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Las normas ya existían antes, pero hasta el siglo VII no existió una reflexión sobre el
concepto de norma, es decir, las que debe haber y cómo deben ser; a esa reflexión la
denominamos pensamiento jurídico. A lo largo de la historia se pueden diferenciar dos
grandes corrientes de pensamiento jurídico: 1. El iusnaturalismo y 2. El positivismo
jurídico. El primero, a grandes rasgos, ha tenido una vigencia más prolongada en la
historia (desde los orígenes del pensamiento jurídico hasta el siglo XVIII). Por tanto,
hasta finales del siglo XVIII es la única corriente de pensamiento, pero, a partir del siglo
XIX surge el positivismo que se mantiene durante los siglos XX y XXI. Esto no quiere
decir que el iusnaturalismo haya desaparecido. Son dos corrientes de pensamiento que
se oponen entre sí. Un iusnaturalista afirma la existencia del derecho natural y que,
además, el derecho positivo tiene que ser respetuoso con elderecho natural, no puede
contradecirlo. Sin embargo, un positivista jurídico entiende que sólo hay un derecho, y
ese derecho es el positivo.
Pérez Luño expone que la expresión de derecho natural es una expresión a la que se
han dado significados muy distintos a lo largo de la historia. En un sentido muy
general, se puede definir el derecho natural como “unos principios emanados de la
naturaleza humana en su radical integridad que sirven de criterio inspirador y límite
crítico a todo derecho positivo”. En el diccionario jurídico de Aranzadi aparece otra
definición más concreta: “el derecho natural se haya integrado por el conjunto de
valores previos al derecho positivo que deben fundamentar, orientar y limitar
críticamente el derecho positivo en cuanto puesto o impuesto con fuerza vinculante por
quien ejerce el poder en la sociedad”. Dentro deliusnaturalismo se pueden distinguir
diferentes corrientes y, a estas diferentes corrientes, les une uncomún denominador
que consiste en que todas ellas creen en unorden objetivo superior al derecho positivo y
que presenta las características de ser universal, permanente e inmutable. Que sea un
orden universal significa que tiene el mismo contenido aquí, en España, en Canadá o en
la China. Es además un orden permanente, es decir, tuvo exactamente el mismo
contenido hoy que en el siglo XVII, XII o XX a.C. La función fundamental que tiene el
derecho natural esfundamentar, orientar y criticar el derecho positivo. Además, la
función más importante es que sirve como criterio de validez del derecho positivo. Por
tanto, el iusnaturalismo se caracteriza por undualismo jurídico. Esto es, que para el
iusnaturalismo existen dos derechos distintos, un doble orden jurídico. Por una parte el
derecho natural y, por otro lado, el derecho positivo. ¿Qué o quién da contenido a ese
derecho natural? A lo largo de la historia ha habido diferentes corrientes iusnaturalistas
que han encontrado ese derecho natural en diferentes sitios. En este sentido, vamos a
distinguir dos corrientes:
→ Y, por otra parte, por un movimiento que se conoce como filosofía de los valores:
destacan autores como Max Scheller y Nicolai Hartmann. Ellos mantienen que existen
normas o leyes de validez objetiva que están más allá de los cambios históricos y que
también están más allá, o por encima, de las decisiones humanas. A este nuevo
iustnaturalismo se le ha denominado iusnaturalismo axiológico, (valores que se pueden
conocer a través de los sentimientos). A pesar de que estos valores se intuyan a través
de los sentimientos, no son entidades ideales, no son estructuras formales carentes de
contenido. Sino que para estos autores, los valores son autenticas realidades
materiales. Entienden que esos valores se pueden percibir antes e independientemente
de los objetos que son sus portadores. Hasta este momento ambos autores piensan lo
mismo. Para Scheller, esos valores están jerarquizados, están ordenados de manera
jerárquica de mayor a menor en cuatro categorías:
-Entiende que el primer grupo, por tanto, los valores más importantes para él serían
los valores religiosos o sagrados.
Hartmann está en contra de esa jerarquía. En concreto dice que esa jerarquía no
resuelve problemas concretos, problemas prácticos, problemas de preferencias de unos
sobre otros ya que, en su opinión, a veces los valores que para Scheller son valores
inferiores, podían reclamar prioridad con respecto a los valores que para Scheller eran
superiores. En concreto, Hartmann en su obra 'Ética', dice: “al hambriento o al que
sufre físicamente se le escapa el sentido por los goces del espíritu”. Por tanto, él lo que
nos dice es que es necesario utilizar como criterio de clasificación de los valores el de la
urgencia o necesidad; hay valores que se necesitan y, en muchos casos, de manera
urgente (por ejemplo, el valor de la comida o la bebida). Para Hartmann los valores
inferiores en la teoría de Scheller deberían tener preferencia porque son condiciones
para que puedan perseguirse los valores superiores para Scheller. Para Hartmann la
jerarquía de valores sería la siguiente:
En términos generales, el positivismo jurídico sería esa doctrina filosófico jurídica que
afirma la existencia deun solo derecho, que es el derecho positivo. Es, por tanto, una
doctrina monista, la existencia de un solo derecho (en contraposición con el
iusnaturalismo que era dualista). Pérez Luño dice que ese derecho positivo es: “el
derecho puesto o impuesto por quien ejerce el poder en una determinada sociedad y
por ello, válido en su ámbito”. El término 'iuspositum' (derecho positivo) empieza a
utilizarse en el siglo XII por Abelardo. Aún así, nos encontramos con diversas
concepciones. Por ejemplo:
– Por último, para la concepción realista (realismo jurídico), el derecho positivo para
ser realmente derecho debe ser efectivamente aplicado por los jueces y tribunales.
4. El positivismo contemporáneo
Un conjunto de normas que regulan la conducta humana libre. Regula solo lo posible,
no lo imposible. Tampoco regula las actividades humanas necesarias, solo puede regular
la actividad humana libre. Hay que diferenciar este sistema normativo de otro tipo de
normatividades (moral, reglas del trato social…), ya que tiene elementos específicos que
marcan la diferencia:
· No podemos hablar de un criterio referido a las materias que regula cada código,
puesto que en esencia tratan lo mismo.
· Tampoco podemos tener en cuenta un criterio acerca de cómo se regulan las materias.
¿Las normas jurídicas introducen prohibiciones, obligaciones negativas, mientras que
por ejemplo las normas morales introducen obligaciones positivas? No solo hay
prohibiciones, sino que también regula derechos y modos de actuación, y también hay
prohibiciones sociales.
· Entonces, ¿las normas jurídicas son heterónomas, mientras que las normas morales
son siempre autónomas? No todas las jurídicas son heterónomas, y respecto a la moral
existe una distinción: una típicamente autónoma que tiene su origen en cada persona
individual, personal e intransferible, y la moral social, que son un conjunto de normas
que rigen en un determinado grupo social y que en ocasiones se aceptan internamente
por los individuos pero en otras simplemente son soportadas.
· Lo que realmente distingue a las normas jurídicas de las sociales es que las primeras
pueden exigirse utilizando la fuerza; en un estado de derecho solo el Estado está
legitimado para usar la fuerza. Se llega a decir que un estado de derecho se basa
precisamente en la regulación del uso de la fuerza por parte del Estado.
En conclusón, el derecho sería un sistema de normas que regula la conducta libre de las
personas y cuya singularidad consiste en poder aseguarar el cumplimiento de sus
normas mediante la fuerza. Pero esta definición está incompleta, por evidentes razones.
Hay teorías que dicen que es necesario añadir un elemento más, la justicia. Otras que
dicen que faltan dos, un sistema institucionalizado. Y finalmente, otras que aseguran
que son necesarios los dos elementos, la justicia y un sistema institucionalizado. La
primera teoría no nos permite diferenciar de otros códigos, porque el término justicia es
ambiguo. El segundo tampoco, teniendo en cuenta que cualquier grupo social puede
crear un régimen institucionalizado. La tercera teoría no trata en concreto el término de
justicia, sino la pretensión de justicia; debe haber un sistema instituconalizado que
además pretenda ser justo.
2. El sentimiento de justicia
El derecho es algo que debe existir en una sociedad, aunque hay teorías que discrepan,
no tan solo afirman que no debería existir, sino que dicen que es algo negativo para las
sociedades. Para Marx, es el derecho un elemento que sirve para perpetuar la situación
de dominación de la burguesía sobre el proletariado; es más, contribuye a ocultar esa
situación de opresión. La clase explotada no es consciente de que está siendo explotada,
pues el derecho legitima ese trato.
Se dice del derecho que contribuye a la formación de la paz social, la seguridad. Por un
lado distinguimos funciones directas e indirectas y funciones manifiestas y ocultas. Se
dice de una función directa que es aquella cuyo destinatario de la norma puede
comprender de una manera inmediata; la función indirecta hace referencia a los
sentimientos y reacciones que la norma provoca en la colectividad. Las funciones
manifiestas son aquellas en las que el legislador declara expresamente cual es el objetivo
que persigue (exposición de motivos por norma general, preámbulo si se trata de
una norma excepcional); las funciones ocultas son consecuencias de la aprobación de
una norma que no aparecen de forma manifiesta, y que en ocasiones pueden ser
deseadas por el legislador pero en otras pueden ser efectos imprevistos.
- Organización del poder: a través del derecho se distribuyen los poderes, y si estamos
en un estado de derecho tiene que haber una separación de los poderes en distintas
instancias que se controlen unas a otras.
El profesor Manuel Calvo García nos dice que la Ciencia del derecho europea nace en
el siglo XIX. Cierto es que, como dice el profesor, con anterioridad, hay ciertas
manifestaciones jurídicas de las que se puede entender que sirven de apoyo a lo que hoy
se conoce como Ciencia jurídica. También dice que es obvio que el imperio romano
desarrolló una cultura jurídica impresionante. Sin embargo, el paradigma dogmático
(consideración de la ciencia como ciencia dogmática) no se produce hasta el siglo XII en
el que, por un lado, se redescubre el corpus iuris civilis. Y, por otra parte, va
acompañado de la consolidación de las universidades. Se consolida, por tanto esa
estructura académica fundamentalmente en Italia con dos universidades que son las de
Pavía y la de Bolonia. Esto es lo que propicia la aparición de la Ciencia jurídica. Vamos a
detenernos en el corpus iuris civilis. Este corpus en el siglo XII es adoptado como el
derecho por antonomasia, el mejor de los derechos posibles, insuperable. Se pretende
además que sea derecho aplicable, que resolverá todos los problemas jurídicos que se
presenten. Y que, además ese código justinianeo es tan perfecto que no necesita
reformas. Los entonces llamados doctores del derecho se encargan de lo que se conoce
como la recta interpretación del corpus. Ahora bien, deben realizar esa labor de
interpretación sin cambiar absolutamente nada. Por tanto, ya en ese momento se ve el
corpus como un cuerpo dogmático cuyo contenido no se discute. Así, desde finales del
siglo XI hasta el siglo XII, se desarrolla en el norte de Italia lo que se conoce como
Escuela de los Glosadores. Se llaman así porque precisamente lo que hacen es glosar el
código. La obra de estos glosadores aparece el corpus con anotaciones. A principios del
siglo XIV aparece una nueva dirección científica en Italia que se denomina Escuela de
los Comentaristas o Comentadores. A diferencia de los glosadores, los comentadores son
no sólo científicos del derecho, sino también prácticos del derecho. De tal manera que
entienden su labor no sólo como una labor teórica de resolver en abstracto una duda
interpretativa, sino como una labor practica que contribuye a solucionar casos reales. En
el siglo XVI la Ciencia jurídica, como todas las ciencias, experimenta cambios muy
importantes. Sobre todo debido al movimiento humanista, pero también a un incipiente
racionalismo. Se invierten los términos de la ecuación que existían hasta entonces
puesto que, como causa de todo esto, se entiende que la ciencia será la que contribuya a
la elaboración del derecho, de las normas. Aparece como concepto inédito el del derecho
natural racionalista. A partir de la existencia de ese concepto, aparecerá una nueva
forma de entender la Ciencia jurídica.
En todo caso, con la Ciencia jurídica que se practica a partir de la codificación lo que se
le dice a los jueces es que hay que elaborar un silogismo lógico deductivo. Los supuestos
de hecho o son verdaderos o son falsos. Los científicos del derecho contribuyeron
también a afianzar el poder centralizado del emperador. A partir de la codificación ya se
puede hablar de dogmática jurídica. Y, del aplicador del derecho, se espera que sea
objetivo y neutral, aplicando la única decisión correcta.
En 1847, Von Kirchmann pronunció una conferencia que tituló “La falta de valor de la
jurisprudencia como ciencia”. Aquí lo que hace es negar que aquello que hacen los
juristas sea o pueda ser calificado como ciencia. Para Manuel Segura Ortega el éxito de
esta conferencia se debió al momento (mediados del siglo XIX) en que fue. ¿Cuál es el
argumento fundamental de Kirchmann para negar a los juristas el carácter de ciencia?
En primer lugar por el objeto mutable y contingente. No se puede hacer ciencia.
A pesar de la variabilidad del derecho hay muchos autores que no tienen tan claro que
exista un único modelo de ciencia. Si ampliamos el concepto de ciencia e incluimos
como objeto de la ciencia la conducta humana y la regulación de la conducta humana, en
ese caso ya podemos hablar de ciencia jurídica. Ahora bien, responden los que están a
favor de Kirchmann, a pesar de que podríamos pensar en ampliar ese concepto de
ciencia e incluir la actividad humana, los resultados que se alcanzan en la Ciencia
jurídica nunca van a contar ni con la seguridad ni con el rigor propio de las ciencias
naturales. ¿Qué razones se apuntan para negar (ese carácter científico) esa posibilidad
de hablar de ciencias en el terreno que hoy conocemos como ciencias sociales?
Saguna Ortega: ¨No se puede decir que existan corrientes en la ciencia jurídica que
sean formalistas en estado puramente formalistas o puramente empiristas, se puede
hablar de su predominancia.¨ “Lo erróneo de cada una de ellas es que las dos parten de
utilizar un único método, porque la complejidad que presenta el mundo jurídico impone
la utilización de varios métodos a la vez”. Es necesario combinar ambos métodos.
Deberían interesarnos también los valores que han fundamentado la aprobación de esas
leyes. A pesar de ello, asegura Ortega, sigue siendo la ciencia jurídica
predominantemente normativista.
4. LA NORMA JURÍDICA
Una norma no es jurídica por su contenido, sino por pertencer a un ordenamiento
jurídico. Sobre que es una norma jurídica existen dos concepciones:
– Homogénea: su principal representante es Hans Kelsen, y dice que una
norma es jurídica cuando tiene la siguiente estructura: un supuesto de hecho,
un nexo lógico de “deber ser” y la sanción. El supuesto de hecho siempre es un
hecho ilícito que la norma considera sancionable, y la sanción siempre tiene
que ser una consecuencia negativa que se impone al sujeto que cometió el
hecho. Todas las normas que responden a esta estructura son normas
jurídicas, y todas las normas jurídicas responden a esta estructura. Las
normas sin sanción no son normas jurídicas. Van dirigidas a los que aplican la
ley, aunque de forma indirecta también al resto de ciudadanos, pues son ellos
los que están sujetos a esas normas. Existe la distinción de norma primaria,
que es la que establece la sanción, y la norma secundaria, que describe el acto
ilícito. Para Kelsen, la parte más importante de una norma es la que dispone
la sanción; del msimo modos, sin sanción no podemos hablar de normas
jurídicas. Las críticas que se le hacen a esa estructura de Kelsen solo
responden las normas sancionadoras, ya que en el caso de las normas
promocionales no se adecúan a ese sistema.
Unidad
Para Perez Luño, la unidad es el rasgo principal de todo sistema jurídico, además de
ser el único que existe realmente. Desde un punto de vista formal, este principio
significa totalidad jerárquica, esto es, imputabilidad de todas las normas del sistema a
una única norma fundamental. Todas las normas del sistema están relacionadas entre sí
tomando como criterio la jerarquía normativa. Este principio surge de Immanuel Kant
en el 1797, y posteriormente lo retoma Bierling a finales del siglo XIX; por último Merkl
y Kelsen emplean este concepto. Es este último quien perfecciona la estructura
jerárquica del sistema jurídico. Escribió “La teoría pura del Derecho”. Dice que una
norma es válida si es aprobada de acuerdo con lo establecido en una norma superior,
progresivamente hasta llegar a la norma superior; no obstante queda saber si la norma
superior es válida, y por qué. El objetivo último de Kelsen era crear una ciencia pura de
las normas jurídicas, pero obviando la justicia de las normas y la aplicación práctica de
las normas. Kelsen, para fundamentar la validez de la constitución acude a una norma
hipotética, la norma fundante y básica del sistema, especial, que no ha sido aprobada
por nadie, no ha sido puesta sino presupuesta, que tendría el siguiente contenido: “se
debe obedecer la constitución” (Grundnorm). No se puede decir que sea válida o no, ya
que lo que hace es definir la validez. Esta teoría recibió fuertes críticas.
Para Hart, el criterio último de validez es la regla de reconocimiento. La regla de
reconocimiento cumple el mismo papel que la Grundnorm. En sistemas jurídicos
simples esta regla es muy simple, pero en sistemas jurídicos más actuales la regla de
reconocimiento ha de ser necesariamente compleja. Es definida como “reconocimiento
concordante de los tribunales y funcionarios al identificar el derecho por referencia a
ciertos criterios, y apreciar críticamente las desviaciones propias y ajenas”. Así,
fundamenta la validez en un hecho, una práctica social.
Plenitud
Con el movimiento codificador se decía que los códigos ofrecían respuesta a cualquier
supuesto jurídico posible, siendo esto un querer y no poder; se trataba de impedir que
otros poderes pudieran legislar ante una laguna. Toda acción debía poder ser
identificada como prohibida, obligatoria o permitida. En los sistemas jurídicos
modernos, asegurar esta plenitud se ha convertido en una necesidad, pues los jueces
están obligados a dictar sentencia en todos los asuntos que conocen (prohibición de non
liquet, 1.7 CC, 448 CP). Si no existieran en nuestro sistema esas exigencias, no
necesitaríamos que nuestro sistema jurídico fuera pleno. Si queremos que se cumplan
ambas exigencias, debemos mantener el dogma, por tanto hay que resolver esos casos
en los que el sistema no ofrece repuesta pero el juez está obligado a dictar sentencia.
Para resolver ese problema, se ofrecen distintas teorías: la teoría del espacio jurídico
vacío, que se basa en la diferenciación de dos espacios jurídicos, el lleno (formado por
acciones reguladas, relevantes para el derecho) y el vacío (formado por todas aquellas
acciones irrelevantes para el derecho, pues no estima necesario ocuparse de ellas; no
hay ni obligaciones ni prohibiciones, solo una débil permisividad); otra que dice que en
todos los ordenamientos jurídicos hay una norma implícita que es una norma general
excluyente que regula todos los supuestos no incluidos en una norma expresa, pudiendo
esta decir “todo lo no prohibido está permitido” o “todo lo no permitido está prohibido”,
y siendo mayoritario el uso de la primera concepción (en nuestro ordenamiento jurídico
hay una norma general excluyente en una pequeña parcela del código penal, art. 1 “No
será castigada ninguna acción u omisión que n7o esté prevista como delito por una ley
anterior a su perpetración” art 172 “El que sin estar legítimamente autorizado impidiere
a otro con violencia hacer lo que la ley no prohíbe o le compeliere a efectuar lo que no
quiere, sea justo o injusto, será castigado”.
Existen lagunas en los sistemas jurídicos, es decir, supuestos no regulados por
ninguna norma expresa. Tenemos dos tipos: lagunas propias y lagunas impropias. En el
caso de las primeras existe un supuesto no regulado que, de acuerdo con el juez, exigiría
la existencia de una legislación. Se resolvería mediante analogía, que bien puede ser
analogía legis (extender el ámbito de aplicación de una norma a un supuesto similar a lo
que regula) o analogía iuris (acudir a los principios generales del derecho, sin perjuicio
de su carácter informador). En el caso de las impropias distinguimos las lagunas
ideológicas (un juez tiene una norma que aplicar, pero no le gusta) y las técnicas (es lo
que se produce cuando el legislador no actúa y no hay forma de obligarlo a actuar)
Coherencia
La coherencia supone que no hay contradicción entre normas. En ese estado de cosas
es fácil admitir que hay una única solución para cada caso regulado y no varias,
contrarias entre sí (denominadas antinomias). A día de hoy tenemos distintos poderes
con capacidad de legislar; la coherencia es un ideal, pero no existe en la mayor parte de
sistemas jurídicos. Por lo tanto, en la mayor parte de sistemas jurídicos existen
antinomias, cuya definición sería “ante un mismo supuesto de hecho, una norma del
sistema atribuye una consecuencia jurídica mientras que otra norma le atribuye otra
consecuencia que es incompatible con la primera”. El momento en el que se reconocen
las antinomias es el momento aplicativo. Es posible que se produzca una antinomia si
una norma establece un mandato y una prohibición, si hay una contradicción entre un
mandato y un permiso negativo, o si hay una prohibición y un permiso positivo; el
requisito fundamental para que exista una antinomia es que sean susceptibles de
aplicarse de manera simultánea, y para que ello ocurra es necesario que tengan el
mismo ámbito de validez: material, personal, espacial y temporal.
Tipos de contradicciones normativas:
Sea cual sea el tipo de contradicción normativa, el objetivo va a ser siempre resolverlos.
Existen criterios considerados clásicos para hacer esto, mas conviene antes decir que se
puede resolver mediante sentencia interpretativa. Los criterios son: jerárquico
(prevalece la norma superior sobre la inferior), cronológico (prevalece la norma
posterior sobre la anterior) y especialidad (prevalece la norma especial sobre la general).
No obstante, hay incluso conflictos en los criterios que resuelven los conflictos entre
normas. Conflicto jerárquico-especialidad (norma general superior contra norma
especial inferior, la doctrina mayoritaria entiende que prevalece el criterio jerárquico,
aunque no siempre), conflicto jerárquico-cronológico (norma anterior superior contra
norma posterior inferior, prevalece el jerárquico) y conflicto cronológico-especialidad
(norma anterior especial contra norma posterior general, prevalece especialidad,
aunque no cierra la puerta a excepciones).
Tras un sistema de fuentes se encierra la decisión sobre qué estructura de poder rige en
un determinado territorio; esto es, tras un sistema de fuentes se encuentra respuesta a
as preguntas de quién manda y cómo se manda. En la Edad Media no existe un poder de
producción normativo centralizado, sino que existe una gran variedad de poderes
normativos, lo que da lugar a una gran variedad de fuentes del derecho. Cuando se
produce la evolución hacia la modernidad, se va a producir ya ese proceso de
centralización en la producción de normas, de tal manera que a partir de entonces
comienza un proceso que conducirá al gran protagonismo de la ley como fuente del
derecho.
(toda actuación de una autoridad pública tiene que estar recogida en una forma jurídica)
3. La costumbre
La costumbre sería una norma jurídica creada por una colectividad social a través de
la observancia de una conducta que debe ser generalizada, uniforme y continuada en el
tiempo. Además, las personas que realizan esta acción lo hacen con la convicción
psicológica de estar cumpliendo una norma jurídica. En nuestro CC se regula en el 1.3,
que dice que se aplicará siempre que no haya ley aplicable, se demuestre y no contradiga
a una ley. Su poder a día de hoy es bastante reducido. En el caso de las costumbres, no
rige el principio de iura novit curia.
Art.3 del CC. Las normas se interpretarán según el sentido propio de las palabras
(criterio interpretativo gramatical o literal), en relación con el contexto (criterio
sistemático), los antecedentes históricos y legislativos (criterio histórico) y la realidad
social en el tiempo en el que han de ser aplicadas (criterio sociológico), atendiendo
fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas (criterio interpretativo teleológico
o finalístico)
Toda norma jurídica se aprueba para ser aplicada. El derecho sirve para la vida, no para
el adorno, ya lo decía Kelsen. En los estados de derecho desarrollados, el estado
garantiza la aplicación de las normas; el estado como tal tiene el monopolio en la
aplicación de las normas. Emplea la coacción, la amenaza de sanción. Cuando el estado
no puede garantizar la aplicación de las normas es un estado fallido.
1. Tipos de aplicación
Automática: se produce siempre que los ciudadanos cumplen voluntariamente las
normas, sin que sea necesario que el estado ejerza la coacción. Casi siempre los
ciudadanos cumplen voluntariamente las normas, la excepción es el incumplimiento,
porque a pesar de no haber una coacción directa, sí hay coactividad. Por tanto, cuando
hablamos de aplicación automática nos referimos a que los ciudadanos cumplen las
normas porque creen en ellas, o por la amenaza de sanción. Es imprescindible para la
propia supervivencia de la sociedad.
Burocrática: hay una mayor intervención del estado, pero se trata de una actuación
muy sencilla, nada complejo para la administración.
Particularizada: es esa aplicación de las normas que llevada a cabo jueces, tribunales
sy órganos de la administración 1eu tiene que singularizar la aplicación de una norma,
de forma adaptada a las situaciones concretas que tienen ante sí. Son casos más difíciles
que los de la aplicación burocrática, porque hay que interpretar la norma, aplicarla al
supuesto de hecho concreto, así que exige un proceso bastante más complejo.
3. La premisa normativa
El juez debe adoptar varias decisiones, diciendo en primer lugar qué norma va a
aplicar, cómo va a interpretarla, debe analizar si el hecho que tiene ante sí puede
incluirse en el supuesto de hecho de la norma que va a aplicar, tiene que resolver
problemas de lagunas si los hubiere, tiene que someter la norma a una duda de validez,
resolver si la hubiere una antinomia, y además resolver todos los problemas de
interpretación que se le presenten; y todo esto, siempre con varias normas a aplicar.
4. La premisa fáctica
Son los llamados antecedentes de hecho, y han sido los grandes olvidados por parte
de la doctrina. Ese descuido hasta hace relativamente poco se debe a la concepción que
se tenía de considerar probado o no un hecho, la valoración de la prueba... etc todo en la
intimidad del juez. Aparecen expresiones en nuestro ordenamiento qur responden na
esa misma mentalidad: “íntima convicción”, “el juez debe valorar... con su sana crítica, o
según su conciencia”, respondiendo todas a la idea de que el tratado es un tema que
escapa al control, que depende únicamente del juez. La doctrina, en cambio, dice que
todo esto debe ser sometido a un control racional. Se le dice al juez que esa obligación de
justificar su resolución, debe abarcar no solo la premisa normativa, sino también la
premisa fáctica. El principio de inmediación nos dice que la práctica de las pruebas
deben realizarse delante del juez, lo que avala además la idea de que solo el juez puede
decir si el testigo o la prueba es fiable o no.
Por tanto el juez elabora su premisa fáctica fundamentándose en los hechos, siendo
pruebas presentadas por las partes o instigadas por otros jueces, y él lo que hace es
valorarlas, y de esa valoración se exige que sea lo más racional posible. Existen las
pruebas legales o tasadas (se impone al juez que valore de determinada manera) y
pruebas libres (el juez no tiene ninguna vinculación con la prueba, sin tener ningún
límite para valorarla), y se entiende de estas dos que el modelo más racional es la libre.
Marina Gascón Avellano nos dice cuales son los requisitos que debe cumplir la prueba
para ser lo más racional posible: confirmación (confirmar la autenticidad de los
enunciados que defiende cada una de las partes, una prueba confirma una hipótesis
cuando entre ambas existe un nexo causal, cuanto más directo mejor), no refutación
(una hipótesis refutada por la prueba de un hecho que es incompatible que con esa
hipótesis, debe ser rechazada; y si no hay ninguna hipótesis que resulte confirmada o
rechazada, existen medidas legales como el in dubio pro reo o incumbit probatio qui
dicit non qui negat), y justificación (el juez debe exponer en su sentencia los criterios de
valoración de la prueba que ha utilizado).
TEMA 10.
2. El derecho subjetivo
Para hablar del derecho subjetivo es preciso hacer la distinción entre derecho
subjetivo y objetivo. El derecho tal y como lo hemos analizado hasta ahora es en sentido
objetivo, esto es, el derecho como norma. En cambio, el punto de vista que adoptamos
en el subjetivo es el de cada persona como ser individual. Esto supone tener una facultad
de “libertad”, “poder” o “pretensión “, y definimos el derecho subjetivo de acuerdo con
todo esto como la facultad de una persona a fin de conseguir un bien asegurado por una
norma jurídica. La primera vez que se habla del concepto del derecho subjetivo es en el
siglo XIII (Guillermo de Ockham), en el contexto de haber sido expulsado hereje de la
Iglesia y dedicarse a escribir contra los textos papales, en concreto en este aspecto
contra Juan XXII. Este papa empezó una especie de lucha contra la orden de los
franciscanos y su creciente poder en bienes inmuebles, a pesar de su voto de pobreza. Él
quiere destruir esa “hipocresía”. Ockham empieza a preguntarse qué es eso de tener un
derecho, en este caso en qué consiste el derecho de propiedad, y llega a la conclusión de
que los franciscanos simplemente eran poseedores de esos bienes, no propietarios,
porque en el caso de que alguien se los arrebate lo tienen derecho a ir a un tribunal a
reclamarlos. Los franciscanos son meros precaristas, que tan solo usan esos bienes. EL
derecho subjetivo supone entonces tener la potestas sobre un bien privado y en el caso
de que se arrebate ese bien tiene derecho a reclamarlo en un juicio; por lo tanto, los
franciscanos no tienen ese derecho de propiedad.
3. Relación jurídica
K. Von Savigny, a finales del siglo XVIII, nos dio una definición “es la relación
interpersonal determinada por una regla jurídica”. Si concretamos un poquito más
podemos afirmar que se trata de la existencia de una serie de intereses de naturaleza
económica, social o personal que afectan siempre a varias personas y que es regulada
por el derecho; y en virtud de esa regulación se atribuye una serie de poderes y
facultades. La doctrina ha discutido bastante sobre si es posible la existencia de una
relación jurídica entre personas y cosas. En cuanto a la clasificación de relaciones
jurídicas distinguimos entre públicas (aquellas en las que interviene de alguna manera
el estado) y privadas (aquellas en las que solo intervienen particulares). En función del
contenido distinguimos personales (solo tienen en cuenta a las personas con
independencia de cualquier tipo de interés económico), de cooperación (persiguen fines
de cooperación, asociativos, en pos de un determinando fin, o bien pueden tener como
contenido simplemente la comunicación entre personas) y patrimoniales (en este caso
la actividad económica está siempre presente. El último criterio de clasificación
dependiendo de la situación en la que se encuentran unas relaciones jurídicas respecto a
otras distinguimos dependientes, independientes y conexionadas.
4. Institución jurídica
Se define con carácter generar como una relación jurídica considerada en sentido
abstracto o típico, y a esa relación jurídica se le añade el conjunto de normas que la
regulan. Tiene por un lado un elemento social indiscutible que es esa realidad de hecho
que sirve de base social y que será luego la recogida por una norma o conjunto de
normas en el ordenamiento jurídico.
Se habla de instituciones como las ideas fundamentales del derecho que se incluyen en
una obra y que están destinadas precisamente a la enseñanza del derecho. También se
habla de ellas como una técnica que se crea en el derecho para resolver determinado
problema, que se presenta en general a la hora de aplicar el derecho. Y por último,
nuestro TC habla de instituciones garantizadas, que tienen un contenido esencial que ha
de ser respetado.
TEMA 11. LA SEGURIDAD JURÍDICA
Por tanto, la idea sería la suma de todos los principios anteriores, y precisamente la
exigencia de seguridad jurídica como suma de todos estos permitirá hacer efectivos los
principios de libertad, igualdad y justicia.
TEMA 12 LA JUSTICIA.
6. Justicia y seguridad
Es muy común el error de considerar que las relaciones que se establecen entre
seguridad jurídica y justicia son conflictivas. Es un error que se debe por ejemplo a
frases como la de Goethe que decía que prefería sufrir la injusticia a soportar el
desorden; y en realidad no solo no son valores jurídicos contrapuestos, sino que de
hecho son complementarios. Precisamente la seguridad jurídica depende de la justicia
entendida como orden social. Si entendemos la justicia como el elemento imprescindible
para garantizar la paz social es imposible hablar de justicia sin que existan condiciones
de seguridad jurídica.
La libertad sin lugar a dudas ha sido el valor aglutinante que ha tenido mayor difusión,
sobre todo en los movimientos reivindicativos de derechos, de lucha, buscando la
libertad. Esto es así hasta tal punto que la idea de libertad llegó a identificarse con la
idea de derechos humanos. Hart escribió una obra que, a pesar de ser positivista, se
planteaba la existencia de unos derechos naturales; acabó llegando a la conclusión de
que, de existir algún derecho natural, solo existiría un derecho natural: “el derecho igual
de todos los hombres a ser libres”. Rawls escribe en 1978 una obra que titula “Teoría de
la justicia”, y en esa obra nos dice que el primer principio de justicia es el derecho de
cada persona al más amplio sistema de libertades compatible con un sistema de
libertades similar para todos.
El concepto de libertades
Isaiah Berlin nos dice que la palabra libertad tiene muchos significados. Es necesario
especificar con respecto a qué cosas se es libre para qué actividades se es libre y también
respecto a qué o quién somos libres. La libertad implica autonomía, en el sentido de
ausencia de vínculos o presiones externas, y aquí es una libertad negativa, porque lo
que exige para existir es que no haya la injerencia ni de poderes públicos ni de poderes
privados al ejercicio de esa autonomía. En este primer sentido lo que exige de los
poderes públicos es que no hagan, que no intervengan. Este es el concepto de libertad
que se manifiesta en un estado liberal. La segunda acepción de libertad implica las
facultades, derechos y posibilidades de actuación, y casi siempre va a exigir alguna
actuación por parte de los poderes públicos, para segurar su ejercicio. El tercer
significado se refiere al contexto social en el que se desarrollan estas actividades libres,
refiriéndose especialmente a las relaciones de interacción subjetiva en las que se
desarrolla la dimensión social. En ocasiones hay conflictos o contradicciones entre estas
tres acepciones.
En cualquier caso, en la fase política actual, la práctica totalidad de las libertades
negativas casi han desaparecido, en el sentido de que no existen ya esas libertades que
impliquen al Estado no hacer, sino que para el ejercicio total de mis libertades es
necesario que el Estado intervenga. Se exige en la mayor parte de las libertades una
acción positiva de los poderes públicas que permitan ejercitar esas libertades. En la CE
se regulan tanto libertades negativas como positivas como comunitarias, sabiendo que
puramente negativas no existen (contando como negativas la libertad religiosa, la
libertad personal, libertad de educación, libertad de expresión...). Esas libertades
necesitan la intervención estatal, como la tutela judicial efectiva, el principio de
legalidad penal, destacando las que tienen un carácter más social como la soberanía
popular, la participación política (elegir, ser elegido, crear partido, referendum...)...
Los primeros autores que hablan de igualdad le dan un sentido negativo, criticándola.
Tocqueville en “El antiguo régimen y la revolución” dice “escribo poseído por el temor
religioso que me ha producido descubrir la ley histórica inexorable que impulsa a las
sociedades hacia la igualdad, como si tal tendencia se diera legitimada por la propia
voluntad civil”. El valor igualdad se ha convertido en el motor de los sistemas políticos
más avanzados. La igualdad adopta muy diversas formas dependiendo del autor,
dependiendo de su ideología. La distinción que se maneja ahora en la teoría jurídica es
la existente entre la igualdad formal y la material.
Igualdad material: cuando se habla de ella, se alude a circunstancias de contenido
sustancial para definir la igualdad. Desde el punto de vista jurídico-político la igualdad
material se identifica con el concepto de equiparación. Más en concreto se habla de
equilibrio de bienes y también equilibrio de situaciones sociales o económicas. La
reivindicación de esta viene de la doctrina llamada igualitarismo, y en concreto reclama
la igualdad del mayor número de individuos en el mayor número de bienes.
Igualdad formal: la dimensión formal de la igualdad se identifica con la igualdad ante
la ley. Supone que el estatuto jurídico de todos los ciudadanos tiene que ser idéntico.
Tiene dos vertientes, la igualdad en la ley y la igualdad en la aplicación de la ley.
Además, en esa igualdad formal distinguimos tres planos (aquí hay que desarrollar): la
exigencia de que las normas sean generales (recogido en el artículo 14 y en expresiones
como todos, nadie, todas las personas, etc), equiparación (tratar de la misma manera
sitaciones que no son iguales pero cuyas diferencias se consideran irrelevantes para el
ordenamiento. Muchos autores (marx) lo justifican diciendo que, a pesar de las
innegables diferencias entre humanos, esta dimensión nos dice que es precisa la
igualdad en el trato porque todos estamos dotados de racionalidad, todos pertenecemos
al género humano. Otros discrepan (nietzsche)), y diferenciación (diferenciar el
tratamiento incluso en situaciones semejantes. La aplicación estricta de la igualdad total
es injusta. Este tipo de igualdad es el que se trata de potenciar en los estados sociales
actuales. Se recoge en el artículo 9.2 CE).
Discriminación positiva
No toda la doctrina filosófico-jurídica ni jurídica están de acuerdo con las medidas de
discriminación positiva. Esta supone derogar las garantías de la igualdad formal en
nombre de las exigencias de la igualdad material, que se consideran prevalentes.
Surgieron en el ámbito universitario de EEUU por parte de la minoría de estudiantes de
raza negra, para que pudieran tener reservado un número de plazas al tener más difícil
acceder a ellas. Actualmente la mayor parte de discriminaciones positivas son
principalmente hacia los discapacitados y las mujeres. Supone esto una quiebra de la
igualdad para favorecer a un grupo discriminado. La legitimación que se esgrime a favor
de estas medidas es la necesidad de compensar situaciones de injusticia histórica sufrida
por esas minorías. La mayor parte de la doctrina lo acepta como un mal necesario; pero
también los hay en contra.
Quienes están en contra argumentan su posición alegando que presenta riesgos, y
además no son eficaces para conseguir en fin buscado. Esos riesgos son de carácter
jurídico, de carácter político y de carácter moral. Desde el punto de vista jurídico la
discriminación positiva está en contra de la igualdad, estableciendo privilegios. El
artículo 14 impone la igualdad de trato, y esto no se cumple. Los defensores de estas
medidas entienden que está en contra del artículo 14 pero consiguen que la igualdad
material buscada en el 9.2 sea real; los detractores dicen que el Estado debe eliminar los
obstáculos para lograr la igualdad material efectiva, pero para todos. Una medida de
discriminación positiva no debería producir una discriminación directa, y esto es justo
lo que produce. El segundo argumento en contra de estas medidas es que en un estado
social el Gobierno debe garantizar la igualdad de oportunidades, en el punto de partida,
pero no debe garantizar la igualdad en el punto de llegada. Un estado social requiere un
sistema impositivo alto, y se debe asegurar es adquisición de bienes públicos y
redistribuir esa riqueza para que todos los ciudadanos tengan las mismas
oportunidades. Las desigualdades tiene que venir determinadas por su mérito y
capacidad (acceso a la función pública por esto, recogido en la CE). Y estas medidas,
además, lo único que consiguen es estigmatizar más a las minorías. El último argumento
es desde la perspectiva moral. Los que están a favor hablan de mal necesario, pero los
detractores afirman que lo que parte de un mal desemboca en otro mal.