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ANTECEDENTES

Al referirnos a los orígenes en el derecho romano se consideraba a la autoridad paterna

como una verdadera “potestas”, poder del Pater Familiae que no solamente alcanzaba a los

hijos, sino también se extendía a todas las personas libres que integraban el núcleo familiar,

sin limitación de edad ni de estado civil; abarcaba a todos los descendientes, a las mujeres

integradas a la familia mediante el matrimonio cum manu y a los adoptados y arrogados.

Inicialmente, esta autoridad reconocida al Pater contemplaba las relaciones personales y

patrimoniales, al punto de decidir del ius vitae et necis, verdadero para poder de disponer

de la vida y la muerte, previo juzgarlos, de los miembros de su familia.

Al referirnos a familia “moderna” en cuyo seno aparece como figura relevante el niño

(en el siglo XVIII); conservar los hijos va a significar poner fin a los daños causados por la

domesticidad, así mismo también promover nuevas condiciones de educación que, por un

lado, puedan erradicar la nocividad de sus consecuencia sobre la crianza y educación de los

niños que se les confía y, por otro, obligar a todos aquellos individuos que tienen tendencia

a abandonarlos al cuidado del Estado o a la mortífera industria de las nodrizas.

Es importante observar también el papel que recae sobre los abuelos del menor de edad.

Debemos tomar en cuenta también que en la actualidad existe un gran índice de madres

solteras, por lo que al referirnos a la patria potestad, ya no es posible, porque es la madre

quien ejerce una doble función al ser la proveedora del hogar, y al mismo tiempo de ser

administradora del hogar.


Debemos tomar en cuenta que en la actualidad el código civil guatemalteco tipifica de

forma segura, equitativa e integral la patria potestad de los menores para un adecuado

crecimiento y desarrollo dentro del núcleo familiar.

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