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Año: 2003
Síntesis
Este escrito arroja mucha luz sobre cómo se encontraba el estado del campo de la
investigación educativa de los años 1993 al 2001; cómo se fue desarrollando, estructurando; y
los temas en los que se debía poner mucha atención en el futuro. A continuación sintetizaré las
ideas que consideré relevantes para contextualizarme sobre este campo.
En primer lugar, el autor expone que un campo de estudios y de investigación surge en contra
de la educación como disciplina pues tiene como característica la multidisciplinariedad y la
realización de estudios más allá de la ciencia como intervenciones, diagnósticos y
evaluaciones. En adición, en el campo la perspectiva sociocultural e histórica de cada lugar es
sumamente importante permitiendo el desarrollo de reglas y objetivos relacionados con el
campo de investigación.
Año: 2003
En este texto, los autores hacen una revisión y comparación de los estados de conocimiento
previos a 1993 que permiten tener una visión sobre las líneas de investigación y características
del campo de la investigación educativa. Este examen posibilita tener una idea general de los
avances que había en aquellos años para compararlos con los que hay actualmente y poder
estimar cuánto se ha avanzado en el campo.
Los autores señalan que en los estudios sobre la investigación educativa en la década de
1982-1992 se catalogan los tipos de institución señalando algunas características de sus
proyectos de investigación y las condiciones de realización de esta actividad; el número de
investigadores educativos poniendo énfasis en la formación de investigadores; además del
análisis de las características de las publicaciones de los investigadores que pertenecen al
Sistema Nacional de Investigadores; así como de las revistas educativas nacionales de aquella
época.
Del segundo estado de conocimiento revisado se derivan ejes transversales de la investigación
educativa como el estado de arte, las condiciones institucionales, las políticas de
financiamiento y coordinación profesional, la comunicación e impacto de la investigación
educativa y la formación de investigadores.
Sin embargo, es importante hacer notar que a pesar del avance logrado en esta década aún no
se podía hablar de investigación nacional, concentrándose en el, entonces, Distrito Federal.
Considero relevante la tipología que presenta Maggi (1997) de instituciones donde las clasifica
por; aquéllas donde la investigación es parte orgánica y prioritaria de las funciones
institucionales, con investigadores de tiempo completo; instituciones donde la investigación
compite con las acciones de docencia y servicio, con académicos que cuentan con algunas
horas de nombramiento para desarrollar investigación y con apoyos específicos para ello;
instituciones donde la iniciativa personal de los académicos es el motor principal de la
investigación, generalmente sin contar con infraestructura, apoyos específicos y formación
especializada (aquí ubica a las normales); y las unidades ubicadas en organismos federales y
estatales de la educación pública y de la cultura. Considero que esta tipología continúa vigente
hasta el día de hoy, incluso en lo que refiere a la situación de las normales.
Otros datos relevantes del capítulo es que de la diversidad de productos que generan los
investigadores, no todos son derivados de la investigación; que la aparición del SIN fomentó la
publicación de obras; que la calidad y el impacto de los productos que comunican la
investigación educativa son muy variables; que hubo pérdida de interés en temas que en otras
décadas fueron importantes; que solo un campo se consideraba maduro (Enseñanza y
aprendizaje de las matemáticas) y en consolidación (Currículum e Historiografía de la
educación), mientras que los demás tenían status de investigación reciente o en construcción;
que se rompió hubo una ruptura con el uso de marcos teóricos y el uso creciente de referencias
teóricas específicas de los temas, así como una mayor integración entre conceptos teóricos y
datos empíricos; además que la coordinación profesional de los investigadores es un tema
trasversal.
En este texto, el autor hace una revisión de los diagnósticos y estados de conocimiento que
había en la década de los años de 1993 a 2001 (retomando la clasificación de producciones
expuestas en la introducción). Su lectura posibilita una mirada panorámica de las
publicaciones, avances y hallazgos en esta área del campo de la investigación educativa.
Otra aportación que me pareció de suma importancia es el análisis del desarrollo de la línea de
investigación etnográfica, pues a pesar de que el autor la señala como un enfoque que se puso
de moda en la década que ha revisado, sigue siendo muy utilizado en las investigaciones
actuales. Su base es la antropología y la sociología. Se señala que no hay una sola
caracterización de la investigación etnográfica, pues se encuentran tanto productos descriptivos
y anecdóticos, de corte empirista como trabajos serios. Se enfatiza tres temas comunes en la
investigación etnográfica: la “construcción social” de la escolaridad y de los proceso escolares;
“la enseñanza como trabajo”; y “el conocimiento en la interacción social” entrando a los campos
de la cultura, “literacy” y cognición, a los estudios comparativos sobre la cultura de la escuela y
su historia social, así como al análisis del discurso en ámbitos extraescolares.
Se observa que los diagnósticos orientan al diseño de políticas pública y académicas como
establecer procedimientos de financiamiento y evaluación de proyectos que garanticen
oportunidades equitativas y transparentes para la asignación de fondos; apoyar la investigación
interdisciplinaria; promover la formación de redes y equipos de trabajo en los niveles local,
nacional e internacional; promover que los datos y resultados de investigación cumplan con
estándares de calidad científica satisfactorios; e incluir incentivos en los fondos de investigación
para la diseminación pública de datos y resultados. Adicional a ello, señala que en la agenda
de aquellos años se encontraba actualizar las líneas de investigación; modificar los
planteamientos curriculares; apoyar los procesos de investigación a través de las nuevas
tecnologías de la información; definir formas específicas de evaluación para los proyectos de
investigación del área y dar criterios para su financiamiento; y elaborar un nuevo compromiso
ético con la sociedad.
Citas textuales
“Piña (1997:54) considera que la formación del investigador es un proceso que no termina con
un seminario, implica la incorporación de saberes teóricos y metodológicos durante un tiempo
prolongado, “el compromiso de su maestro con su discípulo, de manera similar a como un
aprendiz incorpora un oficio” (Weiss, 2003, p.68).
“[los] recursos intelectuales representan, hoy en día, insumos críticos para la producción de
riqueza en la medida en que se convierten en tecnología, organización, inteligencia,
productividad y consumo racional [...]Las nociones de “economía basada en el conocimiento”,
“sociedad del conocimiento” y “sociedad del aprendizaje” describen un modelo ideal de
producción y cultura en el que el conocimiento se constituye en fuerza motriz del crecimiento
económico y la cohesión social. Sin embargo, aun en el mundo desarrollado, esta
transformación no escapa a tensiones y resistencias [...] [entre otras] la confrontación entre la
lógica de la producción de conocimientos en los centros académicos vs. su apropiación y uso
en las empresas; la presión sobre las universidades en torno a sus ofertas curriculares y
agendas de investigación; las tendencias a la privatización de las instituciones de enseñanza
superior cuando son vistas en primer lugar como proveedoras de bienes cotizados en el
mercado [...], nuevas exigencias, demandas y oportunidades surgen ante los sistemas de
educación superior y de investigación científica y tecnológica (AMC, 2001:2 ss)” (Weiss, 2003,
pp. 74-75).