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TODOS SOMOS CAMINANTES, experiencia de peregrinación interior

HILOS CONDUCTORES
¿Qué significa ser caminante?
¿Podemos replantear la problemática de la movilidad humana como una posibilidad de
transformación?
¿Qué significado tiene el fenómeno de la migración para mí?
METAS DE COMPRENSIÓN
Queremos que los participantes hagan un recorrido interior y empático con
la experiencia de movilidad humana.
Queremos que los participantes tomen conciencia del fenómeno migratorio
como una problemática que afecta a personas concretas, rostros y relatos
específicos.
Queremos que los participantes se sensibilicen por medio de los sentidos
con los ruidos, las imágenes, los olores y su percepción del camino para que
puedan generar una acción creativa.

Distribución Actividad Desarrollo Material


TOMA DE Oración de la Se invita a todos los jóvenes Audio
CONTACTO mañana a que tomen conciencia de su Canción: Drexler, J.
cuerpo, su respiración y su (2017) Movimiento,
pulso. en: Salvavidas de
Después cada uno comienza hielo. WM Spain.
a caminar, a sentir el cuerpo
y el movimiento, mientras
percibe a quien está a su
alrededor.
Mientras tanto escuchan la
canción y se quedan con una
palabra una idea y una frase
que los acompañará durante
la experiencia.
Se enfatiza en la experiencia
y el sentir a lo largo de todo
el día.
PRIMER MOMENTO Mi punto de Visita al CAS Los Patios
partida Después de un primer
acercamiento al trabajo que
hacen con población
caminante, se les invita a
pensar en ¿cuál es su punto
de partida? ¿Desde dónde se
acercan a esta realidad? Y se
enfatiza en: ¿Qué es lo que
más me molesta? ¿Qué es lo
que más me perturba? ¿Qué
es lo que quisiera cambiar?
SEGUNDO Un minuto de En la mitad del recorrido Poema Home de
MOMENTO silencio hacemos una pausa y nos Warsan Shire,
detenemos para considerar refugiada somalí
la problemática desde los Datos de ACNUR y
hechos y las cifras de quienes el JRS sobre el
sufren alrededor del mundo. fenómeno
Hacemos un minuto de migratorio
silencio por tantas víctimas alrededor del
que se quedan en el camino y mundo
no regresan. Y se enfatiza en:
¿Qué es lo que más me
molesta? ¿Qué es lo que más
me perturba? ¿Qué es lo que
quisiera cambiar?
TERCER MOMENTO Recojo Para terminar, recogemos la
imágenes y experiencia a partir de lo que
sentimientos han experimentado. Se invita
a quedarnos con una imagen
concreta del camino, con las
sensaciones, pero sobre todo
con aquello que se ha
quedado impreso en cada
uno de los sentidos.
CIERRE CAMBIO A partir de los diferentes Lápices de colores
sentimientos y elementos Pinturas
que se recogen, se invita a Papelógrafos
transformarlos en un Plastilina
elemento artístico que Marcadores
recojan su experiencia de Pinceles
peregrinación.

Drexler, J. (2017) Movimiento, en: Salvavidas de hielo. WM Spain.


Apenas nos pusimos en dos pies
Comenzamos a migrar por la sabana
Siguiendo la manada de bisontes
Más allá del horizonte
A nuevas tierras, lejanas
Los niños a la espalda y expectantes
Los ojos en alerta, todo oídos
Olfateando aquel desconcertante paisaje nuevo, desconocido
Somos una especie en viaje
No tenemos pertenencias sino equipaje
Vamos con el polen en el viento
Estamos vivos porque estamos en movimiento
Nunca estamos quietos, somos trashumantes
Somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes
Es más mío le que sueño que lo que toco
Yo no soy de aquí
Pero tú tampoco
Yo no soy de aquí
Pero tú tampoco
De ningún lado del todo
De todos lados un poco
Atravesamos desiertos, glaciares, continentes
El mundo entero de extremo a extremo
Empecinados, supervivientes
El ojo en el viento y en las corrientes
La mano firme en el remo
Cargamos con nuestras guerras
Nuestras canciones de cuna
Nuestro rumbo hecho de versos
De migraciones, de hambrunas
Y así ha sido desde siempre, desde el infinito
Fuimos la gota de agua viajando en el meteorito
Cruzamos galaxias, vacío, milenios
Buscábamos oxígeno, encontramos sueños
Apenas nos pusimos en dos pies
Y nos vimos en la sombra de la hoguera
Escuchamos la voz del desafío
Siempre miramos el río
Pensando en la otra rivera
Somos una especie en viaje
No tenemos pertenencias sino equipaje
Vamos con el polen en el viento
Estamos vivos porque estamos en movimiento
Nunca estamos quietos, somos trashumantes
Somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes
Es más mío le que sueño que lo que toco
Yo no soy de aquí
Pero tú tampoco
Yo no soy de aquí
Pero tú tampoco
De ningún lado del todo y
De todos lados un poco
Lo mismo con las canciones, los pájaros, los alfabetos
Si quieres que algo se muera, déjalo quieto.
Poema Home de Warsan Shire, refugiada somalí
“Nadie abandona su hogar, / a menos que su hogar sea la boca de un tiburón.
Solo corres hacia la frontera / cuando ves que toda la ciudad también lo hace.
Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas.
El niño con el que fuiste a la escuela, / que te besó hasta el vértigo
detrás de la fábrica, / sostiene un arma más grande que su cuerpo.
Solo abandonas tu hogar / cuando tu hogar no te permite quedarte.
Nadie deja su hogar / a menos que su hogar le persiga,
fuego bajo los pies, / sangre hirviendo en el vientre.
Jamás pensaste en hacer algo así, / hasta que sentiste el hierro ardiente,
amenazar tu cuello.
Pero incluso entonces cargaste con el himno bajo tu aliento,
rompiste tu pasaporte en los lavabos del aeropuerto,
sollozando mientras cada pedazo de papel te hacía ver
que jamás volverías.
Tienes que entender que nadie sube a sus hijos a una patera,
a menos que el agua sea más segura que la tierra.
Nadie abrasa las palmas de sus manos bajo los trenes, bajo los vagones,
nadie pasa días y noches enteras en el estómago de un camión,
alimentándose de hojas de periódico, a menos que
los kilómetros recorridos signifiquen algo más que un simple viaje.
Nadie se arrastra bajo las verjas, nadie quiere recibir los golpes ni dar lástima.
Nadie escoge los campos de refugiados
o el dolor de que revisten tu cuerpo desnudo.
Nadie elige la prisión, pero la prisión es más segura que una ciudad en llamas,
y un carcelero en la noche es preferible
a un camión cargado de hombres con el aspecto de tu padre.
Nadie podría soportarlo, nadie tendría las agallas,
nadie tendría la piel suficientemente dura.
Los: “váyanse a casa, negros”, “refugiados”, “sucios inmigrantes”,
“buscadores de asilo”, “quieren robarnos lo que es nuestro”,
“negros pedigüeños”, “huelen raro”, “salvajes”,
“destrozaron su país y ahora quieren destrozar el nuestro”.
¿Cómo puedes soportar las palabras, las miradas sucias?
Quizás puedas, porque estos golpes son más suaves
que el dolor de un miembro arrancado.
Quizás puedas porque estas palabras son más delicadas
que catorce hombres entre tus piernas.
Quizás porque los insultos son más fáciles de tragar que el escombro,
que los huesos, que tu cuerpo de niña despedazado.
Quiero irme a casa, pero mi casa es la boca de un tiburón.
Mi casa es un barril de pólvora,
y nadie dejaría su casa a menos que su casa le persiguiera hasta la costa,
a menos que tu casa te dijera que aprietes el paso,
que dejes atrás tus ropas, que te arrastres por el desierto,
que navegues por los océanos,
“naufraga, sálvate, pasa hambre, suplica, olvida el orgullo,
tu vida es más importante”.
Nadie deja su hogar hasta que su hogar se convierta
en una voz sudorosa en tu oído diciendo:
“Vete, corre lejos de mí ahora.
No sé en qué me he convertido, pero sé
que cualquier lugar es más seguro que éste”.

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