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Las Efemérides y el Origen de los Actos Escolares

Las efemérides, que son la conmemoración de un suceso notable del pasado,


tiene su expresión en el ámbito escolar a través de los actos escolares.
Estas tratan de transmitir valores que tienen que ver con los orígenes de nuestra
nación. Representan días en los que pasó algo distinto, algo importante que se debe
tener presente siempre, son días especiales para el país y para la sociedad, más allá
que solamente sean días feriados. son parte de nuestra historia.

El origen de las efemérides y los actos escolares, podemos analizarlo desde el


texto de Isabelino Siede, licenciado en Ciencias de la Educación de la UBA, en una
entrevista de la revista 12(ntes), quien lo explica así:
“Las fiestas siempre fueron un encuentro de socialización, de relación entre las
generaciones, de transmisión cultural. En todos los pueblos de la antigüedad uno
encuentra algunos momentos, hitos a la largo del año, en los que la comunidad se
reunía para celebrar, para festejar y para comunicar una tradición a las generaciones
jóvenes. Esto se mantuvo en los pueblos agricultores, en los pueblos cazadores y
recolectores, y se recoge, por ejemplo, en toda la tradición litúrgica de la religión judía,
de la religión cristiana y del islamismo, en las cuales cada calendario da cuenta de
hitos que cíclicamente vuelven a aparecer.
Cuando, después de la Revolución Francesa, se establece la separación entre Estado
e Iglesia, los estados nacionales comienzan a tomar esta costumbre planteando
fiestas cívicas para que todo el pueblo celebre algo que los una en un pasado común.
En Buenos Aires, en seguida después de la Revolución de Mayo, se celebra lo que
llaman ya en aquel momento el cumpleaños de la patria, es decir, el 25 de mayo
aparece como una fiesta popular implica, efectivamente, todo aquello que implica una
fiesta: alegría, juegos, bailes, alcohol, durante varios días; a esto se lo llamaba Fiesta
Mayas. Esto se mantuvo con altibajos durante muchas décadas porque hubo tiempos
de guerras civiles, tiempo de conflictos políticos muy serios que no siempre permitían
estos festejos, y hubo también algún intento de reemplazar las fiestas Mayas por las
fiestas Julias (sobre todo en el periodo de Rosas). Pero había una tradición de festejo
popular de algo que era parte del pasado común. En esta tradición no había ninguna
intención de enseñar sistemáticamente algo, sino en todo caso de comunicar alegría
por un evento que, a la distancia, era considerado valioso. Y existían el festejo, la
necesidad de un encuentro, la necesidad de compartir algo, de pasarla bien, y en
algún momento, como parte del relato que hay en toda fiesta, alguien contaba que
había pasado y por qué se estaba celebrando.
Cuando las fiestas populares empiezan a apagarse, ingresa a la escuela la
preocupación por conservar algo de aquellas ideas del 25 de mayo y del 9 de julio.
Las fiestas se fueron apagando por falta de entusiasmo, y era curioso ver a fines del
siglo XIX en Buenos Aires, que había enormes festejos de colectividades italianas que
celebraban desde la distancia sus fiestas populares y su nacionalidad en el exilio. Ahí
es cuando empieza a resultar preocupante para las autoridades y para los educadores
como transmitir algo de la identidad a las jóvenes generaciones y tratar de que los
hijos de italianos y españoles se conviertan en argentinos. hay un dato muy curioso
que es que un día de 1887, Pablo Pizzurno (educador argentino 1865-1940, fue uno
de los fundadores del sistema educativo Argentino), director de la escuela N° 1, reune
a todos los alumnos en el patio, les cuenta que pasó el 25 de mayo de 1810 y propone
cantar el himno. Esto sale al otro día en el diario La Prensa como una noticia porque
no era algo habitual que se reunieran los escolares a celebrar el 25 de mayo. Pablo
Pizzurno inventó en ese momento el primer acto escolar tal como lo conocimos
durante los siguientes años; dos años después esto era obligatorio para todas las
escuelas”.

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