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Comentario al evangelio según San Mateo 18

Por Massimo Grillo – Cordula Langer


Discurso eclesiástico

La comunidad de los “pequeños”: 18, 1-10

18, 1ª: Introducción narrativa. Con discípulos no se alude al pequeño grupo de los doce
sino a todos los hombres y mujeres que han oído de Jesús su anuncio del Reino de los
Cielos y le han seguido.

18, 1b-4: el mayor en el reino de los cielos. La pregunta por los primeros y los más altos
puestos en el Reino de los cielos no está necesariamente ligada a un determinado contexto y
por eso parece supra o atemporal: se acomoda a cualquier tiempo o lugar, y sin ninguna
dificultad, los lectores pueden situar esta pregunta por la grandeza y el poder en su
respectiva situación actual.

La respuesta de Jesús: a) exhorta a sus discípulos a la conversión, b) responde directamente


a la pregunta presentándoles como ideal la actitud humilde de un niño.

 Ser niño:
 Antigüedad grecorromana: no es situación ideal. Ignorantes, virtudes de
moral pública.
 Judaísmo: signo de bendición; debían ser instruidos; impotencia e
insignificancia.
 Espiritualidad cristiana antigua: no tienen ninguna experiencia del mal. Su
inocencia poseía un carácter ejemplar.
 En mateo: ideal de una determinada actitud ante Dios. Tapèinoò (ser
pequeño, miserable, humilde, modesto, pobre). No significa desprecio de sí
mismo, ni avergonzado, ni resignado; más bien mansedumbre, de corazón,
serenidad del alma.

18, 5-9: Los pequeños y la ocasión de pecado (el escándalo).

 Ser niño:
 Es el que acoge. Representa a todos los que se encuentran en situación de
necesidad, inseguridad y desamparo. De lo que se trata aquí es sobre todo de
la relación de los discípulos entre sí y con Jesús. Mikròs (pequeño en
crecimiento, en tamaño corporal, en significación, inferior, débil.

Skandalìzô: designa un obstáculo tendido intencionalmente a alguien para ponerle una


trampa, y en sentido figurado, significa dar ocasión, posibilidad o motivo para pecar.
El Ay que se añade se acentúa como advertencia de modo impresionante, la responsabilidad
personal de cada creyente por los pequeños y débiles de la fe. Cada uno es responsable de
la fe del otro.

El Tú / Ti dirige la atención del lector sobre sí mismo; las faltas contra la fe impiden el
acceso a la vida eterna. Las drásticas formulaciones de cortar la mano o el pie y arrancarse
el ojo no pretende provocar automutilaciones, sino la amenaza de ser ahogado en el mar;
presentan de manera enérgica la gravosa magnitud del pecado que amenaza la vida de fe.
Un pecado que pone en peligro la fe de otro no solo produce confusión o hace vacilar, sino
que le quita a la persona su esperanza de fe y su confianza en Dios, robándole así la vida
Eterna.

18, 10: conclusión: no despreciar a los pequeños: mateo no precisa más la razón de ese
desprecio, de modo que le quedan abiertas al lector numerosas posibilidades de
actualización. Mateo establece una estrecha relación entre los pequeños y Dios.

La comunidad y los pecados: 18, 12-20

18, 12-14: El pequeño extraviado. El tema de las consecuencias del pecado que amenazan
la fe. Jesús destaca expresamente que no corresponde a la voluntad de Dios el que uno de
los pequeños se pierda. Uno de los pequeños se ve excluido de la vida eterna a causa de
otro. A los pequeños no sólo no se les debe dar ocasión de pecar sino que tampoco pueden
ser despreciados ni pueden perderse. La parábola muestra cuánto le importan a Dios los
pequeños. Mateo deja claro al hablar de los pequeños, que se trata de uno de una
comunidad en la que cada uno tiene su lugar, también los pequeños.

18, 15-17: El hermano pecador. Es llamativo el cambio al Tú; los lectores se sienten así
directamente interpelados. Mateo presenta distintas iniciativas que podemos desarrollar
para ganar al hermano pecador y devolverlo a la comunidad. Hermano significa un
miembro de la comunidad.

El pecar contra ti es interpretado por algunos exégetas como un añadido posterior; porque
está poco testimoniado en los manuscritos antiguos.

Mateo no especifica de qué tipo es el pecado. Sólo hay que buscar ganar, reprender, no se
trata de castigar al pecador sino de volver a ganarlo para la comunidad.

El cómo perdonar:

1. En Lv 19, 17-18 se ve el trasfondo de esto. Queda claro que tengo que perdonar al
hermano por completo su pecado: el que mi hermano cometa un pecado no tiene
causa solamente en él mismo sino también posee un fundamento en las
circunstancias, en las situaciones e incluso en mi propio comportamiento. También
puedo ser culpable del pecado de mi hermano, por haberle dado con mi conducta la
ocasión para ello.
2. Se trata del hermano que en la conversación personal no asumió haber obrado mal.
Tampoco debo pregonar el hecho sino intentar de nuevo tomando conmigo a una o
dos personas y hablando en este grupo pequeño, junto con el pecador, a cerca de su
conducta. Puede que yo me haya equivocado y el hermano tenga razón. Esta
conversación con testigos tiene como meta ganar al hermano para la comunidad.
3. El hermano que desoiga al grupo pequeño. Mateo no emplea la negación de oír sino
desoír, entender mal, no tener en cuenta. A la comunidad se le designa ekklêsìa =
reunión local de la comunidad, no toda la iglesia. Si todos los esfuerzos anteriores
no dan fruto, entonces ha llegado el momento de informar a toda la comunidad:
ahora pues, todos deben ocuparse del hermano pecador y procurar recuperarlo.
4. Cuando el hermano des-oye, la indicación que aparece al final no se dirige a todos,
sino nuevamente a mí: sea pata ti como un gentil o publicano. No se dice que yo ya
haya hecho lo máximo y ahora puedo cruzarme tranquilamente de brazos. Esa es la
cuarta indicación concreta para actuar: tratar al hermano como a un pagano o a un
publicano.
El ejemplo de Jesús: llama al publicano mateo a seguirle. Él y sus discípulos comen
con publicanos y pecadores. Los publicanos llegan primero al Reino de los Cielos.
Al decir que los publicanos son aquellos que aman sólo a los que les aman, saludan
sólo a sus hermanos… no se está describiendo su conducta como errónea sino como
nada particular o desconocimiento de Dios.

18, 18,19: La concordia. Cambia el decurso con Tú al les-ustedes y con ello acentúa el
significado general de lo que se dice ahora: se trata pues de re-construir la unidad y la
concordia de la comunidad. Atar y desatar, en terminología jurídica, se refieren a lo que
está prohibido o permitido. En el trato con el hermano se refiere a que hay que perdonar su
pecado para ganarlo y no perderlo. Los términos cielo, tierra, dos y tres, enlazan con lo
dicho inmediatamente antes.

El verbo estar de acuerdo-tener el mismo sentir acentúa la peculiar eficacia de la oración


en común. El asunto también debe ser presentado a Dios en la oración en común con un
mismo sentir. Nosotros los seres humanos no podemos juzgar a los otros, porque sólo Dios
juzga al hombre y también que Dios va a oír la oración en común, hecha con el mismo
sentir.

La comunidad y el perdón: 18, 21-19,2


18,21-22: La pregunta de Pedro. Pedro prolonga la temática del perdón; las explicaciones
de Jesús parecen demasiado inverosímiles, problemáticas y difíciles, por ello pregunta
Pedro por límite del perdón mutuo. En aquella época los rabinos eran de la opinión que
debía concederse el perdón tres veces. Pedro pregunta si siete veces, limitando el perdón.
Jesús niega el límite del perdón con las setenta veces.

18, 23-35 La parábola. Las figuras de identificación son el deudor y el rey; el rey
representa a Dios y los servidores o empleados, a los hombres. El verbo condonar/perdonar
alude tanto a la deuda material como a los pecados.

Para mateo la misericordia es uno de los rasgos propios del discípulo de Jesús.

Al final Jesús traspasa la parábola para los oyentes, pero con el ustedes se dirige también a
nosotros, lectores de hoy.

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