral la fórmula pretendida de trabajo a distancia o teletrabajo para estos casos,
454
Vid. Apartado 3.15, RIET 2008 (OMT).

188
TURISMO Y TRABAJO

por carecer tanto de la voluntariedad necesaria del trabajador a la hora de decidir el lugar
de trabajo alternativo al domicilio (al menos en el plano teórico), como por el hecho de
ser ejecutado en su totalidad en un lugar de trabajo de la empresa empleadora, pasando
por consiguiente a ser considerado como una relación común de trabajo y no a distancia.
En todo caso nos acercaría más a una cuestión de movilidad geográfica, ya sea como un
desplazamiento internacional de corta duración, ya sea como una prestación de servicios
transnacional.

5.5. Valoraciones desde una perspectiva turística


El trabajo realizado a distancia del centro de trabajo tradicional ha sido una
práctica utilizada desde hace tiempo para acoger básicamente tareas artesanales realizadas
en el domicilio del trabajador, circunstancia que con el devenir de los tiempos ha ido
evolucionando. Cuestiones relativas a la organización del trabajo, a la flexibilidad laboral,
a la conciliación de la vida laboral y familiar, pero sobre todo, como consecuencia del
desarrollo tecnológico de los últimos tiempos, han permitido nuevas posibilidades
alrededor de esta forma de trabajar descentralizada.
El trabajo a distancia desarrollado al amparo de las nuevas tecnologías
(teletrabajo) está conociendo de un impulso significativo cuyos límites están aún por
determinar, permitiendo acomodar el lugar de la prestación laboral a cualquier ámbito
designado por el trabajador. Estas otras localizaciones pasan en la actualidad, desde la
adaptación de lugares pensados para otro tipo de uso, hasta otros que han sido diseñados a
la medida para esta finalidad.
El teletrabajo puede ser realizado no solo desde el territorio nacional, sino desde
cualquier localización mundial. El factor distancia con respecto al centro de trabajo
matriz se ve superado hoy en día por razón de las facilidades que permiten las vías de la
infocomunicación, que amplían su espectro hacía cualquier lugar del mundo con total
independencia de los husos horarios, superando las barreras geográficas más
tradicionales. Esta posibilidad trasnacional o internacional genera distintas
consideraciones en su operatividad, sobre todo a la hora de armonizar los diferentes
ordenamientos jurídicos que pueden verse implicados, tanto en materia laboral como de
seguridad social y de otras ramas del derecho, ante lo cual surge el reto de una normativa
que lo regule de forma específica y efectiva.
Sin embargo, la realidad, con o sin regulación a la medida, está ahí. De hecho, es
esta vertiente internacional la que ha permitido su imbricación con el mundo del turismo.
Así, se pueden apreciar distintos escenarios donde pueden confluir teletrabajo y turismo,
ya sea en establecimientos turísticos o residenciales, ya sea en telecentros ubicados en
zonas con atractivo turístico, ya sea en residencias propiedad de la empresa en posibles
enclaves turísticos. Como elementos comunes en todos estos supuestos nos encontramos
con la necesaria dotación tecnológica con la que deben contar todos ellos, así como con la
localización en zonas territoriales diferentes al de la empresa empleadora.
Desde una perspectiva laboral, el teletrabajo desempeñado en unas instalaciones
titularidad de la empresa, desvirtúan la esencia jurídica del trabajo a distancia, ya que en
estos casos las instalaciones aun estando alejadas de la sede principal se van a considerar
que forman parte de la empresa como una unidad productiva autónoma; y, por tanto, no
189
TURISMO Y TRABAJO

sería posible encuadrarlo en esta modalidad. Por extensión, esta consideración ha de


abarcar no solo el supuesto ejecutado en este tipo de residencia propiedad de la empresa,
sino también aquellos otros que se puedan realizar tanto en un alojamiento turístico, como
en un centro de teletrabajo donde la empresa haya contratado estos servicios o puestos de
trabajo. Todo ello con independencia de su ejecución bajo el ámbito de otras situaciones
laborales que puedan llevarse a cabo en esta orbita internacional, como la prestación de
servicios transnacional o desplazamientos de corta duración al extranjero.
En cuanto a los otros dos supuestos de teletrabajo, ya sea el desarrollado en alguna
de estas tipologías de alojamientos turísticos, ya el realizado en centros de teletrabajo
situados en determinadas zonas, y evitando la ya analizada posible injerencia de la
empresa en estos escenarios, van a cumplirse, al menos en principio, con los parámetros
previstos al efecto por la OMT para otorgar la naturaleza de visitantes turísticos a estos
teletrabajadores. Ya que no será un empleado de una entidad radicada en ese otro país
sino en el de origen, desarrollando además su tarea en un espacio considerado a priori
como fuera del entorno habitual, por mucho que se trate de una segunda residencia. Todo
ello siempre que se cumpla también con el tope previsto respecto del factor temporal,
esto es, que el período de la estancia no supere en ningún caso el año máximo de
duración.
Para lo anterior será necesario, no obstante, de conformidad con esas mismas
recomendaciones internacionales, reinterpretar el concepto de entorno habitual de la
persona. Ya que de seguirse estrictamente su tenor literal este tipo de supuestos quedarían
siempre y automáticamente excluidos, puesto que el lugar de trabajo (sea temporal o
definitivo) forma parte consustancial de aquél455. Algo que no se antoja ni irrazonable ni
desproporcionado si se parte de lo que en realidad representan estas modalidades de
teletrabajo transnacional, en las que el trabajador queda situado en espacios territoriales
distintos y muy alejados al de su residencia habitual, sin que por ello deba considerarse
que ha tornado o modificado precisamente “su entorno habitual”, menos aún si lo hace
durante lapsos temporales que, aunque puedan ser considerados como importantes en
determinados supuestos, quedan en todo caso delimitados por el tope de una anualidad. Y
es que qué duda cabe que esta estancia internacional lo aleja de la acepción más propia y
auténtica del entorno habitual de cualquier persona (familiar, nacional,…), al situarlo en
una circunstancia completamente diferente, alejado del punto de partida, y donde sí se
van a poder cumplir con todos los elementos necesarios para compatibilizar una
calificación propia de ambos tipos de actividad, la laboral y la turística.

455
Vid. Apartados 2.23 y 2.25, RIET, cit., p.12.
190
TURISMO Y TRABAJO

6. La tripulación de cruceros
6.1. Introducción
El trabajo en el mar tiene unos caracteres especiales fundamentalmente por dos
tipos de razones, el primero está relacionado con la clase de actividad que desarrolla; y el
segundo, con el lugar donde se ejecuta. En cuanto a la clase de actividad, hay que partir
de la premisa de que puede ser de lo más variada, aunque suele caracterizarse por la
confluencia alternativa de dos circunstancias principales, la referente al ámbito pesquero
y la de índole comercial; ambas desarrolladas en un medio tan difícil como es el mar, lo
que da una idea de las especiales condiciones en las que se va a desenvolver la profesión.
Desde la perspectiva del lugar, va a ser la nave o buque donde se lleva a cabo dicha
actividad, espacio que a efectos laborales se reconoce expresamente como centro de
trabajo456, siendo precisamente la nota de movilidad que lo caracteriza la que le otorga
ese tratamiento especial457. Dicho carácter itinerante y el hecho bastante frecuente de
transitar por aguas internacionales, es lo que en cualquier caso le da un carácter peculiar
adicional.
Aunque la mayoría de las disposiciones sobre el trabajo marítimo afectan con
carácter general a la gente del mar, la actividad pesquera tiene una singularidad laboral
propia, que ha de ser ahora descartada a estos efectos. En cuanto a la actividad comercial,
hay que distinguir desde la perspectiva naviera que puede ir dirigida al transporte de
mercancías o de pasajeros, aunque la que interesa abordar ahora por razones de atención
turística es la de pasajeros.
El transporte marítimo de pasajeros en un primer momento se ceñía a una mera
conexión entre dos puertos que servía para trasladar al personal con independencia del
factor distancia, sin embargo con el transcurso del tiempo fue perdiendo protagonismo en
detrimento de otro medio de comunicación como es el aéreo, que ha ido acaparando la
práctica totalidad de los desplazamientos de pasajeros sobre todo en largos recorridos y
distancias medias. No obstante, hoy en día los barcos de pasajeros siguen manteniendo su
finalidad original de mero traslado entre lugares de corta distancia, pero además se han
adaptado a una modalidad creciente pero no ya como medio de transporte, sino como
verdaderos hoteles flotantes para itinerarios turísticos, en lo que se conoce como cruceros.
Estos barcos son cada vez no solo más lujosos, que también, sino que disponen de
una mayor capacidad para albergar pasajeros, no tanto por las dimensiones medias de
eslora, como por el diseño de su construcción, con varias plantas a modo de edificios y
toda suerte de espacios complementarios y de recreo458. Crecimiento del aforo o número
de usuarios que conlleva inexorablemente el incremento de personal que se precisa para
456
Como se sabe el art. 1.5 ET dice: “En la actividad de trabajo en el mar se considerará como centro de
trabajo el buque”.
457
RODRÍGUEZ MARTÍN-RETORTILLO, R. M., “El concepto de centro de trabajo en el ámbito
marítimo”, en La toma de decisiones en el ámbito marítimo: su repercusión en la cooperación
internacional y en las situaciones de la gente del mar, (Dir. Sobrino Heredia, J. M), Albacete, ed. Bomarzo,
2016, p 449-460.
458
ESTEPA MONTERO, M., "Los puertos del Estado y el tráfico de cruceros marítimos". Anuario Jurídico
y Económico Escurialense, 2013, vol. 46, p. 325-344. Como referencia, el autor menciona la evolución
desde el año 1990, en el que con una eslora de 295 metros se albergaban 2.800 pasajeros, mientras que a
finales de la década, la media de eslora seguía estando en unos 300 metros pero la capacidad del buque
había aumentado hasta las 4.000 personas.
191
TURISMO Y TRABAJO

dar cobertura a sus necesidades ociosas, llegando a superar en algunos casos el millar de
trabajadores. Es en concreto en este escenario donde los trabajadores han de llevar una
vida a bordo, un espacio acotado que ha crecido considerablemente en cuanto a capacidad
para el pasaje aunque no en la misma proporción en instalaciones para la tripulación, en
convivencia con los clientes aunque de forma muy distinta, durante un trayecto que
supone más tiempo de navegación y menos en puerto firme, todo lo cual hace a este
colectivo de especial interés para su tratamiento laboral.
La tripulación de cruceros, entendida a estos efectos como el personal empleado a
bordo de estos barcos, va a tener su cuota de protagonismo en la llegada a puerto en las
diferentes escalas que se van sucediendo en los destinos turísticos. Es evidente que el
mayor relieve de los cruceros lo acapara el contingente de pasajeros, sin embargo, dada la
aportación de la tripulación también a la economía, incluido el número de empleos,
convierten a este personal en un colectivo a considerar de forma significativa. En este
sentido, tomando como marco de referencia el año 2015 en Europa, hay que destacar que
llegaron a puerto unos 15,48 millones de tripulantes durante las escalas de cruceros, de
esta cantidad se estima que 6,2 millones desembarcaron en puerto, generando un gasto de
142,38 millones de euros459. Hay que estimar que la cifra de miembros de la tripulación
que llegan a puerto es ciertamente relevante, y que más de un tercio de los trabajadores
desembarca a tierra en su tiempo libre, generando un volumen económico también
considerable. La cantidad de personal que llega a estos puertos es fruto de los ciclos
repetitivos que realizan estos barcos en su periplo turístico, y en cuanto al número de
tripulantes que descienden a tierra firme, va a estar condicionado por la disponibilidad de
tiempo libre de cada trabajador y su voluntariedad a la hora de visitar la localidad.
La gran cantidad de cruceros existentes en la actualidad convierten a esta
modalidad de viaje en el verdadero protagonista del sector turístico en el mar, siendo en
cualquier caso su tratamiento extensible a otros modelos como los ferrys, que también
operan en el sector. La singularidad de estas relaciones de trabajo en el mar ha sido objeto
de regulación desde distintos ámbitos, que se han hecho eco de las necesidades
normativas sobre aspectos relativos a condiciones de trabajo, de seguridad social,
prevención de riesgos o cualquier otra vicisitud de las que rodean esta actividad laboral,
generando por otro lado una gran dispersión normativa460.

459
EUROPE, C. L. I. A., Contribution of cruise tourism to the economies of Europe 2015, edition, 2016.
Refleja los datos económicos y de empleo que aporta la industria de cruceros al panorama europeo, donde
se sigue manifestando un crecimiento en todos los aspectos analizados. Como cuestión significativa hay que
indicar los 360.571 empleos a tiempo completos existentes en este sector, que reflejan la importancia que
adquiere esta industria a distintos niveles.
460
Destaca en el ámbito internacional, el Convenio de la OIT sobre el Trabajo Marítimo de 23 de febrero
2006, Instrumento de Ratificación BOE nº 19, de 22.1.2013, y que hay que relacionar con el Real Decreto
357/2015, de 8 de mayo, sobre cumplimiento y control de la aplicación del Convenio sobre el Trabajo
Marítimo, 2006, de la Organización Internacional del Trabajo, en buques españoles. A nivel europeo hay
que resaltar la Directiva 1999/95/CE, sobre el cumplimiento de las disposiciones relativas al tiempo de
trabajo de la gente de mar a bordo de buques que hagan escala en puertos de la Comunidad, implementado
en nuestro país por el Real Decreto 525/2002, de 14 de junio, sobre el control de cumplimiento del Acuerdo
comunitario relativo a la ordenación del tiempo de trabajo de la gente de mar. Así como otras normas no
estrictamente laborales pero con repercusión indudable, como ocurre en España, entre otras, con el Real
Decreto Legislativo 2/2011, de 5 de septiembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de
Puertos del Estado y de la Marina Mercante, o, con la Ley 14/2014, de 24 de julio, de Navegación
Marítima.
192
TURISMO Y TRABAJO

Interesa sobre todo destacar dos cuestiones de especial trascendencia a los efectos
turísticos, por un lado, la ordenación del tiempo de trabajo o, por mejor decir, el tiempo
de descanso de la gente de mar, incluidas las especialidades de los jóvenes marinos. Por
otro lado, el buque como centro de trabajo en el que se desarrolla la actividad, en
referencia al abanderamiento o pabellón que marca la nacionalidad del buque y su
repercusión jurídica. Una vez delimitadas estas cuestiones, se considerará qué naturaleza
turística ha de corresponder a los miembros de la tripulación, sobre todo cuando en las
escalas de los cruceros deciden bajar a tierra para disfrutar de su tiempo libre.

6.2. El tiempo de trabajo y de descanso


La regulación del tiempo de trabajo de la gente de mar ha sido una constante en
las distintas normas que han ido surgiendo para tratar de ordenar la vida a bordo, ya que
este tipo de actividad cuenta con unas connotaciones muy peculiares al ser realizado en
las dependencias de un buque, un espacio cerrado que sirve como centro de trabajo, y a la
vez como lugar donde se ha de convivir durante un determinado periodo más o menos
largo de tiempo. Es decir, las condiciones donde se desarrolla la actividad laboral no es la
habitual a la del resto de los trabajadores, no solo por su carácter itinerante, sino por el
hecho de coexistir en un mismo recinto el desarrollo de lo que ha de ser el tiempo de
trabajo y el tiempo de descanso, con las dificultades que ello entraña en cuanto a su
delimitación y control de su cumplimiento.

6.2.1. El tiempo de trabajo


Como antecedente internacional en la regulación del tiempo de trabajo en el mar,
se ha de citar el Convenio OIT número 180, sobre las horas de trabajo a bordo, (1996)461.
El cual establece una serie de referencias significativas en relación con el factor temporal,
como: “horas de trabajo”, para designar “el tiempo durante el cual un marino está
obligado a efectuar un trabajo para el buque”; y “horas de descanso”, para designar “el
tiempo que no está comprendido en las horas de trabajo; esta expresión no abarca las
pausas breves”462.
Conforme a estas mismas premisas el Convenio sobre el Trabajo Marítimo de
2006, de la OIT (en adelante, CTM 2006), norma actualmente vigente, ordena el tiempo
de trabajo y de descanso de la gente de mar. Regula también las condiciones de los
marinos y todo lo que rodea a su cumplimiento, convirtiéndose desde entonces en el
instrumento de referencia internacional sobre trabajo en el mar. De hecho, incluso se
considera que “establece sin lugar a dudas un antes y un después en la consecución de un
trabajo decente para la gente de la Mar, para los Marinos”463.
El CTM 2006 reconoce que dentro de los límites que han de establecerse sobre los
módulos temporales se ha de fijar, ya sea el número máximo de horas de trabajo que no

461
C180 (1996) OIT, sobre las horas de trabajo a bordo y la dotación de los buques.
462
Vid. Art. 2, C 180 OIT.
463
AZKUE MANTEROLA, J., "Convenio marítimo 2006: mucho más que un convenio para los
trabajadores de la mar". Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2009, nº 82, p. 39-44.
193
TURISMO Y TRABAJO

deberá sobrepasarse en un límite determinado o el número mínimo de horas de descanso


que deberá concederse dentro de un periodo determinado. Es decir, se realiza una
composición antagónica entre el tiempo de trabajo y de descanso, en lo que parece ser una
solución alternativa a la hora de fijar el mismo, pero que según parece ha de considerarse
como una mala expresión del Convenio, que no pretende decir que baste hacer una sola
de las dos operaciones, pues no todas las horas de no trabajo son horas computables como
de descanso, ni tampoco todas las horas de no descanso son horas necesariamente de
trabajo464.
Por otro lado, según se reconoce, las horas normales de trabajo de la gente del mar
deberán basarse en una jornada laboral de ocho horas, con un día de descanso semanal y
los días que correspondan a los días festivos oficiales465. La jornada de ocho horas, sin
que en principio se aluda a ningún período de referencia, parece querer indicar que han de
tener carácter diario en lo que ha de ser su tope máximo. El tiempo de trabajo se sigue
conectando a estos efectos con el tiempo de descanso, haciendo referencia por un lado al
descanso necesario semanal de un día, y por otro con el que en su caso corresponda a los
días festivos oficiales. No obstante lo anterior, se deja la puerta abierta a posibles
negociaciones colectivas que puedan mejorar las condiciones en cuanto al tiempo de
trabajo para esos ámbitos de negociación, siempre y cuando se regule sobre una base no
menos favorable, entendiendo como tal, unas condiciones más beneficiosas para la gente
del mar, en el cómputo general del clausulado.
En principio, y a falta de menciones posteriores en el Convenio, hay que
considerar para la aplicación de los festivos, y por lo que a los buques españoles respecta,
la regla prevista a efectos del buque como centro de trabajo a la hora de conectar a los
mismos con la provincia donde radique su puerto base466, es decir ha de entenderse el
disfrute de los festivos tal cual correspondería al trabajo realizado en dicha sede
provincial. Debiendo entenderse a este respecto que, según prevé el mismo ET, de los
catorce festivos anuales que corresponde a los trabajadores, dos han de ser locales, y por
tanto los festivos que a dicho ámbito corresponda; al igual que dentro de este límite anual
señalado, los que se prevean desde cada comunidad autónoma en el señalamiento de
fiestas laborales para dicho territorio, siempre en relación con las de alcance nacional y
siguiendo las reglas previstas a este efecto467. De tal forma que en todo caso hay que
entender, al menos como específicas, las dos locales referenciadas en relación a la
radicación del puerto base del buque y, en su caso, las que se dictaminen en cada
comunidad autónoma de pertenencia, siempre siguiendo las reglas de señalamiento antes
mencionadas.
En cuanto a los límites para el tiempo de trabajo y de descanso previstos en el
CTM 2006, se siguen las mismas pautas establecidas en el Convenio 180468, de tal forma
que el criterio alternativo de horas de trabajo en su nivel máximo, o bien horas de

464
GARCÍA NINET, J. I., "Horas de trabajo y descanso en el trabajo en el mar: exposición sistemática a
partir del Convenio sobre el Trabajo Marítimo, 2006". Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración,
2009, nº 82, p. 245-290. Cuando se refiere a las pautas máximas de trabajo y/o mínimas de descanso.
Expresión alternativa que por otro lado se mantiene a lo largo de la norma a la hora de establecer los
módulos de referencia temporal.
465
Vid. Norma A2.3.3, CTM 2006.
466
Vid. Art. 1.5. ET, A propósito del centro de trabajo en relación con la actividad de trabajo en el mar.
467
Vid. art. 37.2, ET, sobre las fiestas laborales.
468
Vid. Norma A2.3.5.a), CTM 2006, en relación con el art. 5.1.a), C180 (1996) OIT.
194
TURISMO Y TRABAJO

descanso en el mínimo, van a regir las condiciones temporales de la prestación de trabajo


a bordo, siempre entendiendo que son limites que necesariamente hay que respetar pero
que en cualquier caso son susceptibles de mejora.
Así, los límites temporales de trabajo o descanso quedan establecidos de la
siguiente forma:
“a) el número máximo de horas de trabajo no excederá de:
i) 14 horas por cada período de 24 horas, ni de
ii) 72 horas por cada período de siete días,
o
b) el número mínimo de horas de descanso no será inferior a:
i) 10 horas por cada período de 24 horas, ni a
ii) 77 horas por cada período de siete días.”
Por lo que respecta a las horas de trabajo, vienen señaladas sobre el ámbito diario
y semanal (o por mejor entender, de veinticuatro horas y siete días), en una doble
limitación que es necesario combinar para que se respete en cualquier caso el tiempo
máximo de trabajo a realizar. Quiere ello decir, que las catorce horas trabajo no pueden
mantenerse de forma constante ya que entonces se superaría el tope máximo establecido
para siete días. Sin embargo, la jornada de trabajo sí podrá tener una distribución
irregular, no por ser necesario sino por ser permitido, de tal suerte, que puede haber días
de más horas de trabajo y otros de menos, salvaguardando en todo caso los límites
establecido en los dos niveles de referencia.
Las singulares características del trabajo en el mar hacen que sea uno de los
supuestos previstos en nuestro ordenamiento jurídico como jornada especial de trabajo, en
el Real Decreto 1561/1995 de 21 de septiembre (en adelante, RDJE)469. Hay quien
considera necesario una aclaración previa en cuanto a la ordenación de esta jornada, ya
que, sin ser mencionada en la norma se entiende que va a condicionar en última instancia
cualquier análisis relativo al tiempo de trabajo; en concreto, la distinción entre el período
de embarque y desembarque, que van a marcar por un lado, los tiempos de trabajo
efectivo, de presencia y descansos; y, por otro, los períodos de vacaciones470.
Esta norma, de carácter reglamentario, regula el tiempo de trabajo para aquellos
trabajadores que presten servicios a bordo de buques y embarcaciones (salvo para el
capitán o persona que ejerza el mando de la nave), estableciéndose que no podrán realizar
una jornada total diaria superior a doce horas, incluidas en su caso las horas
extraordinarias. Se establecen dos salvedades para su posible incremento, por un lado, en
los casos de fuerza mayor por razones de seguridad o socorro, y por otro, en casos de
469
Real Decreto 1561/1995, de 21 de septiembre, que regula las jornadas especiales de trabajo, subsección
5ª. Trabajo en el mar.
470
GÓMEZ MUÑOZ, J. M., Las jornadas especiales de trabajo. Aranzadi, 1999, p.209-229. Entiende el
autor que el período de embarque delimitará el quantum máximo de días al año para los tiempos de trabajo
efectivo, tiempo de presencia y, descanso entre jornadas y semanales; y que en los períodos de desembarque
se han de disfrutar las vacaciones devengadas durante el período de embarque.
195
TURISMO Y TRABAJO

apremiante necesidad de abastecimiento, de descarga urgente o para la realización de


determinadas maniobras. En los supuestos de fuerza mayor la jornada se podrá prolongar
por el tiempo necesario, para todos lo demás supuestos no se podrá exceder en ningún
caso de catorce horas por cada período de veinticuatro horas, ni de setenta y dos horas por
cada período de siete días471, es decir se establecen los mismos límites máximos que se
contemplan en el CTM 2006 y en su antecedente normativo internacional en cuanto a
horas de trabajo, el C180.

6.2.2. El tiempo de descanso


En cuanto a las horas de descanso como freno impuesto al tiempo de trabajo
efectivo, a la par que como elemento reparador del desgaste del trabajador, viene
establecido en el RDJE472 en términos similares a las horas de trabajo, fijando en este
caso una doble escala limitativa pero en sentido inverso, es decir, marcando el tiempo
mínimo de horas a dedicar, en vez de el máximo. El período de referencia sigue siendo de
índole diaria o semanal, con un tiempo mínimo de diez horas en el primer caso y setenta y
siete en el segundo, siendo en cualquier caso susceptible de mejora, incrementado el
tiempo de descanso.
La particularidad añadida en el RDJE, va en relación a la posibilidad de agrupar
las horas de descanso en dos períodos como máximo, uno de los cuales ha de ser al menos
de seis horas ininterrumpidas. Luego en realidad existe una doble opción, fraccionar el
descanso o no, pero si se opta por la segunda, hay que respetar preceptivamente un
descanso de al menos seis horas consecutivas, entendiendo que éste ha de ser el arco
temporal mínimo para que el descanso surta efecto como tal. En los mismos términos
anteriores también se podría mejorar la situación, o bien eliminando el fraccionamiento, o
bien aumentando el descanso ininterrumpido de una de las partes.
A su vez, esta norma contempla el intervalo que ha de mediar entre dos periodos
consecutivos de descanso, no pudiendo exceder de catorce horas, lo que contrario sensu
pone de manifiesto la imposibilidad de trabajar por encima de ese lapso de tiempo. En
este caso lo más beneficioso para el trabajador sería que los espacios se acortasen entre el
final de un descanso y el principio del siguiente, de tal suerte que cumpliendo con esta
regla las horas de trabajo continuadas se verían inexorablemente reducidas en pro de un
mayor tiempo destinado al descanso.
En el RDJE, no se establece como ocurre en el CTM 2006 el tiempo mínimo de
descanso a tener en consideración como limite alternativo al tiempo de trabajo, sino que
complementando a esta previsión sobre el tiempo de trabajo, lo que se regula es el
descanso entre jornadas. Así, como regla general se prevé que entre el final de una
jornada y el principio de la siguiente los trabajadores tienen derecho a un descanso
mínimo de ocho horas, garantizando por tanto un descanso obligatorio de carácter
continuado. Por otro lado, esta divergencia entre ambas normas tal vez pone de

471
Vid. Arts. 15 y 16, RDJE.
472
Vid. Art. 17, RDJE.
196
TURISMO Y TRABAJO

manifiesto, lo que alguna voz ya reclama en cuanto a la necesidad de actualizar una


norma como el RDJE a la realidad social y laboral de hoy en día473.
Además, establece el RDJE un lapso de tiempo de descanso diferente para cuando
el buque se halle en puerto, donde la extensión del descanso ha de prolongarse hasta las
doce horas, y ello con independencia de que el personal baje a tierra o permanezca por su
voluntad a bordo. Todo ello, siempre y cuando no se den casos de necesidad que puedan
anular dicha previsión y reducirlas al mínimo previsto en estado de navegación, es decir a
ocho horas, o casos de fuerza mayor, que no se verían sometidos a estos límites. Esta
distinción hecha para cuando el barco haga escala, parece ir dirigida a favorecer el
bienestar del trabajador al ampliar su tiempo de descanso y por tanto la posibilidad de
disfrutar de ese esparcimiento en tierra firme, lo que se acentúa si cabe en los destinos de
cruceros.

6.2.3. Situaciones singulares en cuanto al tiempo de trabajo y de descanso


Por otro lado, y con independencia de la ubicación física del buque, el RDJE
contempla el tiempo de trabajo del turno de guardia, donde no es posible superar las
cuatro horas y que a cada guardia ha de suceder un descanso de ocho horas
ininterrumpidas, además, remite a los convenios la misma posibilidad de fraccionamiento
del periodo de descanso que contempla el CTM 2006474. Por tanto, lo que se está
contemplando es el exceso de jornada ante situaciones extraordinarias como las guardias,
tratando de garantizar en cualquier caso el descanso necesario suficiente para reparar el
sobreesfuerzo realizado.
El CTM 2006 prevé a su vez situaciones de disponibilidad para el caso en el que
por requerir sus servicios se vea perturbado el período de descanso, reconociéndole al
efecto el derecho a un periodo de descanso compensatorio475. Es decir, habría que
distinguir por tanto diferentes periodos en el ámbito temporal de la relación laboral, por
un lado, el de “trabajo”, como aquél en el que se desarrolla la actividad laboral; por otro,
el de “descanso”, aquel en el que se está libre de todo servicio; y, por otro, el de
“disponibilidad”, en el que el trabajador puede ser requerido para prestar un servicio.
Entendiendo que durante el periodo de disponibilidad el trabajador no es dueño
absoluto de su tiempo y por tanto no puede administrarlo con libertad, pensando sobre
todo en el supuesto de hallarse en puerto y querer bajar a tierra, donde en su caso se
perdería la disponibilidad de su presencia en el centro de trabajo. Salvo que, por otro lado,
ese tiempo de disponibilidad o tiempo de “presencia” se convierta en tiempo de
“localización” a la espera de llamada, con un tiempo de respuesta para acudir al trabajo
previamente estipulado, lo cual permitiría en este supuesto al trabajador poder
desembarcar y presentarse de nuevo en el buque si se produce el aviso para requerir sus
servicios. En cualquier caso, otra cuestión será el cálculo del tiempo de descanso que en

473
GÓMEZ MUÑOZ, J. M., “Revisitando las jornadas especiales de trabajo de la mano de Manuel Ramón
Alarcón”. En Los grandes debates actuales en el derecho del trabajo y la protección social: estudios en
recuerdo del profesor Dr. Manuel Ramón Alarcón Caracuel. Monografía de temas laborales (CARL),
2016. Vol. nº 58, p. 301-315.
474
Vid. Art. 17. b) y c), RD 1561/1995; en relación con la norma A2.3.6., CTM 2006.
475
Vid. Norma A2.3.8., CTM 2006.
197
TURISMO Y TRABAJO

cada caso ha de corresponder si definitivamente la interrupción se produce, y ello con


independencia de otras cuestiones que puedan ser tenidas en cuentas durante el periodo de
disponibilidad, o en su caso de localización, con respecto al ámbito retributivo por dicho
estado de alerta laboral, o por la materialización definitiva del requerimiento.
Según el CTM 2006 la organización del trabajo ha de quedar reflejada en un
cuadrante normalizado y visible, en el idioma o idiomas de trabajo del buque, y en inglés,
donde deben quedar reflejados por cada cargo el número máximo de horas de trabajo o el
mínimo de horas de descanso, y el programa de servicio en el mar y en los puertos476. Al
margen de la cuestión formal, se presupone con esta ordenación que las actividades a
desarrollar en el mar y en el puerto son variables, entendiendo a este respecto que las
funciones a realizar con el barco en navegación han de ser superiores a las que han de
corresponder en el puerto, de tal suerte que va a generar en la tripulación con carácter
general una mayor disponibilidad de tiempo libre o de descanso, y por tanto con mayor
probabilidad de bajar a tierra firme.
Este Convenio contempla también una situación excepcional por cuestiones de
seguridad o socorro, otorgándole al capitán un poder de dirección superior al habitual
para reordenar las horas de trabajo o descanso de los marinos, durante el tiempo necesario
hasta garantizar el restablecimiento de la normalidad477. Una vez superada la situación
que lo provoca, ha de otorgarse un nuevo periodo de descanso a todos aquellos marinos
que hubiesen interrumpido su horario normal de descanso.

6.2.4. El reconocimiento de la fatiga de la gente del mar


El interés por el aseguramiento del horario de trabajo y de descanso lleva a la
norma a tener en consideración algo habitual en el entorno donde se desarrolla este
trabajo, la fatiga de la gente del mar, de tal forma que ha de ser un factor a tener en cuenta
a la hora de configurar tanto la asignación de tareas, como el reconocimiento de los
tiempos de actividad y descanso, así como de los niveles de dotación del barco. Siendo
así que ha de entenderse al efecto que la realización de determinadas actividades
relacionadas con ejercicios de control, prevención y similares, previstos por la legislación
nacional o en su caso internacional, "se lleve a cabo de la forma menos perturbadora para
los periodos de descanso y para que no provoquen fatiga"478. En términos parecidos se
pronuncia sobre lo oportuno de asegurar unos niveles de dotación adecuados en cuanto a
número de marinos y su cualificación, teniendo en cuenta "la necesidad de evitar o de
reducir al mínimo el exceso de horas de trabajo para asegurar un descanso suficiente y
limitar la fatiga"479. Como medida de aseguramiento de estos niveles de dotación, se
impone a la autoridad competente la expedición de un documento sobre dotación mínima

476
Vid. Norma A2.3.10 y 11, CTM 2006.
477
Vid. Norma A2.3. 14, CTM 2006.
478
Vid. Norma A2.3.7, CTM 2006.
479
Vid. Norma A2.7.2, CTM 2006.
198
TURISMO Y TRABAJO

o equivalente, que a su vez sirva como garantía para que el personal que trabaje en
cualquier puesto a bordo pueda disfrutar de un descanso suficiente480.
En definitiva, la presencia de personal a bordo suficiente y cualificado va a servir
para equilibrar el reparto en las tareas pertinentes, de tal forma que ha de quedar a salvo el
exceso de trabajo como garantía del derecho al descanso necesario, quedando a su vez
asociado el tiempo de descanso como elemento limitador de la fatiga de la gente de mar.
Por otro lado habrá que considerar como parte del uso y disfrute del tiempo de descanso
la posibilidad de bajar a tierra por parte de la tripulación en las escalas que realicen en
puerto, como una fórmula añadida para paliar estos efectos nocivos de la navegación.

6.2.5. El bienestar del trabajador del mar


En cuanto al bienestar del trabajador, es un derecho genérico reconocido a la gente
del mar, pero que además se manifiesta de forma específica en determinadas cuestiones
en el CTM 2006, como el reconocimiento expreso de permisos para bajar a tierra, con el
fin de favorecer su salud y bienestar481. Este supuesto se enmarca como parte del
reconocimiento general del derecho a vacaciones, aunque debe ser considerado como algo
distinto de las vacaciones anuales; ya que se trata de permisos, al igual que los permisos
laborales que ya conocemos en las legislaciones laborales, con o sin sueldo, con una u
otra causa y duración482. Luego, también en estos casos de permisos se está ampliando la
disponibilidad de tiempo libre para facilitar la bajada a tierra como medida de bienestar,
dejando en cualquier caso la puerta abierta a su concreción por las normas nacionales y
convencionales.
La consecución del bienestar de la gente de mar no es exclusiva en cuanto a la
disponibilidad de tiempo suficiente para desembarcar en puerto, sino que se ve ampliada
en su finalidad por el allanamiento de otros mecanismos de disfrute como el acceso a las
instalaciones de los servicios portuarios de bienestar. Pero sin duda éste se ve reforzado
por la regla de la concesión de permisos necesarios para bajar a tierra483. Esta opción de
acceso a instalaciones de bienestar portuarias se prolonga con la disponibilidad de visitar
las ciudades que los acogen, en lo que suele ser una de las características más destacadas
de los empleados de cruceros que disponen de tiempo libre durante la estancia en
puerto484.
Asimismo, se hace necesario reforzar esta situación con otras medidas que
agilicen la bajada a tierra del personal libre de funciones, sobre todo pensando en el corto

480
MIÑARRO YANINI, M., "Acerca de las disposiciones sobre niveles de dotación y protección de la
seguridad y salud a bordo de buques contenidas en el Convenio de la OIT sobre el trabajo marítimo, 2006",
Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2009, nº 82, p. 341-355.
481
Vid. art. IV, y regla 2.4.2, CTM 2006.
482
GARCÍA NINET, J. I., "Horas de trabajo y descanso en el trabajo en el mar: exposición sistemática a
partir del Convenio sobre el Trabajo Marítimo", 2006. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración,
2009, nº 82, p. 245-290.
483
CHARBONNEAU, A., "Bienestar de los marinos: el procedimiento para la interposición de quejas en
tierra". Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2009, nº 82, p. 357-382.
484
ESTEPA MONTERO, M., "El régimen jurídico y el tráfico de los cruceros marítimos". Anuario Jurídico
y Económico Escurialense, 2012, nº 45, p. 133. Siempre que no sean requeridos para atender a los pasajeros
que permanecen en el buque o para proveer los suministros necesarios.
199
TURISMO Y TRABAJO

espacio de tiempo que los buques suelen pasar hoy en día atracado en los puertos.
Máxime si de lo que hablamos es de barcos de crucero, con lo peculiar de sus travesías,
en un periplo que suele durar varios días visitando distintos destinos turísticos y con una
dinámica donde lo frecuente es navegar de noche, arribar a puerto por la mañana
temprano, para volver a zarpar al anochecer hacía otro puerto, de tal suerte que la escala
en puerto no va a durar más de unas cuantas horas. La gente del mar trabaja y vive en los
buques, navegando en la mayoría de las ocasiones en el ámbito internacional, por lo que
“el acceso a las instalaciones en tierra y el permiso para bajar a tierra son elementos
decisivos para el bienestar de la gente de la mar”485. Para facilitar la entrada en el
territorio de un Estado Miembro se establece la expedición de un documento de identidad
específico para esta gente de mar, con miras al disfrute máximo del permiso temporal
para bajar a tierra durante la escala del buque, que en los tiempos actuales no suelen ser
demasiado largas, y en particular, en el caso de los cruceros apenas suele durar unas
horas.

6.2.6. Reglas especiales para los jóvenes marinos


Acorde con otra larga tradición internacional y nacional, se contempla como pauta
diferenciada las horas de trabajo y descanso a los jóvenes marinos, considerando como
tales a los menores de 18 años, para los cuales han de aplicarse las reglas sin distinguir si
el buque se encuentra en el mar o en el puerto. Las previsiones al respecto giran en torno
al horario de trabajo que no ha de exceder de ocho horas diarias ni de 40 semanales, así
como la posibilidad de realizar horas extraordinarias que quedaría reducida a las que
puedan surgir por razones de seguridad486. Es decir, se centra en el horario de trabajo y no
en el de descanso, entendiendo no obstante que, al margen de las especialidades, han de
respetarse las reglas generales de descanso establecidas para toda la tripulación.
Eso sí, se les ha de conceder tiempo suficiente para todas las comidas y una hora
como mínimo para la principal, además de 15 minutos de descanso cada dos horas de
trabajo ininterrumpido487. Parece querer garantizar un tiempo prudente para que estos
trabajadores puedan alimentarse con relativa tranquilidad, aun sin precisar realmente el
tiempo a destinar para el resto de comidas que no sean la principal; y, a su vez, asegurar
un pequeño receso reparador después de un tiempo determinado de trabajo continuado.
Excepcionalmente estas disposiciones podrían no aplicarse en determinadas situaciones
de turnos de vigilancia, o se trabaje según un sistema de turnos preestablecido o pueda
comprometerse la formación eficaz según los programas y planes de estudios
establecidos488.
La edad de los jóvenes marinos ha de corresponder, según las reglas generales del
CTM 2006, a trabajadores menores de 18 y mayores de 16 años, estando prohibido por
debajo de esa edad trabajar a bordo de un barco; además, para trabajar en determinadas

485
C185 (2003) OIT, Convenio sobre los documentos de identidad de la gente de mar. Instrumento de
Ratificación BOE nº. 274, de 14.11.2011.
486
Vid. Pauta B2.3.1.1.a), CTM 2006.
487
Vid. Pauta B2.3.1.1.b) y c), CTM 2006.
488
Vid. Pauta B2.3.1.2, CTM 2006.
200
TURISMO Y TRABAJO

circunstancias se requiere una edad mínima superior, como es el caso del trabajo
nocturno, o para trabajos que puedan resultar peligrosos para su salud o su seguridad489.
El trabajo nocturno para la gente de mar que sean menores queda prohibido, con
remisión del término “noche” a la legislación y práctica de cada país, debiendo respetarse
no obstante un período de al menos nueve horas contados como muy tarde desde la
medianoche, y no pudiendo finalizar antes de las cinco de la madrugada490. Nuestra
legislación laboral considera como trabajo nocturno, con carácter general, el realizado
entre las diez de la noche y las seis de la mañana, quedando asimismo prohibida la
realización de trabajo nocturno a los menores491. Sin embargo, para los menores de edad
que trabajen a bordo de un buque se considera trabajo nocturno prohibido el realizado
entre las diez de la noche y las siete de la mañana492, tal vez, siguiendo el mismo criterio
temporal ya utilizado a nivel internacional para limitar el trabajo nocturno de otro
colectivo sensible como el de las mujeres trabajadoras493. Respetando el cualquier caso
todos los aspectos temporales previstos al efecto por el CTM 2006, nueve horas
consecutivas, inicio antes de la medianoche y finalización después de las cinco de la
madrugada. Ello no obsta a que la autoridad competente pueda hacer una excepción
cuando se den determinados requisitos en función del ámbito formativo de la gente de
mar, siempre que no se perjudique ni su salud ni su bienestar.
La prohibición de llevar a cabo actividades para los jóvenes marinos se generaliza
para trabajos que puedan perjudicar su salud o su seguridad, es decir, la norma hace
referencia a trabajos que puedan resultar peligrosos para “su salud o su seguridad”, no a
trabajos “peligrosos”494. Relación que en cualquier caso se deja con carácter abierto para
que sean los Estados miembros quienes fijen cuales han de ser considerados como tales a
la vista de tal previsión.
Aunque la prohibición más llamativa ni siquiera va en relación a estas actividades
que puedan resultar dañinas para el menor, sino la que se dirige expresamente hacía la
imposibilidad de ser empleado o contratado o trabajar como cocinero a bordo de un
buque495. En este sentido, cabe señalar que la prohibición alude directamente a una
categoría profesional, la de cocinero, la cual precisa de una formación adecuada, con lo
que siguiendo al menos el cauce oficial para la obtención de dicha cualificación, se
llegaría a una mayoría de edad suficiente para el desempeño de dicho puesto, y por tanto
sin necesidad de haber recurrido a su consideración como impedimento. A mayor
abundamiento, y por lo que a barcos de crucero se refiere, donde el servicio de
restauración adquiere un especial protagonismo, y donde se alcanzan dimensiones
bastante considerables en cuanto al pasaje y la tripulación, se convierte en un puesto de
gran responsabilidad para la que se requiere no solo una formación culinaria adecuada,
sino una experiencia acreditada en funciones similares, que hacen teóricamente imposible

489
Vid. Regla 1.1., CTM 2006.
490
Vid. Norma A1.1. 2., CTM 2006.
491
Vid. Arts. 36.1, y 6.2., ET.
492
Vid. Disposición adicional cuarta, RD 1561/1995.
493
C089 (1948) OIT, Convenio relativo al trabajo nocturno de las mujeres empleadas en la industria. El art.
2 sitúa el trabajo nocturno entre 10 de la noche y 7 de la mañana.
494
RUANO ALBERTOS, S., “El Convenio sobre el trabajo marítimo: requisitos para trabajar a bordo de
buques; edad mínima, certificado médico, formación y calificaciones”. Revista del Ministerio de Trabajo e
Inmigración, 2009, nº 82, p. 125-158.
495
Vid. Norma A3.2.8., CTM 2006.
201
TURISMO Y TRABAJO

poder acceder a este nivel profesional con una edad inferior a los dieciocho años
señalados con carácter preceptivo.

6.3. El pabellón del buque


La nacionalidad del buque va a condicionar también el régimen jurídico laboral y
de seguridad social de la gente del mar, toda vez que el lugar en el que se desarrolla la
actividad no es un centro de trabajo al uso sino que por su propia naturaleza está diseñado
para desplazarse por aguas jurisdiccionales tanto nacionales como internacionales,
afectando por tanto al ordenamiento de diferentes países y al orden internacional. En el
caso particular de los cruceros y por lo que al panorama turístico se refiere, la repercusión
del pabellón del barco va a condicionar la naturaleza de los movimientos en el
desembarco tanto del pasaje como de la tripulación cuando hacen escalas en los puertos,
para saber si lo hacen a modo de prolongación del territorio, o en un destino diferente.
Asimismo, en su caso, cual va a ser el rol que se le asigna a la bajada a tierra de estos
trabajadores del mar.
La denominada “ley del pabellón” es la solución tradicional utilizada en el
panorama internacional, entendiendo que el buque forma parte del Estado y por tanto la
que ha de corresponder. Este mismo criterio se utiliza por la normativa española cuando
con carácter general el Código Civil establece el sometimiento de los buques a la ley del
lugar de su abanderamiento o registro496. Siguiendo la misma sintonía, el ET considera a
efectos laborales el buque como centro de trabajo, situándolo en la provincia donde
radique su puerto base497. Todo lo cual no deja de ser una ficción jurídica que prolonga la
territorialidad más allá de la que corresponde tradicionalmente a la circunscripción
geográfica de cada país, lo que unido a la diversidad normativa y en no pocos casos
interesada, originan un espectro difícil de controlar, dejando en evidencia la operatividad
de esta ley.
El pabellón o abanderamiento ha de corresponder a una realidad no siempre tenida
en cuenta, ya que existen algunos Estados que suavizan sobremanera las exigencias
legales para con los buques que enarbolen su bandera, y que forzó la aparición de normas
internacionales, tratando de dar sentido a cómo debe darse esta correspondencia, al
margen de los requisitos meramente formales. De tal suerte que lo que realmente ha de
existir es una “relación auténtica entre el Estado y el buque”, asignando además al Estado
el deber de “ejercer efectivamente su jurisdicción sobre los buques que enarbolen su
pabellón en los aspectos administrativo, técnico y social” 498. Quiere ello decir que, ha de
darse un vínculo real que justifique el abanderamiento y no solo el cumplimiento de las
formalidades oportunas sin relación de causalidad, ante lo cual y a modo de
reforzamiento, se introduce por el C147 de la OIT el deber de los Estados Miembros de
“ejercer una jurisdicción o control efectivos sobre los buques matriculados en su

496
Vid. Art. 10.2 CC., relativo a la ley aplicable a los buques según su abanderamiento.
497
Vid. Art. 1.5., ET, en relación al buque como centro de trabajo y su ubicación.
498
Convención sobre la alta mar hecho en Ginebra el 29 de abril de 1958 (BOE nº 309, de 27.12.1971). El
art. 5.1, otorga a cada Estado la potestad de establecer los requisitos necesarios para conceder su
nacionalidad a los buques para que puedan ser inscritos en un registro y tengan derecho a enarbolar su
bandera. En términos idénticos se pronuncia la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del
Mar de 10 de diciembre de 1982, en su art. 91.1.
202
TURISMO Y TRABAJO

territorio”499, en aras a proteger los intereses del personal con respecto a normas de
seguridad, régimen de seguridad social y condiciones de vida y de empleo a bordo de la
gente del mar.
Esta situación en cuanto a relación efectiva de abanderamiento no ha tenido sin
embargo el suficiente calado en el ámbito internacional, toda vez que en numerosas
ocasiones se ha recurrido a lo que se hace llamar pabellón de conveniencia, cuya propia
denominación nos orienta sobre su interés recurrente por parte del titular del buque. Estos
pabellones corresponden a territorios donde se minimizan los requisitos de matriculación
y se suavizan sobremanera las normas aplicables por esos Estados y el control efectivo de
las mismas; es decir, utilizando el símil tributario a efectos de trabajo, una especie de
"paraíso laboral" para los armadores, donde las normas se rebajan de tal manera que
permiten ofrecer sin ningún reparo condiciones de trabajo “leoninas” a la tripulación. Así
pues, los trabajadores del mar “deben prestar servicios en este tipo de buques en pésimas
condiciones laborales, pudiendo destacarse, entre otras, las siguientes: 1) admisión del
despido libre o por causas muy amplias; 2) inexistencia de un sistema estatal obligatorio
de Seguridad Social; y 3) ausencia de medios para controlar las condiciones de trabajo en
los buques… [trabajándose] en unas condiciones de grave inseguridad como lo demuestra
el alto grado de siniestralidad que suele tener la mayor parte de ellos”500.
De esta manera, en el panorama internacional la permisividad existente por parte
de los pabellones de conveniencia o registros abiertos provoca que siguiendo la ley del
pabellón, se eludan las normas laborales y de seguridad social, que de otra forma
corresponderían en función de la correcta aplicación del abanderamiento real o auténtico,
generando condiciones de trabajo en muchos casos extremas que se suman a las ya de por
sí especiales dificultades que se producen en el medio en el que desarrollan la actividad la
gente de mar. En el panorama nacional “los criterios esgrimidos por los tribunales
laborales corrigiendo la aplicación de la ley del pabellón en defensa de la aplicación de la
legislación laboral y de Seguridad Social española a los marineros españoles embarcados
en buques con pabellones de conveniencia han jugado un papel decisivo”501.
La alarma generada por el abanderamiento de conveniencia en relación con la
aplicación de la ley del pabellón, ha provocado la aparición de otro criterio alternativo al
principio lex loci laboris, condicionada a estos efectos a una mera formalidad
administrativa de matriculación en los registros abiertos o libres. En este sentido, se
aboga por la teoría del “vinculo más estrecho” como criterio normativo de protección
para aplicar a la gente de mar enrolada en estos buques de conveniencia. De tal forma,
que se plantea “si no sería más adecuado, en lugar de tomar como norma el Estado del
Pabellón que, en definitiva, no es más que una ficción legal, introducir con carácter
general el recurso al criterio de la vinculación más estrecha en la línea señalada por el

499
C147 (1976) OIT, Convenio sobre la marina mercante (normas mínimas), Instrumento de Ratificación
de 10 abril de 1978, (BOE nº 15, de 18.1.1982). Art. 2. b), sobre medidas de control a ejercer por todo
Miembro que ratifique el Convenio sobre los buques matriculados en su territorio.
500
CARRIL VÁZQUEZ, X. M., “Aspectos laborales y de seguridad social de los pabellones de
conveniencia”. Civitas. Revista Española de Derecho del Trabajo, 2001, nº 108, p. 909-927.
501
RODRÍGUEZ COPÉ, M. L., “La protección social de los trabajadores del mar”. La protección social en
las relaciones laborales extraterritoriales, 2006, p. 496-519. Por una parte, asumiendo su competencia para
conocer este tipo de asuntos, independientemente de las normas que hayan de entrar en juego y por otra,
aplicando excepcionalmente, la legislación española al considerar como empleadora del marinero español a
las agencias españolas de embarque o marítima.
203
TURISMO Y TRABAJO

TJUE”502. No obstante, esta vía de solución no está exenta de problemas interpretativos,


al quedar condicionado a una demostración caso por caso en base a una serie de
elementos probatorios, siendo por otro lado los indicios posteriores los que se deben tener
en cuenta para vincular más estrechamente un contrato de trabajo con un ordenamiento
jurídico en concreto503.
Tanto el CTM 2006 como el C180 de la OIT504 permiten el control por parte de la
autoridad competente del Estado del puerto para velar por el correcto cumplimiento de las
condiciones de trabajo del buque de cualquier pabellón. Esta facultad de poder
inspeccionar y, en su caso, imponer el cumplimiento de sus previsiones, presenta a la ley
del puerto como una posible alternativa a la ley del pabellón como ámbito de
jurisdicción505. Se trata por tanto de garantizar unas condiciones mínimas de trabajo, al
menos mientras el buque está en el puerto, pensando sobre todo en aquellas naves que
enarbolan banderas de conveniencia.
Situación ciertamente peculiar es la que se produce en los casos de doble o
múltiple abanderamiento, entendiéndose al efecto que el buque navega bajo las banderas
de dos o más Estados, utilizándolas a su conveniencia. Para este supuesto se establece la
regla según la cual no podrá ampararse en ninguna de esas nacionalidades frente a un
tercer Estado y podrá ser considerado como buque sin nacionalidad, se contempla
además, que no se podrá efectuar ningún cambio de bandera durante un viaje ni en una
escala, excepto cambio de la propiedad o en el registro506.
Es decir, si ya de por sí el pabellón de conveniencia genera problemas
significativos de cumplimiento de las normas, con este hipotético abanderamiento
múltiple, también usado de conveniencia, la situación se degrada aun mas, con la
finalidad clara y fraudulenta de eludir responsabilidades de cualquier orden. Esta
situación puede comportar "en la práctica que cualquier Estado pueda ejercer su
jurisdicción sobre el buque (carente de nacionalidad o que navegue utilizando dos o más
pabellones) dado que no está protegido ni por el Derecho internacional público ni por
ningún ordenamiento jurídico estatal"507.

502
RIBES MORENO, M. I., “La actividad del personal que presta servicios a bordo de buques y sus
problemas frente al encuadramiento en un régimen de Seguridad Social”. e-Revista Internacional de la
Protección Social, 2016, vol. 1, nº 1, p. 23-39. Según la autora esta modificación de los criterios existentes
para el encuadramiento permitiría proteger adecuadamente a los trabajadores del mar.
503
FOTINOPOULOU BASURKO, O., “Cerrando el círculo: el caso Schlecker y la interpretación de la
regla conflictual de los vínculos más estrechos en el contrato de trabajo plurilocalizado”. Temas Laborales:
Revista Andaluza de Trabajo y Bienestar Social, 2014, nº 123, p. 79-108.
504
Vid. Regla 5.2, CTM 2006, sobre responsabilidades del Estado rector del puerto; y art. 8, C180 de la
OIT, sobre control del cumplimiento de las disposiciones pertinentes.
505
FOTINOPOULOU BASURKO, O. "El Convenio refundido sobre trabajo marítimo y el abandono de
marinos en puertos extranjeros". Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2009, nº 82, p. 219-244.
Según la autora, en el supuesto de una amplia ratificación podría favorecer el progresivo abandono de la ley
del pabellón como ámbito de jurisdicción
506
Vid. Art. 6, Convención de Ginebra (1958).
507
DOMÍNGUEZ CABRERA, M. P., "Problemas relacionados con la nacionalidad del buque". Revista de
Derecho (Valdivia) [online]. 2005, vol.18, nº1, p.119-144. Según la autora, "en este sentido llama la
atención, por ejemplo, que en el Derecho de los Estados Unidos se haya previsto expresamente que también
quedan sometidos a la jurisdicción de ese país los buques sin nacionalidad, al igual que la jurisprudencia del
Reino Unido de Gran Bretaña".
204
TURISMO Y TRABAJO

6.4. El Registro Especial de Buques de Canarias


La OIT pone de manifiesto la realidad que rodea al mercado marítimo mundial
caracterizado por tratar de eludir y no aplicar la reglamentación correspondiente, donde
los Estados no sienten la necesidad de aplicar las normas, sino que por el contrario,
“consideran que a fin de atraer buques a su registro deben proporcionar un marco jurídico
lo más flexible posible en lo que se refiere a las condiciones de trabajo y la
reglamentación laboral”508.
Efectivamente se puede apreciar como el abanderamiento de conveniencia genera
no pocas tensiones de orden jurídico, a la par que de orden económico por la competencia
desleal que todo ello implica; como solución alternativa algunos países afectados por el
éxodo masivo generado en el panorama internacional, crearon un segundo registro de
buques que les permitiese al menos retener bajo su abanderamiento una flota cada vez
más dispuesta a huir hacía pabellones de conveniencia. Es decir, estos registros parecen
ser un contraataque jurídico ante la situación generada recurriendo a una especie de
"marca light" con mayores facilidades de inscripción y ventajas en las condiciones
fiscales y laborales aplicables. Estos segundos registros suelen ser también conocidos por
otras expresiones como: registros internacionales, registros secundarios, registros
extraterritoriales o banderas de necesidad509.
En particular, en el caso español se creó un Registro Especial de Buques y
Empresas Navieras situándolo en el territorio de la Comunidad Autónoma de Canarias (en
adelante, REBECA)510, tratando de establecer un marco jurídico especial que le
permitiese competir bajo su propio pabellón con buques que enarbolasen banderas de
conveniencia511.
La dotación de los buques inscritos en este Registro debe conformarse de tal
forma que el capitán y el primer oficial sean de nacionalidad de un Estado miembro de la
Unión Europea o del Espacio Económico Europeo, salvo los supuestos reservados en
exclusiva a nacionales españoles. El resto de miembros de la tripulación, en un cincuenta
por ciento, también ha de ostentar la nacionalidad europea, pudiendo la otra parte restante
ser ocupada por personal extracomunitario; porcentaje que en todo caso pude ser
ampliado por el Ministerio de Fomento en determinados casos512. En una primera
redacción de la norma la reserva de los puestos de capitán y primer oficial se destinaban,
508
Organización Internacional del Trabajo (OIT), “El impacto en las condiciones de vida y de trabajo de la
gente de mar de los cambios en la estructura de la industria naviera”, Informe para el debate de la 29.ª
reunión de la Comisión Paritaria Marítima, Ginebra, 2001, p. 101-102.
509
IGLESIAS BERLANGA, M., “El transporte marítimo internacional. Una perspectiva económica,
medioambiental y jurídica”. AHLADI, 2013, vol. 21, p. 305-337. Considera además la autora, que no son
más que pabellones de conveniencia en fase de tentativa, ya que justificados por la necesidad de combatir
contra autenticas banderas de conveniencia, utilizan sus mismas armas: falta de regulación, tolerancia ante
irregularidades, facilidades de contratación y despido, ventajas fiscales, etc.
510
Real Decreto Legislativo 2/2011, de 5 de septiembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la ley
de Puertos del Estado y de la Marina Mercante (BOE nº 253, de 20.10.2011). Disposición adicional
decimosexta. Registro especial creado en 1992 bajo la Ley de Puertos 27/1992, vigente entonces.
511
MARTÍNEZ DE LANDALUCE, J. A., "De las banderas de conveniencia a los segundos registros".
Tribuna Social: Revista de Seguridad Social y Laboral, 1995, nº 49, p. 36-39.
512
Vid. Disposición adicional 16.6., RDL 2/2011. La posible autorización por parte del Ministerio de una
proporción superior a la inicialmente prevista para la dotación extracomunitaria, va a estar marcada por la
falta de disponibilidad de tripulantes de nacionalidad española o de la Unión Europea o del Espacio
Económico Europeo
205
TURISMO Y TRABAJO

en todo caso y en exclusiva, a ciudadanos españoles. Circunstancia ésta, que suscitó que
se elevara una cuestión prejudicial por parte del Tribunal Supremo español al Tribunal de
Justicia de la Unión Europea sobre la interpretación de la misma513, y que a la larga
desembocó en su redacción actual.
Quiere ello decir, que existe una reserva de los puestos considerados de confianza
al personal tanto nacional como europeo, dejando en todo caso el resto de puestos a cubrir
a una tripulación que puede estar repartida en función de su nacionalidad. De esta forma,
suele ser práctica habitual la coexistencia de trabajadores en el buque de distintas
nacionalidades, incluso pudiendo llegar a superar el personal extranjero al comunitario,
siempre y cuando se inste la autorización pertinente por parte de la empresa
correspondiente ante la falta de tripulantes europeos, que se den los condicionantes
oportunos, y se respete en todo caso la normativa española vigente en materia de
extranjería.
En cuanto a la normativa laboral y de Seguridad Social aplicable a los trabajadores
no nacionales empleados a bordo de estos buques matriculados en el segundo registro,
aclara la norma que “se regularán por la legislación a la que libremente se sometan las
partes, siempre que la misma respete la normativa emanada de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) o, en defecto de sometimiento expreso, por lo dispuesto
en la normativa laboral y de Seguridad Social española, todo ello sin perjuicio de la
aplicación de la normativa comunitaria y de los convenios internacionales suscritos por
España”514.
Por tanto, según esta regulación, para los trabajadores nacionales no existe
especialidad en este registro en relación al resto de normas aplicables para la gente de
mar, y en lo referente a los marineros extranjeros han de respetarse las previsiones hechas
que garantizan la aplicación de normas mínimas de orden internacional. Sin embargo, esta
garantía de mínimos no hace sino evidenciar una realidad no siempre bien aceptada, ya
que para estos tripulantes no nacionales (o comunitarios) se permite aplicar unas
condiciones laborales libremente pactadas, lo que ha sido denominado en algunos casos
como “dumping social”515.
Esta situación puede acarrear consecuencias significativas a la mano de obra local
en un doble sentido, por un lado, en cuanto a la merma de puestos a cubrir por el personal
nacional en relación con aquel que pueda ser ocupado por el personal foráneo, y por otro,

513
MIRANDA BOTO, J. M., "El trabajo en el mar en la jurisprudencia comunitaria". Revista del Ministerio
de Trabajo e Inmigración, 2009, nº 82, p. 417-434. El autor trata esta cuestión prejudicial al analizar las
reservas de nacionalidad en el trabajo en el mar en relación con la libre circulación de trabajadores, a
propósito de la interpretación de la Ley 27/1992, de Puertos del Estado y de la Marina Mercante y que
desembocó en la sentencia de 30 de septiembre de 2003, Colegio de Oficiales de la Marina Mercante
Española y Administración del Estado, asunto C-405/01, Rec. 2003, p. I-10391. Sobre este asunto, cabe
destacar también las Conclusiones de la abogada general Sra. C. Stix-Hackel, presentadas el 12 de junio de
2003, I-10394. Al respecto, hoy tan solo se reserva en exclusiva estos puestos a los nacionales españoles en
los casos que establezca la Administración marítima española que vayan a implicar el ejercicio efectivo de
forma habitual de prerrogativas de poder público que no representen una parte muy reducida de sus
actividades.
514
Vid. Disposición adicional 16.7, RDL 2/2011.
515
CARLIER DE LAVALLE, M., “El Registro Especial de Canarias. Ventajas y situación hoy”.
Asociación de Navieros Españoles, 2002, p. 1-28. Según el autor, este doble tratamiento ha sido contestado
por las principales centrales sindicales españolas con esta denominación de “dumping social”.
206
TURISMO Y TRABAJO

en cuanto a que pueda obligar a los nacionales a aceptar condiciones de trabajo


desfavorables516. La realidad que rodea en no pocas ocasiones a estos registros especiales
llegando a generar confusión e incertidumbre laboral, llevó a la Federación Internacional
de los Trabajadores del Transporte (ITF) a considerar que tanto el REBECA como los
segundos registros de otros territorios debían ser calificados en realidad como banderas de
conveniencia; moción sobre el Registro Canario que posteriormente fue retirada del
Congreso de la ITF de Vancouver 2002, al entender que garantizaba suficientemente las
condiciones de los trabajadores en materia laboral, económica y de Seguridad Social 517.
Sin embargo, no todos los segundos registros que se crearon han obtenido los mismos
resultados en cuanto al mantenimiento de la flota, llegando en ocasiones a empeorar las
condiciones laborales y sociales o de seguridad518.
Hay quien entiende que los registros especiales se caracterizan "por ofrecer
condiciones similares de explotación (fiscales, laborales y de seguridad social), pero con
la diferencia de que estas ventajas no se traducen en perjuicios para los trabajadores del
mar, en la medida en que son los propios Estados oferentes los que asumen los costes
diferenciales"519. Por lo que al REBECA compete, tal vez se refiera más a una cuestión
desde la perspectiva del trabajador antes que del empresario, entendiendo que los costes
de explotación aludidos sí van a beneficiar comparativamente al titular del buque, por
cuanto van a existir bonificaciones tanto fiscales como de Seguridad Social520. Bien
entendido entonces, que este ahorro del empresario no va a perjudicar al trabajador, y
efectivamente ha de ser el Estado quien absorba el coste bonificado. Es más, el trabajador
en este sentido no solo no se va a ver perjudicado, sino que se va a beneficiar en una
cuestión tan significativa para sus intereses como los rendimientos del trabajo personal
que hayan sido devengados con ocasión de la navegación en estos buques al tener la
consideración de renta exenta en un 50% en el IRPF521.
En materia de jornada laboral y descansos, los buques inscritos en este Registro
Especial se regirán por el ET y por el RDJE, salvo lo dispuesto en el ET sobre el límite
anual de 80 horas extraordinarias al año522. Quiere ello decir que los trabajadores del mar
enrolados en estos buques van a poder realizar un número ilimitado de horas
extraordinarias anuales, siempre y cuando se respeten el resto de límites temporales
previstos tanto de carácter diario, como semanal, así como los períodos de descanso
mínimo obligatorio.

516
DOMÍNGUEZ CABRERA, M. P., “El Registro Especial de Buques en el Texto Refundido de la Ley de
Puertos y la Marina Mercante en el Derecho Español”, Rev. E-Mercatoria, 2012, vol. 11, p. 259-286.
517
40º Congreso de la ITF, reunido en Vancouver del 14 al 21 de agosto de 2002, Moción 33.
518
MAESTRO CORTIZA, A. M., “Las autoridades nacionales frente a los pabellones de conveniencia: la
creación de segundos registros de buques”, en La toma de decisiones en el ámbito marítimo: su repercusión
en la cooperación internacional y en las situaciones de la gente del mar, (Dir. Sobrino Heredia, J. M),
Albacete, ed. Bomarzo, Albacete, 2016, p 395-411.
519
Vid. CARRIL VÁZQUEZ, X. M., "Aspectos laborales y de seguridad social de los pabellones de
conveniencia". , cit. op. p. 915, apartado 10.
520
Ley 19/1994 de 6 de julio de modificación del Régimen Económico y Fiscal de Canarias. (BOE nº 161,
de 7.7.1994), arts. 74 a 79, y Ley 13/1996 de 30 de diciembre de Medidas Fiscales, Administrativas y del
Orden Social (BOE nº 315, de 31.12.1996), arts. 61 y 62. Siendo por ejemplo la bonificación en materia de
Seguridad Social del 90% de la cuota empresarial para los tripulantes de los buques inscritos en este
Registro especial.
521
Vid. Art. 62, supra.
522
Vid. Disposición adicional 16.8., RDL 2/2011.
207
TURISMO Y TRABAJO

En relación a la inscripción en el REBECA en los casos de buques que acceden


por primera vez a un registro marítimo español, tiene efectos constitutivos en cuanto a la
adquisición de la nacionalidad española523, por tanto, desde la perspectiva territorial no
existe diferencia con respecto al registro común español, ostentando en ambos casos la
misma nacionalidad. En cualquier caso, y a los efectos oportunos, se entiende que un
buque tiene la nacionalidad del Estado que lo abandera, lo que por otro lado va a marcar
en las escalas de cruceros la existencia de un desplazamiento nacional o internacional, en
función de la coincidencia o no de la bandera que preside el buque y la del territorio
visitado.

6.5. Valoraciones desde una perspectiva turística


El régimen jurídico aplicable a la gente de mar va a marcar para estos empleados
de cruceros la posibilidad de desembarcar en las escalas que realicen en los puertos y sus
efectos; de tal suerte que aspectos como la fijación del tiempo de trabajo, los niveles de
dotación, el derecho al bienestar, las facilidades identificativas o el abanderamiento del
barco van a condicionar estos supuestos.
La fijación del tiempo de trabajo en relación con el de descanso se convierte en un
elemento esencial para poder ordenar una relación laboral ciertamente singular, donde la
combinación de trabajo, residencia temporal y clientela, coinciden en el mismo recinto, y
donde se hace aun más necesario la disponibilidad de tiempo libre para el trabajador para
poder desconectar, sobre todo coincidiendo con la llegada a puerto y su bajada a tierra.
Los niveles de dotación mínimo del buque permiten un mejor reparto de la carga de
trabajo, a la vez que aseguran la posibilidad de un descanso suficiente para todo el
personal y, por tanto, para ejercitar su disfrute de la mejor manera posible, incluido el
desembarco en puerto. El derecho al bienestar reconocido expresamente a la gente de
mar, se manifiesta entre otras cuestiones en el otorgamiento de permisos expresos para
bajar a tierra, entendiendo que tales concesiones van más allá del tiempo de descanso
común para toda la tripulación y que deben ir amparados en alguna causa determinada,
aunque se traduzca en un disfrute individual, lo que en cualquier caso permite
desembarcar al tripulante por el tiempo estipulado. Como complemento necesario para la
bajada a puerto de la tripulación se prevé la expedición de un documento identificativo de
la gente de mar, que agiliza la entrada en los distintos territorio, en unas escalas que
suelen durar un corto espacio de tiempo.
Un factor determinante es la nacionalidad del buque, bien entendida como una
cuestión de territorialidad que va a significar o bien una prolongación del espacio
nacional, o bien una entrada internacional, y todo ello con independencia de las fórmulas
elegidas para el abanderamiento, entendiendo en cualquier caso y a estos efectos que el
buque posee la nacionalidad del pabellón que enarbola en su llegada a puerto. El recurso
jurídico alternativo del segundo Registro por parte de algunos Estados ha servido para
retener a una flota dispuesta a enarbolar pabellones de conveniencia, manteniendo así la
misma nacionalidad del buque que el Registro principal.
523
DOMÍNGUEZ CABRERA, M. P. "El registro especial de buques de Canarias". Revista electrónica del
Departamento de Derecho de la Universidad de La Rioja, REDUR, 2004, nº 2, p. 6. Cuestión constitutiva
de nacionalidad que sirve para buques en construcción, buques importados o buques de pabellón extranjero
para los que se solicita el abanderamiento provisional.
208
TURISMO Y TRABAJO

En particular, el Registro Especial de Buques y Empresas Navieras de Canarias


permite la coexistencia de una dotación plurinacional con una aplicación normativa en
materia laboral diferente según sean tripulantes europeos o extranjeros. De tal suerte, que
tal permisividad legal cuando menos sorprende, al originarse en el mismo buque como
centro de trabajo una dualidad de condiciones laborales para unos u otros tripulantes,
incluso que puedan ser considerados entre ellos como trabajadores comparables, al
amparo y como única diferencia de la nacionalidad.
Desde una perspectiva turística, la tripulación que desembarca en puerto durante la
escala del crucero para visitar un destino, combina en principio el doble estatus de
trabajador y turista, que debe ser matizado.
Es innegable que los miembros de la tripulación son trabajadores que realizan su
actividad en un centro de trabajo itinerante, que particularmente en el caso de los cruceros
arriban en puertos de interés turístico, y que dicha llegada se produce en el marco
internacional cuando el desembarco se produce en un territorio distinto del país cuya
bandera preside el buque. En este escenario hay que considerar que el trabajo viene
desempeñándose en un espacio y para una entidad con nacionalidad diferente del lugar
que se visita, lo que supone la no prestación de trabajo alguno ni por tanto obtención de
remuneración en el territorio donde se realiza la escala. Faltando por tanto uno de los
elementos clásicos marcados por la OMT para la exclusión como visitante turístico
internacional, ya que ni se realiza el desplazamiento con intención de realizar un trabajo
en el país de destino, ni se obtiene retribución por parte de ninguna entidad residente en
dicho Estado. Además, la misma organización internacional considera expresamente a
efectos estadísticos a la tripulación de medios de transporte privado en la categoría de
visitante turístico524, por tanto, los miembros de la tripulación de estos cruceros van a
tener este tratamiento desde un punto de vista turístico. Asimismo, habrá que considerar
que tanto por la corta duración de permanencia en el destino, como por la falta de
pernoctación, han de ser incluidos dentro de esta categoría general de visitante turístico,
como excursionistas o también llamados visitantes del día.

7. El voluntariado internacional
El modelo de servicio voluntario ha evolucionado de forma significativa, pasando
de ser una actividad dispersa e individual, hacia un modo de compromiso personal
organizado con reconocimiento internacional525. Esta forma de participación activa
realizada bajo una serie de principios fundamentales, ha de incluir algunos elementos
comunes como son: la libertad de elección, la solidaridad, la ausencia de interés
económico y la ejecución en un marco organizado. El trabajo voluntario ha de de
distinguirse del trabajo asalariado, con el que comparte alguno de sus rasgos
característicos pero con el que tiene claros elementos diferenciadores, aunque en
determinados momentos pueda prestarse a cierta confusión.
La situación del voluntariado ha ido adquiriendo cada vez más adeptos, no solo en
el ámbito nacional, sino cada vez más en el panorama mundial, con movimientos
524
Vid. Apartado 2.62., RIET 2008 (OMT).
525
Declaración Universal del Voluntariado, aprobada en el Congreso Mundial de Paris de 1990 y Carta
Europea de “Volonteurope” para los Voluntarios.
209
TURISMO Y TRABAJO

significativos hacia lugares con especiales necesidades. Esta actividad puede llevarse a
cabo en el extranjero cuando se participe de forma voluntaria y gratuita en programas
ejecutados por aquellas organizaciones que reúnan los requisitos previstos legalmente.
Asimismo, también es posible su realización en el exterior como voluntario de
cooperación internacional para el desarrollo, debiendo ajustarse a lo preceptuado sobre
esta materia.

7.1. Concepto
El voluntariado significa con carácter general el desempeño libre por parte de una
persona de ciertas actividades con fines normalmente solidarios sin una retribución a
cambio. En el panorama nacional la ley que regula el voluntariado526 lo define en su art.
3, como: el conjunto de actividades de interés general, desarrolladas por personas
físicas, siempre que reúnan los siguientes requisitos:
a) Que tengan carácter solidario.
b) Que su realización sea libre, sin que tengan su causa en una obligación personal o
deber jurídico y sea asumida voluntariamente.
c) Que se lleven a cabo sin contraprestación económica o material, sin perjuicio del
abono de los gastos reembolsables que el desempeño de la actividad voluntaria ocasione
a los voluntarios (…)
d) Que se desarrollen a través de entidades de voluntariado con arreglo a programas
concretos y dentro o fuera del territorio español (…)
Se establece así un concepto de voluntariado que trata de enmarcar los caracteres
clásicos de este tipo de actividad. A continuación se excluyen otras situaciones que
pueden prestarse a confusión y entre las que, como no, se contemplan aquellas que se
realicen en virtud de una relación laboral.

7.2. Requisitos
Se han de dar una serie de requisitos para encontrarnos ante verdaderas
actividades de voluntariado, que se convierten en sus elementos definitorios: el carácter
solidario, libertad de decisión, ausencia de remuneración y desarrollo a través de una
organización.

a) El carácter solidario
La ayuda puramente solidaria se ve hoy en día ampliada por otras propuestas de lo
más variadas, como pueden ser razones medioambientales, educativas, culturales,
deportivas, etc. Pero al mismo tiempo pueden existir otras causas que inciten a realizar
esta actividad, ya que más allá de finalidades netamente desinteresadas pueden
esconderse otras tales como la necesidad de obtener experiencia, de hacer currículum o de

526
Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado (BOE nº 247, de 15.10.2015).
210
TURISMO Y TRABAJO

carácter laboral. Por tanto el interés por el bienestar social puede no venir motivado
exclusivamente por estos valores altruistas, existiendo en paralelo motivaciones
personales para su realización527.
El recurso del voluntariado como mecanismo de utilidad para obtener una
verdadera relación contractual de trabajo se acentúa en periodos de mayores dificultades
de acceso al empleo, o en momentos de búsqueda del mismo. El trabajo de voluntario
adquiere un valor significativo de cara a la obtención de un trabajo remunerado, ya que
permite el desarrollo de determinadas competencias difíciles de obtener por la vía
formativa y que el mercado de trabajo valora favorablemente528. Luego, sirve como
fórmula para adquirir una formación y experiencia diferentes a la que tradicionalmente se
adquieren por el cauce natural, a la par que se obtiene un reconocimiento bien apreciado
para poder acceder a un puesto de trabajo, sin olvidar, la ampliación que genera en el
candidato en su bagaje curricular.
El altruismo y la solidaridad del actuar voluntario también pueden quedar
cuestionados cuando exista un criterio de valoración positiva para un candidato, no solo
en cuanto a su buena acogida por parte de un ofertante de trabajo, sino cuando llega a
interferir en la incorporación a determinados puestos de trabajo, considerando como
merito su prestación529. Para este tipo de situaciones, el realizar determinado tipo de
voluntariado se convierte así en un requisito a cumplir por el aspirante para que le pueda
facilitar el acceso a un determinado puesto, dejando de ser por tanto una actuación
netamente generosa, y donde el trasfondo es la obtención del mérito correspondiente.
En determinados casos el acceso al empleo se alcanza en las mismas
organizaciones para las que se ha realizado la actividad de voluntariado, en lo que puede
considerarse como una promoción desde el colectivo voluntario al profesional530. Es
decir, sirve como puerta de entrada en la entidad para alcanzar una verdadera relación de
trabajo, saltándose el mecanismo tradicional de acceso al empleo a través de un proceso
de selección de personal, toda vez, que el aspirante ha tenido ocasión de mostrar con
carácter previo, su valía e implicación para este tipo de instituciones. Luego el carácter
desinteresado que ha de presidir este tipo de praxis, se ve en este caso empañado por
ocultar intereses personales para tratar de conseguir un puesto de trabajo, tan preciado en
los tiempos que corren. Y es que aquello del fin justifica los medios, parece haber
florecido en periodos de especiales dificultades de acceso al empleo, desvirtuando los
casos en los que así se procede.

527
YUBERO JIMÉNEZ, S.; LARRAÑAGA RUBIO, E., “Concepción del voluntariado desde la
perspectiva motivacional: conducta de ayuda vs. Altruismo”. Pedagogía Social: Revista Interuniversitaria,
nº 9, 2002, p. 27-39.
528
DE NIEVES NIETO, N., “Voluntariado y empleo en el tercer sector”. Revista del Ministerio de Trabajo
e Inmigración, 2001, nº 33, p. 279-312. En su análisis del tercer sector como generador indirecto de
empleo.
529
BENLLOCH SANZ, P., “Panorama de las relaciones laborales en el Tercer Sector”. Revista Española
del Tercer Sector, 2007, nº 7, p. 131-166. Se plantea esta última cuestión, citando además algunos ejemplos
de normativa autonómica en el ámbito del voluntariado de protección civil donde puede ser tenida en cuenta
como mérito.
530
ZURDO ALAGUERO, A., “El voluntariado como estrategia de inserción laboral en un marco de crisis
del mercado de trabajo. Dinámicas de precarización en el tercer sector español”. Cuadernos de Relaciones
Laborales, 2005, vol. 22, nº 2, p. 10-33. Entiende el autor la existencia de “verdaderas carreras
profesionales dentro de las organizaciones voluntarias, con una notoria peculiaridad, y es que una parte
importante de esas carreras es, en sentido estricto, pre-profesional”.
211
TURISMO Y TRABAJO

Es el voluntariado una figura de carácter aparentemente altruista, y que pretende


distinguirse del trabajo retribuido pero que sin embargo no solo no lo consigue, sino que
en alguna ocasión es la vía normativa la que fomenta esta interacción. Así, es cuando
menos sorprendente, el reconocimiento normativo que se otorga como “experiencia
laboral” a las prestaciones realizadas por los trabajadores voluntarios531. Se aprecia la
cercanía existente entre un trabajador asalariado y un trabajador voluntario, no solo por el
hecho gramatical de aparecer en ambos casos el término trabajador; sino por el
tratamiento que se da a la actividad llevada a cabo por el voluntario, equiparándola en
este caso a la del asalariado en cuanto a su consideración como experiencia laboral.
Quiere ello decir que se pueden acreditar competencias profesionales por la vía del
voluntariado que faciliten la empleabilidad de este personal, añadiendo este factor como
reclamo a la hora de decantarse por realizar tareas de voluntariado, lo que en su caso
desvirtuaría una vez más su teórico carácter desinteresado.

b) Libertad de decisión
En cuanto a la libertad de decisión, es una cualidad inherente a la propia figura
que la representa, o al menos ha de ser así, ya que ha de partir de una determinación pura
y voluntaria sin que su causa derive de ninguna injerencia que por la vía externa o interna
pueda afectar a esa toma de decisión.
En cuanto a la posible influencia externa, habría que desechar toda imposición que
aparezca en esta dirección que pueda significar un empuje coercitivo a la hora de adoptar
tal determinación. Se asemeja en este sentido al trabajo por cuenta ajena en el que una de
sus notas características es precisamente la voluntariedad de la acción, en contraposición
a cualquier tipo de trabajo forzoso, máxime si como ocurre en estos casos, dicha
característica se convierte en su propia esencia, llegando incluso a ser definido como tal
(voluntariado).
Luego existe coincidencia en cuanto a la libre determinación tanto en el trabajo
asalariado como en el voluntario, pero si cabe, se acentúa aun más en este último, donde
caso de no darse nos llevaría a un sinsentido tal, que sin duda adulteraría su propia
condición y hasta su misma denominación. En este sentido, nos encontramos con una
figura como la del “colaborador social”532, con origen en el trabajo voluntario que fue
reordenado legalmente para alejarlo formalmente del voluntariado al no ser una actividad
libre, aun manteniendo sus características533, llegando a ser tildados en algunos foros
como “voluntarios forzosos”.
Existen mayores dificultades a la hora de detectar la verdadera voluntariedad
desde el fuero interno, donde es posible verse abocado a realizar determinadas tareas
como mecanismo necesario para obtener un objetivo. Así, en el trabajo por cuenta ajena
531
Real Decreto 1224/2009, de 17 de julio, de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas
por experiencia profesional (BOE nº 205, de 25.8.2009), que en su art. 12.1.c), contempla la posibilidad de
justificar “la experiencia laboral” de los trabajadores voluntarios, asimilando además al voluntario con el
becario.
532
Real Decreto 1445/1982, de 25 de junio, por el que se regulan diversas medidas de fomento del empleo
(BOE nº 156, de 1.7.1982). Que regula esta modalidad de trabajos de colaboración social entre la
Administración Pública y los perceptores de una prestación o subsidio de desempleo, sin que pueda
considerarse como relación laboral.
533
SERRANO GARCÍA, J. M., “El voluntariado: de fórmula de participación social a instrumento para el
empleo”. Temas Laborales, 2014, nº 126, p. 131-166.
212
TURISMO Y TRABAJO

no debe perderse el carácter voluntario por el hecho necesario de tener que trabajar como
medio para ganarse la vida, aun a costa de ver mediatizada esa voluntariedad interna. En
el mismo sentido, tampoco puede perderse la naturaleza de voluntariado, por el hecho de
existir factores que condicionen la decisión de este ejercicio más allá de su apariencia
altruista y solidaria (llámese búsqueda de experiencia, merito, empleo o cualquier otro),
pero que en ningún caso han de empañar este carácter a la hora de llevarlo a cabo en el
sentido de libre albedrío.

c) Ausencia de remuneración
Al margen de la voluntariedad, que también, la cualidad de la retribución por los
servicios prestados es uno de los elementos inherentes al trabajo asalariado534. La
actividad que se lleva a cabo en cuanto esfuerzo personal por parte del que lo realiza
conlleva una contrapartida, que se traduce en una remuneración a cambio, siendo esta una
característica general desde una óptica laboral.
Sin embargo, esta realidad no siempre es tan evidente y necesita algunas
precisiones al respecto, el propio ET se ocupa de aclarar situaciones singulares que
pudieran generar duda, así, excluye expresamente además de los realizados a titulo de
amistad o buena vecindad, los trabajos realizados a titulo de benevolencia535, modalidad
ésta que tiende a identificarse con el voluntariado. El trabajo benévolo simboliza un tipo
de actuación donde la falta de retribución salarial es precisamente su nota dominante, por
lo que su asimilación es inmediata con la esencia del voluntariado social. Aun así, no
debe existir una identificación total de ambas situaciones, bien es verdad que una
modalidad especial del trabajo benévolo es el “voluntariado”, pero en la casuística se dan
otros supuestos típicos que también se consideran trabajos benévolos536. De cualquier
forma, lo que sí existe es una exclusión rotunda en cuanto a que este tipo de servicio con
falta de retribución debe quedar al margen de la configuración laboral.
Por otro lado, hay que destacar el trato recibido sobre la falta de retribución en la
regulación surgida al hilo del voluntariado, especialmente a raíz del creciente movimiento
de voluntarios a nivel mundial, que desembocó en el reconocimiento internacional de
dicha figura537. Ya desde el primer momento se contempla la carencia de interés

534
Vid. MARTÍN VALVERDE A., RODRÍGUEZ-SAÑUDO GUTIÉRREZ F., y GARCÍA MURCIA J.,
Derecho del Trabajo, p. 174-179. Donde analizan el concepto de trabajo asalariado según las notas
características de la definición legal que contempla el art. 1.1 del Estatuto de los Trabajadores,
estableciendo entre otras la voluntariedad y la retribución.
535
Vid. Art 1.3.d), ET. Donde se excluyen entre otros los trabajos realizados a titulo de amistad,
benevolencia o buena vecindad. Siendo por otro lado expresamente excluidos los ejecutados por razones
familiares, de amistad o de buena vecindad por la Ley de Voluntariado en su art. 3.3.b), Cuando en realidad
las tres categorías se asemejan al voluntariado desde la perspectiva de la voluntariedad de la acción, aunque
para la catalogación de los trabajos de amistad (en su caso familiar) y buena vecindad, se requiere un cierto
vínculo previo, no así en los trabajos llamados benévolos que pueden ser ejecutados por cualquiera sin
ningún tipo de relación previa y en los que se enmarcaría el voluntariado como modalidad.
536
MARTÍN VALVERDE, A., “Fronteras y" zonas grises" del derecho del trabajo en la jurisprudencia
actual (1980-2001)”. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2002, nº 38, p. 21-50. Cuando
analiza el papel que juega la nota de la retribución salarial en la jurisprudencia actual sobre las fronteras del
contrato de trabajo dice que se considera el voluntariado como una modalidad especial de trabajo benévolo
pero también existen otros supuestos típicos de trabajo benévolo como ser miembro “seglar” de una iglesia
o militante “de base” de partidos políticos o sindicatos.
537
Vid. Declaración Universal del Voluntariado y Carta Europea de “Volonteurope” para los Voluntarios.
Es esta última la que a modo de declaración de intenciones propone que cualquier definición de trabajo
213
TURISMO Y TRABAJO

económico personal, como uno de los caracteres fundamentales del voluntariado, cuestión
ésta que se sigue manteniendo en la actualidad. Lo que sí se prevé es el reembolso de los
gastos originados por la misión, lo que no significa una contraprestación por los servicios
realizados, sino una compensación por los gastos soportados.
En el panorama nacional la ley que regula el voluntariado 538 excluye de su
concepto cualquier relación de orden laboral o de cualquier otro que tenga carácter
retribuido. Insiste además entre sus requisitos, en el hecho de que ha de llevarse a cabo
sin remuneración y en el derecho del voluntario a ser reembolsado por los gastos
ocasionados en el desempeño de sus actividades, así como la contrapartida impuesta a las
organizaciones de cubrir los gastos derivados de la prestación del servicio. Existe por
tanto en este sentido, una clara diferenciación entre la falta de retribución que debe
presidir toda relación de voluntariado y la posible cobertura de gastos originados por las
actividades realizadas.
Una ley del voluntariado que presenta como novedad con respecto a la anterior, la
exigencia de llevarse a cabo no solo sin contraprestación económica, sino también sin
contraprestación material de ningún tipo539. Con esta previsión se cierra la puerta a toda
relación que so pretexto de pago no dinerario encubra un carácter remuneratorio bajo
pago en especie, modo de pago que por otro lado se admite en el marco laboral, aunque
sea con límites tanto a nivel porcentual como de utilidad y que en estos casos podría
generar duda sobre si se está ante una situación de voluntariado o una relación laboral de
facto.
La falta de remuneración es un elemento de distinción entre el voluntariado y el
trabajo por cuenta ajena, sin embargo, no es un criterio suficiente para decantar la
prestación hacia un trabajo netamente voluntario o en su caso por cuenta ajena, toda vez
que existen percepciones económicas que pueden obtenerse en ambos casos, aunque el
carácter no sea interpretado en el mismo sentido. De hecho, “puede afirmarse que es el
propio legislador el que no está plenamente convencido de que la ausencia de retribución
sea por sí sola suficiente para dotar de autonomía al actuar voluntario y deslindarlo
nítidamente del trabajo remunerado prototípico”540. Luego el voluntariado es una relación
amparada bajo un contrato gratuito, pero que sin embargo admite (o al menos hasta este
momento) una asignación dineraria como teórica compensación de los gastos soportados,

voluntario deba incluir como uno de sus elementos que dicha actividad: “carece de interés económico
personal”. Asimismo reconoce en su punto 5), el derecho de los voluntarios a “que les sean reintegrados los
gastos de bolsillo”. En el mismo sentido la Declaración Universal establece como uno de los principios
fundamentales del voluntariado el deber de las asociaciones de ofrecer a los voluntarios el “reembolso de
los gastos ocasionados por su misión”.
538
Vid. Art. 3 Ley de Voluntariado. Que establece el concepto, requisitos y exclusiones. Desde el punto de
vista económico se refiere una y otra vez a compensación de gastos, no a retribución, así, en los arts. 10 y
14, reconoce por un lado el derecho del voluntario en “ser reembolsado por los gastos realizados en
desempeño de sus actividades”, y por otro el deber de las organizaciones de “cubrir los gastos derivados de
la prestación del servicio”.
539
Vid. Art. 3.1 c), Ley de Voluntariado.
540
BENLLOCH SANZ, J. P., “De nuevo sobre la delimitación entre el actuar voluntario y el trabajo por
cuenta ajena: comentario a la Sentencia de la Sala de lo Social del TSJ de Extremadura de 19 de diciembre
de 2005 (AS 2006, 169)”. Aranzadi Social, 2006, nº 1, p. 3182-3190. Defiende el autor que el sujeto
voluntario no siempre tendrá una motivación altruista pura, haciendo compatibles otras finalidades con una
prestación no totalmente gratuita de sus servicios.

214
TURISMO Y TRABAJO

que elude una relación gravosa por el mero hecho de ejecutar dicha prestación, pero que
sin embargo no disipa la duda de intencionalidad generada para este sujeto en su
realización.

d) Desarrollo a través de una Organización


El actuar voluntario ha evolucionado desde un formato individualista hacia un
modelo organizado, canalizado por entes de diverso tipo que se acogen a proyectos
específicos en la materia. Ante el creciente movimiento de voluntarios, se opta por
otorgar esta naturaleza tan solo a aquellas formas de proceder que se realicen a través de
entidades de voluntariado que se acojan a programas concretos. Esto permite que se
llegue a alcanzar un prestigio social a la vez que unifican los criterios de actuación con
reconocimiento de derechos y deberes de los voluntarios, estableciendo a su vez como
debe regirse su relación con las organizaciones correspondientes.
El paralelismo se da también en esta forma de actuar organizada con respecto al
trabajo asalariado, donde es objeto de regulación el trabajo desarrollado por cuenta ajena
dentro de un ámbito de organización y dirección. Por tanto coinciden en ser un trabajo
dependiente y no autónomo, donde se ha de integrar en una entidad estructurada con
capacidad para ordenar el trabajo a desarrollar sea bajo el poder de dirección clásico del
trabajo asalariado o en su caso con respecto al voluntariado acogiéndose a las directrices
marcadas por el programa o proyecto específico. De tal grado que el trabajo subordinado
y dependiente va a tener una mayor intensidad en la relación laboral que en la relación de
voluntariado, donde va a quedar sometido a criterios previamente diseñados en los
programas correspondientes, dejando para la organización, tareas más propias de
coordinación que de imposición para la consecución del fin previsto. Quiere ello decir
que sería más fácil hablar de dirección a secas, en el sentido de orientación para la
consecución del fin comprometido, que de un verdadero poder, o al menos en el sentido
coercitivo y de carácter sancionador.
Otro de los caracteres que acompañan al trabajo asalariado es la ajenidad, cuestión
ésta que también encuentra su diferenciación con respecto a lo que acontece en los
supuestos de voluntariado. Ya que, en el ámbito de las relaciones laborales suele darse un
componente económico, o al menos en cuanto a los frutos obtenidos por la prestación
realizada, ya sea en un sentido productivo o en su caso como resultado del esfuerzo
laboral, sin que pueda extrapolarse al campo del voluntariado, donde es más que
discutible interpretar la ajenidad en este sentido, toda vez que el trabajo voluntario va
dirigido a satisfacer las necesidades que suscita el programa, y no de la organización
encargada de su desarrollo.
Además, estos entes carecen de ánimo de lucro, por lo que se manifiesta aun más
la carencia de este aprovechamiento que suele ir dirigido hacia el cumplimiento de otras
finalidades, lo que por otro lado no es óbice para que puedan darse también verdaderas
relaciones de trabajo en estas entidades del tercer sector. Pero más allá de la posibilidad
de trabajar de forma asalariada en este tipo de organizaciones, y por lo que a la
delimitación del trabajo voluntario se refiere, o por mejor decir a su exclusión estatutaria,
ha de generarse una nueva perspectiva en este sentido, como consecuencia del auge de los

215
TURISMO Y TRABAJO

movimientos solidarios que prestan, altruísticamente, sus servicios a estas organizaciones


sociales sin ánimo de lucro y, consiguientemente, faltos de “animus laborandi”541.

7.3. Diferencias con supuestos turísticos relacionados


El turismo está compuesto de la acumulación de experiencias de muy diversa
índole, existe una modalidad de viaje que convierte una de esas experiencias en el eje
sobre el que giran el resto de ellas que pasan a ser secundarias, lo cual también suele ser
habitual, pero lo que llama en estos casos poderosamente la atención es el hecho de que
tal actividad consiste en la realización de labores propias del entorno visitado.
Luego la orientación del viaje va dirigida a desarrollar un trabajo en el lugar de
destino pero con la particularidad de ser precisamente esa la finalidad que se pretende, es
decir, que el aliciente de este tipo de desplazamiento es fundamentalmente la realización
de tareas vinculadas al entorno en el que se desenvuelve el propio viaje. Circunstancia
que hasta entonces coincide con el servicio de voluntariado, donde igualmente existe
libertad a la hora de elegir este tipo de viaje tan particular, y donde también prima la
intención de realizar labores propias en el lugar seleccionado.
Esta opción turística tan peculiar puede tener distintas vertientes, sin embargo ha
sido en el ámbito rural donde ha alcanzado un mayor grado de desarrollo, adquiriendo al
efecto denominación propia, el llamado agroturismo. Esta modalidad se convierte en la
más representativa de estas fórmulas de viajes, basando su esencia en la realización de
actividades en explotaciones agrícolas, ofreciendo la oportunidad de participar en las
labores tradicionales del campo junto con los propietarios de la explotación542. En estos
casos el viajero va buscando un tipo de experiencia diferente a su ritmo de vida habitual,
acercándose a tareas agrícolas tradicionales, lo que por otro lado, se aleja sobremanera de
otro colectivo que también se desplaza a otro territorio para la realización de labores
agrícolas, como son los trabajadores de temporada o temporeros. De igual forma hay que
distanciarlo de otras actividades parecidas que se desarrollan en los denominados Campos
de Trabajo cuya ocupación va dirigida a desarrollar actuaciones de colaboración altruista,
y por tanto se enmarcan en el servicio de voluntariado.
El hecho de poder ejecutar en estos viajes tareas propias del campo, lo que desde
luego nunca implica ni se pretende es la obtención de una remuneración a cambio, es
más, lo que ocurre es justamente lo contrario ya que para que el visitante pueda participar
en este tipo de experiencia ha de pagar una cuantía previamente determinada. Luego
desde la perspectiva laboral no solo no existe uno de sus elementos esenciales como es el
carácter retribuido, característica asimismo compartida con el voluntariado, sino que
además en la relación que se genera se invierte la figura del pagador, siendo el propio
individuo ejecutante de la acción quien ha de pagar por el desempeño de la misma, lo que
difiere ahora sí claramente de cualquier propuesta de voluntariado.

541
SANCHEZ-RODAS NAVARRO, C., “El concepto de trabajador por cuenta ajena en el derecho español
y comunitario”. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 2002, nº 37, p. 37-60. La doctrina
laboralista es coincidente en excluir el voluntariado del ámbito de aplicación del ET.
542
GUERRERO VELASCO, A; CAMPÓN CERRO, A. M.; HERNÁNDEZ MOGOLLÓN, J. M.,
“Aproximación al concepto de agroturismo a través del análisis de la legislación española en materia de
agroturismo”. En Turismo y Sostenibilidad Sevilla, 17 y 18 de Mayo, 2012, p. 33-54.
216
TURISMO Y TRABAJO

Por tanto, en este tipo de desplazamiento pese a la realización de una labor


determinada (habitualmente agrícola), no existe ningún tipo de remuneración a cambio, ni
es esa la finalidad pretendida, por la cual además hay que pagar como si de cualquier otra
actividad turística se tratara. Todo lo cual lleva a concluir que estos viajeros pese a
compartir algunos elementos característicos del voluntariado, difieren en cuestiones como
el carácter altruista o solidario, el desarrollo necesario a través de una Organización, o la
ausencia de pago por su ejercicio.

7.4. Valoraciones desde una perspectiva turística


Los movimientos de voluntarios que se generan alrededor del mundo han sido
objeto de atención desde el punto de vista jurídico, con reconocimientos tanto
internacionales como nacionales, y en todos ellos desde sus primeras formulaciones se
han marcado las diferencias con respecto al trabajo asalariado. Asimismo, desde la
dirección inversa, y con independencia de sus aspectos coincidentes, también se ha
excluido sistemáticamente de la consideración de trabajo por cuenta ajena, este tipo
trabajo voluntario.
No obstante, es la retribución el elemento más destacable en cuanto a su
diferenciación, ya que para uno, el voluntariado, su ausencia, es una seña de identidad
inherente a su figura, mientras que para otro, el trabajo asalariado, la retribución es uno de
sus elementos configuradores. No quiere ello decir, que no se pueda obtener una
percepción económica por parte del voluntario, pero siempre ha de ser con la finalidad
exclusiva de compensar los gastos reales originados, nunca en el sentido de
contraprestación por el desempeño realizado.
Luego, en aquellos viajes en los que confluya la realización de un trabajo de
carácter voluntario en los términos aludidos, hay que entender que la finalidad pretendida
por estos viajeros, no se corresponde con la de trabajar para una entidad en el lugar
visitado con la intención de obtener una remuneración a cambio, la cual para estos casos,
ni se espera ni se pretende.
Por tanto, al no darse la razón principal de exclusión de la categoría de visitantes
turísticos, este tipo de desplazamientos que se generan alrededor del mundo bajo la
fórmula del voluntariado deben ser considerados al amparo de estos parámetros como una
modalidad de viaje de índole turístico. Y ello pese a que la motivación principal del
desplazamiento se asemeje más a una prestación de trabajo al menos en el sentido de
desempeño de actividad, y diste más de una finalidad ociosa en el sentido tradicional de
viaje turístico.

217
TURISMO Y TRABAJO

8. El cooperante internacional
8.1. El supuesto de hecho
Una figura con la que el voluntariado comparte ciertos elementos aunque parte de
una base diferente es el cooperante internacional. Según el Estatuto de los cooperantes543,
se consideran como tales aquellas personas físicas que participen en la ejecución, sobre el
terreno, de un determinado instrumento de cooperación internacional para el desarrollo o
de ayuda humanitaria a realizar en un país o territorio determinado, bajo una relación
laboral, funcionarial o de personal al servicio de las Administraciones públicas con la
persona o entidad promotora de la cooperación.
Luego aunque coincide con el voluntariado en cuestiones tales como el carácter
solidario, la decisión libre en cuanto a su realización, su desarrollo a través de una
organización promotora, y para el caso que nos ocupa, la existencia de un desplazamiento
internacional; difiere en un aspecto crucial, la existencia de un vínculo jurídico que
permite la obtención de una retribución a cambio. La legislación544, distingue ambas
figuras, ante la posibilidad de actuar al servicio de programas o proyectos de cooperación,
donde los denominados voluntarios de cooperación estarán vinculados a la organización
por medio de un contrato “no laboral”, mientras que los cooperantes han de estarlo
mediante relación laboral (o administrativa). Es decir, un mismo programa de
cooperación puede auspiciar la existencia participativa de estas dos modalidades, tanto la
del voluntario de cooperación, como la del cooperante, donde pueden coexistir pero con
un tratamiento bien diferenciado. De hecho, para el caso del voluntariado al servicio de la
cooperación se establece un régimen jurídico en la propia norma, debiéndose aplicar en lo
no previsto con carácter supletorio la Ley de Voluntariado; mientras que para el caso de
los cooperantes hay una remisión de lege ferenda (ya legislada) al Estatuto del
Cooperante.
Además, el Estatuto excluye expresamente de la consideración de cooperante
aquellas otras relaciones con el ente promotor que lo sean bajo naturaleza de
arrendamiento de servicios, ya sea civil o mercantil, o la de los becarios. Se centra por
tanto en las relaciones jurídicas de trabajo, tanto de orden laboral como administrativo,
dejando al margen figuras afines para poder alcanzar la condición de cooperante. No
obstante, las exclusiones no solo vienen marcadas por el vínculo existente entre las partes
implicadas, sino que también lo van a ser por la propia condición de los trabajadores, en
el sentido de no considerar como tales, pese a que puedan llevar a cabo tareas de
cooperación, por un lado al personal local del país donde se realicen dichas labores, y por
otro a los cooperantes vinculados a iglesias, confesiones o comunidades religiosas, que se
regirán por su propia normativa.

543
Real Decreto 519/2006, de 28 de abril, por el que se establece el Estatuto de los cooperantes (BOE nº
114, de 13.5.2006).
544
Ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo (BOE nº 162, de 8.7.1998).
En su capítulo VI sobre la participación social en la cooperación internacional para el desarrollo, distingue
por un lado en su sección 2ª El voluntariado, y por otro, en su sección 3ª Los cooperantes.
218
TURISMO Y TRABAJO

8.2. Elementos esenciales


El ámbito de la cooperación internacional prevé como objetivo la ayuda al
desarrollo o humanitaria en un país determinado, debiendo además ejecutarse sobre el
terreno, lo que evidencia el carácter traslativo de la actividad. Como consecuencia de
realizarse la prestación del servicio en el extranjero se hace preceptiva en todo caso la
forma escrita del contrato de trabajo, debiendo además acompañarse de un acuerdo
complementario de destino sobre las condiciones especiales en las que se ha de
desarrollar la prestación545. Así, el desplazamiento a ese otro país o territorio beneficiario
de la ayuda va a ser uno de los elementos necesarios que va a configurar la existencia de
este tipo tan peculiar de relación jurídica.
Unido al desplazamiento internacional, va a condicionar la naturaleza del viaje la
duración del mismo, ya sea en función de la estimación inicial del programa, o por su
materialización definitiva, o incluso por la concatenación de distintos proyectos en el
lugar de destino. En tal sentido, los programas de cooperación admiten desde el punto de
vista formal distintas modalidades de contrato de trabajo, debiendo acompañarse por un
acuerdo complementario donde ha de recogerse el marco temporal, tanto en inicio como
en fecha estimada de finalización. Sin embargo el tipo de contrato más frecuente es el de
obra o servicio determinado, el cual ha de establecer la causa que justifica la temporalidad
del mismo, y no la duración, aunque puede fijarse con carácter meramente orientativo.
Siendo además práctica habitual, que un mismo cooperante pueda ser enviado al
extranjero para desarrollar proyectos diferentes con mayor o menor interrupción entre
ellos, sin que pueda entenderse para estos casos la existencia de un encadenamiento de
contratos a efectos de contratación indefinida546. Por tanto el carácter temporal sea por la
vía de concreción inicial, por la causa que lo condiciona o por la sucesión de actividad, y
con independencia de sus efectos jurídicos, va a marcar el tiempo total de estancia en el
lugar objeto de ayuda. Debiendo considerarse como posibles desde el punto de vista
turístico las estancias cortas o en todo caso aquellas de duración total continuada
inferiores a un año en un mismo destino.
Luego el desplazamiento y la duración son dos elementos que condicionan su
naturaleza, pero sin duda el ámbito motivacional es el que va a condicionar la esencia de
este tipo de movimientos, en el sentido de si ha de ser entendido e interpretado como
laboral o si su finalidad principal es otra bien distinta.
La realidad que sostiene este tipo de relaciones parte de un programa que ampara
la prestación de auxilio humanitario en aquellos países o territorios que lo precisan,
exigiéndose para su ejecución la existencia de una relación previa entre el cooperante y la
organización promotora que va a marcar su carácter jurídico. En este sentido se entiende
como cooperante internacional aquél que, voluntariamente, ejecuta proyectos de ayuda al
desarrollo sobre el terreno, a cambio de remuneración y donde el sustrato de esta relación
jurídica es la relación laboral (o administrativa), debiendo en cualquier caso su regulación

545
Orden AEC/163/2007, de 25 de enero, por la que se desarrolla el Real Decreto 519/2006, de 28 de abril,
por el que se establece el Estatuto de los Cooperantes (BOE nº 29, de 2.2.2007). Establece el modelo de
acuerdo complementario de destino que deberá figurar como anexo al contrato de trabajo para su registro.
546
MARTÍNEZ BOTELLO, P., “El contrato por obra o servicio determinado de cooperantes y el
encadenamiento de contratos de trabajo”. Actualidad Jurídica Aranzadi, 2007, nº 736, p. 1-5. Entiende el
autor que en estos casos “que el encadenamiento de contratos, que pudiera hacernos parecer que estamos
ante un contrato indefinido, no se daría, al no prestarse servicios para un mismo puesto de trabajo”.
219
TURISMO Y TRABAJO

específica apoyarse en la regulación laboral (o de la función pública) para su


aplicabilidad547.

8.3. Valoraciones desde una perspectiva turística


Se evidencia así, el carácter laboral (o funcionarial) en este vínculo preceptivo que
ha de existir para poder desarrollar la misión del cooperante internacional, otorgándole
una cobertura legal a este tipo de supuestos que no ofrece dudas en cuanto a la naturaleza
jurídica de esta relación. Cuestión distinta es si tal como apuntan las Recomendaciones
turísticas dadas al efecto, deben excluirse aquellos desplazamientos que se realicen con
intención de trabajar para una entidad domiciliada en el lugar visitado, ya que para estos
casos y en este sentido, se plantea una doble alternativa, por una lado que la organización
empleadora sea nacional y por otro que sea extranjera. La mayoría de las entidades
empleadoras acogidas a los programas de cooperación son organizaciones no
gubernamentales de desarrollo (ONGD), de ámbito nacional, ya sea directamente o por
pertenecer como delegación a una estructura internacional, pero también es posible que
sean extranjeras siempre y cuando cumplan con todos los requisitos legales para poder
acogerse a este tipo de proyectos desde nuestro país.
En el supuesto de ser la parte empleadora del proyecto de cooperación, de ámbito
nacional, puede asimismo, ser una entidad distinta para la que el cooperante venía
desempeñando su trabajo habitual, o puede ser la misma para la que prestaba sus servicios
en nuestro territorio (caso más frecuente cuando se trabaja para empresas del tercer
sector), reconociéndose en este supuesto el derecho a reincorporase al mismo puesto de
trabajo que ocupaba una vez finalizada la misión de cooperación internacional,
contemplándose en cualquier caso ambas opciones en el Estatuto de los cooperantes548.
Esta situación hace reconducir el planteamiento hacia su consideración de viaje turístico,
toda vez que la entidad empleadora-pagadora para la que se trabaja tiene carácter nacional
con independencia que la prestación del servicio se lleve a cabo en el terreno, es decir en
el lugar donde se desarrolla la actividad humanitaria. Incluso existen determinados
criterios metodológicos para el análisis turístico, que por la vía ilustrativa enmarcan los
viajes para participar en misiones de organizaciones no gubernamentales, en la categoría
de motivos profesionales549. Siendo esta finalidad, una de las categorías específicamente
aceptadas dentro de las posibles motivaciones en los viajes turísticos, todo lo cual no hace
sino ahondar aun más en la interpretación dada de otorgarles a este tipo de experiencias
naturaleza de viaje turístico.

547
DE NIEVES NIETO, N. “Las relaciones de trabajo en las entidades sin ánimo de lucro (trabajadores
asalariados, cooperantes internacionales, socios-trabajadores y voluntarios)”. Revista del Ministerio de
Trabajo e Inmigración, 2009, nº 83, p. 373-397.
548
Vid. Art. 7, Estatuto de los cooperantes. Sobre situaciones de excedencias y asimilables, donde se regula
la situación para el caso de trabajar para la misma entidad, con la solución apuntada, y para el caso de
realizar la actividad de cooperación para entidad distinta, cuando la relación sea laboral se prevé una
excedencia voluntaria con derecho a reserva de su puesto de trabajo.
549
Instituto Nacional de Estadística (INE), Estadística de Movimientos Turísticos en Frontera y Encuesta
de Gasto Turístico (FRONTUR-EGATUR), Metodología, noviembre de 2015. Al establecer el motivo del
viaje en el apartado 8.4 donde agrupa por la vía ejemplificativa “los viajes para participar en misiones de
organizaciones no gubernamentales”.
220
TURISMO Y TRABAJO

La segunda posibilidad, se va a dar cuando la organización que se acoge al


programa de cooperación internacional es extranjera, bien del lugar donde ha de
desarrollarse el proyecto humanitario, bien de un tercer país no perteneciente ni al lugar
de origen, ni al de destino de la misión.
Para esta última hipótesis de ser empleado para una entidad promotora de un
tercer país, y a la vista del criterio utilizado para excluir de los viajes turísticos aquellos
que estén relacionados con la prestación de una actividad laboral para una entidad
domiciliada en el lugar visitado; hay que entender que debe quedar fuera de dicha
exclusión ya que en este caso la entidad empleadora no pertenece al país de destino, lo
cual quiebra la intención teórica del viaje para trabajar, o al menos como medio de vida y
con ánimo de residir de forma más o menos prolongada en el lugar visitado.
El otro supuesto se plantea en torno a la realización de una actividad para una
organización promotora del lugar donde ha de desarrollarse el proyecto humanitario. En
este caso, existe un desplazamiento internacional hacia la zona donde se ejecuta el
proyecto, al amparo de una relación de trabajo para una entidad residente en el país de
destino. Luego se dan elementos suficientes para excluir este tipo de viajes de los
considerados turísticos, sin embargo antes de juzgar en este sentido, es preciso valorar
cual es la finalidad principal del viaje, si la de realizar un trabajo o la de colaborar de
forma solidaria en un proyecto de carácter humanitario.
Bien es verdad, que se realiza un trabajo de carácter remunerado para una entidad
domiciliada en otro país, pero no lo es menos, que se desarrolla en condiciones de
especial dureza como consecuencia de conflictos bélicos, catástrofes, pobreza extrema,
etc., que precisan de auxilio para tratar de paliar las situaciones generadas, todo lo cual no
hace sino acentuar el carácter solidario de la acción.
Por tanto el motivo principal del viaje no parece ser la realización de un trabajo en
el lugar visitado como medida de sustento y asentamiento en dicho territorio, sino mas
bien la de aportar su experiencia profesional como cooperante para tratar de solucionar
las necesidades de ayuda humanitaria. Lo que nos conduce a su vez, al igual que en el
supuesto general anterior, a enmarcar estos desplazamientos como una modalidad de viaje
turístico por motivos profesionales, aunque sea bajo un espectro diferente al turismo
clásico, y más cercano a un tipo de turismo responsable, hecho en llamar solidario.
Todo ello siempre y cuando esta colaboración prestada no se prolongue demasiado
en el tiempo, o pase a convertirse en un modo de vida, ya que en tal caso desvirtuaría el
carácter del desplazamiento, para entonces sí, tener que ser excluido de la categoría de
viaje turístico.

221
TURISMO Y TRABAJO

9. Becas y prácticas en el extranjero


9.1. La diversidad existente a nivel internacional
En un mundo tan competitivo y global, es cada vez más frecuente que se realicen
estancias internacionales que llevan aparejadas la realización de prácticas en empresas
con las que completar la formación teórica previamente alcanzada por este tipo de
usuarios. Suele estar dirigido a jóvenes que quieren terminar de formarse en el extranjero
utilizando un sistema de becas o prácticas previamente concertadas con las que obtener
los conocimientos oportunos según la materia estudiada o para el aprendizaje de idiomas.
El sistema de becas es hoy en día múltiple y variado, aunque hay rasgos comunes
que se mantienen en todas las situaciones, así la tónica general suele ser: la existencia de
una cantidad que se obtiene de muy diversos tipos de empresas privadas o instituciones
públicas, con la finalidad de ampliar los conocimientos teóricos o idiomáticos, o para la
realización de determinados servicios de investigación o praxis.
Dos supuestos se pueden generar como consecuencia de las becas, el primero el
que se refiere a la asignación percibida para continuar el periodo formativo-teórico (tal
vez la más habitual en el conglomerado de becas existentes) ya sea a nivel de experto o de
idioma, o en su caso una combinación de ambos, que con bastante frecuencia se llevan a
cabo en el extranjero. Para este tipo de viajes, no existe duda en cuanto a su perfil
turístico toda vez que el motivo principal del viaje (al margen de cualquier otro) va a ser
de carácter netamente formativo y por tanto plenamente aceptado en el marco de la
clasificación de los viajes considerados turísticos. Si acaso podría verse alterado cuando
el tiempo de realización supere el límite de un año que se prevé en todas las
Recomendaciones sobre estadísticas turísticas dadas al efecto.
El segundo supuesto de obtención de becas que se contempla, lo es para aquellas
otras situaciones en las que se ha de realizar una actividad formativo-práctica por parte
del becario, ya sea en una empresa o en cualquier otra entidad. En estos casos lo que se
pretende es ensamblar la parte formativa con la realización de tareas en la empresa bajo
distintas modalidades, incluida aquella en aras del bilingüismo que combina el
aprendizaje de idiomas con prácticas en el extranjero
Para este tipo de actuaciones no hay una respuesta expresa a nivel internacional,
por tanto conviene situarlo en nuestro ordenamiento jurídico, para tratar de extrapolar las
connotaciones de este tipo de situaciones que conlleva a grandes rasgos: el desempeño de
una actividad en un centro de trabajo y la obtención de una cuantía como consecuencia
del mismo.

222
TURISMO Y TRABAJO

9.2. El marco nacional como análisis de referencia


La viabilidad de realizar tareas en una empresa amparados por una beca se
contempla en nuestro ordenamiento en el panorama de la formación profesional dual, en
la que se pretende combinar las acciones mixtas de empleo y formación 550. Esta fórmula
pretende superar la metodología tradicional amparada tan solo en el plano teórico,
instaurando un sistema en alternancia donde acercar la empresa a las necesidades
formativas, para así conseguir una cualificación mejor adaptada a las necesidades reales
del mercado que permitan obtener un mayor grado de inserción laboral.
La formación profesional dual genera esta simbiosis desde una doble perspectiva,
una que se ensambla en la órbita laboral a través de un contrato formativo y la otra en el
sistema educativo se formaliza a través de convenios de colaboración entre centros de
formación y empresas del sector a través de un sistema de becas551. En la primera
dimensión nos encontramos con una verdadera relación laboral que se articula bajo el
paraguas de un contrato formativo, en concreto el contrato denominado para la formación
y el aprendizaje, por lo tanto plenamente sometido al ordenamiento laboral y escapando
inexorablemente de cualquier programa de becas. En el segundo supuesto sin embargo, sí
nos encontramos con un tipo de relación abierta al patrocinio de becas, que está diseñada
para la vertiente educativa, por lo que a priori quedaría excluido como relación de trabajo.
Las relaciones de los becados en las empresas han de quedar excluidas con
carácter general como verdaderas relaciones de trabajo asalariado552. Al menos ha de ser
así en el plano legal, pero debido al carácter abierto que se ofrece en cuanto a la forma de
becar según proyecto y sobre todo en una realidad difusa, en la que en no pocas ocasiones
se traspasan las líneas rojas del derecho del trabajo, hay que desbrozar algunos de sus
rasgos para clarificar lo que debe ser su verdadera naturaleza.
En cuanto a la beca o cantidad a percibir puede venir tanto de la entidad en la que
se desarrolla la actividad como de otra distinta que lo patrocine. En este último caso nos
encontramos con una situación en la que no coincide el titular del centro donde se
desenvuelve la ocupación con el pagador de la beca, lo que sin duda quiebra el carácter
sinalagmático que debe presidir toda relación laboral, dejando vacía de contenido una de
las obligaciones que existen en el trabajo por cuenta ajena, en concreto la que debe
corresponder con carácter principal al empleador o empresario: la retribución. No sucede
lo mismo en el otro caso, es decir en aquel en el que sí existe coincidencia entre el
pagador del estipendio y el titular del centro de trabajo donde se lleva a cabo la práctica,
lo que nos conduce a una relación bilateral en la que existe la misma identidad de partes
que las que deben aparecer en todas las de ámbito laboral: de un lado una persona que
realiza una actividad y del otro lado una persona física o jurídica que da en contrapartida
una remuneración. Luego en este último caso, desde la perspectiva de los sujetos que

550
Real Decreto 1529/2012, de 8 de noviembre, por el que se desarrolla el contrato para la formación y el
aprendizaje y se establecen las bases de la formación profesional dual (BOE nº 270, de 8.11.2012). Que en
su art. 2, define la formación profesional dual, y en su art. 33, contempla la posibilidad de obtener becas al
efecto.
551
AGUILAR GONZÁLVEZ, M. C., “El sistema –alternativo- de formación profesional dual para el
empleo en España: perspectivas de evolución”. Relaciones Laborales y Derecho del Empleo, 2016, vol. 3,
nº 4, p. 1-26.
552
Vid. Art. 1.3. g), ET. Donde se excluye con carácter general como de trabajo cualquier otra relación
distinta de la que define el apartado 1.
223
TURISMO Y TRABAJO

intervienen en la relación y analizándolo de forma aislada, nos llevaría a un supuesto de


hecho en el que se puede confundir en la práctica con una verdadera relación de trabajo
asalariado.
Otro aspecto revelador que rodea a la cuestión retributiva y que puede generar
confusión en la práctica común, es el tiempo de pago, ya que las modalidades en este
sentido en cuanto al pago de las becas suelen ser: o bien el abono de una sola vez o bien
la entrega de forma fraccionada. El pago de una sola vez no encaja en un sistema laboral
que contempla el abono de las retribuciones periódicas y regulares553, por tanto no da pie
a camuflaje en este sentido para hipotéticas relaciones dudosas del mercado. Distinta es la
situación en la que el pago de la beca se hace de forma fraccionada, sobre todo si tiene
carácter mensual, ya que entonces se aproxima a situaciones donde las coincidencias
suelen ser algo más que mera sospecha. De hecho aparecen en estos casos dos notas
características del salario como son la periodicidad en el devengo y la uniformidad de su
importe, lo que se manifiestan como indicios de su naturaleza retributiva frente a la
irregularidad y variabilidad que son propias de las verdaderas compensaciones de
gastos554. Compensación de gastos que ha de ser la verdadera finalidad que debe existir
en cualquier relación en la que medie una beca, en detrimento del carácter salarial que
pudiera esconderse tras de sí.
Ahondando en el carácter retributivo, la asignación a percibir por la beca puede
ser en dinero o en especie, o en determinados casos en una combinación de ambos. Si lo
que se ha de percibir es solo en especie, clarifica sobremanera la naturaleza del
estipendio, ya que para estos casos es sinónimo de compensación de gastos. Sin embargo
si la cantidad a percibir es totalmente dineraria o parte en metálico y parte en especie, la
situación también en este aspecto se asemeja a la que se da en las relaciones de trabajo,
donde se permite el pago bajo ambas fórmulas, aunque sea con límites impuestos para la
partida en especie555. Lo que nos deriva a situaciones de la vida real donde también en
base a esta cualidad puede confundirse la cuantía obtenida como pago en contrapartida
por los servicios prestados y no como debe ser cuando quien interviene es un becario y no
un trabajador, como una compensación de carácter formativo.
En la formación profesional dual se establecen las bases para que las diversas
Administraciones educativas puedan formalizar convenios con empresas colaboradoras,
contemplando entre otros aspectos el régimen de becas556. Pero el carácter abierto que
deja sobre la materia, permite la existencia de consecuencias contrarias a las pretendidas a
raíz de usos fraudulentos, entre otros el que se permite por el hecho cuantitativo de no
fijar un mínimo legal de beca a percibir. En tal sentido, cabe interpretar que el legislador
no busca deliberadamente establecer un suelo de carácter igualitario para todos y deja que
sean los agentes implicados los que marquen el coste real que pueda suponer en cada
caso, con lo que se consigue conservar la esencia de lo que debe ser una beca, que no es
otra, que servir para sufragar los gastos que se puedan ocasionar como consecuencia de
este tipo de proceso formativo de alternancia en la empresa y no para esconder una
553
Vid. Art. 29.1, ET. Sobre la liquidación y pago del salario.
554
STS de 2 de abril de 2009 (Rec. 4391/2007). Donde se trata de deslindar relaciones compensadas o
retribuidas, lo que nos lleva a la misma distinción que ha de hacerse en aquellos casos en los que existe una
beca que por propia naturaleza ha de servir para compensar gastos y no para darle naturaleza salarial.
555
Vid. Art. 26.1, ET. Sobre lo que ha de considerarse como salario y donde limita la cantidad a percibir en
especie que en ningún caso podrá superar el 30 por 10 de las percepciones salariales del trabajador.
556
Vid. Art.31, Real Decreto 1529/2012. Cuando trata sobre los convenios con las empresas.
224
TURISMO Y TRABAJO

verdadera retribución por los actos realizados. No obstante pese a que la finalidad del
legislador vaya en ese sentido no significa que no se vulnere tal pretensión, ya que en no
pocos casos, lo que se busca es mano de obra barata eludiendo la regulación existente
para las verdaderas relaciones de trabajo en cuanto al preceptivo salario mínimo
interprofesional.
Pero no es solo el ámbito retributivo el que genera dudas de adaptación a la
realidad, sino que también el desempeño de la propia prestación ofrece prácticas dudosas
que ponen de manifiesto una vez más la delgada línea roja que existe entre la beca y el
contrato de trabajo.
Partiendo de una cuestión esencial, hay que manifestar que la naturaleza de las
encomiendas a realizar por el aprendiz ha de ser de carácter formativo y por tanto
diferente de las que ha de realizar el personal trabajador de la empresa. Aunque en
determinados casos el marco en el que se actúa ofrece la misma finalidad que se pretende
con esta formación profesional dual, quedando tan solo definidas por una cuestión de
índole formal. Tal es el caso que ocurre con respecto al contrato para la formación y el
aprendizaje donde la finalidad parece ser la misma, con la diferencia que la formación en
la empresa se realice en el ámbito de un contrato de trabajo o de una beca557.
En cuanto a la actividad a desarrollar por el becario en la empresa, ha de ir
dirigida a la formación del sujeto que sirva de preparación para conseguir su inserción en
el mercado de trabajo. Lo que por otro lado no debe confundirse precisamente es con el
desempeño de una verdadera actividad laboral, ya que el hecho de desenvolverse en un
centro de trabajo y coexistir con otros trabajadores no ha de significar que las tareas a
realizar por el aprendiz sean las propias de una relación de trabajo por cuenta ajena. Por
tanto la ocupación a prestar por el becario nunca ha de tener carácter laboral y solo
carácter formativo, todo ello pese a la dificultad que pueda entrañar el tratar de adquirir
las competencias necesarias con este tipo de prácticas, ya que precisamente son llevadas a
cabo en el seno de la empresa para tratar de obtener lo que no se consigue en el aula, es
decir un acercamiento más allá de la teoría, a la verdadera realidad laboral.
En este sentido también se ha pronunciado la jurisprudencia tratando de acotar el
tipo de prestación que en todo caso no se puede realizar al hilo de una beca, estableciendo
que no se puede incorporar el trabajo del becario al patrimonio del empresario, ya que de
otra forma nos conduciría identificarla con un contrato de trabajo, al darse en ambas
instituciones una actividad objeto de remuneración558. Luego lo que no ha de darse es una
de las notas características que rodean a la figura del trabajo asalariado desde el punto de
vista legal, en particular la que reconoce como ajenidad, entendida esta como la obtención
por parte del empresario del resultado de la actividad que lleve a cabo el sujeto de dicha
relación. Es decir ha de faltar el trabajo en su vertiente productiva, entendido no como un
beneficio económico, sino como esfuerzo realizado por el sujeto, que en las relaciones
normales de trabajo va a parar a la órbita del empresario, pero que en estos casos ha de ir
dirigido hacia el beneficio personal del becado en cuanto a obtención de aprendizaje.
557
TODOLÍ SIGNES, A., “La formación dual alemana y el contrato para la formación y el aprendizaje:¿
Diferente legislación o diferentes controles de calidad?”. Relaciones Laborales y Derecho del Empleo,
2016, vol. 3, nº 4, p. 1-44. Cuando analiza la formación dual a través de becas de trabajo, en particular lo
que considera como la “formación en la empresa huyendo del Derecho del Trabajo”.
558
STS de 13 de junio de 1988 (RJ 1988/5270). Donde se analiza un caso que sirve de reflexión para
diferenciar las dos instituciones planteadas: beca y relación laboral.
225
TURISMO Y TRABAJO

La frontera entre la beca y el contrato de trabajo se ve debilitada en varios de sus


bordes, donde es más fácil traspasarla sin apenas llamar la atención y es que tanto los
sujetos que pueden intervenir, la actividad objeto de la relación así como la remuneración
existente, son susceptibles de identificar a ambas figuras a la vez. La clave ha de estar en
delimitar cada uno de los caracteres que aparecen en estas relaciones, pero no ya desde el
plano teórico como ya se ha puesto de manifiesto y donde sí existen diferencias
sustanciales, sino en la realidad cotidiana donde se presta a no pocos abusos. Estas
situaciones que bajo la apariencia jurídica de becas encubre verdaderos puestos de
trabajo, han llegado a alertar al legislador, el cual a su vez insta a las administraciones
publicas implicadas para que lleven a cabo planes específicos de erradicación de este tipo
de fraude559.

9.3. Valoraciones desde una perspectiva turística


Por tanto hay que considerar que el sistema de becas que alberga el desarrollo de
actividades en la empresa, pese a las similitudes que pueden ofrecer con respecto a
verdaderas relaciones de trabajo por cuenta ajena, y pese al fraude existente en ocasiones
en el mercado de trabajo, ha de ser catalogada como una actividad netamente formativa y
no laboral, aunque precisamente lo que se pretenda es que sirva de antesala para la
obtención de un contrato en el mundo laboral. En el mismo sentido hay que enmarcar
aquellas becas que patrocinan desplazamientos al extranjero, aunque incluyan un
componente formativo práctico también en ese otro país, al menos siempre que en la
praxis no se vulneren los límites establecidos para ambas instituciones.
Todo lo cual nos lleva a confirmar que la motivación principal perseguida por
estos viajantes es de tintes formativos y no laborales, lo que ha de situarlos en la órbita de
los viajes turísticos, sin por ello dejar de recordar que la prestación de ciertas actividades
bajo el sistema de becas se encuentra dentro de las denominadas zonas grises del Derecho
del Trabajo y por tanto con prácticas habituales cercanas a la confusión, lo que asimismo
es extrapolable al ámbito turístico.

10. La modalidad Au pair


10.1. El supuesto de hecho
Una actividad que compagina trabajo y desplazamiento es aquella que se conoce
como au pair (a la par), que consiste a grandes rasgos en realizar una estancia en otro país
en situación de convivencia familiar con la finalidad de aprender el idioma
correspondiente. Suele ser una práctica bastante frecuente entre jóvenes de todo el mundo
que encuentran en esta modalidad una fórmula más económica para poder mantenerse en
un territorio extranjero durante un periodo más o menos prolongado de tiempo.
Esta fórmula de viajar combina varios ingredientes de interés como la formación
en el idioma correspondiente, la realización de determinados quehaceres domésticos y el

559
Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
General de la Seguridad Social (BOE nº 261, de 31.10.2015). Disposición adicional sexta 2.
226
TURISMO Y TRABAJO

tiempo de ocio, lo que permite desarrollar un tipo de permanencia superior a la media


habitual sin el desembolso que en otras condiciones acarrearía. Para que esto sea posible
la estancia se lleva a cabo en familias que acogen a estas personas a cambio de cumplir
con una serie de obligaciones de no mucha entidad, como son el cuidado de niños
pequeños y la realización de tareas domésticas menores; como contrapartida se obtiene el
alojamiento, la manutención y una pequeña cantidad de dinero para cubrir gastos (pocket
money).
Desde un punto de vista jurídico tiene una apariencia en principio simple, pero
cabe decir que en realidad es una situación algo más compleja, ya que pese a que, a priori
podría encajar dentro del marco laboral, como relación de trabajo por cuenta ajena o,
mejor, como relación laboral de carácter especial en el hogar familiar; en realidad, ha
quedado históricamente al margen de las reglas que regulan el trabajo domestico o
cualquier otro560. Sin embargo, parece compartir las notas tipificadoras que caracterizan
el trabajo por cuenta ajena, en cuanto a ser realizado en condiciones de voluntariedad,
ajenidad, dependencia y retribución. Efectivamente es una decisión libremente prestada,
donde los resultados de las tareas realizadas van a ir a parar directamente al entorno de
acogida, siendo desarrollado de forma subordinada en un ámbito tan particular como la
vivienda familiar y donde se percibe una remuneración a cambio, parte en metálico
(aunque sea de forma simbólica) y parte en especie.
Esta figura comparte a priori elementos tanto de estudiantes como de trabajadores,
aunque sobre el primero pese más el componente finalista en cuanto a la búsqueda de
resultados, como consecuencia de la praxis lingüística desarrollada en el ámbito familiar.
Sin embargo, en su aproximación a la parcela laboral sí se aprecian ciertas similitudes en
cuanto al desempeño de una actividad de alguna manera retribuida, aunque la fórmula
utilizada mantenga su identidad propia. En este sentido, ya se manifestaba el Acuerdo del
Consejo de Europa, de 1969, sobre Colocación Au Pair561, estableciendo que las
personas acogidas bajo esta modalidad, no encajan de pleno ni en la categoría de
estudiante ni en la de trabajador, sino en una categoría especial con características de
ambos.
El carácter hibrido de esta figura hace que no pueda hablarse de una relación
laboral propiamente dicha, siendo además sistemáticamente excluida del ámbito de
aplicación de las normas tanto nacionales como internacionales que regulan el trabajo en

560
QUESADA SEGURA, R., "La dignificación del trabajo doméstico: el Convenio nº 189 de la
Organización Internacional del Trabajo, 2011". Revista General de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social, 2011, nº 27, p. 1-45. Según la autora se dan “las notas tipificadoras del supuesto: libertad de las
partes en obligarse, cesión ab initio de la actividad laboral del au pair para la familia con la que convive,
elevado grado de dependencia en la prestación de su trabajo, así como existencia de remuneración,
entendiendo por tal el conjunto de prestaciones, en especie o en metálico, que el trabajador au pair percibe
a consecuencia de su actividad laboral en el hogar de acogida”. Aunque históricamente haya sido
sistemáticamente descartada de las normas que regulan las relaciones de trabajo.
561
Acuerdo del Consejo de Europa sobre Colocación Au Pair, adoptado en Estrasburgo, el 24 de noviembre
de 1969, ratificado por España en 1988 (BOE nº 214, de 6.9.1988). Acuerdo que regula la situación Au
Pair en Europa, y que recoge en su Exposición de Motivos esta categoría especial con características tanto
de estudiante como de trabajador; llama también la atención cuando considera el hecho “de que en Europa
cada vez más jóvenes, especialmente niñas, van al extranjero para ser colocados au pair”, Entendiendo que
tal afirmación hay que situarla en la fecha del Acuerdo, aunque considerando que en la actualidad sigue
siendo una figura reservada mayoritariamente a un público joven y en particular centrado en el género
femenino.
227
TURISMO Y TRABAJO

materia de extranjería. En este sentido se exceptúa tal modalidad del supuesto más afín
que dispone nuestro ordenamiento jurídico, es decir, la que ordena la relación laboral
especial del servicio del hogar familiar, donde se excluye expresamente este tipo de
situaciones de “colaboración y convivencia” que denomina “a la par”, eso sí, admitiendo
en su caso prueba en contrario562. A su vez, la Ley de extranjería remite dicha modalidad
a lo dispuesto en los acuerdos internacionales sobre colocación au pair563. También en el
ámbito europeo se desvincula esta actividad del ámbito laboral al no aplicarles la
Directiva sobre permiso único de residencia y trabajo, y que conlleva el reconocimiento
de un conjunto común de derechos para los trabajadores564.
Como planteamiento general, la modalidad au pair tiene como finalidad principal
el aprendizaje de idiomas, lo cual se instrumenta a través de la realización de un trabajo
por el que se obtiene una retribución, lo que puede generar duda sobre su naturaleza
laboral. Sin embargo, pese a la duda razonable, el argumento principal que delimita la
situación la encontramos en la propia normativa que se encarga, tanto en España como en
el ámbito comunitario, de excluirla sistemáticamente de la rama laboral dándole identidad
propia.

10.2. La Directiva UE 2016/801, de 11 de mayo de 2016, como marco de referencia


De hecho, al margen de la regulación existente al respecto por motivos laborales,
se establece una Directiva europea para tratar de ordenar los requisitos de entrada y
residencia de los nacionales de países terceros con fines diversos entre los que se
encuentra la denominada colocación au pair565. Esta normativa europea bien es cierto que
va dirigida a un personal extracomunitario, pero sí al menos permite identificar el
supuesto au pair con un tratamiento específico alejado del laboral, con el que sin
embargo como iremos analizando se puede apreciar un cierto paralelismo.
Hay que partir de la definición dada a efectos de dicha Directiva en la que en su
art. 3.8), identifica au pair como un nacional de un país tercero que sea admitido en el
territorio de un Estado miembro para ser acogido temporalmente por una familia a fin de
mejorar sus competencias lingüísticas y su conocimiento del Estado miembro en cuestión,
a cambio de tareas domesticas ligeras y cuidado de niños566. La apariencia inicial de esta
definición queda bastante alejada del entorno laboral ya que ni siquiera se menciona
contrapartida por la prestación de esos servicios calificados como ligeros, y solo se

562
Vid. Art. 2.2, Real Decreto 1620/2011. Que excluye del ámbito de dicha relación laboral especial salvo
prueba en contrario las relaciones de colaboración y convivencia, denominadas como “a la par”.
563
Vid. Art. 33.3, Ley de extranjería.
564
Directiva 2011/98/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 13 de diciembre de 2011, por la que se
establece un procedimiento de solicitud de un permiso único, que autoriza a los nacionales de terceros
países a residir y trabajar en el territorio de un Estado miembro y por la que se establece un conjunto común
de derechos para los trabajadores de terceros países que residan legalmente en un Estado miembro (DOUE
L 343, de 23.12.2011). El art. 3.2. e), excluye del ámbito de aplicación de la Directiva a aquellos que hayan
solicitado la admisión o que hayan sido admitidos en el territorio de un Estado miembro como au pair.
565
Directiva (UE) 2016/801 del Parlamento Europeo y del Consejo de 11 de mayo de 2016, relativa a los
requisitos de entrada y residencia de los nacionales de países terceros con fines de investigación, estudios,
prácticas, voluntariado, programas de intercambio de alumnos o proyectos educativos y colocación au pair
(DOUE L 132, de 21.5.2016).
566
Vid. Art.3.8), Directiva 2016/801.
228
TURISMO Y TRABAJO

menciona a cambio una situación de acogida temporal. Sin embargo, la norma no lo deja
tan claro en su contenido posterior, ni parece demasiado acertada en su propia
denominación donde ya se menciona este supuesto como “colocación” au pair, utilizando
una terminología más propia del empleo de trabajadores.
Una vez establecidos los requisitos generales exigidos para la entrada en territorio
europeo de carácter común a todos los supuestos previstos por la norma567, se prevén
algunas especialidades para la colocación au pair. Así, se deberá presentar un acuerdo
entre el sujeto y la familia de acogida donde se establezcan los derechos y obligaciones
relativos a esta condición. En dicho acuerdo deberán incluirse los detalles relativos al
dinero de bolsillo, las disposiciones para asistencia a cursos y el máximo de horas a
dedicar a las tareas familiares568. Luego ya aparecen rasgos generales que se asemejan a
los de orden laboral, es decir, tiempo de actividad y contrapartida económica.
Se prevé este supuesto con carácter general para un personal relativamente joven
donde la franja prevista abarca desde los dieciocho años a los treinta, dejando la puerta
abierta a casos excepcionales que pudieran superar dicho límite de edad máximo569.
Siendo por tanto esta fórmula de actividad dirigida a un sector determinado de la
población que no conviene prolongar, y que sirva más como experiencia formativa para
tratar de incorporar de pleno a una situación laboral real.
La norma a su vez permite a los Estados miembros que endurezcan los requisitos
de admisión como au pair pudiendo exigir el conocimiento de la lengua del país de
acogida, tener un cierto nivel de estudio o poseer una cualificación profesional
determinada570.
Sin embargo, el paralelismo de esta situación con una relación de trabajo vuelve a
manifestarse cuando la norma contempla el tiempo máximo de actividad a dedicar a las
tareas como au pair de 25 horas semanales y la necesaria existencia de al menos un día a
la semana libre de tareas571. Quiere ello decir que se contempla para la llamada
colocación au pair al igual que ocurre en el ámbito laboral, una jornada máxima en este
caso con referencia exclusiva a la semana, así como el preceptivo descanso semanal,
aunque existan diferencias temporales entre ambas situaciones. La cuestión se aproxima
aun más cuando permite a los Estados miembros fijar una cantidad de dinero mínima a
abonar al au pair en concepto de dinero de bolsillo572. Es decir, se podrá en su caso
regular la existencia de una especie de salario mínimo a percibir por el au pair en todo
caso, al igual que sucede en el ordenamiento laboral con la existencia de un salario
mínimo interprofesional para todo trabajador.
Por tanto con esta Directiva se permite identificar mejor las condiciones de esta
modalidad au pair, aunque es innegable su acercamiento en muchas circunstancias a la
figura laboral. Cuestión que además se enfatiza cuando en el Espacio Europeo se refieren
no ya a los nacionales de terceros países, sino a los au pair que son ciudadanos de un

567
Vid. Art. 7, Directiva 2016/801.
568
Vid. Art. 16.1.a), Directiva 2016/801.
569
Vid. Art. 16.1.b), Directiva 2016/801.
570
Vid. Art. 16.2.a) y b), Directiva 2016/801.
571
Vid. Art. 16.5, Directiva 2016/801.
572
Vid. Art. 16.6, Directiva 2016/801.
229
TURISMO Y TRABAJO

Estado miembro, ya que en estos casos también van a ser considerados a los efectos
oportunos como trabajadores migrantes de la UE573.

10.3. Valoraciones desde una perspectiva turística


En cuanto a su posible consideración turística, hay que partir de la base que el
viaje se lleva a cabo en unas condiciones en las que en realidad sí se da una actividad que
va a ser retribuida en el lugar visitado, aunque una vez hecha esta afirmación hay que
matizar algunos de sus caracteres.
Por un lado, en lo referente al trabajo realizado, se ha de considerar de pequeña
dimensión con una naturaleza colaborativa más propia de la convivencia familiar que de
la actividad laboral, aunque en cierta medida se aproxime a una de sus relaciones
especiales como es la del servicio doméstico. Las tareas habituales a desarrollar suelen ser
cuidado de niños y enseñanza de idiomas, siempre y cuando estos trabajos tengan carácter
marginal, donde ha de prevalecer el criterio de la convivencia familiar sobre la relación
laboral574.
Por otro lado en cuanto a la retribución, hay que entender que la remuneración
obtenida es de escasa entidad con respecto a lo estrictamente dinerario, aunque sí se ve
notablemente incrementada en cuanto a su percepción en especie ya que se obtiene tanto
alojamiento como manutención, superando con creces a la partida recibida en metálico.
Se separa por ello de lo previsto con carácter general para la retribución de los
trabajadores por cuenta ajena, que sí permite dicha combinación retributiva pero en una
proporción justamente inversa, donde la parte en especie no debe superar en su valoración
el treinta por ciento de la percepción salarial total 575. Por idénticas razones también ha de
quedar fuera de la aplicación del Decreto que regula la relación laboral de carácter
especial del servicio del hogar familiar576, que permite la posibilidad de retribuir en
especie, pero que equipara el porcentaje máximo al treinta por ciento del salario total, tal
como se establece con carácter general en el ET.
Por tanto, esta modalidad “au pair” no se considera relación de trabajo, donde
además el motivo principal del viaje no es el de llevar a cabo una actividad remunerada,
sino que este es el vehículo necesario para conseguir el objetivo primordial que es el
aprendizaje del idioma correspondiente, lo que la traslada al ámbito de los viajes con
finalidad formativa plenamente aceptados como parte de la clasificación turística.

573
CHUECA SANCHO, A. G., “La libertad de circulación de trabajadores en el EEE”. Revista de Derecho
Migratorio y Extranjería, 2014, nº 35, p. 83-111. Dice el autor que la jurisprudencia del TJ ha considerado
que los au pair también entrarían dentro de la definición de trabajador.
574
LÓPEZ CUMBRE, L., "La relación especial del servicio del hogar familiar [En torno al artículo 2.1.
b)]". Revista Española de Derecho del Trabajo, 2000, nº 100, p. 151-176.
575
Vid. Art. 26.1, ET. Que contempla la posibilidad de obtener salario en especie, pero ha de respetar el
porcentaje aludido y no puede tampoco minorar la cuantía integra en dinero del salario mínimo
interprofesional.
576
Vid. Art. 8.2, Real Decreto 1620/2011. Sobre la retribución, donde se mencionan expresamente la
posibilidad de llevar a cabo “la prestación de servicios domésticos con derecho a prestaciones en especie,
como alojamiento o manutención”, por lo que puede apreciarse también en este sentido bastante similitud
con la figura au pair, pero con notables diferencias, en cuanto al respeto sobre el porcentaje máximo ya
mencionado, y en cuanto al respeto sobre el salario mínimo interprofesional.
230
TURISMO Y TRABAJO

Únicamente habrá que tener además en consideración el hecho de no superar el máximo


de tiempo de estancia inicialmente previsto por la normativa de un año, el cual no
obstante puede ser ampliado hasta dos años, lo que nos lleva a diferenciar este factor
temporal para el escenario turístico, toda vez que según todas las Recomendaciones dadas
al efecto así como el propio concepto aceptado de turismo, dan como valido para obtener
la catalogación turística un periodo máximo de un año, debiendo descartarse a estos
efectos cualquier prórroga legal que se produzca por encima de ese lapso temporal.

231
TURISMO Y TRABAJO

232
TURISMO Y TRABAJO

CONCLUSIONES

El análisis realizado sobre turismo y trabajo, sobre todo en cuanto a la


interrelación que se genera entre causas y efectos, nos conduce a extraer las siguientes
conclusiones:
1. El turismo es un fenómeno de naturaleza compleja en el que intervienen una
gran cantidad y variedad de agentes que hacen muy difícil su conceptuación y
delimitación, siendo además una actividad tremendamente cambiante y
sometida a la influencia de factores de muy diversa tipología, tanto de carácter
interno -la mayoría de ellos-, como otros de carácter exógeno, todos con una
indudable repercusión en el mismo. Desde este escenario poliédrico el
fenómeno turístico prolonga su área de influencia hacia disciplinas de muy
diversa índole que proyectan una visión singular sobre esta materia, en la que
el ámbito jurídico desarrolla un papel fundamental, y en la que el Derecho del
Trabajo tiene también una especial cabida.

2. La dificultad de delimitación del turismo se hace patente desde el mismo


momento de su conceptuación, que históricamente ha conocido una sucesión
casi incesante de aproximaciones ante la práctica imposibilidad de su abordaje.
El desarrollo económico y social de esta realidad, generado de forma constante
y a nivel mundial, ha suscitado no solo la atención de la doctrina científica,
también, como no podría ser de otro modo, de toda suerte de organizaciones
internacionales y de cooperación, en las que se han suscrito diferentes tipos de
manifestaciones, sea en forma de Declaraciones, Conferencias, Cartas,
Códigos, Documentos o Resoluciones. De todas ellas destaca como instancia
universal y especializada la Organización Mundial del Turismo (OMT), de la
que se obtiene el concepto mayoritariamente aceptado y a la que se deben una
serie de Recomendaciones por motivos estadísticos, que sirven como referente
para su análisis. Todo ello con independencia de que se puedan compartir o
considerar como del todo acertadas algunas de sus consideraciones,
especialmente las que tienen por base alguna manifestación relacionada con el
trabajo personal o de orden laboral.

3. Los elementos definitorios esenciales del turismo a nivel internacional se


centran en el desplazamiento necesario, la duración del viaje y la motivación.
Cada uno de estos elementos presenta a su vez una serie de singularidades
propias que resultan necesarias para la consideración de un viaje como
turístico, siendo sin duda el relativo a la motivación el que presenta un mayor
interés al haber sido excluido de los mismos los que se realicen con la
finalidad principal de trabajar. Una cuestión ésta que alude a la razón
fundamental o principal del viaje, lo que no quiere decir bajo estos criterios
que no pueda realizarse algún tipo de trabajo siempre y cuando no sea el
carácter primordial del desplazamiento.

4. La exclusión de la motivación laboral del concepto de turismo se centra en


aquellos desplazamientos que tengan como objetivo ser empleado por una

233
TURISMO Y TRABAJO

entidad residente en el país visitado, una cuestión que también ha


evolucionado, siempre según la OMT, ya que anteriormente se reflejaba en el
sentido de no ejercer una actividad remunerada en el lugar visitado. Una
circunstancia de apariencia similar pero que ofrece diferencias con respecto a
la consideración actual, de carácter mucho más restrictivo, y es que en este
caso se está haciendo alusión a una relación implícita o explícita empleador-
trabajador con un productor residente en el país o lugar visitado, mientras que
la consideración anterior permitía otro tipo de prestaciones de servicios en el
destino aun siendo retribuidas, siempre que no fuese para una empresa o
entidad residente, siendo además esta forma de calificación más fácil de
confundir con una tipología de viajes no solo admitida sino expresamente
reconocida como la de negocios o motivos profesionales.

5. Los viajes de negocios o motivos profesionales son considerados como viajes


de turismo y además muy bien valorados. La dificultad estriba en tratar de
abarcar en dicha categoría de desplazamiento todas las posibles opciones que
puedan reconocerse como tales, ya que las variantes a incluir pueden ser
múltiples. De hecho, se recurre a la vía ejemplificativa para su calificación
donde tienen cabida supuestos tan variopintos como la asistencia a reuniones,
conferencias o congresos, ferias comerciales y exposiciones; dar conferencias
o conciertos; promover, comprar o vender bienes o servicios en nombre de
productores no residentes; participar en investigaciones académicas o
científicas; trabajar como guías u otras profesiones del turismo para agencias
no residentes; participar en actividades deportivas profesionales, etcétera. Es
decir, una especie de totum revolutum, donde parecen tener cabida una gran
variedad de situaciones, sin que realmente se sepa cuál es la causa habilitante
para su consideración, más allá de la coincidencia con alguna de las muestras
reconocidas.

6. Con independencia de las conclusiones que se puedan extraer en cada supuesto


planteado en los movimientos internacionales de personas donde puede
subyacer el carácter laboral y que se realizará de forma individualizada -y
anticipando el sentido de la última conclusión-, se puede apreciar ya desde el
plano teórico inicial planteado por la OMT, que existe una clara
discriminación a estos efectos en cuanto a no considerar como viaje turístico
los realizados para trabajar para una entidad domiciliada en el lugar visitado, y
sin embargo cuando de lo que se trata es de dar conferencias, dar conciertos, o
realizar una actividad deportiva -por citar algunos de los ejemplos
mencionados-, y aunque se realicen para una entidad o empresa residente y
sean retribuidos, incluso bien remunerados, sí van a tener entonces la
consideración de viaje turístico.

7. El turismo tiene la consideración unánime de motor básico de la economía


mundial, entre otras razones por el efecto multiplicador adicional que proyecta
sobre otros sectores de actividad, lo que le convierte en un fenómeno aún más
destacable. Sus efectos no se manifiestan solo en términos de producción o
riqueza, al ser una fuente especialmente generadora de empleo. Hay una cierta
convención generalizada en que uno de cada once puestos de trabajo a nivel
mundial presenta una relación directa con el turismo.
234
TURISMO Y TRABAJO

8. La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) ya vinculaba turismo


y trabajo, al reconocer el derecho al uso del tiempo libre y especialmente el
derecho a las vacaciones y a la libertad de viajes, como consecuencia natural
del derecho al trabajo.

9. La entidad laboral internacional por excelencia, la OIT, viene reconociendo


históricamente cuestiones laborales sobre asuntos comunes a cualquier sector
de actividad, pero también algunos otros especialmente vinculados con el
turismo. Así, cabe destacar la R21 (1924), sobre la utilización del tiempo libre;
la R37 (1930), sobre horas de trabajo (hoteles, etc.); la R47 (1936), sobre las
vacaciones pagadas, o más recientemente y con mayor incidencia, la R179 y el
C172 (ambos de 1991), sobre condiciones de trabajo en hoteles, restaurantes y
establecimientos similares. Partiendo del reconocimiento de unas condiciones
particulares en el desarrollo del trabajo en estos establecimientos que han de
ser mejoradas, por lo que se detecta un desfase con respecto a trabajadores
comparables de otros sectores, se acepta que es un tipo de actividad que se
desenvuelve en circunstancias singulares en cuanto a horas de trabajo y
períodos de descanso.

10. Las condiciones de trabajo mejorables en el ámbito mencionado vienen


marcadas fundamentalmente por ser un sistema productivo que en muchos
casos concentra una mayor dedicación en determinados periodos temporales,
muchos de carácter estacional, o durante los fines de semana; y, en algunos
casos, con sistemas de producción y funcionamiento de ciclo ininterrumpido
(24 horas – 365 días). Por lo que la actividad se desarrolla abarcando
determinados momentos de especial consideración laboral, como domingos y
festivos o turnos nocturnos, pudiendo quedar sometido asimismo a una
estacionalidad que condiciona la temporalidad de los contratos y, por ende, la
seguridad en el empleo.

11. Es significativo el reconocimiento que hace el Convenio 172 OIT sobre la


propina, práctica habitual en determinadas manifestaciones de este sector de
actividad. Del mismo destaca el necesario carácter voluntario que debe tener
para el cliente, fundamentalmente a efectos de garantizar de manera efectiva el
derecho de trabajadores a percibir una remuneración básica y regular que
queda a cargo exclusivo y directo del empleador. Una cuestión ésta sobre la
que se ha pronunciado en reiteradas ocasiones la jurisprudencia española en el
sentido de excluirla (la propina) de la contraprestación económica que
conforma el derecho a la retribución, toda vez que proviene de un tercero que
la realiza por mera liberalidad, no formando por tanto parte del salario. Salvo
el caso particular de los casinos, que bajo regulación propia en nuestro país,
permite un sistema que se conoce como «tronco de propinas», que se
constituye con la masa global de las propinas con cargo al cual habrán de
abonarse necesariamente los salarios del personal, así como la cuota patronal a
la Seguridad Social, repartiéndose el resto, si lo hubiere, entre los trabajadores
bajo determinados indicadores.

235
TURISMO Y TRABAJO

12. Los instrumentos normativos de la OIT ponen también de manifiesto un hecho


que viene siendo una constante histórica en este sector, como es la dificultad
de agrupar en un sector de actividad algo tan complejo como el turismo. Las
referencias a este sector incluían así componentes de alojamiento,
restauración, intermediación y otros servicios para el viajero, así como centros
de congresos y exposiciones; pero reconociendo que otras definiciones más
amplias del turismo suelen incluir el «sector» de atracciones para visitantes y
también segmentos específicos del transporte, citando por ejemplo y entre
otros, los cruceros y autobuses para turistas. Algunas referencias más recientes
aluden sin embargo al término turismo como sinónimo del sector de la
hotelería y restauración, algo que no sirve indudablemente para explicar la
verdadera realidad de este sector. Es por todo ello por lo que conceptos como
sector turístico o industria turística siguen siendo en la actualidad
denominaciones que se prestan a provocar una cierta confusión. Al mismo
resultado coadyuvan otras manifestaciones normativas tan representativas
como son las Leyes de Turismo, en nuestro caso autonómicas, en tanto que
tampoco unificarán mínimamente una sola consideración.

13. El reconocimiento del turismo en el marco normativo de la UE debió esperar


hasta el Tratado de Lisboa (2007) para encontrar reflejo expreso en sus
Normas Originarias de Funcionamiento. Tiene a partir de entonces el soporte
legal suficiente para alcanzar los objetivos marcados en esta materia, es decir,
se le otorga un carácter complementario instaurando medidas de apoyo y
coordinación dirigidas tanto a los Estados miembros como a los diferentes
agentes implicados en el sector del turismo europeo.

14. Una vez reconocido el turismo en el derecho primario de la UE, éste adquiere
un especial protagonismo en el Derecho derivado. En concreto, en varias
Directivas y Reglamentos. Este tipo de fuentes vienen tratando cuestiones
turísticas bien diversas como los viajes combinados, el aprovechamiento por
turnos de bienes inmuebles de uso turístico, el denominado overbooking, las
estadísticas de turismo o la libre prestación de servicios, donde también se
incluyen los turísticos. Fundamentos todos ellos que partiendo de ramas de
distinto orden vienen a conformar los que se podría considerar como un
Derecho Turístico indirecto.

15. Pese al reconocimiento tardío del turismo por parte de la UE, no quiere decir
que antes no se realizasen actuaciones en esta materia de muy diverso orden,
donde ya se reflejaban cuestiones vinculadas al turismo como las condiciones
de vida y trabajo en este sector, con especial preocupación por la
estacionalidad y el escalonamiento de las vacaciones como medida correctora,
y donde también se vislumbraba la importancia del turismo como fuente
generadora de empleo. Aunque es en la etapa posterior a dicho reconocimiento
en la que el turismo alcanza un mayor protagonismo y donde se aprecia con
especial consideración su vertiente como fuente generadora de empleo,
llegando a crearse un Grupo de Alto Nivel sobre Turismo y Empleo, que
realizó una serie de conclusiones y recomendaciones al respecto, no sin antes
constatar situaciones del sector no del todo deseables, como la estacionalidad,
la inseguridad, la ausencia de cualificación profesional o los salarios bajos.
236
TURISMO Y TRABAJO

Circunstancias que pese a las orientaciones posteriores y a la búsqueda


constante de un empleo denominado de calidad, siguen siendo en gran medida
carencias que se arrastran en el ámbito laboral en un sector de actividad
considerado clave en el aspecto económico europeo, y ni que decir tiene en el
panorama nacional español.

16. La jurisprudencia comunitaria también se ha hecho eco de diferentes aspectos


de orden turístico, destacando especialmente por sus implicaciones -tanto
turísticas como laborales- las sentencias sobre guías de turismo, incluida la que
afecta al Reino de España. Una de las más significativas y no solo por
cuestiones de pertinencia nacional. En este mismo ámbito es de destacar
también la doctrina recientemente establecida en materia de reclamaciones por
daños a las compañías aéreas en casos de retraso, que abre las puertas a que
sean los propios empleadores los que puedan reclamar en determinadas
circunstancias los gastos añadidos de viajes por motivos de trabajo de sus
empleados. Sin dejar de olvidar que gran parte de la jurisprudencia
comunitaria se ha basado en la vulneración del derecho a la libre circulación
de los ciudadanos de la UE, por lo que cabe al menos señalar al hilo de este
principio un factor de influencia primordial en el turismo, cuál es el
Reglamento (UE) nº 1051/2013, sobre el restablecimiento temporal de
controles fronterizos en las fronteras interiores en circunstancias
excepcionales. Y es que acontecimientos de reciente actualidad, como el tema
de los refugiados o del terrorismo han hecho activar las alarmas en este sentido
para tratar de garantizar la seguridad y el orden público en los distintos
Estados miembros, aunque con una clara incidencia en el ámbito turístico pero
en sentido muy negativo.

17. La regulación del turismo en España en la etapa preconstitucional se origina


para la creación de sucesivos organismos a los que se les atribuía el encargo
general de ordenación, información, fomento y atracción del turismo. Como
consecuencia de esas competencias se decreta el Estatuto Ordenador de las
Empresas y Actividades Turísticas Privadas (EOEAT), convirtiéndose en un
punto de inflexión en el ámbito normativo turístico en nuestro país, que nace
con vocación de reconducir una legislación turística diversificada hasta
entonces ante el fenómeno turístico. Pero sobre todo hay que atribuirle el
intento de clarificar un sector tan heterogéneo a través de la vía definitoria
sobre cuales debían considerarse empresas turísticas y cuales actividades
turísticas. Un avance no exento de matices, al menos claro está desde la
perspectiva actual, pero que aun así dio origen a toda una serie de normas
turísticas tanto de ámbito común como de carácter específico, dejando en
cualquier caso un marco de referencia establecido sobre la ordenación turística
existente antes del reparto competencial previsto en la CE.

18. La CE atribuye a las CCAA la competencia en materia turística en su ámbito


territorial. Una llamada de apariencia clara pero que debido a los caracteres
innatos del turismo se expande de tal forma que lo hace difícil de encuadrar,
desde el instante en que los títulos competenciales que se reserva el Estado van
a ser de una amplitud tal que no van a dejar de tener incidencia de más o
menos intensidad en el ámbito turístico, incluida la tarea de coordinación
237
TURISMO Y TRABAJO

general que se le atribuye en diferentes materias. Además las dos


circunstancias de dicha atribución tanto la ordenación como la promoción
deben ser clarificadas, en el sentido de regular la primera cuestiones relativas
al turismo en el ámbito territorial correspondiente generando una dispersión
normativa no siempre bien entendida y generando en última instancia una
confusión en el usuario turístico. Siendo por otro lado la promoción, y como
parte de su seña de identidad de dicha tarea para su máxima efectividad, la de
tener que realizarse en un espacio territorial al que se genera la actividad
turística, y, por tanto, con la debida coordinación con la administración estatal
en la medida que corresponda, muy especialmente la proyectada en el exterior
por razón de sus competencias en relaciones internacionales. Una cuestión
competencial que en cualquier caso la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional ha venido aclarando en los diferentes casos que se han ido
planteando.

19. Las CCAA asumen la materia turística con un reconocimiento mayoritario de


la importancia que ejerce en los distintos territorios como sector estratégico
para el crecimiento económico y consecuentemente para la creación de
empleo. El mayor protagonismo lo acaparan desde el principio las Leyes de
Turismo que van surgiendo con bloques de contenidos ciertamente parecidos.
Donde se constata la dificultad existente a la hora de identificar la empresa
turística con un uso frecuente de forma indistinta con el de actividad turística,
y donde las divergencias clasificatorias no hacen sino poner de manifiesto algo
ya señalado desde distintas vertientes como el problema central o principal,
cuás es, el de la difícil delimitación conceptual del sector del turismo.

20. El factor trabajo se manifiesta también en las Leyes de Turismo autonómicas


bajo distintos espectros, que van desde la propia definición de trabajador y
empresa turística, a otros como la formación del personal como mecanismo
necesario para la mejora de la cualificación de estos trabajadores, y por ende,
de las condiciones de trabajo y de mejora del empleo, o, la regulación
específica de la profesión turística más significativa como es la de guía de
turismo. Destaca asimismo por su influencia en el empleo, entre otras
circunstancias, tanto la declaración de Municipio Turístico como la de Zona
Turística Saturada. Habilitando la primera para poder celebrar convenios de
colaboración en aras a compensar el incremento de prestación de servicios
municipales por la afluencia de turistas, teniendo como uno de sus referentes
consideraciones tendentes a la creación y mejora del empleo. Sirviendo la
segunda declaración a modo de freno sobre un desarrollo turístico
incontrolado, máxime en los tiempos actuales donde se alzan voces sobre la
masificación de determinados espacios turísticos generando una respuesta
negativa de la población residente acuñándose incluso el concepto de
turismofobia; pues bien, la contención inicial que puede manifestar en el
empleo puede traducirse a medio o largo plazo en la creación de nuevos
puestos de trabajo y en la mejora y mantenimiento de los ya existentes.
Debiendo señalar además como las menciones relativas a la calidad se suceden
desde su creación en las normas turísticas autonómicas, con inexorables
vinculaciones al empleo hasta alcanzar reconocimientos singulares con
exigencias mínimas de trabajadores fijos de plantilla, o con consideraciones
238
TURISMO Y TRABAJO

más recientes que siguen los objetivos marcados por la OMT y la UE sobre un
empleo de calidad.

21. En cuanto a la irrupción del turismo colaborativo que ha ido surgiendo en los
últimos tiempos al amparo de las nuevas tecnologías, con diversos tipos de uso
que han ido derivando en algunas modalidades de gestión que parecen alejarse
bastante del calificativo original de colaborativo, hay que señalar dos de los
sistemas como los de mayor repercusión actual, el de alojamiento y el de
transporte de pasajeros. Se ha podido comprobar, en el primer caso, cómo la
regulación autonómica tiene también su innegable incidencia en la materia
laboral, muy especialmente en cuestión de ampliación o reducción del ámbito
subjetivo de la relación laboral especial del servicio del hogar familiar. En
cuanto al transporte de pasajeros y por encima de otros posibles problemas,
destaca el que actualmente protagonizan organizaciones como la empresa
«Uber», que ha revolucionado la forma de actuar en este campo, sobre todo,
por su incidencia directa en el plano de las relaciones laborales, al quedar
sometido a un incesante debate el tema de la laborización o no de sus
conductores.

22. La legislación laboral es competencia exclusiva del Estado según reconoce la


CE, una materia que regula aspectos aparentemente desligados de la cuestión
turística al ser de naturalezas distintas, lo que no empece para poder incidir
directa o indirectamente en el ámbito del turismo. La afectación puede venir
demandada desde el propio sector, instando al legislador para tratar de adaptar
o flexibilizar determinadas normas con la intención de cubrir las
especificidades de estas relaciones laborales de orden turístico. Siendo esta
demanda del sector plasmada en los Planes de turismo que se han venido
programando en el territorio nacional con especial repercusión en los más
recientes y que encontraron respuesta con más o menos calado en la última
gran reforma laboral abordada en nuestro país, que sin llegar a ser
expresamente dirigidas al sector alcanzan en él una particular incidencia,
incluso con algunas medidas diseñadas específicamente, como son las de
apoyo a la prolongación del periodo de actividad de los trabajadores con
contratos fijos discontinuos en el ámbito del turismo.

23. Desde la regulación laboral y de forma directa también se afronta la realidad


irregular del sector turístico, que obliga a tener en consideración cuestiones tan
determinantes para su mejor efectividad como es el tema de la jornada de
trabajo. Se reconoce el sector de la hostelería, representada a estos efectos por
los alojamientos turísticos y la restauración, como uno de los que precisa
incluirse en la regulación de las jornadas especiales de trabajo, con normas
específicas en materia de descanso semanal y de descanso entre jornadas con
un tratamiento excepcional para actividades de temporada. El RD 1561/1995,
sobre jornadas especiales de trabajo que incorpora este ámbito de actuación,
no ofrece mucha precisión sobre la causa supuestamente habilitante, pero sí
manifiesta la intención de acomodar la organización productiva a las
necesidades de una mayor demanda de servicios por la vía del convenio
colectivo o el acuerdo de las partes. Reconociendo en definitiva las
necesidades de adaptar en una parte significativa del turismo como es la
239
TURISMO Y TRABAJO

hostelería, las singularidades oportunas para así poder alcanzar una mayor
flexibilidad laboral en un sector sometido con carácter general a una alta
estacionalidad.

24. En los movimientos internacionales de personas no todos son considerados por


la OMT como viajeros turísticos, manifestando su intención de excluir
aquellos desplazamientos cuya motivación principal sea para trabajar para una
entidad residente en el lugar visitado. El planteamiento general deja muchas
dudas al respecto y no solo en el acierto o no de tal consideración, sino a nivel
interpretativo sobre la casuística existente en los viajes que puede enmarcarse
bajo esta modalidad, y que debe ser tratada de forma individualizadas para
saber su consideración desde un punto de vista laboral y consecuentemente
desde un punto de vista turístico.

25. Un primer supuesto lo encontramos en los trabajadores fronterizos, es decir, y


con independencia del concepto variable que se le ha ido dando desde la UE
para su identificación, se considera como tal a todo persona que se desplaza
desde un Estado a otro con la intención de trabajar y que regresa en principio
cada día o al menos una vez por semana. Por lo que se acerca a la figura del
visitante turístico en el sentido de viajar de un territorio a otro y regresar antes
del límite temporal establecido de un año, sin embargo, a la vista de las
Recomendaciones dadas por la OMT como criterio de referencia para tal
calificación, para ello se ha de salir fuera del denominado entorno habitual, un
concepto que engloba no solo el lugar de residencia, sino el espacio en el que
ordinariamente se desenvuelve el sujeto. Un concepto de carácter ambiguo por
la falta de precisión en los criterios utilizados como referencia, y por el hecho
de tener una conexión individualizada, que va a depender en definitiva de las
peculiaridades de cada sujeto. Aunque objetivamente se puede interpretar que
la asistencia regular al lugar de trabajo, aun suponiendo un desplazamiento a
otro Estado, ha de ser considerado como una práctica inherente a la condición
de cada sujeto como derecho-deber, y por tanto ha de formar parte de dicho
entorno, por tanto y a estos efectos no suponer una salida del mismo y por
tanto desvirtuando el carácter turístico. Lo que a su vez se corrobora con la
finalidad principal motivo del desplazamiento, ya que se realiza con la
intención de trabajar para una entidad residente en el país de destino, y por
consiguiente enmarcándose en la exclusión prevista por la OMT para dicha
catalogación turística; cuestión que se ratifica al ser excluido taxativamente de
las estadísticas de turismo internacional, los trabajadores fronterizos. Todo lo
cual y una vez manifestada todas las circunstancias teóricas anteriores no deja
de ser una separación entre turista y trabajador que parece poder quedar
diluida en una realidad en la que sobre todo en aquellos casos legalmente
permitidos a los fronterizos en los que se produzca el regreso semanal, y por
ello que pueda alojarse durante ese tiempo en un establecimiento turístico, e
incluso que en los tiempos actuales pueda desplazarse a otro Estado no
limítrofe (también admisible) y deba utilizar un medio de transporte tan
señalado en el ámbito turístico como es el avión; y que por tanto la distinción
o separación inicial turista-trabajador no parezca ya tan evidente y donde los
consumos o usos turísticos de ambos en estos casos tampoco van a encontrar
líneas de separación.
240
TURISMO Y TRABAJO

26. Otro supuesto es el que se produce como consecuencia de la prestación de


servicios transnacional, que viene a significar a grandes rasgos la existencia de
un trabajador desplazado a otro país, que ha de mantener el vínculo laboral con
la empresa de origen mientras se desarrolla la prestación (incluida la
posibilidad vía ETT), y que dicho desplazamiento ha de tener carácter
temporal. Por lo que van a darse todos los requisitos recomendados por la
OMT para la consideración de turista, en cuanto a ser realizado durante un
periodo consecutivo inferior a un año, menos incluso, si se sustituye en la
misión a otro trabajador al tener que computarse de forma conjunta y no poder
superar el tope máximo previsto entre ambos trabajadores. También porque ha
de existir una relación laboral previa entre el trabajador y la empresa que lo
envía al extranjero, lo cual implica que aunque la prestación se realice en el
destino, se sigue manteniendo de forma preceptiva el vínculo contractual con
la empresa domiciliada en el país de origen, y como no puede ser de otra
forma, la retribución correspondiente ha de girar a cargo de la misma; por lo
que el trabajador desplazado no va a realizar una actividad retribuida para una
entidad residente en el país de destino. Además, porque estos viajeros llevan a
cabo sus desplazamientos fuera de su entorno habitual, tanto por ser
desempeñado en otro Estado distinto a su lugar de residencia como por el
hecho de acudir a trabajar de forma temporal y no habitual como se venía
dando en el lugar de origen, por lo que no ha de forma parte de su entorno
salvo cambio de residencia. Todo lo cual no deja de manifestar la
incongruencia que supone no considerar turista al viajero cuya finalidad
principal sea la de ser empleado por una entidad residente en el país o lugar
visitado, y sin embargo tenga cabida teórica el supuesto analizado al no darse
realmente esta situación, cuando en realidad la motivación subyacente en los
dos supuestos va a ser de orden laboral.

27. Los trabajadores temporeros realizan un desplazamiento con la finalidad de


desarrollar una actividad laboral de temporada en un territorio distinto al de su
residencia principal, para una vez finalizado abandonar ese espacio, con
independencia de que algunos puedan querer aprovechar la estancia en ese
otro país con la intención de quedarse. En estos casos los viajeros van a salir
de su entorno habitual, ya que van a desplazarse, al menos como primer punto
de partida, desde el país donde tienen su residencia principal, salida de dicho
entorno, que va a producirse igualmente si lo que se realiza es una migración
circular en la que se tocan distintos territorios y que en cualquier caso no
impide dicha consideración. Además, en estos casos también va cumplirse a
nivel turístico con el límite temporal de doce meses, cuestión que se contempla
desde el plano legal, toda vez que tanto las previsiones marcadas desde Europa
como las reguladas en nuestro país limitan la estancia máxima a nueve meses
en cualquier periodo de doce meses consecutivos. Sin embargo y pese a
cumplirse los requisitos anteriores, la finalidad principal del viaje es la de
trabajar en ese otro país para un empleador residente en el mismo a cambio de
una remuneración, cuestión que teóricamente excluye el carácter turístico del
desplazamiento, y cuyas mismas pautas recomiendan expresamente excluir de
la categoría de visitante turístico a los "trabajadores estacionales". Situación
que va a darse igualmente en aquellos casos que aun dándose el resto de
241
TURISMO Y TRABAJO

circunstancias a nivel de prestación de servicios y remuneración salarial, no


exista un contrato formal, por lo que con independencia de las consecuencias
jurídicas tanto laborales como de extranjería que pudieran tener, tampoco va a
considerarse desde esta perspectiva como viaje turístico la inmigración
irregular. Circunstancias de aparente claridad en cuanto a su exclusión si no
fuera por el contraste que supone la inclusión a los mismos efectos de otra
modalidad de viajes como son los de negocios o motivos profesionales, y
donde en determinados casos se van a presentar rasgos idénticos en cuanto a
realización de una prestación o servicio de carácter temporal en otro territorio
para una entidad pagadora radicada en el mismo.

28. El trabajo a distancia desarrollado al amparo de las nuevas tecnologías se


denomina teletrabajo, que cuando se presta en un Estado diferente a aquel
donde está instalada la empresa matriz se conoce como teletrabajo offshore o
transnacional. En este marco de actuación se pueden apreciar distintos
escenarios donde pueden confluir teletrabajo y turismo, ya sea en
establecimientos turísticos o residenciales, ya sea en telecentros ubicados en
zonas turísticas, ya sea en residencias de titularidad empresarial normalmente
ubicadas en lugares de interés turísticos. Como elementos comunes a todos
estos supuestos nos encontramos con la necesaria dotación tecnológica y la
localización en zonas territoriales diferentes a la de la empresa empleadora.
Desde una perspectiva laboral, el teletrabajo desempeñado en unas
instalaciones titularidad de la empresa, desvirtúan la esencia jurídica del
trabajo a distancia, ya que pasaría a considerarse como unidad productiva
autónoma de la misma; y, por tanto, no sería posible encuadrarlo en esta
modalidad. Por lo que el trabajo desarrollado en residencias propiedad de la
empresa, o en su caso en alojamientos turísticos o centros de teletrabajo donde
la empresa tenga contratado estos servicios o puestos de trabajo, no deben
considerarse desde una perspectiva laboral como trabajo a distancia o
teletrabajo. Para cuando no se de esta injerencia empresarial en los escenarios
previstos de alojamientos turísticos o telecentros, van a cumplirse los
parámetros previstos en los desplazamientos turísticos en cuanto a no ser
empleado por una entidad radicada en ese otro país sino en el de origen,
desarrollado a priori fuera del entorno habitual, por mucho que se trate de una
segunda residencia; siempre debiendo reinterpretar el concepto de entorno
habitual de la persona, que pese a plantearse el lugar de trabajo como parte
consustancial de aquel, si se parte de lo que en realidad representa la
modalidad de teletrabajo transnacional, en la que el trabajador queda situado
en un espacio territorial distinto y muy alejado al de su residencia habitual, sin
que por ello deba considerarse que ha tornado o modificado precisamente “su
entorno habitual”; siempre y en todo caso que además de todo lo anterior se
cumpla con el marco temporal de referencia turística de un año.

29. La tripulación de cruceros queda sometida al régimen jurídico aplicable a la


gente de mar por lo que aspectos como la fijación del tiempo de trabajo, los
niveles de dotación, el reconocimiento del derecho al bienestar, las facilidades
identificativas o el abanderamiento del barco van a condicionar estos
supuestos. Así, la fijación del tiempo de trabajo en relación con el de descanso
se convierte en un elemento esencial para poder ordenar una relación laboral
242
TURISMO Y TRABAJO

ciertamente singular, donde la confluencia en un mismo espacio de trabajo,


residencia temporal y clientela, hacen aun más necesario la disponibilidad de
tiempo libre para el trabajador para poder desconectar y donde la bajada a
tierra se antoja imprescindible. Los niveles de dotación mínimo del buque
permiten un mejor reparto de la carga de trabajo, a la vez que aseguran un
descanso suficiente para todo el personal, permitiendo ejercitar su disfrute de
la mejor manera posible, incluido el desembarco en puerto. El derecho al
bienestar reconocido expresamente a la gente de mar, tiene como una de sus
manifestaciones el otorgamiento de permisos expresos para bajar a tierra,
entendiendo que tales concesiones van más allá del tiempo de descanso común
para toda la tripulación, lo que en cualquier caso permite desembarcar al
tripulante por el tiempo estipulado. Como complemento necesario para la
bajada a puerto de la tripulación se prevé la expedición de un documento
identificativo de la gente de mar, que agiliza la entrada en los distintos
territorios, cuestión fundamental en unas escalas que suelen durar un corto
espacio de tiempo. Un factor determinante es la nacionalidad del buque a
efectos de territorialidad, y que también marca la posible entrada internacional
en puerto, entendiendo para ello que el buque posee la nacionalidad del
pabellón que enarbola en su llegada a puerto, sin dejar de obviar la existencia
de los llamados pabellones de conveniencia, y donde el recurso jurídico
alternativo del segundo Registro ha servido para retener una flota dispuesta a
enarbolar dichos pabellones. Muestra de ello es el Registro Especial de Buques
y Empresas Navieras de Canarias que permite asimismo la coexistencia de una
dotación plurinacional con una aplicación normativa en materia laboral
diferente según sean tripulantes europeos o extranjeros; lo que ampara una
dualidad de condiciones de trabajo para uno u otro tripulante, incluso siendo
considerados como trabajadores comparables. Desde una perspectiva turística,
la tripulación que desembarca en puerto durante la escala del crucero, combina
el doble estatus de trabajador y turista. Toda vez que los miembros de la
tripulación son trabajadores que realizan su actividad en un centro de trabajo
itinerante, y que pueden arribar en puertos ubicados en territorios de distinta
nacionalidad y por tanto de carácter internacional. Y es en este escenario
donde hay que considerar que el trabajo viene desempeñándose en un espacio
y para una entidad con nacionalidad diferente del lugar que se visita, lo que
supone la no prestación de trabajo alguno ni por consiguiente obtención de
remuneración en el territorio donde se realiza la escala, y por ende faltando los
elementos clásicos marcados por la OMT para la exclusión de visitante
turístico internacional, ya que ni se realiza el desplazamiento con intención de
realizar un trabajo en el país de destino, ni se obtiene retribución por parte de
ninguna entidad residente en dicho Estado. Pero es que además la misma
organización internacional considera expresamente a la tripulación de cruceros
a efectos estadísticos en la categoría general de visitante turístico, y ello con
independencia de considerar que tanto por la corta permanencia en el destino,
como por la falta de pernoctación, deban ser incluidos en esta categoría
general como excursionistas o también denominados visitantes del día.

30. El voluntariado presenta desde un punto de vista jurídico distintos


reconocimientos tanto nacionales como internacionales, y en todos ellos desde
sus primeras formulaciones se han marcado las diferencias con respecto al
243
TURISMO Y TRABAJO

trabajo asalariado; correlativamente desde la dirección inversa, y con


independencia de sus aspectos coincidentes, también se ha excluido
sistemáticamente de la consideración de trabajo por cuenta ajena, este tipo de
trabajo voluntario. Siendo en cualquier caso el elemento retributivo el más
destacable en cuanto a su diferenciación, ya que para uno, el voluntariado, su
ausencia, es una seña de identidad inherente a su figura, mientras que para
otro, el trabajo asalariado, es uno de sus elementos configuradores. Lo que no
quiere decir que no se pueda obtener una percepción económica por parte del
voluntario, pero siempre a modo de compensación de gastos, y nunca en el
sentido de contraprestación. Luego en aquellos viajes internacionales en los
que confluya la realización de una prestación de carácter voluntario, hay que
entender que la finalidad pretendida por estos viajeros no se corresponde con
la de trabajar para una entidad con la intención de obtener una remuneración a
cambio, la cual, ni se espera ni se pretende. Por lo que no existe razón de
excluir estos viajes de la modalidad turística, y ello pese a que la motivación
principal del desplazamiento se asemeje más a una prestación de trabajo, al
menos en el sentido de desempeño de actividad, y diste más de una finalidad
ociosa en el sentido tradicional del viaje turístico.

31. Se considera cooperante la persona física que participe en la ejecución, sobre


el terreno, de un determinado instrumento de cooperación internacional para el
desarrollo o de ayuda humanitaria a realizar en un país o territorio
determinado, bajo una relación laboral, funcionarial o de personal al servicio
de las Administraciones públicas con la persona o entidad promotora de la
cooperación. Se evidencia así, el carácter laboral (o funcionarial) en este
vinculo preceptivo que ha de existir para poder desarrollar la misión del
cooperante internacional, otorgándole una cobertura legal a este tipo de
supuestos que no ofrece dudas en cuanto a la naturaleza jurídica de esta
relación. En la inmensa mayoría de los casos las entidades empleadoras
acogidas a los programas de cooperación son organizaciones no
gubernamentales de desarrollo (ONGD), de ámbito nacional, bien
directamente o por pertenecer como delegación a una estructura internacional.
Por lo que en estos supuestos la cuestión hace reconducir el planteamiento
hacia su consideración de viaje turístico, toda vez que la entidad empleadora-
pagadora para la que se trabaja tiene carácter nacional con independencia que
la prestación del servicio se lleve a cabo en el terreno internacional, es decir en
el lugar donde se desarrolla la actividad humanitaria. Incluso existen
determinados criterios metodológicos para el análisis turístico, que por la vía
ilustrativa enmarcan los viajes para participar en misiones de organizaciones
no gubernamentales, en la categoría de motivos profesionales. Siendo esta
finalidad una de las categorías específicamente aceptadas dentro de las
posibles motivaciones en los viajes turísticos, todo lo cual no hace sino
ahondar aun más en la interpretación dada de otorgarles a este tipo de
experiencias dicha naturaleza. Para cuando la organización promotora es
extranjera, hay a su vez que distinguir una doble posibilidad, por un lado si
pertenece a un tercer país distinto al de origen y al de destino de la misión, en
cuyo caso sirve la misma hipótesis anterior, y por otro, si el promotor
pertenece al territorio donde se va a ejecutar el proyecto, en cuyo caso se van a
dar los elementos de exclusión como viaje turístico, lo que no obstante debe
244
TURISMO Y TRABAJO

ser valorado. De tal forma, que es entendible que se realiza un trabajo de


carácter remunerado para una entidad domiciliada en el país de destino, pero
no lo es menos, que se desarrolla en condiciones de especial dureza como
consecuencia de conflictos bélicos, catástrofes, pobreza extrema, etc., que
precisan esa ayuda humanitaria, por lo que el motivo principal del viaje no
parece ser la realización de un trabajo en el lugar visitado, sino más bien la de
colaborar aportando la experiencia profesional, por lo que en nada se distingue
del supuesto general anterior lo que asimismo ha de conducir a su misma
catalogación como viaje turístico por motivo profesional, aunque sea bajo una
modalidad hecha en llamar turismo solidario. Todo ello siempre y cuando esta
colaboración o cooperación no se prolongue demasiado en el tiempo, o pase a
convertirse en un modo de vida, ya que en tal caso desvirtuaría el carácter del
desplazamiento, para entonces sí, tener que ser excluido de la categoría de
viaje turístico.

32. El sistema de becas y prácticas en el extranjero puede operar bajo modalidades


de lo más variadas, teniendo como objetivo final un carácter formativo, y
como tal, han de ser considerados en cuanto a motivación del desplazamiento
en una categoría plenamente admitida en los viajes turísticos. Una apreciación
tan solo puesta en duda cuando se desarrolle en el marco de una empresa y
esconda bajo ese formato una verdadera relación de trabajo, al encontrarse este
sistema inmerso en las denominadas zonas grises del Derecho del Trabajo y
por tanto con prácticas habituales cercanas a la confusión, lo que asimismo
sería extrapolable en estos casos al ámbito turístico.

33. Una actividad que compagina trabajo y desplazamiento es aquella que se


conoce como au pair, que consiste a grandes rasgos en realizar una estancia en
otro país en situación de convivencia familiar a cambio de realizar una serie de
quehaceres domésticos con la finalidad principal del viaje de aprender el
idioma correspondiente. El trabajo realizado ha de entenderse de pequeña
dimensión con una naturaleza colaborativa más propia de la convivencia
familiar que de la actividad laboral, aunque en cierta medida se aproxime a
una de sus relaciones especiales como es la del servicio doméstico. La
actividad se lleva a cabo de forma retribuida, aunque matizando que ha de ser
de escasa entidad en cuanto a lo estrictamente dinerario, no así en su
consideración en especie, donde la valoración puede ser muy superior si se
tiene en cuenta el alojamiento y la manutención, aun así, el sistema retributivo
se aleja de lo previsto con carácter general para los trabajadores por cuenta
ajena, que sí permite dicha combinación retributiva pero en una proporción
justamente inversa, limitando para ello la parte a percibir en especie. En
cualquier caso, la modalidad au pair ha sido sistemáticamente excluida de las
reglas que regulan el trabajo domestico o cualquier otro de orden laboral, por
lo que pese a posibles similitudes no puede considerarse una relación de
trabajo. Luego el motivo del viaje no es llevar a cabo una actividad
remunerada en el destino, sino que este es el vehículo necesario para conseguir
el objetivo principal de aprendizaje del idioma correspondiente, lo que traslada
esta modalidad al ámbito de los viajes turísticos de carácter formativo
plenamente aceptados como parte de la clasificación turística, siempre y
cuando además se respete el factor temporal previsto a estos efectos de un año.
245
TURISMO Y TRABAJO

34. En definitiva, toda una serie de movimientos internacionales de personas con


substrato laboral con un tratamiento diferenciado en cada caso, pero que sirven
para poner de manifiesto una cuestión no suficientemente entendible, cual es,
la de excluir de la consideración de viaje turístico, siempre según la OMT, los
desplazamientos realizados para trabajar para una entidad residente en el país
o lugar visitado. Una circunstancia que se hace aun más difícil de entender
desde el momento en que correlativamente sí se van a considerar como tales
los que se realicen por negocios o motivos profesionales, y es que así se supera
la identidad original de considerar como turísticos tan solo los
desplazamientos vinculados al ocio, ya que precisamente el término negocio
tenía como significado primitivo la negación de ese ocio o contrario al placer,
por lo que la superación de este argumento original podría amparar igualmente
los viajes por motivos laborales. Pero sobre todo, es el simple hecho de incluir
como modalidad turística los viajes de negocios o motivos profesionales a la
par que excluir de dicha modalidad los desplazamientos por motivos de trabajo
lo que origina un contraste difícil de asumir, ya que no se ofrece una
delimitación clara de que ha de entenderse realmente por ese tipo de viajes de
negocios o profesionales más allá de la vía ilustrativa y en la que en no pocos
de esos ejemplos pueden apreciarse los mismos caracteres que se van a dar en
algunos de los supuestos excluidos de orden laboral en cuanto a realizar una
prestación de servicios para una entidad residente en el país visitado de
carácter retribuido. Eso sí, tanto la cuantía a obtener por el trabajo prestado
como la clase de actividad a realizar suelen ser bien distintas, lo que a su vez
nos lleva a considerar si la verdadera clave entre la exclusión de unos y la
inclusión de otros, no va a estar realmente en la diferenciación clasista entre
trabajadores "blue collar" y "white collar".

246
TURISMO Y TRABAJO

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OMT, reunida en Sofía (Republica Popular de Bulgaria), en su sexta reunión
ordinaria, del 17 al 26 de septiembre de 1985.
- Conferencia de Ottawa, organizada por las Naciones Unidas, la OMT y el
Gobierno de Canadá, celebrada en Ottawa (Canadá) del 24 al 28 de junio de 1991,
con el objetivo de unificar criterios para la realización de estadísticas
internacionales sobre turismo y donde se acordaron una serie de
Recomendaciones, que fueron definitivamente adoptadas por la Comisión de -
Estadísticas de las Naciones Unidas en 1993.
- Conferencia Mundial Enzo Paci sobre la Evaluación de la Incidencia Económica
del Turismo, llevada a cabo en Niza (Francia) del 15 al 18 de junio de 1999, y
cuyas Resoluciones fueron aprobadas por la Asamblea General de la OMT,
celebrada en Santiago (Chile) del 24 de septiembre al 1 de octubre de 1999.
- Declaración de la Haya sobre Turismo, de la Conferencia Interparlamentaria sobre
Turismo, organizada de forma conjunta por la Unión Interparlamentaria y la
OMT, del 10 al 14 de abril de 1989, en la Haya (Países Bajos), por invitación del
Grupo Interparlamentario de los Países Bajos.
- Declaración de Manila sobre el turismo mundial, aprobada por la Conferencia
Internacional del Turismo celebrada en Manila (Filipinas) del 27 de septiembre al
10 de octubre de 1980, y que fue convocada por la OMT.
- Declaración Universal de Derechos del Hombre, de 8 de diciembre de 1948.
- Declaración Universal del Voluntariado, aprobada en el Congreso Mundial de
Paris de 1990 y Carta Europea de “Volonteurope” para los Voluntarios
- Documento de Acapulco, relativo a la Reunión Mundial de Turismo convocada
por la OMT en Acapulco (México), del 21 al 27 de agosto de 1982.
- Resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 23 de
diciembre de 2003, reconocimiento según Acuerdo 58/232 entre Naciones Unidas
y la OMT.

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