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EL PROGRAMA ICONOGRÁFICO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS EN EL CONVENTO DE

SAN LUIS OBISPO, TLALMANALCO: UN CICLO INÉDITO.

TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE


LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA

PRESENTADA POR
EMMANUEL ALEJANDRO CARMONA MORENO

DIRECTOR: DR. JOSÉ LUIS PÉREZ FLORES


ASESORES: DR. ACHIM LELGEMANN
DR. ENRIQUE DELGADO LÓPEZ

SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P. DICIEMBRE 2019

1
Agradecimientos
Agradezco sinceramente a la que considero mi segunda casa, la institución que me
formó como profesionista y en la que he tenido la fortuna de estudiar, a la
Universidad Autónoma de San Luis Potosí y a la Facultad de Ciencias Sociales y
Humanidades, por abrirme sus puertas y permitirme concluir satisfactoriamente mis
estudios de licenciatura.

Este trabajo está dedicado a Ximena, quien llegó a ser un rayo de luz en mi vida.
Eres esa alegría y ese impulso que tanto necesitaba. Quiero agradecer a mi familia;
a mi padre, por sus enseñanzas y todas aquellas palabras de aliento que me dio no
solamente en la carrera, sino en toda mi vida. Gracias por apoyarme a continuar
con mis estudios y por nunca abandonarme en ningún aspecto. A mi madre, a pesar
de los aciertos o errores que pudiera cometer, siempre estuviste a mi lado para
apoyarme y darme palabras de aliento para continuar. A mi mamá Coco, por
cuidarme y no abandonarme, a pesar de que ya no estas con nosotros, sigues
dándome lecciones. A papa Fifi, por ser mi compañero de aventuras cada vez que
salía a campo. A mi tía Pita, quien siempre vio por nosotros y quien nos sigue
apoyando, aunque ya no este. A Nora, gracias por ser una persona muy noble, por
ser una excelente madre y por apoyarme siempre a que siguiera mis sueños.

Gracias a todos los miembros del jurado. Al Dr. Delgado por apoyarme y darme las
facilidades para culminar este proceso. Al Dr. Gilberto quien me guio a lo largo de
toda la carrera y de quien aprendí demasiado. Al Dr. Achim quien no solamente me
dio clases durante la carrera, sino también me apoyó en esta etapa final de la
licenciatura.

Y muy especialmente al Dr. José Luis Pérez, la orientación que me dio desde el
primer semestre me ayudó para darle el enfoque decisivo a mi tema. Su guía, sus
pertinentes consejos, sus atinados comentarios críticos y sus valiosas
recomendaciones bibliográficas me llevaron a afinar algunos aspectos de mi
argumentación. A su vez, quiero agradecer el haberme permitido formar parte del

2
proyecto CONACYT como becario titulado El arte indígena cristiano en la
conformación y expansión de la Nueva España. Estudios sobre el arte de frontera
septentrional y la identificación de desarrollos regionales con clave 257023, siendo
esta investigación uno de los muchos resultados de este proyecto.

Agradezco también a la comunidad de Tlalmanalco por su hospitalidad y


generosidad. A la parroquia de San Luis Obispo de Tlalmanalco y muy en especial
al Padre Gustavo Tapia, quien es párroco y guardián del templo. Infinitas gracias
por todo el apoyo recibido durante mis visitas, por su amor hacia la cultura y su
interés por conservar el patrimonio.

Deseo expresar mi gratitud a la comunidad de Jumiltepec y a toda mi familia que


reside ahí. Su apoyo cuando me encontraba realizando trabajo de campo fue de
suma importancia. Agradezco a la familia Cázares,a mi tía Paz y mi prima Eli por
abrirme las puertas de su casa, a mi tío Moy y mi tía Anabel, a mi tía Karina, a mi
tío Salomón y mi tía Irma.

Finalmente, quiero externar mi agradecimiento a todas las personas que me han


acompañado durante la realización de este trabajo. A Diego Bernal, a su papá
Alfredo “la Chula” Bernal, a Daniel, Diego, Diego Mujica, Toño, Héctor, Luis, y a
todos mis compañeros de generación con quienes pasé momentos increíbles. Y por
supuesto, gracias a ti Mariana, por darme esos consejos que tanto necesitaba, por
no dejarme caer y por estar a mi lado en cada una de las etapas finales de mi
carrera. Gracias por todos los días compartidos, soportando mis frustraciones y
logros, siempre confiando en mi y a lograr que confiara en mi trabajo, como tu
confiabas en él.

3
Índice
Introducción .................................................................................................................. 6
Capitulo 1. El ex convento de San Luis Obispo de Tlalmanalco. ..................................... 10
Introducción. ...................................................................................................................... 10
Tlalmanalco en época prehispánica. .................................................................................... 10
Los inicios del convento ...................................................................................................... 13
El franciscanismo y su difusión por Europa. ......................................................................... 20
Los franciscanos en la Nueva España y su labor evangelizadora............................................ 22
La pintura mural de la portería y el claustro del convento de Tlalmanalco ............................ 28
Las pinturas de la portería. ................................................................................................. 29
Conclusiones. ..................................................................................................................... 41
Capitulo 2. La pintura mural en los muros del presbiterio de la iglesia de Tlalmanalco. . 44
Introducción. ...................................................................................................................... 44
El friso alto del presbiterio de Tlalmanalco. ......................................................................... 44
MuEpis01. Francisco renuncia a los bienes terrenales. ......................................................... 46
MuEpis02. Inocencio III aprueba verbalmente la regla de Francisco...................................... 49
MuEpis03. Sin identificar. ................................................................................................... 52
MuEpis04. Sin identificar. ................................................................................................... 53
MuEpis05. Francisco sostiene el Letrán. .............................................................................. 54
MuEpis06. La visión del carruaje de fuego. .......................................................................... 59
MuEpis07. Sin identificar. ................................................................................................... 61
MuEva08. Sin identificar. .................................................................................................... 63
MuEvan09. Sin identificar. .................................................................................................. 66
MuEvan10. Sin identificar. .................................................................................................. 67
MuEvan11. La visión de los tronos en el cielo. ..................................................................... 68
MuEvan12. San Francisco vence la tentación. ...................................................................... 71
MuEvan13. Sin identificar. .................................................................................................. 73
MuEvan14. Sin Identificar. .................................................................................................. 74
Otros elementos decorativos en el interior de la iglesia. ...................................................... 75
Conclusiones. ..................................................................................................................... 85
Capítulo 3. San Francisco de Asís en Tlalmanalco. Análisis iconográfico de un ciclo
inédito. ....................................................................................................................... 87
Introducción. ...................................................................................................................... 87

4
San Francisco de Asís en los ciclos italianos. ........................................................................ 87
Análisis del ciclo de San Francisco en Tlalmanalco. .............................................................. 92
San Gabriel Cholula. ......................................................................................................... 110
San Miguel Zinacantepec. ................................................................................................. 116
San Miguel de Huejotzingo. .............................................................................................. 119
Tetela del Volcán. ............................................................................................................. 124
Conclusiones. ................................................................................................................... 130
Conclusiones ............................................................................................................. 132
Bibliografía. .............................................................................................................. 138

5
Introducción
En 1988 Gustavo Curiel publica el libro titulado Tlalmanalco, historia e iconología
del conjunto conventual, obra que sería el resultado de su tesis de licenciatura. En
él, muestra restos de pintura mural que localizó en las paredes del convento de San
Luis Obispo. La pintura mural conventual es un tema de interés para los
historiadores del arte. En ella se pueden identificar algunos cambios culturales que
experimentaron las culturas a raiz de la conquista por parte de los españoles. De
aquí surge esta investigación, de mi interés y fascinación por tratar de comprender
las imágenes como medio y fuente de comunicación.

La carencia de estudios respecto a la pintura mural en el conjunto conventual de


Tlalmanalco me motivó a realizar este trabajo, debido a la importancia de tener un
buen registro de estas expresiones. El estudio de la pintura mural conventual es
relevante para cualquier persona interesada en la historia temprana del virreinato,
pues el arte “…no es una realidad independiente, sino que esta en conexión con los
cambios y transformaciones históricas, de ahí su valor como un factor explicativo
más de la historia.” (Sebastián, Monterosa y Terán, 1995: 86). Es por eso por lo que
utilizo este estudio para tratar de entender a la iconografía y su relación con los
hechos y con la sociedad que los ha producido, en este caso, una sociedad
conformada por frailes e indígenas.

En el caso del convento que nos ocupa, la capilla abierta ha acaparado la atención
entre los investigadores, como José Moreno Villa (1942), John McAndrew (1965),
Manuel Toussaint (1974), George Kubler (1983), Gustavo Curiel (1988), Elisa
Vargas Lugo (1986), sólo por mencionar algunos, quienes han descuidado el tema
de los muros pintados en la iglesia conventual. Además de lo anterior, escogí este
tema por tres motivos principales:

1) Por ser franciscano, ya que fueron los pioneros en evangelizar a través de


las imágenes en la Nueva España gracias a Pedro de Gante y su escuela de
San José de los Naturales, donde se les enseñaban las artes y oficios.

6
2) Se trata de uno de los conventos más tempranos en la Nueva España,
conservando en su interior decoración pictórica mural. Cuenta además con
una capilla abierta, la cual contiene un programa escatologico plasmado en
su ornamentación.

3) Gustavo Curiel (1988) en su libro titulado Tlalmanalco, historia e iconologia


del conjunto conventual no menciona la decoración del interior de la iglesia,
centra sus esfuerzos en la iconografía de la capilla abierta. Tampoco lo hacen
Elisa Vargas Lugo (1983), George Kubler (1986)1 ni Constantino Reyes
Valerio (2000).

Desde un principio era necesario delimitar mi objeto de estudio, ya que investigar


toda la pintura mural del interior de la iglesia es una tarea muy vasta que sobre para
los alcances de una tesis de licenciatura. Decidí enfocar el estudio en la pintura
localizada en el friso alto en los muros del presbiterio, en vista de que no han sido
estudiados. Las preguntas que me formule la primera vez que observé estas
pinturas en el interior de la iglesia fueron ¿qué escenas están representadas aquí y
por qué?, ¿en que modelos se basaron para su creación?. Estos cuestionamientos
me permitieron darle forma a la tesis y definir su rumbo. Logré responder estas
preguntas gracias a un análisis multidisciplinario. Comencé por revisar a
profundidad bibliografía especializada en el tema de la pintura mural conventual
novohispana, enfocándome en los estudios de casos de conventos del siglo XVI.
Recurrí al análisis de las fuentes primarias del siglo XVI y XVII, en especial de
aquellas que hablaran o mencionaran Tlalmanalco o el Centro de México. Hice
trabajo de campo a nivel regional con respecto a mi objeto de estudio; así como la
comparación y relación entre las pinturas y los conventos, utilizando metodologías
propias de la arqueología2, principalmente enfocadas al registro gráfico del objeto

1
Para los fines de esta investigación, consulte la edición de 1986.
2 Colin Renfrew define a la arqueología como “el tiempo pasado de la antropología cultural”
(Renfrew, 2007: 9), siendo los arquéologos quienes “estudian las sociedades del pasado,
principalmente a través de sus restos materiales - las construcciones, utiles y demás artefactos

7
de estudio. El trabajo de campo fue de suma importancia para mi investigación.
Realicé un total de 20 visitas al convento de Tlalmanalco, las cuales me sirvieron
realizar tomas fotográficas en alta resolución y descripción de estas.

El objetivo principal de esta investigación consiste en identificar el programa


iconográfico de las pinturas en los muros del presbiterio y si éste estaba centrado
en algún santo o pasajes del antiguo testamento, pues como dice Serge Gruzinski
“…el imaginario del santo, en sus infinitas variantes, despliega el filtro y el dispositivo
a través de los cuales los indios de la Nueva España concebían, visualizaban y
practicaban su cristianismo” (Gruzinski, 1994: 190).

La tesis se estructura en cuatro capítulos. El capítulo 1 titulado El ex convento de


San Luis Obispo de Tlalmanalco hablo acerca de Tlalmanalco, su importancia
dentro de la región de Chalco y la fundación de su convento. Abordo el tema de los
franciscanos, desde sus orígenes en Italia hasta los primeros años posteriores a la
conquista de México. Menciono la importancia que tuvo San Francisco de Asís y
fray Martín de Valencia en Tlalmanalco, así como aspectos generales de su
arquitectura y su pintura mural.
El capítulo 2 titulado La pintura mural en los muros del presbiterio de la iglesia de
Tlalmanalco aborda el tema de las escenas localizadas en el friso alto de los muros
del presbiterio. Aquí describo ampliamente cada una de las escenas, mostrando
fotografías en alta resolución que ayuden al lector a comprender mejor las
descripciones. Muestro también el resto de la decoración del interior de la iglesia,
describiendo de manera muy somera sus características.

El capítulo 3 lo titulé San Francisco de Asís en Tlalmanalco. Análisis iconográfico


de un ciclo inédito. Durante el desarrollo de este capítulo, analizo las pinturas del
ciclo de San Francisco, enfocándome en aquellas escenas que no son reconocibles
a simple vista. Describo cada una de las partes de estas pinturas con el fin de poder

que constituyen lo que se conoce como la cultura material dejada por aquellas” (Renfres, 2007:
9).

8
identificarlas y relacionar las escenas entre si. Realizo una comparativa entre los
frescos italianos de Giotto di Bondone localizados en la Capilla de Asís, con los de
Tlalmanalco, para lograr identificar una tradición pictórica en estos frescos.

Por último, en el capítulo 4 titulado El programa iconográfico de San Francisco de


Asís en otros conventos novohispanos del siglo XVI hago una comparativa entre el
ciclo de San Francisco y escenas de su vida localizado en conventos de México.
Esta comparación sirve para poder conocer hasta donde se expandió la tradición
pictórica franciscana, así como los elementos que comparten todos en común.

9
Capitulo 1. El ex convento de San Luis Obispo de Tlalmanalco.

Introducción.

A lo largo de este capítulo discutiré respecto a la fundación del convento de San


Luis Obispo de Tlalmanalco. Comenzaré hablando acerca de la ocupación
prehispánica del sitio, así como la su importancia dentro de la región de Chalco,
para continuar con los inicios del convento. Por tratarse de un convento franciscano,
considero necesario mencionar acerca de la difusión del franciscanismo en Europa
y su importancia en la Nueva España. Concluiré el capítulo señalando parte de la
pintura mural existente dentro del convento, así como mi objeto de estudio.

Tlalmanalco en época prehispánica.

Tlalmanalco fue un centro regional muy importante dentro de Chalco. Durante su


ocupación prehispánica se erigió como una zona muy importante, tanto político
como comercial. El territorio pertenecía a los señoríos chalcas, los cuales tenían
varios puntos estratégicos que ayudaban a mantener el control de toda la población
dentro de la región. Dichos centros eran conocidos como altépetl, los cuales incluían
el centro administrativo y sus distintos pueblos que estaban bajo su cargo. A partir
del siglo XV fue, junto con Amecameca, del altépetl más importante para Chalco.

Conocemos acerca de la ocupación prehispánica de Tlalmanalco gracias a la


Séptima Relación de Chimalpáhin (1998)3 manuscrito en náhuatl que recopila toda
la información acerca de Tlalmanalco. Fueron escritas por el historiador Domingo
Francisco de San Antón Muñon Chimalpáhin Cuauhtlehuanitzin. También existe
información referente a Tlalmanalco en la Matricula de Huexotzinco.

El grupo que habitó Tlalmanalco fue el de los tlacochcalcas, de descendencia


tolteca. Al llegar a Tlalmanalco, se comenzaron a nombrar “tlalmanalcas chalcas”

3
Para referirme a esta obra, utilizaré una edición de 1998, debido a que las Relaciones de
Domingo Chimalpáhin son una serie de manuscritos del siglo XVI.

10
(Chimalpáhin, 1998 11). En la Séptima Relación se describe cómo y de dónde
arribaron los tlacochcalcas:

…según lo dejaron pintado con [tinta] negra y roja en los papeles de los que
deriva esta relación, decían que tenían su morada de la que salieron en un
lugar llamado Tlapallan Nonohualco, “«Donde se confundieron las lenguas»”.
Y se entiende bien por qué Tlapallan se llamaba Nonohualco, pues dicen que
en cierta forma allá enmudecieron los antiguos cuando dejaron su primitiva
lengua y los tlacochcalcas tuvieron que tomar otra lengua (Chimalpáhin,
1998: 15).

Chimalpain identifica el posible lugar de origen de este grupo, y lo compara con el


mítico lugar de Tulan, de tradición maya y la histórica Babel, mencionada en la Biblia
cristiana (Navarrete, 2011). En esta relación se habla acerca del éxodo que vivieron
los tlacochcalcas antes de poder llegar a Tlalmanalco y fundar su altépetl ahí.
Chimalpain (1998) describe una llanura en donde se asentaron estos grupos,
aunque no menciona la ubicación de esta, es de suponerse que se refiere a
Tlalmanalco. Ahí fue erigido un templo en honor a Tezcatlipoca, que es el dios
patrono de este grupo. Gracias a él, la supremacía en Chalco por parte de los
tlacochcalcas fue evidente, “…tenían el poder, junto con su dios, de controlar la
lluvia que caía sobre la región…” (Navarrete, 2011: 405). Las alianzas que tuvieron
los tlacochcalcas con los distintos grupos de sus alrededores, así como el supuesto
linaje tolteca del que venían, les proveyó de prestigió y poder. Para el siglo XV,
llegaron a convertirse en el grupo más poderoso y prestigiosos de todo Chalco.

Dentro de la Matricula de Huexotzinco, existe una referencia a Tlalmanalco.


Encontramos un topónimo que hace alusión a uno de los barrios de Tlalmanalco
(imagen 1). Este barrio llevaba el nombre de Tlacochcalco. Dentro del altépetl de
Tlalmanalco, dos secciones llevaban este nombre. En la matrícula el topónimo “…se
compone de una casa vista de perfil con su plataforma generalmente lisa.” (Jalpa,
2011: 20). Contiene elementos que hacen más fácil su interpretación, como una
columna pintada en tonalidades rojo y negro, los cuales indican el vestíbulo y la
techumbre de algún material perecedero. Se representan cuatro flechas dentro del

11
vestíbulo los cuales forman “…un cuadro para indicar el tipo de armas (tlacochtli)
que dan el nombre al lugar: casa del tlacochtli…” (Jalpa, 2011: 21).

Imagen 1. Detalle de la página 47 de la Matrícula de Huexotzingo. Dentro del círculo se localiza el


topónimo de uno de los barrios de Tlalmanalco Las cuatro flechas en el interior del cuarto asemejan
un cuadrado que indica el tipo de arma. Matrícula de Huexotzingo, página 47.

Este edificio lo mencionó Sahagún en su Libro II del Códice Florentino. Aquí hace
una descripción de los edificios que se encontraban en la ciudad de Tenochtitlán
(Sahagún, 2016). Sahagún escribió:

El vigesimoprimero edificio se llamaba Tlacochcalco acatlyiacapan. En esta


casa guardaban gran cantidad de dardos para la guerra; era como casa de
armas; en este lugar mataban algunos cautivos (y) matábanlos de noche; no
tenían tiempo señalado para matarlos sino cuando querían. (Sahagún, 2016:
156).

Es muy interesante observar que Tlalmanalco sea representado dentro de un glifo


con estas características, podemos suponer que Tlalmanalco no solamente era un

12
centro regional donde se concentraba una gran cantidad de población, sino también
de control militar y político para la región de Chalco.

Los inicios del convento

La fundación del pueblo español y del convento fue una tarea a cargo de los
franciscanos. Chimalpáhin menciona en la Séptima Relación el arribo de ellos a
Tlalmanalco y la destrucción de los templos prehispánicos en 1525:

También en este año un padre de San Francisco hizo quemar los teocalli,
que eran las casas de los diablos, en Amaquemecan, en Tlalmanalco y en
Tenanco; todas las casas de los diablos fueron destruidas, estuvieron
ardiendo de madrugada. También entonces comenzó el bautismo, cuando
los religiosos de San Francisco vinieron a establecerse aquí. (Chimalpáhin,
1998: 169. Las negritas son mías).

Con la fundación del pueblo, comenzó la construcción de una iglesia que cumpliera
las necesidades religiosas de la población. La fecha de la construcción del conjunto
conventual y de la iglesia no es del todo claro. Sin nos remitimos a la fuente primaria,
la Séptima Relación menciona la conclusión de un templo en 1532, más no quién
fue el autor:

2 Calli, 1533. Los amequemecas chalcas dicen, y así lo dejaron pintado en


un libro de anales, que en este año se terminó [de construir] la iglesia de
San Luis obispo en Tlalmanalco; lo edificaron los amaquemecas, los
xochimilcas chimalhuacas y los tenancas texocpalcas (Chimalpáhin, 1998:
187. Las negritas son mías).

Curiel menciona a fray Juan de Ribas como fundador de Tlalmanalco en 1525


(Curiel, 1988), aunque no especifica en qué documento lo muestran como tal. Sin
embargo, para Curiel, fray Juan de Ribas no pudo haber mandado erigir la iglesia,
debido a que por las fechas en las que él se encontraba en Tlalmanalco, son
“…demasiado tempranas para poder relacionarlo con la construcción actual.”
(Curiel, 1988: 9). Probablemente pudo haber dejado instrucciones para que
construyeran una iglesia y casa conventual que sirviera de resguardo para los
franciscanos que habitaban en Tlalmanalco.

13
Varios autores han tratado de proponer una cronología para la iglesia y el conjunto
conventual de Tlalmanalco. Kubler asocia “…tres periodos de construcción a la
capilla abierta, al convento y a la iglesia” (Kubler, 1983: 585). Por su parte, Curiel
divide la construcción en dos periodos, la primera “…entre una fecha posterior a
1525 (fundación) y el año 1532 (terminación del templo)” (Curiel,1988: 10) y la
segunda de acuerdo con el claustro, situándola “…en una fecha anterior a 1582
para el inicio de su construcción y 1596 para la terminación” (Curiel, 1988: 12). Por
su parte, Elena Vázquez Vázquez menciona dentro de su tabla de construcciones
franciscanas a Tlalmanalco en el año de 1575 (Vázquez Vázquez, 1965), aunque
no indaga más al respecto. Como podemos ver, el convento presenta varias etapas
constructivas que podemos detectar fácilmente, exceptuando el atrio. Debido a las
múltiples alteraciones que ha sufrido, es muy difícil poder identificar sus etapas
tempranas, aunque su función como cementerio lo tenemos registrado hacia finales
del siglo XIX (imagen 2).

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Imagen 2. Fotografía titulada Obra Hecha Por Indígenas, El Siglo XVI en Tlalmanalco. [No. 73 de
1890]. In Collection of Alfred Briquet views of Mexico and the Caribbean. Foto tomada de internet4.

Con base en los datos de los autores antes citados, propongo dos etapas
constructivas. La primera, abarcaría desde 1533, fecha mencionada en la Séptima
Relación, hasta 1584, cuando probablemente se renovó la iglesia y comenzó a
construirse el convento, ya que Chimalpáhin dice que “…también en este año
[1534], durante el mes de septiembre, se comenzó a reparar y renovar la antigua
iglesia mayor que se hallaba deteriorada.” (Chimalpáhin, 1998: 259). Aunque no
específica que iglesia es, podría tratarse de la de Tlalmanalco. La segunda etapa
abarcaría desde 1534, hasta 1591, fecha escrita en la portada central y lateral de la
iglesia.

4
http://digitalcollections.smu.edu/cdm/singleitem/collection/mex/id/219/rec/2

15
La primera etapa comenzó resolviendo el problema de la pendiente en la que se
encontraban los templos prehispánicos en Tlalmanalco. Se decidió excavar “…en la
ladera del cerro hasta obtener un sitio nivelado para la construcción del templo y el
convento” (Kubler, 1983: 230). La primera iglesia que se construyó pudo ser
bastante primitiva y pequeña, hecha con materiales perecederos la cual fue
demolida para darle lugar a la actual. Hacerla de esta manera fue una práctica
común entre los franciscanos. Kubler menciona que “…los franciscanos nunca
buscaron construir edificios grandes en poblaciones pequeñas; por el contrario, con
frecuencia erigieron edificios modestos en varios pueblos importantes, como
Otumba o Tulancingo” (Kubler, 1983: 74). El sitio dónde se construyó esta primera
iglesia puede ser el mismo lugar donde se encuentra la actual, y donde se
depositaron los restos de fray Martín de Valencia, que murió en 1534.

Durante la segunda etapa comenzó la construcción de la capilla abierta, sin


embargo, esta no fue terminada, dejándola inconclusa en la década de 1560. La
razón por la que no se terminó se desconoce, aunque probablemente tenga que ver
con la desaparición de los restos de fray Martín de Valencia, y el “…culto
interrumpido en forma abrupta después de la profanación de su tumba” (Kubler,
1983: 493). La actual iglesia y el convento son construcciones de esta segunda
etapa. La conclusión de la iglesia puede situarse en el año de 1591, fecha que
aparece en la portada principal y en la de Porciúncula, lo que nos puede indicar que
la antigua iglesia duró bastante tiempo. La construcción del claustro y del resto del
convento también es en fechas tardías. Toussaint fecha el claustro y la iglesia a
finales del siglo XVI “Consérvase en él su retrato [fray Martín de Valencia],
efectivamente, aunque el actual no sea, ni con mucho, el edificio primitivo, sino uno
que fue construido en la segunda mitad del siglo XVI y terminado hacia 1582 con
portadas todavía posteriores en el templo pues data de 1590…” (Toussaint, 1974:
44).

La construcción de la iglesia y el convento de Tlalmanalco fue una obra que tomó


prácticamente todo el siglo XVI, dejando al aire muchas preguntas, ¿quién fue el

16
constructor de la iglesia y sus posteriores modificaciones, si no fue fray Martin de
Valencia ni fray Juan de Ribas?, ¿porqué tardaron tanto en construir la actual iglesia
y el convento? Quedan aún muchas dudas con respecto a la construcción, espero
que con los estudios posteriores puedan esclarecerse algunas de estas
interrogantes.

Es importante conocer un poco acerca de la historia del convento, aunque no sea


el objetivo principal de esta tesis. La investigación se va a centrar en el análisis de
la pintura mural dentro de la iglesia de Tlalmanalco, enfocándome en el friso alto de
los muros del presbiterio. En estos muros, existen restos de pintura, las cuales no
fueron registradas o no aparecen en los trabajos de Curiel (1988), Toussaint (1974)
o Vargas Lugo (1986). Kubler (1983) describe brevemente las pinturas localizadas
en el claustro bajo del convento, así como del interior de la portería, pero no
menciona nada de la decoración mural en la iglesia.

Curiel (1988) en su obra Tlalmanalco, historia e iconología del conjunto conventual


tiene un capitulo dedicado a la decoración del interior de la iglesia. Menciona:

A lo largo de los muros circundantes hay todavía restos de murales al fresco


del lambrín original. Lo formaban dos elementos; uno de ellos el inferior,
tiene como motivos una serie de triángulos, que se conectan formando un
cuadrado, flanqueados por dos círculos, éstos son más obscuros que las
figuras triangulares y presentan una vez la media luna de abajo más obscura
que la de arriba y otra vez al contrario. La parte superior del lambrín se
soluciona con dos franjas de tonos blancos y negros enmarcando una greca
que se entrelaza. Los dos elementos se tomaron del repertorio decorativo de
Sebastián Serlio: el elemento inferior fue representado con frecuencia en los
lambrines y bóvedas de claustros del siglo xvi(sic.) (Curiel, 1988: 48).

Es interesante observar que la única mención que hace Curiel respecto a la pintura
dentro de la iglesia sea una breve descripción de los frisos altos y bajos. Menciona
también “…desde 1984 se han sacado a la luz partes de la pintura mural de la nave
a iniciativa del padre Zavala” (Curiel, 1988: 48) lo que indica que probablemente se
encontraban tapiadas por una capa de cal, como es común en la mayoría de los
conventos. Respecto a la decoración de la bóveda, dice:

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La bóveda de arista presenta en su aplanado restos de pintura, de los cuales
sólo quedan algunas muestras reconocibles: la tiara papal y una cruz
franciscana rodeada por una corona de espinas. Tal decoración, muy
repintada, parece estar sobre la de frescos del siglo XVI. (Curiel, 1988: 48).

Pero ¿por qué no mencionó la pintura mural en los muros del presbiterio? Una de
las hipótesis que tenía respecto a esta problemática era que pudieron estar tapadas
por una capa de cal. Esta hipótesis la puedo corroborar gracias a una placa
localizada en el muro de la epístola, a la altura del altar que menciona: “La
comunidad parroquial de Tlalmanalco agradece de todo corazón al Sr. Alberto Lenz
Tirado el apoyo que ha dado en la restauración del templo y ex convento de San
Luis Obispo de Tolosa […] Agosto 19 de 1990”. También localicé una fotografía en
el archivo parroquial, fechada en 1941 donde se muestra parte del presbiterio. En
esta fotografía podemos apreciar que los muros se encontraban cubiertos por una
capa de cal, sobre los frescos del siglo XVI (imagen 3). Gracias a esta información
obtenida, identifiqué el motivo por el que Curiel (ni ningún otro investigador) lograron
registrar estas pinturas.

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Imagen 3. Recuerdo de los socios de la imagen San Luis Obispo Tlalmanalco, Mex. A 19 de agosto
de 1941. Gracias a esta foto pude corroborar que las pinturas en el interior de la iglesia se
encontraban tapiadas hasta antes de 1990. Fotografía tomada del Archivo Parroquial de
Tlalmanalco.

Las escenas que están representadas en los muros del presbiterio narran los
pasajes mas significativos de la vida de San Francisco de Asís, fundador de la orden

19
franciscana. Se encuentran distribuidas a lo largo de los muros que la componen.
Cada muro alberga siete escenas, que corren desde el inicio del ábside hasta el
arco triunfal, el cual divide el presbiterio del resto de la nave. Las pinturas tienen
unas medidas de un metro veinticinco centímetros de ancho y un metro cuarenta
centímetros de largo. Se dividen por frisos que enmarcan cada una de las escenas.
Las ventanas del ábside también están enmarcadas por frisos, y en parte alta del
muro del evangelio hay unos motivos que describiré más adelante.

El franciscanismo y su difusión por Europa.

Para comprender mejor el por qué se plasmaron pasajes de la vida de San


Francisco dentro de la iglesia de Tlalmanalco, tenemos que conocer los preceptos
de la orden y de su fundador. San Francisco nació en 1182 en la ciudad de Asís,
Italia. Hijo de una madre italiana y de un padre francés. Durante toda su juventud,
Francisco vivió con cierta comodidad, sin embargo, adoptó la disciplina evangélica
renunciando a todos sus bienes y a su herencia, para convertirse en “Il poverelle
dÁssisi” (Réau, 1997: 544).

Inició una pequeña comunidad formada por doce frailes, fundando la orden
mendicante que nombró hermanos menores, la cual fue ratificada por el Papa
Inocencio III en Roma. Estos hermanos, seguían la bula aprobada por el Papa en el
año 1209 teniendo como base “…las enseñanzas y la imitación de Cristo” (Rubial,
1996: 18). A esta orden se le sumaron después las Clarisas, fundada por Santa
Clara de Asís, la cual era especialmente para las mujeres, así como una Tercera
Orden, creada específicamente para miembros civiles.

Al haber sido aprobada la regla de San Francisco en 1209, mandó predicar a los
frailes de dos en dos por todo Italia, con la condición de que siguieran los preceptos
de la orden. Rápidamente, el franciscanismo comenzó a ganar popularidad en Italia
y aumentó la labor misional. Francisco decidió modificar algunos puntos a su regla
original, destacando dos de ellos. El primero, era la aceptación de residencias fijas

20
en dónde los frailes pudieran alojarse cuando ralizaran largos viajes, así como para
tener un lugar donde retirarse a orar. La segunda fue la celebración de capítulos
anuales, en donde acordó dividir a Europa en provincias que eran gobernadas por
provinciales, adoptando un poco la organización dominica (Rubial, 1996:17).

San Francisco murió en el año de 1226, en una pequeña capilla llama de la


Porciúncula, en Asís. Fue enterrado en una colina a las afueras de la ciudad,
simulando el lugar donde murió Jesús, continuando con la imitación de su vidad en
lo mayor de lo posible. Después de su muerte, el franciscanismo sufrió de varios
cambios. Los frailes menores sufrieron divisiones, puesto que algunos religiosos
formaron los grupos conocidos como franciscanos reformados, observantes y
conventuales (Rubial, 1996: 22). Los espirituales veían a San Francisco como el
mesías que Joaquín de Fiore había Profetizado 5. Él dividía a la historia en tres
etapas, la primera iba desde Adán hasta Cristo, llamada Dios Padre, donde había
reinado la iglesia seglar, la segunda, Dios Hijo, reinado por el Papa y los obispos, y
la tercera, la del Espíritu Santo, que iba a ser dominada por los frailes y por el
Espíritu Santo. Joaquín señalaba que, durante la tercera edad, los hombres debían
de vivir según el precepto de la pobreza, en ese sentido, la iglesia no debía ser
renovada, “…sino sustituida por un nuevo orden monástico, contemplativo e
iluminad plenamente por el Espíritu Santo…” (Frost, 2002: 112). Los espirituales
deseaban seguir el precepto de pobreza que señalaba Francisco.

Por su parte, los conventuales buscaban que se modificara la regla, para no ser tan
estrictos en la cuestión de los bienes materiales. Los conventuales gozaban de
“…posesiones y cuantiosas rentas, y su forma de vida no se parecía ya en nada a
la predicada por el pobre de Asís” (Rubial, 1996: 26). Las situaciones externas a la
orden, como las enfermedades, que propiciaron a que gente sin vocación entrara a

5 Joaquín de Fiore realizó una división tripartita del tiempo lineal, pasando por tres edades o
reinos: el del Padre, el del Hijo y el del Espíritu Santo, basándose en el dogma cristiano de la
Trinidad. Los espirituales veían a San Francisco como el profeta que anunciaba el comienzo de
la tercera edad, que abarcaba el tiempo de la Iglesia Cristiana y dura hasta el fin del mundo
(Avelino de la Pienda, 2003).

21
la orden con tal de llenar las vacantes necesarias, así como el suprimir a las
organizaciones laicas por parte de Juan XXII, provocó que los conventuales
aumentaran en número y obtuvieran mayor fuerza en Europa. Esta situación
perduró hasta principios del siglo XVI, cuando una serie de reformas impulsadas por
León X, quitó todo el poder y privilegios con los que gozaban los conventuales.

Los reformados, en menor número, se diferenciaban de los espirituales debido a su


unión y obediencia a las autoridades de la orden franciscana, procuraban tener
ciertos privilegios, como la aceptación de viviendas fijas, el uso del hábito de los
menores, así como su afán de regresar al ideal franciscano de la pobreza (Rubial,
1996). Los observantes, por su parte, fueron un grupo que se desarrolló durante el
siglo XV. Ellos buscaban la “observancia literal de los preceptos fundamentales de
la primera vida que alentó a la comunidad” (Rubial, 1996: 26). El Papado
congraciaba con los preceptos de los observantes, a quienes les fue dando más
poder poco a poco, con el fin de suprimir a los conventuales. Finalmente, en 1568,
los conventuales se separaron de la orden franciscana.

Los franciscanos en la Nueva España y su labor evangelizadora.

El descubrimiento de América tuvo lugar durante un momento importante de la


expansión cristiana en España por parte de los Reyes Católicos. En 1492 cae
Granada y el último bastión Islámico en Castilla, poniendo fin a la cruzada por salvar
al reino del islam (Broseghini, 1989). En este contexto, los Reyes buscaban
encontrar un camino hacia las Indias, debido al bloqueo resultado de la expansión
turca en Medio Oriente. Financian el primer viaje de Cristóbal Colón, con la
encomienda de encontrar un camino por medio del océano. Colón llegó a unas islas
de Las Bahamas el 12 de octubre de 1492, sin saber que se encontraba en un nuevo
continente.

Los franciscanos fueron la primera orden mendicante en llegar a las Antillas en


1493, por mandato de los reyes católicos y por su “…cercanía con la corte de

22
Castilla y con el Cardenal Cisneros.” (Rubial, 2010: 216). En este mismo año, el
Papa Alejandro VI le cede a España los territorios descubiertos por Colón, con la
obligación de “…reducir a los habitadores y naturales de ellas a la fe católica, y
recoger como premio oro, cosas aromáticas y otras muchas de gran precio, diversas
en género y calidad…” (González, 2013: 368). En el año de 1508, el Papa Julio II
emite la bula Universalis Ecclesiae, con la cual recae la misión evangélica en la
corona Española.

Durante la campaña militar de Hernán Cortés en lo que sería conocido como la


Nueva España, siempre estuvo acompañado de dos franciscanos, fray Pedro
Melgarejo y fray Diego de Altamirano. Contó también con el apoyo de los frailes
mercedarios fray Juan de las Varillas y fray Bartolomé de Olmedo. A estos primeros
religiosos le siguieron otros tres franciscanos de origen flamenco por orden del rey
en el año de 1523, quienes no llevaban aún alguna misión papal. Sus nombres
españoles eran Fray Pedro de Gante (Pierre de Gand), quien fue crucial para la
enseñanza de los indios, Fray Juan de Tecto (Johann Dekkers) y Fray Juan de
Ahora (Johann Van den Auwera) (Ricard, 2002). Por desgracia, el único
sobreviviente a la llegada de los nuevos franciscanos fue Fray Pedro de Gante,
quien se quedo en Texcoco aprendiendo la lengua, mientras que los otros dos “…se
fueron con Cortés a la expedición de las Hibueras y en ella murieron.” (Ricard, 2002:
82).

La llegada formal de la orden franciscana a la Nueva España estuvo precedida por


la necesidad de organizar la cristianización en los territorios recién conquistados.
Cortés, en su cuarta carta enviada al Rey Carlos V, fechada el 15 de octubre de
1524 expresaba su sentir respecto a la evangelización de estas tierras:

Todas las veces que a vuestra majestad he escrito, he dicho a vuestra alteza
el aparejo que hay en algunos de los naturales de estas partes para se
convertir a nuestra santa fe católica y ser cristianos; y he enviado a suplicar
a vuestra cesárea majestad, para ello, mandase proveer de personas
religiosas de buena vida y ejemplo. Y porque hasta ahora han venido muy
pocos, o casi ningunos, y es cierto que harían grandisimo fruto, lo torno a
traer a la memoria da vuestra alteza y le suplico lo mande proveer con toda

23
brevedad, porque de ello Dios Nuestro Señor será muy servido y se cumplirá
el deseo que vuestra alteza en este caso, como católico tiene. (Cortés, 2002:
256)6

En este fragmento de su carta, queda claro el deseo de Cortés de que se mandaran


más religiosos a la Nueva España, debido al número de naturales que había aquí.
Sin embargo, en otro fragmento, pedía que no fuera el Clero Secular el que arribara,
ya que él sentía que se encontraban muy corrompidos por la avaricia. Menciona al
respecto:

Porque habiendo obispos y otros prelados no dejarían de seguir las


costumbres que, por nuestros pecados hoy tienen, en disponer de los bienes
de la Iglesia, que es gastarlos en pompas y en otros vicios, en dejar
mayorazgos a sus hijos o parientes; y aun sería otro mayor mal que, como
los naturales de estar partes tenían en sus tiempos personas religiosas que
entendían en sus ritos y ceremonias, y éstos eran tan recogidos, así en
honestidad como en castidad, que si alguna cosa fuera de esto a alguno se
le sentía era punido con pena de muerte; y si ahora viesen las cosas de la
Iglesia y servicio de Dios en poder de canónigos u otras dignidades, y
supiesen que aquellos eran ministros de Dios, y los viesen usar de los vicios
y profanidades que ahora en nuestros tiempos en esos reinos usan, sería
menospreciar nuestra fe y tenerla por cosa de burla; y sería tan grande daño,
que no creo aprovecharla ninguna otra predicación que se les hiciese.
(Cortés, 2002: 257).

Cortés pidió especificamente que el rey enviara a dos de las principales ordenes en
Europa y en España, la franciscana y la dominica. En la cuarta carta lo expresó así:

Asimismo vuestra majestad debe suplicar a su Santidad le conceda su poder


y sean sus subdelegados en estas partes las dos personas principales de
religiosos que a estas partes vinieren, uno de la Orden de San Francisco y
otro de la Orden de Santo Domingo, los cuales tengan los más largos
poderes que vuestra majestad pudiere. (Cortés, 2002: 258. Las negritas son
mías).

La primera misión formal de la orden franciscana hacia la Nueva España siguió la


más pura tradición. Era necesario mandar un grupo que siguiera fielmente a San
Francisco de Asís y sus enseñanzas. Fray Francisco de los Ángeles, siendo General

6Las Cartas de Relación son textos que se publicaron en Sevilla en 1522 y 1523, y en Toledo
en 1525. Sin embargo, yo utilizo la versión más reciente publicada por la Editorial Porrúa en el
2002.

24
de la Orden, eligió cabeza del primer grupo a Fray Martín de Valencia, superior de
la provincia franciscana de San Gabriel. La razón por la cual se le encomendó esta
tarea fue por su distinguido fervor espiritual con la que guardaba la Regla de San
Francisco (imagen 4). Durante un capítulo en Belvis, fray Martín eligió a quienes
serían sus compañeros de viaje. Los franciscanos que lo acompañaron fueron
Francisco de Soto, Martín de Jesús, Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo,
Toribio de Benavente (más tarde se cambio el nombre a Motolinía), García de
Cisneros, Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Jiménez y dos frailes legos,
Andrés de Córdoba y Juan de Palos.

Fray Francisco de los Ángeles creó dos documentos que a la postre les serían
entregados al grupo de religiosos que partirían hacia la Nueva España. Eran
instrucciones y preceptos que debían seguir, llamados La Instrucción y la Patente y
Obediencia. La Instrucción – creada el 4 de octubre de 1523 - no es más que el
mandato que Cristo dio a sus discípulos:

«Id Y predicad a todas las gentes», mandato que según reafirma el ministro
general no cesará «hasta el fin», pues hasta que llegue ese día Dios
enviará de continuo nuevos obreros a la viña de su Iglesia. Unido a este
mandato está la mención a San Francisco «el cual enviaba frailes a las
partes de los gentiles» (Frost, 2002: 163).

El documento señala los preceptos y reglamentación que debería de seguir


cualquier grupo de religiosos, sin embargo, hace en fásis respecto a que el lugar al
que irán estos religiosos “…ha sido vendimiada «por el demonio» y, en
consecuencia, «Cristo no goza [en ella] de las ánimas que con su sangre
compró»…” (Frost, 2002: 165). La Patente y la Obediencia – creada el 30 de octubre
de 1523 – retoma algunos puntos del texto anterior, aunque en este segundo pone
un mayor énfasis en “…tomar partido por el «alto rey», aunque esto los lleve a
derramar su sangre..” (Frost, 2002: 166). Con esto quedaba en dicho que debían de
cumplir a toda costa con el precepto de San Francisco, buscando no solamente la
salvación de las almas, sino el martirió también.

25
Imagen 4. Flos Sanctorum de fray Martín de Valencia, localizado en el claustro del convento de
Tlalmanalco. La importancia que tuvo es significativa, llegando a compararlo con San Francisco de
Asís y equiparando con grandes personajes de la orden franciscana, como San Buenaventura y
Santa Clara de Asís. Foto del autor.

El grupo de religiosos partió del convento de Santa María de los Ángeles a finales
de octubre de 1523, se llamaron a sí mismos los primeros doce, haciendo referencia
a los doce apóstoles de Jesús. Mendieta escribió

Y tomando segunda vez todos doce la bendicion de su prelado, que presente


estaba, y llevando juntamente la del Sumo Pontífice Adriano VI, que por sus
letras apostólicas les concedia, fuéronse al puerto de San Lúcar de
Barrameda, donde se embarcaron y dieron á la vela mártes veinte y cinco de
Enero, año de mil y quinientos y veinte y cuatro, día de la conversión del
apóstol S. Pablo (Mendieta, Cap. XI, Lib. III).

Los franciscanos arribaron al puerto de San Juan de Ulúa, en la Nueva España el


día 13 de mayo de 1524, un día antes de Pascua. Pronto le siguieron otras órdenes
a los franciscanos, quienes comenzaron a enviar grupos de religiosos hacia la
Nueva España. En el año de 1526 arriban los Dominicos, mendicantes que fueron
pedidos por Cortés a Carlos V en sus cartas de relaciónes, mientras que los

26
Agustinos arribaron en el año de 1533. Muchas regiones estuvieron muy marcadas
por ciertas ordenes que las ocuparon, aunque en varias ocasiones convivieron dos
o más en un mismo lugar. Incluso, cuando alguna orden abandonaba una zona,
llegaba a ser ocupada por otra, sin problema alguno.

El auge constructivo de templos y conventos en el centro de México inició desde


1540. Se trataron en su gran mayoría al principio de capillas muy simples, hechas
de materiales perecederos y que con el paso de los años, fueron modificándose y
haciéndose mucho más grande, debido también a la demanda de la población.
Existieron pequeñas comunidades que contaban con tres o cinco frailes, mientras
que los grandes centros tenían hasta una veintena de ellos (Rubial, 2010). Los
mendicantes tuvieron gran participación en la construcción y fundación de poblados
en la Nueva España, su “…actividad constructora fue de tipo urbano, acorde con su
vocación y como consecuencia de la destrucción ocasionada por las campañas
militares…” (Kubler, 1983: 146). Las cabeceras políticas prehispánicas se
encontraban en su gran mayoría en las laderas de los cerros, lo cual no permitía
que se siguiera una traza como la que se acostumbraba en España, donde los
pueblos se localizaban en planicies.

Las autoridades civiles se vieron en la necesidad de formar nuevos poblados en los


valles, en donde se construían los conventos. Tlalmanalco es un ejemplo claro de
esto, ya que los pobladores se localizaban en las laderas de los cerros. Con la
fundación del nuevo pueblo en el valle, se convirtió rápidamente en una cabecera
de doctrina. El convento fue construido en el centro, lo que permitió que los poblados
a sus alrededores se pudieran concentrar en un solo lugar (imagen 5). Esto fue de
gran ayuda debido a que “…haría más fácil y efectiva la catequización sistemática
y permitiría un mayor control sobre las prácticas idólatras.” (Rubial, 2010: 219).

27
Imagen 5. Detalle del Mapa de Uppsala o Tenochtitlán de 1550. Dentro del circulo se localiza el
pueblo de Tlalmanalco y la representación de la iglesia. Imagen tomada de internet 7

La pintura mural de la portería y el claustro del convento de Tlalmanalco

Como mencioné parrafos atrás, hasta el momento el trabajo más amplio acerca del
convento franciscano de San Luis Obispo de Tlalmanalco, es el que publicó Gustavo
Curiel en 1988. Su trabajo fue muy importante debido a que logró describir
ampliamente cada una de las partes y dependencias del convento, así como una
magnifica descripción y análisis iconográfico de la capilla abierta. No obstante, no
dedicó mucho espacio al estudio sobre la pintura mural que decora el interior de la
iglesia, como ya comenté páginas atrás, seguramente en su momento, la pintura
del siglo XVI se encontraba cubierta por una capa de cal. A partir de este vacío
historiográfico es que me propuse hacer un trabajo que comprendiera el registro y
análisis de las imágenes, tratando de identificar temas y personajes, para así ofrecer
una primera interpretación, pues se trata de un trabajo sobre un programa

7
https://www.wdl.org/es/item/503/ Consultado el 25 de octubre de 2018.

28
iconográfico que no había sido estudiado antes.8 A continuación mencionaré las
princiales escenas conservadas en el convento, para ocuparme de mi corpues de
investigación en el segundo capítulo.

Las pinturas de la portería.

Entendamos a la portería como el recinto contiguo al portal, que servía de acceso


al claustro. En la gran mayoría de las porterías del siglo XVI en la Nueva España se
pintaban murales con escenas evangelizadoras, o bien, retratos de personajes
importantes de cada orden. En Tlalmanalco, el muro oeste alberga la escena de la
llegada de los doce primeros a la Nueva España (imagen 6), sin embargo su estado
de conservación es muy precario y solamente se pueden observar los rostros de los
frailes y una pequeña comitiva de bienvenida en su lado izquierdo.

Imagen 6. Representación del arribo de los doce primeros a la Nueva España, localizado en el muro
de la portería en Tlalmanalco. Foto del autor.

8
Al menos no logré encontrar trabajos de tesis ni publicaciones dedicados a esta tarea, a pesar
de la búsqueda exhaustiva que realicé.

29
Imagen 7. Detalle de la escena anterior. Dentro del cuadrado se observan a dos españoles con sus
armaduras tocando unas trompetas, las cuales señalo con una flecha. Sostienen en sus manos unas
picas españolas. Las flechas señalan personajes observando hacia los frailes. Fotografía de José
Luís Pérez Flores.

30
Imagen 8. Fotografía trabajada con el programa DStretch. Utilizando una banda de color LAB logré
identificar la vestimenta militar que usan los trompeteros. Dentro de los recuadros señalé las picas
españolas y las trompetas. La flecha señala a los personajes que observan hacia la parte central de
la escena. Foto del autor.

La portería conserva en su friso alto cenefas con elementos grutescos en su interior.


Este grutesco fue descrito por Curiel, encontrando que contienen una gran carga
teológica. El mejor conservado se localiza enmarcando el acceso que da hacia el
claustro del convento (imagen 9) y sobre la escena de la llegada de los franciscanos.

31
Imagen 9. Puerta de acceso al interior del claustro. La entrada se encuentra enmarcada por cenefas
con motivos grutescos en su interior. Foto del autor.

Las pilastras simuladas mediante pintura que enmarcan cada uno de los lados de
la entrada se encuentran muy deterioradas de su parte inferior, por lo que es
prácticamente imposible identificar los elementos pictóricos que albergaba esta
parte. De abajo hacia arriba, los motivos comienzan con la representación de cuatro
grullas, las cuales están posadas o erguidas sobre una pata. Dichas aves están
rodeando y comiendo uvas de una copa, lo que da una relación directa al vino, que
es la representación cristiana de la sangre de Cristo. Las grullas simbolizan la
lealtad, y el “…orden de la vida monástica…” (Curiel, 1988: 21), la disposición en
circulo simboliza la unión y la comunidad religiosa. Sobre esta copa parecen florecer
unos rosetones y en los cuales esta posado un niño desnudo, sosteniendo una
canasta. A lado del niño, se puede observar como la hierba se enrosca, lo que nos
recuerda la concha de un caracol, no sería raro encontrar dicha representación en
grutescos dentro de la portería, ya que el agua es un elemento sagrado, tanto para
los cristianos como para los indígenas. El niño sostiene un jarrón o frutero, debajo

32
se observa a dos personajes sobre los cuales se forman las enredaderas de la
planta. Los rasgos que presentan estos animales asemejan a un ave debido al pico
que tienen (imagen 10).

Imagen 10. Pilastra simulada mediante pintura localizada en el lado izquierdo de la entrada al
claustro. Los elementos descritos se localizan en esta pilastra. Foto del autor.

33
Flanqueando el frutero, el cual Curiel identifica como fruta a la granada (Curiel,
1998), se encuentran dos liebres, las cuales están a punto de comerse la fruta. Las
patas de las liebres están muy estilizadas, se pueden observar las garras. Esta
manera de representar a los conejos las encontramos en varios códices del siglo
XVI, cómo por ejemplo en el Libro XI del Códice Florentino (imagen 11).

Imagen 11. Derecha, detalle de tres conejos con vírgulas enjoyadas, exaltando las virtudes del
pulque en el Códice Florentino, libro XI. Izquierda, detalle del grutesco perteneciente al interior de la
portería. Se puede observar en lo círculos negros la similitud que tienen la representación de las
garras. Con las flechas señalo las orejas para poder observar su similitud. Foto del autor y foto
tomada de internet9.

Dentro del claustro la pintura toma un tono más didáctico. Observamos elementos
propios de la orden como escudos heráldicos y representaciones de santos de la
orden – Santa Clara y San Buenaventura – (imagen 12). Estas representaciones
complementan el retrato de fray Martín de Valencia (que mostré en la página 25).
Los retratos de estos personajes pudieron servir de recordatorio para los frailes
sobre la importancia misional que tenían en los territorios de la Nueva España,
aunque no solamente la pintura del claustro servía para recordarles esto.

9
https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/los-conejos-y-la-embriaguez
Consultada el 21 de octubre de 2018.

34
Imagen 12. Arriba: Retrato de Santa clara de Asís a manera de flos sanctorum. Abajo: flos sanctorum
de San Buenaventura. Estos dos retratos complementan el de fray Martín de Valencia, lo cual puede
indicarnos la importancia que tuvo el fraile para la orden franciscana en la Nueva España del siglo
XVI. Fotos del autor.

35
Otros elementos decorativos se localizan debajo de las impostas que rematan los
arcos en los muros. En la imposta del muro norte, existe una imagen
antropozoomorfa de un macho cabrío, quien da la sensación de estar soportando el
peso del arco (imagen 12). Esta figura demoniaca podría haberles recordado a los
frailes acerca de las tentaciones que tiene la carne (Curiel, 1988). En el muro este
se encuentra la figura de un oso hormiguero (imagen 13). La figura de un oso
hormiguero pudo recordarles a los frailes el pecado capital de la pereza y que en
ninguna circunstancia debían caer en ella y los frailes no podían bajar tampoco la
guardia, ya que el demonio podía corromperlos en cualquier momento.

Imagen 12. Representación de un macho cabrío localizado debajo de la imposta de uno de los arcos
del claustro. Esta imagen servía como recordatorio para los frailes acerca de las tentaciones y que
debían estar siempre alertas. Foto del autor.

36
Imagen 13. Representación de un oso hormiguero debajo de la imposta de uno de los arcos del
claustro. Pudo haber simbolizado la pereza, uno de los siete pecados capitales. Foto del autor.

En el muro sur existe la figura de un hombre desnudo, sus rasgos estilísticos son
muy parecidos a las representaciones griegas de un hombre. Pudo tratarse de un
patrón formal renacentista, en el cual se trata de exaltar la belleza del cuerpo
humano, ya que en la figura se representaron los músculos tanto de la espalda como
de las piernas. Es de admirarse el efecto que logra la pintura con respecto al
elemento arquitectónico, mostrando que el peso del arco dobla su espalda (imagen
14).

37
Imagen 14. Representación de un hombre desnudo fornido que sostiene la imposta del arco. Curiel
lo interpreta como un símbolo de la lujuria. Foto del autor.

Curiel no se percató de la existencia de otros elementos decorativos, debido a que


se encontraban tapiados por una capa de cal. Sobre la hornacina del muro norte,
existe otro retrato de personaje masculino que no logró identificar, el cual emerge
de una flor (imagen 15). No se alcanzan a observar otros elementos más que el
vegetal. Sobre la entrada del vestíbulo que conecta el claustro con el patio trasero,
se encuentra representado otro flos sanctorum del cual emerge un personaje que
porta una tiara de obispo y un báculo pastoral. Probablemente se trate de la
representación de San Luis Obispo de Tolosa, quien funge como patrono del

38
convento. Debajo de los motivos vegetales, sobresalen tres coronas de estilo
europeo, representando probablemente a la santísima trinidad coronada (imagen
16). Sobre la entrada de uno de los salones parroquiales, existe un medallón con
los brazos entrecruzados, símbolo de la orden franciscana (imagen 17).

Imagen 15. Tercer retrato localizado sobre la hornacina del muro norte del claustro. Dentro del circulo
se puede observar la figura de algún personaje que no logro identificar debido a lo mal conservado
que esta la pintura. Foto del autor.

39
Imagen 16. Flos sanctorum localizado sobre la entrada que da al patio trasero del convento. Dentro
del circulo podemos observar a un personaje ataviado con los atributos iconográficos de un obispo,
por lo que podría tratarse de San Luis Obispo de Tolosa, santo patrono del convento. Las flechas
señalan las tres coronas se encuentran debajo del personaje. Foto del autor.

Imagen 17. Restos de un escudo heráldico de la orden de los franciscanos. Dos brazos
entrecruzados delante de un crucifijo. Foto del autor.

40
Conclusiones.

El ex convento de San Luis Obispo de Tlalmanalco fue sin duda alguna, un centro
religioso muy importante en la región de Chalco. A lo largo del capítulo abordé lo
referente a sus antecedentes históricos y el por qué los frailes franciscanos
decidieron erigir un convento en este lugar. Gracias a los trabajos de varios autores,
como los ya mencionados en páginas anteriores, se puede conocer sobre la
arquitectura del lugar. Por ser un convento franciscano, era necesario conocer un
poco acerca de la orden, mencionando aspectos generales de ella. Los franciscanos
jugaron un papel muy importante en la difusión del cristianismo. Desde la fundación
de la orden en 1209, comenzaron la labor evangelizadora en Europa y en Asia
Occidental. Con el descubrimiento de América en 1492 por parte del reino de
Castilla a manos de Cristóbal Colón, se abría una oportunidad de participar en la
conversión de los indios por parte de los religiosos. La principal motivación que
tuvieron los franciscanos fue salvar la mayor cantidad de almas, para así poder
compensar la pérdida de ellas en Europa, consecuencia de las grandes guerras
religiosas que habían tenido lugar hasta entonces.

La labor evangelizadora en la Nueva España comenzó desde que Cortés


desembarcó a ella en 1519. Fue el primero que comenzó a expandir la doctrina
cristiana entre los grupos autóctonos del territorio que conformó la Nueva España.
Más adelante, arribaron grupos de religiosos, que lo ayudarían con esta labor
titánica, siendo la orden franciscana la primera en llegar y comenzar formalmente
con la evangelización. Idearon planes de trabajo que los ayudaran con esta tarea,
encontrando muchos inconvenientes como la lengua y el arraigo de la religión
politeísta que practicaban los pueblos mesoamericanos. Los franciscanos actuaron
en centros urbanos que tenían una cultura arraigada y profunda, fundando en ellos
conventos y colegios, aunque también se esforzaron por llegar a los territorios más
alejados que tenían asentamientos dispersos, en dónde fundaron misiones. Fue así
como la presencia franciscana se extendió a lo largo de la Nueva España,
estableciendo jurisdicciones territoriales que llamaron provincias.

41
Una de las misiones de las ordenes religiosas en la Nueva España era el convertir
a los indios al cristianismo, destruyendo toda idolatría y rastro de ella, sin embargo
la corona española tenía otras intenciones. Querían a su vez controlar cada una de
las regiones y explotar los recursos que habia en ellas. Por estas causas, las
autoridades civiles tuvieron problemas con las eclesiásticas, debio a los muchos
abusos y maltratos que sufrieron los indigenas durante mucho tiempo.

La edificación de grandes centros conventuales por parte de los franciscanos,


agustinos y dominicos – ordenes que arribaron después a la Nueva España –
durante la primera mitad del siglo XVI se caracterizó en mayor medida por ser una
arquitectura monumental y por tener un sentido atemporal. En palabras de Isabel
Estrada de Gerlero (2011) “…esto se deben en especial a la utilización de
soluciones formales derivadas de las expresiones estilísticas emparentadas con el
románico, el gótico, el plateresco, el manierista y el mudéjar”. (Gerlero, 2011: 41).
El debate respecto a las fechas de construcción del convento de Tlalmanalco, la
iglesia y su ricamente decorada capilla abierta seguirá siendo objeto de discusión.
Este trabajo no tenía como finalidad indagar en esta cuestión, pero si era importante
proponer una cronología que ayudara a entender mejor sobre la creación de las
pinturas murales que se localizan a lo largo de todo el convento y el interior de la
iglesia. El exterior de la iglesia resulta interesante por su estilo arquitectónico.
Mientras que la portada principal muestra un estilo indefinido, Vargas Lugo (1986)
la clasifica como no purista, tiene su contraparte en la portada de Porciúncula, la
cual si tiene un estilo clásico bien definido y donde el autor plasmó estas
características muy bien. El interior de la iglesia presenta una bóveda de cañón
corrido, con un arco que delimita el presbiterio con el resto de la nave. Este tipo de
construcción suele ser típica en iglesias del siglo XVI. La capilla abierta es
merecedora de una investigación mucho más extensa. Los detalles que tiene, así
como su programa iconográfico, la hacen una de las capillas abiertas más
interesantes construidas en el siglo XVI.

42
Curiel en su libro Tlalmanalco, historia e iconología del conjunto conventual (1988)
menciona las pinturas de la portería y el claustro. Hace un registro y describe cada
uno de sus elementos, identificando su programa iconográfico. El interior de la
portería tiene mejor conservado el grutesco, por lo que es más fácil identificar sus
elementos. Existe un mural que cubre casi por completo el muro oeste, pero su
estado de conservación es muy malo.

La lucha de las virtudes y el pecado esta representada en el interior del claustro.


Varios personajes mitológicos fueron pintados debajo de las impostas de los arcos,
dando la sensación de que son ellos quienes detienen el peso. Existen también
varios retratos de personajes importantes en la orden franciscana. Es interesante
observar que entre estos personajes aparece la figura de fray Martín de Valencia,
quien fuera el encargado de difundir el cristianismo en la Nueva España.

43
Capitulo 2. La pintura mural en los muros del presbiterio de la iglesia
de Tlalmanalco.

Introducción.

Durante el siguiente capitulo describiré cada una de las escenas localizadas en el


friso alto de los muros del presbiterio, las cuales muestran los pasajes más
sobresalientes en la vida de San Francisco de Asís. Señalaré cada uno de los
elementos pictóricos que me permitieron identificar el pasaje como tal, utilizando
como referencia la obra de San Buenaventura titulada La Leyenda Mayor, que es la
biografía más importante de San Francisco de Asís. A su vez, mostraré el resto de
la decoración pictórica existente en el resto de los muros de la iglesia, con el fin de
complementar el registro.

El friso alto del presbiterio de Tlalmanalco.

El uso de la pintura mural conventual durante el siglo XVI sirvió para cumplir las
exigencias de la conquista espiritual por parte de las órdenes mendicantes. Fue de
gran ayuda para el indígena, quien lograba entender varios aspectos de la religión
a través de estas. Para los frailes y la comunidad española en general, servía de
recordatorio y compromiso de alcanzar una vida religiosa perfecta. Se usaba como
fines de ornamentación de los diferentes espacios, no sólo religiosos, sino también
civiles.

En Tlalmanalco no solamente pudo funcionar a manera decorativa, sino también


didáctica, un ejemplo son las representaciones de santos y de pecados en el
claustro del convento. Dentro de la iglesia no podía ser la excepción. Si en el
claustro localizamos a santos franciscanos y a un personaje tan importante como
fray Martin de Valencia, ¿dónde quedaría la figura de San Francisco? La
representación de este santo se encuentra en el presbiterio, flanqueando el altar
mayor. Las escenas localizadas en el friso alto del presbiterio relatan cada uno de
los pasajes de la vida de San Francisco de Asís. Es el personaje más importante

44
para la orden y era de suponerse que debía de haber alguna representación de él
en Tlalmanalco. Para poder identificar cada uno de los pasajes de la vida de San
Francisco, recurrí al estudio de la historiografía franciscana, tomando como
referencia las obras bibliográficas más importantes del santo, que son la Leyenda
Mayor, de San Buenaventura (1998)10 y Las Florecillas de San Francisco (2006).

Para los fines de esta investigación, utilicé una metodología de registro fotográfico
sistemático. Basándome en el trabajo de José Luis Pérez Flores (2010) usé una
nomenclatura alfanumérica con la que podía identificar cada una de las escenas de
acuerdo con su distribución, comenzando en el muro de la epístola y terminando en
el muro del evangelio, desde el 01 al 14 (por ejemplo, MuEpi01) (imagen 18). Para
el registro de las pinturas utilicé una cámara Nikon D3400 con un objetivo para
cámara fotográfica modelo AF - P DX NIKKOR 70 - 300 mm f/4.5 - 6.3 G ED. El uso
de este teleobjetivo me permitió observar elementos con mejor detalle y nitidez, ya
que las pinturas se encuentran a una distancia de dos metros de altura
aproximadamente con respecto al nivel de piso.

El estado de conservación de las pinturas es fundamental para el quehacer


histórico. Por desgracia, en Tlalmanalco, las malas intervenciones, aunado a la falta
de cuidado de las pinturas, han hecho que se pierdan muchas de ellas. Solamente
algunas se encuentran aun reconocibles y en otras sobreviven trazos o pequeños
restos de pintura. Sobre las escenas MuEpi01 y MuEpi02 se localiza una ventana
que permite escurra el agua sobre las pinturas cuando llueve. El mismo problema
se repite sobre las pinturas MuEpi04, MuEvan11 y MuEvan09. A continuación,
comenzaré a describir cada una de las escenas de la vida de San Francisco,
mencionando que pasaje de su vida esta representado – en caso de que sea
reconocido - para analizarlas en los capítulos posteriores.

10
Aunque la Leyenda Mayor es un texto escrito por San Buenaventura en 1263, utilicé una edición de
1998 de la Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid. España.

45
Imagen 18. Diagrama que muestra la distribución de las pinturas en los muros de la epístola y del
evangelio en el presbiterio de la iglesia de Tlalmanalco. Basado en José Luís Pérez Flores, (Pérez
Flores, 2010: 12).

MuEpis01. Francisco renuncia a los bienes terrenales.

La primera escena, está ubicada al final del muro de la epístola del presbiterio. Fue
representada la renuncia de San Francisco a los bienes materiales cuando dejó de
lado su vida seglar para unirse a la vida religiosa (imagen 19). San Buenaventura
se refiere con lo siguiente a este pasaje de la vida de San Francisco:

Cuando restituyó todas las cosas al padre. Quitose los vestidos, renunció a
los perecederos bienes paternos diciendo al padre: “habiéndome repudiado
Pedro de Bernardone, ahora si puedo efectivamente decir: Padre Nuestro
que estas en los cielos” (Leg. M. II, 4:1).

El mismo autor escribe que en el año de 1207, en el palacio de Asís, San Francisco
en señal de humildad se despojó de su ropa en presencia de varios testigos entre
los que destacan: el Obispo Guido y sus padres. Este acto provocó que el Obispo

46
Guido lo cubriera con un manto, señal de que la iglesia católica lo cubre y protege.
La pintura muestra el momento en el que Francisco esta invocando a Dios,
arrodillado frente al Obispo. Detrás de él sus padres quienes lo observan junto a su
vestimenta tirada en el suelo (imagen 20).

Imagen 19. Pintura MuEpis01. Renuncia de San Francisco a los bienes. Dentro del circulo
podemos observar a San Francisco quien se encuentra arrodillado semidesnudo. Las flechas de la
derecha señalan a sus padres quienes de pie observan hacia San Francisco. En la izquierda se
localiza el Obispo Guido. Foto del autor.

Enfrente de él, de lado izquierdo de la pintura, el Obispo Guido es quien lo esta


cubriendo con el manto. Presenta el atuendo característico de un Obispo, con su
báculo, símbolo de guía y su mitra blanca, la cual indica el esfuerzo para alcanzar

47
la santidad Detrás de San Francisco, de lado derecho, sus padres están figurados
de pie, observando el momento en el que Francisco deja de lado sus bienes para
unirse a la vida religiosa. Usan un atuendo típico europeo del siglo XVI y XVII. Por
desgracia, los rostros no son muy visibles debido a la mala conservación que
presenta la pintura.

Imagen 20. Detalle de la escena anterior. San Francisco se encuentra arrodillado, siendo cubierto
por una capa negra, símbolo de la iglesia que lo cubre. De pie, atrás de él, se encuentran sus padres
y los pies de estos la ropa de la que se despojo San Francisco. Foto del autor.

48
MuEpis02. Inocencio III aprueba verbalmente la regla de Francisco.

Esta escena muestra un notorio grado de daño, causada en gran parte por el agua
que escurre por la ventana que se localiza sobre esta. El lado derecho es la más
dañada y puede observarse como la pintura se corrió hacia abajo. Sin embargo, los
detalles de la izquierda me permitieron identificar la escena. Se trata de uno de los
pasajes más importantes para la orden franciscana, ya que es en este momento
cuando se funda la orden (imagen 21). Este pasaje también lo encontramos descrito
en La Leyenda Mayor. Al respecto, San Buenaventura escribió:

Cuando el Papa aprobó la regla y dio el mandato para predicar la penitencia,


concedió a los frailes, que se habían unido al Santo, el uso de la tonsura para
que predicaran la palabra de Dios. (Leg. M. III, 10:1).

En 1209, Francisco viajó hasta Roma para encontrarse con el Papa Inocencio III y
presentarle, junto a sus primeros doce compañeros, la regla franciscana. Aunque
en la historiografía franciscana se toma este momento como la aprobación de la
regla de los frailes menores, se les concedió solamente el permiso de predicar.

49
Imagen 21. Pintura MuEpis02. La aprobación de la regla por Inocencio III. La parte derecha de la
escena se encuentra muy deteriorada. Se puede observar al Papa Inocencio sentado, con dos
obispos detrás de él. Dentro del circulo se puede observar a San Francisco arrodillado. Detrás de él,
señalado con una flecha, se localiza un fraile franciscano sin identificar.

La pintura retrata este momento. Podemos observar al Papa Inocencio III sentado
en una silla. Presenta la vestimenta típica de un Papa, una casulla de color rojo y
sobre la cabeza su tiara papal de color dorado. Con la mano derecha está haciendo
la señal de la bendición y en su mano izquierda sostiene su férula Papal con una
cruz de tres brazos. Detrás de él apreciamos dos cardenales que sostienen báculos
también. San Francisco se encuentra arrodillado frente al Papal, con la cabeza
agachada recibiendo su bendición. El fundador de los franciscanos está
representado con su hábito color café y su típica tonsura en la cabeza. Al igual que
en la escena anterior, San Francisco tiene sobre su cabeza la areola, con la cual lo

50
podemos identificar como santo (imagen 22). Detrás de San Francisco, únicamente
se puede ver la cabeza de algún otro fraile, ya que por desgracia todo el lado
derecho se perdió.

Imagen 22. Detalle de la escena anterior. El círculo señala a San Francisco que se encuentra
arrodillado frente al Papa Inocencio III. Detrás de él, señalado con otro círculo, el rostro de un fraile
franciscano que no logré identificar. Foto del autor.

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MuEpis03. Sin identificar.

Desgraciadamente esta pintura se ha perdido en su totalidad. Únicamente se


alcanza a observa un personaje en la parte derecha. Probablemente se trata de un
ángel que se encuentra en oración, ya que sus manos están dispuestas en actitud
de orar. Se alcanzan a distinguir unas pequeñas alas en su espalda. La vestimenta
no puede identificarse de manera clara, solamente una especie de falda larga color
rojo (imagen 23).

Imagen 23. Pintura MuEpis03. Debido al estado de conservación en que se encuentra, no logro
identificar que pasaje de la vida de San Francisco se representó. Señalé con un círculo el único
elemento visible, un ángel con las manos en posición de oración que observa hacia el centro de la
pintura, así como lo que parece ser la raíz de un árbol. Foto del autor.

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MuEpis04. Sin identificar.

La mala conservación en la que se encuentra la pintura ha hecho que se pierda en


su totalidad, aunque hay algunos detalles que son de llamar la atención. El lado
izquierdo de la pintura presenta motivos muy interesantes. Propongo que se trata
de dos demonios que dan la sensación de huir volando de algún lugar. El lado
derecho muestra manchones de pintura, logrando distinguirse algunos elementos
arquitectónicos, pero el estado de conservación no me permite confirmar dicha
suposición (imagen 24).

Imagen 24. Pintura MuEpis04. Su mal estado de conservación no me permite identificar el pasaje
de la vida de San Francisco. Señalo con un circulo la figura de dos demonios que se encuentran
volando, mientras que con una flecha muestro lo que pudieran ser elementos arquitectónicos dentro
de la pintura. Foto del autor.

53
Imagen 25. Detalle de la pintura anterior. En el lado derecho se pueden observar mejor los
demonios que se encuentran volando. La imagen fue procesada en alto contraste para poder
observar mejor los elementos. Foto del autor.

MuEpis05. Francisco sostiene el Letrán.

Esta pintura es de las mejor conservada de todo el ciclo, mostrando casi todos sus
elementos visibles aún. Menciona el sueño de Inocencio III, donde aparece la figura
de San Francisco, sosteniendo sobre sus hombros la iglesia de Letrán, que era la
catedral de Roma y por lo tanto la sede Papal (imagen 26). Este pasaje también
está descrito por San Buenaventura.

Como el Papa vio en el sueño que la Basílica de Letrán era ya próxima a


derrumbarse, mas un miserable pobrecillo, el Beato Francisco, inclinándose,
la sostenía con sus hombros para que no cayese. (Leg. M. II, 10:2).

La imagen de San Francisco es la de una persona erguida, observando hacia abajo.


Presenta su hábito color café y la aurea de santo sobre la cabeza. Se puede

54
observar su típica tonsura. La iglesia de Letrán nos recuerda a las construcciones
europeas. Un edificio cuadrangular hecho de ladrillos y con tejas color rojo, con una
entrada en forma de arco de medio punto y una ventana circular en uno de sus
lados. El edificio se encuentra ladeado, recargado sobre la espalda de San
Francisco, lo que concuerda un poco con lo descrito por San Buenaventura. Es
importante señalar que San Francisco tiene el mismo tamaño que la iglesia,
representándolo imponente y fuerte (imagen 27). En la parte derecha, yace sobre
una cama un personaje con una túnica roja. Se trata de Inocencio III dormido,
soñando con la imagen de San Francisco. Debajo de él, otro personaje franciscano,
aunque este no se logra reconocer del todo, si podemos ver su cabeza. Los objetos
que se encuentran frente a él y a los pies de Francisco no son claros, aunque
pudiera tratarse de vegetación, ya que unas ramas son reconocibles únicamente
(imagen 28).

55
Imagen 26. Pintura MuEpis05. San Francisco sostiene el Letrán. Inocencio III sueña con la iglesia
(representada por el Letrán) tambaleándose y siendo sostenida por San Francisco sobre su espalda.
La escena muestra un Francisco monumental, con un paisaje como fondo y a Inocencio III acostado.
Fotografía de José Luis Pérez Flores.

56
Imagen 27. Detalle de la pintura MuEpis05. San Francisco, en posición erguida y con un tamaño
colosal, sostiene el Letrán sobre sus hombros. Foto del autor.

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Imagen28. Detalle de la escena anterior. Con una flecha señalé la figura de Inocencio III dormido
sobre una cama. Dicha posición se asemeja a la manera prehispánica de representar a alguien
acostado. Dentro del circulo señalé la figura de otro fraile que observa a Francisco sostener el Letrán.
Fotografía de José Luis Pérez Flores.

58
MuEpis06. La visión del carruaje de fuego.

Esta pintura se encuentra en muy mal estado de conservación, perdiendo la mayoría


de sus elementos pictóricos. En la parte superior se puede observar la figura de tres
caballos que sobrevuelan el cielo, jalando lo que parece ser un carruaje. En la parte
inferior de la pintura sobreviven dos elementos. De lado derecho, en una esquina
se puede observar el rostro de un personaje, mientras que en el lado izquierdo
probablemente mostraba parte del paisaje en donde se desarrollaba la escena
(imagen 29). Gracias a la figura de los tres caballos que sobrevuelan el cielo, logré
identificar que la escena representada aquí corresponde con la visión del carruaje
de fuego. San Buenaventura la describe de la siguiente manera:

Mientras el Beato Francisco estaba orando en una cabaña y sus hermanos


se encontraban en otra cabaña a las afueras de la ciudad, algunos que
dormían y otros que continuaban a orar, él estaba pues físicamente lejos de
sus discípulo, y hé aquí que después de la medianoche ellos vieron al Beato
Francisco dar vueltas por la casa en un carro de fuego extraordinariamente
esplendente y todo el campo que se iluminaba con vívida luz; los que estaban
despiertos quedaron asombrados y los que dormían se despertaron todos
aterrorizadas. (Leg. M. IV, 4:1).

Probablemente el artista dibujó un carruaje con la figura de San Francisco sobre él,
y el rostro que se localiza en la parte inferior de la pintura pudiera tratarse de algún
fraile que observaba lo acontecido, sin embargo, la mala conservación de la pintura
no permite ver con claridad más elementos que ayudaran a confirmar esta
aseveración.

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Imagen 29. Pintura MuEpis06. La visión del carruaje de fuego. Desgraciadamente la escena se
encuentra muy deteriorada, pero la figura de los tres caballos en el cielo me permitió identificar que
pasaje de la vida de San Francisco se representó aquí. Con un circulo resalté a los tres caballos,
mientras que con otro muestro la figura de lo que puede ser un fraile que observa hacia el cielo. En
la parte izquierda señalo restos de lo que pudo ser el paisaje de fondo. Foto del autor.

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Imagen 30. Detalle de la escena anterior. Se puede apreciar mejor a los tres caballos que
sobrevuelan el cielo, así como pequeños rastros rojos que pudieron ser las flamas en las que se
ubicaba el carruaje. Las flamas las señalo con unas flechas para facilitar su lectura. Foto del autor.

MuEpis07. Sin identificar.

Esta escena es la última en el muro de la epístola. Es bastante interesante esta


escena, a pesar de que se encuentra en un buen estado de conservación, no me
fue posible identificar que pasaje de la vida de San Francisco esta plasmado. La
pintura muestra una cena, con San Francisco de lado izquierdo y tres frailes a su
lado. De lado derecho, la figura de un personaje masculino, con su areola sobre la
cabeza, se encuentra de frente a San Francisco, y a su lado, dos frailes. En la
esquina inferior derecha aparece de pie una figura femenina, probablemente
leyendo algo, ya que entre sus manos se alcanza a distinguir un libro. Arriba de ella,
llegando por una ventana, un ángel con un plato en las manos arriba a la cena. En
la mesa vemos lo que parece pan y algunos otros alimentos, así como una canasta
en el centro de la mesa. Los personajes se encuentran sentados sobre un banco
rectangular (imagen 31).

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Imagen 31. Pintura MuEpis07. La escena muestra una cena, con San Francisco en ella, ¿Jesús? Y
algunos frailes. La figura de San Francisco la resalté con un circulo, mientras que la del personaje
que pudiera ser Jesús con un rectángulo. Los frailes los señalé con flechas, así como el personaje
femenino que se encuentra de pie leyendo algo. En la ventana se puede observar un ángel que llega
a la cena, el cual señalo con otro circulo. Foto de José Luis Pérez Flores.

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MuEva08. Sin identificar.

Se trata de la primera pintura en el muro del evangelio, localizada a un lado del arco
triunfal que separa la nave de la iglesia con el presbiterio. Enfrente de ella está la
pintura MuEpis07, por lo que el orden de las pinturas da vuelta en U. Por desgracia,
la mayoría de las pinturas en el muro del evangelio se encuentran en una situación
precaria de conservación, y perdieron muchos de sus detalles ya. Esta pintura no
es la excepción. En el lado izquierdo, de fondo se encuentra un edificio, con una
entrada en forma de arco de medio punto. Enfrente de él, la figura de dos personajes
femeninos, una de perfil con la cabeza ligeramente inclinada, observando hacia
abajo, la otra sostiene en su mano izquierda un objeto que con sus manos. Un tercer
personaje aparece de frente, de lado derecho de la escena. La mitad de su cuerpo
se perdió y solamente puede distinguirse su mano derecha y su rostro. Este
personaje se haya parado sobre una plataforma color dorado, dando la sensación
de que se encuentra cargando algo (imagen 32).

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Imagen 32. Pintura MuEpis08. Con flechas señalé a los personajes de la siguiente manera: de lado
izquierdo el primer personaje femenino sosteniendo un manto con uno de sus brazos. El siguiente
personaje sostiene en su mano lo que parece ser una sonaja. El tercer personaje parece que
sostiene algo sobre sus manos. Desgraciadamente, la pintura se encuentra muy mal conservada y
no es posible identificar fácilmente estos elementos. Foto del autor.

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Imagen 33. Detalle de la escena anterior. Se puede apreciar mejor el objeto que identifico como
sonaja. Foto del autor.

Imagen 34. Detalle de la pintura anterior. Señale con un circulo lo que parece estar cargando el
personaje. Foto del autor.

65
MuEvan09. Sin identificar.

Las imágenes de este registro están muy deterioradas, es muy poco lo que se
alcanza a distinguir con excepción de la parte superior. Únicamente se aprecian los
remates de edificios, muy probablemente la escena se desarrolló con un fondo
arquitectónico. Existen manchones de pintura roja en la parte inferior de la escena,
así como la silueta de un posible personaje de lado izquierdo y en la esquina inferior
izquierda restos de pintura también (imagen 35).

Imagen 35. Pintura MuEpis09. Debido a su mala conservación, solamente se puede apreciar la figura
de elementos arquitectónicos en la parte superior, señalados con una flecha. Así como la figura de
un personaje que resalte con un circulo. Un manchón color rojo lo resalte con un cuadrado para
facilitar su ubicación dentro de la pintura. Foto del autor.

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MuEvan10. Sin identificar.

Desgraciadamente esta pintura también se perdió casi en su totalidad, por lo que


son muy pocos los elementos visibles. La parte derecha es la única que aún
mantiene restos de pintura. En la esquina superior una especie de destello rojo se
alcanza a ver, dentro de él la posible figura de una cruz. Bajo ésta, tres figuras de
menor tamaño que son representaciones de frailes miran hacia el cielo
detenidamente. En la parte central de la escena únicamente se pueden ver los
restos de algún otro personaje de mayor tamaño (imagen 36).

Imagen 36. Pintura MuEpis10. Debido al mal estado de la pintura, solamente se pueden apreciar
ciertos elementos. Con un circulo señalo lo que parece ser el brazo de una cruz resplandeciente. La
figura de un personaje de gran tamaño la señalo con un rectángulo. De lado derecho se alcanza a
distinguir tres personajes que observan hacia arriba.

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MuEvan11. La visión de los tronos en el cielo.

Esta pintura se encuentra en mejor estado que las tres anteriores. Representa la
visión de Fray León en donde un ángel le señala el lugar reservado para San
Francisco en el cielo. San Buenaventura escribió en la Leyenda Mayor lo siguiente:

Una visión celeste aparecida a un frailecillo le mostró muchos sitiales en el


cielo, mas uno era el más esplendente y el más digno de toda gloria. El sintió
una voz que le decía: este sitial fue ya de uno de los ángeles caídos, mas
ahora está reservado al humilde Francisco. (Leg. M. VI, 6:2).

La pintura muestra tres acciones distintas. De lado derecho, observamos un edificio


que asemeja a una iglesia, donde encontramos a San Francisco arrodillado frente
a un altar, en oración. Sobre el altar se haya la figura de la Virgen María. Frente a
San Francisco posiblemente se encuentre algún obispo, ya que se alcanza a ver
una túnica de color rojo. En la parte central de la pintura una figura humana de
grandes proporciones observa hacia su lado izquierdo, observando a un grupo de
frailes que se localizan de lado izquierdo. Únicamente es posible ver la parte
superior del cuerpo. El rostro se encuentra mal conservado por lo que no se puede
identificar de que personaje se trate, aunque posiblemente sea Fray León11. En la
parte izquierda, dentro de un edificio de menores proporciones que en donde se
encuentra San Francisco, aparecen cuatro personajes mostrando una posición de
sorpresa o asombro ante algo. Arriba de ellos, dentro de una areola de luz roja, doce
tronos aparecen en el cielo, representando lo escrito por San Buenaventura. Todas
las sillas son iguales, salvo la séptima de izquierda a derecha. Esta silla se
encuentra más ornamentada, siendo el lugar que deberá de ocupar San Francisco
en el cielo (imagen 37).

11Fray León fue el más famoso de los compañeros de San Francisco en vida. Al ser un fraile con una gran
pureza en su alma y su sencillez, era elegido por Francisco como confidente y compañero, lo llamaba
Ovejuela de Dios

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Imagen 37. Pintura MuEpis11. La visión de los tronos en el cielo. Esta pintura es de las mejores
conservadas de todo el ciclo. La flecha señala a San Francisco, arrodillado en oración dentro de un
edificio, asemejando probablemente una iglesia. En el centro de la pintura la figura de ¿fray León?
Observa hacia abajo, justo hacia la posición donde se ubica un grupo de frailes de menor tamaño.
Dentro del circulo señalo a tres personajes, mirando con asombro hacia el cielo, donde aparece una
sillería resplandeciente. Foto del autor.

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Imagen 38. Detalle de la escena anterior. Aquí podemos observar más claro la figura de San
Francisco arrodillado, así como la figura de ¿fray León? Foto del autor.

Imagen 39. Detalle de la escena anterior. Podemos observar mejor la sillería en el cielo y el grupo
de personajes que las observan. Foto del autor.

70
MuEvan12. San Francisco vence la tentación.

Esta pintura es de las mejores conservada de todo el ciclo, ya que presenta casi
todos sus elementos visibles aún. Además, es la única que muestra a San Francisco
de cuerpo entero. Retrata como el santo venció la tentación carnal a la que fue
sometido:

Además, movido por un admirable fervor de espíritu, abrió la puerta de la


celda, salió afuera al huerto y, desnudo como estaba, se sumergió en un
montón de nieve. (Leg. M. V, 5:4).

San Francisco al verse tentado por los deseos carnales, decidió arrojarse a la nieve
para calmar sus ímpetus. El único testigo de este suceso fue fray León quien, en
palabras de San Buenaventura, se encontraba orando en aquel momento:

Un hermano, que entonces estaba haciendo oración, fue testigo ocular de


todo lo sucedido gracias al resplandor de la luna, en fase creciente. Enterado
de ello el varón de Dios, le reveló todo el proceso de la tentación,
ordenándole al mismo tiempo que mientras él viviera no revelase a nadie lo
que había visto aquella noche (Leg. M. V, 5:4).

La pintura retrata este momento de una manera diferente. En el centro observamos


a San Francisco desnudo, tirado sobre unas espinas en medio de unos árboles.
Enfrente de él y con una posición de ataque, una figura antropozoomorfa, que es la
representación del demonio causante de hacerlo pecar. Está representado con el
cuerpo de un hombre, pero con cabeza de chivo y una cola larga. Detrás de él,
escondido entre los arboles, aparece el fraile que fue testigo ocular de todo esto. En
la izquierda, con una proporción de tamaño mucho menor, aparece un edificio con
una cúpula, afuera de el dos frailes en posición de estar charlando, uno enfrente de
otro. En la parte superior otros dos frailes se encuentran acostados, probablemente
siendo atormentados también por demonios (imagen 40).

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Imagen 40. Pintura MuEvan12. San Francisco vence la tentación. La escena muestra a San
Francisco recostado en las espinas, completamente desnudo. Sobre él, se observa a un demonio
quien estaba atormentándolo. La figura de fray León aparece detrás de un árbol, mirando lo
acontecido. Una segunda acción se desarrolla en la parte izquierda. Se pueden ver a dos frailes
acostados siendo atormentados también. Foto del autor.

72
Imagen 41. Detalle de la escena anterior. Podemos ver con mayor detalle la figura de fray León
escondido detrás de un árbol, y a los frailes acostados siendo atormentados por demonios. Foto del
autor.

MuEvan13. Sin identificar.

Esta pintura también se ha perdido en su totalidad, salvo algunos detalles que aún
pueden observarse. En la parte inferior del centro se localiza una especie de barca,
aunque solamente puede verse la proa. De lado inferior izquierdo, detrás de la
barca, hay unos peces que se encuentran con la parte superior de su cuerpo fuera
del agua, observando hacia arriba (imagen 42). Los demás elementos en el resto
de la pintura son muy confusos y no pueden distinguirse con claridad.

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Imagen 42. Pintura MuEvan13. El mal estado de conservación no me permite observar todos los
detalles de la pintura. Solamente se alcanza a ver en el lado izquierdo peces que asoman su cabeza
sobre el agua, y enfrente de ellos un objeto que asemeja una barca. Foto del autor.

MuEvan14. Sin Identificar.

La última de las pinturas del ciclo también se encuentra muy deteriorada, por lo que
tampoco pueden observarse muchos elementos. Toda la parte superior se perdió,
salvo por algunos manchones de pintura que quedan, imposibilitando la tarea de
identificar a que elementos pudieron pertenecer. En la parte inferior sobresale la
figura de un hombre desnudo, quien esta acostado sobre algo. A este personaje le
hace falta la cabeza. De lado izquierdo, viendo de frente hacia el puede distinguirse
la figura de otro personaje, aunque desgraciadamente solo presenta parte de su
torso (imagen 43).

74
Imagen 43. Pintura MuEvan14. La figura de un personaje semidesnudo que pareciera ser cargado
por algún otro personaje, se observa en el centro de la escena. De lado izquierdo, parece haber
restos de algún otro personaje. Desgraciadamente el estado de conservación no permite observar
más detalles. Foto del autor.

Otros elementos decorativos en el interior de la iglesia.

El objetivo de esta investigación es el análisis de la pintura mural localizada en el


friso alto del presbiterio de la iglesia de Tlalmanalco. Sin embargo, creo que es
necesario mencionar los elementos pictóricos restantes que adornan el interior de
la iglesia, ya que puede ayudar a realizar una correcta interpretación del programa
iconográfico en Tlalmanalco.

Sobre los plementos de la bóveda del presbiterio se localizan restos de pintura


mural, aunque por desgracia, en algunas secciones, la mala conservación hizo que
se perdieran en su totalidad, aunado a que el último sismo en septiembre del 2017

75
fracturó la bóveda, ocasionando que se desprendiera parte del aplanado con
pintura. Cada plemento alberga una tarja en su interior, sostenida por dos columnas,
las cuales en lugar de capitel tienen la figura de personajes de la mitología clásica
(imagen 44).

Imagen 44. Pinturas de la bóveda del presbiterio de la iglesia de Tlalmanalco. El mal estado de
conservación en las que se encuentran ha ocasionado que se pierdan casi por completo. Fotografía
de José Luis Pérez Flores.

Los muros perimetrales de la iglesia también conservan aún restos de pintura mural.
La mejor conservada se localiza en el muro de la epístola, en donde observamos
pinturas que flanquean dos altares, junto con un friso alto, el cual comienza desde
la bóveda del coro, hasta donde inicia el ábside, enmarcando las escenas de la vida
de San Francisco por su parte superior. Dentro del friso, localizamos en su interior
motivos grutescos y tarjas con personajes. En el muro del evangelio únicamente
observamos el mismo friso alto con grutescos y tarjas (imagen 45).

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Imagen 45. Diagrama que muestra la distribución de la pintura mural en los muros de la iglesia, así
como los altares y la ubicación de la entrada de la Porciúncula. Arriba: muro de la epístola. Abajo:
muro del evangelio. Diagrama realizado por Emmanuel Alejandro Carmona Moreno.

El friso alto que corre por los muros de la iglesia se encuentra sobre las escenas de
la vida de San Francisco. El grutesco aquí contiene elementos vegetales y
representaciones de puttis (motivos ornamentales en figura de niños, generalmente
desnudos y alados), los cuales mantienen una posición de pie sosteniendo en sus
manos tarjas con retratos de santos y personajes importantes franciscanos (imagen
46).

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Imagen 46. Detalle del grutesco que enmarca las escenas de la vida de San Francisco. Los puttis
sostienen una tarja con un santo franciscano a quien no logré identificar. Es importante señalar lo
ricamente adornado que se encuentra el grutesco. Fotografía de José Luis Pérez Flores.

El grutesco también enmarca las ventanas del presbiterio, aunque sus motivos
difieren un poco con respecto a los del muro alto. Aquí no hay puttis sosteniendo
tarjas, sino aves con sus garras. Dentro de ellas, están representadas las cinco
llagas de San Francisco, símbolo heráldico de la orden (imagen 47). El grutesco en
el friso alto del resto de la nave cambia respecto al del presbiterio. En primer lugar,
este se encuentra en peor estado de conservación, por lo que hay algunas partes
las cuales es imposible reconocer los motivos. En segundo lugar, aquí encontramos
la representación de seres antrozoomorfos, como la figura de un demonio alado con
pechos de mujer (imagen 48).

A lo largo de todo el friso alto en el interior de la iglesia, existen tarjas con personajes
en su interior. Los mejor conservados se localizan dentro del presbiterio. Contiene
seis en total, siendo tres de cada lado. Todos los personajes, excepto uno, son
representaciones de santos franciscanos. Llevan el hábito típico de su orden y una
aureola sobre su cabeza, la cual les da el rango de santo. Sin embargo, no he podido
identificarlos. El único personaje representado que no es franciscano y que logré
identificar, es San Sebastián, quién fue un centurión romano martirizado por no
renunciar a su fe cristiana. Dentro de la tarja se encuentra amarrado a un tronco
desnudo, con flechas clavadas en su abdomen y pecho (imagen 49).

78
Imagen 47. El friso que enmarca las ventanas del muro del presbiterio contiene en su interior
representaciones de aves que sostienen una tarja con sus garras. En el interior de la tarja se alcanza
a observar la figura de las cinco llagas de San Francisco. Foto del autor.

Imagen 48. Detalle del friso alto del muro del evangelio en la iglesia de Tlalmanalco. La figura de un
demonio con pechos aparece entre los motivos vegetales. Foto del autor.

79
Imagen 49. Tarja localizada en el muro del evangelio dentro del presbiterio. En su interior se observa
la figura de San Sebastián, quien está amarrado a un tronco y tiene flechas clavadas en su cuerpo.
Foto del autor.

Las tarjas, que son adornos tanto en la escultura como en la pintura, que sirven para
enmarcar figuras o emblemas, se encuentran en el resto de la nave de la iglesia
están muy deterioradas, por lo que no es posible identificar con exactitud que es lo
que contenía. Son siete en total, dos en el muro de la epístola y cinco en el muro
del evangelio. Los personajes que se alcanzan a observar pueden ser franciscanos
también, excepto uno. Es la representación de un personaje masculino con el
cabello largo y una corona sobre su cabeza, atributos de un rey, por lo que puede
tratarse de uno.

Otro elemento decorativo muy interesante esta localizado en el muro de la epístola,


flanqueando un altar dedicado a Nuestro Señor del Sagrado Corazón. Se trata de
la figura de un demonio que esta siendo sometido por un soldado español de lado

80
izquierdo y otro demonio de lado derecho, de manera lamentable solamente el
izquierdo se encuentra en buen estado de conservación (imagen 50).

Imagen 50. Flanqueando el altar a Nuestro Señor del Sagrado Corazón, se localiza la figura de dos
demonios, siendo el del lado izquierdo sometido por un soldado español. Pudiera tratarse de una
alegoría a la lucha entre la iglesia y el pecado. Foto del autor.

El demonio localizado en la parte izquierda muestra una posición erguida, con las
patas delanteras en alto. El rostro es redondo, dando la sensación de que es un
rostro humano, con el hocico ligeramente alargado. Las patas traseras se
encuentran desproporcionadas, ya que los muslos son mas grandes. Tiene tres
garras en cada una de sus patas. La parte trasera remata con una gran cola, la cual
llega hasta su cabeza (imagen 51). Lo interesante es que en su cuello tiene una
especie de grillete con una cadena que lo mantiene amarrado. Detrás de él, en la
parte superior, la figura de un soldado español con su armadura y yelmo es quien
jala de la cadena y somete al demonio (imagen 52). En el lado derecho localizamos
la figura de un demonio con las mismas características que el anterior, aunque por

81
desgracia este se encuentra peor conservado y ha perdido una cantidad significativa
de detalles para poder apreciarlo mejor (imagen 53).

Imagen 51. Figura de demonio siendo sometido por un soldado español. Pérez Flores (2016) lo
interpreta como una lucha de los vicios contra las virtudes 12. Fotografía de José Luis Pérez Flores.

12 Si el lector desea conocer más sobre el tema, sugiero leer el artículo La lucha de la civilización contra
el salvajismo en el arte de la frontera norte novohispana: imaginarios y representaciones sociales, de José
Luis Pérez Flores.

82
Imagen 52. Detalle de la escena anterior. Podemos observar mejor la figura de un soldado español
con su armadura, quien mediante una cadena mantiene sometido al demonio. Fotografía de José
Luis Pérez Flores.

83
Imagen 53. Un segundo demonio flanquea del lado derecho el altar del Sagrado Corazón. De
manera lamentable, solamente se puede visualizar la silueta del demonio, perdiendo su rostro y
cualquier otro detalle. Fotografía de José Luís Pérez Flores.

84
Conclusiones.

En los muros del presbiterio de la iglesia de Tlalmanalco, en el friso alto, identifiqué


un ciclo pictórico inédito hasta el momento. En él se plasmó los pasajes más
representativos de la vida de San Francisco de Asís. Desgraciadamente, el estado
de conservación de estas pinturas ha ocasionado que se pierdan en su gran
mayoría, sobreviviendo muy pocos elementos pictóricos de ellas. De las catorce
escenas, solamente seis pudieron identificarse, utilizando como referencia la obra
biográfica más importante de San Francisco, la Leyenda Mayor, escrita por San
Buenaventura.

La investigación arrojó aspectos que habían pasado desapercibidos hasta el


momento respecto a estas pinturas. Por un lado, vemos la importancia que tuvo la
figura de San Francisco de Asís y de fray Martín de Valencia en Tlalmanalco.
Mientras que en el claustro existe el retrato de este fraile a manera de Flos
Sanctorum, en el interior de la iglesia vemos un ciclo pictórico dedicado a San
Francisco, exaltando sus virtudes. Aunque también quedaron abiertas muchas
incógnitas, como por ejemplo la fecha de realización de las pinturas, ya que carecen
de alguna firma o fecha que pudiera indicarnos esto. Recordemos que después de
la muerte de fray Martín de Valencia en 1534, comenzó una veneración muy
importante hacia él en Tlalmanalco. Se extendió durante gran parte del siglo XVI,
hasta el momento en que sus restos desaparecieron del convento y comenzó una
nueva veneración en el Sacromonte de Amecameca. Hubo un declive de peregrinos
hacia Tlalmanalco, por lo que se buscó la manera de contrarrestar esto.
Probablemente el ciclo pictórico de San Francisco se realizó después de la pérdida
de los restos de fray Martín, buscando atraer de nueva cuenta un mayor número de
feligreses a Tlalmanalco.

La autoría de las pinturas también es algo que queda pendiente por descifrar. Las
pinturas no muestran alguna firma del tlacuilo responsable de ellas, aunque muy
probablemente se tratará de un artista local indígena, que pudo haberse basado en
algún texto biográfico de San Francisco, en libros de oraciones o en grabados que

85
mostraran estos pasajes. Desgraciadamente, tampoco logré identificar la fuente de
estas pinturas. Finalmente, menciono el resto de los elementos pictóricos de los
muros de la iglesia. Fue importante señalarlos, debido a la precariedad en la que se
encuentran. Aunque no abundo tanto en su contenido, la descripción y un buen
registro son fundamentales para futuras investigaciones.

El siguiente paso es poder relacionar las pinturas del ciclo pictórico de San
Francisco con modelos europeos, así como con los pasajes de su vida existentes
en otros conventos Novohispanos del siglo XVI.

86
Capítulo 3. San Francisco de Asís en Tlalmanalco. Análisis iconográfico
de un ciclo inédito.

Introducción.

Durante el desarrollo de este capítulo realizaré el análisis iconográfico del ciclo de


vida de San Francisco de Asís en el interior de la iglesia de Tlalmanalco, estableceré
referencias de las escenas aquí desarrolladas, con el texto de la Leyenda Mayor de
San Buenaventura y con ciclos italianos de la vida de San Francisco. Señalaré la
relación del contenido de las pinturas con el contexto sociocultural en el que fueron
hechas. Presentaré una comparativa entre el ciclo de San Francisco en
Tlalmanalco, con pasajes de la vida del santo representado en la pintura mural de
la capilla de Asís, en Italia, para poder proponer una nueva lectura de este ciclo
pictórico.

San Francisco de Asís en los ciclos italianos.

La primera representación de la vida de San Francisco data del siglo XIII. El pintor
gótico Giotto di Bondone elaboró veintiocho episodios de la vida de San Francisco
en la basílica superior de Asís (imagen 54). Para ello se basó en la biografía del
santo, escrita por San Buenaventura. Las escenas que Giotto realizó son las
siguientes:

 Francisco dona su manto a un caballero pobre y caduco.


 Sueño de Francisco en Monteluco.
 El crucifijo de San Damián habla a Francisco.
 Francisco renuncia a los bienes terrenales.
 Francisco sostiene el Letrán.
 Inocencio III aprueba verbalmente la regla de Francisco.
 Francisco arrebatado en el cielo sobre un carro de fuego.
 La visión de los sitiales en el paraíso.

87
 Francisco echa a los diablos de Arezzo.
 La ordalía propuesta por el sultán de Egipto.
 El éxtasis de Francisco.
 El pesebre de Greccio.
 El agua brotada de la roca.
 Francisco predica a los pájaros.
 Muerte del caballero de Celano.
 Honorio III escucha la predica de Francisco.
 La aparición de Francisco en el capítulo de Arles.
 La verna.
 La muerte de San Francisco.
 La aparición de Francisco a fray Agustín y al Obispo Guido.
 El Patricio Jerónimo se convence de las estimas de Francisco.
 Último saludo de Clara a Francisco.
 La canonización de Francisco.
 La aparición de Francisco a Gregorio IX
 La curación de un hombre de Lérida.
 La confesión de una mujer resucitada.
 La liberación del hereje Pedro de Alife.

Dentro de la Basílica superior de Asís existen otros dos programas iconográficos, el


del periodo adamítico – Antiguo Testamento – y el periodo cristológico – Nuevo
Testamento -. Podemos decir que existe una relación teológica entre los tres
frescos, que indica el camino a seguir para la salvación humana. Es en este sentido
donde Francisco entra como hombre nuevo nacido en Cristo que continuó con el
mensaje de los dos testamentos.

88
Imagen 54. Interior de la Basílica superior de Asís, Italia. Tres de los muros están adornados con
veintiocho pasajes de la vida de San Francisco de Asís. Fotografía tomada de internet.13

Después de Giotto, varios artistas italianos trabajaron temas franciscanos o escenas


de la vida de San Francisco durante el siglo XV, plasmando sus obras dentro de las
iglesias italianas. Uno de ellos fue Domenico Ghirlandaio, quien creó una serie de
frescos con pasajes de la vida del santo franciscano en la Capilla Sassetti, dentro
de la Iglesia Santa Trinita, en Florencia (imagen 52). En la capilla, pintó seis escenas
de la vida de San Francisco junto con algunas escenas que emulan la venida de
Cristo. Los pasajes son los siguientes:

 San Francisco se despoja de sus bienes.


 San Francisco y la aprobación de la regla.
 San Francisco camina sobre el fuego ante el sultán.
 San Francisco recibe los estigmas.
 La muerte de San Francisco.
 Milagro de la resurrección del niño Spini.

13
https://www.flickr.com/photos/senex_magister26/albums/72157630410314316

89
Imagen 55. Interior de la capilla Sassetti, en la Iglesia Santa Trinita, en Florencia. Los muros
muestran seis pasajes de la vida de San Francisco, entre los que sobresalen La aprobación de la
regla y La resurrección del niño Spini. Fotografía tomada de internet14

Otra iglesia con escenas de la vida de San Francisco es la iglesia de San Francesco,
en Montefalco, Italia. Los frescos decoran los muros de la capilla de San Girolamo
y son obra del pintor renacentista Benozzo Gozzoli. El ciclo consta de diecinueve

14
https://www.flickr.com/photos/greentool2002/24469582307

90
escenas, distribuidas en doce paneles entre el muro norte y el muro sur de la capilla.
Los pasajes que se representaron aquí son15:

 Nascita del Santo


 Profezia del Pellegrino
 Omaggio dell`uomo semplice
 San Francesco dona il mantello
 Sogno del Palazzo
 Rinunzia ai Beni terreni
 Il Vescovo di Assisi riveste il Santo
 Incontro con San Domenico
 Sogno di Innocenzo III
 Conferma della Regola
 Cacciata dei diavoli da Arezzo
 Predica agli uccelli
 Benedizione di Montefalco
 Cena dal cavaliere di Celano
 Morte del conte
 Presepio di Greccio
 Conversione del Sultano
 Stimmati (collegata con la Piccola Veletta sopra la finestra)
 Morte ed Ascensione del Santo

Durante el siglo XV y XVI, artistas europeos como Francisco de Zurbarán, Jan Van
Eyck y El Greco, trabajaron escenas importantes de la vida de San Francisco.
Considero pertinente comparar algunas de estas imágenes con el programa de San
Francisco en Tlalmanalco, ya que podría ayudarme a corroborar mi idea de que los

15
Menciono el titulo de las pinturas como están en su idioma original, para evitar una mala
traducción.

91
artistas que se encargaron de realizar dichas escenas pudieron basarse en
grabados o textos provenientes de Europa, influenciados por estas obras pictóricas.

Análisis del ciclo de San Francisco en Tlalmanalco.

En el capitulo anterior describí cada una de las escenas de la vida de San Francisco.
Desgraciadamente, por el estado de conservación en las que se encuentran,
solamente pude identificar 6 pinturas, así como el pasaje que la describe dentro de
la Leyenda Mayor (tabla 1).

NOMENCLATURA ESCENA LEYENDA MAYOR

MuEpis01 San Francisco renuncia a los bienes terrenales Leg. M. II, 4:1
MuEpis02 Inocencio III aprueba verbalmente la regla de Leg. M. III, 10:1
Francisco
MuEpis05 Francisco sostiene el Letrán. Leg. M. II, 10:2
MuEpis06 La visión del carruaje de fuego Leg. M. IV, 4:1
MuEvan11 La visión de los tronos en el cielo Leg. M. VI, 6:2
MuEvan12 San Francisco vence la tentación Leg. M. V, 5:4
Tabla 1. Escenas identificadas en el ciclo de vida de San Francisco dentro de la iglesia de
Tlalmanalco.

Para identificar las ocho escenas restantes, analicé las imágenes por medios
electrónicos, utilizando programas como Lightroom, Photoshop y DStretch. El
análisis lo realicé en las escenas sin identificar del ciclo, siguiendo el orden
alfanumérico que les había asignado antes, para posteriormente, compararla con el
ciclo de Giotto en la capilla de Asís, tratando de localizar rasgos similares.

La primera en analizar fue la escena denominada MuEpis03. Debido a su mala


conservación, solamente se pueden apreciar elementos pictóricos localizados en la
esquina inferior derecha. Se trata de la figura de un ángel con las manos en posición
de orar. Utilizando la banda de color LAB en el DStretch, que resalta los colores

92
amarillos y rojos. No logré observar trazos o algún otro detalle en la pintura, por lo
que me es imposible reconocer la escena representada.

La siguiente escena analizada es la MuEpis04. A diferencia de la anterior, aquí


existen más elementos pictóricos que puedan ayudar a identificar el pasaje de la
vida de Francisco. La figura de dos demonios volando, así como los posibles
elementos arquitectónicos en el fondo de la escena, puede compararse con uno de
los frescos de Giotto. La escena se titula Francisco echa a los diablos de Arezzo,
aquí se muestra a San Francisco, junto con fray Silvestre, expulsando a unos
demonios que azotaban la ciudad de Arezzo (imagen 56). En la Leyenda Mayor se
menciona este suceso:

Cuando el Beato Francisco vio los diablos agitarse desenfrenadamente


sobre la ciudad de Arezzo, así habló a un hermano: “Ve y en nombre de Dios
echa a los demonios, como te ha sido mandado por el Señor mismo”. Apenas
él se puso a gritar desde la puerta, los diablos huyeron e inmediatamente la
paz fue restablecida. (Leg. M. VI, 9:2).

93
Imagen 56. Francisco echa a los demonios de Arezzo. Escena de la vida de San Francisco en la
capilla de Asís, Italia. Tomado de Dozzini, 2011. Pág. 26.

Si comparamos las dos pinturas, podemos observar un parecido en la disposición


de los demonios huyendo. Tomando en cuenta lo anterior, puedo suponer que la
escena en Tlalmanalco correspondería a este pasaje, aunque faltaría la figura de
fray Silvestre y de San Francisco, sin embargo, considero plausible que hubieran
estado representados, pero estás imágenes no alcanzaron a sobrevivir hasta el
presente (imagen 57).

94
Imagen 57. Izquierda: detalle de la pintura MuEpis04 en Tlalmanalco donde se encierra con un
círculo la figura de dos demonios que se encuentran volando. Derecha: detalle de la pintura de Giotto
en la basílica de Asís, Italia. En las dos pinturas se representan a los demonios volando y huyendo.

La siguiente escena corresponde al muro del evangelio, denominada MuEvan08.


En ella se muestra a tres personajes femeninos, dos de lado izquierdo y uno de lado
derecho. Las del lado izquierdo sostienen una manta color blanca y una de ellas
una sonaja de color amarillo y rojo. El personaje del lado derecho perdió la mitad de
su cuerpo, debido al estado de conservación. Sostiene sobre su brazo derecho lo
que parece ser un bebé (imagen 58).

El único pasaje de la vida de San Francisco que correspondería con esta pintura
sería cuando él instituye el primer pesebre viviente durante la navidad de 1223. San
Buenaventura menciona:

En que modo el Beato Francisco, en memoria del nacimiento de Cristo,


ordenó que fuese preparado un pesebre, le fuese llevado el heno y le fueran
conducidos un buey y un asno y así hizo una prédica sobre el nacimiento del
Rey pobre, diciendo una oración digna de aquel Santo hombre que era.
Luego un soldado, en lugar de aquel niño que el Santo había hecho colocar
vio precisamente el Niño Jesús. (Leg. M. X, 7:1).

95
Imagen 58. Pintura MuEvan08. La pintura fue analizada mediante el programa DStrecht, utilizando
una banda de color LAB. Se puede apreciar mejor a los personajes, así como su vestimenta y la
acción que están realizando. De lado derecho, un personaje masculino carga algo con su mano. Los
personajes de la izquierda son femeninos, observando hacia lo que trae cargado la otra figura. Foto
del autor analizada con DStrecht.

96
Imagen 59. Detalle de la pintura anterior. Dos personajes femeninos sostienen una manta entre sus
brazos, mientras que una de ellas tiene en su mano una sonaja color amarillo con rojo. Foto del autor
analizada con DStretch.

97
Imagen 60. Detalle de la pintura anterior. El personaje de lado derecho se encuentra cargando algo,
probablemente un bebé, que señalo con un circulo. Este bebé podría ser la representación del Niño
Jesús. Foto del autor analizada con DStrecht.

Giotto plasmó esta escena en uno de sus frescos en la Basílica de Asís. Muestra el
momento en que San Francisco deposita un niño en un pesebre, mientras todos lo
observan a su alrededor. Aunque San Buenaventura menciona que esta acción
sucedió en un bosque, Giotto lo plasma dentro de una iglesia, mostrando un buey y
una cabra postrados a lado del pesebre (imagen 61).

98
Las dos pinturas – la de Tlalmanalco y el fresco de Giotto - no tienen algún parecido,
esto no significa que el contenido no sea el mismo. Probablemente el artista
encargado de realizar la escena en Tlalmanalco utilizó como modelo una variante
de este pasaje de la vida del santo, por lo que considero que se trata de la misma
escena que describe San Buenaventura.

Imagen 61. El pesebre de Greccio, Giotto. La pintura muestra cuando San Francisco recrea el
nacimiento de Jesús en un pesebre. Tomado de Dozzini, 2011. Pág. 32.

99
La escena MuEvan09 es de las que se encuentran en peor estado de conservación.
aunque hay elementos pictóricos que alcanzan a distinguirse interesantes.
Únicamente se observa la parte superior de la pintura, mostrando elementos
arquitectónicos que realmente no dicen mucho. De lado derecho, se puede observar
el torso de un personaje, ya que desgraciadamente perdió el resto de su cuerpo. Al
utilizar la banda de color LAB en el DStretch, se aprecia con mayor claridad los
elementos arquitectónicos mencionados anteriormente, así como la silueta de este
personaje (imagen 62). Sin embargo, noté que, en la parte inferior central,
sobresalían unos manchones color rojo, simulando fuego. Decidí utilizar la banda
de color YRD que resaltara las tonalidades rojas, identificando que efectivamente
se trataba de una representación de fuego (imagen 63). Al comparar este elemento
con las pinturas de Giotto, encontré similitud con la escena titulada la ordalía
propuesta por el sultán de Egipto. En este pasaje de su vida, San Francisco se
encontró frente al Sultán Melek – el – Kamel, y haciendo brotar una ordalía en el
lugar, le propuso entrar en él junto con sus sacerdotes - del Sultán – para así probar
que el poder de Dios era más grande que el de su falso Dios. San Buenaventura
escribió al respecto:

Cuando el Beato Francisco, por la fe en Cristo, quiso entrar en un gran fuego,


junto a los sacerdotes del Sultán de Babilonia, mas ninguno de ellos quiso
entrar con él, por el contrario huyeron rápidamente de la presencia de los
espectadores (Leg. M. IX, 8:1).

La pintura de Giotto muestra cuando San Francisco esta frente al Sultán y una
ordalía brota del suelo, ante la mirada de todos. La escena se desarrolla con varios
edificios de fondo (imagen 64). Al comparar esta pintura con la de Tlalmanalco,
encuentro varias similitudes. En las dos escenas están representados elementos
arquitectónicos como fondo. La ordalía se encuentra al centro de las dos pinturas
(imagen 65), y en ningún otro pasaje del ciclo de Giotto vuelve a aparecer. Tomando
en cuenta estos elementos, probablemente la pintura MuEvan09 muestre este
pasaje de la vida de San Francisco.

100
Imagen 62. Pintura MuEvan09 con la banda de color LAB. Gracias al análisis con esta banda de
color, se lograron identificar mejor los elementos arquitectónicos, así como un manchón rojo en el
centro de la pintura que pudiera asemejar flamas o fuego. Foto del autor analizada con DStretch.

101
Imagen 63. Detalle de la pintura anterior, utilizando la banda de color YRD. La silueta de lo que
pudieran ser flamas se observa dentro del circulo. Foto del autor analizada con DStretch.

Imagen 64. La ordalía propuesta por el sultán de Egipto, Giotto. Esta escena muestra a San
Francisco frente al sultán a punto de entrar en la ordalía, para probar su fe en Dios. Tomado de
Dozzini, 2011. Pág.28.

102
Imagen 65. Derecha: Pintura MuEvan09 en Tlalmanalco. Izquierda: La ordalía propuesta por el
sultán de Egipto. La similitud entre ambas pinturas las observo en los detalles arquitectónicos que
señalo con unas flechas y en la representación de la ordalía, encerradas en un circulo, así como en
el personaje del fondo. Foto del autor e imagen tomada de Dozzini, pág. 28.

La pintura MuEvan10 también se perdió casi por completo, únicamente


sobrevivieron algunos manchones de pintura distribuidos a lo largo de todo el panel.
Para analizar la escena, decidí utilizar la banda de color LAB tratando de observar
elementos que me pudieran ayudar a identificar la escena en cuestión. Se resaltó la
figura de una cruz y unas alas en ella, rodeada por un halo brillante en el centro de
la pintura. En la parte superior hay otro halo rojo, aunque solamente se ve una
esquina (imagen 66).

Lo interesante de esta pintura se localiza en la parte inferior. De lado derecho se


distingue la figura de tres frailes de tamaño pequeño que observan hacia el cielo,
con las manos en posición de oración. En el centro, se distingue una figura de mayor
tamaño que da la sensación de estar de pie. Esta escena muy probablemente
retrate el suceso más importante para la orden franciscana, que es la estigmación
de San Francisco. Mientras Francisco se encontraba orando en un lugar apartado
del monte de la Verna, vio descender del cielo a un serafín de seis alas de fuego
resplandecientes, con la figura de un hombre crucificado. Cuando desapareció el
serafín, brotaron de las manos y los pies las heridas de los clavos de Cristo, así

103
como la del costado derecho, de la cual sangraba. A través de estos estigmas, San
Francisco se identificó con Cristo tanto física como espiritualmente. San
Buenaventura relató lo sucedido en La Leyenda Mayor:

Mientras el Beato Francisco estaba orando en las laderas de la Verna, tuvo


la visión del Cristo bajo la apariencias de un Serafín, crucificado. Éste le
imprimió los estigmas de la cruz en las manos, en los pies y también en el
costado derecho: los mismos de Jesús, Nuestro Señor (Leg. M. XIII, 3:1).

Imagen 66. Pintura MuEvan10 analizada con la banda de color LAB. En la parte superior se
distinguen lo que parecieran los brazos de una cruz resplandeciente. Debajo de ella, señalo con un
circulo la figura de tres frailes que observan hacia el centro de la escena.

104
Esta escena ha inspirado un sin fin de variaciones artísticas de la misma desde el
siglo XIII. El primero en representarlo fue Giotto, dentro de la basílica de Asís
(imagen 67). La pintura muestra a San Francisco arrodillado ante el serafín, quién
esta grabando los estigmas en el cuerpo de Francisco. En la esquina inferior
derecha, se encuentra fray León, testigo de lo acontecido. Era de suponerse que
esta escena, al ser la más importante en la vida de San Francisco, estuviera
representada dentro del ciclo de Tlalmanalco, aunque desgraciadamente se
encuentra en muy mal estado de conservación. Aquí no solamente se representó a
fray León, sino a otros dos hermanos menores.

Imagen 67. La Verna. Giotto. Pintura que muestra cuando San Francisco recibe los estigmas.
Tomado de Dozzini, 2011. Pág. 44.

105
La escena MuEvan13 conserva gran parte de su contenido iconográfico, aunque
disperso por todo el panel. Para su análisis, utilice la banda de color LAB,
permitiéndome resaltar con mayor detalle los elementos en la pintura. La parte
superior muestra detalles arquitectónicos como fondo, que pueden asemejar una
ciudad en el horizonte. En las orillas de la parte inferior se distinguen peces que
asoman sus cabezas sobre el agua, observando hacia una barca que se localiza en
el centro de la pintura. Sobre la barca probablemente se encontraba la figura de San
Francisco, aunque esta se perdió por completo (imagen 68).

Imagen 68. Pintura MuEvan13 analizada con la banda de color LAB. Con un circulo señalo los peces
en la esquina inferior izquierda, que observan hacia el centro de la pintura. Las flechas señalan los
elementos arquitectónicos, así como lo que pareciera ser una barca. Foto del autor analizada con
DStretch.

106
A pesar de lo dañada que se encuentra la pintura, elementos como los peces que
observan detenidamente hacia la barca, me permitieron inferir que probablemente
esta escena pudiera ser una variante de la pintura titulada Francisco predica a las
aves, creada por Giotto (imagen 69). Puede tratarse, junto a la estigmación de San
Francisco, ser uno de los cuadros más famosos y reproducidos del ciclo de Giotto.
Aquí muestra a Francisco hablando con los animales, específicamente con aves,
quienes se muestran muy atentos a lo que les esta diciendo San Francisco. San
Buenaventura menciona este momento:

Como el Beato Francisco, encaminándose hacia Bevaña, se puso a predicar


a muchos pájaros que alegremente alargaban el cuello, ensanchaban las
alas, habrían el pico y llegaban aun a picotear su túnica. Todo esto veían los
compañeros que lo esperaban en el camino (Leg. M. XIII, 3:1).

Imagen 69. Francisco predica a los pájaros. Giotto. Tomado de Dozzini, 2011. Pág. 36.

107
A diferencia de la pintura de Giotto, el artista en Tlalmanalco decidió representar
peces en lugar de aves, siendo una variante a esta escena de la vida de San
Francisco.

La pintura MuEvan14 es la última del ciclo, la cual desgraciadamente se ha perdido


casi en su totalidad. Únicamente quedan rastros visibles en el centro del panel,
mostrando los pies y el torso desnudo de un personaje acostado. Utilizando la banda
de color LAB, logré que se resaltara esta parte de la pintura, observando que, de
lado izquierdo existió otra figura probablemente femenina de pie, que pudo estar
observando el cuerpo acostado y otra figura, cargando al personaje muerto
simulando una Piedad (imagen 70). Al ser la última escena del ciclo, así como el
tener un personaje desnudo y acostado al centro, podría tratarse de la muerte de
San Francisco.

Imagen 70. Pintura MuEvan14, analizada con la banda de color LAB. En el centro de la escena,
resalte con un circulo la figura de un cuerpo desnudo e inerte. De lado izquierdo, parece estar un
personaje femenino, mientras que el personaje anterior probablemente este siendo cargado por otro,
simulando una Piedad. Foto del autor analizada con DStretch.

108
San Buenaventura mencionó en su Leyenda Mayor lo siguiente:

En que modo a la hora del tránsito del Beato Francisco un hermano vio su
alma subir al cielo bajo la forma de una estrella esplendente (Leg. M. XIV,
6:1).

San Francisco murió el 3 de octubre de 1226, en la capilla de la Porciúncula, donde


él había comenzado su vida religiosa. Giotto representó este momento dentro de su
ciclo. Aquí él muestra a San Francisco postrado sobre una base, con su hábito
franciscano. Alrededor de él sus frailes menores le lloran. En el cielo se observan
ángeles quienes llevan el alma de San Francisco hacia el cielo (imagen 71).

Imagen 71. La muerte de San Francisco. Giotto. Todos los elementos, como la comitiva de frailes y
los ángeles que aparecen en esta pintura, no las encontramos en Tlalmanalco. Tomado de Dozzini,
2011. Pág. 46.

109
La pintura localizada en Tlalmanalco desgraciadamente no muestra nada de estos
detalles, salvo la mitad inferior del cuerpo de San Francisco. Esta pintura
concluyendo la representación de la vida del santo, comenzando con la renuncia de
sus bienes materiales para tener una vida eclesiástica, hasta su muerte.

Por medio del análisis visual y de una comparativa con frescos italianos, logré
identificar el programa iconográfico en los muros del presbiterio de Tlalmanalco, la
cual sigue la mas pura esencia franciscana de representar la vida y obra de su santo
fundador, San Francisco de Asís. Pero ¿fue Tlalmanalco el único convento del siglo
XVI dónde se plasmaron pasajes de la vida de San Francisco de Asís? La respuesta
es no, ya que logré localizar cuatro conventos que contienen pintura mural con el
mismo programa iconográfico.

San Gabriel Cholula.

El convento franciscano de San Gabriel de Cholula, localizado en el municipio de


Cholula, perteneciente al estado de Puebla, es de los más tempranos en México. El
convento fue fundado en el año de 1550, por la orden franciscana. Dentro del
convento, aún sobrevive pintura mural original del siglo XVI, la cual nos puede
ayudar a conocer el aporte indígena al arte religioso cristiano del siglo XVI. Las
escenas que nos interesan se localizan en los muros del claustro bajo del convento.
Aquí se plasmaron cuatro pasajes de la vida de San Francisco: San Francisco ante
el crucificado, San Francisco se despoja de sus vestiduras ante el obispo de Asís,
San Francisco en el carro de fuego y San Francisco ante el papa Honorio III. El
claustro también conserva retratos de santos franciscanos.

110
Mapa 1. Ubicación geográfica de los conventos con pasajes de la vida de San Francisco de Asís en
la Nueva España durante el siglo XVI. Los conventos se localizan dentro de lo que fue la Provincia
del Santo Evangelio. Mapa elaborado por Ávalos Capetillo.

La escena de San Francisco ante el crucificado muestra a San Francisco arrodillado,


con la cabeza ligeramente levantada observando a Cristo en la cruz. San Francisco
es representado como un laico, ya que no lleva puesto el hábito ni tampoco presenta
su tonsura en la cabeza. La figura de Cristo lleva el carácter protagónico de la
escena “…no solo por la monumentalidad de sus formas, sino también por la
intensidad dramática que emana”. (Fernández, 2005: 26) (imagen 72).

111
Imagen 72. San Francisco ante el crucificado. Claustro bajo del convento de Cholula, Puebla. La
escena nos muestra a un Francisco laico, arrodillado ante Cristo Crucificado. Foto del autor.

De la boca de Cristo emanan un mensaje dirigido hacia Francisco: “VADE


FRANCISCE. REPARA DOMVM. MEAM (Ve Francisco y repara mi casa)” haciendo
referencia al sueño que tuvo San Francisco en donde el crucifijo de San Damián le
hablaba y le daba la misión de reparar la iglesia, sembrando en él la semilla de la
vocación religiosa. Este pasaje no esta presente en el ciclo de Tlalmanalco.

La escena de San Francisco despojándose de sus vestiduras también muestra un


buen estado de conservación, logrando identificar todos sus elementos. Podemos
ver a San Francisco arrodillado frente al obispo, cubierto solamente por un paño en
la parte de la entrepierna. Atrás de él sus padres observando lo acontecido. El
obispo de Asís es representado nuevamente con un tamaño monumental, tomando
protagonismo en la pintura. Atrás de él aparece otro personaje de pie, quien también
presenta monumentalidad. El obispo sostiene su báculo obispal con la mano
izquierda y con la derecha está haciendo el signo de la bendición cristiana. Se
encuentra sentado en una silla adornada con elementos vegetales (imagen 73). Un

112
aspecto importante de señalar es la postura antinatural con el que se representó a
San Francisco. La flexión que muestra el torso y las piernas son incorrectas.

Imagen 73. San Francisco despojándose de las vestiduras. Claustro bajo del ex convento de
Cholula, Puebla. Foto del autor.

La tercera escena titulada San Francisco ante el papa Honorio III, muestra a San
Francisco ya con su hábito franciscano y su tonsura en la cabeza, así como una
areola que la rodea, arrodillado frente al Papa y con la regla en la mano. Atrás de él
se muestra a otro fraile de pie, sosteniendo un libro con la mano derecha. El Papa

113
vuelve a mostrar monumentalidad al igual que en la pintura anterior. Sobre su
cabeza presenta su típica tiara papal, sostiene un báculo de tres brazos con la mano
izquierda y con la derecha parece estar haciendo la señal de la bendición. Da la
sensación de estar sentado sobre una silla, sin embargo, esta se muestra plana, lo
que demuestra la mala habilidad del artista para recrear este tipo de objeto. Atrás
del Papa se representaron tres mandatarios de la iglesia, portando cada uno su
capelo cardenalicio (imagen 74).

Imagen 74. San Francisco ante Honorio III. Claustro bajo del ex convento de Cholula, Puebla. Foto
del autor.

114
La última y cuarta escena se titula San Francisco en el carro de fuego,
desgraciadamente se perdió casi en su totalidad. Solamente se aprecia la parte
superior de la pintura. Cuatro caballos tiran de una carreta, la cual parece estar en
llamas. Solamente un caballo esta completo, ya que los otros tres perdieron parte
de su cuerpo. La carreta muestra solamente las dos ruedas delanteras, de tamaño
monumental, siendo incluso más grandes que los caballos. Hay evidencia de que
se sobrepusieron elementos grutescos encima de la pintura, tal vez durante una
redecoración que pudo sufrir el claustro (imagen 75).

Imagen 75. San Francisco en el carruaje de fuego. Claustro bajo del ex convento de Cholula, Puebla.
De manera lamentable solamente se conserva de la pintura los caballos y dos ruedas de la carreta.
En la parte superior se observa la sobre posición de elementos grutescos en la pintura. Foto del
autor.

115
San Miguel Zinacantepec.

Otro convento que tiene pasajes de la vida de San Francisco en su pintura mural es
el de San Miguel de Zinacantepec, localizado en el Estado de México. Fundado por
la orden franciscana aproximadamente en el año de 1550, es considerado como
uno de los conventos más tempranos construido en el Estado de México (Barrientos,
2005). Dentro de lo que alguna vez fue la capilla abierta (ahora condicionada como
casa parroquial) se localiza un nicho de forma trapezoide, que contiene en su interior
un retablo avocado a San Miguel Arcángel. En los muros interiores, flanqueando el
retablo, se encuentran representados dos pasajes de la vida de San Francisco: La
estigmación y San Francisco predicando a las aves (imagen 76).

Imagen 76. Retablo de San Miguel Arcángel, Zinacantepec, Estado de México. Dos pasajes de la
vida de San Francisco lo flanquean. Fotografía de José Luis Pérez Flores.

116
La escena de San Francisco predicando a las aves se localiza en el muro del lado
derecho. En él muestra a San Francisco de pie a la orilla de un río, usando su hábito
franciscano y sosteniendo en la mano derecha un crucifijo pequeño. A su alrededor
se reúnen aves y peces, quienes escuchan atentamente lo que San Francisco les
decía. Sobre el agua hay dos árboles, y al fondo se alcanza a observar una ciudad
bajo las montañas (imagen 77).

Imagen 77. San Francisco predicando a las aves. Capilla de San Miguel Arcángel, Zinacantepec. La
escena, enmarcada por motivos grutescos, muestra a San Francisco quien le predica a las aves y a
los peces que se acercan a él. Fotografía de José Luis Pérez Flores.

117
La segunda escena, localizada en el muro izquierdo de la capilla, muestra a San
Francisco recibiendo los estigmas. Aquí se representó a San Francisco con su
hábito, pero con la capucha puesta. Se encuentra de perfil, observando hacia el
cielo, en donde entre unas nubes se asoma el crucifijo en forma de Serafín, quien
le impregna los estigmas a San Francisco. La escena se desarrolla en un paisaje
boscoso. Se alcanza a distinguir en menor tamaño la imagen de Fray Elías,
escondido entre unas piedras (imagen 78).

Imagen 78. San Francisco recibe los estigmas. Capilla de San Miguel Arcángel, Zinacantepec. Al
igual que la escena anterior, esta se encuentra delimitada por motivos grutescos. Fotografía de José
Luis Pérez Flores.

118
San Miguel de Huejotzingo.
En el convento de San Miguel de Huejotzingo, en el estado de Puebla, también
existe pintura mural con pasajes de la vida de San Francisco. Dentro de la Sala de
Profundis, en el muro oeste existe un panel con la figura de San Francisco de Asís,
junto con cuatro escenas de su vida (imagen 79).

Imagen 79. Muro oeste de la Sala de Profundis del ex convento de Huejotzingo, Puebla. La figura
de San Francisco de Asís, mostrando los estigmas y sosteniendo un crucifijo se muestra en la parte
central, a su lado, pasajes de su vida en miniatura. Foto del autor.

En la esquina superior derecha, se representa a San Francisco arrodillado viendo


hacia el crucifijo que porta el San Francisco monumental en el centro de la pintura.

119
En el cielo se alcanza a ver un listón con un mensaje en su interior.
Desgraciadamente solamente se puede leer
“CISCE.VADE.REPARA.DOMVMEA.[…]RNISTOTA.DESTRVITVR”, muy parecida
la frase “VADE FRANCISCE. REPARA DOMVM. MEAM” que se traduce como “Ve
Francisco y repara mi casa”, por lo que este pasaje correspondería al momento en
que el crucifijo de San Damián le habla a Francisco. Suena lógico, ya que la pintura
muestra a San Francisco viendo hacia el crucifijo antes mencionado, y de él pudo
haber salido el listón con el mensaje (imagen 80).

Imagen 80. El crucifijo de San Damián le habla a Francisco. Detalle del muro oeste de la Sala de
Profundis de Huejotzingo. Al fondo se aprecia una ciudad, y en el cielo el listón con el mensaje que
le dio el crucifijo a San Francisco. Foto del autor.

Debajo de esta escena, en la esquina inferior derecha, se representó a San


Francisco junto con otro fraile en la orilla de un río predicando a las aves y los peces.

120
La escena da la impresión de ser una continuación de la anterior, ya que se
desarrolla en el mismo lugar. Los peces se representaron con medio cuerpo afuera
del agua, observando a los frailes, mientras que las aves están postradas en un
árbol, escuchando detenidamente también (imagen 81).

Imagen 81. San Francisco predicando a las aves. Detalle del muro oeste de la Sala de Profundis de
Huejotzingo. Esta escena parece dar continuidad a la anterior, desarrollándose en el mismo espacio
– tiempo. Foto del autor.

121
La tercera escena se localiza en la esquina inferior izquierda del panel. Aquí se
muestra a San Francisco quién pasa sobre el cielo sobre un carruaje de fuego. Sin
embargo, el carruaje parece que va a nivel de suelo, y no volando. Además, el artista
no supo representar bien este objeto, ya que el carruaje solamente presenta dos
ruedas y es plano. De su interior brota San Francisco junto con llamas. En la parte
inferior de la escena, se encuentran dos frailes en posición de estar dormidos a la
orilla de un río, dándole continuidad con la escena anterior (imagen 82).

Imagen 82. San Francisco es arrebatado en el carruaje de fuego. Detalle del muro oeste de la Sala
de Profundis de Huejotzingo. El artista tuvo dificultad para poder representar bien el carruaje. Foto
del autor.

122
Sobre esta escena se localiza la última del ciclo, en la esquina superior izquierda.
San Francisco es representado recibiendo los estigmas. La escena sucede en las
montañas, vemos a San Francisco arrodillado observando con asombro hacia el
cielo, donde una nube con el Serafín le impregna los estigmas. Lamentablemente
la figura del Serafín ya no es visible, salvo la nube que lo rodeaba. Unas líneas
oscuras salen de él y se dirigen hacia las manos y pies de Francisco. A lado de él,
se observa la figura de Fray León dormido (imagen 83).

Imagen 83. La estigmación de San Francisco. Detalle del muro oeste de la Sala de Profundis de
Huejotzingo. Foto del autor.

123
Tetela del Volcán.

El último convento dónde localicé un pasaje de la vida de San Francisco fue en el


de Tetela del Volcán, en el estado de Morelos. Al ser un convento de la orden de
los Dominicos, es curioso encontrar en su pintura mural la representación de un
pasaje de la vida de San Francisco, aunque no extraño. Los franciscanos y
dominicos compartían la idea de que sus fundadores – San Francisco de Asís y
Santo Domingo de Guzmán – eran los encargados de reformar la iglesia.

Dentro del claustro bajo del convento, hay una mural donde se representa a San
Francisco recibiendo los estigmas. Únicamente sobrevive de esta pintura la parte
superior, donde se ve a Francisco observando hacia el cielo, mostrando su mano
derecha con el estigma. En el cielo aparece un serafín entre las nubes (imagen 84).

Imagen 84. Estigmación de San Francisco. Claustro del ex convento de Tetela del Volcán, Morelos.
Fotografía de José Luis Pérez Flores.

124
Gracias al análisis de cada una de las escenas del ciclo de vida de San Francisco,
pude identificar todos los pasajes de su vida representados en Tlalmanalco, excepto
uno (Tabla 2).

NOMENCLATURA ESCENA LEYENDA MAYOR


MuEpis01 San Francisco renuncia Leg. M. II, 4:1
a los bienes terrenales
MuEpis02 Inocencio III aprueba Leg. M. III, 10:1
verbalmente la regla de
Francisco
MuEpis03 Sin Identificar Sin identificar
MuEpis04 Expulsión de los Leg. M. VI, 9:1
demonios de Arezzo
MuEpis05 Francisco sostiene el Leg. M. II, 10:2
Letrán.
MuEpis06 La visión del carruaje de Leg. M. IV, 4:1
fuego
MuEpis07 Jesús ante San Sin identificar
Francisco en la cena
MuEvan08 El pesebre de Greccio Leg. M. X, 7:1
MuEvan09 La prueba de fuego ante Leg. M. IX, 8:1
el sultán de Egipto
MuEvan10 La estigmación de San Leg. M. XIII, 3:1
Francisco
MuEvan11 La visión de los tronos en Leg. M. VI, 6:2
el cielo
MuEvan12 San Francisco vence la Leg. M. V, 5:4
tentación
MuEvan13 San Francisco predica a Leg. M. XIII, 3:1
las aves

125
MuEvan14 La muerte de San Leg. M. XIV, 6:1
Francisco
Tabla 2. Pasajes de la vida de San Francisco presentes en el ciclo de Tlalmanalco.

Al registrar y comparar los pasajes de vida del santo en los conventos antes
mencionados, puedo obtener un programa iconográfico de San Francisco para la
Nueva España en el siglo XVI. Este programa se basa en escenas que actualmente
se encuentran en estos conventos. Sin embargo, hay probabilidad de que pudieran
existir otros pasajes de su vida en conventos novohispanos del siglo XVI, pero se
perdieron durante los últimos siglos. La siguiente tabla muestra las escenas
representadas en Tlalmanalco y en cada uno de los conventos estudiados, lo cual
me permite identificar las escenas que fueron más recurrentes en estos conventos

ESCENA Convento
San Francisco renuncia a los bienes Tlalmanalco
terrenales San Gabriel Cholula
Inocencio III aprueba verbalmente la Tlalmanalco
regla de Francisco San Gabriel Cholula

Expulsión de los demonios de Arezzo Tlalmanalco

Francisco sostiene el Letrán. Tlalmanalco

La visión del carruaje de fuego Tlalmanalco


San Gabriel Cholula
San Miguel Huejotzingo
Jesús ante San Francisco en la cena Tlalmanalco

El pesebre de Greccio Tlalmanalco


La prueba de fuego ante el sultán de Tlalmanalco
Egipto

126
La estigmación de San Francisco Tlalmanalco
San Miguel Arcángel
Zinacantepec
San Miguel Huejotzingo
Tetela del Volcán.
La visión de los tronos en el cielo Tlalmanalco

San Francisco vence la tentación Tlalmanalco

San Francisco predica a las aves Tlalmanalco


San Miguel Arcángel
Zinacantepec
San Miguel Huejotzingo
La muerte de San Francisco Tlalmanalco

San Francisco ante el crucifijo de San San Gabriel Cholula


Damián San Miguel Huejotzingo
Tabla 3. Pasajes de la vida de San Francisco en conventos novohispanos del siglo XVI

La escena de San Francisco ante el crucifijo de San Damián se localiza en dos de


los cinco conventos analizados. La iconografía se repite en estos dos, podemos ver
a un joven Francisco con ropa elegante, arrodillado frente a un crucifijo, del cual
brotan las palabras “francisco, repara mi iglesia”. En esta escena, los artistas
decidieron darle mayor importancia a Cristo crucificado, ya que en cada una de las
pinturas lo representaron de manera monumental. En Tlalmanalco no encontré este
pasaje, por lo que muy probablemente se perdió o nunca existió.

San Francisco renuncia a los bienes es otro pasaje de su vida muy significativo, ya
que es aquí cuando decide entregarse por completo a la vida religiosa. Está
presente en dos de los conventos analizados. En Tlalmanalco, se muestra a un
joven Francisco desnudo, arrodillado ante el obispo Guido de Asís, quien lo cubre
con un manto. Atrás de él se representó a sus padres, quienes observaban este

127
momento. En Cholula, se muestra a Francisco arrodillado también, pero
sosteniendo el manto entre sus brazos, mientras el obispo únicamente parece
bendecirlo. Sus padres también fueron representados atrás de Francisco. Las dos
pinturas narran gráficamente la renuncia de San Francisco a sus bienes, se
diferencian en cuanto a la posición de los personajes y la uniformidad de los
tamaños. En Cholula se le dio mayor énfasis a la figura del obispo, por lo que fue
representado de un tamaño monumental, mientras que en Tlalmanalco se valieron
más del naturalismo para representar a los personajes.

La escena Inocencio III aprueba verbalmente la regla de la orden, se localiza en dos


de los conventos analizados. Esta representación del momento histórico en el que
San Francisco, por medio de la Bula Solet Annuere confirma la regla que debe de
seguir la orden franciscana. Tanto en Tlalmanalco, como en Cholula, se muestra a
San Francisco acompañado de frailes, recibiendo del Papa y sus cardenales la regla
aprobada. Esta escena es muy importante dentro del franciscanismo, ya que es en
este momento cuando comienza oficialmente la orden.

San Francisco en el carruaje de fuego es otra de las escenas que se repite en tres
de los conventos. En ella se muestra a San Francisco, quien se aparece en el cielo
sobre un carruaje de fuego, tirado por caballos blancos. Todo esto es observado por
unos frailes quienes se encontraban en ese momento haciendo oración. Esta
escena muestra variantes diferentes en cada uno de los conventos analizados. En
Huejotzingo el carruaje no esta siendo tirado por ningún caballo, solamente se
muestra a San Francisco sobre él volando en el cielo y debajo de él, dos frailes se
muestran dormidos. En Tlalmanalco y Cholula esta representación se encuentra
muy deteriorada, por lo que solamente pueden observarse detalles como los
caballos y parte del carruaje.

San Francisco predicando a las aves es otra escena que se localiza en tres de los
conventos antes mencionados. Aquí se muestra a San Francisco quien les hablaba
a los animales y les predicaba la palabra de Dios también a ellos. En Tlalmanalco y

128
en Huejotzingo existe cierta similitud en sus pinturas, ya que ambas muestran no
solamente aves, sino también peces quienes escuchan atentos a San Francisco,
mientras que en Zinacantepec únicamente se observa al santo hablándole a unas
aves posadas en un árbol.

La estigmación de San Francisco no solamente es la escena más representada


durante el siglo XVI en los conventos mexicanos. Esta presente en cuatro conventos
de cinco analizados. En estos se muestra la misma tradición iconográfica, a San
Francisco arrodillado observando hacia el cielo, mientras que Cristo en forma de
Serafín aparece en el cielo y le impregna las llagas al santo. Tanto en Huejotzingo,
como en Zinacantepec se muestra al santo recibiendo los estigmas. En Tétela del
Volcán se muestra únicamente el rostro de San Francisco y la figura del serafín en
la parte superior. En Tlalmanalco la pintura se encuentra en muy mal estado de
conservación, por lo que no es posible observar la posición en la que se encontraba
San Francisco, aunque muy probablemente estaba hincado.

129
Conclusiones.

A lo largo del capitulo mostré los ciclos pictóricos italianos tempranos de la vida de
San Francisco de Asís. Giotto plasmó veintiocho pasajes de su vida en los muros
de la Basílica Superior de Asís. Utilizando como ejemplo su trabajo, artistas como
Domenico Ghirlandaio y Benozzo Gozzoli pintaron escenas franciscanas dento de
iglesias italianas.

Localizar estos ciclos tempranos, me permitió poder realizar una comparativa entre
estos y los pasajes de la vida de Francisco en la iglesia de Tlalmanalco. Gracias al
registro de las pinturas mediante fotografías de alta resolución, realicé un análisis
detallado, para poder localizar elementos en las escenas que me permitieran
identificar los pasajes de la vida del Santo. Utilicé la herramienta digital DStrecht,
que permite observar trazos o elementos no visibles a simple vista. Aunque muestra
elementos interesantes, como llamas en la escena MuEvan09, no logré resultados
satisfactorios, debido a la mala conservación en la que se encuentran las pinturas.

Poder identificar cada una de las escenas permitió recrear el ciclo pictórico que
hasta el momento había pasado desapercibido. La secuencia comienza con el
pasaje titulado La renuncia de los bienes materiales, en donde San Francisco deja
de lado su vida laica junto con su riqueza, siguiendo los preceptos de Cristo:
“…Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres,
y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.” (Mateo, Cap. 19, Vers. 21). El ciclo
concluye con la muerte de San Francisco, escena que desgraciadamente se ha
perdido casi por completo.

El siguiente paso en la investigación fue identificar otros ciclos o pasajes de la vida


de San Francisco en conventos Novohispanos del siglo XVI. Logré localizarlos en:
San Miguel Huejotzingo, San Gabriel Cholula, San Miguel Arcángel Zinacantepec y
Tetela del Volcán. Ninguno de estos conventos alberga un ciclo tan completo como

130
el de Tlalmanalco, cuestión que resulta muy interesante, ya que permite observar la
importancia que tuvo la figura de San Francisco en este lugar.

Al realizar una comparativa entre los pasajes de la vida de Francisco en cada uno
de los conventos mencionados, concluyo que la escena más representada en estos
ciclos es la Estigmatización de San Francisco, localizada en todos los conventos
estudiados, exceptuando San Gabriel Cholula. No es de extrañarse esto, ya que es
un suceso muy importante (sino el más) para el franciscanismo, continuando con la
representación de este suceso hasta la fecha.

131
Conclusiones

El tema que ha cobrado mayor interés entre los historiadores del arte virreinal ha
sido la pintura mural conventual del siglo XVI. Por medio de ella podemos estudiar
y entender la manera en que los indígenas asimilaron formas y técnicas artísticas
europeas. En la Nueva España, debido a las circunstancias en la que se desarrolló
la evangelización, la pintura mural cumplió una función didáctica importante durante
el primer siglo de ocupación española.

A lo largo del capítulo uno, señalé los antecedentes de Tlalmanalco, desde su


ocupación prehispánica hasta la fundación del pueblo español y del convento.
Discutí acerca de las diferentes teorías que se tienen respecto a las etapas
constructivas del conjunto conventual y de la iglesia. En base a la información
recabada en las fuentes primarias y apoyándome en los trabajos de investigadores
consolidados como John McAndrew, George Kubler, Gustavo Curiel, propuse una
cronología para el convento de San Luis Obispo de Tlalmanalco. Además, mostré
lo investigado hasta el momento por Gustavo Curiel respecto a la pintura mural
existente en el interior del convento, específicamente en la portería y en el claustro
bajo.

En el segundo capítulo, describí e identifiqué las pinturas del friso alto de los muros
del presbiterio, siendo estas mi objeto de estudio. Como primera hipótesis,
planteaba que las pinturas existentes aquí representaban pasajes de la vida de
Cristo o del Antiguo Testamento. Concluyo que esta hipótesis no es correcta, porque
como se puede ver durante el desarrollo de este capítulo, se representó la vida de
San Francisco de Asís, por lo cual fue necesario darle otro enfoque a la
investigación. El ciclo pictórico se localiza en los muros laterales del presbiterio,
flanqueando el altar mayor. La importancia de la ubicación del ciclo radica en la
asimilación que hacían de San Francisco con Cristo. Esta igualdad se puede
observar expresado en “…forma heráldica mediante los dos brazos cruzados, uno
sobre otro, de Cristo y de San Francisco…” (Réau, 1997: 546). Al ser San Francisco

132
el Christi imitator, era de esperarse que su vida se plasmara en el lugar donde Cristo
se hace presente durante la eucaristía. El ciclo comienza con la renuncia de los
bienes por parte de San Francisco, dejando de lado la herencia de sus padres y su
vida de comodidad para vivir de acuerdo con los preceptos de Cristo. Concluye con
la escena que muestra la muerte de San Francisco, pero desgraciadamente esta
pintura se ha perdido casi en su totalidad.

A lo largo del tercer capítulo, comencé mostrando ciclos italianos de la vida de San
Francisco de Asís, para poder compararlos con el de Tlalmanalco y tratar de
localizar el que pudo haber servido como modelo. Con el análisis de las pinturas de
Tlalmanalco por medio de fotografías en alta resolución, encontré similitudes con
los frescos realizados por Giotto. Hacer la comparativa con este ciclo italiano me
permitió identificar una tradición iconográfica que comenzó con los frescos
realizados por Giotto, y que pudo viajar hasta la Nueva España por medio de
grabados y estampas que cargaban los frailes. Réau define esta tradición como
Giottesca, la cual se desarrolló entre el siglo XIII y la Reforma, a mediados del siglo
XVI (Réau, 1997). Esta tradición representa a San Francisco portando un hábito
color café, amarrado a la cintura por medio de un cordón con tres nudos
(representando las tres virtudes franciscanas), así como los estigmas en las manos
y los pies. La única variante en esta tradición iconográfica reside en el rostro. Réau
menciona que “…tal como ocurre con Cristo – sería una nueva correspondencia a
sumar a las enumeradas por Bartolomé de Pisa – el arte oscila entre un tipo barbudo
y otro inberbe…” (Réau, 1997: 548). Con base a lo anterior, puedo afirmar que el
ciclo pictórico de San Francisco de Asís en Tlalmanalco es un claro ejemplo de esta
tradición iconográfica.

Sin embargo, surgió una nueva interrogante. ¿Cómo fue que copiaron los tlacuilos
de Tlalmanalco estas escenas italianas? Por lo general, los artistas indígenas se
basaban en grabados para realizar sus obras. Decidí buscar grabados con temática
franciscana en colecciones digitales, así como en la Biblioteca Nacional de España
durante una estancia de investigación, con el objetivo de rastrear grabados que

133
pudieran servir como modelos de estas escenas y para ayudarme a entender mejor
los procesos de recepción de imágenes europeas por parte de los indígenas, así
como sus transformaciones estilísticas, conceptuales e iconográficas. Sin embargo,
la estancia no fue fructífera debido a que no logré localizar grabados con pasajes
de su vida. Me resultó sorprendente que los grabados encontrados del siglo XV y
XVI mostraban únicamente la estigmación de San Francisco. Probablemente las
fuentes que sirvieron como modelos para realizar el ciclo de San Francisco en
Tlalmanalco pudo estar en libros de oraciones o en las biografías de San Francisco
que traían consigo los frailes franciscanos. Curiel en un apartado de su libro muestra
un documento de 1664 dónde está registrado un inventario con objetos del
convento, incluyendo la librería (Curiel, 1988: 193 – 200)16 Aquí se mencionan libros
como S. Buenaventura en dos cuerpos, Summa de Virtudes y Vicios, Repertorio
General, Doctrina de S. Buenaventura para novicios, por mencionar algunos.
Probablemente alguno de estos libros contenía entre sus hojas ilustraciones de la
vida del santo, que pudieron ser copiados por los tlacuilos en Tlalmanalco.
Probablemente en algún futuro puedan localizarse grabados que hayan servido
como modelos para la realización de estas pinturas.

Teniendo identificado cada una de las escenas del ciclo de San Francisco en
Tlalmanalco, así como el modelo italiano en el que pudo estar inspirado, realicé una
comparación con pasajes de la vida de San Francisco en otros conventos
Novohispanos del siglo XVI. Gracias al trabajo de campo, registré pasajes de la vida
de San Francisco en cuatro conventos, de los cuales tres son de filiación
Franciscana y uno Dominico. Con el análisis de estas representaciones llegué a la
conclusión de que existió una tradición iconográfica Franciscana que perduró
durante el siglo XVI. Estas pinturas se localizan en el claustro de los conventos, y
solamente mostraban pasajes significativos de la vida del santo – como la renuncia
de los bienes y la estigmación -. Por lo tanto, Tlalmanalco es – hasta el momento –
el único convento del siglo XVI en México que contiene representado dentro de la

16
Documento III. Año de 1664. Memoria de la Plata, Sacristia, Librería y demás oficinas del
convento de S. Luis de Tlalmanalco. Curiel, 1988.

134
iglesia el ciclo completo de vida de San Francisco de Asís. Esto nos muestra la
importancia que tuvo la figura de San Francisco en este lugar. Tanto en Tlalmanalco,
como en los conventos estudiados, las escenas de San Francisco corresponden a
una iconografía Giottesca.

Uno de los objetivos de esta investigación era poder identificar rasgos o elementos
en las pinturas que me pudieran inferir que fueron realizadas por indígenas. En la
escena MuEpis07, la figura de un personaje que identifique como Cristo, se
encuentra sentado sobre una banca probablemente de manera. La manera en que
esta dispuesto Cristo, así como el tipo de asiento, tiene cierto parecido con las
representaciones del Códice Florentino, dónde se muestra a mandatarios sentados
en sus tronos o sillas (imagen 144).

Imagen 144. Izquierda: Comiendo tamales después de cumplir la penitencia a Huitzilopochtli. Códice
Florentino, Lib. III, f. 7r. Derecha: Representación de Cristo comiendo con San Francisco y sus frailes.
Tlalmanalco, México. Se puede observar cierta similitud en cuanto a disponer de los personajes
sentados.

En la escena MuEvan13, se dibujaron unos peces que observan a San Francisco


orando. Estos peces son muy parecidos a los que muestra Sahagún en el Códice
Florentino también (imagen 145). Con estos ejemplos, puedo inferir que los

135
indígenas no solamente crearon las pinturas, sino que también dejaron plasmada
su huella cultural.

Imagen145. Arriba: Detalle de la pintura MuEvan13, donde se representaron peces que sobresalen
del agua. Abajo: Peces representados en el Códice Florentino, Libro XI, fi. 66v.

136
En el friso alto de los muros del presbiterio de Tlalmanalco se representó la vida de
San Francisco de Asís, con el fin de exaltar su figura como hombre santo así como
su ideal de propagar el Evangelio hacia todos los hombres, donde su proyecto
estaba centrado en predicar una vida de acuerdo con el evangelio. Los frailes
franciscanos debían de estar rodeados por los ideales de San Francisco, tanto en
la iglesia como en el claustro, para poder entender su mensaje. Además, recordar
que San Francisco fue un hombre normal, quien por medio de su fe, logró alcanzar
la similitud con Cristo, algo que tenían que imitar ellos también en la manera de lo
posible.

Los artistas italianos y los de la Nueva España retrataron los pasajes más
importantes de la vida de Francisco. Al hacer la comparación de los frescos
localizados en distintos conventos novohispanos, pude darme cuenta de que la
tradición iconográfica era la misma, pero los colores, las composiciones e incluso la
ubicación de estas eran muy diferentes. Mientras que en la mayoría de los
conventos se encuentran los pasajes de la vida de Francisco distribuidos por todo
el conjunto conventual, Tlalmanalco es el único donde se plasmó todo el ciclo de su
vida dentro de la iglesia. La obra - compuesta por catorce escenas -, expresa y
transmite aspectos diferentes de la vida del santo, pero señalando la posibilidad real
de la imitación de la vida de Cristo, para poder obtener una paz eterna junto con
Dios, como lo logró il poverello d´Assisi.

137
Bibliografía.
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