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Daniel Resumen Final

La oración que Dios honra


Introducción: La oración de Daniel es una de las más inspiradoras e informativas en
la Palabra de Dios. El contenido de la oración es muy significativo y la actitud con
la cual Daniel oró es de gran importancia.
1 Era el primer año del reinado de Darío, el medo, hijo de Asuero, quien llegó a
ser rey de los babilonios.

I. Una oración con gran solicitud.


1. Siente una carga profunda (v. 2).
2 Durante el primer año de su reinado, yo, Daniel, al estudiar la palabra del Señor,
según fue revelada al profeta Jeremías, aprendí que Jerusalén debía quedar en
desolación durante setenta años.
Dan 9:2 en el año primero de su reinado, Yo Daniel miré atentamente en los
libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían
de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.
2. Busca a Dios con ahínco (v. 3).
3 Así que dirigí mis ruegos al Señor Dios, en oración y ayuno. También me puse
ropa de tela áspera y arrojé cenizas sobre mi cabeza.
3. Suplica la atención de Dios (v. 3).
3 Así que dirigí mis ruegos al Señor Dios, en oración y ayuno. También me puse
ropa de tela áspera y arrojé cenizas sobre mi cabeza.

II. Una oración con profunda humildad.


1. Manifiesta humillación: “Con ayuno, cilicio y ceniza” (v. 3).
3 Así que dirigí mis ruegos al Señor Dios, en oración y ayuno. También me puse
ropa de tela áspera y arrojé cenizas sobre mi cabeza.
2. Reconoce la grandeza de Dios y la situación desesperante del ser humano:
“Tuya es… la justicia; y nuestra es la vergüenza del rostro” (v. 7).
7 »Señor, tú tienes la razón; pero como ves, tenemos el rostro cubierto de
vergüenza. Esto nos sucede a todos, tanto a los que están en Judá y en Jerusalén,
como a todo el pueblo de Israel disperso en lugares cercanos y lejanos,
adondequiera que nos has mandado por nuestra deslealtad a ti.
3. Implora la misericordia de Dios (vv. 9, 18).
9 Pero el Señor, nuestro Dios, es misericordioso y perdonador, a pesar de
habernos rebelado contra él.
18 »Oh Dios mío, inclínate y escúchame. Abre tus ojos y mira nuestra
desesperación. Mira cómo tu ciudad—la ciudad que lleva tu nombre—está en
ruinas. Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu
misericordia.

III. Una oración con gran solicitud por los demás.


1. Olvida su propia situación y pide por otros (v. 16).
16 En vista de tus fieles misericordias, por favor, Señor, aparta tu enojo y furor de
tu ciudad, Jerusalén, tu monte santo. Todas las naciones vecinas se burlan de
Jerusalén y de tu pueblo por causa de nuestros pecados y de los pecados de
nuestros antepasados.
2. Se preocupa por la condición espiritual de los demás (v. 18).
18 »Oh Dios mío, inclínate y escúchame. Abre tus ojos y mira nuestra
desesperación. Mira cómo tu ciudad—la ciudad que lleva tu nombre—está en
ruinas. Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu
misericordia.

Conclusión: La oración que se hace con gran ahínco, con profunda humildad y
con gran solicitud por los demás es la oración que Dios contesta. “La ferviente
oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho” (Stg. 5:16).

Ahínco: Empeño muy fuerte que pone una persona en hacer una cosa.

La Profecía de las 70 semanas


20 Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi
pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo
de mi Dios; 21 aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien
había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la
hora del sacrificio de la tarde. 22 Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo:
Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. 23 Al principio de
tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy
amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.

24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad,


para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para
traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los
santos.
25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar
a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos
semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y
después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y
el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su
fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y
por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará
cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está
determinado se derrame sobre el desolador.
Daniel 12: 1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de
parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde
que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo,
todos los que se hallen escritos en el libro. 2 Y muchos de los que duermen en el
polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para
vergüenza y confusión perpetua. 3 Los entendidos resplandecerán como el
resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las
estrellas a perpetua eternidad. 4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro
hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se
aumentará.
Dan 9:23 Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para
enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la
visión.
Dan 10:11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te
hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora.

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