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LA GRACIA DE DIOS EN LAS RELACIONES HUMANAS

ROMANOS 12:15-16
INTRODUCCIÓN:
Hemos enseñado muchas veces que la Gracia de Dios es un don o un favor inmerecido, y que
para relacionarnos con Dios, necesitamos tener muy claro el concepto de Su Gracia.
1. LA GRACIA DE DIOS EN LAS RELACIONES HUMANAS.
Somos seres relacionales, y nuestras relaciones nunca han sido fáciles. Las relaciones
humanas encierran en si mismas una parte de lo mas glorioso de Dios que es Su amor.

Cuando hablamos de relaciones humanas, estamos hablando de familia, de matrimonio, de


iglesia, de amigos, etc.

En las relaciones se hace evidente la Gracia de Dios, la cual nos capacita para amar, pero
también al expresar nuestras relaciones puede salir a flote la dureza de muchos corazones,
manifestándose la falta de una verdadera conversión, lo cual implica que no estamos
creciendo en la Gracia. Lucas 2:52 “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia
para con Dios y los hombres.”

Necesitamos crecer en estas tres áreas, teniendo en cuenta que la Gracia es el elemento
espiritual que proporciona la base para una relación saludable.

Entendamos que, al relacionarnos con las personas de nuestro entorno, puede surgir en
nosotros dos actitudes: una que daña nuestras relaciones y otra que las fortalece.

2. APATÍA VERSUS GRACIA


El termino apatía hace referencia a la falta de fuera interior, desgano, indiferencia, pereza,
etc. Todos estos términos apuntan al estado de animo en el que una persona no quiere hacer
nada por otra, y le da igual lo que este ocurriendo a su alrededor.

La apatía se refleja como una acción totalmente nula que hace a las personas inútiles y
despreocupadas de las cosas que le acontecen a los que le rodean.

La apatía es un pecado. Mientras la Gracia es un don divino, la apatía hacia los demás es un
pecado por su indiferencia y por su actitud negativa de servir a dios a favor de los demás.
Servir a Dios es servir al prójimo sin ninguna dilación. No espere a morirse para ir al cielo a
servir a Dios.
El menos precio al prójimo, también es menosprecio a Dios Lucas 18:9-11 “A unos que
confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta
parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El
fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque
no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano”

 Este era uno que creía ser buen cristiano y que tenía derecho a menospreciar a los
demás.

 Dos hombres, uno fariseo y el otro publicano. El fariseo se presentó delante de Dios
con una oración abominable por que en ella despreció y condenó a todos los demás
hombres, exhibiendo su falta de santidad. V11 “El fariseo, puesto en pie, oraba
consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;”

 También hizo gala de sus supuestas buenas obras. V12 “ayuno dos veces a la
semana, doy diezmos de todo lo que gano.”

 Su oración fue abominable porque se exaltó así mimo y menospreció a Dios, que es
el que salva, santifica y regenera. Las personas que se consideren justas a sus propios
ojos y por sus propios medios, no glorifican a Dios, ni reconocen la obra de Dios en
las demás personas, mucho menos pueden pensar que ellos necesitan y merecen
nuestro apoyo, consideración, consolación y respeto.

 El publicano oró con profunda convicción de que era un pecador y que deseaba
perdonado. V13-14 “Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos
al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os
digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera
que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.”

Sin la Gracia de Dios no podremos honrarlo, ni tampoco servir a los demás como Él
quiere que lo hagamos.

 Lo que un apático debe aprender:


 Que dios ordena que amemos al prójimo, porque esta es la evidencia que
amamos a Dios. 1 Juan 4:20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su
hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto,
¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”
 Que no debe ser odioso, rencoroso ni indiferente. Colosenses 3:13
“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere
queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo
vosotros.”
 Que el indiferente, desanimado y perezoso, se debe arrepentir humillado
delante de Dios como lo hiciera el publicano para que sea perdonado y
transformado por la Gracias de Dios. Hechos 3:19 “Así que, arrepentíos y
convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la
presencia del Señor tiempos de refrigerio”

3. CONSOLANDO A LOS QUE NECESITAN:


Dios manifiesta su deseo de que nos consolemos unos a otros, por causa de la Gracia que Él
ha derramado en nosotros. 2 Corintios 1:3-4 “

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