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ESTRUCTURA MUSICAL DEL HIMNO DE GLORIA.

Para entender el "cómo" es la forma ideal de musicalizar el himno de Gloria primeramente


explicaremos sus partes y letra:

Después de comenzar la celebración, purificados de nuestros pecados, comienza la


glorificación con este himno de estructura trinitaria y súplica Cristocéntrica.

«Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor»: Son palabras
tomadas del canto de los ángeles la noche del nacimiento (Lc 2, 14). La Iglesia terrena se une a
la Iglesia del cielo y así participamos de la liturgia celestial.

«Por tu inmensa gloria, te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos


gracias Señor Dios, rey celestial, Dios Padre todopoderoso»: La primera parte está dirigida a
Dios Padre. Se bendice, glorifica, da gracias a Dios por su gloria.

«Señor, Hijo único Jesucristo, Señor Dios, cordero de Dios, Hijo del Padre»: La segunda parte
mira a Cristo, como mediador, con la tradicional súplica ternaria:

«Tú que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros.

Tú que quitas el pecado del mundo,

atiende nuestra súplica.

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,

ten piedad de nosotros».

«Porque sólo tú eres Santo, sólo tu Señor, sólo tu Altísimo, Jesucristo con el Espíritu Santo, en
la gloria de Dios Padre. Amén»: Este himno comienza desde el Padre, por Cristo, y termina
nuevamente en el Padre en el Espíritu Santo, lo que muestra el dinamismo trinitario de la
liturgia.

Existen muchas musicalizaciones del himno de Gloria, algunas Si se apegan al texto, otras no.
Primeramente debemos buscar que la letra se respete tal cual aparece en el Misal.

No es apropiado cantar con el mismo sentido el Kyrie que el Gloria o el Cordero de Dios igual
que el Santo y el Credo... Cada canto por su contenido y momento en que debe ser entonado
en Misa deben revestir una forma musical congruente. En el caso del Himno de Gloria, cada
parte debe revestir un matiz e intensión musical que permita a la asamblea (y al propio cantor)
profundizar y entender lo que está cantando.
Existen dos maneras de musicalizar este himno (TENEMOS QUE DISTINGUIR ENTRE LAS
FORMAS LITURGICAS QUE NO CAMBIAN Y LAS FORMAS MUSICALES ADECUADAS QUE
REVISTEN EL GLORIA LAS CUALES SÍ HAN VARIADO EN LA HISTORIA DE LA MÚSICA LITÚRGICA),
ambas respetando el texto con la exepción del recurso del hiperbatón que ya se ha
mencionado en otras ocasiones:

1.- La forma clasica que consiste en cantar el texto de corrido (en directo) como se encuentra
en su forma original de himno en prosa en el misal romano. Esta forma provienen de la
tradición del canto gregoriano la cual sigue vigente ya sea en latín o en lengua vernacula.

2.- La forma contemporanea que consiste en dividir el texto en estrofas y la parte del "Gloria a
Dios.." como coro. Ejemplo de esto es el gloria de Francisco Palazón. Esta forma ha tenido
algunos problemas, algunos compositores (lo vemos en las muchas de las versiones que usan
los coros parroquiales populares) que adaptan el texto a la música en lugar de ser que la
música se adapte al texto (como es propio en el trabajo de composición de la música litúrgica),
"mutilan" el texto y al mismo tiempo la fe Trinitaria que expresa este antiguo himno del siglo II.

Hablemos ahora de las partes musicales que componen el himno. La parte que normalmente
repetimos (sólo desde el CVII se hace con repeticiones), "Gloria a Dios en el cielo", es
Exultante!

"Por Tu inmensa Gloria..." Es una declaración y alabanza, por lo que su carácter debe ser firme
y festivo.

"Tu que quitas..." Debe tener un carácter suplicante, por lo regular esta parte cambia a modo
menor.

"Porque sólo tú eres santo" es una transición musical entre la súplica y el final, en muchas
composiciones lo encontraremos un poco más lento, pero ya no suplicante.

"Con el Espíritu Santo..." Es una declaración muy fuerte, solemnísima y festiva. Usualmente es
muy ágil y contrasta con las dos partes anteriores.

Concluimos con "Amén", que puede ser uno o varios, pero siempre con mucha fuerza y
majestuosidad.

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