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MÓDULO 3

PROPIEDAD INTELECTUAL

La noción de bienes inmateriales es muy amplia. Quedan comprendidos, dentro de su


espectro, los diseños, los bienes culturales, las ideas patentables y los modelos de invención.
Podemos inferir, sin dificultad, que es a través de estos bienes intangibles que se centra el
desarrollo tecnológico y económico de los países en la era moderna, donde para ello la
educación desempeña un rol clave, debiendo ser una prioridad en todo país que desee
progresar seriamente y a largo plazo.

Para dar una idea del amplio campo de actuación que tienen estos bienes inmateriales,
protegidos por las leyes que estudiaremos, mencionaremos al derecho de autor que se aplica
a la música, la literatura, la pintura, la escultura, entre otros.

Los bienes inmateriales, de esencial importancia en los contratos analizados en este módulo,
se caracterizan por emerger de la creación humana y carecen de sustancialidad o materia. Esa
inmaterialidad se transformará en materialidad sólo al momento en que se plasmen en algún
elemento, a través de una impresión, edición o cualquier otro medio que lo haga reproducible,
siendo justamente a partir de este momento donde se viabiliza su explotación comercial. Con
la explotación comercial, surge la necesidad de proteger la obra intelectual, para que sea
oponible a terceros, que pueden fácilmente copiarla y obtener beneficios ilegítimos.

Es allí donde llega en auxilio nuestro ordenamiento jurídico brindando un amplio marco
normativo de protección, en el que encontramos al derecho de propiedad cuyo interés de
protección es el uso de la obra y la exclusión de terceros a través de su oponibilidad. A su vez,
en el derecho de propiedad, podemos distinguir dos ámbitos específicos de aplicación:

• El de la propiedad industrial
• El de los derechos intelectuales

dentro del ámbito de estudio en que nos encontramos, existen dos esferas de igual
importancia, que conviven y son reconocidas por el derecho. Una de ellas relacionada con el
ámbito no económico o extra patrimonial; y la otra, por el contrario, relacionada con la faz de
la explotación económica o patrimonial. Vale destacar que es justamente ésta última la que
puede recaer en objeto de algún contrato.
haremos un paréntesis para mencionar la repercusión que ha tenido la nueva regulación del
Código Civil y Comercial respecto a la materia bajo estudio, en lo que refiere a la calificación de
los bienes cuando el titular de la obra intelectual ha contraído matrimonio. La solución que
adopta el nuevo artículo 499 del Código Civil y Comercial unificado, prevé como novedad la
atribución preferencial al autor de los bienes amparados por la propiedad intelectual o
artística, con cargo de pagar en dinero la diferencia al otro cónyuge o a sus herederos. Claro
está, que si la obra intelectual fue producida con antelación a la celebración del matrimonio,
encuadrará en la categoría de bienes propios.

El art. 466 del código único expresamente prevé:

Se presume, excepto prueba en contrario, que son gananciales todos los bienes existentes al
momento de la extinción de la comunidad. Respecto de terceros, no es suficiente prueba del
carácter propio la confesión de los cónyuges. Para que sea oponible a terceros, el carácter
propio de los bienes registrables adquiridos durante la comunidad por inversión o reinversión
de bienes propios, es necesario que en el acto de adquisición se haga constar esa
circunstancia, determinándose su origen, con la conformidad del otro cónyuge. En caso de no
podérsela obtener, o de negarla éste, el adquirente puede requerir una declaración judicial del
carácter propio del bien, de la que se debe tomar nota marginal en el instrumento del cual
resulta el título de adquisición. El adquirente también puede pedir esa declaración judicial en
caso de haberse omitido la constancia en el acto de adquisición.

LAS OBRAS INLETECTUALES

La Ley N° 11.723, en su artículo 1, define a la obra intelectual diciendo: “es toda producción
científica, literaria, artística o didáctica, sea cual fuere el procedimiento de reproducción.”

La última parte de la definición es clave, porque es el propio ordenamiento jurídico el que


solicita que la obra tenga algún medio que la vuelva reproducible, vale decir, que la idea que se
ha pergeñado debe encontrarse plasmada en algún medio que permita su tangibilidad. Sin
embargo, la obra intelectual debe reunir también las siguientes características:

Originalidad: en cuanto a su forma de reproducción, en su forma de expresión, ya que las


ideas en sí mismas pueden circular libremente, diferenciándose en cuanto al método o medio
que utiliza el autor para reproducirlas. Para lograr la protección de la explotación comercial, no
puede consistir en una combinación de elementos existentes.
1
Significación: lo que significa, ni más ni menos, que debe tratarse de algo de cierta entidad, de
cierto peso para la sociedad. No necesariamente algo trascendente. Más bien sí, un cierto
nivel de importancia.

Debemos aclarar que para que nuestro ordenamiento jurídico ampare una determinada obra,
basta con que ésta no sea una copia de otra y que, además, importe una construcción
intelectual significativa. La novedad implicará que estamos frente a un invento, y de ello podrá
resultar su patentabilidad, pero para lograr el amparo de la ley no es requisito.

el artículo 1 de la ley 11.723 expresa: Son obras dignas de protección para nuestro derecho: los
escritos de toda naturaleza o extensión, las obras científicas, literarias, artísticas o dramáticas,
las composiciones musicales o dramáticos musicales, las obras cinematográficas,
coreográficas, dibujos, pinturas, esculturas, arquitectura; modelos artísticos; impresos, planos
y mapas; fotografías, imagen fotográfica, bases de datos, entre otras.

Adentrándonos en el ámbito del derecho de autor, podemos afirmar que quien ha producido
la obra, o la ha creado, tiene derecho a su titularidad. A su vez, los derechos que emanan de la
titularidad de la obra son transmisibles por actos inter vivos o mortis causa; es decir, a través
de un contrato a todo aquel que, con autorización del autor, traduzca, refunde, adapte,
modifique o transporte la obra; o bien, en caso de muerte de su titular (autor), a sus
herederos. Este derecho de autor en cabeza del o de los titulares de la obra comprende la
posibilidad de disponer de la misma, en distintas formas, ya sea publicándola, ejecutándola o
exponiéndola en general al público. Asimismo, comprende el derecho a enajenarla o adaptarla,
y es por intermedio de esta facultad que el autor podrá contratar libremente, aprovechando la
faz patrimonial del derecho bajo estudio.

Podemos afirmar, entonces, siguiendo a Lorenzetti (1999) que el autor puede:

• Excluir a todo aquel que intente o pretenda utilizar su obra con fines comerciales.
• Impedir que la obra se modifique, en cuanto a sus aspectos sustanciales.
• Tiene el derecho de editar la obra, poniéndola a disposición del público.
• Explotar la obra en cualquier forma.
• Modificar la obra, por ejemplo, para insertarla en algún mercado específico.
• Disponer de la obra, ya sea de manera gratuita u onerosa, a su criterio.

La totalidad de los derechos que acabamos de referir, forman parte de la faz económica o
patrimonial y, por lo tanto, son libremente transmisibles.

el autor no puede ser jamás despojado de la faz extrapatrimonial, revistiendo las


características de imprescriptible, inalienable e irrenunciable.

La propiedad intelectual sobre las obras corresponde a los autores durante su vida y a sus
herederos o derechohabientes hasta setenta años contados a partir del 1 de enero del año
siguiente al de la muerte del autor. En los casos de obras en colaboración, este término
comenzará a contarse desde el 1 de enero del año siguiente al de la muerte del último
colaborador. Para las obras póstumas, el término de setenta años empezará a correr a partir
del 1 de enero del año siguiente al de la muerte del autor. Un caso que puede presentarse y
que está contemplado en la ley, es el del autor que fallece sin dejar herederos, y se declara
vacante su herencia. Los derechos que a aquél correspondiesen sobre sus obras pasarán al
Estado por todo el término de ley, sin perjuicio de los derechos de terceros.

Respecto de los derechos de los herederos o derechohabientes, la ley prevé que éstos no
podrán oponerse a que terceros reediten las obras del causante cuando dejen transcurrir más
de diez años sin disponer su publicación. Tampoco podrán oponerse los herederos o
derechohabientes a que terceros traduzcan las obras del causante después de diez años de su
fallecimiento. En estos casos, si entre el tercero editor y los herederos o derechohabientes no
hubiera acuerdo sobre las condiciones de impresión o la retribución pecuniaria, ambas serán
fijadas por árbitros. La propiedad intelectual que recae sobre obras anónimas pertenecientes a
instituciones, corporaciones o personas jurídicas, dura cincuenta años contados desde su
publicación. Cualquiera puede publicar con fines didácticos o científicos, comentarios, críticas
o notas referentes a las obras intelectuales, incluyendo hasta mil palabras de obras literarias o
científicas u ocho compases en las musicales y, en todos los casos, sólo las partes del texto
indispensables a ese efecto.

Quedando comprendidas en esta disposición las obras docentes, de enseñanza, colecciones,


antologías y otras semejantes. Todas las disposiciones que estamos analizando son igualmente
aplicables a las obras científicas, artísticas y literarias, publicadas en países extranjeros, sea
cual fuere la nacionalidad de sus autores, siempre que pertenezcan a naciones que reconozcan
el derecho de propiedad intelectual.

Para asegurar la protección de la Ley argentina, el autor de una obra extranjera sólo necesitará
acreditar el cumplimiento de las formalidades establecidas para su protección por las leyes del
país en que se haya hecho la publicación. La protección que la Ley argentina acuerda a los
autores extranjeros no se extenderá a un período mayor que el reconocido por las leyes del
país donde se hubiere publicado la obra. Si tales leyes acuerdan una protección mayor, regirán
los términos de la Ley argentina vigente.

Nada impide que el autor o sus derechohabientes puedan enajenar o ceder total o
parcialmente su obra. Esta enajenación es válida sólo durante el término establecido por la ley
y confiere a su adquirente el derecho a su aprovechamiento económico sin poder alterar su
título, forma y contenido. Pero, atento hemos referido anteriormente, aunque el autor
enajenare la propiedad de su obra, conserva sobre ella el derecho a exigir la fidelidad de su
texto y título, en las impresiones, copias o reproducciones, como asimismo la mención de su
nombre o seudónimo como autor.

BIENES INMATERIALES, CULTURALES, DERECHOS REALES Y PERSONALES. NIVELES DE


PROTECCIÓN.

Los bienes inmateriales pueden ser definidos por contraposición a los bienes materiales, como
aquellos que carecen de materia. Sin embargo, pueden adquirir materialidad cuando se
incorporan a una obra, sea a través de su impresión, representación, etc., que permiten su
reproducción. Entonces, mientras los bienes inmateriales son la creación del intelecto
humano, la obra es la materialización de esa creación. Es aquí donde nace el interés de su
protección por la ley, para evitar que los autores del bien inmaterial o intelectual puedan ver
menoscabado su derecho sobre la obra en la cual se concreta su creación.

Siguiendo a Lorenzetti (1999):

La obra intelectual admite entonces una protección basada en:

a) El derecho real de propiedad, que permite su uso y su oponibilidad a terceros;

b) el derecho personal basado en el contrato que se celebre sobre ella, el que sólo puede

ser oponible a la contraparte y no a los terceros;

c) la acción extracontractual basada en los daños causados por terceros a la propiedad

intelectual;

d) la protección basada en los derechos personalísimos, en los supuestos en que se trate

de obras que sean expresión de la personalidad;

e) la defensa penal en los casos en que exista tipificación delictiva.

La propiedad industrial: comprende las patentes de invención, marcas, designaciones


comerciales, dibujos, diseños industriales.

Resulta aplicable la ley 24.481, modificada por la ley 24.572 de patentes de invención y
modelos de utilidad, la 22.362 de marcas y designaciones comerciales, y el decreto 6673/63 de
modelos y diseños industriales, secreto (ley 22.802).

Los derechos intelectuales: se aplica la ley 11.723, y el Derecho común (art. 12, ley 11.723), así
como: la Convención para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas, de Berna, 1886,
ratificada por ley 17.251; la Convención Universal sobre Derechos de Autor, de Ginebra,
ratificada por decreto-ley 12.088/57; la Convención sobre Protección de Artistas Productores
de Fonogramas (ley 23.921); el Registro Internacional de Obras Audiovisuales (ley 24.039), y el
Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el
Comercio, ratificado por ley 24.425.

DERECHO DE AUTOR. OBRA Y PROPIEDAD INTELECTUAL

La protección del derecho de autor se origina con la creación de la obra, sin necesidad de otra
formalidad, verbigracia, sin necesidad de su registro. Este último viene a asegurar al autor de
la obra su exclusividad y, por ende, le permite hacer cesar su utilización sin su autorización.
existe una cierta confusión terminológica entre las expresiones derecho de autor, derechos
intelectuales, obra intelectual, propiedad intelectual, todo lo cual se corresponde con
diversas posturas doctrinarias cuyo tratamiento excede este trabajo. Para nuestros fines, es
suficiente con señalar que la ley protege el derecho de autor, y que éste tiene dos aspectos:
uno vinculado a los elementos extrapatrimoniales, y otro a su explotación económica. Este
último aspecto permite que sea objeto de los contratos. Añade a ello que “la propiedad
intelectual es una forma de proteger la producción del intelecto confiriéndole al autor un
derecho real sobre la misma” (Lorenzetti, 1999, tomo 3, p. 16).

El derecho de autor es protegido por el artículo 17 de la Constitución Nacional, el que


expresamente prevé: “Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o
descubrimiento, por el término que le acuerde la ley.”

El art. 1 de la Ley N° 25.036 define a la obra intelectual como "toda producción científica,
literaria, artística o didáctica, sea cual fuere el procedimiento de reproducción".8 De tal modo,
la obra intelectual es “un hacer reproducible” (Lorenzetti, 1999, p. 17).

Derechos del autor:

El autor, en tanto titular del derecho sobre una obra, goza de los siguientes derechos:

• El derecho de excluir a quienes pretendan usar su obra para explotarla


económicamente.
• El derecho de impedir la modificación de aspectos sustanciales de la obra.
• El derecho de editar la obra.
• El derecho de difundir públicamente la obra y explotarla.
• El derecho de modificar la obra.
• El derecho de traducir la obra a otro idioma.
• El derecho de disponer o desprenderse de la obra, gratuita u onerosamente.

CONTRATO DE EDICIÓN:

La Ley N° 11.723 define al contrato de edición en su artículo 37, expresando que:


“Habrá contrato de edición cuando el titular del derecho de propiedad sobre una obra
intelectual, se obliga a entregarla a un editor, y éste a reproducirla, difundirla y
venderla”.

Calificación y delimitación
El derecho de autor necesita de una forma legal para llevar adelante su explotación
comercial. A tal fin, el ordenamiento jurídico estatuyó al contrato de edición.
Las tres actividades (reproducción, difusión y venta) que surgen de la definición antes
brindada, en su conjunto, son las que conforman la actividad del editor, pese a tratarse
de tres procesos distintos.

Reproducción: es la impresión de la obra, esto es, el procedimiento por el cual se


inserta la obra en un soporte tangible.
Difusión: es la actividad de promoción de la obra.
Venta: es la actividad por la cual el editor emplea los medios necesarios para lograr colocar la
obra en el mercado al que se encuentra destinada. La obligación del editor es de medios, porque
éste no se compromete a un resultado específico, sino sólo a poner sus mejores esfuerzos para
lograr el éxito comercial de la obra. Es común que en el mismo contrato de edición se prevea
cuál va a ser el número de ediciones que constituirá la relación contractual, e incluso en cuántos
ejemplares consistirá cada una de ellas. Si nada de esto estuviese estipulado en el contrato, se
estará, como sucede habitualmente, a los usos y costumbres del lugar. Vale destacar que su falta
de previsión en el contrato no acarrea consecuencias jurídicas como la nulidad. El contrato será
igualmente válido.

Caracteres

Siguiendo a Lorenzetti (1999), podemos afirmar que el contrato de edición tiene los siguientes
caracteres:

1. Es bilateral o sinalagmático: pues genera obligaciones recíprocas para ambas partes.

2. Es oneroso: conforme lo establece el artículo 40. Pero puede ser gratuito si el autor no cobra
ningún precio y el editor actúa por un interés no económico, sino de apoyo a las artes.

3. Es consensual: ya que queda concluido por el mero acuerdo de voluntades.

4. Es un contrato de empresa: porque el editor es un empresario dedicado al intercambio de


bienes y servicios en el mercado económico.

Objeto

Como todo contrato, el contrato de edición tiene un objeto que debe ser lícito, no prohibido por
la ley ni contrario a las buenas costumbres. Este objeto se encuentra constituido, según el
artículo 1° de la ley 11.723, por las obras intelectuales que sean susceptibles de reproducción,
verbigracia, los libros artísticos, literarios o científicos, los grabados, las estampas, las
fotografías, las grabaciones fonográficas, las copias cinematográficas, los software, las bases de
datos, etcétera.

Forma y prueba

El contrato puede celebrarse en forma verbal o por escrito. En este último caso, el art. 40 de la
ley 11.723 establece una serie de recomendaciones en orden a su contenido, En cuanto a la
acreditación de su existencia, rigen los principios generales relativos a la prueba de los contratos
que establece la ley de fondo.

El autor. Obligaciones y derechos

Derechos y obligaciones del autor:

• Realizar la obra.
• Entregar la obra.
• Colaboración.
• Garantía de autenticidad y disfrute.

El editor. Obligaciones y derechos


• Derechos y obligaciones del editor:
• Pagar el precio de la obra.
• Imprimir, distribuir y vender la obra.
• Colaboración.
• Información.

Riesgos del contrato

En cuanto a los riesgos por pérdida o deterioro, podemos afirmar que el momento que define
la asignación de la asunción de los riesgos es el de la entrega de la obra misma. En efecto,
desde ese momento se transmite el control de la obra, por lo que puede inferirse que
previamente a la entrega los riesgos serán a cargo del autor, mientras que con posterioridad
caerán en cabeza del editor. Para los casos de fuerza mayor o caso fortuito, la doctrina
manifiesta mayoritariamente la falta de responsabilidad, extinguiéndose el contrato por
imposibilidad de cumplimiento del objeto del contrato
(Lorenzetti, 1999).

Extinción

El contrato bajo análisis puede extinguirse por las siguientes causales:

Venta de las ediciones convenidas: el contrato se ha cumplido, agotando su objeto. Las partes
se deberán eventualmente las rendiciones de cuenta que correspondieren.

Pérdida de la obra: a los fines de determinar la responsabilidad, remitimos a los conceptos


anteriormente vertidos.

Resolución: frente al incumplimiento de una de las partes, la parte cumplidora podrá resolver
el contrato, debiendo regirse por las disposiciones propias de los contratos en general.

Vencimiento del plazo resolutorio: libremente las partes pueden acodar sujetar la duración del
vínculo a una fecha determinada. Acaecida la misma, se extingue el contrato.

Muerte o incapacidad de las partes: si se produce la muerte del autor, previo a la entrega de la
obra, el contrato se extingue, sin ningún derecho a indemnización por parte del editor. En lo que
atañe a la incapacidad, ésta comprenderá no sólo la demencia, sino cualquier incapacidad física
que impida al autor desarrollar la obra pactada. Curioso es el caso en que la muerte del autor
acontezca con la obra ya próxima a finalizar, en cuyo caso los herederos no podrán obligar al
editor a un pago parcial, por una obra inconclusa. Si los herederos continúan y finalizan la obra,
el editor podrá publicarla, en cuyo caso estaremos frente a un nuevo contrato.

Quiebra del editor: en dicha situación es posible pedir la resolución del contrato. Sin embargo,
el síndico de la quiebra podrá solicitar autorización judicial para que el contrato se cumpla, según
la conveniencia de los acreedores del editor.

Supresión de la obra: el autor podrá incluso suprimir la obra, extinguiendo el contrato, sin
perjuicio de la correspondiente indemnización de los daños y perjuicios que hubiese ocasionado
al editor.

¿qué procedimiento debemos seguir para inscribir una obra intelectual? Según lo establece la
Ley N° 11.723 en su artículo 61 y siguientes, la obra deberá presentarse en el Registro Nacional
de Propiedad Intelectual, donde deberá depositar el editor de las obras, comprendidas en el
artículo 1°, tres ejemplares completos, dentro de los tres meses siguientes a su aparición. Si la
edición fuera de lujo o no excediera de cien ejemplares, bastará con depositar un solo
ejemplar. En el mismo término y condiciones deberán respetarse las presentaciones para las
obras impresas provenientes de países extranjeros, pero que tuvieren editor en la República.
Los plazos se contarán desde el primer día de ponerse en venta en territorio argentino.

Para el caso de pinturas, arquitecturas, esculturas, etcétera, el depósito consistirá en un


croquis o fotografía del original, con las indicaciones suplementarias que permitan
identificarlas. Para películas cinematográficas, el depósito consistirá en una relación del
argumento, diálogos, fotografías y escenarios de sus principales escenas. Y, finalmente, para
los programas de computación, consistirá el depósito de los elementos y documentos que
determine la reglamentación.

A toda persona que se presente a inscribir una obra con los ejemplares o copias respectivas, le
será entregado un recibo provisorio, con los datos, fecha y circunstancias que sirven para
identificar la obra, haciendo constar su inscripción.

Una de las actividades a desarrollar por el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual


consiste en publicar diariamente, en el Boletín Oficial, la nómina de las obras presentadas para
su inscripción, además de las actuaciones que la dirección estime necesarias, con indicación de
su título, autor, editor, clase a la que pertenece y demás datos que las individualicen. Pasado
un mes desde la publicación, sin haberse deducido oposición, el Registro las inscribirá y
otorgará a los autores el título de propiedad definitivo si éstos lo solicitaren.

Para aquellos casos en que existiese algún reclamo, éste deberá realizarse dentro del plazo de
un mes, y se levantará un acta de exposición, de la que se dará traslado por cinco días al
interesado, debiendo el director del Registro Nacional de la Propiedad Intelectual resolver el
caso dentro de los diez días subsiguientes. Dicha resolución podrá apelarse al ministerio
respectivo, dentro de otros diez días y la resolución ministerial no será objeto de recurso
alguno, salvo el derecho de quien se crea lesionado para iniciar el juicio correspondiente.

¿Qué consecuencias trae la falta de inscripción?

Pues bien, la falta de inscripción trae como consecuencia la suspensión del derecho del autor
hasta el momento en que la efectúe, recuperándose dichos derechos en el acto mismo de la
inscripción, por el término y condiciones que correspondan, sin perjuicio de la validez de las
reproducciones, ediciones, ejecuciones y toda otra publicación hechas durante el tiempo en
que la obra no estuvo inscripta.

En la misma Ley N° 11.723 se establece, además, cuáles serán las sanciones, frente a los
distintos incumplimientos.

se consideran casos especiales de defraudación y sufrirán la pena que el Código Penal


establece, además del consecuente secuestro de la edición ilícita:

a) El que edite, venda o reproduzca por cualquier medio o instrumento, una obra inédita o
publicada sin autorización de su autor o derechohabientes.

b) El que falsifique obras intelectuales, entendiéndose como tal la edición de una obra ya
editada, ostentando falsamente el nombre del editor autorizado al efecto.

c) El que edite, venda o reproduzca una obra suprimiendo o cambiando el nombre del autor,

el título de la misma o alterando dolosamente su texto.

d) El que edite o reproduzca mayor número de los ejemplares debidamente autorizados.


La Ley de Propiedad Intelectual prevé también la posibilidad de lograr medidas preventivas.
Efectivamente, los jueces podrán, previa fianza de los interesados, decretar preventivamente
la suspensión de un espectáculo teatral, cinematográfico, filarmónico u otro análogo; el
embargo de las obras denunciadas, así como el embargo del producto que se haya percibido
por todo lo anteriormente indicado y toda medida que sirva para proteger eficazmente los
derechos que ampare esta Ley de Propiedad Intelectual.

En cuanto a la posibilidad de iniciar acciones en el ámbito civil, podemos afirmar que, en todo
juicio motivado por esta ley, ya sea por aplicación de sus disposiciones, como consecuencia de
los contratos y actos jurídicos que tengan relación con la propiedad intelectual, regirán, fuera
de las medidas preventivas en que se establece para las excepciones dilatorias, en los
respectivos códigos de Procedimientos, en lo Civil y Comercial, con las siguientes
modificaciones que establece la ley que protege los derechos del autor:

a) Siempre habrá lugar a prueba a pedido de las partes o de oficio pudiendo ampliarse su
término a 30 días, si el juzgado lo creyere conveniente, quedando firme a esta resolución.

b) Durante la prueba y a pedido de los interesados se podrá decretar una audiencia pública, en
la sala del tribunal donde las partes, sus letrados y peritos expondrán sus alegatos u opiniones.
Esta audiencia podrá continuar otros días si uno sólo fuera insuficiente.

c) En las mismas condiciones del inciso anterior y cuando la importancia del asunto y la
naturaleza técnica de las cuestiones lo requieran, se podrá designar un jurado de idóneos en la
especialidad de que se tratare, debiendo estar presidido para las cuestiones científicas por el
Decano de la Facultad de Ciencias Exactas o la persona que éste designare, bajo su
responsabilidad, para reemplazarlo; para las cuestiones literarias, el Decano de la Facultad de
Filosofía y Letras; para las artísticas, el Director del Museo Nacional de Bellas Artes y para las
musicales, el Director del Conservatorio Nacional de Música.

LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INDUSTRIAL

Cuando hablamos de propiedad industrial, estamos cometiendo una falta de tecnicismo


jurídico, porque no se trata de un derecho de propiedad en el sentido regulado por el Código
Civil y Comercial, aunque puedan existir ciertas analogías. La diferencia fundamental está dada
porque la propiedad industrial refiere más a la oponibilidad que al goce sobre una cosa, por lo
que se relaciona más con los derechos absolutos y relativos, antes que con los derechos reales
y personales. Si, en cambio, nos referimos a la propiedad del derecho civil o derecho real de
dominio, podemos observar que es un derecho perpetuo, lo que no resulta aplicable en
materia de propiedad industrial, donde la exclusividad es otorgada por un plazo determinado
de tiempo al titular.

Entendemos a la propiedad industrial en sentido lato o amplio, abarcando, por lo tanto, a la


industria, al sector agrario, al de servicios, y al comercio. Entre los derechos industriales se
encuentran comprendidas las marcas, los nombres, el secreto industrial y el denominado know
how.

Los derechos de propiedad industrial comprenden todos aquellos que son susceptibles de

patentamiento, a saber:

a) las marcas;
b) el nombre comercial;

c) el secreto industrial;

d) la asistencia técnica;

e) el know how;

f) entre otros.

Costumbres actuales y finalidad económica

los derechos industriales son de suma importancia en el ámbito económico puesto que el
escenario económico actualmente muestra un evidente grado de desmaterialización, de modo
tal que los recursos y ganancias se concentran en gran medida en bienes inmateriales, también
denominados intangibles. Como tales bienes intangibles son fáciles de reproducir o copiar, el
ordenamiento jurídico ha acudido a su protección diseñando un sistema innovador a través de
un registro denominado patentamiento, que comenzó a otorgar al titular el derecho a excluir a
terceros de su explotación. Asegurándole así el derecho a una explotación económica exclusiva.

La protección basada en derechos reales y personales

El derecho protege a los bienes intangibles concediendo un privilegio de explotación exclusiva a


su titular, en la medida en que sean patentables y se encuentren patentados. La contracara de
ello es que el titular goza del derecho a excluir a terceros de su explotación. Ahora bien, estos
derechos industriales, debido a su inmaterialidad, necesitan de otros que le dan entidad
económica y le permiten su circulación. podemos decir que estos bienes gozan de una
protección que viene dada por el derecho real, que permite su uso y su oponibilidad a terceros;
y por el derecho personal, basado en el contrato que se celebre sobre él, que sólo puede ser
oponible a la contraparte y no a los terceros. Además, por una acción extrapatrimonial, basada
en los daños causados por terceros a la propiedad industrial, y por la defensa penal en los casos
en que exista tipificación delictiva.

PATENTES

En lo que se refiere al derecho de patentes, podemos afirmar que se trata de una de las áreas
de mayor importancia en la actualidad. Esto obedece a que se trata de la concesión de un poder
de explotación exclusiva sobre un invento. Los caracteres propios de la tan mencionada
exclusividad de la explotación son:

1) Temporario, agotándose tanto por el vencimiento del plazo de ley, como por el no uso.
2) Contener limitaciones de orden público.
3) Se deben aplicar parámetros de licitud y razonabilidad, sin incurrir en abusos.

La Ley N°24.481 sobre patentes de invención, en su art. 4, entiende como patentable a las
invenciones y productos o procedimientos siempre que sean nuevas, entrañen una actividad
inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial. A su vez, estipula que se considere
invención a toda creación humana que permita transformar materia o energía para su
aprovechamiento por el hombre. Que será considerada novedosa toda invención que no esté
comprendida en el estado de la técnica; para, finalmente, establecer que por estado de la
técnica deberá entenderse el conjunto de conocimientos técnicos que se han hecho públicos
antes de la fecha de presentación de la solicitud de patente o, en su caso, de la prioridad
reconocida, mediante una descripción oral o escrita, por la explotación o por cualquier otro
medio de difusión o información, en el país o en el extranjero. Señala también cuándo existe
actividad inventiva y cuándo existe aplicación industrial.

Asimismo, la ley no considerará invenciones y, por ende, no les brindará la protección que surge
de ella, a:

a) Los descubrimientos, las teorías científicas y los métodos matemáticos;

b) Las obras literarias o artísticas o cualquier otra creación estética, así como las obras científicas;

c) Los planes, reglas y métodos para el ejercicio de actividades intelectuales, para juegos

o para actividades económico-comerciales, así como los programas de computación;

d) Las formas de presentación de información;

e) Los métodos de tratamiento quirúrgico, terapéutico o de diagnóstico aplicables al cuerpo


humano y los relativos a animales;

f) La yuxtaposición de invenciones conocidas o mezcla de productos conocidos, su variación de


forma, de dimensiones o de materiales, salvo que se trate de su combinación o fusión de tal
manera que no puedan funcionar separadamente o que las cualidades o funciones
características de las mismas sean modificadas para obtener un resultado industrial no obvio
para un técnico en la materia;

g) Toda clase de materia viva y sustancias preexistentes en la naturaleza.

La ley determina que no serán patentables:

a) Las invenciones cuya explotación en el territorio de la República Argentina deba impedirse


para proteger el orden público o la moralidad, la salud o la vida de las personas o de los animales
o para preservar los vegetales o evitar daños graves al medio ambiente;

b) La totalidad del material biológico y genético existente en la naturaleza o su réplica, en los


procesos biológicos implícitos en la reproducción animal, vegetal y humana, incluidos los
procesos genéticos relativos al material capaz de conducir su propia duplicación en condiciones
normales y libres, tal como ocurre en la naturaleza;

c) Las plantas y los animales, excepto los microorganismos y los procedimientos esencialmente
biológicos para su producción, sin perjuicio de la protección especial conferida por la Ley 20.247
y la que eventualmente resulte de conformidad con las convenciones internacionales de las que
el país sea parte.

El derecho a la patente pertenecerá al inventor o sus causahabientes quienes tendrán el derecho


de cederlo o transferirlo por cualquier medio lícito y concertar contratos de licencia.

La patente confiere a su titular los siguientes derechos exclusivos, sin perjuicio de lo normado
en los artículos 36, 37, 102 y 103 de la ley bajo examen:

a) Cuando la materia de la patente sea un producto, el de impedir que terceros sin su


consentimiento, realicen actos de fabricación, uso, oferta para la venta, venta o importación del
producto objeto de la patente;
b) Cuando la materia de la patente sea un procedimiento, el titular de una patente de
procedimiento tendrá derecho de impedir que terceros, sin su consentimiento, realicen el acto
de utilización del procedimiento y los actos de: uso, oferta para la venta, venta o importación
para estos fines del producto obtenido directamente por medio de dicho procedimiento.

La ley establece que, salvo prueba en contrario, se presumirá inventor a la persona o personas
físicas que se designen como tales en la solicitud de patente o de certificado de modelo de
utilidad. El inventor o inventores, por supuesto, tendrán derecho a ser mencionados en el título
correspondiente.

Una situación particular es aquella de las invenciones desarrolladas durante una relación laboral.
En efecto, la Ley de patentes de invención prevé distintas situaciones, que trataremos a
continuación:

a) Las realizadas por el trabajador durante el curso de su contrato o relación de trabajo o de


servicios con el empleador que tengan por objeto total o parcialmente la realización de
actividades inventivas, pertenecerán al empleador.

b) El trabajador, autor de la invención bajo el supuesto anterior, tendrá derecho a una


remuneración suplementaria por su realización, si su aporte personal a la invención y la
importancia de la misma para la empresa y empleador excede de manera evidente el contenido
explícito o implícito de su contrato o relación de trabajo.

Si no existieran las condiciones estipuladas en el inciso a), cuando el trabajador realizara una
invención en relación con su actividad profesional en la empresa y en su obtención hubieran
influido predominantemente conocimientos adquiridos dentro de la empresa o la utilización de
medios proporcionados por ésta, el empleador tendrá derecho a la titularidad de la invención o
a reservarse el derecho de explotación de la misma. El empleador, téngase presente, deberá
ejercer tal opción dentro de los noventa (90) días de realizada la invención.

La ley de patentes de invención prevé también situaciones tales como:

c) Cuando sea el empresario quien asuma la titularidad de una invención o se reserve el derecho
de explotación de la misma, el trabajador tendrá derecho a una compensación económica justa,
fijada en atención a la importancia industrial y comercial del invento, teniendo en cuenta el valor
de los medios o conocimientos facilitados por la empresa y los aportes del propio trabajador. En
el supuesto de que el empleador otorgue una licencia a terceros, el inventor podrá reclamar al
titular de la patente de invención el pago de hasta el cincuenta por ciento (50 %) de las regalías
efectivamente percibidas por éste.

d) Una invención industrial será considerada como desarrollada durante la ejecución de un


contrato de trabajo o de prestación de servicios, cuando la solicitud de patente haya sido
presentada hasta un (1) año después de la fecha en que el inventor dejó el empleo dentro de
cuyo campo de actividad se obtuvo el invento.

e) Las invenciones laborales en cuya realización no concurran las circunstancias previstas en los
puntos a) y b) pertenecerán exclusivamente al autor de las mismas. f) Será nula toda renuncia
anticipada del trabajador a los derechos conferidos en este artículo.

para obtener una patente será preciso presentar una solicitud escrita ante la Administración
Nacional de Patentes del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, con las características y
demás datos que indique esta ley y su reglamento. La patente podrá ser solicitada directamente
por el inventor o por sus causahabientes o a través de sus representantes. Cuando se solicite
una patente después de hacerlo en otros países se reconocerá como fecha de prioridad la fecha
en que hubiese sido presentada la primera solicitud de patente, siempre y cuando no haya
transcurrido más de un (1) año de la presentación originaria.

El derecho a la patente pertenecerá al que tenga la solicitud con fecha de presentación o de


prioridad reconocida, en su caso, más antigua. Si la invención hubiera sido hecha por varias
personas conjuntamente el derecho a la patente pertenecerá en común a todas

ellas.

Adicionalmente, para reconocer la prioridad que estamos tratando, deberán satisfacerse los
requisitos siguientes:

I) Que la solicitud presentada en la República Argentina no tenga mayor alcance que la que fuera
reivindicada en la solicitud extranjera, si lo tuviere, la prioridad deberá ser sólo parcial y referida
a la solicitud extranjera.

II) Que exista reciprocidad en el país de la primera solicitud.

Nada impide que el solicitante desista de su solicitud en cualquier momento de la tramitación.


Para el caso de que la solicitud corresponda a más de un solicitante, el desistimiento bajo análisis
deberá hacerse en común, por todos los solicitantes. Si no lo fuera, los derechos del renunciante
acrecerán a favor de los demás solicitantes, en partes iguales. La solicitud de patente no podrá
comprender más que una sola invención o un grupo de invenciones relacionadas entre sí, de tal
manera que integren un único concepto inventivo en general. De otro modo, deberán
presentarse más solicitudes, para cada una de ellas.

En cuanto a los plazos: Si transcurrieran noventa (90) días corridos desde la fecha de
presentación de la solicitud sin que se acompañe la totalidad de la documentación, ésta se
denegará sin más trámite, salvo casos de fuerza mayor debidamente justificada. La falta de
presentación dentro del mismo plazo de los elementos consignados en el punto f) originará la
pérdida del derecho a la prioridad internacional.

Dentro de la documentación a presentar:

La invención deberá ser descripta en la solicitud de manera suficientemente clara y completa


para que una persona experta y con conocimientos medios en la materia pueda ejecutarla.
Asimismo, deberá incluir el mejor método conocido para ejecutar y llevar a la práctica la
invención, y los elementos que se empleen en forma clara y precisa.

Para los supuestos que se presentaren “dibujos, planos y diagramas que se acompañen deberán
ser lo suficientemente claros para lograr la comprensión de la descripción”. La solicitud de
patente en trámite, y sus anexos, serán confidenciales hasta el momento de su publicación, ello
a los fines de proteger al autor de esta.

Aprobados todos los requisitos que correspondan, la Administración Nacional de Patentes


procederá a extender el título correspondiente.

La concesión de toda patente se hará sin perjuicio de tercero con mejor derecho que el
solicitante y sin garantía del Estado en cuanto a la utilidad del objeto sobre el que recae. El
tercero que se considere con algún derecho de reclamo, dispone de todas las vías
administrativas y legales para el reconocimiento de sus legítimos derechos.
La ley prevé que: El anuncio de la concesión de la Patente de Invención se publicará en el Boletín
que editará la Administración Nacional de Patentes. El aviso deberá incluir las menciones
siguientes:

a) el número de la patente concedida;

b) la clase o clases en que se haya incluido la patente;

c) el nombre y apellido, o la denominación social, y la nacionalidad del solicitante y, en su caso,


del inventor, así como su domicilio;

d) el resumen de la invención y de las reivindicaciones;

e) la referencia al boletín en que se hubiere hecho pública la solicitud de patente y, en su caso,


las modificaciones introducidas en sus reivindicaciones;

f) la fecha de la solicitud y de la concesión;

g) el plazo por el que se otorgue.

Las patentes de invención otorgadas serán de público conocimiento y se extenderá copia de la


documentación a quien la solicite, previo pago de los aranceles que se establezcan.

Finalmente, recordamos que según los términos del artículo 35 de la Ley N° 24.481, el plazo que
se otorga para la explotación de una patente es de veinte (20) años.

MARCAS

La marca es un elemento de gran importancia en lo que atañe al mundo comercial de la


actualidad, no pudiendo confundirse con la patente ya que no requiere novedad alguna. Se trata
de un signo distintivo que permite a los consumidores identificar determinados productos o
servicios.

Sus funciones más destacadas son:

• Remite al origen empresario de los bienes.


• Distingue el producto, orientando a los consumidores y permitiéndoles apreciar sus
características particulares.
• Permite generar un posicionamiento estratégico de la empresa, asimilando la marca a
una reputación empresarial en el mercado.
• Publicidad, ya que representa la imagen de la empresa.

Téngase presente que no se consideran marcas y no son registrables, según el artículo 2 de la


Ley N°22.362:

a) los nombres, palabras y signos que constituyen la designación necesaria o habitual del
producto o servicio a distinguir, o que sean descriptos de su naturaleza, función, cualidades u
otras características;

b) los nombres, palabras, signos y frases publicitarias que hayan pasado al uso general antes de
su solicitud de registro;

c) la forma que se dé a los productos;

d) el color natural o intrínseco de los productos o un solo color aplicado sobre los mismos.
Como así tampoco podrán ser registrados, según el artículo siguiente:

a) una marca idéntica a una registrada o solicitada con anterioridad para distinguir los mismos
productos o servicios.

b) las marcas similares a otras ya registradas o solicitadas para distinguir los mismos productos
o servicios;

c) las denominaciones de origen nacional o extranjeras. Se entiende por denominación de origen


el nombre de un país de una región, de un lugar o área geográfica determinado que sirve para
designar un producto originario de ellos y cuyas cualidades y características se deben
exclusivamente al medio geográfico. También se considera denominación de origen la que se
refiere a un área geográfica determinada para los fines de ciertos productos.

d) las marcas que sean susceptibles de inducir a error respecto de la naturaleza, propiedades,
mérito, calidad, técnicas de elaboración, función, origen de precio u otras características de los
productos o servicios a distinguir;

e) las palabras, dibujos y demás signos contrarios a la moral y a las buenas costumbres;

f) las letras, palabras, nombres, distintivos, símbolos, que usen o deban usar la Nación, las
provincias, las municipalidades, las organizaciones religiosas y sanitarias;

g) las letras, palabras, nombres o distintivos que usen las naciones extranjeras y los organismos
internacionales reconocidos por el gobierno argentino;

h) el nombre, seudónimo o retrato de una persona, sin su consentimiento o el de sus herederos


hasta el cuarto grado inclusive;

i) las designaciones de actividades, incluyendo nombres y razones sociales, descriptivas de una


actividad, para distinguir productos. Sin embargo, las siglas, palabras y demás signos, con
capacidad distintiva, que formen parte de aquéllas, podrán ser registrados para distinguir
productos o servicios;

j) las frases publicitarias que carezcan de originalidad.

La propiedad de una marca y la exclusividad de uso también se obtienen con su registro (art. 6),
debiendo tener, para ser titular de una marca o para ejercer el derecho de oposición a su
registro, o a su uso, un interés legítimo del solicitante o del oponente.

En cuanto a los plazos, el término de duración de la marca registrada será de diez (10) años.
Podrá ser renovada indefinidamente por períodos iguales si la misma fue utilizada, dentro de los
cinco (5) años previos a cada vencimiento, en la comercialización de un producto, en la
prestación de un servicio, o como parte de la designación de una actividad. La transferencia de
la marca registrada es válida respecto de terceros una vez inscripta en la Dirección Nacional de
la Propiedad Industrial.

Nombre comercial

Se diferencia de la marca el llamado nombre comercial, porque éste refiere al titular del
comercio, en tanto la marca refiere al producto o servicio que se presta.

El derecho al nombre nace con su uso y difusión social sin necesidad de registración alguna, en
tanto el derecho a la marca nace recién con su registración.
La información

Todo lo referido a la investigación y desarrollo de una creación, genera información que es


propiedad de la empresa, y que debe ser protegido dentro del ámbito de la competencia desleal,
ya que suelen ser sumamente onerosas estas actividades, que pretenden la investigación, para
luego generar un producto o servicio y explotarlo comercialmente.

El know-how

El know how es un conocimiento práctico, reproducible y probadamente exitoso. La protección


del know how no proviene de una ley específica, sino que su marco de protección es contractual,
por lo que amerita que las partes dediquen todo el tiempo que sea necesario para su correcta
definición e identificación. Por otra parte, si las partes no lo previeran por vía contractual,
podemos apoyarnos en las leyes de defensa de la competencia, para su protección.

EL CONTRATO DE LICENCIA

El contrato de licencia es aquel por medio del cual el titular de un derecho de propiedad
industrial cede a otra el uso y goce sobre el mismo. A través de este contrato, se transmite el
derecho de uso y explotación, sin transmitirse las acciones derivadas del derecho en cuestión,
pudiendo incluso celebrar otros contratos de licencia, si no hubiera pactado exclusividad con el
licenciatario. Debemos recordar que el contrato de licencia posee tipicidad social.

Calificación

El contrato de licencia, como todos los contratos, se conforma de cláusulas que definen su
contenido. Entre esas cláusulas, las más comunes son:

1) Aquella que determina la naturaleza del objeto del contrato;


2) La cláusula que prevé las obligaciones de las partes;
3) La cláusula que establece el carácter de la transferencia del uso y goce, esto es, si es
definitivo o temporario

4) la cláusula que fija el precio y la modalidad de pago;


5) la cláusula que estipula el cálculo de la regalía (o royalty);
6) la cláusula que prevé la duración o plazo contractual;
7) la cláusula que determina las limitaciones al uso y goce;
8) la cláusula que delimita el mercado asignado de actuación del licenciatario;
9) la cláusula que estipula la asistencia técnica a brindar por el licenciante;
10) la cláusula que prevé las causales de extinción;
11) otras.

Caracteres

Son características del contrato de licencia:

El licenciante: Es el sujeto que autoriza al licenciatario a utilizar la patente del modo convenido,
a su riesgo, pero sin transferirle el derecho del que es titular.

El licenciatario: Se compromete a utilizar en la forma convenida la patente objeto del contrato,


pagando a cambio de ello una retribución en dinero.
En principio, rige lo convenido por las partes, el derecho de patentes y finalmente, en ausencia
de normas específicas, las normas relativas a la locación, atento encontramos en un contrato de
cesión de uso.

Modalidades

diremos que las licencias pueden clasificarse en:

1. Desde el punto de vista de su duración, sin plazo o con plazo.

2. Desde el punto de vista de los derechos que se otorgan al licenciatario, en contratos de


explotación total o parcial.

3. Según el área de explotación, pueden extenderse a todo un país, a varios países, o a una zona
determinada.

4. Según las licencias sean o no exclusivas, en licencias con exclusividad y licencias parciales.

5. Finalmente, en licencias independientes de otra relación jurídica o accesorias de otro


contrato. (Lorenzetti, 1999, p. 88).

Contenido

El contrato de licencia, como todos los contratos, encuentra su contenido en las cláusulas que
lo conforman y que contienen los elementos esenciales, naturales, y accidentales del contrato
de que se trate. Entre éstas, podemos mencionar como cláusulas más frecuentes del contrato
de licencia a las siguientes, a saber:

1. El objeto del contrato (tecnología).

2. Las obligaciones de las partes (cedente o exportador y cesionario o importador).

3. Mención sobre el carácter definitivo o temporario de la transferencia de tecnología.

4. Precio pactado y modalidad de pago; esto es, si el precio es único, o si es periódico; y si será
un precio fijo o se determina un porcentual sobre las ventas realizadas, entre otras modalidades
que las partes pueden estipular en ejercicio de su autonomía de la voluntad.

5. Moneda en la que debe efectuarse el pago.

6. La determinación de las pautas para el cálculo del royalty (regalía).

7. La indicación de los impuestos que gravan a la operación y a la transferencia del royalty y


quién será el obligado a su pago.

8. La duración del contrato.

9. La indicación de la producción mínima de los productos, generados con la tecnología recibida,


que debe lograr el cesionario.

10. Determinación del mercado dentro del cual puede actuar el cesionario.

11. La determinación de la asistencia técnica que debe prestar el cedente.

12. Determinación de la calidad de los bienes o servicios a producir y sus precios en el mercado.

13. Fijación de las garantías y sanciones para el caso de incumplimiento por cualquiera de las
partes.
14. Las causas de extinción del contrato.

15. La designación de la jurisdicción judicial a la que se someten las partes en caso de


controversias.

Obligaciones del licenciante

Expresa Roncero Sánchez que “la obligación esencial del licenciante consiste en la concesión del
uso de explotación sobre el derecho que constituye el objeto del contrato” (citado en Lorenzetti,
1999, p. 89). Y “esta obligación presenta una pluralidad de deberes de prestación positiva
tendientes a permitir el uso y goce por parte del licenciatario, mostrando un claro paralelismo
con la locación de cosas” (citado en Lorenzetti, 1999, p. 89 y 90). Además, señalamos que el
contrato de licencia pone en cabeza del licenciante la obligación de garantizar la existencia del
derecho cuyo uso transfiere y así también su goce sin perturbación alguna. En los primeros
tiempos, esta cuestión había dado lugar a un arduo debate, pero, en la actualidad, la doctrina
abrumadoramente mayoritaria considera que la licencia reconoce como naturaleza jurídica la
de ser un contrato de cesión de uso y goce.

Obligaciones del licenciatario

La obligación principal del licenciatario es el pago del precio pactado en el contrato de licencia.

Otros contratos vinculados a los derechos de propiedad industrial

Otros contratos propios de la propiedad industrial son el de cesión de derechos industriales, de


delimitación del uso de una marca, de fabricación por cuenta de terceros, de know-how, de
asistencia técnica, y de transmisión de secreto industrial.

Cesión de derechos industriales. Definición. Efectos –

La cesión de derechos industriales, al igual que la cesión de créditos que regulaba el viejo Código
Civil de Vélez, implica la transmisión del derecho (en este caso, industrial). De tal modo, se
distingue del contrato de licencia antes analizado por cuanto este último contrato, como se
expuso, sólo importa transmitir el uso y goce del derecho de explotación..

Contrato de delimitación del uso de una marca. Definición. Efectos –

Es el contrato por el cual los titulares de dos o más marcas, entre las que existe colisión, fijan los
límites de uso para su coexistencia (Lorenzetti, 1999). En términos más simples, expresa
Lorenzetti (1999) que se trata de pactos de no agresión. A diferencia del contrato de licencia,
las partes involucradas son ambos titulares de una marca. El efecto de este contrato es la
restricción convenida y, por lo tanto, voluntaria del ejercicio de los derechos que derivan de la
titularidad de una marca.

Contrato de fabricación por cuenta de terceros. Definición. Efectos –

Básicamente estamos frente a una locación de obra, que consiste en el encargo de fabricar un
determinado bien, al que luego se le incorpora una marca. Quien realiza la obra no será
responsable de los daños que se causen con motivo de la marca a terceros, dicha
responsabilidad continúa siempre en cabeza del titular del derecho.

Contrato de know-how. Definición. Efectos –


El contrato de know how es una categoría dentro de los contratos de propiedad intelectual,
precisamente porque su objeto (know how) es una obra intelectual. Remitimos al alumno a lo
ya expresado al estudiar el contrato de franquicia.

Contrato de asistencia técnica. Definición. Efectos –

Por intermedio de este contrato, la empresa asistente se obliga a poner al servicio de la otra
parte toda su pericia y experiencia, asumiendo una obligación de hacer, en lo que se refiere a la
asistencia técnica de un proceso industrial. Se trata de un contrato de servicios y, por lo tanto,
son aplicables las normas jurídicas relativas a los mismos.

Transmisión de secreto industrial. Definición. Efectos –

Nos encontramos, como se podrá inferir, nuevamente en el ámbito de la protección de la


competencia desleal, en cuanto el secreto industrial trata de técnicas o procedimientos creados
por una empresa, y, por lo tanto, de su exclusiva propiedad, pero que no encuentra protección
en la normativa propia de la propiedad intelectual en sentido amplio. Generalmente, es
celosamente custodiado, ya que le permite asegurar ciertas ventajas en el mercado. Al
transmitirse, suele hacerse en un único acto.

CONTRATOS PUBLICITARIOS

Lorenzetti (1999) define a la publicidad como “una forma de comunicación producida por una
persona física o jurídica, pública o privada, con el fin de promover la contratación de productos
o servicios” (Lorenzetti, 1999, p. 103).

Calificación como servicio de valor pecuniario

La publicidad es un servicio, se presta con una finalidad económica y con un determinado valor
pecuniario en el mercado. Esta calificación es precisamente la que autoriza que la publicidad sea
objeto de contratación y que, como tal, se le impongan restricciones al derecho de publicitar.

Restricción al derecho de publicidad

Las restricciones al derecho de publicitar pueden ser de origen legal o convencional, según
surjan de la ley o del acuerdo entre las partes. Por su parte, Lorenzetti (1999) califica a las
restricciones sólo a título ejemplificativo, en prohibiciones expresas y prohibiciones basadas en
el interés público.

Publicidad y omisión del deber de informar

El artículo 1100 del nuevo Código Civil y Comercial, en concordancia con lo que establecía el
artículo 4 de la Ley N° 24.240 de Defensa del consumidor, prevé que:

El proveedor está obligado a suministrar información al, consumidor en forma cierta y detallada,
respecto de todo lo relacionado con las características esenciales de los bienes

y servicios que provee, las condiciones de su comercialización y toda otra circunstancia relevante
para el contrato. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor y proporcionada
con la claridad necesaria que permita su comprensión.

La doctrina especializada ha entendido que de esta norma surgen dos nociones bien
diferenciadas. Así, se ha entendido que el dispositivo reglamenta dos tópicos diferentes: la
información, por un lado, y la publicidad, por el otro, con finalidades distintas. Afirma Büeres
(2015) que la información hace al conocimiento y contribuye a formar el consentimiento del
consumidor, mientras que la publicidad tiende a motivar la adquisición de un producto o
servicio. El deber de informar debe cumplirse en forma previa a celebrar el contrato de consumo
y de manera concomitante a su celebración. La información debe ser la necesaria, esto es,
aquella que es veraz de modo tal que elimine todo contenido engañoso, falso, exacto, serio,
objetivo, y que se encuentre respaldada por pruebas o experimentaciones. Además, debe ser
suficiente, es decir, apta para los fines previstos y comprensible al consumidor; también debe
ser eficaz, posibilitando al consumidor que se involucre sin duda alguna en el acto que va a
realizar, con plena conciencia y conocimiento de mismo. También, la información debe ser
objetiva y, finalmente, oportuna.

El nuevo Código civil y comercial, además, prevé una serie de prohibiciones según las cuales está
prohibida toda publicidad que contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o
puedan inducir a error al consumidor, cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto
o servicio; efectúe comparaciones de bienes o servicios y sean de naturaleza tal que conduzcan
a error al consumidor; sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de
forma perjudicial o peligrosa para su salud o seguridad. A su vez, el artículo 1102 prevé que los
consumidores afectados o quienes resulten legalmente legitimados pueden solicitar al juez el
cese de la publicidad ilícita, la publicación, a cargo del demandado, de anuncios rectificatorios
en una suerte de derecho de réplica, y, en su caso, pueden pedir también una sentencia
condenatoria por los daños producidos.

“ La información debe ser objetiva y, finalmente, oportuna “

Interpretación

La interpretación de la publicidad será aquella que le da el consumidor medio. De tal modo, se


aleja de la regla que rige en material contractual conforme a la cual se atenderá al fin tenido en
cuenta por las partes o a lo que verosímilmente éstas pudieron entender o querer, de acuerdo
con las circunstancias del caso. Más aún, en caso de duda, se estará a favor del consumidor.

Contrato de publicidad

Definición

Siguiendo a Borda, podemos decir que “hay contrato de publicidad cuando una de las partes se
obliga a hacer un determinado mensaje publicitario encargado por un comitente, a cambio de
una retribución en dinero” (Borda, citado en Lorenzetti, 1999, p. 117).

Caracteres

Este contrato se caracteriza por ser:

1) Consensual.
2) Bilateral.
3) Oneroso.
4) Informal.
5) Comunicativo
6) Intuitu personae

Obligaciones del publicista

El publicista tiene una obligación de medio, consistente en el diseño del mensaje publicitario.

Obligaciones del empresario anunciante


El empresario anunciante se compromete a pagar el precio estipulado como contraprestación
del mensaje publicitario.

Daños derivados de la caída de un cartel publicitario

En los supuestos de daños producidos por la caída de un cartel publicitario, corresponderá


subsumir el supuesto en el sistema jurídico de responsabilidad objetiva que rige los perjuicios
producidos en el marco de un contrato publicitario. Por lo tanto, se deberá prescindir de la culpa
o dolo de los involucrados en el hecho dañoso.

CONTRATO DE ESPONSORIZACIÓN

Costumbres y finalidad económica

La esponsorización se caracteriza por el hecho de que un sujeto efectúa un aporte económico al


emprendimiento de otro que no cuenta con el capital o sólo cuenta con una parte del capital
necesario para llevarlo a cabo, y que si bien no busca de manera inmediata obtener una ganancia
puede existir un fin lucrativo mediato que no haga a la esencia de la empresa.

La esponsorización utiliza la técnica del mecenazgo con función publicitaria, lo que es novedoso:
el esponsor financia un evento porque de ese modo se hace conocer con unas características
especiales de imagen frente al público y obtiene ganancias en el mediano plazo. (Lorenzetti,
1999, p. 123).

La esponsorización es muy usada el ámbito deportivo, por ejemplo, en el automovilismo, en el


football, en el básquet, en el volleyball, en el tenis, en el rugby, en el golf, etc. Pero también se
encuentra vinculada a los sectores de la actividad pública, social, ecológica, entre otros sectores,
como sucede, por ejemplo, cuando una empresa presta apoyo al mantenimiento de los parques
y plazas, a la disminución del consumo de drogas y bebidas alcohólicas, en campañas de salud,
educación, etc.

Definición

Contrato de esponsorización

El contrato de esponsorización ha sido definido como el contrato por el cual una parte se obliga
a una prestación pecuniaria o a la atribución de cosas fungibles, frente a la otra parte que se
obliga a divulgar el nombre o la marca del esponsor en las varias modalidades de su propia
actividad, e inclusive, a veces, modificando su propia denominación social y asumiendo la del
esponsor (Lipovetsky, 1994).

Delimitación

El contrato bajo estudio, si bien tocante con el de publicidad, se distingue de éste en que es una
técnica de publicidad indirecta, en el sentido de que no existe una obligación por parte del
esponsor de publicidad, que sí existe de manera principal en el contrato de publicidad, en tanto
en este último contrato no existe una obligación de apoyo económico que sí existe en el primer
contrato.

Modalidades

Señala Lorenzetti (1999) que la doctrina ha indicado diversas modalidades de esponsorización.


De entre ellas, dos permiten aclarar algunos aspectos, a saber:
La primera, se basa en el grado de integración que se produce entre el esponsor y el
esponsorizado, y que en el contrato se revela en la intensidad de los deberes secundarios de
conducta asumidos por el esponsorizado. En forma menos intensa, el esponsorizado se obliga a
cumplir la función de vehículo a cambio de un mensaje publicitario, de bienes que el esponsor
produce y que suministra gratuitamente o en condiciones muy favorables. De allí en adelante,
el esponsorizado puede asumir deberes más agudos en su identificación con el esponsor, hasta
llegar a una unión más estrecha en la que se confunden los nombres o las identidades.

La segunda cuestión de interés es la diferencia entre el denominado esponsor individual y el


colectivo. En el último caso, el contrato se establece entre un esponsor que está constituido por
un consorcio de empresas comerciales y una federación deportiva. A cambio de la
esponsorización, la federación esponsorizada asume la obligación de atribuirle la calificación de
patrocinador oficial de un determinado evento deportivo, además de algunas obligaciones
accesorias, como puede ser el disfrute de espacios publicitarios.

En estos casos, la integración es total porque desaparece la identidad del equipo, que no lleva
el nombre de un club, sino el de la marca.

Sujetos. Minoridad. Federaciones

Los sujetos del contrato de esponsorización son:

• Esponsor.
• Esponsorizado.

El esponsor, también llamado el sujeto que esponsoriza, es un patrocinador principal o


promotor que busca el uso indirectamente publicitario del nombre, la actividad o prestigio de
otros, para lo cual realiza a favor de éstos prestaciones en dinero, bienes o servicios para
facilitarles la realización de su actividad (deportiva, cultural, etc.), la que paralelamente es usada
como vehículo de comunicación publicitaria a favor del propio esponsor.

El esponsor puede ser una empresa privada o del Estado; una sociedad privada o del Estado, o
mixta; una persona de derecho público; una persona privada, tal el caso de las fundaciones y
asociaciones; un grupo de empresas; etc.

El esponsorizado, también llamado sujeto que asume la esponsorización, es quien soporta


como sujeto pasivo la esponsorización. Esto, únicamente en el ámbito formal de la relación, ya
que, en la ejecución, es quien tiene los medios para el éxito o fracaso de la esponsorización,
puesto que su actividad o su persona son instrumentalizadas por el esponsor como vehículo de
publicidad. El esponsorizado puede ser cualquier persona, física o jurídica. Por ejemplo, un club
deportivo.

Minoridad

Estos sujetos contratantes deben regirse en orden a la capacidad por las reglas generales
relativas a los contratos. Por ende, tienen capacidad para su celebración las personas que hayan
alcanzado los 18 años de edad, y los menores de esta edad podrán hacerlo a través de sus
representantes o tutores.

Federación
Enseña Lorenzetti (1999) que en el patrocinio colectivo se celebra un contrato con una
federación. Ésta compromete a los clubes que la integran.

Obligaciones del esponsorizado. Obligación nuclear y deberes secundarios de conducta.


Límites de la exigibilidad.

Incumplimiento imputable

La obligación principal del esponsorizado es la realización del evento o la actividad individual o


colectiva objeto del contrato de esponsorización, en cuya virtud se compromete a realizar una
actividad u objeto convenido, asumiendo accesoriamente un deber de colaboración con la
finalidad contractual secundaria de publicidad (por ejemplo, llevando una insignia, un distintivo,
el nombre de una marca, etc.). Como obligación secundaria puede pactarse la exclusividad y el
cuidado de su persona en orden a su imagen, entre otras.

Límites de la exigibilidad

Indica Lorenzetti (1999, tomo 3) que existen límites que deben respetarse en la imposición de
deberes al esponsorizado que no son otros que los que corresponden a las obligaciones de
hacer, en tanto no deben importar una restricción a las libertades esenciales del sujeto, siendo
el criterio aplicable el de la inenajenabilidad de derechos personalísimos y la prohibición de la
ejecución compulsiva cuando ello implique dejar de lado la libertad del sujeto. Con la entrada
en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial, el criterio se encontrará dado por la razonabilidad
de los deberes conforme a un juicio de ponderación.

Incumplimiento imputable

Si el esponsorizado no cumple con su obligación principal de llevar a cabo la actividad convenida,


se configura un incumplimiento que será imputable al esponsorizado si ha mediado de su parte
dolo o culpa, o lo que se ha dado en llamar incumplimiento objetivo, que se configura cuando
el esponsorizado no cumple con la obligación sin ninguna intención en particular y sin que medie
un obstáculo para hacerlo, simplemente porque decide no llevar a cabo la actividad
comprometida. En estos casos, debe responder por su incumplimiento.

Distinto es el caso en que el incumplimiento se deba a la imposibilidad de llevar a cabo la


actividad comprometida por causas ajenas a su voluntad, en cuyo caso el esponsorizado no
resulta responsable del incumplimiento y la obligación que pesa sobre su parte, de carácter
principal, se ve extinguida.

Obligaciones del esponsor

El esponsor, por su parte, tiene como obligación principal la de realizar una contraprestación
dineraria que puede consistir en la entrega de dinero, o de bienes, de acuerdo con las
modalidades pactadas.

Riesgos del evento

Como antes señalamos al tratar las obligaciones del esponsorizado, si el incumplimiento de la


obligación principal se torna imposible por circunstancias ajenas a la voluntad de este sujeto,
sea por caso fortuito, fuerza mayor o cualquier otra causa que no le sea imputable, se extingue
la obligación y el esponsor queda liberado de su cumplimiento.

Responsabilidad frente a terceros


El sponsor no tiene responsabilidad frente a terceros, responderán por los daños a terceros, el
esponsorizado y los organizadores del evento en caso de este supuesto.

MÓDULO 4
CONTRATO DE TRANSPORTE

Definición:

Existen considerables cambios en la definición del contrato de transporte plasmada en el


nuevo Código Civil y Comercial respecto al antiguo Código de Comercio.

Conforme el art. 1280, “hay contrato de transporte cuando una parte llamada transportista o
portador se obliga a trasladar personas o cosas de un lugar a otro, y la otra, llamada pasajero o
cargador, se obliga a pagar un precio o flete”

Caracteres

• Típico.
• Bilateral.
• Oneroso.
• Conmutativo.
• Consensual.
• No formal: no exige solemnidades para su celebración.
• De adhesión: es la forma más corriente, se plasma en formularios preimpresos.
• Profesional: el transportista es un profesional al que se le exige el cumplimiento de
determinadas obligaciones.
• De consumo: cuando se celebra con destino a un consumidor o grupo familiar.

La regulación del transporte en el derecho argentino

En la doctrina se intenta asimilar al contrato de transporte con otros contratos regulados en el


ordenamiento jurídico. En cierta medida, comparte determinadas similitudes con los contratos
de depósito, mandato y locación.

La similitud más marcada la tiene con el contrato de locación de obra, ya que, en ambos, la
finalidad es obtener un resultado. Como mencionáramos en el punto caracteres del contrato
de transporte, posee tipicidad y, a partir de la reforma del Código Civil y Comercial, fue
incluido en el Título IV (Contratos en

particular), Capítulo 7, Secciones de la 1° a la 3°. Es así como, a más de las similitudes que
guarda con otros contratos, tiene una regulación propia, con efectos y finalidades
determinados.

Disposiciones generales. Ámbito de aplicación

Actualmente, con la unificación del Código Civil y Comercial, se ha incluido el contrato de


transporte en el Título 4°, Capítulo 7, Sección 1°, en los arts. 1280 al 1318. En la primera
sección, se regulan las disposiciones generales a los transportes de personas y cargas; luego,
en la segunda sección, relativa al transporte de personas; y en la tercera sección, el transporte
de cosas. Podemos diferenciar distintos tipos de transporte, según los siguientes criterios, a
saber:
• Según la naturaleza del interés: servicio público o servicio privado.
• Según la causa: en servicios que derivan de relaciones contractuales y, dentro de ésta,
podremos subclasificarlo en oneroso o gratuito. O como contrapartida de los primeros,
en servicios que derivan de una fuente extracontractual, que -a su vez- podemos
clasificar en transporte benévolo, de cortesía, o clandestino.
• Según el objeto transportado: en transporte de personas o transporte de cosas.
• Según el medio: en transporte terrestre (ferroviario, automotor), fluvial (marítimo), y
aeronáutico (aéreo).
• Según la conexión: en transporte escolar, de emergencia (caso de la ambulancia), de
caudales, etcétera. En estos supuestos, el deber de diligencia es mayor y específico de
la actividad puntual que se lleva a cabo.

Sabido es que el contrato de transporte se presume oneroso. No obstante, podemos encontrar


una categoría de contratos gratuitos, es decir, aquellos en los que el transportista no recibe a
cambio una suma de dinero en concepto de precio.

En este punto, es preciso destacar que no debe confundirse a esta categoría de contratos
gratuitos con el denominado transporte benévolo. Existe transporte benévolo o de
complacencia cuando el conductor de un vehículo, por un acto de cortesía y con intención de
beneficiar a alguien, lo traslada de un punto a otro, sin que la persona favorecida con el
transporte se obligue a prestación alguna (Llambías, 1993).

En cuanto al contrato gratuito, el Código Civil y Comercial actualmente vigente prevé, en su


art. 1282, que por regla no se regirá por las normas del contrato de transporte oneroso
previsto en el capítulo 7 bajo la rúbrica “Transporte”. Sin embargo, acto seguido, señala la
excepción a la mencionada regla, indicando que sí quedará comprendido en esta regulación
cuando sea realizado por un transportista que ofrece sus servicios al público, en ocasión de su
actividad.

La actual regulación diferencia estos dos tipos de transporte, pues, en tanto el transporte
benévolo no cuenta con una naturaleza contractual, el transporte gratuito la supone. En el
transporte benévolo existe una liberalidad, en tanto que, en el transporte gratuito, el
transportista se encuentra obligado a realizarlo sobre la base de una relación jurídica anterior
(por ejemplo, boleto gratuito para jubilados).

Por otra parte, el artículo 1283 regula la obligación que pesa sobre el transportista que ofrece
sus servicios al público. Este es el transportista que lleva a cabo su actividad organizado como
una empresa. El código dispone que, por regla, se encuentra obligado a aceptar los pedidos
compatibles con los medios ordinarios que tenga disponibles. En este caso, el pasajero o
cargador tendrán la obligación de seguir las instrucciones que le imparta el transportista. La
excepción, por su parte, se encuentra dada por la existencia de un motivo serio de rechazo,
como puede ser, por ejemplo, el hecho de que el pasajero o la carga pongan en peligro la
seguridad del traslado.

Plazo del transporte. Pérdida del flete por retraso

El actual Código Civil y Comercial, en su art. 1284, expresamente establece que “el
transportista debe realizar el traslado convenido en el plazo pactado en el contrato o en los
horarios establecidos y, en defecto de ambos, de acuerdo a los usos del lugar en que debe
iniciarse el transporte”.
En el caso en que no se cumpla con el tiempo pactado y la cosa o persona no llegue a destino
en el tiempo pactado, habrá un incumplimiento contractual. Ese retraso puede ser de minutos,
horas, días, y da lugar a una responsabilidad por los daños que cause el retardo y debe ser
resarcida. En cuanto a la pérdida total o parcial del flete por retraso, el nuevo código
establece, en su art. 1285:

Producido el retraso en el traslado de las cosas transportadas, si el transportista no prueba la


causa ajena, pierde una parte del flete proporcional al retraso, de modo tal que pierde el total
si el tiempo insumido es el doble del plazo en el que debió cumplirse. Lo dispuesto por este
artículo no impide reclamar los mayores daños causados por el atraso.

Responsabilidad del transportista. Transporte sucesivo o combinado

El actual art. 1286 establece que, frente a la producción de algún daño a las personas
transportadas, el transportista responde conforme con el sistema de responsabilidad
establecido por el art. 1757 y siguientes. A su vez, en la misma norma (art. 1286), se prevé,
para los daños producidos en el transporte de cosas, que el transportista se excuse probando
la causa ajena, considerándose causa ajena al vicio propio de la cosa transportada. El
fundamento de esta solución obedece a que cuando se celebra un contrato de transporte, la
finalidad de ese contrato es que la cosa transportada llegue a destino en el tiempo estipulado
y sana y salva, por lo que, si no llega en tal estado, no puede el transportista alegar que tomó
todas las precauciones necesarias. Sólo puede eximirse de responsabilidad demostrando que
el daño fue por una causa ajena o vicio propio de la cosa.

En lo referente a la responsabilidad por equipaje -deterioro o pérdida-, el art. 1293 establece


que se aplican las normas relativas al transporte de cosas, esto es, el valor de las cosas o el de
su deterioro en el tiempo y el lugar en que se entregaron y debieron ser entregadas al
destinatario. Salvo que se trate de objetos de valor excesivo que el pasajero lleve consigo y no
se haya declarado a la empresa de transporte, con anterioridad al viaje, en cuyo caso el
transportista no responderá por ese mayor valor (art. 1294). Tampoco es responsable por la
pérdida del equipaje de mano y de los demás efectos que hayan quedado bajo la custodia del
pasajero, a menos que éste pruebe la culpa del transportista.

Cabe destacar que, para poder reclamar el resarcimiento, es preciso probar el daño, las
pertenencias perdidas y el valor de estas, lo que resulta por demás engorroso. El juzgador
debe tener en cuenta, al momento de determinar la indemnización por la pérdida, el destino
del viajero, la cantidad de días, el nivel socio económico, etc.

En aquellos casos en que el pasajero lleve consigo elementos de valor, deberá declararlos en la
empresa de transporte, antes de emprender el viaje, de manera tal que pueda reclamar su
valor en caso de pérdida o deterioro de los mismos.

Además, conforme al artículo 1283 del Código Civil y Comercial:

El transportista que ofrece sus servicios al público, está obligado a aceptar los pedidos
compatibles con los medios ordinarios de que dispone, excepto que exista un motivo serio de
rechazo; y el pasajero o el cargador están obligados a seguir las instrucciones dadas por el
transportista conforme la ley o los reglamentos. Los transportes deben realizarse según el
orden de los pedidos y, en caso de que haya varios simultáneos, debe darse preferencia a los
de mayor recorrido.
Modalidades especiales. a. Transporte de personas. b. Transporte de cosas

a) Transporte de personas

Estamos frente a un subtipo de contrato de transporte que se caracteriza porque su objeto son
personas, y el medio de transporte es terrestre (automotores, trenes, subterráneos).

El art. 1288 aclara que el transporte de personas incluye el embarco y desembarco, resultando
la empresa transportadora responsable de las personas y equipajes trasladados durante todo
el trayecto.

b) Transporte de cosas

Estamos frente a un subtipo de contrato de transporte que se caracteriza porque su objeto son
las cosas y el medio de transporte es terrestre (colectivos, trenes, subtes).

En cuanto a los requisitos, caracteres y determinadas obligaciones, se aplican las normas


generales del contrato de transporte.

Modalidades especiales

Entre las modalidades especiales, además del ya mencionado contrato gratuito a cuya
explicación nos remitimos, encontramos al transporte de escolares, regulado por la Ley
Nacional N° 24.449 que, en su art. 55, establece:

En el transporte de escolares o menores de 14 años, debe extremarse la prudencia en le


circulación y cuando su cantidad lo requiera serán acompañados por una persona mayor para
su control. No llevarán más pasajeros que plazas y los mismos serán tomados y dejados en el
lugar más cercano posible al de sus domicilios y destinos. Los vehículos tendrán en las
condiciones que fije el reglamento sólo asientos fijos, elementos de seguridad y estructurales
necesarios, distintivos y una adecuada salubridad e higiene. Tendrán cinturones de seguridad
en los asientos, de primera fila.

Se trata de un tipo de transporte que requiere de extremada prudencia y control por parte de
las autoridades municipales, que son las encargadas de emitir las autorizaciones pertinentes a
los fines de la circulación de estos vehículos.

Transporte de personas

Concepto y delimitación temporal

Entendemos que hay contrato de transporte de personas cuando una parte llamada
transportista se obliga a trasladar a personas de un lugar a otro conforme con lo convenido y
en el plazo y horarios estipulados, comprendiendo este traslado el embarco y desembarco; y la
otra, llamada pasajero, se obliga a pagar un precio cierto en dinero como contraprestación de
su traslado.

Sujetos. Objeto. Forma

1. Los sujetos del contrato de transporte de personas son:

a. El transportista: es aquel sujeto de la relación jurídica que se obliga a trasladar de manera


segura a una o más personas a un destino, a través del medio acordado y a cambio del precio
pactado.
b. El pasajero: es aquel sujeto que se encuentra ubicado en el otro polo de la relación jurídica
nacida en virtud del contrato de transporte, que es trasladado hacia un destino acordado a
cambio del pago del precio que realiza al transportista.

El objeto de este contrato es el traslado. Éste puede ser de personas o de cosas. En este caso,
es el traslado de personas de manera segura al destino, en el tiempo, y por el medio pactado.

La forma del contrato de transporte de personas: el contrato de transporte no requiere de


ninguna formalidad para su celebración, puede ser celebrado de manera expresa o tácita.

Obligaciones de las partes: a. Obligaciones del transportista.

b. Obligaciones del pasajero

Obligaciones del transportista

Entre las obligaciones del transportista, el Código Civil y Comercial, en su art. 1289, menciona
las siguientes:

1. Son obligaciones del transportista respecto del pasajero:

a. proveerle el lugar para viajar que se ha convenido o el disponible reglamentariamente

habilitado;

b. trasladarlo al lugar convenido;

c. garantizar su seguridad;

d. llevar su equipaje

Obligaciones del pasajero

Por otro lado, el art. 1290 del Código Civil y Comercial prevé en su articulado las obligaciones
del pasajero, entre las cuales encontramos la obligación de:

a. pagar el precio pactado;

b. presentarse en el lugar y momentos convenidos para iniciar el viaje;

c. cumplir las disposiciones administrativas, observar los reglamentos establecidos por el


transportista para el mejor orden durante el viaje y obedecer las órdenes del porteador o de
sus representantes impartidas con la misma finalidad;

d. acondicionar su equipaje, el que debe ajustarse a las medidas y peso reglamentarios.

Extinción

El nuevo Código Civil y Comercial no regula de manera específica las causales de extinción del
contrato de transporte de personas, pero puede inferirse de los principios y reglas del derecho
común, que informa que este contrato se extingue por:

1. Cumplimiento de contrato.

2. Rescisión.

3. Imposibilidad de cumplimiento.

Transporte de cosas
Concepto

Entendemos que hay contrato de transporte de cosas cuando una parte llamada transportista
o portador se obliga a trasladar cosas de un lugar a otro, de acuerdo con lo convenido, en el
plazo, modalidad, y horarios estipulados; y la otra, llamada cargador, se obliga a pagar un flete
como contraprestación de su traslado.

Sujetos. Objeto. Forma: la carta de porte. Guía

Sujetos: Entre los sujetos que forman parte del contrato de transporte de cosas, encontramos:

El transportista o portador: quien contrae la obligación.

El cargador: quien encarga la conducción de las mercaderías al transportista.

El destinatario: no es parte del contrato, es quien recibe la cosa objeto de transporte.

Objeto: Como lo dijimos recientemente al tratar el transporte de personas, el objeto del


contrato de transporte es el traslado, en este caso, de cosas, de manera segura al destino, en
el tiempo y por el medio pactado.

Formas: la carta de porte

La carta de porte es un instrumento que constituye el título representativo de las mercaderías


transportadas, en la que se plasma el acuerdo entre las partes, pero no es un requisito esencial
para la configuración del contrato y, en caso de no haberse confeccionado, el vínculo
contractual pude probarse por cualquier otro medio de prueba. Una vez que la carta fue
confeccionada, un ejemplar es para el cargador y otro para el porteador.

El art. 1298 del actual Código Civil y Comercial reza: “El transportista tiene derecho a requerir
del cargador que suscriba un documento que contenga las indicaciones enunciadas en el
artículo 1296 y las estipulaciones convenidas para el transporte. Su emisión importa recibo de
la carga.”

Así como el transportista tiene derecho a requerir del cargador la carta de porte, el cargador
tiene derecho a

exigir al porteador que la suscriba y se la entregue, siendo ese documento el llamado doble
ejemplar y puede

ser nominativo, a la orden o al portador. Si se trata de un documento a la orden, los derechos


que nacen del contrato frente a aquel se pueden transmitir por endoso (art. 1299).

Estamos frente a un título de crédito que representa el tipo y valor de las cosas transportadas.
Como tal, puede ser ejecutado, ya que tiene los caracteres de literalidad, autonomía y
abstracción. Entre los elementos propios de este instrumento se encuentran:

1) Fecha y firma del emisor.

2) Nombres, domicilios, lugar de entrega.

3) Designación de los efectos, calidad, peso, medida.

4) Flete, determinando si está pago o debe cancelarse.

5) Plazo de entrega.
Obligaciones del cargador

Son obligaciones del cargador:

Declarar el contenido de la carga, identificar los bultos externamente, presentar la carga con el
embalaje adecuado, indicar el destino y el destinatario, entregar al transportista la
documentación requerida [y entregar al porteador documentos especiales, en caso de ser
requeridos, al mismo tiempo que la cosa a transportar.

Obligaciones del transportista

Son obligaciones del transportista:

• Poner la carga a disposición del destinatario (entrega y traslado), en el lugar, plazo y


modalidades convenidas.
• Deber de seguridad y custodia.
• Entregar la carta de porte al porteador, en caso de que el cargador la haya librado.
• Entregar la mercadería en el estado en que la recibió, salvo causa ajena

Responsabilidad del cargador

El art. 1297 establece que el cargador es responsable de los daños que sufran el transportista,
otros cargadores o terceros, que deriven de la omisión o la inexactitud de las indicaciones o de
la falta de entrega o de la irregularidad de la documentación.

Por otro lado:

Si el transporte no pudo ser iniciado o completado o la entrega no se pudo efectuar por el


hecho del cargador, o de un portador legitimado del segundo ejemplar de la carta de porte o
de la guía, o del destinatario, el transportista tiene derecho al precio o a una parte
proporcional de éste, según sea el caso, y al reembolso de los gastos adicionales en que haya
incurrido.

Responsabilidad del transportista. Limitación

El transportista contrae una obligación y es la de llevar las cosas sanas, con las debidas
precauciones dependiendo de la mercadería de que se trate y a entregarlas de acuerdo con las
condiciones convenidas en el contrato, en determinado tiempo y lugar.

Frente al cargador, el art. 1309 Código Civil y Comercial, determina la siguiente


responsabilidad:

El porteador que entregue las cosas al destinatario sin cobrar los créditos propios o los que el
cargador le haya encomendado cobrar contra entrega de la carga, o sin exigir el depósito de la
suma convenida, es responsable frente al cargador por lo que le sea debido y no puede
dirigirse contra él para el pago de sus propias acreencias. Mantiene su acción contra el
destinatario.

Si el transporte de las cargas es impedido o excesivamente retrasado por causa no imputable


al porteador, éste debe informar inmediatamente al cargador y pedirle instrucciones. Deberá
custodiar la carga. Si las circunstancias imposibilitan el pedido de instrucciones, el transportista
puede depositar las cosas, y si están sujetas a rápido deterioro o son perecederas, puede
hacerlas vender para que no pierdan su valor (art. 1307). Por otro lado, si la pérdida se
produce por causas naturales, esto es, que por la misma naturaleza de la cosa puede sufrir
disminuciones, el transportista responderá sólo por las disminuciones que excedan la pérdida
natural (art. 1312).

Por otro lado, el transportista puede acordar -en el caso de tratarse de cosas frágiles que
puedan deteriorarse, animales, o determinados objetos que requieran de características
diferentes para su transporte que responde sólo probando su culpa (art 1310). Esta es la única
situación en que el transportista puede limitar su responsabilidad (art. 1313). Si al recibir la
mercadería el destinatario la hace corroborar y se determina que hubo averías o pérdidas, el
transportista deberá reembolsarle los gastos.

Derechos del destinatario. Efectos de la recepción de las cosas transportadas

El destinatario no es parte en el contrato, es simplemente el beneficiario, quien recibe la carga


mercadería transportada y, como tal, tiene un conjunto de derechos desde que la mercadería
llega a destino o desde el vencimiento del plazo del transporte, pudiendo ejercer esos
derechos contra el pago al transportista del crédito derivado del transporte. Conforme lo
prevé el art. 1306, en su última parte, el destinatario no está obligado a recibir las cosas con
daños que impidan su uso o consumo que les son propios.

Con la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, se han introducido modificaciones en el
plazo de pago del flete, regulando que el destinatario no pueda ejercer los derechos nacidos
del contrato de transporte contra el transportista, si no ha abonado al mismo sus créditos
derivados del transporte. Esto es, en el momento de la entrega de las cargas el destinatario
debe abonar el flete y los gastos. El art. 1314 establece que el destinatario puede, a su costa,
hacer controlar el estado de la mercadería, antes de recibirla y, en caso de determinarse que
hubo pérdida o avería, el transportista deberá reembolsar los gastos.

Transporte sucesivo

En esta modalidad contractual no es el transportista quien subcontrata a otros, sino que el


contrato se celebra directamente con varios transportistas encargados de llevar la mercadería
a través de diferentes tramos, es decir, desde el comienzo del vínculo contractual se contrata
con determinados sujetos y cada uno de ellos es responsable por su tramo (obligación
mancomunada), salvo disposiciones en contrario. Así, el actual Código Civil y Comercial, en su
art. 1287, regula la responsabilidad, al establecer:

En los transportes sucesivos o combinados a ejecutar por varios transportistas, cada uno

de ellos responde por los daños producidos durante su propio recorrido. Pero si el transporte
es asumido por varios transportistas en un único contrato, o no se puede determinar dónde
ocurre el daño, todos ellos responden solidariamente sin perjuicio de las acciones de reintegro.
El transportista sucesivo tiene derecho a hacer constar en la carta de porte, o en un
documento separado, el estado en que recibió las mercaderías a fin de eximirse de
responsabilidad por cargas que le fueron entregadas en mal estado. El último transportista
representa a los demás para el cobro de sus créditos y el ejercicio de sus derechos sobre las
cargas transportadas (art. 1318). Los daños que se producen por interrupción del viaje se
deben determinar en razón del trayecto total sin perjuicio de la aplicación del art. 1287, primer
párrafo.

EL CONTRATO DE SEGURO

Técnica del seguro


La conformación de una mutualidad que consienta la distribución, entre una masa de sujetos
expuestos a riesgos inciertos y futuros, de la carga que conlleva su efectiva realización, es uno
de los fundamentos principales de la operación técnica inserta en el contrato de seguro.

la mutualidad es el efecto que se deriva de la agrupación de riesgos con el fin de constituir un


fondo de primas, que garantiza la seguridad que necesitan los asegurados y terceros como
potenciales acreedores frente al patrimonio de la empresa asegurada, que al haber asumido
los riesgos de un evento dañoso, futuro e incierto, deberá responderles. Vemos, entonces,
cómo este fondo de prima es un elemento importante al momento de la ejecución por el
asegurador de su obligación principal.

la estadística nos permite visualizar la relación que asume la empresa aseguradora, frente a los
siniestros y la masa de asegurados o, lo que es igual, nos permite determinar la frecuencia o
repetición, de manera regular de un hecho dañoso incierto y futuro; por lo que se trata de un
método de apreciación utilizado por las empresas aseguradoras. Existe una diferencia entre la
probabilidad de un siniestro y la frecuencia con que ese riesgo se vuelve cierto.

La finalidad del contrato de seguro es, en parte, disminuir o eliminar esa diferencia, a los fines
de que la contribución de cada individuo a la comunidad de riesgo sea suficiente para
satisfacer las necesidades de aquellas personas que han sufrido efectivamente un siniestro o
hecho dañoso. Desde el punto de vista técnico, la operación del seguro se basa en un cálculo
de probabilidades, donde deberán tenerse presentes los preceptos propios de las estadísticas
y riesgos seleccionados. El cálculo de probabilidades, efectivamente, suministra al asegurador
los medios que le permiten establecer una previsión del costo de los siniestros, y así
determinar las primas que deberán acumularse para afrontar las obligaciones comprometidas.

La empresa aseguradora determina:

• La tarifa de los premios.


• Condiciones generales de la póliza

El instrumento apropiado para optimizar la rentabilidad de la empresa aseguradora lo


constituye el contrato de reaseguro, que viene en auxilio de la aseguradora para
lograr una mejor dispersión y división del riesgo de la cartera, siendo una de sus
principales ventajas que se reducen las consecuencias del acontecimiento en la
realidad de un siniestro, para la empresa aseguradora, ya que a través del contrato de
reaseguro transfiere todo, o bien parte, del riesgo asumido por el asegurador.

Contrato de seguro. Parte general.

Técnica del seguro. Contrato de seguro. Definición, origen y evolución del contrato
de seguro.

La Ley de Seguros tiene su origen en el año 1958 cuando el Gobierno de la Nación le


encomendó, al distinguido jurista y especialista en derecho de seguros, el Dr. Isaac
Halperín. En mayo de 1961 se elevó el proyecto definitivo de la ley que constaba de
256 artículos en los que se legislaba al contrato de seguro y reaseguro, y a las
entidades aseguradoras y su régimen de control. Seis años después, el proyecto tomó
forma legislativa, cuando fue sancionada la Ley N° 17.418, el 30 de agosto de 1967,
excluyendo las entidades aseguradoras que fueron finalmente reguladas con el dictado
de la Ley N°20.091 (López Saavedra, 2012, en Rivera, 2015).
En el nuevo Código Civil y Comercial unificado, actualmente vigente, no se ha regulado
sobre la temática relativa a los concursos y quiebras, la navegación y los seguros,
continuando vigentes las antiguas leyes especiales.
En Argentina, los contratos de seguros siempre tienen cláusulas predispuestas, porque
son determinadas en su contenido por la Superintendencia de Seguros, es decir, no
hay plena libertad de contratación. Por lo tanto, a partir de la nueva legislación, no
podría hablarse de contratos discrecionales en materia de seguros, aunque sí nos
podemos encontrar con contratos de seguros por adhesión y de consumo.

Definición del contrato de seguro


El contrato de seguro tiene por finalidad garantizar un riesgo. Esta garantía se realiza
de manera permanente y profesional (no ocasional), siendo su finalidad afrontar las
obligaciones contraídas en el contrato con los asegurados, terceros y beneficiarios.
En efecto, algunas especies de seguros, como los de personas, accidentes personales o
el seguro colectivo, presuponen la existencia de un daño (lesiones o muerte). Éste se
traduce en el reconocimiento de una determinada suma de dinero con carácter
indemnizatorio, obligación propia del asegurador que varía según las circunstancias
contractuales. La ley N° 17.418, en su art. 1°, define a este contrato diciendo: “hay
contrato de seguro cuando el asegurador se obliga mediante una prima o cotización, a
resarcir un desafío o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto. Cabe
aclarar que el seguro no elimina el daño, sino, simplemente, traslada sus
consecuencias desde el agente pasivo (persona que carga con el riesgo) al asegurador.
Este último cargará con los eventos económicos desfavorables y el costo de una
eventual indemnización.

Partes
En el contrato de seguro existen dos partes:
1) El asegurador.
2) El asegurado.

El asegurador : Se compromete a resarcir las consecuencias perjudiciales o dañosas


sufridas, derivadas de la verificación de un siniestro, a cambio de un precio en dinero.
El asegurado: Por su parte, se obliga a pagar una prima periódica a la empresa
aseguradora, a cambio de una cobertura de naturaleza pecuniaria, a cargo de la
última, en el supuesto en que se produzca el evento dañoso descripto en la póliza.

Elementos
los elementos comunes a todos los contratos son: el consentimiento, el objeto y la
causa.
El primer elemento (consentimiento) nos lleva necesariamente a la noción partes o
sujetos del contrato. En el caso particular del contrato de seguro, seguidamente
diferenciaremos a estos sujetos conforme con la etapa precontractual o contractual en
que se encuentren las negociaciones.
En una primera etapa precontractual, denominamos asegurando o asegurable a
aquella persona que, de concretarse la firma del contrato, asumirá el rol de tomador
del seguro, pudiendo tratarse de una persona física o de existencia ideal, destinataria
de la invitación a ofertar que le dirige el asegurador, Por su parte, el asegurable es
quien pretende contratar el seguro y sobre quien pesa el deber de informar al
asegurador, con la debida lealtad y buena fe, la situación de riesgo que pretende
asegurar, debiendo responder de la misma manera a las solicitudes de información
adicional que efectúe el asegurador. De más está decir que, en esta etapa
precontractual, el asegurable no es parte del contrato, ya que éste no existe todavía.
Sin embargo, la conducta del asegurable, en cuanto a la información del riesgo
brindada, se relaciona con varios conceptos que estudiaremos a lo largo del presente
trabajo, tales como: agravación del riesgo, reticencia, interés asegurable y otros.

El asegurador es aquella empresa privada (no puede tratarse de una persona


individual) que, actuando profesionalmente, presta una actividad económicamente
organizada y cuya finalidad consiste en la prestación de servicios. El hecho de que el
asegurador sea una empresa y no una persona individual, se explica al comprender
que la empresa puede llegar a prestar mejor y mayor garantía de ejercicio continuo de
la actividad, pudiendo además contar con la solidez financiera adecuada.
A su vez, el hecho de que como empresa tenga que actuar profesionalmente, significa
que la actividad que presta debe ser de manera continua y no ocasional, debe tratarse
de su actividad habitual.
la empresa aseguradora puede ser definida como la entidad de carácter privado, que
tiene como objetivo principal asumir riesgos ajenos por medio de un fondo de primas y
de esa manera hacer frente a prestaciones e indemnizaciones a las que se ha obligado
frente a sus asegurados, o bien resarcir los daños y perjuicios sufridos por terceros.
Entendemos que el titular del interés asegurable es aquella persona que tiene interés
de preservar su patrimonio de algún peligro. Así, frente a la producción del siniestro,
donde se produce un daño a sus bienes o a su integridad física, el asegurador responde
económicamente. Por regla general, el destinatario del resarcimiento o de la
obligación comprometida por la empresa aseguradora es la persona del tomador, ya
que usualmente coincide con la persona del titular del interés
asegurable. Existen ocasiones en donde el destinatario del resarcimiento es un tercero,
distinto del tomador, que recibe el nombre de beneficiario.

Objeto
En lo que atañe a la determinación del riesgo asegurado, por regla éste se determina
según acuerdo contractual, teniendo en cuenta que el objeto del contrato sea de
acuerdo con el ordenamiento jurídico vigente, debiendo respetarse en todo momento
la licitud del objeto. Además, vienen en nuestra ayuda normas específicas de la Ley de
Seguros, donde debemos tener en cuenta que, según el art. 2 de la Ley de Seguros,
podrá asegurarse toda clase de riesgo en tanto y en cuanto exista un interés
asegurable, salvo que expresamente se encuentre prohibido por ley.

Elementos específicos: a. Interés. b. Riesgo. c. Precio


Los elementos específicos del contrato de seguro son tres:
1) El interés asegurable consiste en la voluntad de querer mantener indemne un
valor incorporado a una relación jurídica de contenido económico que vincula a un
sujeto con un objeto.
2) El riesgo consiste en la eventualidad de que se realice un acontecimiento futuro,
no dependiendo de la voluntad de las partes. La consecuencia de la realización del
riesgo es el siniestro.

3) La prima es el precio, retribución, o remuneración que paga el asegurado al


asegurador por las obligaciones que este último asume; es decir, es la
contraprestación. Su cuantía es fijada en relación con la proporción del riesgo a
cubrir por el asegurador.

Reza el artículo 2 de la Ley de Seguros que: “El contrato de seguro puede tener por objeto toda
clase de riesgos si existe interés asegurable, salvo prohibición expresa de la ley”

A su vez, el artículo 3 del mismo plexo normativo expresamente prevé que:

El contrato de seguro es nulo si al tiempo de su celebración el siniestro se hubiera producido o


desaparecido la posibilidad de que se produjera. (…) si se acuerda que comprende un período
anterior a su celebración, el contrato es nulo sólo si al tiempo de su conclusión el asegurador
conocía la imposibilidad de que ocurriese el siniestro o el tomador conocía que se había
producido.

¿Qué se entiende por indicaciones positivas?

Podemos afirmar que se trata de aquel conjunto de indicaciones que contiene la descripción
de los riesgos cubiertos o asumidos por la empresa aseguradora.

Las exclusiones directas de cobertura son el conjunto de indicaciones negativas que surgen de
las condiciones de la póliza, generales o particulares, que establecidas de manera clara,
expresamente enuncian de modo descriptivo las hipótesis que carecen de cobertura
asegurativa. En cuanto a la extensión del riesgo, a menudo nos encontramos con que las
cláusulas o condiciones establecidas en el contrato de seguro no se encuentran redactadas de
manera clara, o bien no contienen la suficiente precisión. Es por ello que, a veces, su
interpretación es dudosa. En estos supuestos y atento las distintas interpretaciones que
pueden derivarse, se establece como regla que, en caso de duda sobre la extensión del riesgo,
debemos inclinarnos positivamente por la obligación del asegurador de responder como
convenido.

la cláusula limitativa o exonerativa de responsabilidad. Esta ha sido definida como aquella


que tiene por fin eliminar total o parcialmente la obligación de reparar o resarcir por parte de
la empresa aseguradora y correlativamente el derecho del damnificado a exigir un
resarcimiento frente al siniestro producido. Debemos poner el acento en la siguiente
distinción: una cosa es la cláusula de exclusión de cobertura, donde se apunta a la materia de
la que trata el contrato de seguro; y otra la cláusula limitativa de responsabilidad, donde se
hace hincapié en los efectos obligacionales emergentes del contrato.

La cláusula de exclusión de cobertura tiene sustento en las siguientes consideraciones:

Subjetivas: El dolo o la culpa grave del tomador o beneficiario o del asegurado.

Objetivas: Hechos de guerra civil o internacional, motín o tumulto popular, incendio o


explosión causados por terremoto.
Temporales: Daños a la explotación agrícola que sufra el asegurado en una determinada etapa
o momento de la explotación, tales como la siembra o cosecha.

Espaciales: Daños en el medio de transporte por viajes efectuados innecesariamente por rutas
o caminos extraordinarios.

En cuanto al concepto de siniestro, ya nos encontramos en grado de entender que el riesgo es


una eventualidad prevista en el contrato. De este modo, podremos confirmar que el siniestro
es la realización del riesgo determinado previa y formalmente en el contrato de seguro.

Nuestra Ley de Seguros no nos otorga una única definición de siniestro. Por lo tanto,
corresponderá establecerlo en el texto de la póliza del seguro y a los jueces en sus
resoluciones.

Debemos tener en claro que la garantía de la compañía aseguradora se encuentra subordinada


a los siguientes presupuestos:

1) La producción del siniestro.


2) Que el siniestro se encuentre establecido en el contrato de seguro, lo que en otras
palabras significa que no se encuentre excluido de común acuerdo.

En el supuesto en que es suspendida la cobertura asegurativa por falta de pago de la prima.


En este caso, el asegurador no se halla obligado al resarcimiento, ya que el siniestro sucedió
durante el período en que se encontraba suspendida su cobertura. En sentido contrario a ello,
otra posición doctrinaria y alguna jurisprudencia sostienen que el no pago de la prima no
implica la suspensión de la garantía, ni la exclusión de riesgos, sea legal o convencional, ni
mucho menos la nulidad del contrato. Debemos destacar que toda agravación del riesgo
asumido, si hubiese existido al tiempo de la celebración, que a juicio de peritos hubiera
impedido el contrato o modificado sus condiciones, es causa especial de rescisión del mismo.
En este caso, el tomador tiene el deber de denunciar al asegurador las agravaciones causadas
por un hecho suyo, antes de que se produzcan; y las debidas a un hecho ajeno,
inmediatamente después de conocerlas (arts. 37 y 38 de la Ley de Seguros). Si el tomador
omite denunciar la agravación, el asegurador no está obligado a su prestación si el siniestro se
produce durante la subsistencia de la agravación del riesgo, excepto que: a) el tomador incurra
en la omisión o demora sin culpa o negligencia; b) el asegurador conozca la agravación al
tiempo en que debía hacérsele la denuncia (arts. 40 de la Ley de Seguros). Por último,
debemos diferenciar que mientras el evento constituye una posibilidad de realizarse, estamos
frente a lo que llamamos riesgo; en cambio, cuando dicho evento se concretó o verificó,
estamos frente a un siniestro.

El Precio

El aporte que realizan de manera individual todos y cada uno de los asegurados, conforme con
criterios técnicos específicos, recibe el nombre de prima de seguro, cuyo conjunto -
considerando a todos los asegurados de una misma empresa aseguradora- concurre a
conformar lo que se ha dado en llamar fondo de primas. Este fondo de primas reviste vital
importancia en el mercado de los seguros. La prima de seguro se encuentra regulada en la
sección VIII de la Ley de Seguros N° 17.418, a partir del artículo 27, que expresamente
establece la obligación del tomador del seguro de pagar una prima de seguro. Como correlato
de la obligación del tomador del seguro de abonar la prima, el artículo 28 de la Ley de Seguros
establece que, salvo oposición del asegurado, el asegurador no puede rehusar el pago de la
prima ofrecido por tercero, con la limitación del artículo 134 del mismo plexo legal.

El monto de la prima es establecido por la empresa aseguradora en función del riesgo


asegurado. Ahora bien, cuando el asegurado ha denunciado erróneamente un riesgo más
grave que aquel que realmente desea asegurar, tiene derecho a la rectificación de la prima por
los períodos posteriores a la denuncia del error, de acuerdo con la tarifa aplicable al tiempo de
la celebración del contrato. Lo mismo sucede cuando el Nuestra Ley de Seguros no nos otorga
una única definición de siniestro. Por lo tanto, corresponderá establecerlo en el texto de la
póliza del seguro y a los jueces en sus resoluciones. riesgo ha disminuido, en cuyo caso el
asegurado tiene derecho al reajuste de la prima por los períodos posteriores, de acuerdo con
la tarifa aplicable al tiempo de la denuncia de la disminución (art. 34 de la Ley de Seguros).

Por otra parte, cuando exista agravación del riesgo y el asegurador optase por no rescindir el
contrato o la rescisión fuese improcedente, corresponderá el reajuste de la prima de acuerdo
con el nuevo estado del riesgo desde la denuncia, según la tarifa aplicable en este momento.
Por último, y conforme lo establece el art. 33 de la Ley de Seguros, en los casos de reticencia
en que corresponda el reajuste por esta ley, la diferencia se pagará dentro del mes de
comunicada al asegurado. En cuanto al lugar de pago de la prima, establece la Ley de Seguros
que éste será el domicilio del asegurador o el lugar convenido por las partes. Sin embargo,
también prevé que el lugar de pago se juzgará cambiado por una práctica distinta, establecida
sin mora del tomador. No obstante, el asegurador podrá dejarla sin efecto comunicando al
tomador que en lo sucesivo pague en el lugar convenido (art. 29). La prima es debida desde la
celebración del contrato pero no es exigible sino contra entrega de la póliza, salvo que se haya
emitido un certificado o instrumento provisorio de cobertura. En caso de duda, las primas
sucesivas se deben al comenzar cada período de seguro. La entrega de la póliza sin la
percepción de la prima hace presumir la concesión de crédito para su pago.

el artículo 31 de la ley de Seguros dice: el asegurador podrá rescindir el contrato con un plazo
de denuncia de un mes. La rescisión no se producirá si la prima es pagada antes del
vencimiento del plazo de denuncia. El asegurador no será responsable por el siniestro ocurrido
durante el plazo de denuncia, después de dos días de notificada la opción de rescindir.

Si el pago de la primera prima o de la prima única no se efectuara oportunamente, el


asegurador no será responsable por el siniestro ocurrido antes del pago. Finalmente, cabe
destacar que cuando la rescisión del contrato de seguro se produzca por mora en el pago

de la prima, el asegurador tendrá derecho al cobro de la prima única o a la prima del período
en curso.

Formación del contrato

Un contrato se forma cuando una persona hace una oferta o propuesta y ella es aceptada por
la otra parte, aceptación que tiene que llegar a conocimiento de la primera. En tal sentido, la
Ley de Seguros prevé, en su art. 4, que: “El contrato de seguro es consensual. Los derechos y
obligaciones recíprocos del asegurador y asegurado empiezan desde que se ha celebrado la
convención, aun antes de emitirse la póliza”.

Forma, prueba e interpretación del contrato

Uno de los puntos más importantes del contrato de seguro es la póliza y se emite una vez
aceptado el contrato. Dicha aceptación se interpreta como manifestación de voluntad de
ambas partes con miras a celebrar el contrato. Entendemos por póliza al documento mediante
el cual se instrumenta el contrato de seguro, allí constan los derechos y obligaciones de las
partes y contiene condiciones generales -a las cuales el asegurado adhiere sin discutir y
particulares.

La póliza se formaliza por escrito a los fines probatorios. El art. 11 de la Ley N° 17.418, en su
primer párrafo establece: “el contrato de seguro sólo puede probarse por escrito, sin embargo
todos los demás medios de prueba serán admitidos, si hay principio de prueba por escrito”.

Plazo

Generalmente, se celebra por períodos anuales y es un contrato de tracto sucesivo. Así se


presume, salvo que por la naturaleza del riesgo la prima se calcule por un tiempo distinto. El
contrato puede ser prorrogable. El plazo tiene incidencia decisiva en la responsabilidad del
asegurador, pues ésta comienza a las doce horas del día en el que se inicia la cobertura y
termina a las doce horas del último día del plazo establecido, salvo pacto en contrario. No
obstante el plazo estipulado, y con excepción de los seguros de vida, podrá convenirse que
cualquiera de las partes tendrá derecho a rescindir el contrato sin expresar causa, Si el
asegurador ejerce la facultad de rescindir, deberá dar un preaviso no menor de quince días y
reembolsar la prima proporcional por el plazo no corrido. Si el asegurado opta por la rescisión,
el asegurador tendrá derecho a la prima devengada por el tiempo transcurrido, según las
tarifas de corto plazo.

La Ley de Seguros indica en su artículo 19, “la prórroga tácita prevista en el contrato, sólo es
eficaz por el término máximo de un período de seguro, salvo en los seguros flotantes”

Cuando el contrato se celebre por tiempo indeterminado, cualquiera de las partes puede
rescindirlo de acuerdo con lo antes expuesto. Es lícita la renuncia de este derecho de rescisión
por un plazo determinado, que no exceda de cinco años. Esta Ley, indica en su artículo 20, “la
liquidación voluntaria de la empresa aseguradora y la cesión de cartera aprobada por la
autoridad de contralor, no autorizan la rescisión del contrato”

Sabemos que, por regla, el siniestro se encuentra cubierto, si se verifica que el plazo por el que
el asegurador asume la garantía por el riesgo se encuentra contractualmente previsto. Por lo
expuesto, resulta necesario distinguir entre:

1) Siniestros que generan daños instantáneos o eventos realizados durante le vigencia del

contrato de seguro, y en que el daño se culmina en el mismo lapso de vigencia.

2) Siniestros en donde el evento se realiza durante la vigencia del contrato, y el daño se


prolonga o se extiende más allá de una vez vencido el mismo.

Seguro por cuenta ajena

El seguro de persona por cuenta ajena se encuentra regulado en forma especial en la sección
VII de la Ley de Seguros.

Excepto lo previsto para los seguros de vida, el contrato puede celebrarse por cuenta ajena,
con o sin designación del tercero asegurado. En caso de duda, se presume que ha sido
celebrado por cuenta propia. Cuando se contrate por cuenta de quien corresponda o de otra
manera quede indeterminado si se trata de un seguro por cuenta propia o ajena, se aplicarán
las disposiciones relativas a los seguros por cuenta ajena si surge del contrato que se aseguró
un interés ajeno. Conforme lo establece la Ley de Seguros, “el seguro por cuenta ajena obliga
al asegurador, aun cuando el tercero asegurado invoque el contrato después de ocurrido el
siniestro”.

Cuando se encuentre en posesión de la póliza, el tomador puede disponer a nombre propio

de los derechos que resultan del contrato. Puede igualmente cobrar la indemnización, pero

el asegurador tiene el derecho de exigir que el tomador acredite previamente el


consentimiento del asegurado, a menos que el tomador demuestre que contrató por mandato
de aquél o en razón de una obligación legal. Y sigue en el artículo 24, indicando que “los
derechos que derivan del contrato corresponden al asegurado si posee la póliza. En su defecto,
no puede disponer de esos derechos ni hacerlos valer judicialmente sin el consentimiento del
tomador”

Seguro flotante o de abono

El seguro de abono es llamado también seguro flotante porque se instrumenta mediante una
póliza flotante. A través de esta modalidad contractual se garantiza un conjunto de intereses
sujetos a seguro en momentos distintos, es decir que se asegura una universalidad de cosas
que deben permanecer en el lugar que se indica en el contrato, aunque sus elementos puedan
cambiarse porque no se los individualiza. Pueden venderse, consumirse, sustituirse, etc., con
tal que la universalidad permanezca en su sustancia con independencia de los cambios en los
elementos particulares que la conforman. Por ejemplo, cuando un empresario deposita la
mercadería que comercializa y guarda en stock para la venta en un determinado lugar y la
asegura contra el riesgo de robo e incendio. Para que el seguro cubra el eventual siniestro, ese
stock de mercadería (o el que la reemplaza; por ejemplo, por reposición) debe permanecer en
el local indicado.

Obligaciones y carga del asegurado

En virtud del contrato de seguros, el asegurado tiene las siguientes cargas, obligaciones y
prohibiciones:

1) Obligación de pagar la prima.


2) Carga de mantener el estado del riesgo.
3) Carga de informar el acaecimiento del siniestro.
4) Carga de informar los daños sufridos.
5) Carga de prevenir el siniestro.
6) Carga de evitar y disminuir los daños. Salvamento.
7) Prohibición de cambiar las cosas dañadas.

Obligaciones del asegurador

Por su parte, al asegurador le corresponden las siguientes obligaciones:

1) Obligación de pronunciarse sobre el derecho a la indemnización.


2) En caso afirmativo, la obligación de indemnizar

Siniestro

La Ley de Seguros no da una definición de Siniestro. Como consecuencia de ello, se deberá


establecer en el texto de la póliza del seguro qué se entenderá por siniestro, y, asimismo, a los
jueces en las resoluciones judiciales que emitan en los casos concretos sometidos a su
decisión. podemos sostener que el siniestro es la realización del riesgo determinado previa y
formalmente en el contrato de seguro, y asumido por la aseguradora.

Ahora bien, la garantía de la compañía aseguradora se encuentra subordinada a los siguientes


presupuestos:

1) La producción del siniestro.


2) Que el siniestro se encuentre establecido en el contrato de seguro, lo que en otras
palabras significa que no se encuentre excluido de común acuerdo.

Si el siniestro se encuentra excluido o no previsto en el contrato, no opera la garantía de la


compañía aseguradora, ya que es una hipótesis no prevista contractualmente. Por lo tanto, el
asegurador funda su falta de obligación en que se ha verificado un siniestro no garantizado en
las cláusulas contractuales.

Determinación de la indemnización

Conforme con el principio de reparación integral, la indemnización pecuniaria que debe pagar
la aseguradora ante un evento dañoso previsto en la póliza como riesgo asegurado, busca la
recomposición de las cosas o, lo que es igual, volver las cosas a su estado anterior. A esta
operación también se la denomina cuantificación del daño. La suma que se determine no
debe ser mayor a ese límite.

CONTRATO DE SERVICIOS PROFESIONALES

El contrato de servicios profesionales es aquel por el cual una parte, llamada profesional o
técnico, se compromete a realizar una labor de su especialidad, y la otra parte, llamada cliente,
se compromete a pagar una retribución u honorario como contraprestación a favor de la
primera. El objeto de este contrato se encuentra dado por la actividad que el profesional o
técnico se obliga a realizar y la retribución u honorario que el cliente se obliga a pagar. La
actividad debe ser posible y lícita, al igual que el objeto de cualquier contrato.

Sujetos

Los sujetos son:

1) El profesional: es el sujeto que ofrece y se obliga a efectuar una labor que


corresponde a la esfera de sus incumbencias.
2) El cliente: es el sujeto que solicita la prestación profesional y paga por ella una
remuneración.

Caracteres

Se trata de un contrato bilateral, oneroso, conmutativo, consensual, informal, de consumo, e


intuitu personae.

Teorías jurídicas sobre el contrato profesional

Existen muchas teorías sobre la calificación del contrato profesional. Enseña Lorenzetti (2009)
que las principales posturas doctrinarias sobre esta cuestión permiten mencionar las siguientes
teorías:

1) Teoría del mandato


2) Teoría de la locación de servicios.
3) Teoría de la locación de obra.
4) Teoría del contrato atípico.
5) Teoría del contrato multiforme.
6) Teoría del contrato profesional

El debate sobre la necesidad de habilitación

En general se ha entendido que la noción de profesional es más abarcativa que la de técnico o


experto, desde que implica la existencia necesaria de una habilitación previa y un reglamento
en cuanto al modo en que se debe ejercitar la actividad a la que refiera la profesión, Se
justifica esta exigencia en la trascendencia o impacto social que poseen las actividades que
desempeñan los profesionales en general, poniéndose especial énfasis en los casos en que se
encuentra involucrada la vida o salud de las personas, como es en la profesión de los médicos,
o en los que traen aparejadas consecuencias en los pilares fundamentales del Estado, tal el
caso de la abogacía en cuanto se relaciona con la administración de justicia, y la docencia que
se encuentra encaminada a la formación de las personas con clara repercusión en el grado de
civilización e integración social que de ella se deriva, de las que dependen, en gran medida, la
pacífica convivencia entre los miembros de una comunidad.

Definición normativa de profesional

El vocablo profesional es un término ambiguo. Para superarlo, la ley debe dar una definición.
El viejo Código de Comercio definía al comerciante, haciendo referencia al modo de vivir o
profesión, de lo que se infiere que entendía por profesional a cualquier persona que se
dedique a una actividad de manera habitual, para su subsistencia. De esta manera, en la
noción de profesional quedaba comprendida la de técnico sin un título habilitante. Para otros,
en cambio, profesional es sólo aquella persona que cuenta con un título habilitante. En tanto,
una posición intermedia admite que se trata de una persona que se dedica en forma habitual a
una actividad, que la presta de manera onerosa y cuenta con un permiso o habilitación, sea
universitario o intermedio.

Prueba

En cuanto a la prueba, rige el principio liminar de libertad probatoria. Por lo tanto, puede ser
acreditada tal calidad por cualquier medio de prueba.

El profesional: obligación nuclear

La obligación nuclear del profesional o técnico es la de prestar el servicio o realizar la actividad


contratada, en el tiempo, en el lugar, y en la forma convenidos. Además, debe comunicar al
cliente cuando no pueda cumplir con el servicio o la actividad pactada; debe guardar secreto
profesional, y responder por su negligencia o dolo.

La tesis de la obligación de medios y de resultado

existe un sinfín de posiciones doctrinarias. Sólo explicaremos aquí la existencia de dos


corrientes clásicas: una que considera que se trata de una obligación de medios, y otra,
opuesta, que afirma que se trata de una obligación de resultados. La primera posición,
considera que el profesional se compromete a realizar una actividad adoptando todos los
recaudos necesarios y una actitud diligente para arribar a un determinado resultado, que es el
querido por el cliente. Esta posición considera que la naturaleza del contrato es la de una
locación de servicios.

La segunda postura, sostiene, en cambio, que el profesional se obliga a un determinado


resultado, por lo que entiende que el contrato engasta en la categoría de locación de obra.

La solución que adopta nuestro nuevo Código Civil y Comercial, y que consiste en afirmar que
se trata de una obligación de hacer, cuyo contenido varía en función de una serie de
parámetros tales como la costumbre, la ética, la ciencia médica, el compromiso asumido
frente a la contraparte, la presencia de riesgo para los bienes jurídicos protegidos, como la
libertad, el patrimonio, la vida y la salud, etc.

Principales características

El contrato de servicios profesionales se caracteriza por ser: consensual, informal, bilateral,


conmutativo y oneroso.

El profesional: deberes secundarios de conducta

El profesional asume una serie de deberes a la par del deber principal que le ha sido
encomendado. Estos deberes profesionales reciben en la doctrina el nombre de secundarios, y
se encuentran enderezados a preservar los intereses del cliente evitando así causarle un
perjuicio. Entre estos deberes secundarios, que seguidamente analizaremos, se presentan
como de gran trascendencia el deber de información y, asimismo, los deberes de buena fe y de
confidencialidad.

El deber de información

El deber de informar es el más importante de todos los deberes secundarios que recaen sobre
el profesional. Consiste en dar a conocer al cliente todos los datos necesarios para que éste
pueda decidir con absoluta libertad la conveniencia de encomendarle la realización de la
actividad a la que se dedica, evitando de tal modo que el cliente ingrese al vínculo contractual
en inferioridad de condiciones, dado el desconocimiento de las cosas, e incluso la eventual
producción de algún daño.

Principales deberes

Además de la prestación principal, como antes lo indicamos, el profesional se obliga a otros


deberes, entre los que se encuentran el deber de informar antes mencionado, y, a la par, el
deber de confidencialidad, el de buena fe, el de colaboración, el de seguridad, el de cuidado y
custodia, y el deber de continua actualización.

El locatario: obligación nuclear del pago del precio

El cliente, por su parte, se obliga de manera principal a pagar el precio o retribución como
contraprestación de la actividad profesional contratada. Esta retribución es pactada
libremente por las partes del contrato de servicios profesionales.

El locatario: deber de colaboración

Además del pago del precio pactado, el cliente tiene el deber de colaboración que consiste en
la obligación de cooperar con el profesional prestador de servicios; por ejemplo, dándole a
conocer los datos necesarios según las características del servicio contratado y recibiendo el
servicio ejecutado conforme lo convenido.
CONTRATOS DE CONSULTORÍA Y MANAGEMENT

El contrato de consultoría tuvo sus orígenes a fines del siglo XIX, con el fin de regular asuntos
referidos a la producción, ya sea relacionada por empleo, o a la eficiencia en máquinas y la
productividad en fábricas, ya que en aquella época se trataba de asuntos de gran importancia
para los empresarios.

Contrato de consultoría y engineering

Es importante destacar que, durante la Segunda Guerra Mundial, los consultores desarrollaron
un papel importante, ya que optimizaron el esfuerzo bélico, ampliando y mejorando todos
aquellos métodos destinados a acrecentar la productividad en las industrias de armamentos,
así como en la definición y contenido de cargos en los staff gerenciales.

En la actualidad, el Banco Mundial ha establecido lineamientos para prestatarios y consultoras,


previendo que los servicios de consulting encierran, a su vez, cuatro áreas bien definidas:

1) Estudios previos a la inversión.


2) Servicios de preparación.
3) Servicios de implementación.
4) Servicios de asistencia técnica

Resulta importante, asimismo, establecer la diferencia entre consultoría, entendida como


aquel conocimiento que posibilita infinitas posibilidades y derivaciones, y consulting como
aquella rama o área del anterior. Teniendo en cuenta la naturaleza de las actividades llevadas
a cabo por los actores de este contrato, definimos al contrato de consultoría como aquel cuyo
objetivo consiste en la prestación de servicios realizada por especialistas o técnicos de distintas
disciplinas que, adoptando alguna forma jurídica, llevan a cabo proyectos de ingeniería en
general, dedicándose, a su vez, a tareas administrativas y tareas de gestión. durante el curso
de la realización de las obras, como también aquellas tareas de asesoramiento técnico en las
distintas y concatenadas fases de ejercicio y manutención de la obra misma.

la Ley N° 22.460, definió al contrato de consultoría en su art. 2,

estableciendo que es toda prestación de servicios profesionales, científicos y técnicos de nivel


universitario, cumplidos bajo forma de locación de obra intelectual o de servicios, y realizadas
por firmas consultoras o consultores.

Según el Banco Mundial, los servicios de consultoría son desarrollados por los siguientes
sujetos activos que, por lo general, se corresponden con organizaciones como las siguientes:

1) estudios profesionales;
2) sociedades y empresas de consultoría privadas, públicas o corporaciones;
3) firmas asistentes del gobierno (no pertenecientes o descentralizadas de él);
4) empresas estatales;
5) organizaciones privadas sin fines de lucro;
6) organizaciones internacionales por acuerdos multi estatales;
7) universidades.

Con respecto al ámbito de actuación de las firmas de consultoría, podemos afirmar que con el
tiempo se ha ido extendiendo significativamente, volviéndose incluso cada vez más complejo,
siendo una consecuencia directa de la complejidad de los negocios en los que se aplica.
En la actualidad, los entendidos en la materia establecen que existen cuatro áreas
generalmente abordadas por las grandes empresas de consulting:

1) La consultoría en estrategia y reestructuración corporativa.


2) La consultoría en efectividad organizacional.
3) La consultoría de tecnología de información.
4) La asesoría funcional

En los últimos años, las consultoras con más prestigio en el mundo apuntan a dirigir sus
objetivos hacia la consultoría sobre planificación financiera, ya que por medio de ella se trata
de aconsejar a los clientes sobre la forma de asegurar los activos que poseen de sus carteras
de inversión y de qué clase de colocaciones elegir, en donde, por otro lado, indirectamente
tratan activamente de buscar gestores con dinero y evaluar su actuación.

Debido a la gran cantidad de tareas que puede llegar a desarrollar una consultora en el
ejercicio de su función, y ante el requerimiento de sus clientes, es necesario destacar las
distintas áreas de responsabilidad en la que ésta se desempeña y su alcance con relación a
circunstancias en donde se produzca un hecho dañoso.

Contrato de asesoramiento, de administración y gestión gerencial (management)

El contrato de management refiere al gerenciamiento de las empresas, es decir, a la


conducción de sus destinos por un plazo establecido por medio del contrato, con la convicción
de que, alejándonos del know how y los especialistas de su staff, que por lo general son
ejecutivos de primer nivel con conocimientos y formación profesional internacional, se puede
llegar a colocarla óptimamente en el mercado, obteniendo así una elevada producción con
relación a la que viene generando el negocio hasta ese momento. El contrato de management
sirve para regular todo lo referente a la dirección, conducción, administración o gestión de una
empresa.

Por lo general, esta clase de contrato suele caracterizarse en virtud de las siguientes pautas.
Los activos de la empresa gerenciada son otorgados en administración a la sociedad gerente.
El plazo de duración del contrato, por lo general, es prolongado. Se suelen establecer entre las
partes prórrogas sucesivas de manera automática, pero en este caso por plazos más cortos, las
que se perfeccionan por lo menos con dos o tres meses de anticipación al vencimiento del
plazo establecido contractualmente. Por lo general, la transferencia o la cesión de la dirección,
administración o gerenciamiento de los bienes implican:

• El manejo de los fondos que se vayan acumulando.


• El nacimiento y arreglo en cuanto a la publicidad del emprendimiento y del nuevo
vínculo establecido entre las partes.
• La dirección de toda la planta del personal de la sociedad gerenciada, inclusive de las
personas con carácter jerárquico, con poder de traslado, reemplazo y remoción.
• El poder de diagramar estrategias de crecimiento o de expansión tanto a nivel nacional
como a nivel internacional.
• La facultad o poder de realizar programas de marketing, concebir y realizar Works
shops, etc.
• Elegir sistemas de manejo del negocio común, de auditoría, y los softs a emplear para
los equipos de computación.
• Dedicarse de lleno a la apertura y conquista de mercados nuevos o establecimientos
con los recursos existentes, auditando la calidad en la prestación del servicio tanto en
éstos como en las plazas habituales.
• Realizar estudios estadísticos sobre el crecimiento del negocio y contratar consultorías
para que optimicen el manejo empresario.
• Hacerse responsable de la gestión de cobros y pagos, así como también la cartera de
morosos.

• Realizar las cuentas de resultados de la operatoria de manera mensual, anual o


definitiva.
• Establecer las modalidades puntuales en cuanto a vigilancia e inspección.

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