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Título: La regulación FinTech en Argentina


Autores: Funes, María Victoria - Carro, Lucía
Publicado en: LA LEY 09/03/2020, 09/03/2020, 1 - LA LEY2020-A, 1017
Cita Online: AR/DOC/571/2020
Sumario: I. Introducción. — II. Panorama general actual de la regulación FinTech argentina.— III.
Crowdfunding: Plataformas de financiamiento colectivo.— IV. Crowdlending: Plataformas de créditos.— V.
Proveedores de servicios de pago ("PSP").— VI. Criptoactivos.— VII. Conclusión.
Cualquier regulación del sistema financiero tiene que tender a incentivar su estabilidad y eficiencia, que deberá
instrumentarse a través de medidas que protejan a todos los actores, los consumidores, inversores y al mercado
en su conjunto, preservando la competencia y la inclusión financiera.
(*)

(**)

I.Introducción
El exponencial desarrollo tecnológico que se ha logrado en las últimas décadas ha impactado en el sistema
económico mundial y, en particular, en el sistema financiero en su conjunto que, de manera disruptiva, ha
obligado al regulador a intentar atender —muchas veces a contrarreloj— la realidad y desafíos de la industria
FinTech (1).
El término FinTech refiere a las innovaciones tecnológicas en servicios financieros que podrían dar lugar a
nuevos modelos de negocios, aplicaciones, procesos o productos con un efecto asociado en los mercados
financieros, en las instituciones financieras y en la provisión de servicios financieros (2). Entre las FinTech más
comunes en Argentina se destacan las plataformas de créditos, las plataformas de crowdfunding, las empresas
proveedoras de servicios de pago y las operaciones con criptoactivos.
Las bondades de esta nueva industria parecen a primera vista muy atractivas en tanto tienden,
principalmente, a dotar de mayor eficiencia a la prestación de los servicios financieros, reduciendo los costos de
transacción e intermediación, contribuyendo a la inclusión financiera (ofreciendo productos y servicios de mejor
calidad y adaptados al cliente) y reduciendo las asimetrías informativas (3). Sin embargo, la banca tradicional
viene alertando sobre la necesidad de una regulación para equiparar los riesgos, costos y responsabilidades
involucrados.
El objeto de este trabajo es brindar un panorama general del estado regulatorio de las FinTech en Argentina,
lo que permitirá visibilizar las áreas en donde todavía existen lagunas que podrían configurar potenciales riesgos
tanto para los jugadores involucrados como para el sistema financiero en su conjunto.
II. Panorama general actual de la regulación FinTech argentina
La posición adoptada desde un inicio por el Banco Central de la República Argentina (el "Banco Central")
no ha sido del todo clara en una dirección.
Por un lado, ha adoptado el modelo de "hubs de innovación" (4) a través de la creación de una mesa de
"innovación financiera" (5), con el objeto de generar un espacio de trabajo de colaboración público-privado
compuesto por especialistas del Banco Central, empresas FinTech, emprendedores y organismos públicos y
privados. Dicho espacio tiene como propósito desarrollar estrategias y soluciones que logren mayor inclusión y
eficiencia en el sistema financiero. Además, el Banco Central ha adoptado paralelamente el modelo de
"acelerador" (6), premiando con ayuda financiera a los innovadores para incentivar la aparición de nuevos
servicios (7).
Por otro lado, en materia regulatoria (y con excepción del equity-based crowdfunding que ha sido regulado
en 2017 a través de la ley 27.349 de Apoyo al Capital Emprendedor y por la Comisión Nacional de Valores, la
"CNV", como autoridad de aplicación) la tendencia ha sido la de esperar un tiempo prudencial para no trabar el
desarrollo de la industria FinTech hasta que el mercado llegue a un nivel de madurez razonable. En efecto, y sin
perjuicio de ciertas comunicaciones dirigidas a promover la interoperabilidad entre cuentas a la vista y
proveedores de servicios de pago ("PSP"), solo a partir del 2020 el Banco Central ha emitido regulaciones
aplicables a PSP como mecanismo para nivelar el subsidio implícito que este sector venía usufructuando
(derivado de asimetrías regulatorias e impositivas cuando se lo comparaba con otros sectores financieros) (8). En
este sentido, se puso un freno a la disponibilidad por parte de las plataformas de los fondos de los clientes, los
cuales no pueden ser utilizados por estas últimas para inversiones propias o para fondear préstamos a otros
clientes.
Se destaca que el Banco Central no ha adoptado el concepto de "areneros" o sandboxes regulatorios que
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actualmente es tendencia en muchas jurisdicciones, es decir, la implementación de espacios de prueba que


permiten probar nuevas tecnologías y modelos de negocios en un contexto controlado en el que el regulador
puede mensurar los riesgos potenciales de las innovaciones, sin frenar su surgimiento (9).
III. Crowdfunding: Plataformas de financiamiento colectivo
III.1. Su regulación por la CNV
La Organización Internacional de Comisiones de Valores ("IOSCO", por sus siglas en inglés) define al
crowdfunding en sentido amplio, como "un término paraguas que describe el uso de pequeñas cantidades de
dinero, obtenidas de un amplio número de personas u organizaciones, para financiar un proyecto, un negocio, un
préstamo personal y otras necesidades a través de una plataforma web" (10).
En abril de 2017, el Poder Legislativo sancionó la ley 27.349 de Apoyo al Capital Emprendedor (la
"LACE") para regular el sistema de financiamiento colectivo (en particular, el equity-based crowfunding), que
luego fue reglamentada por la CNV a través de la res. gral. 717-E/2017 (la "Resolución").
La LACE establece que la CNV es la autoridad de control, reglamentación, fiscalización y aplicación del
sistema de financiamiento colectivo, el cual "tendrá por objeto fomentar el financiamiento de la industria de
capital emprendedor a través del mercado de capitales".
Uno de los requisitos esenciales del sistema de financiamiento colectivo mediante el cual se obtienen los
aportes o inversiones es a través de una plataforma de financiamiento colectivo (PFC). De esta manera la PFC
permite la puesta en contacto de manera profesional, y exclusivamente mediante portales web u otros medios
análogos, a inversores con emprendedores, a fin de que estos últimos lleven adelante proyectos de
financiamiento colectivo.
La resolución regula el funcionamiento de las PFC fija los requisitos que deberán acreditar para obtener la
autorización y registro por el término de su vigencia, así como el régimen informativo que deben cumplir. Sin
embargo, cabe destacar que la resolución solo admite el funcionamiento del denominado equity-based
crowdfunding y no regula el resto de las modalidades de crowdfunding.
El llamado equity-based crowdfunding supone la solicitud de fondos por parte de los emprendedores,
mediante la publicación de su proyecto empresarial en la página web de la plataforma, y, a cambio de su aporte
dinerario, los inversores reciben una participación en el capital del vehículo del emprendedor.
Por lo general, la plataforma de crowdfunding revisa el proyecto a publicar, con el objeto de evaluar su
idoneidad y rentabilidad. A partir de dicha evaluación, se seleccionan aquellos proyectos que se adecuen a los
estándares previamente establecidos por la plataforma y/o la legislación aplicable.
Las únicas formas de participación de los inversores en un proyecto deben ser a través de: (i) acciones de
sociedades anónimas (SA) o sociedad por acciones simplificada (SAS); (ii) préstamos convertibles en acciones
de una SA o SAS; y (iii) certificados de participación en un fideicomiso. Se destaca que los valores negociables
emitidos por los emprendedores que requieran financiamiento por medio de las PFC quedan excluidos de los
requisitos y exigencias del régimen de oferta pública que autoriza la Comisión.
No obstante lo expuesto, y tal como fuera mencionado previamente, quedan excluidas del sistema de
financiamiento colectivo otras modalidades de crowdfunding, es decir, los proyectos destinados a: (i) la
recaudación con fines benéficos; (ii) las donaciones (11); (iii) la venta directa de bienes y/o servicios a través de
la plataforma de financiamiento colectivo (12); y (iv) los préstamos que no sean convertibles en acciones de una
sociedad anónima o una sociedad por acciones simplificada. Por lo tanto, el crowdfunding de préstamos no
convertibles no está actualmente regulado en nuestro país.
La resolución establece que las PFC son personas jurídicas constituidas como sociedades anónimas,
autorizadas para funcionar como tales por la CNV, e inscriptas en el registro creado al efecto. La CNV es el
organismo designado para ejercer el control respecto de las PFC desde su inscripción hasta la baja en el registro
respectivo.
Las PFC no pueden realizar ninguna otra actividad sujeta al control de la CNV, ni inscribirse en otras
categorías de agentes y/o sujetos bajo fiscalización de la CNV, excepto que la PFC pretenda realizar una
apertura de su capital a través del régimen de oferta pública y/o busque financiamiento a través de la emisión de
deuda. Finalmente, deben tener un patrimonio neto mínimo de AR$ 250.000.
A la fecha, hay solo una PFC inscripta ante la CNV, aunque existen varias en trámite de inscripción.
III.2. Otras obligaciones de las PFC
Mediante la ley 27.440 de Financiamiento Productivo se modificaron los incs. 4º y 5º del art. 20 de la ley

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25.246 de Prevención del Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo y se incluyó como "sujeto
obligado" a las PFC. Asimismo, la Unidad de Información Financiera (UIF), órgano de aplicación del régimen
de lavado de activos y financiación del terrorismo, emitió la res. 21/2018 aplicable, entre otros sujetos, a las
PFC.
En consecuencia, las PFC tienen principalmente las siguientes obligaciones: (i) establecer políticas para
evaluar el riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo; (ii) recabar de sus clientes
—emprendedores e inversores— los documentos que prueben fehacientemente su identidad; (iii) informar
cualquier hecho u operación sospechosa de lavado de activos o financiación del terrorismo, independientemente
de su monto; y (iv) abstenerse de revelar al cliente o a terceros las actuaciones que se estén realizando en
cumplimiento de la ley.
Por otra parte, las PFC deberán velar por la autenticidad, preservación y confidencialidad de la información
aportada por los emprendedores e inversores. En este sentido, las PFC deberán cumplir con la normativa en
materia de protección de datos personales prevista por la ley 25.326 (sus modificatorias y complementarias).
Solo pueden ser relevadas del deber de secreto por resolución judicial y cuando medien razones fundadas
relativas a la seguridad pública, la defensa nacional o la salud pública.
Asimismo, las PFC quedan sujetas a las obligaciones que impone la legislación específica en materia de
defensa de los derechos del consumidor (Código Civil y Comercial de la Nación y ley 24.240, sus
modificatorias y complementarias) en el suministro de información acerca de los proyectos de financiamiento
colectivo, sus riesgos y beneficios potenciales.
IV. Crowdlending: Plataformas de créditos
Bajo este mecanismo el inversionista realiza su contribución en forma de préstamo a través de una
plataforma, el cual será reembolsado por el tomador en el plazo que se fije al efecto, junto con los intereses
pactados. En general, este tipo de negocio obliga a la plataforma a verificar el riesgo de los tomadores y
clasificar las operaciones en función del riesgo que ofrecen. De esta manera, el inversionista cuenta con toda la
información necesaria para decidir su inversión y determinar el tipo de interés de la operación. Sin embargo, la
plataforma no garantiza la rentabilidad de la inversión o la devolución del préstamo, ya que el riesgo del
incumplimiento corre por cuenta del inversor.
Dentro del término crowdlending suele distinguirse entre: (i) préstamos de consumo (peer-to-peer lending)
(P2P) en donde los inversionistas proveen préstamos a los consumidores; y (ii) préstamos a empresas
(peer-to-business lending) (P2B) o crowdfunding de préstamos en donde los inversionistas proveen préstamos a
empresas para la financiación de un proyecto concreto. En algunas jurisdicciones, esta última modalidad se
encuentra regulada junto con el equity-based crowdfunding, ya que comparten la misma finalidad, aunque la
modalidad de financiamiento difiere (13). En cambio, el P2P se diferencia del crowdfunding, porque no tiene por
objeto la financiación de un proyecto en particular, sino proveer a los particulares de recursos para que estos los
empleen con libertad en cualquier proyecto o fin personal.
Las plataformas de créditos han tomado relevancia en este último tiempo por los beneficios que traen
aparejados en términos de reducción de costos de transacción por la automatización del onbording con el
consumidor y el proceso de originación, a la vez que potencia el acceso a este servicio a través de dispositivos
móviles, aumentando la inclusión financiera (14).
IV.1. ¿Configura el crowdlending "intermediación financiera"?
Actualmente, las plataformas de crédito en cualquiera de sus modalidades no se encuentran reguladas en
Argentina, ni por el Banco Central ni por la CNV.
La posibilidad de realizar préstamos con fondos propios de la plataforma no resulta una actividad
restringida, dado que no habría cuestionamientos desde el punto de vista de la existencia de intermediación
financiera, actividad que solo pueden realizar las entidades autorizadas por el Banco Central. Sin embargo,
cuando los fondos del préstamo son aportados por "inversores" para ser entregados a los "tomadores" a través de
una plataforma, la falta de regulación expresa de esta actividad obliga a analizar si su realización importaría el
ejercicio de intermediación financiera a la luz de la ley 21.526 de Entidades Financieras (la "LEF").
El art. 1º de la LEF establece que las personas o entidades públicas o privadas que realicen "intermediación
habitual entre la oferta y la demanda de recursos financieros" están comprendidas en la LEF y sujetas al
contralor del Banco Central (15).
Toda entidad comprendida en el ámbito de aplicación de la LEF está impedida de desarrollar su actividad
sin obtener la autorización previa del Banco Central (16), bajo apercibimiento de aplicarse las sanciones
previstas por el art. 41 de la LEF (17). Asimismo, la intermediación financiera no autorizada es pasible de las
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sanciones previstas en el art. 310 del Cód. Penal (18).


La LEF no define el concepto de "intermediación financiera" ni incluye los elementos característicos para
que se configure tal actividad. Por ello, a efectos de determinar si el crowdlending encuadra bajo el concepto de
"intermediación financiera", es necesario precisar este concepto.
Se ha sostenido que el término "intermediación financiera" no debe entenderse en un sentido jurídico
riguroso, tal que los intermediarios se limiten a acercar la oferta y la demanda para dejarlas después en libertad
de realizar su negocio jurídico (19). Por el contrario, para que exista "intermediación financiera" es necesario que
la plataforma adopte un rol preponderantemente activo, captando los recursos de terceros en nombre propio,
para sí y por su cuenta y riesgo; y que, posteriormente, destine dichos recursos al otorgamiento de préstamos a
terceros, contratando directamente y en nombre propio con estos últimos (20). De este modo se genera un doble
acto: por un lado, un contrato de depósito entre el colocador de los fondos y el intermediador financiero y, por el
otro, un contrato de préstamo entre el tomador de los fondos y el intermediador financiero. Ambos contratos,
absolutamente autónomos e independientes entre sí (21).
Por lo tanto, siempre y cuando la plataforma: (i) no otorgue préstamos en interés propio y con riesgo de su
propio patrimonio, sino que actúe como mediadora percibiendo una comisión del tomador y del inversor, no
asumiendo el riesgo de restitución de los fondos (sino que el riesgo sea del inversor, sin asegurarle renta fija
alguna); ni (ii) tenga disponibilidad de los fondos del inversor; no habría, en principio, intermediación
financiera.
Sin perjuicio de ello, el Banco Central ha interpretado con gran amplitud el concepto de intermediación
financiera (22) y recientemente ha iniciado sumarios cambiarios a algunas de estas plataformas basados en un
criterio amplio de intermediación.
Destacamos que aun cuando la actividad a ser desarrollada por la plataforma no constituya "intermediación
financiera", su actividad podría quedar sujeta a control del Banco Central en tanto el art. 3º de la LEF establece
que sus disposiciones podrán aplicarse a personas y entidades públicas y privadas no comprendidas
expresamente en ella cuando, a juicio del Banco Central, lo aconsejen el volumen de sus operaciones y razones
de política monetaria y crediticia. No obstante, esa eventual inclusión como actividad regulada por el Banco
Central no importaría per se la consideración de la actividad previa como irregular.
IV.2. ¿Implica el crowdlending la "captación de recursos del público"?
El art. 19 de la LEF establece: "Queda prohibida toda publicidad o acción tendiente a captar recursos del
público por parte de personas o entidades no autorizadas".
Dos cuestionamientos surgen aquí. En primer lugar, qué se entiende por "captación de recursos del público"
y, en segundo lugar, si puede ser considerado un concepto autónomo al de intermediación financiera. La
discusión no resulta intrascendente, dado que de considerarse un concepto autónomo el desarrollo de estas
actividades no estaría permitido.
En nuestro entendimiento, la captación de ahorros que queda subsumida bajo dicha norma es aquella
realizada en nombre de la plataforma (es decir, para sí y por cuenta y riesgo de la plataforma) para su posterior
colocación, es decir, para destinar dichos recursos al otorgamiento de préstamos a terceros (23).
Asimismo, la norma refiere a personas o entidades no autorizadas. En consecuencia, entendemos que la
prohibición alcanza a aquellas personas o entidades que requieran autorización del Banco Central para
desarrollar la actividad regulada bajo la LEF, es decir, para llevar a cabo actividades de "intermediación
financiera".
La posición del Banco Central no ha ido uniforme en este aspecto, considerando en algunas oportunidades
cualquier captación de ahorro como delito autónomo al de intermediación financiera. Sin embargo, el art. 19 de
la LEF solo puede funcionar como un agravante de la figura de intermediación financiera. Así lo ha entendido el
Banco Central en algunos casos (24). La misma lógica se recepta en el art. 310 in fine del Cód. Penal que califica
a la publicidad como agravante del delito de intermediación financiera no autorizada.
IV.3. Otras consideraciones a tener en cuenta
Las mismas consideraciones en torno a las obligaciones adicionales a las que se encuentran expuestas estas
plataformas detalladas en el punto 2.2. resultan aplicables a las plataformas de créditos. Sin embargo, en materia
de lavado de activos, el inc. 5º del art. 20 solo incluye a las "personas jurídicas autorizadas por la CNV para
actuar en el marco de sistemas de financiamiento colectivo a través del uso de portales web u otros medios
análogos". En razón de que las plataformas de créditos no se encuentran, a la fecha, bajo la órbita de la CNV, y
si bien no hay razones que justifiquen un tratamiento diferencial con las plataformas de crowdfunding,
actualmente no calificarían como "sujetos obligados" en esta materia.
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V. Proveedores de servicios de pago ("PSP")


Durante los últimos años los PSP tuvieron un gran crecimiento en Argentina, particularmente porque
ofrecen un servicio muy similar al de los bancos, pero desde una plataforma no bancaria que incluye la
administración de fondos en billeteras virtuales, la administración de pagos y la posibilidad de realizar
inversiones y obtener créditos (25). Esto generó la oposición de los bancos que empezaron a reclamar igual
tratamiento para equiparar las asimetrías regulatorias e impositivas (26) involucradas.
A partir de 2018, el Banco Central buscó facilitar la interoperabilidad entre las cuentas a la vista y los
servicios de pago. En efecto, dispuso la creación de las claves virtuales uniformes (CVU) que permiten la
identificación y trazabilidad de fondos que se realicen entre cuentas a la vista, cuando, como mínimo, una de
ellas pertenezca a una empresa proveedora de servicios de pagos (27).
Pero solo con la asunción de la nueva administración, el Banco Central emitió la Comunicación "A" 6859
(28) [complementada por la Comunicación "A" 6885 (29)] para comenzar a regular la actividad de los PSP.
Bajo esta nueva regulación, se define a los PSP como a las personas jurídicas que, sin ser entidades
financieras, cumplan al menos una función dentro de un esquema de pago minorista (30), en el marco global del
sistema de pagos, tal como ofrecer cuentas de pago (es decir, cuentas de libre disponibilidad ofrecidas por un
PSP a sus clientes para ordenar y/o recibir pagos). Sin embargo, si los PSP son aquellos que ofrecen cuentas de
pago, la norma no aclara si comprende a los pagos en dinero o si también incluye otros activos como los
criptoactivos (31).
Como principal obligación, los PSP deberán inscribirse en el "Registro de Proveedores de Servicios de Pago
que ofrecen cuentas de pago" a cargo de la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias.
En particular, y para mitigar el riego de liquidez, se establece que los fondos de los clientes acreditados en
cuentas de pago ofrecidas por PSP deberán encontrarse disponibles en todo momento, con carácter inmediato
ante su requerimiento por parte del cliente, por un monto al menos equivalente al que fue acreditado en la
cuenta de pago. A tal efecto, los sistemas implementados por el PSP deberán poder identificar e individualizar
los fondos de cada cliente.
Por su parte, el 100% de los fondos de los clientes deberá encontrarse depositado, en todo momento, en
cuentas a la vista en pesos en entidades financieras del país. En efecto, podrían estar depositados en una única
cuenta o en una cuenta para cada cliente siempre y cuando estén acreditados en una entidad financiera local y el
PSP pueda identificar los fondos de cada cliente.
Ante solicitud expresa del cliente, los saldos acreditados en cuentas de pago podrán ser transferidos para su
aplicación a la realización de operaciones con "fondos comunes de dinero" en el país, debiéndose debitar la
cuenta de pago. En este caso, se requerirá que los saldos invertidos sean informados de manera separada del
resto. No se aclara si el cliente puede elegir el fondo donde invertir o si se encuentra limitada a la oferta que
haga el PSP.
Para la realización de operaciones por cuenta propia (pago de proveedores, pago de sueldos, etc.), los PSP
deberán utilizar una cuenta a la vista "operativa" (de libre disponibilidad) distinta a la cuenta donde se
encuentren depositados los fondos de los clientes. Esto, para reducir el riesgo de insolvencia y aislar los fondos
de los usuarios de los activos propios a fin de que los primeros no puedan ser embargados por los acreedores del
PSP.
La publicidad efectuada a través de cualquier medio y la documentación emitida por los PSP deberán incluir
una mención clara y expresa a que: (i) se limitan a ofrecer servicios de pago y no se encuentran autorizados a
operar como entidades financieras por el Banco Central; y (ii) los fondos depositados en cuentas de pago no
constituyen depósitos en una entidad financiera, ni cuentan con ninguna de las garantías de que tales depósitos
puedan gozar de acuerdo con la legislación y reglamentación aplicables en materia de depósitos en entidades
financieras.
Los incumplimientos a estas disposiciones están sujetos a las penalidades previstas por la LEF.
VI. Criptoactivos
Los criptoactivos no se encuentran específicamente regulados en Argentina. Sin embargo, son
indirectamente reconocidos en varias normas, por ejemplo, en materia de lavado de activos se establece que los
sujetos obligados deberán prestar especial atención al riesgo que implican las operaciones efectuadas con
monedas virtuales y establecer un seguimiento reforzado (32). Asimismo, la ley 27.430 de Impuesto a las
Ganancias establece que se encuentran sujetas al pago del tributo (33).
La falta de regulación expresa y específica de los criptoactivos ha generado discusiones en torno a su

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naturaleza jurídica. Es relevante la doctrina que entiende que no pueden ser considerados una "moneda"
propiamente dicha, ya que son creados por personas distintas de un Estado, argentino o extranjero. Tampoco
tienen curso forzoso en el país y, por lo tanto, nadie está obligado a recibir criptoactivos, si no se comprometió a
ello expresamente a través de un contrato. Sin embargo, cabe destacar que es lícito que el acreedor acepte
criptoactivos en reemplazo de lo que le fue prometido en pago (34).
Ahora bien, descartada la naturaleza jurídica de "moneda", surge la discusión sobre si los criptoactivos
pueden constituir "cosas" en los términos del art. 16 del Cód. Civ. y Com., aunque la subsunción en dicho
concepto no cuadraría en razón del carácter intangible o inmaterial de los criptoactivos; o bien si constituyen
"derechos".
En cualquier caso, el Banco Central dejó expresamente asentada su posición en el sentido de que las
llamadas "criptomonedas" no pueden ser utilizadas como moneda de curso legal. En efecto, durante 2014 emitió
un comunicado de prensa en el que alertó a los usuarios sobre los riesgos de las "criptomonedas" y aclaró que
no tienen curso legal ni poseen respaldo alguno.
La oferta inicial de criptoactivos no se encuentra regulada en Argentina. Sin embargo, la CNV sostuvo en un
informe que las ofertas iniciales de adquisición de criptoactivos (denominadas "ICO") podrían ser consideradas,
según el caso, como valores negociables, y sujetas al régimen de oferta pública establecido por la CNV (35). Es
decir, la CNV adopto un criterio casuístico que deja abierta la puerta para su intervención como autoridad de
aplicación, si las circunstancias así lo exigieren (36).
En consecuencia, la tendencia regulatoria en esta materia ha sido la de regular los criptoactivos de manera
dispersa y en la medida estrictamente necesaria, sin proveer un ámbito regulatorio específico que estimule o
restrinja su desarrollo. Por consiguiente, se encuentra permitido mantener, transar o actuar como intermediario
en el intercambio de criptoactivos.
VII. Conclusión
Sin dudas las FinTech han venido para quedarse. Los beneficios que pueden traer aparejados (eficiencia en
la provisión de servicios financieros, reducción de costos de transacción y potencial aumento de la inclusión
financiera) priman frente a los riesgos disruptivos que podrían ocasionar, los que siempre pueden mitigarse.
En efecto, la nueva regulación en materia de PSP se dirige a garantizar la transparencia y seguridad de los
fondos de los usuarios para mitigar los riesgos de liquidez y solvencia. Sin embargo, hay aspectos que todavía
necesitan atención, por ejemplo, la regulación de las plataformas de créditos, en particular, frente a la
delimitación de su actuación frente al concepto de intermediación financiera (37).
Cualquier regulación del sistema financiero tiene que tender a incentivar su estabilidad y eficiencia, que
deberá instrumentarse a través de medidas que protejan a todos los actores, los consumidores, inversores y al
mercado en su conjunto, preservando la competencia y la inclusión financiera.
(*) Abogada (UBA). Maestría en Derecho Empresarial (Universidad Austral). Docente en el Departamento
de Derecho Económico y Empresarial de la UBA. Miembro del Colegio de Abogados de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y del Comité de Abogados de Bancos de la República Argentina. Responsable del área de
Servicios Financieros y Mercado de Capitales del Estudio Bomchil.
(**) Abogada (UBA). Becaria en Cornell Law School, Ithaca, Nueva York (2018). Se desempeña en el área
de Servicios Financieros y Mercado de Capitales del Estudio Bomchil.
(1) Si bien el sistema financiero argentino tiene un bajo nivel de desarrollo, el ecosistema FinTech de
Argentina es el tercero más importante de América Latina, luego de Brasil y México, por cantidad de firmas
(conforme el informe denominado "Inclusión financiera en la Argentina, diagnóstico y propuestas de política"
elaborado por FIEL, de fecha 15 de marzo de 2019, disponible en
https://www.adeba.com.ar/iniciativa-adeba-para-la-bancarizacion-e-inclusion-financiera/).
(2) Ver https://www.fsb.org/work-of-the-fsb/policy-development/additional-policy-areas/
monitoring-of-fintech/.
(3) Véase "Inclusión financiera...", ob. cit.
(4) Se utilizan en Australia, Francia, Hong Kong, Japón, Corea y el Reino Unido conforme el relevamiento
efectuado en "Inclusión financiera...", ob. cit.
(5) Ver http://www.bcra.gov.ar/SistemasFinancierosYdePagos/ Innovacion_financiera.asp.
(6) Se utilizan en Reino Unido y Singapur conforme el relevamiento efectuado en "Inclusión financiera...",
ob. cit.

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(7) Ver http://www.bcra.gov.ar/SistemasFinancierosYdePagos/ Innovacion_financiera.asp.


(8) Véase Comunicación "A" 6859, de fecha 27 de diciembre de 2019, y Comunicación "A" 6885, de fecha
30 de enero de 2019, ambas del Banco Central. La necesidad de una regulación venía siendo un pedido de los
bancos, que se encontraban en inferioridad de condiciones respecto de las billeteras virtuales: por un lado, estas
últimas no tienen que inmovilizar encajes, por lo que el costo promedio de fondeo para las billeteras virtuales es
menor; por otro lado, tampoco les resulta de aplicación el impuesto al débito y crédito bancario. Todo ello
resulta en definitiva en grandes ventajas comparativas en favor de las billeteras virtuales y en detrimento de los
bancos.
(9) "Inclusión financiera...", ob. cit. Lo han adoptado Australia, Hong Kong, Corea, Malasia, Singapur,
Reino Unido y Japón.
(10) Considerandos de la res. 717-E/2017 de la CNV.
(11) Esta modalidad implica que el aportante realice su contribución sin contraprestación alguna, a modo de
donación. En estos supuestos, las plataformas digitales cumplen una función recaudadora de los fondos
obtenidos directamente de los particulares y confieren a los emprendedores la posibilidad de publicitar su
proyecto a través de su página web, al mismo tiempo que ponen a su disposición los medios de gestión de cobro
online de las donaciones. En general, los aportantes son asociaciones sin fines de lucro u organizaciones no
gubernamentales que buscan financiar proyectos de interés general (por ejemplo, aquellos tendientes a la
protección de personas vulnerables o de grupos minoritarios de cualquier índole, o bien los relacionados con el
cuidado del medio ambiente).
(12) Esta modalidad consiste en ofrecer una recompensa al aportante, la cual puede consistir en bienes o en
servicios (por lo general, de índole cultural o artística). Es usual que en este tipo de crowdfunding las
plataformas adopten la siguiente forma de operar: durante el período de recaudación el aportante no abonará su
contribución, sino que solo lo hará si el proyecto alcanza el objetivo de financiación fijado por el emprendedor
en el plazo previsto. Por lo tanto, en caso de que no se haya completado el objetivo de financiación, la
contribución a la que se obligó el aportante no se realizará. En cambio, de alcanzarse dicho objetivo, el
aportante realizará la contribución prometida y recibirá la recompensa que le corresponda.
(13) Este es el caso de la normativa española, mexicana y colombiana.
(14) Aunque, por otra parte, las plataformas de créditos en la Argentina, al tener como objetivo al público
bancarizado, no contribuirían plenamente a este objetivo.
(15) Conforme art. 4º de la LEF.
(16) Conforme art. 7º de la LEF.
(17) El art. 41 de la LEF prevé las siguientes sanciones: llamado de atención; apercibimiento; multas;
inhabilitación temporaria o permanente para el uso de la cuenta corriente bancaria; inhabilitación temporaria o
permanente para desempeñarse como promotores, fundadores, directores, administradores, miembros de los
consejos de vigilancia, síndicos, liquidadores, gerentes, auditores, socios o accionistas de las entidades
comprendidas en la LEF; y revocación de la autorización para funcionar.
(18) El art. 310 del Cód. Penal establece que "será reprimido con prisión de uno [1] a cuatro [4] años, multa
de dos [2] a ocho [8] veces el valor de las operaciones realizadas e inhabilitación especial hasta seis [6] años, el
que por cuenta propia o ajena, directa o indirectamente, realizare actividades de intermediación financiera, bajo
cualquiera de sus modalidades, sin contar con autorización emitida por la autoridad de supervisión competente".
(19) Conf. BARREIRA DELFINO, Eduardo A., "Análisis de la Ley de Entidades Financieras. La
Intermediación Financiera", ED 210-699, 2004; y BIGNONE, Santiago C. - BLANCO Eugenio L., "El nuevo
delito de intermediación financiera", ED 247-609, 2012.
(20) RECIO, José N. - VILLER, Julio A., "El Banco Central y la intermediación financiera", Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1989, ps. 9-10.
(21) CNFed. Cont. Adm., sala II, "Hamburgo SA", 08/09/1992, LA LEY 1993-C, 305; CNCom., sala E,
"Visentin, Ludovico R. s/ conc. Prev.", 09/02/2007, LA LEY, 2007-D, 61, entre otros.
(22) En efecto, recientemente el Banco Central consideró intermediación financiera la obtención de
préstamos de accionistas, familiares de accionistas y de empresas vinculadas y el posterior otorgamiento de
préstamos a empleados y empresas, condenando a la compañía y sus directores al pago de multas. Ver Sumario
Financiero 1379, "Construcom SA y otros", res. 593 del 01/07/2015. Disponible en:
http://www.bcra.gov.ar/Pdfs/SistemasFinancierosYdePagos/593.pdf, consultada el 28 de febrero de 2020.

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Documento

(23) Conf. RECIO, José N. - VILLER, Julio A., ob. cit., p. 7.


(24) Ver Sumario Financiero 1540, "Flowboy SRL y otros", res. 206 del 28 de junio de 2019. Disponible
en: http://www.bcra.gov.ar/Pdfs/SistemasFinancierosYdePagos/Res-Final-206-19-Flowboy-SRL.pdf,
consultada el 28 de febrero de 2020.
(25) LEVI, Daniel - SHAKESPEAR, María - LIEFELDT, Luciana - SCREIBER, Andrés, "¿Qué hay de
realmente nuevo en la reciente regulación del BCRA sobre PSP?", LA LEY, edición especial "Fintech", 19 de
febrero de 2020, ps. 14-16.
(26) A diferencia de las billeteras virtuales, los bancos están obligados a inmovilizar un encaje de un
porcentaje del depósito. Además, tienen requerimientos de capital para mantener una relación sustentable entre
sus activos y pasivos, lo que hace que los costos de fondeo sean en promedio mayores al de los servicios de
pago. Asimismo, las transferencias entre cuentas virtuales no están sujetas al impuesto al crédito y débito
bancario.
(27) Conforme Comunicaciones "A" 6510 (de fecha 15 de mayo de 2018) y "A" 6697 (de fecha 10 de mayo
de 2019), ambas del Banco Central.
(28) De fecha 9 de enero de 2020.
(29) De fecha 30 de enero de 2020.
(30) Véase, Comunicación "A" 6885 del Banco Central, la cual define a los "esquemas de pago" como
"sistemas de reglas comerciales, técnicas y/o operativas que hacen posibles las transferencias de fondos o pagos
en los que intervienen tres partes: un ordenante, un receptor y uno o más PSPs. Por su parte, los "pagos
minoristas" incluyen "las transferencias de fondos o pagos de alto y bajo valor, con la excepción de los pagos de
entidades financieras entre sí y con el BCRA que son consideradas mayoristas". No son considerados esquemas
de pago minoristas: (i) los esquemas de pago regulados por la CNV para la colocación primaria y/o negociación
secundaria, y/o la compensación y/o liquidación de valores; y (ii) los esquemas de pago cuyo objeto sea la
retención y/o percepción y liquidación de sumas destinadas a cancelar obligaciones tributarias o de otro orden
con el Estado en cualquiera de sus niveles y agencias.
(31) BRANCIFORME, Fernando O., "Análisis de las comunicaciones 'A' 6859 y 'A' 6885 del BCRA", LA
LEY, edición especial "Fintech", 19 de febrero de 2020, p. 4.
(32) Res. 300/2014 de la UIF. En dicha comunicación se definen como "la representación digital de valor
que puede ser objeto de comercio digital y cuyas funciones son la de constituir un medio de intercambio, y/o
una unidad de cuenta, y/o una reserva de valor, pero que no tienen curso legal, ni se emiten, ni se encuentran
garantizadas por ningún país o jurisdicción".
(33) Conforme inc. 4º) del art. 2º de la Ley de Impuesto a las Ganancias.
(34) Arts. 942 y 943 del Cód. Civ. y Com.
(35) Informe de la CNV sobre Advertencias sobre los riesgos asociados a la Oferta Inicial de Monedas
Virtuales o Tokens (ICOs), publicado con fecha 4 de diciembre de 2017.
(36) FERNÁNDEZ MADERO, Nicolás - RECONDO, María - MINERVA, Diego N. - KRÜGER, Cristian,
"Oferta pública de activos digitales", LA LEY, 2019-D, 675, Enfoques 2019 (julio), 26/07/2019, 106; RDCO
298, 17/10/2019, 1293.
(37) Otras jurisdicciones sí las regulan como, por ejemplo, Colombia, México, Perú o Brasil.

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