Profeta Amós

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Profeta Amós

ACERCAMIENTO BIOGRAFICO
Amós; significa Portador; Nació en Judá, Reino del Sur.
Es el tercero de los profetas menores, antes de su vocación fue pastor de ovejas y también
cultivaba higos en Tecoa, una pequeña ciudad como a 17 millas al sur de Jerusalén.
Pertenece al siglo VIII antes de Cristo (a.C) y despliega su autoridad profética en la primera
mitad de este siglo en los años 790 – 750 a.C.
Amós predico en el Reino del Norte (R.N), en la época en que Joroban II reinaba en Israel y
cuando Usías era rey de Judá, Reino del Sur (R.S)
¿Qué profesión tenia? Fue un pequeño agricultor y pastor de ganados, podemos decir
que tenía lo necesario para vivir. Además, era un hombre que conocía el duro trabajo de la
tierra. Otros autores son de la opinión que Amós era un “Peón de Estancia”; ya que el
ganado que pastoreaba y la tierra en la que cultivaba los higos no eran suyos, sino de un
patrón para el que trabajaba.
En conclusión, podríamos decir que la situación de Amós, sería como de la mayoría de los
habitantes del Reino de Judá, que trabajaban a nivel familiar, cultivaban los productos
básicos para poder comer cada día, sentían la pobreza y la dureza de la vida.

ACERCAMIENTO HISTORICO
Situación de Israel y Judá en los tiempos de Amós
 Panorama Global

1. Reino del Norte: Vivían en tiempos de paz y de prosperidad. El comercio tenía


un buen desarrollo y gozaba de muy buenas relaciones con los países vecinos.
Durante los 40 años del reinado de Jeroboam II, todo el país vivía en la euforia
del “progreso” pero aclarando que se debía a costa de los fuertes impuestos que
se tenía que pagar al Rey, los campesinos sufrían mucho a costa de su
sacrificado trabajo, la gente del pueblo era muy pobre, algunos salían adelante
con mucho dolor y lágrimas. Era así que se alimentaba toda aquella Región en
un supuesto desarrollo y prosperidad, pero solo de unos pocos.

2. Reino del Sur con Usías. El reino del Sur, Judá bajo este reinado también vivía
en plena prosperidad ya que el comercio y la agricultura tenían un gran
desarrollo, pero mucho menos que del norte porque su tierra era menos fértil.
Siendo aliados tanto el rey de Israel y Judá, todo el buen desarrollo de uno de
ellos repercutía en beneficio del otro, y en viceversa.
Después del reinado de Salomón eran tiempos de mayor grandeza para estos 2
reinos del Norte Israel y del Sur Judá, eran reinos de paz y prosperidad.
La situación geográfica les favorecía, porque eran lugares estratégicos para el
transito comercial estos gobernantes se dedicaban a cobrar impuestos por derecho
de “peaje” a los comerciantes que se dirigían hacia Egipto ellos tenían que parar
obligatoriamente por estas regiones. Esto les generaba importantes ingresos.
 Situación Social
Como suele ocurrir en nuestros tiempos este desarrollo venía acompañado de un
grave desequilibrio social los del poder se beneficiaban mayormente y gastaban su
fortuna en fiestas y lujos, mientras los del pueblo no participaban de estos
beneficios, por el contrario, a ellos les tocaba mantener con sudor y trabajo el lujo
de los grandes y poderosos.

Además de esto, los jefes militares, reclutaban a los hijos de campesinos como
soldados para la guerra. Así mantenían el ejército; imponiendo fuertes impuestos y
jornadas largas de trabajo.

 Situación de la Religión, Culto y de la justicia

Toda esta situación de lujo y riqueza repercute en las prácticas religiosas en el culto
y en la justicia.

Los santuarios oficiales de Betel en el Reino del Norte y el templo de Jerusalén en


el sur, eran escenarios de las grandes “Fiestas Religiosas”. En ellos, las familias
ricas, se divertían a lo grande y se exhibían derrochando sus riquezas.

Los sacerdotes y “profetas oficiales” estaban al servicio del rey, todo el personal
ligado al culto formaba parte del circulo de los privilegiados de la época. Ellos
daban el respaldo “oficial-religioso” a los responsables de la situación de injusticia e
inmoralidad generalizada, es decir avalaba esta forma de vida.

Los responsables de la justicia en cada ciudad eran los “ancianos”, es decir, los jefes
de las familias y de los clanes más importantes. Ellos se sentaban en la puerta de la
ciudad para resolver todos los procesos, juicios y contiendas que surgían en el
pueblo, pero ocurría que estos ancianos siempre defendían sus intereses familiares y
en favor de los poderosos. Cuando un pobre caía en sus manos en un proceso, con
facilidad era reducido a la condición de esclavo debido a sus deudas por una mala
cosecha.

Las familias ricas eran quienes tenían “grandes almacenes con abundancia de
alimentos, herramientas, ropa, etc. Así ellos acumulaban riqueza por medio de
terribles injusticias cometidas contra las familias más pobres.
ACERCAMIENTO TEOLOGICO
El mensaje teológico que trasmite el profeta con rudeza y en un estilo directo, es de una
condena a la corrupción de las elites y al ritualismo.
Amos encuentra que en Israel la explotación y la opresión se dan interesadamente. Frente a
esta realidad el profeta toma posición (en nombre de Dios) al lado de los pobres
enfrentando a los poderosos es radical en su posición.
Dios no es imparcial ante esta realidad, está a favor del débil y oprimido, los poderosos y
los ricos serán juzgados.
Amos siente el llamado de Dios para el ministerio profético y esta vocación profética es
irresistible, como el rugido del león.
Podemos sacar tres elementos muy importantes que caracterizan esta vocación, estos son:

A) Dios llama a un hombre sencillo del pueblo: Amos responde al sacerdote


Amasias que él era un cuidador de ganado agricultor de higos, dejando en claro
que para el profetizar no es una profesión sino una auténtica vocación.
B) Dios le llama cuando trabajaba: Le explico a Amasias que Jehová le llamo
mientras estaba trabajando en el campo.
C) La llamada de Dios es irresistible, es decir que cuando Dios llama, nadie puede
sentirse indiferente este hecho, así la vocación profética tiene las siguientes
características:
Según Amos 3:7-7
- Es ponerse a caminar con Dios después de haberlo encontrado.
- Es como un rugido de león que agarra una presa.
- Es como una trampa en la que uno cae, como un lazo que te atrapa y no te
suelta.

Los dos primeros capítulos de Amos contienen predicciones contra los pueblos
vecinos, enemigos del pueblo de Dios.
Los capítulos 3 al 6 comprenden profecías contra el pueblo de Israel.
Los capítulos 7 al 9 presentan cinco visiones proféticas acerca del juicio de Dios
sobre su pueblo y el reino Mesiánico, a cuyas maravillas dedica los últimos
versículos.

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