Perspectiva Histórica Desde el principio de la historia humana se ha reconocido que las personas difieren en cuanto a sus aptitudes cognoscitivas, características de personalidad y comportamiento, y que estas dife- rencias pueden evaluarse en cierta forma. Hace casi 2,500 años, Platón y Aristóteles escribieron acerca de las diferencias individuales, e incluso ya tenían como antecesores de esta actividad a los antiguos chinos (Bowman, 1989; Doyle, 1974).
Durante la Edad Media era prácticamente inexistente cualquier
preocupación por la individualidad. En la estructura social de la sociedad europea medieval, las actividades de la gente se determinaban en gran medida dependiendo de la clase social en que se naciera. Se permitía poca libertad para la expresión o el desarrollo individuales. No obstante, hacia el siglo XVI, se tornó más progresista, menos doctrinaria y fue desarrollándose la idea de que las personas eran únicas y tenían derecho a afirmar sus dones naturales y a mejorar su posición en la vida. Esta era de Renacimiento, y el subsiguiente periodo de la Ilustración no sólo fueron etapas durante las cuales el interés por el aprendizaje y la creatividad resurgió y fue fomentado, constituyó también un renacimiento del individualismo. El espíritu de la libertad y el valor individual, que florecía gracias al estímulo político y económico que proporcionaban el capitalismo y la democracia, encontró su expresión en el arte, la ciencia, la filosofía y el gobierno. Sin embargo, no fue sino hasta finales del siglo XIX cuando realmente se inició la evolución del estudio científico de las diferencias individuales en cuanto a aptitudes y personalidad.
Los Test como profesional
El campo de aplicación de los test psicológicos ha crecido
rápidamente desde la década de 1920 y en la actualidad se producen y distribuyen comercialmente cientos de estas pruebas. Después de la Segunda Guerra Mundial, las pruebas estandarizadas, en particular las orientadas a evaluar los aprovechamientos académicos, se expandieron por todo el mundo. Muchas pruebas de aptitud y personalidades elaboradas en Estados Unidos se tradujeron del inglés a otras lenguas. Además de las pruebas estandarizadas ya publicadas, pudo disponerse de cientos de materiales de evaluación inéditos. Dichos instrumentos, que se citan en revistas y libros especializados, se han usado en todo el mundo.
Fuentes de información
La información concerniente a test psicológicos y otros instrumentos
de evaluación puede encontrarse en páginas Web y en los catálogos de las empresas que los distribuyen. Muchas de estas compañías publican gran cantidad de catálogos de pruebas. Por ejemplo, la Psychological Corporation tiene catálogos distintos de acuerdo con las áreas de evaluación psicológica, terapia ocupacional y física, habla y lenguaje, y negocios/industria/gobierno. La empresa Pro.ed también cuenta con catálogos por separado para productos como test psicológicos; educación especial, rehabilitación, trastornos del desarrollo y en superdotados; primera infancia, y habla, lenguaje y audición. En los manuales adjuntos se incluyen más detalles sobre cada una de las pruebas.
También se han publicado varios libros de consulta que abordan el
tema de las pruebas. Dos fuentes importantes son: Test in Print V (Murphy, Impara y Plake, 1999) y Test (Maddox, 1997), las cuales proporcionan información descriptiva sobre cientos de pruebas disponibles comercialmente. Otra fuente importante es The Mental Measurements Yearbook (Impara y Pla- ke, 1998 y ediciones anteriores), cuyas trece ediciones contienen descripciones y revisiones
Éticas y normas de test
El aumento en el uso de pruebas estandarizadas de todo tipo ha dado
origen al reconocimiento de la necesidad de ampliar la conciencia pública acerca de las ventajas y limitaciones de los instrumentos de evaluación psicológica y pedagógica, así como las motivaciones y prácticas de quienes las distribuyen y emplean. Una de las preocupaciones constantes de las organizaciones profesionales de psicólogos y educadores es que las pruebas disponibles comercialmente debe- rían medir efectivamente lo que declaran sus autores, editores y distribuidores. Contribuye a lo largo de esta meta la edición de 1999 del folleto de normas técnicas Standards for Educational and Psychological Testing (AERA, APA y NCME, 1999), que es una modificación del Standards de 1985 elaborada por representantes de la Asociación Americana de Investigación Educativa (AERA), la Asociación Americana de Psicología (APA) y el Consejo Nacional sobre Medición en Educación (NCME). Al igual que las entregas anteriores, la edición de 1999 contiene las normas recomendadas para la elaboración y aplicación de pruebas. En ella se abordan con cierto detalle los criterios para evaluarlas, la práctica de su aplicación y los efectos de su uso.
También se ocupan de fomentar la utilización adecuada de pruebas
psicológicas y peda- gógicas Guidelines for Computer-based Test and Interpretations (American Psychological Association, 1986) y los Principles for the Validation and Use of Personnel Selection Procedures (Society for Industrial and Organizational Psychology, Inc., 1987).
Preparación de los usuarios de pruebas
La preparación requerida para aplicar, evaluar e interpretar pruebas
varía en cierta medida de acuerdo con el tipo de prueba en particular. Las normas de preparación para los usuarios son más estrictas en el caso de pruebas individuales que en pruebas colectivas, y en pruebas de inteligencia y personalidad que en las de rendimiento y aptitudes especiales. Quienquiera que sea el usuario y tenga la preparación que tenga, la responsabilidad ética de garantizar que las pruebas se vendan sólo a personas preparadas corresponde directamente a los editores y distribuidores
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