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REVIVE 2022 GUÍA DE PROGRAMAS

Viernes 6 de mayo de 2022

FE EN MEDIO DE LAS PRUEBAS


SEMINARIO DE INSTRUCCIÓN EN MINISTERIO ADVENTISTA DE LA FAMILIA

«Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había ha-
blado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios
le había dicho» (Génesis 21: 1, 2).

INTRODUCCIÓN
Hoy en día es muy común escuchar sobre problemas originados en familias dis-
funcionales, problemas que muchas veces terminan destruyendo la unidad familiar
y así terminan cayendo en las garras de Satanás. Debido a la entrada del pecado
la imagen de la familia se ha degradado, Dios la creó con un propósito divino, su at-
mósfera debía ser un pedacito de cielo aquí en la tierra, los hijos debían ser criados
bajo los más altos estándares de pureza y santidad para ser dignos representantes
y embajadores del cielo aquí en la tierra, pero desde la caída, la perspectiva de la
familia ha ido cambiando y hoy en día es un blanco constantemente atacado por
el maligno.
En el libro de Génesis 16: 1-16, encontramos la historia de Agar, al meditar en
la historia de esta mujer nos damos cuenta que es la clase de situación que nadie
quiere que le suceda.
Abraham y Sara se habían unido en matrimonio hacía muchos años, con la
ilusión de formar una familia y de tener un heredero, pero los años habían pasado,
Dios les había hecho un llamado especial y a cambio de su obediencia se les daría
una descendencia grande que no se podría contar, pero los años pasaban y esa
promesa no se había cumplido. Sara cayó en la desesperación y Abraham había
cedido a la incredulidad de Sara; en el proceso se había creado toda clase de
problemas, presentes y futuros. Agar quedó atrapada en medio de la confusión, a
ella no se le consultó en la toma de decisiones, no se le pidió opinión, ni siquiera
sabían si ella estaba de acuerdo, por lo contrario fue víctima de una decisión crea-
da por la duda.

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UNIÓN MEXICANA DE CHIAPAS

I. LLAMADO PARA SER GRANDE (GÉNESIS 15)


Dios le había prometido a Abraham que sería el padre de una gran nación. A la
edad de 75 años, Abraham comenzó a poner en práctica el programa de Dios y le
fue reafirmada la gran promesa de Dios de posteridad.
Abraham y Sara no tenían hijos, los años seguían pasando y Sara comenzó a
desesperarse y a dudar de la promesa de Dios.
Sara convenció a Abraham de que tomara en sus propias manos la voluntad de
Dios.

II. VÍCTIMA DE LAS CIRCUNSTANCIAS


«Y Saraí mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años
que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su
marido» (Génesis 16: 3).
Agar era la espectadora inocente, no tenía nada que ver con el problema de
pareja que tenía Sara y Abraham. Era egipcia y sierva en casa de Abraham.
Vivía confortablemente en el hogar de Sara y Abraham. Era de las favoritas de
Sara, era más joven que su ama.
Como fruto de aquella decisión nació Ismael, un hijo quien cambiaría la relación
matrimonial entre Abraham y Sara, más problemas surgieron como resultado de
esta mala decisión, los celos de Sara, el desprecio de Agar y como resultado de
esto, la familia comenzó a dividirse y la brecha creció entre ellos.

«Tanto Abraham como Sara desconfiaron del poder de Dios, y este error fue
la causa del matrimonio con Agar. Dios había llamado a Abraham para que fuese
padre de los fieles, y su vida había de servir como ejemplo de fe para las genera-
ciones futuras. Pero su fe no había sido perfecta. Había manifestado desconfianza
para con Dios al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, y también al casarse
con Agar» (Historia de los Patriarcas y Profetas, 117-143).

Si tan solo Sara y Abraham hubiesen tenido más fe y más confianza en la pro-
mesa de Dios, muchos problemas familiares se hubiesen evitado; a raíz de la riva-
lidad y el desprecio, Agar tuvo que salir huyendo junto con su hijo.

III. LA PROMESA CUMPLIDA


«Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había
hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que
Dios le había dicho» (Génesis 21: 1, 2).

Dios cumple sus promesas, el hijo esperado y anhelado por fin estaba en ca-

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mino, y después de tantos problemas familiares a falta de fe, Dios se encontraba


obrando en esta familia.

El ser humano siempre debe confiar en las promesas de Dios, muchas dificul-
tades vienen a diario a las familias, retos diferentes, problemas con los hijos, pro-
blemas entre esposos y cada día es más fácil dudar de Dios, de sus promesas y
de sus cuidados. Pero, a la luz de las Escrituras debemos tener la seguridad de
que Dios es fiel, que él siempre cumple sus promesas y que nuestra fe cada día
debe crecer, nuestra fe cada día debe afianzarse mas de él, y solo de esa forma
podremos vencer las adversidades.

CONCLUSIÓN
En muchas ocasiones quedamos atrapados en medio de problemas que noso-
tros no hemos creado. Cuando esto sucede es necesario recordar que Dios sabe
dónde estamos, él nos está mirando y al final él pondrá todo en orden, no importa
si el problema es grande, si no tenemos nada a nuestro alcance, aunque parezca
que lo único que nos espera es la muerte, no olvidemos que allí está Dios.
Y al final de nuestra carrera en este mundo si tu fe se mantiene viva y tú y tu
familia se aferran de la mano de Dios, podremos cantar victoria y podremos encon-
trar nuestros nombres como héroes de la fe, héroes que pese a las dificultades y a
los problemas lograron vencer y triunfaron en un mundo de pecado.
A pesar de que Abraham cometió equivocaciones, siempre se tomó de la mano
de Dios y le permitió que cumpliera sus promesas en su familia.

«Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de
recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extran-
jero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y
Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene
fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma
Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo
de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido» (Hebreos 11: 8-11).

A pesar de las circunstancias, por fe, tomados de la mano de Dios, podremos ir


a la patria celestial.

Departamento de Ministerio Adventista de la Familia


Unión Mexicana de Chiapas

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