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Selección sexual

en Hylobittacus apicalis
Esta especle ha desarrollado una forma sorprendente de comportamiento de

cópula: las hembras eligen a los machos a tenor de la presa que les presentan

durante el cortejo, y éstos las imitan para robar dicha presa a los rivales

Randy Thornhill

os Insectos, a pesar de la relativa en la evolución de la morfología y del independientemente de Darwin al con­

L simplicidad de su sistema nervio­


so, muestran diversidad de refi­
comportamiento del macho desempeña
la elección que hace la hembra.
cepto de evolución mediante selección
natural, fue uno de los primeros en
nadas y complejas formas de comporta­ Darwin desarrolló su teoría de la señalar que, para apoyar la formula­
miento de cópula. Pocas actividades de selección sexual en The Descent of Man ción de Darwin, simplemente no se
apareamiento son más sorprendentes and Selection in Relation to Sex (El disponía de suficientes observaciones
que las de Hylobittacus apicalis, la origen del hombre y selección según el de que en la naturaleza tuviera lugar
llamada mosca colgante de puntas ne­ sexo), que se publicó en 1871. Argu­ una elección por parte de las hembras.
gras, un insecto relativamente primiti­ mentaba que la evolución de caracteres Esta falta de pruebas directas persiste
vo con el cuerpo delgado y pardusco, sexuales secundarios podía atribuirse a hoy en día. Con mucha frecuencia la
patas largas y finas y cuatro alas estre­ dos fuerzas selectivas distintas: compe­ existencia de elección femenina se de­
chas con las puntas negras. Observé tencia entre machos por la pareja y muestra indirectamente, mediante es­
por primera vez el comportamiento de elección por parte de la hembra de tudios que indican la distribución de
esta especie hace nueve años, en un algunos machos frente a otros. En el hembras alrededor de machos de eda­
paseo casual a través de una zona primer tipo de selección, la eficacia des o tamaños distintos o con cantida­
boscosa en el sudeste de Michigan. A reproductora de un macho depende de des diferentes de un determinado re­
principios de verano, cuando las pobla­ su capacidad de vencer en las luchas curso, como el territorio. O bien se
ciones de moscas colgantes adultas con los machos de la misma especie; en supone meramente que la elección de
cuentan millares de individuos, no es el segundo, su eficacia depende de la las hembras opera en situaciones en las
difícil observarlas volando a través de capacidad de inducir a las hembras que éstas se aparean con algunos ma­
la vegetación baja o mientras cuelgan exigentes a que lo elijan. chos y no con otros, a pesar de que las
de una planta por sus delgadas patas hembras, que por lo general son más
anteriores. Los machos de la especie egún Darwin, la evolución de carac­ pequeñas, se hallan peor armadas y son
utilizan sus fuertes patas posteriores S teres masculinos tales como las menos agresivas que los machos, pue­
para capturar áfidos, moscas domésti­ complejas pautas de comportamiento den a veces ser forzadas a permanecer
cas y opiliones falángidos, y pude de cortejo, el complicado plumaje de con determinados machos sin tener en
observar que, una vez un macho había algunas aves, los cuernos de ciertos cuenta sus propias preferencias. Ade­
obtenido una de tales presas, comía mamíferos ungulados y las excrecencias más, hay pocas pruebas que indiquen
brevemente y, colgando de una hoja o carniformes de determinados insectos que la elección por parte de las hem­
una ramita, esperaba a que una hembra [véase Escarabajos cornudos, por W. bras sea realmente adaptativa en tales
se le uniera. G. Eberhard; lNVESTIGACION Y CIEN· situaciones y sirva para aumentar la
Cuando una hembra se posaba junto CIA. mayo de 1980], todos los cuales supervivencia de aquellas que la practi­
a un macho, éste le ofrecía su presa y comprometen la supervivencia del ma­ can o, de manera más específica, el
con frecuencia ambos se apareaban. En cho porque le cuestan energía y aumen­ número de descendientes que pro­
algunos casos, empero, la hembra tan su exposición a los depredadores, ducen.
reemprendía el vuelo sin más. Las pueden explicarse en términos de las Desde mi paseo por los bosques de
hembras parecían elegir entre los ma­ ventajas que confieren en uno de estos Michigan he venido estudiando el com­
chos, rechazando como pareja a los dos procesos selectivos. La importancia portamiento de las moscas colgantes y
que las obsequiaban con presas peque­ de la competencia entre machos consi­ las moscas escorpión (que conjunta­
ñas y aceptando a los que se las derada como factor de evolución de los mente constituyen el orden de insectos
ofrecían grandes. Se me ocurrió que caracteres masculinos nunca se ha visto Mecópteros) en los Estados Unidos y
estos insectos podrían proporcionar un puesta en cuestión seriamente, lo que sí en México. Mis hallazgos muestran que
excelente sistema en el que probar las ha ocurrido, y mucho, con la importan­ las hembras de la especie Hylobittacus
ideas de Charles Darwin acerca de la cia de la elección de la hembra en la apicalis, de la familia Bitácidos, valo­
selección sexual, en particular su punto selección sexual. ran efectivamente a los machos en base
de vista, muy discutido, del papel que Alfred Russel Wallace, que llegó al obsequio que éstos les presentan

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durante el cortej o: una presa que suele excelente su j eto para el estudio del Hylobittacus apicalis se inicia cuando
ser un insecto. No todas las hembras de comportamiento en condiciones natu­ un macho captura un artrópodo, o se lo
este bitácido escogen a los machos así, rales. De unos dos centímetros de roba a otro macho o a una parej a
pero las que lo hacen eligen como longitud, es de actividad diurna y cap­ apareada y, manteniendo a la presa en
parej a a los machos portadores de la tura a sus presas y se aparea durante sus tarsos ( los últimos artej os de las
presa mayor. Es más, una tal elección todas las horas del día. Puede marcarse patas ) posteriores prensiles, se agarra a
aumenta claramente las probabilidades a los individuos aplicando una mancha una ho j a o a una ramita y comienza a
de supervivencia de la hembra y el de pintura a su cuerpo o alas, y aunque comer. ( Para matar a la presa el bitáci­
número de huevos que pone. No hay machos y hembras se parecen, pueden do utiliza su penetrante probóscide;
duda de que el comportamiento de distinguirse por sus pautas de vuelo: los cuando esta estructura en forma de
Hylobittacus apicalis resulta ser uno de machos vuelan rápidamente de un lado pico penetra en el cuerpo de la presa,
los pocos ej emplos conocidos de elec­ para otro, mientras que las hembras, se liberan enzimas que la paralizan y
ción adaptativa por parte de la hembra. sobrecargadas por el peso de los hue­ licúan sus contenidos corporales, de
Además, he descubierto que para au­ vos, vuelan de manera regular y en manera que puedan ser succionados. )
mentar el éxito del apareamiento los línea recta. Ambos sexos son relativa­ No todas las presas que los machos
machos de esta especie compiten por mente lentos en su desplazamiento, capturan se ofrecen a las hembras
las hembras siguiendo pautas muy cu­ realizando sólo vuelos cortos a través como regalo nupcial. De hecho, mis
riosas entre las que se incluye la imita­ del estrato herbáceo de la vegetación observaciones de 42 machos marcados
ción del comportamiento femenino. de su ambiente forestal, de manera que en dos localidades de estudio en los
Por todo ello, la mosca colgante de pueden seguirse fácilmente en su fre­ bosques del sudeste de Michigan reve­
puntas negras sirve como modelo ideal cuente interacción con otras moscas lan que los machos sopesan mucho qué
para comprender la selección sexual tal colgantes y con los insectos y otros presa emplearán a este fin. De los 345
como Darwin la describió. artrópodos de los que se alimentan. insectos que se observó que los machos
Hylobittacus apicalis es asimismo un La secuencia de apareamiento de marcados capturaban, 110, es decir,

APAREAMIENTO DE UNA PAREJA de moscas colgantes de puntas negras aquella. La hembra de Hylobittacus apicalis juzga a los machos según el
(Hylobittacus apicalis); ambos insectos agarran el regalo nupcial (una gran tamaño de la presa que éstos le ofrecen, y rehúsa aparearse, o lo hace sólo
moscarda) que el macho (izquierda) ofrece a la hembra (derecha). Estos brevemente, con los machos que le agasajan con presas pequeñas o
bitácidos se hallan en la primera fase del proceso de apareamiento, en el que incomestibles. Si la presa que se ofrece es suficientemente· grande (como
la hembra valora la presa que le ofrece el macho y éste intenta aparearse con ocurre aquí), la hembra acepta al macho y copula con él 20 minutos o más.

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cerca del 32 por cien, fueron abandona­
dos en la hojarasca del suelo del
bosque después de que los machos se·
alimentaran brevemente de ellos. To­
das las presas desechadas medían me­
nos de 16 milímetros cuadrados de
superficie, lo que sugiere que eran
demasiado pequeñas para constituir
ofrendas adecuadas. (En las investiga­
ciones de las que estoy hablando aquí
se considera que la superficie de un
artrópodo es el producto de su anchura
por su longitud; por ejemplo, una
mosca doméstica de tamaño medio
tiene una superficie de unos 20 milíme­
tros cuadrados.)
Se obtuvo una prueba adicional de
que los machos retenían las presas en
base a su tamaño del siguiente modo: la
vegetación herbácea de cada una de las
localidades de mi estudio se barría con
una red para insectos, o cazamariposas.
Se tomaban muestras de tal barrido
cada día durante una semana para
determinar la distribución de tamaños
de los artrópodos que se encontraban
en aquellos lugares. Además, inmedia­
tamente después de efectuar cada ba­
rrido se capturaban con la red parejas
de Hylobittacus apicalis en cópula y
machos con una presa, y se medía el
tamaño de éstas. La comparación entre
estas muestras demostró que, aunque
los machos de nuestro bitácido sujetan
presas pequeñas (de menos de 16 milí­
metros cuadrados de superficie) en
proporción directa a la abundancia de
la presa en la vegetación, capturan
presas grandes (de 16 milímetros o más
de superficie) y las ofrecen como regalo
nupcial con mayor frecuencia de lo que
corresponde a su abundancia natural.

mediados del verano, cuando los


A machos de Hylobittacus apicalis
son abundantes, raramente se ve a las
hembras de la especie capturar presas
por su cuenta; dependen casi exclusiva­
mente de los machos y de las presas
que éstos proporcionan. Las observa­
ciones demuestran que cuando las
hembras cazan no desechan las presas
más pequeñas, y mis estudios confir­
man que las hembras, consideradas
fuera del contexto del apareamiento,
capturan distintos tamaños de presas
en proporción directa a la distribución
natural de tamaños de las mismas. Así
HYLOBITTACUS APICALIS, que aquí se ilustra en sus aspectos dorsal y lateral, es un insecto de tamaño
pues, son los machos los depredadores
medio (de unos dos centímetros de longitud) que se encuentra entre la vegetación baja de las zonas
boscosas de los Estados Unidos orientales. Cuando el insecto no vuela, pende de sus largas y delgadas
selectivos, y obtienen con efectividad
patas anteriores de una hoja o de una ramita, como se indica abajo, a la izquierda. Para capturar y presas de determinados tamaños den­
manipular a su presa la mosca colgante de puntas negras (según se la conoce por dicho hábito y por el tro de la gama disponible.
color de sus alas) utiliza sus robustos y prensiles tarsos (color), los últimos segmentos articulados de sus
Cuando una mosca colgante macho
patas posteriores. Como se indica en la ilustración aumentada de abajo, a la derecha, los últimos cuatro
artejos de cada tarso proporcionan un poderoso órgano para envolver a la presa; los dos últimos artejos ha capturado una presa de tamaño
actúan de tenazas para agarrar una pata o un ala. H. apícalis es un insecto relativamente primitivo. suficiente, prueba unos bocados y,

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SUPERFICIE DE LA PRESA IMILIMETROS CUADRADOS)

LOS MACHOS PREFIEREN PRESAS GRANDES para ofrecerlas como grandes, es decir, insectos u otros artrópodos que midan 16 milímetros
obsequio nupcial. El histograma indica la distribución de tamaños de los cuadrados o más de superficie. (Para el propósito de estas investigaciones, la
artrópodos empleados como presa por 168 machos de Hylobittacus apicalis en superficie de un artrópodo se calcula como el producto de su longitud por su
su apareamiento. Las observaciones de esta especie en su ambiente natural anchura; por ejemplo, la moscarda que sostienen los bitácidos de la
señalan que más del 90 por ciento de todas las cópulas implican presas ilustración de la página 99 mide unos 30 milímetros cuadrados de superficie.

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SUPERFICIE DE LA PRESA IMILIMETROS CUADRADOS)

CUANDO LAS HEMBRAS CAZAN no optan por presas grandes, como se de Hylobittacus apicalis en las localidades forestales de estudio. Las hem­
desprende de este histograma que compara la distribución de tamaños de las bras de este bitácido, suelen estar bien aprovisionadas de alimento por
presas obtenidas de 248 machos solos (negro) y de 276 hembras solas (blanco) los machos que b u scan pareja, por lo que generalmente no cazan.

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sujetándola con sus fuertes tarsos pos­ sigue sujetándolo, permite que ésta lo caso, pues, es la hembra la que intenta
teriores, realiza cortos vuelos a través agarre con sus tarsos posteriores. zafarse del macho. Ahora bien, si éste
de la vegetación herbácea. En los Cuando la hembra comienza a alimen­ gana en la lucha subsiguiente por la
machos marcados que observé, estos tarse el macho intenta copular con ella. presa, tratará por lo general de presen­
vuelos prenupciales raramente exce­ Si el regalo del macho tiene el tar su regalo "indeseable" a la hembra
dían de los 3,6 metros. Las señales que tamaño adecuado (16 milímetros cua­ y atraerla de nuevo a la cópula.
inicialmente atraen a una hembra a las drados o más de superficie), la hembra Se observó que los machos vencían
cercanías del macho son olfativas, no acepta al macho y los dos copulan en el 64 por ciento de las luchas entre
visuales. Al final de cada vuelo prenup­ durante una media de 23 minutos, parejas de moscas colgantes por la
cial el macho se cuelga de una hoja o tiempo durante el cual la hembra sigue posesión final del regalo nupcial, y las
una ramita, evagina un par de sacos comiendo. El proceso de apareamiento hembras sólo en el 8 por ciento de los
glandulares de su abdomen y emite una lo finaliza el macho; se desencadena envites. En los restantes casos la presa
feromona, es decir, una sustancia por­ entonces una lucha mientras éste inten­ cayó y se perdió en la hojarasca del
tadora de información que sirve para ta zafarse de la hembra y arrancar la suelo del bosque. Si el macho consigue
atraer a las hembras. (Las glándulas de presa que ella sujeta. Pero si el regalo retener la presa una vez terminada la
la feromona son evaginadas mediante del macho no es de su agrado (como cópula, come brevemente de ella y, si
un aumento de la presión sanguínea en ocurre cuando se trata de una mariqui­ todavía puede proporcionar alimento
el abdomen del macho, y se retraen por ta, es decir, un coleóptero coccinélido adecuado, la utiliza de nuevo para
la acción de músculos especializados.) que contiene sustancias repugnantes) o repetir la secuencia de apareamiento
El apareamiento no empieza realmente demasiado pequeño, la hembra rehusa­ con una hembra distinta. En caso
hasta que una hembra se halla colgan­ rá copular con el macho. Si la cópula ya contrario, la desecha e inicia la caza de
do de sus patas anteriores frente al se ha iniciado, la finalizará rápidamen­ otra presa apta para la alimentación
macho. El macho presenta entonces su te, marchándose volando al cabo de nupcial. De su tamaño depende que la
regalo nupcial a la hembra y, mientras unos cinco minutos. En este último presa pueda o no ser empleada en dos

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SECUENCIA DE APAREAMIENTO, que comienza cuando un macho de evaginando un par de sacos glandulares de su abdomen, emite una feromona,
mosca colgante de puntas negras captura un artrópodo o bien roba una presa es decir, una sustancia portadora de información que sirve para atraer a las
de una pareja apareada o de otro macho (1); después, mientras pende de una hembras (4). Cuando llega una hembra de Hylobittacus apicalis, el macho le
hoja o una ramita, se alimenta brevemente de ella (2). Si la presa es demasia­ ofrece la presa (5), permitiéndole que la agarre con sus tarsos posteriores
do pequeña, el macho suele desecharla en la hojarasca del suelo del bosque mientras él la sigue manteniendo sujeta (6). La hembra come de la presa,
(Jb), en cuyo caso debe obtener una nueva presa y empezar de nuevo. Sin sopesándola mientras el macho se dispone a copular. Si la presa no es acepta­
embargo, si la presa es suficientemente grande, el macho la retiene (Ja) y, ble (porque es incomestible o demasiado pequeña) la hembra puede soltarla y

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apareamientos sucesivos. He compro­ que los que ofrecen presas grandes dos. Pasados 20 minutos había poco
bado que los artrópodos que miden copulan durante 20 minutos o más. El aumento en el número de espermato­
entre 28 y 45 milímetros cuadrados de significado de estas cifras no quedó zoides transferidos, independiente­
superficie son las presas que con más claro hasta que realicé experimentos de mente de por cuánto tiempo continuara
frecuencia se utilizan dos veces. Las laboratorio para determinar en qué todavía la cópula. De ahí que los
presas menores no proporcionan sufi­ momento, en el curso de la cópula, se breves apareamientos de los machos
ciente alimento, y las de tamaño supe­ transfiere realmente el esperma del con presas de tamaño inferior al reque­
rior al indicado son difíciles de sujetar macho a la hembra. En estos experi­ rido dieran lugar a transferencia de
por el macho en la lucha postcopulato­ mentos se hacía copular a hembras espermatozoides una reducida, o bien
ria. De hecho, son las hembras quienes vírgenes durante períodos que iban de ninguna, y por ello a un pequeño
tienen más probabilidad de retener una uno a 39 minutos. A continuación se aumento del número de descendientes
presa ofrecida como regalo nupcial si extraía su órgano almacenador de es­ engendrados por estos machos, o a
ésta es de gran tamaño. perma y se aplicaba una tinción especí­ ninguno. En cambio, las cópulas pro­
fica para los espermatozoides a fin de longadas de los machos que sostenían
sí pues, la hembra de Hylobittacus poderlos contar. presas grandes provocaban una insemi­
A apicalis puede mostrar su resisten­ Estos estudios demostraron que eran nación máxima de la hembra, con las
cia a los machos con presas pequeñas a necesarios cinco minutos de cópula obvias consecuencias en la producción
dos niveles: en primer lugar, rechazan­ para que se transfiriera algún esperma­ de descendientes.
do a tales machos antes de empezar la tozoide al órgano de almacenamiento La máxima inseminación de la hem­
cópula y, segundo, aceptándolos como de la hembra. Además, en los aparea­ bra no es la única ventaja que el macho
pareja sólo durante un período limita­ mientos que duraron entre cinco y 20 con la presa mayor obtiene de su
do. Los machos con presas pequeñas minutos hubo una correlación positiva prolongado período de cópula. Obser­
no consiguen aparearse por lo general entre la duración de la cópula y el vaciones de Hylobittacus apicalis tanto
por más de cinco minutos, mientras número de espermatozoides transferi- en el laboratorio como en el campo

marcharse volando, rehusando el apareamiento solicitado (7b). O bien la te finaliza en una lucha por la posesión de la presa nupcial. (Por lo general, el
hembra puede copular con el macho, pero únicamente por un breve período, macho gana este combate, y, si la presa es suficientemente grande, la emplea
terminando la interacción al cabo de unos cinco minutos, por término medio por segunda vez como ofrenda nupcial a otra hembra.) Una hembra de
(8b). En cambio, si la presa es suficientemente grande, la pareja de moscas Hylobittacus apicalis que ha copulado sólo durante cinco minutos empieza de
colgantes copulará (7a) durante al menos 20 minutos por término medio, en nuevo el proceso de apareamiento. Una hembra que ha copulado 20 minutos o
cuyo caso es el macho el que da por terminada la interacción cuando le parece más, se muestra indiferente a cualquier insinuación de apareamiento por
(8a). La hembra come durante todo el período de cópula, que invariablemen- unas cuatro horas, durante las cuales pone una media de tres huevos (9).

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muestran que el período de cópula más macho y después otro, buscando siem­ de debido a la depredación que sobre
largo estimula la oviposición y. hace pre individuos portadores de una presa ellas efectúan las arañas tejedoras de
asimismo menor la probabilidad de que grande. telas. Sin embargo, entre las moscas
la hembra vuelva a aparearse pronto. No importa lo rico que sea el sumi­ colgantes de puntas negras la tasa de
Las moscas colgantes de puntas negras nistro de nutrientes que la hembra pérdidas es significativamente más baja
hembras ponen huevos grandes y visi­ obtenga de las presas pequeñas en el para las hembras que para los machos,
bles, que se adhieren a ellas durante curso de estas cortas interacciones: fenómeno que puede atribuirse a la
unos cuantos minutos antes de caer al sigue interactuando brevemente con disparidad en las distancias recorridas
suelo del bosque. Gracias a este tipo de distintos machos hasta que encuentra por los dos sexos en el curso de sus
oviposición fue posible determinar la uno con una presa adecuada; entonces actividades normales. En los individuos
producción de huevos de las hembras emprende una cópula prolongada. marcados observé que los machos se
después de su interacción con machos La elección que efectúa la hembra de desplazaban por término medio unos
que ofrecían presas de tamaños dis­ Hylobittacus apicalis es claramente 33 metros cada hora, mientras que para
tintos. adaptativa, es decir, aumenta la capaci­ las hembras la distancia media recorri­
dad reproductora de aquellas hembras da era de unos 16 metros.
e comprobado que, tras copular que la practican. Descubrí que las El origen de esta diferencia puede
H durante 20 minutos o más, la hembras que discriminaban entre ma­ buscarse en la práctica de la alimenta­
hembra se muestra indiferente a los chos en base a los ofrecimientos nup­ ción nupcial: los machos pasan alrede­
machos y no vuelve a aparearse hasta ciales ponían significativamente más dor del 50 por ciento de su tiempo
pasadas unas cuatro horas, tiempo du­ huevos por unidad de tiempo que las entre cópulas cazando presas nupcia­
rante el cual pone una media de tres que no discriminaban. Además, las les, mientras que las hembras, que
huevos. Si continúa encontrando ma­ hembras que discriminaban aumenta­ están bien abastecidas de alimento por
chos con regalos nupciales grandes, ban su propia probabilidad de supervi­ los machos, raramente precisan cazar.
este ciclo de no receptividad para el vencia. Por ello es mucho menos probable que
apareamiento y de oviposición puede La razón es la siguiente. Un bitácido las hembras encuentren telarañas. Al
continuar sin interrupción durante todo que vuele a través de su ambiente seleccionar un macho con una presa
el día. Por otra parte, si una hembra ha forestal en busca de caza corre el riesgo grande, la hembra limita todavía más
copulado únicamente unos cinco minu­ de acabar atrapado en una telaraña. De su movimiento, y con ello el riesgo de
tos, no pone ningún huevo, sino que hecho, una fracción sustancial de la ser capturada por una araña tejedora,
toma contacto rápidamente con otro población de moscas colgantes se pier- de manera que aumenta sus probabili-

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DURACION DE LA COPULA (MINUTOS)
.
NUMERO DE ESPERMATOZOIDES transferidos desde el macho de Hylo­ hay una relación directa entre la duración de la cópula y el número de
bittacus apicalis al órgano de almacenamiento de esperma de la hembra. espermatozoides que se transfieren. Sin embargo, para apareamientos que se
Dicha cifra depende de la duración de la cópula. Como se indica en este prolongan más de unos 20 minutos, el número medio transferido permanece
gráfico que muestra los resultados de 66 apareamientos de distinta duración, alrededor de unos 2200 espermatozoides. Los machos que copulan durante 20
en el órgano de almacenamiento de la hembra prácticamente no entra esper­ minutos o más son los que ofrecen presas grandes, de esta manera, únicamen­
ma en los primeros cinco minutos de la cópula. Transcurrido ese intervalo, te estos machos son los que lograrán la inseminación máxima de las hembras.

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dades de supervivencia. La relación de la reproducción hasta un 10 por
entre alimentación nupcial y superviven­ ciento de todos los machos adultos de
cia femenina en Hylobittacus apicalis la población. Además, la variación en
viene soportada por una comparación la capacidad de los machos de encon­
con otro bitácido, Bittacus strigosus, trar rápidamente presas grandes impi­
que no realiza alimentación nupcial. de que otros muchos machos alcancen
En esta especie, machos y hembras su potencial reproductor máximo.
participan en la caza de manera aproxi­ Es importante comprender que el
madamente igual, y las tasas de morta­ descubrimiento de que la elección que
lidad debidas a depredación por arañas hace la hembra entre las moscas col­
son comparables en los dos sexos. gantes de puntas negras produce una
Mis hallazgos sugieren que la alimen­ variación no aleatoria en la reproduc­
tación nupcial evolucionó en la mosca ción de los machos, indica únicamente
colgante de puntas negras como un el potencial para la evolución por
medio de reducir la participación de la medio de la selección sexual. Para
hembra en actividades peligrosas, a demostrar que la elección de la hembra
saber, las asociadas con la caza. Al produce realmente evolución, que se
suministrar alimento a la hembra, el define como cambios en las frecuencias
macho reduce la probabilidad de que génicas de una población, debe demos­
ésta sea capturada por una araña antes trarse que los machos elegidos por las
de poner los huevos que él ha fecunda­ hembras difieren genéticamente de los
do. Debe señalarse que mi interpreta­ no elegidos. Parece que éste es el caso:
ción de la ventaja selectiva de la mi trabajo indica que en la naturaleza
alimentación nupcial para los machos los machos que seleccionan presas
se basa en la suposición, respaldada grandes lo siguen haciendo una y otra
por estudios de otros insectos, de que vez a lo largo del tiempo, y lo mismo
el último macho que copula con una puede decirse de los machos que selec­
hembra durante 20 o más minutos cionan presas pequeñas.
fecunda la mayoría de los huevos que Uno de los métodos que los machos
ésta pone. de Hylobittacus apicalis emplean para
reducir su movimiento y, con ello el
l hecho de que la elección que hace riesgo de depredación por las arañas,
E la hembra de Hylobittacus apicalis es el de robar presas a otros machos o a
signifique que algunos mqchos (los que parejas en cópula. El robo de la presa
tienen la presa grande) se apareen con es un componente importante de la
más frecuencia y éxito que otros (los competencia entre machos para conse­
que tienen la presa pequeña) indica guir pareja, que es el tipo más familiar
que esta elección es en potencia una de selección sexual, y la reducción del
forma importante de selección sexual, riesgo no es la única ventaja que este
que posiblemente excluye de la repro­ comportamiento confiere. He compro­
ducción a una fracción considerable de bado que un macho que roba una presa
machos en cada generación de este para destinarla a regalo nupcial pasa
bitácido. Mis estudios indican que, por término medio un 42 por ciento
debido fundamentalmente al limitado menos de tiempo en cada secuencia de
número de presas disponibles, sólo un apareamiento, de manera que su fre­
pequeño porcentaje, entre el 2 y el 10 cuencia de cópula es significativamente
por ciento, de los machos adultos de superior a la de un macho que sólo
una población de moscas colgantes se captura sus presas. Asimismo, para
hallan en posesión de una presa en un reproducirse con éxito, un macho al
momento dado. que se le ha robado la presa debe
De estos machos, puede considerarse obtener otro obsequio nupcial, y hay
que los que han sido vistos realizando una correlación positiva entre el núme­
los vuelos prenupciales característicos ro de veces que un macho es objeto de
o liberando feromonas han evaluado robo y el tiempo medio que pasa entre
a sus presas con fines de apareamien­ apareamientos sucesivos.
to. En cualquier momento dado, el Las observaciones de machos marca­
90 por ciento de los machos que han dos entre cópulas también indican que
evaluado positivamente las presas es­ cualquier macho puede cazar o bien
tán en posesión de presas grandes. En robar una presa. El modo por el que un
otras palabras, el 10 por ciento de los determinado macho obtiene su presa
machos que han valorado las presas nupcial depende de lo que encuentra
estarán en posesión de presas peque­ primero: un artrópodo vivo o un macho
ñas, y por lo tanto serán discriminados o una pareja en cópula en posesión de
en contra por las hembras porque su una presa. Esta estrategia de caza
presa no será adecuada. De ·ahí que la mixta se desarrolló probablemente por­
elección de las hembras puede excluir que el éxito de un macho en hurtar una

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presa depende de la presencia de otros señal de que está preparada para iniciar
machos, que a su vez depende del el proceso de apareamiento. Se trata
tamaño de la población de bitácidos y pues de una señal para que el macho
de su proporción sexual, dos factores ofrezca a la hembra su regalo nupcial.
que fluctúan en el tiempo y en el Sin embargo, cuando un macho que
espacio. Cuando un macho intenta imita a una hembra abate sus alas, el
robar una presa utiliza uno de estos dos macho emisor de feromona responde
métodos: o bien arremete volando con­ huyendo y volando, alrededor de la
tra el macho o la pareja en cópula que tercera parte de las veces, aparente­
poseen la presa y se enzarza en una mente porque el mimetismo no era
lucha para obtener la posesión de la convincente. Si no es así, el macho
misma, o bien actúa como una hembra presenta su regalo nupcial al mimeta.
para seducir a otro macho con el fin de Cuando ambos machos sujetan la pre­
que éste le entregue su presa. sa, el mimeta empieza a comer mien­
tras el dueño intenta copular con él. El
n multitud de animales, entre los imitador mantiene alejado su abdomen
E cuales figuran hienas, muflones de del alcance de los genitales del otro
Dall, aves, salamandras, peces y prima­ macho, exactamente igual que hace la
tes, se han observado conductas en que hembra durante el período inicial de
un macho parece imitar a una hembra. alimentación y evaluación de la presa.
Es indiscutible que, en Hylobittacus Transcurridos unos dos minutos, el
apicalis, el macho exhibe un verdadero dueño intenta arrancar la presa del
mimetismo al imitar a la hembra. Al abrazo del mimeta. El 22 por ciento de
éxito de este mimetismo coadyuvan las veces el esfuerzo no tiene éxito y el
varios factores. Machos y hembras son imitador levanta el vuelo con la presa.
aproximadamente del mismo tamaño y (Sólo en alrededor de la mitad de los
color, y los genitales externos del ma­ intentos de robar la presa de los ma­
cho no son tan grandes o tan aparentes chos que emiten feromona se utiliza el
como los de los machos de otras espe­ mimetismo de la hembra. En los res­
cies de bitácidos. Además, el mimetis­ tantes casos, el ladrón agarra directa­
mo que de las hembras hacen los mente la presa, táctica que tiene éxito
machos en la mosca colgante de puntas en el 14 por ciento de las ocasiones.)
negras es claramente adaptativo: los
machos que lo practican capturan más n muchas especies animales existe
rápidamente a las presas, de manera E competencia entre los machos por
que aumenta su frecuencia de cópula, y recursos que se precisan para atraer a
también se desplazan menos y proba­ las hembras: territorio, lugares de ani­
blemente están sujetos a una depreda­ dación, alimento, etcétera. De ahí que
ción menor por parte de las arañas los fenómenos que acabo de describir
constructoras de telas. referentes a la elección de machos por
Los machos tienen la misma probabi­ parte de la hembra y a la competencia
lidad a lo largo de todo el proceso de por las hembras que realizan los ma­
apareamiento a que otros machos les chos del bitácido Hylobittacus apicalis
roben la presa, pero es precisamente en pudieran ser aplicables al comporta­
el momento en que un macho libera su miento de apareamiento de gran varie­
feromona cuando puede ser objeto de dad de animales, tanto invertebrados
robo por un macho que imita a una como vertebrados. Además, las espe­
hembra, pues está "esperando" la lle­ cies actuales de Mecópteros, el peque­
gada de una hembra. Puesto que sólo ño orden de insectos al que pertenecen
ésta responde a la feromona, un ladrón las moscas colgantes, son relictos de un
de presas en potencia es atraído hacia orden que antaño fue grande y estuvo
el macho que libera la feromona no por ampliamente distribuido. Los estudio­
señales olfativas, sino mediante señales sos de la evolución de los Insectos
visuales, pero únicamente en el contex­ creen que una antigua especie de me­
to de la liberación de feromona es cóptero dio origen a varios de los
apropiado el mimetismo de la hembra. órdenes superiores de insectos, en con­
Para imitar el comportamiento de creto a los Lepidópteros (las mariposas
una hembra, el macho vuela hasta un y polillas), los Dípteros (las moscas
bitácido que está liberando feromona y verdaderas) y los Sifonápteros (las pul­
hace descender sus alas. El intento de gas). Entender las presiones evolutivas
robo de una presa es la única actividad que modelaron el comportamiento re­
(aparte del descanso nocturno) en la productor de los Mecópteros debiera
que un macho abate las alas. El abati­ conducir a una mejor comprensión del
miento de las alas por parte de la comportamiento reproductor en ge­
hembra constituye para el macho una neral.

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