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Tema 8
Tema 8
1. INTRODUCCIÓN AL RENACIMIENTO.
2. EL QUATTROCENTO ITALIANO.
2.1. ARQUITECTURA:
2.1.1. BRUNELLESCHI.
2.1.2. ALBERTI.
2.2. ESCULTURA:
2.2.1. DONATELLO.
2.2.2. GHIBERTI.
2.3. PINTURA:
2.3.1. FRA ANGÉLICO
2.3.2. MASACCIO.
2.3.3. PIERO DELLA FRANCESCA.
2.3.4. BOTTICELLI.
3. EL CINQUECENTO Y LA CRISIS DEL MANIERISMO EN ITALIA.
3.1. ARQUITECTURA:
3.1.1. BRAMANTE.
3.1.2. MIGUEL ÁNGEL.
3.1.3. PALLADIO.
3.2. ESCULTURA:
3.2.1. MIGUEL ÁNGEL.
3.3. PINTURA:
3.3.1. LEONARDO DA VINCI
3.3.2. RAFAEL.
3.3.3. MIGUEL ÁNGEL.
3.3.4. LA ESCUELA VENECIANA.
4. EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA.
4.1. ARQUITECTURA:
4.1.1. EL PLATERESCO.
4.1.2. EL PURISMO.
4.1.3. EL CLASICISMO HERRERIANO.
4.2. ESCULTURA:
4.2.1. ALONSO BERRUGUETE.
4.2.2. JUAN DE JUNI.
4.3. PINTURA:
4.3.1. EL GRECO.
1. INTRODUCCIÓN AL RENACIMIENTO.
“La Edad de Roma fue una época de esplendor y luz y la Edad Cristiana como de oscuridad
y tinieblas”: esta frase del que muchos consideran primer humanista, Petrarca, nos permiten
aclarar el concepto de Renacimiento: “Volver a nacer”, es decir, periodo en el que de nuevo
se toma como referente esa época de esplendor y de luz como es Roma en particular, y el
mundo clásico grecolatino en general.
Los motivos por los cuales este proceso tiene lugar inicialmente en la península itálica son
porque aquí nunca llegaron a sepultarse ni las ideas ni las formas clásicos, lo cual provocó que
ninguna tendencia que se alejara completamente de lo clásico tuviera mucho enraizamiento
aquí.
El Renacimiento italiano representa una etapa decisiva en el desarrollo de la civilización
occidental. Su nacimiento a principios del siglo XV (el "Quattrocento"), y el excepcional
esplendor que conseguirá en el siglo XVI (el "Cinquecento": alto Renacimiento hasta 1520,
fecha de la muerte de Rafael, y Manierismo posteriormente) contribuyeron a la transición
entre la Europa medieval y la Edad Moderna. No fue, sin embargo, el Renacimiento un
fenómeno que se produjera simultáneamente en toda Italia, ni tampoco algo que aceptaran
inmediatamente todos los artistas de aquella península. Fue un fenómeno que tuvo su origen
en Florencia durante la primera mitad del siglo XV, que poco a poco se propagó por el resto de
Italia a lo largo de la segunda mitad y que sólo en el siglo siguiente se empezaría a difundir por
Europa. En su configuración juegan un papel esencial Brunelleschi, Donatello y Masaccio, los
primeros en formular las bases del nuevo código artístico, rompiendo con el Gótico e
intentando recuperar conceptual y prácticamente los valores del clasicismo.
Pero en este momento en el que el hombre de la época es consciente de los cambios que
se están produciendo, no sólo se produce una revolución artística, se producen otra serie de
cambios, que en su conjunto dan lugar al movimiento cultural conocido como Humanismo, el
cual, tomando como referente el mundo grecolatino, vuelve a colocar al hombre en el centro
del Universo, el hombre como medida de todas las cosas, dándole a todo una visión
antropocéntrica y desterrando el Teocentrismo medieval en el que cualquier elemento que se
escapase de la razón era atribuido a Dios. Estos cambios son algunos anteriores a la renovación
artística, otros coetáneos y otros incluso posteriores, fraguándose todos y consolidándose en
el siglo XVI, época de máximo esplendor de este movimiento cultural. Estos cambios o
revoluciones son de índole literaria, filosófica, científica, política… favorecidas todas ellas por
la invención de la imprenta de caracteres móviles de Gutemberg que permitirá la difusión de
las obras e ideas de estos humanistas. Ahora bien, este humanismo no desbanca a Dios, sino
que lo humaniza, lo hace hombre, y por lo tanto le libera de las atribuciones sobrenaturales
que le son asignadas en la Edad Media.
El Humanismo es el movimiento cultural en el que se encuentra encuadrado este
Renacimiento, que desde el punto de vista artístico se ve favorecido por el fenómeno del
mecenazgo: Personas que respaldan económicamente a los estudiosos y eruditos, unas veces
buscando prestigio personal o bien persiguiendo fines más concretos. La península itálica era
la zona más rica de Europa durante este periodo gracias al comercio, por lo que son
numerosos los casos de mecenazgo, sobre todo en el Arte: Medicis en Florencia, Sforza en
Milán, Montefeltro en Urbino, Gonzaga en Mantua, además del Papa en Roma. El Mecenas es
una figura principal en este tiempo. Para consolidar su poder deben hacer ostentación, para lo
cual llaman a los mejores artistas de su tiempo. En Europa las distintas monarquías nuevas con
poderes autoritarios utilizan el arte para reflejar su poder.
Esta nueva situación también cambia la situación social del artista. Es en este periodo
cuando surge el concepto de artista, entendido como una profesión liberal de gran prestigio:
se rompe la concepción medieval del artesano. Esto se ve favorecido además de por la
protección de los mecenas, por el surgimiento del individualismo fomentado por el
Humanismo.
Ahora bien, este mirar hacia el mundo clásico supone no la imitación de las formas y los
temas artísticas de la antigüedad, sino tomar estas formas y temas como punto de partida a
partir de las cuales emular a este arte clásico, ya que imitarlo sería imposible al no poderse
enterrar las tradiciones medievales de diez siglos de historia. Se trata de redescubrir lo
antiguo pero creando algo nuevo.
Pero aquí hay que distinguir entre arquitectura, escultura y pintura: esta última
manifestación artística tiene una peculiaridad respecto a las otras dos: arquitectura y escultura
encuentran sus referentes en los restos arqueológicos que quedan en toda Italia, de forma que
mediante estos y el estudio de tratados clásicos, es fácil recomponer este arte. La pintura
romana no se conoce, de forma que los artistas la recomponen a base de descripciones. En
estos tratados son continuas las referencias al engaño del ojo, al realismo, típico de la pintura
romana. Esto es lo que incita a los artistas para llegar a crear una pintura donde la perspectiva
va a ser el punto de referencia.
Este arte, por lo tanto, deja de ser un medio de aproximación a Dios, y se convierte en un
campo de experimentación formal, es decir, el arte por el arte, al margen de su utilidad
práctica: esto explica los avances técnicos de la pintura en el estudio de la perspectiva, de la
luz, de los colores; el movimiento y la expresión en las esculturas; y la proporción y la armonía
de la arquitectura; todo ello con el único fin de realzar los valores estéticos de la antigüedad.
En definitiva, en el campo del arte, el Renacimiento sufre una evolución: desde el siglo XV
o Quattrocento, con Florencia como centro de su actividad, caracterizado por el
antropocentrismo, el renacer de la Antigüedad y el apoyo de los mecenas, pasando por el Alto
Renacimiento o Cinquecento, momento en el que el arte alcanzará su cima con un cambio
hacia propuestas más clásicas, más sencillas y con una polarización en torno a Roma y un
mecenazgo desarrollado casi en exclusividad por el papado. Este período llevará a las artes a
un punto de máxima creatividad y genialidad. La crisis se inicia a mediados del XVI y se
manifiesta en el Manierismo.
2. EL QUATROCENTO ITALIANO:
2.1. ARQUITECTURA:
En términos generales, tiene un desarrollo más tardío que las otras artes. El principal
núcleo será la ciudad de Florencia, aunque ciudades como Roma, Urbino o Venecia también
jugarán un papel importante. Es, sin embargo, en Florencia donde primero se manifiesta la
nueva concepción del espacio que caracteriza al Renacimiento.
Frente a la concepción espacial gótica que provoca un estado de desequilibrio emocional,
el artista renacentista someterá el espacio a los principios clásicos de la armonía, el equilibrio,
la proporción y la simetría, produciendo la sensación de calma y tranquilidad. ¿Qué
procedimientos pone en juego para lograrlo?
- Equilibrando las proporciones de planta y altura de manera que la horizontal prevalece
sobre la vertical. Una arquitectura hecha a la medida del hombre debe tener en cuenta
esta exigencia humana. Este principio que los griegos aplicaron en el exterior de sus
templos parece ahora en el interior de los edificios renacentistas.
- Con su sistema de proporciones. Un edificio será bello si las proporciones de todas sus
partes están integradas racionalmente de tal manera que cada una de ellas tenga una
forma y un tamaño absolutamente fijos, sin que nada pueda quitarse o agregarse o se
destruiría la armonía del conjunto. Pensaban que el Universo tenía una estructura
matemática, equilibrada y armónica, que las leyes de los números lo regían todo y que,
por tanto, la arquitectura también debía ser el resultado del cálculo matemático.
Concibe la arquitectura como un sistema de proporciones matemáticas elementales. Hay
una relación de proporcionalidad entre la altura de las columnas y la apertura de los
arcos, entre el diámetro y la altura de la columna, entre la altura y la anchura de las
superficies... El número áureo (1,61 m de ancho por 1 de alto) se impone en muchas
creaciones, así como los planes centrales y las cúpulas que tienen como base el círculo
considerada como la figura geométrica perfecta.
- Visión unitaria e ideal de claridad. El edificio será representado como un todo racional,
relacionado, donde la proporción, la unidad, la diafanidad, el orden y la simetría se
constituyen en preceptos indiscutibles. En las iglesias esta voluntad de conseguir el
control intelectual del espacio llevará al arquitecto a eliminar o reducir todo aquello que
pueda “dispersar” la atención. Por ello la planta central será la más adecuada pero,
incluso en las longitudinales se trata de obtener esta unidad espacial reduciendo la nave
mayor, con interiores anchos y desahogados, con paredes limpias y luminosas.
El espacio renacentista es, pues, antropocéntrico y racional. En definitiva, la arquitectura
del Renacimiento tiende a reflejar la armonía el Universo a través de la geometría y es esta
concepción del espacio lo que da carácter al estilo que de otra manera no hubiera sido más
que una repetición del repertorio clásico.
Ya hemos indicado que la arquitectura renacentista tiene como principal fuente de
inspiración a la Antigüedad. Por ello se recuperan los órdenes clásicos, adaptándolos; se
revitalizan la mayor parte de los elementos estructurales de la arquitectura clásica: arcos de
medio punto, columnas y pilastras, entablamentos, frontones; y se incorporan sus elementos
ornamentales: casetones, medallones, guirnaldas, putti, grutescos... En cuanto a los
materiales, se utiliza el ladrillo revestido de placas de mármol o el aparejo de sillares,
frecuentemente almohadillado.
Los dos principales arquitectos italianos del quattrocento en Italia son Filippo Brunelleschi
y Leon Battista Alberti.
Es, sobre todo, un teórico que representa el saber universal del genio renacentista: cultivó
todas las artes, ideó artilugios mecánicos y escribió tratados de arquitectura (De re
aedificatoria), escultura (De statua) y de pintura (De pintura).
En su tratado de arquitectura recoge los principios de la práctica arquitectónica
renacentista en el que ante todo defiende el aspecto intelectual, no práctico del arquitecto, el
cual proyecta, más que realiza. Además recoge que el edificio es un todo armónico en el que
todo debe de estar en su sitio para lo cual busca las proporciones, colocación armónica de las
masas y ordenamiento riguroso de los elementos en relación unos con otro; todo ello se
resuelve mediante la aplicación de cocientes armónicos muy simples. Según todo esto el
edificio debe de ser homogéneo, estático, mensurable, abarcable a primera vista, de ahí que la
planta perfecta sea la centrada es decir, cruz griega, cuadrada u octógona. La latina se
desarrolla por motivos de liturgia, pero les coloca la cúpula para contrarrestar.
La fachada debe entenderse también en esta línea, y son fachadas que recubren templos
góticos dos de sus obras más destacadas:
- Santa María Novella, (1456) de Florencia, basílica gótica a la que le añadió una fachada de
proporciones perfectas, dotada de un sentido musical, asumiendo como módulo
compositivo el cuadrado. Dos cuadrados idénticos componen la parte baja, y un tercer
cuadrado en el medio del cuerpo superior oculta la nave central de la basílica, que era más
alta y más ancha que las laterales. Finalmente la altura de las naves laterales se disimula con
dos grandes volutas.
- Fachada del Templo de Malatesta, de Rímini (1450) obra también en la línea de la anterior.
- San Andrés de Mantua (1470) obra religiosa más importante de Alberti, y única obra de
carácter religioso que diseñó en su totalidad. El interior es de nave única y la fachada se
concibe como un gran arco del triunfo apeada sobre un podium igual que los templos
romanos, en el que combina el orden gigante corintio con el orden normal.
- Palacio Rucellai en Florencia (1446). Es su obra civil más destacada. La realiza para un
comerciante y en su fachada copia el modelo del Coliseo romano al superponer los tres
órdenes, todo ello cobijado por una amplia cornisa en saledizo.
2.2. ESCULTURA
Hombre polifacético como buen humanista, fue arquitecto, escultor, pintor, comentarista
de arte, etc. Es la personificación del nuevo artista. Su relieve sobre el Sacrificio de Isaac con el
que gana el concurso de 1401 para las segundas Puertas del Baptisterio de Florencia, marcan
el inicio de la escultura renacentista. La obra se componía de 28 fragmentos, cada uno en
forma de trébol de cuatro hojas en los que debía desarrollar en relieve 20 escenas del Nuevo
Testamento, más 8 imágenes de los evangelistas y doctores de la iglesia. Es una obra en bronce
fundido en la que participaron otros artistas más jóvenes de la talla de Donatello.
Pero su gran obra fueron las Terceras Puertas del Baptisterio, también llamada Puerta del
Paraíso, del mismo edificio, fechadas entre 1425 y 1452. Tras el éxito en las anteriores, le
encargaron estas sin ningún tipo de concurso. Ahora emplea 10 espacios cuadrados donde
representa las escenas del Antiguo Testamento.
En ambas obras relicarias de bronce observamos una evolución, que culmina en la última,
hacia un clasicismo propio del quattrocento. Las características de ambas obras son:
- Su técnica favorita fue el bronce fundido.
- Esculpe como si fuera un pintor. Trata magistralmente la profundidad, el paisaje y los
detalles. Escultor refinadísimo. Realizó un relieve pictórico que buscaba captar la distancia
y el ambiente mediante el estudio de la perspectiva. Para ello utiliza tres procedimientos:
encuadre en escenarios arquitectónicos o amplios espacios naturales, distintos tipos de
relieve (el schiacciato o disposición de las figuras que están en primer término con mayor
volumen mientras que las que se encuentran en el fondo apenas aparecen sugeridas con
un relieve suave) y situación de las figuras en escala decreciente, siguiendo la teoría del
punto de fuga. En definitiva, conoce y utiliza la perspectiva lineal pero no lo resuelve todo
con un fría geometrización del espacio, sino que busca los efectos atmosféricos a través de
formas difuminadas.
- Sus figuras son clásicas en proporciones y tratamiento anatómico y demostró una gran
capacidad narrativa y en composición.
- Además, la expresión de las figuras dan muestras evidentes de la gracia y la dulzura.
Ghiberti, también destaca por la realización de algunas esculturas exentas como el San
Juan Bautista y San Mateo (entre 1414 y 1419), que destaca entre una serie de estatuas
exentas que realiza para los nichos exteriores de Or San Michelle. Estas aunque sometidas aún
al muro, ya son muy autónomas respecto a las góticas.
2.3. LA PINTURA.
Su nombre de pila es Tomasso di Giovanni. Este autor impresiona por su precocidad ya que
murió con apenas 27 años. Ahora bien, con su corta vida se trata de una figura clave en la
renovación de la pintura renacentista:
- Dominan en su obra la masa y el volumen, predomina la monumentalidad. Recoge la
herencia de Giotto y anticipa la corporeidad de Miguel Ángel.
- Sombrea e ilumina las figuras sin dibujar el contorno. Modela exclusivamente gracias a la luz
y la sombra, con color.
- Barrió todo resto del pasado con su naturalismo: copia del natural, sin centrarse en los
detalles y sin hacer estereotipos. Sus fondos son arquitectónicos o paisajísticos y sus
personajes de una gran gravedad psicológica.
- Es un pintor de temas religiosos pero tratados de manera naturalista. A sus figuras les falta a
veces relación, humanidad.
- Preocupación por construir racionalmente el espacio mediante la aplicación de la
perspectiva lineal. De hecho, fue en su Trinidad donde se aplicó por primera vez. Se trata de
una pintura al fresco realizada entre 1426 y 1428 para la iglesia de Santa María Novella de
Florencia. El Calvario (Cristo crucificado, la virgen y San Juan), el Padre Eterno y los Donantes
se recortan sobre un tabernáculo fingido, cubierto con una bóveda acasetonada, que crea en
el espectador un efecto ilusionista de profundidad. Debajo aparece una falsa mesa de altar
con un esqueleto y una inscripción que dice: “Yo fui antaño lo que sois vosotros, y lo que soy
ahora lo seréis mañana”. En la obra vemos todas sus características.
- Además de ese fresco pintó los frescos de la Capilla Brancacci para la iglesia florentina del
Carmine (1425), destacando la expulsión del Paraíso y El tributo de la moneda, que
resumen admirablemente todos sus logros. “El tributo de la moneda” se fragmenta en tres
escenas yuxtapuestas: en el centro Cristo es requerido por el recaudador de impuestos que
le reclama que pague el derecho de portazgo para poder acceder a la ciudad; es por ello por
lo que Cristo encarga a San Pedro que pesque en el lago un pez en cuyas entrañas hallará la
moneda, escena que se representa a la izquierda; finalmente el pago por parte de San Pedro
del impuesto, aparece a la derecha. Aquí se observan todas sus características, pero hay que
destacar por encima de todo el carácter voluminoso de las figuras.
2.3.3. PIERO DELLA FRANCESCA
Nació en Umbría aunque se educó en Florencia con Fra Angélico, de cuya pintura termina
alejándose de forma contundente, ya que a diferencia de este y en similitud con Masaccio,
Piero destaca por la búsqueda del volumen para lo cual combina luz y color.
Su preocupación, además de por la luz y el color, se centra en la perspectiva, aspectos que
estudia en su tratado teórico.
Sus características principales son:
- Dominio del volumen, predomina la monumentalidad. Recoge la herencia de Giotto y anticipa
la corporeidad de Miguel Ángel. Sus personajes son monumentales, rotundos, muy
escutóricos, trágicos, inmóviles, lo que lo relaciona con Masaccio.
- Uno de los elementos más atractivos de su obra es la luz que colabora en:
• La construcción de los sólidos volúmenes de sus personajes: Sombrea e ilumina las figuras
sin dibujar el contorno. Modela exclusivamente gracias a la luz y la sombra.
• Y en la representación del espacio: Usó una luz coloreada que crea una atmósfera
misteriosa, estática.
- Utilizó un rigor matemático en el uso de la perspectiva y de la proporciones.
- Entre sus obra están:
• Los frescos de la iglesia de San Francisco de Arezzo (1460): Decora el ábside con 10
episodios de la Historia de la Vera Cruz. Destaca el episodio del “Sueño de Constantino”
donde introduce una luz artificial que introduce el tenebrismo.
• La Virgen de Senigallia (1470): En esta obra se resumen todas sus características, además
de mostrarse la influencia flamenca que recibió al tomar contacto con este tipo de
pintura. Utiliza aquí la técnica de las veladuras al óleo lo que le permite un detallismo
excelente.
• La Virgen de Federico de Montefeltro, donde se resumen magistralmente todas sus
características.
3.1. ARQUITECTURA:
Domina todas las formas de expresión artística, si bien durante mucho tiempo subordinó la
tarea arquitectónica a la escultórica y pictórica. Trabajo tanto en Florencia, donde nació y se
formó, como en Roma.
Se inspira en los edificios romanos: el Panteón, del que toma su enorme cúpula y la
decoración de las ventanas con frontón; las termas de Caracalla, con sus potentes bóvedas; el
Coliseo y la aplicación de los órdenes clásicos. Sin embargo, utiliza estos elementos con una
enorme libertad y potencia: los frontones se quiebran, las columnas se adaptan a espacios
reducidos, diferencias en los cánones y escalas.... Es por eso por lo que en él está el germen del
Manierismo.
En Florencia realiza la Sacristía Nueva de San Lorenzo (Florencia) en 1520, obra que le
encarga directamente el papa León X, en la que resume su concepción arquitectónica
mediante la oposición entre la tensión que anima la parte inferior (vida terrena) y la serenidad
de la cúpula (vida eterna). Esta obra se sitúa en el lado opuesto de la de Brunelleschi y estaba
destinada a albergar los féretros de cuatro miembros de la familia Medici.
Sin embargo será la Biblioteca Laurentina (1521-26) su obra florentina más sobresaliente.
En ella se permite todo tipo de libertades jugando con los elementos clásicos sin respetar sus
normas e introduce un elemento arquitectónico que será esencial en la arquitectura
manierista: el agobio espacial. Esta biblioteca consta de una sala de lectura y un vestíbulo,
jugando en estos espacios con los elementos clásicos. Destaca la escalera que da acceso a la
sala de lectura que pasa de tres tramos a uno por motivos meramente expresivos. Esta obra es
una introducción al manierismo.
En Roma, a donde acude reclamado por Julio II participará en numerosos proyectos por
encargo de los papas. Es obra suya el tercer piso y el balcón del Palacio Farnese, en donde
establece con Sangallo el modelo de palacio del Cinquecento, más abierto, claro y equilibrado,
armonizando vacíos y llenos, alternancia de frontones triangulares y curvos en los vanos y el
uso de almohadillado en la portada. Como proyecto de carácter urbanístico ejecutó la plaza
del Capitolio.
Cuando cuenta con 71 años, en 1546 se hace cargo de su encargo más importante como
arquitecto: las obras de San Pedro del Vaticano. Critica duramente el proyecto de Sangallo
(que se había hecho cargo de las obras tras la muerte de Bramante) y retorna, simplificándolo,
al proyecto de aquel: cruz griega con cúpula central y entrada principal con pórtico adintelado.
Se impone la visión unitaria. Sobresale la cúpula de enormes dimensiones (131 m de altura por
42 m de anchura). Para ello refuerza los pilares. Se alza sobre un tambor cilíndrico con
ventanas cuadradas separadas por columnas pareadas, coronadas con frontones
semicirculares y triangulares, y decoración de guirnaldas.
Su nombre de pila es Andrea di Pietro della Gondola, pero recibió este sobre nombre de
Palladio en alusión a Palas Atenea, diosa de la sabiduría, debido a la armonía y el gran
conocimiento grecorromano que hacía revivir en sus obras.
Nació en Padua, pero se forma en Vicenza como cantero y escultor, hasta que marcha a
estudiar a Roma, lugar en el que conocería tanto los edificios de la Antigüedad como los del
Renacimiento, que él interpretó de un modo muy personal: adaptando las formas clásicas a las
necesidades modernas. Escribió un importante tratado, Los cuatro libros de Arquitectura, en el
que demuestra un gran conocimiento de la historia de la edificación. Trabaja
fundamentalmente en Vicenza, cuya imagen urbana va a renovar, y en Venecia.
Es autor de multitud de obras civiles y religiosas, brillando las primeras tanto como las
segundas. De las civiles destacan basílicas (con la función que tenían en el mundo romano),
villas y teatros; de las religiosas sobresale la iglesia.
Supera el clasicismo de Bramante con una arquitectura caracterizada por la rigurosa
simetría, la simplicidad y la claridad de volúmenes. Esto lo demuestra en el revestimiento
pétreo que realiza de la Basílica de Vicenza, tras serle asignada en 1549 tras un concurso
público. Realiza la fachada de la Basílica de Vicenza, un antiguo edificio gótico en ruinas, en el
que aplica en serie un módulo conocido como “tramo rítmico palladiano” que consiste en
inscribir un arco de medio punto y dos dinteles laterales apeados en dos columnas en un
marco arquitrabado con columnas de orden gigante. El contraste de luces y sombras es muy
fuerte.
Pero su realización más característica son las bellas y cómodas villas campestres que
realiza en Vicenza, Venecia y Verona, villas que el Neoclasicismo imitará. La más famosa de
todas es la Villa Rotonda o Villa Capra (es la misma) (1551-69). La villa está inundada de
simetría total. Se trata de un cuadrado cupulado ocupado por un gran salón y cuatro pórticos
que imitan a los templos clásicos, precedidos por escalinatas y coronados por frontón: simetría
y simplicidad geométricas absolutas. La función de esta villa es de ocio y esparcimiento de
forma que desde los cuatro pórticos se podía disfrutar de la campiña que la rodea. Ahora bien,
también hizo villas que tenían como fin ser centro de explotación agrícola: la Villa Barbaro
(1551-58)
En el Teatro Olímpico de Vicenza, imita la disposición de un teatro romano pero con un
carácter de ilusionismo, irrealidad y fantasía que anticipa el Barroco.
El mismo purismo clásico, muy severo, se observa en el exterior de sus iglesias venecianas:
San Giorgio el Maggiore (1562-70), San Francesco della Vigna (1562- 70) y El Redentor (1577-
80): en todas ellas encontramos plantas de cruz latina y fachadas articuladas por la conjunción
de dos fachadas.
3.2. ESCULTURA: MIGUEL ÁNGEL BUONARROTTI (1475-1564)
3.3. PINTURA:
Fue hijo de un pintor y escultor del que heredó los ideales humanistas convirtiéndose en el
arquetipo del clasicismo puro. De hecho, se sitúa en una posición histórica privilegiada pues:
su obra se desarrolla en el momento de máxima madurez del Renacimiento clásico en el que
todas las cualidades renacentistas llegan a su máximo esplendor; y muere en 1520, de forma
que no conoció la crisis del humanismo y por lo tanto su obra no se ve influida por el
manierismo.
LA ACADEMIA DE ATENAS
Se trata de una pintura al fresco realizada en uno de los frentes de la Cámara de la
Signoria, situada en los Palacios Vaticanos, que Rafael Sanzio decora. Esta obra se fecha entre
1508 y 1511, y fue un encargo del Papa Julio II. Su base es de 5000 cm y su altura de 500 cm.
Está situada frente a la Disputa del Sacramento. Representa la Filosofía, a través de una escena
en la que se narra una sesión entre los filósofos clásicos. En esta obra, Rafael adapta el espacio
a las leyes de la superficie. Ordena las figuras de izquierda a derecha. La perspectiva queda
rota por los muros laterales sobresalientes. Debido a que estaría ubicada sobre la sección de
filosofía del papa Julio II, La escuela de Atenas muestra a los filósofos, científicos y
matemáticos más importantes de la época clásica. Los filósofos se encuentran en una
arquitectura clásica, abovedada como unas termas. En unos nichos se ven figuras gigantescas
de los dioses Apolo y Atenea. Esta arquitectura recuerda el proyecto de la basílica de San
Pedro elaborado por Bramante. Platón y Aristóteles, que durante toda la Edad Media
estuvieron considerados como los principales representantes de la filosofía antigua,1 se
encuentran en el centro de la composición, alrededor del punto de fuga. Platón está
sosteniendo el Timeo. Aristóteles sostiene una copia de su Ética a Nicómaco. Ambos debaten
sobre la búsqueda de la Verdad y hacen gestos que se corresponden a sus intereses en la
filosofía: Platón está señalando el cielo mientras que Aristóteles la tierra. En otros personajes
se ha identificado a distintos filósofos de la Antigüedad, puestos sobre dos niveles, separados
de una escalinata. A la izquierda puede reconocerse la figura de perfil de Sócrates. A la
izquierda, se encuentra un gran bloque de piedra cuyo significado puede estar conectado con
la Primera epístola de Pedro; simboliza a Cristo, la "piedra angular". El hombre ubicado sobre
el bloque es Heráclito, con los rasgos de Miguel Ángel. Este personaje no estaba en el esbozo o
cartón de este fresco, que se conserva en la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Se retrata en esta
figura a Miguel Ángel, como se ve en el rostro, que es el del pintor florentino ligeramente
mejorado, además de en las características stivali que calza: eran unas botas de montar que el
pintor florentino no solía quitarse; está escribiendo uno de sus sonetos. En 1510, Rafael vio el
trabajo de Miguel Ángel en la bóveda de la Capilla Sixtina, tras esto lo agregó en su pintura
como señal de respeto hacia el artista. Al tiempo, esta figura evita un gran vacío en esa parte
del fresco. El autorretrato de Rafael está ubicado a la derecha del cuadro, el joven de cabello
marrón que observa al espectador, tocado con un sombrero redondo de color azul; a su lado,
Perugino con idéntico sombrero pero en blanco. A la izquierda de la pintura se encuentra
Hipatia de Alejandría, vestida en blanco, y observando al espectador.
Se inició en el arte a través de la pintura. A los trece años su padre lo coloca de aprendiz
en el taller de Ghindarlaio donde aprendió la técnica del fresco. Sin embargo, el esplendor
plástico de la figura lo adquiere contemplando a los maestros del pasado como Giotto y
Masaccio.
Su pintura se caracteriza por:
- Centrarse temáticamente en la figura humana, sin tener en cuenta otro tipo de asuntos
como el retrato ni el paisaje.
- Basar toda su obra en la perfección del dibujo y en la plasticidad, de forma que sus obras
se componen de cuerpos monumentales, vigorosos y llenos de plasticidad, en los que
destacan los escorzos y el movimiento de dichos cuerpos. Desprecia todo los aspectos
relacionados con los efectos ilusionistas de la luz, el color y la perspectiva.
A pesar de formarse como pintor, en sus primeros años trabajará como escultor
fundamentalmente y no es hasta 1504 cuando aparecen dos obras suyas: Tondo Doni y La
Batalla de Cáscina.
- El Tondo Doni se trata de una tabla para un coleccionista privado denominado Angelo
Doni. Aquí ya muestra su madurez como pintor, pareciendo lo que será tónica general en
toda su obra: plasticidad, estudios anatómicos, escorzos,… en definitiva, el tema no es más
que una excusa para representar sus inquietudes pictóricas.
- La Batalla Cáscina responde claramente a los mismos parámetros, observándose eso si, un
mayor movimiento y dinamismo en la composición. Se trata tan sólo de un cartón que
debía servir como modelo para un fresco.
Entre 1508 y 1512 decora el techo de la Capilla Sixtina [YOUTUBE-CAPILLA SIXTINA-3´34
min.] con pinturas murales al fresco donde desarrolló un enorme programa, reuniendo casi
350 figuras de tamaño mayor que el natural. Representó el Ciclo de la Creación y la Caída del
hombre. Fingió una arquitectura de arcos, pilastras y medallones para no mezclar las escenas.
Imagina la bóveda sostenida por arcos fajones apoyados en pilastras, entre los que representa,
entronizados, a personajes que anunciaron la llegada del Mesías: profetas y sibilas, de
proporciones gigantescas, en actitudes grandiosas, dramáticas y variadas. Los tronos están
unidos por cornisas sostenidas por amorcillos. Diez bandas, como nervaduras, delimitan nueve
grandes espacios rectangulares donde se representa la creación y caída del hombre así como
sus consecuencias: separación de la luz y las tinieblas, creación de los astros, separación de las
aguas, creación Adán (Dios con el dedo da vida al primer hombre, Adán), creación de Eva,
pecado original y expulsión del Paraíso, sacrificio de Noé, Diluvio Universal y embriagues de
Noé, son los episodios elegidos del Génesis. En las esquinas de estos espacios, sobre los arcos,
diez parejas de Ignudi, jóvenes desnudos en los que plasma su interés por el movimiento y el
cuerpo y que llevan medallones de bronce donde se representan escenas del Antiguo
Testamento. En los lunetos y en los espacios triangulares, antepasados de Cristo; y en las
pechinas de los ángulos, cuatro escenas donde la intervención divina salva al pueblo de Israel.
En esta obra grandiosa se dan cita todas las características mencionadas al principio.
En 1535 inicia los frescos de la pared del fondo de la Capilla Sixtina donde utiliza el tema
del Juicio Final que termina en 1541. Concibió la obra como una composición unitaria, carente
de compartimentos arquitectónicos, con cuatro registros horizontales de figuras: los dos
superiores están dedicados al mundo celestial y los dos inferiores al terrenal y al infierno. En el
centro, presidiendo todo el conjunto, se halla Cristo-Juez, destacado plástica y visualmente
como una figura atlética, vigorosa e iluminada, lanzando el rayo de castigo al grupo de la
izquierda. A su derecha, en un plano secundario, aparecen la Virgen y figuras de apóstoles,
patriarcas, mártires, vírgenes y bienaventurados. La figura de Cristo, en cuyo rostro aparece la
conocida terribilità, es la representación de la Justicia y contrasta con la de la Virgen,
evocadora de la misericordia. En la composición prescindió de los efectos normativos de la
perspectiva y las figuras presentan escalas diferentes en función de su jerarquía y de su
significado. Toda la obra tiene un movimiento rotatorio cuyo centro es la figura luminosa de
Cristo, rompiendo el efecto de horizontalidad que podrían producir los distintos registros.
Como en su escultura contemporánea, su pintura deriva hacia un patetismo expresivo y
angustiado que contrasta fuertemente con la bóveda y que servirá de modelo para el barroco,
del que en muchos aspectos es preludio. No obstante, mantiene su sentido de la terribilità que
da un dramatismo insuperable y aparta al Cristo de la iconografía medieval.
El mismo papa que le encarga el Juicio Final, Paolo III, le pide que decore la Capilla que
lleva su nombre: la Capilla Paolina: será su última obra pictórica donde realiza en dos murales:
la Conversión de San Pablo; y el Martirio de San Pedro (1542- 1550)
Venecia demostró, desde muy pronto, tener una personalidad propia, diferente a la del
resto de los focos italianos en que se desarrolló la pintura renacentista. Desde el Quattrocento
los pintores venecianos sienten verdadera devoción por el color, elemento que prevalece
sobre el dibujo. Es el color el mecanismo del que se sirven para plasmar la luz dorada de esta
ciudad. Es un arte sensual que se complace en la captación de las calidades, de los cuerpos
femeninos desnudos, de los brillos, en la exaltación del lujo y de la riqueza, deteniéndose en la
reproducción de lo secundario y anecdótico, del detalle. Es ahora cuando la escuela llega a su
madurez través de la obra de varios pintores, entre los que destacan TIZIANO VECELLIO
(1488- 1576)
Vivió rodeado de lujo y de consideración social, sin llegar a aceptar nunca las proposiciones
de traslado a Roma. Técnicamente se observa una curiosa evolución desde una pincelada
cuidada y acabada, de colores encendidos; a una técnica casi impresionista, con pinceladas
deshechas y pastosas y colores cada vez más pagados. Su enorme obra suele clasificarse por
temas:
- TEMAS MITOLÓGICOS: que destacan por su colorido y luminosidad, y que no siempre son
fáciles de interpretar, como Amor sagrado, amor profano (1515). La Bacanal (1518- 19)
refleja las características de la escuela y del pintor: la luz y el color como elemento de
exaltación de la alegría de vivir. Sobre un fondo azul intenso y unas nubes brillantes se
muestran la alegría y el relajamiento que produce el vino a través de la danza y la música,
en una composición de enorme movimiento. Hay un formidable contraste de colores y
aparece otro tema fundamental en este pintor como es el desnudo, hasta el punto de que
se convierte en muchas obras en el tema principal. Pintó diversos cuadros de Venus
recostadas, de formas blandas y redondas. La Venus de Urbino (1538) aparece sobre un
fondo que ya no es un paisaje, sino la habitación de un palacio, con formas juveniles y más
esbelta que otras interpretaciones posteriores en las que, además de con un canon más
pesado, aparecen representadas con más edad y situadas más frontalmente. Otros son
Venus del Espejo, Dánae y la lluvia de oro (1553-54).
- TEMAS RELIGIOSOS: de enorme espiritualidad que contrasta con la sensualidad de su obra
mitológica. Tiene composiciones enormemente monumentales, en las que demuestra su
maestría a la hora de manejar un gran número de personajes con el sentido monumental
del Cinquecento como queda patente en la Asunción de la virgen (1516- 18) o en la Gloria
(1551-54). La corona de espinas (1570-76) demuestra como en su última etapa, los colores
se apagan, la pincelada se deshace y las composiciones se hacen más barrocas.
RETRATO: Fue un magnífico retratista. En los retratos extrema el cuidado por la apariencia
externa, con gestos y actitudes muy medidos, ricas telas y excepcional representación de las
calidades. En su único viaje a Roma retrata a Paulo III y sus sobrinos (1546), donde dispone a
los tres personajes en una actitud naturalista, a diferencia de los retratos que realiza para la
familia real española, en los que la actitud es más arrogante, convencional, áulica: destacan los
realizados de Carlos V al que representó en varias ocasiones: el más interesante es el de Carlos
V en Mülberg (1548), con armadura y a caballo; también destaca el de Isabel de Portugal
(1548) en el que se centra en la belleza de la reina, ricamente ataviada, sobre un fondo de
paisaje. Su Autorretrato (1567) representa a un hombre anciano pero no acabado, con gran
realismo y enorme sobriedad y economía de medios y una técnica de contornos borrosos y
desmenuzados que preconiza la pintura impresionista
4. EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA.
4.1. ARQUITECTURA:
La evolución de la arquitectura del Renacimiento en España a lo largo del siglo XVI hay que
dividirla en tres etapas: el plateresco, el purismo y el clasicismo.
4.1.1. EL PLATERESCO.
4.1.2. EL PURISMO.
Este estilo supone ya la correcta asimilación de las proporciones clásicas y el abandono del
grutesco, pasándose ya a una decoración más en consonancia con el cristianismo (ángeles,
niños,…)
El introductor de esta tendencia va a ser DIEGO DE SILOÉ, arquitecto burgalés que había
trabajado en Nápoles y que en 1528 se traslada a Granada para atender un encargo, siéndole
encomendado a los pocos meses el proyecto de realización de la Catedral granadina (1528-
63), obra que se convierte en paradigma del purismo renacentista. Proyecta una rotonda con
deambulatorio en la cabecera y una basílica de cinco naves en el cuerpo. A este innovador
proyecto cuya cabecera parece tener antecedentes en los martyrias paleocristianos, se le han
buscado muchas explicaciones y se ha escrito mucha literatura en relación a este asunto.
Además de esta macrocabecera, la catedral de Granada también destaca por la solución
adoptada en los soportes de las naves: para mantener la proporción armónica propia de esta
tendencia, los soportes son enormes pilares sobre los que se apoya el capitel, al que le sigue
un tramo de entablamento con otros pilares de proporciones menores encima, de forma que
se consiguiera la altura adecuada. Esta fórmula la utilizará este mismo arquitecto en las
catedrales de Málaga y Guadix.
La labor del imaginero es la realización de obras talladas en madera policromada con fines
devocionales, de forma que tiene que dar prioridad a la expresión de los sentimientos del alma
sobre la belleza corporal.
Dos maestros educados en Italia inician la senda de la imaginería española hacia el
expresionismo: se trata de ALONSO BERRUGUETE Y JUAN DE JUNI, a los cuales:
- Les une la obsesión por animar la pasión interior de sus santos y de ahí sus piezas
desgarradoras y doloridas presentadas en violentas contorsiones e inestables posturas;
- Pero se diferencian en el canon al pertenecer a dos generaciones distintas: Berruguete es
el representante del manierismo del alargamiento (sus figuras son estilizadas y secas)
influido por Donatello, y Juni representa al manierismo de la cuadratura (sus figuras son
anchas y musculosas) influenciado por Miguel Ángel.
Este castellano aristócrata fue el escultor más importante de su tiempo. La pasión por el
arte italiano la hereda de su padre Pedro Berruguete, pintor que había trabajado en Urbino al
servicio de Federico de Montefeltro. En 1504 queda huérfano pero continúa su formación
como pintor en Roma, al lado de los artistas más destacados del Cinquecento y en contacto
con las obras más destacadas del quattrocento. En 1518 ya se encuentra en España
acompañando a la corte itinerante de Carlos V con la acreditación de pintor del rey. Tras varios
años al servicio del rey, Berruguete fracasa como pintor cortesano, de forma que se retira a
Valladolid donde decide dedicarse a la escultura, campo en el que triunfa clamorosamente,
hasta el punto de que tiene que crear un taller para hacer frente a todos los encargos. Su obra
escultórica destaca por el expresionismo que muestra en sus figuras desgarradas y doloridas
de canon alargado.
Su obra se inicia con una serie de retablos entre los que destacan el del Monasterio de la
Mejorada y el de San Benito el Real, ambos en Valladolid, retablos platerescos acotados por
balaustres donde alberga una legión de imágenes crispadas, descarnadas y muy alargadas.
La fama le lleva a la ciudad imperial, Toledo, donde el cardenal Távera será su más
importante mecenas. En primer lugar le encarga parte de la sillería del coro de la catedral de
Toledo. Concretamente el tenía que realizar la sillería alta, ya que la otra mitad se la encargó a
Felipe Bigarny, el cual muere en 1542 cuando había terminado la sillería baja pero no el
remate de la misma, de forma que el Cabildo decide traspasar el encargo de Berruguete que ya
había concluido la sillería alta. En 1539 inició la sillería alta, 35 sitiales en madera de nogal con
personajes del Antiguo Testamento, y en 1542 inicia el remate que corona en 1547 con el
grupo de la Transfiguración, obra donde muestra mejor su maestría y donde lleva sus rasgos
expresivos a la máxima altura.
Finalmente, realiza también para el Cardenal, el Sepulcro del Cardenal Távera (1554- 61).
Realiza un túmulo en mármol con relieves en los cuatro frentes coronado por la figura del
cardenal yacente.
Alonso Berruguete muere en 1561 tras concluir este monumento, pasando a la historia por
dejar un séquito de escultores que traspasarán sus ideas de imaginería hasta el barroco.
4.3. PINTURA: