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INMUNIDAD FRENTE A HONGOS

Las micosis, son causa de morbilidad y mortalidad en el ser humano. Algunas infecciones
micóticas van a ser endémicas, ya que los hongos que están presentes en el ambiente y las
esporas de estos logran entrar en los seres humanos. Otras infecciones reciben el nombre de
oportunistas, ya que los hongos producen una enfermedad leve en las personas sanas, pero
pueden llegar a infectar y provocar cuando hay debilitación del sistema inmune.

La inmunodepresión es el factor más importante de las infecciones bacterianas.También se ha


identificado aumento de micosis oportunistas secundario a incremento de las inmunodeficiencias,
principalmente causadas por el VIH y el tratamiento de cáncer diseminado. Como ejemplo de
micosis asociada al sida tenemos a la neumonía por Pneumocytis jiroveci. Los hongos que pueden
infectar al ser humanos, llegan a vivir en tejidos extracelulares o incluso en el interior de los
fagocitos. Es por esto, que las respuestas inmunitarias frente a los hongos, son una combinación
entre las inducidas por las bacterias extracelulares e intracelulares. No obstante, debido a la
escasez de modelos de micosis y a que este tipo de infecciones suelen afectar a pacientes que no
llegan a desencadenar respuestas inmunitarias eficaces, la inmunidad antimicótica es menos
conocida que la inmunidad frente a bacterias y virus.

INMUNIDAD INNATA FRENTE A HONGOS

Los neutrófilos y macrófagos son los mediadores principales en la inmunidad innata antimicótica.
Es por eso mismo, que aquellas personas que padecen neutropenia, son susceptibles a infecciones
micóticas oportunistas.

Las células dendríticas y los fagocitos distinguen a los hongos mediante el TLR y las dectinas.
Entonces, los neutrófilos posiblemente liberan sustancias microbicidad y fagocitan a los hongos
para la lisis intracelular.

Los Cryptococcus neoformans tienen cepas virulentas que inhiben la producción de citosinas por
los macrófagos, y estimulan la producción de interleucina 10, con lo cual inhiben la activación del
macrófago.

INMUNIDAD ADAPTATIVA FRENTE A HONGOS

El principal mecanismo de inmunidad adaptativa frente a hongos es la inmunidad celular.

El Histoplasma capsulatum, vive en los macrófagos y es eliminado por estos mismos mediante
mecanismos celulares eficaces en contra de bacterias intracelulares. Los linfocitos T CD4+ y CD8+
contribuyen en la eliminación de levaduras de C. neoformans. Hay hongos extracelulares que
desencadenan respuestas TH17, estas están dirigidas por la unión de glucanos micóticos a la
dectina 1, dando lugar a la producción de citocinas inductoras de TH17 en las células dendríticas.
Los linfocitos TH17 estimulan la inflamación, y los neutrófilos y monocitos destruyen a los hongos.
Las infecciones por Candida suelen iniciar en superficies mucosas y la inmunidad celular impide la
propagación de los hongos en los tejidos. Las respuestas TH1 protegen de las infecciones micóticas
intracelulares, pero estas respuestas pueden ocasionar inflamación granulomatosa. Además, los
hongos también generan respuestas de anticuerpos específicos con valor protector.

INMUNIDAD FRENTE A PARÁSITOS


Una infección parasitaria puede ser producida por parásitos de animales como los protozoos, los
helmintos y los ectoparásitos (garrapatas o ácaros). Actualmente, los parásitos son responsables
de una morbilidad y una mortalidad superiores a cualquier otra clase de microorganismo
infeccioso, en realidad casi el 30% de la población mundial sufre infestaciones parasitarias.

Casi todos los parásitos tienen ciclos vitales complejos, algunos tienen lugar en el ser humano u
otros vertebrados, y el resto depende de anfitriones intermedios como de moscas o garrapatas.
Con respecto a estos últimos, es muy común infectarnos a través de picaduras de anfitriones
intermedios infectados o compartiendo un hábitat determinado con estos. Por ejemplo, el
paludismo (que afecta a más de 100 millones de personas en todo el mundo y responsable de 1 a
2 millones de muertes anuales) y la tripanosomiasis se transmiten por picaduras de insectos,
mientras que la esquistosomiasis es por la exposición a aguas donde viven caracoles infectados.

Mayormente las infecciones parasitarias son crónicas gracias a la debilidad de las defensas
inmunitarias innatas contra ellas y la capacidad de los parásitos para evitar o resistirse a la
eliminación por las respuestas inmunitarias adaptativas. Sumado a esto, varios antibióticos
antiparasitarios no erradican eficazmente estos microorganismos.

INMUNIDAD INNATA FRENTE A PARÁSITOS

Aunque se ha demostrado que hay muchos protozoos y helmintos que activan distintos
mecanismos de la inmunidad innata, usualmente estos organismos logran sobrevivir y se replican
en sus anfitriones gracias a su capacidad para superar estas defensas. Es por esto que la respuesta
inmunitaria innata más importante frente a los protozoos es la fagocitosis, aunque de todas
formas varios de estos resisten esto e incluso se replican en el interior de los macrófagos.

Algunos protozoos expresan moléculas de superficie que reconocen los TLR y activan los fagocitos.
Las especies de Plasmodium, Toxoplasma gondii y las especies de Cryptosporidium expresan
lípidos glucosil fosfatidilinositol que pueden activar el TLR2 y el TLR4. Los fagocitos también
pueden atacar a los parásitos helmintos y secretar sustancias microbicidas para matar a los que
son muy grandes para ser fagocitados. Aún así, muchos helmintos tienen cubiertas gruesas que los
hacen resistentes a los mecanismos citocídicos de los neutrófilos y los macrófagos y son muy
grandes como para ser ingeridos por los fagocitos. Algunos helmintos activan la vía alternativa del
complemento, aunque los parásitos que se recuperan de anfitriones infectados parecen haber
adquirido una resistencia a la lisis producida por el complemento.

INMUNIDAD ADAPTATIVA FRENTE A PARÁSITOS

Debido a la gran variedad de parásitos(helmintos, protozoos) que existen, la respuesta adaptativa


del organismo ante ellos es muy variada y los mecanismo que emplea son diversos y peculiares en
cada caso. Los metazoos al igual que los helmintos son organismos que sobreviven en el espacio
extracelular y por lo tanto la respuesta inmune ante ellos está dirigida a la producción de
anticuerpos, por otro lado, diversos protozoos han evolucionado y se han adaptado para poder
vivir y reproducirse dentro de las células del huésped, por lo tanto, la respuesta que el organismo
elabore en este caso estará dirigida a la eliminación de las células infectadas mediante la acción de
diversos linfocitos.
Cuando se habla acerca de la eliminación de este tipo de parásitos intracelulares que logran vivir
dentro de los fagocitos, el mecanismo principal de defensa es la activación de los macrófagos por
los linfocitos TH1. La Leishmania major es un protozoo que tiene la capacidad de sobrevivir en el
interior de los fagosomas de los macrófagos. Un ejemplo conocido es la infección de ratones con
este parásito y ver como el predominio de las de TH1 o TH2 determina que tan resistente o
propenso se es a la enfermedad. La resistencia a la enfermedad está dada principalmente por
activación de los linfocitos T CD4+ y que mediante la IL-12 se diferencian en Th1 específicos frente
a Leishmania, a su vez, estos producen IFN-gamma que activa macrófagos para la destrucción de
estos parásitos. Lo contrario sucede si se activan los linfocitos Th2 ya que esto daría lugar a que las
acciones de los macrófagos se vean suprimidas por la IL-4 producida por los Th2.

Hay protozoos que una vez dentro de los fagocitos tienen la capacidad de lisar estas células luego
de que se han reproducido dentro de ellas. Esto estimula la respuesta de los CTL específicos.

EVASIÓN INMUNITARIA POR PARTE DE LOS PARÁSITOS

Los parásitos logran evadir la inmunidad, mediante la reducción de su capacidad inmunógena y la


inhibición de las respuestas inmunitarias del huésped. Durante su ciclo vital dentro del huésped, el
parásito cambia sus antígenos de superficie.

Se identifican 2 formas de variación génica:

- Primero, es la modificación de expresión antigénica de estadio, entonces, durante los


estadios de madurez del parásito en tejidos, los antígenos que se producen no van a ser iguales a
los de las fases infecciosas. Un ejemplo, es el estadio del esporozoíto infeccioso de los parásitos
del paludismo, este es diferente a los estadios del merozoíto durante su estancia en el huésped, lo
cual genera la infección crónica. Cuando el sistema inmune responde ante la infección por
esporozoítos, el parásito ya se ha diferenciado y expresa nuevos antígenos, lo cual le permite dejar
de ser un blanco fácil de eliminación por los mecanismos inmunitarios.

- El segundo ejemplo, es el más evidente de variación antigénica de los parásitos. Es la


modificación continua de los principales antígenos de superficie en los tripanosomas africanos.
Esta variación antigénica se debe a la variación programada de la expresión de genes que codifican
a los principales antígenos de superficie. Aquellos pacientes infectados tienen ondas de
parasitemia y cada onda se constituye por parásitos que expresan un antígeno distinto al de la
onda anterior. Entonces, cuando el huésped empieza a formar anticuerpos contra el parásito, la
composición antigénica del organismo ya es otra. En una infección se pueden llegar a producir más
de un centenar de ondas.

- Como consecuencia de la variación antigénica de los parásitos, se presenta dificultad para


la vacunación eficaz en contra de estas infecciones.

- Mientras permanecen en los anfitriones, los parásitos se van haciendo resistentes a los
mecanismos de inmunidad. Por ejemplo, las larvas de los esquistosomas, viajan a los pulmones del
individuo afectado, en donde fabrican un tegumento resistente a la acción del complemento y de
los CTL, durante su migración; la base bioquímica de este cambio es desconocida.
- Los protozoos se pueden esconder del sistema inmune, viviendo dentro de las células del
anfitrión o mediante la elaboración de quistes que se resisten a los efectores inmunes. Algunos
helmintos se ubican en las luces intestinales y están al abrigo de los mecanismos efectores
inmunitarios celulares. Así mismo, los parásitos pueden perder sus cubiertas antigénicas, ya sea
espontáneamente o después de unirse a anticuerpos específicos. Los parásitos se vuelven
resistentes a los ataques mediados por anticuerpos. Por ejemplo, el Entamoeba histolytica es un
protozoo que pierde antígenos y se puede convertir en una forma quística en la luz del intestino
grueso.

- Son múltiples los mecanismos mediante el cual los parásitos inhiben a las respuestas
inmunitarias del anfitrión. Tal es el caso de la esquistosomiasis grave con afectación de hígado y
bazo, y las infecciones por filarias, en esto se detalla anergia de los linfocitos T ante los antígenos
parasitarios. Hay algunos parásitos, como la Leishmania, que estimulan la aparición de linfocitos T
reguladores, estos suprimen la respuesta inmunitaria y permiten la persistencia del parásito. En el
paludismo y la tripanosomiasis africana hay inmunodepresión menos específica y generalizada,
debido a la síntesis de citocinas inmunosupresoras por los macrófagos activados y los linfocitos T.

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