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D
esde que las maestras y los maestros indagan y proyectan las propuestas pedagó-
gicas, recogen información que les conduce a elegir las maneras más pertinentes
de plantear los encuentros con los niños, las niñas, las familias, las estrategias
pedagógicas, y los ambientes que disponen.
La experiencia deja huella. Es la vivencia que sirve de motor para que los niños y las
niñas desplieguen todas sus capacidades. Por ello:
El maestro o la maestra presta atención a las necesidades que el niño o la niña pue-
dan manifestar y realiza lo que cree necesario para garantizar su bienestar. De eso
se trata el cuidado, de saber cuándo los niños y las niñas están cansados, cuáles son
las horas más adecuadas para tomar el alimento, en qué momento necesitan ayuda
para ir al baño, en qué momento requieren ser escuchados o cuándo ofrecerles
posibilidades para explorar, expresarse y jugar con materiales adecuados y seguros.
Así, el niño o la niña va aprendiendo a motivar respuestas de otros ante necesidades
propias, construye sensación de bienestar porque se siente acogido y comienza a
confiar en sí mismo y en los demás, mientras aprende también a cuidarse y a cuidar.
naron toda la noche” Belén respondió “¡no caminaron, se arrastra- En esta experiencia la
ron, no ves que no tienen pies! Sonia dijo: contemos de nuevo los maestra, a partir de una
pasos y cuando se acercó al caracol intentó pisarlo. Los demás le pregunta, promueve el
gritaron: ¡ten cuidado!, y ella dijo: “es un bicho y está sucio, hay cuidado por los seres
vivos (cuidado del en-
que matarlo”. Entonces les pregunté a los niños ¿por qué no hay
torno) y lleva a Sonia a
que matarlos? Dijeron cosas como: “porque le va a doler”, “no nos encontrar una solución
hace daño”, “no es sucio, él vive en la tierra”. Sonia dijo: “es que más asertiva frente a su
no me gusta porque es baboso, mejor lo dejamos en la pecera”. temor hacia el caracol.
La curiosidad por saber
cómo se mantienen las Pedro trajo en una hoja el dibujo de una araña que encontró
arañas en las paredes en su casa y nos contó que había hablado con su tío y él le había
hizo que Pedro llevara contado que las arañas tienen pelos en los extremos de sus patas,
su inquietud a la casa,
con los que se agarran con facilidad de las paredes. La maestra acompaña a
convirtiéndose en
una oportunidad para Ana, dando una respues-
vincular a la familia en Cuando Pedro comenzó a hablar, Ana lloró, le tiene pavor a las ta sensible y amorosa
el taller. arañas. La abracé y de inmediato todos hicieron lo mismo tratando mediante un abrazo y
les propone pensar en la
de consolarla.
idea de una araña con
patines para hacer de
Les dije: ¿Qué tal si nos inventamos una araña en patines?, ¿no esta una situación gra-
creen que se vería muy graciosa? Y pedro dijo: ¿Cómo se vería un ciosa que lleve a superar
caracol en bicicleta? Entonces les propuse que cada uno dibujara el llanto. Ana pudo así
un animal moviéndose de una forma distinta a la que lo hacen integrarse de nuevo a la
experiencia.
siempre y que escribieran, con sus propias grafías, una historia. De igual manera, en
Después cada uno contó a sus amigos lo que había creado. esta situación los niños
reconocen los senti-
mientos y emociones de
En este fragmento, desde el saber pedagógico, la Ana y se solidarizan con
maestra tomó decisiones para cuidar, acompañar ella, es decir, también la
y provocar, de manera pertinente, a los niños y acompañan
las niñas, además de hacer de cada propuesta
una oportunidad para potenciar su desarrollo y
promover aprendizajes. Así, mediante el taller de
experimentos se vivió un campo de experiencia.