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Excepción procesal. Oposición a la pretensión.

Contestación de la demanda

La demanda y la contestación de la demanda son dos actos procesales de suma


importancia en todo proceso judicial. Estas dos presentaciones serán las que le
demarcarán el campo de decisión al juez, quien no podrá decidir sobre ninguna otra
cuestión que no hubiera sido planteada por el actor o el demandado (extra petita), ni
menos (infra o citra petita) ni más (ultra petita) de lo que las partes le hubieran
solicitado. Ahí radica la importancia que tiene una buena técnica letrada en esos dos
actos, ya que el juez no podrá suplir una mala acción o una mala defensa.

Aspectos generales de la demanda y su contestación

Principio de colaboración procesal

Referencias
LECCIÓN 1 de 3

Aspectos generales de la demanda y su contestación

La demanda y la contestación de la demanda son dos actos procesales de suma


importancia en todo proceso judicial. Estas dos presentaciones serán las que le
demarcarán el campo de decisión al juez, quien no podrá decidir sobre ninguna
otra cuestión que no hubiera sido planteada por el actor o el demandado (extra
petita), ni menos (infra o citra petita) ni más (ultra petita) de lo que las partes le
hubieran solicitado. Ahí radica la importancia que tiene una buena técnica letrada
en esos dos actos, ya que el juez no podrá suplir una mala acción o una mala
defensa.

Una vez que el juez haya admitido la demanda iniciada por el actor, ordenará
darle a conocer al demandado de la existencia de un proceso judicial en su
contra. Cuando el actor inicia la demanda y abre la instancia, comienza el litigio y
cuando el demandado comparece y contradice, aparece la controversia.

Anoticiado el demandado de ese proceso en su contra, tendrá la oportunidad de


presentarse en el juicio (técnicamente llamado comparecer) y de defenderse de
lo que el actor le reclama. Esa oportunidad de comparecer y defenderse no es
obligatoria, más bien, es una carga procesal que tiene el demandado porque
puede no hacerlo y dejar que el proceso continúe su curso, con las
consecuencias que ello pudiera acarrear: el juez deberá presumir la veracidad de
los hechos alegados por el actor y la autenticidad de los documentos
acompañados, salvo prueba en contrario.

Entonces, el demandado podrá comparecer o no hacerlo. Si no se presentara al


proceso judicial, será declarado rebelde y continuará el proceso en su ausencia.
Si compareciera, él podría contestar la demanda o incluso podría no hacerlo. Si
decidiera contestar la demanda, tendría un abanico de posibilidades y
estrategias, pero siempre debiendo tener en cuenta algunas exigencias que
hacen a la buena técnica de todo profesional auxiliar de la justicia.

En principio, en cuanto a la forma de contestar la demanda, guardará las


formalidades y requisitos de la demanda, es decir, será presentada por escrito,
en idioma nacional, deberá constituir domicilio, deberá acompañar los
documentos que justifiquen la personería invocada cuando se ejerza en
representación del demandado y llevará la forma de los escritos judiciales en
cuanto a su estilo forense. Pero, además, habrá cuestiones relativas al contenido
que deberán tenerse en cuenta por las consecuencias procesales que pueden
traer aparejadas.

La negativa de los hechos alegados por el actor. Propia versión de los


hechos por el demandado

En la contestación de la demanda, deberán tenerse en cuenta, al menos, cuatro ejes centrales:

hechos alegados por el actor;

derecho que pretende el actor que se aplique;


documentación acompañada por el actor;

defensas que podría oponer el demandado.

Los hechos y el derecho pueden ser negados por el demandado. En ese caso, deberá aportar su versión de
los hechos e indicar cuál es el derecho que considera aplicable y por qué.

La documentación puede ser impugnada por el demandado. El actor deberá ofrecer otra prueba
complementaria que confirme la autenticidad y veracidad de esa documentación.

Y las defensas serán las oportunidades legales que tendrá el demandado para sortear las pretensiones del
actor. 

Sin embargo, estas reglas no siempre se cumplen acabadamente y suelen tenerse en cuenta las
circunstancias de cada causa en particular. Muchas veces, el demandado comparece al proceso y en su
contestación de la demanda solo niega los hechos en forma amplia y general, o sin dar su propia versión de
los hechos, o sin ofrecer prueba tendiente a acreditar sus dichos. Todas esas actitudes generan
entorpecimientos en el proceso más que esclarecer la situación. En razón de ello, la jurisprudencia y doctrina
argentinas se han ido expresando.

Por ejemplo, se han dado situaciones como la siguiente:

En el fuero laboral de la ciudad de San Francisco, provincia de Córdoba, se consideraron


como reconocidos por la demandada (empleadora) los dichos de la actora (trabajadora) en
su demanda porque la patronal solamente negó los hechos propuestos sin ofrecer una
versión propia de los mismos, ni producir prueba que los refutara.

En la causa, la demandada empleadora, Sra. Ince, negó puntualmente que la actora, Sra.
Galliano, se hubiera desempeñado como costurera en su domicilio, sin proponer otra
versión de los hechos plasmados en la demanda.
En ese marco, la Cámara Laboral señaló que “el comportamiento desplegado por la
accionada en estos autos deviene susceptible de ser encuadrado en las previsiones del
artículo 316 del CPCC, atento a que en absoluto ha coadyuvado a esclarecer su propia
posición procesal”.

Adoptar una postura consistente en solo negar puntualmente cada una de las
afirmaciones de la actora pero sin brindar una versión propia de los hechos, no satisface
las exigencias legales que imponen una carga de afirmación: el artículo 192 del Código de
Procedimiento Civil y Comercial de la provincia de Córdoba (de aplicación supletoria para el
proceso laboral en esa provincia) que establece como deber del accionado que confiese o
niegue categóricamente los hechos afirmados en la demanda, bajo pena de que su
silencio o evasivas puedan ser tomadas como confesión. Ante ello, el juez se puntualizó
que “al sólo existir una negativa general y luego particular de los hechos afirmados, pero no
una manifestación surgida desde la argumentación de la parte demandada, se produce el
supuesto contemplado en la norma”, por lo que “corresponde por ende aplicar los
apercibimientos legales, consistentes aquí en tener por reconocidos los hechos afirmados
por la parte actora, excepto desde luego que sean desvirtuados por prueba en contrario”.

A pesar de haberle dejado abierta la posibilidad de producir prueba en contrario, se añadió


que “el comportamiento posterior a que alude la mentada norma del artículo 316 del CPCC,
tampoco sirve a las pretensiones de la accionada, ya que absolutamente ninguna prueba
produjo en la causa”.

Finalmente se concluyó que “a través de toda la serie de indicios serios, concatenados y


concordantes de que he dado cuenta, así como lo aportado por las testimoniales, ha
quedado corroborada la existencia de una subordinación jurídica de parte de la señora

Galliano hacia la señora Ince” 1.

[1] Cámara del Trabajo de San Francisco, in re: “Galliano Irene Esther c/ Blanca Ince”.
En este caso, la demandada había contestado la demanda. Sin embargo, la forma en la que lo hizo no fue la
correcta.

El Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Nación prevé, al igual que la Provincia de Córdoba, el
requisito de la negativa con la propia versión de los hechos en su artículo 356, que dice:

En la contestación opondrá el demandado todas las excepciones o defensas de que


intente valerse. 

Deberá, además:

1) Reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la demanda,


la autenticidad de los documentos acompañados que se le atribuyeren y la recepción de
las cartas y telegramas a él dirigidos cuyas copias se acompañen. Su silencio, sus
respuestas evasivas, o la negativa meramente general podrán estimarse como
reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos a que se refieran. En
cuanto a los documentos se los tendrá por reconocidos o recibidos, según el caso.

No estarán sujetos al cumplimiento de la carga mencionada en el párrafo precedente, el


defensor oficial y el demandado que interviniere en el proceso como sucesor a título
universal de quien participó en los hechos o suscribió los documentos o recibió las cartas
o telegramas, quienes podrán reservar su respuesta definitiva para después de producida
la prueba.

2) Especificar con claridad los hechos que alegare como fundamento de su defensa.

3) Observar, en lo aplicable, los requisitos prescritos en el artículo 3302.

[2] Artículo 330. Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso

de la Nación.
 

Lo que busca el ordenamiento es equiparar las exigencias: el actor debe ser muy claro en su redacción de la
demanda para permitirle al demandado efectuar una correcta defensa. El demandado, entonces, debe
actuar de la misma manera negando o reconociendo categóricamente los hechos y negando o reconociendo
los documentos invocados por el actor. De esta manera, se busca también una mayor precisión del objeto
litigioso.

A la demandada no le basta con negar los hechos afirmados por el actor, sino que tiene la carga de fundar
esa negativa. Es decir, debe brindar su propia versión de cómo ocurrieron los hechos, en cumplimiento de los
principios de buena fe procesal y cooperación dinámica.

En definitiva, la carga procesal que recae sobre el demandado es tan exigente como la del propio actor para
interponer su demanda. Si las partes se encuentran en condiciones de aportar todos los elementos posibles
sobre la realidad de los hechos, deben hacerlo. Ello no significa que si el demandado no se encuentra en
condiciones de saber si ocurrieron o no los hechos, es posible que solo lo niegue porque no tiene otros
elementos para aportar. Con esto puede verse que dependerá de las circunstancias de cada causa en
particular hasta dónde llegará esa exigencia y cuál será la consecuencia que acarree. 

¿Podría el demandado comparecer al juicio sin contestar la demanda?

Sí, puede comparecer sin efectuar defensa alguna.

Sí, pero debe indicar al momento de comparecer que no lo hará.

No, si comparece lo debe hacer contestando la demanda al mismo tiempo.

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LECCIÓN 2 de 3

Principio de colaboración procesal

El principio de contribución procesal se le impone tanto a los litigantes como a los terceros ajenos al
proceso. Este principio parte de la concepción de que el proceso no es esencialmente “adversarial”, sino que
lo reemplaza por un concepto ligado al método de discusión dialéctica para dirimir conflictos.

La colaboración procesal exigible se puede advertir en varias circunstancias, ya que en algunas


oportunidades asoma como una carga para cumplir por uno o ambos litigantes, y en otras, en cambio,
asoma como un deber jurídico para ejecutar por el órgano jurisdiccional o por el tercero, cuya inejecución
puede acarrear las responsabilidades derivadas de la ley. Es un comportamiento que deben observar el juez
y los litigantes para garantizar a la otra parte opositora la garantía de la defensa en juicio.

Una consecuencia de este principio es la exigencia del hablar claro de los adversarios en determinados
actos procesales, y en el supuesto de no manifestarse inequívocamente, quedará la parte respectiva
hundida en el riesgo de soportar una situación procesal desventajosa.

Los códigos procesales requieren que la demanda se encuentre


redactada en términos claros y precisos, pues lo mismo se exige,
entonces, para la contestación.

La clara expresión que brindan las partes al tribunal está vinculada predominantemente a la versión de los
hechos (y no a la verdad histórica o real), por cuanto en el proceso civil prevalece el formalismo en el relato
de los hechos que las partes plantean en sus escritos de demanda o de su contestación. 
No siempre los litigantes llevan a la causa judicial los hechos tal como acontecieron en el mundo real. Sin
embargo, eso no encierra al magistrado, quien puede indagar sobre la verdad real de lo acontecido para
aproximarse a aquella y juzgar el caso con espíritu de justicia. Incluso, para ello, tiene en su poder las
medidas para mejor proveer a fin de resolver con justicia el caso concreto.

La ausencia de enunciados claros no solo puede extraerse del relato


de los hechos de la causa que haga el demandado, sino que también
puede inferirse por el uso de lenguaje ambiguo o evasivo. Por
ejemplo, al contestar negando la existencia de un hecho, no lo hace
con la fuerza que le es exigible, o cuando, obligado a exhibir un
documento relativo al pleito que posee, no lo hace.

La sanción prevista para la violación de este principio difiere según si el incumplimiento de la carga refiere a
los hechos o, en su caso, a la prueba documental. Ante la falta de negativa, el silencio o las respuestas
evasivas respecto de los hechos, el juez los puede apreciar como reconocimiento. En cambio, ante el
incumplimiento de la carga con relación a los documentos, el juez debe tenerlos por reconocidos o
recibidos. 

¿Existen requisitos para contestar la demanda cuando los hechos redactados


por el actor no fueran los que realmente sucedieron? 

Sí, se exige que la negativa de los hechos sea categórica y que el demandado aporte
su propia versión de lo acontecido.

No, porque rige el principio de informalismo para ejercer el derecho de defensa.


Sí, puede negar en forma genérica, pero debe dar su propia versión de los hechos
acontecidos.

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LECCIÓN 3 de 3

Referencias

Artículo 330. Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación.

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