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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

ESCUELA SUPERIOR DE MEDICINA

UNIDAD DE APRENDIZAJE: BIOÉTICA

VIOLENCIA OBSTÉTRICA

ELABORADO POR:

BARRERA GÓMEZ YETZI SAMANTHA

RAMÍREZ MARTÍNEZ KAREN ANDREA

RAMÍREZ QUINTOS CÉSAR OSWALDO

REYNOSO TRUJILLO HEBER

RODRÍGUEZ LARA ALMA CRISTINA

OLARTE HIGINIO DAVID ADÁN

FECHA DE ELABORACIÓN: 20/10/2020


ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 3
JUSTIFICACIÓN ................................................................................................................. 5
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................................................................... 6
OBJETIVO GENERAL ....................................................................................................... 7
OBJETIVOS ESPECÍFICOS.............................................................................................. 7
MARCO TEÓRICO ............................................................................................................. 8
HIPÓTESIS ......................................................................................................................... 14
METODOLOGÍA............................................................................................................... 16
RESULTADOS ................................................................................................................... 20
DISCUSIÓN ........................................................................................................................ 32
CONCLUSIÓN ................................................................................................................... 33
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................ 35

2
INTRODUCCIÓN
Las propuestas y debates en torno del parto humanizado - o natural, fisiológico y sus diversas
aceptaciones - en México, están atravesadas por las reivindicaciones y demandas de los
movimientos y asociaciones de mujeres, feministas, indígenas y de derechos humanos; pero
también, y sobre todo desde el ámbito académico y la política pública, se le ha venido
promoviendo como estrategia que ayude en la disminución de la mortalidad materna.

La Violencia Obstétrica está tipificada como delito; al mismo tiempo, la Norma Oficial
Mexicana 007, de Atención de la Mujer durante el embarazo, parto y puerperio y del recién
nacido, fue modificada en 2005 "para buscar disminuir los daños obstétricos y los riesgos
para la salud de las mujeres y de sus hijos". (3)

En América Latina, luego del Congreso "Humanización del Parto y el Nacimiento", realizado
en Ceará, Brasil, en noviembre del año 2000, se formó la Red Latinoamericana y del Caribe
para la Humanización del Parto y el Nacimiento (RELACAHUPAN), que agrupa y pone en
contacto a redes nacionales, agrupaciones y personas, y "que propone mejorar la vivencia del
parto y la forma de nacer". Esta red es la que ha motorizado que en mayo se organice, en
todos los países de la región, la "Semana mundial por un parto digno y respetado". (2)

La violencia obstétrica como violencia simbólica contra la mujer manifiesta la asimetría


existente entre hombres y mujeres siendo imprescindible el desarrollo normativo encargado
de regular el conjunto de prácticas en los procesos reproductivos de las mujeres a la par que
permita alertar sobre la importancia del respeto de las libertades sexuales y reproductivas.
Pero ¿Por qué es de relevancia el analizar y dar a conocer la violencia obstétrica? El proceso
de la maternidad sufre una transformación con el traspaso de la experiencia de las mujeres
en un ámbito privado, el hogar, a los centros sanitarios, asistidas por profesionales, en muchas
ocasiones, extraños y un ideal de asepsia que se opone a la idea del acompañamiento de la
mujer durante el proceso. (4)

Con la evolución de la medicina moderna, la etapa de la maternidad en las mujeres se ha


visto relegada cada vez con más fuerza al criterio y rigor médico-científico(4), sin embargo
y debido al desarrollo y tecnificación de la medicina, la experiencia individualizada del
momento del parto, es objeto de un giro radical desde mediados del siglo diecinueve, ya que

3
emplazan a la parturienta a un lugar de subordinación en relación con los profesionales de la
salud encargados, ahora, de dirigir este momento.

4
JUSTIFICACIÓN
La violencia obstétrica comenzó a ser objeto de análisis y preocupación por parte del
activismo social y de derechos de las mujeres en años recientes; dicha preocupación se ha
acrecentado por la institucionalización de la atención del embarazo y de los partos. En
consecuencia, se ha constituido a la violencia obstétrica como una violación a los Derechos
Humanos, tanto como manifestación de la violencia de género contra las mujeres como desde
el enfoque del derecho a la salud como un derecho humano.

A pesar de múltiples estudios y de su incorporación en el marco legal de algunos países


latinoamericanos (y estados mexicanos, como Veracruz y Chiapas), la violencia obstétrica
continúa desapercibida en las políticas de calidad de los servicios de salud, así como en la
discusión para la formación y práctica gineco obstétrica. Resulta un sufrimiento totalmente
innecesario para las mujeres atendidas durante el embarazo, parto y puerperio, sin mencionar
que constituye una violación a sus derechos humanos y un riesgo de salud no solo para la
mujer sino también para sus bebés.

Así mismo la violencia sobre la salud reproductiva tiene relación, por un lado, con un modelo
biomédico que desestima los elementos emocionales y sociales de la salud dando predominio
al cuerpo y los elementos biológicos y, por otro, es inseparable de la violencia de género. Es
así como este tipo de violencia se encuentra naturalizada en nuestra sociedad.

Durante la atención institucional del parto, la violación de los derechos humanos y


reproductivos de las mujeres va desde regaños, burlas, ironías, insultos, amenazas,
humillaciones, manipulación de la información y el manejo del dolor durante el trabajo de
parto como castigo, hasta formas en las que se puede constatar que se ha causado daño
deliberado a la salud de la afectada, o bien que se ha incurrido en una violación aún más
grave de sus derechos.

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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estipula que la violencia obstétrica es “la
apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se
expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en un abuso de medicalización y
patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad
de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad”

La violencia obstétrica claramente es un problema de salud público a nivel global, así lo


plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO por sus siglas en inglés) cuando
declara que muchas mujeres reciben tratos abusivos, negligentes e irrespetuosos durante el
parto en facilidades alrededor del mundo (WHO, 2015). Así mismo plantea que el panorama
es alarmante, pero prevenible. Se considera una violación de derechos humanos a una
población vulnerable en el momento de parto.

La violencia obstétrica es también una violencia institucional porque la administración


sanitaria pública no dedica suficientes recursos humanos ni materiales a la atención al parto
y al nacimiento. En la actualidad pocas áreas de partos están adaptadas al nuevo modelo de
atención al parto y al nacimiento, pocas tienen suficientes unidades como para no recurrir
por falta de camas a acelerar dilataciones y expulsivos, pocos quirófanos permiten el contacto
piel con piel inmediato e ininterrumpido en cesáreas y partos gemelares, pocas áreas de
reanimación postquirúrgica están preparadas para mantener a los recién nacidos con sus
madres recién intervenidas. Faltan matronas, personal de enfermería y ginecólogos dedicados
a la obstetricia. Y falta formación en el nuevo modelo de atención al parto, en cuestiones
bioéticas como el respeto a la autonomía de las mujeres durante el embarazo o el parto, en
habilidades de comunicación y en gestión de las emociones.

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OBJETIVO GENERAL
Analizar y dar a conocer la violencia obstétrica en el sector público, identificando y
discutiendo sus principales características en la atención rutinaria del ciclo gestante-
puerperio.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Construir este objeto de estudio con un enfoque de género, bajo una perspectiva de
derechos y con la ayuda y soporte de los conceptos sociológicos profesionales y de
campo médico.
2. Conocer cuáles son las condiciones materiales, sociales y culturales que determinan
el tipo de percepciones que tienen los prestadores de servicios acerca de las mujeres
en trabajo de parto, de la salud y de los derechos reproductivos, la maternidad y todo
el proceso obstétrico.
3. Conocer de una manera abierta y sin prejuicios como visualizan las pacientes su
atención obstétrica.
4. Mostrar una intersección entre la violencia de género y la violencia obstétrica en el
sector salud tanto institucional como privado.

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MARCO TEÓRICO
La violencia obstétrica se definió formalmente en Venezuela en el año 2007 como “la
apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por el personal de salud, que
se expresa en un trato deshumanizado, en un abuso de medicalización y patologización de
los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir
libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida
de las mujeres”

Esta violencia incluye gritos, ofensas, amenazas, omisiones y castigos, así como
procedimientos autoritarios donde se impone un método anticonceptivo o para realizar una
cesárea, estos llamados “atención no autorizada”. (Roberto Castro y Sonia M. Frías, CRIM,
UNAM).

En México, la falta de personal capacitado, de instalaciones adecuadas y de equipo médico


apto para proporcionar atención obstétrica parece ser el impedimento. A partir de estos
conceptos se aprecia que las víctimas son las mujeres, sean niñas o adultas; los “violadores”
o sujetos activos de este tipo de violencia son el personal de salud: médicos, matronas,
enfermeros.

La violencia obstétrica tiene varias formas de llevarse a cabo:

1. Violencia Física
Es aquella que se ejerce sobre el cuerpo de la mujer, entre las cuales podemos
encontrar: realizar prácticas invasivas o administrar medicamentos que no sean
justificados por el estado de salud de la gestante o sin una autorización, ambas no
respetando los tiempos de un parto natural realizando una cesárea sin justificación
médica, que se realice tacto vaginal por más de una persona y realizar un raspaje de
útero sin previa anestesia.
La OMS recomiendo que las cesáreas no excedan del 15% del total de partos
atendidos en un país, sus fundamentos nacen de que tanto las cesáreas como los partos
instrumentales ponen en peligro la salud de la madre, el feto o ambas, dejando
secuelas físicas o psicológicas perdurables; también estas dejan de lado un vínculo
madre-hijo inmediato.

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En México, en los últimos cinco años, cerca de 8.7 millones de mujeres (de 15 a 49
años) tuvieron al menos un hijo nacido vivo. De ellas, casi el 43% tuvo a su bebé por
cesárea, según la ENDIREH 2016.
En 2014 se registraron dos millones, cuatrocientos sesenta y tres mil, cuatrocientos
veinte nacimientos en el país. El 46% fueron por cesárea (46 de cada 100 programadas
y el resto, urgencias).
2. Violencia psíquica
Esta se ejerce sobre la estabilidad emocional de la mujer. Producida tanto por acción
como por omisión.
● Por acción: cuando la mujer es objeto de críticas por manifestar emociones
como alegría o dolor, cuando es víctima de burlas sobre su estado, su cuerpo
o su hijo; la más notable es cuando se le impide plantear inquietudes o temores
durante el proceso de labor de parto. También existe el caso de que haya
violencia por acción cuando la gestante recibe un trato deshumanizado,
grosero o humillante al solicitar asesoramiento, requerir atención o en el
desarrollo de una práctica obstétrica.
● Por omisión: cuando a la gestante no se le informa sobre la evolución de su
parto, el estado de salud del feto. También si se llevan a cabo prácticas
quirúrgicas sin un consentimiento informado. A la mujer la transforman como
una espectadora de lo que sucede en su propio cuerpo, debiendo acatar las
decisiones de un médico.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH)


ofrece a la sociedad y al estado información referente a las experiencias de violencia de tipo
físico, económico, sexual, emocional y patrimonial, que han enfrentado las mujeres de 15
años y más en los distintos ámbitos de su vida (de pareja, familiar, escolar, laboral y
comunitario) y recopila información sobre los agresores y lugares donde ocurrieron las
agresiones.

En el año de 2016, nos muestra las diferentes acciones y omisiones que se presentaron en los
servicios de salud:

● 11.2 % sufrió gritos y regaños durante el parto

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● 10.3% dijo que el personal se tardó “mucho en atenderla porque decían que gritaba o
se quejaba mucho”
● 9.9% fue ignorada cuando preguntaban sobre el parto o su bebé
● 9.2% fue obligada a permanecer en una posición incómoda o molesta
● El 7% sufrió ofensas y humillaciones del personal
● Casi el 5% de las mujeres señaló que el personal se negó a anestesiarla o ampliar el
bloqueo para disminuir el dolor, sin dar explicaciones
● Y el 3.2%, tras el parto, le impidieron ver, cargar o amamantar a su bebé, durante más
de 5 horas y sin causa alguna o sin que les informaran qué causó la tardanza

Referente a “Atención no autorizada”:

● El 9.2% fue presionada para que les pusieran un dispositivo hormonal o para
realizar procedimientos quirúrgicos para ya no tener hijos
● El 4.2% se les realizó algunos de estos procedimientos, sin avisarles o sin su
consentimiento
● El 1.7% reportó haber sido obligada a firmar un papel sin conocer de qué se
trataba
● Y al 10.6% de las mujeres que tuvieron cesárea, no se les informó con claridad
que era necesaria y el 9.6% no otorgó su autorización.

Prevalencia por estados:

En violencia y maltrato, la Ciudad de México tiene la más alta proporción de reportes: 30.5%.
Le siguen un grupo de entidades con 25%: Estado de México, Querétaro, Aguascalientes,
Coahuila, Tlaxcala, Yucatán, Jalisco, Morelos e Hidalgo. Con más baja pero elevada
prevalencia: 20% están Chihuahua, San Luis Potosí, Guerrero, Sonora, Nuevo León y
Campeche. Chiapas es la única entidad por debajo del 15%.

En atención no autorizada: con 20% están Tlaxcala, San Luis Potosí, Guanajuato, Puebla y
Veracruz. Por debajo del 15% se ubican Coahuila, Quintana Roo, Colima, Guerrero, Nuevo
León, Durango, Zacatecas, Nayarit, Sinaloa, Chihuahua y con prevalencia menor a 10%,
Chiapas.

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En colocación de DIU o procedimiento quirúrgico sin consentimiento: las más altas
prevalencias son para Baja California y Puebla con un 6.7%, seguidas de Veracruz (6.5%) y
Tabasco, Estado de México y San Luis Potosí por arriba del 5%. Con prevalencia más baja
están Chiapas, Colima, Campeche y Aguascalientes. Chihuahua es la única con prevalencia
menor a 2%.

Existe una mayor relación en mujeres sin pareja que en mujeres unidas o casadas. La
“Atención no autorizada” se da en mujeres solteras, con promedio de edad de 27.7 años. Así
mismo, se registró una mayor prevalencia tanto de “abuso y violencia” como de “atención
no autorizada” en la medida que disminuyen de nivel económico (alto, medio y bajo), y es
ligeramente más alta en quienes promedian 10 años de escolaridad que en las de 10.1 años.

Referente a instituciones encontramos que el abuso y vigencia se presenta con más frecuencia
en instituciones de salud estatal (29%), seguidas del IMSS (28.7%) y Centros de Salud
(26.5%). La “atención no autorizada” ocurre más en el IMSS (22.7%), seguido de
instituciones estatales de salud (18.7%) y Centro de salud (16.7%).

Todos estos resultados de la ENDIREH 2016, indican que la violencia obstétrica la han
padecido millones de mujeres en nuestro país.

Ahora, si tomamos una visión más inclinada al campo médico y habitus profesional, tenemos
que el campo médico está formado por el conjunto de instituciones de salud propiamente
dichas: el personal médico, paramédicos, de enfermería y administrativo que labora en ellas.

El campo médico presenta una paradoja crucial: por una parte, las instituciones públicas de
salud son un espacio de ejercicio de la ciudadanía, en tanto que el acceso a ellas constituye
un derecho social; pero por otra parte, la participación de las mujeres en estos espacios de
salud es problemática, pues en ellas funciona una estructura disciplinaria diseñada para
“mejorar la eficiencia” de la atención que se brinda, dentro de la cual la posición subordinada
de las mujeres se naturaliza y, por ende, se mantienen invisibilizada.

El funcionamiento de los hospitales y de los servicios de salud en general está pensado bajo
una lógica médico-administrativa altamente racionalizante. Por ello, desde el ingreso a la
institución de una mujer a punto de parir, o de una mujer que busca acceso a métodos

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anticonceptivos, se realizan una serie de prácticas tendientes a garantizar la funcionalidad
institucional. Dichas rutinas, sin embargo, no siempre son percibidas por las mujeres como
prácticas concordantes con la intensidad del evento, con los procesos emocionales que están
viviendo tanto ellas como las personas que las acompañan, y sobre todo con las necesidades
de atención y seguridad que requieren.

Con frecuencia la atención que ahí ocurre es vivida en términos despersonalizantes y la


posibilidad de reclamar los propios derechos reproductivos se ve reducida al mínimo o
eliminada.

Al mismo tiempo, la intensidad de las emociones y la dificultad para enfrentarlas, junto a la


carga de trabajo y las presiones con las que normalmente ejerce su trabajo, ponen al personal
de salud en una situación complicada y lo orilla a establecer rutinas tendientes a poner bajo
control su proceso de trabajo. Se trata entonces de dos lógicas-prácticas diferentes: la de las
mujeres en proceso de parto, o que buscan servicios de salud reproductiva y la de los
prestadores de servicios de salud.

Cada una de ellas se expresa en prácticas específicas que, cuando no coinciden entre sí,
contribuyen a reproducir las condiciones que permiten la existencia de un problema de mayor
envergadura: “la mala calidad” de atención que reciben las mujeres durante el embarazo, el
parto y el puerperio, o la franca violación de los derechos de las mujeres: violación de
derechos que, ciertamente, puede estar vinculada de origen a la deficiencia en las
competencias técnicas y a omisiones o errores de juicio médico, pero que sin duda es mucho
más que solo eso.

Por su parte, el habitus médico es la interiorización de las estructuras objetivas del campo
médico que a su vez permite la reproducción de aquellas. Todo esto es producto de la
incorporación de un vasto sistema de jerarquías y, con frecuencia, de abusos y maltratos
sufridos durante los años de formación y reproducidos puntualmente sobre las nuevas
generaciones de residentes e internos a su cargo; y que enfrentan múltiples presiones
laborales para atender, con escasos recursos, a una numerosa consulta.

Llamar a la violencia obstétrica por su nombre es el primer paso para combatirla. No


queda más que preguntarnos por qué la violencia obstétrica está tan presente en México,

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un lugar donde la maternidad con frecuencia es santificada. Quizá sea precisamente por
eso. En nuestras sociedades conservadoras y patriarcales, se considera que la verdadera
vocación de una mujer es ser madre. Deben sacrificarse para cumplir con el destino
biológico. Esto significa someterse a la voluntad de esposos y médicos; la abnegación y
la devoción son las cualidades más preciadas.

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HIPÓTESIS
La violencia obstétrica es un problema a nivel nacional, cada día en México unos 6,800 bebés
nacen lo cual genera que unas 6,800 madres se expongan a este tipo de violencia, la violencia
obstétrica según la OMS es “cualquier tipo de violencia ya sea física, psicológica o de
coacción, así como el ignorar y no respetar los derechos reproductivos de las mujeres” para
la ONU este tipo de violencia es “violencia de género”.

Una de las preguntas principales que surgen de este tipo de violencia es la causa, algunos
autores principalmente autoras de corte feminista aseguran que es un tipo de violencia es
generada por el machismo y la misoginia, no debemos perder de vista que la
profesionalización medica desde hace más de 20 años tiene tintes más femeninos que
masculinos, las estadísticas muestran que aproximadamente el 70 % de los estudiantes de
medicina son mujeres en la actualidad, algo que es celebrable, sin mencionar que algunas de
las especialidades médicas también se han feminizado siendo la gineco-obstetricia una de las
que más mujeres tienen en la actualidad, con esto no estamos tratando de negar la existencia
de la misoginia en algunos de los servidores de la salud, solo estamos tratando de evitar
reduccionismos que puedan complicar la comprensión del problema, y esto sirva para poder
tener un mayor rango de los posibles factores que generan este tipo de violencia, donde una
de cada tres mujeres que tienen un hijo en México denuncian haber sufrido esta clase de
abuso por parte del personal médico.

Otra razón probable que ayuda a mantener este tipo de violencia es la desigualdad de poder
entre el médico y la paciente (sexualmente mujer), una de las mayores quejas en este rubro
es el desinterés mostrado por los ginecólogos en torno a aclarar dudas sobre el procedimiento
o alternativas a la hora de que una mujer busque tener un bebe. Aunado a esto en muchos
casos la violencia se genera al colocar a la paciente algún método anticonceptivo sin su
consentimiento, lo cual es una violación a las garantías individuales de cada persona pues se
ven limitadas puesto que el médico no permite la autonomía de la paciente. Esto se debe a
una relación en desigualdad del médico y el paciente, lo cual se agrava con la falta de empatía
por parte del médico y su falta de interés sobre su paciente.

También otro factor que agrava la situación es la precariedad de la mayoría de los hospitales
de México, los estados con más problemas en cuanto a “violencia obstétrica” son los estados

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de Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Guerrero, que también a su vez son algunos de los estados
con más pobreza y precariedad económica, son estados que fueron abandonados por décadas
por los gobiernos federales los cuales no procuraron el desarrollo social y económico de estos
estados, generando precariedad en sus servicios de salud.

Un factor más es la discriminación del personal médico sobre la clase económica, tono de
piel u orígenes, debido a que muchas de las víctimas de esta violencia son mujeres indígenas,
estos estados tienen una gran población de indígenas o pueblos originarios del territorio, los
cuales a menudo son discriminados por su origen, esto no solo habla mal del personal médico
si no de la sociedad mexicana en general, esto es un grave problema si tomamos en cuenta
las condiciones de precariedad y riesgo que se ven obligados a sufrir estos pueblos originarios
debido a la discriminación.

Otro factor que sirve para seguir creando este caldo de cultivo donde cientas de mujeres son
víctimas es la sobreexplotación del personal médico, los malos manejos de las instituciones
de salud donde residentes y médicos internos de pregrado son responsables de áreas que no
les corresponden, pues siguen siendo estudiantes que no se comparan en conocimientos y
capacidad con sus respectivos compañeros especialistas de ginecología con años de
experiencia en este campo.

Algunos síndromes como el de Burnout, el estrés laboral y la frustración profesional son solo
algunos ingredientes extra para seguir abonando a esta problemática.

Es curioso que algunos de los estados con más casos de “violencia obstétrica” si tengan
considerado en su código penal sanciones para el personal de la salud inmiscuido en esta falta
grave a las garantías y derechos de las mujeres sobre su reproducción, pero aun así siguen
siendo estados con muchos casos de violencia obstétrica, ¿será acaso que el modelo
punitivista fracaso? tal vez. También es curioso que en México una mala praxis muy
perseguida a los médicos es la muerte materna pero aun así la violencia obstétrica pasa de
largo, probablemente la causa de esta violencia es multifactorial, aun así, en México la
especialidad con más demandas y quejas es la ginecología, sea cual sea la causa de este tipo
de violencia es una problemática que se debe resolver desde la salud pública, la justicia y la
educación al personal médico.

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METODOLOGÍA
El presente trabajo de investigación “Violencia obstétrica” está encaminado como dice el
objetivo principal a “Analizar y dar a conocer la violencia obstétrica en el sector público,
identificando y discutiendo sus principales características en la atención rutinaria del ciclo
gestante- puerperio” para ello se empleó una investigación cuantitativa.

La investigación cuantitativa es una forma estructurada de recopilar y analizar datos


obtenidos de distintas fuentes. La investigación cuantitativa implica el uso de
herramientas informáticas, estadísticas, y matemáticas para obtener resultados.
(Hernández Sampieri, 2018,)

Por los objetivos de la investigación, será un estudio descriptivo y evaluativo.

Hernández Sampieri, 2018 señala que la investigación descriptiva busca especificar


propiedades, características y rasgos importantes de cualquier fenómeno que se analice; y la
investigación evaluativa se refiere al análisis de la eficiencia, eficacia, efectividad y el
impacto social de los proyectos.

El enfoque cuantitativo parte de una idea, una vez delimitada, se derivan objetivos y
preguntas de investigación, se construye un marco o una perspectiva teórica. De las preguntas
se establecen hipótesis y determinan variables, se traza un plan para probarlas, se miden las
variables en un determinado contexto, se analizan las mediciones obtenidas utilizando
métodos estadísticos, y se extrae una serie de conclusiones.
El enfoque cuantitativo tiene las siguientes características:
1. Refleja la necesidad de medir y estimar magnitudes de los fenómenos o problemas de
investigación:
¿cada cuánto ocurren y con qué magnitud?
2. El investigador o investigadora plantea un problema de estudio delimitado y concreto sobre
el fenómeno de estudio.
3. Una vez planteado el problema de estudio, el investigador o investigadora considera lo que
se ha investigado anteriormente y construye un marco teórico, del cual deriva una o varias
hipótesis.

Por ello realizaremos la siguiente encuesta en línea dirigida a mujeres que han recibido
atención de su embarazo por parte del personal de salud dentro de centros de salud en México.

1. ¿El personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste


acerca de tu comportamiento?

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a) Sí
b) No
c) No preste atención

2. ¿Te trataron con sobrenombres (gorda) o diminutivos (gordita-mamita-hijita) como


si fueras una niña incapaz de comprender los procesos por los cuales estás atravesando?

a) Si
b) No
c) No preste atención

3. ¿Fuiste criticada por llorar o gritar de dolor, emoción, alegría…, durante el trabajo
de parto y/o el parto?

a) Si
b) No
c) No preste atención

4. ¿Te fue difícil o imposible preguntar o manifestar tus miedos o inquietudes porque
no te respondían o lo hacían de mala manera?

a) Si
b) No
c) No preste atención

5. ¿Se realizaron alguno o varios procedimientos médicos sin pedirte consentimiento o


explicarte por qué eran necesarios?

a) Si
b) No
c) No preste atención

6. En el momento del parto, ¿te obligaron a permanecer acostada boca arriba, aunque
manifestaras tu incomodidad en esa posición?

a) Si

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b) No
c) No preste atención

7. ¿Fuiste obligada a quedarte en cama impidiéndote caminar o buscar posiciones según


tus necesidades?

a) Si
b) No
c) No preste atención

8. ¿Se te impidió estar acompañada por alguien de tu confianza?

a) Si
b) No
c) No preste atención

9. ¿Se te impidió el contacto inmediato con tu hija/o recién nacido antes de que se lo
llevara el neonatólogo para control? (acariciarlo, tenerlo en brazos, verle el sexo,
hablarle, darle el pecho, etc.)

a) Si
b) No
c) No preste atención

10. Después del parto, ¿sentiste que no habías estado a la altura de lo que se esperaba
de ti (que no habías «colaborado»)?

a) Si
b) No
c) No preste atención

11. ¿Podrías decir que la experiencia de la atención en el parto te hizo sentir vulnerable,
culpable o insegura?

a) Sí
b) No

18
c) No preste atención

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RESULTADOS
La encuesta se aplicó con el apoyo de Google Forms, esta fue contestada por un total de 50
mujeres que cumplían las características antes mencionadas. A continuación, se mostrarán
los resultados obtenidos mediante gráficos.

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DISCUSIÓN
El aspecto central de la investigación parte de la comprensión de la temática Violencia
Obstétrica, es presentado el contexto de este y la tipificación de ese fenómeno en los
diferentes escenarios de la asistencia a la mujer. La investigación teórica que nosotros hemos
desarrollado arroja la concepción de la VO como un fenómeno reconocido por medio de
diferentes tipos de violencia (institucional, psicológica, simbólica y sexual) que pueden
ocurrir en el contexto de la gestación, del parto, del puerperio, así como en las situaciones
que envuelven el aborto, el postaborto y la asistencia al ciclo reproductivo.

Ese contexto cubre las situaciones expresadas en los actos negligentes, abusivos,
imprudentes, omisos, discriminatorios e irrespetuoso, llevados a cabo por personal de poder
y/o autoridad, principalmente, profesionales de salud, sea en el ambiente clínico, sea en
cualquier escenario público o privado en que puedan ser establecidos actos sobre el cuerpo
femenino o su sexualidad de forma directa o indirecta, anulando las mujeres mientras sujetos
de derecho

El estudio se justifica dada la necesidad emergente de ser conocidas las características de la


VO para mejor comprensión de cómo ese evento ocurre en el contexto asistencial y cuáles
son sus posibles repercusiones en la práctica obstétrica actual. Se espera que, por medio de
la producción de ese conocimiento, diferentes sujetos (mujeres, profesionales de salud,
gestores, entidades de enseñanza) que se interesen por la temática puedan ser alcanzados, en
la tentativa de que la asistencia obstétrica sea construida libre de actos violentos y pautados
por el respeto a los derechos sexuales, reproductivos y humanos.

La mujer se ve obligada a soportar cualquier tipo de dolor y las que no lo hacen, son
hostilizadas. Romper con la idea de que el parto es sinónimo de dolor y sufrimiento puede
ser tal vez el primer paso para entender el dolor de ese momento de otra forma y con la
sensibilidad que el momento requiere.

En términos del parto en la posición de litotomía, está claro que demuestra un escenario
construido para profesionales y no para las mujeres.

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CONCLUSIÓN
Se requiere de un compromiso de investigación que ayude a conocer cuáles son las
condiciones materiales, sociales y culturales que determinan el tipo de percepciones que
tienen los prestadores de servicios acerca de las mujeres en trabajo de parto, de la salud y de
los derechos reproductivos, la maternidad y todo el proceso obstétrico; asimismo se requiere
analizar cómo conciben los médicos su trabajo en condiciones críticas, particularmente las
relacionadas con las urgencias obstétricas y cómo se vinculan éstas con su práctica
profesional cotidiana. Lo que redundará en limitar las prácticas actuales de «medicina
defensiva» las cuales son comprensibles pues el médico se guía por un actuar de precaución
y de prevención para salvaguardar su patrimonio y su tranquilidad personal y familiar.

Así como también es muy importante el conocer de una manera abierta y sin prejuicios como
visualizan las pacientes su atención obstétrica, cuál sería su ideal y empatar con las realidades
de atención, para que de una manera respetuosa se concilien las aspiraciones y la realidad;
que las familias y las pacientes comprendan que el actuar del médico es en esencia
hipocrático y que los profesionales de la salud entendamos la igualdad entre géneros y por lo
tanto valoramos y defendemos el derecho a vivir una vida libre de violencia, misma que
aplica para nuestro actuar en la atención obstétrica.

El derecho al trato digno «es la prerrogativa que posee todo ser humano para que se le permita
hacer efectivas las condiciones jurídicas, materiales y de trato, acordes con las expectativas,
en un mínimo de bienestar, aceptadas generalmente por los propios individuos y reconocidas
en el orden jurídico». (26)

Hoy nuestra tarea es respetar y tratar con dignidad a las mujeres que han puesto su vida a
nuestro cuidado, asimismo será también nuestra labor como médicos, el informarles a las
pacientes y sus familiares, en qué consiste nuestro actuar, qué esperar de la técnica y cuáles
son las posibilidades de que surja un evento no deseado, es nuestro derecho el actualizar el
concepto de libertad prescriptiva, pero también es nuestra obligación como médicos el
informar cuáles son las opciones terapéuticas, tanto en las diversas técnicas como en la
resolución de las situaciones que se presenten en la evolución del caso. Apoyar una
ciudadanía reproductiva que es la capacidad de las mujeres de apropiarse, ejercer y defender
sus derechos en materia de salud sexual y reproductiva.

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Entre ellos se incluye su capacidad de reclamar una atención médica de calidad por parte de
los servicios de salud. Así mismo habremos de actualizar y reconceptualizar las relaciones
médico-paciente. Pero sobre todo habremos de actuar con competencia profesional y con
valores éticos, morales y con sentido de humanidad y de ciudadanía.

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