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EL NEOLIBERALISMO*
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Capítulo I
Objeto de Estudio de la Economía Política
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15 R. Luxemburgo. Introducción a la economía política. Moscú, 1960, pág. 27. (En ruso).
16 Paúl Samuelson, Economía, Un Análisis Introductorio, New York, McGraw Hill,
1967, pág. págs. 1 y 5.
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23 F. Engels. Anti Dühring. (En: C. Marx y F. Engels. Obras escogidas, Ed. cit., t, VI,
pág. 121).
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CAPÍTULO II
LA PRODUCCIÓN MERCANTIL*
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Capítulo II
La Producción Mercantil y la Mercancía
LA MERCANCÍA**
** Tomado del Capital Tomo I, Karl Marx, Fondo de Cultura Económica, México, XIII
impresión, 1978. Págs. 3-47.
1 Carlos Marx, Contribución a la crítica de la economía política. Berlín, 1859, p. 3.
2 “Apetencia implica necesidad; es el apetito del espíritu, tan natural en éste como el
hambre en el cuerpo. La mayoría (de las cosas) tiene un valor por el hecho de
satisfacer las necesidades del espíritu” (Nicolás Barbon, A Discourse on coining the
new money lighter, in answer to Mr. Lock´s Considerations, etc. Londres, 1966, pp.
2, 3.
3 “Las cosas tienen una virtud interna (vertue es, en Barbon, el término específico para
designar el valor de uso), virtud que es siempre y en todas partes la misma, al modo
como la del imán de atraer el hierro”. (Barbon, a discourse on coinign the new
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money lighter, p. 6.) Sin embargo, la propiedad del imán de atraer el hierro no fue
útil hasta que por medio de ella se descubrió la polaridad magnética.
4 “El valor natural (natural worth) de todo objeto consiste en su capacidad para
satisfacer las necesidades elementales de la vida humana o para servir a la
comodidad del hombre” (John Locke, Some Considerations on the Consequences of
the lowering of interest, 1691, en Works, ed. Londres, 1777, vol. II, p. 28). En los
escritores ingleses del siglo XVII, es corriente encontrarse todavía con dos términos
distintos para disignar el valor de uso y el valor de cambio, que son los de “Worth” y
“value” respectivamente, como cuadra al espíritu de una lengua que gusta de
expresar la idea directa con un término germánico y la idea refleja con un término
latino.
5 En la sociedad burguesa, reina la fictio juris de que todo comprador de mercancías
posee conocimientos enciclopédicos acerca de éstas.
6 “El valor consiste en la proporción en que se cambia un objeto por otro, una
determinada cantidad de un producto por una determinada cantidad de otro” (Le
Trosne, De I´intéret social. Physiocrates, ed. Dairc. París, 1846, p. 889).
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cambio fuese algo puramente casual y relativo, como si, por tanto,
fuese una contradictio in adjecto la existencia de un valor de cambio
interno, inmanente a la mercancía (valeur intrinseque).7 Pero,
observemos la cosa más cerca.
8 “One sort of wares are as good as another, if the value be equal. There is no
difference or distinction in things of equal value...” Y Barbon continua: “...100 libras
esterlinas de plomo o de hierro tienen exactamente el mismo valor de cambio que
100 libras esterlinas de plata o de oro.” (“One hundred pounds worths of lead or
iron, is of as great a value as one hundred pounds worths of salver and gold.”) A
Discourse on coining the new money lighter, pp. 53 y 7.
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9 Nota a la segunda edición. “The value of them (the necessaries of life) when there
are exchange the one for another, is regulated by the quantity of labour necessarily
required and commonly taken in producing then” (Some Thoughts on the Interest
of Money in general, in particulary in the Public Funds, etc., Londres, p. 36). Esta
notable obra anónima del siglo pasado no lleva fecha de publicación sin embargo,
de su contenido se deduce que debió de ver la luz bajo el reinado de Jorge II, hacia
los años 1739 o 1740.
10 “Los productos del mismo trabajo forman un todo, en rigor, una sola masa, cuyo
precio se determina de un modo general y sin atender a las circunstancias del caso
concreto.” (Le Trosne, De L´Intérét Social, p. 983.)
11 Carlos Marx, Contribución a la crítica de la economía política, p. 6.
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12 Nota a la 4ª. ed. He añadido lo que aparece entre paréntesis para evitar el error,
bastante frecuente, de los que creen que Marx considera mercancía, sin más, todo
producto consumido por otro que no sea el propio productor. –F. E.
13 Carlos Marx, Contribución a la crítica de la economía, pp. 12, 13 y ss.
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14 “Los fenómenos del universo, ya los provoque la mano del hombre, ya se hallen
regidos por las leyes generales de la naturaleza, no representan nunca una
verdadera creación de la nada, sino una simple transformación de la materia.
Cuando el espíritu humano analiza la idea de la reproducción, se encuentra
siempre, constantemente, como únicos elementos, con las operaciones de
asociación y disociación; exactamente lo mismo acontece con la reproducción del
valor (valore, valor de uso, si bien el autor, en esta su polémica contra los
fisiócratas, no sabe él mismo a ciencia cierta a que clase de valor se refiere) y de la
riqueza, cuando la tierra, el aire y el agua se transforman en trigo sobre el campo o
cuando, bajo la mano del hombre, la secreción viscosa de un insecto se convierte
en seda o unas cuantas piezas de metal se ensamblan para formar un reloj de
repetición” (Pietro Verri, Meditazioni sulla Economía política, obra impresa por vez
primera en 1773, Economistas italianos, ed. Custodi, Parte Moderna, vol XV, p.
22.)
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17 Nota a la 2ª ed. Para probar "que el trabajo es la única medida definitiva y real por
la que puede apreciarse y compararse en todos los tiempos y en todos los lugares
el valor de todas las mercancïas", dice A. Smith: "Cantidades iguales de trabajo
poseen siempre el mismo valor para el obrero, en todos los tiempos y en todos los
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(Nota a la 4ª Ed. El idioma inglés tiene la ventaja de poseer dos términos distintos
para designar estos dos aspectos distintos de trabajo. El trabajo que crea valores
de uso y se determina cualitativamente recibe el nombre de work para distinguirlo
del trabajo que crea valor y sólo se mide cuantitativamente, al que se da el nombre
de labour. Véase nota a la edición inglesa p. 14-F. E).
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Todo el mundo sabe, aunque no sepa más que eso que las
mercancías poseen una forma común de valor que contrasta de una
manera muy ostensible con la abigarrada diversidad de formas
naturales que presentan sus valores de uso: esta forma es el dinero.
Ahora bien es menester que consigamos nosotros lo que la economía
burguesa no ha intentado siquiera poner en claro la génesis de la
forma dinero para lo cual tendremos que investigar el desarrollo de la
expresión del valor que se encierra en la relación del valor de las
mercancías, remontándonos desde esta forma fascinadora hasta sus
manifestaciones más sencillas y más humildes. Con ello, veremos, al
mismo tiempo, como el enigma del dinero se esfuma.
1. Los dos polos de la expresión del valor: forma relativa del valor y
forma equivalencial.
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18 Los pocos economistas que como Samuel Bailey se han ocupado de analizar la
forma del valor, no han conseguido llegar a ningún resultado positivo; en primer
lugar, porque confunden la forma del valor con el valor, y en segundo lugar
porque, influidos burdamente por el criterio del burgués práctico, se limita desde
el primer momento a enfocar exclusivamente la determinabilidad cuantitativa del
valor "la posibilidad de disponer de una cantidad... es lo que constituye el valor"
(Money and its vicissitudes. Londres, 1837, p. 11. Autor, S. Bailey).
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19 Nota a la 2ª. Ed. Uno de los primeros economistas que comprendió, después de William Petty,
la naturaleza del valor, el famoso Franklin, dice: "Puesto que el comercio no es sino el cambio
de unos trabajos por otros, como más exactamente se determinará el valor de todos los objetos
será tasándolos en trabajo." (The Works of B. Franklin, etc., ed. Sparks, Boston, 1836, vol. II,
pp. 267.) Franklin no se da cuenta de que, al tasar en "trabajo" el valor de todos los objetos,
hace abstracción de la diversidad de los trabajos que se cambian, reduciéndolos a un trabajo
humano igual. No se da cuenta de ello, pero lo dice. Primero, habla de "unos trabajos", luego
de "otros" y por último de "trabajo" en general, como sustancia del valor de todos los objetos.
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20 Al hombre le ocurre en cierto modo lo mismo que a las mercancías. Como no viene
al mundo provisto de un espejo ni proclamando filosóficamente, como Fichte: "Yo
soy yo", sólo se refleja, de primera intención, en un semejante. Para referirse así
mismo como hombre, el hombre Pedro tiene que empezar refiriéndose al hombre
Pablo como a su igual. Y al hacerlo así, el tal Pablo es para él, con pelos y señales,
en su corporeidad paulina, la forma o manifestación que reviste el género hombre.
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21 Empleamos aquí la palabra "valor", como ya lo hemos hecho más arriba alguna que
otra vez, en la concepción de valor cuantitativamente determinado, o sea, como
sinónimo de magnitud de valor
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3. La forma equivalencial.
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23 Con estas determinaciones por efecto reflejo ocurre siempre una cosa curiosa. Tal
hombre es, por ejemplo, rey porque otros hombres se comportan respecto a él
como súbditos. Pero ellos, a su vez creen ser súbditos porque el otro es rey.
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Bajo la forma del trabajo del sastre, como bajo la forma del
trabajo del tejedor, se despliega fuerza humana de trabajo. Ambas
actividades revisten, por tanto, la propiedad general de ser trabajo
humano, y por consiguiente, en determinados casos, como por
ejemplo en la producción de valor, sólo se las puede enfocar desde
este punto de vista. Todo esto no tiene nada de misterioso. Pero al
llevar a la expresión de valor de la mercancía, la cosa se invierte.
Para expresar, por ejemplo, que el tejer no crea el valor del lienzo en
su forma concreta de actividad textil, sino en su modalidad general
de trabajo humano, se le compara con el trabajo del sastre, con el
trabajo concreto que produce el equivalente del lienzo, como forma
tangible de realización del trabajo humano abstracto.
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25 Nota a la 2ª. Ed. En Homero, por ejemplo, el valor de un objeto aparece expresado
en una serie de objetos distintos.
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26 Por eso se habla del valor del lienzo en levitas, cuando su valor se representa en
estas prendas, de su valor en trigo, cuando se representa en trigo, etc. Estas
expresiones indican que es su valor el que toma cuerpo en los valores de uso
levita, trigo, etc.
"El valor de toda mercancía expresa su proporción en el cambio; por eso podemos
referirnos a él como a su...valor en trigo o en paño, según la mercancía con que lo
comparemos; y por eso existen mil valores diversos, tantos como mercancías,
valores todos ellos que tienen, por consiguiente, tanto de reales como de
imaginarios." ("A Critical Dissertation on the Nature, Measure and Causes of
Value: chiefly in reference to the writings of Mr. Ricardo and his followers." By the
Author of "Essays on the Formation etc. Of Opinions", Londres, 1825, p. 39). S.
Bailey, autor de esta obra anónima, que en su tiempo levantó una gran polvoreda
en Inglaterra, cree haber descubierto todas las determinaciones conceptuales del
valor con apuntar a las diversas y abigarradas expresiones relativas del valor de
una misma mercancía. Por lo demás, la irritación con que hubo de atacarle la
escuela ricardiana, por ejemplo en la Westminster Review es prueba de que, pese a
sus propias limitaciones, este autor llegó a tocar algunos puntos vulnerables de la
teoría ricardiana.
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1 levita =
10 libras té =
40 libras café =
1 quarter trigo = 20 varas lienzo
2 onzas oro =
½ tonelada hierro =
x mercancía A =
etc. mercancía =
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D. FORMA DINERO.
20 varas lienzo =
1 levita =
10 libras té =
40 libras café = 2 onzas oro.
1 quarter trigo =
½ tonelada hierro =
x mercancía =
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28 Recuérdese cómo China y las mesas rompieron a bailar cuando todo el resto del
mundo parecía estar tranquilo...pour encourager les autres.
29 Nota a la 2ª. Ed. Los antiguos germanos calculaban las dimensiones de una yugada
de tierra por el trabajo de un día, razón por la cual daban a la fanega el nombre de
Tagwerk (o Tagwanne) (jurnale o jurnalis, terra jurnalis, jurnalis o diornalis, en
latín), Mannwerk, Mannskraft, Mannsmahd, Mannshavet, etc. Véase Jorge Luis von
Maurer, Einleitung zur Geschichte der Mark, -Hof-, usw, Verfassung, Munich, 1854,
pp. 128 s.
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Finalmente, tan pronto como los hombres trabajan los unos para los
otros, de cualquier modo que lo hagan, su trabajo cobra una forma
social.
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30 Nota a la 2ª. Ed. Por tanto, cuando Galiani dice que el valor es una relación entre
personas (“la ricchezza e una ragione tradue persone”) debería añadir: disfrazada
bajo una envoltura material (Galeani, della moneta, p. 220, t. III de la colección
“Scrittori Classici Italiani di Economía Política”, dirigida por Custodi. Parte
moderna. Milán 1803).
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31 “¿Qué pensar de una ley que sólo puede imponerse a través de revoluciones
periódicas? Trátase, en efecto, de una ley natural basada en la inconsciencia de los
interesados.” (Federico Engels, “Apuntes para una crítica de la economía política”,
en Deutsch Franzosische Jahrbücher, dirigidos por Arnold Ruge y Carlos Marx,
París, 1844).
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32 Nota a la 2ª. ed. Tampoco en Ricardo falta la consabida estampa robinsoniana. “Al
pescador y al cazador primitivos nos los describe inmediatamente cambiando su
pescado y su caza como poseedores de mercancías, con arreglo a la proporción del
tiempo de trabajo materializado en estos valores de cambio. E incurre en el
anacronismo de presentar a su cazador y pescador primitivos calculando el valor
de sus instrumentos de trabajo sobre las tablas de anualidades que solían
utilizarse en 1817 en la Bolsa de Londres. ‘Los paralelogramos del señor Owen’
parecen ser la única forma de sociedad que este autor conoce, fuera de la
burguesa.” (Carlos Marx, Contribución a la crítica, etc., pp. 38 y 39).
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33 Nota a la 2ª. Ed. “Es un perjuicio ridículo, extendido en estos últimos tiempos, el
de que la forma de la propiedad colectiva natural sea una forma específicamente
eslava, más aún, exclusivamente rusa. Es la forma primitiva que encontramos,
como puede demostrarse, entre los romanos, los germanos y los celtas, y todavía
hoy los indios nos podrían ofrecer todo un mapa con múltiples muestras de esta
forma de propiedad, aunque en estado ruinoso algunas de ellas. Un estudio
minucioso de las formas asiáticas, y especialmente de las formas indias de
propiedad colectiva, demostraría cómo de las distintas formas de la propiedad
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colectiva natural se derivan distintas formas de disolución de este régimen. Así por
ejemplo, los diversos tipos originales de propiedad privada romana y germánica
tienen su raíz en diversas formas de la propiedad colectiva india” (Carlos Marx,
Contribución a la crítica, etc., p. 10).
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36 "Los economistas tienen un modo curioso de proceder. Para ellos, no hay más que
dos clases de instituciones: las artificiales y las naturales. Las instituciones del
feudalismo son instituciones artificiales; las de la burguesía, naturales. En esto se
parecen a los teólogos, que clasifican también las religiones en dos categorías.
Toda religión que no sea la suya propia, es invención humana; la suya, en cambio
revelación divina. Así, habrá podido existir una historia pero ésta termina al llegar
a nuestros días" (Carlos Marx Misére de la Philosophie. Reponse a la philosophic
de la Misére par M. Proudhon, 1847, p. 113). Hombre verdaderamente divertido es
el señor Bastiat, quien se figura que los antiguos griegos y romanos sólo vivían del
robo mas, para poder vivir del robo durante tantos siglos tiene que existir por
fuerza, constantemente, algo que pueda robarse, o reproducirse incesantemente el
objeto del robo. Es de creer, pues, que los griegos y los romanos tendrían también
un proceso de producción y, por tanto, una economía, en que residiría la base
material de su mundo, ni más ni menos que en la economía burguesa reside la
base del mundo actual. ¿O es que Bastiat piensa, acaso, que un régimen de
producción basado en el trabajo de los esclavos es un régimen de producción
erigido sobre el robo como sistema? Si lo piensa así, se situará en un terreno
peligroso. Y si un gigante del pensamiento como Aristóteles se equivocaba al
enjuiciar el trabajo de los esclavos, ¿por qué no ha de equivocarse también al
enjuiciar el trabajo asalariado un pigmeo de la economía como Bastiat?
Aprovecharé la ocasión para contestar brevemente a una objeción que se me hizo
por un periódico alemán de norteamérica al publicarse, en 1859, mi obra
Contribución a la Crítica de la Economía Política. Este periódico decía que mi tesis
según la cual el régimen de producción vigente en una época dada y las relaciones
de producción propias de este régimen, en una palabra "la estructura económica
de la sociedad, es la base real sobre la que se alza la supraestructura jurídica y
política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social" y de
que "el régimen de producción de la vida material condiciona todo el proceso de la
vida social, política y espiritual", era indudablemente exacta respecto al mundo
moderno, en que predominan los intereses materiales pero no podía ser aplicada a
la Edad Media, en que reinaba el catolicismo, ni Atenas y Roma, donde imperaba
la política. En primer lugar, resulta peregrino que haya todavía quien piense que
todos estos tópicos vulgarismos que corren por ahí cerca de la Edad Media y del
mundo antiguo son ignorados de nadie. Es indudable que ni la edad media pudo
vivir del catolicismo ni el mundo antiguo de la política. Lejos de ello, lo que explica
por qué en una era fundamental la política y en la otra el catolicismo es
precisamente el modo como una y otra se ganaban la vida. Por lo demás no hace
falta ser muy versado en la historia de la república romana para saber que su
historia secreta la forma la historia de la propiedad territorial. Ya don Quijote
pagó caro el error de creer que la caballería andante era una institución
compatible con todas las formas económicas de la sociedad.
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38 "Riches are the atributte of man, value is the atributte of commodities. A man or a
community is rich, a pearl or diamond is valuable... A pearl or a diamond is
valuable as pearl or diamond”. S. Bailey, A Critical Dissertation, etc. p. 165.
39 El autor de las "Observations" y S Bailey reprochan a Ricardo el haber convertido el
valor de cambio de un valor puramente relativo en algo absoluto. Todo lo
contrario. Es él quien reduce la aparente relatividad que poseen estos objetos, los
diamantes y las perlas por ejemplo, considerados como valores de cambio, a la
verdadera relación que se esconde detrás de esa apariencia, y a su relatividad
como simples expresiones que son del trabajo humano. Y si los Ricardianos
contestan a Bailey bastante groseramente, pero sin argumentos decisivos, es
sencillamente porque el propio Ricardo no les orienta acerca del enlace interno que
existe entre el valor y la forma del valor o valor del cambio.
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CAPÍTULO III
EL DINERO*
1. EL PRECIO
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Capítulo III
El Dinero
2 El hecho de que los agricultores alemanes exijan precisamente ahora, cuando las
oscilaciones del valor del oro y de la plata son tan fuertes, la implantación del
sistema monetario doble, demuestra sólo su ignorancia cuando no algo peor. Casi
todos los estados cuyas finanzas no están en quiebra han pasado al sistema
monetario oro o se disponen a hacerlo. En los Estados Unidos sólo la influencia de
los dueños de las minas de plata conservar todavía nominalmente el sistema
monetario doble. Es de esperar, en consecuencia, una ulterior baja del precio de la
plata: y cuando aquellos estados en los que los partidarios de la plata logran
impedir o postergar la introducción del sistema oro se verán obligados a establecer
el patrón oro, tendrán que pagar el oro a un precio más elevado y vender la plata a
uno más bajo del que sería posible ahora. La mayor ventaja de la conversión de
Alemania al sistema monetario doble la conseguirían quienes, habiendo contraído
deudas durante el sistema oro, pudieran pagarlas luego en plata. La mayor parte de
estas deudas a largos plazos son deudas hipotecarias. De ahí el interés de los
agricultores.
3 Considérense las reservas de dinero (monedas y barras) en metales nobles de los
países donde impera el tipo de producción moderno:
Oro Plata
1831.............. 2.232.000.000 de marcos 8.280.000.000 de marcos
1880.............. 13.170.000.000 “ “ 8.406.000.000 “ “
Como se ve el oro es la mercancía dinero preponderante.
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El Dinero
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El Dinero
2. COMPRA Y VENTA.
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El Dinero
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El Dinero
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Capítulo III
El Dinero
con dos billetes de veinte marcos, por ejemplo, sólo podrá comprarse
lo que podría adquirirse con una pieza de oro de veinte marcos. En
este caso los precios expresados en papel moneda se elevan al doble
de los precios expresados en oro. El papel moneda se desvaloriza por
un excedente de su emisión esto sucede actualmente en Rusia,
donde el papel moneda del estado emitido en exceso se halla desde
más de 30 años por debajo del valor metálico que debería
representar. El mejor ejemplo para tales desvalorizaciones del papel
moneda como consecuencia de su emisión desmedida, lo ofrece la
revolución francesa, que puso en circulación, durante siete años
(1790 hasta marzo de 1797), más de 45.581 millones de francos y
que motivó la cabal pérdida de su valor.4
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Capítulo III
El Dinero
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Capítulo III
El Dinero
En la actualidad con la crisis del Dólar de los Estados Unidos de América que tiende
a cotizarse en menor cantidad y a reducir su capacidad de compra, se busca
reemplazarlo por otras monedas más solventes como el Euro o en el futuro por el
ACU, aunque se prefiere el oro por ser materialización de trabajo abstracto o bienes
inmuebles. Nota de Franklin Roberto Valdez Cruz, Compilador.
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CAPÍTULO IV
¿ORO O PAPEL?*
“DINERO CÓMODO”
* Tomado de Historia del Dinero, Jozset Robert. Ediciones de Cultura Popular, México.
Capítulo IV
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Capítulo IV
¿Oro o Papel?
bonos por una cuantía mayor al valor total de sus bienes? Sin
ninguna duda. Sin embargo, hay que tener en cuenta que nadie
puede obligar a otro a aceptar bonos en lugar de dinero. Pero ¿El
Estado? ¿El Rey? ¡Esto ya es otra cosa! El Rey tiene riquezas
incalculables. A él pertenecen castillos, fortalezas, palacios, tierras,
tribunales, etc. Si todas estas riquezas sirvieran para garantizar los
bonos, el Estado podría promulgar una ley sobre la obligatoriedad de
la circulación del papel moneda y la pena de muerte para los
falsificadores.
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Capítulo IV
¿Oro o Papel?
Pudo pensarse, que tanto a los oídos del duque como a los del
banquero no había llegado ni una palabra dicha por los
circunstantes. No era para menos. La conversación giraba en torno a
cuestiones de vital importancia para el país.
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Capítulo IV
¿Oro o Papel?
... Y hete aquí que un buen día fue presentado ante la caja del
Banco Real una inaudita cantidad de papel moneda acompañada con
la demanda de ser cambiada por su equivalente en moneda metálica.
El cajero general, con voz trémula, informó al director, que el oro
salía del banco por carretadas.
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Capítulo IV
¿Oro o Papel?
2 ... La masa de los medios de circulación está determinada por la suma de los precios
de las mercancías que han de ser realizadas. Partiendo, además, del supuesto de
que el precio de cada clase de mercancía es un factor dado, la suma de precios de
las mercancías dependerá, evidentemente, de la masa de mercancías que se hallen
en circulación.
(...) Suponiendo que la masa de mercancías permanezca constante, la masa de
dinero en circulación aumenta y disminuye a tono con las fluctuaciones de los
precios de las mercancías.
(...) Para que suba o baje la suma de los precios de todas las mercancías en
circulación que hay que realizar, y, por tanto, para que aumente o disminuya la
masa de dinero puesta en circulación, basta con que suban o bajen, según los caos,
los precios de un cierto número de artículos importantes. El cambio experimentado
por los precios de las mercancías actúa siempre del mismo modo sobre la masa de
los medios de circulación, lo mismo cuando refleja un verdadero cambio de valor
que cuando responde a simples oscilaciones de los precios en el mercado.
Tomemos unas cuantas ventas o metamorfosis parciales sin revelación alguna entre
sí y que discurren paralelamente en el tiempo y en el espacio, las ventas v. gr. de un
quarter de trigo, 20 varas de lienzo, 1 biblia y 4 galones de aguardiente. Suponiendo
que el precio de cada uno de estos artículos sea 2 libras esterlinas, y, por tanto, la
suma de precios a realizar 8 libras esterlinas, estas transacciones lanzarán a la
circulación una masa de dinero de 8 libras. En cambio, si todas estas mercancías
representan otros tantos eslabones en la cadena de metamorfosis que ya
conocemos: 1 quarter de trigo = 2 libras esterlinas; 20 varas de lienzo = 2 libras
esterlinas; 1 biblia = 2 libras esterlinas; 4 galones de aguardiente = 2 libras
esterlinas, bastaran 2 libras esterlinas para poner en circulación sucesivamente las
distintas mercancías, realizando por turno sus precios, y por tanto la suma de
éstos, o sea, las 8 libras esterlinas, hasta hacer alto por fin en manos del destilador.
Para ello, darán cuatro vueltas. Este desplazamiento repetido de las mismas piezas
de dinero representa el doble cambio de forma de las mercancías, su movimiento a
través de dos fases contrapuestas de la circulación y el entrelazamiento de las
metamorfosis de diversas mercancías. Es evidente que las fases antagónicas que,
complementándose las unas a las otras, recorre este proceso, no pueden discurrir
paralelamente en el espacio, sino que tienen que sucederse las unas a las otras en
el tiempo. Su duración se mide, pues, por fracciones de tiempo, y el número de
rotaciones de las mismas monedas dentro de un tiempo dado indica la velocidad del
curso del dinero.
Supongamos que el proceso circulatorio de aquellas cuatro mercancías dure un día.
La suma de precios a realizar representará 8 libras esterlinas, el número de
rotaciones de estas monedas al cabo de un día será de cuatro y la masa del dinero
en circulación ascenderá a 2 libras esterlinas; es decir, que en una fracción de
tiempo determinada el proceso de circulación puede representarse así:
116
Capítulo IV
¿Oro o Papel?
(...) el total de rotaciones de todas las monedas de valor igual qué se hallan en
circulación arroja la cifra media de la rotaciones descritas por cada pieza y la
velocidad media del curso del dinero. Carlos Marx, Tomo I, Cap. III (N. del T.).
117
Capítulo IV
¿Oro o Papel?
PAPEL U ORO.
118
Capítulo IV
¿Oro o Papel?
119
Capítulo IV
¿Oro o Papel?
EL DINERO ELECTRÓNICO**
120
Capítulo IV
¿Oro o Papel?
122
CAPÍTULO V
1. ¿QUÉ ES EL CAPITAL?
124
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
D – M- (D + d).
125
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
D - M – (D + d)
126
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
2. EL ORIGEN DE LA PLUSVALÍA.
D – M – (D + d).
127
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
128
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
129
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
será igual al valor de la seda, más el valor creado por el trabajo del
tejedor. El valor de la seda en sí, no ha aumentado por medio de éste
trabajo.
D – M – (D + d).
130
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
131
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
132
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
Hasta ahora no nos hemos ocupado del precio, sino del valor;
tampoco del beneficio, sino de la plusvalía. También hay que tener
presente que no se trata aquí del salario, sino del valor de la fuerza
de trabajo. Sin embargo llamaremos ya aquí la atención sobre una
particularidad característica de la remuneración de la fuerza de
trabajo. Según la opinión de los economistas vulgares, el capitalista
adelanta al obrero el salario, porque en la mayoría de los casos el
capitalista paga al obrero antes de vender los productos de su
trabajo. En realidad, sin embargo, es el obrero el que vende al fiado
al capitalista el producto de su trabajo.
133
Capítulo V
La Trasformación del Dinero en Capital
134
CAPÍTULO VI
EL PROCESO DE LA PRODUCCIÓN*
136
Capítulo VI
El Proceso de la Producción
137
Capítulo VI
El Proceso de la Producción
138
Capítulo VI
El Proceso de la Producción
1 Naturalmente estas cifras y las que siguen son arbitrarias, y fueron elegidas para
aclarar la exposición. Esto debería sobreentenderse; sin embargo más de uno de los
que han escrito sobre El Capital, de MARX, han pretendido que Marx presenta como
hechos, ejemplos semejantes a los referidos. Lo que sigue nos puede dar una idea de
lo que son capaces ciertos comentaristas de El Capital. En el volumen 57 de los
Anales Prusianos del señor Von Treitschke, cierto señor Dr. R. Stegemann publicó
en artículo brillante por su superficialidad sobre los “conceptos económicos
fundamentales de Carlos Marx”. Luego de presentar el “principio del valor” como
exigencia fundamental de Marx, no dice (pág. 227):
“Marx afirma que la sociedad humana necesitaría sólo seis horas de trabajo diario
para conseguir los medios de subsistencia indispensables para todos: trabajando
todos y trabajando según sus fuerzas”.
De esto no existe en El Capital ni una palabra. Si el señor Stegemann hubiera
empleado menos fantasía y más atención, hubiera encontrado en la pág. 209 (2ª.
Ed. alemana) de El Capital un pasaje en el cual Marx calcula el trabajo necesario
que debía realizar realmente un tejedor de una determinada hilandería allá por el
año 1860, en base a datos proporcionados por un fabricante de Manchester. Llega a
la conclusión de que las diez horas de trabajo del tejedor sólo cuatro horas escasas
representaban el tiempo de trabajo necesario, y el resto del tiempo de trabajo,
durante el cual producía plusvalía, era de seis horas. Más tarde veremos que el
tiempo de trabajo necesario para la subsistencia del obrero es una magnitud
variable.
139
Capítulo VI
El Proceso de la Producción
140
Capítulo VI
El Proceso de la Producción
cual ha sido el gasto del capitalista para lograr este resultado. Tuvo
que invertir 12 libras de algodón = 12 marcos, 12/100 de husos = 1
marco y 20 centésimos y 1 fuerza de trabajo = 3 marcos, en total 16
marcos y 20 centésimos, ni más ni menos que el valor del hilado.
Al contrario, le dice:
141
Capítulo VI
El Proceso de la Producción
142
CAPÍTULO VII
144
Capítulo VII
El Papel del Capital en la Formación del Valor
145
Capítulo VII
El Papel del Capital en la Formación del Valor
146
Capítulo VII
El Papel del Capital en la Formación del Valor
147
CAPÍTULO VIII
150
Capítulo VIII
El Grado de Explotación de la Fuerza de Trabajo
151
Capítulo VIII
El Grado de Explotación de la Fuerza de Trabajo
-más adelante volveremos sobre este punto-, sin que por ello se
arruinara la industria o quedara perjudicado sensiblemente el
beneficio de los señores fabricantes.
152
Capítulo VIII
El Grado de Explotación de la Fuerza de Trabajo
153
CAPÍTULO IX
LA PLUSVALÍA Y LA GANANCIA*
D – M – (D + d)
bastar no sólo para cubrir los gastos necesarios para pagar los
jornales sino también para pagar los edificios de la fábrica, la
maquinaria, la materia prima, los materiales auxiliares en una
palabra para todo aquello que Marx denomina capital constante.
156
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
157
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
158
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
159
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
160
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
A B C
Valor 30 marcos 50 marcos 70 marcos
Precio 25 ” 50 ” 75 ”
161
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
162
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
Es oportuno aquí echar una mirada sobre las teorías del valor
que niegan la definición de éste mediante el trabajo invertido. De
163
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
164
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
165
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
querrá decir con ello que los objetos igualmente útiles siempre serían
intercambiados entre sí, uno por otro, en cantidades iguales? Pero el
intercambio, o la venta, consiste en su mayor parte, en que cada
vendedor entrega los objetos que carecen para él de valor de uso, que
no le ofrecen ninguna utilidad como tales.
166
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
1 Esto no es cierto. La ley del valor conserva su vigor aún durante el imperio del
monopolio. Aún dentro de las condiciones del capitalismo premonopolista, Marx
señalaba que “... si la igualación de la plusvalía, reduciéndola a la ganancia media,
hubiera encontrado, dentro de las diversas esferas de la producción, algunos
obstáculos en forma de monopolio de la propiedad sobre la tierra, hasta el punto
que se hubiera hecho posible un precio de monopolio superior al valor de la
producción y al valor de las mercaderías sobre las que se extendiera el efecto del
monopolio: entonces, aún en este caso, no se destruirían las fronteras determinadas
por el valor de las mercaderías. El precio de monopolio de ciertas mercancías sólo
transportaría una parte de la ganancia de los productores, desde otras mercancías,
sobre las que: estuvieran afectadas por el precio de monopolio”. (El Capital, III, pág.
621-622). Es precisamente esto lo que tiene lugar en la época del imperialismo,
cuya esencia económica reside en el imperio de los monopolios. El análisis marxista
del imperialismo, como capitalismo monopolista, fue dado por Lenin y continuado y
desarrollado por Stalin. Nota de la edición soviética.
167
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
168
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
169
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
170
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
171
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
172
Capítulo IX
La Plusvalía y la Ganancia
circunstancias que nada tienen que ver con las relaciones entre el
capital y el trabajo.
173
CAPÍTULO X
LA JORNADA DE TRABAJO*
176
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
177
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
178
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
179
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
180
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
181
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
182
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
183
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
184
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
7 De toda la ley parece que esta cláusula es la que ha obtenido mayor aplicación.
185
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
186
Capítulo X
La Jornada de Trabajo
187
CAPÍTULO XI
9 horas de sobretrabajo
6 horas de trabajo necesario
3 horas de sobretrabajo
6 horas de trabajo necesario
190
Capítulo XI
La Plusvalía del “Pequeño Patrono” y la Plusvalía del Capitalista
191
Capítulo XI
La Plusvalía del “Pequeño Patrono” y la Plusvalía del Capitalista
192
CAPÍTULO XII
LA PLUSVALÍA RELATIVA*
194
Capítulo XII
La Plusvalía Relativa
195
Capítulo XII
La Plusvalía Relativa
196
Capítulo XII
La Plusvalía Relativa
LA PLUSVALÍA EXTRAORDINARIA
Elaborado por Franklin Roberto Valdez Cruz, Coordinador.
197
Capítulo XII
La Plusvalía Relativa
198
CAPÍTULO XIII
PLUSVALÍA Y CAPITALISMO*
1. El capitalismo.
200
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
201
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
2. El origen de la plusvalía.
202
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
203
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
204
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
c + v + p = valor total
205
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
4. La tasa de la plusvalía.
206
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
207
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
208
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
5. La masa de plusvalía
P’ * V = M = masa de plusvalía.
209
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
c
___= o = composición orgánica del capital
v
7. La tasa de la ganancia.
p = g = tasa de la ganancia.
c+v
210
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
211
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
212
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
213
Capítulo XIII
Plusvalía y Capitalismo
214
CAPÍTULO XIV
EL SALARIO
Tomado de Comentarios a El Capital, Karl Kautsky, Ediciones de Cultura Popular,
México, 1975.
Capítulo XIV
El Salario
232
Capítulo XIV
El Salario
233
Capítulo XIV
El Salario
234
Capítulo XIV
El Salario
235
Capítulo XIV
El Salario
236
Capítulo XIV
El Salario
237
Capítulo XIV
El Salario
2 Al mismo tiempo el precio del trabajo puede también descender todavía, pero
entonces ya no sería una consecuencia de la reducción del tiempo de trabajo, sino
de una mayor oferta de fueras de trabajo, etc., fenómenos cuya consideración no
tratamos aquí. Hay que tener presente en todos los casos, que aquí se trata todavía
de los fundamentos de los fenómenos del modo de producción capitalista y no de su
aspecto general.
238
Capítulo XIV
El Salario
239
Capítulo XIV
El Salario
240
Capítulo XIV
El Salario
241
Capítulo XIV
El Salario
242
Capítulo XIV
El Salario
243
Capítulo XIV
El Salario
244
Capítulo XIV
El Salario
3 El autor tiene presente la Rusia zarista de la novena década del siglo XIX, con su
industria técnicamente muy atrasada, con su proletariado cuyos jornales eran de
mendigos. Nota de la edición soviética, 1940.
4 Como más arriba, la cuestión que se trata, es la de la Rusia zarista de los fines del
siglo XIX. Nota de la edición soviética, 1940.
245
Capítulo XIV
El Salario
246
CAPÍTULO XV
* Tomado del libro “Curso Superior de Economía Política”, Spiridonova, Atlas y otros,
Editorial Grijalbo, México, 1975.
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
230
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
231
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
M1 - D1
232
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
233
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
234
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
235
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
Como cada una de las formas del ciclo del capital industrial le
caracteriza de manera unilateral y al mismo tiempo descubre los
defectos de las otras formas, el capital industrial sólo muestra
su auténtica fisonomía en la unidad de las tres formas del ciclo.
236
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
237
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
238
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
n=O
o
Ejemplos:
239
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
240
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
241
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
242
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
243
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
244
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
245
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
Examinemos un ejemplo:
246
Capítulo XV
El Ciclo y la Rotación del Capital
247
CAPÍTULO XVI
Tomado del libro “Curso Superior de Economía Política”, Spiridonova, Atlas y otros,
Editorial Grijalbo, México, 1975.
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
250
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
251
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
252
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
253
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
254
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
p’ = p ; o p’ = k .
k’ c+v
255
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
256
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
257
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
258
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
259
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
CUADRO 1
260
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
261
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
262
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
263
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
264
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
265
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
CUADRO II
Cuota de Cuota
Cuota de
Masa de ganancia, media de
Sectores Capitales c:v plusvalía,
plusvalía por sector, ganancia,
por 100
por 100 por 100
I 60c + 40v 1,5 :1 100 40 40
II 75c + 25v 3 :1 100 25 25
III 80c + 20v 4 :1 100 20 20 20
IV 90c + 10v 9 :1 100 10 10
V 95c + 5v 19 :1 100 5 5
Todo el
capital 400c + 100v 100 100
social
Condiciones
sociales 80c + 20v 4:1 100 20 20
medias
266
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
267
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
268
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
269
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
270
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
CUADRO III
271
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
272
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
273
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
274
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
275
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
276
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
277
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
278
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
279
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
280
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
281
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
282
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
283
Capítulo XVI
La Ganancia Media y el Precio de Producción
284
CAPÍTULO XVII
1. La reproducción simple.
I c1 + v1 + p1 = w1
II c2 + v2 + p2 = w2
284
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
c1 + c 2 = c 1 + v 1 + p 1
v1 + p 1 + v 2 + p 2 = c 2 + v2 + p2
c2 = v 1 + p 1
285
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
286
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
287
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
288
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
289
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
* El Capital, I, pp. 650-51. La idea de que “el lujo entra en los gastos de
representación del capital” contiene una interesante prefiguración de la doctrina del
“consumo conspicuo”, de Thorstein Veblen, como la expone en su Teoría de la clase
ociosa, cap. IV (ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1944).
290
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
291
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
292
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
* Los marxistas, generalmente, han pasado por alto la dificultad lógica que envuelve el
aplicar la ley del valor a la mercancía fuerza de trabajo. Y es curioso que los críticos
de Marx, casi con la misma unanimidad, hayan olvidado este punto tan importante.
Bortkiewcz, en este y otros respectos, es un caso especial. Él vio claramente la
dificultad, como lo muestra el pasaje siguiente: “Someter los salarios a la ley del
valor, como lo hace Marx, es inadmisible, ya que esta ley, hasta donde puede
suponerse, para tener validez descansa en la competencia entre productores, la cual
está totalmente excluida en el caso de la mercancía fuerza de trabajo”.
Wertrechnung und Preisrechnung im Marxschen System”. Archiv für
Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, septiembre de 1907, p. 483. Bortkiewcz, sin
embargo, creía que era posible evitar la dificultad abandonando la idea de que la
fuerza de trabajo es una mercancía como otras y suponiendo simplemente que el
salario real es fijo. Al parecer no se le ocurrió nunca que tal suposición no se
justifica ya desde el momento en que se introduce la acumulación.
Oskar Lange, recientemente, ha puesto énfasis en la dificultad que envuelve el
aplicar la ley del valor a la mercancía fuerza de trabajo y ha hecho notar, por
primera vez hasta donde yo estoy enterado, las implicaciones del problema con
respecto a la estructura teórica de Marx. “Marxian Economics and Modern
Economic Theory”, Review of Economic Studies, junio de 1935.
293
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
* Principles of Political Economy, p. 71. Lo que Ricardo llama el “precio natural del
trabajo” equivale al concepto marxista del “valor de la fuerza de trabajo”. Los
clásicos, y Marx en una de sus primeras obras de economía. Wage, Labor and
Capital (1847), no distinguían entre el trabajo y la fuerza de trabajo; más bien
utilizaba la palabra trabajo en ambos sentidos. La confusión era frecuente como
resultado del uso doble de la palabra trabajo.
294
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
295
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
296
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
297
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
298
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
* En el caso del fascismo, este principio sufre una modificación considerable. Véase,
adelante, cap. XVIII, secs. 5 y 6.
299
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
300
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
301
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
302
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
303
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
* Es necesario anotar una excepción importante a la por otra parte válida generalización de que
los economistas modernos no hacen ningún intento de incluir los procesos evolutivos en su
teorización sistemática. Esa excepción es J. A. Schumpeter, cuya Teoría del desenvolvimiento
económico (1ª. ed. alemana, 1912; trad. inglesa, 1936; trad. esp. De Fondo de Cultura
Económica, 1944) representa, a este respecto, una bien definida desviación de lo normal.
La teoría de Schumpeter tiene ciertas notables semejanzas con la de Marx. Comienza con una
demostración de que la ganancia y el interés estarían ausentes de la “Corriente Circular”, un
concepto que corresponde a la Reproducción Simple de Marx. Parece probable que Schumpeter
llegaría hasta mantener que, aún faltando la acumulación, hay fuerzas que actúan para
eliminar el excedente del ingreso sobre el costo del cual se derivan la ganancia del empresario y
el interés. En otras palabras, en ausencia del cambio, el ingreso se atribuirá totalmente a los
factores originales de la producción, las máquinas repondrán exactamente su costo, no dejando
excedente para sus propietarios.
Los empresarios, no obstante, procuran eludir el destino de pobres que les espera en un estado
estacionario de la sociedad, reduciendo los costos descubriendo nuevos mercados, inventando o
popularizando nuevos productos y en general, introduciendo “innovaciones”. Los que tienen
éxito disfrutan de una suerte de posición de monopolio temporal que es la fuente de la ganancia
del empresario. Puesto que el capital en dinero provee los medios para arrancar los recursos de
sus cauces acostumbrados de uso y desviarlos por nuevos cauces –y ésta es la esencia de la
innovación- los empresarios están dispuestos a pagar interés para obtener su control. Una vez
que ha aparecido el interés en algún punto del sistema, siendo exclusivamente un fenómeno
monetario, se extiende a todo el sistema. Cualquier fuente particular de ganancia está destinada
a ser temporal –suponiendo la falta de barreras permanentes a la competencia- pero como las
innovaciones se suceden unas a otras, la ganancia y el interés como tales nunca desaparecen
del todo. Sin duda que la introducción de innovaciones no tiene lugar lenta y continuamente,
sino más bien en grupos o enjambres. Esta discontinuidad en el proceso de la innovación está
en la base del fenómeno conocido por ciclo económico.
El breve esbozo de la teoría de Schumpeter basta a indicar que para él, como para Marx, los
cambios en los métodos de producción son un rasgo básico del capitalismo y no simples
epifenómenos que tocan de manera más o menos azarosa el proceso económico.
A pesar de ciertas semejanzas obvias entre esta noción y la noción marxista –que Schumpeter
mismo reconoce abiertamente- quedan discrepancias teóricos fundamentales. Por ejemplo, no
hay en Schumpeter nada análogo al Ejército de Reserva, y su forma de considerar la relación
capital-trabajo es por completo diferente de la de Marx. Además, Schumpeter niega
expresamente toda intención de pasar de los cambios en los métodos de reproducción a las
304
Capítulo XVII
La Acumulación y el Ejército de Reserva
“alteraciones de la organización económica, sus costumbres”, etc. (p. 99 n). Por lo tanto, admite
que “mi estructura cubre sólo una pequeña parte de su campo” [de Marx] (p. 100 n).
Vale la pena advertir que en los círculos ortodoxos la teoría del desenvolvimiento económico, de
Schumpeter, no ha disfrutado nunca de la atención que merece y ha sido muy mal entendida y
muy tergiversada. Sólo ha logrado aceptación, en la medida en que la ha logrado, como teoría
del ciclo económico más bien que como la base de una teoría de la evolución capitalista. En
último análisis, por consiguiente, el ejemplo de Schumpeter sirve sólo para subrayar la falta de
interés del economista ortodoxo moderno en lo que Marx llamó las “leyes del movimiento” del
capitalismo.
305
CAPÍTULO XVIII
308
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
Si eso vale para América Latina en general, más vale aún para
América Central, posiblemente con la excepción de Costa Rica. En
Nicaragua, ha habido por primera vez un cierto desarrollo estatal
durante el gobierno sandinista, en tanto que en los otros países el
Estado es una imposición desde arriba, efectuada por las fuerzas
armadas, y simbolizada por la bandera, el himno nacional y la Iglesia
Católica. La situación, en general, corresponde a lo que ya en el siglo
XIX se describió como Estados, en los cuales había solamente dos
instituciones de vigencia nacional: el ejército y la Iglesia Católica.
309
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
310
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
311
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
312
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
313
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
314
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
315
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
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Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
317
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
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Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
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Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
320
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
321
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
322
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
323
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
tanto las únicas reglas morales son las que llevan al "cálculo de
vidas": la propiedad y el contrato”.
324
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
325
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
326
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
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Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
328
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
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Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
330
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
331
Capítulo XVIII
Nuestro Proyecto de Nueva Sociedad en América Latina
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Capítulo XVIII
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7. El capitalismo salvaje.
En los años setenta de este siglo, el reformismo burgués llegó
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Pero sí es necesario decir eso mismo del mercado. Pues éste aparece
nuevamente como el totalizador, como la única legitimidad en la
sociedad, como la institución que tiene el derecho de barrer con
todas las otras instituciones, inclusive con la vida en la tierra.
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Notas:
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