CURSO DE INGRESO

Introducción a la Gestión Ambiental Urbana

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CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN A LA
GESTIÓN AMBIENTAL URBANA

Autor / Lic. Mariano Ragonese

La Gestión Ambiental Urbana reconoce una complejidad muy difícil de representar cuando se
la intenta circunscribir tanto a sus campos disciplinares, como a su ámbito de acción. Su campo
y su borde están estrechamente ligados a diferentes concepciones disciplinares y hasta
político-ideológicas, casi siempre condicionadas por la perspectiva y formación del observador.

Asimismo la escala de las posibles acciones puede corrernos el foco fácilmente, ya que desde
la gestión de residuos de un edificio, hasta el más ambicioso Plan Urbano Ambiental de escala
metropolitana, son en última instancia Gestión Ambiental Urbana.

Dada la amplitud y complejidad de interpretaciones, en las siguientes líneas, intentaré abordar

una serie de consideraciones relevantes sobre la Gestión Ambiental Urbana, pero desde la
visión de un Gestor Ambiental Urbano formado en la Universidad Nacional de Lanús y
comprometido con su proyecto institucional y la comunidad a la que pertenece.

Contexto de surgimiento

Como es de público conocimiento, las cuestiones ambientales como objeto de las

preocupaciones humanas, son relativamente nuevas en la historia de la humanidad y tuvieron
su comienzo allá por la década del 60, del siglo pasado.

LICENCIATURA EN GESTIÓN AMBIENTAL URBANA

DEPARTAMENTO DE DESARROLLO PRODUCTIVO Y TECNOLÓGICO
CAMPUS VIRTUAL UNLa / UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANÚS
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Diversos fueron los hechos e informes que fueron poniendo de relevancia esta cuestión en las
agendas locales y globales, de la mano de la confirmación de lo inequitativa que resultaba la
apropiación y el uso de recursos entre diferentes estados y grupos sociales. Cada uno de los
estudios, análisis y convenciones, no hicieron más que afirmar que la manera de obrar del
hombre sobre su entorno no era sustentable, ya que se aprovechan los recursos de manera
ilimitada en un mundo finito.

Adicionalmente se fue tomando conciencia que ese accionar implicaba además externalizar al
ambiente cantidades de subproductos o elementos en desuso que condicionan la cantidad y
calidad de los servicios ambientales que nos provee el entorno biofísico, afectando seriamente
el bienestar humano1.

Estas afectaciones a la calidad de vida y las posibilidades futuras, no son iguales entre todas
las comunidades y los territorios y al igual que en otros ámbitos, como la globalización, existen
algunos ganadores y una gran mayoría de perdedores. Pero también es gracias a la
globalización que podemos hacer este tipo de lectura con una “visión de astronauta”. Ella nos
permite apreciar las profundas diferencias en cuanto a causas y consecuencias de este
problema que, increíblemente, aún no es un conflicto mundial.

Cascada sobre el Río Santiago en las afueras de Guadalajara, Jalisco, México. Parece un bello paisaje natural,
pero en ese fluir van aguas que son de las más contaminadas de Latinoamérica,
Autor: Mariano Ragonese.

1 Salud, satisfacción de necesidades básicas, cohesión social, integridad física. Etc.

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En ese contexto global surge el Desarrollo Sostenible o Sustentable2, términos muchas veces
utilizados indistintamente y que parecieran aglutinar un horizonte deseado, pero a los fines de
este escrito, me permito sucintamente definirlo como un tipo de desarrollo que permita la
satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, con un manejo racional de los
recursos naturales, tanto para esta generación como para las futuras en términos de equidad
de uso y goce intergeneracional. Un profundo balance entre lo social, lo ambiental y lo
económico.

La Gestión Ambiental Urbana como una respuesta profesional

Encontrando en el Desarrollo Sostenible el escenario deseado hacia donde pareciera sensato

encaminar a la sociedad y a través de una conciencia relativamente generalizada, se
articularon y siguen articulando diferentes respuestas sociales en ese sentido, desde la
creación de órganos de gobierno en sus diferentes escalas, Organizaciones no
Gubernamentales, acuerdos voluntarios internacionales y toda una serie de respuestas
educativas, entre ellas se inscribe la creación de diferentes carreras profesionales vinculadas
a las cuestiones ambientales específicamente. Es pertinente subrayar que no existen carreras
en este campo que posean más de 25 años de antigüedad, en el caso de la Universidad
Nacional de Lanús, la Licenciatura en Gestión Ambiental Urbana está cerca de cumplir sus
primeros 15 años y sus primeros egresados aún no poseen 10 años de culminación de sus
estudios.

He elegido poner de manifiesto estas cuestiones temporales, principalmente por dos

fenómenos concurrentes a la consolidación de la profesión como una efectiva respuesta a la
mayoría de las problemáticas ambientales instaladas en la comunidad circundante.

El primer fenómeno se encuentra vinculado a que al ser tan reciente la formación profesional
específica existen y existieron toda otra gama de profesiones, que han sido convocadas a tener
que actuar en el campo de las temáticas ambientales, tal es así que es frecuente ver a cargo
de gestiones ambientales desde antropólogos hasta químicos pasando por biólogos y
arquitectos que han encontrado una demanda insatisfecha en el mercado laboral y que, en el
mejor de los casos han reconvertido sus profesiones con estudios de posgrado ambientales.
Por lo tanto podríamos hablar de un campo disciplinar “invadido”.

Concurrentemente con lo antedicho, existe un segundo fenómeno referido a que el campo de

acción de la Gestión Ambiental Urbana se encuentra en formación todavía, en principio por su

2Se debe prestar especial atención a la definición de desarrollo sostenible y comprender las interpretaciones diferentes
según su aproximación al término. El error más frecuente es interpretar que lo que debe sostenerse es el “desarrollo” o
peor aún el crecimiento económico.
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complejidad y amplitud de aptitudes vinculados a los diferentes perfiles de los egresados, pero
reforzado por la rapidez y dinámica de los avances científico-tecnológicos que mudan los
horizontes de las acciones posibles, pero por sobre todo cambian las circunstancias y las
herramientas de y para la actuación.

Como si lo enunciado fuera poco en la mayoría de las situaciones en que se necesita un Gestor
ambiental urbano, el empresario, político, ambientalista, etc. no identifica correctamente que
este tipo de profesional pudiera dar respuesta a su “necesidad” y termina convocando
profesionales que tal vez no posean esa amplitud de mirada para comprender cabalmente
determinados fenómenos e idear o coordinar una respuesta acorde a la situación a enfrentar.

Ante lo expresado anteriormente, debo detenerme y subrayar la convicción de que la Gestión

Ambiental Urbana se hace y expresa en colaboración transdisciplinaria3 en grupos de trabajo
o consultas ad hoc, con profesionales provenientes de otras disciplinas. Es condición necesaria,
para un Gestor ambiental urbano, con pretensión de incidir positivamente en la realidad
circundante, saber requerir, relacionarse e interpretar lo que a su plan de acción u objetivo
tienen para aportar sociólogos, arquitectos, economistas, ecólogos etc. Ha quedado
demostrado en repetidas oportunidades que la cuestión ambiental no puede ser más un área
a tener en cuenta o verificar, ya sea en un proyecto o para diseñar un esquema de gobierno.

Es aquí donde, en una aproximación transdisciplinaria y holística, la Gestión Ambiental Urbana

puede entenderse como articulatoria del abordaje o intervención en la relación hombre-
medio o sociedad-naturaleza.

En esta inteligencia “lo” ambiental no debe formar parte de la propuesta, es el marco de la

propuesta.

Sin embargo, pueden existir profesionales que desarrollen sus tareas a la usanza de las viejas
profesiones liberales, pero esos desarrollos de actuación están más ligados a estudios
puntuales, como por ejemplo, las evaluaciones de impacto ambiental o las certificaciones
voluntarias de sistemas de gestión del medio ambiente. Laborar en estas cuestiones
seguramente requirió una especialización de mayor profundidad.

Significación de la Gestión Ambiental Urbana

Para adentrarnos en el análisis del significado y sus implicancias repasemos someramente las
nociones individuales de los términos Gestión, Ambiental y Urbana

3No mera suma de partes, sino como dialogo de las diferentes disciplinas.
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Podemos definir gestión como “la realización de acciones para un fin determinado”. Tal
definición abarca un universo muy amplio como puede ser el de las acciones a realizar que
además, según el objetivo perseguido puede expresarse en diferentes escalas.

En cuanto a la noción de Ambiental y solo a efectos de justificar la elección de la definición

debo decir que existe toda una literatura específica que vincula de diferentes formas las
relaciones entre ambiente y sistemas, algunas de ellas las asemejan hasta lograr mimetizarlos,
de ahí radica la importancia de la teoría de sistemas para los estudios urbanos ambientales.

En sus formulaciones teóricas, Roberto Fernández4, analiza estas interrelaciones de las que me
permito, a los fines de este escrito, optar por una definición de Gilberto Gallopín5 que reza:

“El sistema “ambiente” será, por tanto, constituido por problemas, hechos, eventos
episodios, relaciones, organizaciones, comunicaciones pero también por sus bases
concretas o sea, de hombres, artefactos, suelo, aire agua, flora, fauna.”

Este apartado tiene por objeto analizar los términos por separado, pero en el caso de Urbana,
la palabra se usa condicionando a las previas, por lo tanto podemos adjudicarle el carácter de
referirse o ser relativo a la ciudad. Esa referencia implica nada menos que poner bajo la lupa
el escenario de desarrollo por excelencia de la vida social y que además viene reforzando su
preeminencia con el paso del tiempo.

Tampoco sería posible tratar de escindir de las cuestiones urbanas diversas implicancias en
cuanto a flujos existentes entre la ciudad y su entorno, que nos demuestran cómo la ciudad
afecta y es afectada6.

Una vez analizada la significación individual de los términos, hemos sentado las bases para
comenzar a indagar qué nos quieren decir las distintas combinaciones que pueden realizarse
entre los tres términos que, no debemos olvidar, forman y dan sentido a un campo de acción
amplio, pero definido.

En ese sentido se pueden encontrar variadas definiciones que conjugan el uso combinado de
un par de términos, como por ejemplo el de Gestión Ambiental.

“En sentido general se entiende por gestión ambiental al conjunto de acciones

encaminadas a lograr la máxima racionalidad en el proceso de decisión relativo a la
conservación, defensa, protección y mejora del medio ambiente, basada en una

4FERNANDEZ, ROBERTO. “Conceptos básicos acerca de la noción de ambiente”. “La ciudad verde”. Buenos Aires. Ed.
Espacio. 2000. Pág. 12.
5GALLOPÍN, Gilberto C. “El Ambiente Urbano y la Planificación Ambiental”. Medio Ambiente y Urbanización. Buenos Aires,

CLACSO/CIFCA, 1982.
6 Sus ejemplos más notables pueden ser en cuestiones de energía, producción y consumo, así como redes de ciudades.

5
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coordinada información multidisciplinar y en la participación ciudadana”. (Estevan

Bolea, 1994)7.

Si bien existen otras definiciones para la gestión ambiental, le reconocemos a la autora el

destacar que esa es la definición en un “sentido general”, ya que un sinfín de acciones mínimas,
aún seguirían constituyendo una gestión ambiental.

Por lo tanto, aunque no se explicite en su enunciado podemos intuir que existe una gestión
ambiental “genérica” y una gestión ambiental “especifica”. Adicionalmente esta definición
condiciona a las acciones a una racionalidad en el proceso de decisión, que solo
aparentemente puede ser ejercida por alguien que detente el poder o autoridad,
independientemente de que con acertados criterios involucre a la sociedad y con amplitud de
enfoques.

Como un aporte al análisis, me permito expresar que considero que la gestión ambiental
también la hacemos cada uno de nosotros todos los días. Las decisiones que tomamos en
muchísimos aspectos de nuestras vidas tienen implicancias en cuestiones ambientales, de las
que muchas veces no somos conscientes, como sí tal vez lo somos, de las implicancias
económicas de nuestra conducta. A modo de ejemplo, invito al lector a pensar, de dónde
provienen los insumos que configuran sus consumos, la eficacia de los mismos como
satisfactores de necesidades humanas y por último la pertinencia de esas necesidades,
analizadas a la luz de un mundo insustentable.

Retomando las posibles combinaciones de pares de términos, que constituyen un sentido en

sí mismo podemos analizar la Gestión Urbana por su resultado, ya que la misma ha sido
condicionada por la puja de intereses económicos y sociales, a la luz de un Estado, que si bien
intentó planificar el desarrollo y la ocupación del territorio, no ha logrado imponerse a las
fuerzas del mercado en busca del beneficio colectivo de la sociedad. Aunque nos cueste
reconocerlo, el más ignoto inversor inmobiliario, que construye un departamento para vender
y no para vivir, está haciendo y condicionando la Gestión Urbana.

Paralelamente el “urbanismo ambiental” como se suele denominar a la integración de los

principios del desarrollo sostenible en las políticas estatales de planificación y ordenamiento
territorial, intenta abrirse paso en el camino hacia la sustentabilidad, especialmente en
visiones europeas de reformulación del urbanismo. Es más, hay autores que sostienen que la
problemática ambiental viene a resignificar al “Urbanismo” en cuanto a los escasos resultados
que se podían mostrar en esa disciplina.

7Extraídode una formulación de políticas del Ministerio de Minas y Energía de Colombia. Disponible on line en:
Http://www.upme.gov.co/guia_ambiental/carbon/gestion

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Habiendo resaltado algunas definiciones sectoriales se puede empezar a pensar en la

conjugación de estos tres términos como una unidad de pensamiento y acción, para ello
analicemos las siguientes definiciones:

“La Gestión Ambiental Urbana es una acción conjunta entre el Estado y los actores
sociales, que se articula con la gestión territorial, las políticas ambientales y las
políticas o planes sectoriales que tienen relación o afectan el medio ambiente en el
ámbito urbano regional. Esta gestión, demanda el uso selectivo y combinado de
herramientas jurídicas, de planeación, técnicas, económicas, financieras y
administrativas para lograr la protección y funcionamiento de los ecosistemas y el
mejoramiento de la calidad de vida de la población, dentro de un marco de ciudad
sostenible.”8

“La gestión ambiental urbana según se le ha caracterizado, no es una fórmula ni

técnica ni política de actuación. Es una actitud político-técnica de gestión de la
realidad urbana. En su concepción, confluye el aprendizaje devenido de los escasos
resultados, tanto de la planificación tradicional, como de la gestión sectorial de las
cuestiones urbanas. En lo técnico, recrea una nueva racionalidad globalizante que
supere los comportamientos estancados de la formación academicista. En lo político,
implica reasumir los roles del Estado, en cuanto árbitro de los intereses heterogéneos
y contradictorios de los diversos segmentos que conforman la comunidad urbana”9.

En la confluencia de las dos definiciones radican los principales rasgos de lo que podríamos
llamar la concepción de Gestión Ambiental Urbana al estilo “UNLa”. Esa confluencia encuentra
sus puntos más significativos a saber:

▪ Acciones a ejecutar por parte del estado y diferentes actores sociales y urbanos.

▪ El estado como principal promotor y ocupando un rol activo en cuanto equilibrador de

intereses sectoriales.

▪ Articuladora de gestión y conocimientos transdisciplinarios.

▪ Uso selectivo y combinado de herramientas.

▪ No es una formula, una técnica o modelo.

8 Existe una adopción muy fuerte entre los organismos oficiales de la República de Colombia, de trabajar en Gestión
ambiental urbana. En este caso la cita pertenece a la Política de Gestión ambiental Urbana del Ministerio de Ambiente,
Vivienda y Desarrollo Territorial.
9 Extraído de un ensayo sobre la Gestión ambiental urbana de David Kullock y Luz S. Velázquez (1994).

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▪ Se reconoce como perseguidora de una equidad intrageneracional e intergeneracional.

▪ Se basa en principios y postulados del desarrollo sostenible y de la sustentabilidad.

▪ Está lejos de ser una forma acabada. Se adapta, cambia, se reformula y retroalimenta
en cada acción.

▪ Es una actitud, es innovación.

Adicionalmente, le agregaría que nunca debe perder de vista su posición en referencia a las
diferentes escalas de actuación y a su correlación o congruencia dentro de planes o programas
de actuación más amplios, inclusive a escala planetaria.

Consideraciones finales

Bien entrado el siglo XXI, aún son pocos los funcionarios o equipos de trabajo, que decididos
a gestionar cuestiones urbano-ambientales, han logrado enmarcar las conductas sociales
dentro de lo que llamaríamos sustentabilidad, es más la mayoría, aún sin desearlo profundiza
esta relación casi perversa del hombre con su soporte natural.

Seguramente esos magros resultados están vinculados a la imposición y consolidación del

modelo económico del capitalismo neoliberal que ha provocado grandes desigualdades entre
las sociedades, ya sea en sus ingresos como en la amplitud de tener desde ciudadanos que no
pueden satisfacer sus necesidades básicas hasta personas que viven en el sobreconsumo.
Además de acrecentar las desigualdades en la explotación del hombre por el hombre, este
modelo se basa en la extracción y uso de recursos naturales, sin importar la capacidad de carga
planetaria.

A la luz de lo actuado por excelentes grupos profesionales en el pasado y de las ideas reinantes
en nuestro mundo actual, debo contextualizar mis palabras y expresar que no creo que la
Gestión Ambiental Urbana pueda proveernos; por sí sola; la solución a los gravísimos
problemas y conflictos ambientales urbanos y a los pesimistas escenarios futuros, pero sí
reafirmo su pertinencia como un campo válido de acción y de modificación de la realidad.

Un campo donde cada profesional de la Gestión Ambiental Urbana, independientemente de

su generalidad o especificidad, pueda convertirse en una referencia de cómo enfocar y
articular soluciones que combinen selectivamente sus mejores capacidades con las de otros
profesionales de distintas disciplinas y a través de este dialogo de saberes, actuar de manera
certera en su realidad inmediata.

8
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Adicionalmente, cada uno de nuestros profesionales tendrá la obligación moral de convertirse

en ejes retransmisores de la necesidad imperiosa de un cambio cultural hacia paradigmas de
desarrollo más sustentables.

La última reflexión fue deliberadamente reservada y se vincula a la necesidad de convertirnos

en sujetos políticos de este cambio, no como candidatos de ningún partido o coalición, sino
como militantes de conseguir ese futuro distinto en la relación Sociedad-Naturaleza, ya que
muchas veces las problemáticas ambientales suelen tener soluciones políticas y eso es algo
que; independientemente de lo técnico o especializado que pueda parecer nuestro
desempeño, nunca debemos olvidar.

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Universidad Nacional de Lanús

Rectora
Dra. Ana Jaramillo

Vicerrector
Dr. Nerio Neirotti

Director Departamento de Desarrollo Productivo y Tecnológico

Dr. Pablo Narvaja

Directora licenciatura en Gestión Ambiental Urbana (GAU)

Dra. Arq. Maria Sol Quiroga

EDUNLa 2017
ISBN: 978-987-1740-12-3

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