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¿ Hay qu e e n s e ñ a r m ot r i c i dad
a l os m á s p e q u e ñ o s?

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La autora, psicóloga húngara que trabaja en Agnès Szanto-Feder


París, profunda y directa conocedora de los cri-
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A primera vista la res- terios de la Institución Emmi Pikler de Budapest Sin embargo, cuanto son capaces de llegar por sí mismos y por su

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puesta a la pregunta (Lóczy), expone los principios que inspiran la más evoluciona la cul- propia iniciativa a las formas adultas de motri-
parece muy clara: sí, si educación del movimiento en los niños y las tura más se tambale- cidad, nos preguntamos: ¿Y qué interés puede
el pequeño no lo niñas, principios que derivan de una concepción an las costumbres, y tener enseñar a moverse? ¡Eso lo sabe todo el
aprendiese de ninguna rigurosa de la autonomía de los pequeños. más se involucra la mundo!
otra manera; no, si el ciencia –en otras cul-
pequeño lo aprendiese por sí mismo. turas sucede de modo distinto. Nuestra certeza
No hacerle hacer, pero sí preguntarnos qué
Me parece evidente que si alguien está con- implícita se derrumba por los suelos y da paso hemos de hacer.
vencido de que el pequeño no aprenderá los en lo cotidiano a la incertidumbre, también Propuestas de Emmi Pikler
movimientos sin la enseñanza del adulto, no implícita.
haya nada que discutir. Y eso era lo que se Si nos hacemos la pregunta es que ya no esta- Efectivamente, no haber hecho hacer adrede al
creía, yo diría incluso que era la evidencia en mos seguros del todo. ¿Entonces por qué pequeño unos movimientos específicos está en
nuestra cultura desde siempre, aun sin formu- hacérnosla? Nuestras costumbres procedentes la base del principio según el cual él llegará a
lar la pregunta. Vivíamos con esa convicción, más o menos de los antiguos, pero ataviadas hacerlos por sí mismo.
o más bien sin nunca hacer problema de esa de nuevo, nos satisfacen; al fin y al cabo nues- Pero Emmi Pikler ha tenido en cuenta otros
cuestión. Nuestros hábitos, nuestras tradicio- tros pequeños andan. elementos de la vida cotidiana del pequeño.
nes y nuestras costumbres la incluían implíci- Pero cuando la doctora Pikler publica la A continuación citamos el primer principio
tamente y de manera natural. demostración estadística de que los pequeños de base y después las aplicaciones prácticas.
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Principio no haya descubierto y experimentado a lo lar- • Para satisfacer la necesidad constante de acti-
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go de su actividad autónoma y por su propia vidad que tiene el pequeño, pondremos a su


Garantizar al pequeño unas condiciones ambien- iniciativa. (Entre otros ejemplos, el pequeño alcance, en los momentos en que está despier-

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tales y de atención que le permitan descubrir por se gira boca arriba por sí mismo en un to, un gran número de juguetes de diferentes
14 sí mismo, a partir de su propia iniciativa y a su momento dado.) cualidades, adaptadas a su edad, es decir, a su
ritmo, sus propios movimientos y posiciones; • No menos importante es la atención que interés.
experimentarlos, ponerlos en práctica, utilizarlos hemos de prestar a la ropa que lleva el • Los juguetes, el espacio y las situaciones en
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y abandonar algunos en un determinado pequeño. Las prendas no han de dificultarle que el pequeño se encuentra no habrán de
momento. ni limitarle los movimientos; así como tam- representar ningún peligro; las dificultades
Estas condiciones incluyen como característi- poco han de molestar al pequeño cuando, que tendrá que afrontar son de percepción
cas comunes: permitir al máximo que todos los tumbado en el suelo boca arriba, hace mover física y motriz, para permitirle así orientarse y
movimientos adquiridos por el pequeño los vaya con más o menos amplitud sus extremidades; escoger.
integrando, sin tener la sensación de que lo hayan o bien cuando extiende una mano, se gira, se • Cuando cogemos al pequeño, cuando lo
puesto en peligro, y le permitan, a partir de su da la vuelta, se arrastra, se desplaza a gatas o ponemos sobre la tabla de cambio o en otro
sensibilidad, recoger las «informaciones» lo más se pone derecho, etc. lugar, cuando lo llevamos en brazos, hemos
exactas posible que hagan referencia al desarrollo • En el lugar de juego, allí donde el pequeño de mantenernos muy atentos para que él se
del movimiento y de sus repercusiones. juega durante casi todo el tiempo en que está sienta tranquilo, ya que estos momentos son
despierto desde los 3 o 4 meses, el suelo tiene muy importantes en el aspecto comunicativo.
que ser duro y el colchón de su cama tiene que
Modalidades prácticas
ser compacto. Y después de estas reflexiones y precisiones, vol-
• Lo esencial: En ningún momento el adulto • El pequeño ha de disponer de espacio: siem- vamos por un momento a la pregunta inicial:
pondrá al pequeño en una posición o le indu- pre un poco más del que él utiliza corriente- ¿Hay que enseñar motricidad a los más
cirá a hacer un movimiento que el pequeño mente. pequeños? Y completémosla con otra.
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Fotografía de Marian Reismann.

¿Podemos aprender alguna cosa sobre intermedios (dar vueltas, arrastrase, ir a gatas, precario; competente, es decir, con posibilidades

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la motricidad de los pequeños? medio sentarse) dejan entrever un programa de actuar siguiendo sus impulsos o que una posi-
genéticamente determinado. ción no dominada, unos movimientos mal orga-
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Puede que sí, sobre todo algunos aspectos de la Los movimientos de estos pequeños son más nizados o unos instrumentos de contención se
motricidad cuando el adulto modifica lo menos armoniosos que los de los pequeños a quienes lo impidan. 15
posible su desarrollo natural. han hecho hacer unos movimientos y a menudo Los conceptos expresados son difícilmente

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De vez en cuando merecerá la pena volver a les han impedido hacer los que ellos habrían disociables. El pequeño es hábil y da la impre-
formularse las preguntas iniciales; quizá encon- querido hacer. sión de sentirse bien, los movimientos parecen
traremos en las comparaciones entre una moda- Están más tranquilos durante todas sus activi- armoniosos, precisamente porque asume él mis-
lidad y otra algunos elementos suplementarios dades. Tienen un equilibrio mayor, son menos mo las condiciones de su propio equilibrio, que
para poder responder con mayor conocimiento torpes y eso queda de manifiesto en el hecho de corresponde y define el estadio motor del
de causa. que son pequeños que en general se caen menos. pequeño. Puede ser considerado como compe-
Pikler, en efecto, además de los elementos Además de las condiciones que sirven de base tente dentro de su nivel siempre que se tenga la
cuantitativos (sabemos que todos los pequeños a esta motricidad, así como las cualidades des- sensación de dominar cada uno de sus gestos y
tiene la capacidad de llegar por sí mismos a la critas, les aseguran a los pequeños los medios de sentirse perfectamente seguro antes, durante
postura de mantenerse sentados, ponerse dere- para llevar a cabo una actividad motriz y de jue- y después del gesto o movimiento. Una conse-
chos o andar) también pone de relieve igual- go constante y rica. cuencia directa es el juego continuo, seguido y
mente en su estudio elementos cualitativos, y se Así pues podemos aprender a percibir prime- atento.
refiere a dos o tres mil pequeños, en un periodo ro, después a tener en cuenta, con relación a la En este entorno, las edades de adquisición no
de cincuenta años, que han estado criados en motricidad del pequeño, estos elementos que representan un criterio importante a tener en
estas condiciones. son nuevos en el terreno particular de los princi- cuenta, por la gran diversidad entre los
Las regularidades del proceso de un pequeño pios de desarrollo motor: facilidad o dificultad; pequeños, así como por los tiempos diferentes
a otro, en particular la aparición de estadios habilidad o torpeza; buen equilibrio o equilibrio que el mismo pequeño puede necesitar para
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pasar de un estadio a otro. En efecto, el carácter movimientos, en su carácter, en sus músculos, en ¿qué podemos hacer? Que cada uno interprete
progresivo del perfeccionamiento de los movi- su sistema óseo? Podemos constatarlo mediante a su manera; según su manera de ver al
mientos efectuados por el pequeño en un mis- indicios claros: la economía del esfuerzo, el apro- pequeño, según lo que espere de él. Lo que
mo movimiento es tan importante para la diná- vechamiento de los medios. Pikler nos enseña es que cuando proporciona-
mica de sus progresos como el paso de un esta- Las posturas «correctas» al andar, mantener- mos al pequeño las condiciones que le permi-
dio a otro. se derecho, sentarse, no son tan solo más está- ten actuar conociendo sus posibilidades y sus
Antes de acabar, querría citar un fragmento de ticas, más seguras, más armoniosas, sino que límites, podemos esperar de él armonía, satis-
del libro que Emmi Pikler escribió dirigido a los sobre todo son mucho menos cansadas, menos facción y seguridad en sus gestos.
progenitores en 1936. agotadoras que las posturas inapropiadas, ten- Esta manera de entender la motricidad del
sas, pesadas. pequeño no es propiamente un método.
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«¿Por qué no dejar al bebé desarrollarse según las leyes No tratemos al pequeño bruscamente. Basado en lo «natural», no por eso es menos
que le son propias? ¿No es curioso que se le obligue a Cuidemos de él, pero no perturbemos ese pro- cultural. Dentro de la inmensa reserva de capa-

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hacer siempre una cosa diferente a la que él tiene ganas ceso lento e ininterrumpido que tiene un ritmo cidades de que el pequeño dispone, pone al
de hacer? Si el pequeño está boca arriba, se le sienta, se
16 le pone derecho, se le hace dar pasos, etc. Más tarde
propio para cada uno, en el cual todos los niños frente algunos de los valores de nuestro tiem-
nos desesperamos cuando se sienta o se pone derecho y niñas sanos pasan de la posición de tumbado po: el pequeño es activo desde el nacimiento,
boca arriba a la posición de sentado y a andar, según su nivel de interés, pero también según
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mal. Y lo llevamos a hacer gimnasia correctiva, dos o


tres horas a la semana, donde el pequeño tendrá que en unos tiempos diferentes, en un contexto en su nivel de dominio del medio.
hacer en forma de ejercicios lo que antes no le hemos el que cada pequeño utiliza de la mejor manera No se trata de estar convencidos desde el pri-
dejado hacer: jugar boca abajo, boca arriba, sobre el posible sus extremidades y su cuerpo, y aprove- mer momento en un sentido u otro, sino de per-
suelo duro, estirarse, arrastrarse, ir a gatas… Si no se cha sus capacidades de movimiento según su manecer atentos a aspectos de la vida cotidiana
lo hubiésemos impedido, si no le hubiésemos forzado
a hacer otros movimientos, habrían sido movimientos
constitución y personalidad. de los pequeños a los cuales no dedicábamos bas-
que el pequeño hubiera hecho por sí mismo, no por tante atención, de hacer que los descubran por sí
unas horas, sino durante meses; y que, además, es mismos, antes que situarlos entre sus propios
Conclusión
mejor y más sensato. No es necesario pues enseñar los valores. Y es precisamente con este enfoque con
movimientos que ha de hacer el pequeño. Démosle No podríamos imaginar estos aspectos parti- el que podemos volver a hacernos la pregunta ini-
espacio y dejémosle hacer. ¡Qué sencillo es, cuántas culares de los movimientos de los pequeños. cial, y todas las preguntas que han ido surgiendo
ventajas y qué felicidad para él!” Lo que Emmi Pikler nos transmite, después de a lo largo de esta reflexión. 
haber observado atentamente, como pediatra,
En resumen: Lo esencial no es lo que hace el lo que hacen los pequeños cuando pueden
pequeño, sino cómo lo hace. ¿Sabe aguantarse actuar por iniciativa propia y a su ritmo, son Bibliografía
derecho, andar, correr? ¿Ha encontrado la mane- conocimientos realmente nuevos. Ahora bien,
ra de hacerlo basándose en su equilibrio, en sus una vez tenemos este descubrimiento aquí, Emmi Pikler: Moverse en libertad, Madrid: Narcea, 1985.

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