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Introducción A Las Intervenciones Psicológicas No Presenciales
Introducción A Las Intervenciones Psicológicas No Presenciales
1- LA (NO) PRESENCIALIDAD
A pesar de que pueda parecer una obviedad, voy a comenzar este escrito recordando
que psicólogos y psicólogas hemos sido formados académicamente para la presencialidad,
con énfasis en la consideración de datos que se obtienen del otro a partir de su discurso
corporal, gestual, el uso del espacio físico, y de la información que nos provee, esencialmente,
nuestra visión, integrado con múltiples aportes provenientes de otros sentidos, todo lo cual
alimenta lo que desde algunos posicionamientos teóricos llamamos lo contratransferencial.
Es decir, que aunque solemos afirmar que nuestra especificidad es la escucha, parece
ser que con frecuencia olvidamos que esa escucha es una “escucha mirando”, y podemos
reflexionar ahora mejor que antes, sobre el sentido que sustenta la expresión “ver un
paciente” en nuestra actividad clínica cotidiana.
Podemos decir que así como en las INP nos faltan variables, al mismo tiempo debemos
ajustar el vínculo a nuevos elementos que surgen, procedimientos y condiciones que afectan
la interacción de maneras no tradicionales, entre otras:
Si bien los desarrollos que en estos momentos alcanzan las TIC´s posibilitan modos de
comunicación eficaz, la distribución del alcance de las mismas es despareja en la población.
La accesibilidad es variada incluso dentro de las grandes ciudades, no digamos ya en los
pequeños poblados alejados de los centros urbanos y ubicados en geografías difíciles.
2- ALGUNOS ANTECEDENTES
Buscando antecedentes de INP, lo primero que se nos aparece son esos extensos y
fértiles intercambios epistolares que cultivaba Sigmung Freud, tanto con pacientes como
colegas, mediante el uso de la carta como tecnología remota disponible en esa época, a fines
del siglo XIX y principios del XX, metodología que vuelve a reutilizarse posteriormente con la
masificación del uso del correo electrónico. De esta manera, podemos afirmar que el correo
tradicional, el teléfono fijo, y más recientemente el correo electrónico son los medios con los
cuales se inician las intervenciones psicológicas a distancia.
De hecho, las primeras pautas que recibimos para atención de pacientes por parte de
organismos oficiales en el marco de la pandemia, señalaban que sólo debían ser atendidos de
modos remotos pacientes en tratamiento previo, es decir, siguiendo el modelo de alternancia y
complementariedad, con el objetivo de dar continuidad a los procesos psicoterapéuticos ya
iniciados. Lineamiento que descuidaba gran parte de la población necesitada de atención
profesional, por cuanto, con el transcurrir de los días, esto debió ser revisado, como casi todas
las medidas que fueron tomándose dentro de la incertidumbre y la ausencia de parámetros
confiables.
Como por ejemplo, algunas obras sociales no cubrían inicialmente esta modalidad de
atención de pacientes, luego fueron accediendo al reconocimiento sólo para urgencias, para
incluir más recientemente cobertura de sesiones remotas exclusivamente en pacientes con
tratamiento previo; si bien es cierto que algunas obras sociales se resisten a reconocer estas
prácticas y las que lo hacen, ofrecen pagar sólo un porcentaje de los honorarios pactados por
sesiones presenciales.
Es así que las INP nos habilitan a plantearnos algunos cuestionamientos: ¿aseguran las
prácticas profesionales no presenciales la misma calidad que las no presenciales?, ¿cuál será
la eficacia de las INP?, ¿cuáles los riesgos y cuáles los beneficios?
3- CLASIFICACIONES
Según una definición propuesta por la APA (Asociación de Psiquiatría Americana, 2013)
se propone el nombre de Intervenciones Telepsicológicas para abarcar “la provisión de
servicios psicológicos mediante tecnologías que permiten la comunicación no presencial,
entre las que se incluyen: teléfono, e-mail, texto, videoconferencia, aplicaciones móviles y
programas estructurados por una web” (de la Torre-Pardo, 2020 P. 20), a partir de los cual es
posible intentar realizar algunas clasificaciones, que consideran la predominancia de diversas
características que estas intervenciones presentan, aunque sus límites exactos no resultan
tan claros en la práctica. Mencionamos los siguientes tipos de intervenciones no presenciales,
agrupadas de acuerdo a:
6- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
De la Torre, M. y Pardo, R. (2017) Guía para la intervención telepsicológica. Colegio
Oficial de la Psicología: Madrid.
Guía para el abordaje no presencial de las consecuencias psicológicas del brote
epidémico de Covid-19 en la población general. Versión 1.0. (2020) Colegio Oficial de la
Psicología: Madrid.
Soto-Pérez F., Franco M. y Monardes C. (2016) Ciberterapias: tratamientos mediados
por ordenador y otras tecnologías. FOCAD 29 (1) 1-29.