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AÑO III, No.

13, ABRIL, 2018; TLAXCALA, MÉXICO | DIRECTOR: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ

Esplendido mural en la Capilla Abierta de Tizatlán, a pesar de las vicisitudes por las que ha atravesado a lo largo
de muchos años, incluido el cambio de techumbre al iniciar la década de los 60‟S, del pasado siglo XX.

CONTENIDO:

La nobleza indígena de altepetl, caída


de agua. La Catedral de Tlaxcala Educación Universitaria en Tlaxcala
Guillermo Alberto Xelhuantzi Rubén García Badillo Rafael García

Los Apuntes personales de Chucho el


¡Ah..! La Primavera Roto Capilla Abierta de Tizatlán
Evaristo Velasco Edwin Corona Crónica

1
Ensayo

La Nobleza indígena de altepetl Caída de Agua


Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez1

Introducción
El patrimonio cultural de una comunidad, estado o nación se divide en tangible e intangible; en el caso de Santa María
Atlihuetzía, las pinturas rupestres, los vestigios arqueológicos, los monumentos coloniales, las presas y monumentos de los
siglos XIX y XX, además de los archivos tanto de la fiscalía como el de la agencia son ejemplos del patrimonio tangible. En
cambio las tradiciones y costumbres que engloban a las fiestas patronales, la celebración de Día de muertos, el sistema de
cargos o fiscalías, los mitos, leyendas y el carnaval, constituyen el ámbito simbólico, no obstante, a pesar de contar con una gran
riqueza histórica poco conocemos sobre el pasado de este señorío.

En la población existen ciudadanos que han realizado importantes contribuciones para recuperar la memoria del pueblo
y que merecen un reconocimiento por su labor, ejemplo de ello, es el trabajo arduo del cronista Isaías Ocampo Marques quien
junto con el Mtro Desiderio Hernández Xochitiotzin iniciaron las primeras investigaciones históricas; por su parte los señores
Félix, Omar y Javier Paredes tienen una valiosa colección de fotografías que da testimonio de las transformaciones en la vida
cotidiana y aspectos urbanos de la comunidad, desde mediados de la década de los años 50 del siglo XX al presente; también
es necesario resaltar el interés de la familia Rodríguez Pintor por apoyar y promover diversas actividades culturales.

Lecturas obligadas para aquellas personas interesadas por la historia de Atlihuetzía son los textos de Amalia Paredes.
En la caída del agua, Juegos y juguetes tradicionales del estado de Tlaxcala del profesor Andrés Enrique Báez Lobaton y la
Monografía de Yauhquemehcan de María Guadalupe Ruiz Rodríguez y Gaspar Agustín Sánchez García y de Berenice Alcántara
Rojas Fragmentos de una evangelización negada. Un ejemplo en náhuatl de fray Ioan Baptista y una pintura mural del convento
de Atlihuetzia.

Por otra parte se han desarrollado tres importantes proyectos de rescate del patrimonio cultural que consolidan los
trabajos antes citados, el primero de ellos es la restauración, consolidación y techado del ex convento franciscano que coordina
la facultad de Arquitectura de la UNAM, por otra parte en 2010 el Director del Centro Regional INAH y posteriormente Director
del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura Dr. Sabino Yano Breton , gestión también un proyecto para techar el ex convento y a través
de la embajada de España organizo un coloquio en donde diversos especialistas expusieron sus propuestas, desgraciadamente
el proyecto de techar el convento no ha fructificado y ha quedado en el olvido.

1
Vocal de Antropología Social, del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.

2
Los dos restantes se enfocaron al rescate del acervo documental. En el año de 1997 el personal del Archivo Histórico del Estado
de Tlaxcala y el maestro Luís Reyes García a petición de los fiscales de la comunidad, emprendieron la clasificación de los
legajos que estaban arrumbados en los baúles; la ordenación de este material fue una grata experiencia para quienes
participamos en el proyecto, ya que se encontraron códices y manuscritos en náhuatl que contienen datos relevantes tanto para
la historia de Tlaxcala como para la de México con respecto al periodo del Virreinato.

Interior del ex convento franciscano en Atlihuetzía, Tlaxcala. Fotografía, cortesía Arq. Donaciano Blanco Flores / ParaDigma

3
El tercer proyecto consistió en la clasificación del archivo de la agencia de la comunidad, que contiene documentación de los
siglos XIX y XX, este material por mucho tiempo estuvo a cargo del juez de paz, don Miguel Xelhuantzi Lobatón. El programa
estuvo a cargo de la Lic. Guadalupe Cerón Candía, quien contó con el apoyo e interés del agente de comunidad, Rosendo
Arturo Sarmiento Rodríguez, por lo tanto se tiene ordenado ya un gran corpus documental que abarca desde el siglo XVI al XX,
y finalmente en el año 2009 la Comisión Pro santuario de los Niños Mártires coordinó la elaboración de un documental sobre la
historia de los mártires tlaxcaltecas.

Es importante señalar que existe gran cantidad de documentos conservados por algunos vecinos que niegan al
investigador su consulta, sin embargo, no podemos reprocharle su desconfianza, ya que de cierta manera han logrado
protegerlos del saqueo y la destrucción, por ello, el historiador se encuentra con el siguiente dilema: rescatar, preservar y difundir
los datos provenientes de los archivos con el riesgo de que la documentación este expuesta al saqueo o simplemente dejar que
los legajos queden en el olvido; esta última posición es negligente, porque si no se difunde el contenido de los manuscritos y se
tiene un registro, se corre el riesgo de su destrucción y saqueo, por ello exhortamos a los habitantes a que donen o en su
defecto facilite una copia de sus libros, fotos o documentos al archivo de la agencia para su conservación.

Desgraciadamente, los archivos son vulnerables a las mafias que trafican con objetos de arte y piezas arqueológicas,
ninguna institución que resguarda el patrimonio cultural está a salvo de ellas, no es de extrañar que un códice o manuscrito
desaparezca de los museos o archivos para exhibirse en las colecciones particulares tanto de extranjeros como de nacionales o
en el mejor de los casos, en una colección de alguna universidad, por ello una de las tareas inmediatas que se tiene que llevar a
cabo es la implantación de medidas que regulen la consulta de los archivos y protejan los bienes culturales del pueblo.

En el caso del archivo de la fiscalía, en 1997 se acondiciono la antigua sala de juntas para albergar tanto al archivo
como a un pequeño museo, tres años después, cuando tuve la oportunidad de consultar la documentación, gracias a las
facilidades que brindaron los fiscales Jorge Romero Méndez, Samuel Hernández Jiménez y Magdaleno Lozano Junco,
observamos que las cajas se hallaban arrumbadas y a pesar de que se acordó fumigar los legajos, esta acción no se llevó a
cabo. Los subsecuentes fiscales no permitieron el acceso al archivo bajo el argumento que desconocían su paradero o negaban
su existencia por motivos meramente personales, esta actitud se ha modificado recientemente, no obstante, es urgente fumigar
el acervo para evitar su destrucción.

Efectivamente la documentación pertenece a la comunidad, sin embargo algunos expedientes por su antigüedad,
contenido y formato no solo son patrimonio del estado, o de la nación sino también del mundo, como es el caso de la obras de
teatro sobre La Pasión de Cristo que data del siglo XVI y que registran un aspecto muy importante de la evangelización de la
provincia de Tlaxcala; Santa María Atlihuetzia se aprecia de tener en su archivo un ejemplar, pero si la población desconoce su
contenido, su trascendencia y estado de conservación, de nada sirve que este resguardada. La presente ponencia trata sobre la
nobleza indígena del señorío y está sustentada en los documentos provenientes de la fiscalía y manuscritos de los misioneros y
cronistas de los siglos XVI y XVII.

4
El periodo prehispánico
En Tlaxcala los estudios arqueológicos iniciaron en la décadas de los años 70 de siglo XX, auspiciados por la Fundación
Alemana para la Investigación Científica, de este proyecto los arqueólogos determinaron la secuencia de siete fases culturales,
que dan testimonio de las sociedades que se establecieron en la región antes de la llegada de los conquistadores.
Los restos arqueológicos más antiguos que se localizan en Atlihuetzia son las pinturas rupestres que datan de hace
aproximadamente 6.000 d.C y son testimonio de los primeros asentamientos humanos en la región; los grupos básicamente
eran cazadores recolectores que habitaban en abrigos rocosos y emigraban constantemente en busca de alimento al final de
cada ciclo estacional. Las pinturas de la cuales aún no está de todo claro su significado, son indicios de las creencias religiosas
de estos grupos.

En los terrenos aledaños se han localizado fragmentos de cerámica antigua y figurillas femeninas que hacen referencia
al culto de la fertilidad e indican que existió una continuidad en el asentamiento desde el periodo preclásico representado por la
fase Tzompantepec hasta el posclásico que abarca las fases Texcalac tardía y Tlaxcala. Ángel García Cook2 menciona que el
señorío de Atlihuetzia estaba consolidado como tal, alrededor del siglo IX de nuestra era, siendo un centro de gran importancia,
dato que confirman los manuscritos de los conquistadores, misioneros y cronistas indígenas del siglo XVI, además proporcionan
testimonios sobre los principales linajes del señorío para inicios del periodo colonial.

2
Ángel García Cook y Beatriz Leonor Merino Carrión: “Integración y consolidación de los señoríos en Tlaxcala, siglos IX al XVI”
En: Antología de Tlaxcala, Volumen IV, compiladores Ángel García Cook y Beatriz Leonor Merino Carrión, Coordinadora Lorena
Mirambell Silva, México, INAH CONACULTA, Colección Antologías, 1997.

5
Generalmente se ha identificado al cacique Acxotecatl Cocomitzin como el principal señor de Atlihuetzia y se sostiene
que la zona arqueológica se ubicó en el centro de la localidad, no obstante, la documentación y vestigios sugieren que debe
replantearse esta cuestión.

Axcotecatl y Piltecuhtli
Pilares imprescindibles para la historia de Tlaxcala son los manuscritos de Diego Muñoz Camargo: Historia de Tlaxcala,
Descripción de la ciudad y Provincia de Tlaxcala y del mar océano y la Summa y epiloga de toda la descripción de Tlaxcala, este
último fue publicado por la Dra. Andrea Martínez Baracs en 1994, además del manuscrito de Juan Buenaventura Zapata y
Mendoza. Historia Cronológica de la Ciudad de Tlaxcala, publicado y traducido del náhuatl al español por el Mtro. Luis Reyes
García.
Muñoz Camargo menciona que después de los combates que sostuvieron los españoles con los guerreros de
Xicohténcatl Axcayacatzin y pactar la paz, en su trayectoria al señorío de Tlaxcala pasaron por la comunidad de Tzompantepec
en donde fueron recibidos por los caciques del pueblo y por Piltecuhtli señor de Atlihuetzia junto con otros nobles del señorío. 3

Testimonio de este encuentro se encuentra en el Lienzo de Tlaxcala y en las láminas que fueron incorporadas al
manuscrito de Diego Muñoz Camargo; Además se consigan que estos caciques acompañaron a los conquistadores en su
trayecto primero a la ciudad de Cholula y después participaron en la conquista de Tenochtitlán, dato que reafirma fray Juan de
Torquemada4 Estos guerreros recibieron el bautismo a manos del clérigo Juan Díaz, bajo los nombres de Diego Piltecuhtli y
Cristóbal Acxotecatl Cocomitzi, su padrino fue Hernán Cortés. De la descendencia de Diego Piltecuhtli no se tiene datos, sólo se
consigna que fue el primer fiscal del pueblo. Diego Muñoz Camargo indica que el gobierno de los señoríos se heredaba por la
vía patrilineal:

Cuando algún señor moría, como tuviese hermano, este heredaba las mujeres de su hermano y casaba con sus
cuñadas y ansi mismo heredaba los bienes de su hermano y no los hijos, que ansi era su costumbre: mas no se
casaban con hermanos o hermanas. Estimaban en mucho el buen linaje de donde venían.5

En cambio de Acxotecatl Cocomitzin se tiene mayores datos, de los cuales para este texto, sólo retomaremos su
genealogía, ya que su historia es de sobra conocida, Acxotecatl Cocomitzi tenía sesenta esposas y en los manuscritos se afirma
que tres de ellas eran las principales, otros autores como fray Juan de Torquemada, señala que eran cuatro con quienes procreo
tres hijos.
La esposa principal era madre de Cristobalito, no obstante, existe una divergencia en cuanto a su nombre. Motolinía la
llama Tlapalxilotzin, en cambio en el cuadro que se encuentra en la iglesia se le menciona como Apatzintzin, la segunda esposa
era Xochipapalotzi, madre de Bernardino, y se menciona otro hijo de nombre Luis, pero no se conoce el nombre de su

3
Diego Muños Camargo. Historia de Tlaxcala (Ms. 210 de la Biblioteca Nacional de Paris), Paleografía, introducción, apéndices
e índices analíticos de Luis Reyes García con la colaboración de Javier Lira Toledo. México, UAT, CIESAS, 1998, P 188
4
Fray Juan de Torquemada. O.F.M. Monarquía Indiana, introducción por Miguel León Portilla, 3 Vol. México Editorial Porrúa,
Colección Biblioteca Porrúa , Vol. 41, Libro IV, Cap. XXXVIII, P436
5
Diego Muñoz Camargo. Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, Edición, prologo, introducción y notas de Rene
Acuña, Presentación de Boris Berenzon Gora. México Gobierno del Estado de Tlaxcala, El Colegio de San Luis, 1999, p 196.

6
progenitora. El territorio del cacique abarcaba hasta Huamantla, según investigaciones de la Dra. Andrea Martínez Baracs, quien
hallo en el Archivo Histórico del Estado un expediente del año de 1631 donde se hace referencia a un litigio por tierras del año
de 15566 entre los descendientes de Acxotecatl Cocomitzi, quienes tenían en posesión el mayorazgo del pueblo de
Tzompatzinco.
En este expediente se menciona que Acxotecatl Cocomitzi caso con la señora María Nezahualquetzin, hija del señor
Piltectli y de este matrimonio descendieron Pedro Xolotzintli y Maria Cacahuantzin, al morir el cacique, sus herederos fueron
despojado de sus tierras por Quatocontzin, padre de Felipe Ortiz y Baltassar Ynoc, señores del pueblo de Tzompantepec:

dijeron que había treinta años poco mas o menos que había fallecido Acxotecatl marido y padre de las susodichas
el cual había dejado por su heredero a Pedro Xolotzintli hijo de la dicha Maria Nezagualquetzi dicho su hijo había
tenido y poseído ciertas suertes de tierras que era una suerte de tierras en el barrio de Tzumpancigo junto a un
tianguiz que colindaba con sementeras de Acuequahutzin y otra suerte de tierras en el dicho Tzumpantzico que se
decía Nexoculco y otra suerte de tierras en el dicho Tzumpancingo que se decía Amoctepeque y otra suerte de
tierras que se decía Calpuetiutlan y otra suerte de tierras en el dicho Tzumopancigo que se decía Quinnochocan y
otra suerte de tierras en el dicho sumpantzinco que se decía Xipetzinco, y otra suerte de tierras en el barrio de San
Bartholome que era en Tecoac junto a una venta a la salida de este pueblo y que Alli estaba enfrente y assi
mesmo otra suerte de tierras en el dicho barrio de Tecoac que se decía Temalacacingo que por medio de la dicha
suerte pasaba el rio que venia por Tecoac y podía haber trese años poco mas o menos que el dicho Pedro
Xolotzintli su hijo de la dicha Magdalena Nezagualquetzi avia fallecido

Magdalena recibió al casarse con Acxotecatl por parte de su padre una suerte de tierra denominada Zacacuala, sin
embargo, por ser mujer y tras el desprestigio del cacique quedo en la pobreza, esta información es de gran importancia ya que
deja entrever que Atlihuetzia fue un gran señorío, como lo demuestra la existencia de otros linajes.

La genealogía de Ocelotzintecohtli
En el manuscrito titulado Suma y Epiloga de toda la descripción de Tlaxcala7 se menciona que el fundador del pueblo de
Atlihuetzia fue Ocelotzintecuhtli, quien venia con el grupo teochichimecas que emigro de Poyahutlán, este cacique fue un gran
guerrero que conquisto muchas tierras y:

Adquirió para si y para ellos grandes repartimientos de montes y valles, de que vino a fundar muy gran casa y a
vincular mayorazgos según sus antiguos usos. Fue tenido y estimado de los suyos y de sus compatrioanos. Vino
a morir siendo ya muy viejo este señor cuya casa es muy moderna entre los de Tlaxcala.

6
Archivo Histórico del Estado de Tlaxcala (AHET), Fondo Histórico Sección Colonia, Serie Administrativa, Año 1631, Caja 38, exp
9
7
Diego Muñoz Camargo. Suma y epíloga de toda la descripción de Tlaxcala, paleografía, presentación y notas de Andrea
Martínez Baracs y Carlos Sempat Assadourian, Prologo de Wayne Ruwet. México, UAT, CIESAS, 1994, p 244-246

7
Es importante aclarar que muchas de las veces existen contradicciones entre el dato arqueológico y las fuentes documentales,
como en este caso, los teochichimecas o tlaxcaltecas se asientan en Tepetícpac en el año de 1284 según Muñoz Camargo, la
Historia Tolteca Chichimeca registra el año de 1174 como fecha de su arribo, por su parte, Juan Buenaventura Zapata y
Mendoza consigna el año de 1331, en cambio los arqueólogos sostienen que fue durante la fase Texcalac tardía (650 a 1100
d.c) y Tlaxcala (1100 a 1519) cuando llegan este grupo y son las fechas que retomamos para este trabajo. Con respecto al
linaje de Ocelotzintecotli, este tuvo cuatro hijos: Tepoloatecotli, Cuaintli Iztactzin, Cuahutecitzin, Cuahuitencatl:
Que el hijo mayor se llamo Tepoloatecotli, a quien le sucedió en su casa de mayorazgo don Diego de Paredes, el
cual no tuvo hijos. Y por via trasversal le sucedió don Gaspar de Sarmiento, que tampoco tuvo hijos, al cual
sucedió don Pedro de Paz, hijo de un hermano de don Diego de Paredes. Y a este don Pedro de Paz le sucedió
su hijo don Francisco de Paredes, que hoy vive en Atliguetza [Al margen, posiblemente para agregarse a este
pasaje: e le dividió en dos partes, que fundo otra casa para don Juan Tocancuahtzin, su hijo y hermano de don
Diego de Paredes. Este don Juan / este don Juan Tocancuahutzin le sucedió su hijo don Juan Maldonado, a este
don Juan Maldonado sucedió su hija doña Maria Cuaucihual, que será de edad de doce años]

8
De Cuaintli Iztactzin desciende Pedro Chichimecatecuhtli, padre de Don Miguel y abuelo de Diego de Santiago, quien
tuvo como hijo a Francisco de Tapia quien a su vez heredo el cacicazgo a Juan de Tapia:

Este don Juan sucedió en su casa a su mujer Doña Francisca de Mendoza, por haber quedado preñada de una
niña que después parió, que por fin y muerte de esta niña se entro en todos los bienes de don Juan de Tapia su
marido. Con la cual hubo pleito doña Inés de Tapia, hija de don Juan de Tapia, mujer que fue de don Juan
Maldonado, en que siguiéndose la causa, fue sentenciado el pleito en grado de revista. Que se partieron los
bienes por iguales partes de suerte que la mitad de estos bienes posse el día de hoy doña Francisca de Mendoza
y la otra mitad doña Luisa Chalchiumotzin, madre de doña Inés de Tapia, mujer que fue de don Juan de Tapia el
viejo con que se feneció este mayorazgo y dividió en dos partes.

De Cuahutecitzin, tercero hijo de Ocelozintcuhtli sólo tuvo como descendiente un hijo llamado Bernardino de Santa
Cruz, este tuvo dos hijos de los cuales no tenemos registro de su nombre y, que vivieron poco y se acabaron y sus tierras y
casa se dividieron entre muchos deudos y parientes suyos. Finalmente del cuarto descendiente Cuahuitencatl tampoco se
consigna el nombre de sus hijos, solo menciona Camargo que su linaje disminuyo con el tiempo. Aparte del linaje de
Ocelotzintecotli, Muñoz Camargo menciona otros dos caciques que son Temilotecotli y Cuahunenemitzin y de los cuales no hay
más datos.

La genealogía de Lucas Quetzalquauhtzin


Otro documentos que proporcionan datos sobre la historia de la nobleza indígena son los códices o tlacamecayoamatl
elaborado por los tlacuiloque; en Santa María Atlihuetzía durante la época colonial se produjeron numerosos tlacamecayoamatl
o genealogías para legitimar la posesión de tierras; un ejemplo fue el tlacuilo Gaspar Miguel quien en 1776 8 elaboró una
genealogía del cacique de San Dionisio Yauhquemecan, don Francisco Aquihualcatecuhtli. Al parecer por falsificación de datos
en la genealogía mencionada fue detenido por las autoridades españolas por ser fabricante de instrumentos o códices que
podían suscitar conflicto entre muchos pueblos.9 De ese gran corpus documental, sólo dos tlahcuilolli han sido registrados y
catalogados; el resto se encuentran en los archivos parroquiales de otras comunidades y resguardados por los ancianos de
Atlihuetzia.

El primer códice data de finales del siglo XVI y se encuentra en el Archivo Parroquial de San Bernabé Amaxac,10 está
elaborado en papel amate y mide 44 x 66 cm., en este documento se muestran los solares que pertenecían al convento
franciscano y sus linderos, además se encuentra el rio Zahuapan y tres casas señoriales, la más grande tiene una glosa que
indica ser propiedad de Xulotzintli tecuhtli, la segunda de Joachin Tlaquiz(tzin) y la tercera de Cuapiltzin.

8
Luis Reyes García. La escritura pictográfica en Tlaxcala. Dos mil años de experiencia mesoamericana. México, UAT, CIESAS,
Colección Historia de Tlaxcala. No 1, 1993
9
Ibídem
10
Ibídem

9
El segundo es la Genealogía de Lucas Quetzalquauhtzin, (señor Águila Hermosa) esta elaborado en papel europeo y mide 57 x
82 cm, en el códice se utilizaron los colores negro, azul y rojo para dibujar el convento; por su pésimo estado de conservación,
se restauró y se colocó en un cuadro para que lo resguardaran los fiscales.

Debido a que las glosas que rodean el relato pictográfico están escritas en náhuatl, el maestro Luis Reyes García
efectuó la descripción, análisis y traducción del códice, dividiéndolo en cuatro secciones de arriba hacia abajo y de izquierda a
derecha. Su lectura comprende tanto la información escrita como la iconográfica, esto obedece a que en los códices mixtos se
combinan el registro pictográfico con los caracteres latinos, las glosas no son más que notas explicativas o suplementarias y
constituyen un apoyo al relato.

Apenas perceptibles rasgos de espléndidas obras de arte;

El documento indica la ascendencia y descendencia de Lucas Quetzalquauhtzin, así como las posesiones de tierra que
heredó a sus hijos, el sentido de lectura inicia en la esquina inferior derecha, donde se encuentra el solar y casa señorial del
señor Xolotzintli11 (señor perrito negro), este personaje es el único que mira hacia la izquierda y porta en su mano derecha uno
de los símbolos característicos de la nobleza tlaxcalteca, el ramillete de flores, es el de mayor rango, la glosa explicativa señala
que es el padre de Quetzalquauhtzin.

11
Personaje que aparece en el códice que se encuentra en la fiscalía de Amaxac.

10
De Xolotzintli se desprende un camino con las huellas de pies, uniéndolo con su hijo, el pequeño texto que se
encuentra en la parte superior de la casa señorial de Quetzalquauhtzin dice lo siguiente:

Entonces por primera vez vino un sacerdote franciscano aquí a la Nueva España. En el mes de febrero llego aquí
el llamado Fray Luis de Freymaya, su presidente se llamaba Fray Antonio de Patoa. En el año de 1567 fray Luis
de Freymay esta tierra de Atezcatl la dispuso en tres partes. En tres partes dispuso la merced de tierra a
Quetzalquauhtzin.12

Las glosas suplementarias señalan que tenía seis solares y nombra a sus colindantes, de este personaje se inicia un
camino que lleva al tecalli de Lucas y muestra la distribución de sus tierras; una glosa indica “así suben y así bajan” y
posteriormente señala a su descendientes: Mathias, María y Gabriel con sus solares y colindantes. El relato genealógico finaliza
con la glosa que menciona el precio de su solar, un peso y cinco tomines.

De esta manera, Lucas Quetzalquauhtzin justificaba nobleza y posesión de los solares y nobleza; en el Archivo de la
Fiscalía13 se encuentran otros documentos que proporcionan mayores indicios sobre este personaje tan importante, el
testamento de 1621 en náhuatl y la copia de la traducción al castellano que se encontraba en poder de Manuel Norberto Juárez,
fiscal del pueblo, señala que Lucas era originario de un lugar llamado Tecoloatlauhtenco y era descendiente de Xolotzintli:

Más subí a este pueblo, que primero se llamo Nueva Tlaxcala, la primera ocasión que llego Don Hernando Cortés
con un clérigo sacerdote llamado D. Juan Díaz, trajeron la santa fe en el mismo día de la Santa Cruz de mayo en
el año de 1519. Fui uno de los primeros bautizados por Juan Díaz fue mi padrino Don Hernando Cortés.

Señala que el sacerdote Juan Díaz regreso a Castilla y por muchos años estuvo la comunidad sin clérigo, hasta el año de
1567 cuando se establecieron los franciscanos en la comunidad para vigilar el templo y la doctrina, el guardián del convento
fue fray Luis de Almaya y el presidente fray Antonio de Padua y el primer fiscal del pueblo fue don Diego Piltecuhtli y don
Lucas Quietzalquahutzin fue el cantor y maestro de capilla, cargo que heredo a sus hijos y nietos.

Don Lucas y sus descendientes no podían trabajar, más que en la vigilancia de la capilla, en este testamento, Lucas
hereda a su hijo Diego Quetzalquauhtzin (que no aparece en el códice) un solar situado frente del convento:

Colinda con los de Don Diego Piltecuhtli, bajando, así a la frente del templo, al medio encuentra con el camino que
transito primeramente Cortes hasta caer al puente, mi lindero se llama Chiyahuapan que es el arroyuelo que se
despeña en Atlihuetzía, conforme a el hasta el lindero del señor de los chichimecos la cuarta quiebra que hace es
en el mismo tenenepantli y de hay sube hasta encontrar la calle, así al oriente colindado con Axotecatla, la dejo a
mi hijo nadie se la quite.

Como hemos apreciado, las genealogías eran instrumentos que legitimaban, el derecho a la posesión de las tierras,
ahora mencionaremos algunos aspectos sobre la tenencia de la tierra en Atlihuetzia durante el siglo XVI.

12
Archivo Histórico del Estado de Tlaxcala. Fondo Tlaxcala. Luis Reyes García. Códice de Atlihuetzia. 1997.
13
Archivo Parroquial de Santa Maria Atlihuetzia, Año 1567, Caja 1 exp 4.

11
Los litigios de tierras y los códices
Con la conquista española, las comunidades indígenas sufrieron la desintegración de su cosmovisión y ruptura del antiguo orden
social, esto implico necesariamente un cambio en las normas que regían la propiedad de la tierra, Tlaxcala no fue la excepción,
a pesar de que la Corona prometió que la provincia nunca seria enajenada y que no residirían en ella españoles, estos acuerdos
no fueron respetados; así en 1539 el virrey Antonio de Mendoza14 otorgó nueve mercedes de tierras a distintos españoles para
el establecimiento de estancias de ganado en Tlaxcala; este hecho provocó que el Cabildo indígena solicitara al corregidor Diego
Ramírez la revocación de las mercedes porque Tlaxcala era una provincia indígena, por lo tanto rechazaban la injerencia de
españoles, el Corregidor en 1548 dio el fallo a los tlaxcaltecas, autorizando solamente la permanecía de cuatro estancias para la
cría de ovejas y labranza, sin embargo, esta orden fue revocada por el virrey Mendoza en ese año.

El establecimiento de los españoles en territorio tlaxcalteca va acompañado de un debilitamiento del poder político de la
nobleza indígena, los estragos de las epidemias, el matrimonio de las doncellas con los españoles y el mestizaje fueron factores
que desintegraron los lazos jerárquicos de la antigua sociedad tlaxcalteca. La venta de tierras permitió que los españoles se
asentaran en Tlaxcala y que algunos macehuales accedieran a una nueva jerarquía, enriqueciéndose mediante la venta de
solares y el cultivo de la grana cochinilla.

En este contexto los caciques de Santa María Atlihuetzia se apropiaron ilegítimamente de las tierras de la zona de
Cuapiaxtla y por este motivo el primer obispo de Tlaxcala, fray Julián de Garcés, que residía en la ciudad de Puebla los
reprendió según lo menciona Juan Buenaventura Zapata y Mendoza15:

Año 9 Tecpatl (margen derecho 1540) Entonces se constituyo como gobernador don Juan de Texeda. En ese
entonces hacia tiempo que se había establecido los merinos y en ese entonces pelearon don Miguel y don Julián,
obispo de Cuextlacoapan que los reprendía en razón de que la gente de Atlihuetzia se apropiaba de las tierras de
Cuapiaxtla. Don Miguel fue a morir allá en Cuextlacoapan, por esto se enfrentaron las gentes. Allá agredían,
encabezado a los trabajadores que labraban las tierras y a don Juan de Texeda luego pusieron en la cárcel de
Cuextlacoapan porque murió don Miguel el que peleaba con el obispo.

El conflicto perduro por varios años ya que la venta de tierras se incrementó en la provincia a partir de 1557, cuando los
caciques de Atlihuetzia, pretendían vender un solar a un español; los integrantes del Cabildo rechazaron la petición, pero no
pudieron impedir que mediante la compra venta los españoles adquirieran diversas propiedades. Las estancias de ganado que
tanto recelo provocaron al Cabildo continuaron otorgándose hasta finales del siglo XVI; en 1563 Diego de Paredes, obtuvo del
virrey Luis de Velasco licencia para poseer una estancia de ganado menor en el pasaje denominado Atlexeloya, posteriormente
en agradecimiento, le donó al Virrey una estancia de ganado menor ubicada cerca del cerro Cuescomatepeque.

14
Andrea Martínez Baracs y Carlos Sempat Assadourian. Tlaxcala una historia compartida. Vol. 9 Tlaxcala Gobierno del Estado
de Tlaxcala, CNCA, 1991.
15
Juan Buenaventura Zapata y Mendoza. Historia Cronológica de la noble y leal ciudad de Tlaxcala; paleografía, introducción
y notas de Luís Reyes García y Andrea Martínez Baracs, México, UAT-CIESAS, 1995, p 145

12
En 1571, las autoridades virreinales ordenaron que la venta de tierras indígenas con un valor mayor de 30 pesos
deberían ser pregonadas en subasta pública; en cambio, las que tenían un valor inferior se venderían según la costumbre que
era la siguiente: el indígena se dirigía al juez para obtener licencia y vender su solar, esté indagaba la legitimidad de la posesión
y concedían el permiso; no obstante, tanto españoles como la nobleza indígena compraban en pequeños pedazos los solares
que debían ser puestos en pregón para su venta. Al finalizar el siglo XVI, la doctrina de Santa María Atlihuetzía contaba con 15
propiedades de españoles y cuatro de mestizos.

En este contexto, los antiguos linajes


nobles van a elaborar extensas genealogías
para recuperar sus privilegios y dominios de las
tierras de los que habían sido despojados ya
sea por españoles o descendientes ilegítimos,
estos últimos aprovecharon la desintegración de
la antigua jerarquía, para apoderarse de los
bienes de los tlahtoque, por lo tanto, como
señala Gruzinski, la nobleza para reclamar sus
derechos:
Tenían que ofrecer un relato “verídico”, es
decir conforme a los criterios de la
administración española, tejido con hechos
singulares construidos en base a una
división entre el pasado de “gentilidad” y el
presente cristiano.16

Generalmente, las autoridades


españolas para dirimir los litigios de tierras
convocaban a las partes litigantes para que
presentaran sus testigos, posteriormente había
un careo en la información y finalmente, si es Un vistazo al más allá…
que los argumentos no resultaban convincentes; una de las partes presentaban como documento probatorio los
tlacamecayoamatl, de todo ello se formaron expedientes que contienen actos de donación, de ventas de tierras y peritajes
practicados por las autoridades en la toma de posesión de los solares.

En algunos casos, las comunidades mandaron a elaborar con los tlacuiloque sus amatlahtocayotl o documentos del
señorío, con la finalidad de consignar sus límites y la defensa de sus tierras durante todo el Virreinato, en Tlaxcala los tlahcuilolli
van a constituir la memoria de las comunidades y linajes que lucharon por preservar su identidad, su historia y privilegios.

16
Serge Gruzinski. La colonización de lo imaginario. México. FC.E.

13
Conclusiones
Este trabajo es el esbozo de un estudio más extenso sobre la nobleza indígena a finales de la época prehispánica e inicios del
Virreinato, realmente por el número de linajes que se han detectado podemos afirmar que Atlihuetzia fue un señorío muy
importante que fue perdiendo su rango en la medida que se consolidaba el predominio español. La información recabada aun es
insuficiente para tener un panorama global sobre la historia de la población en el siglo XVI, no obstante, podemos obtener
algunas conclusiones preliminares:

1.- Diego Muñoz Camargo indica que el fundador del pueblo de Atlihuetzia fue Ocelotzintecotli quien llego con el grupo
teochichimeca y menciona otros dos caudillos más, si observamos atentamente la genealogía que consigna, en esta no aparece
Piltecuhtli ni Acxotecatl Cocomitzin, aunque son mencionados por el mismo autor y los misioneros del siglo XVI como los
principales guerreros de la población.

2.- Si tomamos en cuenta la información arqueológica que da testimonio de que el señorío se fundó en épocas muy remotas
desde el periodo preclásico, es posible proponer que Ocelocintecotli conquisto el señorío de Atlihuetzia y que Piltecuhtli,
Axoctecatl Cocomitzin, Xolotzintli, Temiloltecuhtli, Cuauhunenemitzin, Tlaquitzin y Cuapiltzin pertenecen a los linajes más
antiguos de la población y probablemente pertenezcan a otro grupo étnico.

3.- Dado que Diego Muñoz Camargo no proporciona las fechas de reinado de cada linaje es difícil establecer una secuencia
cronológica y precisar la forma de gobierno, sin embargo, los ocho linajes que se han localizado indican que el señorío de
Atlihuetzia fue muy importante tanto políticamente como en extensión territorial.

4.- A raíz de la conquista muchas familias de la nobleza indígena perdieron sus privilegios, fueron despojados de su grandeza y
reducidos al olvido, un ejemplo de ello lo constituyen el linaje de Acxotecatl Cocomitzin quien después de controlar un extenso
territorio quedo en la extrema pobreza y desprestigiado, aunque fray Juan de Torquemada señala que el niño Bernardino fue el
heredero de este cacique, no hemos encontrado algún documento que reafirme lo antes citado.

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-------------------------------- Suma y epíloga de toda la descripción de Tlaxcala. Paleografía y notas de Andrea
Martínez Baracs y Carlos Sempat Assadourian, Prólogo de Wayne Ruwet, México, UAT - CIESAS Col. Historias,
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15
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Pensar que este hermoso recinto interior, fue utilizado totalmente como panteón. Fotografía: Rafael García / ParaDigma

16
Opinión

¡AH! LA PRIMAVERA…

Profesor Evaristo Velasco Álvarez


velasco_alvarez@yahoo.com

Marzo y la llegada de la primavera nos recuerda que en la vida todo tiene un inicio y un final y que no siempre es lo que
nosotros quisiéramos que fuera. Llegan nuevos hijos y se van familiares que por su edad, por un accidente o por falta de
salud, acaban sus días y se reintegran al orden universal de la renovación, del retorno al polvo de donde provenimos y de
reencontrarse con un pasado de luz que se proyecta en un futuro vibrante y hermoso.
Y pasamos momentos difíciles de frío y de destrucción en muchos lugares de la patria, donde los hermanos
mexicanos estuvimos de luto y duelo, pero también hemos tenido días de fantástico colorido con lunas muy bellas que en
muchos años no se volverán a ver, así como noches de firmamento estrellado en donde pudimos apreciar las estrellas y
las constelaciones.
Y todo en la vida es así, empezar y terminar, iniciar y acabar, subidas y bajadas, idas y venidas, crecimiento y
decrecimiento, luz y sombra y hasta oscuridad; y en medio de todo eso la grandeza de la creación, donde los hombres y
las mujeres de mi patria y de todo el orbe, nos fortalecemos en amistad y en alegría; en convivencia familiar y en la fortuna
de encontrar que somos parte de la gran creación universal.
Marzo, en esta ocasión, es el momento en que la luna llena (primer plenilunio de la primavera), nos recuerda
que el inicio de la vida es sí, en ocasiones doloroso y difícil, pero siempre será la oportunidad de hacer nuestras tareas con
mejor dedicación, con más interés, con el pensamiento cada día más claro de que o lo hacemos por amor a toda la
humanidad, o nos quedaremos solos.
Y nuevamente los árboles se llenan de hojas nuevas, de retoños, de floración; y los campos se tornan floridos
y de colores maravillosos, y las aves enamoran el paisaje y el entorno con sus trinos y sus arrumacos para el apareamiento
que traerá nuevos miembros a sus familias. Y la vida se renueva y las esperanzas se reavivan y los humanos nos
fortalecemos en nuestras creencias, en nuestros ideales, en nuestra comunión espiritual.
Ojalá y quienes administran nuestro país también se renovaran en la honestidad, en la tolerancia, en la
entrega a su trabajo (por el que les pagamos muy bien), a su compromiso de hacer de su tarea una forma de agradecer al
pueblo por los beneficios económicos y de elevación de espíritu han recibido, gracias a la voluntad popular de elegirlos.
Desde aquí hago votos sinceros porque el amor a la humanidad se haga presente en las actividades que
todos desarrollemos, para beneficio de todos. Así estaremos haciendo ¡Que viva México!

17
18
ESPIGANDO TIEMPOS

EDUCACIÓN UNIVERSITARIA EN TLAXCALA

Rafael García Sánchez17

NOTA: en la revista Quórum (año IX, No. 68; pags.19-23), incluí, a manera de avance, la parte I y II de este breve
ensayo, relacionado con el acontecer universitario en Tlaxcala. En esta ocasión, presento los diez apartados,
completos, para que puedan ser consultados, de principio a fin, y/o determinadas secciones, con el afán de que esté
el trabajo completo en un (este) mismo espacio.

Parte: I18

Más que imprescindible, es importante que cada determinado tiempo la ciudadanía „reoxigene‟ los conocimientos que se
tienen, en relación a la educación oficial (entiéndase Institucional) del grado de que se trate, en este caso en nuestro estado
de Tlaxcala. Si le preguntáramos, hoy día, a cualquier estudiante de nivel bachillerato ¿qué alternativas universitarias
conoce dentro de la geografía tlaxcalteca? es probable que nos responde sin mayor inconveniente al menos cuatro o cinco
nombres de universidades, creyendo que tal oferta siempre ha existido, sin siquiera imaginarse que apenas hace poco más
de cuarenta años no existía ninguna Universidad en el estado de Tlaxcala.

Nuestros jóvenes en la década de los 60‟S y principalmente en la de los 70‟S en realidad debían afrontar serias
dificultades, si es que al haber concluido sus estudios de nivel medio superior, es decir Preparatoria, pretendían continuar
estudiando una licenciatura, ingeniería, etcétera. Necesariamente debían „salir‟ del estado a entidades circunvecinas,
especialmente el Distrito Federal, para intentar ingresar a determinada Universidad. Salir no era dificultad, lo realmente
difícil era sostener económicamente tales estudios y todo lo que ello representara; y digo difícil, porque la economía
familiar no tenía la holgura suficiente como para financiar estudios de nivel licenciatura por varios años ya sea en Puebla,
Querétaro o el mismo Distrito Federal.

Por ello, cuando se alcanzó la meta, en noviembre 20 de 1976, fecha en que el Congreso del Estado de Tlaxcala
decretó la creación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, se puede considerar fecha importante por tan resonante
logro. Ciertamente fue la „creación‟ oficial, formal. De esa fecha, a que la UAT empezara a dar resultados, dando cavidad
a las primeras generaciones, y entregar los primeros Certificados y Títulos correspondientes, habrían de pasar al menos 6 u
8 años; dado que al principio no se contaba ni siquiera con edificio central, con mesas con sillas… con nada. Solamente
con mucho entusiasmo de los actores estudiantiles, profesorado y directivos que desde el I.E.S.E. impulsaron
tremendamente, contra viento y marea institucional, la creación de la anhelada Universidad.

17
Presidente del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.
18
publicada el lunes 22 de enero, 2018, en la La Voz Digital; Tlaxcala, México; Director: Jaime Narváez; (cada apartado romano, se publicó
cada lunes, en el mismo medio informativo, a partir de la fecha de esta primera publicación.

19
Así pues, cuando se colocó la Primera Piedra de Rectoría, ello el día 29 de noviembre del mismo 1976, por el propio
Presidente de la República Luis Echeverría en el penúltimo día de su administración, fue un día educativamente histórico
en el Estado de Tlaxcala. Todo ello ante la complaciente mirada de Emilio Sánchez Piedras, gobernador de Tlaxcala, y del
Primer Rector de la misma, médico Luis Carvajal Espino, por cierto Profesor de Enfermería de aquellos años del Instituto
de Estudios Superiores del Estado de Tlaxcala.

La foto que adjunto a esta colaboración refleja un momento, de emoción desde luego, posterior a la colocación de
la Primera Piedra del edificio que habría de ocupar Rectoría. En la gráfica vemos tanto a Sánchez Piedras, como al Rector
Carvajal Espino, en medio de importante grupo de alumnos y maestros. Uno de ellos, Isaías Bello Pérez, propietario de la
presente fotografía, tuvo la amabilidad de permitirme este valioso documento, gesto que reconozco y agradezco. Ese
momento que refleja la fotografía pudiera parecer simple, fácil, breve; sin embargo cabe precisar que no todo fue miel
sobre hojuelas: hubo que recorrer un tremendo camino y afrontar ásperas dificultades y problemas por más de seis años
para llegar a tan importante momento: la colocación de esa primera piedra.

Tiempo al tiempo.

Parte: II
Tres días antes de haberse colocado la Primera Piedra del edificio de Rectoría, Luis Carvajal Espino rendía protesta al
importante cargo de Rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y recibía además el nombramiento que lo acreditaba
como tal, de manos del gobernador Emilio Sánchez Piedras. Todo ello, el día viernes 26 de noviembre de 1976 en el Salón
Rojo de Palacio de Gobierno. Momentos después Carvajal Espino declaraba: “El máximo honor que puede tener un
tlaxcalteca y una máxima responsabilidad es ser Rector de la Universidad. Voy a tratar de corresponder con dignidad al
honroso cargo que se me ha encomendado”.

20
Carvajal Espino, de 39 años en ese momento, externó además de emoción, parte de su trayectoria profesional, misma que
abarcaba “once años de ejercer la profesión de la Medicina, en Gineco-Obstetricia y en Actualización de Salud Pública”
dando clase de enfermería, en la Escuela de Enfermería; y de Anatomía Humana y Reproductiva en la Escuela de
Odontología, ambas instituciones dependientes del Instituto de Estudios Superiores del Estado. Esas fueron las primeras
declaraciones de Carvajal Espino ya en su calidad de Rector de la UAT. Realmente era un cargo de „máxima
responsabilidad‟ la que acababa de asumir el catedrático del IESE, sobre todo cuando la naciente Universidad no contaba
más que con el terreno que justamente ese día empezó a ser preparado (emparejado con maquinaria pesada), para la
colocación de la primera piedra, el lunes 29, por el Presidente Luis Echeverría Álvarez (como lo sinteticé en la
colaboración anterior).

Diez meses después (en septiembre de 1977) la Universidad Autónoma de Tlaxcala publicaba y difundía el primer
número de su “Revista Universitaria”, de 30 páginas; dirigida por el Sr. Luis Ervey Sánchez M. (que por cierto Sánchez
Márquez fue uno de los egresados de la primera generación de Pasantes en Derecho, alumnos que iniciaron estudios
(cuatro años) en el IESE, y terminaron graduándose bajo las siglas de la UAT, el 27 de agosto del mismo 1977. Fueron
diecisiete varones y seis damas quienes egresaron de esta generación de abogados).
La Editorial de esa primera revista de la UAT, como es de suponerse, fue escrita por el propio Rector Carvajal
Espino; nada más que a diferencia de sus declaraciones iniciales en el Salón Rojo, aquí ya se aprecia un funcionario más
enérgico, firme y –quizá– hasta, arrogante; dejando de lado aquella intención de “corresponder con dignidad al honroso
cargo” que diez meses antes le fue conferido.
“Nuestra Universidad (apunta el Rector, en la página 3) nació limpia, sin partidarismos ni consignas, nació con los
mejores augurios…”

“Nuestra Universidad (continúa Carvajal Espino), la más joven del país, con solo nueve meses de vida y forjada para el
servicio del Pueblo de nuestra entidad, se ha superado notablemente ofreciendo actualmente quince carreras en lugar de
las seis iniciales”

“¿QUINCE carreras, en lugar de las SEIS iniciales?” En automático se entiende que NUEVE carreras fueron
creadas en apenas diez meses; porque reconoce que seis carreras ya existían; lo que no mencionó, es que la Universidad
nació “absorbiendo” esas seis Carreras establecidas y encaminadas por el Instituto de Estudios Superiores del Estado cuyo
Director General desde 1972 hasta la fecha de creación de la Universidad era el Lic. Antonio Flores Gracia.

“Vulnerar la libertad –continúa el Rector– de los centros educativos significa impedir que realicen sus funciones.
Cualquier individuo o grupo, aun cuando pertenezca a las propias comunidades académicas, cualquier institución,
destruyen esa libertad cuando intervienen en la vida de una Casa de Estudios […] Condenamos todos aquellos
procedimientos que intentan impedir las tareas de educación, investigación y difusión de la cultura en un clima de
libertad.

21
“También condenamos la violencia en todas sus formas y manifestaciones porque intenta suprimir la libertad de nuestros
centros educativos al deteriorar su imagen frente a la sociedad, condenamos las provocaciones y la agresión dentro y
fuera de las comunidades educativas; consideremos que cualquier género de represión venga de un individuo, un grupo ó
una institución, tenga su origen en el seno de la comunidad académica o fuera de ella…”

Para concluir este apartado, quiero reproducir un párrafo intermedio de la citada Editorial:
“La autonomía de que goza nuestra Universidad no es un privilegio „es un derecho y una responsabilidad‟. Derecho
porque se estima respetable mientras la sociedad conceda un alto valor a la educación, la investigación y la cultura;
responsabilidad porque es el marco indispensable para la realización plena de las funciones que tiene encomendadas”
El citado párrafo, „coincidentemente‟, es idéntico a otro, publicado en la misma revista, página 21, texto autoría de otro
colaborador. De hecho, se aprecian con claridad determinadas similitudes en uno y en otro texto. En una primera lectura,
en general, me pareció desconcertante, tratándose de un Rector Universitario; o bien: que un alumno hubiese querido
seguirle los pasos literariamente hablando.

Tiempo al tiempo.

22
Parte: III

Al haber rendido protesta Luis Carvajal Espino como primer Rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, concluía
importante y tensa etapa para tres instancias: Educación Pública Federal, encabezada por el Sr. Presidente don Luis
Echeverría, que desde su primera gira como tal en 1972-73 por territorio tlaxcalteca había recibido tan importante petición
por dirigentes de la Federación de Estudiantes Tlaxcaltecas (FET), lidereada entonces por el inquieto Ernesto García
Sarmiento; Gobierno del Estado de Tlaxcala al mando de Emilio Sánchez Piedras, que a pesar de su animadversión por
emprender y poner en marcha un proyecto universitario de tal magnitud, y ante los constantes y entendibles reclamos en
tal sentido por parte del Director del Instituto de Estudios Superiores del Estado de Tlaxcala, Lic. Antonio Flores Gracia,
como de la misma FET, como de otros grupos estudiantiles y magisteriales, y sobre todo ante las indiscutibles
instrucciones que Sánchez Piedras recibió directa y personalmente del primer mandatario Luis Echeverría a su regreso los
dos, del complejo petrolero “Las Truchas”, en Michoacán (ya en la recta final de su sexenio), terminó por obedecer lo
ordenado; y tercero: para el propio Instituto de Estudios Superiores del Estado de Tlaxcala, que contra viento y marea, por
varios años, no cejó ni desmayó en su determinación (ampliamente sustentada) de crear la UAT. El objetivo, para los tres,
había sido alcanzado.

Echeverría Álvarez, aunque „casi fuera de tiempo‟, cumplió uno de los dos objetivos nacionales que se había
trazado en cuanto al sector Universitario, tanto de Tlaxcala como de Quintana Roo, que eran en ese momento las dos
entidades federativas que aún NO contaban con una Universidad. Quizá movido por un sentimiento no de culpa, pero sí
con el afán de medio „recomponer‟ o desmarcarse de esa apreciación social que en su persona se había formado, como
consecuencia de los lamentables sucesos de octubre del 68, fue como a pesar de las inconveniencias que representaba
promover el estudio Universitario, fue que, aunado a los múltiples reclamos que a su persona presentaron tanto directivos
del IESE como integrantes de los llamados Gavilanes, determinó ordenar, en definitiva a Emilio Sánchez Piedras, vía
Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación, la creación de la UAT.

No es casualidad, pues, que en el penúltimo día de su sexenio, como ya cité, viniese a Tlaxcala a realizar intensa
gira de trabajo, en la que desde luego estaba contemplada la colocación de la Primera Piedra de Rectoría. Ello le valió la
simpatía y el agradecimiento del sector estudiantil tlaxcalteca, que no era menor; también a escala nacional se le otorgó el
aplauso por las acciones emprendidas en los sectores escolares, culturales y artísticos. ¿Qué tuvo grandes defectos y
desaciertos como primer magistrado de la nación mexicana? Desde luego que sí: los problemas de México nunca han sido
mínimos, quiero decir pequeños. Las presiones que desde TODOS los sectores (incluyendo los internacionales) recibía
continuamente eran atiborrantes, calamitosos quizá. En lo personal: reconozco que cumplió su palabra dada personalmente
tanto al entonces Director General del IESE Antonio Flores Gracia, como al líder estudiantil Ernesto García Sarmiento.

El objetivo de estos dos personajes citados, apoyados desde luego por sus gremios, el Magisterial y el Estudiantil,
respectivamente, fue alcanzado para beneficio universitario del Estado de Tlaxcala. Torpemente se pudiera haber
manejado que ningún integrante de esos diversos grupos que lucharon tanto por conseguir la Universidad, recibió „cartera‟
alguna en la naciente Universidad. Los hechos y las acciones –demostrables– emprendidas por todo un enorme grupo de
ciudadanos tlaxcaltecas en beneficio de los estudios universitarios adquiridos, supera en mucho tan pobre y mezquina
concepción (de „las carteras‟).

23
Lograron el objetivo; lograron una Universidad para el estado de Tlaxcala, la primera Universidad; y eso fue un
logro importantísimo, a pesar de las constantes negativas con las que se toparon. Para la repartición “de carteras” es
probable se hayan acercado personas acostumbradas a llegar a la mesa puesta, y ello es muy fácil de detectar, revisando la
PRE-actuación de cada uno de ellos, en los primeros años del arranque universitario, empezando desde luego con el propio
Rector. Pero eso no es nuevo: no olvidemos como “pagó” el pueblo romano al gran tribuno Marco Tulio Cicerón, después
de haber luchado, permanentemente, por la grandeza y esplendor de su pueblo. Después de todo: Roma no ha vuelto a
tener otro Marco Tulio y, lamentablemente, muchos „Catilinas‟ (así, con “i”). La foto que adjunto en esta ocasión, fue
publicada en primera plana de El Sol de Tlaxcala, el día miércoles 30 de enero de 1977.

Tiempo al tiempo.

Parte: IV
“No se preocupen muchachos: si a mi amigo Luis Echeverría no le da tiempo de autorizar La Universidad de Tlaxcala,
será uno de mis primeros compromisos para con la educación del Estado de Tlaxcala”. Palabras más, palabras menos, esa
fue la respuesta que externó el entonces candidato a la presidencia de México, Lic. José López Portillo en su recorrido por
el estado, a los integrantes de la Federación de Estudiantes Tlaxcaltecas (FET), lidereada por Ernesto García Sarmiento,
conocido entonces como “el gavilán”; inquieto luchador social en apoyo permanente por las causas sociales del estado de
Tlaxcala. Recordemos brevemente que el papá de don Ernesto practicó por muchos años el boxeo profesional. En ese
ámbito deportivo, se hizo llamar “Kid Gavilán”. En consecuencia, a su hijo Ernesto se le reconocía como “el gavilán”.
Así las cosas, a ese nutrido grupo (integrantes de la FET) se le denominaba „los gavilanes‟ en la década de los 70‟S, dado
que a la cabeza del mismo estaba Ernesto García Sarmiento.

24
Escuchaban con atención –también– la citada promesa del candidato López Portillo, los maestros y directivos del IESE,
encabezados por el Lic. Antonio Flores Gracia, entonces Director del Instituto de Estudios Superiores del Estado, gestor
principal de la idea y de las acciones encaminadas para conseguir la Primera Universidad del estado de Tlaxcala.

Seguramente tal propuesta, del candidato durante su recorrido por Tlaxcala, y publicada en medios impresos,
recordó y „reactivó‟ la intención del aún presidente Echeverría Álvarez, para que antes de que terminara su sexenio, él
viniera a colocar la Primera Piedra de la Universidad. Y cumplió como los buenos, como ya hemos apuntado en
colaboraciones anteriores: un día antes de que entregara la Banda Presidencial, realizó extensa gira de trabajo en nuestro
estado, y una de esas acciones fue colocar la multicitada primera piedra universitaria.

Se cerraba con ello una etapa importante, pero se iniciaba otra, también difícil, intensa y en cierta forma compleja,
en razón de que: primero se estaba empezando desde cero, sin instalaciones, sin recursos y –preocupante– sin experiencia.
Los tanteos, los vaivenes, las imprecisiones, y hasta las buenas ideas, se agolparon en aquella que fue la Primera Reunión
de Consejo (de lo que ahora se conoce como Consejo Universitario); en donde la percepción, siempre calculadora y aguda,
del Prof. Tomás Munive Osorno se dejó escuchar con claridad: “sugiero: se designe al Lic. Flores Gracia, que tiene la
experiencia necesaria, para que realice las consultas precisas ante la Secretaría de Educación Pública [Federal] y una
vez obtenidos los lineamientos y procedimientos correspondientes, los presente ante este Honorable Consejo, y se tome la
determinación más conveniente”.
La estructuración, creación, análisis e implementación del “Órgano de Planificación” -nada más y nada menos-
era en ese momento el tema medular de atención y discusión. El Rector Carvajal Espino escuchaba, sopesaba, aprendía.
De hecho: ninguno de los presentes conocía todo ese proceso, tan necesario como importante, a implementar en el seno de
la UAT. En ese momento, Flores Gracia estaba presente como Consejero y como Catedrático de la Escuela de Comercio;
por su parte Munive Osorno en su calidad de Director de la Escuela Normal Superior, formaba parte del citado Consejo.

Esa fue la propuesta de Munive Osorno; desconozco hasta qué grado se estipuló en el Acta respectiva de aquella
primera sesión (desconozco, también, si se levantó tal Acta). Poco tiempo después, al ser nombrado Director de la Escuela
de Comercio Javier Lima Paredes, una de su primeras encomiendas fue despedir, dar de baja al Lic. Flores Gracia como
Consejero y como Catedrático de la citada Escuela de Comercio. Posiblemente la presencia del creador e impulsor de la
UAT -dentro de las filas universitarias- incomodaba a más de uno. Sano y conveniente, hubiera sido que alguno de los
reunidos en aquella histórica primera Sesión de Consejo, hubiese traído a colación las palabras del Presidente López
Mateos, en el sentido de que: “Las Universidades surgen del mejor impulso del pueblo. La Universidad debe dar su mejor
ímpetu al pueblo que las crea”. Ello les hubiera dado un “norte” para ubicarlos en esos primeros pasos.

Sin embargo, había, más que temores infundados, nerviosismo de perder –quizá– la naciente zona de confort o de
privilegios que se pudiera haber vislumbrado desde algunos núcleos internos. Cuando la realidad de los „reales objetivos‟
de una Universidad, son y debieran de ser otros. Precisamente los que estaban por definirse en el citado „Órgano de
Planificación‟. Punto y aparte de todo ello fue la llamada Ley Orgánica (surgida desde el Congreso del Estado por Decreto
No. 95, en el mismo 1976), misma que pocos años después habría de ser “readecuada” de acuerdo a intereses muy
particulares (pero eso ya es „harina de otro costal‟). Recuerdo, en este punto, el viejo refrán de los abuelos: “Nadie sabe
para quién trabaja”.
Tiempo al tiempo.

25
Parte: V

Mientras fueran peras o manzanas, es decir: en tanto se determinaba quien debería asumir la titularidad del Órgano de
Planificación, de la recién creada UAT, cargo para el cual el rector Carvajal Espino proponía al entonces Secretario de
Salud, quizá movido por la cercanía y amistad que le unía al también trabajador del Hospital de la Mujer en la ciudad de
Santa Ana Chiautempan, los cursos en el Instituto de Estudios Superiores del Estado continuaban su ritmo normal, no se
detenían. Así lo entendían con claridad las diversas generaciones que estaban por concluir sus estudios profesionales,
como era el caso de los Departamentos de: Enfermería y Obstetricia, Derecho, Normal Superior, Comercio y
Administración, y Odontología; dado que todos ellos fueron el pilar inicial, los que pasaron „automáticamente‟ a dar
cuerpo, forma y razón de ser a la Universidad.

Una de esas generaciones, el Departamento de Derecho, fue la que después de cubrir más del 80% sus valiosos
estudios iniciados como Instituto de Estudios Superiores del Estado, los estudios restantes los concluyó ya con las siglas
de la UAT (aunque los planes escolares y materias académicas fueron cien por ciento IESE). Dicho de otra forma: entraron
como IESE, y terminaron como UAT. Así las cosas, fueron veintitrés jóvenes y dinámicos abogados, los que recibieron
sus respectivas Cartas de Pasantes y anillos de graduación de manos del propio rector Luis Carvajal Espino, quien además
fungió aquella noche como Padrino de Anillos; en tanto que el entonces Secretario General de Gobierno Samuel Quiróz de
la Vega a la sazón maestro del propio Departamento de Derecho, fungió como Padrino de Cartas de Pasantes. Todo ello, el
día 27 de agosto de 1977, en conocido Auditorio de la ciudad de Tlaxcala (en esa fecha: la UAT apenas tenía nueve meses
de existir –digamos– „virtualmente‟, dado que su proceso de formación como tal, apenas estaba en proceso de inicio).

26
¿Pero quienes fueron los integrantes de esa Primera Generación de abogados? Creo que la importancia de ese vigoroso
grupo IESE-UAT, o quizá UAT-IESE, vale la pena traer a colación el nombre de las seis damas y diecisiete varones que
orgullosos recibieron sus Cartas de Pasantes a eso de las 8 de la noche. Ellas: María del Rocío Cuevas Zárate, María Rita
Maldonado Islas, María del Carmen Ojeda Rosas, María de los Ángeles Quiroz Cano, Librada Rojas y Carmina Aída
Roldán Sánchez. En cuanto a los varones, ellos fueron: Edmundo Flores Meza, Pablo Roberto Hernández Hernández;
Ramón Hernández Márquez, Emiliano Hernández Salazar, Víctor Rodolfo Lima Nava, Roberto Mendoza Carro, Abelardo
Morales Terán, Isidro Nuche Cabrera, Félix Ordoñez, Cocoletzi, Héctor Guillermo Pérez Nava, José Román Ramírez
López, Luis Ervey Sánchez Márquez, Filemón Rubén Solís Quéchol, Hugo Ambrosio Tónix Rodríguez, Perfecto Vázquez
Magno, José Antonio Xochipa García y Javier Zavala Rentería.

Todos ellos alcanzaron ese 27 de agosto de 1977 un sueño, seguramente anhelado también por sus propios padres
y hermanos; la mayoría de ellos con muchas dificultades económicas, lograron pasar a servir a la sociedad tlaxcalteca en
su calidad de abogados. Solamente tres o cuatro de ellos obtuvieron su titulación sin preocupación alguna, dada la
solvencia económica de que gozaban sus familiares. Como es claro presuponer, esa minoría logró establecerse –
laboralmente hablando– en la Universidad que aún no cumplía, como hemos dicho, el primer año de vida.

Es probable que hoy día (febrero del 2018) varios de ellos ya pudieran haber fallecido. No así su historia, sus
familiares, hermanos(as), esposos(as), hijos(as). Quizá pequeña, pero la historia que en su momento labraron, -en lo
personal y en lo familiar- todos y cada uno de los veintitrés abogados ya mencionados, es una historia grande, importante.
Y así como ellos, integrantes de esa “primera generación UAT”, así los demás, de las otras facultades pioneras de la
Universidad Autónoma de Tlaxcala, generaciones en cuyos inicios egresaron importantes grupos de profesionistas que
sirvieron a la tierra que los vio nacer.

Esas primeras generaciones marcaron un parteaguas en los estudios universitarios en Tlaxcala, como se quiera
ver: a) ya no debieron “salir” a otras latitudes geográficas de la república mexicana, para dar continuidad a sus
aspiraciones profesionales; b) sentaron un precedente (en un principio) optimista, para las generaciones de estudiantes que
venían atrás de ellos, demostrando con resultados que las acciones emprendidas tenazmente por más de cinco años por
parte del Lic. Antonio Flores Gracia, Director General del Instituto de Estudios Superiores del Estado, junto con el Lic.
Ernesto García Sarmiento, Presidente de la Federación de Estudiantes de Tlaxcala (y a pesar de las múltiples negativas
institucionales a que debieron enfrentarse) daban los primeros resultados.

Esta apreciación personal, bien pudiera ser ratificada, aprobada o desmentida, –hoy día– por cualquiera de los
veintitrés egresados de esa Primera Generación de Derecho, por una razón muy sencilla: todos ellos deseaban, luchaban,
anhelaban la creación de la Universidad en Tlaxcala. ¿Quién mejor que ellos, para darle “al César, lo que es del César”?

Tiempo al tiempo

27
Parte: VI

Sin la formalidad de un traje –completo– del mismo color, se presenta el Dr. Luis Carvajal Espino, Rector de la UAT,
portando elegante saco negro, camisa blanca y pantalón azul, optimista y contento, en razón de que en apenas unos
momentos más, habría de tomar la protesta de rigor a los integrantes –por primera vez reunidos– del Consejo
Universitario, conocido también como Gobierno Universitario, convocados todos ellos por el Dr. Luis Antonio Angulo
Montejo, Secretario General de la UAT. De hecho, esta fue la histórica primera vez que se reunieron los diecinueve
miembros que rindieron protesta e iniciaron la enorme y delicada responsabilidad de dar origen a la Universidad
Autónoma de Tlaxcala en TODOS los sentidos, ámbitos y rubros, dado que, como es sabido: al haber surgido apenas unas
semanas antes por Decreto No. 95 del Congreso del Estado, no se tenía nada de nada, ni siquiera lema y tampoco escudo,
solamente el orgullo y la emoción de tener ya (aunque solo de palabra y por decreto legislativo), la naciente Universidad
Autónoma de Tlaxcala.

De hecho: esta histórica reunión tuvo lugar en la Sala Audiovisual de la original Facultad de Derecho (aula que, a
mi parecer, merece ostentar, hoy, una PLACA CONMEMORATIVA que rememore tan importante e histórico acto
universitario; y que recuerde, permanentemente, cómo inició la UAT, en qué condiciones físicas, económicas y
especialmente profesionales). Y algo sumamente curioso: encabezando tan importante evento, el emblema del Instituto de
Estudios Superiores del Estado, Departamento de Derecho, que en ese momento (en tanto no empezara a “caminar” la
UAT), seguía siendo el máximo Instituto de Estudios Superiores del Estado de Tlaxcala.

El rector Luis Carvajal Espino toma la protesta de rigor al primer Consejo Universitario, de la UAT, a mediados de diciembre-1976.

28
Pero más importantes que la Sala Audiovisual, que el Emblema del IESE y aún más importante que la virtual UAT, eran
las personas. Las personas, las veinte personas reunidas en ese momento, incluido desde luego el Rector Luis Carvajal
Espino.
Si en ese momento, en que los Consejeros Universitarios rendían protesta, hubiera entrado algún ex-alumno del
IESE, quizá hubiera pensado que se trataba de alguna nueva Comisión del IESE, para atender asuntos propios. Pero si
alguien le hubiese dicho, que en realidad se trataba del Consejo Universitario reunido en pleno, de la naciente Universidad
Autónoma de Tlaxcala, es muy posible lo hubiera tomado a broma, por varias razones:
Primero: el evento se estaba realizando en las instalaciones del Departamento de Derecho, perteneciente al IESE;
Segundo: enmarcaba tan importante evento el emblema de la Escuela de Derecho, del IESE; Tercero: Todos los
integrantes que rendían protesta en ese momento, eran académicos, directivos, estudiantes, del IESE. Inclusive: el
Director General del citado IESE, aparece en el centro, y atrás de él, en la parte superior, los Directores de los
Departamentos, incluido el Dr. Angulo Montejo; Cuarto: se pudiera agregar, además, el „detalle‟ de la férrea
animadversión del poder ejecutivo, para que se creara la Universidad de Tlaxcala.

Sin embargo no era ninguna broma. Realmente se estaba dando inicio, formal y legal, a la naciente Universidad
Autónoma de Tlaxcala, en aquella importante fecha, tanto para la sociedad en general, como para los propios integrantes
del citado Consejo Universitario.
En este punto es probable alguien se pregunte ¿quiénes eran, o fueron, los integrantes de ese Gobierno
Universitario? Aunque tal vez hayan sido plenamente difundidos en su momento, me parece que no está por demás los
relacione en este espacio:

Dr. Luis Antonio Angulo Montejo, a la sazón, Primer Secretario General de la UAT; doctor Manuel Aguilera
Arroyo, coordinador del área bio-médica; y el licenciado Germán Escobar Ramírez, coordinador del área de ciencias
sociales.
Por otra parte, por el Departamento de Odontología, el Director doctor Elías Ramírez León; por el sector
académico Oliva Ríos Pérez, y representando a los alumnos Catalina Muñoz. Por el Departamento de Derecho, el director,
Lic. J. Asunción Caballero, por el sector académico el licenciado Daniel Corona Sánchez, y por los estudiantes, Edmundo
Flores Meza.
Además: por la Facultad de Comercio, el (recién nombrado) director Javier Lima Paredes, por el sector
Académico el Lic. Antonio Flores Gracia, y en representación de los alumnos estuvo Sergio Yáñez Ramírez. Por el
Departamento de Ciencias de la Educación –Normal Superior– el director, Profesor Ernesto Larios López, por los
académicos el profesor Erubiel Barrientos Pinzón y por los alumnos, Ciro Cano Carro. Por el Departamento de
Enfermería, la directora enfermera María de los Ángeles Flores Lira, por los maestros enfermera Gertrudis Morales Flores,
y representando a las alumnas estuvo María Mercedes Sánchez Gutiérrez.

Y desde luego, la importante figura del rector Luis Carvajal Espino, quien al principio y al final del acto externó
elocuentes palabras de bienvenida, y agradecimiento, respectivamente, por el buen rumbo, inicial, que empezaba a tomar
la conformación más importante de cualquier Universidad, el Consejo Universitario, mismo que habría de regir la vida
interna e institucional, en este caso, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala.

29
Cabe apuntar, que en esa primera reunión, el rector atendió la terna propuesta (integrada por el C.P. Héctor Vázquez
Galicia, por el C.P. Luis Héctor Aguilar y por el licenciado en Economía Javier Lima Paredes) , para nombrar al nuevo
Director de Comercio, que en este caso resultó electo Lima Paredes con quince votos, que sustituye al Lic. Antonio Juárez
García (que, como los buenos, también estuvo presente).

Es importante apuntar, que esta primera reunión de Consejo Universitario NO se realizó ni en lo obscuro, ni a
puerta cerrada. Afortunadamente en ese aspecto, Carvajal Espino mostró respeto tanto para los miembros del Consejo,
como para la propia vida interna de la UAT, como para las personas que presenciaron tan importante sesión.

Para ese entonces, el Consejo Universitario, de inmediato empezó a sesionar como tal, teniendo como eje rector,
la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, con sus 50 artículos distribuidos en seis capítulos (y seis
transitorios), misma que por Decreto número 59 fue aprobado por el H. Congreso del Estado, el día 18 de noviembre de
1976, y después “Dado en el Palacio del Poder Ejecutivo del Estado, en la Ciudad de Tlaxcala de Xicohténcatl, a los
veinte días del mes de Noviembre de mil novecientos setenta y seis. El Gobernador Constitucional del Estado, Lic. Emilio
Sánchez Piedras, rúbrica; El Secretario General de Gobierno, Lic. Samuel Quiroz de la Vega, Rúbrica”

Tiempo al tiempo.

Parte: VII

¿Por qué se aprobó, en el Congreso del Estado, La Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, el día 18 de
noviembre de 1976? por una muy sencilla y simple razón: era el ÚLTIMO día del período extraordinario de sesiones. Tal
vez se pudo posponer tal dictamen para el siguiente período ordinario, sin embargo esto era prácticamente imposible: la
instrucción dada por Echeverría a Sánchez Piedras, en el sentido de cumplir el propósito de dejar colocada por él mismo la
primera piedra de la Universidad (en la construcción de rectoría), tal y como efectivamente se concretó el día 29 del
mismo. En consecuencia: Sánchez Piedras, a su vez, presionó al Congreso, para que le remitieran la Ley Orgánica de la
UAT, aprobada; todo ello, con el decreto No. 95.

Con cierta tranquilidad, Sánchez Piedras lo promulga un par de días después, es decir, el 20 de noviembre, de
acuerdo a las facultades que para ello le son inherentes. Esa fue una de las dos exigencias de Echeverría al gobernante
tlaxcalteca; la otra (aunque es harina de otro costal): devolver de manera inmediata y sin ninguna alteración en ningún
sentido, el ex convento de San Francisco a las autoridades clericales correspondientes y se reabrieran nuevamente las
puertas del templo en discordia, situación que, también, se acató aunque parcialmente, y con cierta inconformidad y/o
renuencia. La actividad política a escala nacional, también llegaba al clímax en cuanto a la nueva administración
encabezada como ya he mencionado por López Portillo, al rendir protesta el día miércoles 1ro de diciembre como
Presidente de México.

La citada Ley Orgánica de la UAT, la original, la aprobada en el Decreto 95, la que se atendió en el Consejo
Universitario por al menos un lustro antes de ser “modificada” o readecuada a conveniencia propia, no fue producto de un
día para otro, ni de una semana para otra, ni siquiera de un mes a otro. Para fines de febrero, y principios de marzo del

30
mismo 1976, atendiendo ahora si con formalidad y seriedad las constantes peticiones del Director del Instituto de Estudios
Superiores del Estado Lic. Antonio Flores Gracia, de los maestros, de padres de familia, de la federación de estudiantes
tlaxcaltecas, de organizaciones de alumnos de distintos Departamentos, es como Emilio Sánchez Piedras determina la
integración de una “Comisión de estudio para la creación de la Universidad”, determinando por su parte a tres personas
de su mayor confianza: Francisco Hernández y Hernández, Salvador Domínguez Sánchez, y José Antonio Álvarez Lima.
(Solamente participaron los dos primeros, en razón de que Álvarez Lima tenía prácticamente toda su atención profesional
en la hoy cdmx).

Por parte del Instituto de Estudios Superiores del Estado, participaron en tan importante Comisión: Antonio Flores
Gracia, Tomás Munive Osorno, Armando Prado Montiel, Rodrigo Preciado Terán, y los alumnos José Juan Montiel
Portillo, Juan Manuel Cruz García, Ángel Luciano Santacruz Carro. Es necesario resaltar que este alumno participó en las
cinco reuniones de marzo. Además, cabe apuntar que en la última reunión de ese mes, se incorporó Daniel Corona
Sánchez, y formando parte de la denominada “sub-comisión de asuntos jurídicos” se agregaron el Lic. Abelardo Morales
Terán y el alumno Luis Ervey Sánchez Márquez.

Cabe precisar que la primera reunión de la citada Comisión, se verificó el día 3 de marzo (de 1976), en las
Instalaciones de la Sociedad de Geografía, Historia, Estadística y Literatura, conocida en aquellos años como „Casa de la
Cultura‟. Había, inicialmente propuestos, dos puntos de reunión para la citada Comisión: El Palacio de Gobierno, o el
I.E.S.E. Por evidente razones, se determinó un lugar neutro, y el más indicado -y quizá acorde-, resultó ser precisamente
„La Casa de la Cultura‟.

El avance logrado en esas primeras cinco reuniones, del mes de marzo (días: 2, 8, 15, 22 y 29), del objetivo
trazado, fue aceptable, aunque no total desde luego, y no era para menos: se deliberaba en relación a una Institución, la
primera en el Estado de Tlaxcala que, evidentemente, requería detallados análisis y propuestas en diversos rubros; desde el
nombre oficial de la Universidad, hasta el presupuesto anual y su desglose correspondiente; pasando desde luego por
integrar el eje rector interno, precisamente la ya citada Ley Orgánica de la Universidad; las Facultades, o Departamentos,
con que habría de nacer (que fueron cinco las ya encaminadas), y las que se requerían de creación inmediata, dadas las
condiciones y necesidades sociales y laborales del estado de Tlaxcala. Así las cosas, esta importante Ley, fue diseñada
pacientemente desde ese mes de marzo, en la „Casa de la Cultura‟. Nadie era experto en todo. Fue un trabajo de equipo
que, en menor o mayor aportación, todo fue bienvenido.

Dejo en esta ocasión, la fotografía correspondiente a mi colaboración anterior, que se refiere a la Toma de Protesta
al Primer Consejo Universitario, por el rector Luis Carvajal Espino.

Tiempo al tiempo.

31
Parte: VIII

La gratitud, el saber reconocer y sobre todo el saber externar o demostrar las cualidades y/o las aportaciones de alguien
que trabaja positivamente por la ciudadanía, y especialmente por la juventud estudiosa de México y de Tlaxcala, en
cualquier tiempo, son valores que llevan y comparten personas de bien, ciudadanos orgullosos de sus raíces y de la
educación recibida, tanto en casa como en la escuela.

Un ejemplo claro de lo anterior, lo encontramos en el entusiasta grupo de alumnos universitarios que concluyeron
satisfactoriamente, en julio de 1977, su carrera profesional como Contadores Públicos. Ellos fueron la Primera Generación
egresada con las siglas de la UAT, aun cuando los cinco años de estudio hayan sido parte del Plan de Estudios delineado
por el Instituto de Estudios Superiores del Estado de Tlaxcala (I.E.S.E.).

Por medio de un hermoso RECONOCIMIENTO elaborado por el Mtro. Desiderio Hernández Xochitiotzin, en el
que ya se incluye el logotipo de la UAT (logo que apenas tenía medio año de haber sido creado por el Arq. Donaciano
Blanco Flores) los alumnos, ahora convertidos en orgullosos y sobre todo flamantes contadores públicos, reconocen la
importante labor académica del Sr. Director del IESE, en los siguientes términos:

Universidad Autónoma de Tlaxcala. La Primera Generación del Departamento de Comercio, otorga el presente
DIPLOMA, al C. Lic. Antonio Flores Gracia, en RECONOCIMIENTO a su destacada labor en pro de la Educación
Superior en el Estado. Tlaxcala de Xicohténcatl, a 9 de Julio de 1977. Atentamente, Los alumnos…

Y luego viene el nombre completo, y desde luego la firma, de cada uno de los veintiocho contadores. Excelente
detalle de jóvenes profesionistas tlaxcaltecas que en ese momento supieron reconocer parte de la importante labor
educativa, como bien lo expresan en el citado Reconocimiento, imagen que incluyo en esta modesta colaboración, para
mayor compresión de lo aquí expresado. Pero, ¿quiénes fueron los integrantes de esa denominada Primera Generación de
Contadores Públicos, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala? me parece que vale, en mucho, citar en este espacio sus
nombres:

Ángel Becerra Hernández; Gilberto Chavero Hernández; Fermín González Pintor; Rosalina Limón González; Luis Pérez
Castillo; Ángel Santacruz Carro; Ofelia Suárez Mendoza; Ángel Carrillo Rendón; Fernando Corona Pintor; Carlos Grajeda
Rojas; Mario Méndez Vázquez; Fortino Quetchol Jiménez; Rosalía Roldán Sánchez; Ángel Vázquez Maldonado;
Gregorio Cervantes Serrano; Saúl Flores Márquez; Apolonio Hernández Vera; Ismael Moya Moya; José Rodríguez
González; Aarón Sánchez Pintor; Sergio Yáñez Ramírez; Cecilia Curiel Vera; German Fierro Muñoz; Idolfo Lezama
Díaz; María Muñoz Sauz; Silvia Rodríguez Rodríguez; Lázaro Solís Romero, y Margarita Vázquez Hernández.

Quizá, en ese momento, julio de 1977, fue un evento más, fue un reconocimiento más. Sin embargo, y visto a la
distancia, se aprecia con claridad que fue un momento espacial, único, tanto para los orgullosos Contadores Públicos,
egresados del (aún citado) “Departamento” de Comercio, porque como se sabe, el nombre cambió a partir de 1978 por el
de “Facultad”, ya bajo las siglas UAT. También apreciamos el importante valor artístico, social, universitario y
especialmente educativo, que los firmantes reflejan en ese momento, y que transmiten no solamente a una persona, sino a

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toda una época, difícil desde luego, pero de grata memoria para todos ellos; porque gracias a esos esfuerzos, conjuntos,
pudieron lograr sus sueños profesionales, que con plena seguridad les permitió integrarse a la misma sociedad tlaxcalteca,
a servir desde su importante profesión de contadores públicos. (Qué pena, lo cito entre paréntesis, que „alguien‟ haya
señalado a esos importantes núcleos de estudiantes, como “grupos de revoltosos”; porque con hechos, ellos demostraron
que lo que buscaban eran espacios universitarios –que no teníamos ninguno en Tlaxcala– para ser profesionistas mejor
formados académicamente, y brindar servicio profesional en el lugar que ellos dispusieran).

Son ellos los que hablaron en ese momento, y los que siguen hablando hoy, con este Reconocimiento que a más de
40 años de entregado, sigue tan pleno, vigente y vivo, como en su momento lo fue. Todo ese cúmulo de participaciones,
para todos los actores de aquellos años, son las vivencias que necesariamente debemos reunir con gusto y con orgullo. Son
aquellos alumnos, contadores públicos, los que tienen también, hoy, el deber y quizá la obligación, de valorar lo hasta hoy
alcanzado por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, y no solamente en el área de la contaduría pública, sino en todas las
disciplinas que se imparten en la citada universidad Tlaxcalteca. Si como personas, somos capaces de reflexionar, al
menos cada año, de los logros y tropiezos que hemos tenido de manera individual, ¿por qué como sociedad no se realiza
acción similar con algo tan importante que tenemos, como es nuestra Universidad Autónoma de Tlaxcala?

Tiempo al tiempo.

Parte: IX

Dentro de los altibajos que ha tenido la edificación de la Sociedad de Geografía, Historia, Estadística y Literatura de
Tlaxcala a lo largo de más de 7 décadas, son varios los acontecimientos que puedo señalar como destacados y relevantes
para la historia de Tlaxcala. El primero de ellos es, indiscutiblemente, la generosa donación del citado predio por el Gral.
Adrián Aguirre Benavides, oriundo de Coahuila, que comprando y amoldando tal predio para una casa de descanso
personal, determinó que, al morir, dicha propiedad pasara en calidad de Donación; ello, derivado del orgullo del cual
siempre se ufanó, de ser descendiente de tlaxcaltecas.

Otro suceso importante, fueron las construcciones realizadas en ese espacio, por la Comisión Cuenca del Balsas,
entidad financiera que promovía y apoyaba la construcción de edificaciones escolares y culturales; en Tlaxcala la Presa de
Atlangatepec se vio beneficiada con recursos económicos provenientes de esa empresa, así como el río Zahuapan a su paso
por el municipio de Tlaxcala, con los muros de piedra que se hicieron a ambos lados y, desde luego, la Sociedad de
Geografía citada, comúnmente conocida en aquel entonces como Casa de la Cultura, en donde se construyeron una serie
de –digamos– salones, pero enfocados y/o diseñados para ser adecuados a las necesidades requeridas.

Cabe apuntar que dicha propiedad, durante algún tiempo estuvo a la deriva, por la indiferencia de unos, y por las
ambiciones de otros que, aprovechando determinadas coyunturas históricas, por un tiempo fue una especie de manzana de
la discordia. Afortunadamente tal propiedad se vio férreamente defendida por los Ings. Candelario Reyes, Ezequiel M.
Gracia y por otros dos personajes, consocios de la misma, de aquella época, ante las pretensiones de un dictadorzuelo que
pretendía incluir tal propiedad a negocios turbios.

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La Universidad Autónoma de Tlaxcala, tiene parte importante histórica en la citada propiedad. Recuérdese que en
el mes de marzo de 1976, en esas instalaciones se realizaron los trabajos de la “Comisión para la creación de la
Universidad de Tlaxcala”, en donde representantes tanto del I.E.S.E. como del mismo Gobierno del Estado, realizaron
sendas reuniones para encauzar, digamos, TODO, lo relacionado con la anhelada Universidad.

Este centro cultural, Sociedad de Geografía e Historia, permitió que una vez creada la Universidad Autónoma de
Tlaxcala, a partir del 20 de noviembre de 1976, en estas instalaciones se asentaran temporalmente las oficinas primordiales
de Rectoría de la UAT, en tanto se construían sus propias oficinas en lo que hoy es, precisamente, rectoría, enfrente del
CBTyS de la ciudad de Tlaxcala. Por otra parte, el propio Luis Echeverría Álvarez, en su calidad de Presidente de la
República y pocas horas antes de anunciar en el balcón central de Palacio de Gobierno la creación de la Universidad de
Tlaxcala, estuvo en las instalaciones de la Sociedad de Geografía, Historia, Estadística y Literatura para admirar una serie
de exposiciones de carácter cultural, en donde otro miembro distinguido de la citada agrupación cultural, don Desiderio
Hernández Xochitiotzin, entre otros, explicó personalmente al presidente Don Luis, parte del importante acervo cultural.

Además: varios de los entonces miembros de la S.G.H.E.L., llegaron a ocupar puestos de gran relevancia
educativa, tanto en el Instituto de Estudios Superiores del Estado, como en la misma Universidad Autónoma de Tlaxcala.
Otro factor importante de la citada agrupación cultural, ha sido precisamente como punto de factor, desarrollo y difusión
de aspectos eminentemente culturales para toda la sociedad en general. Desde luego que ha habido personas que, en su
calidad de Presidentes de la misma, han pasado sin pena ni gloria; sin embargo y por el contrario, ha habido personajes
que han realizado intensa actividad laboral desde aquellos espacios de estudio, historia e investigación.

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Me parece que, salvo algunas apenas perceptibles publicaciones, mínimas por cierto y hasta eso, nadie se ha
preocupado por integrar, reunir, analizar y publicar todos esos datos en que tal agrupación cultural ha jugado papel
importante en la vida en todos los órdenes de la sociedad en general. Ciertamente hubo un tiempo en que se llegaron a
juntar, deliberar y producir material cultural todo un grupo de personajes realmente comprometidos con sus actividades
tanto en lo grupal, como en lo estatal, como ciudadanos orgullosos de sus orígenes, y también de incuestionable capacidad
profesional y cultural. Esos fueron los buenos tiempos de la S.G.H.E.L.

Hoy, únicamente se tiene de ello los recuerdos; que seguramente el implacable tiempo habrá de borrarlos sin
dificultad alguna, por la soberbia, la mediocridad, la apatía y la torpeza que campean en tal propiedad. La Universidad
Autónoma de Tlaxcala, tuvo un brillante inicio en ese predio. Ojalá y no termine (que ojalá y no) del mismo modo. Ojalá y
allá, sí les permitan desarrollarse con libertad.

Tiempo al tiempo.

Parte: X
ULTIMATUM de Echeverría Álvarez, para crear la Universidad en Tlaxcala.

Se estaba alcanzando, el perverso objetivo de que terminara el sexenio de Echeverría, y NO se hiciera lo necesario para
crear la anhelada Universidad Autónoma de Tlaxcala. Por tal razón, un grupo de cinco tlaxcaltecas, representando cada
uno de ellos a su grupo (académico, estudiantil, confederación, etcétera), se propusieron entrevistarse, costara lo que
costara, con el Presidente Echeverría, en razón de que noviembre del 76, era el último mes del sexenio de don Luis
Echeverría, y en Tlaxcala seguíamos si nada, universitariamente hablando.

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TLAXCALTECAS, EN “LAS TRUCHAS”

Por este motivo, nuestros cinco persistentes, renuentes y exigentes tlaxcaltecas, decidieron llegar al importante,
muy importante diría yo, evento presidencial, en el municipio Lázaro Cárdenas, del Estado de Michoacán, al complejo
siderúrgico “Las Truchas”, a la inauguración del referido complejo, el día jueves 4 de noviembre (de 1976). Todo ello,
previo transporte aéreo que gestionó ipso facto el líder estudiantil Ernesto García Sarmiento, nada más y nada menos que
en Los Pinos. Fueron cinco espacios los que le reservaron a este grupo que tras varios años de insistir, solicitar, gestionar,
exigir o como se le quiera llamar, determinaron llegar, sino hasta las últimas consecuencias, sí hasta los últimos días del
sexenio aún en contra de su voluntad, y esto porque la causa, y sobre todo el tiempo, apremiaba.

Cabe apuntar que el mega-proyecto “Las Truchas” resultó un parteaguas en cuanto a proyectos siderúrgicos de
talla mundial; por tal razón, a este proyecto pudiera considerarse como la cereza del sexenio de Echeverría Álvarez,
echado a andar apenas casi 4 semanas antes de concluir dicho sexenio. Aunado a lo anterior, para la inauguración del
mismo, estuvo presente prácticamente todo el gabinete presidencial; estuvieron invitados TODOS los gobernadores
(asistiendo veintiocho, incluido Sánchez Piedras); diversos diplomáticos acreditados en México, muchos funcionarios
federales y estatales y, desde luego José López Portillo, presidente electo, que en menos de un mes habría de tomar las
riendas del país. Como se puede entender, el evento no fue nada nada menor.

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Y hasta el mismo, llegaron aquellos cinco tlaxcaltecas, aunque tenaces y exigentes, congruentes con sus convicciones y
con sus compromisos sociales. Pudiera ser que en su propio estado fueran minimizados y/o ignorados; pero es no los
amilanó; estaban decididos a alcanzar el objetivo Universitario, y lo lograron; y sabiendo reconocer: eso no fue cosa
menor. ¿Quiénes fueron ellos? Antonio, Ernesto, Abelardo, Gil (y otra persona).

Durante la extensa y pesada gira de trabajo, cuyo recorrido debió resultar agotador para la mayoría de los
invitados, el tiempo pasaba demasiado rápido. Ya en el atardecer, después de la comida, nuestros cinco paisanos no habían
encontrado una aunque pálida posibilidad de entablar diálogo con el ciudadano presidente de la república. Fue una
coyuntura, de recorrido, la que previeron, y la aprovecharon a la perfección: de regreso la comitiva presidencial, Ernesto
García con voz alta, llama la atención del Sr. Presidente, a lo que éste le responde: “¿Qué pasó Ernesto…?” dirigiéndose
el ciudadano Presidente al famoso Gavilán, y comitiva.

Pregunta mágica. El Estado Mayor Presidencial „se abre‟ para ceder el paso al ciudadano. A grandes rasgos
(porque el espacio se reduce con cada línea, y en esta décima aportación he determinado concluir este breve repaso
universitario, para dar paso al desarrollo de nuevos temas, y compartirlos desde este valioso espacio que nos permite el
medio informativo La Voz Digital). Previos saludos, Ernesto García Sarmiento cede la palabra al Lic. Antonio Flores
Gracia, Director General del Instituto de Estudios Superiores del Estado (de Tlaxcala), quien expresa respetuosamente las
siguientes palabras: “Señor Presidente, reciba un saludo cordial y afectuoso de la clase estudiantil del Instituto de
Estudios Superiores del Estado de Tlaxcala y de los maestros; y no deseamos que termine su mandato sin dejarnos
puesta la Primera Piedra de la Universidad”.

José López Portillo, obsequioso a la situación que conocía a la perfección, dado que durante su recorrido como
candidato por tierras tlaxcaltecas, conocía muy bien tanto la necesaria creación de la Universidad en Tlaxcala, como a este
inquieto y hasta atrevido grupo de gestores, escucha con atención la respuesta de Echeverría Álvarez: “Mañana a las 9 de
la noche los espero. Ahí anda su gobernador, pónganse de acuerdo. Mañana a las 9 de la noche los espero en Los Pinos,
para ver lo relativo a su financiamiento”. Fue todo.

Con tan claras instrucciones (entiéndase órdenes), ¿qué gobernante pudiera desatender o desobedecer lo indicado?
Acatando las instrucciones, el día siguiente, en la noche y en Los Pinos, se alcanzó el objetivo de cientos y cientos de
alumnos tlaxcaltecas. Un poco tarde, y con esa „sutileza‟ política característica en Echeverría, ese ultimátum, más claro
que el agua, se atendió con gusto y sobre todo con prontitud, por parte de todos los presentes.

Esa noche, después de la reunión en Los Pinos, todos los sinsabores del pasado, los altibajos, las confrontaciones,
los pesimismos, las esperanzas y hasta los sobresaltos quedaba atrás; todo fue contento, todo fue alegría; inclusive el
propio Sánchez Piedras invitó a toda la comitiva, a cenar en el “Santa Catarina”, uno de sus restaurantes favoritos,
ubicado en Insurgentes. Un logro magnífico, excelente, de TODOS los reunidos esa noche.

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Como se interfiere: lo demás fue dar celeridad a los trabajos encaminados, para que el Presidente Echeverría Álvarez
colocara personalmente, como fue, la primera piedra de rectoría, en el penúltimo día de su mandato. Y mejor aún: para dar
celeridad a la citada construcción, Echeverría, después de colocar esa primera piedra, invitando de regreso a los Pinos en
su helicóptero al rector y al tesorero de la UAT, ordena entregar un millón de pesos en efectivo (en Los Pinos), al ya
elegido rector Luis Carvajal y, desde luego a Moisés Barceinas Paredes, designado Tesorero de la UAT, para agilizar los
más elementales gastos de la naciente UAT. Todo lo posterior, me parece que es ya conocido, hasta nuestros días.

“todo fue contento, todo fue alegría; inclusive el propio Sánchez Piedras invitó a toda la comitiva,
a cenar en el “Santa Catarina”, uno de sus restaurantes favoritos, ubicado en Insurgentes”

Concluyo esta décima parte, con las primeras tres líneas de la primera parte: “Más que imprescindible, es
importante que cada determinado tiempo la ciudadanía „reoxigene‟ los conocimientos que se tienen, en relación a la
educación oficial (entiéndase Institucional) del grado de que se trate, en este caso en nuestro estado de Tlaxcala”.

Tiempo al tiempo.
P

38
Capilla Abierta de Tizatlan (*)

Costado (amarillo) de la Capilla Abierta de Tizatlán, ciudad de Tlaxcala. Foto estratégica: Rafael García / ParaDigma

Las llamadas Capillas Abiertas representan un nuevo tipo de construcción en el siglo XVI. Se pretendía despertar el
interés en las nuevas generaciones indígenas hacia la doctrina de Cristo. Esto ayudó a promover formas de
evangelización que se fueron integrando a las costumbres de los pueblos conquistados.

La Capilla de Tizatlán se destaca por los siguientes puntos:


1. Diversos autores hacen referencia de Tizatlán, asentamiento de los
Xicohténcatl desde 1550 año en que fue pintado el Lienzo de
Tlaxcala.
2. Tiene la Capilla cierta similitud con la que existió a un lado de la
Iglesia de la Asunción (San Francisco) y que mencionan Fray
Toribio de Benavente (Motolinio) [sic], y Diego Muñoz Camargo,
cronista del siglo XVI.
3. Desde el año de 1981 han sido localizados cerca de 200 m2 de
pintura mural a su interior, pertenecientes a diferentes épocas.
4. La construcción conserva muchos de sus elementos originales, lo
que la convierte en un exponente importante de la arquitectura
mexicana del siglo XVI. (*) texto expuesto en La Capilla
Abierta de San Estaban Tizatlán,
Tlaxcala.

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Capilla Abierta en San Esteban Tizatlán.

Pintura mural religiosa del S.XVI (*)

La fachada de este monumento construido por los indígenas bajo las órdenes de los frailes franciscanos, quedó
parcialmente tapada por el templo de San Esteban; y por ello para poder comprender la secuencia pictórica, como
observadores, nos situaremos al frente del arco triunfal que divide el presbiterio alto del resto de la capilla. De esta
forma a la derecha tenemos la representación del “Bautismo de Cristo en el Jordán”: esta pintura hecha para indicar
la importancia del bautismo católico comenzando por el propio su protagonista que es Jesús, al centro de la
composición y por San Juan Bautista, parece completarse con la imagen tridua de un posible santo franciscano cuyo
rostro se ha perdido por el deterioro y el tiempo.

Acceso a la Capilla Abierta de Tizatlán, ciudad de Tlaxcala. Foto estratégica: Rafael García / ParaDigma

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Hecho singular, son las pequeñas figuras acuáticas muy representativas de una tradición formal prehispánica,
donde el sincretismo es evidente en la mentalidad de los artífices indígenas que la plasmaron.
Continuando con el muro adyacente al interior, se aprecia la representación de la Epifanía o Adoración de los
Reyes a Cristo. Esta imagen se destruyó intencional y parcialmente por la apertura de la puerta de entrada al cuarto
que se edificó en una época más reciente y funcionó como sacristía; sin embargo, también se puede apreciar una
primera capa de color antes de la que nos referimos, que como criterio restaurativo se decidió dejar a la vista, para
que se observe la intención de la modificación de la primera imagen.
Siguiendo la vista hacia los muros laterales del presbiterio alto, tenemos la apreciación de secuencias
religiosas relacionadas con temas bíblicos y acontecimientos de la orden franciscana. Estas pinturas son
posiblemente de las representaciones más antiguas que se hicieron en esta capilla; que cabe decir, es una de las que
más conserva pintura mural con técnica al temple, propia de la época del contacto indígena con la cultura hispano-
cristiana. La pintura que se observa en el arco triunfal representa una escena celestial presidida por Dios Padre y la
corte angelical. Esta pintura de gran colorido fue repintada con anterioridad y por ello las figuras se ven más
grotescas de lo que parece ser.
Cabe señalar que las columnas del arco también tuvieron color, sólo que éste se perdió casi por completo
debido a que fue aplicado sobre una base de encalado muy ligera.
El observador puede apreciar hacia su izquierda, otras cenefas en gris con rasgos de estilo indígena. Es muy
probable que los muros blancos ahora hayan tenido anteriormente también pintura; sin embargo, esta se perdió
totalmente porque la capilla al parecer estuvo mucho tiempo en abandono, antes de que fuera utilizada para fines
eclesiásticos y servicios religiosos de la comunidad.
Al dirigir la vista al techo se puede apreciar que las zapatas de madera sobre las cuales descansan las vigas,
también fueron talladas y policromadas; y gracias al buen estado de conservación de sus materiales, se preserva casi
en su totalidad la pintura.
Por último, se sabe con certeza de la existencia de más pintura en las paredes del cuarto que puede apreciarse
bajo el presbiterio alto; murales que por el momento se encuentran encalados para ser descubiertos, cuando se tenga
con exactitud el conocimiento de su problemática de conservación vinculada con el contexto arquitectónico del
basamento prehispánico sobre el cual se asienta esta capilla abierta, que según dicen los estudiosos de la arqueología
tlaxcalteca corresponde al antiguo palacio de Xicohténcatl, lugar donde Cortés instaló la primera cruz como signo del
inicio de la cristiandad en estas tierras.

(*) texto expuesto en La Capilla Abierta de San Estaban Tizatlán, Tlaxcala.

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QUERUBIN (*)

Muy interesante es conocer el origen etimológico del término querubín, del que vamos a establecer su significado. Y
es que deriva de la palabra del latín tardío “cherubim”, que, a su vez, procede del hebreo. En concreto, de “qerub”.
Se trata de un concepto que se emplea en el ámbito de la religión para nombrar a una cierta clase de espíritus
celestes.
Los querubines son ángeles que, dentro de los denominados coros angélicos, componen el segundo coro (el
primero está formado por los serafines) de acuerdo al catolicismo. Representados como niños alados, los querubines
protegen la gloria divina
La teología indica que quienes ven a los querubines son aquellos que se encuentran en un estado de
elevación, con el cielo a su alcance. De acuerdo a lo que se desprende de la Biblia, los querubines tienen la finalidad
de alabar a Dios y de recordar la gloria divina.
Los querubines también pueden agruparse y servir como medio de desplazamiento ya que se movilizan como
“relámpagos”, según las Sagradas Escrituras, […]
A la hora de pintar querubines, existen diversas reglas que ayudan a conseguir el mejor resultado. Así por
ejemplo, se establece que lo primero que tiene que dibujarse es su contorno, haciendo uso de formas geométricas: el
triángulo para lo que sería el vestido y un círculo para la cabeza. Además se establece que el pelo debe tener
apariencia drapeada, que sus mejillas tienen que ir en un color rosado y que debe delimitarse muy bien lo que sería la
parte suprior de las mejillas o mofletes. (*) https://definicion.de/querubin/

Detalle, Querubines, o Querubes, que adornan la Capilla Abierta de San Esteban Tizatlán, en la parte superior del
coro izquierdo, o capilla de Música; fotografía: Rafael García / ParaDigma.

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REFLEXIÓN MATUTINA.

Tetra heroica Veracruz el 13 de marzo del 2018

La nota aparecida en el Facebook referente al Viejo y Nuevo Veracruz firmada por Magda Lena solicitando que le señalen si
CHUCHO EL ROTO verdaderamente existió o es solo un mito, acaparó un sinnúmero de comentarios entre los que destacan los
de Mario Jesús Gaspar Covarrubias. Quién señala que este falleció en 1885, señalando que esta fecha correspondía al gobierno
de Porfirio Díaz y otro de los comentarios señala el episodio del robo del reloj de Díaz efectuado por Jesús Arriaga durante una
fiesta de la alta sociedad efectuada en los salones del Palacio Nacional.

LOS APUNTES PERSONALES DE CHUCHO EL ROTO.


POR: Edwin Corona y Cepeda.

Desde hace varios años la figura de Jesús Arriaga, más conocido como Chucho el Roto, apodo compuesto por el acronímico de
Jesús y Roto porque en esa época a quién vestía elegantemente se le clasificaba como Roto, por lo que podemos deducir que
Jesús Arriaga vestía siempre elegantemente.

Pero, también y esto es prácticamente desconocido para la mayoría de los estudiosos de esta legendaria figura,
Chucho el Roto escribió una especie de diario, donde dio cuenta de diversas acciones entre las que destacan su aprehensión, la
muerte de su madre, su relación con el Lic. D. Francisco Javier de Torre Blanca y Pérez y el Lic. Rafael Barragán quién fuera su
compañero de bartolina, la conformación de su banda compuesta por Margarito López “El Rorro”. Juan Ramírez “La Changa”.
Simón Palomo “La Fiera”, la fuga de todos ellos de la Cárcel de Belén y la posterior incorporación de Antonio Lebrija “Lebrija”,
dando cuenta también de los ingeniosos robos y asaltos a la mansión de Diego de Frizac, al Banco Nacional, a los comercios
“La Sorpresa” y “La Primavera” , el robo a la ilustre dama Doña Romualda Rodríguez de la Vega, nieta del Virrey Apodaca, el
secuestro del Obispo Nemesio Reyna y Tamariz, el robo que causó un gran escándalo de la ferretería de Don Manuel González,
ubicada precisamente donde hoy se encuentra el restaurant Chucho el Roto en Querétaro, el robo de las barras de oro
transportadas en una “conducta” que salió del Mineral de Real del Monte, la recompensa de dos mil pesos ofrecidos por la
captura de Chucho el Roto por D. Joaquín Piña, y Pizarra, Jefe Político de Zacualpan y la recompensa de cinco mil peso que
ofreció Chucho el Roto por la captura de este, su prisión en San Juan de Ulúa, su fuga de la fortaleza y su misteriosa muerte.

Toda esta compilación fue rescatada en su contexto original por el Maestro Oscar Flores Corona, Vocal del Consejo
Cultural Educativo, con sede en la Ciudad de Tlaxcala, con el afán de que Jesús Arriaga (a) Chucho el Roto, a 120 años de su
fallecimiento físico tenga al lugar histórico que le corresponde.

Y al preguntarle a don Oscar Flores Corona cómo fue que se interesó en buscar y obtener estos preciado documentos
nos contestó lo siguiente:
Cuando yo era niño, en el año de 1965, mi familia y yo escuchábamos en un radio de bulbos la radionovela de Jesús
Arriaga en la XEW, “La Voz de la América Latina desde México” misma que se transmitía de lunes a viernes todas las noches y
allí nos reuníamos toda la familia integrada por mi abuelita, mi papá, mi mamá y mis dos hermanos. Nos sentábamos junto al

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radio que estaba sobre un buró en el rincón del comedor y escuchábamos muy atentos la radionovela y dada la habilidad del
narrador y de los artistas que con su voz interpretaban diversos personajes, nos hacían transportarnos a los momentos en que
se desarrollaba la novela, Y es así como creció mi interés o curiosidad por este personaje y que era tema de platica de mi papá
con familiares y amigos.

El Sr. Ascensión Carrasco, amigo de la familia, al ver el interés de mi papá Jerónimo Flores González por Chucho el
Roto, le obsequió una especie de cuadernillo o más bien un libro, el cual leyó, compartiendo su anecdótico contenido con sus
amistades. Este libro lo tenía guardado celosamente en un cajón del mostrador del taller de la zapatería de su propiedad y en el
que, también se encontraban documentos importantes de mi abuelito y mi bisabuelo. Al fallecer mi papá, el libro pasó a mi
propiedad y lo he conservado con mucho gusto y cuidado también.

Mi interés principal es el que se difunda y comparta el contenido de este documento, con todas aquellas personas que
se interesen por el personaje chiautenpense y que mejor que sea el Colegio Cultural Evolutivo con sede en la Ciudad de
Tlaxcala la agrupación cultural que se encargue de tan importante aportación.

Y si alguno de mis lectores y amigos desea tener en su poder una edición facsimilar de Los Apuntes Personales de
Chucho el Roto, pónganse en contacto a través del correo electrónico rafaeltlaxcala@yahoo.com que es el correo personal del
Presidente del Colegio Cultural Evolutivo, D. Rafael García Sánchez, quién, seguramente y con mucho gusto les dará el costo de
este valioso documento con los gastos de envío a su domicilio.

Y como ya se me acabó el espacio, dejaré para otra ocasión la verídica historia de cómo Jesús Arriaga se introdujo a la
aristocrática reunión, donde limpiamente le “voló” su reloj a Don Porfirio Díaz, así como los antecedentes que le permitieron la
entrada a esta reunión privada en la residencia presidencial.
Gracias estimado Edwin Corona. Saludos atentos desde Tlaxcala
Rafael García Sánchez.

Proyecto editorial, para el presente año:

2018
Año IX Año VI Año III
ENERO ParaDigma-12
FEBRERO Quórum-68
MARZO Tierra Grande-30
ABRIL ParaDigma-13
MAYO Quórum-69
JUNIO Tierra Grande-31
JULIO ParaDigma-14
AGOSTO Quórum-70
SEPTIEMBRE Tierra Grande-32
Año IV
OCTUBRE ParaDigma-15
NOVIEMBRE Quórum-71
DICIEMBRE Tierra Grande-33

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LIBROS

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Recién salida de prensas, en esta nueva obra del
Pbro. Rubén García Badillo se conjunta importante
legajo de documentos originales, relacionados con
etapas históricas del último cuarto del siglo XX del
estado de Tlaxcala.
Etapa álgida, de transición presidencial a escala
nacional; en el ámbito local los problemas tampoco
eran menores, sobre todo en lo tocante al
lamentable proceso que hubo de atravesar el
histórico ex convento de San Francisco, y
determinadas pretensiones que, a causa de las
mismas, rebasaron el ámbito local, llegando a
causar malestar e irritación en Los Pinos, tal y
como se especifica en la página 139.
En esta obra, García Badillo, como protagonista de
sucesos delicados en el ámbito clerical, debió
afrontar severas situaciones, personales e
institucionales, que le llevaron a tomar
determinaciones delicadas también y sobre todo
arriesgadas, con el afán, también, de proteger la
obra del Escritor tlaxcalteca Miguel N. Lira, de quien
ha protegido su obra intelectual, en su calidad de
albacea, en beneficio de la literatura tlaxcalteca y
mexicana en general.

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Con agradecimiento especial para el autor, Rev. Rubén García Badillo, por la deferencia del libro y del
autógrafo para un servidor; obra que resulta de vital importancia para entender, con claridad y precisión (dado que,
aparte de ser actor y protagonista, es además propietario y poseedor de impresionante caudal histórico, documentos
originales, el que escribe y comparte desde su muy particular estilo), el difícil panorama que le tocó vivir por varios
años, al lado del generoso primer obispo de Tlaxcala del siglo XX, Excmo. Luis Munive Escobar.

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Una hermosa obra artística-decorativa, que debió ser “retirada” de su lugar, para dar paso
a la „modernidad‟ (¡Este Mundo Nuestro!) Foto: Rafael García / ParaDigma.

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