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ENSAYO MODELO

LEER DESDE EL DESCUBRIMIENTO Y EL GOCE

“Ante la lectura de textos académicos los muchachos están completamente


solos, abandonados desde la primera infancia y en esa soledad elaboran una
estrategia propia que de alguna manera les permite arreglárselas”.
Rafaelle Simone.

Adriana Lozano Zapata

LECTURA CRÍTICA: Una invitación a transitar el camino que


conduce a la autonomía intelectual. (TÍTULO)
Existen al menos dos maneras de leer: una desde el aburrimiento y obligatoriedad y otra desde el
descubrimiento, el intercambio de ideas y sentimientos; esta última permite al estudiante desarrollar el
pensamiento crítico y vivenciar el goce del texto.

Tesis implícita: Una educación de calidad debe orientarse al aprehendizaje


de la lectura crítica, que requiere en los estudiantes tiempo, esfuerzo y
dedicación, permitiéndoles así lograr una mayor autonomía intelectual.

Comienzo suponiendo que todo estudiante quiere emprender el trayecto de una


carrera universitaria, sin toparse a cada momento con caminos espinosos y
rutas intransitables, más claro aún, ese joven o esa joven estudiante preferiría
ascender por la cuesta del conocimiento, lleno de profusos productos de ideas,
teorías, paradigmas, proyectos de investigación, investido con atributos
intectuales que lo hagan lo suficientemente conocedor y competente para no
desencantarse frente a los obstáculos del aprehendizaje que suelen,
generalmente, rotularse bajo el nombre de “incapacidad intelectual” 1.

Imaginemos a ese estudiante que logró tener la experiencia de ascender por la


ruta del conocimiento y encontrarse con él, jadeante y feliz, y que en un gesto
1
Esta expresión es utilizada erróneamente por algunos profesores para evaluar la imposibilidad o
precariedad de comprensión lectora que manifiestan algunos estudiantes cuando abordan los textos de
estudios asignados. Al hacer uso de esta expresión, los profesores expresan su falta de claridad para
distinguir entre incapacidad intelectual y deficit en el proceso lector. En síntesis, al carecer de una
comprensión de los procesos lectores y sus estrategias, el profesor opta por el camino facilista de rotular a
sus estudiantes como incapacitados mentales.
espontáneo de agradecimiento, estudiante y conocimiento se abrazan y se
unen eternamente en el néctar del saber.

Imaginemos a ese otro estudiante que no logró tener la experiencia de


ascender por la montaña del conocimiento, y que por tanto, no logró vivenciar
en la cumbre de la montaña el encuentro feliz y jadeante con el conocimiento,
pues el camino estuvo lleno de brumas viciadas y el aprendiz, limitado en la
libre actividad de la inteligencia se perdió, agotando su energía y motivación
ante la cima de una montaña batida por vientos brumosos que lo condujeron a
errores y decepciones.

En síntesis, una aventura que con toda seguridad dejó en su espíritu una
experiencia frustrante; alejándolo de la participación activa de los procesos
propios del saber. En este segundo ejemplo se advierte de manera más
generalizada el ambiente de incapacidad y frustración que experimentan los
estudiantes colombianos al no poder enfrentar los requerimientos formativos de
un sistema de educación superior. Requerimientos que están ligados a dos
grandes tareas intelectuales: el saber leer y el saber escribir. A continuación
nos detendremos en el análisis del saber leer, y más específicamente, en el
saber leer críticamente.

¿Qué significa saber leer?, más aún, ¿qué significa saber leer para enfrentar
con éxito el acceso de apropiación y generación de conocimientos de las
diversas asignaturas?. Saber leer, en el sentido propuesto en este ensayo
viene a constituir un proceso de indagación sobre la temática propuesta en el
texto, aportando el lector enfoques, experiencias y criterios personales para,
finalmente tomar posición sobre el texto leído. Pero para que el lector llegue a
un nivel de lectura superior como el esperado, de tal manera que logre
recuperar y trascender la información del significado, tanto el encontrado en la
superficie como el que subyace en el texto, debe primero apropiarse de las
“formas del decir” del discurso académico, ya que gran parte del proceso de
aprendizaje se produce a través de los contenidos consignados en los textos
de estudio. Dicho de otra manera: el adquirir los conocimientos de las áreas del
saber exige, como condición previa, el conocimiento de los textos (casi siempre
escritos) de cada una de las disciplinas académicas y por tanto, el dominio de
las habilidades de compresión y de producción de textos habituales en la vida
cotidiana de las aulas (Expositivos, instructivos, científicos y argumentativos).

Por la complejidad del proceso señalado anteriormente, es preciso decir que la


lectura crítica es un aprendizaje, no un aprendizaje; es decir, la lectura crítica
es un modo de leer cuyo dominio requiere tiempo y dedicación (trabajo), su
asimilación sólo se logra a través de una semiosis fina y atenta con el objeto de
estudio: el texto. Afirmamos entonces que la lectura crítica es un aprehendizaje
porque aspira a superar el nivel de la mera comprensión literal de un texto
para lograr el nivel de interpretación fundamentada que deviene en la
“exploración de las diferentes vías por las que discurre la significación,
remontando todas las venillas de sentidos”.
Existe pues, una condición inviolable para que el ascenso por la montaña del
conocimiento sea una experiencia dolorosamente placentera 2 y convierta al
estudiante en un lector crítico 3, capaz de identificar, comprender e interpretar
las formas escritas con las que se expresan los saberes, proporcionando al
estudiante las oportunidades de descubrir por cuenta propia, de intercambiar
ideas y sentimientos, de aprehender y generar conocimiento, esta condición
imperativa es el ejercicio de leer críticamente.

Por consiguiente, esta condición imperativa de un modo de leer crítico, se


constituye en el proceso central de una educación tendiente a lograr la
autonomía intelectual del estudiante. Esta autonomía intelectual se expresa en
la capacidad de un estudiante para pensar por sí mismo. De ahí que el proceso
deliberado de la lectura forma un tipo de pensamiento propio (en cuanto que
incorpora, a partir de la palabra ajena, un discurso propio), porque es una
competencia de nivel superior que exige en el estudiante una posición personal
racional para interpretar y controvertir. A través de su permanente ejercicio, el
estudiante sienta las bases para aprender a aprender durante toda la vida.

En consecuencia, la lectura crítica madura progresivamente al estudiante para


alcanzar procesos lectores la autonomía intelectual (lo que Kant denomina la
mayoría de edad); su manifestación implica el procesamiento de la información,
la concentración, la captación, la discriminación, la profundización, y la
autoevaluación.

Ascender a la mayoría de edad intelectual es una de las conquistas más


grandes de la educación superior, por tanto, acceder a la lectura crítica puede
ser catalogado como un acto de liberación que hace posible ejercer el derecho
de hacer uso público de la razón (E. Kant). En su famoso escrito ¿Qué es la

2
En Borges, en todo acto humano confluye la complementariedad de los contrarios, de ahí que los
términos doloroso y placentero, en apariencia contrarios, se imbrican en un mismo movimiento (figura
del oxímoro)..
3
Un lector crítico es consciente de sus propósitos y motivaciones para acercarse a la tarea de leer, es
decir, siempre se lee desde un trabajo. Ademáa, dicho lector comprende que el acto de leer requiere del
trabajo constante (transpiración) y riguroso durante toda la vida. Al respecto, Estanislao Zuleta expresaba
que leer es trabajar y trabajar, en este contexto es la labor de interpretar (operación intelectual de grado
superior).
Ilustración?, Kant plantea que ésta es la liberación del hombre de su culpable
incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su
inteligencia sin la tutela de otro. Por analogía, leer críticamente es un acto
ilustrado que nos libera de la incapacidad o precariedad lectora 4, donde el ser
humano emerge de su estado de pupilo para darle vuelo a su espíritu libertario,
para impulsarlo a pensar por sí mismo y dar cuenta de ello en la vida pública, la
vida del intercambio crítico de saberes.

Por oposición, quienes no ascienden al nivel de la lectura crítica se quedan en


el estadio de la obediencia, es decir, en el ejercicio del uso privado de la razón.
Como dice Nietszche en su texto “las tres metamorfosis”, el espíritu queda
atado a la fase del camello, donde lo imperativo es asumir la carga más pesada
sin protestar ni rumiar. Esta imagen condensa el acto del estudiante que,
indigesto por tantas decepciones y fracasos, sólo lee para cumplir un
imperativo emanado de una instancia académica (el profesor) donde las
exigencias básicas son seguir instrucciones, repetir y “ganar” un examen. 5

4
Según Guillermo Bustamante, la incompetencia o precariedad lectora se materializa en una atrofia de
la capacidad simbóolica de lectura, lo que viene a significar que pueden haber lectores que sean buenos
“decodificadores”, pero incapaces de entender o interpretar el texto.
5
Esa situación del estudiante atado a la fase del camello o del uso privado de la razón es reflejada
crudamente por Rafaelle Simone en el siguiente texto: “Cuando el enseñante pide a sus alumnos que
escriban algo, espera que lo escrito se parezca más o menos a lo que el maestro podría escribir si le
tocara a él a hacerlo. El efecto de este sistema se traduce en que poco a poco los niños aprenden a
escribir exactamente aquello que saben que el maestro está esperando y, por lo tanto, la redacción se
está transformando de prontro en una de las primeras escuelas de conformismo.”
En conclusión, la lectura concebida desde esta perspectivaa, debe ser asumida
como el propósito y el trabajo emblemático de la institución universitaria y de
los estudiantes universitarios. El asunto es tan capital, que sólo deberían
aprobarse y funcionar aquellas universidades que garanticen la formación de
estudiantes competentes en los procesos propios de la competencia lectora
crítica, sencillamente porque los estudiantes no competentes en dichos
procesos, a pesar de cumplir con las asignaturas y obtener un título, al poco
tiempo, debido a su atrofia lectora, se convertirán en analfabetas funcionales
de su profesión. Por eso, toda institución de educación superior debe exigir
que sus docentes enseñen a los estudiantes las instrumentos de conocimientos
necesarios para pensar y leer críticamente en su área respectiva de
conocimiento.

Una universidad que aprecie a la especie humana (al homo sapiens sapiens),
sólo debe graduar a estudiantes con un óptimo desempeño en los niveles
superiores del conocimiento, porque estos serán los seres que verdaderamente
contribuirán con el desarrollo de sí mismos y de los pueblos.

Adriana Lozano Z
E-mail: alozanozapata@gmail.com

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