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La crisis provocada por el COVID-19 alteró muchas de las prácticas asistenciales que se venían realizando de

forma rutinaria. Respecto a la comunicación con pacientes y familiares nos vimos obligados en muchos casos y
situaciones a mantener una relación asistencial por vía telefónica o mediante videollamada, incluso en el
contexto de dar malas noticias y en proceso de final de vida.

Algunas de las prácticas de atención no presencial se han mantenido. Os propongo debatir estas cuestiones:

¿Qué retos y dificultades nos plantea la comunicación vía telemática con pacientes y familiares?

¿Qué posibles beneficios tiene la comunicación no presencial?

¡Espero vuestras aportaciones!

Una temática muy interesante dentro del planteamiento, pues puede haber dificultades en diversas
áreas y englobados en diferentes contextos.

Por ejemplo, un reto contextual en Latinoamérica es el pobre acceso a recursos digitales y mucho más en
áreas rurales, donde el principal problema que se presentó en ese momento histórico en el tiempo fue
que muchos de los pacientes sobre todo los crónicos, dejaron de poder recibir atención oportuna, al no
contar con las herramientas tanto en el conocimiento de uso de TICs como tampoco la accesibilidad a
este tipo de dispositivos.

Solo como breve preámbulo menciono esa situación muy real. Pero entendiendo que más allá de las
dificultades técnicas hay otras situaciones con mayor trasfondo. Como podemos saber, la comunicación
no verbal, representa alrededor del 70% de toda la comunicación, donde tan solo el 30% es una
comunicación oral. Con esto mencionado, se puede entender la importancia de la presencialidad, sin
despreciar las ventajas que nos aporta la virtualidad, pero es un claro ejemplo que para lograr lo más
cercano a una comunicación efectiva va a ser necesario poder contar con este 70%.

Entonces, en el entredicho de la dificultad de la comunicación por vía telemática con pacientes o


familiares, tendrá de cierto modo mucho impacto esta falta de presencialidad, donde se ve afectada la
comunicación y, por ende, a cierto nivel, la relación médico-paciente, entre otros.

Los claros beneficios de la comunicación no presencial son varios y muy bien descritos en la literatura.
Podemos ver cómo la salud digital ha absorbido totalmente a la telemedicina, la que nos va a
proporcionar la facultad de poder remotamente tener diálogos con pacientes, y/o familiares.

Dentro de esta virtualidad hay tanta versatilidad que permite mayor acceso a sistemas de salud, sin
tener el inconveniente de la saturación del sistema sanitario. Evitando conglomerar una gran cantidad de
individuos en el medio hospitalario como tal, más bien, pueden ser manejados o controlados desde la
vía telemática.

Tiene tal grado de versatilidad que permite tener consultas médicas asincrónicas, respuestas o
resultados de exámenes asíncronos, donde esa flexibilidad le permite al médico como al paciente poder
dinamizar este proceso. Y vencer sin dudas obstáculos como circunscripciones físicas. Sin mencionar que
en el momento de covid-19 el aislamiento fue medida prioritaria de salud, y que sin la telemedicina
hubiese sido un proceso tanto para el médico como para el paciente potencialmente más lesivo en
salud.

Dentro de todo lo expuesto, sabemos que hay muchas cosas a trabajar para que la Salud Digital y en este
caso en concreto la telemedicina venga a ser una herramienta concreta para el paciente y el personal
sanitario y no un remplazo de la práctica médica propiamente.

Se debe mejorar como dijimos al principio la capacidad de manejo de plataformas digitales para los
usuarios, mejorar el acceso a dispositivos que permitan un correcto uso de estos recursos, como a su vez
personal calificado para usarlo de manera adecuada con fines pertinentes, pero también podemos ver la
gran necesidad de historias clínicas cifradas y que el tema de intimidad y confidencialidad sean
garantizadas de extremo a extremo.

Para concluir, el tema de virtualidad será más factible en contextos dónde el paciente ya es conocido por
el personal sanitario, o para agilizar temas de control o de resultados de ciertos temas concretos, de
igual forma identificamos la necesidad de presencialidad para la mayoría de procedimientos, noticias o
procesos de final de vida que son, por su puesto, de manera imperiosa lograr una comunicación lo más
cercana al 100% por ser temas de mucha delicadeza donde el paciente no solo necesita de palabras por
un ordenador, sino a un ser humano que pueda brindar esa cercanía con ese tan importante 70% como
es la comunicación no verbal.

En fin, es un gran tema para poder explorar, reflexionar y me parece fascinante las acotaciones de mis
compañeros que enriquecen mucho al foro.

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