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JUAN CARLOS ALZATE FRANCO

DESARROLLO DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

Monografía de Maestría en Derecho Procesal 2006-2007

BOGOTÁ D.C., COLOMBIA

2012

UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

FACULTAD DE DERECHO

MAESTRÍA EN DERECHO PROCESAL 2006-2007

I
Rector: Dr. Fernando Hinestrosa

Secretaria General: Dra. Martha Hinestrosa Rey

Director del Departamento de Dr. Ramiro Bejarano Guzmán

Derecho Procesal:

Director de monografía: Dr. Alberto Hernandez Esquivel

II
DEDICATORIA

A mí querida madre Ana Elsa, mí amada esposa Marcela y mis

adorables hijos Juan Pablo y Elisa María.

III
AGRADECIMIENTOS

A los Doctores Jorge Mario Trejos Arias, Jairo Alberto Martinez

Idarraga, Eduardo Andrés Ramirez Zuluaga, Jhon Edward Bustamante

Saldarriaga, Johanna Tatiana Giraldo Hincapie, Carlos Alonso

Buitrago Montoya, Juan David Pelaez Henao, y a los Directivos de la

Facultad de Derecho de la Universidad Libre de Pereira.

IV
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ VI
CAPITULO I. IMPLEMENTACIÓN DE LA FIGURA JURIDICA DEL PRINCIPIO DE
OPORTUNIDAD EN LA LEGISLACIÓN COLOMBIANA ..................................................... 1
1. CRITERIOS SOBRE LOS PRINCIPIOS DE OPORTUNIDAD Y LEGALIDAD ............... 7
2. DIFERENCIAS ENTRE LA DISCRECIONALIDAD Y OPORTUNIDAD ...................... 16
3. ASPECTOS GENERALES SOBRE EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD .................... 24
CAPITULO II. ALCANCE DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN OTRAS LEGISLACIONES
..................................................................................................................................... 30
2.1 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LOS ESTADOS UNIDOS ....................... 34
2.2 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN COSTA RICA ........................................ 37
2.3 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN PUERTO RICO ..................................... 38
2.4 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL PERÚ .............................................. 39
2.5 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN ARGENTINA ........................................ 42
2.6 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN VENEZUELA, BRASIL Y REPÚBLICA
DOMINICANA .......................................................................................................... 42
2.7 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN ESPAÑA E ITALIA ................................ 44
2.8 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN ALEMANIA .......................................... 45
2.9 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN FRANCIA ............................................. 47
2.10 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN INGLATERRA ................................... 48
CAPITULO III. LA POLÍTICA CRIMINAL ......................................................................... 50
3.1. POLITICA CRIMINAL Y PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD .................................. 51
3.2 JUSTICIA RESTAURATIVA .............................................................................. 54
CAPITULO IV. ANALISIS DEL DESARROLLO DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN
COLOMBIA. .................................................................................................................. 57
4.1 DESARROLLO DEL TRABAJO DE CAMPO DE LA INVESTIGACION PRINCIPIO
DE OPORTUNIDAD EN EL EJE CAFETERO DURANTE LOS AÑOS 2005, 2006 Y 2007 57
4.2 RESULTADO DE ENCUESTAS. ........................................................................ 62
4.3 ANALISIS EN EL RESULTADO DE ENCUESTAS................................................ 76
CAPITULO V. CONSIDERACIONES FINALES .................................................................. 80
5.1 ASPECTOS GENERALES DE LA REFORMA DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD
CON LA LEY 1312 DE 2009 ....................................................................................... 80
CONCLUSIONES ........................................................................................................... 83
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................. 97

V
INTRODUCCIÓN

CUANDO NO SE PUEDE DETENER EL CURSO DE

LAS COSAS, HAY QUE INTENTAR, AL MENOS

ENCAUZARLAS POR EL CANAL ADECUADO.

WINNEBURG METTERNICH

El principio de legalidad consagrado en el artículo 29 de la Constitución

Política comprende la reserva legal, según la cual, la definición de las

conductas punibles y el señalamiento de las penas debe hacerla el

legislador, no los jueces ni los gobiernos. Pero ni siquiera el legislador tiene

facultad ilimitada para ejercer la potestad punitiva, pues, su actuación debe

quedar enmarcada dentro de los límites de la Carta1. Es también expresión

del principio de legalidad que el juzgamiento lo realice un juez o tribunal

competente, con observancia de la plenitud de las formas propias de cada

1
En tal sentido se pronunció la Honorable Corte Constitucional en la Sentencia C-070 del 22 de
febrero de 1996, “…en el ejercicio de la potestad punitiva del Estado, el legislador debe actuar dentro
de los límites constitucionales. Tales límites pueden ser explícitos como implícitos. Así, al legislador le
está vedado, por voluntad expresa del constituyente, establecer las penas de muerte, destierro, prisión
perpetua o confiscación, asi como someter a cualquier persona a torturas, tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes. Por otra parte, en el ejercicio de la facultad punitiva del Estado, el legislador
debe propender a la realización de los fines sociales del Estado.
…….La dosificación de las penas es un asunto librado a la definición legal, pero corresponde a la
Corte velar para que en el uso de la discrecionalidad legislativa se respeten los principios de
razonabilidad y proporcionalidad.”

VI
juicio, de tal manera que el funcionario se ciña estrictamente a la normativa

procedimental instituida por la ley para ese efecto.

Siendo consecuente con lo anterior el acto legislativo 03 de 2002,

reformatorio de la Carta Política, modificó el artículo 2502, dejando a la vista

que como regla general el principio de legalidad opera en materia procesal

penal y la aplicación del principio de oportunidad por parte de la Fiscalía

General de la Nación es su excepción. Consagra la Carta que son tres los

efectos de su aplicación: La suspensión, interrupción o renuncia a la acción

penal, teniendo en cuenta que ello puede verificarse en cualquier etapa del

proceso. Prevé igualmente la Constitución Política que el control de legalidad

es obligatorio y automático, para que el juez declare o no la procedencia de

su aplicación con fundamento en las pruebas aducidas por la Fiscalía; y su

decisión favorable a la aplicación del principio hace tránsito a cosa juzgada,

pero sin efectos sobre la responsabilidad civil generada.

Ahora bien, las causales de la aplicación de este novedoso principio, dentro

del marco de la política criminal, está determinada por la ley, es decir no es

discrecional su aplicación, sino reglada, pues es el legislador quien

2
“La Fiscalía General de la Nación está obligada a adelantar el ejercicio de la acción penal y realizar la
investigación de los hechos que revistan las características de un delito que lleguen a su conocimiento
por medio de denuncia, petición especial, querella o de oficio, siempre y cuando medien suficientes
motivos y circunstancias fácticas que indiquen la posible existencia del mismo. No podrá, en
consecuencia suspender, interrumpir ni renunciar a la persecución de la acción penal salvo en los casos
que establezca la ley para la aplicación del principio de oportunidad regulado dentro del marco de la
política criminal del Estado, el cual estará sometido al control de legalidad por parte del Juez que
ejerce la funciones de control de garantías”.

VII
previamente ha definido su origen, causas y consecuencias. La aplicación

por tanto debe ser sustentada y fundamentada en la audiencia de control de

legalidad por parte de la Fiscalía General de la Nación.

Esta figura procesal por demás novedosa en nuestro sistema penal

colombiano viene operando desde hace cinco años y para el momento

actual, la Corte Constitucional se ha pronunciado acerca de la

constitucionalidad y, además de ello, la norma en comento fue reformada a

través de una ley, por lo que no deja de ser objeto de interés para los

estudiosos del derecho y para el Estado mismo, quienes se preguntan si se

han cumplido los propósitos de su implementación y cuál ha sido su impacto

en el desarrollo de la política criminal de nuestro país.

Es innegable que para los ciudadanos destinatarios de la acción penal, dicha

figura pareciere que no ofrece los beneficios esperados, es más, muchos

afirman que su presencia en el ámbito jurídico sugiere ser tímida frente a la

gran cantidad de criminalidad que azota nuestro territorio nacional.

Por lo anterior es menester indagar cual ha sido el desarrollo de la aplicación

de este principio a fin de establecer si ha alcanzado los objetivos que en el

seno del Honorable Congreso fundamentaron su origen, o si por el contrario

se ha tornado en un figura inoficiosa o inoperante; para finalmente tratar de

encontrar unas posibles soluciones que permitan desarrollarlo en su plenitud.

VIII
Así las cosas con este trabajo de grado, se mostrará una investigación seria

y fundamentada desde dos frentes de estudio; el primero una investigación

bibliográfica y el segundo una investigación de campo realizada solamente

en el eje cafetero, que nos conducirán a la formulación de conclusiones

sólidas como aporte al estudio del precitado principio y en últimas su impacto

en el sistema procesal penal colombiano.

La investigación bibliográfica comprende básicamente la recopilación de

conceptos extraídos de las obras de especialistas del derecho penal, y la

comparación de doctrina y jurisprudencia colombiana; a la cual se suma una

breve reseña de la aplicación del principio de oportunidad en diferentes

legislaciones de americana latina y Europa. Pero lo más destacable de este

trabajo es la recopilación de información obtenida directamente de las

personas involucradas en el desarrollo de tal figura; mediante encuestas

realizadas por estudiantes de pregrado de la Universidad Libre de Pereira en

las principales ciudades del eje cafetero, Armenia-Manizales-Pereira; lo cual,

al cruzarse sus resultados y análisis con la investigación bibliográfica,

permitirá realizar una radiografía del actual comportamiento de la precitada

figura procedimental y fijar unos criterios personales de los investigadores

frente al desarrollo del principio de oportunidad y su futuro impacto como

herramienta jurídica; que finalmente serán el aporte entregado por esta

trabajo de grado a los seguidores del mundo fascinante del derecho penal.

IX
X
CAPITULO I. IMPLEMENTACIÓN DE LA FIGURA JURIDICA DEL

PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LA LEGISLACIÓN COLOMBIANA

Partamos del hecho que el principio de legalidad ha sido el pilar fundamental

de todas las instituciones procesales, pero que con la reforma constitucional

y en vigencia del nuevo sistema penal acusatorio se ha consagrado una

excepción a la obligatoriedad de la acción penal: El principio de oportunidad.

Véase como el artículo 66 de la ley 906 de 2004 contempla la “Titularidad y

obligatoriedad” donde refiere que el Estado, por intermedio de la Fiscalía

General de la Nación, está obligado a ejercer la acción penal y realizar la

investigación de los hechos que revistan las características de un delito que

llegue a su conocimiento por medio de denuncia, petición especial, querella o

cualquier otro medio, salvo las excepciones contempladas en la Constitución

Política y en la misma ley 9063.

La introducción del principio de oportunidad en el esquema procesal penal

de corte acusatorio se realiza entonces a través de la ley 906 de 2004, en el

libro II, título IV, artículos 321 a 330; que de conformidad con el artículo 250

de la Constitución Política de Colombia; quedó facultada la Fiscalía General

de la Nación para prescindir del ejercicio de la persecución de la acción

3
Agrega el precepto legal que no se podrá en consecuencia, suspender, interrumpir ni renunciar a la
persecución penal, salvo en los casos que establezca la ley para aplicar el principio de oportunidad
regulado dentro del marco de la política criminal el cual estará sometido al control de legalidad por
parte del juez de control de garantías.

1
penal, la cual solo es viable de manera excepcional y bajo estricto control

jurisdiccional, con el objeto de garantizar la trasparencia en el sistema de

selección que dará lugar a su abstención, renuncia o suspensión.

Así la Ley 906 de 2004 dispuso claramente, que la aplicación del principio

de oportunidad deberá hacerse con sujeción a la política criminal del Estado

y que la Fiscalía General de la Nación está obligada a perseguir a los autores

y partícipes en los hechos que revistan las características de delito, excepto

por la aplicación del principio de oportunidad. Igualmente que la Fiscalía

General de la Nación podrá suspender, interrumpir o renunciar a la

persecución penal, en los casos que establece la ley para la aplicación del

precitado principio.

Por su parte la Honorable Corte Constitucional ha sostenido que en materia

de principio de oportunidad, y partiendo del texto del Acto Legislativo 03 de

2002; la voluntad del legislador fue orientada por el sentido de diseñar un

modelo acusatorio propio, con aplicación del principio de oportunidad

reglado; y que antes que ser concebido como un simple mecanismo de

descongestión de la justicia penal, se buscó con aquél racionalizar la

ejecución de la política criminal del Estado. Del mismo modo afirma el

respetado tribunal que se establecieron diversos límites normativos y

controles materiales judiciales concretos y efectivos al ejercicio de dicho

principio, en el sentido de no dejarse su aplicación al completo arbitrio de la

Fiscalía General de la Nación. Finalmente sostiene la corte, que fue la

2
voluntad del Congreso de la República que el principio de oportunidad se

aplicase no solo para los delitos de bagatela, sino que también se constituyó

un instrumento para combatir el crimen organizado y permitir que las víctimas

fuesen tenidas en cuenta al momento de adoptar una decisión en la materia.4

Ahora bien para fijarnos una concepción de los motivos que posiblemente

indujeron a los legisladores colombianos a introducir en nuestra normatividad

penal, el denominado principio de oportunidad, vale mencionar los criterios

expuestos en el texto del Proyecto de Acto Legislativo 237 de 2002 Cámara,

por el cual se modificaron los artículos 234, 235, 250 y 251 de la Constitución

Política, en donde se expusieron entre otros los siguientes motivos:

“(i) se trata de un principio que se viene aplicando “en forma larvada”,


mediante figuras procesales tales como las preclusiones que dicta el fiscal
cuando hay conciliación, por indemnización integral, desistimiento, transacción
o bien aplicándolo en la sentencia anticipada o audiencia especial; (ii) existen
numerosos conflictos sociales que no alcanzan a vulnerar materialmente bien
jurídicos lo que haría innecesaria la intervención del Estado en tanto en cuanto
no hay lesión ni potencialmente afectación real antijurídica; (iii) constituye “una
excepción al de legalidad y un mecanismo apto para canalizar la selectividad
espontánea de todo sistema penal”; (iv) ha sido incluido en las legislaciones
de países europeos como Italia, Alemania, España y Portugal, en tanto que el
sistema americano constituye la regla y se traduce en las figuras del plea
guilty o confesión dirigida a evitar el juicio, y del plea bargaining, es decir,
negociación entre el fiscal y el imputado que supone pactar la acusación en
toda su extensión y, de este modo, reducir o mutar a conveniencia, si es el
caso, el hecho penal en sí mismo considerado; (v) es necesario simplificar,
acelerar y hacer más eficiente la administración de justicia penal,
descongestionándola de la pequeña y mediana criminalidades; y (vi) bajo la
estricta regulación legal, se le permitiría al fiscal, en determinadas
circunstancias, prescindir total o parcialmente de la aplicación de la acción
penal o limitarla a alguna de las personas que intervinieron en la conducta
punible”.5

4
Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. Bogotá 30 Junio de 2005.
5
Ibíd.

3
De igual forma de los debates que antecedieron la adopción del Acto

Legislativo 03 de 2002, en lo que concierne al principio de oportunidad,

indica que la inclusión del mismo en la Constitución Política se justificaba por

cuanto:

“(i) existen numerosos conflictos sociales que no alcanzan a vulnerar


materialmente bien jurídicos lo que haría innecesaria la intervención del
Estado en tanto en cuanto no hay lesión ni potencialmente afectación real
antijurídica; (ii) se descongestiona y racionaliza la actividad investigativa del
Estado encausándola hacia la persecución de los delitos que ofrecen un
mayor impacto social; (iii) los modelos acusatorios americano y europeo
consagran dicho principio, aunque la fórmula adoptada no responde
exactamente a ninguno de ellos por cuanto el fiscal no goza de
discrecionalidad para aplicarlo sino que tiene que acudir ante el juez de control
de garantías e invocar alguna de las causales expresamente señaladas en la
ley; (iv) en el caso de reparación integral de las víctimas, no se justifica seguir
adelante con la acción penal, en especial, en delitos de contenido
económico”.6

No obstante debe quedar claro que el principio de oportunidad no es una

invención del legislador colombiano, sino que este principio es propio del

sistema penal anglosajón, y su introducción en nuestra legislación

procedimental penal sigue los lineamientos de países con tradición jurídica

continental europea, implementándose así un sistema de oportunidad

reglado sometido a un control de legalidad automático y obligatorio por parte

del juez de control de garantías.

Recordemos que para Roxín, este principio le permite al fiscal elegir entre

accionar o archivar cuando la investigación ha puesto de manifiesto que el

6
Ibíd.

4
acusado ha delinquido con una probabilidad rayana en la certeza. 7 En

cambio para el sistema jurídico anglosajón, el principio de oportunidad, es la

disposición de la acción penal al criterio del ente estatal, al que se

encomienda la persecución penal, pero teniendo en cuenta el mejor interés

de la justicia y la utilidad o conveniencia del ejercicio de la acción.8

En Colombia, el principio de oportunidad ha sido definido como “la facultad

constitucional que le permite a la Fiscalía General de la Nación, no obstante

que existe fundamento para adelantar la persecución penal, suspenderla,

interrumpirla o renunciar a ella, por razones de política criminal9, según las

causales taxativamente definidas en la ley, con sujeción a la reglamentación

expedida por el Fiscal General de la Nación y sometido a control posterior de

legalidad ante el juez de garantías”10

Hay que señalar que la Corte Constitucional ha definido al principio de

oportunidad como una figura de aplicación excepcional mediante la cual se le

permite al fiscal suspender, interrumpir o renunciar al ejercicio de la acción

penal; principio que presenta unas causales para su aplicación, establecidas

7
ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal, Edit. El Puerto. Buenos Aires, 2000, p. 88.
8
Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. Bogotá 30 de junio de 2005.
9
De manera genérica se puede decir que la política criminal es el marco de referencia desde el cual se
construyen los modelos dogmáticos de la teoría del delito, es decir que corresponde a la instancia
estatal en la que se define lo que debe ser o no sancionado penalmente como ilícito y, se adoptan
pautas de política social de prevención y lucha contra la criminalidad. (GROSSO GARCÍA, Manuel
Salvador, El concepto del delito en el nuevo código penal, 2003, p. 43.)
10
Fiscalia General de la Nación. Manual de Procedimientos de Fiscalía en el Sistema Penal Acusatorio.
Imprenta Nacional de Colombia, Bogotá 2005, pag. 167.

5
por el legislador de manera clara e inequívoca y bajo el marco de la política

criminal del Estado; sometido siempre al control de legalidad por parte del

juez que ejerza las funciones de control de garantías.11

Puede decirse entonces el principio de oportunidad se encuentra regulado en

dos grandes sistemas, el primero de ellos es el sistema de oportunidad libre

o amplio, seguido por los países anglosajones como Estados Unidos; en

donde el fiscal ejerce la acusación luego de negociar con el acusado o su

representante legal sin sujetarse a ninguna regla preexistente –donde el juez

se sustrae al conocimiento de los hechos y su papel se limita a decidir sobre

los términos de la negociación- y un segundo sistema denominado de

oportunidad reglada12, propio de los países europeos como Alemania, Italia,

Francia, Holanda, Portugal, España, entre otros, donde la ley prevé los

supuestos sobre los cuales el fiscal puede declinar la persecución penal.

Colombia entonces respecto al desarrollo del principio de oportunidad, se

encuentra ubicada en el segundo sistema.13

11
Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. Bogotá 30 de junio de 2005.
12
El artículo 322 de la ley 906 de 2004, consagra el sistema de Oportunidad Reglado. Al tenor de la
ley, "la Fiscalía General de la Nación está obligada a perseguir a los autores y partícipes en los hechos
que revistan las características de una conducta punible que llegue a su conocimiento, excepto por la
aplicación del principio de oportunidad, en los términos y condiciones previstos en este código". El
artículo 324 establece los casos en los que el principio de Oportunidad puede aplicarse, y los artículos
325 y 326 regulan la suspensión del procedimiento a prueba. El control judicial en la aplicación del
principio de Oportunidad, cuando la decisión es extinguir la acción penal, se encuentra en el artículo
327, y a continuación, en el artículo 328, se impone la obligación del Fiscal de tener en cuenta los
intereses de las víctimas y escucharlas -si se presentaron en la actuación-, antes de aplicar el principio
de Oportunidad. Finalmente, el artículo 329 prescribe los efectos de la aplicación del principio en
cuestión.
13
Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. Bogotá 30 de junio de 2005.

6
1. CRITERIOS SOBRE LOS PRINCIPIOS DE OPORTUNIDAD Y

LEGALIDAD

El principio de oportunidad según Roxin, es la contraposición teórica del

principio de legalidad, que permite a la fiscalía optar entre continuar la acción

penal o abstenerse de hacerlo, aún cuando las investigaciones previas

realizadas, lleven a concluir que el imputado con gran probabilidad, pudo

haber cometido un delito. Sostiene además el autor que no obstante que el

principio de legalidad, obliga a que todo hecho que aparezca como delictivo

debe ser investigado y sus autores acusados y juzgados penalmente, este

principio tiene su excepción en virtud del principio de oportunidad.14

Como ya se mencionó uno de los pilares fundamentales del derecho

colombiano es el principio de legalidad y la estructura del proceso penal

también se desarrolla con base en este principio rector. De igual forma se

partirá de la base que en nuestro sistema penal vigente, el principio de

oportunidad es una excepción al principio de legalidad, y su aplicación

obedece a los lineamientos taxativos definidos por la ley15

14
ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Edit. El Puerto. Buenos Aires, 2000, p.88
15
Ley 906 de 2004. Edit. Legis.2010. Arts. 1 al 11; Titulo V, arts.321 al 330.

7
La Corte Constitucional refiriéndose al principio de legalidad y al principio de

oportunidad como su excepción, ha sostenido que el de legalidad en su

acepción procesal, responde a una concepción de retribución absoluta, en el

sentido de que el Estado, para la consecución de sus fines, tiene el deber de

investigar y castigar cualquier violación que se produzca a la ley penal, pues

dicho principio, de estirpe liberal, apunta a garantizar que todos los

ciudadanos sean tratados por igual, a que puedan acceder a la

administración de justicia y que por ello, el inicio del proceso, o la

continuación del mismo, no es asunto del que puedan disponer libremente el

fiscal, el juez o la víctima.

Pero que no obstante lo anterior, -sostiene la Corte-, el Acto Legislativo 03 de

2002 introdujo como novedad, y con carácter excepcional, el principio de

oportunidad, el cual a su vez ha sido fuente de numerosas discusiones

dogmáticas, tales como, que el principio de oportunidad resultaría ser la

antítesis del principio de legalidad, por cuanto el Estado está obligado a

investigar y sancionar cualquier comportamiento que haya sido tipificado

como delito, de forma tal que el ejercicio de la acción penal es indisponible y

obligatorio. Y una segunda concepción de la Corte que entiende el principio

de oportunidad como una manifestación del principio de legalidad, pero como

un principio de oportunidad reglado, que consiste en que el legislador

establece directamente las causales de aplicación de dicho principio, y por

8
ende, el fiscal únicamente puede invocar aquellas que previamente se

encuentren consagradas en la ley.”16

De esta forma el principio de oportunidad entendido como una herramienta

de uso privilegiado en el sistema judicial colombiano, y conforme con la

nueva reforma introducida mediante la Ley 1312 del 09 de julio de 2009, en

el segundo inciso del artículo 323 del código, expresa:

“El principio de oportunidad es la facultad constitucional que le permite a la


Fiscalía General de la Nación, no obstante que existe fundamento para
adelantar la persecución penal, suspenderla, interrumpirla o renunciar a ella,
por razones de política criminal, según las causales taxativamente definidas
en la ley, con sujeción a la reglamentación expedida por el Fiscal General de
la Nación y sometido a control de legalidad ante el Juez de Garantías”.

No sobra citar al Dr. Jorge Fernando Perdomo Torres, quien en su obra Los

principios de legalidad y oportunidad sostuvo:

“...En primer lugar se apunta a la contradicción entre el principio de


oportunidad y el principio de igualdad ante la ley. ¿Cómo se puede garantizar
dicha igualdad si al mismo tiempo se parte de la posibilidad de un tratamiento
discriminatorio en el proceso penal?17”

Recuérdese que el principio de legalidad es una máxima inherente al

concepto de Estado Social de Derecho consagrado en la Constitución

Política, la cual refiere la obligación de los representantes de los órganos del

poder público de dirigir sus actuaciones conforme al derecho vigente, o sea a

derecho positivo consagrado en el conjunto de normas que responden a la

evolución de la sociedad y por ello legitimadas materialmente. Este principio

16
Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. Bogotá 30 de Junio de 2005
17
PERDOMO TORRES, Jorge Fernando. Los principios de legalidad y oportunidad. Departamento de
publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Bogotá octubre de 2005. Pág. 53 y 54.

9
constitucional consagrado en el Art. 29, que limita la actuación del Estado en

la vida privada de los ciudadanos y a su vez da a conocer de antemano las

condiciones y la dimensión de su intervención, básicamente, se trata de una

garantía de objetividad y le da al principio de legalidad la categoría suprema

en la aplicación de las normas18, pues el poder punitivo queda sometido a

controles estrictos garantizando de esta manera la exclusión de la

arbitrariedad y el exceso en el cumplimiento de la represión penal;

constituyendo de un lado una garantía de libertad y de seguridad para el

ciudadano y, de otro, correlativamente, una autolimitación del poder punitivo

que el Estado ejerce por medio de sus legisladores y jueces.

Entendido el principio de legalidad como una garantía en donde el Estado no

puede actuar en derecho si no lo ha previsto antes de una determinada

conducta desplegada por un ciudadano, (nullum crimen nulla poena sine

lege), queda claro que la regla general en el sistema penal colombiano es el

principio de legalidad.19

Ahora bien, el principio de legalidad en la legislación colombiana se

desarrolla como ya se anotó a través de la obligación de Fiscalía General de

la Nación en investigar todos los delitos que lleguen a su conocimiento y de

los jueces en adelantar la etapa del juicio, así la fiscalía se encarga de

18
Ibíd. Pág. 22
19
BERNAL CUELLAR, Jaime y EDUARDO MONTEALEGRE, Lynett. El Proceso Penal 4° Edición.
Universidad Externado de Colombia. Bogotá Marzo de 2002.Pág. 71 y 74

10
esclarecer los hechos criminales y lograr la identificación de los autores para

presentarlos a juicio, donde representará al Estado en procura de obtener

una sentencia condenatoria proferida por un juez de la república.

Cierto es entonces, que el ordenamiento jurídico penal se rige por el principio

de legalidad, pero también lo es, que la carta política ha introducido un nuevo

principio, el de oportunidad, que para muchos es una excepción y para otros

es un complemento a aquél; dos criterios válidos pero polémicos que a lo

largo de este trabajo se irá analizando y habrá razones suficientes para

aceptar o compartir una o porque no ambas posiciones doctrinarias.

Téngase en cuenta por un lado, que hay una corriente que afirma que el

principio de legalidad se mantiene como regla general, y que constitucional y

legalmente hay una excepción denominada principio de oportunidad, el cual

es limitado pues solo puede aplicarse a delitos de escasa relevancia social y

por otras causas expresamente señaladas en la ley20. Por ello, la

obligatoriedad predomina sin importar los nuevos criterios para racionalizar la

intervención estatal en determinados casos que no merecen ser penalizados,

y la aplicación de tales criterios –como el principio de oportunidad- no

contradice el postulado de legalidad, ya que solamente, son una excepción al


20
Sostiene el ilustre Dr. BERNAL CUELLAR, Jaime en su obra El Proceso Penal, Fundamentos
Constitucionales del Nuevo Sistema Acusatorio, que de la redacción del artículo 250 del Estatuto
Superior se desprende que no se está frente a una figura dispositiva propia del derecho anglosajón, sino
que el principio de oportunidad se estructura como una excepción del principio de legalidad, pues la
fiscalía está obligada a adelantar el ejercicio de la acción penal, si se dan los presupuestos de la causa
probable.

11
ejercicio de la acción penal, que en nada afecta su estructura ni mucho

menos su función teleológica21.

De otro lado se sostiene, que al ser reglado el principio de oportunidad no

presupone una contradicción con el de legalidad, por cuanto no lo quebranta

sino que, por el contrario, se trata de una manifestación o complemento suyo

y por tanto no se abandona el postulado de la obligatoriedad, ya que los

intereses públicos continúan siendo el objeto principal del proceso y la

aplicación del principio de oportunidad se ciñe a las causales estrictamente

consagradas en la ley.

Así mismo por ser los principios, pilares estructurales de una determinada

situación o relación social que goza de trascendencia o importancia para el

derecho; cumplen una función de integración y dado su carácter relativo y su

naturaleza no cuantificable, no pueden ser excepcionados en tanto que

resulta imposible que se establezcan relaciones de primacía absoluta entre

los mismos y conllevaría a que perdiera su carácter, por tal razón es viable

pensar que por ser un principio el llamado de legalidad, su complemento, el

de oportunidad, también debe tener la naturaleza de principio22.

De esta manera el uso de las causales en que procede su aplicación son

propias del postulado de la legalidad, pues la misma Carta Política, concedió


21
El Dr. PERDOMO TORRES, Jorge Fernando en su obra Los principios de legalidad y oportunidad,
publicada por el Departamento de publicaciones de la Universidad Externado de Colombia, en Octubre
de 2005; sostiene en la Pág. 173 “Sería impreciso sostener que con las teorías absolutas de la pena
resulta sistemáticamente imposible hacer excepciones por oportunidad.”
22
GÓMEZ PAVAJEAU, Carlos Arturo. La oportunidad como principio complementario del proceso
penal. Edit. Nueva Jurídica. 2 Edición. Bogotá Noviembre de 2007.Pág. 55 y 57.

12
un margen de disponibilidad de la acción penal a la fiscalía, para que dentro

del mismo propendiera por los fines de la resocialización, que no siempre

van encaminados a la represión. Entonces, no existe quebrantamiento de

principio constitucional alguno, por cuanto la Fiscalía General de la Nación

actúa conforme al principio de legalidad, tanto al accionar el mecanismo

penal como cuando se abstiene de hacerlo.

Con todo y lo anterior, la implementación del principio de oportunidad podría

entenderse como parte del principio de legalidad, toda vez que la propia ley

señala las causales para su aplicación siguiendo la orientación política de

nuestra constitución, por esto, uno y otro pueden son compatibles. No

obstante, para otros sencillamente la inclusión del sistema acusatorio en

Colombia, obligó a la adopción de figuras propias de éste, tales como el

principio de oportunidad23, situación que se viene repitiendo en otros países

que han adoptado este mismo esquema procesal penal24 y ello se justifica

porque era necesario satisfacer el interés público en la resolución de los

conflictos sociales en forma eficaz, efectiva y eficiente y al mismo tiempo

propender por la libertad de las personas, la reparación de la víctima y la

reinserción del imputado; situación que atendió los postulados universales de

la legalidad.

23
Señala el autor español ENRIQUE RUIZ, Badillo en su obra Estudios de Derecho Procesal Penal,
que la oportunidad reglada no es oportunidad, sino legalidad, tratándose por consiguiente de un
problema puramente terminológico.
24
Muchos países propenden porque el criterio de oportunidad debe ser reglado de tal manera, que no
se contraponga con los principios de legalidad, obligatoriedad y oficiosidad procesal.

13
De modo que el problema no radica en el predominio de cada principio, sino

que lo realmente importante, es encontrar que el esquema procesal

colombiano continúa ejerciendo su función primordial, originaria y esencial

esto es, el ius puniendi aplicado en todo su estricto sentido; propio de un

Estado Social de Derecho y que, a su vez viene orientando la inclusión de

figuras especiales que permiten medidas correctivas prontas ante la

criminalidad menor y frente al incontrolable aumento de los hechos punibles.

Así se podría pensar que el principio de oportunidad es una excepción y al

mismo tiempo un complemento del postulado de la legalidad procesal. De

igual manera es dado aceptar que el principio legalidad “ideal” encuentra

límites constitucionales que devienen de la propia capacidad o incapacidad

del Estado, para su garantía. Por ello, se puede afirmar que la aplicación del

principio de oportunidad en materia procesal penal y su correlación con la

legalidad no son contradictorios en el sistema constitucional colombiano, por

el contrario están legitimados desde la perspectiva constitucional25.

Así ha de dejarse claro que en el momento de la persecución penal, el

Estado no se encuentra solamente supeditado a los postulados del principio

de legalidad, pues al legislador se le ha concedido la facultad de regular

dicha persecución de manera diferenciada y bajo criterios racionales; lo que

25
PERDOMO TORRES, Jorge Fernando. Los principios de legalidad y oportunidad. Departamento de
publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Bogotá octubre de 2005. Pág. 172 y 173.

14
permite que el principio de legalidad y oportunidad participen en el desarrollo

del principio de igualdad ante la ley26; así entonces ambos principios

empiezan a encontrar bases solidas en su compatibilidad.

Debe reiterarse también que el principio de oportunidad del mismo modo que

el de legalidad, tiene origen constitucional, y en donde principio de legalidad

es el pilar fundamental del Estado de derecho, garante de una administración

de justicia igualitaria, independiente y justa, que conlleva a que sea el

legislador y no los organismos encargados de la persecución penal, el que

decida quién debe ser juzgado27.

De esta forma encontramos un equilibrio entre los principios de legalidad y

de oportunidad,28 que apuntan hacia las razones de política criminal que lo

impulsan y que permite constituirlo como una herramienta propia y exclusiva

de la Fiscalía General de la Nación pero sometida a control judicial, para

preservar los derechos de las víctimas29.

26
Ibíd. Pág. 61
27
Ibíd. Pág. 42.
28
Con ello se está dando desarrollo al principio de oportunidad conforme a nuestra Carta Política,
reglamentado por la resolución 6657 de 2004, que contiene los eventos en los que procede su
aplicación, la necesidad de motivar la renuncia, suspensión o interrupción del ejercicio de la acción
penal, la participación de la víctima y del investigado en tal determinación, y los funcionarios que
intervienen en su aplicación y control de legalidad.
29
En materia de política criminal y con fundamento en criterios de necesidad y conveniencia, es cierto
que la normatividad sustantiva y procedimental, requería la inclusión de ingredientes que le
permitiesen emprender acciones efectivas de prevención, persecución y judicialización de la
criminalidad.

15
2. DIFERENCIAS ENTRE LA DISCRECIONALIDAD Y OPORTUNIDAD

Antes de despejar una distinción entre estos dos conceptos, vale citar al Dr.

Mestre Ordoñez, quien plantea si la aplicación del principio de oportunidad

tiene una calidad judicial o administrativa:

“Algunos opinan que la aplicación del principio de oportunidad es una función


judicial de la Fiscalía General de la Nación. Sin embargo, ello no parece
correcto a la luz de la reforma del sistema y de las disposiciones
constitucionales sobre la materia. Las modificaciones que trajo el acto
legislativo de 2002 procuraron alejar a la Fiscalía de una concepción
jurisdiccional, a pesar de mantener su pertenencia a la rama y precisar
precisas funciones judiciales, restringidas a las órdenes limitativas de algunos
derechos fundamentales de reserva judicial (allanamientos, interceptaciones,
capturas). El principio de oportunidad, en cambio, no es una de esas
excepciones al carácter administrativo de la entidad. Tendría naturaleza
judicial si siguiera el método de interpretación normativa y ponderación de
principios constitucionales bajo un esquema de independencia y autonomía,
pero su ejercicio –si bien respeta las normas y los principios constitucionales –
supone métodos diferentes de ponderación de intereses y de elaboración de
juicios de oportunidad en los que los principios de eficiencia, eficacia, jerarquía
y unidad de gestión son los orientadores de la función…

…En nuestra opinión, por naturaleza y por disposición constitucional, el


principio de oportunidad en Colombia es una función administrativa que
implica discrecionalidad política para el desarrollo de postulados de política
criminal diferentes de las cuestiones de Derecho Penal General, para cuyo
desarrollo existe la dogmática.”30

Ahora bien, una precisa distinción entre estos los conceptos de

discrecionalidad y oportunidad, la registra el Doctor Alejandro David Aponte

Cardona, en el módulo elaborado para la Fiscalía General de la Nación,

30
UNIVERSIDAD LIBRE. “Compilación de Ensayos”. XXVII Congreso Colombiano de Derecho
Procesal. 2006. Pag. 132, 133.

16
“Principio de Oportunidad y Política Criminal de la Discrecionalidad Técnica a

la Discrecionalidad Política Reglada” quien precisa que el principio de

oportunidad, es reglado cuando su ejercicio está plenamente delimitado y

enmarcado en la ley, y discrecional, cuando no existen límites al ejercicio de

la oportunidad. Se entiende entonces que el sistema penal acusatorio en el

derecho continental, ha optado más por el principio de oportunidad reglado,

mientras que en el sistema anglosajón prima el principio de discrecionalidad

para acusar.

También sostiene que en la mayoría de los países del common law, el fiscal

tiene un margen de discrecionalidad amplia al decidir si ejercitará la acción

penal y la plena potestad para no continuar o abandonar un proceso penal ya

iniciado; ese poder discrecional del fiscal en los países de derecho

anglosajón, envuelve cierta independencia en su ejercicio, la cual depende

del tipo concreto de Estado e instituciones, cuyo ordenamiento jurídico se

esté analizando, contando así con la posibilidad el ente investigador, de

hacer selectividad de casos, en el buen sentido de la palabra.31

Por el contrario en los países de tradición continental o civil law, afirma

Aponte Cardona, prima generalmente el principio de legalidad en el ejercicio

de la acción penal, distinto al reglado donde los jueces ejercen un control

más estricto respecto de las actuaciones del fiscal.

31
APONTE CARDONA, Alejandro David. “Principio de oportunidad y política criminal de la
discrecionalidad técnica a la discrecionalidad política reglada”, en modulo del Consejo Superior de la
Judicatura, Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla. 2009

17
Además sostiene que:

“Debe señalarse que en los países en los cuales se originó el sistema penal
acusatorio (Estados Unidos de América, Inglaterra y el País de Gales) no se
menciona siquiera la expresión “principio de oportunidad”, pues en ellos la
discrecionalidad para la formulación de la acusación es absoluta. Se trata de
una denominación que tuvo su origen en los países del continente europeo
con régimen penal mixto con tendencia inquisitiva que, dentro de la dinámica
del acontecer social, se vieron abocados a cuestionar la aplicación rígida y
automática del principio de la obligatoriedad de formular la acusación en el
ejercicio de la acción penal debido al inmenso número de procesos frente a
las limitaciones del aparato judicial..” 32

Por su parte el profesor Mestre Ordoñez en su obra La discrecionalidad para

acusar, afirma que la discrecionalidad depende de la cultura jurídica política

en la cual se esté implementando el concepto y del nivel de confianza que se

tenga sobre los gobernantes o funcionarios encargados de la toma de

decisiones33.

[...] “Algunos consideran que el espacio de discrecionalidad política implica


acercarse al sistema anglosajón y alejarse de las raíces continentales que
tiene nuestro sistema de persecución criminal. Sin embargo, el sistema
anglosajón supone que la regla general es la discrecionalidad y, en su seno, la
„aplicación‟ del principio de oportunidad, se hace por omisión, sin controles
institucionales y de manera completamente informal. No nos parece que
nuestro principio de oportunidad se acerque al modelo anglosajón de
discrecionalidad, simplemente por reconocer su carácter político, pues en
Colombia, aquél implica una acción excepcional, controlada, motivada y
formal. Claro está que el modelo de principio de oportunidad en Colombia
tampoco es fiel copia del alemán, como prototipo del modelo continental. En
Alemania, se ha desarrollado un principio de oportunidad reglado, que según
su desarrollo interpretativo no otorga márgenes de discrecionalidad política a
la Fiscalía, sino que describe eventos jurídicos de necesaria aplicación en los
que se desarrollan elementos del derecho penal general, bajo esquemas
judiciales de interpretación normativa y ponderación de principios…”.

32
Ibíd.
33
MESTRE ORDÓÑEZ, José Fernando, La discrecionalidad para acusar, Bogotá D.C. Universidad
Javeriana, 2003. Páginas 94 y 95.

18
En igual sentido afirma el Doctor Granados Peña:

“La reglamentación que se hace recae especialmente sobre las causales y los
requisitos procésales que se deben seguir para poder hacer uso del principio
de oportunidad. Incluso, un alto nivel de detalle en esta reglamentación no
implica que se elimine la discrecionalidad política de la Fiscalía, ni que se rija
estrictamente por el principio de legalidad……. En ese sentido, se conserva la
discrecionalidad y el control es mucho más preciso y objetivo”34

El Dr. José Fernando Mestre Ordoñez en el Marco del Congreso XXVII

Colombiano de Derecho Procesal expresó:

“…... En nuestro concepto, se presenta una confusión con otros mecanismos


de política criminal, diferentes del principio de oportunidad, que no implican
discrecionalidad, como los siguientes, contemplados en regulaciones
anteriores y actuales: la reparación integral, la conciliación, el desistimiento,
etc. En presencia de estas figuras y después de su verificación, se genera una
extinción obligatoria de la acción penal, terminando las posibilidades de
persecución, pero no por decisión discrecional de la fiscalía sino por
disposición legal expresa. Claramente, estas instituciones también son
desarrollos de política criminal, pero de una naturaleza diferente al principio de
oportunidad. También procuran descongestión judicial, promover la reparación
a las víctimas, evitar el cumplimiento de penas cortas, ponderar los derechos
individuales frente a los colectivos, etc.

….Si se considera que la aplicación del principio de oportunidad tiene un


carácter técnico jurídico, nos se alcanzaría el logro de las finalidades que se
buscaron con su implantación en el sistema constitucional. Para ello, la
Fiscalía debe tener márgenes de apreciación superiores y diferentes a los
enunciados normativos, pues la riqueza de la importancia del principio de
oportunidad, que por el nuevo carácter no judicial de la Fiscalía, le permite
distanciarse por momentos de los casos concretos que maneja para verlos en
perspectiva y en su contexto general, con el fin de coordinar y racionalizar los
recursos con los que cuenta para la efectividad de la finalidades de política
criminal, tanto las dispuestas en la Constitución y en la ley, como las que el
contexto, las circunstancias y el momento proveen”35.

34
GRANADOS PEÑA, Jaime Enrique. “Requerimientos mínimos para la implementación del sistema
acusatorio”, en Memorias Foro Nacional Reforma a las Funciones Judiciales de la Fiscalía General de
la Nación, Universidad de los Andes. Corporación Excelencia en la Justicia. Bogotá, 2001, págs. 74 y
75. (cita del otro libro), citado por: MESTRE ORDÓÑEZ, José Fernando, La discrecionalidad para
acusar, Bogotá D.C. Universidad Javeriana, 2003, pág 89.
35
UNIVERSIDAD LIBRE. “Compilación de Ensayos”. XXVII Congreso Colombiano de Derecho
Procesal. 2006. Pag. 130,131,132.

19
Así las cosas en nuestra legislación para garantizar que la Fiscalía no

desborde su discrecionalidad, la aplicación de este principio debe someterse

a la revisión posterior de los jueces de control de garantías, quienes son los

llamados a establecer la conducencia, proporcionalidad, racionabilidad y

necesidad, porque no basta que la Fiscalía simplemente verifique que en el

asunto en particular se presentan los supuestos de hecho previstos en la

respectiva causal, sino que se requiere que en la audiencia de control de

garantías sean sustentadas las pruebas que acreditan los presupuestos para

su procedencia, con el propósito que el Ministerio Público y la víctima puedan

controvertirlas. Entonces el control judicial es obligatorio y automático, se

realiza en audiencia y contra la decisión no procede recurso alguno.

Instalada la audiencia la fiscalía presenta su caso indicando los medios

probatorios para inferir la participación del imputado en el hecho punible, y

expone las circunstancias que acreditan la causal, presentando igualmente el

resarcimiento del daño que invoca la víctima. Participan en esta audiencia el

Fiscal, la Víctima, el Ministerio Publico, el imputado, el defensor, y el Juez de

Control de Garantías36.

Recordemos que sobre el artículo 327 de la Ley 906 de 2004, referente al

control judicial en la aplicación del principio de oportunidad, la Honorable

Corte Constitucional se pronunció frente al primer inciso que rezaba que el

juez de control de garantías debe efectuar el control de legalidad respectivo,

36
En internet: www.libredebate.com. RAÚL GALLARDO. El principio de oportunidad y el decreto
reglamentario 4760 de 2005 de la ley de justicia y paz. Junio, 2006.

20
dentro de los cinco (5) días siguientes a la determinación de la Fiscalía de

dar aplicación al principio de oportunidad, siempre que con esta se extinga la

acción penal, resolviendo el problema jurídico de sí, el ámbito que delimita la

norma citada acusada al control automático y obligatorio del juez de

garantías sobre la aplicación del principio de oportunidad por la Fiscalía,

recorta el alcance del control establecido en el artículo 250 de la

Constitución; precisando que la expresión demandada reducía la operancia

del principio de oportunidad a la única hipótesis de la renuncia a la acción

penal, lo cual desconoce el artículo 250 de la Carta Política que contempla

además, la interrupción y la suspensión de la investigación. Por ello, la Corte

Constitucional declaró la inexequibilidad de la expresión “siempre que con

esta se extinga la acción penal” contenida en el artículo 32737.

Una vez definido el carácter de oportunidad del principio en nuestra

legislación, es importante mencionar brevemente las formas de orden legal

que lo desarrolla, partiendo entonces del postulado inviolable de que sólo se

podrá aplicar este principio en los casos determinados en la ley, cuando

existan elementos materiales probatorios que permitan inferir

razonablemente que el beneficiado es autor o partícipe de una conducta

presuntamente delictiva; así entonces solo la renuncia conduce a la extinción

de la acción penal, mientras que la interrupción y la suspensión son actos

preparatorios de esa renuncia. La interrupción se ordena cuando pierden

37
Sentencia C-979 del 26 de Septiembre de 2005. MP. Jaime Córdoba Triviño.

21
peso jurídico, los presupuestos sustanciales para continuar el ejercicio de la

acción y se trata de un fenómeno transitorio breve que afecta solamente el

trámite de la actuación, sin perjuicio de que pueda originar la suspensión del

procedimiento a prueba o la renuncia a la persecución penal.

Por su parte la suspensión consiste en la abstención del ejercicio de la

acción y se presenta, cuando la decisión de un caso incide notoriamente en

la de otro y procede respecto de las causales que exigen el cumplimiento de

las condiciones ofrecidas y aceptadas, entre ellas la reparación del daño. Los

términos se pueden suspender hasta por tres años y se reanudan si no se

cumplen con las condiciones impuestas. Una vez cumplidas las condiciones,

procede la renuncia a la persecución penal y la extinción de la acción que es

proferida por el juez de control de garantías.38

Téngase en cuenta que puede proceder su aplicación antes y durante el

proceso penal pero siempre bajo el control posterior del Juez de control de

garantías, y sus efectos dependerán precisamente del momento procesal,

así por ejemplo si se aplica antes del juicio, impedirá su posterior apertura y

dará lugar a la extinción de la acción penal. Finalmente y en caso de

proceder el principio de oportunidad, se comunicará de tal decisión a la

víctima, quien tendrá tres días para presentar objeciones. Por su parte el

fiscal comunicará al juez de control de garantías, quien en los cinco días

38
Resolución Número 0-6657 Diciembre 30 de 2004.Fiscalía General de la Nación. Colombia.

22
siguientes realizará la audiencia de control de legalidad, pero si decide no

avalarlo, se reanudará la actuación en el estado en que se encontraba.39

Resulta pertinente ahora precisar la clasificación doctrinal sobre las causales

de aplicación del principio de oportunidad citadas por el Dr. Oscar Julián

Guerrero Peralta en el libro de Procedimiento acusatorio y terminación

anticipada del proceso penal:

1.-“Relacionada con la naturaleza del hecho. La ausencia de acusación está


dada por causas políticas y no por motivos de adecuación típica que
correspondería a causales de preclusión, entre ellos, deben tenerse en cuenta
el carácter mínimo de la infracción o delitos de bagatela, la culpabilidad leve
del infractor, la mínima contribución en el delito para el partícipe, delito menor
conexo con otro más grave y la antigüedad de la infracción entre otros.
2.- Relacionados con el autor del hecho. Está determinada por motivos
políticos o sociales y en atención a las condiciones propias de quien se
encuentra sindicado, entre ellas se tienen, el delincuente primario, la edad
juvenil, la salud precaria, cambio positivo de comportamiento, concurrencia de
calidades de infractor y víctima conocido como pena natural.
3.- Basada en la relación entre delincuente y víctima.- Para mantener la paz y
la tranquilidad social y propender por la protección a las víctimas se
establecen causales que lleven a una mejor solución del conflicto y al
cumplimiento de los fines del estado en ejecución de la política criminal. Entre
ellas se cuentan el parentesco próximo, reparación voluntaria del daño,
restitución de la cosa, acusación contraria a la víctima, delito provocado por la
víctima.
4.- Basadas en el interés general. Son causales que precisan el interés
general y por ende requieren una mayor motivación, se cuentan dentro de
ellas conforme el autor la falta de interés nacional en el castigo, injusticia
obvia, falta de contribución significativa para promover el respeto a la ley, falta
de contribución significativa para el sentido de la pena, interés del estado.”40

39
Ibíd.
40
Citado por el Dr. MESTRE ORDÓÑEZ, José Fernando. "la discrecionalidad para acusar". Edit.
Universidad Javeriana, Bogotá Colombia, 2003

23
De este modo entonces encontramos en el sistema procesal penal

colombiano las causales clasificadas de la siguiente forma: 41

 Ausencia de interés del Estado en la persecución del delito.

 Razones de interés nacional.

 Casos de colaboración con la justicia por parte del imputado.

 Aplicación de los principios de no necesidad de la pena y mínima

culpabilidad.

 Asuntos en los que el presupuesto es la reparación a la víctima.

 Eventos basados en razones de interés público prevalente que

permiten sacrificar el fin protegido por la acción penal.

3. ASPECTOS GENERALES SOBRE EL PRINCIPIO DE

OPORTUNIDAD

Es necesario empezar reafirmando que Alemania contribuye con notable

influjo en el Código de Procedimiento Penal colombiano, al cual se imprime

además figuras que en un comienzo son novedosas pero que en realidad

parecen ser el remedo de diferentes legislaciones, lo que termina siendo

para muchos un embeleco jurídico, por no decir una mixtura inapropiada.

Pero en realidad lo que se debe ahora analizar es si el principio de

41
Sentencia C-979 del 26 de Septiembre de 2005. MP. Jaime Córdoba Triviño.

24
oportunidad fue bien pensado, diseñado, estructurado e implementado en el

momento preciso y acorde con la realidad socioeconómica y política del país

o sí por el contrario está llamado a ser reestructurado o inaplicado.

Para este propósito se iniciará examinando las posibles ventajas y

desventajas del precitado principio; para luego entrar a analizar los

resultados del trabajo investigativo de campo y así dejar el espacio abierto

para más adelante tomar una posición al respecto.

Desde el punto de vista práctico se viene considerando que la aplicación del

principio de oportunidad busca la eficacia del sistema penal a través de una

selectividad controlada de casos criminales, con miras a un proceso sin

dilaciones que permita la celeridad procesal; la implementación practica y

efectiva de los objetivos de la pena (prevención y resocialización); la puesta

en marcha del principio de Igualdad y la obtención rápida de la

indemnización de la víctima, entre otros. Pero lo cierto es que es menester

para el desarrollo de este capítulo, tener en cuenta las distintas posiciones

doctrinarias sobre la introducción del principio de oportunidad en nuestro

ordenamiento jurídico.

Inicialmente se puede referenciar que el principio de oportunidad obedece a

propósitos político criminales, sean estos utilitarios o sociales, dependiendo

de enfoque y posición doctrinaria, pues es la única forma que se encuentra

justificada para que el Estado decida renunciar a la obligación de perseguir y

25
castigar los delitos. Solo de esta manera se entiende que se hace primordial

aplicar medidas de corrección en lugar de penas privativas de libertad;

aprovechar la utilidad de la colaboración eficaz a la justicia en el

descubrimiento de delitos graves; desarrollar la aplicación de medidas

sustitutivas de la privación de la libertad cuando el delito no revista mayores

repercusiones a la víctima y la colectividad; todo, para lograr en últimas la

reducción de la impunidad que ha escapado del control estatal y evitar el

agigantado paso a la congestión de despachos judiciales.

No obstante y visto desde una óptica teleológica se podría sostener que en

tratándose de conductas punibles de escasa relevancia social y en las que la

pena carece de significación, tiene la ventaja de evitar efectos perjudiciales

con la imposición de una pena privativa de la libertad; lo cual permite que se

desarrolle la despenalización, que a su vez conlleva a la economía procesal

y la descongestión de los despachos judiciales, que por supuesto genera

mayor confianza en la administración de justicia y contribuye eficazmente a la

convivencia pacífica, pues se obtiene indefectiblemente el descenso de la

criminalidad, ya que la represión del delito puede ejercerse de forma más

eficaz y hay espacio para dedicarse a la prevención del mismo.42

De esta forma igualmente hay mayor acercamiento a la aplicabilidad

importante de la “última ratio”, habida cuenta que las partes en conflicto

42
MESTRE ORDOÑEZ, José Fernando. La discrecionalidad para acusar. Aspectos generales
relacionados con el principio de oportunidad y reflexiones en torno a su reglamentación en Colombia,
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2007.

26
pueden tener amparo de sus pretensiones por otros medios legales menos

complicados y demorados como el sistema punitivo. Es así como adquiere

importancia la afirmación realizada por el doctor Alejandro Garzón, respecto

a que el principio de discrecionalidad se inclina por la función disuasiva de la

pena, mientras que principio de legalidad se orienta por la función retributiva

de la misma, siendo más benéfica por supuesto la disuasión.43.

En igual sentido se considera importante desde el punto de vista político

criminal, introducir figuras dinámicas en el proceso penal, y no puede

negarse que el principio de oportunidad está provisto de herramientas que

bien utilizadas permiten profundizar y agilizar las investigaciones,

concentrando los esfuerzos investigativos y judiciales en casos punibles

graves, y reduciendo así el desgaste en investigaciones de poca o

insignificante relevancia jurídica.

Así entonces, se puede concebir el principio de oportunidad como un

mecanismo idóneo para la correcta administración de justicia, que permite

descongestionar los despachos judiciales, para la atención pronta y eficaz de

las víctimas; obteniéndose beneficios tanto para el Estado como para los

destinatarios de la acción penal, gracias al principio de economía procesal,

43
GARZÓN MARÍN, Alejandro y LONDOÑO AYALA, Cesar Augusto. Principio de Oportunidad.
Edit. Nueva Jurídica. Bogotá 2006.

27
que facilita una pronta y oportuna toma de decisiones en la investigaciones

penales.

Ahora en cuanto a las desventajas de esta figura procesal, algunos sostienen

que no ha alcanzado a estas alturas de su edad jurídica, -cinco años- los

resultados esperados, siendo considerado por gran parte de los funcionarios

de la Fiscalía, como una figura de poca aplicación atribuido ello, al

desconocimiento casi generalizado de su utilidad práctica.

Gran parte de la doctrina sostiene que la inaplicabilidad del principio de

oportunidad obedece a los riesgos que genera frente a los pocos y

eventuales beneficios que traería su desarrollo, tales como, la arbitrariedad;

la judicialización de la política y politización de la justicia;44 la ausencia de

legitimidad democrática de la fiscalía; la desigualdad en la aplicación de la

ley; la dificultad en el control de este tipo de atribuciones; el riesgo de erosión

de la adhesión social a la legalidad y la conformidad.45 También se predica

que su aplicación es restringida; que no en todos los eventos en que procede

su aplicación se logra la reparación integral de la víctima; que no hay

parámetros precisos para determinar el decaimiento del interés del Estado en

el ejercicio de la persecución penal, y que no existe claridad en materia de

44
PERDOMO TORRES , Jorge Fernando. Los principios de legalidad y oportunidad. Departamento
de publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Bogotá octubre de 2005. Pág. 63
45
MESTRE ORDÓÑEZ, José Fernando, La discrecionalidad para acusar, Bogotá D.C. Universidad
Javeriana, 2003.

28
suspensión e interrupción46; que existe resistencia ante la efectividad del

principio de oportunidad por las posibles influencias externas o internas

sobre las decisiones de la fiscalía y sus consecuencias jurídicas, y que se

hace necesaria una sincronización perfecta y estricta con el principio de

legalidad.

Tambien algunos autores como el Dr. José Fernando Mestre Ordoñez, en

relación al principio de oportunidad en su escrito denominado “efectividad y

compresión del principio de oportunidad en Colombia” presentado en el

XXVII Congreso Colombiano de Derecho Procesal y recopilado por el

Instituto Colombiano de Derecho Procesal, manifestó entre otras cosas lo

siguiente:

“Ante tanta variedad, confusión y contradicción, en las normas sobre principio


de oportunidad y en sus interpretaciones por jueces y académicos, su
destinatario no puede estar menos que desorientado. Esta es, como se
advertía al principio de la ponencia, la causa esencial de la ausencia de
efectividad y utilización del principio de oportunidad. Algunos fiscales
delegados explican con suficiencia su comprensión propia del principio de
oportunidad, pero ésta en muchos casos difiere totalmente de la de sus
colegas incluso al interior de la misma unidad. La Fiscalía General de la
Nación debe tener una comprensión uniforme en torno al principio de
oportunidad, en virtud de los principios de unidad de gestión y jerarquía, para
lograr que efectivamente se desarrollen criterios ciertos de política criminal y
no prevalezca el capricho individual de cada fiscal. Sin embargo, en este
ambiente conceptual ello es poco menos que imposible.
(…)
La Constitución considera que la Fiscalía General de la Nación es la autoridad
legítima para decidir, con ciertos límites normativos, sobre la oportunidad,
conveniencia o pertinencia de los procesos penales o las sanciones en
determinados casos y para ponderar los intereses de política criminal, que
pueden no estar consagrados expresamente en una norma, como la
descongestión del sistema de persecución, el éxito de otro proceso, la
convivencia pacífica, los derechos e intereses de las víctimas, la efectividad de
la persecución criminal, etc. Esa misma legitimidad democrática y

46
GARZÓN MARÍN, Alejandro y LONDOÑO AYALA, Cesar Augusto. Principio de Oportunidad.
Edit. Nueva Jurídica. Bogotá 2006.

29
constitucional que tiene la Fiscalía para aplicar el principio de oportunidad es
la que le permite liderar su proceso de consolidación político criminal como un
mecanismo de utilización discrecional por el titular de la pretensión penal. En
dicha entidad, se concentra la visión general de los problemas de criminalidad
en Colombia con datos estadísticos suficientes; la experiencia frente a
mecanismos alternos para la solución de los conflictos penales y frente a
situaciones concretas en que procedería la decisión política; la claridad frente
a los intereses de política criminal que complementen la simple y tradicional
finalidad de condenar personas a penas privativas de la libertad,
supuestamente para reducir los niveles de percepción de impunidad, como si
no existieran otros mecanismos de prevención de la criminalidad, persecución
a los criminales y protección a las víctimas. 47

CAPITULO II. ALCANCE DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN OTRAS

LEGISLACIONES

El postulado de “Estado de derecho” implica el sometimiento de la potestad

punitiva del Estado dentro de los límites propios del principio de legalidad.

Por su parte el “Estado social” legitima la función de prevención en la medida

en que sea necesaria para proteger la sociedad, de ahí su exigencia social

en la intervención penal.

Colombia, un “Estado Social de Derecho” sometido al derecho en el ejercicio

de la acción punitiva y legitimado por la necesidad de proteger la sociedad,

desarrolla en el Código procesal Penal una figura denominada principio de

oportunidad, cumpliendo con lo preceptuado en la Carta Política; por lo cual

se hace imprescindible precisar y diferenciar esta institución en el sistema

47
MESTRE ORDOÑEZ, José Fernando. “Ensayo Efectividad y Comprensión del Principio de
Oportunidad en Colombia”. Congreso Colombiano de Derecho Procesal. Bogotá 2006. Pag. 128 y s.s.

30
anglosajón y el sistema continental europeo, pues no obstante mantener el

mismo nombre, sus características son sustancialmente diversas. Esto

permitirá hacer un breve recorrido en varias legislaciones para señalar sus

principales características y obtener un breve concepto de su desarrollo

procesal. No se trata pues de adentrarse en el desarrollo del derecho

comparado, pues no es el objeto principal de esta investigación.

Como ya se mencionó el principio de oportunidad se encuentra regulado por

dos grandes sistemas, el de oportunidad libre o amplio, aplicado en países

anglosajones y, de otro lado, el de oportunidad reglada, propio de países

europeos como Alemania, Italia, Francia, Holanda, Portugal, España, entre

otros, donde la ley prevé los supuestos sobre los cuales el Fiscal puede

declinar la persecución penal y decidir el archivo del caso. La diferencia entre

apropiación total del conflicto y apropiación parcial del mismo, marcan las

líneas que caracterizarán, respectivamente, los sistemas procesales penales

de corte continental europeo por un lado, y anglosajón por el otro48.

Nos recuerdan los Doctores Mauricio Duce y Rogelio Perez que:

“La tradición procesal penal anglosajona fue bien distinta. Ellos no conocieron
el proceso inquisitivo que fue una innovación en Europa a partir del siglo XIV.
El proceso que se desarrolló en Inglaterra se ha denominado acusatorio.
Originalmente dicho proceso comienza con una acusación de una persona
privada, sin embargo, hoy también de un representante de la sociedad, que se
ha llamado fiscal. El juez actúa como un director o árbitro del proceso oral,
público y contradictorio, y la decisión corresponde a un jurado. Nótese que el

48
Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. Bogotá 30
de Junio de 2005.

31
fiscal tiene un papel muy importante: genera el proceso con la acusación y
tiene a su cargo proveer las pruebas.”
“A raíz de la Revolución Francesa y los cambios liberalizantes en Europa de
comienzos del siglo XIX, el proceso penal europeo continental introdujo
cambios importantes, garantizando mejor el derecho de defensa, creando al
Ministerio Público moderno, estableciendo un juicio oral y contradictorio como
etapa central del procedimiento e instituyendo el jurado para un número
importante de casos. Por eso se habló de un proceso mixto, con elementos
inquisitivos y acusatorios. Los elementos inquisitivos fueron predominantes en
la etapa de investigación y los acusatorios en la etapa de juicio.”
“En América Latina los códigos procesales penales, no obstante haber sido
adoptados por la mayoría de los países durante la segunda mitad del siglo
XIX, es decir, después de la reforma producida en Europa, permanecieron
más vinculados a la tradición inquisitiva anterior.”49.

Igualmente el Doctor Alberto Bovino, miembro titular del Instituto de


Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales de Buenos Aires
afirma que:
“Los países del common law, a diferencia de los de tradición continental,
tuvieron un desarrollo histórico profundamente distinto. El principio de la
persecución penal pública es, para ellos, relativamente reciente. La aparición
del acusador estatal, por otra parte, no representó ninguna alteración
significativa del sistema de enjuiciamiento contradictorio en el que antes
participaba la víctima. Las particularidades de este acusador estatal, así como
la fuerza de su protagonismo en el procedimiento, estructuran las pautas que
configuran el sistema de enjuiciamiento penal anglosajón.” Y sostiene
además: “Resulta indudable que a pesar de que ambos sistemas se fundan en
la persecución estatal, la característica más llamativa del sistema anglosajón,
desde nuestra perspectiva, consiste en las amplias facultades discrecionales
del fiscal como funcionario estatal encargado de la persecución penal. Esta
característica es tan importante que determina los principales aspectos del
régimen de la justicia penal -v. gr., la ausencia de toda facultad inquisitiva a
cargo de los tribunales-. Del mismo modo, el principio de la verdad histórica
determina íntegramente el procedimiento continental -v. gr., las facultades
inquisitivas del tribunal, incluso del tribunal de juicio-.”50

Encontramos entonces que estos sistemas son bien diferentes, en el

continental impera un derecho fundado en el positivismo jurídico y en el

49
En Internet: www.csjn.gov.ar/periodicas/boletin_mexdcomp.pdf. DUCE, Mauricio, PÉREZ
PERDOMO, Rogelio, “Seguridad Ciudadana y Reforma de la Justicia Penal en América
Latina”, Boletín mexicano de derecho comparado, boletín 102. 2004.
50
En Internet. www.derechoycambiosocial.com/.../Abreviacion_del_proceso_penal...BOVINO,
Alberto. La persecución penal pública en el derecho anglosajón. 2004.

32
anglosajón se continuó una tradición fundada en el precedente. Así el

sistema del common law, propio de los Estados Unidos de América, el

derecho se desarrolla con base a sentencias que perfeccionan, matizan ó

inflexionan a veces el tesoro jurídico que viene de la historia, por el contrario

en el sistema de justicia continental, el derecho progresa a golpe de códigos

o leyes51. Tal es el caso de Colombia cuyo sistema es reglado y en donde los

supuestos de aplicación son también más diversos, atendiendo a

consideraciones como la relación entre el autor y el hecho o entre el autor y

su víctima, así como el interés del Estado. Este modelo continental, parte del

principio de legalidad, como regla general y la discrecionalidad en el ejercicio

de la acción se desarrolla en modelos distintos con similitudes y diferencias.

De esta manera el ejercicio de la acción penal y la formulación de la

acusación constituyen el despliegue de la función judicial, ejercida en estricto

apego al principio de legalidad, sometida a control judicial52 y generadora de

responsabilidad jurídica y no política, cuya competencia está orientada a la

racionalización del sistema penal.

51
GOMEZ PAVAJEAU,Carlos Arturo. La oportunidad como principio complementario del proceso
penal. Edit. Nueva Jurídica. 2 Edición. Bogotá Noviembre de 2007.Pág. 42 y 45.
52
En sentencia C-1092 de 2003 MP Dr. Álvaro Tafur Galvis se expuso la Corte “En síntesis, existen
en el derecho comparado diversos modelos de organización jerárquica en las fiscalías los cuales
establecen grados diferentes de independencia del fiscal frente a su superior jerárquico. Algunos, como
el ministerio público francés o el sistema propuesto por el llamado Código Modelo de Maier son
fuertemente centralizados a la figura del Fiscal General; otros, como el procedimiento italiano, admiten
un mayor grado de autonomía a los fiscales delegados reservando a los superiores un poder global de
control, pero no la posibilidad de impartir directrices concretas. Sin embargo, en todos ellos se
reconocen dos cosas: de un lado, la necesidad de un cierto grado de control jerárquico a fin de asegurar
la coherencia de la función investigativa y acusatoria; de otro lado, la importancia de preservar los
controles por jueces a fin de no confundir las actividades administrativas con las jurisdiccionales”.

33
2.1 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LOS ESTADOS UNIDOS

En este sistema anglosajón es característica esencial la existencia de

atribuciones discrecionales en los organismos encargados de promover la

acusación, en la medida en que su formulación corresponde al ejercicio de

una función ejecutiva.

Aquí la acción penal es impulsada por los funcionarios que representan la

Fiscalía General perteneciente a la rama ejecutiva -máximo poder político-

que le otorga una facultad esencialmente discrecional, sujeta a criterios de

conveniencia política y sometida a un principio de responsabilidad también

política. El control político en este sistema resulta determinante, en la medida

en que habida cuenta, el sistema de designación de los funcionarios ya por

votación popular o designación del ejecutivo, los mecanismos ante

decisiones adversas serán de la misma índole, no siendo entonces

precisamente una expresión de la legalidad.

El fiscal goza de una cierta discrecionalidad para sustraerse de la acusación,

mediante la figura del plea bargaining por razones tales como la ausencia de

34
causa probable, la insuficiencia de la prueba o la victimización innecesaria

del ofendido53.

El plea bargaining consiste en concesiones que el fiscal hace a cambio de la

aceptación de responsabilidad del imputado; dichas concesiones pueden ser

la imposición de una condena leve por el hecho efectivamente cometido, ó

en la imputación de un cargo menor, ó menos cargos de los cometidos o una

combinación de ambos casos. Para la Corte Suprema este instrumento

conocido como principio de oportunidad es inherente al derecho penal y a su

administración, siendo por tanto una parte esencial en el procedimiento penal

que sirve para racionalizar la selección de conductas criminales que deben

judicializarse, evitando así la congestión judicial.54

La declaración de culpabilidad puede darse en tres formas, Voluntaria,

Inducida o Negociada; en donde la primera aplica en caso que se evidencie

la culpabilidad; la segunda cuando el imputado se declare culpable y

confiese para obtener reducción de la pena y la tercera cuando existe un

acuerdo entre la fiscalía y el imputado.

En la declaración negociada de culpabilidad se debe tener en cuenta que el

fiscal se compromete a enmendar los cargos, limitándose al acordado y no

53
CHIESA APONTE, Ernesto. Derecho procesal de Puerto Rico y Estados Unidos, 1995. Claudio
Vitalote, La función de acusar. Entre obligación y discrecionalidad, Nápoles, 1991, citado por O.J.
Guerrero, Fundamentos Teórico Constitucionales del nuevo proceso penal, Bogotá, 2005, p. 143.
54
FIERRO MENDEZ, Heliodoro. Sistema Procesal Penal de EE.UU. Edit. Ibañez, Bogota 2006.
Pag.100.

35
podrá proceder con ciertos cargos y por los cuales la pena no podrá exceder

el plazo estipulado; por su parte el inculpado debe aceptar que no apelará en

materia de procedimientos judiciales.

En los casos en que exista acuerdo de culpabilidad a cambio de una ofensa

menor, el fiscal deberá presentar una moción de desistimiento de los cargos

acordados, recomendado a la Corte una pena rebajada y apropiada, quien

decidirá si acepta o no el acuerdo, de hacerlo deberá aceptarlo en los

términos de lo acordado por el inculpado y el fiscal55.

En cuanto a la acusación se ejerce luego de negociar con el acusado o su

representante legal, sin sujetarse a ninguna regla preexistente y la actividad

del Juez se sustrae al conocimiento de los hechos, limitándose a decidir

sobre los términos de la negociación.

Así puede afirmarse que en los Estados Unidos opera la discrecionalidad y

no la oportunidad ya que existe muy poco control para la Fiscalía, quien con

base a razones de política criminal, puede crear un eximente de

responsabilidad sin necesidad de cambiar el contenido de la ley sustantiva,

pues los fiscales como delegados del presidente de la república, tienen

amplias facultades discrecionales, que no pueden ser coartadas ni si quiera

por la víctima, ni el tribunal, ni el gran jurado.

55
Ibíd. Pag. 108

36
Vale mencionar que los juicios por jurados vienen en decadencia, pues se

estima que la inmensa mayoría de las condenas penales proferidas son

impuestas mediante el plea-bargaining56.

Para finalizar traigamos otra cita del Doctor Alberto Bovino quien sostiene:

“la facultad de negociación del fiscal, elemento característico del derecho


estadounidense, es consecuencia en primer lugar, de la herencia histórica de
un sistema de enjuiciamiento desarrollado durante la vigencia de un régimen
de persecución privada y, en segundo término, del desconocimiento del
principio de legalidad procesal. El principio de oportunidad, regla absoluta del
sistema, ha sido respetado invariablemente por los tribunales, a pesar de que
algunas leyes afirman el carácter obligatorio de la persecución penal, en
términos similares a los de nuestro derecho positivo.” 57

2.2 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN COSTA RICA

El Dr. José María Rico frente a los orígenes del sistema acusatorio sostiene:
“Como ocurre con los demás países de América Latina, el sistema jurídico
costarricense pertenece a la familia llamada romano-germánica (o europea
continental), caracterizada por la importancia acordada a la codificación, a las
definiciones legales -usualmente expresadas en términos de preceptos
abstractos y generales-al método deductivo y a las construcciones jurídicas
teórico dogmáticas. Sin embargo, el sistema anglosajón del common law -en
especial su variante estadounidense- ha tenido una gran influencia en
aspectos tan importantes como el modelo de constitución y organización
judicial, el control de la constitucionalidad de las leyes por la Corte Suprema,
el recurso al hábeas corpus y, sobre todo, la reciente introducción del sistema
acusatorio en el procedimiento “58

56
Ibíd. Pag.103.
57
En Internet: www.derechoycambiosocial.com/.../Abreviacion_del_proceso_penal..BOVINO
Alberto. La persecución penal pública en el derecho anglosajón. 2004.
58
En Internet: www.pnud.or.cr/images/stories/downloads/pdf/Cuaderno01.pdf. RICO José María,
artículo “Datos Mundiales Sobre los Sistemas de Justicia Criminal, Costa Rica. 2004.

37
El principio de oportunidad en Costa Rica, entró en vigencia el 1º de enero de

199859 y estableció que le corresponde al Ministerio Público ejercer la acción

penal, pudiendo prescindir total o parcialmente de la persecución penal,

beneficiando a algunos o todos los imputados, pero cuando se trate de

conductas bagatelares, ó sobre delincuencia organizada siempre y cuando

el imputado colabore con la desvertebración de la banda delictiva; o

finalmente cuando el imputado haya sufrido un daño físico o moral de tal

gravedad que vuelva desproporcionada la imposición de una sanción60.

Nótese entonces que registra algunas causales que actualmente operan en

nuestra legislación colombiana.

2.3 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN PUERTO RICO

En Puerto Rico opera el Plea bargaining, en términos similares a Estados

Unidos, prevaleciendo el sistema de alegaciones preacordadas por la

inclusión de las Reglas Federales de Procedimiento Criminal, regla 11E, que

permiten pautar el derecho procesal penal e impartir certidumbre y fluidez a

los procedimientos que regulan estas alegaciones; tales como el preacuerdo

que una alegación de culpabilidad grave se varié por una de menor

59
En internet: www.bibliotecajuridica.com.co/.Ley No. 7594 del 4 de Julio de 1996.
60
Ibid. Artículo 22 Ley No. 7594 del 4 de Julio de 1996.

38
gravedad.61 En este sistema procesal la fiscalía está autorizada para

presentar acusación, ó abstenerse de presentarla y optar por archivar el

caso; ó presentarla por un delito menor; luego de que el magistrado

correspondiente haya estimado una causa probable de imputación de

cargos.62

2.4 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL PERÚ

El principio de oportunidad fue incorporado dentro del ordenamiento jurídico

del Perú, en el año 199163, siendo aprobado en el Ministerio Público

mediante Resolución de la Fiscalía de la Nación Nº 1072-95-FN con base a

lo establecido en el Artículo 2 del Decreto Legislativo Nº 638, modificado por

Decreto Legislativo Nº 25461, pero entró en vigencia cuatro años más tarde

con la Circular N° 006-95-MP-FN, otorgando a los fiscales provinciales la

capacidad de abstenerse de ejercer la acción penal, no formalizando la

denuncia conforme al código procesal penal, siempre y cuando se cuente

con el consentimiento del imputado.

61
CHEISA APONTE, Ernesto. Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estados Unidos. Bogotá Edit.
Forum 19.
62
GÓMEZ PAVAJEAU, Carlos Arturo. La oportunidad como principio complementario del proceso
penal. Edit. Nueva Jurídica. 2 Edición. Bogotá Noviembre de 2007.Pág. 66
63
En internet: www.ohperu.com/sociedad/derecho.htm. Decreto Legislativo N° 638/91. Código
Procesal Penal del Perú.

39
Su desarrollo produjo pocos resultados, por ser una figura que solo a partir

del año 2001 tuvo efectos, lo cual conllevó a implementar las Fiscalías

Especializadas encargadas exclusivamente de su aplicación64.

Como en nuestro país, parte de la doctrina procesal peruana considera que

existe contradicción entre el principio de legalidad y la aplicación del principio

de oportunidad, basados en los mismos argumentos doctrinarios de nuestra

cultura jurídica, esto es, la universalidad del principio de obligatoriedad,

conforme al cual la Fiscalía está obligada a ejercitar la acción penal frente a

cualquier comportamiento que llegue a su conocimiento y que revista la

característica de delito65.

De este modo la obligatoriedad y el carácter indisponible de la acción penal,

se mantienen como una regla general en el accionar del Ministerio Público

Peruano, pero en el entendido que no es en forma estricta ya que puede ser

dejada de lado por la Fiscalía para aplicar el principio de oportunidad, cuando

concurran ciertos requisitos exigidos por la norma, pudiendo ser estos

concurrentes o excluyentes entre sí, tales como los elementos constitutivos

64
“Aunque el proceso penal peruano se basa exclusivamente en el Principio de Obligatoriedad de la
acción penal, porque "la persecución de los hechos delictivos no puede ser materia negociable para las
partes" se permite en atención al principio de oportunidad que la Fiscalía, el imputado y la víctima
decidan la viabilidad o no de la aplicación de la pena, para buscar la efectividad y rapidez en la
resolución de los conflictos y en mira de obtener la indemnización del ofendido”. En internet:
www.monografias.com/trabajos16/principio-de-oportunidad/principio-de-
oportunidad.shtml?monosearch
65
En internet:www.monografias.com/trabajos16/principio-de-oportunidad/principio-de-
oportunidad.shtml?monosearch

40
del delito; la falta de necesidad de pena, la falta de merecimiento de pena

ante los llamados delitos de bagatela; la mínima culpabilidad por presencia

de circunstancias atenuantes; la obligación de pago y la indemnización por

los daños y perjuicios; y algunas prohibiciones como la exclusión de los

funcionarios públicos como beneficiarios de esta figura, por delitos contra la

administración pública o en ejercicio de sus funciones. Así entonces no es

posible conceptuar el principio de oportunidad en forma similar al modelo de

justicia criminal angloamericano, es decir, en sentido amplio, pues supone la

discrecionalidad de la actuación en la persecución penal con la libertad

absoluta para decidir sobre el ejercicio de la acción o de la acusación penal.

De tal forma, que el principio de oportunidad en el Perú, sólo se puede

aplicar en forma restringida, teniendo como punto de partida el principio de

legalidad, del cual es su excepción66.

De la misma manera que en Colombia, en el Perú actualmente opera el

sistema Mixto y el Sistema Procesal Acusatorio, esto es, el código de

Procedimiento Penal de 1940 y el código Procesal Penal de 1991.

Finalmente entonces en el principio de oportunidad se aplica sólo en los

casos que el agente haya sido afectado directa y gravemente por las

consecuencias de su delito y la pena resulte inapropiada; cuando se tratan

de delitos que por su insignificancia o su poca frecuencia no afecten

gravemente el interés público, salvo cuando la pena mínima supere los dos

66
En internet: www.libredebate.com. SALAS BETETA Christian. Principio de oportunidad en el Perú,
moderno mecanismo de simplificación procesal penal. 23 de junio 2006.

41
años de pena privativa de la libertad o hubiera sido cometido por un

funcionario público; y cuando la culpabilidad del agente de la comisión del

delito o su contribución a la perpetración del mismo sería mínima, salvo que

se tratase de un hecho delictivo cometido por un funcionario público67.

2.5 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN ARGENTINA

La República de Argentina, no cuenta en su régimen procedimental penal

con el principio de oportunidad de manera taxativa, sino que desarrolla su

aplicabilidad con propósitos político criminales, a través de dos institutos

incorporados al Código Penal Argentino la "Suspensión del juicio a prueba".

(Ley 24.316) y el "Juicio abreviado" (Ley 24.825); los cuales van dirigidos

hacia dos fines, descongestionar la administración de justicia, e imprimir al

sistema procesal penal mayor eficiencia, eficacia y efectividad.68

2.6 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN VENEZUELA, BRASIL Y

REPÚBLICA DOMINICANA

67
Ibíd.
68
En internet: www.diarioaccion.com.ar/enlaces/derecho.htm.Código Procesal Penal de Argentina.
2010.

42
Siguiendo los lineamientos propios del sistema reglado alemán, la aplicación

del principio de oportunidad en la República Bolivariana de Venezuela, está

consagrado en el Código Orgánico Procesal Penal, libro primero, de las

disposiciones generales, Título I, del ejercicio de la Acción Penal, Capítulo

Tercero de las alternativas a la prosecución del proceso, Sección Primera,

del Principio de Oportunidad, artículos 11, 13, 23, 31, 32, 33, que permiten a

la fiscalía solicitar al juez de control, la autorización para prescindir total o

parcialmente del ejercicio de la acción pernal, o limitarla a alguna de las

personas que intervinieron en el hecho69; todo dependiendo de la poca

relevancia de la conducta delictiva y sobre todo que esta, no afecte

gravemente el interés público, además cuando la conducta del imputado se

estime de menor relevancia, ó en casos de delincuencia organizada cuando

el imputado colabore con la desvertebración de la banda delictiva por

delación y cuando concurren los presupuestos para que Juez pueda

suspender condicionalmente la ejecución de la pena.

Estos mismos presupuestos se tienen en cuenta en el sistema procesal

penal de República Dominicana, al momento de aplicar la figura precitada.

Por su parte, para Brasil lo más importante es la reparación a la víctima; así

en ciertos delitos de acción pública de escasa entidad, la indemnización

69
En internet: www.libreriaconsulta.com/nueva/.../listCategoriesAndProducts.asp?...Código Orgánico
Procesal Penal deVenezuela. 2009.

43
aceptada por ésta implica la renuncia a la representación y el archivo

procesal70.

Finalmente vale señalar que tanto en la normatividad penal Venezolana,

como en la Brasilera y Dominicana, el principio de oportunidad se concibe

como una excepción al principio de legalidad.

2.7 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN ESPAÑA E ITALIA

Ambas legislaciones se sujetan al principio de legalidad no permitiendo la

introducción de criterios de oportunidad en forma bondadosa como nuestra

legislación71, siendo para ellos entonces el principio de obligatoriedad la

pieza esencial para los fines del Estado en la persecución penal de los

delitos.

En Italia72, se cuenta en algunos beneficios jurídicos que hacen relación a la

extinción de la acción penal, como el perdón judicial a menores de edad que

llenen ciertos requisitos legales; la sentencia de sobreseimiento para algunos

casos especiales y el juicio abreviado como alternativa para acelerar los

casos a solicitud del imputado quien recibe beneficios al momento de la

decisión judicial; lo cual se describe como un procedimiento bastante

70
En internet: www.juridico.com.br/.Estatuto Procesal Penal del Brasil. Ley 9.099 de 1995. 2008.
71
En España se conoce la figura procesal “La Conformidad del Imputado” que es un mecanismo de
simplificación y corrección procesal.
72
En Internet: www.uned.es/biblioteca/referencia/recursosjuridicos.htm.Código Procesal Penal de
Italia. 2006.

44
parecido al "plea bargaining"73 conocida como “applicazione della pena su

richiesta delle parti”, ó “aplicación de la pena a pedido de las partes” y en

virtud de la cual la Fiscalía y el abogado defensor pueden acordar la

imposición de una sentencia que es impuesta por un juez74.

2.8 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN ALEMANIA

Desde los años setenta se desarrolla el principio de oportunidad en

Alemania, contemplando en forma reglada las causales que proceden para

su aplicación, que va dirigida principalmente a la criminalidad leve y media y

frente a ciertos casos que pueden considerarse "delitos de bagatela", contra

los cuales no existe interés público en la persecución penal. No obstante

ante situaciones de mediana gravedad, puede cesar la persecución penal,

siempre y cuando opere la reparación y con el consentimiento del acusado.

De igual modo procede el archivo cuando se trata de conductas de poca

relevancia realizadas fuera del ámbito territorial. Así mismo puede

abstenerse en la persecución de hechos punibles que se cometieron desde

Alemania pero con consecuencias delictivas en otros Estados , siempre y

cuando la realización del proceso provoca el peligro de una grave desventaja

73
Se denomina a esta figura procesal “el pattegiamento” y se desarrolla en el art. 444 del Código
Procesal Italiano de 1988.
74
En Internet: www.proz.com. Aplicación de la pena a solicitud de la partes/Terminación anticipada
del proceso. 04 de Abril de 2008.

45
para el país, ó cuando a la persecución se oponen otros intereses públicos

superiores75.

Se puede igualmente cesar la persecución de los delitos cuando haya

colaboración con la justicia, como también procede la abstención en la

acción penal cuando se trate de delitos del Código Penal Internacional, pues

no se persiguen estos delitos cuando el inculpado no se encuentra en el

territorio nacional.

No sobra mencionar que la aplicación del principio de Oportunidad queda en

todos los casos sometida a la aprobación de un juez. Mírese como

igualmente en el parágrafo 152 (StPo) de la Ordenanza Procesal Alemana

define la autoridad acusadora y el principio de legalidad, y señala que "para

el ejercicio de la acción pública se designa a la Fiscalía"; en el inciso 2°

sostiene que "está obligada, en tanto no haya sido determinada otra cosa

legalmente, a proceder judicialmente debido a todos los delitos perseguibles,

en tanto que tengan cabida suficientes puntos de apoyo reales". Los

parágrafos 153 y 153A consagran el principio de oportunidad como

excepción, unas veces con la anuencia del tribunal competente para la

apertura del plenario, otras del acusado o de ambos, para casos en que la

75
En Internet: www.libredebate.com. GÓNGORA MERA, Manuel Eduardo. El Principio de
Oportunidad en el Código de Procedimiento Penal. 23 de Junio, 2006

46
culpabilidad del autor es mínima o cuando no exista un verdadero interés

público en la persecución76.

2.9 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN FRANCIA

La regla general en el sistema francés es la discrecionalidad en el ejercicio

de la acción penal, que se conoce como “opportunité de poursuites”, pero

que está sujeta a ciertas limitaciones, tales como la imposibilidad de desistir

libremente una vez ejercida la acción penal, o la obligación de ejercer la

acción penal siempre que el perjudicado por el delito se constituya en parte

civil77.

Así entonces no prevé el estatuto procesal frances, un principio de

oportunidad propiamente dicho con los rasgos impresos en otras

legislaciones; pues el ministerio público puede renunciar a acción penal, sin

estar sometido al control de los jueces y menos a aceptar recurso alguno, de

conformidad con el Art. 40 del estatuto procesal penal, que le confiere

atribuciones al Procurador de la República de recibir las quejas y denuncias

para tomar decisión sobre ellas, hasta poder archivarlas si considera que no

es conveniente ejercer la acción penal; situación que podrá no obstante ser

revocada por el mismo funcionario, sí aparecieren luego elementos nuevos

76
Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. Bogotá 30 de Junio de 2005.
77
DIEZ PICASO, Luis María. El poder de acusar. Ministerio Fiscal y constitucionalismo, Madrid,
2000, p.14. Citado en Sentencia C-673 2005 MP Clara Inés Vargas Hernández.

47
que le permitan reconsiderar su decisión y optar por proseguir la acción

penal.

Básicamente la aplicación del principio depende de las razones de legalidad

que permitan verificar la existencia o no de un delito o contravención, si

existe una causa de extinción de la acción como abrogación de la ley penal,

cosa juzgada, muerte del procesado, inmunidad, ausencia de

responsabilidad, desistimiento, legítima defensa, amnistía, prescripción,

transacción, entre otras78.

2.10 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN INGLATERRA

Para conocer los orígenes del principio de oportunidad en la colonia inglesa,

vale citar de nuevo al licenciado Alberto Bovino quien sostiene:

“La tradición acusatoria del derecho ingles ha sido explicada en términos de


garantía individual contra la posible persecución arbitraria por parte del poder
político. Durante el siglo XIII -momento histórico en el cual en el continente
comienzan a resurgir las formas inquisitivas recuperadas por el saber religioso
del derecho romano imperial-, el derecho inglés desarrolla una institución que
caracterizaría su procedimiento en los siglos venideros y que llegaría hasta
nuestros días: el jurado. El jurado originario no presentaba demasiadas
similitudes con el jurado actual. El lugar del inquisidor europeo continental, de
aquel que investigaba y, a la vez, decidía, fue el lugar que, en cierta medida,
ocupó el jurado en el momento de su origen histórico.” 79

78
REVISTA ÁMBITO JURÍDICO, El Ámbito del Lector. Osorio Chacón, Álvaro. Bogotá 10 al 23 de
Mayo 2004. Página 16ª.
79
En Internet: www.derechoycambiosocial.com/.../Abreviacion_del_proceso_penal...BOVINO
Alberto. La persecución penal pública en el derecho anglosajón. 2004.

48
Por ello en el Reino Unido opera una figura jurídica procesal denominada

“discretión”, que da cuenta de una oportunidad no reglada, existiendo un

criterio pacífico de que para iniciar o continuar una persecución penal debe

existir, al menos, por virtud de un entendimiento de una economía de medios

y un cálculo de sus probabilidades de éxito, una previsión realista de que con

la prueba presente, es posible la obtención de un fallo condenatorio. Empero

no se ejercita la acción por determinados delitos leves, la juventud,

enfermedad, estado mental o vejez del autor, perdón de la víctima,

transcurso del tiempo entre el hecho y la intervención de investigadores,

entre otras80.

La figura procesal del Guilty Pea, es la de mayor aplicación como mecanismo

de simplificación procesal. El derecho procesal penal Inglés continuó con el

sistema propio de la edad media con tan sólo unos ajustes, de ahí que el

principio de discrecionalidad pertenezca históricamente a la tradición

acusatoria y el sistema acusatorio se califique como heredero de la

acusación privada81.

Finalmente no sobra hacer mención que el principio de oportunidad también

es acogido en otros paises como Ecuador, Guatemala, El Salvador,

80
GÓMEZ PAVAJEAU, Carlos Arturo. La oportunidad como principio complementario del proceso
penal. Edit. Nueva Jurídica. 2 Edición. Bogotá Noviembre de 2007.Pág. 65
81
Ibíd. Pág. 45

49
Luxemburgo, Escocia, Dinamarca, Noruega y en gran parte de los países

africanos; con características y rasgos similares a los preceptos ya vistos82.

CAPITULO III. LA POLÍTICA CRIMINAL

Entendida la política criminal como la reacción social ante las conductas

punibles, ó el conjunto de medidas de que se vale el Estado para enfrentar la

criminalidad y la criminalización, es menester comprender que su objetivo

primordial es contrarrestar la delincuencia, especialmente su prevención,

represión y control; por ello se ha definido también como profilaxis criminal,

reacción social y política criminológica, orientada tanto a la criminalización

como a la criminalidad, definida ésta última como la totalidad de

comportamientos delictivos y sus autores o partícipes.

Del mismo modo debe mirarse la prevención, ejercida por el Estado o por la

sociedad; como elemento de la política criminal que evita el nacimiento de

conductas ilícitas, e impide la criminalidad futura.

82
PRADEL, Jean. Droit Pénal Comparé. Edit. Dalloz, 1995, página 485, citado por GÓMEZ
PAVAJEAU, Carlos Arturo. La oportunidad como principio complementario del proceso penal. Edit.
Nueva Jurídica. 2 Edición. Bogotá Noviembre de 2007.

50
3.1. POLITICA CRIMINAL Y PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

Podría decirse entonces que una buena aplicación del principio de

oportunidad dentro de los marcos de la política criminal del estado, conducirá

a que la víctima obtenga una reparación efectiva y rápida; el inculpado no se

someta a una pena privativa de su libertad, y por su parte el Estado logre

restablecer el ordenamiento jurídico sin el agotar las etapas del proceso;

conduciendo ello finalmente a la descongestión de despachos judiciales y

centros penitenciarios. Aunque debe entenderse que la limitación a la libertad

personal como represión del delito, también es un componente de la política

criminal; que a su vez, es una respuesta negativa del Estado frente a un

comportamiento delictivo.

Es sabido que la aplicación del Principio de Oportunidad, tal como lo

establece el nuevo Código de Procedimiento Penal en su artículo 312

“deberá hacerse con sujeción a la política criminal del Estado”. Podemos

entender entonces que la Fiscalía General de la Nación ha sido designada

para impulsar y fortalecer la política criminal del Estado, pues no solo fue

creada constitucionalmente para reprimir las conductas criminales sino para

prevenirlas y evitarlas, porque aún cuando actúa como ente investigador de

conductas presuntamente delictivas, no debe desprenderse de la función de

51
agente de política criminal83, debe involucrar, políticas preventivas,

decisiones que acentúan la prevención del delito, actuar sobre las causas y

no sobre las meras consecuencias. Prevención es también política criminal y

ello, a su vez, es más consistente con la armonía entre las políticas públicas.

Un ejemplo de cómo el principio de oportunidad obedece a los postulados de

política criminal, es la implementación de la causal que establece que

“cuando el imputado haya sufrido, a consecuencia de la conducta culposa,

daño físico o moral grave que haga desproporcionada la aplicación de una

sanción o implique desconocimiento del principio de humanización de la

sanción punitiva”; se aplicará el principio; que busca como finalidad que la

persona que comete un delito culposo con el cual vivirá una tragedia familiar

o un drama social, (por la muerte de un ser querido por ejemplo) no sea

doblemente victimizada con la aplicación de una sanción penal, pues

bastante sufrimiento tiene la persona para agregarle uno más, ya que en

este evento el sujeto activo también es sería víctima.

Se pretende de esta forma el desarrollo de una política criminal orientada a

obtener mayor eficiencia y eficacia en la administración de justicia, al

83
“Pues bien, un examen atento de los antecedentes legislativos del nuevo C.P.P, en materia de
principio de oportunidad, evidencia que partiendo del texto del Acto Legislativo 03 de 2002, fue la
voluntad del legislador: (i) diseñar un modelo acusatorio propio de la aplicación del principio de
oportunidad reglado: (ii) antes que ser concebido como un simple mecanismo de descongestión de la
justicia penal, se buscó con aquél racionalizar la ejecución de la política criminal del Estado…… y
(VI) las víctimas fuesen tenidas en cuenta al momento de adoptar una decisión en la materia” En
Sentencia C-673 de 2005 H. Corte Constitucional.

52
concentrar la acción de los funcionarios en la persecución de las conductas

punibles de mayor relevancia social y en aras de combatir la impunidad

reinante en el sistema penal.

No obstante lo anterior, la política criminal debe estar bien dirigida y

encaminada para no caer en contradicciones como lo cita el Doctor Manuel

Eduardo Góngora Mera magíster en Derecho Económico de la Pontificia

Universidad Javeriana de Colombia:

“Empero, la regulación del principio de Oportunidad en Colombia no está


exenta de críticas. Una primera surge del artículo 250 de la Constitución: tal
como quedó establecido el principio de Oportunidad, se entrega la facultad de
definir los delitos que serán perseguidos primariamente al Presidente de la
República. El Fiscal debe consultar la política criminal de cada gobierno para
dar aplicación al principio de Oportunidad, lo que genera para la rama judicial
dependencia del ejecutivo y afecta el principio de separación de doderes, tan
caro para los intereses de la democracia y el imperio de la ley. Las
experiencias de justicia politizada en el mundo no son positivas; un paso en
esa dirección no parece ser muy adecuado para un país que requiere con
urgencia frenos y contrapesos entre las ramas del poder y particularmente un
sistema judicial verdaderamente independiente84.

Ahora es preciso recordar que la Fiscalía General de la Nación hasta antes

de la expedición de la ley 906 de 2004, tenía gran concentración de poderes

tales como decidir sobre la situación jurídica de las personas, recopilar y

valorar las pruebas, tanto en la investigación como en el juzgamiento,

contando entonces con amplios poderes jurisdiccionales, lo que llevó al

legislador a restringir sus facultades, optando de paso por implementar una

copia del sistema oral acusatorio, que no permitiera dicha concentración que

generalmente terminaba desbordando el marco jurídico de las instituciones.

84
En internet: www.libredebate.com. GONGORA MERA, Manuel Eduardo. El Principio de
Oportunidad en el Código de Procedimiento Penal de Colombia. 23 de junio, 2006

53
Por ello con el desarrollo del principio de oportunidad trató de ser

estrictamente riguroso, empezando con la “sujeción a la política criminal del

Estado”85 como requisito para su aplicación, para así lograr constituir un

mecanismo que garantizara la eficacia de la administración de justicia; la

reducción de los índices de impunidad y la búsqueda del cumplimiento de los

fines de la pena.

3.2 JUSTICIA RESTAURATIVA

Sí como producto de la aplicación de esta justicia restaurativa se obtiene la

reparación integral de la víctima, puede entonces verificarse si ha de

aplicarse o no el principio de oportunidad, siempre y cuando esté previsto en

alguna de las causales del artículo 324.

Así entonces la concepción de una justicia restaurativa facilita el camino

para que las víctimas obtengan la indemnización de los daños y perjuicios

con la conducta criminal en forma ágil; contribuyendo a la prevalencia de la

justicia material sobre la simplemente formal, para lograr fortalecer los

objetivos de la pena.

85
MESTRE, José. La discrecionalidad para acusar. Aspectos generales relacionados con el principio
de oportunidad y reflexiones en torno a su reglamentación en Colombia, Pontificia Universidad
Javeriana, Bogotá, 2007.

54
La justicia restaurativa entonces, entendida como un proceso mediante el

cual las partes de un proceso penal victima-indiciado o acusado, buscan

obtener un resultado restaurativo, en el que puede haber la participación de

un facilitador, a través de los mecanismos de justicia tales como la

conciliación pre procesal ó la conciliación en desarrollo del incidente de

reparación integral y la mediación; buscan el cumplimiento constitucional del

Estado quien debe atender de manera especial a todas las personas y en

especial las víctimas de las conductas punibles, para quienes deberá

promover y adoptar medidas efectivas por encontrarse en manifiesta

inferioridad de condiciones.

Dentro de la justicia restaurativa debe tenerse primeramente en cuenta el

papel protágonico de la víctima, que si bien se predica en los diferentes

postulados que le han dado origen al principio de oportunidad -la reparación

pronta y efectiva de los daños causados a ella- es importante destacar que

su rol también se ha distorsionado pese a que universalmente 86 se le deben

reconocer iguales derechos sin distinciones o consideraciones algunas.

Por esto, vale destacar lo manifestado por la Corte Constitucional:

“En relación con la posibilidad de que las víctimas puedan impulsar el proceso
penal ante la omisión del Estado, se han adoptado distintos esquemas de
solución en consideración a los principios de oportunidad y de legalidad. En

86
Los derechos de las víctimas comprenden no sólo la indemnización de perjuicios, sino el derecho a
que se haga una investigación exhaustiva que conduzca a la sanción justa de los responsables. En 1977
el Comité de Ministros del Consejo de Europa expidió la Resolución (77) 27, con recomendaciones
para la indemnización de las víctimas del delito.

55
los sistemas orientados por el principio de legalidad la ocurrencia de un hecho
punible obliga al Estado a iniciar la acción penal en todos los casos.

En los sistemas que reconocen el principio de oportunidad, el ente acusador


goza de mayor discrecionalidad para decidir cuándo no iniciar una acción
penal. En esos casos, aun cuando en principio el Estado es quien tiene el
monopolio de la acción penal, se permite el ejercicio de acciones privadas y
se han desarrollado mecanismos para que las víctimas o perjudicados puedan
oponerse a la decisión estatal de no ejercer la acción penal en un determinado
caso.

En los sistemas con énfasis en el principio de oportunidad, donde el Ministerio


Público tiene mayor discrecionalidad para decidir si inicia o no la acción penal
las víctimas y los perjudicados pueden actuar directamente ante el ente
acusador en el impulso de la acción penal, en los casos expresamente
señalados por la ley. En principio dentro de las razones para no iniciar la
acción penal se encuentra, la ausencia de víctimas o perjudicados, la extrema
juventud o vejez del delincuente, la poca importancia de la infracción, la falta
de interés público, la existencia de un acuerdo previo de reparación entre la
víctima y el delincuente, o la aceptación del delincuente de un tratamiento
previo, como ocurre en los Estados Unidos por ejemplo, ó en el caso inglés,
donde la víctima puede impulsar mediante una especie de acción privada el
proceso penal en los casos de los delitos cuya investigación corresponda a la
Policía. En otros sistemas, como el belga son los jueces quienes, a solicitud
de la víctima o el perjudicado, ejercen un control de legalidad sobre la decisión
del Ministerio Público de no iniciar la acción penal.

En los sistemas con énfasis en el principio de legalidad, el Ministerio Público


está obligado a iniciar la acción penal en todos los casos. Ese es el caso de
Alemania, España e Italia. En principio, la única razón por la cual no se inicia
la acción penal es porque no existen elementos de prueba suficientes para
determinar la ocurrencia del hecho punible o la posible responsabilidad de los
implicados. No obstante, con el fin de hacer menos rígido este sistema se ha
consagrado varias excepciones. Por ejemplo, en Alemania, la víctima o los
perjudicados pueden impulsar la investigación y el proceso penal en el caso
de delitos querellables, de delitos que afecten la intimidad de las personas y
de ciertos delitos de gravedad menor. Cuando se trata de delitos más graves,
la víctima o los perjudicados pueden apelar la decisión de no iniciar la acción
penal ante el Procurador General y si este se niega a iniciarla, pueden acudir
incluso hasta la Corte de Apelaciones para obligar al Ministerio Público a
ejercer la acción penal.” 87

Finalmente debe tenerse en cuenta también, que el principio de oportunidad

si bien no forma parte explicita dentro del sistema procesal penal

87
Sentencia C-228 de 2002 MP Dr.Manuel José Cepeda Espinosa

56
colombiano, de los mecanismos de justicia restaurativa, sí está llamado a

garantizar que con su aplicación no se quebrantarán los preceptos

constitucionales relacionados con la protección de las víctimas del delito.

CAPITULO IV. ANALISIS DEL DESARROLLO DEL PRINCIPIO DE

OPORTUNIDAD EN COLOMBIA. (Identificación de las causas de operancia

o inoperancia del principio de oportunidad en nuestro sistema penal)

4.1 DESARROLLO DEL TRABAJO DE CAMPO DE LA INVESTIGACION

PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL EJE CAFETERO DURANTE

LOS AÑOS 2005, 2006 Y 2007

Como ya se mencionó nuestro ordenamiento jurídico está fundado en la

supremacía del principio de legalidad, empero dentro de las modificaciones

introducidas con el acto legislativo 03 del 19 de diciembre de 2002, se

implementó el principio de oportunidad, el cual otorga a la Fiscalía General

de la Nación la potestad de suspender, interrumpir o renunciar a la

persecución penal en los casos contemplados en la ley, sobre todo en el

trámite de algunos procesos de poca relevancia y de esta forma permitir que

la justicia penal se ocupe de delitos de mayor entidad.

57
Dicha institución se venía aplicando de forma tácita en virtud del artículo 39

de la ley 600 del 2000, en la preclusión a través de providencia interlocutoria,

bajo ciertas circunstancias el fiscal podía declarar precluida la investigación

en cualquier momento procesal, mediante providencia interlocutoria o el juez

en etapa de juicio bajo las mismas causales declaraba la cesación del

procedimiento.

Así el legislador consciente de esa situación, decidió crear unas causales

expresas bajo el nombre de principio de oportunidad para evitar posibles

arbitrariedades por parte de los funcionarios judiciales y de paso brindarles

una herramienta de descongestión judicial que les permitiera dedicarse a

investigar y juzgar delitos de mayor repercusión social con mucha más

eficiencia. Por lo menos esto fue lo que se adujo en la exposición de motivos

de la ley 906 de 2004 respaldado con la siguiente estadística:

“…de acuerdo con estadísticas de la dirección nacional de fiscalías en el año


2000 ingresaron a la fiscalía por asignación 589.403 investigaciones previas,
salieron 605.563 y quedó un acumulado de 308.575 par el mes de Enero
siguiente; para el año 2001 ingresaron 747.427 (158.024 más que el año
anterior equivalentes al 26.81%), salieron 659.180 y, a pesar de que se superó
el número de asuntos despachados en la antecedente anualidad, quedó un
acumulado de 396.396 (87.821 más equivalentes al 22.15%); para el año
2002 ingresaron 913.311 lo cual significa un aumento de 165.789 (22.18%
más) salieron 822.550, es decir se evacuaron 163.370 asuntos más que el
año anterior, pero, a pesar del trabajo significativo, ya se computa un
acumulado del 484.651 (88.255 más que el año anterior, que equivale al
22.6%)…”88

88
Gaceta del Congreso N° 339, del 27 de julio de 2003. Exposición de motivos al proyecto que devino
en ley 906 de 2004, citada en Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández de 30 de Junio de
2005.

58
Del anterior texto se puede colegir que uno de los grandes objetivos

perseguidos con la consagración del principio de oportunidad es la

descongestión de la justicia penal, librándola de la investigación y

persecución de delitos que no tienen mayor repercusión social y son de

menor de entidad, de manera tal que los operadores judiciales se puedan

dedicar a causas de mayor trascendencia y de esta forma obtener mejores

resultados.

Teniendo en cuenta las grandes expectativas que se generaron con la

implementación del principio de oportunidad como mecanismo de

descongestión de nuestra justicia penal, y como objeto principal de esta

investigación se emprendió la tarea de medir la eficiencia del mismo y

evaluar si hasta ahora se han cumplido los objetivos trazados por parte de

nuestra rama legislativa con dicha institución.

Antes de entrar a examinar los resultados arrojados por el trabajo realizado,

especificaremos de manera concisa ciertos aspectos metodológicos que se

tuvieron en cuenta en el desarrollo de la investigación.

La población objeto de estudio fueron algunos89, fiscales, jueces y

defensores públicos de las principales ciudades del eje cafetero Pereira,

Manizales, Armenia y Dosquebradas que han tenido participación en la ley

906 de 2004 y que accedieron al diligenciamiento de la entrevistas.

89
Entiéndase por operadores jurídicos jueces de control de garantía, fiscales locales y seccionales y
defensores públicos.

59
Se realizaron 160 entrevistas que corresponden al 89,3% de la población.

Muestra que es un porcentaje considerable que permite establecer

derroteros para el análisis de la información.

La metodología utilizada para la ejecución del trabajo de campo fue la

recolección de información a través de entrevistas estructuradas con

fundamento en una serie de preguntas previamente establecidas. Para

establecer alcances y limitaciones del trabajo de campo se realizó una

prueba piloto que consistió en la aplicación del instrumento en la ciudad de

Santa Rosa de Cabal entre servidores públicos. Este proceso arrojó como

resultado la necesidad de realizarle ajustes al instrumento, permitiendo

además vislumbrar dificultades en cuanto a la disponibilidad de tiempo y

actitud de los encuestados frente al trabajo. Ello permitió la estructuración de

lo que debería ser la serie de preguntas que deberían aplicarse en las

entrevistas.

Como bien lo establecen los manuales de investigación, “la entrevista es una

fuente primaria mediante la cual se recoge la información directamente del

sujeto de investigación”90; en éste caso en particular se aplicó de manera

directa con la intervención de investigador e investigado un cuestionario de

12 preguntas, con el propósito de indagar acerca de aspectos teóricos y

prácticos del Principio de Oportunidad, así como su conocimiento acerca del

90
MENDEZ ALVAREZ, Carlos Eduardo. Metodología de investigación. Segunda edición 1995 Mc
Graw Hill. Pág. 142

60
tema, la participación que han tenido, la frecuencia con la que lo han utilizado

y la forma en que lo han desarrollado.

Para el procesamiento de la información se disgregó el total de la población

en grupos de análisis, teniendo como punto de referencia las ciudades y los

encuestados a los que se les aplicó el instrumento de recolección de

información. Es así como se procesó información por cada encuestado en su

respectiva localidad (sirva como ejemplo fiscales Pereira), por cada operador

jurídico en el eje cafetero (fiscales eje cafetero), por cada ciudad

(consolidado Pereira) y un consolidado final de todas las ciudades y todos los

encuestados.

En el análisis de la información se abordó pregunta por pregunta, tomando

los mismos puntos referencia para el procesamiento, luego se procedió a

establecer las respuestas más significativas del consolidado general,

posteriormente, dentro de cada grupo de análisis se tomaron las respuestas

más dicientes, para después confrontarlas entre sí, y de esta forma lograr

establecer la percepción que se tiene del principio de oportunidad su

eficiencia y aplicación, para finalmente sacar las correspondientes

conclusiones finales sobre el trabajo de campo.

61
4.2 RESULTADO DE ENCUESTAS.

A continuación y como se anunció al inicio del presente documento se

procede a analizar los resultados de las entrevistas efectuadas durante el

desarrollo de ésta investigación, de acuerdo a cada pregunta formulada:

1. Encuentra coherencia entre los principio que orientaron la

reforma al proceso penal colombiano y la consagración

normativa del principio de oportunidad?

El 77% de los entrevistados consideran que hay coherencia entre el principio

de oportunidad y los principios que orientaron la reforma al proceso penal

colombiano. La ciudad de Armenia fue donde los encuestados respondieron

mayoritariamente de manera afirmativa con un 83%, mientras que Manizales

fue la que menos respondió afirmativamente con un 67%. En general se

observa uniformidad de criterios entre los operadores jurídicos del eje

cafetero acerca de ésta pregunta, resaltando que los jueces de control de

garantías fueron en un altísimo margen los que más encontraron coherencia

62
entre los principios que orientaron la reforma consagrada en la ley 906 del

2004 y el principio de oportunidad con un porcentaje del 89%.

La razón más esgrimida entre quienes respondieron positivamente es que el

principio sirve para descongestionar la justicia y agilizar los procesos

mientras para quienes respondieron negativamente que fue el equivalente al

23% arguyeron complejidad del principio frente a la realidad. Cabe resaltar el

alto porcentaje (16%) de quienes al preguntársele el porqué de la respuesta,

no la respondieron.

2. Considera que los principales objetivos del principio de

oportunidad son:

1. Propender por un sistema penal más garantista

2. Superar los modelos inquisitivos

3. Colocar el sistema colombiano a tono con la filosofía democrática

universalmente aceptada

4. Procurar la descongestión de los despachos fiscales

5. Ninguna de las anteriores

63
El 31% de los encuestados considera que el principal objetivo del principio de

oportunidad es procurar la descongestión de los despachos fiscales y en

segundo lugar con un 28% propender por un sistema penal más garantista.

En las ciudades donde se aplicó el instrumento, se nota similitud de

conceptos en cuanto se mantiene como principal objetivo la descongestión

de despachos fiscales, siendo Pereira la única excepción ya que el

propender por un sistema penal más garantista se configura como la opción

más optada con un 37%.

Entre tanto, dentro de los encuestados se mantiene en líneas generales los

mismos derroteros, debido que tanto para fiscales y jueces la descongestión

de los despachos es la opción más escogida con el 34% y 46%

respectivamente. Apartándose de este criterio se encuentran los defensores

públicos para quienes el propender por un sistema penal más garantista es el

objetivo con mayor acogida.

3. ¿Ha participado dentro de un proceso penal, en el trámite de

principios de oportunidad durante los años 2005 al 2007?

64
Se observa que solo el 45% de los entrevistados respondieron

positivamente. Los resultados arrojados de esta pregunta en las diferentes

ciudades en donde se aplicó fue algo dispar, en ciudades como Armenia y

Manizales solo se aplicó, en la primera en un 26% y la segunda en un 38%,

contrario a lo encontrado en Pereira y Dosquebradas donde los resultados

fueron en su mayoría positivos, siendo la capital del Risaralda la ciudad

donde más se ha aplicado el principio de oportunidad con un 64% y seguido

por Dosquebradas con un 53%.

La participación de los encuestados dentro de un proceso penal en el trámite

de principio de oportunidad no podía ser diferente. Tanto fiscales como

defensores públicos de las ciudades objeto de la investigación han

participado en un 41% y 43 % respectivamente, mientras que los Jueces de

Control de Garantías en su totalidad han participado en un 72%. La alta

participación de estos se debe a la desproporción que existe entre ellos y el

número de fiscales y defensores públicos existentes en las 4 ciudades.

4. Si su respuesta anterior es afirmativa, diga si su participación ha

sido:

65
1. En menos de 5 casos

2. Entre 5 y 10

3. En más de 10

-Recuerda con precisión en cuantos

Esta pregunta se reduce estrictamente a aquellos funcionarios que han

participado de un proceso penal en trámite de un principio de oportunidad,

con la intención de establecer un promedio o con exactitud cuántas veces lo

han aplicado durante los años 2005, 2006 y 2007.

Después de conocer la cantidad de servidores que han participado en la

aplicación del principio de oportunidad, se encontró que estos lo han hecho

en menos de 5 casos en un 79%, entre 5 y 10 en un 18% y en más de 10 el

3%.

En ninguna de las ciudades en donde se aplicó el instrumento se nota una

gran diferencia en los datos. Manizales con un 89% fue la ciudad en donde

los encuestados que aplicaron el principio lo hicieron en menor número de

oportunidades, en cambio Pereira la participación de cada operador jurídico

fue más alta ya que en promedio el 31% de ellos participaron entre 5 y 10

casos.

Cabe resaltar que entre todos los funcionarios entrevistados, ninguno de los

jueces de control de garantías ha participado en más de 10 casos,

circunstancia que si ha sucedido con defensores y fiscales, siendo estos

66
últimos los que más han aplicado el principio en número mayor a las 10

veces con un 4%, no dejando de ser una cifra menor.

La mayor parte de los entrevistados han aplicado en menos de 5 veces el

principio, verbigracia el 86% de los Fiscales, el 83% de los defensores

públicos y el 53% de los Jueces de Control de Garantías.

5. Los principios de oportunidad realizados han terminado:

-Aprobados

-Rechazados

Se le preguntó a los entrevistados cuantos de los principios aplicados han

terminado aprobados y cuantos han terminado rechazados, obteniéndose

que ha sido aprobado en el 75% de los casos, es decir existe un altísimo

margen de que este finiquite de manera exitosa.

En Dosquebradas el margen de aprobación del principio de oportunidad fue

de un 88%, lo anterior demuestra que gracias a la aprobación de éstos se ha

67
terminado con la persecución penal en un número considerable de veces en

ésta ciudad. Por el contrario, en Manizales aunado a la exigua participación

de los funcionarios en el trámite del principio de oportunidad dentro de un

proceso penal, la aprobación de éstos no ha sido tan importante en

comparación con las demás ciudades, pues en ésta solo el 64% de las

veces ha sido aprobado.

Por las mismas razones planteadas anteriormente los jueces han tenido

mayor participación en la aprobación de principios de oportunidad, esto es en

un 81%, debido a que como ya se dijo anteriormente el número de éstos no

es proporcional al de fiscales y defensores públicos, de ahí que tengan

mayor participación. En cambio para los defensores la situación ha sido un

poco diferente sin ser una cifra baja, de todos los principios aplicados el 69%

han sido aprobados.

6. ¿Cuál de las causales del Art. 324 es la más invocada en los

principios de oportunidad en que usted participó?

68
Respuestas Obtenidas:

1. Evitar un doble castigo

2. Evitar antijuricidad

3. Se afecta el núcleo familiar

4. Humanidad, garantía y justicia

5. Indemnización y reparación a la victima

6. ofrecimiento de la fiscalía

7. aplicación último ratio

De las causales que taxativamente enmarca la ley 906 del 2004 en su

artículo 324, se le preguntó a los entrevistados cual era la de mayor

aplicación, relacionando siete que denominaron de distinta forma y que

pareciere indicar el desconocimiento de las mismas.

Dentro de los principios de oportunidad que fueron aprobados la causal más

invocada fue el numeral 191 con un 42%, seguida del numeral 1392 con un

22%, motivadas principalmente porque en el 63% de las veces se indemnizó

integralmente a la víctima.

De igual forma en las diferentes ciudades se sigue la misma línea observada

en el consolidado general, en cuanto a la causal más invocada, salvo en

91
Cuando se trate de delito sancionado con pena privativa de la libertad que no exceda en su máximo
de 6 años y se haya reparado integralmente a la víctima, y además, pueda determinarse de manera
objetiva la ausencia de interés del estado en la acción penal.
92
El juicio de reproche de culpabilidad sea de tan secundaria consideración que haga de la sanción
penal una respuesta innecesaria y sin utilidad social.

69
Manizales donde se puede observar una pequeña variación que se traduce

en el aumento de la invocación del numeral 8 93 que representa en esta

ciudad el 25% de las causales esgrimidas.

En concordancia con las cifras anteriormente relacionadas cada encuestado

aplicó las mismas causales de forma mayoritaria, excepto los señores

fiscales, los cuales demostraron cierto equilibrio en cuanto a la aplicación de

éstas, porque ellos invocaron casi en igual cantidad -cinco causales- sin

dejar de ser el numeral primero el más aplicado.

7. Cuáles fueron los delitos a los que se aplicó el principio de

oportunidad?

Respuestas Obtenidas:

1. Contra la vida y la integridad personal

2. Libertad y formación sexual


93
Cuando proceda la suspensión del procedimiento a prueba en el marco de la justicia restaurativa y
como consecuencia de este se cumpla las condiciones impuestas.

70
3. Contra la libertad individual

4. Contra el patrimonio económico

5. Contra la fé pública

6. Contra la administración pública

7. Infracción a la ley 30

Esta pregunta hace referencia en que tipos penales se aplicó más el principio

de oportunidad. En cuanto a los tipos penales utilizados por los operadores

jurídicos en los cuales se dio aplicación al principio de oportunidad, los de

mayor recurrencia fueron contra el patrimonio económico, en un 55%. En

Pereira y Dosquebradas fue diferente, pues los cambios se vieron

principalmente en el porcentaje de aplicación de los tipos penales más

usados. Primero porque en la capital del Risaralda la aplicación del principio

disminuyó un poco de acuerdo a los índices generales en los delitos contra el

patrimonio económico, y aumentó los que van en contra de la vida e

integridad personal. Por su parte en Dosquebradas la variación se presenta

en el aumento en cuanto a la aplicación del principio en los delitos contra la

vida y la integridad personal.

Fiscales y defensores públicos discrepan acerca de los tipos penales a los

cuales se aplicó el principio de oportunidad, pues en un 68% de los casos los

defensores participaron en la aplicación del principio de oportunidad en

delitos contra el patrimonio económico y para los fiscales la aplicación fue

71
tanto para delitos contra la vida y la integridad personal (41%) y el patrimonio

económico (48%).

8. ¿La víctima y el imputado conocieron la trascendencia de la

aplicación del principio de oportunidad?

En el 90% de los casos en que se practicó el principio de oportunidad tanto el

imputado como la víctima tuvieron conocimiento de la trascendencia de la

aplicación del mismo; sin embargo en la ciudad de Armenia los resultados

fueron distintos toda vez que en el 60% de los casos la víctima y el imputado

conocieron la trascendencia del principio de oportunidad.

72
9. Quedó algún registro de las conversaciones entre la Fiscalía,

imputado y la víctima?

De acuerdo a las respuestas formuladas por los entrevistados un 53%

manifestó no haber dejado registro alguno de las conversaciones entre la

Fiscalía, el imputado y la victima. Ya en el resto de los casos la herramienta

más usada para llevar registro fueron las actas en un 44% de las veces.

En Armenia la situación fue más gravosa tras encontrar que un 80% de las

veces no se dejo registro de las conversaciones, por el contrario Manizales

fue la única ciudad donde el registro de las conversaciones estuvo por

encima del no registro, el 56% así lo indica y en donde las actas fueron el

instrumento de mayor utilización.

Entre los encuestados no hubo ninguna diferencia en referencia a las cifras

globales, la única es en la forma de conservar las conversaciones. Los

73
jueces argumentaron que un 67% de éstas quedaban registradas en las

grabaciones que se hacía de las audiencias.

10. Se le preguntó a los operadores jurídicos si la víctima se opuso a

la aplicación del principio de oportunidad.

El 90% de las víctimas no se opusieron en el trámite del principio de

oportunidad, sin que existieran grandes diferencias entre las cifras del

consolidado general y las que se pueden establecer de acuerdo al operador

jurídico y las ciudades, en donde el alto índice de aceptación del principio se

mantuvo, solo en Armenia se pudo observar una disminución debido a que

ésta fue del 70%.

74
11. El principio de oportunidad aplicado que favoreció al imputado,

tuvo respaldo probatorio?

En el 86% de los asuntos hubo pruebas que sustentaron el trámite del

principio de oportunidad, así mismo esta situación se evidencia en las

ciudades y entre los diferentes encuestados en donde se realizó la

entrevista, en ningún caso el respaldo probatorio que sustentó el principio de

oportunidad estuvo por debajo del 81%.

12. Hubo reparación a la victima?

75
En cuanto a reparación de las víctimas, en el 72% de los casos se obtuvo.

De igual forma entre las ciudades y encuestados participantes, la cifra de

reparación a la víctima se mantiene en un rango del 65 y 85 % en los

principios de oportunidad aplicados.

4.3 ANALISIS EN EL RESULTADO DE ENCUESTAS

 Al analizar las respuestas que los entrevistados dieron a la primera

pregunta se detectó cierto nivel de renuencia a responderla, lo cual pudo

deberse a vacíos conceptuales acerca del sistema penal acusatorio y del

principio de oportunidad y de allí la falta de seguridad para brindar una

adecuada respuesta, u otra razón pudo ser la falta de interés de algunos

funcionarios frente a la investigación jurídica o doctrinaria.

 El haber sido considerado por los encuestados como los dos objetivos

principales del principio de oportunidad el descongestionamiento de los

despachos fiscales y el propender por un sistema penal más garantista en

la pregunta número uno, resulta muy lógico debido a que este principio se

erige dentro de nuestro sistema procesal, como una institución que brinda

garantías tanto al imputado como a las víctimas y se armoniza con el

76
objetivo de lograr una mayor eficiencia al procurar el

descongestionamiento del aparato judicial.

 La respuesta que dieron la totalidad de los entrevistados a la pregunta

número 3, permite inferir la presencia de una falla en la aplicación del

principio de oportunidad en nuestro país, ó por lo menos en el eje

cafetero, ya que solo el 45% de los encuestados ha aplicado el principio

de oportunidad, cifra muy baja considerando las expectativas y

finalidades que se tenían frente al principio.

 Aunado a la exigua participación de los funcionarios públicos se

encuentra el hecho que quienes han aplicado el principio de oportunidad,

no lo han hecho de una manera frecuente, pues la gran mayoría lo ha

aplicado en menos de cinco oportunidades lo cual indica que esta

institución no ha sido utilizada en la medida que se esperaba, ni mucho

menos en la frecuencia que se precisaba para cumplir con su objetivo, lo

que denota dificultades en su puesta en marcha y aplicación.

 A pesar que el principio de oportunidad no se ha aplicado en las

proporciones esperadas cabe anotar, que en las oportunidades en que

éste ha tenido desarrollo ha podido llegar a una exitosa culminación.

 De acuerdo a los resultados de las entrevistas se concluye que la mayor

causal para la aplicación del principio de oportunidad es el hecho de

77
haberse presentado un resarcimiento de la victima por parte del

victimario.

 Los encuestados en su mayoría aplicaron el principio de oportunidad en

los delitos relacionados contra el patrimonio económico, de lo cual se

puede colegir que existe concordancia entre los delitos y las razones por

las cuales se aplicaron los principios de oportunidad, pues los numerales

1(reparación integral a la víctima) y 13 (cuando la sanción penal sea

innecesaria o sin utilidad social) del artículo 324 fueron las causales más

invocadas que encajan perfectamente en los delitos contra el patrimonio

económico, siendo importante resaltar que estas causas en las que se

aplicó el principio de oportunidad eran de mínima trascendencia, esto

muestra que su campo de aplicación en la práctica está restringido a la

pequeña criminalidad.

 Es importante anotar que de acuerdo a los resultados finales el 90% de

los entrevistados respondió que tanto la víctima como el victimario

conocían de la trascendencia de la aplicación de este principio, lo que es

muy significativo, pues se respeta la filosofía garantista que orienta el

sistema penal acusatorio en el entendido que las partes están

plenamente informadas acerca del trámite y el resultado en que devendrá

la aplicación del principio de oportunidad.

78
 La respuestas relacionadas con la existencia de registros de las

conversaciones entre la fiscalía, el imputado y la victima denota la poca

claridad que existe entre qué se debe hacer con las conversaciones

entre éstos, pues en un poco más de la mitad de los casos no quedó

ningún registro, esgrimiéndose que la solicitud del principio de

oportunidad lo hacia la fiscalía de manera oficiosa y en segundo lugar

porque estas conversaciones siempre se hacían de manera informal,

mientras que el 44% restante dijo que si debían dejar registros, siendo las

actas el instrumento idóneo para ello.

 En cuanto a la aceptación por parte de las víctimas de la aplicación del

principio de oportunidad arrojó un alto porcentaje, lo cual puede tener

explicación en el resarcimiento o reparación que se recibe por parte del

victimario, pues una vez se han visto compensados por el agravio

recibido, pierden total interés en la investigación y juzgamiento de la

conducta, pues los delitos no son de mayor gravedad.

 Casi la totalidad de principios aplicados tuvieron respaldo de carácter

probatorio, lo cual está evidenciando que en este aspecto si se

materializa el garantismo que formalmente proclama el sistema de corte

acusatorio.

 Se observa que en la totalidad de oportunidades la víctima fue reparada

integralmente. Sin embargo existe una aparente incoherencia entre la

79
aprobación del principio por parte de las víctimas y el resarcimiento que

se hizo a estas, lo cual conllevaría supuestamente que no en todos los

casos está fue indemnizada. Pero ésta se explica teniendo en cuenta que

el porcentaje sobrante se trataba de delitos en el que el sujeto pasivo de

la conducta punible era el Estado y decaía el interés del mismo en la

persecución del delito.

CAPITULO V. CONSIDERACIONES FINALES

5.1 ASPECTOS GENERALES DE LA REFORMA DEL PRINCIPIO

DE OPORTUNIDAD CON LA LEY 1312 DE 200994

“Básicamente lo que se buscó con la reforma realizada al principio de


oportunidad mediante la ley 1312 del 9 de julio de 2009, fue procurar el logro
de la lucha contra la criminalidad, pues la misma Fiscalía General, evidenció
que las causales primera y octava, no han sido eficaces para este propósito.

Mírese que pese a que hubo una modificación en el segundo inciso del
artículo 1 de la Ley 1312, en donde se registra el fundamento constitucional
que le es propio, no se encuentra una diferencia sustancial que produzca
efectos distintos a los ya otorgados por la ley: “El principio de oportunidad es
la facultad constitucional que le permite a la Fiscalía General de la Nación, no
obstante que existe fundamento para adelantar la persecución penal,
suspenderla, interrumpirla o renunciar a ella, por razones de política criminal,

94
APONTE CARDONA, Alejandro David. “Principio de oportunidad y política criminal, de la
discrecionalidad técnica a la discrecionalidad política reglada”. Texto del Consejo Superior de la
Judicatura, Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla. Bogotá 2009.

80
según las causales taxativamente definidas en la ley, con sujeción a la
reglamentación expedida por el Fiscal General de la Nación y sometido a
control de legalidad ante el Juez de Garantías.
Nótese como con esta reforma se permite aplicar el principio de oportunidad
en la etapa del juicio hasta antes de la audiencia de juzgamiento, lo cual si
bien amplía el momento procesal que antes era solo hasta los 30 días
después de la imputación de cargos; genera interrogantes frente a la
operatividad del principio, en cuanto a que se podría propender más por la
aplicación de otras figuras procesales de mayor agilidad y practicidad.
Es clara la reforma que en la etapa de indagación no se podrá hace uso de la
precitada figura, pues como lo precisó la Corte Constitucional en la sentencia
C-1154 de 2005, existe una marcada diferencia entre la aplicación del
principio de oportunidad y el archivo de las diligencias:

“Para que un hecho pueda ser caracterizado como delito o su existencia


pueda ser apreciada como posible, se deben presentar unos presupuestos
objetivos mínimos que son los que el fiscal debe verificar. Dichos
presupuestos son los atinentes a la tipicidad de la acción”

….“En el archivo de las diligencias no se está en un caso de suspensión,


interrupción o renuncia de la acción penal, pues para que se pueda ejercer
dicha acción se deben dar unos presupuestos mínimos que indiquen la
existencia de un delito. Así, hay una relación inescindible entre el ejercicio del
principio de oportunidad y la posibilidad de ejercer la acción penal por existir
un delito, ya que lo primero depende de lo segundo. Pero para poder ejercer la
acción penal deben darse unos presupuestos que indiquen que una conducta
sí puede caracterizarse como un delito. Por lo tanto, cuando el fiscal ordena
el archivo de las diligencias en los supuestos del artículo 79 acusado, no se
está ante una decisión de política criminal que, de acuerdo a unas causales
claras y precisas definidas en la ley, permita dejar de ejercer la acción penal,
sino que se está en un momento jurídico previo: la constatación de la ausencia
de los presupuestos mínimos para ejercer la acción penal. El archivo de las
diligencias corresponde al momento de la averiguación preliminar sobre los
hechos y supone la previa verificación objetiva de la inexistencia típica de una
conducta, es decir la falta de caracterización de una conducta como delito”. 95

Introduce igualmente la reforma el ejercicio del principio en temas de Justicia y


Paz, como por ejemplo su aplicación en conductas de testaferrato, que opera
cuando personas que posean bienes de jefes paramilitares, los entreguen
para la reparación de las víctimas, según lo prevé el artículo 2 de la Ley 1312
de 2009: “Cuando quien haya prestado su nombre para adquirir o poseer
bienes derivados de la actividad de un grupo organizado al margen de la ley o
del narcotráfico, los entregue al fondo para reparación de víctimas siempre
que no se trate de jefes, cabecillas, determinadores, organizadores
promotores o directores de la respectiva organización”. Siendo enfática la
reforma en sostener quedan excluidos en todo caso los jefes, organizaciones,

95
Sentencia Corte Constitucional C-1154 de 2005. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.

81
promotores y financiadores del delito en la solución alternativa adecuada a los
intereses de las víctimas.

Del mismo modo procede la aplicación del principio de oportunidad a


desmovilizados de grupos irregulares al margen de la ley, como grupos de
autodefensas pero bajo estrictas condiciones, tales como que el
desmovilizado no pretenda seguir delinquiendo; que no esté acogido a los
beneficios de Justicia y Paz ni a la aplicación de la Ley 782 sobre indultos o
amnistías; y que su actos no sean conductas criminales relacionadas con
delitos de lesa humanidad, o infracciones al derecho internacional
humanitario, crímenes de guerra o genocidio, ni cuando tratándose de
conductas dolosas la víctima sea un menor de dieciocho años.

Pareciere entonces que se estuviere tratando de agilizar el proceso de


reinserción que si bien ha arrojado frutos, es necesario definir la situación de
una gran cantidad de postulados de las autodefensas unidas de Colombia,
quienes en virtud y en cumplimiento del fallo de la Corte Suprema, no se les
puede aplicar los beneficios contenidos en la ley 782 de 2002. Por ello se
acude a la necesidad de reglamentar la desmovilización de los grupos
armados al margen de la ley, que corresponde con la implementación de la
denominada justicia transicional, cuyo propósito es hacer frente a violencia
generalizada y sistemática de los derechos humanos, para lograr el
conocimiento de la verdad y la reparación de las víctimas.

Puntualiza la reforma que en los casos de tráfico de estupefacientes y otras


infracciones previstas en el capítulo segundo del título XIII del Código Penal,
terrorismo, financiación de terrorismo, y administración de recursos
relacionados con actividades terroristas, solo se podrá aplicar el principio de
oportunidad, cuando se den las causales cuarta o quinta y siempre que no se
trate de jefes, cabecillas, determinadores, organizadores promotores o
directores de organizaciones delictivas.
Del mismo modo en el Parágrafo 4°. Contempla que no se aplicará el principio
de oportunidad al investigado, acusado o enjuiciado vinculado al proceso
penal por haber accedido o permanecido en su cargo curul o denominación
pública con el apoyo o colaboración de grupos al margen de la ley o del
narcotráfico"96.

96
Ibid.

82
CONCLUSIONES

Es importante señalar que la inclusión del principio de oportunidad según

algunos obedeció a la crisis de la administración de justicia en materia penal;

la cual pedía a gritos agilidad y prontitud en sus actuaciones para evitar la

falta de garantías al debido proceso y los derechos fundamentales de las


97
personas y la no atención pronta a las víctimas . No obstante para otros la

inclusión del principio de oportunidad sólo obedeció a la necesidad de

tecnificar, actualizar y reunir los requisitos que exige el mundo moderno para

formar parte de los potenciales negociadores de tratados comerciales

internacionales que beneficia la actividad económica de los Estados;

convenios que exigen el sistema acusatorio implementado en los firmantes,

tales como el ALCA98.

97
“Este punto conduce a una reflexión final. Un sector de la doctrina opina que el principio de
Oportunidad termina con la hipocresía del Estado, que sostenido en el principio de Legalidad
aseguraba perseguir todos los delitos, cuando en realidad se concentraba en aquellos que no afectaran
intereses económicos o políticos. El principio de Oportunidad sería entonces una forma de admitir que
el Estado es incapaz de perseguir todas las conductas criminales, y podría evitar la selección arbitraria
que se efectúa en el sistema judicial, al contemplar expresamente los casos en que el Estado renuncia
a la persecución penal. Sin embargo, el principio de Oportunidad guarda en su esencia misma un
fundamento que podría igualmente tacharse de hipócrita, o al menos contradictorio. De un lado, el
Estado criminaliza una serie de conductas en el Código Penal y posteriormente eleva todas las penas;
de otro, descriminaliza esas mismas conductas en el Código de Procedimiento Penal. Todo ello deja la
sensación de que se desea engañar al ciudadano, haciéndole creer que lo que las leyes penales
condenan será efectivamente juzgado por el Estado. Existen herramientas más eficaces de
descriminalización que pueden implementarse desde el derecho penal sustancial, y que no atentan
contra algo tan valioso y tan urgente en Colombia como la credibilidad en el sistema judicial y el
respeto a la ley. De la confianza que el ciudadano tenga en la Justicia y de la protección que sienta del
Derecho depende la seguridad del Estado, más que de la acción represiva o el uso de la fuerza” En
internet: www.libredebate.com. GONGORA MERA, Manuel Eduardo. El Principio de Oportunidad
en el Código de Procedimiento Penal de Colombia. 23 de junio, 2006
98
La consagración constitucional del principio de oportunidad es un llamado a la creatividad para
lograr finalidades de política criminal. En consecuencia, su comprensión no puede estar limitada por

83
Pero fuere cual fuere su origen, lo buscado por la Fiscalía General de la

Nación va encaminado por un lado a diferenciar la criminalidad mayor de la

menor, para descriminalizar éstas últimas cuando resulte innecesario iniciar

un proceso penal; obteniendo a su vez un mejor manejo de los escasos

recursos del ente investigador, y además concentrar un mayor esfuerzo en

los delitos de mayor impacto social, como ocurre en los casos que la fiscalía

se vale del principio de oportunidad como herramienta para desarticular

organizaciones criminales, cuando alguno de los integrantes de una banda

aporta información que contribuye a ello, retribuyendo al delator con la

exclusión de la acción penal; lo cual conlleva a una mayor eficacia, eficiencia

y efectividad que permite descongestionar en gran parte los despachos

judiciales99.

Pareciere entonces que a través del Acto Legislativo 03 de 2002 se pretendía

la adopción de un sistema penal acusatorio, basado en la oralidad, con una

fuerte tendencia hacia el sistema anglosajón, porque no es un secreto que en

Colombia, se ha producido un aumento incontrolable de la criminalidad y un

imposiciones extranjeras ni por argumentos ancestrales, sino que debe desarrollar las prescripciones
constitucionales con instrumentos novedosos y sin recelos y desconfianzas exageradas sobre la
función político criminal que puede desempeñar la Fiscalía. Solo con una comprensión novedosa,
fresca y decidida sobre la calidad discrecional y política del principio de oportunidad podrá esta figura
cumplir las importantes finalidades que se trazaron desde su diseño constitucional y que aun estamos
pendientes de procurar y alcanzar” MESTRE ORDOÑEZ, José Fernando. “Ensayo Efectividad y
Comprensión del Principio de Oportunidad en Colombia”. Congreso Colombiano de Derecho
Procesal. Bogotá 2006. Pag. 128 y s.s.
99
GARZÓN MARÍN, Alejandro y LONDOÑO AYALA, César Augusto. Principio de oportunidad.
Edit. Nueva jurídica, colección estudios No. 8. Primera edición, Bogotá 2006.

84
retraso frente a la impotencia del aparato judicial, que ha imposibilitado la

agilización de la estructura procesal penal y por consiguiente, el impulso en

la resolución de los conflictos.

Es conocido que la introducción del sistema acusatorio en Colombia se

produjo, cuando no se había alcanzado un grado de madurez jurídico

suficiente para enfrentarlo y desarrollarlo, al igual que no se pensó en la alta

inversión económica que se requería para su implementación. Pero lo más

grave es que nuestro país siempre ha tratado de organizar su legislación con

burdas copias de otras instituciones foráneas, sin detenerse ni siquiera a

analizar que el mundo posee una serie de culturas diferentes que no pueden

ser objeto de las mismas legislaciones, pues es evidente que cada cultura

diseña sus propias normas de acuerdo a su idiosincrasia, costumbres y

prácticas; mírese como el código civil de don Andrés Bello, sigue aún vigente

en casi toda su totalidad pese a la evolución de nuestra sociedad y cambio

de costumbres y paradigmas propios de la evolución económica, social y

porque no religiosa100.

100
“Así son las cosas, los fiscales delegados no han recibido suficientes pautas desde sus superiores
jerárquicos, bien sea por vía de directrices o por vía de resoluciones. El actual Fiscal General ha
procurado hacerlo por vía del Consejo Superior de Política Criminal, el cual ha reactivado
audazmente, pero a pesar de la bondad del mecanismo, se ha retrasado el desarrollo de la figura, bajo
el lento actuar de dicho cuerpo colegiado, al cual pertenecen personas que también tienen diversas
orientaciones conceptuales en torno al principio de oportunidad. Igualmente, el Fiscal General ha
anunciado en charlas y conferencias la necesidad de introducir ajustes legislativos al principio de
oportunidad, pero aún concretado proyectos de ley en uno y otro sentido”. MESTRE ORDOÑEZ,
José Fernando. “Ensayo Efectividad y Comprensión del Principio de Oportunidad en Colombia”.
Congreso Colombiano de Derecho Procesal. Bogotá 2006. Pag. 128 y s.s.

85
Así entonces la improvisación se torna como un factor invasor en la

legislación colombiana que termina finalmente creando engendros

normativos imposibles de aplicar. Esta es la situación que pudo haber

sucedido con la introducción del principio de oportunidad en nuestro sistema

procesal penal, pues como dicho principio simplemente hacía parte de los

sistemas acusatorios propios de derecho anglosajón y el continental

europeo, debía también forma parte del nuestro para darle el toque de

pureza al sistema por implementar; hecho preocupante como ya se indicó,

porque los países en donde actualmente opera el principio de oportunidad y

de los cuales tomamos la copia, no tienen similitud con el nuestro en cuanto

a desarrollo económico, social, político y menos cultural.

Es imposible que se pase por alto una situación tan lamentable y deplorable

como la vivida en el año 2005 cuando inició el sistema acusatorio en

Colombia, en donde con una ceguera total del gobierno colombiano, se

empezó a infundir la idea que la Fiscalía General de la Nación podía hacer

frente al sistema acusatorio con la mayor efectividad, porque contaba con la

suficiente capacitación y recursos para lograrlo; a sabiendas que la realidad

era totalmente diferente, pues se dependía únicamente de la supuesta

colaboración de los Estados Unidos para una incipiente ilustración del

sistema y de unos escasos recursos igualmente donados por ese país, que

no conmovieron en absoluto al mismo gobierno nacional para que se

86
incrementara el presupuesto para la justicia, lo que llevó a que desde sus

inicios el sistema acusatorio naciera como el niño dios, desnudo y en una

pesebrera rodeado de animales; de lo cual, quienes tuvieron la ingrata

experiencia como servidores públicos de la Fiscalía General de la Nación de

ser conejillos de indias, pueden dar fe de la miseria con que tuvieron que

acomodarse a las nuevas exigencias de tan riguroso sistema, sin contar con

el mínimo de elementos esenciales y sin poder ni siquiera solicitarlos por

temor a ser catalogados como enemigos del cambio101.

Lo anterior se evidencia en la falta de asignación de recursos para dotar

todos los despachos judiciales con salas de audiencias y equipos en cada

uno de los rincones de territorio, que en cinco años no se ha podido lograr,

pues tan sólo en la ciudades principales se readecuaron algunos espacios.

Pero ello no es tan grave como lo fue el pretender cambiar de la noche a la

mañana el esquema mental de un servidor que durante muchos años trajinó

por un sistema inquisitivo y luego mixto, a que se convirtiera el más

ecuánime servidor con funciones claras y expeditas que le otorgaba el ente


101
El Doctor Gabriel Humberto Salamanca Roa, miembro de la Academia Colombiana de
Jurisprudencia; sobre el principio de oportunidad en torno a la política criminal colombiana, refiere
que: “Tal como se dijo anteriormente uno de los puntos centrales de esta investigación estaba
relacionado con la indagación y percepción directa, de los conceptos que los operadores jurídicos y en
general la comunidad académica, pudieran tener sobre el Principio de Oportunidad y otros aspectos
relacionados con el marco político – criminal que sostiene dicha institución.
…..Son todas estas razones, las que nos permiten concluir que el tan publicitado principio de
oportunidad no responde a planteamiento político criminal alguno, sino simplemente a una directriz de
orden administrativo que busca la descongestión de los despachos judiciales; aquí se ha tratado de
delinear la política contra la violencia a partir de un Código de Procedimiento Penal, cuando debería
ser al contrario.
En internet:www.jurimprudencias.com/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=218. 2010

87
investigador más serio y respetable del país, la Fiscalía General de la

Nación; ó en el mas erudito juez de garantías o de conocimiento, capaz de

enfrentarse a tremendas y enredadas situaciones jurídicas que nunca había

discutido. A esto se sumó que la Fiscalía tuvo que hacer frente -como lo

viene haciendo actualmente- al desmesurado incremento de la criminalidad

con la misma cantidad de servidores, pues la planta de personal siguió

siendo la misma, lo que conllevó a que un despacho fiscal tuviera que

tramitar un promedio aproximado de 500 procesos con un fiscal y un

asistente y contar con una policía judicial igualmente reducida en personal,

que solo podía atender por lo mucho diez casos mensuales.

Como puede entonces esperarse que un sistema por muy novedoso que

parezca, pueda alcanzar los objetivos trazados por quienes planearon su

implementación y menos, como uno de sus presupuestos normativos logre

también su desarrollo como es el caso del principio de oportunidad, el cual

aún está en la mínima expresión de evolución; ya que todas las falencias

antes descritas están vigentes con mayor fuerza porque se sigue sin

recursos, no hay personal necesario para atender toda la demanda de

criminalidad, la capacitación es insuficiente, el cambio de actitud frente a la

interpretación jurídica no ha evolucionado, el sentido de pertenencia a la

institución ha decaído por la inseguridad laboral y los despidos masivos

generados por la improvisación en la implementación de la carrera

administrativa; la cultura de las personas a quien va dirigido el principio sigue

88
siendo distinto a la anglosajona y a la continental europea, no existe recursos

para garantizar la efectividad de los resultados ofrecidos por la aplicación del

principio de oportunidad; no existe una política criminal eficiente que le

permita desarrollar sus objetivos, no hay calidad de vida en los servidores

públicos y menos en los destinatarios del principio, la reparación y derecho

de las víctimas está solo en el papel; no se cuenta con políticas efectivas de

la resocialización del condenado, la corrupción es imparable en todos los

niveles; y finalmente es notorio que al Estado no le interesa invertir en sus

ciudadanos y menos en la justicia, pues pretende hacer creer a los

administrados que la solución está en la sola creación de normas y penas,

pues lo más fácil es llenar los estantes de códigos, aunque finalmente

terminan siendo solo eso, códigos que esperan ser derogados por otros y

dejar su historia fatal de haber sido obsoletos102.

102
Refiere la Sentencia C-673. M.P. Clara Inés Vargas Hernández del 30 Junio de 2005 que :”De
modo que, frente a la complejidad del problema y el crecimiento desmesurado de la delincuencia,
cobra renovado vigor el argumento económico, pues no basta la represión formalmente dispuesta para
todos los hechos con trazas de delito, cuando en la realidad no alcanzan las potencialidades físicas ni
los recursos para perseguir inclusive conductas de importancia reducida, lo cual significa que "de
hecho" muchas investigaciones tengan que esperar un turno en los anaqueles y, a veces, el único que
les llega es el de la prescripción de la acción penal, no por negligencia de los funcionarios sino porque
a lo imposible nadie está obligado. Por ello, resulta más sensato y realista regular el fenómeno de
crecimiento de demanda en materia de justicia penal, que de hecho obliga a que los fiscales
establezcan prioridades bienintencionadas y a veces equivocadas, para implantar una fórmula
equilibrada de principio de oportunidad, como la que se pretende regular en el nuevo Código de
Procedimiento Penal, porque finalmente la discrecionalidad de la Fiscalía queda atemperada por una
regulación legal de los casos y el control del juez que ejerce dicha función.( … )
Sin duda, escasean los medios personales y materiales para perseguir la criminalidad, pero tal
deficiencia se ve agravada por la falta de realismo del legislador. Al legislador le resulta más fácil y,
sobre todo, más barato tipificar determinadas conductas como delito y aumentar las penas, en cambio
de adoptar medidas eficaces de política social. Pretender que la desviación social puede combatirse
únicamente mediante nuevas leyes de creación de delitos y aumento de penas conduce a una
sobrecriminalización”.

89
Reflejo de lo anteriormente señalado es la pobre estadística que se registra a

continuación sobre la aplicación del principio de oportunidad, obtenida tras la

presentación de un derecho de petición, que debió impetrarse ante el señor

Fiscal General de la Nación, en razón a la negativa de la Dirección Nacional

de Fiscalías de suministrar esta información; respuesta que se quedó corta

ante los interrogantes solicitados dentro de esta investigación y denota lo

poco o nada que ha contribuido la implementación de este principio, con el

problema actual del aumento desmesurado de la criminalidad; como tampoco

ha permitido la reducción de los procesos penales en los despachos

judiciales y menos ha logrado la atención y reparación pronta a las víctimas

del delito.

El total de solicitudes de aplicación del principio de oportunidad en todo el

país durante los años 2005 a 2010, con corte al 17 de Diciembre de 2010 fue

de 10.053.

El total de solicitudes solo en 2010 (con corte hasta el 17 de Diciembre) fue

de 1793 en todo el territorio nacional colombiano.

Las causales que más se han invocado entre el año 2005 y 2010, en todo el

pais son la primera y la séptima.

Dentro del mismo lapso de tiempo (2005-2010) y en todo Colombia el delito

al que más se le ha aplicado esta figura jurídica es el hurto calificado y

agravado (numeral 10) seguido del homicidio culposo.

Durante el año 2010 con corte a Diciembre 17, la seccional de Armenia,

presenta 376 solicitudes de aplicación del principio de oportunidad; Pereira

90
registra 37 y Manizales solo 4; así mismo el delito con mas aplicación de esta

herramienta fue en Armenia la fabricación y tráfico de estupefacientes; en

Pereira la violencia intrafamiliar y el hurto; y en Manizales el homicidio

culposo.

Otros resultados estadísticos obtenidos en virtud de la aplicación del principio

de oportunidad, que definitivamente no son halagadores, se dejan observar

en el Informe de Gestión 2006-2007 y 2007-2008, donde aparece que los

delitos en los que más se aplica el principio de oportunidad son el hurto

agravado, la defraudación de derechos patrimoniales de autor y el homicidio

culposo,103 aplicando generalmente la causal la primera en donde lo

fundamental, antes que la gravedad o reprochabilidad de la conducta, es la

reparación a la víctima. Así el principio de oportunidad se viene aplicando en

situaciones en donde la política criminal entra en tensión con problemas

sociales y económicos.

Tampoco se compadece la aplicación del principio de oportunidad con los

fines de política criminal, cuando encontramos que en el Informe de Gestión

2006-2007, se indica que entre el primero de Julio de 2006 y el treinta de

Junio de 2007, en las fases I, II y III de implementación del sistema procesal

penal acusatorio, dicho principio fue aplicado en virtud de la causal 8ª a 9

casos de violencia intrafamiliar y a 42 casos de inasistencia alimentaria,104

103
FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, Informe de Gestión 2007-2009, p. 49.
104
FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, Informe de Gestión 2006-2007, p.176.

91
mientras que en el Informe de Gestión 2007-2008, se da cuenta de la

aplicación del principio de oportunidad por esta misma causal en 181 casos

de violencia intrafamiliar y 82 casos de inasistencia alimentaria.105

Igualmente durante el periodo comprendido entre el primero de Julio de

2006 y el treinta de Junio de 2007, la causal 8ª se aplicó en las fases I, II y III

en 173 casos, ocupando así el tercer lugar entre las causales más aplicadas,

después de la causal 13 que ocupó el segundo lugar (200 casos) y de la

causal 1ª (949 casos) la cual ocupó el primer lugar, vale anotar que en la

aplicación de la esta causal la reparación integral a la víctima también ocupa

un lugar central.106

Ahora bien, es indudable que en el proceso de formación de las leyes

debemos tener en cuenta que las leyes tienen unos destinatarios y unos

aplicadores y por ello ambos tienen que ser vistos desde su interior, para

dimensionar si está en la capacidad de asumir el desarrollo normativo de

figuras procesales novedosas que necesitan para su evolución, no sólo la

promulgación indiscriminada de leyes, sino, el asidero económico, político,

social y cultural, dentro de una institución, una sociedad y un gobierno que se

predica democrático, que le permita asumir a todos en unísono el desarrollo

efectivo de los postulados jurídicos introducidos. En este sentido se

manifiesta el Dr. Jose Fernando Mestre cuando sostiene:

105
Ibíd. p. 49.
106
Ibíd. p.176.

92
“El destino del principio de oportunidad depende en gran medida del liderazgo
del Fiscal General de la Nación, quien afortunadamente tiene solvencia
intelectual y moral para hacerlo. Si la desorientación actual de la Fiscalía que
ha conducido a la abstención en el uso del principio de oportunidad, se
sustituye por una comprensión unificada al interior de la entidad, que dé pie a
una reforma legislativa coherente, las diferentes interpretaciones pueden irse
aproximando en torno a un liderazgo conceptual que desarrolle los postulados
constitucionales a partir de las necesidades internas del país y los propósitos
de política criminal que se puedan establecer”107. Y se ratifica lo anterior con :
“Varias veces suele escucharse que en Colombia no se cuenta con una
verdadera política para enfrentar el fenómeno de la criminalidad, precisamente
por los continuos cambios legislativos motivados en simples razones de
eficiencia, que introducen instituciones foráneas sin ninguna clase de arraigo
cultural y constitucional, a espaldas muchas veces de los intereses sociales;
con esto no se está criticando la inclusión del principio de oportunidad en la
reforma al procedimiento penal, pero si se está llamando la atención sobre las
verdaderas motivaciones legislativas que estuvieron detrás de tan cara
herramienta. Este es un intento por tratar de reconstruir los pasos de la
institución cuya implementación y ejercicio dará mucho de que hablar, para
finalmente determinar si su incorporación responde a una estrategia de justicia
definida, o si por el contrario corresponde a una mera herramienta para
descongestionar despachos judiciales”108

No basta pues los extensos debates –en muchas ocasiones especulativos-

de los señores congresistas para determinar el futuro e impacto de las leyes,

“por el contrario, toda explicación que pretenda profundidad y veracidad en

su argumento deberá considerar las acciones que despliegan los actores de

la organización frente a las restricciones u oportunidades que presenta el

entorno” 109; de lo contrario seguiremos como estamos, bajo el imperio de la

improvisación y la arbitrariedad.

107
MESTRE ORDOÑEZ, José Fernando. “Ensayo Efectividad y Comprensión del Principio de
Oportunidad en Colombia”. Congreso Colombiano de Derecho Procesal. Bogotá 2006. Pag. 128 y s.s.
108
En internet: www.cej.org.co/justiciometros/480-aplicacion-principio-de-oportunidad-por-delito
109
En internet: http://servicio.cid.uc.edu.ve/multidisciplinarias/relet/relet-20/art2.pdf. Revista
Latinoamericana de Estudios del Trabajo, Segunda época, Nº 20, 2008, 33-50

93
Ha de mencionarse también que el camino para encontrar un efectivo

desarrollo del principio de oportunidad, es subsanar los errores generados en

su implementación y desarrollo, y superar las fallas que ya han sido

relacionadas y que se fundamentan en el trabajo de campo realizado; pero

que se solucionaran sólo cuando el gobierno de turno tome conciencia de

fijar un presupuesto acorde a las necesidades de la rama judicial colombiana

y cuando los señores legisladores, tengan conocimiento real de los fines de

la política criminal, que les permita distinguir con claridad los efectos

criminológicos de la penas y la necesidad de la pena; para que así los

fiscales y jueces puedan también comprender y asimilar la importancia de

desarrollar a cabalidad, los postulados jurídicos que benefician a todos los

ciudadanos víctimas de la criminalidad y la necesidad imperante de buscar la

resocialización de los infractores de la ley penal.

Los anteriores argumentos tienen como fundamento principal las siguientes

conclusiones obtenidas en el trabajo de campo realizado con la presente

monografía; además de la estadística ya presentada:

 De acuerdo a lo observado por los investigadores se percibió que los

entrevistados en su mayoría aludían no aplicar el principio por los

excesivos trámites que éste exige y también por la poca discrecionalidad

que tienen para aplicarlo, lo cual al contrario de simplificar el proceso

penal lo vuelve complicado y angustioso.

94
 Fuera del contexto de las preguntas y en el contacto directo que se dio

entre entrevistador y entrevistado, se pudo percibir que algunos

demandan una mayor capacitación e inducción acerca de la ejecución del

principio de oportunidad con el fin de poder darle una aplicación plena y

alcanzar los objetivos previstos con su desarrollo.

 Se puede afirmar de acuerdo a lo obtenido en las encuestas que el

principio de oportunidad no ha alcanzado los resultados que se

esperaban (la gran herramienta de descongestión de la justicia penal), su

aplicación es ínfima y por ello pareciere que el Congreso de la República

con el beneplácito del Gobierno Nacional tramitaron y aprobaron la ley

1153 de 2007, mejor conocida como de pequeñas causas, en donde una

gran cantidad de conductas fueron convertidas en contravenciones, por

su cuantía o por su poca trascendencia, para las cuales se creó un

procedimiento especial y sumario, al igual que daba un tratamiento

diferente a las penas; ley que finalmente fue declarada inexequible.

Pareciere entonces que con el desarrollo normativo de la ya inexequible

ley, las instituciones del Estado estaban aceptando tácitamente la poca

efectividad del principio de oportunidad, puesto que la finalidad de aquella

era suplir su poca efectividad; quedando claro para aquel entonces que

se había restado la importancia debida a una institución que, a pesar de

haber nacido bajo muy buenas expectativas, no alcanzaba el

protagonismo esperado.

95
Finalmente vale citar al Dr. Mestre, con quien se coincide en las presentes

conclusiones:

“En la actualidad no existen las condiciones necesarias de infraestructura y


educación socio cultural y logístico para que los fiscales se atrevan
abiertamente a aplicar con más frecuencia el Principio de Oportunidad.

……En otras palabras, pese a que el nuevo sistema y en particular el


Principio de Oportunidad soporta reticencia por parte de quienes se resisten al
cambio y consecuentemente con la centenaria tradición inquisitiva de nuestro
proceso penal que imprime una jerarquía casi absoluta al principio de
legalidad sobre el principio de oportunidad, aun así los mayores
inconvenientes los encontramos en las entrañas del mismo sistema, que de no
mejorar los aspectos logísticos, académicos, tecnológicos, técnicos y de
infraestructura condenarán el Principio de Oportunidad a ser una herramienta
jurídica mas para el museo de los fósiles sin ninguna operatividad en la vida
judicial del país.”110

110
MESTRE ORDOÑEZ, José Fernando. “Ensayo Efectividad y Comprensión del Principio de
Oportunidad en Colombia”. Congreso Colombiano de Derecho Procesal. Bogotá 2006. Pag. 128 y s.s.

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