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SARA, UNA MUJER QUE CREE

INTRODUCCIÓN: La historia de Sarai, esposa de Abram, se encuentra registrada en


Génesis capítulos doce al veinticuatro. Sarai fue una mujer increíblemente hermosa, quien
acompañó a su esposo en la aventura de la fe como ninguna otra mujer. Ella tuvo que
creerle a Dios en varias ocasiones de su vida, a pesar de que las circunstancias eran
inciertas y cuando los retos parecían imposibles.

Sara y su familia estaba asentada en una ciudad llamada Harán, a dónde habían llegado
juntamente con su suegro Taré desde Ur de los caldeos, cuando Dios se dirige a su
esposo Abram y le dice: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la
tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición.” Génesis 12: 1-2

I. EL PRIMER GRAN RETO DE LA VIDA DE SARAI FUE CREERLE A DIOS.

Tener la misma fe de su esposo para dejarlo todo e iniciar un viaje hacia lo desconocido.
Cuando Dios llamó a Abraham y Sara no les dijo exactamente el lugar a donde los
llevaría, sencillamente le anunció: “a la tierra que yo te mostraré”.

Como registra el libro de Hebreos: “Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un
lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.”
Hebreos 11: 8

¿Cuántas de mujeres estarían dispuestas a seguir a sus esposos en esas


condiciones? ¿Prepararían con entusiasmo una mudanza sin saber realmente cuál es su
destino?

Nosotros hemos experimentado algo similar. Después de vivir en una ciudad por
muchos años, Dios nos dio la oportunidad de venir a Manta a pastorear una hermosa
iglesia.
La mudanza trajo una cuota de estrés, trajín y desgaste. Inclusive algo de inestabilidad,
pero lo hemos hecho en obediencia a un llamado especial de Dios de asumir el liderazgo
de nuestra amada iglesia. Cuando le conté a mi esposa de la puerta que se nos había
abierto, ella fue la primera en decir ¡VAMOS!!

Dios nos está enseñando como familia algo diferente en esta ciudad, cada situación que
estamos viviendo, nos está puliendo y trayendo madurez y Dios está forjando carácter en
medio de todas las circunstancias.

Yo le pregunto a las madres y esposas que están en esta transmisión: ¿Le teme usted a
los retos? ¿Le sería fácil desligarse de sus seres queridos para ir a vivir a otra ciudad u
otro país? ¿Qué es lo que más sentiría dejar? ¿Cuál sería su mayor temor? (Déjeme un
comentario)

Creerle a Dios. Sara, fue esa mujer de fe, que se levanta en medio de las circunstancias
difíciles, que camina a lado de su esposo, están junto a él y a sus hijos en las buenas y en
las malas. También esas madres que han tenido que salir adelante sin un esposo a su
lado, Dios las bendiga y las recompense.
Pero, también es noble ver a esas mujeres luchando a lado de su esposo, no contra su
esposo. Dios bendiga a esas valientes, que representan bien el Proverbio 31,
hablando de la mujer virtuosa: “No le tiene temor al porvenir”

Por el relato bíblico, nosotros entendemos ahora que Dios tenía un propósito especial
para sacar a Abram y Sarai de Ur. Él tenía planeado levantar de Abram y Sarai una
nación para sí, y hacer un pacto especial con ese pueblo. Por eso lo saca de un ambiente
idólatra y pagano. Abram era un hombre de fe y obedeció de inmediato y su esposa lo
acompañó:

“Tomó pues Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que
había ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de
Canáan; y a tierra de Canáan llegaron”. Génesis 12: 5

A la edad de setenta y cinco años, Abram y su familia comienzan su viaje hacia lo


desconocido. No es fácil, pero eso representa creerle a Dios, Sarai lo hizo así…

II. LA FE DE ABRAM Y SARAI SE HACE EVIDENTE DURANTE TODO EL TRAYECTO.

Si leemos atentamente el relato de Génesis encontraremos que no tuvieron residencia


fija, pero en cada alto en el camino Abram y Sarai levantan un altar a Jehová y lo adoran:

“Y pasó Abram por aquella tierra, hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el
cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram y le dijo: A tu
descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.
Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el
al occidente y a Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová”.
Génesis 12: 6-8

Vemos que esta era una pareja piadosa, temerosa de Dios, y que compartían la misma fe.
En todo lugar donde levantaron una tienda de campaña para habitar por un tiempo, fue
levantado también un altar para mantener la comunicación y la adoración a Dios.
Dondequiera que iban Abram y Sarai llevaban su devoción a Dios.

¡Qué importante es cultivar una relación con Dios como pareja! Que él ocupe un
lugar especial en el matrimonio, que llegue a reinar en medio de los esposos. Es lo que
nos sostiene en medio de circunstancias difíciles. Es fundamental ser sensible a su voz y
escuchar y obedecer su Palabra.

Es fundamental estar juntos de rodillas preguntarle a Dios cuál es su voluntad antes de


tomar decisiones. O sólo para alabarle y darle gracias por sus bondades. También
compartir cada domingo la adoración en el culto y enseñarles a nuestros hijos el camino
de la fe!

Pero también en la intimidad de nuestro hogar donde se deberían afirmar las bases de
nuestra fe cristiana. Hoy en día es posible seguir levantando altares a Dios en familia.
¿De qué manera usted lo hace?

CONCLUSIÓN APLICATIVA: Quiero terminar con un texto del N.T: Así mismo, esposas,
sométanse a sus esposos, de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra,
puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras,  2 al
observar su conducta íntegra y respetuosa. 3 Que la belleza de ustedes no sea la externa,
que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos
lujosos. 4 Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del
corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante
de Dios. 5 Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en
Dios, cada una sumisa a su esposo. 6 Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y
lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor. 1
Pedro 3: 1-6

Si nos damos cuenta, en este texto, Pedro está instruyendo sobre los deberes
conyugales. En el Vs. 5 que las santa mujeres de la antigüedad confiaban en Dios y
después en el Vs.6 muestra a Sara, como ejemplo y dice que las demás mujeres
cristianas son sus hijas. (si usted es cristiana, usted es una hija de Sara, si hace lo
correcto)

Para decirlo de otro modo, Las hijas de Sara luchan contra la ansiedad que surge en sus
corazones. Le hacen la guerra al temor y lo vencen poniendo su esperanza en las
promesas de Dios.

Amén.

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