No. 708 VISTOS: Para sentencia definitiva, estos autos caratulados: “DRESDNER LATEINAMERIKA AKTIENGESELLSCHAFT Y OTROS con ESTADO. MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS. Acción de nulidad” (Ficha No. 791/08). RESULTANDO: I) Que con fecha 10/10/08, a fojas 515, comparecieron DRESDNER LATEINAMERIKA AKTIENGESELLSCHAFT (en adelante DBLA), CREDIT SUISSE (en adelante CSFB), CHEMICAL OVERSEAS HOLDINGS INC. (en adelante Chemical) y JP MORGAN CHASE BANK N.A. (en adelante JP MORGAN), entablando demanda de nulidad contra la Resolución Nº 1194/2007 dictada por el Director General de Rentas con fecha 22 de octubre de 2007, por la cual se formuló denuncia penal ante el juzgado competente (Num. 1º), se determinó a la contribuyente SAN LUIS FINANCIAL & INVESTMENT COMPANY LIMITED INC. (en adelante SAN LUIS FINANCIAL) obligaciones por IVA, IRIC e IPAT (Num. 2º); se le tipificaron las infracciones de mora, contravención y defraudación, aplicándole las multas y recargos consecuentes (Nums. 3º y 4º); y se declaró a CEDAR DEVELOPMENT CORPORATION, CSFB, JP MORGAN, José Enrique Rohm, Carlos Alberto Rohm, DBLA y CHEMICAL solidaria e ilimitadamente responsables de las obligaciones determinadas, y responsables a título personal de las infracciones imputadas a la contribuyente (Num. 5º). Señalaron que la resolución impugnada pretende responsabilizar con un argumento formal y erróneo a dos accionistas minoritarios y pasivos de SAN LUIS FINANCIAL, e inclusive a dos sociedades que jamás fueron accionistas, por una supuesta deuda tributaria de esa sociedad como administradora de BANCO COMERCIAL S.A. Explicaron que por un acuerdo de los accionistas de BANCO COMERCIAL, uno de ellos -SAN LUIS FINANCIAL- gerenciaba el banco, previendo el acuerdo una mejora de dividendos para la gerenciadora, en la medida que se cumplieran ciertas condiciones. La DGI pretende hacer responsables solidariamente a los accionistas de SAN LUIS FINANCIAL por impuestos que –según dice- aplicaban a esa mejora de dividendos. Para crear la supuesta deuda tributaria desnaturaliza la mejora de dividendos, tratándola como algo que no es, y para llegar a los accionistas, recurre a la aplicación analógica de una norma punitiva de la ley de sociedades que -como toda norma punitiva- no puede aplicarse a hipótesis diversas de la prevista por la ley. Indicaron que de los comparecientes, hay dos, CHEMICAL y JP MORGAN, que no fueron siquiera accionistas de SAN LUIS FINANCIAL. Y los otros dos fueron accionistas minoritarios que no tuvieron participación alguna en el directorio o gerenciamiento de la sociedad, no habiendo tenido involucramiento alguno en la administración de la misma. Expresaron que la resolución objetada revela desviación de poder, la cual ya fue constatada y declarada por un laudo unánime de 2008 en un arbitraje internacional entre el Estado uruguayo y CHEMICAL, CSFB y DBLA. Dicho laudo arbitral cuestionó con duros términos la regularidad y la justicia de estas actuaciones y procedimientos, el respeto al debido proceso e imparcialidad con que se llevaron adelante, así como la obvia ilegitimidad de su motivación. Señalaron que el procedimiento administrativo dentro de la DGI avanzó a la velocidad de la luz, con destino a un embargo cautelar del crédito que CHEMICAL, CSFB y DBLA tenían en virtud de un laudo arbitral anterior, sin sustento moral, racional o legal. Manifestaron entonces que instrumentalizar a la oficina recaudadora de impuestos para atacar a contrapartes que triunfan en litigios no es propio de un país serio como el nuestro, ni de una oficina con una función tan delicada y facultades tan extraordinarias como la DGI, que requieren por esa misma razón especial control. La utilización de una facultad administrativa para perseguir un fin de presión indebida o represalia es contraria a su finalidad, y determina la ilegitimidad de dicha actuación. Afirmaron a continuación que ninguna de las comparecientes fue representante legal o voluntaria de la compañía SAN LUIS FINANCIAL, siendo indiscutible que la responsabilidad prevista en el art. 21 del C.T. alcanza sólo a los representantes y nunca a los accionistas de una sociedad anónima que no tuvieron injerencia en su gestión. A su vez, agregaron, el concepto de “obligaciones tributarias” utilizado en dicho art. 21 alcanza solamente a las obligaciones de Derecho Tributario Material, y no a las sanciones. En lo que refiere a las infracciones tributarias, el C.T. consagra un régimen de responsabilidad basado en la participación personal en la infracción, por lo que, no habiendo la DGI siquiera insinuado que alguna de las comparecientes haya tenido participación en infracción tributaria alguna, no se justifica que pretenda hacerlas responsables de las infracciones tributarias supuestamente cometidas por SAN LUIS FINANCIAL. Expresaron a continuación que la DGI sostiene que las accionantes son responsables de las supuestas deudas tributarias de SAN LUIS FINANCIAL porque ésta sería una sociedad regular, pero con una sucursal no registrada regularmente en Uruguay. Según la DGI, los accionistas de SAN LUIS FINANCIAL son responsables en virtud de que los administradores de la sociedad -con quienes nada tienen que ver las comparecientes- no cumplieron con los requisitos formales del art. 193 de la Ley 16.060. Señalaron entonces que no cabe duda que realizar dicho registro, cuando corresponde, es una responsabilidad de los administradores, y que los accionistas no tienen ni la responsabilidad ni las facultades legales para cumplir este requisito. Y tampoco cabe duda de que el art. 193 de la Ley 16.060 nada dice de irregularidad para el caso de no cumplimiento de la formalidad. La DGI recurre a aplicar analógicamente una norma sancionatoria que nada tiene que ver con el caso de la inscripción de sucursales de sociedades extranjeras. En primer lugar, sostuvieron, la ley uruguaya reconoce a las sociedades extranjeras debidamente constituidas en su país de origen como regulares. La omisión de cumplir con la obligación formal de registrar una sucursal no las transforma en irregulares. No tiene sentido considerar irregular a una sociedad que ya se constituyó regularmente. En segundo lugar, prosiguieron, SAN LUIS FINANCIAL no desarrolló actos de su objeto social en Uruguay ni actuó en el país a través de una sucursal o establecimiento permanente por el hecho de administrar una sociedad de la que era accionista. El art. 193 de la Ley 16.060 exige ambos requisitos –desarrollo de su objeto social y hacerlo a través de sucursal o establecimiento permanente- para que corresponda cumplir con las formalidades previstas en el mismo. Su actividad en relación con el gerenciamiento del BANCO COMERCIAL no implicó que desarrollara su objeto en Uruguay ni que asumiera la obligación de instalarse en el país. Por ende, no surgió el deber de cumplir con la formalidad requerida por el art. 193 de la Ley. Citaron la opinión de numerosa doctrina respecto a que la eventual falta de inscripción no transforma a SAN LUIS FINANCIAL en una sociedad irregular, ni autoriza que sea tratada como tal. Acto seguido, manifestaron que la actividad de SAN LUIS FINANCIAL no generó impuestos en Uruguay. Primero, no debe IRIC porque la remuneración por el gerenciamiento de BANCO COMERCIAL constituía una mejora de sus dividendos. La propia DGI calificó los pagos por el gerenciamiento como pagos de utilidades, lo que exime de cualquier discusión sobre este punto. Señalaron así que, tratándose de un crédito por dividendos de una sociedad panameña contra una sociedad uruguaya de la que es accionista, no se generó impuesto a la renta en Uruguay, puesto que en dicha época, los dividendos pagados por contribuyentes de IRIC a sus socios extranjeros sólo estaban sujetos a retención de impuestos a la renta cuando se hallaran gravados en el país de domicilio del accionista y este otorgara un crédito fiscal por el impuesto retenido en Uruguay. Entonces, dado que Panamá no grava la recepción de dividendos con impuesto a la renta, no correspondía que el BANCO COMERCIAL efectuara retención alguna por este concepto. A su vez, sostuvieron que, aún cuando se entendiera que la remuneración de SAN LUIS FINANCIAL no era una mejora de su dividendo, la misma igualmente no habría estado gravada por ser una renta pura de trabajo. Del mismo modo, la actividad de dicha sociedad tampoco estuvo sujeta a retención de IRIC porque no calificaba como “asistencia técnica”. Por otro lado, indicaron, el gerenciamiento desarrollado por SAN LUIS FINANCIAL no estuvo gravado con IVA porque no fue un servicio prestado entre partes diferentes, por lo que, tratándose de una sola parte, no existe la onerosidad que reclama el hecho generador del IVA. En efecto, SAN LUIS FINANCIAL administró el Banco en su carácter de accionista y en virtud de un convenio con el resto de los accionistas. La forma en que internamente se organizan los accionistas para incentivar la obtención de resultados por parte del accionista administrador no puede considerarse un servicio prestado entre partes diferentes. Por ende, siendo una utilidad o dividendo, la remuneración no estuvo gravada por IVA, porque no hay un servicio entre personas diferentes. Sin perjuicio de lo expuesto, manifestaron que la liquidación de impuestos efectuada por la DGI adolece de graves errores, que por lo burdos desnudan también la desviación de poder que permea todo el expediente. Señalaron así que la remuneración a que tendría derecho SAN LUIS FINANCIAL en función del acuerdo de accionistas, no habría sido la que tomó en cuenta la DGI, sino una muchísimo menor, puesto que aquella no percibía un ingreso del 15% de los dividendos cuando estos no fueran inferiores a los 3.6 millones de dólares, tal como sostiene la DGI, sino que lo que percibía era un 15% de la suma en que los dividendos pagados a los accionistas hayan excedido la suma de 3.6 millones de dólares. Por otro lado, expresaron, la acusación de defraudación descansa enteramente en la no inscripción de SAN LUIS FINANCIAL ante los organismos de contralor. Ahora, la DGI no hace esfuerzo alguno por probar el fraude, utilizando la presunción del elemento subjetivo -por la no inscripción- para dar por probado el elemento objetivo, que no le es dado presumir. Agregaron que la DGI no tomó en cuenta la normativa sobre incobrables, lo que también determinaría una reducción del crédito sobre el IPAT reclamado. Afirmaron luego que, aún de entenderse que la remuneración era un honorario y que por ende pagaba IVA, debe tenerse presente que dicho impuesto grava únicamente los servicios prestados en territorio nacional, no estando gravados los servicios prestados a empresas locales desde el exterior. En el caso, el gerenciamiento del BANCO COMERCIAL era realizado mayoritariamente desde el exterior, desde que dos de los tres apoderados raramente viajaban a Uruguay y el tercero lo hacía sólo un día a la semana, por lo que sólo una mínima parte del mismo estaría gravada con IVA. Por último, manifestaron que no corresponde la realización de denuncia penal por defraudación contra las comparecientes, puesto que la DGI sabe perfectamente que no se configura la defraudación tributaria por una supuesta omisión de registrarse ante las oficinas fiscales, ya que el delito en cuestión no reconoce una tipicidad por omisión. En resumen, solicitó la anulación del acto en proceso. II) Con fecha 19/11/08, a fs. 549, compareció la demandada evacuando el traslado conferido, solicitando el rechazo de la demanda incoada, en base a los siguientes argumentos. Se refirió en primer lugar al agravio relativo a la desviación de poder, expresando que si bien el Tribunal arbitral estableció en el referido laudo tener ciertas sospechas acerca de los fines perseguidos con estas actuaciones, las mismas no son más que sospechas de un tribunal extranjero. Señaló que el MEF no hizo más que cumplir con sus cometidos, al solicitarle a la Auditoría Interna de la Nación información respecto de SAN LUIS FINANCIAL, dado los hechos públicos y notorios por los cuales estaban atravesando diferentes instituciones financieras de plaza, lo que llevó también a que la SGI desarrollara los procedimientos con la mayor celeridad posible, en virtud de los intereses en juego, no haciendo con ello otra cosa que tutelar los intereses de la sociedad en su conjunto. En este sentido, relató, la AIN elevó un informe, en el que relevaba que se pudo constatar que SAN LUIS FINANCIAL comenzó a actuar por sí misma con desconocimiento de los órganos de control (BCU, AIN, DGI, RNC), en lugar de mantenerse como tenedora pasiva del paquete accionario, y en clara violación de lo dispuesto por los arts. 192 y ss. de la Ley 16.060, al haber desarrollado actos de su objeto social y de representación permanente, sin el cumplimiento de los requisitos exigidos por dichas disposiciones legales (inscripción en el RNC, en DGI, publicaciones, llevar contabilidad separada en idioma español, etc.). Fue entonces la constatación de las irregularidades incurridas en el actuar de SAN LUIS FINANCIAL las que dieron origen a las actuaciones administrativas, y no los motivos que pretende denunciar la parte actora, los cuales carecen de todo sustento. Expresó a continuación que SAN LUIS FINANCIAL desarrolló su objeto social mediante representación permanente, sin cumplir con los requisitos formales exigidos, en virtud de lo cual, le fueron aplicadas las consecuencias de la sociedad irregular, no porque fuera una sociedad regular con sucursal no registrada regularmente como alega la actora, sino porque por aplicación analógica de la norma del art. 36 de la Ley 16.060, cabe considerarla como sociedad irregular. Sostuvo que SAN LUIS FINANCIAL, si bien no ejerció actos mediante el establecimiento de sucursales, sí lo hizo a través de otro tipo de representación permanente, como lo fue el desarrollo del gerenciamiento y la administración del BANCO COMERCIAL. En tal sentido, afirmó citando doctrina, es claro que cuando una persona se asocia o adquiere otra sociedad, ejerce su objeto de forma permanente en el Estado donde funciona la persona jurídica a la cual la sociedad extranjera adquirió o a la cual se asoció. Manifestó que surge de los antecedentes que SAN LUIS FINANCIAL incumplió con los requisitos formales establecidos en el art. 193 de la Ley 16.060. Por ende, no habiendo dado cumplimiento a los referidos requisitos, la consecuencia jurídica no puede ser otra que la aplicación por analogía de las disposiciones sobre actuación de las sociedades irregulares, respecto de aquellos actos y contratos otorgados en el país, en especial lo edictado por el art. 39, según el cual los socios serán responsables por las obligaciones sociales, sin poder invocar el beneficio de excusión ni las limitaciones que se funden en el contrato social. Analizando la legitimación de los actores, señaló que DBLA CSFB reconocen su calidad de accionistas, por lo que en virtud de la normativa antes citada, deberán ser responsabilizados tal como lo establece el acto impugnado. En cuanto a CHEMICAL, su calidad de accionista surge de la suscripción del Acuerdo de Accionistas en calidad de tal, así como de la acreditación de pagos por concepto de dividendos que surge de los antecedentes administrativos. Y por último, respecto a JP MORGAN, su calidad de accionista emerge de la nota enviada por SAN LUIS FINANCIAL a la Compañía General de Negocios a requerimiento del BCU dando cuenta de los accionistas de la misma, así como del hecho de que percibió utilidades, tal como surge de los antecedentes. Pasando a la determinación tributaria, y a la gravabilidad de lo que la actora denomina “dividendos” percibidos por SAN LUIS FINANCIAL, señaló que tales dividendos han sido correctamente gravados con IRIC, en aplicación de lo dispuesto por el art. 7 del Título 4 del T.O. 1996 (en su anterior redacción), norma que dispone la computabilidad de todas las rentas generadas por los sujetos pasivos que menciona -entre ellos las personas jurídicas constituidas en el extranjero, actúen o no por intermedio de sucursal, agencia o establecimiento (lit. c)-, con independencia del origen de tales rentas, esto es, sean las mismas rentas puras de capital o de trabajo, o mixtas. Expresó entonces que en tanto SAN LUIS FINANCIAL en su calidad de persona jurídica constituida en el exterior desarrolló su actividad de gerenciamiento del BANCO COMERCIAL S.A. en nuestro país sin establecer agencia, sucursal o establecimiento, aunque sí a través de una representación permanente -situación que ameritó su inscripción de oficio en el RUC-, ha verificado el hecho generador del IRIC en aplicación del art. 7, lit. c), del mismo. En cuanto a la liquidación efectuada por concepto de IVA, afirmó que resulta de especial importancia e interés la Cláusula 9 “Gestión”, de cuya lectura se extrae que SAN LUIS FINANCIAL, por su actividad de gerenciamiento, recibe el pago de un “honorario por gestión”, calculado sobre la base de una mejora de la gestión. El mencionado monto, más allá de ser una mejora de dividendos, constituye la contraprestación de un servicio de carácter oneroso que encarta dentro de las previsiones del art. 2, lit. B, del Título 10 del T.O. 1996. A su vez, en lo que respecta a la pregunta acerca de si tal actividad fue realizada o no entre dos sujetos independientes, contestó que en estas actuaciones se ha constatado la existencia de un contrato de gerenciamiento y administración a cargo de SAN LUIS FINANCIAL por la operativa del BANCO COMERCIAL S.A., actuando ambos contratantes con absoluta independencia uno del otro, en tanto se han configurado los requisitos exigidos para la configuración de la independencia y autonomía de la sociedad y el accionista, esto es, un patrimonio autónomo y una actividad también autónoma y dirigida hacia terceros. Por lo que, en conclusión, se han configurado los requisitos exigidos legal y doctrinariamente para el acaecimiento del hecho generador del IVA. Pasando a los aspectos materiales de la liquidación, señaló que el primero de los argumentos expresados por los actores, el cual refiere a que no surgiría de las actuaciones administrativas cumplidas que SAN LUIS FINANCIAL haya recibido remuneración alguna, no tiene ningún tipo de relevancia en la liquidación practicada por concepto de IRIC, en tanto el Título 4 del T.O. 1996 -en su anterior redacción- admitía solamente la utilización del método de lo devengado. Por su parte, prosiguió, en cuanto al monto o base de cálculo tomada en cuenta por la DGI, la interpretación efectuada por los inspectores actuantes resulta totalmente ajustada a la clara letra del “Acuerdo de Accionistas” en su cláusula 9, Literal B. Respecto a la configuración de la infracción de defraudación tributaria, señaló que el desarrollar actos comprendidos en su objeto social mediante representación permanente en Uruguay sin inscribirse ante el RUC constituye una de las presunciones de la intención de defraudar previstas en el Literal I del art. 96 del C.T., agregando que, en cuanto al elemento objetivo de la infracción, el mismo se ve configurado por haber desarrollado su objeto social en nuestro país desconociendo la actuación de los órganos de control e incumpliendo con las normas comerciales de Derecho Internacional Privado internas recogidas en los arts. 192 y ss. de la Ley 16.060. En lo que refiere a no tomar en consideración la normativa sobre “incobrables”, expresó que la DGI tomó en cuenta lo que se debía de dividendos en cada año, por lo que se realizó el supuesto que el saldo adeudado en un año se cancelaba en el otro, por lo que no corresponde la deducción de incobrables. A su vez, respecto a que los servicios gravados con IVA deben ser prestados en territorio nacional, manifestó que los actores no han probado que los servicios se realizaran mayoritariamente desde el exterior, agregando que en tanto la sociedad administrada tiene actividad bancaria y desarrolla la misma en nuestro país, la administración del BANCO COMERCIAL S.A. no puede sino ser ejecutada en territorio nacional. Por último, respecto a la denuncia penal por defraudación tributaria, expresó, por un lado, que según jurisprudencia del TCA los actos a través de los cuales se resuelve formular y presentar denuncia penal no resultan procesables por carecer de la nota de lesividad exigida por la normativa, y por otro, que la resolución impugnada, en cuanto a la formulación de la denuncia penal, se encuentra debidamente motivada y fundamentada de conformidad con las prescripciones del art. 110 del C.T., al expresarse claramente los motivos que habilitaron la decisión de la Administración de poner en conocimiento de la Justicia Penal los hechos aparentemente de naturaleza delictiva. En definitiva, solicitaron la confirmación de la resolución procesada. III) Abierto el juicio a prueba, por auto 10540/2008 de fecha 1/12/08, a fs. 564 se produjo la que se encuentra certificada a fs. 612, haciéndolo la parte actora de fs. 566 a 568, y la demandada de fs. 569 a 611 más dos legajos de documentación en 97 y 796 fojas. Cumpliendo con el designio legal, con posterioridad alegaron las partes, haciéndolo la actora de fs. 614 a 631 y la demandada de fs. 634 a 640 vto. IV) Pasados los autos al Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo (Dictamen Nº 534/2010, fs. 643), aconsejó el acogimiento parcial de la demanda incoada. CONSIDERANDO: I) Que en la especie se verifica el correcto agotamiento de la vía administrativa, así como la tempestiva introducción de la pretensión anulatoria. Por consiguiente, el Tribunal se encuentra en condiciones de ingresar a las cuestiones sustanciales planteadas en el presente caso. En autos se demanda la nulidad de la Resolución Nº 1194/2007 dictada por el Director General de Rentas con fecha 22 de octubre de 2007, por la cual se formuló y presentó denuncia penal ante el Juzgado Penal competente; se aprobó la actuación inspectiva realizada y se declaró que a la contribuyente SAN LUIS FINANCIAL & INVESTMENT COMPANY LIMITED INC. le correspondió abonar las siguientes obligaciones tributarias: IVA, IRIC e Impuesto al Patrimonio. Asimismo se declaró que la empresa incurrió en mora por no haber extinguido en plazo las obligaciones referidas en el numeral anterior, imponiéndole por tal concepto una multa moratoria del 20%, más recargos que se generen hasta la efectiva cancelación de los tributos indicados en el numeral que antecede; se declaró que la contribuyente incurrió en la infracción de contravención imponiéndole una multa, así como en la infracción fiscal de defraudación imponiendo como sanción una multa equivalente a quince veces el monto de los impuestos relacionados en el numeral 2º; se declaró solidaria e ilimitadamente responsables por las obligaciones tributarias determinadas en el numeral 2º y responsables por las sanciones por mora, contravención y defraudación indicadas en los numerales 3º y 4º, a CEDAR DEVELOPMENT CORPORATION; CREDIT SUISSE FIRST BOSTON; CHASE MANHATTAN BANK o JP MORGAN CHASE MANHATTAN BANK N.A.; DRESDNER BANK LATEINAMERIKA AKTIENGESELLSCHAFT y CHEMICAL OVERSEAS HOLDING INC. y a las personas José Enrique Rohm y Carlos Alberto Rohm (AA PIEZA B fs. 689 y ss). Las actuaciones inspectivas se originaron en virtud de la toma de conocimiento por la Auditoría Interna de la Nación de la existencia de ciertas irregularidades detectadas en el gerenciamiento de la sociedad SAN LUIS FINANCIAL & INVESTMENT COMPANY LTDA. INC. La nombrada entidad es una sociedad extranjera constituida en la República de Panamá, accionista del Banco Comercial S.A. en virtud del “Acuerdo de Accionistas” por el que se le confirió el gerenciamiento y administración de la sociedad uruguaya Banco Comercial S.A. (AA Pieza C fs. 1 a 20). II) Que en cuanto al fundamento de la demanda, sintéticamente y tal como más extensamente se relacionara en el correspondiente capítulo de Resultandos, las entidades financieras integrantes de la parte actora se agravian del acto impugnado por entender que no tienen responsabilidad en las obligaciones tributarias determinadas en relación a la contribuyente SAN LUIS; que no se configura a su respecto la infracción de defraudación; y en consecuencia rechazan la existencia de las obligaciones que les fueran determinadas y la liquidación de las mismas. Cabe señalar que de las siete personas, tanto jurídicas como individuales, comprendidas en el acto resistido, sólo cuatro son las accionantes:DRESDNER LATEINAMERIKA AKTIENGESELLSCHAFT (en adelante DBLA), CREDIT SUISSE (en adelante CSFB), CHEMICAL OVERSEAS HOLDINGS INC. (en adelante Chemical) y JP MORGAN CHASE BANK N.A. (en adelante JP MORGAN). III) Que como cuestión liminar corresponde determinar el marco de la litis a la luz del contenido del acto procesado en relación a quienes integran la parte actora. En efecto, dado que las actoras son sociedades vinculadas a SAN LUIS FINANCIAL INVESTMENT COMPANY (en adelante SLFIC), alcanzadas por el acto procesado en la medida que éste las declara solidaria e ilimitadamente responsables de los adeudos e infracciones de aquella, corresponderá que el Tribunal se pronuncie en principio exclusivamente sobre dicha declaración, puesto que el resto del acto ha sido imputado a SLFIC que no se ha constituido como parte en este proceso. No procede analizar los agravios referidos a la firma individualizada como contribuyente, es decir SLFIC, pues solo ésta podría alegar la titularidad de un interés directo, personal y legítimo. La pretensión de las actoras se circunscribe a la legalidad o ilegalidad de su declaración como responsables por las deudas de aquélla. La determinación tributaria de tales deudas, la existencia de débitos, errores aritméticos, y demás argumentos, excede a los agravios referidos por las accionantes. Tanto es así que SLFIC persigue la anulación de la resolución en lo que atañe a sus intereses y en cuanto le lesiona el acto encausado, en otro proceso seguido ante el Tribunal caratulado “SAN LUIS FINANCIAL INVESTMENT COMPANY LTD. y OTROS c/ESTADO-MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS. Acción de Nulidad” (Ficha 147/09). En otras palabras, la legitimación causal de las actoras respecto de la determinación tributaria realizada a la gestionante del Banco Comercial S.A., sólo se verificaría en la medida que se tenga por correcta la posición de la DGI de tenerlas por responsables solidarias de SLFIC, en tanto que en el caso contrario no procedería ingresar en el análisis de las imputaciones formuladas contra ésta. IV) Que, en mérito a lo dicho, corresponde abordar directamente el agravio relativo a lo que dispone el numeral 5º de la Resolución atacada que es aquél por el cual precisamente se declara solidaria e ilimitadamente responsables a las accionantes por las obligaciones tributarias determinadas, así como responsables de las sanciones por las infracciones de mora, contravención y defraudación. La Administración demandada funda dicha declaración en lo dispuesto por el art. 39 de la Ley 16.060 que establece la responsabilidad solidaria de los socios -en este caso los de SLFIC- en virtud de que ésta desarrolló su objeto social mediante representación permanente, sin cumplir con los requisitos formales exigidos. Lo cual, a juicio de la Administración, legitimaría que se la tuviera por una sociedad irregular, en aplicación analógica de lo dispuesto por el art. 36 de la misma norma legal, sobre sociedades irregulares y de hecho. Es decir, que si bien admite que aquella no ejerció actos mediante el establecimiento de sucursales, afirma que sí lo hizo a través de otro tipo de representación permanente, como lo fue el gerenciamiento y la administración del Banco Comercial S.A., por lo que debió dar cumplimiento al requisito legal del art. 193 de la referida ley. De modo que al no hacerlo se hizo pasible de la aplicación por analogía de las disposiciones sobre actuación de las sociedades irregulares, respecto de aquellos actos y contratos otorgados en el país; y en especial respecto de la responsabilidad de sus socios por el incumplimiento de las obligaciones sociales. En consecuencia, dado que DBLA y CSFB reconocen su calidad de accionistas, en tanto CHEMICAL posee la misma calidad según surge de la suscripción del Acuerdo de Accionistas y de la acreditación de pagos por dividendos comprobados en las actuaciones administrativas, así como que JP MORGAN revela también la misma calidad en la nota enviada por SLFIC a la Compañía General de Negocios a requerimiento del BCU dando cuenta de los accionistas de la misma, todas deben responder solidariamente, a tenor de lo dispuesto por la referida disposición del art. 39. Ahora bien, tal como lo señala la Procuraduría del Estado en lo Contencioso Administrativo (fs. 644 v. y ss. de autos), la Administración no invoca en su auxilio ninguna norma de naturaleza tributaria, a pesar de que el acto refiere exclusivamente a la determinación de impuestos y la aplicación de sanciones por infracciones tributarias. Y si no lo hace, cabe considerar que es porque no existe amparo legal directo para aquella decisión. Claramente no encuadra en la especie la previsión del art. 21 del Código Tributario sobre responsabilidad de los representantes porque no se verifican los requisitos normativos allí previstos, en tanto las accionantes no administraban ni realizaban ninguna otra tarea propia de la gestión del Banco. Por lo que jamás podría tenérseles por representantes legales o voluntarios de la contribuyente. Tampoco se ha invocado la disposición del art. 59 del Título 4 del T.O. 1996 de DGI, relativo a la responsabilidad solidaria de los directores de una sociedad de capital en materia de IRIC, puesto que las actoras tampoco dirigieron a la contribuyente en cuya cabeza se determinaron los tributos y se aplicaron las sanciones por infracción. V) Que considerándose descartada la viabilidad de tal imputación en base a disposiciones correspondientes a la materia jurídica relativa a la naturaleza del acto procesado, resta por ver si la aplicación analógica que la demandada admite haber realizado, es o no legítima. Para ello resulta imprescindible determinar si efectivamente la contribuyente SLFIC es una sociedad irregular dado que, sólo en caso de que le asistiera razón a la DGI, debería ingresarse en el capítulo referente a la calidad de socias que se le imputa a dos de las cuatro actoras en estos autos. Pues bien, la Administración admite que formalmente SLFIC es una sociedad regular porque fue debidamente constituida en el extranjero, que como tal fue reconocida de pleno derecho en el país. La ley le permitía pues celebrar actos aislados y estar en juicio. Tampoco ha sido objeto de controversia que haya realizado actos propios de su objeto social mediante el establecimiento de sucursales, pero sí el hecho de haber realizado lo que la ley llama “cualquier otro tipo de representación permanente”, que a juicio de la demandada se configuró por su gestión de un Banco de plaza. En cuyo caso, debió cumplir con los requisitos fijados en el art. 193 de la Ley 16.060, lo que no hizo. Sin embargo, la norma en examen no establece que dicho incumplimiento le haga perder el estatuto de sociedad regular para convertirla en irregular, haciendo pasible la extensión de su responsabilidad social a los socios de la misma. En esta posición coinciden los profesores especialistas en Derecho Comercial y Derecho Internacional que se pronuncian sobre el tema en las múltiples consultas agregadas por la parte actora (Dres. Creimer, Wonsiak, Merlinski, Arrighi, Bugallo, Tellechea, Véscovi, González Lapeyre, Terra Corbo, Santos Belandro, Ferrer Montenegro, etc.). (fs. 139 a 300; fs. 301 a 464; fs. 520 v. a 530 de estos autos) Por otra parte constituye un principio inveterado del derecho sancionatorio, la ilegitimidad de la aplicación analógica in malam parte, en este caso invocando normas cuya naturaleza no es materialmente tributaria, para terminar justificando la declaración de responsabilidad solidaria e ilimitada sobre los tributos determinados y lo que es todavía más grave sobre las infracciones imputadas a la contribuyente SLFIC. VI) En suma, y en virtud de lo expresado, el Tribunal estima violatoria de la regla de derecho tal declaración, que carece de asidero normativo que la legitime. Por lo que se habrá de amparar la demanda en relación a lo dispuesto en el numeral 5° de la resolución impugnada. Adicionalmente y como consecuencia de ello, los efectos del acto procesado sobre las accionantes dejan de existir, puesto que las disposiciones de los demás numerales refieren a la contribuyente SLFIC que no es parte en la presente litis. Por lo cual el Tribunal también juzga innecesario ingresar en consideraciones respecto a los aspectos del acto que gravan a aquella. Corresponde, entonces, la anulación parcial del acto procesado, que se limitará a lo dispuesto en el numeral 5° de la resolución impugnada, descartando el Tribunal pronunciarse sobre el resto de la misma por resultar ilesiva para las integrantes de la parte actora, cuya declaración de responsabilidad solidaria e ilimitada es anulada en esta decisión. Por los expresados fundamentos, el Tribunal FALLA: Amparando parcialmente la demanda, y, en su mérito, anúlase el numeral 5º del acto administrativo impugnado, en cuanto declara a las actoras solidaria e ilimitadamente responsables de las obligaciones tributarias determinadas a SAN LUIS FINANCIAL & INVESTMENT COMPANY LTDA. INC.; sin especial condenación procesal. A los efectos fiscales, fíjanse los honorarios del abogado de la parte actora en la cantidad de $ 23.000 (pesos uruguayos veintitrés mil). Oportunamente, devuélvanse los antecedentes administrativos agregados; y archívese.
Dr. Monserrat, Dr. Lombardi (r.), Dr. Preza, Dr. Harriague, Dra. Sassón. Dr. Marquisio (Sec. Letrado).