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TEMA 5.

LOS REYES CATÓLICOS (1469-1516)


Los Reyes Católicos fueron el primer ejemplo de monarquía autoritaria en los reinos hispánicos. Con ellos finalizó el
convulso tiempo bajomedieval dominado por los enfrentamientos entre los nobles, y entre estos y la monarquía. Los
nuevos monarcas unieron sus Coronas para ganar peso y poder, construyeron las instituciones y organismos del Estado
moderno, impusieron su poder político por encima del de la nobleza y el clero, y establecieron una política de alianzas
internacionales, que les otorgaba poder e influencia en Europa.
El matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando I de Aragón en 1469, dio origen, al acceder ambos al trono (pues eran
los herederos de las dos Coronas con mayor peso e importancia de la Península), a una nueva entidad política: la
monarquía hispánica.
Esta monarquía debe entenderse como una unión dinástica de dos Coronas, en la que cada reino siguió rigiéndose por
sus leyes e instituciones, por lo que se conformó un Estado plural y no unitario, integrado por unos territorios (Castilla,
Aragón, Cataluña y Valencia) que solo tenían en común una misma monarquía.
Las leyes, la moneda, las instituciones y las Cortes de cada reino permanecieron diferenciadas y las fronteras entre los
diferentes territorios obligaban al pago de derechos sobre las mercancías.
A pesar de la separación de las administraciones de ambos reinos, los monarcas unieron sus esfuerzos para completar la
unificación territorial de los reinos hispánicos para consolidar y estructurar un Estado fuerte y poderoso, pero
respetándose las respectivas áreas de influencia acordadas entre ambos.
A pesar de este aparente equilibrio, el mayor peso territorial, demográfico y económico de Castilla originó una creciente
castellanización de la propia monarquía y un descenso del peso político de la Corona de Aragón, a lo largo de los siglos
XVI y XVII.
Hay tres pilares fundamentales que asientan el poder de los Reyes Católicos:

 Control de la nobleza Primero vencieron por las armas a la nobleza y a los grandes señores, eclesiásticos
(Toro, 1476) e impusieron su autoridad. Recuperaron parte del patrimonio real en manos de los señores aunque
aceptaron garantizar a la aristocracia su poder e influencia a cambio de su sumisión política, usando, además, los
llamados juros de heredad (privilegios económicos que se le daban a algunos nobles).
A su vez, consolidaron los privilegios jurisdiccionales (señoríos) de nobles y eclesiásticos o su poder dentro de la
Mesta. Por otro lado, las Leyes de Toro (1505) generalizaron la institución del mayorazgo, que vinculaba las tierras
a los grandes títulos nobiliarios (al hijo mayor).

 Las ciudades La Corona nombra a los alcaides (gobernantes de un municipio), pero en realidad eran los Reyes
quienes, controlaban las ciudades a través de los corregidores. Estos eran los delegados del poder real en villas y
ciudades, presidían los ayuntamientos y tenían funciones judiciales y de orden público.
Los fueros locales, fueros municipales o fueros eran los estatutos jurídicos aplicables en una determinada localidad,
cuya finalidad era, en general, regular la vida local, estableciendo un conjunto de norma
jurídica/normas, derechos y privilegios, otorgados por el rey, el señor de la tierra o el propio concejo, es decir, las
leyes propias de un lugar. Fue un sistema de derecho local utilizado en la Península Ibérica a partir de la Edad
Media y constituyó la fuente más importante del Derecho altomedieval español.
Había un fuero único para todas las ciudades, dado que había una ley única, pues así podían gobernar a todas las
ciudades con un mismo código que se pone en práctica en todas las ciudades de Granada, que tenían todas el
mismo fuero, no como en Castilla, donde cada ciudad tenía el suyo.

La sociedad en la época de los Reyes Católicos mantenía, en esencia, las mismas características que en la Baja Edad
Media. Era, por tanto, mayoritariamente rural, con predominio social de la nobleza y profundamente dominada por las
creencias religiosas y el poder de la Iglesia. Tanto en la Corona de Castilla como en la de Aragón, en las décadas
precedentes se habían producido profundas conmociones sociales: guerras civiles, levantamientos campesinos, crisis
demográfica, etc.

 Control de la Iglesia Desde esta perspectiva para los Reyes Católicos era fundamental nombrar obispos a
personas idóneas, y por ello intentaron imponer a sus candidatos, lo que con frecuencia les enfrentó al papado.
Tuvieron algunos éxitos como el derecho de representación, a través del cual el Papa se veía obligado a elegir a uno
de los candidatos de los reyes. Además, también obtuvieron el Patronato Regio en algunos lugares como Granada o
las Islas Canarias, por el que en la práctica, los monarcas nombraban en la práctica a los obispos, ya que esto
aseguraba la retribución (remuneración) del clero, la construcción de Iglesias, catedrales, conventos y hospitales.
Esta institución comienza a ser un problema a finales del siglo XV con el cardenal Cisneros, el cual realiza una
reforma de todo el clero castellano y aragonés.

POLÍTICA PENINSULAR El modelo de Monarquía Hispánica de los Reyes Católicos fue polisinoidal, es decir,
un conjunto de sinodos -consejos- que es la base de la expansión imperial futura.
La política peninsular consistió en imponer la autoridad real mediante la pacificación de los reinos y la cohesión de la
población, así como mediante la organización de una serie de instituciones eficaces.
Se produce el fin de la guerra con Juana “La Beltraneja”, (que se dio cuando Enrique IV (el Impotente), hermano de
Isabel la Católica, revoca su testamento en favor de su hija Juana la Beltraneja, pese a ya haber nombrado heredera a su
hermana Isabel. De esa manera a la muerte del rey Enrique IV se inicia una guerra dinástica entre los partidarios de
doña Juana y los de Isabel, apoyados por Aragón. El desenlace tuvo lugar en la batalla de Toro en 1476, que consolidó a
Isabel como reina), y también se produjo el cese de las afrentas con Portugal, el cual fue un proceso dominado por la
firma de diversos tratados, entres los que destacan el Tratado de Alcáçovas (1479), mediante el cual los portugueses
consiguieron el control de la zona africana a cambio de renunciar a sus pretensiones sobre la Corona de Castilla, y el
Tratado de Tordesillas (1494), que les dio el control del actual Brasil.
Castilla, con la ayuda aragonesa, abrió de nuevo las hostilidades contra el último reducto musulmán de la Península, el
reino de Granada, que fue definitivamente anexionado a la Corona en 1492.
Fernando de Aragón, siendo ya regente de Castilla tras la muerte de la reina Isabel, invadió e incorporó Navarra a
Castilla (1512), aunque dicho territorio conservó su autonomía y sus instituciones.

POLÍTICA RELIGIOSA Una de las primeras decisiones reales en defensa de la unidad religiosa fue la expulsión
de los judíos y los musulmanes (1492) que no aceptaran convertirse al catolicismo. Había tal odio y rechazo popular
sobre esta minoría religiosa que se realizaban matanzas frecuentes en los barrios judíos desde el siglo XIV.
Fue el episodio final de una persecución, iniciada en la Edad Media. La salida se inició en 1482, en Andalucía, pero su
expulsión se dio en el 1492. Afectó a unas 150000 personas en Castilla y a unas 30000 en Aragón, cuyas propiedades
fueron confiscadas. Se produjo una gran emigración de estos, lo que fue muy negativo para la economía, la industria y
el comercio de España.
Desde las capitulaciones firmadas en Santa Fe (1491), a los musulmanes granadinos se les permitió el uso de su derecho
y de su lengua, y se les garantizó la libertad religiosa y la conservación de sus propiedades, pero muy pronto, la
intransigencia del cardenal Cisneros propició medidas menos tolerantes que culminarían con el decreto del 12 de febrero
de 1502 por el que los Reyes Católicos conminaban a los musulmanes de los reinos de Castilla y León a que eligieran
entre la conversión al cristianismo o la expulsión de España. La mayoría optó por lo primero, al menos sobre el papel,
siendo conocidos en la época como cristianos nuevos de moro o moriscos.
El instrumento central para imponer la ortodoxia católica fue el Tribunal de la Santa Inquisición, creado por el Papado
en el siglo XIII para reprimir la herejía, la superstición y la brujería. La Inquisición no había actuado en Castilla y se
encontraba en retroceso en Europa y en la Corona de Aragón, donde sí se había implantado. Los Reyes Católicos lo
convirtieron en un instrumento de control ideológico y de unidad religiosa, al encargarle la persecución de los
sospechosos de herejía, y muy especialmente de los judíos y musulmanes convertidos al catolicismos (conversos).

POLÍTICA EUROPEA Los Reyes Católicos utilizaron un sistema de alianzas basado en una intensa política
matrimonial mediante la formalización de compromisos con diversos reinos europeos:
 Con el Imperio alemán, al casar a su hija Juana con Felipe, hijo del emperador Maximiliano I, y a su único hijo
varón Juan con Margarita de Austria.
 Con Inglaterra, al casar a otra hija, Catalina, con el futuro monarca Enrique VIII.
 Con Portugal, mediante la boda de la Infanta Isabel con el heredero de trono portugués Alfonso, hijo único del rey
de Portugal Juan II. La dote de la novia resultó ser la indemnización de la guerra contra Portugal, pero la muerte del
príncipe Alfonso en 1491 sin hijos, hizo que Isabel fuese utilizada por sus padres al casarla con el nuevo rey de
Portugal, Manuel el Afortunado, en 1496. Esta boda provocó la expulsión delos judíos de Portugal, y la muerte del
príncipe Juan en 1497 hizo que Isabel fuese ahora la heredera del trono de Castilla. En 1498 Isabel tiene un hijo,
Miguel, falleciendo ésta en el parto. Miguel fue durante algunos años el legítimo heredero de todas las coronas
hispánicas excepto el reino de Navarra, pero éste murió prematuramente en 1500, desvaneciéndose la posibilidad
de que se unieran Portugal, Castilla y Aragón.
Después, María, la cuarta hija de los Reyes Católicos, se casó con el rey Manuel el Afortunado.

Hubo numerosos enfrentamientos con Francia e Italia. La habilidad diplomática del rey Fernando permitió la
recuperación de los territorios del Rosellón y la Cerdaña (Tratado de Barcelona, 1493), que su padre, Juan II, había
cedido a Francia.
Francia era enemiga de Aragón, aunque no de Castilla: Fernando pudo cambiar la política exterior de Castilla.
Más tarde, las guerras con Francia tuvieron a Italia como escenario principal. Fernando II organizó un poderoso ejército
que venció a los franceses y permitió consolidar el dominio de la Corona de Aragón sobre Nápoles (1504). Se controló
la península italiana a través de la intervención de los ejércitos castellanos.

Descubrimiento de América: Desde la conquista de las islas Canarias, los castellanos habían abierto rutas en el
Atlántico, pero sin duda eran los portugueses, pioneros en viajes y descubrimientos, los que dominaban las vías
marítimas.
Cristóbal Colón, navegante de origen probablemente genovés, presentó, primero en la corte portuguesa y después a los
Reyes Católicos, una propuesta basada en la esfericidad de la Tierra, que consistía en abrir una nueva ruta al Oeste para
alcanzar tierras asiáticas en busca de oro y especias, en lugar de bordear África. Al principio, dicha ruta fue rechazada
por las dos Coronas, pero finalmente Isabel de Castilla aceptó y puso a disposición del navegante los medios para el
viaje. El contrato entre Colón y los reyes (Capitulaciones de Santa Fe, 1492) establecía los cargos y beneficios que le
reportaría la empresa del descubrimiento de la nueva ruta.
El 3 de agosto de 1492 salieron de Huelva tres naves (la Santa María, la Pinta y la Niña) que, después de una escala en
Canarias, alcanzaron tierra el 12 de octubre del mismo año en unas islas del Caribe. Las expectativas de riqueza
generadas por el descubrimiento hicieron que el viaje siguiente incluyera 17 barcos y 1200 hombres. Colón realizó una
tercera y una cuarta expedición que alcanzaron las costas del continente americano, aunque murió en 1506, convencido
de que había llegado a las tierras asiáticas.
En 1511 había concluido prácticamente la conquista de las grandes islas, y el conjunto de las Antillas estaba bajo el
control de la monarquía. Las riquezas descubiertas resultaron menores de lo esperado, la población era escasa y el clima
desfavorable para el desarrollo de la agricultura, tal y como se practicaba en Castilla. Sin embargo, eran evidentes las
perspectivas de hallar un nuevo continente con una gran extensión de tierras, que se colonizarían posteriormente bajo el
reinado de Carlos I y el de Felipe II.

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