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Cristo para las Naciones Monterrey

instituto bíblico interdenominacional

MANUAL DE LA MATERIA DE:

EPÍSTOLA A LOS HEBREOS.

PROFESOR: LUIS GARCÍA CHAIRÉZ.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 0
INDICE DE MATERIAS:

Descripción: Paginas
Syllabus. 3
Calendario académico. 5
Introducción 7
Marco histórico 8
Autor de la epístola 9
Destinatarios 13
Estilo 14
Estructura y argumentos 15
Bosquejo 16
CAPITULO 1 La supremacía del hijo de Dios 16
Dios ha hablado por su Hijo. (1-4) 16
El Hijo superior a los ángeles (5-14) 19
CAPITULO 2 Advertencia del peligro de desatender la salvación 21
Una salvación tan grande (1-4) 22
El autor de la salvación (5-18) 23
CAPITULO 3 Jesús mayor que Moisés 25
Jesús superior a Moisés (1-6) 25
Reposo para el pueblo de Dios (7-19) 26
CAPITULO 4 Jesús el gran sumo sacerdote 28
Entrando en su reposo (1-13) 28
Jesús como sumo sacerdote (14-16) 30
CAPITULO 5 Advertencia contra la apostasía 31
El orden de Melquisedec (1-10) 32
Advertencia contra la apostasía (11-14) 33
CAPITULO 6 La certeza de la promesa de Dios 35
La seguridad y la disciplina del salvo (1-12) 36
La certeza de la promesa de Dios (13-20) 39
CAPITULO 7 El orden de Melquisedec 41
El sacerdocio de Melquisedec (1-10) 42
Jesús comparado con Melquisedec (11-28) 45
CAPITULO 8 Jesús sumo sacerdote de un pacto mejor 48
El mediador de un nuevo pacto (1-13) 49
CAPITULO 9 El lugar santo terrenal 54
Cristo nuestra expiación (1-10) 55
La redención por la sangre de Cristo (11-22) 56
El sacrificio de Cristo quita el pecado (23-28) 58

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 1
CAPITULO 10 Sacrificio de Cristo una vez por todas 59
Quita lo primero para establecer lo último (1-18) 60
La plena certidumbre de la fe (19-25) 62
Advertencia al que peca deliberadamente (26-39) 64
CAPITULO 11 Por la fe 69
El significado de la fe (11:1) 69
La seguridad de la fe (2-3) 70
El camino de fe de justicia (4) 70
El camino de fe de la justicia (5) 71
La sustancia de la fe (6) 72
La obra de la fe (7) 72
La obediencia de la fe (8) 73
La morada de la fe (9-10) 73
La progenie de la fe (11-12) 74
La confesión de la fe (13-16) 75
La prueba de la fe (17-19) 75
La confianza de la fe (20-22) 76
El coraje de la fe (23) 77
La elección de la fe (24-26) 77
La resistencia de la fe (27) 78
El éxodo de la fe (28-31) 78
La conquista de la fe (32-35) 79
El triunfo de la fe (35-38) 79
El testimonio de la fe (39-40) 80
CAPITULO 12 Jesús autor y consumador de nuestra fe 80
Puestos los ojos en Jesús (1-2) 81
No desmayes (3-11) 82
Los que rechazan la gracia de Dios (12-17) 83
Un reino inconmovible (18-29) 86
CAPITULO 13 Sacrificios que agradan a Dios 87
Un camino de santidad practica (1-7) 88
Un camino de absoluta lealtad (8-16) 89
Bendición (20-21) 91
Saludos finales (22-25) 92
Imagen de resumen 93

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 2
CRISTO PARA LAS NACIONES MONTERREY

El Libro de Hebreos
La supremacía de Jesucristo.
Pastor: Luis García Cháirez

PERIODO ENERO - ABRIL 2022 | SEMINARIO

DESCRIPCIÓN DEL CURSO:

Es un estudio inductivo y temático con énfasis sobre la supremacía de Jesucristo y el


cumplimiento del plan de Dios revelado en el sistema levítico.

OBJETIVO GENERAL:

Mostrar la superioridad del cristianismo respecto a la Antigua Alianza, con el fin de hacer ver
que la Nueva Ley es la perfección, el cumplimiento y la superación de la Antigua.

DINÁMICA DE LAS CLASE:

1. Conceptualizar la superioridad de Jesucristo sobre ángeles, sacrificios levíticos,


tabernáculo y sacerdocio.
2. Entender la relación existente entre el Antiguo y el Nuevo Pacto y explicar la forma en que
el simbolismo del tabernáculo y del sistema de sacrificios tuvo cumplimiento en Cristo.
3. Apreciar profundamente el sacerdocio de Cristo y las ventajas que Él le otorga mediante
su presente ministerio.
4. Aplicar en su vida y ministerio los principios de hebreos para crecer espiritualmente y
vivir una vida de fe en Jesucristo.
5. Incrementar la fidelidad al Señor debido a la grandeza de su plan divino revelado en esta
carta.

LIBROS DE TEXTO:

Biblia de estudio vida plena. Reina – Valera. 1960.


Comentario breve a las epístolas. Henry T. Mahan.
Comentario al Nuevo Testamento, hebreos. Simón J. Kistemaker.
Comentarios bíblicos con aplicación. George H. Guthrie.
Más sublime que los cielos. Edgardo D. Iuorno.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 3
CONTENIDO DEL CURSO

1. La supremacía del Hijo de Dios.


2. Advertencia del peligro de desatender la salvación
3. Jesús mayor que Moisés.
4. Jesús el gran sumo sacerdote.
5. Advertencia contra la apostasía.
6. La certeza de la promesa de Dios.
7. El orden de Melquisedec.
8. Jesús, Sumo Sacerdote de un pacto mejor.
9. El Lugar Santo terrenal.
10. Sacrificio de Cristo una vez por todas.
11. Por la fe.
12. Jesús, autor y consumador de nuestra fe.
13. Sacrificios que agradan a Dios.

BIBLIOGRAFIA

Comentario breve a las epístolas. Henry T. Mahan. Editorial peregrino, s.a. 1989.
Comentario al Nuevo Testamento, hebreos. Simón J. Kistemaker. Editorial Libros desafío,
1991.
Comentarios bíblicos con aplicación. George H. Guthrie. Editorial Vida, 2014.
Descubriendo hebreos. Jim Wilcox. Nazarene Publishing House. 2011.
Comentario bíblico Beacon. Harper, A F. Casa Nazarena de Publicaciones. 1969.
Epístola a los hebreos. Juan Calvino. Subcomisión literatura cristiana de la Iglesia cristiana
reformada Grand Rapids, Michigan. 1977.
Más sublime que los cielos. Edgardo D. Iuorno. Edición Libertador San Martin, 2015.
Carta a los hebreos Franco Manzi. Editorial Desclée De Brouwer, S.A., 2005.
Cometario bíblico porta voz Hebreos. Charles F. Pfeiffer. Editorial porta voz. 1981.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 4
CALENDARIO ACADÉMICO

TURNO NOCTURNO 1 Y 3 DE MARZO

1. La supremacía del Hijo de Dios. (1-14)


a. Dios ha hablado por su Hijo (1-4)
b. El Hijo, superior a los ángeles (5-14)
Martes 1 de Marzo.

2. Advertencia del peligro de desatender la salvación (1-18)


a. Una salvación tan grande. (1-4)
b. El autor de la salvación (5-18)
3. Jesús mayor que Moisés. (1-19) El alumno tomara
a. Jesús es superior a Moisés. (1-6) notas de la
b. Reposo para el pueblo de Dios. (7-19) conferencia y
4. Jesús el gran sumo sacerdote. (1-16) expondrá sus
8:30pm-9:30pm

a. Entrando en su reposo (1-13) dudas al final de


b. Jesús como sumo sacerdote. (4-16) la clase
5. Advertencia contra la apostasía. (1-14)
a. el orden de Melquisedec. (1-10)
b. Advertencia contra la apostasía. (11-14)
6. La certeza de la promesa de Dios. (1-20)
a. La seguridad y la disciplina del salvo. (1-12)
b. La certeza de la promesa de Dios. (13-20)
7. El orden de Melquisedec. (1-28)
a. El sacerdocio de Melquisedec. (1-10)
b. Jesús comparado con Melquisedec. (11-28)
Jueves 3 de Marzo. 8:30pm-9:30pm

8. "Jesús, Sumo Sacerdote de un pacto mejor" (1-13) El alumno tomara


a. El mediador de un nuevo pacto. (1-13) notas de la
9. El Lugar Santo terrenal. (1-28) conferencia y
a. Cristo nuestra expiación (1-10) expondrá sus
b. La redención por la sangre de Cristo. (11-22) dudas al final de
c. El sacrificio de Cristo quita el pecado. (23-28) la clase
10. Sacrificio de Cristo una vez por todas. (1-39)
a. Quita lo primero para establecer lo último (1-18)
b. La plena certidumbre de la fe. (19-25)
c. Advertencia al que peca deliberadamente. (26-39)
11. Por la fe. (1-40)
a. La fe. (1-40)
12. "Jesús, autor y consumador de nuestra fe". (1-29)
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 5
a. Puestos los ojos en Jesús. (1-2)
b. No desmayes. (3-11)
c. Los que rechazan la gracia de Dios. (12-17)
d. Un reino inconmovible. (18-29)
13. Sacrificios que agradan a Dios.
a. Deberes cristianos. (1-19)
b. Bendición. (20-21)
c. Saludos finales. (22-25)

TURNO NOCTURNO 8 Y 10 DE MARZO


1. La supremacía del Hijo de Dios. (1-14)
a. Dios ha hablado por su Hijo (1-4)
b. El Hijo, superior a los ángeles (5-14)
Martes 8 de Marzo.

2. Advertencia del peligro de desatender la salvación (1-18)


a. Una salvación tan grande. (1-4)
b. El autor de la salvación (5-18)
3. Jesús mayor que Moisés. (1-19) El alumno tomara
a. Jesús es superior a Moisés. (1-6) notas de la
b. Reposo para el pueblo de Dios. (7-19) conferencia y
4. Jesús el gran sumo sacerdote. (1-16) expondrá sus
8:30pm-9:30pm

a. Entrando en su reposo (1-13) dudas al final de


b. Jesús como sumo sacerdote. (4-16) la clase
5. Advertencia contra la apostasía. (1-14)
a. el orden de Melquisedec. (1-10)
b. Advertencia contra la apostasía. (11-14)
6. La certeza de la promesa de Dios. (1-20)
a. La seguridad y la disciplina del salvo. (1-12)
b. La certeza de la promesa de Dios. (13-20)
7. El orden de Melquisedec. (1-28)
a. El sacerdocio de Melquisedec. (1-10)
Jueves 10 de Marzo.
8:30pm-9:30pm

b. Jesús comparado con Melquisedec. (11-28)


8. "Jesús, Sumo Sacerdote de un pacto mejor" (1-13)
a. El mediador de un nuevo pacto. (1-13)
9. El Lugar Santo terrenal. (1-28)
a. Cristo nuestra expiación (1-10) El alumno tomara
b. La redención por la sangre de Cristo. (11-22) notas de la
c. El sacrificio de Cristo quita el pecado. (23-28) conferencia y
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 6
10. Sacrificio de Cristo una vez por todas. (1-39) expondrá sus
a. Quita lo primero para establecer lo último (1-18) dudas al final de
b. La plena certidumbre de la fe. (19-25) la clase
c. Advertencia al que peca deliberadamente. (26-39)
11. Por la fe. (1-40)
a. La fe. (1-40)
12. "Jesús, autor y consumador de nuestra fe". (1-29)
a. Puestos los ojos en Jesús. (1-2)
b. No desmayes. (3-11)
c. Los que rechazan la gracia de Dios. (12-17)
d. Un reino inconmovible. (18-29)
13. Sacrificios que agradan a Dios.
a. Deberes cristianos. (1-19)
b. Bendición. (20-21)
c. Saludos finales. (22-25)

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 7
INTRODUCCIÓN:
Si hay un libro del Nuevo Testamento que exhorte a los cristianos a permanecer fieles “en
los últimos días”, ese libro es la epístola a los hebreos. Esta epístola contiene un mensaje especial
para un tiempo caracterizado por la apostasía; se dirige al creyente que, ante la incredulidad y la
desobediencia prevalentes, debe permanecer firme en la fe. La carta a los hebreos es, por
consiguiente, una exhortación a la fidelidad. Si bien Hebreos enseña la superioridad de Cristo sobre
los ángeles, Moisés, Josué, Aarón y Melquisedec, son las exhortaciones que se hallan libremente
esparcidas entre las secciones doctrinales las que marcan la tónica.1
Los receptores originales de este libro del Nuevo Testamento tenían un rico trasfondo en la
adoración y el pensamiento judíos. Hay varias dinámicas del texto que apuntan a esta
conclusión.
(1) El autor da por sentado que sus oyentes tienen un extenso
conocimiento del Antiguo Testamento. Entre los escritos del Nuevo
Testamento, no hay ninguno tan saturado de explícitas
referencias veterotestamentarias. El autor llenó de tal
manera su discurso de pensamientos y los pasajes
veterotestamentarios que estos impregnan todos los
capítulos. Treinta y cinco citas de una traducción griega del Antiguo Testamento y treinta y
cuatro alusiones apoyan el desarrollo argumental de Hebreos. Además, el autor ofrece
diecinueve resúmenes de material veterotestamentario y, en trece ocasiones, menciona nombres o
temas de estos libros, a menudo sin relación con un contexto específico.
(2) El autor utiliza conceptos teológicos populares en las sinagogas grecoparlantes del
siglo I. Entre ellos, una veneración por Moisés como alguien que tenía un acceso especial a Dios
(3:1-6), la idea de los ángeles como mediadores de la revelación del antiguo pacto (2:1-4) y las
alusiones al papel de la sabiduría de Dios en la creación (1:1-4).
(3) Un potencial peligro para esta comunidad parece haber sido la tentación de
rechazar el cristianismo y volver al judaísmo. Aunque algunos eruditos han entendido
que estas reflexiones indican que la carta a los Hebreos se dirige únicamente a receptores
judíos, hemos de recordar que muchos gentiles asistían a las sinagogas del primer siglo,
en calidad de prosélitos o como temerosos de Dios. Por consiguiente, cuando se
entregaron a Cristo, algunos gentiles contaban con un amplio conocimiento de las
Escrituras y de la adoración judía. Sigue, pues, siendo imposible precisar cuál era la
proporción exacta de judíos y gentiles que configuraba este grupo de iglesias. No
obstante, sí podemos saber que, antes de aceptar a Cristo, el trasfondo religioso de estos
creyentes se había desarrollado en el entorno de la sinagoga.2

1
Comentario al Nuevo Testamento, hebreos. Simón J. Kistemaker.
2
Comentarios bíblicos con aplicación. George H. Guthrie.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 8
El escritor de Hebreos continuamente hace mención de la superioridad de Cristo, tanto de Su
persona como de Su obra ministerial. En los escritos del Antiguo Testamento, entendemos que los
rituales y ceremonias del judaísmo señalaban simbólicamente la venida del Mesías. En otras
palabras, los ritos del judaísmo no fueron sino sombras de las cosas que habrían de venir. Hebreos
nos dice que Jesucristo es mejor que lo que la mera religión pueda ofrecer. Toda la pompa y
circunstancia de la religión, palidece en comparación con la persona, la obra, y el ministerio de
Jesucristo. Es la superioridad de nuestro Señor Jesús, entonces, el tema que prevalece en la
escritura de esta elocuente carta.

Marco histórico
Si consideramos el marco histórico de la segunda mitad del primer siglo, notamos que
Nerón subió al trono imperial en el año 54 d.C. Una década más tarde comenzaron las
persecuciones contra los cristianos; éstas duraron hasta que Nerón se suicidó en el año 68 d.C. En
el breve período de un año y en rápida sucesión, Galba, Oto y Vitelio gobernaron el imperio
romano. Pero en el año 69 d.C. Vespasiano, que por aquel entonces ejercía, como general, el
mando del ejército romano que rodeaba a Jerusalén, llegó a ser emperador. Él amaba la paz y la
estabilidad; era un hombre virtuoso, de recto carácter moral. Durante su gobierno de diez años, la
paz retornó a sus dominios imperiales, y por consiguiente las persecuciones contra los cristianos
fueron cosa del pasado.
El hijo de Vespasiano, Tito, que tomó el lugar de su padre como general de las tropas en
Judéa, también siguió sus pasos, llegando a ser emperador en el año 79 d.C. Su breve reinado de
dos años se caracterizó por el mismo deseo de paz y tranquilidad. Cuando el hermano de Tito,
Domiciano, comenzó a gobernar el imperio en el año 81 d.C., el rumbo pacífico establecido por
Vespasiano y seguido por Tito continuó aún durante la siguiente década. Hacia el fin de su reinado
Domiciano inició persecuciones que pueden haber causado el exilio de Juan a la isla de Patmos
(Ap. 1:9).

PROPÓSITO

A. Los cristianos judíos fueron exhortados a


dejar la sinagoga e identificarse públicamente
(completamente) con la iglesia (cf. 13:13).
B. Los cristianos judíos fueron exhortados a
asumir el mandato misionero del evangelio (cf. Mat.
28:19-20; Luc. 24:47; Hech. 1:8).
C. Los incrédulos judíos, en compañerismo con estos cristianos judíos, son el foco de los
capítulos 6 y 10. Nótese la presencia de tres grupos: “nosotros”, “usted/ustedes” y “ellos”. Fueron

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 9
advertidos a responder a la evidencia abundante y clara en la vida de sus amigos cristianos y
colaboradores.
Esta reconstrucción histórica se toma de No Easy Salvation por R. C. Glaze, Jr. “El
problema no fue el de la tensión entre la mayoría cristiana y la minoría que no era cristiana. Lo
opuesto mismo era la verdad. Los cristianos judíos de esta congregación habían comprometido de
tal manera su fe y sentido de mayordomía que los dos grupos podían adorar juntos como una
congregación. Ninguno de los dos grupos molestaba la conciencia del otro. La predicación del
grupo cristiano ya no resultaba en la convicción y decisión de parte de los miembros inconversos
de la sinagoga. Los cristianos estaban en un estado de estancamiento por causa de su indisposición
de aceptar las demandas completas de una vida cristiana valiente. Los incrédulos habían llegado a
estar endurecidos por el rechazo continuo hasta el punto de una total indiferencia. Estos grupos
habían llegado a ser ahora compañeros compatibles de cama.
La renuencia del grupo cristiano de ‘ir adelante a la perfección’ (6:1) fue motivada por dos
fenómenos: estima elevada por las tradiciones del judaísmo y la indisposición de pagar el precio de
la identificación total con el cristianismo, el cual estaba llegando a ser más y más un movimiento
gentil”.

“La Autoría de la Epístola a los Hebreos”


El origen de la discusión sobre la autoría de la epístola a los Hebreos se remonta a los
primeros cuatro siglos. El primer documento que lo cita en sus conceptos y formulaciones
teológicas es la Carta de Clemente Romano a los Corintios (96 d.C.). Años después El Pastor de
Hermas (145 d.C.) también alude a la carta a los Hebreos.

La tradición manuscrita sitúa la carta bajo la responsabilidad literaria del apóstol Pablo.3 Este
papiro, originalmente de 104 hojas, enumera diez de las epístolas paulinas en el siguiente
orden: Romanos, Hebreos, 1 y 2 de Corintios, Efesios, Gálatas, Filipenses, Colosenses, 1 y 2
Tesalonicenses.4 En los principales manuscritos unciales Hebreos figura entre las epístolas
paulinas, después de 2 Tesalonicenses y antes de 1 Timoteo.5
En la iglesia de Oriente la carta a los Hebreos gozó ya en los primeros tiempos de gran
ascendencia. ―El presbítero Panteno, Clemente de Alejandría y, con cierta reserva Orígenes, ven
en ella un escrito del apóstol Pablo y la incluyen en el Canon‖.6 Cabe aclarar que tanto Clemente
(150-215) como Orígenes (185-253) sugieren que Pablo es el responsable del contenido pero no de
la redacción.7 Ambos reconocen la calidad del escrito, pero también constatan que ni su forma

3
François Vouga, ―Hebreos‖, en Introducción al Nuevo Testamento.
4
Juan C. Pizarro, Hacia una teología de la sangre en la epístola a los Hebreos.
5
Juan C. Pizarro. 43.
6
Otto Kuss, Carta a los Hebreos.
7
François Vouga, 333. Ver Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 10
literaria, ni su estilo son los de las otras cartas paulinas. Para Clemente la redacción sería de Lucas,
para Orígenes estaría entre Lucas y Clemente de Roma.8 Clemente de Alejandría sugiere que Pablo
escribió la carta en el idioma hebreo para los hebreos y que Lucas la tradujo al griego con
un propósito más universal.9
La iglesia de Oriente aceptó la carta a los Hebreos como paulina. La iglesia de Occidente no
lo hizo sino hasta fines del siglo IV, aunque era conocida desde el tiempo de Clemente Romano.
En el fragmento de Muratori se omite la epístola a los Hebreos (hacia el 200 d.C.). De igual
modo, poco después queda omitida en el catálogo del presbítero Gayo. Ireneo (202 d.C.) e Hipólito
de Roma (225 d.C.) no la consideraron ni paulina, ni canónica. Tertuliano (220 d.C.) hace
referencia a los destinatarios de la carta como escrita a los hebreos, pero da la autoría a Bernabé y
no la tiene por canónica. Cipriano (258 d.C.) no la menciona. Ambrosio (s. IV) afirma que las
cartas paulinas son 13, omitiendo a los Hebreos. Eusebio se refiere a las primeras tres
décadas del siglo IV cuando afirma que hay quienes se negaban a creer en la autoría paulina de
Hebreos.10
A fines del siglo IV en el Occidente, la carta a los Hebreos consolida su posición a favor de
la autoría del apóstol Pablo. El papa Inocencio I presentó en el Sínodo III de Cartago (397 d.C.) un
compendio de los escritos que conformaban el Canon. Incluyó las trece cartas ya reconocidas del
apóstol Pablo y Hebreos, como del mismo autor pero separada de las otras. En el año 405,
Inocencio I le escribe el obispo Exuperio de Tolosa, donde le transmite la lista canónica
incluyendo las 14 cartas del apóstol Pablo.11
Al acercarse al período de la reforma protestante se encuentra que Martín Lutero lo ha
propuesto a Apolos como el autor de la epístola.12 Las pocas informaciones que Pablo ofrece sobre
él y que Lucas agrega, corresponden bien a un potencial autor (1Co 1:12; 3:4-6, 22; 4:6; 16:12;
Hch. 18:24; 19:1). Entre ellas se detallan: Apolos es alejandrino como Filón, es versado en la
interpretación de las Escrituras, inteligente y efectivo en el arte de la oratoria. En lugar de Apolos,
Calvino favoreció a Lucas o Clemente de Roma como posibles autores de Hebreos.13
Con lo dicho es notorio que en el pasado no se llegó a un acuerdo respecto a la autoría de
Hebreos.
Posturas Actuales Sobre la Autoría De Hebreos
En la actualidad las diferentes posturas sobre la autoría paulina han generado cuatro grupos
principales.
a) Uno de ellos afirma que el autor es desconocido y cualquier afirmación sobre una autoría no es
más que una exagerada suposición.
8
Otto Kuss, 17.
9
Ruth Happin, ―The Epistle to the Hebrews is Priscilla‘s Letter.
10
Más sublime que los cielos. Edgardo D. Iuorno.
11
Otto Kuss, 18.
12
François Vouga, 334.
13
Edward William Fudge, Hebrews.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 11
Con cuidado y sin tomar una postura propia, Alan C. Mitchell, después de mencionar la
divergencia sobre la autoría de Hebreos, concluye que la mayoría de los teólogos concuerdan
que Hebreos no es paulina sino anónima.14
Finalmente, para resumir la postura, Robert H. Gundry afirma que con los datos existentes no es
posible identificar al autor de Hebreos.15
b) Otro grupo de teólogos se vuelcan hacia la paternidad teológica de Pablo junto a la literaria de
Lucas.
Entre los teólogos que afirman la paternidad teológica de
Pablo, sin mencionar un autor literario definido, se
encuentra Juan C. Pizarro. Se define por expresar que la
epístola a los Hebreos tiene sólidos argumentos a favor de
la paternidad paulina, aunque tal vez no del estilo.16
Dentro de la postura que señala a Lucas como editor del
pensamiento o discurso teológico paulino están Pitts y Walker. Ellos desarrollan la hipótesis
que Hebreos es el resultado de uno o más discursos orales de Pablo, estenografiados y editados
por Lucas en su propia dicción y estilo. Llegan a esa conclusión señalando dos realidades.
Una tiene que ver con el compañerismo de Lucas a través de los viajes misioneros de Pablo,
donde tuvo la oportunidad de escuchar sus variados discursos. Señalan que solo Lucas se
encontraba en los momentos finales de la vida de Pablo (2 Tim. 4:11). La otra realidad que
describen, es la existencia común del uso de estenógrafos en los historiadores greco-romanos.
Esta era una práctica común que solo requería de un buen motivo para utilizarla. Ante los
motivos de por qué Lucas procede a realizar dicho trabajo, proponen la posibilidad de una
edición post muerte de Pablo. El propósito de la edición sería continuar con la misión paulina,
pero esta vez destinada a los judíos.17
c) Por otro lado, hay quienes aseguran que Apolos es quien mejor encuadra con las características
del estilo y calidad literaria de Hebreos.
Al igual que Martín Lutero, Luke T. Johnson cree que la autoría de Hebreos pertenece a
Apolos. Entre sus argumentos se encuentran: (1) Apolos es un judío, y Hebreos revela
conocimientos acerca del judaísmo. (2) Es de Alejandría, el hogar de Filón, centro de la
visión filosófica platónica. (3) Apolos es instruido en las Escrituras, Hebreos revela dicha
erudición. (4) Recibió el mensaje de otros, esto se expresa en Hebreos. (5) Apolos supo probar
desde las Escrituras que Jesús era el Mesías. (6) Es elocuente y habla con audacia contra los

14
Alan C. Mitchell, ―Hebrews‖, en Sacra Pagina Series v 13, ed. Daniel J. Harrington.
15
Robert H. Gundry, Comentary on Hebrews.
16
Juan C. Pizarro, 35.
17
Edgardo D. Iuorno. Pag. 13.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 12
judaizantes; Hebreos es un fino ejemplo de retórica, desarrolla un extensivo contraste entre
Jesús y las prácticas judías con sus figuras. (7) Apolos fue discípulo de Juan el bautista; en
Hebreos se manifiesta un alto nivel de rigor moral religioso, orientado al arrepentimiento. (8)
Menciona en Hebreos ―la enseñanza sobre bautismos‖ en plural, podría ser una expresión de
su nueva iniciación después que fue adoctrinado por Aquila y Priscila. (9) Hebreos menciona
―los de Italia os saludan, esto encaja con la relación estrecha de Apolos con Aquila y
Priscila.18
d) El cuarto grupo lo componen aquellos que están a favor de una autoría femenina, cuya principal
candidata es Priscila esposa de Aquila.
Ruth Happin defiende su postura sobre la autoría de Hebreos. Argumenta que hay suficientes
razones para creer que Priscila fue la autora. Señala que el primero en argumentar por la
autoría de Priscila fue Adolf Von Harnack. Happin concuerda con Harnack en afirmar
que en la iglesia primitiva era común escribir con pseudónimos perdiéndose el verdadero
nombre del autor. Señala que esto es un indicio de la autoría de Priscila, que por ser mujer, su
anonimato daría mayor fuerza al mensaje. Comenta que si la carta hubiese sido escrita
por algún compañero de Pablo, el anonimato no tendría razón de ser.19
Los teólogos que representan las cuatro posturas presentadas, concuerdan que Hebreos no es
una carta sino un sermón. Pareciera ser que el escrito a los Hebreos, en su origen fue una
predicación de Pablo.
Posiblemente registrado por Lucas, que era el historiador oficial y compañero de los viajes
misioneros de Pablo, quien estuvo a su lado hasta el final de sus días. Es probable que haya sido
una edición confeccionada después de la muerte del apóstol Pablo. Esa edición pudo haber sido
realizada y refinada también por Lucas. Si esto fuera así, tendríamos que decir que la parte final de
Hebreos, en especial sus últimos cuatro versículos (Heb.13:22-25), son adiciones hechas por
alguien que no fue su editor (s. II) con el fin de que el mensaje fuera aceptado con mayor facilidad
al relacionarlo más estrechamente con Pablo. Quizás como un esfuerzo para que la balanza de las
evidencias fuesen más favorables para incluir el escrito en el canon cristiano. Si ese fuere el caso,
dicha adición no afecta la inspiración del sermón a los Hebreos, tampoco afecta el mensaje
revelado para su iglesia.
La mayor certeza estriba en que el mismo Dios que inspiró a Pablo en la predicación oral, es
el mismo Dios que inspiró al editor para confeccionarla por escrito.

18
Luke T. Johnson, Hebrews: A Commentary.
19
Ruth Happin, ―The Epistle to the Hebrews is Priscilla‘s Letter‘‖, en A Feminist Companion to the Catholic Epistles and
Hebrews, ed. A. Levine.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 13
DESTINATARIOS

El título “a los hebreos” se dirige al pueblo hebreo y,


por lo tanto, el libro fue escrito para
todos los judíos (cf. Clemente de Alejandría, citado por
Eusebio, Eccl. Hist. VI, 14).
La evidencia interna, siguiendo No Easy Salvation,
escrito por R. C. Glaze, Jr., afirma que se dirige a un grupo
específico de creyentes judíos, o a una sinagoga (cf. 6:10;
10:32-34; 12:4; 13:7, 19, 23).
Parece que son creyentes judíos debido a las numerosas citas del AT y a los temas tratados
(cf. 3:1; 4:14-16; 6:9; 10:34; 13:1-25).
Habían experimentado algo de persecución (cf. 10:32; 12:4). El judaísmo fue reconocido
como una religión legal por las autoridades romanas, mientras que más adelante en el primer
siglo el cristianismo fue considerado ilegal cuando se separó de la adoración en la sinagoga.
Habían sido creyentes por largo tiempo, pero aún eran inmaduros (cf. 5:11-14). Tenía temor
de romper completamente con el judaísmo (cf. 6:1-2).
El texto ambiguo de 13:24 podría implicar que fue escrito (1) desde Italia o (2) a Italia,
probablemente Roma.20
Simón J. Kistem dice al respecto: Los destinatarios de la epístola a los hebreos eran
cristianos judíos. El escritor no dice donde vivían estos hebreos. Si él hubiese dado aunque fuera
una mínima indicación en cuanto al destino de la misma no necesitaríamos trabajar con hipótesis.
Son muchos los lugares que se han sugerido: Jerusalén, la colonia de Qumrán cercana al Mar
Muerto, Alejandría, Roma—por no mencionar más.

¿Cuándo fue escrita Hebreos?


Debido a Clemente, podemos decir que Hebreos fue escrita antes del año 96 d.C. En dicho
año Clemente de Roma escribió su epístola a la iglesia de Corinto e incorporó en su epístola cierto
número de citas y alusiones provenientes de Hebreos. El límite exterior para fechar al epístola a los
hebreos es preciso: algún tiempo previo al año 96 d.C. sin embargo, determinar el principio de la
composición de la epístola es difícil.

Evidencia interna
En Heb. 2:3, el escritor se sitúa entre los lectores como quienes pertenecen a la segunda
generación de cristianos. Vale decir, que él mismo no había oído el evangelio de labios de Jesús

20
Epístola a los hebreos. Bob Utley.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 14
sino que, junto con sus lectores, debía atenerse a la predicación de aquellos que habían oído a Jesús
directamente.
En un tiempo previo los lectores habían sufrido persecución después de haber “recibido la
luz” (10:32). Habían experimentado sufrimientos, insultos y la confiscación de sus propiedades
(10:33). El escritor no aporta indicación alguna respecto a cuándo tuvo lugar la persecución.
Aunque nos inclinamos a pensar que fue en la época posterior al incendio de Roma en el año 64
d.C.—después del cual fueron instigadas las persecuciones de Nerón—el escritor no dice nada más
que “Recordad aquellos días de antes”.
Las frecuentes exhortaciones—de prestar atención (2:1), de alentarse mutuamente (3:13), de
perseverar (10:36), de correr con perseverancia (12:1) y de resistir ante el pecado (12:4)—dan la
impresión de que los destinatarios de la epístola vivían en un período de paz religiosa. Ya no
parecían sufrir por ser cristianos, como había sucedido en ocasiones anteriores. Y debido a esta
época de paz, el retroceso religioso había llegado a ser una verdadera amenaza para la gente a la
cual se dirigía Hebreos.21

¿Carta o epístola?
En la carta en sí, sin embargo, el escritor incluye algunas referencias a la conducta y las posesiones
de los lectores (6:10, 10:32–34). Y en el capítulo 13 llega casi a intimar con los destinatarios.
Llama a Timoteo “nuestro hermano” [p 14] y menciona que Timoteo, una vez que sea liberado de
la prisión, lo acompañará a visitar a los lectores (13:23). La carta termina con saludos (13:24), y
por lo tanto, si tenemos en cuenta este último capítulo, Hebreos es, en efecto, una carta.

¿Pastoral o doctrinal?
¿Es Hebreos una epístola pastoral o una epístola doctrinal? Fácilmente podemos contestar: “Es
ambas cosas”. Sin embargo, admitimos que en el resumen final, el propósito del escritor de
Hebreos es el de transmitir una exhortación pastoral a los destinatarios. El refuerza sus
amonestaciones con doctrinas acerca de la superioridad de Cristo, del sacerdocio, del pacto y de la
fe.
Estilo
Una característica determinante de Hebreos es la elección de palabras, el equilibrio de las
frases, el ritmo retórico del griego original y el excelente estilo. Aun a través de la traducción, el
lector de hoy en día percibe algo de la magnificencia de la habilidad literaria del escrito. Tómese,
por ejemplo, la definición concisa de la fe que da el escritor: “Ahora bien, la fe es estar seguro de
lo que esperamos y estar cierto de lo que no vemos” (11:1). O analícese el equilibrio de esta frase:
“Si deliberadamente continuamos pecando después de haber recibido el conocimiento de la verdad,
ya no queda ningún sacrificio por los pecados, sino sólo la horrenda expectación del juicio y del
fuego devorador que consumirá a los enemigos de Dios” (10:26–27). El escritor revela como una

21
Comentario al Nuevo Testamento, hebreos. Simón J. Kistemaker.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 15
persona instruida que escogió sus palabras cuidadosamente y que estaba completamente
familiarizado con la enseñanza del Antiguo Testamento.

Estructura y argumento de Hebreos


Aunque el autor decide tratar el urgente problema que afronta esta comunidad
mediante un sermón, la tendencia y estructura del argumento han desconcertado a los
comentaristas a lo largo de los siglos. Una rápida mirada a las introducciones de varios
comentarios demuestra la falta de consenso sobre este asunto entre quienes se han
esforzado en hacer un bosquejo del libro. El acercamiento más popular consiste en
entender que el sermón gira alrededor del importante tema de la “superioridad”: “Cristo
superior a los profetas” (1:1-3), “Cristo superior a los ángeles” (1:4–2:18), “Cristo
superior a Moisés” (3:1–4:13), etc. Sin embargo, este planteamiento no considera con
seriedad el hecho de que en Hebreos convergen dos tipos distintos de literatura: una parte
expositiva donde el autor desarrolla el asunto de la persona y obra de Cristo, y una parte
de exhortación, en la que desea motivar a la congregación a una respuesta positiva.
Hebreos no se desarrolla según un nítido bosquejo donde los puntos se suceden en
escrupulosa secuencia, sino que van alternándose una y otra vez la exposición y la
exhortación. Aunque ambos aspectos actúan juntamente, tejiendo un tapiz de conceptos
para el logro de su propósito, cada uno contribuye a este propósito de un modo distinto.22

¿Cómo puede bosquejarse hebreos?

Es fácil memorizar un bosquejo conciso de Hebreos siguiendo los siguientes siete puntos:

1:1–4 1. Introducción

1:5–2:18 2. Jesús es superior a los ángeles

3:1–4:13 3. Jesús es más grande que Moisés

4:14–7:28 4. Jesús es el gran Sumo Sacerdote

8:1–10:18 5. Jesús es el Mediador de un nuevo pacto

10:19–12:296. La obra de Jesús es aplicada por el creyente.

13:1–25 7. Conclusión

22
P. E. Hughes, A Commentary on the Epistle to the Hebrews.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 16
BREVE BOSQUEJO DE HEBREOS

1:1-3 Superioridad del Hijo sobre los profetas

1:4-2:18 Superioridad del Hijo sobre los ángeles

3:1-4:13; Superioridad del Hijo sobre el Pacto de Moisés

4:14-5:10

6:13-7:28 Superioridad del Hijo sobre el sacerdocio aarónico

5:11-6:12 Superioridad de los creyentes judíos sobre los incrédulos judíos

8:1-10:18 Superioridad del Hijo sobre los procedimientos del Pacto de Moisés

10:19-13:25 Superioridad del Hijo defendida y revelada en los creyentes

CAPITULO 1 HEBREOS
LA SUPREMACÍA DEL HIJO DE DIOS. (1-14)
El gran propósito del libro de Hebreos es establecer la superioridad del Señor
Jesucristo sobre los ángeles, sobre Moisés y sobre Aarón y sus hijos. Muestra la superioridad
de su sacerdocio sobre el antiguo sacerdocio, su sacrificio sobre todos los demás sacrificios, y su
pacto sobre el antiguo pacto. Enseña a los hebreos el verdadero conocimiento de los misterio
de su ley: el propósito, uso y significado de sus ceremonias. Es un libro de advertencia contra la
apostasía y un libro que muestra la verdadera gloria de la fe en Cristo.

Dios ha hablado por su Hijo (1-4)

1
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por
los profetas, 2en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero
de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder,
habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la
diestra de la Majestad en las alturas, 4hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más
excelente nombre que ellos.23

23
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 1.1-4
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 17
Dios habló a los antepasados en los tiempos que precedieron al nacimiento de Jesús y les
comunicó su revelación. Dios es el que origina la revelación. El es la fuente, la base y el sujeto de
ella. En la era veterotestamentaria Dios usó a los profetas para dar a conocer su Palabra al pueblo.
Pero él no estaba limitado a hablar por medio de los profetas; el primer versículo declara que Dios
hizo llegar su revelación a su pueblo en muchas ocasiones y de diversas maneras. Las palabras
ocasiones y maneras tienen un lugar prominente en el original griego: están situadas en primer
lugar en la oración. Entre los antepasados que recibieron la revelación de Dios estaban Adán, Abel,
Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José y Moisés. Dios habló con Adán “al fresco del día” (Gn.
3:8) con Abraham en visiones y visitas—tanto así que Abraham llegó a ser llamado amigo de Dios
(Stg. 2:23); con Jacob en un sueño; con Moisés “cara a cara” (Ex. 33:11) como un hombre habla
con un amigo.
Los profetas, que hablaron de la gracia que había de llegar hasta vosotros, investigaron
asiduamente y con el mayor cuidado, tratando de avizorar el tiempo y las circunstancias a los
cuales el Espíritu de Cristo que estaba en ellos les apuntaba, cuando él predijo los sufrimientos de
Cristo y las glorias que seguirían. Se les reveló que no se servían a sí mismos sino a vosotros
cuando hablaban de las cosas que ahora os han sido dichas por aquellos que os han predicado el
evangelio por medio del Espíritu Santo enviado desde el cielo. [1:10–12].
El profeta no traía su propio mensaje, su propia formulación de la verdad religiosa.
Inspirado por el Espíritu Santo, habló la Palabra de Dios, que no tuvo su origen en la voluntad
humana (2 P. 1:21) sino que vino de Dios (Heb. 3:7).
Aunque el contraste entre los tiempos anteriores a la venida de Cristo y la aparición de
Cristo como consumación de la revelación de Dios es notable en los vv. 1 y 2, la continuidad de
esta revelación también es significativa. Ambas partes de la revelación de Dios conforman una
unidad debido a que no hay más que un Autor. No hay más que un Dios que revela, ni hay más que
una revelación. La Palabra hablada por Dios a los antepasados en el pasado no difiere básicamente
de la Palabra que nos es hablada por su Hijo.
En los primeros dos versículos de Hebreos hay un contraste entre los profetas, que eran un determi-
nado grupo de personas escogidas y constituidas por Dios para transmitir su revelación, y el Hijo
de Dios, que sobrepasa a todos los profetas puesto que es el Hijo. De hecho, todo el énfasis del v. 2
recae sobre la palabra Hijo. Si hablamos en términos estrictos, sólo hay un Hijo de Dios; todos los
demás son hijos creados (ángeles) e hijos adoptados (creyentes). Como Dios ha hablado por medio
de su Hijo, así el Hijo ha hablado por medio de los apóstoles que, inspirados por el Espíritu Santo,
escribieron los libros del Nuevo Testamento.24
Para expresar la excelencia del Hijo de Dios, el escritor de Hebreos describe lo que Dios ha
hecho.
No es posible determinar en qué tiempo Dios constituyó a su Hijo como heredero. El Hijo
puede haber sido designado heredero en el plan eterno de Dios. O Jesús puede haber sido

24
La traducción al inglés RSV da la traducción literal por un Hijo.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 18
constituido heredero cuando, al llegar la plenitud del tiempo, entró al mundo; o cuando pronunció
la Gran Comisión: “Toda autoridad me ha sido dada en los cielos y en la tierra” (Mt. 28:18).
El escritor de Hebreos aclara inmediatamente el término todas las cosas al decir que Dios
hizo el universo por medio de su Hijo. La frase obviamente se refiere al relato de la creación que se
encuentra en los primeros capítulos de Génesis. Mucha gente piensa que el Nuevo Testamento, que
habla de la redención, no tiene nada que decir sobre la creación. Sin embargo, el Nuevo
Testamento no guarda un silencio total en cuanto a este tema; tanto Pablo como el escritor de la
epístola a los hebreos enseñan que Jesús actuó en la obra de la creación. En su consideración de la
supremacía de Cristo, Pablo enseña: “Porque por él fueron todas las cosas creadas …; todas las
cosas fueron creadas por él y para él” (Col. 1:16). Y Juan confirma en su Evangelio la misma
verdad: “Por él todas las cosas fueron hechas; sin él nada fue hecho de lo que fuera hecho” (1:3).
V3, El resplandor de Jesús proviene del Padre, aunque él sea en sí mismo la luz. El Hijo
hace que el resplandor del Padre brille. Es eso lo que Juan escribe en el prólogo a su Evangelio:
“Vimos su gloria, gloria como del Único que vino del Padre, lleno de gracia y verdad” (1:4). El
resplandor del Hijo es, por consiguiente, una extensión de la gloria de Dios.
“Y la representación exacta de su
ser”. El Hijo es la perfecta
representación del ser de Dios. En
otras palabras, Dios mismo estampó
en su Hijo la impronta divina de su
ser. La palabra que se traduce
“representación exacta” se refiere a
monedas acuñadas que portan la
imagen de un soberano o presidente.
Se refiere a una precisa reproducción
del original. El Hijo es, entonces, en
su ser, completamente lo mismo que el Padre.25
“Y él sostiene todas las cosas por su poderosa palabra”. El Hijo no sólo es el Creador del
universo (1:2); él es quien también sostiene todas las cosas (1:3). Los dos pasajes se complementan
mutuamente y revelan el poder divino del Hijo. El habla, y por su palabra todas las cosas son
sostenidas, preservadas y mantenidas en existencia.
El Hijo lleva “todas las cosas” para hacerlas llegar a su destino final. Y lo hace por una
simple declaración (“por su poderosa palabra”). Cristo, el que gobierna el universo, pronuncia una
palabra, y todas las cosas escuchan en obediencia a su voz. Ningún otro movimiento es necesario,
ya que la palabra hablada es suficiente.

25
The Apocrypha of the Old Testament, ed. Bruce M. Metzger.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 19
“Se sentó a la diestra de la Majestad en el cielo” (cf. Ro. 8:34; Ef. 1:2; Co. 3:1). Las
expresiones se sentó y a la diestra no deben ser tomadas literalmente, sino más bien
simbólicamente. La idea de sentarse a la derecha de alguien significa un privilegio concedido a una
persona a la que se quiere honrar en gran manera. En este caso significa que el Hijo tiene ahora
autoridad para gobernar su reino que abarca toda la tierra, y que es entronizado por sobre todos los
poderes espirituales “en los lugares celestiales”.
Ahora el escritor compara al Hijo con los ángeles, esos seres creados que constantemente
rodean el trono de Dios. Ellos son, entre todas las criaturas, las más cercanas a Dios; sirven como
mensajeros suyos; se les designa para que estén ocupados en la obra de proveerle al hombre la
revelación de Dios y en la tarea de redimir al hombre caído (Hch. 7:38, 53; Gá. 3:19; Heb. 2:2). En
muchos aspectos los ángeles están por encima del hombre, que fuera coronado de gloria y honor
como Rey en la creación de Dios (Sal. 8:5).
Aun si los ángeles están en algún sentido por sobre el hombre, no son de ninguna manera
superiores al Hijo, puesto que “él ha heredado un nombre que es superior al de ellos. Hasta este
punto el Hijo no ha sido presentado por su nombre, ni como Jesús ni como Cristo. El nombre de
Hijo no se refiere a un nombre personal específico, sino a su designación como Hijo. El es
conocido como Hijo de Dios, el Hijo Unigénito. El es también Señor y Salvador. El profeta Isaías
le llama “Admirable Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (9:6). En contraste a
esto, se habla de los ángeles como “mensajeros” (Sal. 104:4); se los designa “espíritus
ministradores” (Heb. 1:14).

El Hijo, superior a los ángeles (5-14).


5Porque
¿a cuál de los ángeles dijo Dios
jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado
hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me
será a mí hijo? 6Y otra vez, cuando introduce
al Primogénito en el mundo, dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.
7Ciertamente de los ángeles dice:

El que hace a sus ángeles espíritus,


Y a sus ministros llama de fuego. 8Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro
de equidad es el cetro de tu reino. 9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te
ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. 10Y: Tú, oh Señor, en el
principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. 11 Ellos perecerán, mas tú
permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura, 12Y como un vestido los envolverás, y
serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán. 13Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo
Dios jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 14¿No son
todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la
salvación? 26

26
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 1.5-14

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 20
Muchos judíos tenían un respeto supersticioso o idólatra por los ángeles, porque habían
recibido la ley y otras noticias de la voluntad divina por su ministración. Los consideraban como
mediadores entre Dios y los hombres, y algunos llegaron tan lejos como para darles una especie de
homenaje religioso o adoración.
De manera que, era necesario no sólo que el apóstol insistiera en que Cristo es el Creador de
todas las cosas, y por tanto, creador de los mismos ángeles, sino en que era el Mesías en naturaleza
humana resucitado y exaltado, a quien están sujetos los ángeles, las autoridades y las potestades.
Para probar esto cita varios pasajes del Antiguo Testamento. Comparando lo que Dios dice
ahí de los ángeles con lo que dice a Cristo, se manifiesta claramente la inferioridad de los ángeles
respecto de Cristo. Aquí está el oficio de los ángeles: son los ministros o siervos de Dios para
hacer su voluntad, pero, ¡qué cosas grandiosas dice el Padre de Cristo! Reconozcámosle y
honrémosle como Dios, porque si no hubiera sido Dios, nunca hubiera hecho la obra de mediación
y nunca hubiera llevado la
corona del Mediador.
Se declara cómo
Cristo fue apto para el oficio
de Mediador y cómo fue
confirmado en él: Lleva el
nombre de Mesías por ser el
Ungido. Sólo como Hombre
tiene sus semejantes, y como ungido con el Espíritu Santo; pero está por sobre todos los profetas,
sacerdotes y reyes, que hayan jamás sido empleados al servicio de Dios en la tierra.
Se cita otro pasaje de la Escritura, Salmo 102: 25-27, en el cual se declara el poder
omnipotente del Señor Jesucristo, tanto al crear el mundo como al mudarlo. Cristo envolverá este
mundo como si fuera un ropaje, para que no se abuse más de él, ni sea usado como lo ha sido.
Como soberano, cuando los ropajes de su estado estén doblados y guardados, sigue siendo el
soberano, de la misma manera nuestro Señor seguirá siendo el Señor cuando haya dejado de lado la
tierra y los cielos como un ropaje.
El pecado ha hecho un gran cambio en el mundo, para peor, y Cristo hará un gran cambio
para mejor. Que estos pensamientos nos alerten, diligentes y deseosos del mundo mejor. El
Salvador ha hecho mucho para hacer que todos los hombres sean sus amigos, pero tiene enemigos,
aunque serán puestos por estrado de sus pies, por la sumisión humilde o por la destrucción extrema.
Cristo seguirá venciendo y para vencer. Los ángeles más excelsos no son sino espíritus
ministradores, sólo siervos de Cristo para ejecutar sus mandamientos. Los santos son herederos en
el presente que aún no han entrado en plena posesión. Los ángeles les ministran oponiéndose a la
maldad y al poder de los malos espíritus, protegiendo y cuidando sus cuerpos, instruyendo y
consolando sus almas, sometidos a Cristo y al Espíritu Santo. Los ángeles reunirán a todos los

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 21
santos en el último día, cuando sean echados de la presencia de Cristo a la miseria eterna todos los
que pusieron su corazón y sus esperanzas en los tesoros perecederos y en las glorias pasajeras.27
El predicador pone en orden estas citas del Antiguo Testamento para ofrecer una clara
ilustración de la posición de los ángeles relativa al Hijo. Este se sienta en la preeminente posición
del universo, con los ángeles en una posición inferior como siervos que lo adoran. El Hijo tiene un
trono eterno del que los ángeles son enviados a ministrar. Dios nunca ha dicho a estos cosas como
las que encontramos en 1:5, 8-13, y sus palabras de 1:6-7 muestran más bien su inferioridad.
Solo el Hijo es objeto de los decretos que expresan realeza. Al final de esta cadena de
textos, ninguno de los receptores del autor podrá poner en duda la superioridad del Hijo sobre los
ángeles.
Obsérvese que el autor de Hebreos se inspira en el testimonio del Antiguo Testamento
sobre los ángeles, que no los presenta como proveedores de experiencias espirituales
independientes y extáticas, sino como siervos del Dios vivo. Por otra parte, mediante su
adoración, los ángeles señalan al Hijo (1:6-7), y más que cruzar el planeta en busca de
encuentros con todos y cada uno de los humanos, estos son específicamente enviados
“para ayudar a los que han de heredar la salvación” (1:14).

CAPITULO 2 HEBREOS

Advertencia del peligro de desatender la salvación (1-18)


La exhortación se divide en tres partes. Da comienzo con una
afirmación sobre el peligro de perder el rumbo y el modo de
evitarlo, prestando atención a la enseñanza cristiana
tradicional (2:1). El autor sigue su exposición con un
razonamiento para justificar su advertencia sobre el peligro de
perder el rumbo (2:2-3a): si aquellos que fueron desobedientes
a la anterior revelación, impartida a través de ángeles, fueron
estrictamente castigados, no hay duda de que quienes se
apartan de la salvación no escaparán de la pena. En la tercera
parte (2:3b-4) se habla de la salvación como realidad
proclamada, primero por el Señor y confirmada luego por los
primeros testigos, por los prodigios y milagros realizados por Dios y
por los dones del Espíritu.

27
Comentario Bíblico de Matthew Henry.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 22
Una salvación tan grande. (1-4)

1
Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea
que nos deslicemos. 2Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda
transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3¿cómo escaparemos nosotros, si
descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por
el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 4testificando Dios juntamente con ellos, con
señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su
voluntad.28
“es necesario” Esta expresión es la traducción del término “dei,” que significa necesidad
moral. Esta es la primera de muchas advertencias en el libro de Hebreos dirigidas a un grupo de
creyentes judíos quienes adoraban aún en la sinagoga con incrédulos judíos. Algunas de las
advertencias en el libro se dirigen a los creyentes para que se comprometan, se unan públicamente
con la iglesia y se adelanten hacia la llenura y madurez de la misión mundial del evangelio (cf.
Mat. 28:19-20; Hech. 1:8). Otras advertencias se dirigen a los incrédulo judíos quienes habían oido
el evangelio y habían visto su poder en la vida de su amigos judíos y co-adoradores, pero que se
habían negado a aceptar personalmente a Jesús como el Mesías prometida y adelantarse más allá de
sus tradiciones rabínicas.29
2.1-3 El autor llamó a sus lectores a prestar atención a la verdad que habían escuchado para
que no se desvíen hacia falsas enseñanzas. Escuchar no es fácil. Tiene que ver con nuestra mente,
nuestro cuerpo y nuestros sentidos. Escuchar a Cristo no solo incluye oír, sino también responder
en obediencia (véase Juan 1:22-25). Debemos escuchar con atención y estar dispuestos a obedecer
a Cristo. 2.2, 3 "Porque si la palabra dicha por los ángeles" se refiere a la enseñanza de aquellos
ángeles, como mensajeros de Dios, que habían traído la ley de Moisés (véase Gal 3:19).
Un tema dominante en Hebreos es que Cristo es infinitamente mucho mayor que todos los
otros medios propuestos para llegar a Dios. La fe que antes tenían era buena, les dice el autor a sus
lectores judíos, pero debe ponerse la fe en Cristo. Así como Cristo es superior a los ángeles, su
mensaje es mucho más importante que el de ellos. Ninguno escapará del castigo de Dios si
permanece indiferente a la salvación ofrecida por Cristo.
2.3 Los testigos presenciales del ministerio de Jesús les habían transmitido sus enseñanzas a
los lectores de este libro. Estos lectores eran creyentes de una segunda generación que no habían
visto a Cristo en la carne. Ellos son como nosotros; no hemos visto a Cristo en persona. Basamos
nuestra creencia en Jesucristo tomando en cuenta los relatos de los testigos presenciales tal como
aparecen en la Biblia. Véase Juan 20:29 para la promesa que da Jesús a quienes crean sin nunca
haberlo visto.

28
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 2.1-4
29
Bob Utley. Pag. 33.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 23
2.4 "Testificando Dios juntamente con ellos" continúa el pensamiento de 2.3. Los que
habían oído hablar a Jesús y transmitieron luego su Palabra, también confirmaron la veracidad de
su prédica mediante "las maravillas, prodigios y señales" que le siguieron. En el libro de Hechos,
los milagros y los dones del Espíritu autenticaron el evangelio dondequiera que se predicó (véanse
Hechos 9:31-42; Hechos 14:1-20). Pablo explica los dones espirituales en Romanos 12; 1 Corintios
12-14 y Efesios 4, y aclara que el propósito de los dones espirituales es edificar la iglesia,
haciéndola sólida y perfecta. Cuando vemos los dones del Espíritu en una persona o en una
congregación, sabemos que sin lugar a dudas Dios está presente. Al recibir sus dones, debemos
reconocerlo y darle gracias por ellos.

El autor de la salvación (5-18)

5
Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; 6pero
alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
O el hijo del hombre, para que le visites? 7 Le hiciste un poco menor que los ángeles,
Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos;
8
Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no
sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. 9Pero vemos a aquel
que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa
del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
10
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas
subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al
autor de la salvación de ellos. 11Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son
todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré. 13Y otra vez:
Yo confiaré en él. Y de nuevo:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio. 14Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y
sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15y librar a todos los que por el temor de la muerte
estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. 16Porque ciertamente no socorrió a los
ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. 17Por lo cual debía ser en todo
semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a
Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. 18Pues en cuanto él mismo padeció siendo
tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. 30
2.8, 9 Dios puso a Jesucristo a cargo de todo y El se ha revelado a nosotros. Todavía no lo
vemos reinar en toda la tierra, pero lo podemos imaginar en su gloria celestial.

30
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 2.4-18

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 24
2.9, 10 La gracia de Dios hacia nosotros condujo a Cristo a la muerte. Jesucristo no vino al
mundo para ganar popularidad ni poder político, sino para sufrir y morir de modo que pudiéramos
tener vida eterna. Para nosotros es difícil identificarnos con la actitud de un Cristo siervo. ¿En qué
estamos más interesados: en el poder o en la obediencia, en dominar o en servir, en dar o en
recibir?
2.10 ¿Cómo podía Jesucristo ser perfeccionado por las aflicciones? Las aflicciones de Jesús
lo convirtieron en un líder perfecto, un pionero de nuestra salvación. Jesucristo no tenía que sufrir
por su propia salvación, porque era Dios en forma de hombre. Su perfecta obediencia (que lo guio
por el camino del sufrimiento) demostró que era el perfecto sacrificio para nosotros. A través de las
aflicciones, Jesús terminó la obra necesaria para nuestra propia salvación. Nuestro sufrimiento
puede hacer de nosotros siervos de Dios más sensibles. Las personas que han sufrido el dolor están
en condición de actuar con piedad por los demás que sufren.
2.11-13 Los que hemos sido apartados para el servicio
de Dios, limpiados y santificados por Jesucristo ahora
tenemos el mismo Padre que El tiene, de modo que nos ha
hecho sus hermanos. Varios salmos anuncian a Cristo y su
obra. Aquí el autor cita una parte del Salmo 22, un salmo
mesiánico. Porque Dios ha adoptado a todos los creyentes
como sus hijos, Jesucristo los llama hermanos.
2.14, 15 Jesucristo tenía que ser humano ("carne y
sangre") para que pudiera morir y resucitar a fin de destruir el poder del diablo sobre la muerte
(Rom 6:5-11). Solo entonces Cristo podría librar a quienes tenían un constante temor por la muerte
a fin de que vivieran para El. Cuando somos de Dios, no tenemos por qué temer a la muerte,
porque sabemos que esa es la única puerta de entrada a la vida eterna (1 Corintios 15).
2.14, 15 La muerte y resurrección de Cristo nos libra del temor a la muerte porque esta ha
sido derrotada. Toda persona morirá; pero la muerte no es el destino final, sino la puerta de entrada
a una nueva vida. Todos los que temen la muerte deben tener la oportunidad de conocer la
esperanza que nos brinda la victoria de Cristo.
2.16, 17 En el Antiguo Testamento el sumo sacerdote era el mediador entre Dios y su
pueblo. Su tarea consistía en ofrecer con regularidad sacrificios de animales, según la ley, e
interceder delante de Dios por los pecados del pueblo. Jesucristo es ahora nuestro Sumo Sacerdote.
El vino a la tierra como ser humano; por lo tanto, entiende nuestras debilidades y nos extiende su
misericordia. El ha pagado una vez y para siempre el castigo de nuestros pecados por su sacrificio
en la cruz (expiación), y se puede confiar en que El restablezca nuestras quebrantadas relaciones
con Dios. Estamos libres de la dominación del pecado desde el momento en que nos entregamos
por completo a Cristo, confiando plenamente en lo que ha hecho por nosotros.
2.18 Saber que Cristo sufrió el dolor y se enfrentó a la tentación nos ayuda a enfrentarnos a
nuestras propias pruebas. Jesucristo entiende nuestras luchas porque El las sufrió como ser

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 25
humano. Podemos confiar en que Cristo nos ayudará a salir victoriosos de los sufrimientos y de la
tentación. Cuando se enfrente a las pruebas, acuda a Cristo en busca de fortaleza y paciencia. El
comprende sus necesidades y puede ayudarle.31

CAPITULO 3 HEBREOS

Jesús mayor que Moisés. (1-19)


Hebreos 3:1–4:16 forma el primer bloque importante en que el predicador desarrolla
una extensa y variada exhortación, que en su primera mitad (3:1-19) tiene dos divisiones
principales. (1) Los versículos 1-6 establecen una comparación entre la fidelidad de
Moisés como siervo y la de Jesús como Hijo. El autor presenta a Jesús como supremo
ejemplo de fidelidad basándose en el respeto de sus oyentes por Moisés, a quien veneran
como una gran figura religiosa. (2) Los versículos 7-19 están formados por una cita del
Salmo 95:7-11 y un comentario sobre este pasaje. En esta sección el autor presenta a
Moisés conduciendo al pueblo fuera de Egipto como una ejemplar ilustración de
infidelidad. Mediante el capítulo 3, el autor se propone, pues, confrontar a sus oyentes
con el desafío de ser fiel en su compromiso cristiano.32

Jesús es superior a Moisés. (1-6)

1
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y
sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; 2el cual es fiel al que le constituyó, como
también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3Porque de tanto mayor gloria que Moisés es
estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. 4Porque toda casa es
hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. 5Y Moisés a la verdad fue fiel en
toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; 6pero Cristo como
hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y
el gloriarnos en la esperanza.33

3.1 Este versículo tenía un significado especial para los cristianos judíos. Para los judíos, la más
alta autoridad humana era el sumo sacerdote. Para los cristianos, la más alta autoridad humana
fueron los apóstoles de Dios. Jesucristo, apóstol de Dios (significa "enviado") y Sumo Sacerdote,
es la autoridad suprema de la Iglesia.

31
Comentario la biblia del diario vivir.
32
George H. Guthrie. Pag. 131.
33
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 3.1-6
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 26
3.1-6 El autor emplea diferentes figuras para explicar la relación de Jesucristo con los creyentes: El
es (1) apóstol ("enviado") de Dios, al que debemos escuchar; (2) nuestro Sumo Sacerdote, por
medio del cual vamos a Dios el Padre; y (3) el gobernante de la casa de Dios ("hijo sobre su casa"),
al que debemos obedecer. La Biblia está llena de diferentes nombres y figuras de Jesucristo, y cada
una de ellas revela algo más de su naturaleza y ministerio.
3.2, 3 Para el pueblo judío, Moisés fue un gran héroe; libró de la esclavitud egipcia a sus
antepasados y los llevó hasta la frontera de la tierra prometida. El también escribió los cinco
primeros libros del Antiguo Testamento y fue el profeta por medio del cual Dios dio la ley; por lo
tanto, Moisés fue el profeta más grande de las Escrituras. Pero Jesucristo, como figura principal de
la fe, es digno de mayor honor que Moisés, que solo fue un siervo humano. Jesucristo es más que
humano; El es Dios mismo (1.3). Así como Moisés libró al pueblo de Israel de la esclavitud en
Egipto, de igual modo Cristo nos libra de la esclavitud del pecado. El autor de Hebreos pregunta:
¿Por qué conformarse con Moisés cuando usted puede tener a Cristo, el que designó a Moisés?
3.5 Moisés fue fiel al llamado de Dios; no solo libraría a Israel, sino que también prepararía el
camino para el Mesías ("para testimonio de lo que se iba a decir").
Todos los creyentes del Antiguo Testamento
también sirvieron para preparar el camino. Por lo
tanto, conocer el Antiguo Testamento es el mejor
fundamento para comprender el Nuevo
Testamento. Al leer el Antiguo Testamento, vemos
(1) cómo Dios usa a las personas para lograr sus
propósitos, (2) cómo El usa acontecimientos y
personalidades para ilustrar verdades importantes,
(3) cómo, por medio de los profetas, anunció al Mesías, y (4) cómo mediante el sistema expiatorio
preparó a la gente para que entendiera la obra del Mesías.
3.6 Porque Cristo mora en nosotros, los creyentes podemos permanecer con valor y esperanza hasta
el fin. No somos salvos por perseverar, pero la perseverancia revela que nuestra fe es verdadera.
Sin esa fidelidad permanente, pudiéramos fácilmente ser alejados por los vientos de la tentación,
las falsas enseñanzas o la persecución.

b. Reposo para el pueblo de Dios. (7-19)

7
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8No endurezcáis vuestros
corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, 9Donde me
tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. 10A causa de lo
cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón,
Y no han conocido mis caminos. 11Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 27
12
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo; 13antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14Porque
somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra
confianza del principio, 15entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis
vuestros corazones, como en la provocación. 16¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le
provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? 17¿Y con
quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos
cayeron en el desierto? 18¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que
desobedecieron? 19Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. 34

3.7-15 Muchas veces la Biblia nos advierte que no endurezcamos el corazón. Eso significa que nos
rebelemos contra Dios hasta el punto de que ya no podamos volvernos a El en busca del perdón.
Tal endurecimiento comienza cuando nos negamos a obedecer la voluntad revelada de Dios. Los
israelitas endurecieron el corazón cuando desobedecieron el mandato de Dios para conquistar la
tierra prometida (aquí llamada "provocación"; véanse Números 13; 14; 20 y Salmo 95).
Procuremos con cuidado obedecer la Palabra de Dios y no permitamos que se endurezca nuestro
corazón.
3.11 El reposo de Dios tiene varios significados en las Escrituras: (1) el séptimo día de la creación
y el sábado semanal que se conmemoraba (Gen 2:2; Heb 4:4-9); (2) la tierra prometida de Canaán
(Deu 12:8-12; Salmo 95); (3) paz con Dios ahora gracias a nuestra relación con El mediante la fe
(Mat 12:28; Heb 4:1, Heb 4:3, Heb 4:8-11), y (4) nuestra vida eterna futura con Cristo (Heb 4:8-
11). Es posible que los judíos cristianos lectores de Hebreos conocieran todos esos significados.
3.12-14 Nuestro corazón nos aparta del Dios vivo cuando obstinadamente nos negamos a creer en
El. Si persistimos en nuestra incredulidad, finalmente Dios nos dejará solos en nuestros pecados.
Pero Dios puede darnos un nuevo corazón, nuevos deseos y un nuevo espíritu (Eze 36:22-27). Un
antídoto para un corazón incrédulo es un constante compañerismo con otros creyentes, hablar cada
día acerca de nuestra fe mutua, ser conscientes del engaño del pecado (atrae pero también destruye)
y animarnos los unos a los otros con amor e interés.
3.15-19 Los israelitas tuvieron problemas para entrar en la tierra prometida porque dejaron de
confiar en Dios. No creyeron que Dios podía ayudarles a vencer a los gigantes de la tierra. Por esa
razón Dios los envió al desierto donde anduvieron errantes durante cuarenta años, una alternativa
desdichada para el don maravilloso que El había planeado para ellos. La pérdida de confianza en
Dios siempre nos priva de recibir lo mejor de su parte.

34
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 3.7-19
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 28
CAPITULO 4 HEBREOS

Jesús el gran sumo sacerdote. (1-16)

Una de las secciones más fascinantes, enigmáticas y acaloradamente debatidas de


Hebreos es la que va de 4:1 a 4:13. Los versículos 1-2 llevan a cabo lo que se ha llamado
una “transición de intermediación”,1 que traslada la exposición sobre los que no han
entrado en el reposo de Dios (3:7-19) a una explicación de la vigente promesa de
descanso para el nuevo pueblo de Dios (4:3-11). En esta exposición se utiliza la analogía
verbal para relacionar el Salmo 95 con Génesis 2:2, otro pasaje que habla del “reposo”,
(Heb 4:3-5).2 Para nuestro autor, el hecho de que Dios mencione por medio de David —
mucho después del desengaño del desierto— un marco temporal específico para entrar
en el reposo (i.e., “hoy”), demuestra que dicho “reposo” no está limitado a la entrada
física del pueblo de Israel a Canaán (4:6-9). De hecho, razona el autor, el reposo de Dios
debe definirse como una realidad espiritual en la que uno cesa de realizar sus propias
obras (4:10). No obstante, se trata de un descanso que requiere nuestra decisión de
entrar en él y de esforzarnos por no quedar fuera (4:11).
Tras presentar su consideración exegética sobre la relación entre el Salmo 95 y
Génesis 2:2, el predicador concluye la sección con una severa advertencia sobre el poder
de la ineludible palabra de Dios (4:12-13). Esta advertencia final procede del desafío del
Salmo 95 a “oír la voz de Dios” y la desarrolla, ofreciendo una efectiva conclusión del
material sobre el contraste entre “quedarse atrás” del reposo de Dios o “entrar” en él.35

Entrando en su reposo (1-13)

1
Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno
de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2Porque también a nosotros se nos ha anunciado la
buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de
fe en los que la oyeron. 3Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que

35
George H. Guthrie. Pag. 153.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 29
dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban
acabadas desde la fundación del mundo. 4Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y
reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.
6
Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les
anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7otra vez determina un día:
Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:
Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. 8Porque si Josué les hubiera dado
el reposo, no hablaría después de otro día. 9Por tanto, queda un reposo para el pueblo de
Dios. 10Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios
de las suyas. 11Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en
semejante ejemplo de desobediencia. 12Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más
cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13Y no
hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están
desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.36

Leemos, a manera de aplicación personal: «Tememos, pues, no sea que permaneciendo


aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado»
(4: 1). Si la generación que pereció en el desierto no entró en Canaán, ¿en qué nos basamos
nosotros para creer que entraremos en el «reposo» que Dios tiene para Su pueblo? Está claro
que la desobediencia por nuestra parte, traerá los mismos resultados que produjo la
desobediencia de ellos (4:1, 11).
Se puede notar la unidad en la manera que Dios trata a Su pueblo a lo largo de las
diferentes épocas. Él requiere siempre que tengamos fe y la incredulidad trae como resultado
siempre el que Su juicio caiga sobre nosotros.
La apelación a la historia está clara. El Israel incrédulo no pudo entrar en el reposo (4:3, 5).
Se cita el Salmo 95:11: «Tal como juré en mi ira: no entrarán en mi reposo». A pesar de que
el «reposo» en Canaán fue el deseo de Israel durante los días de Moisés y de Josué, una necesidad
más básica fue (y sigue siendo) el reposo espiritual que se alcanza por medio de la fe, por lo
que solamente los auténticos creyentes pueden alcanzar ese «verdadero» reposo.
La Epístola a los Hebreos (4:8) argumenta que Josué no llevó a Israel al verdadero reposo
porque el Salmo 95:11, escrito mucho después de Josué, habló del reposo como algo del futuro.
La conclusión del autor está claro: «Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios» (4:9).
Dios mismo había reposado el día del sábado (4:4), lo cual marcaba la terminación de Sus
«obras». Al hombre también le ha sido asignada su obra y puede anticipar un reposo futuro. Esto
no se consiguió bajo Josué, pero gracias a Jesús podremos obtener ese reposo espiritual porque «el
que ha entrado en su reposo, también el mismo ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas»

36
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 4.1-13
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 30
(4:10). No se trata aquí de un recurso temporal, sino del perfecto reposo del sábado diseñado
por Dios. Una exhortación, en forma de paradoja, sigue a estas instrucciones: «Procuremos,
pues, entrar en aquel reposo» (4:11).
La advertencia de que una parte de la generación de Josué fracasó es un recordatorio de
que también nosotros podemos fracasar y el propósito de la epístola es como una advertencia
para avisarnos de que también nosotros podemos fracasar. El «evangelio» de la generación de
Moisés era la esperanza de entrar en Canaán (4:2), pero como no lo recibieron con fe
perecieron en el desierto.
También nosotros tenemos un «evangelio», pero el nuestro trata del «reposo» que ni siquiera Josué
pudo facilitar, el reposo en Cristo.
Aquellos que se acercan a El con fe encuentran el don del reposo. Este «reposo del sábado»
no significa el final del servicio a Dios ni de las obras que son el fruto del Espíritu. Por el
contrario, este reposo hace posible dichas obras, pues no es sencillamente el reposo del cielo, sino
del espíritu en Cristo, lo cual es una especie de arras del cielo.

Jesús como sumo sacerdote. (14-16)

14
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos nuestra profesión. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.37

Básico para el judaísmo, antes de la destrucción de


Jerusalén (70 d.C.), era el sacerdote que oficiaba en el Templo de
dicha ciudad.
Allí, en determinadas ocasiones, mataban animales como
sacrificios y se oraba a Dios a favor del israelita que había
cometido el pecado. Estos conceptos habían existido en Israel
desde los primeros tiempos porque en la Biblia se nos habla de
sacrificios hechos por Abel y su hermano Caín. Noé ofreció
sacrificios después del diluvio y los patriarcas, Abraham, Isaac y
Jacob, normalmente construyeron altares y ofrecieron sacrificios
sobre ellos.
El sistema de sacrificios judaicos quedó ordenado en el monte de
Sinaí y una estructura en concreto, el Tabernáculo, más

37
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 4.14-16
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 31
adelante reemplazado por el Templo, fue destinado al ministerio del sacerdocio. Aarón y sus
hijos fueron consagrados como sacerdotes y un sistema de ofrendas y días santos fue incorporado a
la vida de Israel.
La iglesia cristiana está edificada sobre la base del Antiguo Testamento. La Ley no
fue abolida, sino cumplida en Cristo.
Hebreos declara (4:14): «Tenemos un gran sumo sacerdote». Jesús, que es nuestro Sumo
Sacerdote, ha «pasado por los cielos» y está actualmente sentado sobre el trono, a la diestra de
Dios. Su posición gloriosa es la base de la fe cristiana. El sumo sacerdote terrenal solamente
podía entrar una vez al año en el Santísimo, pero nuestro Sumo Sacerdote está ahora en el cielo,
donde está sentado junto al Padre, a Su derecha.
Nuestro glorioso Sumo Sacerdote no se encuentra, en ningún sentido, lejos de
nosotros, cosa que se afirma con una doble negativa: «Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades» (4:15).
Nuestro sumo sacerdote conoce la naturaleza de la humanidad ya que El mismo se
hizo hombre. Una característica del hombre, en su estado presente, es la tentación. Jesús fue
tentado como un verdadero hombre y el Salvador pasó por toda la gama de las tentaciones
humanas: la codicia de la carne, la de la vista y el orgullo de la vida, pero fue diferente al resto de
la humanidad ya que El era «sin pecado». De este modo Cristo nos hace regresar al período
anterior a la caída de Adán. En Adán todos murieron, pero en Cristo todos reciben la vida.
Cristo es perfectamente capaz está dispuesto a interceder por nosotros. Seguros de Su
amor podemos acercarnos a El con fe. Esta es una de las características del Nuevo Pacto. El
antiguo israelita se tenía que mantener alejado, no pudiendo entrar en el «lugar santo» cuanto
menos al «Santísimo», que era donde estaba el trono de Dios. Con Cristo, nuestro Sumo
Sacerdote, que está en el cielo mismo, el creyente no tiene necesidad de mantenerse
alejado ni buscar tímidamente a intermediarios por medio de los cuales poder llegar hasta Dios.
Ahora posee una confianza, un santo «valor» porque Jesús se ha identifica do con nosotros
y nos ha permitido entrar en la mismísima presencia de Dios.38

CAPITULO 5 HEBREOS

Advertencia contra la apostasía. (1-14)


El pasaje bajo consideración, 5:1-10, ofrece una introducción sobre el nombramiento de
Cristo como sumo sacerdote según el orden de Melquisedec. Hebreos 7:1-10 continúa con una
exposición acerca de la superioridad de este sobre el sacerdocio del Antiguo Pacto, y 7:11-28
concluye con la proclamación de Cristo, nuestro sacerdote según el orden de Melquisedec,
como superior al sacerdocio levítico.

38
Comentario bíblico Porta voz. Charles P. Pfeiffer.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 32
Hebreos 5:1-10 introduce, por tanto, al lector
a una exposición del nombramiento del Hijo
como sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
Este pasaje puede también dividirse en tres
movimientos claramente definidos. Los
versículos 1-4 son incuestionables por cuanto
recurren a ciertos principios universales
(dentro de una estructura bíblica) relacionados con el
oficio del sumo sacerdote. Como
tales no tratan el sacerdocio de Jesús, sino más bien la función del oficio del sumo
sacerdote en su diseño bajo el antiguo pacto. El último de estos principios muestra que
los sumos sacerdotes lo son por nombramiento divino. Dando un paso más en la
exposición, y por medio de una cita de Salmos 110:4, los versículos 5-6 proclaman que
Cristo ha sido nombrado sacerdote por Dios. Esta sección concluye con un poderoso
desarrollo de lo que podríamos llamar “el camino del nombramiento” que el Hijo hubo de
recorrer para que Dios pudiera designarle como sumo sacerdote, a saber, un camino de
obediencia hasta la muerte.39

El orden de Melquisedec. (1-10)

1
Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los
hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados;
2
para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está
rodeado de debilidad; 3y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo
como también por el pueblo. 4Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por
Dios, como lo fue Aarón. 5Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo
sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. 6Como también dice
en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. 7Y Cristo, en
los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía
librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. 8Y aunque era Hijo, por lo que
padeció aprendió la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen; 10y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el
orden de Melquisedec.40

Todo sumo sacerdote debe ser llamado . Hebreos enfatiza que Dios llamó a Jesús

39
George H. Guthrie. Pag. 194.
40
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 5.1-10
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 33
para ser nuestro Sumo Sacerdote . Miremos brevemente dos citas de los Salmos, que
enfatizan que Dios llamó a Jesús (Heb 5) .
1. “Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy” (Sal 2:7; Heb 1:5; 5:5; Hch. 13:33). Estos
versículos muestran que Jesús no se invitó a sí mismo para ser exaltado . El padre lo
escogió . En la antigüedad, se llegaba el momento en que el rey compartía el trono con
su hijo . En público, el gran rey declaraba que él estaba elevando a su hijo al trono.
Originalmente el Salmo 2:7 se aplicaba a David. Dios lo elevó para ser rey . Pero en una
manera más grande, el Salmo 2:7 se aplica al Mesías . Dios declaró que Jesús era su Hijo
cuando lo levantó del sepulcro . El Padre engendró al Hijo en la resurrección . Como una
matriz se abre y da a luz un hijo, el sepulcro se abrió y el Hijo de Dios salió al trono (Hch
13:33; Ro 1:3-4) . Este Salmo ilustra que Dios escogió a Jesús .
2. “Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Sal 110:4; Heb 5:6, 10).
Una vez más, este Salmo se refería a David . (Sal 110:4) . Como rey sacerdote, David sirvió en
algunas maneras sacerdotales . Cuidaba el arca del pacto y hacía planes para el templo . Escribía
salmos y oraba . Así, David era un tipo de sacerdote, según el orden de Melquisedec, no del orden
de Aarón . Pero el Salmo 110 tiene su mayor cumplimiento en el Mesías . El escritor ya se ha
referido dos veces a este Salmo (Heb . 1:5, 13) . Es Jesús quien se sienta a la diestra de Dios hasta
que sus enemigos lleguen a ser estrado de sus pies (Sal 110:1; Mt 22:44; Heb 1:13) . Y es Jesús a
quien Dios escogió para ser nuestro Sacerdote, según el orden de Melquisedec (Sal 110:4; Heb 5:6,
10) . Así que Hebreos enfatiza que Dios eligió a Jesús para ser nuestro Sumo Sacerdote .
En este capitulo, hemos estudiado tres requisitos que el Señor Jesucristo cumple para
ser un sumo sacerdote: Su posición y título, su compasión hacia nosotros y su llamado por Dios .
El cuarto requisito que Jesús cumple es su obediencia . Los sumos sacerdotes
terrenales, como Aarón, no fueron completamente obedientes . Aarón desobedeció a Dios cuando
hizo el becerro de oro para que los israelitas lo adoraran (Éx 32) . En contraste, ¡Jesús es el único
hombre totalmente obediente! Por la obediencia de Jesús, cuando Él oraba, Dios lo escuchaba .
Jesús es la clase de Sumo Sacerdote que queremos—¡uno a quien Dios escucha y contesta! Por su
obediencia, Jesús cumplió la voluntad de Dios . Él renunció a su vida y llegó a ser nuestro Sumo
Sacerdote perfecto.41

Advertencia contra la apostasía. (11-14)

11
Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho
tardos para oír. 12Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad
de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y
habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. 13Y todo aquel
que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14pero el

41
Panorama del Nuevo Testamento John Wesley Adams.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 34
alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los
sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.42

El escritor de la Epístola a los Hebreos se entusiasma con el tema, pero se siente


perturbado por causa de la falta de madurez espiritual de su público. Jesús fue llamado «por
Dios como sumo sacerdote según el orden de Melquisedec» (5: 10), una verdad llena de
significado y que se explica en el capítulo 7. Hay mucho que decir acerca de Melquisedec,
pero los cristianos son «tardos para oír» (5:11), faltos de madurez y, por tanto, no están
preparados para recibir la enseñanza espiritual.
Los cristianos que no son maduros no solamente se hacen daño a sí mismos, privándose de los
beneficios espirituales que acompañan a la madurez, sino que también privan a los demás. Los
cristianos deberían de ser «maestros» (5:12), compartiendo con otros sus bendiciones
espirituales, tanto dentro como fuera de la iglesia, pues que ha sido la iglesia entera la que ha sido
llamada al ministerio de la enseñanza, aunque algunas personas posean dones especiales (Ef.
4: 11- 12).
La gran comisión lleva en sí el
mandamiento: «Enseñad a todas las
naciones» (Mt. 28: 19).
Pero en lugar de ser maestros los
cristianos faltos de madurez tenían
necesidad de que alguien les
enseñase de nuevo «los primeros
rudimentos de las palabras de
Dios» (5:12). Aquellos maestros que normalmente debían alcanzar a los perdidos tenían que
pasar su tiempo volviendo a enseñar a los inmaduros. Las palabras «primeros rudimentos» se
utilizan en griego refiriéndose al alfabeto. ¡Es preciso aprender otra vez el alfabeto! Esta
instrucción
se encuentra en los «rudimentos de Dios». El término refleja el elevado concepto de la
inspiración bíblica que se enseña en Hebreos, enfatizando aquí el pecado del descuido. ¡Habían
llegado a olvidar las verdades elementales de la Escritura, que es la Palabra de Dios!.
El cristiano que puede «digerir la carne dura» es un cristiano maduro (5:14) y se le
describe como persona que utiliza las facilidades que Dios ha puesto a su disposición, en
lugar de limitarse a contemplar sencillamente las batallas de la vida. El hombre mundano
podrá ser un espectador que no tiene el menor interés en la batalla entre la verdad y el error, pero el
cristiano debe ser un participante activo. Los hebreos estaban defendiendo la verdad, en cierto
modo, pero no estaban participando activamente en la batalla a favor de esa verdad.

42
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 5.11-14
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 35
Al cristiano se le instruye a fin de que se ponga su armadura (Ef. 6:11) y a que se meta de lleno en
la lucha.
La distinción entre «el bien y el mal» (5:14) requiere algo más que la parte teórica, pues es gracias
«a su uso» que los sentidos «por razón de la costumbre, tienen los sentidos ejercitados en el
discernimiento del bien y el mal». Comoquiera que el cristiano que aún está en la etapa de la leche
es incapaz de participar en la batalla, se ve obligado a actuar como un niño «zarandeados por las
olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para
engañar emplean con astucia las artimañas del error» (Ef. 4: 14). Cuando el cristiano gana
en experiencia puede identificar lo falso y rechazarlo en favor de lo verdadero. Como es lógico,
no es infalible y muchos cometen errores de juicio en el proceso de su «desarrollo», pero sus
poderes de discernimiento van madurando al mismo paso que él madura.43

CAPITULO 6 HEBREOS

La certeza de la promesa de Dios. (1-20)

Aunque el autor ha acusado de inmadurez a sus lectores y ha insistido en que “el alimento sólido es
para los maduros” (5:14), quiere alimentarlos con lo sólido de modo que puedan seguir adelante
hasta la madurez (lit. “ser llevados por el camino hacia la madurez”). Necesitan la visión y la
consagración que puede traer el alimento sólido. Cuando dice dejando las doctrinas elementales de
Cristo, no quiere decir “abandonando completamente las verdades básicas mencionadas”. El
progreso se hace sin poner de nuevo el fundamento de la enseñanza elemental, sino con la sobre
edificación de esa construcción. Es interesante notar que las doctrinas elementales que se
mencionan aquí no son distintivamente cristianas. Prácticamente, cada punto puede ser endosado
por el judaísmo ortodoxo. Sin embargo, cada uno de ellos adquirió un nuevo significado a la luz de
la enseñanza cristiana sobre Jesús como el Mesías de Israel. De modo que se da la impresión de
que las creencias y prácticas judías eran usadas como fundamento para exponer la verdad cristiana.

43
Charles F. Pfeiffer. Pag. 49.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 36
El alimento sólido de Heb. es un desarrollo de temas bíblicos como el arrepentimiento de obras
muertas, de la fe en Dios, … la resurrección de los muertos y del juicio eterno, a la luz de la
enseñanza o doctrina sobre Jesús como Hijo de Dios y sumo sacerdote del nuevo pacto. La doctrina
de bautismos (en plural) puede referirse a los lavamientos ceremoniales judíos (cf. 9:10) y su
cumplimiento en Cristo. La imposición de manos era una práctica judía, asociada con la oración,
que fue adaptada de varias maneras por los primeros cristianos (p. ej. Hech. 8:17; 9:17, 18; 13:3).
Bajo la presión de la persecución, los convertidos del judaísmo deben haber sido tentados a
“abandonar cada vez más esos aspectos de la fe y práctica que eran distintivos del cristianismo y
sentir que, sin embargo, no habían abandonado los principios básicos del arrepentimiento y la fe,
las realidades mostradas por las abluciones religiosas y la imposición de manos, la expectativa de
la resurrección y del juicio de la era venidera” (F. F. Bruce).

La seguridad y la disciplina del salvo. (1-12)

1
Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la
perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe
en Dios, 2de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los
muertos y del juicio eterno. 3Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite. 4Porque es
imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos
partícipes del Espíritu Santo, 5y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes
del siglo venidero, 6y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando
de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. 7Porque la tierra que
bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por
los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8pero la que produce espinos y abrojos es
reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.
9
Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que
pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. 10Porque Dios no es injusto para olvidar
vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a
los santos y sirviéndoles aún. 11Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma
solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12a fin de que no os hagáis perezosos,
sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.44

6.1, 2 Hay ciertos principios fundamentales que todos los creyentes deben entender. Esos
principios incluyen la importancia de la fe, la insensatez de tratar de salvarnos por las buenas obras,
el significado del bautismo y los dones espirituales y el hecho de la resurrección y vida eterna. Para
marchar hacia la madurez de nuestro entendimiento, necesitamos ir más allá (pero no fuera) de las

44
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 6.1-12

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 37
enseñanzas elementales hasta una teología más completa, una mejor comprensión de la fe. Y eso es
lo que el autor pretende hacer (6.3). Los cristianos maduros deben enseñar a los nuevos creyentes
lo fundamental. Luego, al actuar en conformidad con lo que saben, los que son maduros aprenderán
aun más de la Palabra de Dios.
6.3 Estos cristianos necesitaban ir más allá de los rudimentos de su fe y entender que Cristo era el
Sumo Sacerdote perfecto y el cumplimiento de todas las profecías del Antiguo Testamento. En
lugar de discutir acerca de los méritos respectivos del judaísmo y del cristianismo, debían depender
de Cristo y vivir para El.
6.4-6 En el primer siglo, un pagano que se hiciera cristiano y que luego volviera al paganismo se
apartaba por completo de la iglesia. Pero para el judío cristiano que decidiera volver al judaísmo, la
separación era menos obvia. Su forma de vida permanecía relativamente sin cambios. Pero al
apartarse deliberadamente de Cristo, se separaba del perdón de Dios. Los que perseveran en la fe
son los verdaderos santos; los que persisten en rechazar a Cristo son incrédulos, sin que importe lo
bien que puedan comportarse.
6.6 Este versículo señala el peligro de los obreros cristianos que retornaban al judaísmo y que, por
lo tanto, cometían apostasía. Hoy algunos aplican este versículo a los creyentes superficiales que
renuncian a su cristianismo, o a incrédulos que están a punto de apropiarse de la salvación y luego
se apartan. Sea como sea, quienes rechazan a Cristo no serán salvos. Cristo murió una vez para
siempre. No será crucificado nuevamente. Aparte de su cruz, no hay otra forma posible de
salvación. Sin embargo, el autor no cree que sus lectores estén en peligro de renunciar a Cristo.
El nos advierte contra la dureza de corazón que haría inconcebible el arrepentimiento para el
pecador.
6.7, 8 La tierra que produce buen fruto recibe un cuidado esmerado, pero la tierra que produce
espinos y abrojos es quemada a fin de que el agricultor pueda empezar otra vez. Una vida cristiana
que no es productiva cae bajo la condenación de Dios. No somos salvos por obras ni por buena
conducta, pero lo que hacemos es prueba de nuestra fe.
6.10 Es fácil desanimarse pensando que Dios se ha olvidado de nosotros. Pero Dios jamás es
injusto. Nunca se olvida ni pasa por alto nuestro duro trabajo para El. Tal vez ahora no esté
recibiendo recompensas ni reconocimiento, pero Dios sabe sus esfuerzos de amor y servicio.
6.11, 12 La esperanza impide que el cristiano se vuelva perezoso o aburrido. Así como el atleta,
entrénese duro y corra bien, recordando la recompensa que le espera adelante (Phi 3:14).
6.15 Abraham esperó con paciencia. Pasaron veinticinco años desde el momento en que Dios le
prometiera un hijo (Génesis 12, 7; 13.14-16; 15.4, 5; 17.16) hasta el nacimiento de Isaac (Gen
21:1-3). Dado que nuestras pruebas y tentaciones a menudo son intensas, parecen durar una
eternidad. Tanto la Biblia como el testimonio de cristianos maduros nos alientan a esperar a que
Dios actúe en su tiempo, aun cuando nuestras necesidades parezcan demasiado grandes para seguir
esperando.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 38
6.17 Cuando Dios prometió a Abraham un hijo, hizo un juramento en su propio nombre. El
juramento era tan confiable como su nombre, y su nombre era tan bueno como su naturaleza
divina.
6.18, 19 Estas "dos cosas inmutables" son la naturaleza de Dios y sus promesas. Dios encarna toda
verdad y por lo tanto no puede mentir. Por el hecho de que Dios es verdad, usted puede confiar en
sus promesas; no necesita preguntarse si a lo mejor cambiará sus planes. Nuestra esperanza es
segura e inconmovible, anclada en Dios. Para el que busca con sinceridad y acude a Dios con fe,
Dios tiene una promesa incondicional de aceptación. Cuando usted le pide a Dios con toda
sinceridad que lo libre de sus pecados, El lo hará. Esa seguridad debe darle ánimo, seguridad y
confianza.

6.19, 20 El velo al que se refiere en el texto colgaba


desde la entrada del Lugar Santo hasta el Lugar
Santísimo, las dos habitaciones más ocultas del templo.
Ese velo evitaba que alguien entrara y mirara dentro o
diera una mirada ligera al interior del Lugar Santísimo.
El sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo
una sola vez al año para estar ante la presencia de Dios
y presentar la ofrenda por los pecados de toda la nación. Pero Cristo está en la presencia de Dios en
todo momento, como el Sumo Sacerdote que puede interceder continuamente por nosotros, y no
sólo una vez al año. Abraham fue un predecesor de Jesucristo: Mat 1:1-2, Mat 1:17; Luc 3:23, Luc
3:34 Jesús fue humano; nació del linaje de Abraham, a quien Dios eligió para ser padre de una gran
nación por medio del cual el mundo sería bendecido. Somos bendecidos por lo que Jesucristo,
descendiente de Abraham, hizo por nosotros. Abraham fue el padre de la nación judía: Mat 3:9;
Luc 3:8; Hch 13:26; Rom 4:1; Rom 11:1; 2Co 11:22; Heb 6:13-14 Dios quiso separar a una nación
para sí, una nación que le hablaría al mundo acerca de El. Empezó con un hombre de fe, que a
pesar de ser anciano y sin hijos, creyó la promesa de Dios de que tendría innumerables
descendientes.
Podemos confiar en que Dios hará lo imposible cuando tenemos fe. Abraham, por causa de su fe,
ahora está sentado en el reino con Cristo: Mat 8:11; Luc 13:28; Luc 16:23-31 Abraham obedeció a
Dios, y ahora está disfrutando de su recompensa: la eternidad con Dios. Un día conoceremos a
Abraham, porque también a nosotros se nos ha prometido la eternidad. Dios es el Dios de
Abraham; por lo tanto, Abraham está vivo con Dios: Mat 22:32; Mar 12:26; Luc 20:37; Hch 7:32
Como Abraham vive para siempre, nosotros también viviremos para siempre, porque nosotros,
como él, hemos escogido la vida de fe. Abraham recibió grandes promesas de Dios: Luc 1:55, Luc
1:72-73; Hch 3:25; Hch 7:17-18; Gal 3:6, Gal 3:14-16; Heb 6:13-15 Muchas de las promesas que
Dios le hizo a Abraham parecían imposibles de realizarse, pero Abraham confió en Dios. Las
promesas a los creyentes en la Palabra de Dios también parecen increíbles, pero podemos confiar

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 39
en que Dios cumplirá todas sus promesas. Abraham siguió a Dios: Hch 7:2-8; Heb 11:8, Heb
11:17-19 Abraham obedeció la dirección de Dios desde su tierra natal hasta un territorio
desconocido, que vino a ser la tierra prometida para los judíos. Cuando seguimos a Dios aun antes
de que nos aclare sus planes, jamás seremos decepcionados. Dios bendijo a Abraham por causa de
su fe: Romanos 4; Gal 3:6-9, Gal 3:14-29; Heb 11:8, Heb 11:17-19; Abraham mostró fe en tiempos
de desaliento, prueba y juicio. Debido a su fe, Dios lo consideró justo, y lo llamó su "amigo". Dios
nos acepta por nuestra fe. Abraham es el padre de todos los que acuden a Dios con fe: Rom 9:6-8;
Gal 3:6-9, Gal 3:14-29 Los judíos son hijos de Abraham, y Cristo fue su descendiente. Somos
hermanos de Cristo; por esa razón todos los creyentes son hijos de Abraham e hijos de Dios.
Abraham fue justo gracias a su fe; nosotros somos justificados por la fe en Cristo. Las promesas
hechas a Abraham se aplican a nosotros gracias a Cristo.45

La certeza de la promesa de Dios. (13-20)

13
Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró
por sí mismo, 14diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré
grandemente. 15Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. 16Porque los
hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia
es el juramento para confirmación. 17Por lo cual, queriendo Dios mostrar más
abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso
juramento; 18para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta,
tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta
delante de nosotros. 19La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra
hasta dentro del velo, 20donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo
sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec46

Para los orientados a las Sagradas Escrituras judías, el autor no pudo haber escogido mayor
ejemplo de perseverancia fiel que el del padre Abraham. Especialmente oportuno es el momento en
el cual Abraham ofreció a su tan amado, Isaac, en Moriah (Gn 22:118) que constituye el telón de
fondo del debate de 6:13-15. Abraham, atrapado en una crisis por el deseo de su hijo y sus aún
mayores anhelos de obedecer a Dios, creyó que las promesas de Dios no fallarían (11:17-19).
En consecuencia, vivió el proceso del sacrificio a través de una intensa y prolongada
prueba y se convirtió en un receptor paradigmático de la promesa del pacto de Dios. Nuestro
predicador a los hebreos usa la figura heroica de Abraham, pues, como una ilustración
especialmente apropiada para alentar a una comunidad que lucha con la perseverancia bajo la
prueba.

45
Diario Vivir Biblia de Estudio-Rvr 1960 : Tyndale.
46
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 6.13-20
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 40
En la narración del Antiguo Testamento (Gn 22:15-18).
Este pasaje tiene dos elementos en los que se concentra el
autor: (1) la declaración del Señor, “juré por mí mismo”,
constituye la preocupación principal en el pasaje inmediato y
nos lleva suavemente de regreso a una discusión de
Salmos 110:4 en el capítulo 7, donde ese salmo también
habla del juramento de Dios. (2) el compromiso de Dios
de bendecir a Abraham y darle una abundante
descendencia constituye el corazón de las promesas del
pacto y se corresponde directamente con el sacrificio de Isaac,
progenitor de la hueste prometida, por parte de Abraham. Que
Abraham, “después de esperar con paciencia […] recibió lo que
se le había prometido” lo convierte en un modelo a medida para los aletargados seguidores de
Cristo que necesitan reenfocar su atención en las recompensas prometidas para la
perseverancia (Heb 6:12).
El argumento prosigue en v. 16 con una perogrullada (Afirmación que resulta superflua o simple
por encerrar una verdad muy evidente) sazonada con terminología legal del antiguo mundo
mediterráneo.47 Los juramentos pronunciados o recibidos en los tribunales humanos tienen
dos características: (1) tienen que apelar a una instancia superior al que juramenta. Esta acción
concede al testigo una credibilidad fundamentada en el valor o integridad de otro. (2) los testigos
pronuncian un juramento dado en la corte para aportar una “confirmación” o proveer una
garantía legal de veracidad para un testimonio, fortaleciendo así el caso que se presenta. Una
vez que un testigo jura de esta manera, tal afidávit no deja lugar para la controversia legal, puesto
que un juramento puede tomarse como establecimiento de la veracidad de una posición dada.
Si la veracidad se puede confirmar de este modo en las cortes de justicia humanas, cuánta más
seguridad tendrá cuando Dios mismo es quien presta juramento. La traducción en la NVI del
versículo 17 comienza con: “Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la
promesa que su propósito es inmutable…”. Esta traducción podría entenderse como
sugerencia de que Dios toma como referencia el sistema humano de juramento, que no es el
caso. Más bien, el autor se limita a presentar una analogía. En ambos casos, dichos juramentos —el
humano y el divino— señalan una confirmación de verdad.
Dios tiene un doble motivo para hacer el juramento: (1) muestra la “naturaleza inmutable
de su propósito” al conceder a los herederos su herencia prometida (v. 17). De nuevo, el autor
utiliza terminología legal para dejar asentado su argumento. La palabra epideiknymi, traducida por
la NVI como “demostrar claramente”, conlleva por lo general el sentido de “mostrar”. Sin
embargo, usada en un contexto legal como este, el término tiene el matiz especial de “presentar
prueba”. En otras palabras, Dios da evidencia con su declaración jurada de que su voluntad es

47
Attridge, The Epistle to the Hebrews, 180.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 41
inmutable o “invariable”, una palabra que aparece en testamentos y contratos del mundo
antiguo para hablar de términos o condiciones que no podrán ser anulados. Los herederos no
tienen, pues, que preocuparse de que los términos de la herencia prometida por Dios vayan a
cambiar.
(2) Dios se propone que, gracias a su juramento, sus herederos que, “buscando
refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros” podamos encontrar estímulo
fuerte (ischyran), o poderoso (v. 18). Que busquemos refugio aferrándonos a la esperanza implica
que nos hemos apartado de nuestras anteriores vidas de pecado y desesperanza, y llegamos a
Cristo para salvación, estabilidad y seguridad. El fundamento para nuestro ánimo, además,
descansa en el carácter de Dios, que no puede mentir.48
El Señor ha jurado y no cambiará de idea: “Tú eres sacerdote por siempre, según el
orden de Melquisedec”.
El primer elemento, “Tú eres sacerdote para siempre” elabora el argumento del autor en
7:15-28 sobre el carácter eterno del sacerdocio de Cristo. El segundo concentra su atención
en 7:11-14 que demuestra cómo, en el caso de Cristo, se deja a un lado la ley levítica que restringía
el sacerdocio a la tribu de Aarón. En lugar de ello, el Hijo de Dios, descendiente de la tribu de
Judá, accede al cargo según otro orden, el de Melquisedec.
Estas son, pues, las “dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta”
(6:18): que Jesús es según el orden de Melquisedec y que Dios lo ha declarado sumo sacerdote
eterno. Estas certezas aportan un gran aliento a los herederos de promesa de Dios, porque
están basadas en la persona y la obra del Cristo eterno.

CAPITULO 7 HEBREOS

El orden de Melquisedec. (1-28)


Anteriormente, el autor de Hebreos notificó a sus oyentes que tenía mucho que contarles
sobre Melquisedec (5:11); ahora se acerca a esa tarea didáctica con todo entusiasmo.
Diseña esta unidad de enseñanza como cimiento para la siguiente, la que concierne a la
superioridad de sacerdocio melquisedeciano de Cristo (7:11-28). Pero primero debe trazar la
conexión entre Cristo y Melquisedec con algo más de firmeza, y lo hace con una exposición de
Génesis 14:17-20, la única narración del Antiguo Testamento en que aparece el enigmático
sacerdote. El autor debe demostrar, además con claridad, que el sacerdocio de Melquisedec
es superior al levítico establecido en la Ley de Moisés.

48
Ver Hughes, A Commentary on the Epistle to the Hebrews, 234.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 42
Propone esta superioridad sobre dos bases principales: una es la
que encontramos en el relato de Génesis y la otra la desarrolla a
partir de una consideración de Génesis 14 a la luz de Salmos
110:4. (1) La superioridad de su sacerdocio se apoya en lo que él
recibió de Abraham, a saber, una décima parte del botín que
el patriarca ganó en batalla al rescatar a Lot y a otros cautivos
de Sodoma y Gomorra. Al proclamar la preeminencia de este
sacerdocio en virtud del diezmo de Abraham, el autor también
señala la bendición que Melquisedec dio a Abraham. Esta, más
que demostrar la superioridad de este sacerdote, se dio en virtud
de dicha superioridad, como se discutirá más adelante. (2) El autor
presenta a Melquisedec como superior basándose en la naturaleza eterna de su sacerdocio.

El sacerdocio de Melquisedec. (1-10)

1
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a
Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2a quien asimismo dio Abraham
los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de
Salem, esto es, Rey de paz; 3sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de
días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
4
Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del
botín. 5Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen
mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos,
aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6Pero aquel cuya genealogía no
es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.
7
Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 8Y aquí ciertamente reciben los
diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 9Y por
decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 10porque aún
estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.49

Ha habido mucha discusión en cuanto a su identidad:


1. Por Filo, él es una figura del alma humana
2. Para Orígenes, él es un ángel
3. Para Ambrosio, él es el ángel del Señor
4. Para otros, él es el ángel de Miguel
5. Para Epifanio, él es la encarnación del Espíritu Santo
6. Para los seguidores de Melquisedec, él es más grande que el Mesías y todas las oraciones pasan

49
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 7.1-10
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 43
por él
7. Para algunos judíos, Jerónimo y Lutero, él es Sem, el hijo de Noé.

El autor de Hebreos señala el significado del nombre de Melquisedec “el rey de


justicia” aludiendo al término hebreo melek (que quiere decir “rey”) y sedeq (que suele traducirse
como “justicia”1). Además interpreta el significado de Salén, la ciudad de la que
Melquisedec era rey, como “paz”, asociando el nombre con la shalom hebrea. Así, el autor razona
que él es “el rey de paz”. Estos conceptos de justicia y paz son adecuados para prefigurar al
Mesías, quien haría posible la justicia y la paz para el pueblo de Dios.50
El escritor encuentra especialmente pertinente para su argumento aquello que el relato
veterotestamentario no dice. Siguiendo una práctica exegética común conocida como
“argumento del silencio”, el autor saca provecho de que en Génesis 14 no se mencione en absoluto
la genealogía, el nacimiento o la muerte de Melquisedec. Su tesis no consiste en la existencia de
Melquisedec como una especie de ente sobrenatural. Más bien, centra la atención en los detalles
de lo que la narración dice u omite, anticipando un escueto contraste entre el sacerdocio de
Melquisedec y el levítico que desarrollará más adelante en el capítulo. Como el texto de
Génesis no dice nada de genealogía, nacimiento ni muerte de este personaje, su sacerdocio no
tiene ni las aptitudes ni los parámetros que encontramos en el de los levitas en la ley de Moisés.
Estos eran sacerdotes por herencia y cesaban en su cargo por defunción. La Sagrada Escritura no
pone tales limitaciones en el sacerdocio de Melquisedec. Para el autor de Hebreos, por
consiguiente, el relato de Génesis confirma lo que se indica claramente Salmos 110:4, un
sacerdocio según el orden de Melquisedec dura para siempre.51
Melquisedec siendo rey y sacerdote es reconocido por Abraham cuando le entrega los
diezmos, como así también al recibir de él la bendición "el menor es bendecido por el mayor" (Heb
7.7). Por ello era representante de Dios, promotor de justicia y de paz, características encontradas
en el Mesías (Is 9.6-7) Melquisedec describe a Jesús desde lo que Salmos 110.1, 4 deja claras
funciones como rey y sacerdote. La dinámica y la interconexión entre estos personajes son
interesantes, porque Melquisedec es "hecho semejante al Hijo de Dios" (7: 3), y Jesús se dice que
es "a semejanza de Melquisedec "(7:15).52 El autor de Hebreos ve que la enigmática figura de
Melquisedec tenía la misión de anunciar a Jesús, desde una mirada tipológica.53
En cuanto a que se presente sin genealogía, sin padre o madre, sin principio de días o fin, nos
vincula en semejanza con el Hijo de Dios. Sacerdocio permanente, para los judíos el sacerdocio
estaba limitado para una tribu, los levitas, así establecido por Dios, (Ex 28 y 29; Lv 8, 9 y 10; Nm
16, 17 y 18; Esd 2.61-63; Neh 7.63-65. Solamente los descendientes de Aarón podían servir como

50
Bruce, Epistle to the Hebrews, 159.
51
Lane, Hebrews 1-8, 165-67.
52
Bromiley, The International Standard Bible Encyclopedia.
53
Kuss and Michl, Carta a los Hebreos, 125-126.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 44
sacerdotes en el sistema judíos de sacrificios. Es por ello la importancia de la genealogía para el
judaísmo en tiempos del apóstol Pablo cuando escribe esta carta.) Melquisedec carece de esta
genealogía. El AT hace silencio54 en cuanto a más información sobre este personaje tomado por
Pablo, no se sabe de dónde viene, su edad, su familia, solo se sabe que era sacerdote reconocido
por el padre de la fe, Abraham.55 Melquisedec no encaja dentro de esquema judío, pertenece a una
clase diferente, permanece sacerdote para siempre.
Lo escrito por Pablo sobre Melquisedec se aplica a Cristo, al Hijo del Dios. Es de notar que
al evocar a Melquisedec el autor de la carta menciona ―semejante‖ 7.3, 15. No lo posiciona como
la misma persona, dice son idénticos o bien se parecen en algunas características. La dignidad y la
superioridad sacerdotal de Jesús están prefiguradas en Melquisedec. Éste fue una figura histórica
de la cual se vale Pablo para explicar el sacerdocio diferente que Cristo ministrará para siempre. 56
Esto podría indicar el carácter eterno del ministerio del Mesías (He. 7:3). Asimismo, se destaca que
este sacerdocio es constituido por un juramento, lo cual no ocurría con el levítico (He. 7:21–22).57
El sacerdocio de Aarón fue local y temporal; el sacerdocio de Melquisedec era
antes del sacerdocio levítico, eterno y para todo el mundo. El sumo sacerdote Aarón no reclamó
ninguna autoridad sobre otras naciones. Melquisedec era sacerdote no sólo a su propia ciudad de
Salem, sino también al ser reconocido por Abram fue sacerdote del pueblo de Dios; sacerdote de
Sodoma, así cumpliendo un sacerdocio universal. Este es el significado del título, sacerdote de "el
creador de los cielos y la tierra." Melquisedec es el primero y el último, es el precursor de la
universalidad del evangelio (Gálatas 3:28; Col. 3.: 11; Rom 10:12).58

Melquisedec se usa como un tipo del sacerdocio de Jesús por cuatro razones:
1. Abraham le ofreció un diezmo (inferiors siempre diezman a superiors) y, por la hermenéutica
rabínica, Leví también le ofreció un diezmo (cf. vv. 4-9)
2. Sus padres no están registrados y por esto la teología rabínica dice que él era sin padres, y por lo
tanto eterno (cf. v. 3)
3. él fue un líder en la santa ciudad posteriormente, Jerusalén (Salem, cf. Gén. 14:18)
4. él fue un sacerdote del Dios Altísimo (cf. Gén. 14:19)
5. él permite que el autor establezca un sacerdocio legítimo aparte del sacerdocio levítico.59

54
Kuss and Michl, Carta a los Hebreos, 126.
55
Kistemaker, Comentario del Nuevo Testamento, 221.
56
Kistemaker, Comentario del Nuevo Testamento,221-224.
57
Lockward, Alfonso, Nuevo Diccionario de La Biblia, Editorial Unilit. (Miami, 1999), 693-694.
58
Fausset, Fausset‘s Bible Dictionary.
59
Bob Utley, Pag. 83.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 45
Jesús comparado con Melquisedec. (11-28)

11
Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la
ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de
Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? 12Porque cambiado el
sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; 13y aquel de quien se dice esto, es de
otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. 14Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la
tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 15Y esto es aún más
manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 16no constituido
conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una
vida indestructible. 17Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec. 18Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de
su debilidad e ineficacia 19(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios. 20Y esto no fue hecho sin juramento; 21porque
los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del
que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el
orden de Melquisedec. 22Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. 23Y los otros
sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24mas
éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25por lo cual puede
también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para
interceder por ellos. 26Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27que no tiene necesidad cada
día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados,
y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí
mismo. 28Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del
juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.60

Como experto predicador que es, el autor empieza su comparación del sacerdocio de
Jesús con el de los sacerdotes del antiguo pacto de forma indirecta, mediante una cláusula
condicional y una interrogación retórica: “Si hubiera sido posible alcanzar la perfección
mediante el sacerdocio levítico […] ¿qué necesidad había de que, más adelante, surgiera
otro sacerdote según el orden de Melquisedec y no según el de Aarón?”. Con la cláusula
condicional da por supuesta la imposibilidad de que la perfección se hubiese podido alcanzar
por medio del antiguo orden sacerdotal. El término “perfección” (teleiosis) no significa aquí,
como tampoco en el resto de Hebreos, “sin tacha”, sino que tiene que ver con “llegar a un fin

60
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 7.11-28
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 46
deseado” o “alcanzar una meta”.61 Ese “fin deseado” se refiere al tipo de relación establecida
entre Dios y su pueblo bajo el nuevo pacto.
Como toda interrogación retórica, la segunda mitad del versículo 11 pronuncia en realidad
una fuerte aseveración con respecto a la necesidad de un nuevo orden de sacerdocio. Esta
afirmación con forma de pregunta proclama: “Puesto que el objetivo final de Dios de
establecer una relación eterna entre él y las personas no se pudo alcanzar a través del sacerdocio
levítico, seguía habiendo necesidad de que llegara un sacerdocio que pudiera traer esa perfección”.
Toma esta idea de Salmos 110:4, un texto escrito años después de recibir la ley. Dado que Dios
hizo un juramento concerniente a un nuevo orden sacerdotal, el antiguo orden debió de haber
fracasado en su propósito final. Esto no quiere decir que el sistema levítico fuera
completamente ineficaz, sino que estaba
destinado a prefigurar algo mejor.62

La afirmación parentética: “(pues bajo éste se le


dio la ley al pueblo)”, parece referirse
al sacerdocio levítico. Podría traducirse mejor
como “pues con respecto a este se dio la ley al
pueblo”. El pueblo de Dios del Antiguo
Testamento había recibido ordenanzas
referentes al ministerio de los sacerdotes levíticos a través de la ley. Específicamente, por
ejemplo, la ley exigía que un sacerdote fuera descendiente de Leví. Sin embargo, como
demuestra Salmos 110:4, había llegado un sacerdote de un nuevo orden. Por tanto, en el
versículo 12, el autor explica que un cambio hacia un sacerdocio melquisedeciano
anuncia un cambio en la ley de descendencia genealógica.
Así, el cambio en los requisitos de Dios con respecto al cargo de sacerdote puede
verse más claramente a partir del hecho de que Jesús, el designado para el sumo
sacerdocio por el juramento de Dios en Salmos 110:4, no cumple el requisito genealógico
establecido bajo la ley (Heb 7:13-14). Su tribu, la tribu de Judá, nunca sirvió en el altar
de Dios bajo el antiguo pacto, porque las reglas de esa alianza no preveían a ninguna
tribu que no fuese la de Leví.
La expresión “y lo que hemos dicho” al principio del versículo 15 nos lleva de vuelta a
la afirmación del versículo 12 de que Dios ha cambiado las reglas para el sacerdocio.
Este cambio en la ley es “aún más evidente” porque ha aparecido un sacerdote como
Melquisedec. En Jesús uno entiende claramente que este nuevo sumo sacerdote no ha
sido nombrado basándose en su ascendencia, puesto que era de la tribu de Judá, sino en
su inmortalidad, y el autor se agarra al término “para siempre” de Salmos 110:4 (Heb

61
Ellingworth, The Epistle to the Hebrews, 371.
62
Moisés Silva, “Perfection and Eschatology in Hebrews”. 68.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 47
7:16-17).
La discusión continúa en los versículos 18-19 aportando la razón por la que Jesús ha
sido designado por Dios como un nuevo tipo de sacerdote: “la ley anterior queda anulada
por ser inútil e ineficaz”. Las palabras “inútil” (asthenes) e “ineficaz” (anopheles) hablan
de ausencia de resultado. La ordenanza del antiguo pacto, relativa al cargo sacerdotal,
simplemente no podía llevar a cabo —ni lo hizo— el propósito por excelencia de relación de Dios
con su pueblo (v. 11). Consecuentemente, al designar a Jesús para el sacerdocio, Dios introduce
“una esperanza mejor” (i.e., un medio para lograr el propósito deseado de Dios para la relación con
su pueblo), puesto que se nos presenta una base perpetua para acercarnos a Dios (v. 19).
7:20-22. Así, Jesús ha llegado a ser el que garantiza un mejor pacto. La expresión
“el que garantiza” (engyos), que también se puede traducir como “el garante”, no se solía usar en
el mundo antiguo para discutir pactos o los testamentos, pero era una imagen legal común.
El término se refería a una persona era garante de la postura o iniciativas de otro poniéndose a sí
mismo en peligro. En el contexto presente, el autor describe a Jesús como quien garantiza
las promesas del pacto de Dios. Los oyentes, como pueblo del nuevo pacto, tienen una
alianza que es “mejor”, porque, en virtud del juramento de Dios, Jesús, el mediador de ese pacto
(cf. 8:6), mantiene una posición inalterable. Nuestra esperanza, por consiguiente, descansa
sobre la más segura de las condiciones.63
El sacerdote permanente (7:23-25). Con los versículos 23-24, el autor introduce aún otro
agudo contraste entre Jesús y los sacerdotes del antiguo pacto. La cantidad de sacerdotes levíticos a
través de los siglos fue muy grande porque, como mortales, su duración en el puesto estaba
limitada por la muerte. Así pues, la mortalidad de sus miembros puede verse como una
debilidad inherente en el sacerdocio del antiguo pacto, la cual está ligada al requisito genealógico
del cargo sacerdotal bajo el antiguo pacto. Puesto que esta debilidad no se da en Cristo, como
tampoco le afecta el requisito genealógico, su cargo no se cederá a una subsiguiente
generación.
El autor expresa este pensamiento con el adjetivo aparabatos (“permanente”, v. 24).
Esta palabra, usada solo aquí en el Nuevo Testamento y rara vez a otro sitio, se aplicaba en el
mundo antiguo en contextos legales para dar la idea de “inviolable” o de algo que no puede ser
transgredido. “Permanente” representa un significado ampliamente verificado en la literatura
antigua. El escritor del primer siglo, Plutarco, por ejemplo, usó ese término para describir la
constancia del recorrido del sol por el cielo. Así, el sacerdocio de Jesús puede caracterizarse como
“imperecedero”, dado que él ostentará el cargo para siempre.
Por consiguiente, Jesús puede “salvar por completo a los que por medio de él se acercan a
Dios”. Es decir, puesto que el sacerdocio de Cristo permanece para siempre, no hay limitaciones
en cuanto a la mediación que él ofrece entre nosotros y Dios.
Su ministerio sacerdotal trae una salvación completa que no solo ofrece liberación temporal

63
Attridge, Epistle to the Hebrews, 208.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 48
de pecado, sino que perfecciona a los que vienen a Dios a través de él de una vez por todas (10:1-
3). Como señala Hughes, no podríamos esperar acercarnos eternamente al Dios eterno a
través de un sacerdote muerto. En Jesús tenemos un sacerdote que nos da salvación perpetua y
completa.64
Un resumen y transición (7:26-28). En los versículos finales del capítulo 7, el autor resume
el argumento iniciado en 5:1. Se pueden apreciar fácilmente las ideas paralelas entre 5:1-3 y 7:26-
28. El autor empieza 7:26-28 con una declaración relativa al carácter y estatus de nuestro sumo
sacerdote (v. 26). Las descripciones “santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores”
enfatizan el carácter sin pecado del Hijo de Dios en contraste con el pecaminoso de los sacerdotes
terrenales. A diferencia de ellos, él no tiene necesidad de ofrecer un sacrificio por sí
mismo, sino que más bien ofreció el sacrificio de sí mismo.
Además, mientras que el ministerio del sumo sacerdote
terrenal se extendía solo hasta el Lugar Santísimo del
tabernáculo, el ministerio sumo sacerdotal de Jesús llega
hasta el Cielo, donde él se sienta en el punto más alto
del universo, a la diestra de Dios. Este motivo del
“Cielo” sirve de transición; el autor lo desarrolla con mayor
extensión en 8:1-6 y 9:11-28.
El resumen de 7:26-28 también anticipa el tema focal
de 10:1-18: La finalidad del sacrificio del Hijo de Dios. A
diferencia de los sacerdotes terrenales, que debían ofrecer
sacrificios día tras día, el sacrificio de este sumo sacerdote
se hizo de una vez por todas.
Por último, el autor reitera el contraste entre los medios de designación que vemos en los órdenes
sacerdotales nuevo y antiguo, y entre la naturaleza de los antiguos sacerdotes y la del nuevo sumo
sacerdote. Los antiguos eran designados en virtud de la ley, pero eran débiles (i.e., 5:2 pecadores;
mortales, 7:23), pero el Hijo de Dios fue nombrado en virtud de juramento de Dios y ha sido
“hecho perfecto para siempre”.65

CAPITULO 8 HEBREOS

"Jesús, Sumo Sacerdote de un pacto mejor" (1-13)


El mediador del nuevo pacto En los caps. 8 y 9, el autor muestra cómo el
“perfeccionamiento” de Jesús hace posible que nosotros disfrutemos los beneficios del nuevo

64
Hughes, A Commentary on the Epistle to the Hebrews, 269.
65
Comentarios bíblicos con aplicación. George H. Guthrie. Pag. 280.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 49
pacto. Aquí se cita Jer. 31:31-34, completo y luego en forma abreviada (10:16, 17), demostrando lo
central de ese texto para el argumento de la sección central de Heb. Antes de que el autor comience
su reflexión sobre la profecía de Jeremías, hace notar que la esfera del actual ministerio de Jesús es
el verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre. Esto lleva a una nueva comparación
entre el sacerdocio de Jesús y el de aquellos que presentan ofrendas según la ley, y sirven en el
santuario que es sólo figura y sombra de las cosas celestiales.66

El mediador de un nuevo pacto. (1-13).

1
Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo
sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2ministro del
santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. 3Porque
todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es
necesario que también éste tenga algo que ofrecer. 4Así que, si estuviese sobre la tierra, ni
siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
5
los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a
Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al
modelo que se te ha mostrado en el monte. 6Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo,
cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7Porque si aquel
primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
8
Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la
casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; 9No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no
permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. 10Por lo cual, este es el
pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes
en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán
a mí por pueblo; 11Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo:
Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.
12
Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus
iniquidades. 13Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y
se envejece, está próximo a desaparecer.67

El versículo 1 empieza con la recapitulación del tema principal de la sección previa,


proclamando: “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo
sacerdote…”. El término kephalaion puede significar “resumen” o “punto principal”, y la

66
Raymond E. Brown, Comentario siglo XX.
67
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 8.13
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 50
elección de este último en la NVI encaja bien en el contexto. El autor, en vez de resumir el material
recién tratado, se centra en la expresión “tal sumo sacerdote”.68
El autor identifica a este sumo sacerdote como “aquel que se sentó a la derecha del trono de
la Majestad en el cielo” (v. 1b). En 5:1—7:28, el texto de Salmos 110:4 se llevó la mayor parte de
la atención mientras el sacerdocio del orden de Melquisedec ocupaba el centro del escenario.
Ahora el autor vuelve a presentar Salmos 110:1, un versículo ya aludido en Hebreos 1:3 y
citado en 1:13. Nuestro sumo sacerdote, que ha sido designado para ese puesto mediante juramento
de Dios (Sal 110:4), también “se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo”.
Las palabras empleadas para la referencia en este pasaje, en concreto la breve
expresión “en el cielo”, sirve al propósito del autor mencionando uno de los motivos
principales del material siguiente: la ubicación en el Cielo del ministerio del Hijo de Dios.
Esta posición lo hace superior al sacerdocio ligado a la tierra que tenía el antiguo pacto.
En contraste con ese ministerio mortal, el que se sienta a la mano derecha sirve en el
tabernáculo divino construido por la mano del Señor, no por manos humanas. Aunque algunos
comentaristas han interpretado “santuario” y “verdadero tabernáculo” para referirse a dos
partes del lugar celestial de culto (p. ej., el lugar santo y el lugar santísimo), la NVI
entiende ambas referencias como una hendíadis (es una figura retórica que consiste en la
expresión de un único concepto mediante dos términos coordinados. Así, si decimos «estará aquí
en carne y hueso», los dos sustantivos sirven para trasmitir una sola idea («en persona»)) en la
que los dos nombres se refieren a un mismo sitio: el lugar donde nuestro sumo sacerdote ministra
en presencia de su Padre.69

“Un tanto mejor ministerio” (8:3–6). Puesto que un sacerdote es ordenado con el propósito
de que ejerza un ministerio sacerdotal, es necesario, si ha de cumplir el papel de sacerdote, que
Jesús también tenga… algo que ofrecer (3). Pero no puede ser de naturaleza material. Porque si
estuviese sobre la tierra, es decir, perteneciente al orden de cosas terrenales, ni siquiera sería
sacerdote, puesto que el orden terrenal ya está manejado por atareados sacerdotes que presentan
las ofrendas según la ley (de Moisés) (4). Jesús no pertenece a ellos.
Porque esos hombres en Jerusalén sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales (5).
Que es propio minimizar así el sistema terrenal llamándolo figura y sombra lo prueba la
admonición (Discurso con que se hace ver un mal y se invita a corregirse.) de Dios a Moisés: Mira,
haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
Modelo aquí es typon, “tipo” o “molde”; en este caso “diseño” o “plan”. El diseño dado en el
monte se basaba en el prototipo espiritual, escondido en Dios como un divino misterio, para ser
revelado en Cristo.

68
Attridge, The Epistle to the Hebrews, 217.
69
Hughes, A Commentary on the Epistle to the Hebrews, 288-89.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 51
Esto significa que el tabernáculo construido por Moisés en exacta conformidad con el diseño
celestial era una copia patrón (hypodeigmati), es decir, una copia del modelo, pero sólo en el
sentido de una sombra arrojada sobre el suelo por la realidad celestial. Pero si era una copia fiel,
cada parte, tanto de la estructura como del ritual, tiene su contraparte en Cristo. Esta es
exactamente la premisa del escritor, y será más adelante la base de su exégesis.
No es extraño, pues, que Jesucristo no encajara para nada en esta economía de copia-sombra, pues
su tarea es tornar la sombra en sustancia. Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo (6).
Por excelente que fuera el ministerio aarónico, debido a sus orígenes divinos, el de Cristo “es aún
más excelente” (Mueller). En la frase cuanto simplemente indica que la medida de esa mayor
excelencia es el grado de superioridad del nuevo pacto. Cuanto es mediador de un mejor pacto.
Un mejor pacto (8:7–12) El concepto de un pacto (diatheke) divino-humano no es
demasiado complejo para poderlo comprender fácilmente. Es una relación con su pueblo que
Dios mismo inicia, pero que el pueblo debe ratificar. Es una relación especial que coloca al pueblo
del pacto aparte de todos los otros, capacitando a Dios a decir: Seré a ellos por Dios, y ellos me
serán a mí por pueblo (10). Implica de parte del pueblo no sólo ciertos privilegios sino
obligaciones definidas, que ellos aceptan. Dios promete ciertas bendiciones, pero en
condiciones especificadas; de este modo el pacto asume (sólo en un sentido inferencial) la
naturaleza de un contrato, en el cual entran y están de acuerdo mutuamente.
La necesidad de un pacto mejor (8:7–9). Antes de
describir el nuevo pacto, el escritor lo justifica
recordándonos las limitaciones del antiguo: Porque si
aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se
hubiera procurado lugar para el segundo (7). En otras
palabras, el hecho de que Dios prometa un nuevo pacto
prueba que el antiguo era inherentemente insatisfactorio. Si
hubiera sido intrínsecamente adecuado para los propósitos
divinos, Dios simplemente lo hubiera renovado, en lugar de
desplazarlo (13). Pero el hecho es que en las Escrituras hebreas hay promesas de un nuevo orden.
Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la
casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto (8; Jer. 31:31). El 7 implica la imperfección del
pacto; ahora el 8 atribuye imperfección al pueblo. En el primer caso la idea es probablemente la de
limitaciones inherentes; a saber, en el primer pacto había una eficacia limitada, debido a su
naturaleza preparatoria.
Pero el empleo de la palabra reprendiéndolos (v. 8) indica culpabilidad, como se ve en el
versículo siguiente: No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de
ellos, dice el Señor (9). Sus limitaciones eran inherentes, como Dios lo sabía desde el principio,
pero su completo fracaso era culpa de ellos.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 52
Es importante que lectores cristianos hebreos vean que Dios tiene un nuevo plan para ellos:
(1) Santificación. Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré (10).
Aquí hay un poder redentor que no está presente en el antiguo. Bajo el antiguo pacto Dios prometía
bendecir al pueblo y ellos prometían obedecer sus leyes. Pero su promesa, aunque sincera, no
tomaba en cuenta la íntima rebeldía de su naturaleza. Como en una democracia las leyes no pueden
tener efecto sin el apoyo del pueblo, así las leyes sin el apoyo del corazón no serán obedecidas. El
antiguo pacto demostró ser formal y externo, porque las leyes estaban grabadas en tablas de piedra
en lugar de en las tablas de carne del corazón. La conciencia obligaba a un acuerdo verbal, porque
el pueblo sabía qué debía hacer; pero en demasiados puntos las normas de la ley iban en contra de
sus deseos y propensiones interiores.
Una santidad meramente exterior y formal no puede satisfacer enteramente ni a Dios ni al hombre.
Debe haber no sólo completa conformidad, sino afinidad con las leyes de Dios, en las más secretas
fuentes del ser del hombre. Entonces el pacto será observado; y lo mejor de todo,
observado gozosamente. En contraste, las leyes que han sido aceptadas formalmente pero son
incompatibles con la naturaleza, se tornan odiosas y tienen que ser puestas en vigor por
autoridad legal. Son necesarios funcionarios y sanciones para obtener cierto grado de obediencia
externa. Esto produce tensión y crea la infortunada impresión de que la justicia es un trabajo
penoso mientras sólo la injusticia es “divertida”. 70
La gente no advierte que la falla no está en la ley, sino en el corazón humano.
¿Cuáles son las leyes que Dios grabará? La respuesta sólo puede ser las normas básicas del
bien y el mal. Contra estas normas estaba la naturaleza humana, y la ley de sacrificios sólo proveía
expiación para las violaciones. En el Antiguo Testamento las normas están resumidas en el
Decálogo. En el Nuevo Testamento estos principios fundamentales están aclarados, aplicados,
ampliados, resumidos (cf. los grandes mandamientos del Sermón del Monte) pero no cambiados
esencialmente, y nunca abrogados.
Son aún leyes de Dios que tienen que ver con el hombre, tan ciertamente en el nuevo pacto como
en el antiguo.
Sería difícil mostrar una diferencia significativa entre mente y corazón en cuanto toca a la
exégesis de Hebreos. En 10:16 los dos términos están invertidos; esto sugiere que el escritor piensa
en las dos cláusulas de un simple paralelismo, y mente y corazón son sinónimos. En 8:10 las leyes
se escriben en el corazón, pero se ponen en la mente; pero en 10:16 se ponen en el corazón y se
escriben en la mente.
Evidentemente el escritor está enfatizando meramente la internalización de la ley. Tiene que
impregnarse completamente en el ser moral y espiritual del hombre, hasta que la ley de Dios sea
parte de él, de hecho, hasta que pueda decirse que es la ley de él mismo. Cuando esto es así, será
tan natural para él obedecerla como antes era natural que la desobedeciera.

70
Comentario bíblico Beacon. Harper, A F.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 53
(2) Adopción. Y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo (10). Esta era, hasta
cierto punto, la relación bajo el pacto anterior. Pero era más un ideal que una realidad viviente.
Muy a menudo la relación estaba entremezclada con la infidelidad y entristecida por el juicio
divino. Pero ahora será sana y estable.
He aquí un increíble privilegio: estar entre aquellos a quienes place a Dios llamar “Mi pueblo” (Jer.
31:33), y poder decir con amorosa familiaridad: “Mi Dios.” Esta es una relación
verdaderamente personal, horizontalmente corporativa, pero realizada individualmente, e
individualmente igual. Hay aquí mutua consideración, tierno amor, la emoción de pertenecer, y la
emoción de poseer. Ser uno del pueblo de Dios es poseer no sólo a Dios, sino también a su
pueblo, de modo que es una relación triangular. Podemos decir no sólo: “¡Mi Dios!” sino:
“¡Mi pueblo!” Bajo el nuevo pacto este ideal sagrado será preciosa y gloriosamente real.
(3) Regeneración. ¿Por qué tal certidumbre acerca de tan estable y satisfactoria relación
familiar? Porque no consiste en un mero contrato legal, sino en una relación personal. Y ninguno
enseñará a su prójimo (compatriota), ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;
porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos (11). Aunque la promesa es
hecha al Israel racial, la sustancia de la misma es tal que su cumplimiento constituye una
nueva raza (Ef. 2:11–22), la participación en la cual se basa, no en el antiguo nacimiento, sino en
el nuevo nacimiento. Sólo aquellos que conocen al Señor por experiencia personal (Ro. 2:27) están
en este Israel reconstituido. Aquí hay claramente una participación implícita basada en la
regeneración y preservada por la santificación.
(4) Justificación. Dios también será propicio a sus injusticias. Jeremías dice
claramente “perdonaré”. La cláusula siguiente expresa el carácter total de este perdón: Y nunca
más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades (12). El nunca más (ou me, doble negativo)
agrega un vigoroso énfasis a la declaración. Los pecados de aquellos que conocen a Dios, y han
sido puestos en armonía con su ley, son remitidos absolutamente y nunca volverán a ser cargados
en su cuenta. Sería incompatible con Hebreos en general, y ciertamente con la estructura íntima de
este nuevo pacto, ver en este perdón una indulgencia en blanco para continuar practicando el
pecado. Es más bien un perdón moralmente absoluto porque está basado en la sangre de Cristo, y

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 54
no es por lo tanto una tentativa de apaciguamiento basada en sacrificios animales, y sujeta a la
repetición en esos sacrificios durante toda la vida. Este
contraste será el tema de su siguiente exégesis, y su sustancia es doble: (a) La sangre de bueyes y
machos cabríos nunca puede (realmente) quitar los pecados; y (b) estos sacrificios nunca
pueden dar plena seguridad a la conciencia del adorador de que sus pecados son remitidos.
Pero el genuino perdón acompañado por una conciencia purificada es parte integrante del nuevo
pacto, junto con la comunión de la relación personal y el poder de la santidad personal. 71
He aquí los cuatro privilegios que confiere el nuevo pacto: santificación, adopción,
regeneración y justificación. Aunque interrelacionados e interdependientes, es evidente que la
médula y la gloria que corona el Nuevo Testamento es la santificación, sin la cual los otros no
pueden ser conservados, y la falta de la cual echa a perder todas las otras bendiciones bajo el
Antiguo Testamento. Esa santidad interior es el ideal y la meta de toda religión; pero sólo es
actualizada en Cristo y en el nuevo pacto que la instituye.
Un pacto que desplaza (8:13). Otra doctrina de Filón, vigorosamente promulgada entre los
judíos de Alejandría, era que el pacto mosaico era eterno. Esta también es afanosamente refutada
por el autor de Hebreos. Se basa en la simple lógica inherente en el adjetivo nuevo. Al decir:
Nuevo pacto (el gr. dice solamente nuevo), Dios, automáticamente ha dado por viejo al
primero.
Literalmente, lo hace anticuado. Todo el sistema judaico ahora es obsoleto y apto solamente para el
almacén de antigüedades para satisfacer a los eruditos. Y lo que se da por viejo, y envejece, está
próximo a desaparecer. Mueller nos da una traducción más literal: “Pero aquello que es anticuado y
decadente (descolorido por el tiempo) está cerca de desaparecer.” Si es obsoleto, ha cumplido su
misión. Es tiempo de una tranquila despedida y un respetable entierro. La frase está próximo a
desaparecer probablemente es profética de la desaparición completa del sistema del templo judío
en el año 70 D.C., y permite datar la epístola antes de esa catástrofe.

CAPITULO 9 HEBREOS

El Lugar Santo terrenal. (1-28)


La finalidad del sacerdocio superior de nuestro Señor, y de su ministerio esencial en
el desplazamiento del viejo pacto por el nuevo, ha sido establecida. Ahora el autor examina en
detalle la manera en que fue cumplido el ministerio de nuestro Señor, y exactamente lo que
proveyó. La manera es dramáticamente única por el hecho de que Jesús fue no sólo Sumo
Sacerdote, sino Sacrificio. No sólo Oferente, sino Ofrenda.

71
Comentario bíblico Beacon. Harper, A F. Pag. 70.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 55
Cristo nuestra expiación (1-10)

1
Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal. 2Porque
el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el
candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3Tras el segundo velo estaba la parte del
tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, 4el cual tenía un incensario de oro y el arca del
pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el
maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 5y sobre ella los querubines
de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en
detalle. 6Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los
sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; 7pero en la segunda parte, sólo
el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados
de ignorancia del pueblo; 8dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había
manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo
estuviese en pie. 9Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan
ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica
ese culto, 10ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas
acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.72

Además del sacerdocio aarónico, el primer pacto (aunque en el gr. no aparece pacto está
implicado por el versículo anterior) tenía otros dos componentes esenciales: (a) Ordenanzas de
culto y (b) un santuario terrenal. Había ritos prescritos para su culto, y reglamentaciones que
gobernaban cada pequeño detalle. No sólo estaba prescrita la forma del culto, sino el lugar
en que debía celebrarse.
a. El santuario terrenal (9:1–5). Era un lugar terrenal en el sentido de que era visible,
material y terreno, adecuado a este orden terrenal (Jn. 4:20–24).
El santuario exterior (9:2). Este lugar designado era un tabernáculo (tienda). En realidad el texto
indica dos tabernáculos. En la primera parte, llamada el Lugar Santo.
El santuario interior (9:3–5). El segundo tabernáculo o división de la estructura total, era una
cámara de 10 codos (alrededor de 4, 5 m.) de lado, llamado el Lugar Santísimo (3).
b. Las ordenanzas terrenales (9:6–10). El propósito inmediato del escritor es mostrar que el
ministerio sacerdotal ordenado para este tabernáculo terrenal en el desierto no llenaba todas
las necesidades. Era inadecuado. En la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes
continuamente para cumplir los oficios del culto (6). Esta era la esfera establecida para su
ministración regular, y era la esfera de la justificación legal y culto ritualista. Era externa y formal,
nada semejante a la intimidad del “Santísimo de todos”, tal como cuando Dios hablaba con Moisés
“cara a cara”. Moisés era admitido, pero los sacerdotes quedaban afuera; en aquel lugar

72
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 9.1-10
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 56
santísimo entraba sólo el sumo sacerdote una vez al año (7), el día 10 del mes séptimo (Tishri,
nuestro septiembre-octubre). Los judíos ahora llaman a ese día Yom Kippur.
Mueller traduce: “Hasta un tiempo de completa rectificación.” No se trata, sin
embargo, de una rectificación del viejo sistema. Es más bien una referencia a aquel tiempo en que
la rectificación personal interior, imposible en profundidad y medida completa por medio de ritos
externos, sea posible para todos los adoradores mediante el pacto mejor en Cristo. La santidad, que
antes estaba sólo prefigurada, en Cristo se torna una realidad posible.

La redención por la sangre de Cristo. (11-22)

11
Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio
y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12y no por
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para
siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13Porque si la sangre de
los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos,
santifican para la purificación de la carne, 14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual
mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras
conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? 15Así que, por eso es mediador de
un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que
había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16Porque
donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. 17Porque el
testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. 18De
donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. 19Porque habiendo anunciado Moisés
todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los
machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el
pueblo, 20diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. 21Y además de esto,
roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. 22Y casi todo es
purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.73

Si bien es cierto que el cristiano tiene mucho que esperar de bueno, es ya un hijo de Dios y
debería de gozarse en la abundante provisión que Dios ha hecho para cubrir todas sus
necesidades. Cristo no opera ya en una estructura terrenal, sino en un templo celestial. El santuario
en el que entró (9:12) no fue uno al cual se llevaba la sangre de los becerros ni de las cabras, que es
una mera figura de las realidades espirituales, pues Jesús «por medio de su propia sangre, entró
una vez para siempre, habiendo obtenido eterna redención» (9:12).
El autor de Hebreos nos presenta una vez más una serie de contrastes. Los
sacerdotes levíticos entraban en un tabernáculo terrenal y Jesús lo hacía en uno celestial. Ellos

73
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 9.11-22
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 57
llevaban la sangre de los becerros y de las cabras; El, Su propia sangre. Ellos tenían que entrar
muchas veces; El, una sola vez. Ellos no podían presentar una cura permanente que sanase los
males espirituales del hombre, pero El «obtuvo la eterna redención».
Durante el período o dispensación del Antiguo Testamento la sangre de los becerros y de
las cabras «santificaban» de manera externa (9:13) y el hombre era purificado, gracias a las
ceremonias, una vez que el sacerdote había llevado a cabo el ritual prescrito.
Entonces podía ocupar su lugar en Israel y actuar como un miembro normal de la nación
escogida. Pero la sangre de Cristo tiene infinitamente mayor eficacia que cualquiera de los
sacrificios del Antiguo Testamento. El «mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin
mancha a Dios» (9:14). Cristo se sometió voluntariamente a la muerte en la cruz y fue al
mismo tiempo el sumo sacerdote y la ofrenda. Debido a que no había pecado en Su vida no tenía
necesidad de sacrificio para sí mismo, pero Su muerte expió los pecados de Su pueblo. Su falta de
pecado hicieron de El el sacrificio «sin mancha».
Este sacrificio puede «purificar vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis
al Dios vivo» (9:14), que es una realidad práctica. El sacrificio de Cristo da al creyente una
posición ante Dios, de modo que podamos decir que está justificado. Provee una justicia, como si
fuese del creyente mismo, e imparte al mismo tiempo un poder al creyente sobre «las obras
muertas» que quedan purificadas. Las obras del hombre que está espiritualmente muerto son
«obras muertas», pero el cristiano, que ha nacido de nuevo, posee un poder divino por
medio del cual puede «servir al Dios vivo». El creyente no puede, por sus propias fuerzas,
servir a Dios, como tampoco puede el pecador salvarse a sí mismo. Todas las gracias que el
Espíritu nos otorga tienen su base en la obra de Cristo y es gracias a la sangre derramada que ahora
podemos, dependiendo del Espíritu, servir a Dios.
El Mediador del Nuevo Pacto (9:15-28) El que
Cristo se ofreciese a sí mismo como sacrificio, en
contraste con las ofrendas del Antiguo Testamento,
que eran becerros y cabras, marca el comienzo de un
Nuevo Pacto o Testamento. Moisés había sido el
mediador del pacto en el Sinaí, habiéndose revelado
Dios a Moisés que, a su vez, dio la Ley al
pueblo de Israel y consagró a Aarón y a sus hijos al
ministerio sacerdotal. Cristo se convirtió, al ofrecerse a
sí mismo, en el Mediador del Nuevo Pacto. Durante la última cena Jesús les dijo a Sus
discípulos: «Esta copa es el nuevo pacto [o testamento] en mi sangre, que por vosotros se derrama»
(Lc. 22:20).
La muerte de Cristo llevó a cabo «la remisión de las transgresiones que había bajo el primer
pacto» (9: 15). Aunque sean diferentes, los dos pactos están relacionados porque el antiguo

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 58
tipificaba y profetizaba al nuevo. Aquellos que habían pecado bajo el Antiguo Pacto podían
después alcanzar misericordia. Al contrario de lo que sucedía con los resultados temporales de
los sacrificios llevados a cabo bajo el primer pacto, Cristo ha logrado «la eterna redención» de Su
pueblo.
Existe algo de confusión en las traducciones de la palabra griega diatheke, a la lengua
castellana, porque significa al mismo tiempo «pacto» y «testamento». Sin embargo, cuando se
utiliza como un pacto no implica que los partidos de dicho pacto fuesen iguales.
Dios, en el Sinaí, fue el Soberano cuya Ley llegó al pueblo por mediación de Moisés. Un
diatheke es, en este sentido, un pacto por medio del cual una persona podía disponer de su
propiedad como le pareciese. Por lo tanto, el uso de esta palabra no anda muy lejos de la idea de
un testamento. En la antigüedad estos pactos, o testamentos, se solemnizaban por medio de
animales que eran sacrificados.
El autor de Hebreos hace notar que un testamento no tiene fuerza alguna hasta la muerte del
testador (9: 16-17). El pacto-testamento, del Sinaí, fue consagrado con la sangre de las
víctimas para el sacrificio (9: 18-23; Ex. 24:3-8). Este culto era conforme al mandato concreto de
Dios (9:20). La sangre fue rociada por el libro sagrado del pacto, por el pueblo (9:19), por el
tabernáculo mismo y sus vasos para el ministerio (9: 21). La sangre era de tanta importancia
en el servicio que se puede mencionar el principio de que: «sin derramamiento de sangre no
hay remisión» (9:22).

El sacrificio de Cristo quita el pecado. (23-28)

23
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las
cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24Porque no entró Cristo en el
santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse
ahora por nosotros ante Dios; 25y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo
sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26De otra manera le hubiera sido
necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación
de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en
medio el pecado. 27Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una
sola vez, y después de esto el juicio, 28así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar
los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a
los que le esperan.74

Estos ritos eran realizados como «figuras de las cosas celestiales» (9:23). ¡El
acercamiento a la realidad celestial debe ser más solemne todavía! Jesús, el gran sumo sacerdote
entró en el cielo mismo en favor del hombre pecador y los terrenales «santuarios hechos de

74
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 9.23-28
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 59
manos» (9:24) no eran más que símbolos de la morada celestial y allí se necesitaba un sacrificio
mejor que el de los becerros y los machos cabríos (9:23).
El sumo sacerdote tenía que entrar en el santuario terrenal «con frecuencia», es decir, una
vez al año (9:25). El traía la sangre de otros, de los animales que dictaminaba la ley mosaica.
Sin embargo, Cristo entró en el verdadero tabernáculo (que es el propio cielo) una sola vez y el
mismo fue la víctima del sacrificio (9:26). Del mismo modo que el hombre muere una sola vez
(9:27) Cristo murió una vez (9:28) y Su pueblo, aquellos que le esperan, le verán cuando
venga por segunda vez.

CAPITULO 10 HEBREOS

Sacrificio de Cristo una vez por todas. (1-39)


Hb 10,1-18 profundiza en el tema anunciado en 5,9bc, según el cual Cristo «se convirtió en
causa de salvación eterna para todos los que le obedecen». Esta sección doctrinal de la tercera
parte de Hebreos (5,11 - 10,39) aborda así el tema de la eficacia salvífica del sacrificio realizado
por Cristo en la pasión: a diferencia del culto impotente del AT, la oblación personal,
existencial y espiritual de Cristo elimina el pecado de los hombres y los santifica.
Para poner de relieve la eficacia de la ofrenda singular de Cristo, Hb 10,1-3 comienza
sacando a la luz, desde un punto de vista parcialmente nuevo, la insuficiencia de la ley mosaica y
de los sacrificios del AT. Para permitir a los fieles entrar en la intimidad «celeste» con Dios, el
culto sacrificial del AT habría debido estar en disposición de «perfeccionar» sus conciencias,
mediante la remisión de los pecados.
En realidad, Hebreos denuncia el hecho de que, si bien los sacrificios particularmente la
solemne celebración de la expiación de los pecados (cf. Lv 16; 23,26-32; Nm 29,7-11), eran
anualmente repetidos, el «pecado» seguía anidando en la conciencia de los creyentes (cf. Hb
10,2). Quien ofrecía sacrificios no mejoraba interiormente. Pero precisamente por no suprimir el
obstáculo del pecado, que impedía a los hombres ser agradables a Dios, los antiguos sacrificios no
les permitían recibir el don de la salvación esperada. Más aún, para Hebreos, el hecho mismo de
que los sacerdotes multiplicasen los sacrificios es una prueba evidente de la ineficacia de estos ritos
desde el punto de vista salvífico.
Por el contrario, el sacrificio de Cristo es único (cf. vv. 10.12.14), porque es eficaz: gracias a
él, Cristo «se sentó a la diestra de Dios para siempre» (10,12) y los cristianos están así en
disposición de emprender un efectivo itinerario de santificación moral (v. 10; cf. v. 14).75

75
Carta a los hebreos Franco Manzi. Pag. 142.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 60
Quita lo primero para establecer lo último (1-18)

1
Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas,
nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer
perfectos a los que se acercan. 2De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan
este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. 3Pero en estos sacrificios
cada año se hace memoria de los pecados; 4porque la sangre de los toros y de los machos
cabríos no puede quitar los pecados. 5Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. 6Holocaustos y expiaciones por el
pecado no te agradaron. 7Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí. 8Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y
holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se
ofrecen según la ley), 9y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad;
quita lo primero, para establecer esto último. 10En esa voluntad somos santificados mediante
la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11Y ciertamente todo
sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que
nunca pueden quitar los pecados; 12pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un
solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13de ahí en adelante
esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14porque con una
sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 15Y nos atestigua lo mismo el
Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 16Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes
las escribiré, 17añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
18
Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.76

De la misma manera que Cristo, el Hijo, fue superior a los profetas del Antiguo
Testamento y del mismo modo que el sacerdocio de Melquisedec fue superior al de Aarón,
todo el ceremonial de la ley del Antiguo Testamento recibe la descripción de «sombra» de «los
bienes venideros» (10: 1) por medio del ministerio sacerdotal de Cristo. El Salvador fue la
«realidad» y los sacerdotes levíticos habían sido la «sombra» de la misma. Leemos que la Ley era
«no la misma imagen de las cosas» y la verdadera forma de las realidades espirituales esperaban
la plenitud de los tiempos cuando habría de aparecer el Salvador. Como sombra la Ley
servía para preparar los corazones de los hombres para la realidad, pero una vez que Jesús
hubo venido las sombras dejaron de tener sentido. La repetición anual de las ofrendas
levíticas era prueba sobrada de que en ellas no había nada final.

76
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 10.1-18
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 61
El adorador que llevaba sus sacrificios al tabernáculo o al templo no se marchaba
pensando que sus problemas habían quedado resueltos, sino que había cumplido con los ritos
establecidos, pero seguía teniendo plena conciencia de su pecado, sabiendo que sería necesario
volver una y otra vez y la culpabilidad, por causa del pecado, pesaba sobre el pecador.
El motivo de que fuese necesario repetir los sacrificios del Antiguo Testamento no es
difícil de encontrar: «Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar
los pecados» (10:4). Servían para cubrir una necesidad temporal, pero apuntaban a la necesidad de
un mayor sacrificio. Jesús vino como Cordero de Dios, con el propósito de quitar el pecado del
mundo y se le llamó Jesús porque Su destino era el de llevar sobre sí mismo el pecado de su
pueblo.
La encarnación (10:6-9). Ciertamente el Antiguo Testamento mismo da testimonio del
hecho de que las ofrendas establecidas por la Ley no podían tener ninguna justicia. La misión
realizada por Cristo ha quedado resumida en las palabras del Salmo 40:7-9: «Por lo cual,
entrando en el mundo dice: sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo.
Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo,
oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí» (10:5-7).
La diferencia principal entre el pasaje del Salmo 40 y la cita de Hebreos 10 es la
expresión que aparece en esta última «me preparaste cuerpo». El texto hebreo del Salmo 40
dice: «Has abierto mis oídos», y los traductores griegos del salmo introdujeron la frase:
«Orejas has preparado para mí», pero en ambos casos lo que se enfatiza es la obediencia.
El que habla tiene su oído presto a escuchar lo que Dios le diga y al mismo tiempo está
preparado para responder. Al aplicar estas palabras a Cristo, el autor de Hebreos extendió el
concepto de los oídos a todo el cuerpo. El obediente Hijo de Dios tenía un cuerpo, preparado
por el Padre, y con el cual haría siempre la voluntad del Padre.
La cita, tomada del Salmo, tenía un elemento negativo. Dios no se complacía en los
sacrificios que se ofrecían conforme a los mandamientos de la ley mosaica (10:8) aparte de una
actitud de fe. El «placer» radica en este caso en la obra acabada. No hay duda alguna de
que los sacrificios del Antiguo Testamento fueron ordenados por Dios y tenían como
propósito servir de ejemplo y profecía de la ofrenda de Cristo. En el propósito eterno de Dios, la
ofrenda de la sangre de Su Hijo podía por sí misma servir para limpiar el pecado y la
redención solamente fue completada al llevar los pecados de Su pueblo sobre la cruz del Calvario.
Las palabras de Cristo: «He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad» (10:9) ofrecen un
contraste apropiado con los 76sacrificios del Antiguo Testamento, que no sirvieron para quitar de
en medio el pecado, pero El vino para hacer la voluntad de Su Padre. A fin de que no haya
duda alguna respecto a la importancia del ministerio llevado a cabo por Cristo se expresa el
siguiente principio: «Quita lo primero, para establecer lo segundo» (10:9). El autor de Hebreos
argumenta que es «una de dos» y no «ambos y», pues no es posible presentarse delante de
Dios por medio de la sangre de los becerros y de los machos cabríos, ordenados en el

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 62
Sinaí, y ¡el Cordero de Dios que murió en el Calvario! El primer pacto, que fue establecido en
el Sinaí, queda rechazado de manera específica. Había cumplido con su propósito, pero ese
propósito ya no es válido. Por medio de Su muerte Cristo se convirtió en el Mediador del
Nuevo Pacto y El es nuestra única esperanza.
Aunque estas palabras se referían de
modo concreto a los antiguos cristianos
hebreos, que recibieron la epístola, su
aplicación es universal. Todo esfuerzo que se
realice para obtener el favor de Dios, dejando a
un lado a Jesucristo, es en vano. La ley mosaica
no podía traer paz a la conciencia culpable,
ni puede hacerlo ningún otro sistema legal, tanto si se ampara bajo el nombre del
cristianismo como si lo hace bajo el del paganismo.
La única ofrenda satisfactoria (10:10-18). Se enfatiza el hecho de que la ofrenda de Jesús se
realizó «una vez para siempre» El Salvador ofreció un sacrificio perfecto para
santificar, es decir, para apartar para sí un pueblo que fuese redimido del pecado y
compartiese Su gloria eterna. El sugerir que se añadiesen otros sacrificios a este gran sacrificio
sería poner en duda su mérito. Cristo, por medio de Su muerte, llevó a cabo lo que era la voluntad
de Dios, y todos los demás sacrificios perdieron su significado.
El testimonio del Antiguo Testamento sobre estos hechos debería servirnos también
de base para que tuviésemos plena confianza en la sabiduría y el poder de Dios. La redención no
fue un pensamiento posterior, sino que formó parte del programa divino para las edades.
Jeremías habló acerca del día cuando Dios establecería un Nuevo Pacto con Su pueblo,
escribiendo Su Ley en sus corazones y en sus mentes (10: 16; Jer. 31:33). El resultado es la
seguridad divina: «Nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades» (10:17).
Si no se ha de acordar de nuestros pecados, no hay necesidad de presentar una ofrenda por
ellos, puesto que Dios ha afirmado que se ha olvidado de ellos y el hombre no tiene necesidad
de seguir tambaleándose bajo su peso. Las ofrendas levíticas ya no son necesarias (10: 18),
porque el creyente tiene la seguridad de que Cristo ha apartado sus pecados de él tan lejos
como está el oriente del occidente.77

La plena certidumbre de la fe. (19-25)

19
Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, 20por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,
21
y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22acerquémonos con corazón sincero, en

77
Hebreos. Charles F. Pfeiffer.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 63
plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos
con agua pura. 23Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque
fiel es el que prometió. 24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras; 25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.78

Finalizado el complejo tratamiento de la mediación sacerdotal llevada a cabo eficazmente


por Cristo (7,1-10,18), Hebreos pasa a considerar el consiguiente cambio que se ha verificado en la
vida de los cristianos. Ahora, los creyentes en Cristo poseen: el derecho a entrar en el santuario
celeste de la intimidad trascendente con Dio (10,19); un camino para penetrar en él (v. 20), que es
la humanidad glorificada de Cristo; y un sumo sacerdote, que es Cristo mismo (v. 21). Por tanto,
quien vive unido a Cristo recibe de él como don la posibilidad de entrar en la comunión gloriosa
con Dios (cf. 2,10), según la enseñanza del propio Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Nadie viene al Padre, si no es por medio de mí» (Jn 14,6). Por eso, Hebreos recomienda a los
cristianos vivir las llamadas «virtudes teologales» (la fe, la esperanza y la caridad [10,22-24]), para
poder corresponder de forma coherente a los privilegios de la nueva situación religiosa inaugurada
por Cristo.
En Hb 10,19-21 es evocada la inauguración del «camino» (v. 20) para la entrada de los
cristianos en el santuario «celeste» de la comunión con Dios. Fue Cristo quien inauguró este
camino hacia la gloria divina (cf. 2,10), pues con tal finalidad afrontó la pasión y la muerte.
Gracias a su sacrificio existencial, personal y espiritual (cf. 9,11-14), los cristianos han recibido
como don la llamada parusía (10,19). En el contexto democrático ático original, este sustantivo
indicaba la libertad de palabra que poseía el ciudadano plenijuris. Hebreos recurre a este concepto
para expresar, sobre todo, el derecho objetivo de los cristianos a entrar en la comunión «celeste»
con Dios. Pero el término parusía designa también la confianza subjetiva de los cristianos en poder
hacerlo. A la luz del discurso precedente, resulta ahora evidente que se trata de un gran privilegio
recibido como don por los que creen en Cristo.
Este privilegio marca un giro radical respecto a la situación religiosa del AT,
irremediablemente paralizada dentro de un sistema cultual y sacerdotal desprovisto de un mediador
capaz de llevar a la gloria a los hijos de Dios (2,10). La principal limitación del sistema antiguo
consistía en el hecho de que no tenían acceso a Dios ni los sumos sacerdotes ni las víctimas
sacrificadas por ellos. El sacrificio de consagración sacerdotal (teleíosis) se limitaba al signo
exterior de «llenar» las manos del candidato con las víctimas inmoladas. Pero este rito no
conseguía perfeccionar la conciencia del candidato al sacerdocio, porque la sangre de un animal no
estaba en condiciones, en cuanto tal, de purificar la conciencia de un hombre de sus pecados. A
este respecto, Hebreos ya ha puesto al descubierto una insuperable diferencia entre la entidad física
del medio, es decir, la sangre de la víctima animal, y la entidad espiritual del fin, es decir, la

78
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 10.19-25
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 64
purificación de la conciencia del oferente de sus pecados. De esta diferencia de realidades se
desprendía la imposibilidad de eliminar los pecados humanos (cf. 10,4). Por otra parte, en el
ámbito de la relación de la víctima con Dios, Hebreos ha puesto de relieve, mediante la cita de
Sal 40,7-9, una incompatibilidad radical entre el Dios vivo y los animales inmolados.
Por estos motivos, Hebreos piensa que, en la fase veterotestamentaria de la historia de la
salvación, los sacerdotes no eran dignos de entrar en comunión «celeste» con Dios, porque, a pesar
de los sacrificios que ofrecían a Dios, seguían estando impregnados de pecado.
Además, en cuanto pecadores, ni siquiera tenían relaciones de solidaridad con el resto de los
hombres pecadores. El pecado genera división y no comunión, complicidad y no solidaridad (cf.
Gn 3,12; 4,8-9; 11,7-9). Por tanto, los sacerdotes pecadores no sólo no eran dignos de
presentarse ante Dios, sino que ni siquiera eran capaces de representar a Israel ante él. No podían
servir de mediadores de las peticiones de los fieles ni podían conseguir que les alcanzara el perdón
de las culpas y las bendiciones de Dios.
En suma, el sistema sacerdotal y cultual del AT era incapaz de mediar la relación
salvífica entre el Señor y su pueblo (cf. Hb 7,18-19; 8,9-10; 10,1-4). En el AT «aún no estaba
abierto el camino del santuario» (9,8) de la intimidad trascendente con Dios, y los fieles no
tenían acceso libre a él (cf. Lc 1,10). En cambio, fue este mismo «camino» el que Jesús inauguró
(Hb 10,20).

Advertencia al que peca deliberadamente. (26-39)

26
Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la
verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27sino una horrenda expectación de juicio,
y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 28El que viola la ley de Moisés, por
el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del
pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 30Pues conocemos al
que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a
su pueblo. 31¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! 32Pero traed a la memoria los
días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de
padecimientos; 33por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos
espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación
semejante. 34Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes
sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los
cielos. 35No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; 36porque os es
necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 65
37
Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. 38Mas el justo vivirá por
fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. 39Pero nosotros no somos de los que retroceden
para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.79

Las ansiosas exhortaciones a “acercarnos” a “mantener firme” y a “estimularnos unos


a otros” al amor, viendo que “aquel día se acerca” tienen en cuenta las terribles consecuencias de
dejar de hacerlo.
Porque si pecáremos voluntariamente (deliberadamente) después de haber recibido el
conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados (26), o, “ya no hay un
sobrante del sacrificio” (Mueller). Dios no tiene otros medios de expiación en reserva para
beneficio de aquellos que deciden rechazar a Cristo. Los sacrificios levíticos son obsoletos y ya no
son aceptables. El sacrificio de Cristo no será repetido. Y no hay un tercer camino hacia el
cielo. Todas las religiones no cristianas son descartadas, lo mismo que todas las formas de
ofrendas humanistas de cultura y ritual. Ningún substituto de Cristo tiene valor salvador alguno. El
pecar deliberadamente contra el cual se nos advierte es dejar de satisfacer por completo las
obligaciones del discipulado después de tener el conocimiento de la verdad del nuevo pacto y la
salvación en Jesús. Es el concepto de que Cristo puede ser un camino pero no el único camino; que
podemos hallar otra cobertura para nuestros pecados, y que el dejar de obedecer las
admoniciones de los versos 22–25 realmente no importa.
Pero no es así. Lo único que queda es una horrenda expectación de juicio y de hervor de
fuego que ha de devorar a los adversarios (27). Esta es una definida y segura expectación del
terrible juicio y la ardiente ira de Dios. “Cuando Dios prepara un martillo no está hecho de seda.”
En Egipto hubo un clamor en todo hogar que menospreció la sangre. Más tarde, la pena de muerte
era ineludible cuando alguien menospreciaba la ley de Moisés. Dios ha anulado esto por medio de
Cristo (7:18), pero los hombres no tienen derecho de hacer lo mismo, y aquellos que lo intentaban,
yendo tras “otros dioses”, debían ser apedreados “y así morirán” (Dt. 17:1–7) irremisiblemente
(28). Si el rechazo de Moisés y su ley era tan grave, ¿cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el
que pisoteare al Hijo de Dios, apostatando de Cristo? (29). Puesto que les ha mostrado tan
convincente e ineludiblemente la infinita superioridad de Cristo y su acto, los desafía a que lo
imaginen por sí mismos. Si piensan con sobriedad sabrán que los excristianos, por quienes se

79
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 10.26-39
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 66
ha hecho tanto más, y que tienen tanto más en juego, merecerán un castigo mucho peor que
el que se rebelaba contra Moisés, como Cristo es más digno de lealtad que Moisés.80
Este merecimiento de castigo se ve en su verdadera magnitud cuando reconocemos lo que ha
hecho el apóstata. Primero, ha pisoteado al Hijo de Dios (29). Este es un cuadro de
extremo desprecio.
Pisoteamos lo que consideramos sin importancia. El apóstata busca este mundo, y se une al
mundo en pisotear, no a Jesús de Nazaret (como puede pensar), no sólo al Hombre de
Galilea (como puede suponer), sino al eterno Hijo de Dios. Segundo, ha tenido por inmunda la
sangre del pacto en la cual fue santificado. No tanto inmunda como común y ordinaria—no mejor
que cualquier otra sangre. Esta sangre del nuevo testamento, con la cual en el pasado ha sido
santificado, ahora es negada. “¡Cómo han caído los valientes!” (2 S. 1:19). Es posible caer de
la más alta eminencia espiritual a increíbles profundidades. Pero sean apóstatas o aún paganos,
los predicadores y teólogos que declaran que la sangre de Jesús no era diferente en su valor eterno
y poder salvador a la de cualquier otro hombre, son culpables de este mismo sacrilegio. Tercero, el
apóstata ha hecho afrenta al Espíritu de gracia.
¿Cómo cambian los hombres tan deplorablemente? Primero, por el fracaso espiritual—no
entrando en el santísimo, no manteniendo firme la profesión de fe, no estimulándose al amor y las
buenas obras, y no reuniéndose para el culto, el servicio y el compañerismo (19–25). Entonces el
paso siguiente es la declinación doctrinal inevitable. El intelecto sigue al corazón. Un corazón
alienado producirá una mente traicionera y desleal. Cuando el alma está oscurecida por el
pecado, la mente está nublada por la confusión y la incertidumbre. La increíble apostasía
descrita en el verso 29 implica la negación de la doctrina del Hijo de Dios, la doctrina de la sangre
santificadora y la doctrina del Espíritu de gracia; porque el cristianismo es doctrina y experiencia.
Es fatal separarlas, o magnificar una a expensas de la otra. Y es peligroso entrometerse con “la fe
que ha sido una vez dada a los santos” (Jud. 3; también Gá. 1:23; 3:23; Fil. 1:27). La apostasía
total nunca se espera; gradualmente se apodera de alguien que empieza apostatando en un
punto. Cuando recortamos el evangelio pronto lo reducimos a la nada.
La condición mortal de tal pecado debía ser vista claramente por aquellos cristianos hebreos:
Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor (Dt. 32:25). Y otra
vez: El Señor juzgará a su pueblo (30; Dt. 32:36; Sal. 135:14). Están tratando con el Dios de sus
Escrituras, el Dios en quien profesan creer. Además, pretenden ser su pueblo, lo que los deja
totalmente sin excusa.
Luego viene una solemne exclamación: ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
(31), es decir, para ser juzgados adversamente. De las manos de Dios no habrá escape ni apelación.
El Dios cuyas manos guiaron a los hijos de Israel en el desierto (8:9), que extendió sus manos
diariamente “a un pueblo rebelde y contradictor” (Ro. 10:21), cuya mano “no se ha acortado para

80
Robertson llama a éste un argumento “de menor a mayor”, y cita a Moffatt diciendo que este tipo de
argumento “es la primera de las siete reglas de exégesis de Hillel” (op. cit., pp. 431–14).

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 67
salvar” (Is. 59:1), con esas mismas manos derribará al soberbio, desarraigará al poderoso, y
lanzará a los impíos de su santa presencia a las eternas tinieblas de afuera. La ira de Dios es su
eterna y santa antipatía hacia el pecado.
Su amor ha provisto un escape del pecado, y por consiguiente de la ira. Si este escape es
rechazado, no hay otro: la ira debe consumarse. El amor puede ofrecer el Calvario, pero no puede
alterar la disyunción entre santidad y pecado. Si Dios no puede ganarnos por el Calvario, ¿nos
salvará por la fuerza? No, si no somos salvos por las manos perforadas por los clavos, no podemos
salvarnos de la mano con la espada desenvainada. “Mira, pues la bondad y la severidad de Dios”
(Ro. 11:22).
Recordad la pasada firmeza (10:32–34). El
tono cambia abruptamente de la severa
advertencia a una apelación personal, casi un
ruego, basado en un nostálgico recuerdo de días
mejores: pero traed a la memoria los días pasados, en
los cuales, después de haber sido iluminados,
sostuvisteis gran combate de padecimientos (32).
Después de su iluminación espiritual, que
incluiría una franca confesión de Cristo, se hallaron severamente atacados por enemigos
demoníacos y humanos. Sostuvisteis significa no sólo que sufrieron esa prueba, sino que la
sufrieron pacientemente y salieron victoriosos. Estos sufrimientos eran a la vez personales y
vicarios. A veces habían sido “hechos el hazmerreír de las gentes a causa de oprobios y también de
aflicciones” (VM.) y otras veces habían sido “hechos compañeros de aquellos que eran así
tratados” (33, VM.). Literalmente soportaron las cargas los unos de los otros, y se dieron
apoyo y estímulo unos a otros. Específicamente se compadecieron de los que estaban presos por su
fe (34).
Aunque ellos mismos no fueron echados en la cárcel, sus bienes materiales fueron
saqueados y confiscados. Pero su fervor espiritual era tan grande que sufrieron el despojo… con
gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos (34;
Mt. 6:19–20). Su íntima seguridad de las realidades espirituales era suficientemente fuerte para
desatar los lazos mundanos y transferir los afectos personales. Cuando nuestro único tesoro está en
el “aquí y ahora”, y nuestra fe en el futuro es débil, no podemos regocijarnos cuando la persecución
nos desarraiga. Este regocijo se debía, no a que les eran quitados sus bienes, sino a que sus bienes
materiales no constituían su verdadera riqueza; ésta estaba reservada para ellos en perfecta
seguridad, indeslustrable por el tiempo y fuera del alcance de los opresores.
Pero aparentemente la situación había cambiado. En lugar de prosperar espiritualmente
como las iglesias palestinas (Hch. 9:31), su fortuna reciente había sido acompañada por una
declinación espiritual.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 68
El autor espera que un recordatorio de aquellos días mejores del pasado, cuando su fe era
más costosa pero su comunión más estrecha y sus almas más radiantes, encendería una renovación
espiritual.
El camino de la fe no es opcional (10:35–39). En vista de (a) las terribles consecuencias de
la apostasía, y (b) los triunfos de la fe en el pasado, no es razonable rendirse ahora. No perdáis,
pues, vuestra confianza (35). Confianza (parresian) es la misma palabra traducida “libertad” en el
verso 19 (cf. también 3:6; 4:16). Su pasada osadía para confesar
lealmente a Jesús y la libertad recibida de Dios para vivir en el santísimo no debían ser hechas a un
lado por ventajas sociales o temporales. Todos los bienes del mundo no pueden igualar al grande
galardón (en el mundo venidero) que corresponde a su confiada fidelidad. Dios los recompensará:
porque os es necesaria la paciencia (perseverancia; cf. 12:1) para que habiendo hecho la
voluntad de Dios, obtengáis la promesa (36). La voluntad de Dios que debe hacerse (tiempo
aoristo) se explica en los versos 19–25. En lugar de retirarse, debían avanzar resueltamente al
santísimo, y perseverar en ello. En el santísimo experimentarían por fe el cumplimiento de las
“mejores promesas” (8:6) referentes al nuevo pacto, y gozarían una renovación completa por la ley
inscrita en su interior. Sólo los creyentes de esta índole recibirán el cumplimiento de esa otra
promesa de que Jesús retornará (9:28; Jn. 14:1–3; et al.).
Está claro que la obediencia acerca del santísimo es indispensable si uno ha de estar en
condiciones de encontrarse con el Señor.
Que lo que ahora tiene en mente es la promesa de la venida del Señor lo sugiere al menos el
versículo siguiente: Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará (37). 4 Esta
aplicación armoniza con el verso 25, y con la segunda mitad de la cita: Mas el justo (mi justo)
vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma (38). 5 A pesar de la certidumbre, expresada
como algo inmediato, mientras tanto los cristianos “por fe andamos, no por vista” (2 Co. 5:7). No
importa cuán preciosos y disfrutados puedan ser los privilegios en el santísimo, la vida santa es aún
una vida de fe. Las glorias plenas de la redención en Cristo son aún futuras, y por lo tanto aún
invisibles. Para seres terrenales, de carne y sangre, esa invisibilidad es una constante prueba y
empobrecimiento, debido a que el mundo presente es, por contraste, tan refulgentemente visible y
sofocantemente cercano. Es fácil “retroceder” (Phillips) de una vida que en tantos puntos niega una
tierra que se puede ver a fin de calificarse para un mundo que no puede verse. 6 Pero a Dios no le
agradan los que retroceden, pues esto es la acción de la mentalidad mundana y la incredulidad.
La fe cree en la realidad de lo invisible, en el valor mayor de lo espiritual, y en el Dios que
ha prometido que en Cristo lo invisible se hará visible y lo espiritual se tornará concreto. Esta es la
clase de fe que hace posible la comunión en el Espíritu. Firme y esperanzadamente el escritor
asume la resuelta unidad de ellos con él: Pero nosotros no somos de los que retroceden para
perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma (39). No somos de los hipócritas o
de los que hacen una “reiterada furtiva” (Robertson). Esto sería al costo del alma eterna. Sólo los
que tienen fe (pisteos) es decir, los que pertenecen a los creyentes (caso genitivo), serán

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 69
finalmente salvos. Evidentemente, según este pasaje, no se puede ser un apóstata y un creyente
al mismo tiempo.81

CAPITULO 11 HEBREOS

Por la fe. (1-40)


La necesidad elemental de la fe, como parte integral del plan divino, ha estado todo
el tiempo implícita en la epístola, saliendo a la superficie ocasionalmente. Pero ahora el escritor
dedica toda su atención a este tema. Debe mostrar que el camino de la fe es superior, no inferior, y
que es eficaz, no ineficaz. Para esto, presenta en el capítulo 11 las credenciales de la fe,
explicando su naturaleza y mostrando que como exigencia divina el camino de la fe no es nuevo,
sino tan viejo como la historia del pueblo de Dios. Por él todos los justos en la corriente de la
revelación especial eran lo que eran. Si no hubieran sido hombres de fe, la generación presente no
hubiera tenido una rica herencia hebrea que disfrutar.

El significado de la fe (11:1)

1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.82

El escritor comienza con una proposición general acerca de la naturaleza de la fe. Es, pues la
fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. La palabra fe (pistis) puede
significar creencia, confianza, fidelidad, firme persuasión o firme convicción. Pero en la Biblia
siempre halla su objeto en Dios. La fe bíblica no es creencia en el yo o en el hombre, sino en Dios.
El uso constante del dativo de medios (“por la fe”) en este capítulo no atribuye ningún poder
mágico a la fe en sí misma, sino simplemente ve que la fe es el medio por el cual recibimos de
Dios, la fuente de nuestro servicio para Dios, y la única base aceptable de una relación satisfactoria
con Dios.
La proposición del verso 1, pues, aunque no define estrictamente la fe, muestra (a) su
relación con la esperanza, y (b) su relación con lo invisible. Hypostasis, traducido certeza (y a
veces “sustancia”) significa “un ser puesto debajo de”. En este caso significa la confianza en que
nuestras esperanzas son válidas, y la base para que se realicen. La fe está bajo las cosas que se
esperan y las preserva para nosotros. Si perdemos la fe, nuestras esperanzas no se materializarán.
Alguien ha dicho: “La fe es el título (de propiedad).” El mero sentido de seguridad, sin
embargo, no es un título seguro. Sólo es seguridad cierta aquella que es fe en las promesas de
Dios, sea cual fuere el sentimiento personal.

81
Comentario bíblico Beacon. Harper, A F. Pag. 94.
82
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.1
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 70
La proposición indica también la relación de la fe con el orden invisible de la realidad.

La seguridad de la fe (11:2–3)

2
Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 3Por la fe entendemos haber sido
constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que
no se veía.83

En esta clase de fe los antiguos (los antepasados) recibieron buen testimonio, es decir, “les
fue dada seguridad” (2). La más fundamental afirmación general recibida por la fe (por ellos, pero
compartida por nosotros) es nuestra comprensión de haber sido constituido el universo por la
palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (3). Aquí está
implícito el principio epistemológico de que la fe es un medio de conocimiento. Gran parte de
nuestro conocimiento viene por fe en alguna persona o fuente de información autoritaria, más bien
que por presencia y verificación personales. Estamos seguros de la creación divina, pero no
estuvimos allí para verla. Más pertinente aún para la defensa de la fe que hace el escritor es el
señalado hecho metafísico, no sólo de que “el universo fue formado por la palabra de Dios” (NEB),
sino de que en este acto creador “lo visible salió de lo invisible” (NEB). Por lo tanto, el mundo
real, en el sentido más definitivo de la realidad, no es el orden fenomenal, sino el orden invisible.
Lo que parece real a nuestros sentidos físicos es en realidad solamente un producto de lo que para
nuestros sentidos parece irreal. La fe, por lo tanto, no es un cuento de hadas en un mundo de
fantasía, sino exactamente lo contrario; penetra a través del mundo superficial de las
apariencias para asirse de la realidad fundamental y eterna detrás de las apariencias. La fe por lo
tanto no es una concesión al nivel infantil de la religión, sino que es parte integral a la religión
madura, y está en el corazón de una sana filosofía.

El camino de fe de la justicia (11:4).


4
Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio
de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. 84

Por la fe no sólo adquirimos conocimiento, sino que la fe es el medio para recibir también la
seguridad de la aprobación divina. Abel ilustra la adquisición de la justicia por la fe y el testimonio
divino de ella, mientras que Enoc ilustra la preservación por fe de esa relación con Dios sin
alteración hasta el fin de la vida. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín,
por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas (4). El

83
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.2-3
84
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.4

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 71
testimonio divino de que Abel era justo fue en sí mismo una evidencia (un testimonio) de la
aceptabilidad de sus ofrendas. Por lo cual se refiere no a la fe, sino al sacrificio. Era el más
excelente sacrificio el que había sido la base de su aceptación. Por este acto, muerto, aún habla; se
nos recuerda de este modo que la fe simplemente en la bondad de Dios no justifica a nadie. La fe
justifica indirectamente, no directamente. Se acerca a Dios mediante un sacrificio. La fe es
activa en su percepción tanto de Dios como del pecado, y en su confianza en que Dios ansía ser
propiciado. Por lo tanto, la fe está puesta en el sacrificio como un medio válido de acercamiento y
también en la disposición de Dios para aceptar el sacrificio; pero la fe no supone que Dios es
indiferente a los medios de acceso.
La fe del humanismo supone que no necesita sacrificios, pero no trae paz. Es la fe del orgullo y la
presunción. La fe evangélica se acerca a Dios por el camino del Calvario. La superioridad del
sacrificio de Abel estuvo tanto en su espíritu humilde como en la sustancia de su sacrificio (Gn.
4:3–4). Los modernos Caínes también necesitan saber que las ofrendas sin sangre de los
hombres que se auto justifican, el trabajo de las manos humanas, y los logros de la cultura
humana no compran el acceso al favor de Dios. El pecado ha hecho que todo eso sea inútil como
base para la unificación divino humana. Debe haber sangre, y sólo la sangre del santo Cordero de
Dios es válida. Ofrezcámosla por fe, y nosotros también conoceremos el testimonio interior de la
justicia.

El camino de fe de la justicia (11:5).

5
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios;
y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.85

De Enoc aprendemos que es posible y necesario mantener esta relación de fe durante toda la
prueba terrenal. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte.
La palabra traspuesto (metetethe), como de una clave inferior a una superior, es la
misma que se encuentra en 7:12, traducida “cambiado”. En Hechos 7:16 se la emplea con
referencia a la transferencia del cadáver de Jacob, de Egipto a Siquem en Canaán. La afirmación no
fue hallado sugiere que durante días su familia y sus amigos lo buscaron, pero en vano, porque
Dios había traspuesto su vida a una clave celestial. Pero la trasposición exterior estaba justificada
por la transformación interior. Detrás del don de las alas había un piadoso andar (Gn. 5:24). No fue
el rapto de un pecador, sino de un santo, porque antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de
haber agradado a Dios. El Espíritu de Dios atestiguó que todo estaba bien; no fueron necesarios
ajustes de último momento. Aquí también el papel de la fe fue indirecto—la fe en sí misma no
puede trasladar a nadie al cielo. Pero el andar de Enoc con Dios había sido por la fe, y la
translación fue la soberana recompensa de Dios por su fidelidad en andar así.

85
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.5
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 72
La sustancia de la fe (11:6).

6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.86

Ahora se establece claramente un gran principio de la fe. Primero es expresado negativamente:


Pero sin fe es imposible agradar a Dios. Si Enoc no hubiera seguido creyendo, no hubiera seguido
recibiendo la seguridad de que agradaba a Dios. Esta es una ineludible pero simple ley del reino.
Dios debe tener súbditos que tengan confianza en El como Dios—y esto incluye su sabiduría, su
bondad y su poder.
Dudar es denigrar. Todos los otros tributos son insultos si falta el tributo de la fe. No somos
guardados por las emociones, sino por la fe, porque sólo creyendo a Dios podemos agradarle.
Luego el principio es ampliado positivamente: porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay—esta es la posición intelectual del teísmo—El existe. Pero los hombres pueden
creer que Dios existe y, sin embargo, no tener ni comunicación ni comunión con El. Por lo tanto el
teísmo teórico debe convertirse en la humilde confianza en que es galardonador de los que le
buscan. He aquí una doble confianza: Primero, en que Dios se ocupa de buscar a los hombres, y
segundo en la integridad y benevolencia del carácter de Dios. El recompensará al que busca, y la
recompensa satisfará plenamente la necesidad (Lc. 11:9–13). Sólo una confianza tal hace posible
una relación significativa y personal.
Pero tal confianza no elimina la búsqueda diligente. Las recompensas de la gracia salvadora
de Dios no son dispersadas promiscua e indiscriminadamente. La relación debe ser
interpersonal—en ambos sentidos. El hombre debe querer a Dios, no sólo por sus dones, sino por
El mismo, y quererle lo suficiente para buscarlo. El hombre también debe tomar cierta iniciativa,
como evidencia de sincero deseo.
En el verso 6 vemos: “Cómo Obtener Algo de Dios.” (1) Pureza de motivos, buscarle—su
presencia, su voluntad, su gloria; (2) Debe haber sinceridad de propósito, buscar
diligentemente—buscar sinceramente, francamente, persistentemente; (3) Debe haber una fe
sencilla, crea que le hay, y que es galardonador—una fe reflejada en una búsqueda diligente,
una fe que lo arriesga todo sobre la integridad de Dios, una fe que se declara.

La obra de la fe (11:7)
7
Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor
preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho
heredero de la justicia que viene por la fe.87

86
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.6-7
87
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.7
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 73
Por la fe Noé… preparó el arca (Gn. 6:8–9, 13–22; 7:1). Sin embargo, la iniciativa no fue humana,
sino divina: fue advertido por Dios. El nombre de Dios no aparece en el original, pero está
implícito en el participio kramatistheis, “habiendo sido divinamente informado y advertido” (cf.
8:5). Con temor indica la motivación íntima. ¿Cómo es compatible la fe con el temor?
Simplemente por el hecho de que el temor fue generado por confianza implícita en la Palabra de
Dios. Creyó que venía un diluvio, y entró dinámicamente en acción por la aterradora perspectiva de
ser sorprendido sin preparación. El resultado de su acto de fe fue que su casa se salvase. Cuando
los hombres creen en Dios y actúan de acuerdo con su creencia, resulta la salvación, tanto física
como espiritualmente, en las vidas de otros.

La obediencia de la fe (11:8)
8
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como
herencia; y salió sin saber a dónde iba.88

Leemos que el “padre de los creyentes” siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había
de recibir como herencia. Esto también fue por la fe por cuanto (a) había una historia de relación
personal con Dios por la fe; (b) creyó que esa impresión era la voz de Dios; (c) creyó que si Dios lo
decía, existía tal lugar; (d) creyó que Dios lo protegería en el camino y después de llegar; (e) que
Dios identificaría el lugar a su manera y en el momento oportuno; y (f) que la promesa de Dios de
darle la tierra se cumpliría seguramente (Gn. 12:1–4). Esta es la clase de fe que impulsa a la
obediencia y es probada por ella. La fe activa, que hace hazañas por Dios, es siempre una cuestión
de simple obediencia, y Dios es quien toma la iniciativa. Pero la fe debe ser suficientemente fuerte
para obedecer aunque Dios nos mantenga en la oscuridad acerca de algunos detalles que nos
gustaría conocer. Abraham no sabía adónde iba, sólo la dirección. No se le exhibió ningún mapa,
sólo la promesa: “te mostraré” (Gn. 12:1).
Algunas personas nunca realizan nada para Dios porque no obedecen dando un paso a la
vez; quieren demasiada información adelantada. Quieren eliminar de la obediencia todo misterio,
incertidumbre y aparente riesgo. Pero esto significaría la eliminación de la misma fe.

La morada de la fe (11:9–10)

9
Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en
tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10porque esperaba la ciudad
que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.89

88
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.8
89
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.9-10
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 74
Después que llegó, Abraham habitó… en la tierra prometida (9); literalmente, “fue un
morador”. Se estableció en la tierra, no como un propietario o un conquistador, sino como un
extranjero, como en tierra ajena; es decir, no como propia, sino como perteneciente a otro.
No blandió una espada y proclamó su gobierno; no tomó nada en sus manos. Este también era el
camino de la fe: dejar que Dios cumpla sus promesas a su tiempo y manera. No tenemos que forzar
las cosas o precipitar una guerra para que se cumpla su voluntad. La fe débil siempre se está
royendo las uñas. De Abraham se exigió durante largo tiempo una paciente confianza, y no sólo de
él sino de su hijo y su nieto, Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. ¡Tres generaciones
de herederos, viviendo en tiendas, no en ciudades o casas, sino como extranjeros en su propia
tierra! ¿Se habrán sentido tentados alguna vez a preguntarse si se habrían equivocado, o si Dios los
habría olvidado o era demasiado lento?
En el orden divino de cosas a menudo el verdadero estado de cosas está oculto. David era
rey en la mente de Dios años antes de serlo en las mentes del pueblo. Pero la fe puede aguardar,
porque ve los hechos detrás de las circunstancias. No tiene que gritar; ni abandona la esperanza y
cae en la desesperación. Este ejemplo de Abraham tal vez fue dado para avergonzar a esos
cristianos hebreos que estaban entregándose al pánico porque todas las promesas de Cristo no se
habían materializado aún.
Abraham puede haber admirado las ciudades cananeas, pero no las envidió, porque esperaba
la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios (10). El “esperaba la ciudad
teniendo los fundamentos [de una realidad eterna], donde el arquitecto [director de la obra] y
constructor [trabajador público] [es] Dios” (Mueller). Podía permitirse esperar; porque mucho
después que las ciudades cananeas se hubieran convertido en polvo, la ciudad de Dios se
mantendría. Nosotros también podemos esperar.

La progenie de la fe (11:11–12)

11
Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun
fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 12Por lo cual
también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y
como la arena innumerable que está a la orilla del mar90

La fe fue también la clave de la milagrosa concepción de Sara: porque creyó que era fiel
quien lo había prometido (11). Es cierto que cuando oyó la predicción “se rio… entre sí” (Gn.
18:12), porque creyó que a su edad la idea era naturalmente absurda. Pero su gentil risa de
maravilla se transformó en una fe firme cuando el Señor la reprendió, y al final se convirtió en una
risa de santa alegría (Gn. 21:6).
Su confianza en Dios la capacitó para recibir fuerza sobrenatural para la experiencia.

90
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.11-12
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 75
Mediante la fe de Sara y Abraham, Dios pudo cumplir su promesa, dada primero antes que naciera
Isaac y reafirmada luego después que Abraham fue probado en el monte Moria (Gn. 15:5; 22:17):
Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto (lit., ya impotente), salieron como las estrellas del
cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar (12). Pero la progenie de
la fe no es sólo la raza hebrea, sino también los creyentes gentiles, puesto que “los que son de fe,
éstos son hijos de Abraham” (Ro. 4:9–25; Gá. 3:7–9).

La confesión de fe (11:13–16)

13
Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de
lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la
tierra. 14Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15pues
si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de
volver. 16Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de
llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.91

La fe bíblica siempre mira tanto hacia adelante como hacia arriba, y abarca la eternidad
tanto como el tiempo. El escritor ha señalado brevemente la vida de fe de los patriarcas, a quienes
les fue dada la promesa. Ahora nos recuerda que ellos no abandonaron la fe porque las promesas no
se materializaron de la noche a la mañana. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber
recibido lo prometido (13). Naturalmente la forma cambia de pistei, “por fe”, a kata pistin,
“conforme a la fe”. No murieron por la fe, pero murieron en la fe, creyendo a Dios hasta su último
aliento. Les habían sido dadas las promesas, pero no habían recibido el cumplimiento (la misma
palabra en 10:36). La promesa de un hijo (Isaac) se había cumplido; evidentemente, por lo tanto, lo
prometido en lo cual mantenían puestos sus ojos y por lo cual vivieron y murieron era mayor que
ésta. El nacimiento de Isaac sólo fue un anticipo de la plenitud que vendría.

La prueba de la fe (11:17–19)

17
Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las
promesas ofrecía su unigénito, 18habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia;
19
pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido
figurado, también le volvió a recibir.92

En la fe perfecta hay una sublime y penetrante confianza, como lo mostró Abraham


cuando, habiendo sido probado, ofreció a Isaac (17). El escritor deliberadamente enfatiza la intensa

91
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.13-16
92
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.17-20
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 76
severidad de esta prueba: y el que había recibido (bienvenido, recibido con gozo) las promesas
ofrecía (estaba en el acto de ofrecer) su unigénito, el mismo de quien se le había dicho: En Isaac te
será llamada descendencia (18). Para alguien de menos fe, esto hubiera sido el derrumbe de todas
sus esperanzas.
Pero el aplomo de Abraham tenía una explicación sencilla: Pensando que Dios es
poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a
recibir (19).
Esto es, hablando figuradamente, Isaac fue un don de vida a alguien que estaba muerto; el
Dios que realizó un milagro en el cumplimiento de la promesa podía realizar un segundo.
La expresión es poderoso no atribuye a Abraham la certeza de que Dios lo haría, sino de que
podía hacerlo. Esta era la única solución que él podía ver; pero tan grande era su confianza en la
integridad de Dios que se sintió perfectamente seguro para obedecer absolutamente y dejar los
medios y maneras a Dios. Es importante observar que Abraham superó esta prueba porque Isaac
nunca se había convertido en un ídolo.
En este pasaje vemos: “La Fe Probada y Triunfante.” (1) La fe es probada (a) cuando los
sacrificios exigidos parecen irrazonables, (b) cuando los misterios de la providencia permanecen
insolubles, (c) cuando las promesas de Dios parecen irrealizables; (2) La fe triunfa porque (a) cree
en la grandeza de Dios a pesar de las dificultades, (b) confía en la bondad de Dios a pesar de las
apariencias, (c) obedece las órdenes de Dios a pesar de las consecuencias.

La confianza de la fe (11:20–22)

20
Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 21Por la fe Jacob, al
morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su
bordón. 22Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio
mandamiento acerca de sus huesos93

La fe da a su poseedor los ojos del vidente, y una tranquila confianza en el futuro del pueblo
de Dios. Esto se demuestra en Isaac, quien por la fe bendijo… a Jacob y a Esaú respecto a cosas
venideras (20; cf. Gn. 27:27–29, 39–40). Se ve también en Jacob, quien bendijo a cada uno de los
hijos de José en su lecho de muerte (21; cf. Gn. 48:11–20). 11 José es un ejemplo más de esto: Por
la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus
huesos (22; cf. Gn. 50:24–25). No quiso que sus restos quedaran en Egipto. En los tres ejemplos la
confianza en el futuro estaba basada en la fe en la integridad de las promesas de Dios. Ellos tenían
una visión que trascendía sus propias fortunas y su propia generación. Se veían a sí mismos como
partes de un gran plan, eslabones de una larga cadena de la historia divina. 12 Su fe no estaba

93
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.20-22
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 77
perturbada por la falta de cumplimiento en sus días—¡un reproche más para estos vacilantes
cristianos hebreos!

El coraje de la fe (11:23)

23
Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le
vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey94

Fue la fe la que hizo que Amram y Jocabed ocultaran a Moisés, cuando nació… por tres
meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey (Ex. 2:2 ss.). El decreto
establecía que todo niño varón fuera arrojado al río (Ex. 1:22). Pero sus padres vieron que este niño
era hermoso.
La idea estaría mejor expresada por el adjetivo “principesco”. Todos los padres amantes creen que
su hijo es excepcional; pero aquí hay una insinuación de una percepción profética de que ese niño
tenía un destino especial. Esta visión y esta fe dieron a los padres valor para creer que Dios les
ayudaría a eludir el cruel mandato del rey. No temieron (lit., no se aterrorizaron o intimidaron).
Cuando a los tres meses el niño fue tan ruidoso que ya no pudieron mantener en secreto su
presencia, prepararon una cuna flotante y designaron a su hermana mayor, María, para que lo
cuidara. En lugar de arrojarlo al río lo pusieron en el río, creyendo que si Dios tenía para él un plan
especial, de alguna manera arreglaría su conservación.
Y El lo hizo, de una manera “más extraña que una novela”.

La elección de la fe (11:24–26)

24
Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 25escogiendo
antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,
26
teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque
tenía puesta la mirada en el galardón. 95

Los primeros años en la vida de un niño a veces son más importantes que los
últimos. Afortunadamente la madre de Moisés lo tuvo con ella cuando era más maleable y debe
haberlo instruido bien en el conocimiento del verdadero Dios. En su juventud, él pudo
comparar las vidas sencillas, temerosas de Dios, del pueblo de su madre con la vida brillante pero
corrompida de la corte.

94
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.23
95
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.24-27
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 78
Por la fe, pues, Moisés pudo percibir los asuntos verdaderos de la vida. En la superficie
parecía que estuviera escogiendo entre el dolor y el placer, pero en realidad era entre la
piedad y el pecado.
Superficialmente parecía ser una elección entre su madre y la hija de Faraón, pero en realidad era
una elección entre Cristo y el mundo. Parecía estar escogiendo entre la pobreza y los tesoros de
Egipto; pero en realidad era entre el cielo y la tierra. Parecía ser entre el desierto y el trono; en el
fondo, era entre la inmortalidad y el olvido.
Además, por la fe pudo distinguir lo pasajero de lo permanente. Lo pasajero incluía
(1) el sufrimiento del pueblo de Dios, (2) los deleites temporales del pecado, (3) los tesoros de los
egipcios, (4) el vituperio de Cristo. Lo permanente incluía (1) el pueblo de Dios, (2) la persona de
Cristo, (3) la entrega del galardón.
En 24–26 vemos: “Las Cualidades de la Fe Fuerte.” (1) Percibe la superioridad de
los valores espirituales y morales sobre las bendiciones sensuales y temporales, 25–26; (2) Está
segura de que los valores perdurables están del lado de Cristo y del pueblo de Dios, 24, 26; (3)
Decide renunciar a una ventaja pasajera por una ganancia permanente, 25–26.

La resistencia de la fe (11:27)

27
Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al
Invisible96

Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey (27). Según Éxodo 2:11–15, el éxodo
juvenil de Moisés fue una verdadera fuga, impulsada por el miedo. Es más probable, por lo tanto
que Hebreos se esté refiriendo aquí a la digna y deliberada partida 40 años después. La palabra
katelipen, dejó, significa simplemente abandonar, dejar atrás, y no implica necesariamente una
fuga. La fe de Moisés, cuando él era joven, fue suficientemente fuerte para hacer la elección básica
y definitiva, pero necesitaba la maduración del desierto y la zarza ardiente para que resultara
prueba de pánico. El secreto de su aplomo era que se sostuvo como viendo al Invisible.

El éxodo de la fe (11:28–31)

28
Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los
primogénitos no los tocase a ellos. 29Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e
intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. 30Por la fe cayeron los muros de
Jericó después de rodearlos siete días. 31Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente
con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. 97

96
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.27
97
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.28-31
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 79
La verdadera fe siempre sale de Egipto. Nunca se queda. En realidad, el verso 27 es a la vez
un prefacio y una visión anticipada de esta sección, que consiste en un bosquejo de los puntos
principales de la migración de Egipto a Canaán. Aquí toda la historia no es brillante; una
vergonzosa incredulidad puso en jaque el relato, con trágicas consecuencias. En otro lugar de la
epístola se les ha recordado vivamente esto a los cristianos hebreos. Pero ahora la atención se pone
en el hecho de que la nación nunca se hubiera liberado de la esclavitud, y nunca habría conquistado
Canaán, si no hubiera sido por los que tenían fe. Cada paso importante hacia adelante fue una
victoria de la fe. La duda no señaló avances.

Las conquistas de la fe (11:32–35a)

32
¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón,
de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 33que por fe conquistaron reinos,
hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 34apagaron fuegos
impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en
batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 35Las mujeres recibieron sus muertos
mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de
obtener mejor resurrección. 98

¿Y qué más digo? ¿Es necesario seguir detallando los lauros de la fe para fortalecer a estos
cristianos hebreos? En interés del espacio, el escritor condensa las hazañas del Antiguo Testamento
en un resumen compacto. Sin detalles menciona a Gedeón… Barac… Sansón… Jefté… a David,
así como a Samuel y a los profetas (32). Todos son héroes de Israel. No todos eran
igualmente dignos, pero todos alcanzaron la inmortalidad debido a que en la hora de crisis se
mostraron como hombres de fe.

El triunfo de la fe (11:35b–38)

35
Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron
atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 36Otros
experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 37Fueron
apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para
allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 38de los
cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por
las cavernas de la tierra.99

98
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.32-36
99
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.35-38
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 80
En medio del verso 35 el escritor hace un viraje agudo al decir: más otros fueron
atormentados, no aceptando el rescate. El escritor ha estado recitando los logros heroicos de la fe;
ahora pasa a sus pacientes sufrimientos. Esta no es una clave menor sino mayor en la sinfonía de la
fe, aunque el tono es sosegado y reverente. Estos versículos aluden a hombres y mujeres en la
historia del pueblo de Dios que podrían haber salvado sus vidas renunciando a su fe. Pero
escogieron más bien renunciar a la vida misma, aun a costo de la agonía, a fin de obtener mejor
resurrección. Esta es la marca suprema de la fe auténtica: no está tan preocupada por lo que sucede
de este lado de la muerte como por lo que sucede el otro lado. La verdadera fe se extiende más allá
de la negación presente, y supera todas las barreras terrenales. Su fuerza no reside en pruebas
visibles y liberaciones milagrosas, sino que viene de la comunión con Dios mismo. Por lo
tanto, trasciende la necesidad de apoyarse en las emociones. Porque está segura de Dios en Cristo,
la fe está segura del resultado final. Es una fe débil la que no cree si no ve “señales y prodigios”
(Jn. 4:48).
El testimonio de la fe (11:39–40)

39
Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo
prometido; 40proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos
perfeccionados aparte de nosotros. 100

Todos estos nobles triunfadores aunque alcanzaron buen testimonio (habiendo sido
asegurados) mediante la fe, no recibieron lo prometido (39). The Amplified New Testament
traduce: “Aunque ganaron la aprobación divina por (la ayuda de) su fe, no recibieron el
cumplimiento de lo que había sido prometido.” La misma afirmación se hizo acerca de los
patriarcas en el verso 13. Ahora se da la razón de la demora: proveyendo Dios alguna cosa
mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros (40). Esta cosa
mejor no puede referirse al cielo, porque ellos lo compartirán con nosotros sobre la misma base.
La cosa mejor sólo puede referirse a la prueba y el privilegio.101

CAPITULO 12 HEBREOS

"Jesús, autor y consumador de nuestra fe". (1-29)


El cristiano fiel no está solo. Aunque se sienta destituido, le ha sido asegurada la continua
presencia del mismo Dios, que ha prometido no dejar ni abandonar nunca a los suyos. El

100
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 11.39-40
101
Comentario bíblico Beacon. Harper, A F. Pag. 106.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 81
cristiano sabe, sin embargo, que forma parte de un ejército de siervos fieles de Dios, muchos de
los cuales vivieron en el pasado. Hombres como Lutero, Calvino, Knox, Wesley, Moody y
otros muchos fueron fieles a la confianza sagrada que les había sido encomendada durante su
generación. Nosotros, empero, vamos más atrás todavía, a aquellos hombres fieles del capítulo 11
de Hebreos. Estos, cuyas vidas conocemos gracias a la Biblia, eran hombres que también
estaban sometidos a pasiones similares a las nuestras (Stg. 5:17).
Nosotros somos uno con ellos, como lo somos con los santos de todos los tiempos.

Puestos los ojos en Jesús. (1-2)

1
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante, 2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra
del trono de Dios.102

El escritor, habiendo probado tan elocuentemente que la necesidad de vivir por la fe no es


motivo de conmiseración propia, sino más bien un camino que recorrieron sus héroes ancestrales,
ahora “sacude el púlpito” con un resonante Por tanto (toigaroun). Esta es una forma doblemente
reforzada de la partícula toi, que combina toi, gar y oun: “¡Bueno, entonces!” (aparece solamente
aquí y en 1 Ts. 4:8). Ha estado señalando a sus padres; ahora los señala directamente a ellos (pero
con el pronombre personal de primera persona plural): Por tanto, nosotros también, teniendo en
derredor nuestro tan grande nube de testigos, estamos en la obligación inmediata de cambiar
nuestra actitud y acción. El también nos asocia con aquellos de 11:39. Los testigos no son meros
observadores en la tribuna, curiosos por ver cómo nos desempeñamos, sino que atestiguan que
ellos lo han hecho, de modo que nosotros también podremos hacerlo. En número son una gran
nube de personas que nos animen, una gran “escuadra de aclamadores”.
La instrucción positiva es: Y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante (1).
En los tiempos del verbo aquí hay algunas diferencias con el original. En los dos casos la Versión
Valera usa el imperativo, cuando en el original griego sólo aparece en uno de ellos. En el primer
caso se trata de un participio aoristo, apothemenoi, y debiera traducirse “habiéndonos despojado”.
El segundo caso sí es imperativo presente, corramos, trechomen. En contraste con la finalidad y el
carácter definitivo del despojarnos, la carrera (tiempo presente) debe ser incesante—“Sigamos
corriendo.” Paciencia (hypomones) significa “constancia, perseverancia”. El premio no es para los
que comienzan bien, sino para los que terminan bien. Un arranque inicial a buena velocidad no da
derecho al cristiano para tomar una siesta más adelante. Porque la carrera que tenemos por delante
(“puesta delante de nosotros”, Mueller) abarca la totalidad de la vida, y es una competencia hasta el

102
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 12.1-2
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 82
final con el pecado, la carne y el diablo. Afortunadamente, es una competencia en la cual no sólo
uno sino todos los competidores pueden ganar.
La lógica de este mirar constante es el hecho de que Cristo es el autor y consumador de la fe.
Todo este plan y método de la fe halla en Jesús su prístino autor, o “Líder de fila” (cf. 2:10; Hch.
3:15, “Autor de la vida”). No es que sea el autor… de nuestra fe en el sentido de que la haya creado
e implantado por la operación unilateral del Espíritu Santo. Pero puede decirse que es el Autor de
nuestra fe personal en el sentido de que es su Objeto, su Inspiración, su Fundamento, y que ella no
sería posible sin la acción redentora total del Hijo. Al desarrollar la imagen de una carrera debe
incluirse también el sentido de Capitán (como en 2:10). El es el Capitán del equipo; miramos a El
en espera de órdenes y dirección.

No desmayes. (3-11)

3
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,
combatiendo contra el pecado; 5y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os
dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres
reprendido por él; 6Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por
hijo. 7Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien
el padre no disciplina? 8Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido
participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9Por otra parte, tuvimos a nuestros padres
terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho
mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos
disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que
participemos de su santidad. 11Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa
de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados.103

El escritor apela ahora a la Escritura, sobre la cual desarrolla una filosofía cristiana del sufrimiento.
La tesis básica es que debieran interpretar sus sufrimientos como una purificación, y la purificación
como una evidencia del favor de Dios para con sus hijos—por lo tanto no como ocasión para el
desaliento sino para el estímulo.
En general, paideias se refiere a disciplina, enseñanza e instrucción (pediatría y pedagogía
son términos modernos basados en país); en este contexto se tiene en vista el aspecto desagradable
de la disciplina.

103
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 12.3-11
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 83
En el verso 6 se mencionan específicamente los azotes, o sea el castigo corporal—el uso de
la vara. Nuestro Padre Celestial cree en el consejo que ha dado a los padres terrenales en la Palabra
(Pr. 13:24).
La pedagogía moderna, que ha eliminado la vara, no ha producido niños mejores. Alguien
ha dicho: “Si la psicología de la permisividad fuera correcta, seríamos una nación de
santos.” Menospreciar la disciplina es “descuidarla, considerarla con liviandad, con ligereza”. Si
tomamos una actitud errónea hacia la disciplina, perdemos sus beneficios.
Tal disciplina no es una expresión del desagrado de Dios, sino de su favor. Porque el Señor,
al que ama, disciplina (6). Por lo tanto, si estáis experimentando una disciplina, debierais
consolaros y cobrar seguridad en el hecho de que Dios os trata como a hijos (7). ¡Qué gran
privilegio ser tratados por Dios como hijos! ¡Mejor ser castigados por Dios que ser halagados por
el diablo! La pregunta retórica Porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Implica
que puesto que esto se espera como el procedimiento normal de los padres terrenales, no
debiéramos sorprendernos cuando Dios como Padre actúa de acuerdo con el papel que le es
propio. Implica también que todos los hijos humanos son culpables; tanto que una falta de
disciplina podría implicar una falta de verdadero interés paternal, y aun de verdaderos vínculos
paternos: Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces
sois bastardos (hijos ilegítimos) y no hijos. Demasiada prosperidad y facilidad en la vida puede ser
una mala señal. Debiéramos recordar esto cuando algunos charlatanes modernos predican una
religión de “salud, riqueza y prosperidad”. Dios está interesado en salvar las almas y
desarrollar un carácter vigoroso, no simplemente en ver que “todos tengan un tiempo placentero”.

Se expresa el exacto propósito: para que participemos de su santidad. Este es el supremo


propósito y deseo de Dios para el hombre, y objetivo de todos sus actos redentores. No podemos
compartir los atributos naturales de Dios que pertenecen solamente a la Deidad—como la
omnisciencia, la omnipotencia, etc. Pero podemos ser semejantes a El en santidad, puesto que esta
es una cualidad moral accesible (por medio de la gracia) a todos los agentes morales personales. Y
esta es una base suficiente—y la única suficiente—para la comunión (1 P. 1:14–16).

Los que rechazan la gracia de Dios. (12-17)

12
Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13y haced sendas derechas
para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. 14Seguid la
paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15Mirad bien, no sea que alguno
deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por
ella muchos sean contaminados; 16no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú,
que por una sola comida vendió su primogenitura. 17Porque ya sabéis que aun después,

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 84
deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el
arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas104

a. Santidad en la vida (12:12–13). Por lo cual, levantad las manos caídas y las
rodillas paralizadas (12). Abandonad (lit. y figuradamente) la postura del desaliento. Levántense
las manos en alabanza, extiéndanse al necesitado, y pónganse debajo de las cargas de la vida. Hay
trabajo que hacer.
Dejen las rodillas de temblar de miedo, y pónganse de pie como hombres (Ef. 6:10–13). Y
haced sendas derechas para vuestros pies (derechas, orthas, “surcos de ruedas”—Robertson), para
que lo cojo no se salga del camino (13; cf. Pr. 4:26, LXX; Is. 35:3). No está claro si lo cojo
(tocholon) se refiere a la debilidad personal de los pies espirituales del creyente que está en peligro
de apartarse (ektrape) (como suponen la RSV, Phillips y la NEB) o si se trata de un cristiano débil,
como miembro del cuerpo de Cristo, que está en peligro de salirse completamente del camino por
seguir las sendas torcidas de los viejos creyentes.
En todo caso, lo mejor es no perder de vista la naturaleza altamente metafórica de este versículo,
como referencia, no a personas, sino a aspectos de la vida cristiana.

b. Santidad en el corazón (12:14). El verso 14 extiende el


pensamiento y lo explica mejor; no hay
interrupción en el énfasis o el estado de ánimo. Seguid la paz con
todos (cf. Sal. 34:14). El imperativo seguid (diokete) significa en
este caso correr rápidamente para alcanzar la meta.
¿Qué es, pues, esta santidad (ton hagiasmon)? Difiere de hagiotetos, la “santidad” (de
Dios) en el verso 10, de la cual se nos hace participar mediante la disciplina. Este es el genitivo
singular de hagiotes, que es un nombre de cualidad que significa que la cualidad de la santidad es
inherente en la naturaleza de Dios. Pero en el verso 14 la palabra viene de hagiasmos, un nombre
de acción, que significa el estado resultante de una acción, un ser hecho santo, o llegar a ser santo
(Arndt y Gingrich), y es una palabra peculiar de la literatura bíblica y cristiana. Sólo el cristianismo
tiene el concepto de llegar a ser santo en este sentido. En el Nuevo Testamento la palabra se utiliza
consistentemente con referencia a un estado de gracia alcanzable por los creyentes. En cinco casos
se traduce “santidad” y en cinco casos “santificación”. Esta forma nominal en Hebreos se
emplea sólo aquí, pero otras formas del verbo hagiazo, “santificar”, aparecen siete veces (2:11,
dos; 9:13; 10:10, 14, 29; 13:12). Dios es santo, pero el hombre caído puede llegar a ser santo. En
Dios la santidad es original y El puede impartirla. En el hombre, la santidad es derivada de Dios, y
momentáneamente depende de su gracia.

104
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 12.12-17
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 85
Pero la santidad del creyente no puede ser completa, es decir, cabal, hasta que haya sido
excluido todo lo impuro, lo incompatible y lo que compite con la santidad. Perseguir esa santidad
plena es el mandato del verso 14. Pero su búsqueda implica inmediatamente: (a) Dejar todo peso
excesivo y el pecado que nos rodea, 12:1; (b) fe perfecta en Jesús como el único Consumador así
como Autor de la “fe”, (12:2); (c) sumisión a la voluntad de Dios para nosotros, inclusive su
disciplina (12:5–11; Ro. 6:13; 12:1–2); (d) corrección de nuestras actitudes, relaciones y manera de
vivir, en cuanto esté a nuestro alcance (12:12–14a; 2 Co. 6:17–7:1).

La santidad en la iglesia (12:15–17). El mandamiento de seguir es el verbo principal de los


versos 14–16, y gramaticalmente gobierna el todo. Mirad bien es un imperativo, por el cual
descubrimos que la acción de “mirar” coincide con la acción de seguir. Esta, también, es tiempo
presente; es decir, que la búsqueda de la santidad, su obtención, su mantenimiento y su expresión
en la vida es una obligación continua de los creyentes, como individuos tanto como iglesias.

Cada uno de los peligros contra los que se exhorta, representa una etapa avanzada en
la degeneración y la apostasía:
(1) Hemos de mirar, primero, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios (15). Este es
el peligro y el fracaso fundamentales. A veces este fracaso es interpretado como una caída de la
gracia de Dios, en cuyo caso la advertencia sería contra la apostasía. Pero aquí la palabra hysteron
viene de hysteroo, “estar detrás”, (“no alcanzar”—cf. 4:1). De este versículo dice Thayer: “no
llegar a ser un participante” de la santidad, que es el sine qua non de la aptitud para el cielo. El
peligro aquí no es tanto la rebelión abierta como la obediencia a medias. En el verso 14 se nos
ordena esforzarnos. Personas bien intencionadas pueden no alcanzar la santidad por no despertarse.
“La santidad no tiene ruedas”, como dijo Samuel Brengle; no viene a nosotros. Debemos
consagrarnos para obtenerla, con ardiente deseo y firme determinación. A los cristianos holgazanes
a quienes fácilmente puede negárseles se les negará.

(2) El peligro que acecha en este fracaso básico se expresa con palabras de Deuteronomio 29:18,
LXX: (no sea) que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe. La amargura es más que
desagradable; es ponzoñosa. La raíz es la persona que está lejos de la santidad, que amenaza la
salud de la iglesia. Pero es también la raíz de amargura en él, que es la naturaleza carnal. Nadie
puede ser una raíz de amargura en sus relaciones con la iglesia a no ser que tenga una raíz de
amargura en su corazón. Todo creyente que no se apresura hacia la santidad es una amenaza para el
bienestar de la iglesia: y por ella muchos sean contaminados. Un cristiano carnal puede diseminar
veneno y provocar una catástrofe en todo el cuerpo.

(3) Pero la carnalidad no erradicada, sino acatada, está siempre creciendo en una u otra
dirección. No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 86
vendió su primogenitura (16). El cristiano amargo es tipificado por el “hermano mayor” de la
parábola del hijo pródigo. Esaú, por otro lado, tipifica manifestaciones más crasas de la
carnalidad. El cristiano no santificado puede degenerar—y de hecho, sucede muchas veces—del
tipo del hermano mayor al tipo de Esaú. O puede permanecer en la iglesia como un miembro
respetable, escupiendo veneno por un mal espíritu. Sus pecados no serán tanto pecados de la carne
como del espíritu (Stg. 3:8–18; 3 Jn. 9). O el cristiano que no se apresura hacia la santidad puede
no pasar nunca por la etapa de la amargura, pero resbalar gradualmente hacia la trágica venta de
Esaú.105

Un reino inconmovible. (18-29)

18
Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la
oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, 19al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba,
la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, 20porque no podían soportar lo
que se ordenaba: Si aún una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; 21y
tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; 22sino que os
habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la
compañía de muchos millares de ángeles, 23a la congregación de los primogénitos que están
inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24a
Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
25
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al
que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta
desde los cielos. 26La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido,
diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27Y esta
frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que
queden las inconmovibles. 28Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29porque
nuestro Dios es fuego consumidor.106

a. No el monte Sinaí (12:18–21). Esta vez la confrontación no es con el Legislador en el


Sinaí—aquella escena terrorífica, acompañada por sonido de la trompeta y voz que hablaba
(19), con tremendas amenazas, que hicieron que el propio Moisés exclamara: Estoy espantado y
temblando (21). Ese fue el monte que se podía palpar (18), simbólico de una teocracia visible,
terrenal, dada como un “maestro” para preparar a la nación para Cristo. Era un orden temporal y

105
Comentario bíblico Beacon. Harper, A F. Pag. 115.

106
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 12.18-29
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 87
preparatorio. Sin embargo, el desprecio de éste, por temporal que fuera, merecía la muerte por
lapidación. Para todo el relato histórico véase Éxodo 19:1–25.
b. Sino el monte Sion (12:22–29). Sino que os habéis acercado a ese orden permanente del reino
de Dios entre los hombres del cual el monte Sinaí fue solamente una noticia adelantada. Allí fue
dada la ley; aquí ha sido cumplida perfectamente. Allí Dios fue el Legislador; aquí es el
Administrador de la ley, en absoluta soberanía sin obstáculos. Toda voluntad recalcitrante es
eliminada. Sin santidad no tendremos cabida en este régimen de control absoluto; esta es la
implicación. En este orden celestial toda impiedad es instantáneamente rechazada.

El lugar es la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial (22). La orquesta es una compañía
de muchos millares de ángeles, y el coro, que entona el cántico del Cordero, es la congregación de
los primogénitos que están inscritos en los cielos, inclusive los espíritus de los justos hechos
perfectos (23; santos glorificados en el cielo).
En el trono está Dios el juez de todos, y a su lado está Jesús el mediador del nuevo pacto.
Los redimidos se han llegado también a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel (24). ¡Y
cuánto mejor! La sangre de Abel a la que se alude aquí no fue la suya propia (derramada por Caín)
sino la que él ofreció, por medio de la cual “alcanzó testimonio de que era justo” y por la cual
“muerto, aún habla por ella” (11:4). Su sangre, por lo tanto, hablaba de justificación por la fe, pero
la sangre de Cristo habla no sólo de justificación, sino de santificación.
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud (gracia, VM.;
lit., “sigamos teniendo gracia”)—todo lo que Dios pone a nuestra disposición (4:16)—y
mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia (28). No puede haber un
servicio aceptable si tratamos con ligereza o descuidamos el apropiamos la gracia justificante,
santificante y preservadora en cualquier medida, que es nuestra mediante la sangre de Jesús.
Porque nuestro Dios es fuego consumidor (29; cf. 10:31; Dt. 4:24). O consumirá el pecado en
nosotros o nos consumirá a nosotros en nuestro pecado.

CAPITULO 13 HEBREOS

Sacrificios que agradan a Dios. (1-25)


El camino de la fe de la religión cristiana incluye por cierto la perseverancia en la santidad
de parte del creyente. Las consecuencias de fallar en esta perseverancia son definitivas y finales. La
epístola ha expresado solemnemente la máxima advertencia. Ahora el último capítulo es una suerte
de desenlace.
No contiene nuevas advertencias, pero reúne en una varias líneas de admonición final, tanto
prácticas como doctrinales. Una lectura somera podría dar la impresión de que aquí tenemos

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 88
solamente un surtido de ideas diversas sin mucha coherencia. Pero una atención más
detenida muestra un énfasis ético dividido por un paréntesis doctrinal muy pertinente (8–15);
luego una conclusión que contiene no sólo algunas observaciones personales, sino una adecuada
bendición como clímax.

Un camino de santidad práctica (1–7)

1
Permanezca el amor fraternal. 2No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin
saberlo, hospedaron ángeles. 3Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente
con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
4
Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los
adúlteros los juzgará Dios. 5Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis
ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; 6de manera que podemos decir
confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
7
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya
sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 107

a. Amor hacia los hermanos (13:1). El tema de este párrafo se halla en la admonición
inicial: Permanezca el amor fraternal. Este término amor fraternal (philadelphia) fue escogido por
William Penn para expresar el principio fundamental de su colonia, y llegó a ser el nombre de una
ciudad de mucha importancia de los Estados Unidos. Esta es la expresión social de agapê—la
buena comunión y feliz camaradería consistente con el amor agapê que Dios ha puesto en sus
corazones (Ro. 12:10; 1 Ts. 4:9; 1 P. 1:22; 1 P. 1:7). Este amor debe permanecer (meneto) a toda
costa. Sea lo que fuere que se gane o se pierda, esta clase de amor debe seguir habitando entre
ellos.
b. Bondad hacia el extranjero (13:2). La misma palabra philia, “amor”, que en el verso 1 se
combina con “hermanos” aquí se combina con zenos, “extranjero”. No dejéis que el calor de
vuestro afecto y hospitalidad sea una cosa restringida, confinada a vuestro círculo inmediato de
hermanos en la fe, sino sed hospitalarios también con los extranjeros (6:10): porque por ella (la
hospitalidad) algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles (Gn. 18–19).
c. Compasión hacia los que sufren (13:3). También se nos ordena acordaos de los presos, como si
nosotros mismos compartiéramos sus cadenas (cf. 10:4). No puede haber verdadera empatía
si meramente derramamos lágrimas de cocodrilo en casa. Debemos entrar en los sufrimientos de
los demás: orando, escribiendo, visitando, a veces mediante ayuda civil o financiera. Aunque
probablemente los presos se refiera literalmente a los encarcelados, también deben recordarse
las prisiones de la enfermedad que confinan a las personas en hospitales o como inválidos

107
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 13.1-8

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 89
en el hogar. Debemos ser considerados con quienquiera sufra adversidad, de cualquier clase,
como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
d. Cuidado de las normas morales (13:4). El griego aquí no tiene verbo, de modo que es
literalmente “honroso en todos el matrimonio”. Esto puede entenderse, en consecuencia, como la
declaración de un hecho: “El matrimonio es honroso”, o como un mandamiento: Honroso sea en
todos el matrimonio, en cuyo caso la segunda frase (también sin verbo) podría ser un paralelismo
calificativo: y el lecho sin mancilla. El único matrimonio honorable es el que no está mancillado
por la infidelidad. En lugar de pero, debiera leerse porque a los fornicarios y a los adúlteros
(fornicarios casados) los juzgará Dios, en esta vida y en la venidera. Ciertamente el placer
prohibido al final resultará costoso. No podemos agradar a Dios sin observar estrictamente una
norma cabalmente cristiana de pureza sexual y fidelidad conyugal.
e. Independencia en cuanto al dinero (13:5–6). Sean
vuestras costumbres sin avaricia. La palabra
aphilargyros no es el término usual para avaricia, y significa
literalmente “sin amor al dinero” (la misma palabra en 1 Ti.
3:3). ¡Cuán importante es el elemento del amor en la
santidad cristiana! En 1–2 se ordenan dos clases de philia,
“afecto”. Aquí hay una clase que debe ser cuidadosamente
evitada. “Sea vuestro carácter sin rastro de amor al dinero”
(VM.) y a las cosas que se compran con el dinero. Estando contentos (satisfechos) con lo que
tenéis ahora (cf. 1 Ti. 6:5–11; la Biblia contiene muchas advertencias semejantes). Los ojos
inquietos y los deseos febriles son incompatibles con el reposo del alma e incongruentes con la
profesión de santidad. Si nos satisficiéramos con menos cosas y casas menos pretensiosas,
tendríamos más serenidad, más tranquilidad de espíritu, más felicidad interior, y ciertamente
más tiempo para la oración, el culto, el servicio y el cultivo de los mejores valores de la vida. Aun
los cristianos demasiado a menudo son poco mejor que los paganos pudientes, bien
alimentados, con poco aprecio por la cultura de la mente y el alma.

Un camino de absoluta lealtad (8–16)

8
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. 9No os dejéis llevar de doctrinas diversas
y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca
aprovecharon a los que se han ocupado de ellas. 10Tenemos un altar, del cual no tienen
derecho de comer los que sirven al tabernáculo. 11Porque los cuerpos de aquellos animales
cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son
quemados fuera del campamento. 12Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo
mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. 13Salgamos, pues, a él, fuera del
campamento, llevando su vituperio; 14porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 90
buscamos la por venir. 15Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de
alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16Y de hacer bien y de la ayuda
mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. 108

Jesús el Cristo (13:8–9). Esta sección nos recuerda una vez más que, en toda nuestra vida
santa y actividades religiosas, Jesucristo es la Fuente y el Centro. Jesús es el Objeto y el Foco
constante de la fe de ellos; nosotros hemos de seguirle. La fe por la cual vivimos no debe ni por un
momento o en ninguna medida apartarse de Jesús a ninguna otra cosa. No debemos volvernos a un
nuevo ascetismo o al viejo ritualismo, y ciertamente no ser engañados por nuevas doctrinas que
aparecen. La verdadera santidad cristiana es plenamente cristocéntrica. Porque sólo Jesús es
incambiable y eterno—el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (8). Primero, Jesús de Nazaret fue el
Cristo; que esto quede firmemente fijo en nuestro pensamiento. Luego, lo que Jesucristo fue ayer
en los días de su carne (2:3; 5:7), y lo que es hoy a la diestra del Padre, lo será por los siglos. Como
revelación de Dios, El es definitivo y nunca será “suplantado o suplementado” (Moffatt).
Porque tenemos en Cristo el único Fundamento, la única Piedra del ángulo, la única Ancla
segura, no os dejéis llevar de doctrinas diversas (multicolores) y extrañas (no oídas, 1 P.
4:12) (9). Ser llevados (parapheresthe) es “ser arrastrados” (Jud. 12), ser descarriados,
seducidos. Los cristianos inmaduros y no santificados, especialmente los jóvenes pseudo-
intelectuales, son fácilmente impresionados por lo nuevo y heterodoxo. Todo lo nuevo los
excita; lo viejo los aburre. Pero Jesús es a la vez viejo y siempre nuevo; que excaven
espiritualmente con suficiente profundidad y hallarán en El una Fuente perenne de
bendición. El es la Verdad. Cualquier doctrina que debilite su dominio sobre sus
corazones, o su autoridad sobre sus mentes, no es verdadera.
Buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, es decir, mantenerlo constante e invariable
por medio de (dativo) la gracia. La gracia de Dios, que es a la vez el favor de Dios manifestado en
la expiación y una capacidad divinamente impartida para ser santos, es mediada solamente por
Jesucristo. Apartarse de Jesucristo es perder la gracia (Tit. 2:11–14). La alternativa del camino de
la gracia que tentaba a estos hebreos era el intento de hacerse moral y espiritualemente fuertes con
viandas, o “normas de dieta” (Phillips). Esta es una referencia al complicado sistema alimentario
del judaísmo, que algunos creían que los cristianos estaban todavía bajo la obligación de observar.
Pero el escritor les recuerda la vanidad e impotencia de tales observancias legalistas señalando
simplemente que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas, es decir, que anduvieron
según estas estrictas reglas. La incapacidad del ascetismo para santificar es históricamente evidente
(Gá. 3:3; 4:9–10; Co. 2:16–23).
En la Epístola se ha mostrado cuidadosamente que la muerte de Jesús responde a la ofrenda
por el pecado en todos los puntos importantes. Ahora se especifica una nueva identidad: Porque los
cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el

108
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 13.8-17
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 91
sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento (11; cf. Lv. 4). Nadie comía nada de ellos.
Había una eliminación completa. La principal función que el animal representaba en esto era la
separación absoluta del pecado—tanto su culpa como su presencia. Nuestro Señor cumplió los
detalles de la típica expiación también en este sentido: Por lo cual también Jesús, para
santificar al pueblo (los adoradores) mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta
(12). Padeció hasta la muerte, yendo voluntariamente hasta el Gólgota, no sólo porque fue
rechazado en Jerusalén, sino porque El y el Padre deseaban que El fuera un sacrificio perfecto por
el pecado. Su cuerpo fue “quemado” fuera de la puerta.
Sufrió esta separación de la ciudad—es decir, esta ruptura total con todos los poderes y
sistemas terrenales, aun los judíos— para santificar al pueblo mediante su propia sangre.
La relación entre su capacidad para santificar y sus sufrimientos fuera del
campamento (13) probablemente no es más que su deliberado cumplimiento de los requisitos de la
ofrenda por el pecado.
En otras palabras, El quiso que su sangre llenara las condiciones de agente santificador en
todos los aspectos posibles. La santificación que es el glorioso objetivo ya ha sido expuesta.
Abarca más que las consagraciones y la purificación ceremonial, que eran posibles bajo el antiguo
orden. Incluye la completa renovación del adorador, una purificación que establece en él la
sustancia del nuevo pacto. Mueller dice: “… hace santas a las personas.”
Un camino de humilde sumisión (13:17–19) Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos.
La palabra obedeced tiene aquí el sentido peculiar de dejarse persuadir (que recuerda la señal que
Santiago da de la verdadera sabiduría: “propensa a complacer”, VM.). Sujetaos (hupeikete)
encierra una idea semejante: “ceder, dar lugar, someterse a la autoridad de alguien” (Arndt y
Gingrich).
Uno puede no estar siempre de acuerdo con sus líderes; puede a un debatir con ellos una
cuestión. Pero si ellos son firmes, aun inflexibles, el seguidor es el que cede. Así como ceder el
derecho de paso en el tránsito es a menudo la mejor parte del valor, el ceder a los líderes llamados
y ordenados por Dios es la mejor parte de la religión. La capacidad de someterse graciosamente,
sin vengarse, ni tener un berrinche ni mostrarse altaneros, es la marca segura de grandeza. Y es
asimismo una marca de la vida llena del Espíritu (Ef. 5:18–21).

Bendición. (20-21)

20
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de
las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos en toda obra buena para que hagáis
su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual
sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.109

109
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 13.20-21
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 92
No hay oración más sublime que ésta, que constituye una reverente pero gozosa
epítome de la epístola.
La sentencia abarca ambos versículos, pero en el verso 20 hallamos el sujeto (con
modificadores), mientras en el 21 tenemos el predicado. Una paráfrasis condensada podría ser
(a) Que el Dios que ha actuado tan maravillosamente por nosotros (20), (b) actúe en medida
semejante dentro de nosotros (21), (c) mediante Jesucristo.
Dios es el sujeto de la oración y el Agente de la petición implícita.
Es notable que en su epístola el autor no haya intentado probar la resurrección y luego
argumentar desde allí. En cambio probó la identidad de Jesús como Hijo y Sumo Sacerdote, cuya
sangre inauguró el nuevo pacto, expió el pecado, y proveyó todas las bendiciones de la redención.
Se sigue naturalmente la aceptación de la resurrección. En la teología evangélica es discutible si la
negación de la resurrección ha estado jamás asociada con una percepción evangélica de la sangre
expiatoria.110
Evidentemente se trata del equipo espiritual para la realización plena, sin obstáculos, de la
voluntad de Dios. “¡Con todo lo bueno!”—un corazón puro por la comunicación del Espíritu
Santo; y el tiempo aoristo sugiere una acción divina plena y terminada. ¡Qué descripción adecuada
de la entera santificación como una segunda obra definida de la gracia! Y esta bendición es por
Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Saludos finales. (22-25)

22
Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito
brevemente. 23Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viniere
pronto, iré a veros. 24Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os
saludan. 25La gracia sea con todos vosotros. Amén.111

A continuación de este ascenso final de oración tan noble, el escritor termina rápidamente la
epístola. Primero, renueva su patético ruego personal de aceptación expresado en los versos 18–19,
ahora más directamente: Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación (22). Apela a
la paciencia de ellos agregando que “después de todo es una carta breve” (NEB). Luego les
comunica algunas buenas noticias sobre la liberación de Timoteo, y les promete: con el cual, si
viniere pronto, iré a veros (23).
Evidentemente Timoteo tendría que viajar alguna distancia para encontrarse con el escritor; y éste
está planeando ver a los destinatarios de su carta, lo cual sugeriría una congregación específica o al
menos una localidad. Están dirigidas a saludar a todos sus líderes y a todos los santos (24). Los de
Italia os saludan (véase la Introducción).

110
Wiley, op. cit., pp. 428–29.
111
Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı ́blicas Unidas, 1998, S. He 13.22-25
Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 93
Finalmente: La gracia sea con todos vosotros. Amén (25). Este escritor, como Pablo, ve la gracia
como el sumo bien del hombre. Ningún don mayor puede desearles en su despedida.

Cristo para las Naciones, Monterrey. Epístola a los Hebreos. Profesor Luis Chairéz. Página 94

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