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Como su nombre lo indica, 

la cultura de Japón o cultura japonesa resume el modo de vivir,


relacionarse y concebir el mundo de la región nipona, vale decir, de los habitantes de la nación
japonesa y su cultura ancestral.

Japón es un país asiático insular, situado en el Océano Pacífico frente a las costas de China y
Taiwán. Se compone de un archipiélago de unas 6852 islas y en su limitada superficie de 377.915
km2 alberga a sus casi 127 millones de habitantes (censo 2015).

Su cultura, fuertemente influenciada por la China en sus orígenes, posee unos 2677 años
de antigüedad, y se caracteriza por una lengua propia, religiones propias y tradiciones
propias, pero amalgamadas en un complejo proceso de sincretismo a lo largo de los siglos.

Gobernado por una monarquía parlamentaria de larga tradición nacional, este país ha


jugado un rol importante en la política asiática y mundial, especialmente en el siglo XX
cuando se alió a la Alemania nazi y la Italia fascista en lo que se conoció como el Eje
Berlín-Roma-Tokio durante la Segunda Guerra Mundial. Su rendición sentenció el final del
conflicto, luego de que las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fueran bombardeadas con
bombas atómicas por los Estados Unidos, en una de las peores masacres militares de la
historia de la humanidad.

La cultura japonesa se rige en cuanto a relaciones interpersonales por el giri, nombre


otorgado al conjunto de deber, obligación y honor, lo cual genera bastante contraste
respecto a la tradición individualista de Occidente.

Las situaciones familiares son bastante más laxas en asuntos relacionados a la moralidad
o la conducta socialmente aceptada, pero a cambio la relación con los superiores
jerárquicos o con los desconocidos es en extremo formal.

También se profesa un respeto enorme a los ancianos y a los antepasados, a quienes a


menudo se rinde culto espiritual en altares hogareños.

En Japón cohabitan diversas religiones con supersticiones propias del territorio. La


mayoría de los ciudadanos japoneses no profesan una religión particular, si bien pueden
llevar a cabo prácticas vinculadas con el budismo, cristianismo o sintoísmo.

Esta última es una religión politeísta autóctona del Japón, cuya influencia en la mitología
japonesa es profunda, y que se ejercita en templos llamados shinto o jinja de acuerdo a
cuatro principios o afirmaciones: tradición y familia, amor a la naturaleza, purificación y
conmemoración de las festividades populares.

Sin embargo, la religión de mayor número de fieles en Japón es la budista, proveniente


de Corea en el siglo VI y adaptada a la cultura local, al punto de asimilarse con el shinto y
llegar a ser casi una misma creencia. El cristianismo, por su parte, alcanza unos nada
despreciables 1,4 millones de fieles en Japón.
La vestimenta tradicional japonesa destaca por el uso de prendas únicas como el
kimono, un vestido largo y colorido usado tanto por hombres, mujeres e infantes, que se
ata por la cintura con un cinto de tela (obi) y cuya complejidad ha conducido a su desuso.
Existe también un calzado típico de madera (geta) a la manera de zuecos.

La vestimenta contemporánea, en cambio, tiende hacia lo exótico, lo rococó y hacia


estilos de diseñador hipercapitalistas, que han convertido a la moda en Japón en una
suerte de reflejo extremo de ciertas tendencias occidentales.

La comida japonesa goza de mucha popularidad en los tiempos corrientes, a punto tal de
convertir el sushi (a base de pescado crudo) en un plato típico de las ferias de comida
rápida en occidente.

Sin embargo, la verdadera gastronomía japonesa es compleja y heredera de un legado


culinario milenario, similar a la china, en la que el arroz y los frutos del mar tienen una
presencia predominante.

En materia de bebidas predominan las infusiones y el licor de arroz o sake.

En Japón la caligrafía se entiende como un arte, cuando se ejecuta con el pincel


tradicional. Se la suele ejercitar mediante frases, pensamientos o poemas.

Respecto a estos últimos, la tradición japonesa posee una manera propia de hacer
poemas, conocida como haikús, que consisten en una métrica fija en base a tres versos
largos, de naturaleza muy descriptiva y silente. El gran cultor de este género tradicional
fue Matsuo Bashô (1644-1694).

Otras formas tradicionales de arte en Japón implican el ikebana, arte de los arreglos
florales, armonizando colores, ritmos y texturas. También la impresión en madera
o Ukiyo-e.
Respecto a las artes tradicionales, la pintura destacó mucho en Japón, con el mismo pincel
de la caligrafía. Un exponente muy conocido del estilo local fue Hokusai, un ilustrador
de renombre.

La literatura ha sido quizá uno de los aspectos más ricos y celebrados de la cultura
japonesa, con autores de la talla de Yukio Mishima (1925-1970)
o Yasunari Kawabata (1899-1972, Ganador del Premio Nóbel en 1968); junto con la
cinematografía, de la mano del consagrado director Akira Kurosawa (1910-1998), entre
otros.

La cultura japonesa es muy rica y diferente a la del resto de Asia y del mundo.

Dicha cultura se manifiesta de múltiples maneras: música, cine, gastronomía y literatura,


entre otras.
Además, Japón es un país en el que se fusionan la modernidad y las tradiciones, que siguen
muy presentes en su día a día, como puede verse en sus famosos matsuri (festivales).

Políticamente, Japón es una monarquía constitucional, caracterizada por una


democracia parlamentaria, es decir, el pueblo solo elige al Parlamento.

A su vez, el Parlamento designa, de manera democrática, a uno de sus miembros como


Primer Ministro.

De acuerdo a ello, el tiempo en el cargo del Primer Ministro, depende de poder mantener la
mayoría parlamentaria a su favor.

En relación a los gobernantes locales, de igual forma son elegidos por el pueblo, pero
presupuestariamente están supeditados al gobierno central.

Si hay algo que destacar de la cultura japonesa, son sus valores, en cuanto a la educación, trabajo
duro, disciplina y prioridad de los objetivos nacionales sobre los personales...

Así, en la sociedad nipona, las relaciones interpersonales están enmarcadas por los
ideales de honor, obligación y deber, soportados por cuatro principios:

 Verticalidad en las relaciones o tate shakai.


  Culto a la forma o rei, que incluye espiritualidad, respeto, consideración, decoro y
reverencia.
  Armonía social o wa.
  Dualidad, en cuanto los verdaderos pensamientos personales o honne, y las
opiniones mostradas en público o tatemae.

Por otro lado, los japoneses tienen un sentido del humor confuso, que es reflejado en el
idioma, costumbres y ética.

Verbigracia de ello,  no aceptarles una invitación a comer o a tomar un café, puede


considerarse una falta grave.

Para los nipones, la empresa donde trabajan es como su casa, a la que quieren, respetan
y luchan por ella.

Siendo el índice de rotación de personal muy bajo, resulta todo un acontecimiento


cuando una persona cambia de trabajo.

La imagen del jefe es sagrada y respetada, nadie la puede saltar ni siquiera físicamente,
es decir, si el superior está de pie, el empleado debe dirigirse a él de cuclillas.

De la misma manera, las mujeres guardan pleitesía al hombre, debido a que es quien
lleva la voz de mando.
Resulta impensable que un japonés copie o plagie algo, ya que va contra sus principios 
morales y éticos.

También es uno de los países que mantiene la aplicación de la pena capital, en caso de
homicidio y traición.

Si bien en la etapa Kindai, se abolieron las clases sociales, la sociedad japonesa tampoco
es igualitaria, como hemos visto, siempre las relaciones son de arriba hacia abajo, en
todas las áreas.

Uno de los fenómenos del siglo XX fue indudablemente el desarrollo económico


japonés, éxito que no se dio solo.

Evidentemente una de las claves, fue la estrecha cooperación entre el gobierno y la


industria, aunado a la costumbre japonesa del trabajo duro.

Igualmente, este resultado forma parte de una política de control de las importaciones y
una estrategia agresiva de las exportaciones.

La escases de recursos minerales en Japón, influyo en el desarrollo industrial del país,


destacándose los productos manufacturados y tecnología.

Sumando que el sector de servicios representa la tercera parte de la producción


económica, junto a la industria bioquímica.

El ámbito financiero ha tomado un gran impulso, debido a que la moneda japonesa, el


yen, es la tercera más tranzada después del dólar y el euro.

Así, las empresas de tecnología, telecomunicaciones, automotriz, farmacéutica, banca, seguros


y bienes raíces constituyen el pulso de esta gran economía.

El sincretismo religioso de la cultura japonesa.

Otro aspecto de la cultura japonesa, es que la mayoría de las personas no profesan una
religión en particular, sino que más bien incorporan los elementos de varios dogmas en
su vida cotidiana.

Entonces podemos ver como celebran festividades del budismo, cristianismo y el


sintoísmo.

Sin embargo, el sintoísmo es una de las religiones más practicada en la cultura


japonesa, que incluso es autóctono.

El sintoísmo es una religión politeísta basada en la tradición familiar, amor a la


naturaleza, purificación y celebración de festividades.
Pero, el budismo japonés también es ampliamente profesado desde la antigüedad, cuando
apareció el budismo mahayana, procedente de Corea.

Aunque,  fue la tendencia del budismo zen, la que prosperó y causó impacto en la cultura
nipona.

En este sentido, las ramas del budismo zen más seguidas son las escuelas liberales del
budismo Tierra Pura: Jodo Shinshu y Jodo Shu.

Hay que recalcar, que tanto como el sintoísmo como el budismo, son consideradas una
sola creencia en la cultura japonesa.

Otras dogmáticas dentro del ámbito religioso japonés, en menor medida, son el judaísmo,
hinduismo, el islamismo, y secretamente el cristianismo.

Las manifestaciones de la cultura japonesa.

La cultura japonesa ha evolucionado asombrosamente desde la etapa senshi hasta la


actualidad, combinando influencias asiáticas, europeas y norteamericanas.

Entre los aspectos más significantes que conforman la cultura nipona, encontramos:

Idioma.

El lenguaje japonés tiene un especial significado en esta cultura, siendo calificado como
uno de los idiomas más importantes mundialmente.

Una característica especial de la lengua japonesa, es que existen niveles en el habla de


acuerdo al grado de respeto hacia el interlocutor.

Vestimenta.

En la cultura japonesa encontramos el siguiente vestuario tradicional:

 Kimono, representa el vestido típico japonés, donde el corte, color y tela, varían de
acuerdo al sexo, edad, estado marital.
 Yukata, más ligero que el kimono, es usado durante las estaciones de verano.

Gastronomía.

Durante los últimos años, la gastronomía japonesa se ha posicionado en todo el mundo, con
su plato bandera el sushi.

Adicionalmente, otros platos exóticos y saludables de la gastronomía nipona son el udon,


ongiri, okonomiyaki, bento, ramen, tenpura, yakisoba, takoyaki.
En cuanto a las bebidas, el sake, una infusión alcohólica a base de arroz, es la más popular,
igualmente el consumo de té, tiene su propio ritual.

Arquitectura.

Con una notable influencia china, la arquitectura japonesa tradicional uso la madera como
elemento principal, que actualmente se mezcla con la rigidez moderna, integrando los
espacios a la decoración con jardines, lagos, piedras, reflejando un paisaje cautivador e
incluso espiritual.

Otras manifestaciones de la cultura japonesa son la lucha de sumo, el personaje legendario


hyottoko y los arreglos florales ikebana.

Son comunes las supersticiones de usar un amuleto contra la lluvia llamado teru-teru-bozu,
y el número cuatro señala mala suerte.

El geinokai, representa al mundo del entretenimiento japonés, predominando el anime, es


decir, series o películas animadas, que han sido  todo un fenómeno en la cultura japonesa.

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