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Los derechos reales son aquellos que regulan los diversos grados de dominio que
las personas pueden ejercer sobre los bienes. El significado jurídico de la palabra
real tiene su origen en el término latino res, que quiere decir cosa.
Usar, gozar y disponer de los bienes son los tres grandes atributos del principal y
más completo de los derechos reales, la propiedad. También se contempla la
posibilidad de destruirlos, cederlos, y en general de disfrutar de los frutos que
éstos produzcan, o beneficios que rindan, sin más limitaciones que las que pueda
imponer la ley.
El derecho de propiedad
Hay que recordar que, en algunos órdenes normativos, la propiedad tiene una
naturaleza distinta a la definida por los derechos reales. Es el caso, por ejemplo,
de los regímenes colectivistas o cooperativos.
Los derechos reales son algo fundamental en el sistema socio-económico liberal
que garantiza la existencia de una red de transferencias de bienes y derechos
entre las personas. Esas transferencias pueden ser de naturaleza especulativa,
las comerciales, u ordinarias, como la compra-venta de inmuebles entre
particulares.
Los derechos reales pueden tener distintos objetos. Por ejemplo, el usufructo
otorga a una persona el derecho a usar y a beneficiarse de los frutos de un bien,
pero no a disponer una transferencia de la titularidad del mismo.
En tal sentido, vincula también de una forma muy poderosa los bienes con quien
tenga un derecho real de garantía sobre él. Ocurre lo mismo en el caso de otras
garantías, como la prenda o la anticresis.
Existen bienes intangibles, pero siempre son susceptibles de ser regulados por un
derecho real. Ejemplos de estos son los derechos intelectuales, los derechos de
uso al espacio aéreo, o todo lo relativo a la regulación del uso de la atmósfera
extraterrestre.
Por otra parte, existen derechos reales secundarios o adquiridos. Son los que
surgen de las transferencias subsecuentes hechas a partir de un derecho
originario.
+Inmediatez: El titular puede hacer uso del bien de manera inmediata, sin el
permiso previo de otra persona. Sin embargo, esto no quiere decir que no puedan
existir excepciones si en el ejercicio de esta facultad se están afectando los
derechos de otro individuo.
+Preferencia: Se garantiza la protección ante la ley, antes que a otra persona que
también podría reclamar ese derecho. Por ejemplo, imaginemos que un individuo
posee un terreno y lo vende. Entonces, seguirá siendo reconocido como titular de
la propiedad hasta que en los registros oficiales se reconozca al nuevo dueño.
Hay un caso especial que pudiera en un momento dado vincular ambos tipos de
derechos: el real y el de personas. Es el caso de las obligaciones propter rem.
Para muchos la obligación propter rem no tiene esa naturaleza híbrida, sino que
conserva su sentido original de derecho personal. De lo que sí no cabe duda es de
que nace de una relación con la cosa. Se trata de una obligación ineludible que
adquiere el propietario de determinada cosa.
Suele admitirse como principio general que la posesión de los bienes muebles
equivale a su título, es decir, que las cosas genéricas pertenecen, salvo prueba en
contrario, a quien las posea. Hay excepciones en cuanto a la titularidad de los
bienes muebles que requieren ciertas formalidades para su adquisición como los
vehículos automotores, por ejemplo.
En otros casos encontramos que los derechos reales están sometidos a normas
registrales que regulan el procedimiento y dan certeza acerca de la titularidad del
bien. El documento registral cumple la función de hacer valer frente a todos el
derecho real del que se trate.
Obligaciones propter
BIBLIOGRAFIA
Mirta Liliana Bellotti. «Los bienes , las cosas y el objeto de los derechos
reales en el proyecto de Código Civil». Consultado el 12 de octubre de
2016.
Bueres, Alberto (2015). Código Civil y Comercial de la Nación analizado,
comparado y concordado. Hammurabi. p. 244. ISBN 978-950-741-681-1.