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En síntesis, una aventura que con toda seguridad dejó en su espíritu una
experiencia frustrante; alejándolo de la participación activa de los procesos
propios del saber. En este segundo ejemplo se advierte de manera más
generalizada el ambiente de incapacidad y frustración que experimentan los
estudiantes colombianos al no poder enfrentar los requerimientos formativos de
un sistema de educación superior. Requerimientos que están ligados a dos
grandes tareas intelectuales: el saber leer y el saber escribir. A continuación
nos detendremos en el análisis del saber leer, y más específicamente, en el
saber leer críticamente.
¿Qué significa saber leer?, más aún, ¿qué significa saber leer para enfrentar
con éxito el acceso de apropiación y generación de conocimientos de las
diversas asignaturas?. Saber leer, en el sentido propuesto en este ensayo
viene a constituir un proceso de indagación sobre la temática propuesta en el
texto, aportando el lector enfoques, experiencias y criterios personales para,
finalmente tomar posición sobre el texto leído. Pero para que el lector llegue a
un nivel de lectura superior como el esperado, de tal manera que logre
recuperar y trascender la información del significado, tanto el encontrado en la
superficie como el que subyace en el texto, debe primero apropiarse de las
“formas del decir” del discurso académico, ya que gran parte del proceso de
aprendizaje se produce a través de los contenidos consignados en los textos
de estudio. Dicho de otra manera: el adquirir los conocimientos de las áreas del
saber exige, como condición previa, el conocimiento de los textos (casi siempre
escritos) de cada una de las disciplinas académicas y por tanto, el dominio de
las habilidades de compresión y de producción de textos habituales en la vida
cotidiana de las aulas (Expositivos, instructivos, científicos y argumentativos).
2
En Borges, en todo acto humano confluye la complementariedad de los contrarios, de ahí que los
términos doloroso y placentero, en apariencia contrarios, se imbrican en un mismo movimiento (figura
del oxímoro)..
3
Un lector crítico es consciente de sus propósitos y motivaciones para acercarse a la tarea de leer, es
decir, siempre se lee desde un trabajo. Ademáa, dicho lector comprende que el acto de leer requiere del
trabajo constante (transpiración) y riguroso durante toda la vida. Al respecto, Estanislao Zuleta expresaba
que leer es trabajar y trabajar, en este contexto es la labor de interpretar (operación intelectual de grado
superior).
Ilustración?, Kant plantea que ésta es la liberación del hombre de su culpable
incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su
inteligencia sin la tutela de otro. Por analogía, leer críticamente es un acto
ilustrado que nos libera de la incapacidad o precariedad lectora 4, donde el ser
humano emerge de su estado de pupilo para darle vuelo a su espíritu libertario,
para impulsarlo a pensar por sí mismo y dar cuenta de ello en la vida pública, la
vida del intercambio crítico de saberes.
4
Según Guillermo Bustamante, la incompetencia o precariedad lectora se materializa en una atrofia de
la capacidad simbóolica de lectura, lo que viene a significar que pueden haber lectores que sean buenos
“decodificadores”, pero incapaces de entender o interpretar el texto.
5
Esa situación del estudiante atado a la fase del camello o del uso privado de la razón es reflejada
crudamente por Rafaelle Simone en el siguiente texto: “Cuando el enseñante pide a sus alumnos que
escriban algo, espera que lo escrito se parezca más o menos a lo que el maestro podría escribir si le
tocara a él a hacerlo. El efecto de este sistema se traduce en que poco a poco los niños aprenden a
escribir exactamente aquello que saben que el maestro está esperando y, por lo tanto, la redacción se
está transformando de prontro en una de las primeras escuelas de conformismo.”
En conclusión, la lectura concebida desde esta perspectivaa, debe ser asumida
como el propósito y el trabajo emblemático de la institución universitaria y de
los estudiantes universitarios. El asunto es tan capital, que sólo deberían
aprobarse y funcionar aquellas universidades que garanticen la formación de
estudiantes competentes en los procesos propios de la competencia lectora
crítica, sencillamente porque los estudiantes no competentes en dichos
procesos, a pesar de cumplir con las asignaturas y obtener un título, al poco
tiempo, debido a su atrofia lectora, se convertirán en analfabetas funcionales
de su profesión. Por eso, toda institución de educación superior debe exigir
que sus docentes enseñen a los estudiantes las instrumentos de conocimientos
necesarios para pensar y leer críticamente en su área respectiva de
conocimiento.
Una universidad que aprecie a la especie humana (al homo sapiens sapiens),
sólo debe graduar a estudiantes con un óptimo desempeño en los niveles
superiores del conocimiento, porque estos serán los seres que verdaderamente
contribuirán con el desarrollo de sí mismos y de los pueblos.
Adriana Lozano Z
E-mail: alozanozapata@gmail.com