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Prólogo: Dr Alvaro Bustos (pendiente)

Prefacio
Los estudios reportan consistentemente que aproximadamente el 25% de los pacientes en atención
primaria tienen un trastorno psiquiátrico. Sin embargo, entre el 54% y el 77% de estos trastornos no
serán reconocidos ni tratados. De aquellos trastornos reconocidos, sólo la mitad será tratada
adecuadamente. Presiones económicas a nivel de enseñanza y de práctica clínica atentan contra un
buen diagnóstico y manejo de los problemas psiquiátricos más relevantes.
Muchos clínicos generales tienen un conocimiento inadecuado de los trastornos psiquiátricos,
habilidades subdesarrolladas en el manejo de ellos, y actitudes negativas hacia el tratamiento de
pacientes con trastornos psiquiátricos. Incluso aquellos que tienen interés y conocimiento significativo
de la psiquiatría, a menudo tienen lagunas en sus conocimientos y habilidades.
Nuestra meta es entrenar a los médicos generales para que sean tan eficientes y expertos en el
diagnóstico de los trastornos psiquiátricos como lo son en el diagnóstico de problemas no psiquiátricos.
Por ejemplo, dentro de los primeros 5 minutos de la mayoría de las interacciones con los pacientes, un
médico general usualmente ha generado un diagnóstico diferencial y se está enfocando en la causa más
probable de los síntomas. Ello, insistimos, cuando se trata de problemas no psiquiátricos. Para lograr
este grado de eficiencia se requiere una comprensión detallada de los términos y conceptos necesarios
para describir los trastornos probables, así como la capacidad de organizar el material. Este tipo de
pensamiento es un proceso asociativo que normalmente ocurre por fuera de la conciencia directa del
clínico. Durante la interacción con el paciente, el médico genera una serie de hipótesis (es decir,
diagnósticos diferenciales) que aparentemente "saltan" a su mente mientras escucha los síntomas del
paciente. Posteriormente, se hacen más preguntas para confirmar o descartar diagnósticos específicos.
Estos procesos cognitivos no son aleatorios: son aprendidos, practicados y finalmente se ejecutan con
naturalidad.
Parece que faltan la terminología básica y la organización cognitiva necesarias para hacer ágil el
diagnóstico psiquiátrico, y en lugar de tener un abordaje clínico apropiado en la interacción con un
paciente “mental”, el proceso de pensamiento del médico general simplemente se bloquea. El resultado
es que los diagnósticos psiquiátricos están segregados en lugar de integrarse en un amplio conjunto de
diagnósticos diferenciales. No es raro escuchar un lenguaje inespecífico de los médicos de atención
primaria, como “lo suyo son nervios” en lugar de términos específicos, como “usted tiene una depresión
mayor recurrente” o un “trastorno de ansiedad generalizada”. La falsa dicotomía entre la medicina y la
psiquiatría ha llevado a comentarios peores como decirle al paciente: "Creo que su condición es causada
por el estrés y tal vez debería tomar vacaciones o recibir un tranquilizante". Lo que aquí sugerimos es
que los médicos generales deberían ser capaces de discutir con sus pacientes los trastornos psiquiátricos
comunes y sus síntomas con la misma facilidad con la que discuten otras condiciones médicas y ello se
puede conseguir si adquieren las competencias necesarias.
Las actuales clasificaciones (DSM-5, CIE-10) ofrecen una jerarquía detallada y compleja de 20 categorías
diagnósticas que incluyen más de 6000 signos y síntomas y criterios de inclusión, que sólo un
especialista puede pasablemente manejar. Adicionalmente, las universidades, en general, dedican poco
tiempo al entrenamiento en psiquiatría por parte de los médicos generales y, para empeorar las cosas,
el modelo de atención del sistema de salud colombiano invita a dedicar poco tiempo a la consulta. Por
tanto, los autores sugieren reducir el campo de la psiquiatría para médicos generales a cinco temas
básicos: (1) trastornos psicóticos, (2) trastornos del afecto, (3) trastornos de ansiedad, (4) trastornos
debidos a abuso de substancias y (5) trastornos cognitivos. Al limitar los dominios a cinco, los más
relevantes por su frecuencia e importancia, los médicos pueden mantener estos temas generales de
manera eficiente en sus "memorias de trabajo" al entrevistar a sus pacientes, en lugar de atiborrarlos
con “un mar de conocimientos de un centímetro de profundidad”.
……………..
Este manual es producto de la labor como docente de psiquiatría de la Universidad del Sinú por más de
20 años. Debido a las características propias del programa de psiquiatría de la facultad de Medicina de la
Universidad del Sinú pronto fue claro para los docentes que, frente a las limitaciones del tiempo
dispuesto para ello, intentar abarcar toda la psiquiatría era un despropósito. Evidente cuando al
semestre siguiente era poco lo que recordaban de lo supuestamente aprendido en el semestre anterior.
De ahí la necesidad de remitirnos a lo básico y a las patologías mentales más frecuentes.
Fue muy alentador descubrir las mismas inquietudes nuestras en el libro de Schneider, RK y Levenson,
JL1 que, tomando como meta a los médicos generales, recurren al acrónimo MAPSO (en inglés recuerda
a “mapas”) para recordarnos las patologías esenciales que deberían ser de nuestro interés docente:
Mood disorders (trastornos del afecto), Anxiety disorders (Trastornos de ansiedad), Psychoses
(Trastornos psicóticos), Substance-induced disorders (Trastorno inducidos por substancias) y Organic
disorders (Trastornos orgánicos, hoy clasificados en el DSM-5 como trastornos neurocognitivos).
Ojalá nuestros alumnos saquen el mismo provecho que le hemos sacado quienes nos impusimos esta
tarea, dispendiosa pero gratificante.
Por último, cabe dar las gracias a las Directivas de la Universidad del Sinú por su interés en publicar el
Manual y, en especial, al Dr. Alvaro Bustos, decano y amigo, quien siempre estuvo tras bambalinas
alentando nuestra labor. A ellos y a nuestros alumnos dedicamos este libro, montera en mano.

1
Schneider, RK y Levenson, JL, Psychiatry essential for primary care. American College of Physicians,
2010

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