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Bienes libres

Los bienes libres son aquellos que no requieren de


un proceso de producción o transformación para ser
obtenidos y se encuentran disponibles en
cantidades casi ilimitadas.
Debido a la abundancia de los bienes libres, no es
necesario que su consumo sea racionado y por
ende no tienen mercado ni precio. Se encuentran
disponibles para todos aquellos que los quieran consumir y no tienen dueño.
Los bienes libres se contraponen a los bienes económicos en que estos últimos son
escasos por lo que tienen un valor económico que puede ser traducido en dinero (euros).
Los bienes económicos tienen mercado y para poder acceder a ellos generalmente es
necesario pagar un precio.
No obstante sus diferencias, ambos tipos de bienes generan utilidad al ser consumidos y
por tanto tienen valor de uso.
Ejemplos de bienes libres
Algunos de ejemplos son: luz solar, viento, sonido de una catarata, etc. Cabe mencionar
que aunque estos bienes no requieren de un proceso de producción o trasformación,
algunas empresas pueden transformarlos para luego venderlos en un mercado. Así por
ejemplo, la luz solar puede ser transformada en energía para luego ser comercializada.

Bienes Económicos
Los bienes económicos son aquellos objetos y
servicios que son de utilidad para quienes los poseen
o acceden a ellos. El carácter económico es dado por
el valor monetario que tienen y su existencia es
limitada o escasa.
Los bienes pueden ser tanto materiales como
inmateriales, y su valor económico final es el
resultado de una serie de variables previas que incluyen el costo de producción y
materialización de ese bien.
El análisis y concepción de este tipo de bienes en términos monetarios también viene
dado por la finalidad de sus usos y la concepción valorativa que tenga la sociedad que los
consuma.
Son considerados bienes todos los objetos y servicios que se ofertan y se demandan en
un contexto de mercado, cuyos valores también responden a factores de carácter externo
y con efectos fluctuantes.
Existen distintos abordajes sobre la clasificación de los bienes, algunas de las formas más
efectivas son según su potencial utilitario y económico o de mercado, según su forma de
consumo y su relación con otros bienes, entre otras.

Bienes capitales
Un bien de capital es aquel que forma
parte del patrimonio de una compañía.
Asimismo, permite producir un bien de
consumo que se venderá al público.
Es decir, los bienes de capital son
aquellos utilizados para llevar a cabo
el proceso de producción. Nos
referimos, por ejemplo, a la
maquinaria que requiere una fábrica y
que pertenecerá a la compañía por un
prolongado periodo.
A este tipo de activo también se le conoce como bien de equipo, bien de producción o
bien de inversión.
Es importante no confundir los bienes de capital con los bienes intermedios. Ambos
forman parte de un proceso de producción, pero su duración y consumo es diferente.
Los bienes de capital tienen un tiempo de vida más largo y no dependen tanto de los
ciclos de producción. En cambio, los bienes intermedios serán transformados durante el
proceso para ser convertidos en bienes de consumo.
Continuando con el ejemplo anterior, un alto horno sería un bien de capital. En tanto, las
planchas de hierro destinadas a convertirse en acero se clasificarían como bienes
intermedios.
Función de los bienes de capital
Los bienes de equipo forman una parte esencial de la acumulación de capital que en un
sistema capitalista permite la producción de bienes, es decir, del proceso por el cual las
empresas invierten sus ahorros o beneficios en contar con los medios adecuados para
desarrollar sus actividades.
Este tipo de bienes pertenecería a lo que comúnmente denominamos “capital físico”, que
a su vez se distingue del capital humano. Así, entre ambos ponen en marcha el proceso
de acumulación de riqueza.

Bienes de consumo
Un bien de consumo es la mercancía final en un proceso de producción. Así, satisface las
necesidades de las personas de manera directa.
Es decir, los bienes de consumo no son como los bienes de capital, que a su vez crean
otros productos y servicios, sino que el cliente los utiliza para su beneficio.
En el mundo de la economía se distinguen varios tipos de bienes, según la función que
desarrollan. De ese modo, tenemos los bienes de capital, que son aquellos activos
(principalmente maquinaria) que desarrollan los procesos de producción; los bienes
intermedios, insumos que se transforman para obtener la mercancía final; y los bienes de
consumo, empleados por el consumidor.
Tipos de bienes de consumo
Para hablar de los diferentes tipos de bienes de consumo, podemos clasificarlos
principalmente de dos formas. Primero, según el tiempo de su uso, contamos con las
siguientes categorías:
Bienes duraderos: Como su nombre indica, pueden utilizarse prolongadamente en el
tiempo. Nos referimos, por ejemplo, a los electrodomésticos, la maquinaria, etc. Cabe
destacar que las viviendas de nueva adquisición no estarían dentro de este grupo porque
no se consideran un bien de consumo, sino un bien de inversión (bien de capital).
Bienes no duraderos: Se caracteriza por agotarse en un pequeño periodo de tiempo o
inmediatamente. Por ejemplo, el jabón de manos. Dentro de este grupo, pueden
considerarse a los bienes perecederos, aquellos que cuentan con un corto plazo para
consumirse. En dicha subcategoría entran básicamente a los alimentos.

Bienes finales:
Son a los que les daremos un uso final, es decir, han sido
producidos directamente para ser utilizados por el
consumidor final y satisfacer una necesidad determinada
(por ejemplo, una mesa, un jersey o un lápiz).
Los bienes finales en economía son productos de
consumo que una vez procesados no requieren de
transformaciones posteriores para su consumo. Tienen
como meta final satisfacer las necesidades del
consumidor.
Una vez que la industria los elabora, pueden ser utilizados por el consumidor sin
necesidad de que este los procese o los modifique. En una nación, la producción anual de
estos productos define el PIB o Producto Interno Bruto (un importante indicador
económico del país).

Bienes intermedios:
Son aquellos recursos materiales, bienes y servicios que
se utilizan como productos intermedios durante el proceso
productivo, tales como materias primas, combustibles,
útiles de oficina, etc. Se compran para la reventa o bien se utilizan como insumos o
materias primas para la producción y venta de otros bienes.
Se usan en un proceso productivo para su transformación en un bien final. Un ejemplo es
el algodón, que sirve para confeccionar prendas.

Bienes Privados y Bienes Públicos


A veces debemos recordar que existe una distinción
entre bienes privados y bienes públicos. La distinción es
relativamente sencilla. Un bien es privado si el consumo
de ese bien priva de su consumo a otras personas. Los
bienes públicos son aquellos bienes en los que el
consumo de cada persona no evita que las demás
personas también los consumen.
O sea que cuando me compro un coche, o me como una barra de pan, implícitamente
estoy impidiendo que otra persona compre ese coche, o coma esa barra de pan.
En cambio cuando uso el alumbrado público o una carretera, no estoy impidiendo que
otras personas disfruten de ese bien.
Esta distinción entronca claramente con el concepto de mercado, ya que la propia
existencia de un mercado implica que el consumo de un bien sea excluyente, (además de
otras características como el propio concepto de escasez, entendido en sentido amplio:
no es posible un mercado para un bien infinito).
Normalmente se acepta que sea el mercado el que
debe asignar los recursos para producir estos bienes
privados, a la vez que se ha de encargar de su
valoración y distribución. El mercado surge por tanto de
la conjunción de personas interesadas en producir
estos bienes, así como en personas interesadas en
demandarlos, de tal forma que unidos ambos
parámetros obtenemos el precio y la cantidad producida
de estos bienes, la forma de producirlos y en general,
lograríamos

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