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LA LLAVE MAESTRA TRANSPARENTE

25022010
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LA LLAVE MAESTRA TRANSPARENTE


– Marintaler en Nettby

¿Cómo está interaccionado el Universo? «Tal como es arriba, es abajo; tal como dentro,
fuera» [Piedra de Rosetta, 756 Kg o tres cuartos de tonelada]. Si descubrimos el
Universo, al propio tiempo nos descubrimos a nosotros mismos. Y viceversa.

Thursday, 25 de February de 2010, 12:35, lecturas: 4 – marintaler 52

Armonía significa equilibrio entre las proporciones de asumir nuestro propio valor y
tomar la responsabilidad exacta de nuestros pensamientos como reconocimiento de
nuestra verdadera esencia. Somos parte del Universo; pero también somos
microcosmos. En el despertar a la realidad por nuestro proceso evolutivo, podemos
elegir libremente hacer lo mejor posible en nuestro acontecer diario.

Traemos a colación al efecto el que la piedra de Rosetta contiene un texto en tres tipos
de escritura (jeroglífico, demónico y griego uncial) y su gran importancia radica en
haber sido la pieza clave o llave maestra para comenzar a descifrar los jeroglíficos de
los antiguos egipcios.

El texto escrito en griego antiguo comienza así: «El nuevo rey, habiendo recibido el
reino de su padre…». Narra una sentencia de Ptolomeo V, describiendo varios
impuestos que había revocado, ordenando además que la estela se erigiese y que el
decreto fuese publicado en el lenguaje de los dioses (jeroglíficos) y en la escritura de la
gente (demótica). Los franceses, tras la pérdida de Waterloo y antes de ceder la piedra
de Rosetta a los británicos, hicieron copia de su contenido que vino a determinar hasta
la fecha exacta de la creación del Universo.

El secreto de la piedra Rosetta, durante siglos, se basa en generaciones de eruditos


que intentaron sin éxito desentrañar los misterios de una de las civilizaciónes más
antiguas del mundo: el antiguo Egipto. Todos estos intentos topaban con un obstáculo
casi insalvable, y es que desde el siglo IV, cuando los últimos restos del paganismo
fueron barridos por la incipiente religión cristiana, nadie había sido capaz de leer las
antiguas escrituras egipcias. A esta escritura se le llamó “jeroglífica“, procedentes de
palabras griegas que significan “escrituras sagradas”.

El Antiguo Egipto fue una de las grandes civilizaciones del mundo que tuvo su
erudicción en los jeroglíficos como solución a sus misterios, más allá del orgullo
personal de los Faraones. Los misterios de Egipto, basados en la piedra Rosetta, son
extraordinarios y miles de años los contemplan. Los jeroglíficos de la piedra Rosetta
estaban en la parte superior. Y los tres textos siginifican lo mismo, con lo cual
traduciendo el griego se traducirían los otros dos hasta entonces ilegibles o en el
campo del misticismo.

Entonces se llegó a calcular por el aún niño Jean-François Champollion, disciplinado en


lenguas antiguas, la edad del mundo basado en las edades de las generaciones del
Génesis (Capítulo V) en 4377 años. Más, como cada civilización, egipcia, china o
azteca, tenía su propio calendario basado en la posición del Sol, los calendarios
cambian; y lo que para los chinos o mayas es un determinado año, para los julianos o
gregorianos es otro. Aunque el calendario sea una cuenta sistematizada del transcurso
del tiempo utilizado para la organización cronológica de las actividades y sus símbolos
se utilizan para comunicar ideas que pretenden un anclaje en el tiempo: como cuando
ponemos una actividad en la agenda.

Más, si el propio tiempo es relativo, ¿cómo viaja la luz? En cierto sentido, la luz viaja
por sí misma sólo a través del vacío existente. La velocidad de la luz en el vacío es por
definición una constante universal de valor 299.792.458 metros por segundo al
cuadrado (unos 300.000 metros por segundo al cuadrado). O, lo que es lo mismo,
9,46-10 elevado a la 15ava potencia; segunda cifra que es usada para definir el
intevalo llamado «Año Luz», que deviene una constante en el tiempo. ¿Entonces
significa que podemos viajar a través de la Luz?

La velocidad a través de un medio que no sea el «vacío» depende de su permitividad


eléctrica y permeabilidad magnética y otras características electromagnéticas. O sea,
también de ondas electromagnéticas. En medios materiales, esta velocidad es inferior a
la «c» de Einstein y queda codificada en el índice de refracción, esto es, en un medio
homogéneo, la medida que determina la reducción de la velocidad de la luz al
propagarse por un medio; es decir, de forma más precisa, «índice de refracción» es el
«cambio» de la fase por unidad de longitud, esto es, el número de onda en el medio (k)
será «n» veces más grande que el número de onda cuyo índice se calcula y se trata de
un valor «adimensional» (esto es, que carece de magnitud física asociada, aquellas que
no tienen unidades: por ejemplo, la cantidad de objetos de un conjunto o bien un
«Punto» en el plano tridimensional del microcosmos o en el espacio tetradimensional).

En la actualidad, la mayor parte de los calendarios tienen por referencia el ciclo que
describe la Tierra alrededor del Sol y se denominan calendarios solares. El calendario
sideral se fundamenta en el movimiento terrestre respecto de otros astros diferentes al
Sol. Así, en modificaciones del vacío más sutiles, como espacios curvos, efecto
Casimir, poblaciones térmicas o presencia de campos externos, la velocidad de la luz
depende de la densidad de energía de ese vacío. De ahí que se diga que la luz rompe
las tinieblas por doquier.

En la cosmología moderna, el origen del Universo es el instante en que apareció toda la


materia y la energía que tenemos actualmente en el universo como consecuencia de
una gran explosión. Esta postulación es abiertamente aceptada por la ciencia en
nuestros días y conlleva que el Universo podría haberse originado hace entre 13.500 y
15.000 millones de años, en un instante definido. En la década de 1960, el astrónomo
estadounidense Edwin Hubble confirmó que el Universo se estaba expandiendo,
fenómeno que Albert Einstein con la teoría de la relatividad general había predicho
anteriormente. Existen diversas teorías científicas acerca del origen del universo. Las
más aceptadas son la del Big Bang y la teoría Inflacionaria, que se complementan. Este
impulso, en un tiempo tan inimaginablemente pequeño, fue tan violento que el
universo continúa expandiéndose en la actualidad. Se estima que en solo 15 x 10
elevado a -33 segundos ese Universo primigenio multiplicó sus medidas por 100. Es la
teoría inflacionaria, que no niega la creación del Universo por Dios; sino sólo valora su
expansión.

Según la «Teoría Inflacionaria», en la comunidad científica tiene una gran aceptación


propuesta por Alan Guth en los años setenta, que intenta explicar los primeros
instantes del Universo. Se basa en estudios sobre campos gravitatorios fortísimos,
como los que hay cerca de un agujero negro. Supuestamente nada existía antes del
instante en que nuestro Universo era de la dimensión de un punto con densidad
infinita, conocida como una singularidad. En este punto se concentraban toda la
materia, la energía, el espacio y el tiempo. Según esta teoría, lo que desencadenó el
primer impulso del Big Bang es una «fuerza inflacionaria» ejercida en una cantidad de
tiempo prácticamente inapreciable. Se supone que de esta fuerza inflacionaria se
dividieron las actuales fuerzas fundamentales.

Entonces, ¿cómo se formó la materia? La teoría del Big Bang consiste en que el
Universo que antes era una singularidad infinitamente densa, matemáticamente
paradójica, en un momento dado explotó y liberó una gran cantidad de energía y
materia separando todo hasta ahora. El Universo después del Big Bang comenzó a
enfriarse y a expandirse, este enfriamiento produjo que tanta energía comenzara a
estabilizarse. Los «protones» y los «neutrones» se “crearon’” y se estabilizaron cuando
el Universo tenía una temperatura de 100.000 millones de grados, aproximadamente
una centésima de segundo después del inicio. Los «electrones» tenían una gran
energía e interactuaban con los neutrones, que inicialmente tenían la misma
proporción que los protones, pero debido a esos choques los neutrones se
convirtieron mas en protones que viceversa. La proporción continuó bajando mientras
el Universo se seguía enfriando, así cuando se tenía 30.000 millones de grados (una
décima de segundo) había 38 neutrones por cada 62 protones y 24 a 76 cuando tenía
10.000 millones de grados (un segundo). Lo primero en aparecer fue el «núcleo» del
deuterio, casi a 14 segundos después, cuando la temperatura de 3.000 millones de
grados permitía a los neutrones y protones permanecer juntos. Para cuando estos
núcleos podían ser estables, el universo necesitó de algo más de tres minutos, cuando
esa bola incandescente se había enfriado a 1.000 millones de grados. En Bioquímica se
explica el origen de la materia o especie humana en las amebas, como llave maestra
que abre todas las puertas de la ciencia médica.

Pero, ¿cómo se formaron los núcleos y átomos? Por la nucleosínteis primordial, algo
más de cuatro minutos bastaron para que los núcleos de hidrógeno (protones) y los
núcleos de deuterio pudieran fusionarse en un núcleo de helio. Las altas temperaturas
no permitían que éstos núcleos pudieran capturar aún electrones. Cuando el universo
tenía algo más de 30 minutos (a una temperatura de 300 millones de grados), la
materia estaba en estado de plasma, o sea, ambos núcleos podían coexistir con
electrones libres. Éste estado podemos encontrarlo en el interior del Sol. Según
Einstein, un átomo es escindible y tiene un núcleo compuesto por protones, electrones
y neutrones. Es la escisión del núcleo del átomo que produce la energía atómica con
diverso uso.

A pesar que tantos hechos ocurrieron en un tiempo relativamente corto,en relación con
la edad del universo, éstos continuaron así hasta que la temperatura bajó lo suficiente
para que núcleos atómicos puedan capturar electrones, casi 300 mil años después a
una temperatura de unos 6 mil grados parecida a la superficie actual del Sol. Junto con
esto los primeros fotones pudieron atravesar átomos de materia sin tener
perturbaciones, hecho que produjo que el Universo sea transparente. La materia y esta
radiación necesitaban dejar de ser uno solo para poder formar lo que hoy conocemos
como estrellas y galaxias, para esto se necesitaron no menos de un millón de años a
partir de ese gran inicio.

¿Y qué pasó con la materia oscura? Formalmente para que todo lo expuesto aquí pueda
ser válido, los científicos necesitan de una materia adicional a la conocida (o más
propiamente vista) por el hombre. Varios cálculos han demostrado que toda la materia
y la energía que conocemos es muy poca en relación a la que debería existir para que
el Big Bang sea correcto. Por lo que se postuló la existencia de una materia hipotética
para llenar ese vacío, a la cual se la llamo materia oscura ya que no interactúa con
ninguna de las fuerzas nucleares (fuerza débil y fuerte) y ni el electromagnetismo, sólo
con la fuerza gravitacional.

La gravedad es una aceleración resultante de la suma vectorial de dos aceleraciones:


por una parte, y de acuerdo a la ley de gravitación universal, la aceleración debida a la
atracción mutua entre el planeta o satélite y el cuerpo considerado, y por otra parte la
aceleración centrífuga debida a la rotación del planeta o satélite. Se la designa con la
letra «g», y es aproximadamente constante en la superficie del planeta o satélite.

En consecuencia, la gravedad va a depender de:

– La distancia hasta el centro del planeta o satélite, es decir, su altura;


– De su latitud, ya que la intensidad y la dirección de la aceleración centrífuga varía
entre el ecuador y los polos: es máxima en el ecuador y nula en los polos;
– Y de la homogeneidad del planeta o satélite.

Tiene relación con la fuerza que se conoce como peso. El peso es la fuerza con que es
atraído cualquier objeto debido a la aceleración de la gravedad, que actúa sobre la
masa del objeto. De acuerdo a la segunda ley de Newton, tenemos que: P = mg. Lo
que se acerca a la fórmula de Einstein. En otros planetas o satélites, el peso de los
objetos varía si la masa de los planetas o satélites es diferente (mayor o menor) a la
masa de la Tierra. Los efectos de la gravedad son siempre atractivos, y la fuerza
resultante se calcula respecto del centro de gravedad de ambos objetos (en el caso de
la Tierra, el centro de gravedad es su centro de masas, al igual que en la mayoría de
los cuerpos celestes de características homogéneas).

La gravedad tiene un alcance teórico infinito, sin embargo, la fuerza es mayor si los
objetos están cerca uno del otro, y mientras se van alejando dicha fuerza pierde
intensidad. La pérdida de intensidad de esta fuerza es proporcional al cuadrado de la
distancia que los separa. Por ejemplo, si se aleja un objeto de otro al doble de
distancia, entonces la fuerza de gravedad será la cuarta parte.

Se trata de una de las «cuatro fuerzas fundamentales» observadas en la naturaleza,


siendo la responsable de los movimientos a gran escala que se observan en el
Universo: La órbita de la Luna alrededor de la Tierra, la órbita de los planetas alrededor
del Sol, etcétera. El término «gravedad» se utiliza también para designar la intensidad
del fenómeno gravitatorio en la superficie de los planetas o satélites.

Por lo demás, desde la época del Imperio Antiguo los jeroglíficos egipcios fueron un
«sistema» de «tres tipos básicos»: jeroglífica, hierática y demótica. Cuatro fuerzas
fundamentales más tres tipos básicos. Por extensión también, se ha dado el nombre
signo jeroglífico a algunos de los grafemas de la escritura cuneiforme y otras. La razón
está en que esos pocos signos no usarían el principio fonético, sino el principio
ideográfico de representación de la escritura de una lengua hablada. Los exégetas
cifraron en 2349 A.C. como fecha del Diluvio Universal o fecha de creación del mundo,
el origen exacto del Universo. Y la personalidad de TUK ANK AMON encontraba su
armonía rindiendo culto a ATOM desde su niñez, el único Dios permitido. El dios ATOM
irradia como Sol en la mitad del reinado de Akenaton, mientras el misterio del Universo
sigue allí, enclavado en la piedra de Rosetta.

¡Un cordialísimo saludo!

Marintaler
CLUB DEL EXITO
Horta, Barcelona

CHARLES HAANEL: «El Sistema de Llave Maestra»

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