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En el presente escrito se pretende dar a conocer las diferentes perspectivas o modelos explicativos
que hablan acerca del duelo, con el fin de conocer que se ha trabajado hasta el momento respecto al duelo.
Así pues, se tiene en cuenta un orden en el cual se hablará sobre: la experiencia del duelo, la cultura y el
duelo, la expresión del duelo, modelos del duelo y duelo complejo, que en ultimas es lo que se trata
trabajar en la investigación.
ANTECEDENTES
Tradicionalmente, los factores de riesgo de duelo complicado no han sido evaluados en el ámbito
de los cuidados paliativos, y aún menos, estudiados todos los factores de riesgo simultáneamente. Un
objetivo principal podría ser el diagnóstico temprano de riesgo de duelo complicado y, de esta manera,
evitar a los cuidadores primarios la cronificación de sus trastornos físicos y psicológicos, aún más, la
muerte de una persona significativamente relevante es un fuerte predictor de mortalidad (Christakis &
Allison, 2007; Schmidpeter, 2015). Prigerson & Jacobs (2001) propusieron el segundo mes después del
fallecimiento como el momento en que podría ser factible el diagnóstico de duelo complicado.
Es importante aclarar que la gran mayoría de información en muchos de los trabajos encontrados,
se encuentra con un abordaje en el cual el duelo complicado lo refieren según unas clasificaciones que
hay en el DSM-V, para esto evalúan o tienen en cuenta una serie de criterios que, si se cumplen, se
considera de tal manera un duelo complicado. En su gran mayoría, hablan de lo social, las emociones, la
familia, los rituales, la cognición y entre otros más factores de los cuales hablan acerca del duelo. De
acuerdo a esa información lo que se busca proponer en cuanto al duelo complejo tiene que ver a la manera
en que se da dicho acontecimiento en tiempos de pandemia, el hecho de que la persona no pueda llevar un
duelo como tradicionalmente muchas personas lo pueden llevar realizando todo ese ritual por decirlo de
una manera coloquial, sino que, ese ritual precisamente por la pandemia no se da. Entonces la forma de
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sobrellevar ese proceso de duelo que dentro de lo tradicional sería considerado algo normal, en el duelo
complejo o complicado no se llevarían a cabo esa serie de procesos o rituales para sobrellevar el proceso
de duelo.
La palabra “duelo” tiene sus raíces en el término latino “dolos” que significa dolor y de
“duellum” que significa reto o desafío. El duelo describe como el proceso psicológico “normal” que se
produce a partir de la pérdida por la muerte de una persona querida. Es una experiencia emocional
humana universal, única y dolorosa, que puede delimitarse en el tiempo, presenta una evolución
El duelo es un proceso dinámico y multidimensional que evoluciona a través del tiempo a pesar
de que en el momento del dolor emocional el doliente tiene la impresión de que el mundo se paraliza.
de una persona amada. Su expresión incluye reacciones, que muy a menudo se parecen a aquellas que
conductas que es importante considerar como en cualquier proceso psíquico al que se quiera atender
La mayoría de las personas que experimentan un proceso de duelo y, por tanto, de sufrimiento,
se recuperan con mayor o menor fortuna, en un periodo relativamente corto de tiempo que suele
oscilar sobre los dos y tres años. Hay sin embargo una serie de factores que pueden condicionar
intensidad y duración del mismo y, por tanto, el sufrimiento (Barreto, P; De la Torre, O y Marín, M.
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2012). Dichos factores están relacionados entre otros aspectos, con las características de la persona que
ha muerto (el significado afectivo de la pérdida), la relación que mantenían con la persona fallecida, las
características del deudo, la naturaleza de la muerte, las estrategias de afrontamiento, el apoyo social y
la religión (Barreto, P; De la Torre, O y Marín, M. 2012). En esta línea, cabe señalar que cada experiencia
de duelo es única e individual y requiere del soporte necesario y adecuado a esa circunstancia particular,
por ello, será importante atender a la capacidad de resiliencia y a las necesidades individuales de cada
Se tiene en cuenta que para que un duelo se considere normal, se da cuando todos esos rituales
que cotidianamente se hacen a la hora de despedir un ser querido, se pueden llevar acabo con total
normalidad, es decir, no exista una alteración en cada uno de esos procesos como lo son, conocimiento
previo de que la persona va a morir, es decir, lo que se espera que pronto va a suceder, el hecho de
de las redes de apoyo como son los amigos y familiares de las víctimas; todo esto de alguna manera
hacen que el proceso de duelo sea de alguna manera más llevadero y se pueda superar con total
normalidad. Teniendo en cuenta esto, al duelo que no sigue el curso esperado se le suele denominar
duelo complicado (DC), patológico, crónico, etc. (Barreto, P; De la Torre, O y Marín, M. 2012). El DC
como afirma Maddocks (Barreto, P; De la Torre, O y Marín, M. 2012). esto puede durar años e inclusive
En la misma línea, Barreto y Soler, recogen una serie de aspectos distintivos que nos ayudan a
poder diferenciar claramente cuando nos encontramos ante un proceso de duelo no normativo o duelo
incapacidad para mostrar cualquier signo que tenga que ver con el duelo, las prácticas de luto
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culturalmente determinadas, cualquier otro factor que pueda hacer el duelo más duradero o más
persona muestra habitualmente sus emociones de modo dramático o si más bien se contiene y las
La cultura y el duelo
En el mundo existe gran variedad de creencias y rituales sobre el duelo, la mayoría satisface las
necesidades emocionales de sus seguidores, teniendo un simbolismo o una verdad poética que trasciende
a la razón. Parkes (2003) subrayó el poder de los rituales y su capacidad de propiciar el beneficio o, por el
contrario, perjudicar al doliente en su camino hacia su adaptación a una vida sin el ser querido. Es
interesantísimo, observar cómo las sociedades incorporan el pasado en el presente, estimulan el recuerdo
o el olvido de la muerte, en una lucha entre contener o expresar el duelo (Walter, 2003). En el contexto de
la cultura y la sociedad, la aflicción empezaría antes de la muerte del familiar, en realidad, se construiría a
Es otro factor y el más variable entre las culturas. ¿Quién es el doliente? ¿Cómo debe ser el
duelo? ¿Cuánto tiempo debe durar el duelo? ¿Cuándo el duelo es anormal? En algunas culturas, el
fallecido es el doliente, no los supervivientes. Para algunos grupos la forma usual de cómo debe ser el
duelo es la somatización, así pues, el doliente normalmente está físicamente enfermo. Un mismo periodo
de tiempo puede ser considerado en algunas culturas un duelo muy largo y en otras ser insuficiente. En
unas puede ser muy expresiva y en otras poco. Un caso extremo de expresión del duelo nos puede parecer
el de los jíbaros de la Amazonía. Ellos intentan rápidamente olvidar al fallecido, especialmente los
hombres del grupo, después de los rituales fúnebres no lo llaman más por su nombre, sino que utilizan un
pronombre. Imaginan su cuerpo en descomposición y no como una persona viva, niegan toda relación con
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el fallecido y finalmente, reutilizan su nombre en un recién nacido. Desde un punto de vista transcultural
es riesgoso tomar el concepto de duelo patológico de una cultura y aplicarlo en otra (Patricia, Y. 2015).
específicamente en su trabajo de 1917 titulado “Duelo y Melancolía”. El modelo propuesto para explicar
las reacciones del duelo se asienta en el proceso intrapsíquico de la aflicción. La aflicción sería el retiro
gradual de la energía emocional (la libido) depositada en el ser querido. Por tanto, el doliente deberá
trabajar el duelo (grief work) para resolver la pérdida adecuadamente, y ello consiste en aceptar la
realidad de la pérdida e ir desligando esa energía emocional ubicada en la persona amada y recolocándola
En esta misma dirección, otros autores fueron enriqueciendo el modelo teórico, así tenemos a
Fenichel (1994), quien consideró la culpa como un sentimiento que se encontraba siempre presente en
algún grado durante el duelo. Además, señaló que la ambivalencia en la relación con el difunto, es decir
amor y odio simultáneamente, podía ser la génesis del duelo patológico (Patricia, Y. 2015).
La contribución de Sullivan (1973) reside en la introducción de una dimensión social del duelo, al
liberarse de sus relaciones de apego con el difunto, apego que intentaría mantener la ilusión del amor
eterno. Otro autor de referencia obligada en el estudio del duelo desde la perspectiva psicodinámica es
Worden (1991; 1997) quien presenta al doliente como un “trabajador activo” que ha de realizar un
conjunto de tareas para poder superar la crisis que supone una pérdida significativa (Patricia, Y. 2015).
duelo en particular. Construyó una teoría interpersonal del duelo a partir de su teoría del apego, donde la
formación de las uniones de apego las consideró como instintivas y las consecuencias psicosociales de su
ruptura expresadas en los síntomas de la aflicción. Los apegos se crearían por familiaridad e intimidad
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con las figuras parentales a muy temprana edad, producto de la necesidad de protección y seguridad, y
perdurarían a lo largo de toda la vida. Los acontecimientos que pusieran en peligro dicha unión generarían
reacciones de rechazo y ante una pérdida irreversible, como es la muerte, aparecería la apatía y la
desesperanza. Por tanto, el autor destaca una base biológica a la respuesta del duelo: la búsqueda y el
llanto como mecanismos adaptativos a la pérdida. Estas conductas actuarían de forma automática e
idiosincrásicos en relación con los acontecimientos de su vida (Beck, 1992; Clark & Steer, 1996; A. Ellis,
1980; Janoff-Bulman, Berg, & Harvey, 1998). Como es sabido, en este planteamiento, los pensamientos
son los mayores responsables de la emoción y la conducta humana, de forma que los problemas
emocionales surgen cuando se hacen interpretaciones erróneas de la realidad. Además, los pensamientos
procesada de forma defectuosa. El modelo cognitivo del duelo señala que el ajuste se produciría con una
reconstrucción del significado de la pérdida o de las suposiciones previamente mantenidas. Tres premisas
son básicas: la primera, “el mundo es un lugar benevolente”, la segunda, “el mundo tiene sentido” y, la
tercera, “el yo es digno”. Ahora bien, las experiencias negativas extremas producirían una tremenda
al., 1998), se trataría de examinar los supuestos del doliente sobre la visión del mundo y el proceso de
(re)construcción del significado después de una experiencia traumática. Esta teoría tiene sus raíces en el
interaccionismo simbólico y en la teoría de los sistemas familiares, en el cual se define el duelo como “un
con estas ideas ubicamos el denominado Nuevo Modelo (Walter, 1996), sostiene que el propósito del
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duelo es asir la realidad de la muerte por medio de la construcción de una biografía perdurable, que
permita a los vivos la integración de la memoria del muerto en sus vidas (Patricia, Y. 2015).
Los modelos centrados en los procesos cognitivos definen más precisamente los mecanismos del
afrontamiento desadaptativo, como por ejemplo la rumiación planteada por (Nolen-Hoeksema, McBride,
& Larson, 1997). Este elemento es un estilo del doliente de confrontación, donde la persona se expresa
negativamente sobre algunos aspectos de su pérdida, está relacionado con la depresión y es predictor de
& Silver, 1992), en el duelo habría más confrontación que evitación, por cuanto la evitación estaría
traumáticas desde un punto de vista clínico, cierto grado de evitación puede ser saludable (Patricia, Y.
2015).
Durante muchos años el duelo fue estudiado desde la perspectiva de lo intrapersonal, el trabajo de
Vachon et al (1982) fue pionero en enfocar el punto de vista interpersonal. A partir de esta idea se derivan
todos los estudios relacionados con los factores de riesgo sociales y la identificación de los dolientes con
mayor riesgo de duelo complicado que es objetivo principal de nuestro trabajo de investigación (Patricia,
Y. 2015).
Duelo complicado
de Duelo Complicado a partir de los criterios que plantea. Este autor diferencia la “pena traumática” con
presencia de síntomas de malestar por la pérdida (pensamientos intrusivos sobre la persona fallecida,
añoranza, búsqueda del fallecido y soledad como resultado del fallecimiento) de los síntomas de
“malestar traumático” (falta de metas y/o inutilidad respecto al futuro, sensación subjetiva de
irritabilidad, amargura y/o enfado en relación a la muerte). Según este autor es importante diferenciar
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el DC de otros diagnósticos y patologías recogidos en el DSM-IV-TR como son: el Trastorno por Estrés
propuestos por el autor no presentan apoyo empírico. De acuerdo a lo anterior se tiene en cuenta que el
trabajo que se ha realizado frente al duelo complicado, lo refieren a una cuestión que se torna crónica
teniendo en cuenta una serie de criterios establecidos en el DSM-V. A diferencia del duelo complejo que
perdida y despedida de un ser querido y, por ende, la forma o herramientas nuevas que las personas
deben adoptar para tener que superar esa afectación, sabiendo que no pueden realizar un proceso
REFERENCIAS
368.pdf
Patricia, Y. (2015). Factores de riesgo de duelo complicado en cuidados paliativos. Tesis Doctoral.