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Las efemérides y los actos escolares tienen su origen en las celebraciones comunitarias de hitos del pasado para transmitir tradiciones a las nuevas generaciones. Originalmente eran fiestas populares para conmemorar eventos que unían a la gente, como el 25 de mayo en Argentina. Cuando estas fiestas populares declinaron a fines del siglo XIX, los educadores introdujeron los actos escolares para enseñar la identidad nacional a los hijos de inmigrantes en las escuelas y reemplazar las celebraciones comunitarias. El
Las efemérides y los actos escolares tienen su origen en las celebraciones comunitarias de hitos del pasado para transmitir tradiciones a las nuevas generaciones. Originalmente eran fiestas populares para conmemorar eventos que unían a la gente, como el 25 de mayo en Argentina. Cuando estas fiestas populares declinaron a fines del siglo XIX, los educadores introdujeron los actos escolares para enseñar la identidad nacional a los hijos de inmigrantes en las escuelas y reemplazar las celebraciones comunitarias. El
Las efemérides y los actos escolares tienen su origen en las celebraciones comunitarias de hitos del pasado para transmitir tradiciones a las nuevas generaciones. Originalmente eran fiestas populares para conmemorar eventos que unían a la gente, como el 25 de mayo en Argentina. Cuando estas fiestas populares declinaron a fines del siglo XIX, los educadores introdujeron los actos escolares para enseñar la identidad nacional a los hijos de inmigrantes en las escuelas y reemplazar las celebraciones comunitarias. El
Las efemérides, que son la conmemoración de un suceso notable del pasado,
tiene su expresión en el ámbito escolar a través de los actos escolares. Estas tratan de transmitir valores que tienen que ver con los orígenes de nuestra nación. Representan días en los que pasó algo distinto, algo importante que se debe tener presente siempre, son días especiales para el país y para la sociedad, más allá que solamente sean días feriados. son parte de nuestra historia.
El origen de las efemérides y los actos escolares, podemos analizarlo desde el
texto de Isabelino Siede, licenciado en Ciencias de la Educación de la UBA, en una entrevista de la revista 12(ntes), quien lo explica así: “Las fiestas siempre fueron un encuentro de socialización, de relación entre las generaciones, de transmisión cultural. En todos los pueblos de la antigüedad uno encuentra algunos momentos, hitos a la largo del año, en los que la comunidad se reunía para celebrar, para festejar y para comunicar una tradición a las generaciones jóvenes. Esto se mantuvo en los pueblos agricultores, en los pueblos cazadores y recolectores, y se recoge, por ejemplo, en toda la tradición litúrgica de la religión judía, de la religión cristiana y del islamismo, en las cuales cada calendario da cuenta de hitos que cíclicamente vuelven a aparecer. Cuando, después de la Revolución Francesa, se establece la separación entre Estado e Iglesia, los estados nacionales comienzan a tomar esta costumbre planteando fiestas cívicas para que todo el pueblo celebre algo que los una en un pasado común. En Buenos Aires, en seguida después de la Revolución de Mayo, se celebra lo que llaman ya en aquel momento el cumpleaños de la patria, es decir, el 25 de mayo aparece como una fiesta popular implica, efectivamente, todo aquello que implica una fiesta: alegría, juegos, bailes, alcohol, durante varios días; a esto se lo llamaba Fiesta Mayas. Esto se mantuvo con altibajos durante muchas décadas porque hubo tiempos de guerras civiles, tiempo de conflictos políticos muy serios que no siempre permitían estos festejos, y hubo también algún intento de reemplazar las fiestas Mayas por las fiestas Julias (sobre todo en el periodo de Rosas). Pero había una tradición de festejo popular de algo que era parte del pasado común. En esta tradición no había ninguna intención de enseñar sistemáticamente algo, sino en todo caso de comunicar alegría por un evento que, a la distancia, era considerado valioso. Y existían el festejo, la necesidad de un encuentro, la necesidad de compartir algo, de pasarla bien, y en algún momento, como parte del relato que hay en toda fiesta, alguien contaba que había pasado y por qué se estaba celebrando. Cuando las fiestas populares empiezan a apagarse, ingresa a la escuela la preocupación por conservar algo de aquellas ideas del 25 de mayo y del 9 de julio. Las fiestas se fueron apagando por falta de entusiasmo, y era curioso ver a fines del siglo XIX en Buenos Aires, que había enormes festejos de colectividades italianas que celebraban desde la distancia sus fiestas populares y su nacionalidad en el exilio. Ahí es cuando empieza a resultar preocupante para las autoridades y para los educadores como transmitir algo de la identidad a las jóvenes generaciones y tratar de que los hijos de italianos y españoles se conviertan en argentinos. hay un dato muy curioso que es que un día de 1887, Pablo Pizzurno (educador argentino 1865-1940, fue uno de los fundadores del sistema educativo Argentino), director de la escuela N° 1, reune a todos los alumnos en el patio, les cuenta que pasó el 25 de mayo de 1810 y propone cantar el himno. Esto sale al otro día en el diario La Prensa como una noticia porque no era algo habitual que se reunieran los escolares a celebrar el 25 de mayo. Pablo Pizzurno inventó en ese momento el primer acto escolar tal como lo conocimos durante los siguientes años; dos años después esto era obligatorio para todas las escuelas”.