Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Asignatura:
ESCATOLOGIA REFORMADA: VISIÓN PANORÁMICA DEL APOCALIPSIS
Tema:
Sermón de apocalipsis 14:1-5
Alumno:
Manuel Alfredo Zelada Sangay
Marzo de 2020
Perú
Sermón de apocalipsis 14:1-5
El cántico de los 144 mil
1. Miré, y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el Monte Sion, y con El ciento
cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de Él y el nombre de su Padre escrito en la
frente.
2. Y oí una voz del cielo, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un
gran trueno; y la voz que oí era como el sonido de arpistas tocando sus arpas.
3. Y cantaban* un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes
y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico, sino los ciento cuarenta y cuatro
mil que habían sido rescatados de la tierra.
4. Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los
que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los
hombres como primicias para Dios y para el Cordero.
5. En su boca no fue hallado engaño; están sin mancha.
La primera impresión que uno puede notar al momento de leer este texto es la
remembranza del texto de Éxodo 19: 10-25. Pues visualizamos en el texto de éxodo, la
majestuosidad del Señor presentándose al pueblo de Israel en el monte Sinaí; su
presencia fue temeraria pues notamos que el pueblo de Israel mira los truenos y
relámpagos, y la espesa nube sobre el monte y un fuerte sonido de bocina. Aunque
sabemos que existe muchas diferencias entre éxodo 19 y apocalipsis 14, sin embargo,
notamos que el Señor está sobre un monte.
Para este sermón, intentaré aplicar los principios de la interpretación apocalíptica
aprendidos en clases, así que, si existe una mala presentación o fallos es culpa mía, dado
que estoy entrenado e intentado comprender la literatura apocalíptica. Dependiendo del
enfoque o posturas que uno pueda tener, es decir, amilenarismo o premilenarismo, el
apocalipsis debe ser interpretado; por ende, mi postura es amilenarista y, por tanto, haré
uso de las enseñanzas de este, pues aplica muy bien el método de interpretación
apocalíptica para extraer los principios de los pasajes.
Entonces, tomando la estructura enseñada por Willian Hendriksen, el capitulo 14 de
apocalipsis se ubica en la cuarta recapitulación del libro, llamada el “dragón
perseguidor” (12:1-14:20). Notamos en el capitulo 12:1-17 cómo el dragón persigue a la
mujer embarazada, en la cual, el dragón hace todo lo posible para eliminar al hijo que
llevaba adentro, sin embargo, la mujer es ayudada y llevada al desierto, pero, aun así, el
dragón no menguaba en su persecución. Nos enseña este capítulo 12:1-17, el triunfo de
la mujer e insistencia del dragón en la persecución de sus descendientes. Este capítulo
nos recapitula la circunstancia del nacimiento de Cristo, es decir, Juan nos está
mostrando la persecución del Cristo al nacer. Mt 1 y 2, desde el punto de vista celestial.
Podemos seguir hablando de tal pasaje, pero no es el propósito del presente sermón.
Luego, llegamos al capitulo 13 de apocalipsis, el cual sigue la secuencia del capitulo 12,
ahora Juan nos presenta una bestia que salía del mar de gobernaba sobre todo lengua,
tribu, pueblo y nación. Sin embargo, nos da la impresión de que la primera bestia fue
derrotada, pues en el versículo 12, dice que la segunda bestia “hace que la tierra y los
moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada”. Luego
estos moradores son sellados con una marca en la mano derecha o en la frente (Vr. 16).
Culmina Juan no aconsejando a los sabios en discernir la marca de la bestia. Algo
rápido que podemos entender, es que, Juan está hablando del diablo como gobernador
de los suyos, sin embargo, él a sido derrotado, por ello, existe una segunda bestia quien
le ayuda a retomar su poderío. Los suyos son marcado e identificados por él. Nos
muestra Juan cómo está actuando el Diablo.
Sin embargo, en el capítulo 14:1-13 nos muestra el contraste de lo que está pasando en
el capitulo 13, pues vemos cómo el Señor está sobre su monte con los suyos (redimidos)
y en los versículos 6 – 13 la misión de seguir anunciando el evangelio y a las
advertencias. Finalmente, los versículos 14 -20 nos muestra el juicio final, en donde,
notamos la victoria de los redimidos y el castigo de los injustos o marcados por la
bestia.
Por lo tanto, representado el marco narrativo, el capitulo 14: 1- 5, visualizamos una
descripción de los que está pasando en el cielo y en la tierra.
Vr. 1. Miré, y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el Monte Sion, y con El
ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de Él y el nombre de su Padre
escrito en la frente.
El pasaje dice: el Cordero estaba de pie sobre el Monte Sion. La simbología hace en
primer lugar reconocer a Cristo, pues en Ap. 12: 11, habla los siguiente: “Ellos lo
vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y
no amaron sus vidas, {llegando} hasta {sufrir} la muerte”. La referencia es la sangre del
cordero que permitió ellos llegan. Otra referencia, es Jn 1: 29; Ap. 17: 14; Isaías 53:7; 1
Pedro 1: 19. En consecuencia es Cristo quién está de pie sobre el Monte Sion.
¿Qué es lo que simboliza el Monte Sion en este capítulo? Tomemos algunas
referencias. Salmos 132: 13-14, dice: “Porque el SEÑOR ha escogido a Sion; la quiso
para su habitación. Este es mi lugar de reposo para siempre; aquí habitaré, porque la he
deseado” Salmos 135: 21: “Bendito desde Sion sea el SEÑOR, quien mora en Jerusalén.
¡Aleluya!”; Joel 3:17: “Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito
en Sion, mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no pasarán más por
ella”; Miqueas 4: 6-8: “En aquel día --declara el SEÑOR-- reuniré a la coja y recogeré a
la perseguida, a las que yo había maltratado. Haré de la coja un remanente, y de la
perseguida una nación fuerte. Y el SEÑOR reinará sobre ellos en el monte de Sion
desde ahora y para siempre. Y tú, torre del rebaño, colina de la hija de Sion, hasta ti
vendrá, vendrá el antiguo dominio, el reino de la hija de Jerusalén”. En los textos, el
monte de Sion nos da la idea, de que Dios mora, habita, reina sobre su ciudad Santa.
Aunque da una idea del milenio, sin embargo, como dice León Morris: “No parece
probable. En primer lugar, ello significaría que el Cordero habría hecho la transición del
cielo a la tierra sin comentario alguno al respecto. En segundo lugar, Juan aparece
refiriéndose al triunfo final y no a ningún otro acontecimiento intermedio”.
De ahí que, el monte de Sion considerado como dice Simon Kistemaker: “el lugar donde
mora Dios como símbolo de seguridad y estabilidad para su pueblo”. Además, habla de
un número de 144 000 que tienen escrito en su frente la señal del Padre y el Hijo. Esto
quiere decir, que son escogidos por el Padre y el Hijo y que ellos los identifican y
conocen. Jn 6: 27 dice: “Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento
que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste {es a
quien} el Padre, Dios, ha marcado con su sello” y también efesios 1: 13 dice: “En Él
también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la
promesa”. Entonces, los sellados es el pueblo de Dios, los redimidos. Y entonces ¿Qué
significa los 144 000?
Simon Kistemaker lo explica así:
Este número es la suma de doce veces doce veces mil. En Apocalipsis, el número doce se
refiere sólo a Dios, a su pueblo, a sus obras (p.ej., doce tribus, doce estrellas, doce
apóstoles, doce puertas y doce fundamentos). Doce, como símbolo de perfección, se eleva
a la segunda potencia en 144 y luego se multiplica por mil. Mil es diez veces diez por
diez, lo cual representa una multitud. Así pues, el número 144,000 simbólicamente
significa perfección multiplicado por perfección multiplicado por multitud. Este número
constituye la totalidad del pueblo de Dios, el verdadero Israel de Dios.
2. Si en este mundo no nos agrada las cosas de Dios, entonces cómo nos agradará
el cielo.
Un teólogo decía: si no nos gusta ir al servicio, la lectura de las escrituras, la
oración, entonces qué esperamos realmente del cielo. Pues este pasaje nos
enseña que solamente los redimidos pueden cantar, es decir, que ellos se gozan
servir al Señor en todo tiempo y en todo lugar, la Palabra para los redimidos es
más dulce que la miel y la oración muy necesaria. Entonces ¿cómo querer ir al
cielo, si en la tierra no nos gusta alabar al Señor? ¿realmente nos agrada
gozosamente cantar al Señor o lo hacemos solo para aparentar?
3. Los redimidos tiene características logradas por seguir a Cristo y no por mérito
propio.
Si decimos que somos de Cristo, ¿no es lógico también que nuestra vida refleje
el semblante de Cristo? El es Santo y nos ha llamado a ser santos, pues él es
Puro, seguidor de la voluntad del Padre, Primicias en la resurrección y sobre
todo intachables, en consecuencia, si somos de Cristo nosotros también debemos
seguir su palabra y testimonio siento imitadores de él. ¿Nos podemos
diferenciar, en palabra y vida, de los no redimidos o incrédulos? ¿estamos
llevando realmente la marca del Padre y del Hijo en nuestra frente?
Podemos extraer más enseñanzas, sin embrago, me quedaré con estas tres. Que el Bueno
Señor les bendiga.