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Una pequeña gran idea.

Un día Alan un niño de 5 años estaba en casa acostado en su cuarto jugando con sus soldaditos,
juagaba a batallas feroces en donde los soldaditos verdes iban derrotando a los cafés hasta… que
llegó su abuela Tomasa.

-Alan hijo, ven a ayudarme

-No puedo abuela, estoy ocupado.

-Corre ven ayúdame a bajar el árbol de navidad

-No puedo abuela yo soy muy pequeñito y no puedo ser de ayuda, yo no podría ayudarte
en nada.

La abuela Tomasa al escuchar eso, fue al cuarto de Alan y se acercó a él y le dijo:

-¿Por qué dices que por que eres pequeño no puedes ser de ayuda?

-Porque soy pequeño y mis ideas son pequeñas, no ayudan en mucho.

La abuela se puso pensativa y le dijo:

-¿Por qué crees que voy a poner el árbol de navidad?

-Porque ya es diciembre y yo que sé, ha de ser porque se ve bonito.

-¿quieres que te cuente la historia de porque adornamos los árboles de navidad?

-Está bien abuela.- Alan dejó sus soldados y se sentó frente a su abuela.

Te voy a contar la historia de un pueblo que se llama San Lorenzo, este pueblo era un poco
pequeño y estaba un poco alejado y para llegar ahí solo había un camino por el cual tendrían que
cruzar caminando entre un bosque de pinos, este camino era largo y confuso y si alguien que no
conocía aquel bosque se atrevía entrar era seguro que se perdía.

En ese pueblo había un niño llamado Martín, él tenía 5 años y era muy alegre y juguetón; siempre
estaba acompañado de su gran amigo Max, era un perro tan cariñoso que todos en el pueblo lo
querían.

Un día a las afueras del pueblo hubo un derrumbe y varias piedras habían destruido varios árboles
y rocas, por lo tanto el camino había cambiado. Todos estaban preocupados porque faltaba un día
para que fuera Diciembre y en ese mes habían muchas fiestas, además personas de otros pueblos
llegaban caminando a San Lorenzo a disfrutar de las festividades y a reunirse con sus familias pero
como iban a saber llegar si el camino había cambiado y había algunas personas que preferían
caminar de noche.
Así que convocaron a una reunión en el pueblo, donde asistían señoras y señores, jóvenes y
ancianos para poder encontrar una solución, los niños no iban pues muchos creían que no podrían
ayudar pues ellos no sabían. Pero Martín asistió a la reunión, a pesar de tener 5 años, pues él
quería saber que iba a pasar con los caminantes.

Todos trataban de buscar una solución pero ninguno estaba satisfecho con alguna, un señor pensó
en que se debería mejor cancelar las fiestas decembrinas, todos enseguida comenzaron a
enfadarse pues esas fiestas eran muy importantes y también querían ver a sus seres queridos que
vivían en otros pueblos, una señora pensó en que sería mejor que cortaran los árboles y se abriera
un camino, pero todos en el pueblo no estaban de acuerdo pues los arboles nos dan vida y
cortarlos así porque si, no sería algo correcto.

Martín se había cansado de escuchar muchas ideas pero ninguno encontraba la solución así que
habló. Todos estaban sorprendidos pues era la primera vez que escuchaban a un niño hablar en
una de estas reuniones. Martín tuvo la idea de marcar el camino con objetos brillantes y que los
colgaran en los árboles, para que así los caminantes pudieran ver el camino al pueblo y faroles con
velas encendidas en la noche para que brillaran y guiaran a las personas durante la noche.

A todos les pareció una grandiosa idea entonces comenzaron a buscar botellas de vidrio de
colores, pedazos de metal brillante, retazos de telas coloridas y los comenzaron a colgar sobre los
pinos que indicaba el camino. Comenzaron a hacer grandes faroles y también los colgaron sobre
los pinos y los comenzaron a encender.

Los caminantes se sorprendieron al ver todos esos adornos en los árboles, todos creyeron que los
habían adornado por las fiestas decembrinas, pero al llegar al pueblo todos les explicaron porque
habían puesto esas cosas sobre los pinos y que todo había sido idea de un niño de 5 años, todos
estaban muy contentos con la idea de Martin y les había gustado tanto que decidieron hacerlo
todos los años en diciembre; esta costumbre paso de pueblo en pueblo, años con año.

-Wuau- dijo Alan- ¿Todo eso fue idea de un niño como yo? ¿De cinco años?

-¡Ya vez! las ideas de los niños no son pequeñas, tal vez si al principio pero se pueden convertir en
grandes, ya vez adornaron los árboles en San Lorenzo y ahora lo hacen todos en todos lados.

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