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Dra. Samamé Tarrillo Noemi
Ciclo IX / 2021-I
I. INTRODUCCION
Los trastornos relacionados con traumas y factores de estrés son una categoría relativamente
reciente en el DSM que hacen referencia a trastornos, tradicionalmente pertenecientes a los
de la ansiedad, causados por eventos traumáticos.
Entre estos trastornos tenemos algunos que son muy conocidos, como es el caso del TEPT,
y otros asociados a un apego disfuncional o rasgos de personalidad.
Trastornos del neurodesarrollo
Una persona con discapacidad intelectual tiene una capacidad intelectual significativamente
inferior al promedio (que se sitúa en un CI menor de 70), que se inicia antes de los 18 años y
que produce dificultad de adaptación a las exigencias del medio. La prevalencia es del 1%,
siendo más frecuente en varones.
Causas
En un 30-40% no se conoce la causa
Alteraciones precoces del desarrollo embrionario (30%)
• Aberraciones cromosómicas esporádicas (síndrome de Down por trisomía)
• Afectación prenatal por tóxicos o infecciones
Estos pacientes presentan trastornos mentales con mayor frecuencia (tres o cuatro veces
más) que la población general, a veces como consecuencia de la misma causa de la
discapacidad intelectual, y otras veces de forma independiente; son habituales el trastorno
por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), los trastornos del estado de ánimo y las
estereotipias motoras (por ejemplo, balanceo del cuerpo, giros de la cabeza, palmadas); la
discapacidad intelectual modifica la expresión de la enfermedad mental, lo que hace difícil el
diagnóstico (“psicosis injertadas“).
Diagnóstico
Bajo este epígrafe se incluyen el autismo infantil clásico (síndrome de Kanner) y otros
trastornos afines (Asperger, Heller, Rett)
• Síndrome de Asperger. Es similar al autismo clásico, pero sin afectación del lenguaje ni de
las funciones intelectuales o de la capacidad de autocuidado (“autismo de buen pronóstico”).
• Trastorno desintegrativo infantil (síndrome de Heller). Se produce un desarrollo normal
durante los 2 primeros años, con pérdida posterior del desarrollo adquirido (demencia infantil
o autismo de inicio tardío).
• Síndrome de Rett. Tiene lugar una detención del desarrollo cognitivo tras un periodo de
normalidad de 5 meses; se asocia a disminución del perímetro craneal y retraso psicomotor
grave; se ha descrito casi exclusivamente en niñas.
Epidemiologia y etiología
Muestra una prevalencia de entre 2 y 5 casos por cada 10.000 habitantes (es 5 veces mayor
en varones).
Se desconocen las causas específicas de los trastornos autísticos, proponiéndose un origen
multifactorial. Estos niños tienen problemas para procesar la información y numerosas
anomalías en las pruebas psicofisiológicas, pero los estudios convencionales, tanto analíticos
como de neuroimagen, no detectan de forma consistente alteración alguna. La actitud de los
padres hacia el niño no influye de forma alguna en su aparición, aunque quizá sí exista un
componente genético-hereditario.
Clínica
Por definición, debuta antes de los 3 años, aunque las primeras manifestaciones se pueden
detectar al poco del nacimiento. Lo fundamental es el déficit de interacción social (autismo),
con ausencia de reciprocidad social o emocional, escasez de contacto visual, falta de sonrisa
social y tendencia al aislamiento. En estos pacientes destaca la alteración de la
comunicación, con retraso del desarrollo del lenguaje, las dificultades para iniciar o sostener
una conversación, así como el uso estereotipado del lenguaje o el empleo de un lenguaje
peculiar, donde se afecta más la comprensión que la expresión; la comunicación no verbal
aparece también reducida.
La conducta es repetitiva y sin sentido aparente, sin fantasía ni juego creativo, estos
pacientes manipulan los objetos a los que se fijan de forma simple; son frecuentes las
estereotipias y los manierismos (movimientos con finalidad expresiva, pero exagerados en su
forma, como aspavientos con los brazos o gesticulaciones faciales excesivas); también
manifiestan resistencia a cualquier cambio, presentando episodios de agitación. Su respuesta
a los estímulos es paradójica, desatendiendo unos y presentando respuestas exageradas
frente a otros (trastorno de la modulación sensorial).
Es frecuente que exista discapacidad intelectual (sobre todo en las mujeres); algunos
pacientes pueden presentar ciertas facultades hipertrofiadas (lectura, memoria, música),
estando las demás gravemente afectadas. Un 25% de los pacientes presenta convulsiones.
Curso y pronóstico
El curso es continuo; sólo un tercio alcanza cierta independencia (los de mayor inteligencia y
con menores problemas con el lenguaje); se discute si existen normalizaciones completas (1-
2% de los casos)
Tratamiento
Se carece de tratamiento farmacológico específico. Estos pacientes precisan grandes
recursos psicoeducativos y sociales, siendo necesaria su evaluación por un equipo
especializado, para intervenir de forma temprana sobre el trastorno. Se han probado todo tipo
de fármacos para el control de algunos síntomas (antipsicóticos atípicos, ISRS,
anticonvulsivos)
Trastornos por tics
Tics transitorios
Los tics son movimientos estereotipados rápidos, no rítmicos, involuntarios y repetidos de
determinados grupos musculares, que se exacerban con el cansancio y con la ansiedad,
variando de un músculo a otro.
Se aprecian en un 15% de los niños de entre 5 y 8 años, sobre todo varones. Suelen durar
unos meses; si pasan del año, se centran en un grupo muscular concreto y tienden a
cronificarse.
Transtorno de la Tourette
Este trastorno es más frecuente en varones (3:1), y se inicia antes de los 18 años.
Clínica
Aparecen tics motores simples (guiños, movimientos del hombro) o complejos (tocar cosas,
hacer cabriolas), junto con tics vocales simples (carraspeo, suspiros) y complejos (palabras o
frases), a veces de carácter soez (coprolalia), aparentando un carácter intencional.
Etiología
Existe una importante asociación genética (se hereda la vulnerabilidad con carácter
autosómico dominante), por lo que es mayor la penetrancia en varones. Parece existir una
alteración dopaminérgica
Tratamiento
Los fármacos más utilizados y útiles son los antipsicóticos (haloperidol, pimozida, aripiprazol)
por su acción antidopaminérgica, pero los pacientes los suelen dejar a largo plazo por sus
efectos secundarios. Se emplea también la clonidina (si hay trastorno por déficit de atención)
y los antidepresivos serotoninérgicos (en caso de trastorno obsesivo). La terapia conductual
puede ayudar.
Clínica
Se diferencian tres grupos de síntomas:
• Inatención. No presta atención en clase, comete errores por descuido, no se centra ni
termina sus tareas, parece no escuchar, pierde cosas.
• Hiperactividad. No se queda quieto en la silla, corre y salta en situaciones inapropiadas,
habla en exceso, no soporta actividades de ocio tranquilas.
• Impulsividad. Se precipita en sus respuestas, no espera en las colas, interrumpe la actividad
de otros, no toma en cuenta los posibles riesgos de sus actos. Con frecuencia parecen
irritados, agresivos y tienen fama de “mal educados”; algunos desarrollan trastorno de
conducta al llegar a la adolescencia.
Etiología
El origen es desconocido. Se asocia con todo tipo de problemas durante el embarazo o el
parto que han podido producir alteraciones cerebrales sutiles; asimismo, se asocia con la
discapacidad intelectual, los trastornos autísticos, el trastorno por tics y otros trastornos
mentales infantiles. Hay mayor concordancia en monocigóticos.
Cuanto más precoz sea el diagnóstico y el tratamiento, mayor probabilidad hay de lograr la
remisión.
Tratamiento
• El niño no solo revive el suceso, sino que también puede sentirse paralizado a
nivel emocional, extremadamente tenso y nervioso.
El trastorno por estrés agudo suele empezar inmediatamente después del acontecimiento
traumático y dura entre 3 días y 1 mes.
El trastorno de estrés postraumático puede ser una continuación del trastorno por estrés
agudo o no desarrollarse hasta 6 meses después del evento.
Los trastornos de estrés pueden aparecer después de que el niño presencie o experimente
un suceso que ha amenazado su vida o su salud, o las de otras personas. Durante el
suceso, habitualmente siente miedo intenso, desamparo u horror. Estos sucesos incluyen
actos de violencia como el maltrato infantil, tiroteos en las escuelas, accidentes de tráfico,
ataques de perros, lesiones (en especial quemaduras), incendios, guerras, desastres
naturales (como huracanes, tornados o terremotos) y muertes. En los niños pequeños, la
violencia doméstica es la causa más frecuente. No todos los niños que experimentan un
suceso traumático desarrollan el trastorno.
Sintomas
Los síntomas del trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático son
similares e incluyen varios tipos diferentes de síntomas.
El niño se siente culpable, por ejemplo, porque sobrevivió cuando otros no lo hicieron o por
no haber podido hacer nada para impedir o detener el suceso. No pueden recordar detalles
importantes del evento o los pueden recordar de manera incorrecta. Puede, por ejemplo,
pensar que fue su culpa.
Les cuesta controlar sus reacciones, lo que da lugar a una conducta imprudente o a
arranques de ira. Pueden tener dificultad para relajarse, para dormir o para concentrarse.
Síntomas disociativos
Los niños se sienten separados de su cuerpo como en un sueño. También sienten que el
mundo es irreal.
Trastorno de apego reactivo
Los niños con este tipo de trastorno presentan un patrón constante de comportamiento
inhibido y emocionalmente retraído hacia sus cuidadores. Es decir, raramente buscan
consuelo o se dejen consolar cuando se sienten mal.
Se da en ellos una alteración social y emocional persistente que se caracteriza por:
Son niños que en algún momento de sus vidas han experimentado un patrón extremo de
cuidado insuficiente. Bien por negligencia o carencia social, no teniendo cubiertas
necesidades emocionales básicas para que el niño pudiera crecer sintiéndose seguro,
confiado y querido. O bien por cambios continuados de cuidadores o de las figuras
parentales, como puede suceder por ejemplo con niños que han podido sufrir continuos
cambios de custodia o niños adoptados. O trastornos relacionados con traumas y factores de
estrés.
El trastorno de apego reactivo se considera grave cuando el niño tiene todos o gran parte de
los síntomas del trastorno en un grado elevado.
Los niños con este tipo de trastorno muestran un comportamiento excesivamente desinhibido
y confiado con personas totalmente desconocidas.
Estos niños muestran al menos dos de las siguientes conductas que aquí vamos a señalar:
Trastornos de adaptación
Diagnóstico
• Síntomas
Para diagnosticar trastornos de estrés agudo y trastornos por estrés postraumático, los
síntomas deben causar angustia sustancial o evitar que el niño realice sus actividades con
normalidad.
El diagnóstico por estrés agudo se establece si los síntomas duran entre 3 días y 1 mes. El
trastorno por estrés postraumático se diagnostica cuando los síntomas duran más de 1
mes.
Tratamiento
• Psicoterapia
• Terapia conductual
• A veces, medicamentos