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el cine
A. Introducción
“Una imagen vale más que mil palabras”. Una frase que la hemos escuchado un
sinnúmero de veces a lo largo de nuestras vidas y que en la actualidad ha tomado
más fuerza debido a una cotidianidad invadida por medios audiovisuales. “Es que
una imagen es amable, capta en un solo impacto o hace aborrecer. Es adictiva, viral,
abierta y sugerente. Inspira, distingue, posiciona y ubica. Nos invita a explorar y a
querer saber más.” (QUIMERA, s.f.).
El cine y la televisión tiene una gran fuerza expresiva, porque se basan en la imagen
y esto es muy eficaz para interiorizar los mensajes directamente en el
subconsciente, lo que los transforma en grandes medios de comunicación y
enseñanza, grandes formas de entretenimiento y grandes fuentes de marketing. Es
válido entender entonces porque estos medios influyen en el conocimiento
afectando radicalmente en la forma en que se siente y se piensa, creando un
ambiente comunicacional nuevo que influye en la forma misma de ver el mundo.
Pero, ¿hasta qué punto una imagen cuenta y/o enseña la realidad de las cosas? El
objetivo principal de esta investigación es averiguarlo, para lo cual se ha escogido
un tema cuya relevancia e interés global ha inspirado al mundo cinematográfico
para la realización de un sinnúmero de películas y documentales: el yihadismo.
El presente trabajo recogerá las representaciones y discursos planteados en varias
películas o fragmentos de ellas y las comparará con los estudios realizados sobre
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
este tópico a largo de la historia.
B. Desarrollo
David Rapoport, en su propuesta de análisis cíclico de la violencia terrorista, ha
enumerado las cuatro grandes oleadas del terrorismo moderno. La última de estas
la asocia a un tipo de terrorismo religioso (Rapoport, 2004). El surgimiento y el auge
de un terrorismo de inspiración religioso-fundamentalista, a partir de las décadas
finales del siglo XX, sus principios doctrinales basados en el salafismo yihadista y su
evolución han dado por denominarlo terrorismo global, que sin duda se ha
convertido en una de las mayores amenazas para las democracias liberales del siglo
XXI.
El terrorismo global es un fenómeno flexible y, en cierta manera, su adaptabilidad
es la que le ha permitido evolucionar y transformarse a lo largo de las últimas
cuatro décadas, sobreviviendo a la persecución, la represión violenta y la
implementación de políticas de seguridad y medidas contraterroristas. Fernando
Reinares ha incidido en el carácter polimorfo de este terrorismo global.
Para contrarrestar las iniciativas antiterroristas estatales adoptadas principalmente
por occidente, este terrorismo global a gran escala, ha optado por descentralizarse,
extendiéndose en diversas ramificaciones o franquicias territoriales conectadas y,
en algunos casos, subordinadas. De igual manera, fomentó relaciones con otras
organizaciones islámicas afines al salafismo yihadista. De este modo, la amenaza del
terrorismo yihadista adquirió una forma variada y múltiple, fomentando la
colaboración entre distintas organizaciones. Para comprender de mejor manera
este fenómeno global, inicialmente nos enmarcamos en el conflicto árabe-israelí
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donde el filme Paradise Now (Abu-Assad, 2005), muestra a través del arte
cinematográfico la realidad de los palestinos ante la oposición radical y abierta
contra los “infieles” ocupantes de su territorio, en este caso el pueblo de Israel,
hacia quienes han generado una profunda resistencia mediante la lucha armada al
<<más tarde conocida como “EI”>> y bajo el mando de Abu Bakr al-Baghdadi;
mientras, AQ bajo el liderazgo de Ayman al-Zawahiri, deja como dirigente del Frente
al-Nusra <<su filial en Siri>> a su subordinado Abu Muhmmad al-Julani. Esto generó
una pugna por la hegemonía del yihadismo global.
Cabe destacar que ambas organizaciones poseen la misma doctrina salafista
yihadista y usan las redes sociales como su base propagandística; además, pese a
tener los mismos objetivos, sus tácticas y estrategias son diferentes, “EI” se orienta
a resultados, mientras que AQ se mantiene en aspiraciones. La credibilidad de “EI”
radica en la práctica de su discurso, ofreciendo: un territorio limitado, un orden
social y político, y principalmente, una identidad colectiva; destacándose una
movilización yihadista de jóvenes musulmanes radicales a gran escala sin importar
su lugar de residencia, radicalización que se sirve de las injusticias y frustraciones
sentidas por las segundas y terceras generaciones de inmigrantes musulmanes, para
fomentar el odio hacia los infieles o apóstatas. Pese a la rivalidad que se evidencia,
no se debe descartar una alianza o cooperación futura de las mismas para favorecer
la operatividad, incluso la multiplicidad de sus acciones.
Ciertamente las mutaciones del denominado yihadismo global representan una
amenaza terrorista dinámica y latente, ciertamente influida por la revolución
islámica iraní, se aprovecha de los diferentes factores de riesgo de violencia
colectiva para desarrollar una lógica flexible e inherente que erosiona la estabilidad
de los gobiernos musulmanes no defensores del fundamentalismo salafista
<<enemigo cercano>> y los valores y principios democráticos de las sociedades
occidentales “infieles” <<enemigo lejano>>.
C. Conclusiones
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El cine y el terrorismo son dos realidades sociales que, aunque nunca han estado
estrechamente relacionadas, comparten ciertos puntos (Rojo, 2013). Podríamos
decir que a lo largo de los años una ha alimentado a la otra para su desarrollo
Referencias bibliográficas:
Nota: El grupo está conformado por tres estudiantes, los mismos que aportamos
ideas para el desarrollo del trabajo, durante las dos reuniones que mantuvimos.